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Cuento de cubismo

Los característicos amigos de Sofía


Había una vez una pequeña ciudad llamada Villanueva, donde sus habitantes
vivían en un mundo de formas y líneas opuestas. En ese lugar mágico, los
objetos se descomponían en múltiples perspectivas, creando un collage visual
constante. En una esquina de la ciudad, vivía una joven artista llamada Sofía.
Ella era conocida por sus pinturas abstractas que siempre se destacaban los
concursos del pueblo. Un día, mientras paseaba por las calles de Villanueva,
Sofía encontró un viejo libro de cuentos en una habitación de su casa a la cual
nunca había entrado Al abrirlo, las páginas comenzaron a vibrar y los
personajes saltaron de ellas, adquiriendo vida propia. Cada uno de ellos estaba
compuesto por líneas y formas geométricas, como si fueran un rompecabezas
en movimiento. Sofía quedó fascinada por la forma tan especial de aquellos
seres y decidió llevárselos a su cuarto para observarlos detenidamente.
Entre ellos se encontraba un caballero llamado Octavio, que tenía el cuerpo
formado por triángulos y rectángulos entrelazados. Octavio era un hombre de
negocios muy astuto y siempre llevaba consigo un maletín lleno de ideas
innovadoras. También estaba Clara, una mujer cuyo rostro estaba compuesto
por cubos y círculos concéntricos. Clara era una cantante talentosa que
encantaba a la audiencia con sus melodías, pero su voz tenía tonos agudos que
generaban una sensación de desconcierto. Además, Sofía rescató a Pablo, un
niño juguetón cuyo cuerpo estaba formado por líneas que daban la impresión
de movimiento constante. Pablo era un explorador incansable, siempre en
busca de emociones y aventuras. Conforme Sofía iba conociendo a cada uno
de ellos, se dio cuenta de que cada uno tenía su propia perspectiva y forma de
ver el mundo, y eso los convertía en seres únicos y fascinantes.
Un día, Sofía decidió pintar una pared en su cuarto, donde plasmó la esencia
de cada uno de los personajes característicos del libro. Utilizó colores
vibrantes y líneas entrelazadas para representar las diferentes perspectivas y la
polifonía de la vida en Villanueva. A medida que trabajaba en su arte, los
personajes cobraron vida en la pared y comenzaron a interactuar. Octavio
proponía ideas innovadoras que generaban sorpresa y admiración en el resto,
mientras Clara canalizaba su energía discordante en acordes que llenaban el
estudio. Pablo, por su parte, corría y saltaba entre las figuras, creando su
propio mundo de movimiento y diversión. Luego de un tiempo Sofía decidió
pintar un mural en el parque del pueblo en donde estos personajes tomaron
vida y sorprendieron a todos los habitantes de aquel pueblo.
Juntos, estos personajes se convirtieron en el corazón creativo de Villanueva,
difuminando los límites entre la realidad y la imaginación. Cada uno aportaba
su perspectiva única, creando una armonía Finalmente, Sofía entendió que, al
igual que en el arte cubista, la vida está compuesta por diferentes facetas y
perspectivas, que se entrelazan para formar una experiencia humana compleja
y de cambios constantes Desde aquel día, la pequeña ciudad de Villanueva se
convirtió en un lugar donde el cubismo y la creatividad florecían en cada
esquina. Los personajes característicos, guiados por la visión
multidimensional de Sofía, llenaban sus calles de colores y formas
deslumbrantes, recordándole a todos que la vida es una obra de arte en
constante creación. Visual y emocional que trascendía las normas
establecidas.

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