Está en la página 1de 34

José Miguel Carrera

José Miguel de la Carrera y Verdugo

José Miguel de la Carrera y Verdugo

Presidente de la Junta Provisional de Gobierno

16 de noviembre de 1811 – 2 de octubre de1814

Predecesor Tribunal Ejecutivo de 1811

Sucesor Reconquista Española

General en Jefe del Ejército de Chile

31 de marzo de 1813 – 23 de noviembre de1813

Sucesor Bernardo O'Higgins Riquelme

28 de agosto de 1814 – 2 de octubre de1814

Predecesor Bernardo O'Higgins Riquelme

Sucesor José de San Martín y Matorras


Director Supremo de Chile

23 de julio de 1814 – 2 de octubre de 1814

Predecesor Francisco de la Lastra

Sucesor Bernardo O'Higgins Riquelme

Datos personales

Nacimiento 16 de octubre de 1785


Santiago, C.G. de Chile

Fallecimiento 4 de septiembre de 1821 (35 años)


Mendoza, Provincias Unidas del Río de la Plata

Cónyuge Mercedes Fontecilla Valdivieso

Hijos Francisca Javiera, Roberta, Rosa, Josefa y José Miguel

Profesión Militar

Religión Católico

Firma

Sitio web josemiguelcarrera.com

José Miguel de la Carrera y Verdugo (Santiago, 15 de octubre de 1785 - Mendoza, 4 de


septiembre de 1821) fue un político y militar chileno. Prócer de la emancipación de Chile y
destacado participante en las guerras de independencia, jefe de gobierno y primer general
en jefe del Ejército. Considerado como el primer caudillo en la historia republicana de este
país, y uno de los primeros de América.
Hijo de una familia aristocrática, tras servir a las armas del Rey de España en contra del
ejército de Napoleón, llegó a Chile en julio de 1811. Tras sucesivos golpes de Estado, el 15
de noviembre se hizo nombrar presidente de la Junta Provisional de Gobierno, y el 2 de
diciembre, tras disolver el Congreso Nacional, asumió plenos poderes. Su gobierno,
abiertamente separatista con respecto al aparato estatal de España, tuvo que hacer frente a
la invasión que el Virrey Abascal mandó a realizar desde Talcahuano, desencadenando así
la Guerra por la Independencia de Chile. Tras una serie de fracasos, coronados en
el Desastre de Rancagua, Carrera se vio obligado a retirarse de Chile junto al resto
de militares y ciudadanos que partieron temporalmente a Mendoza, para la reorganización
de la lucha y la liberación de su Patria, país al cual nunca más volvería a ver, pese a sus
esforzados intentos por conseguir recuperar el poder. Sus intentos por regresar a Chile lo
llevarían a conseguir apoyo de mapuches, corsarios, oficiales napoleónicos
y estadounidenses retirados de sus respectivos ejércitos, e incluso del propio presidente de
los Estados Unidos, James Madison. Estos hechos fueron los que dieron
al poeta chileno y premio Nóbel Pablo Neruda la inspiración para darle el título de
«Príncipe de los caminos».4 Su vida política y militar desde 1815 en adelante fue
decayendo progresivamente hasta que, en 1821, tras ser arrestado como montonero, fue
fusilado en la Ciudad de Mendoza.

Visión general
José Miguel Carrera es uno de los personajes más controversiales de la historia chilena. A
pesar que es considerado como uno de los padres de la patria en Chile, durante su vida
misma fue acusado por algunos patriotas de traición a la causa independentista y de buscar
instaurarse como dictador, caso que refleja por ejemplo en las acusaciones que se le
hicieron por tratar de convertirse en un Napoleón en tierra chilena.
Algunos historiadores, como Diego Barros Arana, suponen que gran parte de estas
controversias derivan del carácter impetuoso y apasionado de Carrera, pues a menudo él no
habría considerado las posibles consecuencias de sus actos, lo que en ocasiones produjo
resultados nefastos al fin último que buscaba. Sin embargo, es posible también entender sus
actos como motivados por una finalidad diferente a la de otros independentistas, lo que
habría producido desacuerdos y problemas.
En efecto, a pesar que Carrera era claramente independentista, existen autores que dudan
del republicanismo del caudillo, y, al contrario, otros lo consideran el fundador de la
República. Existen también algunos historiadores que simplemente lo ven como uno de los
primeros caudillos que, basados en el poder militar y la demagogia, dominaron mucho de la
vida política de América Latina.
Otra rama historiográfica reconoce el papel fundacional de Carrera. Ven en él a un
revolucionario que en base al poder político que pudo acumular dotó al país no solo con
una constitución política sino una nueva institucionalidad (como el Senado de 1812), de
nuevos símbolos patrios, de una nueva educación más acorde con los nuevos tiempos y más
extendida al incluir a las niñas, entre otros avances que harían de él el verdadero
constructor del Estado. Dentro de esta corriente se puede catalogar a los hermanos
Amunátegui y a Julio Alemparte.
Infancia y juventud
Hijo del coronel de las Reales Milicias Ignacio de la Carrera — descendiente de
conquistador — y Francisca de Paula Verdugo Fernández de Valdivieso y Herrera — una
descendiente directa de Juan de Garay; Hernandarias; Jerónimo Luis de Cabrera; Diego de
Villarroel; Martín Suárez de Toledo; Mencia Calderón, y del Señor de Almonaster, regidor
de Panamá, Capitán General y gobernador de Tierra Firme, Gonzalo Martel de la Puente y
Guzmán — .
Fue el tercero de cuatro hermanos: Javiera, Juan José, José Miguel y Luis.
Casado con Mercedes Fontecilla Valdivieso, tuvo cinco hijos: cuatro mujeres y un
hombre, José Miguel Carrera Fontecilla, padre del héroe del combate de la Concepción,
capitán Ignacio Carrera Pinto.
En 1807 fue enviado por su padre a España, donde logró una formación militar sólida,
luchando por la causa hispana durante la Guerra de la Independencia Española. Se enroló
en los Voluntarios de Madrid y los Húsares de Farnesio, participando en más de veinte
batallas, siendo las principales la ocupación de la ciudad de Mora, retirada de Consuegra,
combates de Yébenes, río Guadiana,batalla de Talavera y la batalla de Ocaña, en donde fue
herido el 19 de noviembre de 1809.
Producto de la herida fue transferido a Cádiz, donde es condecorado con la Cruz de
Talavera y ascendido a sargento mayor del Regimiento de Húsares de Galicia. En esos
momentos Cádiz era centro de gran agitación política, en la medida que ahí se encontraba
el Consejo de Regencia y se discutía la futura constitución. Es probable que en esa ciudad
Carrera haya entrado en contacto con Joaquín Fernández de Leiva, quien era medio
hermano de Manuel Rodríguez, intimó amigo de José Miguel y se encontraba ahí en
representación de Chile frente a las Cortes de Cádiz. Es ahí también donde conoció por
primera vez a José de San Martín
Años después, San Martín recordaría -en una carta- que mientras estaba en España conoció
a varios “jóvenes americanos”, y que decidieron volver a sus países para participar en el
proceso por la independencia, que se agudizaba. En la carta San Martín no mencionan
quienes fueros aquellas personas. Sin embargo, coincidencia o no, tanto José Miguel
Carrera como José de San Martín presentaron sus pedidos para volver a sus respectivos
países en 1811. Ambos tuvieron problemas para empezar, pero a poco tiempo la Regencia
se los concedió.
Sin embargo San Martín viajó primero a Londres, donde conoció -entre otros- a los
venezolanos Luís López Méndez y Andrés Bello, el mexicano Servando Teresa de Mier,
los argentinos Carlos María de Alvear -quien ya conocía a José Miguel- y José Matías
Zapiola, y crucialmente, se unió a la Logia Lautaro. ``Se ha dicho también que San Martín
tomo en esa ciudad conocimiento del llamado Plan de Maitland.9
Mientras tanto Carrera se embarcaba -el 17 de abril de 1811- en el navío de guerra
inglés Standard y arribaba a Santiago el 26 de julio, adentrándose inmediatamente en los
vericuetos de la política local.
Desde ese momento y con sólo 25 años, Carrera cambió la orientación del proceso
independentista chileno. Hasta el momento habían predominado los moderados, cuya idea
era más bien obtener grados de autonomía dentro del Imperio español, sin llegar a la
independencia plena. Carrera era un revolucionario, que buscaba la independencia plena
de Chile con respecto a España.
Carrera, director de la Revolución
Intervención política de José Miguel Carrera: dudas y confusiones.
Cuando José Miguel Carrera llega a Chile, el sector más independentista -liderado por Juan
Martínez de Rozas, quien aparentemente era miembro de la misma logia que Carrera:
Los Caballeros Racionales de Cádiz- había organizado un golpe de estado alegando
irregularidades en la elección del primer congreso apoyado por sus hermanos: Juan
José y Luís, quienes estaban al mando de las tropas en la capital. José Miguel persuadió a
sus hermanos de esperar, mientras el trataba de convencer al sector más conservador de
solucionar el problema pacíficamente.
Fracasada esa intentativa, José Miguel decidió que la única solución era ese golpe, el que
tuvo lugar exitosamente el 4 de septiembre de 1812. Sin embargo, su intervención tuvo
otras dos consecuencias: primero, debido a la posposición inicial del golpe se produjo un
esbozo de rivalidad entre la capital y Concepción y por ende, entre Rozas y Carrera. A
consecuencia de esto, al día siguiente (5 de septiembre), pero sin coordinación con los
sucesos de Santiago, los "exaltados" reemplazaron, en un cabildo abierto, los diputados de
esa provincia por otros independentistas. Segundo, Carrera demostró ser quien tenía control
efectivo sobre las fuerzas armadas.
El resultado inmediato fue que el Congreso Nacional quedó en manos del sector
independentista. Sin embargo, el 15 de noviembre del mismo año, Carrera dio un segundo
golpe, que mantuvo formalmente el Congreso, pero estableció un triunvirato integrado
por José Gaspar Marín (por Coquimbo y Bernardo O'Higgins -como suplente de Rozas-
por Concepción pero encabezado por Carrera (por Santiago), dando así comienzo a la
controversia sobre sus motivaciones e intenciones.
Carrera mismo da tres motivos diferentes para ese segundo golpe. Carrera circuló el 20 de
noviembre un panfleto anónimo que dice que ese Congreso sufría de la “nulidad más
imaginable” por cuanto para su formación, “no se había consultado la voluntad libre del
ciudadano i atropallado la representación general”. Sin embargo, en un “Manifiesto”
circulado en las provincias y fechada el 4 de diciembre del mismo, argumenta que la
convocación al Congreso mismo había sido inoportuna, por cuanto el país no estaba
preparado para tener ese tipo de instituciones. Agrega además que la elección de diputados
habría sido nula debido a que había estado sujeta a “la acción de cabalas y facciones”.
Termina asegurando que tal situación era inaceptable para el pueblo, el cual no había tenido
otro recurso que recurrir “a la tropa i, no pudiendo esta ensordecer con indolencia una
queja que lo tocaba tan de cerca, hizo suya la demanda”. Finalmente, en su diario militar
revela que el propósito era deponer lo que el consideraba la preponderancia de la familia
Larraín: “Ya no podíamos conformarnos por más tiempo con la dominación de la casa. Los
buenos chilenos ocurrían acusándonos de haber sido los que habíamos puesto al país en
manos de aquella familia i que por consiguiente habíamos cooperado a la esclavitud de
todo Chile … nada protegía aquella maldita familia para no sofocarla”. Lo interesante de
esa última opinión -la privada de Carrera- es que no menciona intereses políticos más allá
que la destrucción de esa familia y su reemplazo por la de él.
Poco después, el 2 de diciembre de 1811, el congreso fue disuelto (lo que llevo a la
renuncia de Marin y O'Higgins del triunvirato) Carrera nos da, en su diario militar, sus
razones: “Los hombres que componían el Congreso, en su mayor parte ignorantes, asesinos
i últimamente dirigidos por uno o dos perversos, fue el motivo que nos determino a su
deposición”. Él tenía ahora el poder total.
A consecuencia de lo anterior, la Junta de Concepción desconoció la autoridad del gobierno
militar, demandando la restauración del gobierno representativo. Carrera -a través de
O’Higgins- mando aseveraciones de buena voluntad y en una reunión -a fines
de abril de 1812- aseguro a Rozas que de hecho, “desde la revolución de diciembre protesto
el gobierno (de Carrera) que seria Representativo”. Confiando en las palabras de Carrera,
las tensiones se relajaron y las provincias del sur se dispusieron a recibir diputados a fin
de resolver las dificultades. Carrera agrega en su diario15 “Para evitar los males con que
nos amenazaban las juntas de Concepción i Valdivia, era preciso tomar medidas sagaces i
activas; asegurada Concepción, nada costaba sujetar a Valdivia. En Julio de 1812 fue
mandado a Concepción don Juan Antonio Salcedo i Muñoz, como diputado del gobierno
(de Santiago) cerca de la junta de guerra, para tratar i cortar toda desavenencia; su principal
objeto era destruirla (…se) logro por el influjo de don Pedro Benavente revolucionar la
tropa, destruir la junta de guerra, apresarla, remitirla a Santiago con muchos de los
sospechosos i dejar el mando seguro en manos de Benavente.” A consecuencia de esas y
otras maniobras, la guarnición de Valdivia se puso a las órdenes del virrey del Perú y en
Concepción misma las autoridades y sectores políticos más conservadores vieron
fortalecidas sus posiciones.
Lo anterior dio motivos para muchas sospechas. Algunos vieron el segundo golpe como un
intento de restaurar el partido monarquista. Otros, incluso ajenos a la política
chilena18 como una tentativa basada en la ambición personal.
Es de notar que todo lo anterior fue justificado por José Miguel Carrera como necesario
para el bien “de la causa de la independencia” debido a que “las formas republicanas unidas
al poder absoluto; dividida la opinión por la divergencia de los partidos; la ambición
disfrazada con el ropaje del Bien Publico; la Autoridad sin reglas para mandar, el Pueblo
sin leyes para obedecer, qual nave sin gobierno en medio de las olas, fluctuando entre las
convulsiones de la anarquía, presentaba Chile en su estado de oscilacion el quadro de la
crisis espantosa ...”. Sin embargo, a pesar de tales declaraciones en relación a buscar la
independencia, es de notar que en documentos oficiales de su gobierno esa independencia
nunca fue declarada y, por el contrario, se reconocía específicamente a Fernando VII como
el legítimo rey de Chile (ver Reglamento Constitucional Provisorio de 1812). Aun tan tarde
como en septiembre de 1814 (en vísperas de la desastre de Rancagua) el gobierno Carrerino
proclamaba que “Hoy le hostiliza el infame Mariano Osorio contra las órdenes expresas
del Rey, que en el decreto del 4 de mayo de 1814 deja las autoridades constituidas en
ambos hemisferios hasta la resolución de un nuevo Congreso, y anula la Constitución
Española, y órdenes de la Regencia con la pena de muerte a los que pretendan su
obediencia. Por tanto, se declara a Osorio y a todos los que sigan su campo traidores al
Rey y a la patria.”
Obras de su Gobierno
Primer escudo chileno.

