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Periódico The City

Editor/Fundador: Prof. José Angel Lagos-Jiménez


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las 200 Ediciones
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THE CITY
que han sido
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Editor y Fundador:
Prof. José Angel Lagos-Jiménez
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Comentarios Editoriales en
The City
(la voz oficial del periódico)

Volumen 2

Desde el Despacho del Editor


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El Parlamento de Costa Rica en medio de


un Fétido Lodazal
En una oportunidad lo dijo Séneca, quien fuera consejero del Emperador Nerón y también
Senador de Roma: “Del parlamento a la barbarie… sólo hay un paso.” Por supuesto que sus
palabras tienen un peso indiscutible a pesar de los siglos que han pasado desde que él
desapareció físicamente y el Imperio romano dejó de existir. Pero el filósofo
hispano/romano (nació en Córdoba, en la actual España, provincia de Roma a la sazón),
sabía certeramente a qué se refería, pues pasó gran parte de su vida en los graderíos del
hemiciclo del senado.

Sin más preámbulo, diremos de la Asamblea Legislativa de Costa Rica, la


República democrática centroamericana, que acusa un deterioro bastante pronunciado y
preocupante, porque no permite la agilidad de la vida en democracia ni otras prerrogativas
que podrían darse y que dependen directa e indirectamente de este Primer Poder del país. El
papel de un parlamento en una nación que se precie de ser democrática y respetuosa con los
valores cívicos, es el de ayudar al buen funcionamiento del sistema. ¿De qué manera?
Funcionando bien internamente y de ahí, proyectarse hacia el resto de los ciudadanos, hacia
los demás Poderes republicanos y la totalidad de Instituciones. Es generador de nuevas
leyes, de discutirlas, analizarlas y, finalmente, aprobarlas o desecharlas. Pero no desviarse
de esa misión para la cual fue encomendado y creado el parlamento.

En el caso específico de la Asamblea Legislativa de Costa Rica, existe una serie de


comisiones que se dedican a asuntos importantes; otras, a situaciones totalmente pueriles; y
otras peores, a aspectos definitivamente destructivos y sumamente dañinos a la moral, el
orden nacional y al espíritu de patriotismo que debería prevalecer siempre en este, que es el
Primer Poder de la República, según especifica la Carta Magna o Constitución Política.

Una de las últimas comisiones recién formada, ha visto la luz precisamente para
tratar un tema que debería resolver el Ministerio de Justicia y nadie más, en conjunto con la
policía. Fue integrada por unos cuantos diputados, oficiales y no oficiales, para tratar el
asunto de lo que los políticos y periodistas costarricenses han dado por llamar “troles”, que
no son otra cosa que individuos vagabundos, quienes han hecho de las redes sociales,
especialmente Facebook, una manera de desperdiciar el tiempo y de estafar a las personas
decentes, mediante ardides deshonestos. Lógicamente, esos estafadores que acuñan día a
día la mentira y toda clase de falsedades, se esconden en identidades falsas, crean gran
cantidad de “perfiles” también falsificados, con rostros y personajes inexistentes y desde
esas posiciones, proceden a realizar el juego sucio.
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Se trata de individuos comunes y corrientes que tienen el incontenible deseo de
trascender, de hacerse famosos en la política, de una manera u otra. En el caso específico
que nos ocupa, el “troll” se hizo llamar Piero Calandrelli, creó en torno suyo toda una
historia, por demás falsa, de que era médico, iba a ejercer esa profesión en Italia, tenía
tantos hijos, había adoptado a otro más, era viudo y pasaba por problemas económicos. Su
historieta lastimera, fue leída por la actual ministra de Salud, la Dra. Joselyn Chacón, y le
regaló algún dinerillo para que pudiera solventar su penosa situación. Pronto se iba a dar
cuenta de que el estafador se llama, en verdad, Alberto Vargas Zúñiga, es un soñador que
ha querido volar hasta los estamentos más elevados del Estado, del actual gobierno, y ser
tratado como “el gran personaje” que su super-ego atrofiado le dicta que sea.

Lo cierto es que el dinero donado por la ministra, se convirtió en un dolor de


cabeza, porque el sinvergüenza cambió el argumento de su mentira e inventó una mentira
todavía más peligrosa: afirmó que la doctora y ministra le dio esos miles de colones
(moneda costarricense), para que atacara, físicamente y por las redes sociales, a los
periodistas que la adversaban. De inmediato, el sinvergüenza encontró eco en las
publicaciones del Grupo Nación, dueño de los periódicos La Teja, La Nación, El Financiero
y la Revista Perfil, y comenzaron a atacar a la misma funcionaria. Lo mismo ha hecho el
telediario del Canal 7, llamado Telenoticias, cuyo director cubano, Ignacio Santos
Pasamontes, siempre hace “yunta” con el director de La Nación, Armando González
Rodicio, también cubano, para atacar a aquellos que les resultan antipáticos o creen que
merecen ser atacados por una u otra razón.

El “troll” Vargas Zúñiga, vividor de las redes sociales, lanzó “lodo” a todo el
Gabinete y diputados del actual gobierno costarricense, con base en sus falsedades o
mentiras; y por esa causa, la Asamblea Legislativa ordenó conformar la comisión que está
analizando su caso. Una pérdida de tiempo que se debió evitar y dejar que la policía judicial
y los jueces, intervinieran para aprehender, encarcelar al sinvergüenza estafador y
someterlo a un proceso penal aleccionador, sino meterlo en un hospital psiquiátrico, pues se
trata de un caso evidente de avanzada esquizofrenia, con tintes paranoides.

Esa comisión legislativa o parlamentaria, solo está perdiendo el tiempo que debería
invertir en proyectos de importancia verdadera para el país y no prestar oídos a un enfermo
mental, cuyas malas artes son la estafa, con base en una mente fantasiosa y psicótica. Ese
no es el objetivo, ni remoto siquiera, de un parlamento que se precia de ser serio dentro de
una democracia funcional, como presumen los costarricenses que es su sistema.
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Los Ex Presidentes de los Estados Unidos son


Intocables. Parece que están por Encima
de la Justicia Terrenal
Con dos ejemplos muy concretos, comenzamos este comentario editorial: Richard Nixon y
Bill Clinton. El primero gobernó a los Estados Unidos del 20 de enero de 1969 al 9 de
agosto de 1974. Y el segundo, del 20 de enero de 1993, al 20 de enero del 2001. Estuvo en
la Casa Blanca durante dos períodos consecutivos. La semejanza entre ambos se presentó
porque protagonizaron situaciones bastante engorrosas, vergonzantes, que, a Nixon, le
hicieron renunciar a la presidencia del país; y Clinton se sostuvo en el cargo -a pesar de las
evidencias clarísimas-, solo porque no desarrolló ese sentimiento de culpa natural que
siempre surge en los seres humanos normales, pero que él supo atenuar, sino eliminar en
esencia. También, el Comité del Senado que lo investigó, no tomó en consideración la
posibilidad de hacerlo renunciar, con esa displicencia que tienen los estadounidenses con
los presidentes.

De hecho, Clinton aceptó su culpabilidad ante la misma Comisión, al decir que no


tuvo relaciones sexuales en la Oficina Oval con la becaria Mónica Lewinski, “que solo fue
sexo oral” el que ella le practicó y los senadores llegaron a la tolerante, inmoral e
irresponsable conclusión de que aquellos actos no eran suficientes para exigirle la renuncia
al mandatario, a pesar de que convirtió al Despacho de la mayor potencia mundial, en un
“burdelillo” improvisado cada tarde, cuando su amante lo visitaba. Reiteramos: los ex
presidentes de esta nación son intocables, parece que están situados más allá de todo
tribunal.

Traemos del recuerdo esas dos incidencias para tratar el tema de otro ex mandatario:
en este caso, Donald Trump, el psicópata que desgobernó a los Estados Unidos y causó una
de las peores crisis de seguridad, al lanzar a las turbas contra el edificio del Capitolio y por
pedir a los gamberros que asesinaran a su entonces vicepresidente, Mike Pence. Quienes
observamos la política mundial, sabemos cabalmente que Trump es “un pillo de siete
suelas”, que ha desfalcado, mediante sus negocios espurios, aquí y allá y en todo momento
que le ha sido favorable. Hace pocas fechas, un tribunal de New York que le investigó,
sentenció a la Organización Trump a pagar una multa (¡!) de US$1,6 millones, por haberla
hallado culpable en 17 delitos de fraude fiscal, conspiración y falseamiento de cuentas. Ese
será el castigo para el delincuente que es Donald Trump. Un tipo que, desde lejos, parece
estar del lado oscuro de la ley; y de cerca… no nos queda la menor duda de que es un
pillastro comprobado y a plena luz del día. Sin embargo, ese castigo es posible que le haya
causado una gran tranquilidad a Trump –si es que estaba intranquilo y nervioso-, porque
ese dinero no representa gran cosa para él y su organización.
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Durante todo ese tiempo en el que se realizaron las defraudaciones, el ex mandatario
tuvo la colaboración de Allen Weisselberg, antiguo

director financiero del conglomerado empresarial; y después de tres años de investigación


por parte de la fiscalía neoyorquina, se les encontró culpables por crear un sistema para
pagar parte de la retribución de sus ejecutivos, con dinero negro o con prestaciones no
declaradas durante un período de unos 15 años. Incluso, el mismo testaferro Weisselberg,
recibió de Trump el uso de una casa gratuita en Manhattan, el alquiler de autos de alta
gama, muebles y el pago privado del colegio de sus nietos, sin declarar nada de ello a
Hacienda. Sin embargo, Trump debe estar satisfecho por la sentencia judicial que le ha
permitido pagar “una bicoca”, una insignificancia, y no ir a la cárcel ni vedarle su actividad
política presente y futura. Los ex presidentes de este país… son intocables, evidentemente.
Más bien, su director financiero fue sentenciado a cinco meses de cárcel y otros cinco años
de libertad condicional, ya que Weisselberg se declaró culpable de 15 cargos en agosto del
año pasado y colaboró con la investigación, lo cual redujo su pena ostensiblemente.

Recordemos que el conglomerado empresarial que lidera Donald Trump, explota


hoteles, campos de golf y propiedades inmobiliarias en los Estados Unidos y en otros
países. Las multas fueron impuestas concretamente a dos filiales de la Organización
Trump: Trump Corp, sancionada con el pago de US$810 mil; y Trump Payroll Corp, con
US$800 mil y deberán pagar esos montos en el plazo de dos semanas. El fiscal del caso,
Joshua Steinglass, dijo que las multas constituyen “una fracción de los ingresos” de dicha
organización y “el esquema (fraudulento), fue de gran alcance y descarado. Todas esas
prácticas corruptas formaban parte del paquete de compensación de los ejecutivos de la
Organización Trump y, sin duda, era más barato que pagar salarios más altos a esos
ejecutivos.” Aseveró.

Nuevamente subrayamos, en este y en otros entuertos en el que es protagonista


Donald Trump, nunca ha sido imputado, a pesar de que la fiscalía mantiene investigaciones
contra él y sus empresas y la misma Organización está sujeta a otro caso de carácter civil,
en el que la fiscal de Nueva York, Letittia James, lo acusa de haber engañado sobre el valor
de sus activos y pide que Donald Trump y sus tres hijos mayores, no dirijan nunca más
cualquier empresa que tenga sede en esta ciudad. Así mismo, exige que paguen una
cuantiosa multa de US$250 millones, una cantidad que estamos seguros y conociendo los
hechos, ningún juez se atrevería a imponer a este personaje delincuencial, por la simple
razón de que fue presidente de los Estados Unidos y como tal, subió “al Olimpo” de los
intocables por la justicia terrenal. Extraño… pero así funciona en la primera potencia del
orbe.
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Cuidado con el Fanatismo


Escribió Friedrich Nietzsche, el filósofo alemán a quien le gustaba “filosofar con el
martillo”, precisamente por su pensamiento siempre duro y sentencioso, que “el fanatismo
es la única fuerza capaz de conducir a los débiles e inseguros.” Es decir, a esas gentes con
muy poca o nula cultura, el fanatismo se convierte en algo así como el acicate que les da
esa seguridad que, desde el fondo de sus espíritus, son incapaces de generar en su
continuidad por la vida. Es por eso que se parapetan bajo los aleros de la política o de algún
deporte, que en la mayoría de los casos es el futbol, por ser la disciplina masiva por
excelencia. En esas dos actividades, quienes carecen de carácter, discernimiento, sabiduría,
inteligencia media y preparación académica (a veces se incluyen los profesionales de
distintos oficios también), encuentran ese faltante psíquico que tanto les hace falta y sacan a
flote el valor, el enfrentamiento con el orden establecido y retan constantemente a la lógica
y a las evidencias convincentes.

Y, si al fanatismo le agregamos una alta dosis de pasión incontrolada, “el cóctel” se


torna más peligroso aún.

En la figura del deportista brasileño recién fallecido, Edson Arantes Do


Nascimento, alias Pelé, hemos observando el fanatismo, pero no de los brasileños, de los
millones de admiradores de este ídolo de masas, sino de sus antípodas… los argentinos.
Con ese ego extra-terrenal que tienen los nacidos a la otra orilla del Río de La Plata, nunca
pudieron concebir que un país mucho más grande que el suyo, llamado Brasil, multicultural
y multiétnico, con una inmensa mayoría de personas de tez negra, les superara en lo que
para los mismos argentinos es una pasión desbordada desde siempre… en el futbol. Es por
esa razón que, desde la noche de los tiempos, los rioplatenses han venido creando ídolos
que huelen más “a tinta de periódicos y revistas”, que a la realidad verdadera. Ante la
presencia de Garrincha, el habilidosísimo puntero derecho brasileño, los argentinos
antepusieron la figura del rubio Alfredo Di Stéfano. Mientras tanto sufrían con la colosal
personalidad deportiva del mulato brasileño, capaz de dejar en el camino a cinco defensores
del equipo contrario, sin ninguna oportunidad con el balón.

Y, cuando Pelé, el negro Pelé, con su piel africana, aunque nacido en Brasil, hacía
magia con sus dos piernas, cabeza y pecho, los argentinos sufrían todavía más, porque,
además de negro… era lo mejor que se había visto en el firmamento del futbol, a nivel
mundial. Cuando Pelé anunció su retiro el 1 de octubre de 1977, a los 36 años de edad, y
jugando para el Cosmos de New York, prestos los vecinos del sur se dedicaron a crear un
sustituto con base en crónicas periodísticas y micrófonos de las radioemisoras y televisión.
En Diego Armando Maradona lo pudieron encontrar. Aunque era un futbolista físicamente
muy limitado, pues no cabeceaba, era muy bajo de estatura y solo su pierna izquierda
manejaba. Muy habilidoso sí… pero solo con su lado izquierdo de su cerebro. Pelé era
completísimo en el manejo del balón de futbol.
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En otro aspecto de su personalidad, Maradona quedó debiendo con el “universo del
balompié”, según escribió Johan Cruyff de aquel, porque nunca fue un caballero, ni dentro
del rectángulo de juego y mucho menos dentro del mismo. Pelé si lo fue y un humano
demasiado humano, con el alma en sus manos. Nuevamente el empleo de las
comparaciones, siempre inadecuadas, insultantes e ineficaces, era de los argentinos por
aquellas épocas. Y la prensa repetía y repetía, recalcitraba, machacaba con ferocidad, de
que Maradona “era el dios de este mundo y había nacido en Argentina, nunca en otro país.”
Era el fanatismo en su máxima expresión, aderezado con mucho de nacionalismo trivial,
barato y de poca monta…

Mientras tanto, en otras naciones estaban genios del futbol en las personalidades de
los alemanes Beckenbauer, Netzer, Breitner, Haller, Müller, Schuster y Seeler; en los
Países Bajos (Nederlande), habían surgido Johan Cruyff y Johan Neeskerns; en Portugal, se
iba retirando el gran Eusebio; y en el prolífero Brasil, seguían Rivelino y Jairzinho y
surgían genios del balón en las vidas de Romario, Ronaldinho Gaucho, Bebeto y demás.
Los argentinos volvían sus rostros hacia lo único que habían creado y lo único que podían
tener: su limitado (físicamente) Maradona. Su prensa seguía machacando sobre este
molesto tema: la comparación inútil con Pelé, obviando a la gran “constelación” de
futbolistas que había en Europa y en el mismo Brasil en aquellos instantes. Lo importante
para los argentinos era que su “ídolo de barro y papel” no cayera en el olvido. Algo de lo
que se ocupó la cocaína que comenzó a consumir Maradona, en detrimento propio y de sus
millones de fanáticos en su propia patria.

En este punto en particular tenemos que decir que estamos de acuerdo en “la
grandeza” de Maradona y de Messi, el otro “ídolo” creado por los periodistas de Argentina
y España, para llenar esos vacíos que iban dejando las grandes estrellas (estrellas de
verdad), al retirarse de esta disciplina. Y estamos de acuerdo en el sentido de que fueron
“monstruos”, -como les gusta exagerar con la terminología a argentinos y españoles-, pero
en “el universo de la Argentina” solamente. Ambos son comparables únicamente con los
mismos futbolistas de su país y nunca hacia el exterior. Solo así se puede atenuar esa
maledicencia que suele ser la comparación entre dos seres humanos. Maradona y Messi han
sido mejores que Di Stéfano, Heredia, Ayala, Housemann, Brindisi y los demás. Pero,
cuando salen de su país, caen en el abismo de lo falso, lo limitado, lo pueril lo molesto. Es
decir, para los argentinos… muy bien; para quienes no tenemos nada que ver con ese
país…. muy mal. Nos resulta molesto, muy molesto, hasta el enojo. Pues no somos
fanáticos, no tenemos la inseguridad natural que tienen los rioplatenses, quienes, con base
en su gigantesco super-ego (lo que quisieran ser en sus fantasías), anhelan la grandeza a
toda costa y como no la obtienen, “se la sacan de sus mangas de las camisas”, como si se
tratara de los fulles de una baraja de naipes.