Entre las obras del gobierno de Carrera se cuenta la Constitución de 1812, que constaba de
27 artículos, y establecía un gobierno consistente de un Senado de 7 miembros y una Junta
Superior de Gobierno, con tres vocales.
Es posible ver el documento como una tentativa de establecer una monarquía
constitucional o parlamentaria, con una relación directa con la corona pero ninguna otra
autoridad española. Se reconocía a Fernando VII de España como Rey, pero establece
claramente que “el poder” reside en el pueblo (artículos 2, 6, 8) y que ese pueblo “hará su
constitución” y que el rey ‘la aceptara’, declarando al mismo tiempo como nula cualquier
orden o disposición proveniente de fuera delterritorio nacional (artículo 5°; ésta parece ser
la primera vez que se implica que Chile es un "país"; a diferencia de "provincia" o parte de
un imperio en documentos oficiales). Adicionalmente, aun cuando establece igualdad de
derechos (art 24), Carrera y sus partidarios no abolieron los títulos de nobleza por,
alegadamente, no aumentar "imprudentemente y sin necesidad el número de enemigos
poderosos contra el sistema de la Independencia".
Esta interpretación parece congruente con un artículo, publicado en mayo de 1812 en
la Aurora de Chile -y firmado por Camilo Henríquez, quien estaba a cargo de la comisión
redactora de esa Constitución- que afirmaba: “El gobierno británico es un medio entre la
monarquía, que se encamina a la arbitrariedad, la democracia, que termina en la
anarquía, y la aristocracia, que es el más inmoral de los gobiernos, y el más incompatible
con la felicidad pública. Es pues un gobierno mixto en que estos tres sistemas se templan,
se observan, se reprimen. Su acción y reacción establece un equilibrio en que nace la
libertad.” (...)
La primera bandera nacional, hecha por Doña Javiera Carrera, una de las obras del gobierno de Carrera.
También conocida como bandera de la Patria Vieja (1810-1814).

Más confusa es la situación que ese gobierno tenía a corto plazo en la concepción de
Carrera o qué papel se reservaba el mismo. Claramente, a largo plazo, se establecía la
elección de los miembros del Senado y de la Junta Ejecutiva cada tres años. Pero en la
práctica, Carrera eligió personalmente los primeros miembros de ese senado. Y el
reglamento establece que los vocales de la Junta en esos momentos serán mantenidos en su
cargo y serán reemplazados “en el caso de muerte o renuncia” (artículo 4).
La Junta carrerina prohibió en noviembre de 1812 la promoción de lo que
consideraba sedición en contra del gobierno bajo la pena de amonestación y luego de exilio
en caso de reincidencia; más tarde, el 25 de marzo de 1813, se decretó la pena capital en
contra de aquellos que fueran encontrados culpables de conspirar para derrocar al
gobierno. Además, se advirtió públicamente de castigos en contra de "jóvenes de
inmoderado patriotismo" que insultaran a otras personas, ofreciendo confidencialidad y
seguridad a los denunciantes, ya que la Junta creía que estos actos deshonraban también al
gobierno.
En todo caso, parece justo decir que -cualquiera fueran sus intenciones o ambiciones- José
Miguel Carrera estaba inspirado sino por las ideas liberaleso republicanas por lo menos por
las de la ilustración como se entendía en España y un naciente Patriotismo, que difería del
concepto de patriotismoque tenían otros hispanoámericanos de la época como Bolívar, etc,
que hablaban de una Patria Americana, mientras que Carrera hablaba de una Patria Chilena.
La mayoría de las acciones de su gobierno parecen destinadas a crear lo que se llamaba una
"opinión pública ilustrada" y a fomentar unaidentidad nacional distinta al ser súbditos
españoles.

Plazoleta que recuerda el Sitio de Chillán, en el actual Chillán Viejo.

Personalmente diseñó, en conjunto con su hermana Javiera, los primeros símbolos


nacionales: una bandera nacional (tres franjas iguales horizontales, en el orden de: azul,
blanca y amarilla), un escudo de armas, muy diferente al actual y con dos sentencias
latinas: Post Tenebras Lux (después de tinieblas, la luz) y Aut Consilio Aut Ense (por la
razón o la espada) y una escaparela -que se hizo obligatorio lucir. Adicionalmente, se
estableció el 18 de septiembre como festividad, no sólo en reconocimiento del primer paso
en el proceso de independencia, sino como forma de realzar el espíritu nacionalista de los
ciudadanos chilenos.
Se puede alegar convincentemente que su deseo o intención era despertar el interés de los
sectores populares, hasta ese punto totalmente indiferentes a la causa independentista, dado
a que el proceso de independencia fue, de acuerdo a las concepciones de la época obra de lo
que se llamaba en aquellos tiempos "vecinos nobles" (terratenientes, aristócratas,
mandatarios militares o eclesiásticos) ya sea europeos, en su mayoría españoles, o sus
descendientes directos - los únicos que se aceptaba en esos días como criollos - dejando de
lado sectores populares, no solo el creciente mestizaje y los indígenas pero también los
españoles pobres o no nobles. Descripciones de ese tiempo dejan claro que los sectores
"aristocráticos" y comerciantes acomodados consideraban inferiores no solo a esos pero
también al naciente sector profesional, especialmente si estos provenían de familias
"mestizas" (muy pocos. Para acceder a la educación superior en esos días era necesario
pasar un examen de "pureza de sangre". Es decir, demostrar que no se era mestizo -
ver Estatutos de limpieza de sangre)-. El sector "no hispano puro" sufría de
un analfabetismo casi absoluto, y de constantes maltratos y discriminaciones por parte de
los dueños de la tierra y el dinero. Una lectura cuidadosa de sus escritos sugiere, sin
embargo, que la concepción carrerina de "el pueblo" se refiere a lo que en esos días era
considerado el Tercer Estado y en estos, probablemente, las clases medias.
Su gobierno publicó, además, el primer periódico del país: "La Aurora de Chile", cuyo
editor era fray Camilo Henríquez, y en el que se proclamaron tanto los ideales
independentistas como los de la ilustración. También fundó el Instituto Nacional y
la Biblioteca Nacional de Chile e impulso la formación de una Sociedad Económica de
Amigos del País. Se establecieron escuelas gratuitas en los conventos, tanto para hombres
como para mujeres y se establecieron relaciones comerciales con los Estados Unidos e
incluso recibió al primer cónsul estadounidense en Chile Joel Robert Poinsett, con quien
estableció una estrecha relación.
Entre sus otras obras se incluyen la iluminación nocturna y reparación de calles. También
fundó la Escuela de Granaderos, base para la futura Escuela Militar.
Resumen de sus obras

 Creación del primer escudo nacional, y de la primera bandera nacional, símbolos


característicos de la Patria Vieja.