Solo con el fanatismo, pegando gritos desde los graderíos de los estadios, alzando
pancartas en las manifestaciones políticas en las calles y avenidas de Buenos Aires y
creando trifulcas ahí donde estén, esas gentes se sienten seguras. A lo anterior le agregan
sus ídolos de papel, tan limitados física e intelectualmente y en desacuerdo con las
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evidencias que muestra la realidad de todos los días. Pelé ha muerto ciertamente; pero nadie
podrá igualarlo jamás. Los hechos concretos son nuestra moneda de cambio.

El Extraño Fenómeno de Cristina de Kirchner, la Mujer


que tiene “Embobados” a todos
los Argentinos
De todas maneras posibles, el pueblo argentino brinda a los psicólogos, sociólogos y
psiquiatras un riquísimo material para ser estudiado, analizado y vuelto a analizar. Sin
duda, se trata de una nacionalidad única en el concierto de las naciones. “No son de aquí ni
son de allá”, según dice el estribillo de la famosa canción escrita por Facundo Cabral, pues
no se sienten latinoamericanos, sino europeos sembrados en territorio del cono sur
americano; y cuando están en Europa, los mismos europeos no los perciben siquiera como
suyos. Además, siempre prefieren vivir en España porque los otros idiomas les causan
problemas de aprendizaje (son vagabundos en ese sentido y no emprenden siquiera el
aprendizaje de otra lengua).

Pero vayamos al grano… Los argentinos se consideran a ellos mismos un pueblo


indomable, dueño de grandes trifulcas en pleno corazón de Europa, sino recordemos a
aquel ex futbolista llamado Antonio Ubaldo Rattín, quien protagonizó uno de los pasajes
más lamentables a nivel internacional, cuando se negó salir del campo de juego al ser
expulsado en un partido de la Copa Mundial de 1966, en Inglaterra, y tuvo que ser
escoltado por la policía inglesa. No conforme con su comportamiento estúpido, se sentó en
la alfombra roja que era exclusiva para la Reina británica y de camino, hizo añicos una
bandera de la Union Jack que encontró a su paso. Su actitud irracional, enfermiza y
esquizoide, quedó registrada en los anales del balompié.

Diego Armando Maradona también dejó “su impronta” por donde fue, como
aquellos mentonazos de madre en la final de la Copa del Mundo en Italia, en 1990, cuando
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se entonaba el himno de Argentina y los aficionados italianos silbaban la pieza musical. Así
mismo, gustaba sacar los dedos “corazón” a quienes fuera y tenían, luego, que sostenerlo
para que no se cayera de bruces por la barandilla del palco, hacia el vacío.

Traemos del pasado esos amargos y vergonzantes pasajes en los que fueron
protagonistas argentinos –entre otros muchos que han efectuado gentes de ese mismo país-,
para entrar de lleno en la figura de Cristina Fernández de Kirchner, la mujer que tiene por el
pescuezo a cada uno de los argentinos y hace con ellos lo que le place, a pesar de que ellos
insisten en que son indómitos, que nadie es capaz de dictarles reglas ni pautas; pero la
verdad es que, desde que Cristina incursionó en la política de ese país, los ha dominado a
placer, les ha engañado, les ha robado, les ha acariciado con su verborrea y les ha vuelto a
engatusar cuantas veces ella así lo ha querido. Y los argentinos han sido incapaces de
despertar de ese “encantamiento” y, por el contrario, más bien aplauden sus jugarretas
reñidas con la honradez y la honorabilidad y se dicen incapaces de prescindir de ella en
ningún momento.

En otras palabras más claras y directas: Cristina Fernández tiene “embobada” a la


mayoría de los argentinos y los que no lo están, se lo callan y en este caso –y en otros-, “el
callar es aceptar…”

Esa mujer es un fenómeno extraño que en otro país, verdaderamente culto, maduro
y racionalista, jamás hubiese permanecido en “la cresta” de la opinión pública más de
cuatro años. Porque no es una Angela Merkel. Está muy lejos de serlo. Ni un tobillo a la
alemana le puede rozar la Cristina. Tampoco está cerca de parecerse a la inglesa Margaret
Thatcher, porque, en principio, la Cristina es histriónica (payasa), melodramática, con
fuertes rasgos de esquizofrénica, visceralmente deshonesta y decididamente corrupta. Y en
Europa, en la mayoría de las naciones que componen la Unión Europea, un personaje así
estaría en un hospital para dementes o prisionera, por causa de sus evidentísimos actos
corruptos.

No obstante el “embobamiento” en el que tiene a los argentinos, últimamente la


Kirchner ha sido condenada a seis años de prisión. Muy poco tiempo presa para lo
descarada que ha sido y todo lo que ha robado desde el seno del gobierno, que, según el
fiscal Diego Luciani, el monto defraudado por esta horrenda mujer, asciende a US$1,000
millones, durante los dos mandatos de ella, entre el 2007 y el 2015.

Son famosas las 51 obras que adjudicó en la provincia de Santa Cruz, a la postre el
bastión del “kirchterismo”, y de las cuales obtuvo jugosas y espurias ganancias cuando era
presidenta del país. Aquellas licitaciones fueron concedidas a Lázaro Báez, amigo de
Néstor Kirchner, esposo fallecido de Cristina. Durante el juicio salió a la luz que Báez
saltó, de repente, de la noche a la mañana, de ser un oscuro empleado de Banco, a “Zar de
la construcción.” Así, como por arte de magia. Este individuo cobró por todas las obras,
mismas que dejó, en su gran mayoría, inconclusas; pero se guardó los millones de dólares
en sus bolsas y, sin dudarlo, participó grandemente al matrimonio Kirchner en esas
ganancias.
A pesar de la claridad de los hechos dados a conocer por la fiscalía, la inmensa
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mayoría de los argentinos siguen apoyando a Cristina Fernández, la decidida competidora
de Eva Perón, a quien quieren convertir en “santa de la Iglesia Católica” y no sería raro que
el actual Papa Francisco (un soquete de grandes proporciones), así se lo conceda a este
pueblo embobado, extraño y estrafalario.

Taxistas en Costa Rica, el Gremio que se


Niega a Morir
En las décadas de los 80 y 90 llegaron a constituir una organización extraordinariamente
fuerte en este país centroamericano; de ahí que se les conociera con el nombre de “fuerza
roja”. Competían incluso con la policía y se estaban dedicando a otras labores ajenas al
transporte de personas, como la persecución de delincuentes, a los cuales atrapaban, les
daban palizas y los dejaban sangrando en las puertas de los hospitales. Adquirieron tanto
poder en las calles, que los usuarios y ciudadanos en general, llegaron a desarrollar un bien
fundamentado respeto, matizado con temor.

Los taxistas “rojos” (apodo debido al color de sus vehículos), se permitieron decidir
a quiénes daban sus servicios, cuánto cobraban por kilómetro y los sitios adónde iban. El
autoritarismo era absoluto y avasallante, según se ve. Paralelo a ese comportamiento
inusual de sus conductores, iba naciendo y desarrollándose un menosprecio muy evidente
de parte de los mismos ciudadanos, que los criticaban acremente y caían en constantes
discusiones, acaloradas y hasta violentas, con los taxistas. La mala fama que se iban
labrando, también iba quedando en lo recóndito de los corazones de los costarricenses, que
no han podido desprenderse de una amarga opinión.

Algunos de los abusos que se les achacan, se fundamentan en los precios que
cobran, exagerados por demás, descarados y muy convincentes del robo que están haciendo
ante los ojos de los usuarios; asimismo, la alteración de la máquina que registra los
recorridos (llamada popularmente “María”), un aparato que marca más dinero del que
normalmente debería registrar. En cuanto al comportamiento de esos choferes, se ha sabido
de abuso sexual contra las mujeres, conversaciones y “piropos” fuera de tono y con fuerte
mensaje erótico; insultos contra otras personas, grescas en las calles y carreteras “a puño
cerrado” y una prepotencia diaria y sin fin. Se habían convertido en un grupúsculo
practicante de gollerías y actos corruptos a cada instante, en contra de la población “de a
pie”, que necesita de sus servicios. Por ejemplo, el recorrido que normalmente resulta de
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media o corta distancia, los taxistas lo alargan o van más despacio, en la espera de que “la
María” marque más tiempo y kilómetros y así el precio suba. Todo ello lo capta y lo siente
el público, que se ha formado la peor opinión posible en relación con los dueños de los
taxis.

Por todo lo anterior, es muy evidente ver las largas filas de vehículos rojos
detenidos en distintos puntos de la Capital, San José, sin que se muevan de ahí durante
horas y horas, ya que los clientes prefieren caminar, usar autobuses o al famoso “uber”, una
opción que está acabando con “los rojos” paulatinamente. Por supuesto que esta desgracia
para los taxistas “oficiales” se traduce en hambre para sus familias, pues el dinero que
perciben ahora es más escaso que en aquellos tiempos de bonanza que no supieron
capitalizar y cuyas consecuencias negativas ahora están sufriendo; también, muchos de
ellos han devuelto las placas del automóvil al Estado, la concesión, y se han dedicado a
otras labores. A todo ello hay que sumarle el aumento constante del costo del servicio, que
lo decreta el gobierno, y hace que los usuarios prefieran a los famosos “uber”, pues son
mucho más baratos.

Simplemente, los taxistas “rojos” no supieron, no quisieron, cuidar a los clientes,


“los apalearon” –en varias ocasiones lo hicieron literalmente-, abusaron de las mujeres,
quienes desarrollaron un bien fundamentado resquemor y rechazo contra ellos; y abusaron
también de ancianos, a quienes estafaron cada vez que pudieron; y se negaron a dar el
servicio a discapacitados o en tiempos de fuertes lluvias. Hubo, incluso, una época cuando
subían al taxi a tres usuarios desconocidos, que iban a distintas rutas, con el propósito de
ganarse ese dinero rápido y amoral. En resumen, fueron decenas de decenas de tropelías, de
faltas de respeto y groserías, las que hicieron que los ciudadanos los apartaran y prefirieran
a los “uber”, que se convirtieron en algo así como “la guillotina” de los taxistas “rojos.”

Los tiempos cambian, los hechos buenos, los que son para recordar con agrado, y
los malos… también desaparecen, se van con el paso de los años, aunque las malas
experiencias suelen recordarse indefinidamente, para no repetirlas en el presente y los
taxistas “oficiales”, cavaron sus propias tumbas y condenaron al gremio a la desaparición,
pues cada vez se ven menos de estos vehículos en las calles y son muy pocas las personas
que los utilizan para realizar sus gestiones diarias. Naturalmente, ha habido taxistas de este
mismo grupo, que han sido caballeros y no merecieron ser arrastrados a la situación actual.
Son la excepción en la regla; pero, desgraciadamente, fue una cantidad ínfima de ellos.

Quizás se haya debido a un problema de malformación, de educación básica


deficiente en esos conductores, lo que les hizo comportarse como verdaderos gamberros en
las vías públicas; y es que se trata de choferes con muy poca instrucción moral y
académica, quienes encontraron en la actividad una fuente de ingresos más o menos segura,
pero se equivocaron en el maltrato a los clientes, quienes les han devuelto el desprecio al
usar el servicio de “uber” y al emitir los peores comentarios que se les puede escuchar al
respecto. A pesar de lo anterior, los taxistas “rojos” persisten… se agarran a la vida igual al
náufrago a una tabla.
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Putin es Peor que los Terremotos de


Turquía y Siria
La enorme semejanza entre las dos tragedias que están viviendo Turquía y Siria por un
lado; y Ucrania, por el otro… radica en el altísimo grado de destrucción de sus principales
ciudades y los miles de muertos en cada una de ellas. Los dos primeros países a raíz de los
tres terremotos sufridos recientemente y de los cuales hemos reportado profusamente; y la
nación europea, por causa de la invasión y los ataques masivos con misiles, a la que está
sometida por el capricho criminal de Vladímir Putin, el dictador/asesino ruso. Pero en los
tres… la destrucción es el común, evidente, insoportable para la sensibilidad de aquellos
sensibles que tenemos el alma a flor de piel y nos duelen estas injusticias, como duele lo
inconcebible en este mundo.

No obstante, la gran diferencia radica en que los terremotos ya se han detenido –a


pesar de las infaltables réplicas-, y muy posiblemente, turcos y sirios volverán a
experimentar algo parecido, muchos años después, sino nunca más, un tiempo prudencial
que permitirá a las nuevas generaciones resarcirse, superar traumas y desarrollarse a
plenitud, como la existencia obliga y manda en la naturaleza humana; mientras que los
ataques criminales del demente Putin, quien ha desatado una guerra sin sentido, pues
Ucrania nunca se declaró enemiga suya ni causó daño alguno a ningún ruso, no cejará en su
intento de destrucción absoluta, así se lo siga gritando la comunidad internacional, que debe
terminar ahora mismo con ese genocidio diario que está causando en Ucrania y del que él
se complace, al ser producto de su sadismo y su sed de sangre ajena.

El mismo dictador del kremlin ha seguido de cerca lo que está sucediendo en su


amiga Siria, donde su ejército tiene dos Bases militares en la costa del Mediterráneo;
incluso, ha ordenado a sus Generales ahí estacionados, que prepararan y entregaran unas
cajas pequeñas, con la bandera rusa bien visible en las afueras de cada una de ellas, a las
autoridades sirias, simulando una ayuda que en nada, cuantitativa ni cualitativamente, va a
paliar el hambre, la sed, el frío y el dolor físico y emocional que sufren los sirios
damnificados, víctimas del seísmo. En otros términos, Putin sabe del sufrimiento de los
turcos y sirios, sabe certeramente lo que significa el dolor humano y lo que es posible que
cause una catástrofe de grandes dimensiones como la ha causado este terremoto; pero no
ceja en su guerra, en su intención de doblegar a los ucranianos y hacerles “morder el
polvo”, a pesar de que ambas situaciones conllevan destrucción, muerte y dolor… mucho
dolor a las personas involucradas y a las inocentes. Cualquier otro dirigente, con un poco de
corazón, de sensibilidad, detendría ahora mismo la guerra, devolvería a su país a las tropas
y trataría de pedir perdón a Ucrania por los asesinatos que ha perpetrado en su territorio,
aparte de ayudar en la reconstrucción de la infraestructura que ha destruido. Pero nó. No lo
hará, porque su psiquis le obliga a asesinar más. Vladímir Putin no es un político, no es un
líder de una nación, ni siquiera de un partido de masas, sino, más bien, es un criminal en
73
potencia, que se tenía guardada esa característica patológica de su personalidad y que lo
había demostrado subrepticiamente en anteriores guerras en el Cáucaso, en Chechenia, por
ejemplo, y cuyos ecos no obtuvieron resonancia a nivel internacional. Pero el sadismo y el
salvajismo expuesto por la soldadesca rusa en esos trances, fue impresionante, alarmante e
impropio de un ejército que se hace llamar profesional. Pero, la verdad, solo estaba
recibiendo órdenes de un “vampiro” que reside en el Kremlin y a quien le gusta el olor a
muerte más que a ningún otro de nuestra época.

En otra oportunidad, un comando checheno tomó rehén al público de un teatro en el


centro de Moscú y Putin, sin que le temblara el pulso, ordenó al comando anti-terrorista que
le enfrentó, que masacrara a todo lo que se moviese dentro de aquel edificio, fuese ruso
inocente que estaba observando la representación teatral en el momento cuando
irrumpieron los chechenos o estos mismos. Amparado en aquello de que “no se debe
negociar con terroristas”, ordenó masacrar a todo ser viviente dentro del recinto. Algo
parecido aconteció con la tragedia en altamar del submarino nuclear Kursk, cuando no
permitió que brigadas de salvamento Occidental auxiliaran a los marineros atrapados dentro
del inmenso armatoste; luego se enfrentó a las madres y esposas de los náufragos y soportó
de manera glacial, los llantos, reclamos y gritos de las mujeres, sin pedir disculpas por el
accidente. Otro caso se ha dado recientemente en un salón del Kremlin, con supuestas las
madres de los soldados muertos en Ucrania. Incluso hay quienes creen que esas mujeres ahí
presentes, no tienen nada que ver con los rusos muertos en aquella nación invadida, que se
trató de una escena teatral montada por el mismo Putin, en la que él da explicaciones sobre
los decesos de los soldados. Las mujeres actuaban imperceptiblemente, no se veían tristes,
ni sollozaban, ni repudiaban la guerra, y, por el contrario, daban la impresión de agradecer
al criminal Putin, por “el dolor causado en sus hogares.”

Un verdadero vampiro, de aquellos a los que nos remitía el escritor irlandés Bran
Stoker: sediento de sangre, complacido al ver cadáveres enemigos tendidos en los campos
de batalla o en los aposentos de sus casas. Un necrófilo al que las bombas, la destrucción
masiva y los alaridos de terror de la población civil, le vuelven loco de felicidad y le
revelan su propósito por el cual está en este mundo. Si Putin fuera humano, si tuviera una
pizca de humanidad, al ver el dolor en Siria, a causa de los terremotos, detendría su
invasión genocida en Ucrania, sensibilizado ante el sufrimiento ajeno. Pero nó. Putin no es
así. Su naturaleza es distinta a la suya y a la mía, porque se alimenta de cadáveres y del
pánico que siembra. Sin duda… los monstruos existen.
74

Hay Muchos que Desean a El Salvador


en Pleno Caos
Existe una verdad sin cortapisas con respecto a este pequeño país centroamericano: Nayib
Bukele, su presidente, ha llegado a limpiar de delincuentes/asesinos a El Salvador. Y, junto
a esa verdad irrefutable, avalada por los acontecimientos que se han dado desde que asumió
el poder, ha surgido otra verdad con el mismo peso, pero con distinta tonalidad, esta vez
oscura e incomprensible: hay personas y organizaciones, dentro y fuera de esta nación, que
no desean que Bukele implante ese orden y quieren favorecer a “las maras”, las pandillas
que han causado horrendos crímenes y han sembrado el pánico, primero en El Salvador, y
después en Honduras y Guatemala. En el ejemplo hondureño, “los mareros” tienen por el
cuello a su gobierno y población civil y, paulatinamente, el territorio que comprende a toda
esa nación, se ha ido vaciando, porque sus habitantes han decidido emigrar, a pie, hacia los
Estados Unidos, buscando seguridad, trabajo y una forma óptima para paliar el hambre, uno
de los espectros que los mismos pandilleros llevaron a suelo hondureño con sus actos
sangrientos. Pero hay personas y organismos internacionales, repetimos, que desean que
“las maras” continúen sembrando el terror. Parece fantasía, una verdad que no se ajusta ni a
la lógica ni a la racionalidad del pensamiento humano. Simplemente es inconcebible que se
le esté señalando a Nayib Bukele, porque está encerrando en las cárceles a estos asesinos
callejeros que han manchado de sangre a El Salvador.

Y al lado de esas organizaciones, muchísimos periodistas de influyentes medios


centroamericanos –que para colmo de males, algunos de ellos son corresponsales para
diarios europeos y difunden sus mentiras en el Viejo Continente-, también despotrican, con
sus artículos, contra el joven mandatario salvadoreño y deploran el supuesto “mal trato”
que se les da a “los mareros” cuando han ingresado a prisión. Ciertamente Bukele ha
ordenado que se les deje en “paños menores” a los delincuentes, con las manos atadas a las
espaldas, que duerman en el suelo de sus celdas, les prohíbe el desayuno o la cena y se les
trata como los salvajes sin alma que son. ¿O es que acaso son angelitos bajados del cielo y
Bukele comete injusticias con ellos? En cada consciencia de cada delincuente atrapado en
las grandes y exitosas redadas policiales y del ejército salvadoreño, anida el recuerdo de
aquellas personas inocentes que extorsionaron, que les quitaron más de la mitad de sus
salarios a cambio de no hacerles daño, los autobuses que quemaron con pasajeros adentro,
los acuchillamientos, las balaceras en las que asesinaron a mujeres y niños de la población
común, sin que mediara ningún objetivo más o menos entendible. Esos delincuentes que
Bukele ha ordenado encarcelar, NO MERECEN ABSOLUTAMENTE NINGUNA
CONSIDERACIÓN HUMANISTA. Y esta es otra gran verdad sin cortapisas, que debería
ser un eco en los oídos de los pseudo-defensores de los derechos humanos.
75
Esos defensores de “las maras”, extrañamente, nunca alzaron sus voces para
defender a la ciudadanía que cada crepúsculo corría hacia sus casas, atemorizada por no
caer en las garras sangrientas de esos asesinos. Hoy, después de las 6 de la tarde, cuando el
Sol se ha ocultado en el istmo centroamericano, los salvadoreños pueden retornar a sus
viviendas, después de una dura jornada de trabajo, sin ninguna prisa ni temor porque les
arrebaten sus vidas o les secuestren. Poco a poco El Salvador se está convirtiendo en un
país seguro y gracias a Nayib Bukele.

Atrás, en el pasado reciente, han quedado los dos partidos tradicionales


salvadoreños, ARENA, representante del gran capital económico y de los intereses de los
viejos militares del ejército; y el FMLN, los guerrilleros que desangraron a esta misma
nación en las décadas de los 70s y 80s y que la democracia les dio la oportunidad de
convertirse en partido político. Ambos movimientos, cuando ostentaron el poder en
reiteradas oportunidades, lo que hicieron fue enriquecer a sus presidentes de la República,
la mayoría de ellos en el exilio, pues tuvieron que huir de la justicia a raíz de sus múltiples
actos corruptos; y nunca se preocuparon por proteger a las personas “de a pie”, de la
violencia desatada por “las maras.” Más bien, incentivaron a esos grupos delincuenciales,
les ayudaron a engrosar sus filas, les permitieron aumentar el caudal de asesinatos,
extorsiones, robos, narcotráfico y secuestros, entre muchos otros delitos que cometieron a
la sombra de los gobiernos permisivos que les “mimaron” y volvieron sus rostros al lado
contrario. Y lo más deleznable fue cuando esos mismos gobernantes hicieron negocios con
“las maras”, para enriquecerse mutuamente. Aplicaron todos los métodos posibles para
sacarle ganancia económica al caos de sangre que los asesinos callejeros estaban creando
día a día. Pero eso se acabó. Bukele llegó al Palacio de Gobierno y comenzó la “gran
barrida” de esas bestias tatuadas hasta en el esternón y ha metido a la gran mayoría a las
cárceles. Como debió ser desde un principio.

Las quejas más reiterativas de los amigos de “las maras,” desde sus cómodos
despachos de los organismos defensores de los derechos humanos, dejan escuchar: “los
están torturando”, “les han quitado sus derechos elementales” (dormir cómodamente y
comer igual a gourmets), “los arrestan sin pruebas ni órdenes judiciales” y un largo etcétera
de falacias, que lo único que buscan es favorecen a los delincuentes. Y los periodistas
centroamericanos, con eco en la prensa europea, se quejan de que “Bukele quiere
convertirse en dictador y darle un jaque-mate a la democracia salvadoreña.” ¿Pero por qué
no gritan de una vez y por todas que lo que desean es que El Salvador continúe en el caos
sangriento anterior? ¡Es tan fácil ser sincero! Pero no lo dicen abierta y claramente. Es
cuando nacen algunas interrogantes parecidas a estas dos: ¿Esos organismos pro-defensa de
los derechos humanos lucran o han lucrado con las actividades de “las maras” y ahora ven
perjudicados sus espurios negocios? ¿Qué tienen contra Bukele, por qué les molesta tanto la
presencia del presidente? ¿Y quiénes, realmente, están detrás de esas voces contrarias al
mandatario?

Es evidente que esas quejas no tienen pies ni cabeza y lo único que quieren es el
caos en este país. Algo inaceptable de verdad.
76

Muchos Costarricenses Ciertamente Caen en


la Traición; pero el Peor Pecado es Dañar a
la Patria. Las Actitudes Antipatrióticas
los Definen
Viven en medio de una vulgar e insignificante paradoja. Por ejemplo, si usted está
observando un partido de la Selección Nacional de futbol y critica una mala jugada de
alguno de los protagonistas en el terreno de juego, de inmediato, quienes le acompañan a
usted frente al televisor o en el estadio mismo, le recriminan y le reclaman el por qué “usted
es tan mal costarricense y habla mal del equipo patrio.” Pero los males, las traiciones y
otras gollerías que ellos practican a diario en sus centros de trabajo, son peores de cara al
país que los vio nacer. Más aún si son burócratas del Estado y pagados por el fisco
nacional. Y esa altísima traición –que en algunas naciones se paga con la cárcel y la pena
de muerte-, la cometen una vez y son proclives a cometerla cientos de ocasiones más,
siempre y cuando exista una ganancia económica que les impulse y les obligue a cometer
los ilícitos.

Nos remitimos a los hechos recientes: dentro del mega-caso de evasión fiscal que
supuestamente ha cometido el empresario de origen judío, Leonel Baruch Goldberg, la
fiscal que tuvo el expediente en sus manos, llamada Criss Cecil González, cometió un acto
en contra de Costa Rica, de sus Instituciones gubernamentales (Hacienda, Gobernación y
Policía y el Poder Judicial), al devolver dicho folio al juez, no sin antes pedirle, en tiempo
record (apenas en 55 días), que lo “desestimara.” Eso quiere decir, que lo archivara, se
olvidara de él y que le restara total importancia, como si nada hubiera sucedido en contra
del fisco costarricense, estafado, supuestamente, por Baruch Goldberg, por la alucinante
cantidad de 11 mil millones de colones. En palabras sencillas y frías, la fiscal González
antepuso su amistad con Baruch, o el hecho de que ella fue subalterna suya en el Ministerio
de Hacienda, cuando el judío fue titular de esa Cartera durante el gobierno de Miguel Ángel
Rodríguez, por encima de su deber jurídico, de garante de la probidad y la decencia, de cara
al país entero. Es decir, fue más amiga de Baruch, que amante del país que la vio nacer y le
ha permitido progresar hasta llegar al puesto de fiscal de la República. La “dama” en
cuestión, de patriótica no tiene siquiera ni la “P” inicial.

E iguales a ella, existen miles de costarricenses que prefieren el bien particular, por
encima del bien nacional. La otra mitad, hace caso omiso, vuelven sus rostros hacia el lado
contrario para no ver la alta traición a la patria con tanto desfalco, actos corruptos diversos,
77
fraudes fiscales y toda clase de corruptelas. En sus casos, la indiferencia es tan nociva como
los actos mismos que llevan a cabo quienes así proceden.

Es posible, imaginamos nosotros, que la fiscal Criss Cecil González haya hecho una
llamada al celular de Baruch y le narró que tenía en sus manos un expediente que trataba un
presunto fraude fiscal suyo por 11 mil millones de colones y ni lerdo ni perezoso, el judío,
fiel a sus genes, tradiciones hebreas y demás, le pidió que desestimara el documento, que
hiciera algo que no lo implicara en un caso de enorme envergadura, como, a todas luces, es
este mismo que estamos tratando.

Ciertamente, Leonel Baruch es costarricense de nacimiento; aunque no de alma ni


corazón, pues los judíos solo reconocen a Israel como patria, así nazcan en la
“Conchinchina.” Es por ello, que el patriotismo, tal y como lo entendemos quienes
realmente amamos a nuestro país, a él… le importa tanto como los kilómetros de distancia
que hay entre la Tierra y Venus. Es decir… nada de nada. Más aún cuando existe el riesgo
de que lo procesen judicialmente y lo metan a prisión, tal y como se ven los hechos ilícitos
de los cuales se le acusan. Por otro lado, Baruch tiene a su favor a todo un séquito, “un
verdadero coro” que le apoya, publica sus declaraciones y hasta le dan por inocente. De
paso, atacan al presidente de la República y a la mayoría de quienes componen su Gabinete
de Estado. Se trata de la empresa La Nación con sus dos periódicos, el propio diario digital
CRHoy, propiedad del judío y el Partido Liberación Nacional, perdedor en las elecciones
pasadas, a manos del actual mandatario Rodrigo Chaves. En ese sentido, Baruch puede
estar tranquilo, con esa serenidad que da el saberse querido y admirado, por quienes quieren
y admiran lo putrefacto de los actos ilegales y corruptos.

Según las palabras del mismo presidente Chaves, el mega-caso de defraudación


fiscal que toca de frente al empresario israelita, sigue tan vivo como el que más. No ha sido
“vetado” por el juez que lo recibió de manos de la fiscal amiga de Baruch y será la
Procuraduría General de la República (PGR), la que marque las pautas a seguir de aquí en
adelante. Mientras tanto, “el señalado” ha apelado a sus abogados para que entablen
querellas contra éste, ese y aquel y toda persona que quiera tratar “o destapar” el engorroso
caso de defraudación en el que supuestamente podría estar implicado. Además, hace
discursos todos los días sobre las dictaduras (este gobierno de Costa Rica se parece cada
vez más al de Nicaragua y Venezuela, ha repetido cansinamente); pero lo que subyace y se
asoma a la superficie, es el inmenso daño que se le está haciendo a la patria, aunque estos
dañinos no sepan certeramente lo que significa ser “patriótico.”
78

Vladímir Putin Requerido por la Corte Penal


Internacional por Crímenes de Guerra en Ucrania
Parece una broma o un mal chiste llegado desde algún país del occidente europeo, porque
¿Cómo van a capturar a un dictador, en el caso de Putin, quien tiene todo el poder en Rusia
y está rodeado de una horda de soldados y de un arsenal (incluso nuclear), a su servicio?
Pero debemos tener presente que todo en la vida se puede… y en la mayoría de las
ocasiones solo basta un poco de voluntad para lograr hasta los más difíciles cometidos.

Aunque sabemos anticipadamente que la Corte Penal Internacional (CPI), no


enviará a Moscú, propiamente al Kremlin, a un contingente de policías para sacar a Putin
de su Despacho, desde donde ha dictado las órdenes más criminales durante el último año,
en contra de la población civil de Ucrania. Afirmar que la CPI haría una cosa así, además
de rozar la locura… es un imposible. Esos enviados de la CPI quedarían muertos en el
intento, bajo las balas de los secuaces del dictador ruso. Lo mismo hubiera sucedido con
Fidel Castro, el criminal cubano, contra quien se dictaron decenas de órdenes de captura,
fue enjuiciado en ausencia y hallado culpable de crímenes de lesa humanidad, a lo largo de
su dictadura de represión y hambrunas en la isla.

De hecho, los magistrados de las Cortes internacionales de justicia parecen ser las
personas más pacientes que existen en este mundo, debido a que esperan la oportunidad
propicia para detener o capturar al genocida. Es decir, si Vladímir Putin fuera derrocado
mediante una asonada en Moscú, si sus vasallos actuales se sublevaran o el mismo pueblo
ruso lo hiciera y lo metieran en prisión, la CPI podría pedir su extradición para juzgarlo y
encerrarlo a cadena perpetua, pues eso es lo que se merece, sino la horca, debido a la
infinidad de crímenes que ha cometido en Ucrania, desde que su ejército (inútil ejército),
invadió a esta nación. Sino recordemos el caso del serbio Slobodan Milosevic, quien fue
aprehendido, procesado y puesto tras barrotes por el Tribunal Penal Internacional para la
Antigua Yugoslavia, con sede en La Haya, Holanda, y, a pesar de que Yugoslavia no
reconocía la jurisdicción de dicha Corte, el gobierno balcánico terminó entregando al ex
presidente a la justicia. Milosevic murió en su celda el 11 de marzo del 2006,
supuestamente debido a un paro cardíaco, ya que padecía de una presión sanguínea
exageradamente alta. El dictamen médico emitido, señaló “fallecimiento por causas
naturales.”

En todo caso, el precedente fue sentado al capturar y enjuiciar a aquel hombre que
cometió crímenes durante la guerra que acabó con la antigua Yugoslavia. Su captura,
además del precedente, llenó de ilusión a quienes añoramos la funcionalidad de la justicia y
nos permitió observar como trasladaban a un líder, antes intocable, hasta la sede del
tribunal internacional. Y lo que demostraron los magistrados fue la paciente espera, porque
aguardaron que la guerra terminara en Los Balcanes, para presionar a los nuevos
79
gobernantes para que entregaran al personaje requerido. En el caso que hoy nos compete, el
de Putin, la esperanza nace y es bueno mantenerla porque, posiblemente, suceda con él algo
parecido a lo ocurrido a Milosevic. ¡Dios quiera que así sea!

Según la CPI, Vladímir Putin, por medio de sus soldados criminales, ha estado
secuestrando a niños ucranianos de muy corta edad, los ha introducido en territorio ruso y
todo ello a espaldas de sus padres, en secuestros flagrantes y propios de los peores
criminales de guerra que ha habido en el pasado en la misma Europa. Ese es el motivo
fundamental de la petitoria de captura contra el dictador ruso. No obstante, sabemos que los
excesos inhumanos o criminales cometidos por Putin y sus pésimos soldados, en Ucrania,
van más allá del secuestro de los pequeños, porque ha ordenado y procedido a bombardear
indiscriminadamente a suburbios enteros en las ciudades ucranianas, donde solo personas
civiles vivían. Ha atacado edificios de apartamentos, cines, teatros, parques infantiles,
hospitales, clínicas, estaciones de ferrocarril atestadas de pasajeros que huían de la guerra y
ha aniquilado a mujeres embarazadas, madres con sus hijos en brazos, ancianos, niños que
estaban caminando o jugando en las calles, cuando vieron sobre ellos los cientos de misiles
que él ha ordenado lanzar sobre Ucrania, desde su oficina en el Kremlin. Un criminal de
guerra sin duda alguna, que merece, o la cadena perpetua o morir en la horca. Muchos
dirigentes nazis que fueron capturados y enjuiciados en el Tribunal de Nürenberg, al final
de la Segunda Guerra Mundial, fueron ahorcados por crímenes menores en comparación
con los que ha venido cometiendo el tirano ruso, en la actualidad.

Es posible que Putin, al conocer la noticia de su posible arresto, se haya reído, haya
hecho mofa de la orden emitida por la CPI; pero, probablemente, no haya pensado en que
podría ser depuesto o derrocado por quienes hoy considera sus leales allegados, cansados
de sus órdenes bestiales y sus malos tratos. Recordemos que a Josef Stalin, el peor dictador
que haya conocido Europa entera, una noche cualquiera lo mandó a envenenar su mejor
amigo y vasallo, Laurent Beria, después de la infinidad de atropellos que aquel cometió a lo
largo de su dictadura sangrienta en la Unión Soviética. Hay que tener paciencia, más
todavía cuando sabemos que el mal nunca triunfa…
80

La Débil y Absurda Voz de Oscar Arias


No hay nada más fácil (y deshonesto) que gastar (tirar o dilapidar) el dinero que no es
nuestro, que no nos pertenece… Y eso, precisamente, hizo Oscar Arias en la década de los
80s cuando fue Presidente de Costa Rica, el pequeño país centroamericano, cuya
democracia consolidada desde 1948, se ha visto asaltada una vez y vuelta a saltar muchas
veces más por politicastros corruptos a lo largo de su historia.