 Creación del primer periódico nacional, La Aurora de Chile, a cargo de fray Camilo
Henríquez.

 Establecimiento de relaciones diplomáticas con EE.UU., por medio del cónsul Joel
Roberts Poinsett.

 Fundación de la Escuela de Granaderos, predecesora de la Escuela Militar.

 Fundación del Instituto Nacional.

 Fundación de la Biblioteca Nacional de Chile.


 Reglamento Constitucional de 1812.

Batalla de El Roble.

La lucha por la Independencia


En marzo de 1813, desembarcan las tropas de expedición enviadas por el Virreinato del
Perú, a cargo del Brigadier Antonio Pareja, con el objetivo de sofocar la emancipación de
Chile. Carrera asumió como General en Jefe del Ejército y combatió en Yerbas Buenas, San
Carlos y Talcahuano. Las primeras batallas aunque celebradas como victorias en la capital,
resultaban ser de incierto resultado; el gran grueso del ejército carecía de la misma
experiencia que Carrera en batalla, siendo las deserciones y errores tácticos (y hasta
vergonzosos) más comunes de lo que se podrían esperar.

Croquis de Chillán (Chillán Viejo) ordenado levantar por Carrera para sitiar la ciudad.

Luego de la llegada de las tropas de Gabino Gaínza, Carrera puso en sitio la ciudad
de Chillán (véase Sitio de Chillán), de la cual se tuvo que retirar por no contar con los
medios adecuados.
En enero de 1814 le sucede en el mando del Ejército el Brigadier Bernardo O'Higgins,
victorioso en las batallas de El Roble, el Quilo y Membrillar. Una vez entregado el mando
en Concepción, al dirigirse a Santiago es hecho prisionero por los españoles, pero logra
fugarse.
El 23 de julio de 1814 encabeza con el presbítero Julián Uribe una revuelta que depone al
Director Supremo, Francisco de la Lastra de la Sotta e instala una junta de gobierno con él
como presidente. Sin embargo parte del gobierno civil escapa al sur y, en un cabildo abierto
en Talca pide a O'Higgins que restaure el gobierno representativo. En consecuencia su
hermano Luis enfrenta a O'Higgins en el combate de Las Tres Acequias, derrotándolo con
una hábil estratagema defensiva. El desembarco del Brigadier Mariano Osorioenviado por
el Virrey del Perú para sofocar nuevamente la independencia de Chile, los obliga a unir
fuerzas, pero la falta de materiales de guerra y la celeridad de Osorio, desembocan en
el Desastre de Rancagua, donde son batidas las fuerzas patriotas encabezadas por
O'Higgins. José Miguel Carrera y sus hermanos emigraron a Mendoza junto a muchas
familias patriotas de Santiago. Él se encontraba en la retaguardia para proteger a la multitud
que huía, enfrentándose con las tropas realistas en plena cordillera, en la
denominada Batalla de los Papeles (el 11 de octubre de 1814). Llega a Argentina donde
sólo logra enemistarse con el gobernador, siendo luego aprisionado.

Carrera en el exilio Argentina


Cuando José Miguel y sus hermanos llegan el 17 de octubre, a Cuyo, la disputa entre los
partidarios y los opuestos al gobierno carrerino recrudecieron. El general O'Higgins obtenía
apoyo en José de San Martín, quien era hermano masónico de O'Higgins, ya que ambos
estaban unidos por la secreta Logia Lautarinapara la liberación de América, sin embargo,
San Martín no tenía confianza en Los Carrera, por una variedad de motivos27 incluyendo
una seria de actitudes por parte de los hermanos que fueron consideradas por San Martín
como una tentativa de desconocer su autoridad. Al mismo tiempo, los hermanos habían
sufrido mucho desprestigio a consecuencia del desastre de Rancagua y muchos entre los
refugiados en Mendoza los acusaban, erróneamente, de haberse robado el tesoro nacional y
de traición. Finalmente tanto O'Higgins como José Miguel y Juan José fueron enviados
a Buenos Aires, donde los esperaba Luis, que se encontraba prisionero por haber matado en
duelo a Juan Mackenna, debido a que Luis consideraba que el informe que Mackenna había
entregado los injuriaba. San Martin, ante la disyuntiva de tener que enfrentar
permanentemente los indisciplinados reclamos y acciones de los Carreras, cuando menos
distracciones necesitaba dado su proyecto de cruce de los Andes, toma la decisión de no
apoyar a José Miguel Carrera. Tampoco ignoraba el Libertador de Tres Naciones
sudamericanas, que los Carreras mantenían vínculos amistosos con sus opositores
lautarinos.
A su llegada a Buenos Aires, Carrera se encuentra con Carlos María Alvear, amigo suyo
desde los tiempos de Cádiz y enemigo acérrimo de San Martín. Los dos generales se
encontraron y estrecharon nuevamente su amistad. Aunque Alvear era miembro de la Logia
Lautarina, también era el fundador de la Logia Nro 3 de Cádiz: "Los Caballeros
Racionales", orden a la que se dice Carrera pertenecía. Adicionalmente, una disputa interna
en la logia Lautaro la había divido entre los partidarios de San Martin y los de Alvear.
Gracias a esta conexión, Carrera consigue la liberación de su hermano Luis. Poco después,
Alvear tomó el poder asumiendo como Director Supremo de las Provincias Unidas, con lo
cual Carrera habría obtenido un apoyo decisivo para lograr sus propósitos: ser reconocido
como gobierno legitimo de Chile y obtener recursos para montar una expedición
a Coquimbo, desde donde planeaba continuar la guerra por la independencia.

José Miguel Carrera.