Y decimos que no hay nada más fácil que botar los caudales que no nos pertenecen
porque así lo hizo Arias en pro de su imagen enfermiza, de su ego deseoso de ser admirado
por toda la humanidad, aunque para ello tuviere que vender a su propia madre e hijos… ¡Y
poco le faltó para venderlos! Llegó a la presidencia de este país en 1986 y se marchó, para
beneplácito de los costarricenses que no “mordieron su anzuelo demagógico”, en 1990. Ese
fue el lapso de tiempo de su primer mandato o su primera presidencia, ya que regresó al
poder algunos años después y siempre de la manera más controversial y nada clara posible.
Pero ese no es el tema de este editorial, sino que nos vamos a concentrar en el asunto de “la
paz”, que fue el “caballo de batalla” o mejor dicho, “el Caballo de Troya”, con el cual logró
engañar a gran cantidad de obtusos de aquellas épocas, en el sentido de que se hizo pasar
por el adalid de “la pacificación del istmo centroamericano”, una región que estaba
incendiada por los marxistas cubanos, quienes armaban y entrenaban a los farabundistas
salvadoreños, los renegados de la URNG guatemalteca y a los sandinistas nicaragüenses. Es
decir, Oscar Arias encontró el asidero perfecto para explotar su vanidad, su narcisismo (y
no sabemos de dónde saca ese narcisismo, si ha sido uno de los individuos más feos, física
y psíquicamente, de quienes han nacido en Costa Rica) y su demagogia, porque tomó en
sus manos al supuesta pacificación del área centroamericana o la misión mesiánica,
“encomendada por el destino y el mismo Dios”, para restablecer la paz, la comprensión y la
armonía en estos pueblos indómitos desde siempre…

Recordamos que el cuatrienio que duró Arias en el gobierno de Costa Rica, lo


dedicó solo a pasearse por los Estados Unidos, América Central y Europa, con un discurso
monótono (es pésimo orador, pues no tiene alma ni entusiasmo al hablar), y cansino, en el
cual el tema de la paz era el punto medular. ¡Y le creyeron! Y es que los europeos “lo
compran todo”, desde un saco de buen maíz producido en América Latina, hasta la
verborrea más insípida y falsa que se les haga escuchar. Fue así como le otorgaron el
Premio Nobel de la Paz, que es la única premiación que otorgan los suecos de aquella
academia, sin que el galardonado deba alcanzar una paz concreta, eficaz y evidente entre
los sectores en conflicto. Lo cual significa que es un premio “in abstracto”, que se le da a
quien habla más de la paz y de la manera más redundante posible. No necesita, por lo tanto,
concreciones ni logros convincentes… En lo que respecta a Arias, ya se podía dar por
satisfecho. Colocó su Premio Nobel en una sala del Museo Nacional, sita en San José,
Capital de Costa Rica, para que lo observaran “tirios y troyanos.” O sea, los visitantes a ese
edificio, quienes son, en su mayoría, turistas estadounidenses y europeos. Es evidente que
81
el Oscar Arias tiene un ego “cuadrafónico, de altísimos decibeles y con un alcance más allá
de la atmósfera terrestre.” ¿Logró realmente la paz? Nó. Pero a él eso nunca le ha
importado. La paz se estableció en El Salvador, Guatemala y Nicaragua, gracias a la
presión ejercida por el gobierno de Ronald Reagan, contra aquellos simios comunistas que
incendiaban a sus respectivas naciones y querían implantar las dictaduras comunistas, tal y
como se observa hoy en Nicaragua.

Lo cierto es que en el desgobierno de Oscar Arias, el tipo ordenó acabar con los
rangos en la policía civil, porque a él le parecía “cosa de ejércitos”, sin importarle que en
Costa Rica, el estatus de un sargento, un cabo o un teniente, tiene un efecto motivador y
muy positivo para quien lo ostenta. Pero aquí vendría lo peor: sacó a los policías de las
calles, no sin antes quitarles sus armas de reglamento, para que “el mundo no hablara mal
de Costa Rica, un país de paz por antonomasia,” según el jueguito de Arias “a la paloma de
la paz.” El resultado aritmético fue el disparo de la delincuencia en las calles, bandas
llamadas “chapulines”, apuñalando a ciudadanos tranquilos, solo “porque sí” y en medio de
la total indefensión al no haber policía armada ni dispuesta a cuidar las calles de las
ciudades. Tuvo que venir el siguiente presidente de la República a devolver rangos
policiales, armar a los oficiales del orden, comprar radiopatrullas y a la realidad que el
absurdo de Arias quiso romper, igual a un niñito caprichoso en medio de un jueguito sin
fin…

Pero Oscar Arias no paró ahí, porque hace pocos días la agarró contra el actual
presidente, Rodrigo Chaves, quien, en una gira por el sur de Costa Rica, apareció escoltado
por un grupo de agentes de la policía más o menos armados. Situación que a Arias no le
pareció bien, “porque este es un país de paz”, según volvió a repetir. Pero que se lo diga a
los delincuentes que matan a los ciudadanos comunes y corrientes, como si se tratara de
“una cacería a cielo abierto”; es decir, a diario. Y en la mente retorcida e infantil de Arias,
el presidente Chaves tiene que andar en sus giras si la menor seguridad posible, “a la buena
de Dios y a la mala de los hampones.” No hay duda, el viejo Arias está cada vez más senil y
cree que su juego de los 80s todavía no ha acabado. Mejor que no diga nada, así no
parecerá más estúpido de la cuenta.
82

Ante los Comerciantes Usureros, solo Queda la


“Implosión” Social
La paz en todos los aspectos de la vida del ser humano es esencial, es imprescindible para
el hombre se desarrolle y alcance los niveles en los que quiere estar, en los que quiere vivir
y ser pleno; y si se trata de la paz social, la que involucra a todo un pueblo de un país, por
supuesto que es tan importante como la anterior, porque permite que su gobierno y la
nación entera, logre los cometidos que se han fijado, en los avances económicos,
tecnológicos, científicos, educativos, etcétera. Quizás la paz social es un tanto más
importante que la individual o una es inherente a la otra y una no puede existir sin la
primera y viceversa. Es cuestión filosófica, evidentemente.

Chile, el resurgente país suramericano que había alcanzado índices macro-


económicos realmente admirables, de repente, un día cualquiera, propiamente el 6 de
octubre del 2019, vio perder su paz social por una nimiedad aparente: cuando decidieron
alzar un poco el precio de los boletos del metro de Santiago. Fue cuando el ciudadano se
dijo, “ya no puedo más…” E incendiaron la Capital, que prácticamente se vio reducida a
destrucción en distintas zonas. La “implosión” se produjo. Y decimos “implosión”, porque
fue hacia adentro de Chile, no se atacó a ninguna nación vecina, porque no venía al caso
hacerlo, puesto que el problema que no permitía vivir a los chilenos, se gestaba y se
extendía desde las altas esferas del poder y de los comerciantes que día a día practicaban la
usura, el alza en los precios de los productos básicos, tomando por el cuello al pueblo, con
la finalidad de sacarle hasta la última moneda que tuviere.

Fue así como todo el continente americano se dio cuenta cabal y certera de que la
famosa bonanza de Chile, era solo un espejismo; o aun peor: los potentados eran quienes se
favorecían con la producción general y los ciudadanos “de a pie”, esos que tienen que salir
cada mañana a trabajar para poner el pan en sus mesas, solo sentían el enorme peso de la
inflación y de un comercio cada vez más rapaz que le expoliaba “hasta llegar a los huesos.”
Bastó solamente un insignificante aumento en el transporte público, para que la detonación
se produjera, con resultados que le hicieron ver al gobierno del entonces presidente
Sebastián Piñera, que se había abusado del chileno y éste se había sacudido de encima el
fardo de las carencias, el aumento desproporcionado de los precios de los artículos de uso
básico y de ese no poder soportar la cotidianidad con sesgos totalmente inhumanos.

Pero de todas las grandes crisis que suceden en otros países, se puede aprender y
tomar decisiones beneficiosas, si somos un poco sabios, tan solo un poco… De tal manera,
Chile se convirtió en un espejo en el que podemos mirarnos todos los ciudadanos de
América Latina, para corregir errores, enderezar el camino que llevan nuestras economías y
hacer la vida digna de ser vivida y sobrellevada fecha tras fecha. Pero, lamentablemente,
una de las falencias del ser humano es “no aprender de los errores del semejante”. Es por
83
eso que el hambre, los faltantes fundamentales y el desempleo, son rasgos muy evidentes
desde México, hasta Argentina, en el Cono Sur, junto a la descarada corrupción de nuestros
gobernantes, quienes no son otra cosa que sanguijuelas que pertenecen a un cerrado círculo
de influencia, de poderosos financieramente hablando y que abusan de los ciudadanos
pobres.

No obstante, el comerciante usurero, el que alza a placer los precios de los artículos
de máxima necesidad del comprador, tiene estas posibilidades para no sucumbir por culpa
de su propia usura y desmesurada ambición monetaria: 1. Bajar los precios porque, de lo
contrario, muy pocos (o nadie) entrará a su negocio a comprar; 2. declararse en quiebra,
producto de lo anterior, y cerrar su negocio lleno de abusos e inhumanidad; y 3. ser
comprensivo y llegar a acuerdos con las autoridades que velan por los precios de los
utensilios de consumo elemental, para favorecer al ciudadano comprador y quien es el que
sostiene a esos pequeños y medianos negocios en las distintas ciudades latinoamericanas.
El vendedor deberá elegir. De lo contrario, solo le quedará la opción de desaparecer del
tinglado financiero del país, de manera irremediable.

Y una tercera posibilidad, es la “implosión” social, al mejor estilo chileno, con la


mayor violencia posible, cuando quemen y saqueen los negocios y la destrucción total se
hará evidente en todos los sitios de la gran ciudad. Ante esta cruda realidad, lo que menos
le sirve al ciudadano es la pasividad, aguantar cada día que el usurero de su calle, de su
barrio, junto con sus gobernantes de turno, sigan aumentando los precios de todo aquello
que necesita para subsistir y movilizarse. El mal ejemplo concedido por el nativo de Costa
Rica, en América Central, que acusa una pasividad inaudita ante los constantes aumentos
del costo de la vida, no deberá prevalecer, no debería darse en ninguna latitud de este
continente ni del mundo entero. En principio porque los alzamientos civiles (y no nos
referimos a las revoluciones), tienen que darse cuando los gobernantes y los comerciantes
no quieren escuchar los clamores desesperados de la ciudadanía cada vez más empobrecida
y “de espaldas a la pared.”

Solo después de “un golpe de autoridad general” de parte del pueblo, quienes tienen
las riendas del poder, deciden cambiar el pésimo camino que llevaban y la panorámica
actual y futura, comienza a verse distinta y mayormente beneficiosa. En otros términos,
solo la implosión social en un país detiene el abuso deshumanizado de los que ostentan el
poder económico y coloca en su adecuada dimensión a quienes se han salido de ella, para
cometer felonías. En Chile, los abusadores, finalmente, lo comprendieron bien.
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“La Pax Romana” que Desea Putin y que China


Quiere Concederle
En la Europa de hoy en día todos quieren la paz, pero con mayor ahínco, Vladímir Pudin
desea que esto se acabe de una vez por todas. ¿La razón? Su ejército “cada vez que asoma
la cabeza” se la cortan los ucranianos. Es una milicia que no sirve absolutamente para nada.
Y la verdad es que ¡Nunca el ejército ruso (antes soviético) ha servido para nada! Dirán que
en la Segunda Guerra Mundial fue el que venció a los alemanes; pero, en realidad, la única
verdad existente desde el punto de vista táctico e histórico, fue la demencia de quien dirigía
a los alemanes: Adolf Hitler. Es decir, el poderoso ejército alemán perdió su guerra en el
Este soviético, debido a las decisiones imbéciles de su comandante en jefe, a quien ningún
otro oficial de alto rango se le oponía, so pena de ser fusilado en el acto. Además, los
caminos polvorientos en verano y primavera, sin carreteras pavimentadas, las enormes
distancias que existen en Rusia y la anegación de esos mismos caminos en el crudo,
crudísimo invierno ruso, intransitables por el lodo, primero, y la nieve después,
confabularon contra los soldados teutones que habían invadido a la URSS.

Anterior a ello, los rusos habían perdido dos guerras: una frente a Japón y la
Primera Guerra Mundial, de la cual se retiraron, en parte por la Revolución Bolchevique,
que bajó del poder a los Zares de manera definitiva. Posteriormente sucedió la guerra en
Afganistán, a finales de la década de los 70s, donde los soviéticos se involucraron para
restituir al gobierno comunista afgano, de clara obediencia a Moscú; pero salieron de allí
arrastrando una de las peores y más humillantes derrotas sufridas por aquel ejército que se
autoproclamaba “el segundo más poderoso del mundo” después del estadounidense. Esa
derrota en Afganistán fue un punto de inflexión para los soviéticos, quienes vieron
derrumbarse a su imperio comunista y pasar a ser simplemente Rusia, con todos sus
satélites liberados y que hoy forman parte de la Unión Europea y la OTAN. En síntesis, rara
vez los rusos han ganado una guerra de manera contundente y convincente, sin dejar la
menor duda de su profesionalismo militar y de su destreza logística. Y lo que sucede ahora
a las hordas de Putin, que están muy lejos de ser consideradas un ejército profesional,
radica en “las palizas” en los campos de batalla que les infringen los ucranianos. Por eso,
Putin es el más necesitado de una firma por la paz, cuanto antes, para evitar que la
humillación a sus pseudo-soldados, quienes son nada más que criminales de guerra, sea
mayor y ponga en riesgo su permanencia como dictador de Rusia, sin que el pueblo se
levante contra él y le derroque.

¿Pero por qué sería una “Pax Romana”? Recordemos que los romanos adonde
llegaban, atacaban, asesinaban, quemaban, saqueaban, violaban, reducían, conquistaban y
después ofrecían una paz a su manera, a su conveniencia, con absolutas ventajas para ellos
y totalmente perjudicial para el vencido, al cual expoliaban y esclavizaban de inmediato.
Los rusos de hoy, quieren algo así. Putin desea esclavizar a los ucranianos y hacerles
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firmar, previamente, un documento pro-pacificación, redactado por la dictadura china, en la
que él saldría ganancioso y con todas las prerrogativas de su lado. Además, el plan inicial
del dictador sangriento de Rusia, era el de convertir al gobierno de Ucrania en un “títere”,
al mejor estilo de Bielorrusia y su dictador, Alexandr Lukashenko. Y ese fue el principal
motivo de su ataque armado a los ucranianos, pero su creencia de que resultaría una
campaña militar fácil, resultó ser un equívoco, más aun cuando los rusos son pésimos
combatientes.

De hecho, al serle presentado el Plan de Paz hecho por los chinos, Putin, casi de
inmediato, estuvo de acuerdo con el pliego de 12 puntos e hizo la salvedad de que los
territorios que ha invadido con su ejército, en el Donbáss, no serán devueltos y continuarán
siendo propiedad de Rusia ad infinitum. Es decir, el delincuente ha robado el dinero al
ciudadano, la policía lo detiene, un juez lo indulta y le permite quedarse con lo hurtado.
Valga la analogía. Si el gobierno ucraniano aceptara tal despropósito, como aceptó que le
arrebataran la Península de Crimea, caería en el peor descrédito por su cobardía, su altísima
traición a su pueblo y a la patria y los miles de ucranianos muertos en combate habrían
dado sus vidas, por nada, absolutamente nada.

Además, ¿Quién garantiza que Rusia, una vez obtenida esa paz sin condiciones para
el Kremlin agresor, no volverá a invadir a Ucrania cuando le apetezca? Si ya lo ha hecho
dos ocasiones anteriores, con los consiguientes baños de sangre que todos hemos
atestiguado, lo volverá a hacer sin dilación ni vergüenza.

Hacia el interior de Rusia, si Ucrania accede a suscribir un plan así, resultaría ser un
triunfo para Vladímir Putin y su gavilla de secuaces de la ex KGB, y ello les aseguraría el
poder, la dictadura, por muchísimos años más, sin que nadie les reclame ni les moleste por
ningún motivo. China sabe perfectamente a quien favorecer en este caso concreto. De eso
no hay duda alguna. Y, paralelamente, los chinos darán en los próximos días “drones
suicidas o kamikazes” a los rusos para que masacren a los ucranianos, según ha revelado la
Casa Blanca hace pocas fechas. Es decir, la doble moral, el juego de doble cara: por un
lado, abogo, beatíficamente, por la paz de dos naciones en guerra; y por el otro, refuerzo el
arsenal del invasor para que continúe con sus crímenes en la nación víctima. Los chinos no
conocen la rectitud ni la moral. ¡Nunca la han tenido! Sino recordemos la matanza de
Tiannamen, cuando asesinaron a miles de estudiantes a finales de los 80s, sin el menor
remordimiento.

“Pax Romana”… vergüenza para Occidente. Punto.


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“Occidente no está Preparado Todavía para Negociar


la Paz.” Dice Putin
Es posible que comprendamos el argumento dicho hace pocos días, por el genocida
Vladímir Putin, dictador de “todas las Rusias.” Estamos seguros que se refirió a los
territorios que la Duma rusa, el parlamento títere que lo acuerpa a él en Moscú, adhirió
supuestamente en forma definitiva al territorio ruso, después de que el ejército enviado por
el Kremlin lo invadió y del que tuvo que salir huyendo, después de perder en varias
escaramuzas contra los ucranianos.

Pero Putin cree que lo que él diga, lo que él ordene y lo ratifiquen sus diputados/marioneta,
es lo que el resto de la humanidad tiene que aceptar y punto. Lo cual significa que, si
tuviera el poder militar –que no lo tiene, gracias a Dios, pues su ejército es un auténtico
ridículo y fiasco disfuncional-, y le diera la real gana, podría invadir Varsovia, Capital de
Polonia, y apoderarse de ella así, sin más ni más… o Praga o Viena o la mismísima Berlín,
porque él no respeta absolutamente nada, porque nació y creció a la sombra de la dictadura
soviética, en la que sus “secretarios generales” –un eufemismo para no usar el término
“dictadores”-, invadían lo que a ellos les parecía, sin importarles los derechos humanos ni
los convenios internacionales. El mundo era para devorarlo, nunca para respetarlo, según
vimos desde 1945, año del final de la Segunda Guerra Mundial, cuando los soviéticos se
convirtieron en potencia nuclear.

Lo que argumentó Putin al dictador de la China comunista, Xi Jinping, durante la visita que
éste hizo recientemente a Moscú, fue que “Occidente todavía no está preparado para
negociar la paz en Ucrania.” Palabras más, palabras menos. ¿A qué se refirió? Es simple de
entender: cuando Occidente acepte que el Donbass, el territorio que la Duma rusa adhirió
sin pedirle permiso a nadie, es de Rusia, a partir del fallo de los parlamentarios rusos,
entonces los occidentales, a saber los Estados Unidos y la Unión Europea (UE), habrán
comprendido que esa decisión rusa es la valedera y la que deben aceptar a partir de ese
instante. No hay duda… estamos tratando con un genocida, con un bandolero, un
sinvergüenza sin rostro ante los ojos del mundo entero. Ese es Vladímir Putin, el individuo
que se abstuvo de causar problemas a Europa, mientras su esquizofrenia no fue tan palpable
y evidente, como lo ha sido desde hace unos pocos años hasta la fecha actual.

Obviamente, ni Ucrania ni sus aliados occidentales pueden aceptar tal desparpajo, tal
razonamiento que solo puede provenir de un individuo sanguinario, sin principios y al que
no le importará pasar a la historia como el gran asesino que quitó las vidas a ancianos,
madres, niños y personas inocentes, no solo en Ucrania, sino también en Chechenia,
Georgia y otras naciones que su instinto criminal le ordenó invadir y masacrar. Ese es
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Putin, el oscuro burócrata de la KGB, la policía secreta soviética, emplazado en Berlín del
Este y que ni él mismo sabía que tenía en su fuero interno esa megalomanía (ansias de

poder), que vino a descubrir cuando se convirtió en el sucesor en la presidencia de Rusia,


del alcohólico Boris Yeltsin. Ante tal conceptualización de la crisis actual, confiamos en
Zelensky, el gobernante ucraniano, será siempre firme ante los desmanes del dictador de
Rusia y proseguirá la lucha hasta que eche al último ruso del Donbass y recupere la
Península de Crimea también. Los líderes occidentales le han confirmado repetidamente,
que siempre le apoyarán sin importar el tiempo que dure esta guerra, esta invasión de las
hordas rusas al territorio nacional de Ucrania.

Y lo que es una gran verdad, nos dice que Vladímir Putin solo se aquietará en su
proceder beligerante, cuando su mal llamado ejército quede totalmente derrotado en
Ucrania y esa derrota cause el derrocamiento del tirano ruso, por parte de una revolución
interna o una rebelión de los altos mandos en el Kremlin. Por lo pronto, según la
inteligencia inglesa, los rusos pierden, día a día, unos 600 combatientes, la mayoría de ellos
jóvenes, gracias a la destreza de los soldados ucranianos y a las tácticas de guerra que éstos
emplean. Lo anterior significa que la derrota de Putin se gesta diariamente en los campos de
batalla y solo hará falta el golpe final que lo entregue totalmente vencido, al final de las
hostilidades.

La historia de Europa es una buena consejera, una excelente maestra con los
discípulos distraídos: no se le deben dar alas a los dictadores, porque nunca sacian sus
ansias de conquista, de invasiones, ni de cometer crímenes de lesa humanidad. Sino
recordemos como Josef Stalin, el peor asesino que ha conocido el mundo, se apoderó de
medio continente (Polonia, Checoslovaquia, Hungría, Alemania del Este, Rumanía y
Bulgaria, los famosos países “detrás del telón de acero”), porque, en un principio, los
Aliados occidentales se lo permitieron. Y lo mismo o parecido no deberá suceder en este
otro caso con Crimea y el Donbass. De ninguna manera. Porque de suceder, la pregunta que
surge es: ¿Cuáles otros territorios querrá anexarse arbitraria e impunemente Vladímir Putin,
en el futuro? ¿Los mismos que ultrajó su colega Stalin? Eso no puede volver a ocurrir
nunca más y habrá que pensar en la forma de acabar con el tirano de una vez por todas. Por
el bien de la humanidad y la paz global.

En resumen: el Donbass y Crimea son territorios de Ucrania. El primero acusa


derrota tras derrota de los mal llamados soldados de Putin y el segundo es “una espina en la
pata del león”, en el alma de Ucrania, una nación, un gobierno, un ejército, que no
descansará de luchar hasta que lo recupere absolutamente.

Por supuesto que Occidente está preparado para negociar la paz; y quien no lo está
es precisamente el genocida en el Kremlin.
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“Somos Dueños de Nuestros Silencios… y Esclavos


de Nuestras Palabras”
Estamos completamente seguros de que a Donald Trump, cuando era niño o adolescente,
nunca le explicaron sus mayores la expresión vivencial anterior, sabia por demás: “Somos
dueños de nuestros silencios… y (pero) somos esclavos de nuestras palabras.” Porque quien
mucho habla -especialmente los políticos y entre menos calidad humana y profesional tenga
ese político, más y más hablará-, corre el riesgo de errar constantemente y tendrá que pedir
disculpas por lo dicho o desdecir lo antes manifestado. Mientras que, quien prefiere
escuchar y hablar menos, logrará un sitial muy especial en el concierto de la humanidad, de
las gentes…

En el caso concreto de Donald Trump, nada le ayuda a este individuo, desde su


apariencia personal, su estatura, su obesidad –que trata de disimular lo mayormente posible
sin lograrlo-, hasta sus trajes a la medida que “gritan” su ostentación, porque Trump
siempre ha sido un fulano que ha vivido para y por el dinero toda su existencia y si no es el
dinero… es el sexo sin amor, la carne por la carne. ¿Pero qué tiene que ver nuestro titular
con el monigote desabrido y supra-violento de Donald Trump? Simple: él, más que nadie,
siempre ha sido esclavo de su manera de hablar, de su lengua viperina y de su enorme
bocaza por donde escupe y destila el veneno más letal que individuo metido en la política,
haya dicho jamás. Talvez me dirán que Hitler era igual o peor de venenoso y les diré que
nó, porque en muchísimos trazos de sus discursos, cuando se refería a Alemania o a la raza
aria, sus palabras adquirían la majestuosidad de poemas, encantaban, subyugaban y hacían
soñar a los escuchas con aquello –por ejemplo-, de un territorio (Lebesraum), donde los
hijos de aquella generación contemporánea suya, tendrían un auténtico “jardín del edén”,
un concepto, una expresión que hizo soñar hasta al alemán más duro de convencer.

Trump, por el contrario, no es orador, no es ni balbuceante siquiera. No habla mal… ¡Habla


pésimo! Y solo escupe veneno de color verde y fétido por esa abertura que en él se supone
que es su boca. ¿Pero, por qué si es tan mal orador logró conquistar a millones de votantes
para que le dieran el triunfo y se convirtiera en Presidente de los Estados Unidos? Y es aquí
donde diremos sin temor a equivocarnos que “no ganó las elecciones Donald Trump… más
bien perdió Hillary Clinton”, una candidata que no era del agrado de los votantes
estadounidenses, por diferentes aspectos personales, de axioma y de corte político que no
vamos a detallar en este comentario editorial, porque no es el caso sobre esta mujer hacerlo.
En otras palabras, el votante norteamericano creyó que iba a votar "por el menos malo,”
pero se equivocó porque, en aquel entonces, los dos candidatos, Trump y la Clinton, eran
igual de horrendos y por lo tanto… “desechables.” Pero ese es otro tema… y lo que nos trae
este día aquí, para escribir este editorial, es el hecho de que Trump ya puede ser
judicializado en los Estados Unidos; el hecho de ser ex presidente del país, no le ha servido
para escapar de la justicia, que le requiere por múltiples delitos, desde estafas varias,
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muchas, muchísimas y cuantiosas, hasta relaciones impúdicas como esta por la cual se le
persigue en estas fechas: su relación sexual con la actriz porno (prostituta de pantalla),
Stormy Daniels, a espaldas de su esposa, la elegante Melania. Y lo que es peor en este
asunto de desliz pornográfico, fue que envió a su entonces fiel abogado, Michael Cohen,
con un maletín rebosante de dinero (US$130 mil para ser precisos), para dárselos a la mujer
y no abriera su boca antes, durante y después de las elecciones presidenciales, en las cuales
ganó el desagradable Trump. Perooooo, hay quienes dicen que las mujeres no pueden ser
mandatarias de un país (a pesar de las excepciones que hay y ha habido), porque revelarían
todos los secretos de Estado. Es decir, en una mujer un secreto dura lo que una hoja en un
árbol azotado por un huracán… ¡Nada en el tiempo!

Es así como Stormy “la pechugona” Daniels, decidió contar su aventura de cama
con Trump y unos dos años antes, Michael Cohen, quien terminó su amistad con Trump
abruptamente, según suele ser la mala costumbre del horrendo ex presidente con sus amigos
leales, escribió un libro en el que narra su paso por las oficinas de las empresas Trump –
casi todas ellas fraudulentas-, y en especial se refirió al asunto Stormy Daniels. Hoy, Cohen
debe estar frotándose las manos por la satisfacción, al ver el lodazal legal en el que está
metido su ex jefe, el tirano, inculto, prepotente y analfabeto Donald Trump, a un paso de
ser llevado por la policía ante los jueces para ser notificado en persona, de su delito en su
relación asquerosa con la mujer de “la pantalla roja”, Stormy Daniels.

“No hay nada oculto entre el cielo y al tierra”, dice el refrán popular y menos
cuando el secreto ha sido confiado al silencio y la custodia de una mujer. Además, Trump
comenzó a crear antipatías y anticuerpos, precisamente por su discurso (o balbuceos para
ser más exactos), demostrando que, además de no saber expresarse en forma oral, es un
asesino del idioma y de los espíritus que tuvieron la valentía y la voluntad de escucharlo en
su camino hacia la Casa Blanca. “Ha sido esclavo de sus palabras…” y por ello le han
perseguido amparados por la legalidad de las leyes… Un repugnante final, para un fulano
igualmente repugnante. Sentémonos cómodamente para observar este epílogo con muerte
súbita.
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El Dalai Lama no es Más que un Viejo Sucio,


Lascivo y Pedófilo
Posiblemente ese instinto irracional tan desarrollado en los animales (que notamos con
claridad en nuestras mascotas), lo llevemos también nosotros –que también somos
animales, aunque racionales-, y se trata de esa voz muy profunda, de ese sentimiento que no
sabemos explicar con palabras diáfanas y que nos señala que determinada persona es mala
o buena, es sana o alberga en su fuero interno, en lo recóndito de su espíritu, aberraciones
que podrían hacer mucho daño a otros congéneres.

En el Dalai Lama, el líder del Tíbet, siempre nos pareció que esa “suciedad” yacía
en su alma, en ese yo interior que millones de budistas –y no budistas-, alrededor del
mundo, admiraban sin cortapisas y hasta defendían en su postura política contra la China
invasora del territorio tibetano, la patria del Dalai. Algo en nosotros nos indicaba que no se
trataba, en modo alguno, de un hombre “puro” o “santo”, “la reencarnación de Buda” en
nuestra época moderna. Nada de eso era y mucho menos ahora, cuando él mismo se ha
quitado la careta, la máscara de santidad, y ha aflorado lo que realmente es: un viejo sucio,
solterón, incapaz de amar a nadie –mucho menos a una mujer, pues es un pederasta
consumado-, y lujurioso, capaz de violar o seducir a un niño, incluso ante la presencia de
millones de espectadores, quienes lo hemos visto en un filme que le ha dado la vuelta al
planeta en las redes sociales.

Más claro aún: la imagen de ese viejo con los brazos y axilas descubiertas –que de
por sí causa un profundo asco-, acariciando a un niñito que no llegaba a los 10 años de edad
siquiera, pidiéndole un beso en la mejilla y luego que le chupara la lengua, ante millones de
personas que lo veían por medio de las cámaras de los periodistas ahí congregados, nos
quitó “de un tiro” el poco respeto que teníamos por él, aunque solo fuera por la lástima que
nos generaba, debido a la invasión china a su país. Le veíamos como un pobre exiliado, sin
patria, arrebatada por los comunistas llegados desde Beijing y quien tenía que apañárselas
en la India, donde reside –otra nación inverosímil para la mente cuerda del ser humano
civilizado-, quien luchaba por liberar a sus compatriotas del yugo del ejército chino. Pero
desde el punto de vista espiritual, dogmático y doctrinario, nos parecía uno más de los
cientos de equivocados que andan por el mundo “vendiendo humo,” con base en una
religión lejana, incomprensible e imposible de aceptar y mucho menos… practicar.

Y había algo “raro” en él. Lo detectábamos, aunque no podíamos explicarlo. Algo


así como el perro de nuestro amigo, que huye cuando llega una visita que el animal detecta
que tiene “algo” que es peligroso, insano y capaz de dañar a los demás. Por eso el can lo
rehúye, le ladra y busca refugio lejos de ese visitante. Los gatos también suelen huirle y
mirarle desde un rincón, con ojos directos y amenazadores. El Dalai Lama nos parecía nada
confiable, falso, un ser que escondía en su interior una (o varias) aberraciones, que ya han
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salido a la superficie cuando ha seducido abierta y descaradamente a un niño, en el norte de
la India.

Y ha pedido “perdón”, una disculpa que en Occidente no ha borrado la pésima


imagen suya; un subcontinente donde hay millones de pedófilos escondidos y practicando
sus suciedades de manera impune, lo cual resulta más deleznable todavía.

La pregunta que se desprende de esa actitud sucia, es: ¿Si eso lo hizo delante de la
concurrencia, qué hará entonces en privado, cuántos niños le llevarán sus sirvientes o
asesores, para que el viejo pederasta se satisfaga, convencidos de que se trata de “un dios”
reencarnado, que necesita “carne inocente” para saciar su “divina lascivia”? Porque ese
beso en la lengua con el menor, fue apenas un aviso de lo que el Dalai lleva en su mente,
una ínfima muestra de lo sucio que es en realidad y apenas un poco de lo mucho que hace
en su habitación a puerta cerrada, con los otros niños que debe haber ultrajado a lo largo de
su existencia y de su permanencia en la India, un país donde se acostumbra volver el rostro
hacia el lado contrario cuando sus líderes espirituales hacen esta clase de porquerías e
inmundicias sexuales.

Posiblemente la invasión militar de los chinos al Tíbet se haya fundamentado en


parte porque conocían quién era el famoso Dalai Lama, desde el punto de vista moral y
sexual: un individuo totalmente torcido en sus intenciones y prácticas. Y a nosotros ya no
nos duele dicha invasión. A lo mejor ha sido positiva para limpiar a esos monasterios
enclavados en las cumbres del Himalaya, donde, muy posiblemente, seducen y violan a
cuantos niños a esos monjes budistas se les ocurre.

Desprendiéndose de lo visto, de lo anteriormente atestiguado, lo que se quiebra es la


fe en esa clase de líderes, quienes nos matan la devoción en el Ser Supremo y en cualquier
religión alrededor de la Tierra, ya sea la Iglesia Evangélica, Protestante, Católica, Ortodoxa
y, en este caso específico, la budista. Simplemente el ser humano no pude abstenerse del
deseo sexual, uno de los más fuertes que subyacen en la naturaleza nuestra; no se puede
vivir sin pareja, no se puede vivir toda una vida sin la copulación con el sexo opuesto. Es
parte nuestra desde que nacemos, viene en nuestra conformación genética, cerebral,
químico-física y abstenerse, según mandan esas religiones, es ir en contra de la naturaleza,
de la piel, del instinto que vino con nosotros desde que nos engendraron y concibieron. De
lo contrario, ya lo vimos, surgen y surgirán esa clase de maniáticos, aberrados y enfermos,
como el Dalai Lama, y demás degenerados en otras religiones distintas.
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Las Incidencias y las Evidencias Últimas, Sugieren la


Probabilidad de que Donald Trump Volverá a la
Presidencia de los Estados Unidos
Hay un adagio popular español que dice: “la gente siempre prefiere al perdedor.” Lo cual
quiere decir que la gran masa se solidariza, se llena de conmiseración con aquella otra
persona que ha sido vapuleada, humillada o defenestrada, más todavía si considera que lo
hecho ha estado reñido con la justicia, con los actos cabales que debieron haber privado
antes y durante el acontecimiento que causó dolor y pesadumbre en la persona que ha
recibido esos golpes morales y psicológicos.

Más claro aún: en lo que concierne a Donald Trump, el hecho de ser requerido por
los tribunales, su seriedad en el momento cuando compareció ante el juez de Nueva York,
los regaños de este magistrado y la supuesta persecución política que ha esgrimido Trump,
lo han hecho ver como “la víctima de un sistema malagradecido, que no ha sabido sopesar
todo el bien que él le hizo a la nación cuando fue presidente.” Y esa es la imagen “de
Redentor Crucificado” que él mismo le está vendiendo al electorado, principalmente a los
correligionarios del Partido Republicano.