Sin embargo el Cabildo de Buenos Aires, compuesto por un sector opuesto a Alvear, quien
fue considerado por muchos como un dictador desplazó a Alvear del poder en abril
de 1815, terminando con la esperanza de Carrera de obtener sus objetivos en Argentina.30
Estados Unidos
Sin más recursos en la Argentina, Carrera decidió apelar a sus conocidos en Estados
Unidos, principalmente Poinsett, quien fuera amigo suyo cuando fue gobernante. Así fue
como se embarcó a bordo del Expedition hacia los Estados Unidos, sin dinero y sin hablar
el inglés, que logró dominar en los tres meses que duró el viaje en barco.
Poinsett lo introdujo al entonces Secretario de Estado (James Monroe) a través de quien
logró entrevistarse con el presidente estadounidense de la época, James Madison, quien se
excusó de no poder hacer nada por la liberación de América del Sur, ya que en ese tiempo
Estados Unidos se encontraba en negociaciones de la compra de la Florida a España. Sin
embargo, Carrera reanudo su relación con otro amigo suyo, el comodoro David Porter,
quien más lo ayudaría en su estadía. Adicionalmente, en Nueva York, José Miguel logró
relacionarse con varios militares europeos de importancia, quienes lo aconsejaron respecto
a cómo debía proceder, y hasta logró entrar a la logia estadounidense San Juan de Jerusalén
n°1, la cual le sirvió para lograr contactos que le serían vitales en su misión
Muchos norteamericanos fueron deslumbrados por Carrera y lo ayudaron, tanto en términos
económicos, como prestándose a servir al lado del General. Gracias a su estampa, figura y
finura de sus modales, José Miguel resultaba ser muy convincente y digno de admiración.
Mientras tanto en Chile, su padre era desterrado a Juan Fernández y los bienes de la familia
Carrera requisados por los españoles.
Al cabo de un año, José Miguel logró reunir cuatro barcos, armamento y soldados en pro de
la liberación de Chile, incluso terminó de aprender inglés a la perfección durante su estadía.
Llega de vuelta a Argentina, de acuerdo a él, el 9 de febrero de 1817. En esos momentos,
el Ejército de los Andes había iniciado el cruce de los Andes y la campaña se encontraba en
un momento muy delicado. Carrera se negó a poner su flotilla al comando de San Martín -
aduciendo que hacer tal cosa era equivalente a decidir por adelantado el futuro gobierno de
Chile. De acuerdo a Diego José Benavente Carrera dijo “Entonces San Martín no va a
liberar el país sino a conquistarlo, no va a dejar a los pueblos que elijan a su mandatario
sino a imponerlo”.32 En consecuencia el Director Supremo de las Provincias Unidas del Río
de la Plata, don Juan Martín de Pueyrredón le impidió el paso a él y su flota, la que fue
eventualmente, después de un intento de José Miguel de zarpar sin permiso, requisada y
Carrera encarcelado -de acuerdo a él, el 29 de marzo de 1817- a bordo del bergantín Belén.
A continuación viene una seria confusa de hechos. De acuerdo a Carrera, en su Manifiesto
a los Pueblos, después de la batalla de Chacabuco San Martín fue a visitarlo para explicarle
que su arresto se habría debido a motivos políticos, pero que ahora no había obstáculos para
su libertad,33 esto habría sido el 15 de abril. (Hay que notar que la historia "oficial" no
conoce este viaje de San Martín desde Chile a Buenos Aires) Carrera interpretó eso como
una burla. Poco después, y a través de su hermana, se le dieron pasaportes para él y sus
hermanos. Carrera interpretó eso como una tentativa siniestra: en sus palabras “después de
esta escena teatral, no dudaba ya que se trataba de nuestro exterminio”. Sin embargo,
Vicuña Mackenna cita una carta de Carrera a Pueyrredón (fechada el 3 de abril) en la que
dice: “Apenas consiga de V.E.. la libertad i un pasaporte para puertos extranjeros, i sin
pensar mas en la carrera que me ha obligado a todo jenero de sacrificios, me dedicare a
endulzar las amarguras de los que son desdichados por mi”. En adición, se le ofreció
nombrarlo embajador a EEUU y mantener los cargos militares a sus hermanos si lo
acompañaban.
Cualquiera que fuera la situación, Carrera desechó las ofertas, prefiriendo escapar, un poco
antes del 18 de abril, con la ayuda del Comandante del “Belén", Manuel de Monteverde y
del oficial estadounidense William Kennedy, y, a bordo de un bergantin portugués llego
a Montevideo donde recibe la protección del General portugués Carlos Federico Lecor y, de
acuerdo a Benavente, se dedicó “a vindicar su honor tan vilmente ultrajado (….) Escribió
un manifiesto (…) I respondía a cuanta calumnia se le hacía...”.
El viaje y posterior asilo de Carrera en Montevideo es llamado ”imprudente” por Benjamín
Vicuña MacKenna, agregando que se ve de nuevo esa vehemencia que hacía que Carrera
actuara sin considerar las consecuencias. Este asilo puede ser visto como nefasto para su
reputación política y posiblemente como un factor importante en el próximo
ajusticiamiento de sus hermanos. Parafraseando un gran historiador inglés, se puede decir
que en algún momento en el periodo que sigue, Carrera dejó de ser el autor de su destino y
se transformó en actor en los proyectos de otros.
En efecto, tomando ventaja de que San Martin y la mayor parte del ejército Argentino se
encontraba ya sea en Cuyo (particularmente Mendoza), preparándose a liberar Chile
(ver Ejército de los Andes) o en el noroeste de las Provincias Unidas, previniendo una
invasión desde el Alto Perú (ver Ejército del Norte), el general Lecor había invadido hacía
poco la Provincia Oriental -(ocupando Montevideo el 20 de enero de 1817)- al mando de un
ejército monarquista portugués, y en los momentos que Carrera escogió asilarse bajo su
protección, se temía una invasión al resto de las Provincias Unidas, intención final de
la Corte Brasileña bajo la influencia de la princesa Carlota (ver El Sitio de Montevideo y la
Invasión Portuguesa). Adicionalmente, en Argentina misma había, se dice, un fuerte grupo
partidario de ella. En esas circunstancias, basarse -como lo hizo- en Montevideo, y bajo la
protección de un general líder de una expedición monarquista, daba obvios motivos para
recelos y sospechas. Recelos que, se ha alegado, formaban parte central de las intenciones
de Lecor y su secretario: Nicolás Herrera.
Sin embargo, los comienzos fueron buenos. Se le unió un grupo de partidarios, entre los
que se encontraban, aparte de Kennedy (el oficial que lo ayudo a escapar), los dos
Benaventes, Manuel Gandarillas, Pedro Vidal, Camilo Henriquez Adicionalmente, pronto
llego a esa ciudad su antiguo amigo, el ex Director Supremo Alvear, quien aparentemente
se había ahora declarado fiel sirviente de la corona y promovía el federalismo. Carrera se
dedicó a organizar sus planes y a preparar su Manifiesto a los Pueblos de Chile (listo en
septiembre de 1817 de acuerdo a Vicuña Mackenna, pero publicado en marzo de 1818) y a
conseguir ayuda para su proyecto.
Aun cuando no se sabe cuales eran sus planes concretos, las numerosas cartas que mando a
su esposa y algunos otros documentos dejan entrever algo. Le dice a ella que bastaría con
“ahorcar cuatro brivones”, que “lastima que “Riquelme” (O’Higgins) no tenga mil
pescuesos para medio pagar”. Le informa que ha estado en contacto con Artigas y que, “de
ahí, a Chile”. Declara que Chile esta destinado a ser parte de una confederación del sur de
América (Proclama a los Chilenos, Un Aviso a los Pueblos de Chile, etc). Escribe a EEUU,
desde donde recibe una carta - fechada en Washington el 15 de noviembre de 1817 y
mandada a través de un oficial naval del gobierno de ese país- en que se le dice que el
propósito de los enviados que le llevaron la carta “es preparar el camino para el
reconocimiento de la independencia de aquellos países de Sud-América que estén
dispuestos a establecer gobiernos conformes al nuestro” y que “el momento favorable ha
llegado, abrigo la confianza de que sabrá Ud. aprovecharlo y emplear toda su energía en
hacerlo fecundo”.
Para comprender la totalidad del sentido de ese documento conviene tener en cuenta
algunos otros factores. La carta esta escrita muy cuidadosamente, no dice nada que no
pueda ser explicado como una expresión de los mejores deseos a países hermanos. Y en
todo caso no esta escrita por un miembro político del gobierno de EEUU, sino por un alto
oficial de la marina (David Porter, a la sazón comodoro y miembro de los Comisionados
Navales de EEUU) quien -se podía alegar- era amigo personal de José Miguel Carrera. Sin
embargo, entonces la posición oficial del gobierno de EEUU era que “en el presente no es
expediente reconocer la independencia de las provincias unidas del rio de la plata en
consideración tanto a sus intereses como los de EEUU”.44 Un poco más tarde mas se revela
cuales son los problemas que causan tal inexpediencia: Argentina se muestra reacia a
conceder a EEUU la calidad de “nación más favorecida” en asuntos de comercio 45
La carta hace una referencia a “las miras de mi gobierno respecto a Sud-America y de Ud
mismo”. A la sazón, el presidente de EEUU era James Monroe -el mismo que algunos años
después anunciaría la doctrina que lleva su nombre- y su "Secretario de Estado" era John
Quincy Adams, el verdadero autor de esa doctrina. Se puede notar entre esa carta y esa
doctrina una curiosa similaridad de fondo: en ambos se afirma que, en relación a Sud-
América, EEUU actuara sin consideración de los intereses Europeos. (de hecho, la carta
establece las condiciones de esa doctrina: que si Inglaterra no se envuelve, EEUU actuara
sin consideración a esos intereses)
Carrera recibió esa carta el 21 de marzo de 1818. Algunos días antes -el 4 de marzo- había
finalmente publicado su Manifiesto a los Pueblos de Chile. Ese documento es, a pesar que
en el niega toda ambición política y agrega que no lo anima ni un deseo de rebelión ni de
venganza, una verdadera proclamación del inicio de su campaña. Dirigido a los "Pueblos
generosos, camaradas y compañeros de armas", en el se acusa a San Martín y a O'Higgins
de numerosos deshonestidades, incluyendo el estar en colusión con y ser la vanguardia de
los monarquistas, etc, con el fin de "sustituir en su restauración al yugo extranjero el de
sus pretendidos libertadores"
José Miguel declara que su afán en publicar ese Manifiesto es no solo la defensa de su
honor pero que además busca "por lo menos avisar a los Pueblos de los peligros que los
circundan, y prevenirlos contra las redes que arma cautelosamente la ambición detestable
de un enemigo doméstico encubierto con el Paladín de las Libertad Publica" agregando que
"No seria prudente callar por delicadeza lo que es preciso publicar por deber". "Nosotros
hemos peleado, hemos derramado nuestra sangre para destruir la tiranía, no para cambiar
de tiranos." Con esa publicación y la llegada de la carta desde EEUU, los planes de
Carrera, cualquiera que fueran sus detalles, parecían estar empezando a dar frutos.
Sin embargo, para esa fecha y aparentemente desprovistos de comunicación con él, sus
hermanos habían decidido ya actuar. Situación que probo desastrosa tanto para ellos como
para el.
La muerte de sus hermanos
Mientras tanto, Juan José Carrera, quien también había estado prisionero, pero en el
bergantin 25 de Mayo fue puesto en libertad poco después de la fuga de José Miguel. Luis
Carrera no fue aprisionado gracias a que estaba en casa de doña Quintanilla de Alvear y
vivió como prófugo durante ese tiempo, hasta que fue puesto en libertad su hermano mayor.
Juan José y Luis se envolvieron rápidamente en la llamada “conspiración de 1817” con el
apoyo y a posible instigación de su hermana, Javiera. El plan era volver a Chile con el
propósito de apresar a O’Higgins y San Martín, forzándolos a renunciar, y tomar el poder.
Contaban para esto con el apoyo de sus partidarios en Chile, sector que creían era
considerable y que estaba a su espera.
Esos planes estaban avanzados en junio de 1817, los conspirados incluso se habían
repartido los puestos del futuro gobierno: Manuel Rodríguez seria “dictador en lo político”.
El General Brayer (quien había llegado con José Miguel y ahora daba servicio en el ejército
libertador) estaría a cargo del ejército. José Miguel seria enviado de nuevo a EEUU a
organizar una nueva flota. Luis, a la cabeza de una de las columnas armadas de sus
partidarios que se organizarían en Santiago, capturaría a O’Higgins mientras Juan José, al
mando de la otra, se reservaba la captura y juicio militar de San Martín. A principio de ese
mes los conjurados empezaron a viajar, por separado y en grupos pequeños a Santiago. A
fines del mismo, los siguió Luis de Carrera, disfrazado de mozo de un oficial de apellido
Cárdenas. Y, finalmente, el 8 de agosto, Juan José, como amigo y compañero de viaje de un
'impresor' (otro oficial),
Vicuña Mackenna llama al plan, entre otras cosas, una “funesta y loca trama”, producto de
”el sueño de una mujer” (es decir, Doña Javiera) agregando que cuando José Miguel se
enteró, habría dicho: “Mis hermanos se pierden. No son hombres para estas empresas. No
tienen ni discreción ni recursos, ni es esta tampoco la época”.47
Racional o no, el plan comenzó a desbaratarse rápidamente, aun antes que todos los
implicados pudieran cruzar la cordillera. Por algún motivo, Luis Carrera asalto un postillón
para robarle las cartas y fue apresado en Mendoza Su compañero de viaje confesó de
inmediato, lo que llevó al arresto de Juan José en San Luis, el 20 de agosto de 1817.
El resto de los conjurados fue capturado en Chile, alrededor del 8 de febrero de 1818. Junto
a ellos fueron arrestados numerosos carrerinos (incluyendo a Manuel Rodríguez). Los
conspiradores eran solo doce pero es posible que Rodríguez hubiera estado al tanto. Sin
embargo, este juró que no solo no sabía nada, sino que además nunca estaría envuelto en
tales maniobras.48
A pesar que los Carrera estaban detenidos en Mendoza, los documentos relevantes fueron
enviados a Santiago para la atención de O'Higgins y San Martín. En la práctica, eso
significó que el juicio se alargaba indefinidamente: los dos generales tenían otras
preocupaciones más urgentes. Al mismo tiempo, y de acuerdo a Vicuña Mackenna, la falta
de seriedad de la tentativa se hacia evidente. La mayoría de los acusados -incluido Manuel
Rodríguez- fueron puestos en libertad. Esto hacia prever un desenlace leniente para los
hermanos.
Desgraciadamente para ellos, en Mendoza fueron adicionalmente acusados de querer
escapar con la ayuda de prisioneros realistas, a quienes intentaron armar y organizar para
derrocar las autoridades provinciales e invadir Chile, cargos que Luis Carrera reconoció
implícitamente lo cuál lo ubicó en el estrado de traidor. A mayor desgracia, el
descubrimiento de la tentativa coincidió con la noticia de la derrota patriota después de
la Sorpresa de Cancha Rayada (1818) y la llegada de la noticia de la publicación (4 de
marzo del mismo) del Manifiesto de José Miguel. Se temía una invasión realista ya sea
desde Chile o desde el sur de Argentina.49 Dado que la ambición de poder político, militar y
económico de los Carreras se tornaba fuera de control, las autoridades justificándose en los
tiempos difíciles que se vivían, decidieron tomar medidas drásticas. Como consecuencia de
todo esto fueron encontrados -en lo que en el mejor de los casos puede ser llamado
un juicio sumario- culpables de los delitos de "lesa patria" y "actos contra la plaza" y
condenados a muerte por el gobernador de Mendoza, Toribio Luzuriaga. (ver Barros Arana)
En Montevideo, José Miguel recibe la noticia de la ejecución que tuvo lugar el 8 de
abril de 1818, tres días después de la Batalla de Maipú, que selló el triunfo patriota
en Chile y poco más de un mes después de la publicación de su Manifiesto a los Pueblos.
Su reacción deja poca duda que, a pesar de sus aseveraciones acerca de estar convencido
que se buscaba el exterminio de ellos, el no esperaba este desenlace.50
Acerca de la inocencia o no de Manuel Rodríguez del cargo de conspiración, hay un
elemento adicional que los historiadores no parecen haber notado: Los "Húsares de la
Muerte", bajo su mando, no participaron en esa batalla (Maipu) porque, de acuerdo al
entonces capitán de ese regimiento, don Ramón Allende, el cuerpo de oficiales. de capitán
para arriba, decidió que "se trataría de conservar a todo trance el regimiento, con la casi
seguridad de que próximamente debían llegar a Chile don Juan José y don Luis Carrera,
presos en Mendoza, pero cuya libertad era inminente. En todo caso se contaba con don
José Miguel, libre en Montevideo. En suma, el regimiento debía ser la base de una
revolución contra aquel orden de cosas, que para ellos no era más que una persecución
permanente, la cual tomaría mayores proporciones una vez pasada la presente
situación.".51
Manuel Rodríguez, al enterarse de la noticia de la muerte de los hermanos Carrera, tomo
ventaja de un Cabildo Abierto (17 de abril) y organizo una tentativa de revuelta, entrando a
caballo al Palacio de Gobierno chileno a la cabeza de una turba que demandaba el fin de la
"intromisión argentina" y la abdicación del "Huacho Riquelme", a consecuencia de lo cual
fue tomado prisionero52 y, se dice, se le siguió un juicio que no llevó a conocer datos
concretos. Cabe considerar que la ausencia del regimiento del combate puede ser
considerada deserción en tiempos de guerra, cargo que puede tener consecuencias serias.
Lo mismo se puede decir de un oficial que demande la disolución de su ejército y trate de
derrocar su gobierno. Al poco tiempo el regimiento fue disuelto y Rodríguez fue apresado
y, según muchos historiadores, asesinado en Til Til, el 26 de mayo de 1818.
Carrera después de la muerte de sus hermanos: su Yo Acuso y "El Hurón"
Poniendo junto todo lo que se sabe acerca de que hizo Carrera en esos días, es posible
especular sobre su plan estratégico.
Dejando de lado aspectos más “personales”, como su declarada intención de “ahorcar a
cuatro bribones”, para concentrarse en lo substantivo: Se sabe que estaba en contacto con
Alvear, quien promovía ahora el federalismo. Se sabe que, durante 1817, había estado
preparando una campaña de publicidad contra los gobiernos “unitarios” en Argentina y en
Chile. Se sabe que estuvo en contacto con Artigas, quien fue uno de los principales
promotores del federalismo en las provincias del río de la plata y que, de acuerdo a sus
planes, “de ahí a Chile”. Se sabe que contaba con el apoyo de EE..UU para establecer
gobiernos “conformes” al de ese país. Se sabe que, después de 1819, se dedicó a luchar
para establecer a Alvear como presidente de una Argentina federal.
Parece entonces posible especular que el plan era lograr, a través de Artigas, el apoyo de
la Liga Federal a fin de establecer a Alvear como presidente de una federación en las
provincias unidas, lograr el reconocimiento de EE.UU. para esa entidad y, con el apoyo de
esos gobiernos, y el de sus partidarios entre los militares y civiles en Chile mismo, invadir a
ese país a fin de integrarlo a una Federación del Sur. Podría ser que en esos planes Carrera
se reservaba, a menos para empezar, el papel de cerebro estratégico, a cargo de una
campaña política y relaciones con gobiernos y fuerzas exteriores.53
Es posible también ver como tales planes servían al interés del general Lecor. Cualquier
división o lucha entre las fuerzas patrióticas fortalecían su posición militar y podían
redundar en ventaja para los intereses expansionistas lusobrasileños.
En todo caso, en 1819 un enfervorecido Carrera juró venganza por la muerte de sus
hermanos, de Rodríguez y por todas las penurias que tuvo que soportar su familia y, con
redoblado ardor, continuo su acción. Desde Montevideo enviaba panfletos a Buenos Aires y
a las Provincias Unidas, que propiciaban el estado federativo y denunciaban los, de acuerdo
a Carrera, intentos de José de San Martíny Juan Martín de Pueyrredón de establecer una
monarquía.
Mientras en Chile, el antiguo patricio don Ignacio de la Carrera, ya muy debilitado, era
hostigado por O'Higgins, primero obligándole a pagar la deuda que contrajo José Miguel en
Estados Unidos para armar su flota, no importando que hubiera sido requisada por
Argentina, y después forzándole a pagar los gastos de la ejecución de sus hijos Juan José y
Luis, último golpe que le destrozaría el corazón. Don Ignacio, de 86 años, ya sin fuerzas se
echó a morir, y dos meses después de este incidente fallecería el 22 de junio de 1819.
Esto no hizo más que enfurecer aún más a Carrera, quien siguió publicando sus textos
incendiarios, entre ellos su Yo Acuso. Frente a esto, Isarri creo la gaceta El Duende,
mientras que en lasProvincias Unidas del Río de la Plata se publicaba la Gaceta de Buenos
Aires, dirigida por Julíán Álvarez. En ambas se desprestigiaba a Carrera.
Frente a la creación de El Duende, Carrera creó El Hurón, periódico con el que pretendía
desacreditar los políticos bonaerenses por supuestas "intenciones monárquicas" y bajo la
consigna de promover el federalismo. Distribuido por Carlos Rodríguez (hermano de
Manuel Rodríguez), los hermanos Zamudio, el capitán Bustamante y un cura franciscano de
nombre Solano García.