Le está dando vuelta a la realidad y en lugar de sentir vergüenza por haber sido
citado por la Corte de Justicia de Manhattan, ha hecho creer que es la víctima, la gran
víctima que no quieren que llegue una vez más a la Casa Blanca después de las elecciones
del 2024, para las que se ha postulado en forma temprana. Las gentes que actúan más con el
corazón que con la frialdad del razonamiento, lo apoyan irrestrictamente, lo ven como un
guiñapo que ha sido violentado por el fiscal del distrito y por el juez que le habló con
dureza la mañana de su visita al edificio de Justicia. En otros términos, Trump está sacando
ganancia de una situación que para un hombre común y corriente, sería símbolo de derrota
y para guardar silencio, para no recordar nunca más ese pasaje cuando tuvo que sentarse
frente a un juez que le leyó los cargos que se le imputan. Esa imagen de persona vituperada
y transgredida en su espíritu y derechos, es la que le está enviando a la mente generalizada
de los votantes y estos han “mordido el anzuelo”, porque ahora le quieren más, le siguen
más y están más seguros de que deben votar por Trump, apenas sean abiertas las salas para
la recepción de los votos, en el 2024. Una prueba de ello se vio en la conferencia de prensa
que convocó en su mansión de Mar-a-Lago, en Florida, cuando sus partidarios llenaron el
lujoso recinto, donde las arañas lumínicas pendían de los techos y el color oro se podía
observar en todas las paredes. En ese sitio aplaudieron y gritaron entusiasmados cada
vocablo que el ex mandatario les hizo escuchar y quedaron más convencidos de que
“Trump es el hombre que nuevamente los Estados Unidos necesitan, para salvar a
América,” según les ha repetido el magnate constantemente. Él es el salvador de América y
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nunca ningún otro… ¿Pero salvarla de qué o de quién o de cuál ejército? No lo sabemos,
porque Trump no lo explica; pero sus seguidores creen a pies juntillas de que se debe salvar
al país y tampoco saben de qué, de quién o de cuál…

En esto y en muchas otras cosas de la vida, es tan importante razonar y discernir


entre la verdad y el engaño, entre la realidad y la ficción; y Trump es engaño y es fantasía.
Por eso se ha sentado frente al juez de Nueva York, porque le han descubierto sus engaños
reiterados a lo largo de los años.

Concretamente, las encuestas recientes le hacen ver como el pre-candidato dentro de


los republicanos, que tiene la ventaja sobre sus oponentes, incluyendo a su ex
vicepresidente, Mike Pence, a quien Trump ordenó a la turba que invadió al edificio de El
Capitolio, que lo asesinara por no obedecerle y no vetar a Joe Biden como el ganador
indiscutible de las anteriores elecciones nacionales. Es decir, Pence se negó a rechazar a
Biden y su triunfo electoral, para dárselo a Trump, en su papel como jefe del Congreso en
aquel aciago día, cuando el mismo Trump lanzó a las hordas de canallas contra la sede
parlamentaria. Lo anterior significa y de acuerdo a las muestras de opinión, que Donald
Trump vencerá fácilmente a sus contrincantes dentro del Partido Republicano; y, frente al
Partido Demócrata, parece que un anciano, débil y enfermizo Joe Biden, quien además no
cuenta con las simpatías de los estadounidenses en estos instantes, se postulará nuevamente
a las elecciones generales y muy probablemente Trump lo arrolle, debido a los errores de
bulto que han cometido el actual presidente, especialmente en el caso de Afganistán,
cuando entregó ese país centroasiático a los asesinos talibanes y le hizo retroceder hasta
más allá de la Edad Media. Pero Biden, en el tema de la salida de las tropas
estadounidenses y aliadas de Afganistán, solo cumplió con el pacto que Mike Pompeo,
enviado de Trump, firmó previamente con los talibanes, de que la próxima administración
de los Estados Unidos, fuera cual fuese, sacaría a sus soldados de ese país y se lo daría en
bandeja de plata a los fundamentalistas islámicos. Y le correspondió a Biden cumplir con lo
que Trump había pactado a espaldas del pueblo norteamericano y del Pentágono. En lo que
lamentablemente falló Biden fue en el método para sacar a sus soldados de allí y por dejar
abandonados a muchos afganos que fueron colaboradores con las fuerzas de ocupación y
pacificación llegadas de Europa y de los Estados Unidos.

Pero Donald Trump está capitalizando esos yerros de Biden y los utilizará igual a
los misiles que los rusos hacen caer sobre Ucrania, un tema que también podría capitalizar a
su favor si le vende al electorado que solo él podrá convencer a Putin de salir de suelo
ucraniano; pero “antes tendrán que devolverme a mí a la Casa Blanca”, les podría decir el
polémico republicano. Por lo enumerado aquí, observamos muy factible su retorno a
Washington en una segunda administración y, de paso, cobrar venganza contra el fiscal
Bragg y el juez Merchan, sin dilación alguna.
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Costa Rica, un País Técnicamente Ingobernable


Desde hace décadas este problema viene presentándose y es similar a aquella casa
abandonada cuya hiedra ha ido creciendo y creciendo y se dificulta entrar a la vivienda por
lo espesa, enmarañada y hasta peligrosa que se ha hecho la vegetación que ha crecido ahí
libremente y salvaje. Sin control, sin directriz de ninguna especie y sin orden alguno.

En este país que se jacta –porque así es en realidad-, de ser la democracia más vieja
y estable de América Latina, donde sus ex presidentes se pueden observar avejentándose en
sus casas de habitación, de modo tranquilo y apacible, ha sucedido lo anterior; es decir, las
leyes y los reglamentos, sin tocar la temática de la obstrucción feroz que se da en la
Asamblea Legislativa (parlamento o congreso nacional), y de una prensa muchas veces
equivocada y mal intencionada, que reacciona cuando le tocan sus intereses económicos,
han crecido tanto que se asemejan a la hiedra en las afueras de lo que fuera una atractiva y
habitable residencia. ¿Qué significa lo anterior? Que esa maraña de leyes imposibilita la
gobernabilidad, la fluidez en las acciones del presidente de la República y sus ministros; e,
incluso, gobernar por decretos tampoco sirve de gran cosa, debido a la existencia de una
Sala Constitucional o Sala IV, que se trae abajo todo decreto que no le resulta atractivo a
los magistrados, muchos de ellos nombrados en esos puestos por razones políticas y
responden a intereses espurios difíciles de desentrañar. Un ejemplo de esto se dio hace
pocos meses cuando el presidente Rodrigo Chaves y su ex ministra de Salud, ordenaron
cerrar un sitio de entretenimiento, propiedad de la misma empresa dueña del periódico La
Nación, porque, entre otras razones de su cierre o clausura, el Poder Ejecutivo adujo que,
cuando se lleva a cabo algún espectáculo en el famoso Parque Viva, los autos obstruyen el
paso de ambulancias y máquinas para combatir los incendios. Empero, bastó “un escritillo”
de uno de los abogados de La Nación, para que la Sala IV, por medio de un magistrado
“adicto” a dicha empresa, se llevara hasta el suelo la postura del presidente y su extitular de
Salud.

Intereses creados, oscuros, pactos en las penumbras y esa “hiedra” que crece en lo
que antes fueron los bellos jardines del Estado y que permitían que este país fuera
gobernado con fluidez, facilidad y sapiencia en un pasado todavía no muy lejano.

Pocas horas después del triunfo electoral del actual mandatario, Rodrigo Chaves, le
vimos a este personaje muy feliz, lleno de ilusiones, con grandes deseos de trabajar positiva
y constructivamente por su país, del que había estado alejado por motivos de trabajo, en el
Banco Mundial. Y en esos momentos nos dijimos para nosotros mismos: él no sabe lo que
le espera en la Casa Presidencial. No sabe lo difícil que es ser presidente de esta nación
que, aunque es una democracia consolidada, está llena de esas leyes, muchas de las cuales
se contradicen entre ellas y se contraponen, sin permitir ningún objetivo constructivo. Con
el paso de los días y conforme iba ejerciendo su gestión al frente del Ejecutivo, el mismo
95
Chaves se fue dando cuenta de lo imposible que resulta dar un solo paso hacia adelante en
este sistema que rige a Costa Rica.

Por un lado, está la Constitución o Carta Magna con su compendio (y vilipendio) de


leyes; por otro, la oposición diputadil en la Asamblea Legislativa (peor aún si el presidente
no tiene una bancada de mayorías, tal y como le sucede actualmente a Rodrigo Chaves); en
otro sector, dentro del mismo parlamento, los comunistas que, aunque siempre son pocos,
suelen presentar una feroz oposición a todo lo que quiera emprender el presidente y
presentan encarnizadas batallas cuyo único objeto es oponerse a todo, absolutamente todo,
sin que prime el interés nacional, ni del partido comunista que ellos representan, iguales a
guerrilleros en la Sierra Maestra cubana, pero sin rifles y sin Fidel Castro a la cabeza. En
otro ángulo de esta misma figura, aparecen los reglamentos, tan obtusos y densos como lo
son las leyes a las que nos hemos referido; y después aparece la prensa, en especial el
Grupo Nación, con sus tres periódicos que le atacan constantemente, a diario, y en
conjunto, en una sola voz, equivocada o nó, pero también se trata de una voz salvajemente
feroz y destructiva. Su director de origen cubano, para colmo de males, se ha unido
hermanablemente con el otro director del telediario de Canal 7, también cubano, y entre los
dos medios, la prensa en papel (y en internet), y la prensa televisada, tratan de triturar hasta
la última molécula del pobre presidente de la República. Finalmente, la Sala Constitucional
o Sala IV, está siempre a la espera para “tumbar” cualquier decreto presidencial que llegue
a sus Despachos u oficinas, donde permanecen los magistrados nada imparciales y siempre
prestos a responder a esos intereses extraños y reñidos con la verdadera justicia.

Posiblemente Rodrigo Chaves y los demás presidentes que le sobrevengan, deberían


dedicarse a lo mismo que Oscar Arias, el vanidoso y narcisista ex mandatario, quien, al
saber realmente lo difícil (casi imposible) que resulta gobernar a Costa Rica, se dedicó a
enaltecer su figura pública. ¡Eso sí… usando los recursos económicos Estatales para
pagarse sus continuos y costosos viajes al exterior! Se dedicó a “luchar” por la paz en
América Central, a hablar siempre bien de sí mismo, a colocar su fotografía (tamaño
poster), en todas las embajadas en otras naciones, etcétera, etcétera. Por supuesto que, al
término de su período presidencial, dejó al fisco en cero, sin un solo dólar, pero a Oscar
Arias eso nunca le importó. Lo importante para él era su descomunal super-ego.

¿Pero quién o qué organismo gobierna a Costa Rica? Francamente no lo sabemos.


Quizás las Cámaras de Industria y de Exportadores, porque, la verdad sea dicha, el
presidente y sus ministros son menos que monigotes en este país donde la hiedra cubre
hasta las dependencias más profundas de la democracia.
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Una Familia Real no Muy Recomendable


¡Por fin se le hizo realidad el sueño tan anhelado y esperado a Carlos de Gales, hoy Carlos
III de Inglaterra! ¡Ha sido finalmente coronado en la Abadía de Westminster con toda la
pompa de la que son capaces los británicos en estos casos concretos. Y es que Inglaterra y
sus ingleses son un país y un pueblo de contradicciones que dejan perplejas a las personas
que analizan la realidad diaria de este Imperio repartido por los 7 mares y los 5 continentes
que conforman la Tierra.

La contradicción más evidente y más asombrosa es la que nos dice que se trata de
un pueblo extraordinariamente culto, con una historia riquísima y capaz de gobernarse a sí
mismo de la mejor manera. Y aquí estriba precisamente la dicotomía, la ambivalencia,
porque, en lugar de un gobierno casi perfecto, lo que tienen encima es a una monarquía que
los mismos británicos eluden llamarla por su nombre… “corrupta”, quizás para no maltratar
a los miembros de esa dinastía. A raíz de esa familia díscola entronizada en el poder desde
“la noche de los tiempos”, se puede (y se debe) pensar que los ingleses merecen algo mejor,
acorde con su historia y cultura.

Ciertamente se ha sentado en el trono Carlos de Gales, pero si se hace una revisión


no muy profunda de lo que ha sido su vida, el fulano, el nuevo Rey, ha estado inmerso en
problemas personales que han empañado durante unas dos décadas a toda la Casa Real.
Primeramente, su matrimonio con Diana Spencer, la famosa y anodina Lady Di, a quien le
publicaban enormes portadas en las revistas del corazón, cuando le dio por visitar a
enfermos con SIDA, con la finalidad en el subterfugio de levantar su imagen personal tan
deteriorada desde que llegó al Palacio de Buckingham. Ni Carlos ni Diana se amaban, se
repelían y les costaba una barbaridad ocultarlo en público. Y cuando decidieron que cada
quien iría por su lado y harían lo que les viniera en gana, empeoraron las cosas, porque
Lady Di intentó el suicidio por causa de sus hondas depresiones emocionales y cayó en la
bulimia espantosa. Luego, decidió tomar por amante a uno de sus guardaespaldas y el
“agujero negro espacial” en el que cayeron ambos, Carlos y ella, fue profundo, tan hondo
como solo este tipo de hoyos lo pueden ser en el Universo. Por aquel entonces, Carlos
andaba con quien es hoy su esposa y ha subido al Trono en calidad de Reina, Camila
Parker-Bowles, su amor de toda la vida. Una mujer entrada en años, nada elegante, con su
pelo canoso al 100 por ciento y que hacía preguntar a quienes la conocían, “¿Qué le daba a
Carlos para tenerlo tan loco, tan apasionado, tan fiel y tan decidido a compartir su vida con
ella hasta el final de los tiempos?” Dicen que a esas edades, las mujeres no se guardan nada
para sí y posiblemente allí radicara “el embrujo” que ejercía en el hoy Rey de los
británicos.

Pocos años después, Lady Di sufrió el fatal accidente, junto a su nuevo amante, el
egipcio millonario Dody Al-Fayed, cuando su coche BMW huía de unos paparazzis en el
corazón de París y chocaron contra la columna de un túnel. Así terminó sus días aquella
mujer sufriente, a quien, según narran quienes la conocieron de cerca, era constantemente
97
humillada por su suegra, la Reina Isabel II, quien pudo haberla comprendido, pero no lo
hizo y decidió, por el contrario, atacarla cada vez que la encontraba en los pasillos de
Balmoral o Buckingham. Y pudo haberla comprendido, decimos, porque el esposo de la
Reina, Felipe, Duque de Edinburgo, le fue infiel a la monarca cada vez que tuvo
oportunidad. Nótese la clase de familia que son los Windsor y que marcan la inexplicable
contradicción con respecto a la cultura del pueblo británico, que los adoran y les perdonan
sus equívocos y deslices sin ninguna objeción de fondo.

A lo anterior hay que sumarle las obscenidades del Príncipe Andrew y que causaron
un terrible malestar en su anciana madre, la Reina Isabel II, quien lo amó siempre en
calidad de hijo predilecto, y tuvo que desprenderse de varios millones de dólares para evitar
que su hijito fuera llevado a juicio por pederastia, ya que abusó sexual y reiteradamente de
una joven australiana cuando ella era menor de edad. Eran las pésimas compañías en las
que andaba el Príncipe, específicamente con el judío Jeffrey Epstein, quien era un auténtico
abusador de menores y las compartía con sus amigos, entre quienes estaba también Donald
Trump. La Reina Isabel, para tranquilizar a sus súbditos, quitó todas las condecoraciones y
títulos nobiliarios a su hijito, pero no pudo fallecer en paz, a sabiendas que “su preferido”
había caído en desgracia por su inmoralidad, su lascivia y su pedofilia.

Una familia no muy recomendable, insistimos. Pero que a los ingleses todo lo
resumido aquí, “les va y les viene” o les importa “un comino.” Y siguen apretujándose ante
las rejas del Palacio de Buckingham para ver a sus monarcas, como si se tratase del
mismísimo Dios a quien están observando, admirando y estrechando sus manos. La verdad
es que la Familia Real británica es un grupo de consanguíneos erráticos, buenos para nada,
cuyas funciones, en realidad, no están claras, y que viven en la mayor opulencia posible e
imaginable, mientras las reiteradas crisis económicas de estos países de la mancomunidad
hacen estragos entre sus ciudadanos. Un destello de lujo, de ostentación, que no asombra a
los ingleses, quienes, por el contrario, creen que los Windsor se lo merecen por el simple
hecho de ser los Windsor. ¡Habrase visto tan incoherencia en plenitud del tercer milenio!
Pero la pregunta que surge aquí y de manera irremediable es: ¿Se darán cuenta algún día de
lo prescindibles que son estas gentes, de lo ociosas y anodinas que son?
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¡Lo que Faltaba! Además de Asesinos de Inocentes en


Ucrania, Ahora Demuestran su Imbecilidad
Congénita. Cuando un Genocida Ruso
dice Incoherencias
Dmitri Medvedev fue presidente de Rusia con todas las implicaciones que ello significó;
pero la principal fue no tener voz ni voto propios, porque la verdadera función de un
mandatario en ese país es la de ser “marioneta o títere” de Vladímir Putin, quien es el
verdadero gobernante de la nación, en calidad de tirano/asesino y dictador vitalicio, como
lo son todos los dictadores, o sea… sin caducidad en el tiempo.

Pero al leer los comentarios que el ex presidente Medvedev escribe en la red social
Twitter, nos damos cuenta cabal y certera de que fue alejado de su alto cargo, precisamente
porque su inteligencia es escasa. Es decir, se ubica más cerca de un hospital psiquiátrico
para ser internado por sus razonamientos torcidos, que en una oficina elegante en el
Kremlin. El individuo en cuestión es una verdadera pesadilla cuando escribe y habla.
Aunque lo positivo para él, es que se está haciendo famoso en el mundo entero, porque,
precisamente, la prensa Occidental le confiere importancia a sus desacertadas palabras.