Estatua de José Miguel Carrera, trasladada a la Plaza de la Ciudadanía en Santiago de Chile.

En la Argentina
La alianza con Artigas o la Liga Federal no se concreto en los términos que posiblemente
Alvear y Carrera esperaban y, desprovisto, como consecuencia de las acciones de sus
hermanos, de apoyo organizado en Chile, el plan se veía gravemente amenazado. Sin
embargo, posiblemente considerando que sus actividades en Montevideo ya habían
producido lo que podían, tanto Carrera como Alvear, más algunos de sus seguidores (los
Benaventes, Pedro Vidal, etc), decidieron, a fines de 1819 y aparentemente bajo
instrucciones de Artigas, abandonar Montevideo y se sumaron al ataque de los caudillos de
Santa Fe y Entre Ríos, Estanislao López y Francisco Ramírez, contra Buenos Aires. Su
biografía en el instituto de investigaciones históricas que lleva su nombre afirma que "Su
pluma, manejada con inteligencia y audacia, había sido el gran motor de la Anarquía de
1820".54
Junto con Francisco Ramírez, de Entre Ríos, y Estanislao López, de Santa Fe, planificaron
el ataque contra los unitarios, triunfando en la batalla de la Cañada de Cepeda, el 1 de
febrero de 1820. Versiones sin sustento afirman que Carrera y sus aliados se tomaron dos
veces Buenos Aires y que aquel rechazó el nombramiento de Director Supremo.55 Lo cierto
es que en el mencionado cargo fue instalado Alvear y que su poco segura posición lo obligó
a renunciar al poco tiempo. La ambición carrerina de obtener apoyo amplio y seguro a su
proyecto no se hizo realidad.
Por el otro lado, el fracaso no fue total. El ahora Gobernador de la Provincia de Buenos
Aires, el general Manuel de Sarratea logró llegar a un entendimiento con los líderes
federales,56 entendimiento en el cual Carrera participo y sus intereses fueron considerados:
de acuerdo a la biografía en el Instituto de Investigaciones Históricas, "Carrera ”Participa
en el Tratado del Pilar, el que da término a la Constitución unitaria de 1819, y consagra el
régimen federal en Argentina. El Tratado concede soldados, armas y equipo con los que
organiza su nuevo "Ejército Restaurador"54
El problema para Carrera fue que si bien se logró establecer un gobierno federal en
Argentina, no fue su amigo Alvear quien estaba a cargo. Así pues, aunque Carrera obtuvo
fuerzas militares para su proyecto, estas no eran lo suficiente como para lograr sus
objetivos finales. Aun peor, las nuevas autoridades federales en las provincias no estaban
dispuestas a dejarlo cruzar sus territorios hacia Chile. Y el gobierno de Buenos Aires
carecía de la autoridad -y posiblemente del deseo- a obligarlas a concederle ese paso.
En lo que puede ser visto como un intento desesperado de lograr sus objetivos, Carrera
convenció a López de convocar un cabildo en Luján, en el cual Alvear fue declarado
Gobernador de Buenos Aires (1 de julio de 1819) Sin embargo, el Cabildo de Buenos Aires
desconoció su elección y cuatro días más tarde eligió a Manuel Dorrego como gobernador.
El futuro paladín del federalismo decidió vengar el revés sufrido por ejército porteño y
lanzó una ofensiva contra las fuerzas federales. López, aparentemente no realmente
interesado en el asunto, se había retirado detrás del Arroyo del Medio, dejando a las fuerzas
de Carrera y Alvear aisladas en la villa de San Nicolás de los Arroyos,57 donde, luego de un
encarnizado combate, fueron completamente derrotadas. Dorrego informó al Cabildo de
Buenos Aires de su victoria, destacando que “ha sido igualmente fruto de nuestra empresa
la prisión del cuadro de oficiales que formaban la escolta de Alvear, que han sido los más
obstinados en rendirse”. Luego de este fracaso, Alvear tuvo que regresar a Montevideo.
Su muerte
Así pues, Carrera estaba a cargo de un grupo armado relativamente pequeño (cerca de 500
hombres) pero bloqueado cerca de Buenos Aires. Decidió internarse en las pampas con la
esperanza de poder cruzar la cordillera hacia Chile. Fue ganando adeptos entre los
indígenas, quienes llegaron a nombrarle "Pichi-Rey" ("pequeño rey").
"Los últimos momentos de Carrera", por el pintor chileno Juan Francisco González.
Marchó sobre el centro de detención de Las Bruscas donde "...puso en libertad los chilenos
prisioneros en San Nicolás que estaban encerrados quienes consintieron alistarse en sus
filas bajo la solemne promesa de ser restituidos a su libertad tan luego como la capital
cayera en sus manos."
A continuación viene un periodo que es difícil de entender. En lugar de concentrarse en
cruzar la cordillera, se dedica a hacer una guerra sangrienta, de exterminio, no contra las
autoridades sino contra las poblaciones civiles en la Provincia de Buenos Aires, acciones
que no podían tener otro resultado que la perdida de cualquier simpatía que pudiera tener
entre las autoridades y población civil, y no solo en esa provincia.
Incentivó el ataque del cacique Yanquetruz, a la localidad de Salto, en Buenos Aires
(aunque sin tomar parte), el 3 de diciembre de 1820, oportunidad en la que la indiada
destruyó buena parte de la población , asesinando a los hombres y esclavizando como botin
de guerra a las mujeres. Los pueblos de Rojas, Lobos y Chascomús también fueron
asaltados