Cada vez que se conecta mediante su computador con Twitter, la sorpresa de


quienes lo leemos de vez en cuando, es mayúscula, por el enorme impacto que causan sus
estupideces. El fulano es estúpido y además lucha por demostrarlo día a día, minuto a
minuto. Se complace al saber que los demás lo conozcamos en su verdadera naturaleza: la
de un descerebrado que necesita internamiento en un nosocomio para dementes, lo más
pronto posible. Por ejemplo, para citar solo dos casos muy concretos: atacó al gobierno y
pueblo alemán, al amenazarlos con “otro desfile del ejército ruso por las destruidas calles y
avenidas de Berlín, la Capital alemana (como en 1945).” Esto debido a las manifestaciones
del Ministro de Defensa teutón, Boris Pistoriuos, quien dijo que Ucrania tiene el derecho de
atacar el territorio ruso. Y le agregamos nosotros que no solo partes de dicho territorio,
según dijo el ministro alemán, sino llegar hasta Moscú y sacar a patadas a la camarilla de
asesinos, encabezada por el peor genocida desde Stalin, llamado Vladímir Putin, quien ha
ordenado asesinar a ancianos, mujeres embarazadas y niños, en las ciudades ucranianas.
Ucrania y su ejército merecen ganar esta guerra y situar en su verdadero contexto y
ubicación, al pésimo, inútil e indisciplinado ejército ruso, al que han ido venciendo una y
otra vez desde que invadió a esta nación europea.
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Regresando a la estupidez escrita por Medvedev, Rusia no está en condiciones de
enfrentarse a una verdadera potencia en ninguna parte del mundo, pues su ejército –
reiteramos-, es una absoluta desgracia, sus soldados son una mentira y sus vehículos
blindados son destruidos y aplastados, igual a frutas podridas que yacen en la tierra. Una
guerra contra Alemania, Francia, Italia, Turquía o Inglaterra (sin hablar de los Estados
Unidos), significaría el final para la fanfarria que es el ejército de Putin, que ha tenido que
cavar trincheras en el Donbás y esperar que alguno de sus santos en iconos lo salve del
contraataque de los ucranianos.

Además de la ineptitud de los militares rusos de la actualidad, el incoherente y


obtuso Medvedev no ha tomado en consideración que un ataque contra Alemania, será un
ataque también contra toda la OTAN, con Estados Unidos a la cabeza. Lo cual significaría
el final de Rusia como país y supuesta “potencia”, que en la realidad es una “impotencia”
en lo social, económico y aún más en lo militar. Una guerra contra la OTAN sería el final
de Rusia en todos los mapas y globos terráqueos de las escuelas, colegios y Universidades
de todo el planeta y el suicidio o la captura de Putin y sus ministros asesinos. (Favor leer
amplio reportaje al respecto en esta misma edición de The City).

Y la última estupidez dicha por Dmitri Medvedev, quien debería ser vetado y
extirpado de Twitter de una vez por todas, se refirió a la desaparición de Ucrania como
país: “Es mejor una participación tranquila que Ucrania en la OTAN o una guerra mundial.
(Porque) Polonia, Hungría y Rumanía sueñan desde hace decenios con hacerse con las
regiones occidentales de Ucrania –dijo esta bestia con ropa-. El mundo está enfermo, se
encuentra en el umbral de una nueva guerra mundial –noten el calibre de su imbecilidad al
hablar y escribir-, ¿Es esta evitable? Nó, no lo es. En los últimos 30 años se consiguió
eludir una guerra que, de todos modos, llegó. Pese a que nosotros no la queríamos (a pesar
de que los rusos fueron los que invadieron Crimea y Ucrania), nos impusieron una guerra
(¿?), que en esencia es consecuencia de la desintegración de la Unión Soviética, por una
parte; y de una forma híbrida de guerra civil, como resultado de la cual chocaron distintas
partes de un solo pueblo, por otra. La campaña militar en Ucrania, es una respuesta a la
interminable ampliación de la OTAN.” Lo anterior quiere decir que, cuando afirma que
Polonia, Hungría y Rumanía desean el territorio de Ucrania, es con la intención de
enemistar a estos aliados con el gobierno de Kiev y viceversa; y cuando dice que los rusos
nunca han querido una guerra mundial, más bien es todo lo contrario: Occidente nunca la
ha querido, pero Putin, a medida que se hace más viejo, quiere el enfrentamiento global
ahora, para quedar impreso en las enciclopedias del presente y del futuro. Tampoco
estamos en las puertas de un conflicto de esa magnitud y solo en la cabeza esquizoide de
Medvedev cabe tal idea.

En todo caso, a este ruso descentrado y virulento, una especie de Jean Paul Marat en
la Francia revolucionaria, quien pedía “sangre y más sangre” del pueblo y la aristocracia; o
de pequeño vampiro/humanoide ayuno de sangre, no hay que permitirle que hable o
escriba, pues sus desajustes cerebrales son notorios cada vez que lo hace y una camisa de
fuerza sería la mejor opción para él, con premura, y con electro-shock incluidos. Medvedev
es una auténtica vergüenza para su gente y su país
100

Lula da Silva, el Marxista que Debería estar


Todavía en Prisión
Se llama Edson Fachin, es juez de la Corte Suprema de Brasil, y es el principal culpable de
que a Lula da Silva lo hayan dejado en libertad, después de que se le comprobaron hechos
reñidos con la honestidad, la honradez y la decencia, cuando ejercía su primer mandato
presidencial. Según este mal representante y ejecutor de las leyes, tomó la decisión de dejar
libre al actual presidente, después de que fue acusado de recibir sobornos en dinero y
propiedades de algunas constructoras (en especial de Oderbrecht y OAS, las grandes
corruptoras continentales), implicadas en el caso Lava Jato, porque, en su criterio, “no
tenían relación con los desvíos de dinero de la Estatal Petrobras, que fueron los que
justificaron la enorme operación anticorrupción y la justicia de Curitiba no tenía
competencia legal sobre los escándalos en Petrobras, que debían ser juzgados en otras
instancias.”

Lo cierto es que este individuo que los brasileños han llevado irresponsablemente a
la presidencia del país otra vez, tenía, hasta hace poco, 10 casos abiertos en su contra,
precisamente por su deshonestidad comprobada. Uno de ellos, y que lo hizo ingresar a
prisión en el 2018, es el conocido con el nombre de “tríplex de Guarajá”, cuando fue
hallado culpable de aceptar sobornos por US$1,1 millones de parte de la constructora OAS
(famosa en toda América por sus actos corruptos y su compra de consciencias), a cambio de
favorecer a esta misma empresa en sus negocios con la petrolera Petrobras, que pertenece al
Estado. Con ese pago millonario en dólares, Lula ordenó reformar y amueblar un
apartamento de lujo –nótese la clase de “proletario” que es este demagogo-, y de tres pisos
de altura, situado en la localidad costera de Guarajá, en el Estado de Sao Paulo. Un año
antes, el juez Sergio Moro llegó a la conclusión inequívoca de que Lula da Silba dirigió una
trama para conceder a OAS contratos millonarios del gobierno, a cambio de las mejoras a
su apartamento, dentro de la operación Lava Jato.

La exhaustiva investigación hecha por la policía brasileña dejó al descubierto la


escandalosa red de corrupción, por la que grandes empresas de Brasil se pusieron de
acuerdo para repartirse contratos de Petrobras, sobornando a políticos (en cuenta a Lula), y
altos funcionarios de la petrolera Estatal. El hoy presidente fue condenado en primera
instancia a 9 años y 6 meses de prisión “por corrupción pasiva y lavado de dinero.” En el
2018, un tribunal regional confirmó la condena y al elevó a 12 años y un mes.
Posteriormente, el Tribunal Superior de Justicia lo condenó en tercera instancia, pero redujo
la sentencia a 8 años y 10 meses de prisión. Pero el juez Edson Fachin, amigo de Lula, lo
exoneró de todos los cargos, lo dejó en libertad y ahora lo tenemos en la presidencia del
país, con todas las consecuencias que ya estamos observando, como el viaje a la China
comunista y las declaraciones que dio en contra de la OTAN, de Europa Occidental y de
Ucrania, a los cuales culpó, tácitamente, por la guerra y en ningún momento acusó a la
101
Rusia invasora y genocida, bajo el mando de su amigo, el asesino Vladímir Putin. Esa
“pifia” de Lula da Silva ha sido para empezar, porque faltan muchas más en lo que le resta
por andar al frente del gobierno brasileño.

Con respecto a su caso, el filósofo español José Ortega y Gasset –recordemos bien-,
enunció que “las masas son irracionales”, por eso cometen errores como reelegir a un ex
presidiario, mandatario de una nación tan importante a nivel mundial; y a esa irracionalidad
debemos agregarle el analfabetismo de los votantes latinoamericanos en materia política y
cultural. Lo cual quiere decir que en otro país medianamente culturizado, Lula jamás
hubiera presentado siquiera su segunda candidatura. Pero estamos tratando de un individuo
sin moral, sin vergüenza alguna, quien aceptó su liberación sin demostrar su inocencia, que
es un tema que no toca ni en mínima instancia, porque lo que vale para él es estar libre y
retornar a la presidencia, más el posible revanchismo contra los fiscales y el juez Sergio
Moro que lo mandó a encerrar.

La liberación de este comunista rodeado de lujos y riquezas obtenidas mediante


actos espurios, tiene varios semblantes y es posible analizarlos todos detalladamente,
minuciosamente; pero uno de los más importantes es la facilidad con la que un determinado
juez puede cambiar el destino de un delincuente y permitirle ascender hasta la presidencia
del país. Lo mismo ha sucedido, aunque con diferentes matices, en Colombia, con el
asesino comprobado, el ex guerrillero urbano, Gustavo Petro. Es “un portillo” que parece
ser característico en los sistemas judiciales latinoamericanos (que no se ven en los Estados
Unidos ni en Canadá), que permite “la redención” inmerecida de esos sátrapas. Es decir, si
se aplicara en los Estados Unidos de igual manera, un narcotraficante como el mexicano
“chapo” Guzmán, podría ser excarcelado de un momento a otro, si le viniera en gana a uno
de esos jueces tan delincuentes como lo son los mismos prisioneros.

Visto el tema de Lula da Silva, solo se ratifica la desgracia que envuelve al


subcontinente, a América Latina, donde jueces corruptos, “amiguetes” de los pillos, de la
mano con pueblos bestialmente analfabetos de la política y de los principios del hombre,
favorecen a quienes deberían estar pudriéndose en prisión por sus actos evidente y
convincentemente corruptos. Pero “los premian” con la libertad y después con los votos
masivos para que regresen al poder desde donde perpetraron sus delitos, en
este subcontinente que ama a la corrupción rampante, sin duda alguna.
102

El Peor Pecado de la Humanidad es la Ignorancia.”


Diógenes… y en Política se Suele Pagar
Demasiado Caro
Solo por efecto de la ignorancia de los votantes en el momento cuando depositan sus
sufragios por determinado candidato, se puede explicar que guerrilleros, terroristas, ex
convictos y demás lacra que postula sus nombres, alcancen la presidencia de las naciones
democráticas. El caso más cercano en el tiempo, es el de Gustavo Petro, en Colombia, un
guerrillero urbano sobre el que pesan decenas (sino cientos) de personas muertas a raíz de
los atentados que perpetró en distintas urbes colombianas, en especial en la Capital, Bogotá.

Y es falso que esos personajes sanguinarios cambian con el paso de los años,
porque, entre otros rasgos, la ambición por hacerse con el poder, en esta ocasión por la vía
de las votaciones, ha continuado en ellos inalterable, hasta que lo consiguen, según hemos
podido observar en el ejemplo que estamos ofreciendo con Petro y en otros ex guerrilleros
más. Albergaron sentimientos y pensamientos destructivos, en aras de una doctrina –la
marxista-leninista-, cuando eran jóvenes, quisieron alcanzar el poder por medio de las
armas, hincando al pueblo y a los gobiernos de turno; y continuaron, una vez envejecidos,
con la misma mística de dominación, demagogia y engaño. Y es muy posible que esos
mismos sátrapas sepan, conscientemente, que “los pueblos, las gentes, en conjunto, son
irracionales” cuando les arengan y reciben los mensajes ilusionistas “de un mundo mejor.”
En parte por ello, los antiguos guerrilleros convertidos en políticos dentro de los sistemas
democráticos, no cejan en sus intenciones y continúan sedientos, hambrientos y ansiosos
por el poder.

Es cuando la ignorancia, “el peor de los pecados que acusa la humanidad”, como
dijo Diógenes, el padre de la escuela cínica griega, hace de las suyas, hace estragos y
finalmente, condena a los pueblos con distintas desgracias que hemos visto a lo largo de la
contemporaneidad que hemos atestiguado ineludiblemente. Hoy, en lo que estriba a
Colombia, su actualidad, “el despiste” en el momento de emitir los votos ha llevado a
Gustavo Petro al poder, un individuo en cuya mente deambulan los cientos de muertos que
quedaron tendidos en el asfalto por causa de sus ataques dinamiteros, y es por esa razón,
por tratarse de un ser sanguinario, que su gestión en la presidencia de la República no podía
ser diferente del fracaso, de la crisis que está sufriendo y de su posible renuncia por haber
recibido, presuntamente, dinero del narcotráfico durante la campaña recién finalizada. En
otras palabras, la pésima decisión electoral de una masa no-pensante, “pasa la factura” al
país que llevó al poder a un político cuestionado, comunista, violento, homicida y que, en
lugar de estar haciendo proselitismo, debería estar preso en una celda de máxima seguridad.
Inacio Lula da Silva es otro claro ejemplo de lo que aquí afirmamos: por esa ignorancia
103
visceral, por esa tozudez de las masas que no comprenden, ni quieren comprender la
diferencia entre elegir bien y elegir mal, es por lo que hemos tenido que leer y escuchar
mediante la prensa mundial, los halagos y la defensa del actual mandatario brasileño al
déspota y tirano, por demás criminal, el venezolano Nicolás Maduro. Ese “blanqueamiento”
que ha tratado de hacer de una figura manchada de sangre hasta el tuétano, en el caso del
mismo Maduro, solo lo podría intentar un individuo como Lula, yendo en contra de todos
los principios del más puro humanismo y de las libertades coartadas al pueblo venezolano.

Brasil y los brasileños, Colombia y los colombianos, no se merecen estar leyendo y


escuchando estupideces provenidas de las bocazas fétidas y falsificadoras de la realidad, de
Gustavo Petro y Lula da Silva. Ambos pueblos y todos los pueblos alrededor de la Tierra,
merecen escuchar la verdad, prístina, limpia y realista de parte de sus políticos,
fundamentalmente probos, rectilíneos y bien intencionados. Pero ese ideal solo se
conseguiría mediante el conocimiento certero de la política, que los ciudadanos sepan qué
es la política, para qué sirve y para qué cometidos algunos individuos ingresan y luchan
dentro de la política, con cuáles fines, con cuáles propósitos ocultos y qué harían una vez
alcanzado el poder. Sería, en otros términos, el combate contra la ignorancia, “la madre de
todas las desgracias” en el ser humano.

Otros gamberros, politicastros, tiranos solo buenos para el patíbulo, para la ahorca,
han llevado nombres como Fidel y Raúl Castro Ruz, Hugo Chávez Frías, Cristina
Fernández de Kirchner, Evo Morales, y por supuesto, los grandes demagogos de la historia,
fundadores de la Unión Soviética, Corea del Norte y del régimen de la China comunista,
entre muchos más. Todos ellos no hubieran logrado sus cometidos si sus respectivos
pueblos hubiesen sabido un poco de política en los tiempos precisos cuando emergieron a la
luz pública; hubieran sido detenidos, desechados semejantes a las basuras que
esencialmente son y esas naciones se hubiesen salvado de tanto sufrimiento que han
registrado los historiadores modernos y las enciclopedias.

“El peor pecado de la humanidad es la ignorancia”, una verdad sin cortapisas dicha
hace miles de años por el indigente filósofo Diógenes, mientras recorría las calles de
Atenas y que, a través de los siglos, ha mantenido todo su peso, su fuerza y su devastadora
categoría. Hay que instruir a las personas para que sepan pensar y elegir, en el silencio de
su individualidad y en los centros de votación, por quién votar con acierto y sabiduría; y
cuando estén conglomerados en un mitin, sepan dilucidar dónde yace la verdad y dónde la
mentira en las palabras del demagogo que les hace discurso. Solo así nos salvaremos de los
Petro, Kirchner, Castro, Maduro y de tantos sátrapas que hemos tenido que ver, conocer,
soportar y sufrir.
104

Atentado en La Penca, Nicaragua.

El Precio por Conseguir la Noticia de Parte de un


Charlatán, un Vividor y un Payaso
Llamado Edén Pastora
La detonación de una poderosa bomba en medio de una conferencia de prensa convocada
por Edén Pastora, un nicaragüense analfabeto, brutal, engreído, vividor, sin ideología,
cambiante como un camaleón y bueno para nada, causó la muerte a varios periodistas
costarricenses y a otros, los que resultaron vivos de milagro, les dejó secuelas físicas y
mentales notorias, que llaman a la meditación y al enojo, un profundo enojo por haber
creído en aquel sujeto vulgar que decía combatir a Anastasio Somoza, después a los
sandinistas y por último se viró a favor de los mismos sandinistas, sin importarle las vidas
perdidas de aquellos periodistas que corrieron a cubrir las supuestas importantes noticias
que iban a emanar de la bocaza de Pastora. ¡Y pensar que todavía, en Costa Rica, le llaman
“mítico”, “comandante”, “guerrillero”, “valiente” y otros adjetivos imprecisos, que no
tienen explicación ni asidero alguno!