Placa Conmemorativa del Fusilamiento de los Hermanos Carrera ubicada en la Plaza Pedro del Castillo en la
Ciudad de Mendoza, Argentina (Nótese que el apellido está escrito como “Carreras” y no “Carrera”).

En febrero de 1821 abandona las tolderías de los ranqueles y se dirige a Chile solicitando
libre paso a los gobernadores de Córdoba y de San Luis, pero estos se niegan y lo enfrentan
militarmente. Venció al gobernador cordobés general Juan Bautista Bustos en Chajá y al
gobernador de San Luis, coronel Luis Videla en Ensenada de las Pulgas, ocupando la
ciudad de San Luis. Intentó luego unirse a las fuerzas del gobernador de Entre
Ríos general Francisco Ramírez, pero al no querer acompañarlo éste a Chile, retornó a San
Luis después de vencer a fuerzas mendocinas en Río Cuarto, mientras que Ramírez fue
derrotado y muerto en Río Seco el 10 de julio de 1821.
El 30 de agosto de 1821 fue derrotado en Punta del Médano por las fuerzas del coronel José
Albino Gutiérrez.
Pese a que intentó replegarse a Jocolí con sus tropas, es traicionado por algunos de sus
seguidores y oficiales, los que insurreccionaron la tropa y, tomándolo prisionero junto
con José María Benavente y Felipe Álvarez, es entregado al coronel mendocino
Gutiérrez.62 Enjuiciado y condenado a muerte por numerosos crímenes63 fue fusilado cerca
del mediodía del 4 de septiembre, en la plaza de Mendoza. Durante esa ejecución, y de
acuerdo al relato de fray Benito Lamas64 Carrera demostró gran valor personal, solicitando
no se le vendaran los ojos, que se apuntara donde estaba su mano (sobre su corazón) y estar
de pie, todo lo cual le fue negado. A continuación, el se limpió cuidadosamente algunas
motas de las mangas de su casaca militar y gritó ¡Muero por la libertad de América!.
Luego de ello y según lo relatado en una carta por John M. Forbes, agente de los Estados
Unidos en Buenos Aires, al Secretario de Estado de Norteamérica John Quincy Adams, y
de acuerdo a un boletin publicado en esa ciudad, el cuerpo de Carrera fue mutilado. Su
cabeza fue cortada y expuesta en la plaza de Mendoza; su brazo derecho fue enviado al
Gobernador de Córdova, y el izquierdo a Punta de San Luis. Este acto fue considerado de
salvaje ferocidad causando un sentimiento de horror en la comunidad.65 Sin embargo eso es
negado por fray Lamas: "Preguntado por el que redacta esta memoria si era cierto, como
dice el señor Yates en su diario impreso en el apéndice a la obra inglesa cuyo título es:
Journal of a Residence in Chile by Mary Graham, London, 1824, si era cierto que a don
José Miguel Carrera le cortaron, después de ejecutado, la cabeza y la mano derecha, me
contestó que no había oído nunca semejante cosa, a pesar de haber acompañado, al suplicio
al general, residir en Mendoza y haber predicado el sermón de gracias por la victoria de
Mendoza contra él; así como la oración - fúnebre del general Morón".66 Cabe considerar
que ese tipo de mutilaciones no era -como el dictamen mismo sugiere- desconocido en la
época y que Carrera mismo no era ajeno a esa “costumbre”, como cuando ordeno cortarle la
cabeza al coronel Videla después de su derrota en la batalla por la ciudad de San Luis a fin
de presentarla como regalo a su amigo, Estanislao López, entonces gobernador de Santa
Fe El Instituto de Investigaciones Históricas "José Miguel Carrera" ha estado tratando de
establecer los hechos por algún tiempo, pero aún no ha publicado resultados.
Su repatriación tuvo lugar, en las palabras de Benavente "Cuando Chile gozo de la plena
libertad que nunca había tenido y tal vez no tendrá después" (opp cit, pp 36) Eso fue,
irónicamente, durante la presidencia de Francisco Antonio Pinto, persona que es
considerada responsable de sepultar para siempre las tendencias federalistas en la política
chilena.
Quizás lo correcto es decir que, por mucho tiempo, el prócer fue visto principalmente como
una figura romántica en la Historia, visión basada no tanto en los hechos pero en una
leyenda que fue medio creada y medio espontánea. Así, por ejemplo, y a pesar que es
generalmente conocido que la libertad de vientres fue establecida en Chile por el Primer
Congreso Nacional - institución que Carrera derrocó por estar, en su opinión, compuesta
por hombres que eran "en su mayor parte ignorantes, asesinos i últimamente dirigidos por
uno o dos perversos"- Pablo Neruda implícitamente lo atribuye a Carrera ('Liberaste al hijo
del esclavo.)
"Dijiste Libertad antes que nadie,
cuando el susurro iba de piedra en piedra
escondido en los parios, humillado
Dijiste libertad antes que nadie.
Liberaste al hijo del esclavo.
Iban como las sombras mercaderes
Vendiendo sangre de mares extraños.
Liberaste al hijo del esclavo."
Pablo Neruda Episodio XXIV, del Canto
General (extracto)
Otras piezas de la literatura ahondan sobre el carácter y las hazañas de Carrera; entre ellas
se puede contar "Los Húsares Trágicos" deJorge Inostrosa, así como también los escritos
del historiador Benjamín Vicuña Mackenna (nieto de Juan Mackenna, a quien Luis Carrera
matara en duelo). También se puede contar la producción chilena "Héroes", la cual en
celebración de los 200 años de la independencia de Chile también narra la historia de otros
próceres chilenos. Esas y muchas otras obras dan, a menudo, como hechos los mitos y
leyendas que rodean al personaje o dan una versión que bordea en lo novelesco de los
sucesos, tergiversando o mal interpretando hechos a fin de dar un ángulo romántico o "más
interesante" a los acontecimientos. (ver, por ejemplo70 y71 ) Vicuña Mackenna llega al
extremo de sugerir que el complot de 1817 se debió al deseo de Javiera que su hermano
Luis se casara con su hija, que se encontraba en Chile.
La historiografía chilena se ha visto por mucho tiempo dividida entre "carrerinos" y
"o'higginistas" en un debate que ha sido generalmente estéril, centrándose en el supuesto
olvido del papel de Carrera en la independencia de Chile y en detalles, entre otros, como los
ya mencionados, debate que se expresa a menudo en tentativas de "restaurar" la posición de
uno de esos personajes con cuidadosa omisión del otro.
Así, por ejemplo, en los últimos años los descendientes de la familia Carrera y de sus
amigos más cercanos "han intentado que se reconozca nuevamente a don José Miguel como
uno de los Padres Fundadores de Chile, dentro del contexto de un proceso emancipador que
no fue obra de un solo hombre, sino un hecho colectivo, fruto del esfuerzo de muchas
personas, entre las que destacan hombres y mujeres como Manuel Rodríguez, Ramón
Freire, Javiera Carrera, Juan Martínez de Rozas, entre otros." Es interesante notar la
ausencia en esa lista de, entre otros, tanto de O'Higgins como San Martin.
El Instituto de Investigaciones Históricas "José Miguel Carrera" sugiere una aproximación
quizás con más relevancia a ese debate. De acuerdo a ese instituto, y frente al conocido
unitarismo político de O'Higgins y San Martin: "Carrera también es el precursor de la
Unión Americana. Pero una unión entre estados soberanos. Es, en parte, la propuesta que le
entrega al propio Simón Bolívar, en una carta enviada en 1816, por intermedio de un
pariente de Carrera, el famoso religioso chileno Cortés Madariaga,72 que fuera precursor de
la independencia en Venezuela.73
Actualmente el Ejército de Chile ha reconocido a don José Miguel Carrera como su primer
comandante en jefe y en el último traspaso de mando del general Cheyre al general Izurieta,
se ha iniciado la tradición de entregarle la espada del general Carrera al nuevo titular. El 24
de noviembre del año 2005, la Armada de Chile, bautizó un submarino de la
clase Scorpene, con el nombre "General Carrera", lo que constituye otro hito en la
reivindicación histórica del prócer al tratarse del primer buque de guerra que lleva su
nombre.
José Miguel fue abuelo del héroe de la Guerra del Pacífico, Ignacio Carrera Pinto. Tuvo
cinco hijos, de los cuales solo el último, de nombre José Miguel, fue varón.
[editar]Reconocimiento Bicentenario
El 2 de septiembre de 2010, el presidente de la República, Sebastián Piñera, encabezó la
reubicación e inauguración del monumento ecuestre a José Miguel Carrera, anteriormente
ubicado en Alameda con Dieciocho, junto a la estatua de Bernardo O’Higgins en el Altar de
la Patria, frente a La Moneda. Esta ceremonia marcó el simbólico reencuentro de dos
próceres de la independencia y del desarrollo de Chile como nación republicana. A este
acto asistieron los representantes máximos del Instituto O'Higginiano de Chile y del
Instituto José Miguel Carrera, encabezados por Pedro Aguirre y Ana María Reid,
respectivamente, quien destacó la iniciativa presentada por el presidente Piñera.
Esta ceremonia fue un reconocimiento a la figura de Carrera como padre de la Patria Vieja
y que reafirma a O’Higgins como el Padre de la Patria en donde ambos líderes indiscutidos
del proceso emancipador, sentaron las bases de la nación chilena.

Presidente de la Junta Provisional


de Gobierno Sucesor:
Predecesor: 16 de noviembre - 13 de Él Mismo
Juan Enrique Rosales diciembre de 1811 Autorida Suprema
Provisional

Autoridad Suprema Provisional


Predecesor: Sucesor:
13 de diciembre de 1811 - 8 de
Él Mismo Él Mismo
enero de 1812
Presidente de la Junta Presidente de la Junta
Provisional de Gobierno Provisional de Gobierno

Presidente de la Junta Provisional


Predecesor:
de Gobierno
Él Mismo Sucesor:
8 de enero - 8 de abril de 1812
Autoridad Suprema José Santiago Portales
Provisional

Predecesor: Presidente de la Junta Provisional Sucesor:


de Gobierno
6 de diciembre de 1812 - 30 de
Pedro José Prado Juan José Carrera
marzo de 1813
Jaraquemada Verdugo

Presidente de la Junta de Gobierno


Predecesor:
23 de julio - 2 de octubre de 1814 Sucesor:
Francisco de la Lastra
Reconquista Española
Director Supremo>

General en Jefe del Ejército de


Predecesor: Chile Sucesor:
- 31 de marzo – 23 de Bernardo O’Higgins
noviembre de 1813
General en Jefe del Ejército de
Predecesor: Sucesor:
Chile
Bernardo O’Higgins José de San Martín
28 de agosto – 2 de octubre de 1814

O'Higginismo

Bernardo O'Higgins.

O'Higginista se dice en sentido del partidario o seguidor del patriota chileno Bernardo
O'Higgins, pero en sentido histórico se refiera a un bando o partido político específico,
activo en las décadas de los años 1820s y 1830s. El grupo se articuló tras la forzada
abdicación de O'Higgins, en enero de 1823, en apoyo a su figura personal y en
reivindicación de su liderazgo. En la actualidad, una gran cantidad de chilenos es
O'Higginista, aunque igualmente hay muchos partidarios de su contrario José Miguel
Carrera, llamados Carreristas.

Historia

Ante la sucesión de una serie de gobiernos inestables en el período conocido


como Organización de la República, se articuló el grupo. Estaba basado principalmente en
los antiguos funcionarios del derrocado gobierno y los oficiales militares que habían
participado, junto a O'Higgins en las Guerras de Independencia Hispanoamericana.

En 1826 existió un conato de sublevación o'higginista en la guarnición de Chiloé. Por la


misma época miembros del grupo repartieron proclamas entre las tropas acantonadas en
otras áreas, al tiempo que informaban epistolarmente a O'Higgins de sus actividades.
Alrededor del mismo tiempo, los o'higginistas, en combinación con
los pelucones y estanqueros, actuaron en contra de los gobiernos pipiolos, como el del
general liberal Ramón Freire.

El ideal de los o'higginistas era la reimplantación de un régimen de gobierno fuerte y


centralizado, como el que había practicado el propio O'Higgins. Para esto sus principales
figuras, el antiguo realista y ex ministro de Hacienda de O'Higgins, José Antonio Rodríguez
Aldea, y el general José Joaquín Prieto, participaron, conjuntamente con el líder
estanquero Diego Portales, en las convulsiones y conspiraciones que llevaron a la caída de
los liberales en la Batalla de Lircay.

Sin embargo, y pese a haber actuado coordinadamente, Portales terminaría por imponer su
criterio, contrario al regreso de O'Higgins a Chile. Aunque dos o'higginistas llegaron a
ser presidentes, Francisco Ruiz Tagle y el general Prieto, el poder del partido sería cada vez
más tenue y su reivindicación principal, un segundo gobierno de O'Higgins, terminaría por
volverse irrealizable. En 1831 el grupo publicó un efímero periódico, El O'Higginista, de
tres ediciones.

Ideas políticas de los o'higginistas

El grupo o'higginista no se caracterizó por la sistematización o enunciación de una


ideología política elaborada. Su pensamiento se puede resumir como la suma de dos ideas
complementarias:

 Afirmaban la necesidad de reafirmar el principio de autoridad, mediante la


existencia un gobierno fuerte y centralizado.
 Creían que la persona más indicada para realizar esta tarea era O'Higgins.
Ideas políticas de O'Higgins
Las ideas políticas de O'Higgins son generalmente vistas como propias de la ilustración:
independentistas, republicanas. Democráticas y liberales (por ejemplo: Cheyre, Juan:
"Ponencia Inaugural"1 y Riveros, Luís: "Clase Magistral"2 ) Renato Valenzuela, por su
parte, sugiere que su obra puede ser considerada como "fundacional" tanto en lo político
como en lo militar3

Sin embargo, y a pesar de haber ya sea implementado o mantenido la implementación


previa de algunas de las más sentidas demandas del sector liberal (más tarde llamados en
Chile pipiolos) -tales como, y entre otras, la declaración de independencia de España, la
mantención de la libertad de comercio, la abolición de los títulos de nobleza y
el mayorazgo; y la restricción de la influencia de la iglesia sobre el estado -lo que le costo
la enemistad de sectores que se consideraban aristocráticos y eclesiásticos4 5 - su gobierno
llegó a ser también percibido como inimico a un elemento central del liberalismo: la
desconfianza a gobiernos fuertes.

Adicionalmente, y durante su vida misma, O'Higgins fue acusado por quien fuera su gran
oponente político José Miguel Carrera y sus partidarios de numerosas deshonestidades
personales y políticas. Acusaciones que son a veces incluso contradictorias, tales como, por
ejemplo, de haber estado al servicio de la aristocracia y tener intenciones monarquistas al
mismo tiempo que se lo acusaba de ser "jacobino" , es decir, oponente extremo del sistema
monárquico. (ver, por ejemplo., José Miguel Carrera: "Manifiesto a Los Pueblos de
Chile"6 )

Lo anterior ha dado lugar a un profundo debate. En los extensos archivos de decretos ,


correspondencia y otros documentos del general, que suman más de 30 tomos, se pueden
encontrar desde valoraciones positivas de ideas liberales hasta expresiones
de autoritarismo, pasando por aparentes proyectos de instauración de una monarquía
constitucional. Estos documentos suelen ser de discurso y tono divergente, dependiendo de
su carácter privado o público. Estas discrepancias han dado lugar tanto a diferentes intentos
de explicación como a descripciones diametralmente opuestas de su pensamiento:

 Lorenzo y Samorano argumentan (Chile y America, ayer y hoy7 ) que Las ideas
políticas de O'higgins se modificaron con el tiempo. A comienzo de la revolución
habría sido un convencido del sistema republicano democrático pero que los hechos
pronto le demostraron de que no era posible establecer ese sistema.8

 Autores con una orientación judicial hacen notar que la ilustración no era
únicamente republicana o democrática, que el Siglo de las Luces fue, en su mayoría,
dominado por un igualmente ilustrado despotismo paternalista. Bernardino Bravo
Lira.9 hace notar que el nuevo Estado no fue un rompimiento con las formas del sistema
legal anterior tal como se había establecido en Chile sino una prolongación: "La imagen
del presidente militar que se acuña en esta primera fase del Estado de Derecho es muy
fuerte. Resiste incluso a una primera transformación del mismo en presidente
gobernante de la época siguiente. Sobrevive a la independencia y a una segunda
transformación, esta vez, del presidente de la audiencia en presidente de la república, y
aún se prolonga hasta la primera mitad del siglo XIX. De hecho, salvo contadas
excepciones, desde 1609 hasta 1851, todos los presidentes de Chile fueron hombres de
armas, militares en la mayoría de los casos, pero también marinos" (pp 22) y que la
diferencia central entre ese nuevo estado ilustrado, como se manifesto en áreas
hispánicas y lusitanas, y el sistema anterior no es la democracia, sino un cambio en la
manera de concebir el propósito del gobierno: "Bajo el signo de la Ilustración se
amplían sus fines más allá de la justicia, para incluir la así llamada felicidad de los
vasallos o ciudadanos, esto es, la preocupación por mejorar sus condiciones de vida (op.
cit. pp 23)" Agrega, en su "República Ilustrada"10 que el propósito era llegar "al
ejercicio de la democracia después de un período de renovación social que rehabilitara
al pueblo para la gestión directa de sus intereses; así, esta obra de preparación y de
aprendizaje político, incumbía al gobierno, a esa dictadura suya (se refiere a O'Higgins)
que había empezado a ejercer en el hecho y que la constitución había confirmado en el
derecho." Para ahondar, comparece esa posición con la enunciada por Kant11 (Conviene
notar que Bravo ve la República Ilustrada como concretándose en el periodo de
Portales)

 Gabriel Salazar (reciente premio nacional de historia) haciendo notar, entre otras
apreciaciones, que O'Higgins solía describir la realización de elecciones y la acción de
las corporaciones representativas como manifestaciones de anarquía, caracteriza al
gobierno de O'Higgins como un "militarismo cesarista de nuevo tipo".12
 Autores, como Ricardo Donoso y Julio Alemparte, hacen notar la existencia de
sugerencias pro monárquicas durante el gobierno de O'Higgins. Aducen las conocidas
preferencias monárquicas de José de San Martín, a quien consideran un superior de
O'Higgins en el ámbito secreto de la Logia Lautaro, y sobre todo las instrucciones
entregadas al representante de Chile en Londres, Antonio José de Irisarri:

En todas las sesiones o entrevistas que tuviere con los Ministros de Inglaterra y con los
Embajadores de la potencias europeas, dejará traslucir que en las miras ulteriores del
Gobierno de Chile entra uniformar al país con el sistema continental de la Europa, y no
estaría distante a adoptar una monarquía moderada o constitucional (...) pero no existiendo
en su seno un príncipe a cuya dirección se encargue el país, está pronto a recibir bajo la
Constitución que se prepare a un príncipe de cualquiera de las potencias neutrales
Instrucciones confidenciales del gobierno O'Higgins
al ministro plenipotenciario Irisarri13

 Otro grupo diverso de autores afirma que O'Higgins era republicano. Una de las
pruebas que se presenta es la autodefinición de O'higgins como tal en una carta enviada
por el general al Departamento de Estado de Estados Unidos, con motivo de la alarma
producida en dicho país por la publicación en la prensa de Buenos Aires de noticias
referentes a la posible instauración de monarquías en Sudamérica. Los periódicos
bonaerenses incluían a Chile en estas maniobras:

Mientras no lo vea no podré creer que el señor Irisarri haya perdido su carácter e infringido
mis instrucciones, prestándole oídos a semejante proposición. Espero que usted esté
convencido de mis sentimientos republicanos
Bernardo O'Higgins
Carta a Prevost15

Hay que considerar que los dos últimos documentos fueron emitidos en un momento que no
solo el trataba en Sud America de manipular las opiniones e intereses de otros países a fin
de obtener ventajas tanto de política externa como nacional.16 Generalmente, O’Higgins es
visto como alguien que diestramente desvinculo a Chile de las propuestas monarquistas de
otros líderes17

O'higginismo después de O'Higgins

Manuel Rodríguez férreo opositor de O'Higgins.

A medida que el regreso de O'Higgins desde Perú se volvía cada vez más improbable, pero
sobre todo después de su muerte, el discurso público dominante reivindicó progresivamente
la figura del general.

O’Higgins llegó a ser representado como un modelo de virtudes cívicas y patrióticas,


pasando a ser uno de los símbolos del joven estado nacional. Fue visto como un
representante del republicanismo, civilismo y conducta militar ejemplar: obediente a los
intereses de la república y del gobierno legítimo por sobre sus propios intereses.

Esto tuvo lugar principalmente durante el periodo en el cual Diego Portales buscaba
instaurar un gobierno presidencial fuerte, en lo que se llamó República Conservadora
(Chile) y que puede ser visto como estableciendo en Chile las bases de lo que ahora se
llama “democracia delegativa”18

En ese sentido, se citaba habitualmente su negativa a usar la fuerza que poseía —tanto
como Director Supremo como Comandante en Jefe del Ejército— en defensa de su
gobierno, prefiriendo renunciar que exponer al país a una guerra civil. Igualmente se
menciona que, cuando el gobierno civil, a mediado de 1813, le dio el comando del ejército,
se negó a demandarlo, esperando hasta que José Miguel Carrera renunciara a ese comando
antes de asumirlo. El haberse ofrecido personalmente como rehén a las fuerzas
monarquistas a fin de garantizar el valor de un tratado, haberse puesto a las órdenes de sus
adversarios cuando la divisiones internas amenazaban la supervivencia del país, etc. Pero la
polémica, ya presentada en relación a sus ideas políticas, nunca dejó de estar presente.

Posteriormente a todos estos hechos, la figura de O'Higgins se ha mantenido, tanto en el


inconsciente colectivo chileno, como en figuras tan obvias y directas como las monedas de
1, 5, 10 y 50 pesos chilenos. Esto podría interpretarse como una forma póstuma de Culto a
la personalidad.

Repatriación

Su repatriación nunca se concretó durante su vida. A pesar de que Portales formó una
alianza con el sector o'higginista y no dudaba de utilizar la figura de O'Higgins (o por lo
menos, las aspiraciones de sus seguidores) a fin de impulsar su visión de una república
estable, etc., se oponía al retorno del mismo, por considerar que O'Higgins poseía una
tendencia personalista en la conducción del Estado, lo que últimamente era inimico a las
intenciones portialanas.19

En 1844 -durante la presidencia de Manuel Bulnes y cuando Chile se empieza a preocupar


de establecer firmente sus derechos en el sur del continente , preocupación que O'Higgins
había hecho presente en su testamento político y otros documentos,20 la repatriación de su
cuerpo fue acordada por el parlamento chileno.

Posteriormente, en 1864, durante la presidencia de José Joaquín Pérez, la presidencia de la


república autorizó los gastos para la repatriación de sus restos. Joaquín Pérez fue un
presidente "de unidad" siguiendo la crisis política del sector gobernante. Esa repatriación se
concreto en 1869 durante el segundo periodo se ese presidente.

Quizás simbolizando el destino de la imagen de O'Higgins, sus restos fueron sepultados en


un sarcófago de mármol de Carrara en el Cementerio General de Santiago, contraviniendo
sus expresos deseos de ser sepultado en la ciudad de Chillán.

Como igualmente simbólicos pueden ser vistos vicisitudes posteriores. El 20 de


agosto de 1979 la urna fue trasladada por orden de Augusto Pinochet al Altar de la Patria,
a la entrada de la Avenida Bulnes, frente al Palacio de La Moneda.

El 18 de octubre de 2004 los restos de O'Higgins fueron llevados temporalmente hasta


la Escuela Militar, debido a la reconstrucción o remodelación del área. Permanecieron allí
hasta el 10 de marzo de 2006 cuando , en lo que fue visto como "su rescate de los
militares"21 su cuerpo fue trasladado, ahora en forma definitiva, a la nueva cripta
subterránea del Libertador, en el mismo espacio que ocupaba el Altar de la Patria, ahora
llamada "Plaza de la Ciudadanía".

O'higginistas contemporáneos

También son llamados o'higginistas u o'higginianos aquellos estudiosos, ciudadanos e


instituciones que hasta el presente defienden y reivindican la figura de Bernardo O'higgins,
rivalizando -comúnmente- con los seguidores de su enemigo político José Miguel Carrera,
llamados carrerinos y carrerinos.

Habitualmente se considera que la postura oficial del estado y el Ejército de Chile es


o'higginista. Esta posición fue especialmente explícita entre finales del siglo XIX y
principios de la década de1990s, cuando se honró fuertemente a O'Higgins como
supremo héroe de la Independencia y padre de la patria, lo cual ha hecho a gente a asociarlo
-de una manera extrema- con Augusto Pinochet . Con el fin del Gobierno Militar (Chile),
decayó la conmemoración pública de la figura del general O'Higgins, aunque éste sigue
siendo considerado como una de las figuras principales del panteón nacional chileno.
Enlaces externos

 Constitución Matriz de la Logia Lautaro


 Immanuel Kant : ¿Qué es la Ilustración?
 EL PENSAMIENTO POLITICO EN COPIAPO DURANTE EL SIGLO XIX
 Revista Occidente; Artículo acerca de "O'Higgins, El Libertador"
 Reseña de Laicos y Santos, Alejo Grau

Fuentes

 Archivo de don Bernardo O'Higgins Santiago: Nacimento, 1946-, 34 v.


 'A. Braun Menéndez (editor) "Bernardo O'Higgins. Capìtan General y Director
Supremo de Chile, Gran Mariscal del Perú y Brigadier de las Prov. Unidas del Rio de la
Plata" Conferencia Ediciones de El Bibliofilo (1940) ASIN: B000V4P6MW
 E. De la Cruz "Epistolario de D. Bernardo O'Higgins Capitán General y Director
Supremo de Chile, Gran Mariscal del Perú y Brigadier de las Provincias Unidas del Rio
de la Plata. 1798-1823" Ediciones de la Imprenta Universitaria (1916) ASIN:
B000KMF8UU
 ETCHEPARE JENSEN, Jaime Antonio "El Pensamiento Político de O’Higgins",
Revista El Libertador Nº 5, junio de 1989, págs. 29-46
 Herrera Valdez W. F. "LAS SOCIEDADES SECRETAS Y EL PROCESO DE
INDEPENDENCIA DEL CONO SURAMERICANO: O HIGGINS, SAN MARTIN Y
LA LOGIA LAUTARO." (tesis doctoral) Universidad: Complutense de Madrid. Centro
de lectura: GEOGRAFIA E HISTORIA. SECCION HISTORIA DE AMERICA. 1984
 Miguel Luis Amunátegui Aldunate La dictadura de O'Higgins Santiago:
Imprenta, Litografía i Encuadernación Barcelona. 1914.
 Jaime Eyzaguirre O'Higgins Santiago: Zig-Zag, 1995.
 Guillermo Feliú Cruz El pensamiento político de O'Higgins: estudio
histórico Santiago: Universitaria, 1954.
 Julio Heise González O'Higgins, Forjador de una tradición democrática. Santiago,
Imprenta Netipert, 1975.
 Eugenio Orrego Vicuña O'Higgins, Vida y Tiempo 211. Ed. Buenos Aires.
Editorial Losada, S.A., 1957.
 Renato Valenzuela Ugarte Bernardo O´Higgins. El Estado de Chile y el Poder
Naval Andrés Bello, ISBN 956-13-1604-8.
 Benjamín Vicuña Mackenna El ostracismo del jeneral D. Bernardo
O'HIggins Santiago: Imprenta i Librería del Mercurio 1860.

El Pensamiento Político de O’Higgins, Revista El Libertador Nº 5, junio de 1989, págs. 29-


46. ETCHEPARE JENSEN, Jaime Antonio

Cabildo en el curso
Debate entre Carreristas y O`higginistas (Pipiolos y Pelucones)

Clase dada para alumnos de 8º educación Básico y 1º Enseñanza Media en grupos

1) - El Docente en aula dividirá el curso en dos grandes bloques y un tercer


bloque conformado por 4 alumnos como máximo, que serán quienes
presidirán este cabildo (pueden ser la directiva del curso) cuya misión será
canalizar ambas posturas y llegar a un acuerdo o juicio concienzudo del
tema y dar su veredicto argumentado con respecto a ambas posturas y el
porque uno gana y pierde el otro bando o el justo empate según corresponda.

2) – El docente entregara a cada grupo documentos con la materia que


corresponde al tema, este documento será analizado, (para esto se dará un
tiempo no mayor a 20 minutos) extrayéndose de él la información requerida,
es decir, “Los ideales de los Carreristas y de los O`higginistas” con
respecto a las acciones y hechos que llevaron a la declaración o
proclamación de la independencia de Chile (1818).

3) – Transcurrido el tiempo de análisis del tema, cada grupo por consenso


democrático, elegirá a dos representantes para que expongan y defiendan su
postura, cada grupo contara con 5 minutos para argumentar y al final tendrán
2 minutos para rebatir las ideas de sus contrincantes, esta defensa puede ser
negativa o a favor de algún ideal del personaje contrario.

4) – Los jueces que presiden el Cabildo, tendrán 5 minutos para dirimir y


justificar ambas posturas y dar un veredicto a la causa que demanda cada
uno de los grupos, si es necesario se les otorgara 1 minuto extra a cada grupo
con el fin de dilucidar alguna duda pendiente.

5) – Ambos bandos deberán acatar el dictamen de las autoridades pertinentes


de dicho Cabildo.

6) – El docente evaluara con nota general a cada bando.

También podría gustarte