Sucedió el 30 de mayo de 1984, en una finca ubicada en territorio de Nicaragua,


próxima a la frontera con Costa Rica. En aquellos tiempos, cuando se escuchaba el nombre
de Edén Pastora, los directores de los medios de prensa parecía que escuchaban al
mismísimo Dios y giraban órdenes espontáneas, entusiastas y hasta anormales a sus
subalternos para que corrieran a tomar la noticia “del hombre que se había vuelto en contra
de los sandino-comunistas incrustados en el poder y siempre liderados por el analfabeto
Daniel Ortega.” Debido a esa “veneración”, acudieron a aquella conferencia de prensa
citada por Pastora, varios comunicadores que dejaron allí mismo sus vidas cuando se dio
“el bombazo” y los que resultaron vivos, acusan severos problemas físicos que son
fácilmente identificables. Fallecieron 7 personas y resultaron gravemente heridas otras 22.

El problema radicaba en que todos creían (o casi todos) en Pastora, hasta el


presidente de los Estados Unidos, Ronald Reagan, quien giraba miles de dólares a aquel
individuo –dinero que nunca se supo de su destino-, para que derrocara a los sandinistas,
cómodamente sentados en sus oficinas en Managua. El atentado ocurrió en una casucha en
medio de la finca, a 200 metros de la ribera norte del Río San Juan. Precisamente, el tema
que se iba a tratar era la posible suspensión de la ayuda económica de Washington a la
“contra” (contrarrevolución), liderada por Edén Pastora y que, hasta aquel momento, no
rendía frutos, no tendía a derrocar a los comunistas que cada vez se hacían más fuertes con
el apoyo de Fidel Castro y los soviéticos.
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Anochecía, los periodistas costarricenses buscaban los espacios donde la visibilidad


del “mítico comandante cero” fuera la mejor. Lejos estaban de pensar en lo que iba a
suceder pocos minutos después. El estallido de una bomba de enorme poder destructivo se
dio y solo se escucharon los quejidos de quienes se retorcían en el suelo en medio de aquel
panorama con olor a pólvora y muerte. Lo demás, es historia que se ha narrado muchas
veces y se agradece a Dios por los supervivientes y se detesta al diablo por aquellos a
quienes cercenó sus vidas.

Y aquí viene lo deleznable, de lo que casi nadie habla en Costa Rica: la actitud
maldita del desgraciado nicaragüense Edén Pastora, quien, después de que los sandinistas lo
quisieron matar y por culpa de él murieron varios de sus ayudantes más cercanos, retornó a
las filas del sandinismo con el único propósito de que su fama no decayera y le pagaran un
salario con el cual subsistir, una vez que se gastó los miles de dólares que le dio la Casa
Blanca. Muchos años después, sobre el recuerdo de las víctimas inocentes, Pastora contestó
a un reportero costarricense: “Los muertos no fueron nicaragüenses (¡?), y eran tiempos de
guerra en esa zona fronteriza. Nadie se acuerda de esto aquí.” A juzgar por las estupideces
que dijo en esa ocasión, para él los muertos costarricenses, los periodistas masacrados por
el “petardo”, no eran importantes, solo los nicaragüenses que ahí no estaban; y el olvido del
hecho, según dijo él mismo, revela que aquel acontecimiento tampoco tuvo importancia
para él ni estaba presente en su escala de valores. Ese era Edén Pastora, quien, en sus
últimos años andaba con una gran sonrisa y “chupándole las medias” al dictador Daniel
Ortega y a su horrorosa mujer, a quienes decía en los años 80s. que combatía con todo
rencor y con las ansias de ver a una Nicaragua libre del comunismo. Una mentira sobre
otra, que los editores de los medios de prensa costarricenses se las creían completitas.

Lo que más duele y llena de rabia, fueron las muertes de los comunicadores de la
prensa, de aquellos que elevaban a la categoría de semidiós a un bandolero como aquel y
que, al cabo de los años, resultaría tan criminal, tan insignificante, tan traidor y tan voluble
(cambiante), como el peor de todos. El Covid chino se llevó a Edén Pastora, no sin antes
decir que había dejado decenas de hijos sin padre a lo largo y ancho de Nicaragua,
vanagloriándose de su machismo e irresponsabilidad; y tras haber invadido la isla Calero,
propiedad de Costa Rica, para tratar de anexionarla al territorio nica. Ese fue Edén Pastora,
un don nadie en cuya consciencia nunca estuvieron aquellos muertos de La Penca; y de
quien se asegura, según testigos, iba riéndose cuando lo trasladaron a un centro médico en
Costa Rica. “El tiempo lo borra todo,” simplificó aquel analfabeto que el coronavirus se
llevó, restándole importancia al sufrimiento ajeno. Ese era Pastora, quien ahora está bien
muerto, como siempre debió estar. Un malnacido que no se mereció la vida que Dios le
regaló. Una basura fétida, sin más lugar en la historia que aquel que ocupan los traidores.
106

¿De Quiénes es la Culpa Fundamental?


Cuando observamos las enormes cantidades de personas inmigrantes que cruzan países,
territorios sumamente extensos, a pie, para llegar hasta la valla fronteriza de los Estados
Unidos con México, y posarse ahí a esperar “un milagro” para que les dejen entrar al
primer país y comenzar “de cero” para “vivir nuevamente” lo que les han arrebatado en sus
naciones de origen, llegamos a la inevitable conclusión de que esas engorrosas, peligrosas e
inconcebibles situaciones pudieron haberse evitado, si los culpables no hubiesen cometido
los errores que los condujeron a la inmigración descontrolada que ahora están sufriendo.

Los casos de Haití y de los países africanos son diferentes en el sentido de esa
“culpa fundamental” a la que estamos haciendo referencia en este editorial, porque los
únicos culpables de la pobreza de esas naciones y pueblos, han sido los colonizadores, los
explotadores, los expoliadores y esclavistas europeos que llegaron al “continente negro”
para saciar sus ansias riqueza y explotación. Ahí comienzan todas las vicisitudes del África
y de los haitianos. Y en lo que atañe a Haití, los dictadores, en específico la familia
Duvalier, que gobernaron por décadas a esta parte de la isla, fueron los culpables
indiscutibles de su atraso en todos los sentidos y por la impresionante pobreza que siempre
han sufrido sus habitantes, en parte por el constante saqueo que ejercieron en las arcas del
Estado.

Pero en lo que estriba a Cuba, Nicaragua y Venezuela, sus pueblos, más que nadie,
fueron los absolutos culpables de las situaciones que han arrastrado desde hace años, hasta
el presente. ¿Por qué son sus pueblos los que cargan con esa “culpa fundamental”? Porque
sus gobiernos, antes de la llegada de las dictaduras de izquierdas, la de Fidel Castro y sus
sucesores y secuaces; la de la pareja de Daniel Ortega y su horrorosa mujer; y la de Hugo
Chávez y Nicolás Maduro, se pudieron evitar, pues presentaban visos de la problemática
que tenían implícita. Es decir, el caos se veía venir. Aun así, los ciudadanos se lanzaron al
precipicio, quitaron lo conocido y lo suplantaron por lo desconocido, por la promesa falsa y
por la retórica vacía que solo llevaba a la dictadura opresiva.

En los tres casos, el cubano, el nicaragüense y el venezolano, las experiencias han


sido impresionantes por el altísimo grado de deterioro que presentan sus sociedades, sus
pueblos, el presente y futuro de estas naciones. Los cubanos pasaron de ser uno de los
pueblos más adelantados cultural y económicamente de América Latina, a una condición de
miseria apabullante e imposible de creer si no se viaja a la isla y nos cercioramos con
nuestros propios ojos. Los cubanos viven bajo la línea de la miseria, mientras sus
gobernantes, además de que presumen de ser marxistas-leninistas, echan las culpas de todo
lo que les ocurre, al capitalismo y al bloqueo de los Estados Unidos a la economía isleña,
mientras la camarilla en el poder coloca sus millones de dólares en paraísos fiscales para no
ser detectados, congelados ni embargados por las potencias democráticas opuestas a este
107
régimen tiránico y de abusos diversos. Pero “la culpa fundamental” recae en el pueblo
cubano que creyó en las mentiras de Fidel Castro, quien fue un rebelde impresentable por
su sucia apariencia física, en sus años estudiantiles en la Universidad de La Habana.
Quienes le conocieron en su etapa universitaria sabían la clase de individuo que era y aun
así, le dieron la posibilidad de llegar al poder con todas las consecuencias nefastas que
hemos visto a través del tiempo.

Pero el de Nicaragua es todavía más aberrante e indigerible. No se puede aceptar


desde ningún punto de vista, porque el nicaragüense vivía bien bajo la dictadura de la
familia Somoza y en 1979 escucharon “los cantos de sirena” de los gamberros disfrazados
de guerrilleros y decidieron subirlos al poder en lugar de Anastasio Somoza Debayle, que,
si bien era un dictador, su pueblo no padecía la falta de fuentes laborales que sufre hoy, ni
de oportunidades distintas que el ser humano necesita para desarrollarse y que son básicas,
como el vestido, alimentación, medicina, educación para los hijos, etcétera y que el
régimen encabezado por la pareja Ortega/Murillo les arrebató, junto a las libertades
esenciales y elementales de las que antes disfrutaban. Los nicaragüenses sabían quiénes
eran los opositores a Somoza, aun así… los apoyaron, gestaron la caída del dictador, lo
asesinaron en Paraguay y ahora tienen la dictadura que les agarra por sus pescuezos.

Finalmente, el más duro ha sido el caso de Venezuela, un país en el que su


población “se bañaba en oro negro” todos los días. El mayor productor de petróleo del
mundo, pero prefirieron al histrión Hugo Chávez, quien instituyó un régimen narco-
comunista, se alió con los asesinos de Rusia, Cuba y Nicaragua y mandó a todo lo bueno
que tenían los venezolanos a los mismísimos infiernos, donde ahora está él mismo, al morir
de cáncer. Pero antes de precipitarse al centro del hades, dejó a un ex conductor de autobús
llamado Nicolás Maduro, en continuidad de la destrucción que él inició… la destrucción
diaria y permanente de Venezuela, sus valores, cultura y el saqueo de sus riquezas.

Entonces… ¿De quién es la culpa fundamental? De los pueblos y de nadie más. Los
demagogos, los falsos, los mentirosos, los oportunistas, los asesinos, siempre estarán ahí,
pero radica en los ciudadanos detectarlos, evitarlos e impedirles que asuman el poder. De
no ser así, les quedará emigrar, a pie, hasta una frontera que talvez nunca se abrirá para
ellos… la de los Estados Unidos.
108

Alemania y Japón Obligados a Abandonar su Política


de Desarme y no Beligerancia
Ambos gobiernos y pueblos se pasaron las décadas posteriores al final de la Segunda
Guerra Mundial, tratando de “simpatizar” al resto de la familia humana, principalmente
porque la culpa del estallido de dicha guerra y los crímenes de lesa humanidad, los hacían
sentirse culpables, en especial a los alemanes, que, hasta hace pocos años y gracias “al
milagro del futbol” (su Selección Nacional, con sus éxitos a nivel planetario, alucinó a la
gran mayoría), han volcado a su favor las opiniones que les eran desfavorables desde que el
nazismo fue derrotado en 1945.

En lo que estriba al Japón, el lanzamiento de las dos bombas atómicas sobre


Hiroshima y Nagasaki por parte de los estadounidenses, atenuó en gran parte “su culpa” en
la responsabilidad que tuvo durante la Gran Guerra Mundial y pasaron también “al bando
de las víctimas.” Además, catapultaron las simpatías a nivel internacional, gracias a su
industria automotora, a sus automóviles que invadieron al orbe y a otros productos
tecnológicos de punta y de altísima calidad. Poco a poco, los demás seres humanos,
ubicados “en el bando de los buenos” (los aliados victoriosos), fueron restableciendo su
confianza y admiración en el pueblo japonés. Pero a los alemanes les costó mucho más y,
todavía, cuando se habla de ellos, se les asocia –con suma perversidad-, a la época del
nazismo. Es común escuchar en cualquier lugar del planeta que un alemán es lo mismo que
un nazi o viceversa. A esa equivocada apreciación, los judíos, repartidos en casi todos los
países del primer y segundo mundo, incentivan, impulsan y se esmeran porque los crímenes
del nazismo no se olviden, perjudicando, de paso, los afanes diarios del pueblo alemán por
reivindicarse y lograr la aceptación sin reproches, de parte de la comunidad internacional.

Paralelamente a sus avances tecnológicos y a su impresionante modernismo


(automatización), los japoneses lanzaron su política de desarme, de paz y de no inmiscuirse
“nunca más” en una guerra. Aunque esto no obedeció solamente a su deseo de ganarse las
simpatías mundiales, sino porque el hecho de haber recibido dos bombas atómicas en sus
islas, en sus dos ciudades antes nombradas, fue suficiente lección para evitar cualquier otra
guerra en el presente y en el futuro. Para tal fin, redujeron a su ejército, lo convirtieron en
algo meramente simbólico, renunciaron a las armas nucleares y se concentraron solamente
en el progreso tecnológico y cultural.

Los alemanes hicieron algo parecido a pesar de que su ubicación geográfica, al lado
del Pacto de Varsovia, los ejércitos comunistas encabezados por la Unión Soviética, tan
solo al cruzar la frontera con la otrora Alemania Oriental (marxista), no le permitió a los
alemanes occidentales, desarmarse casi por completo, igual a los japoneses, más aún
cuando los estadounidenses pidieron los gobiernos germanos de entonces, que debían tener
un ejército fuerte porque ellos eran “la última frontera”, la más cercana, con el enemigo
109
común… los soviéticos. Pero una vez disuelta la Unión Soviética, desaparecida la
Alemania comunista y fundida con la Alemania Federal, más la disolución del Pacto de
Varsovia, los alemanes sintieron que ya no había necesidad de tener una Bundeswehr
(Ejército Federal), fuerte y temible y Berlín decidió “bajar los brazos” en materia de
rearme. Mientras tanto, la nueva Rusia en manos de Vladímir Putin, había emprendido su
carrera por volver a ser una potencia militar y competir con los Estados Unidos en ese
aspecto. China hacía algo similar en el lejano oriente, lo mismo que la emergente y siniestra
Corea del Norte, donde no hay qué comer, pero abundan los misiles de corto y largo
alcance.

Muy loable, muy admirable en japoneses y alemanes. Encontrarse a ciudadanos de


estos dos países en el extranjero, era un verdadero deleite, pues se comportaban como
amigos sinceros, honestos y con una apertura humana realmente admirable. En cada uno de
ellos había un diplomático espontáneo, que procuraba que el nombre de sus respectivas
naciones quedara sin mancha en el pensamiento y alma de nosotros los no alemanes y los
no japoneses. Plausible, altruista, admirativo en ellos.

No obstante esa política elevada de permanecer desarmados el resto de sus


existencias como países y ajenos a toda guerra internacional, ha tenido que ser cambiada a
raíz de las presiones que esos dos gobiernos han recibido de parte de enemigos que, en
principio, no eran considerados como tales: en el caso de Japón, prácticamente los chinos y
los coreanos del norte, les han hecho saber que son tan enemigos como lo fueron a partir de
1940, cuando el fragor de la Segunda Guerra Mundial hacía de las suyas en Asia. Por esa
razón, el actual gobierno nipón ha anunciado su necesidad –imperiosa-, de rearmarse,
llamar a filas a más cadetes y formarlos como soldados profesionales.

Alemania ha sentido la misma presión de parte de la dictadura encabezada por Putin


y sus secuaces (ex KGB), quienes, incluso, han llegado a amenazar a los alemanes con
“marchar nuevamente por las calles de Berlín, según hicieron los soviéticos en 1945.” Una
amenaza que hay que tomársela muy en serio después de lo demostrado por los rusos al
invadir a Ucrania y masacrar a su inocente pueblo. Es por ello que, en ambos casos,
Washington ha insistido en que el rearme y una nueva actitud confrontativa, deberá ser lo
que prevalezca en esta nueva época, tanto en Europa central como en el Pacífico asiático.

Ya no queda voluntad para posturas “cándidas” de amistad y pacifismo. Ahora es el


tiempo propicio para defenderse.
110

¡Señor Vladímir Putin… en Cualquier Lugar y


Momento, “Salta la Liebre”!
De los poquísimos aciertos tácticos que ha tenido el dictador de todas las Rusias, Vladímir
Vladimirovich Putin, el carnicero de Chechenia, Georgia y Ucrania, ha sido el no darle
armamento al mercenario renegado y asesino internacional, el judío Yevgueni Prighozhin,
ex prisionero en las cárceles rusas, empresario de restaurantes en Moscú y dueño del
criminal Grupo Wagner, sindicado por la CIA y el FBI como grupo genocida en varias
regiones del planeta, especialmente en África y en Oriente Próximo.

¿Pero por qué insistimos tanto en la palabra “judío” cuando nos referimos a este
individuo que ha estado masacrando a la población civil en Ucrania? Porque, precisamente,
miembros de esa raza diseminada por el mundo y que acostumbra a echar raíces en medio
de toda cultura y nacionalidad humana (es decir, se desarrollan dentro de otras etnias,
subrepticiamente), han dado un vuelco al destino de Rusia desde 1917, cuando Lenin
(judío, por demás), mascullando la ideología de otro judío llamado Karl Marx (el
comunismo abyecto y genocida), se apoderó de la revolución contraria al Zar Nicolás II o a
la Casa Romanov e implantó en ese extendido país uno de los sistemas más inhumanos que
ha habido en el devenir de la humanidad, superior en maldad e inhumanidad al nazismo
mismo, y causó una de las problemáticas más intrincadas jamás conocida. En otras
palabras, donde haya un grupo más o menos significativo de judíos, cualquier cosa puede
suceder y no necesariamente "buena” o beneficiosa.

Y Prighozhin es uno de ellos. Repasemos algunos datos suyos durante la invasión a


Ucrania: 1. exigió a Putin mejor y mayor cantidad de armamento para combatir a los
ucranianos y el dictador ruso se lo negó, con el temor de algún día el asesino se volcara
contra él, tal y como ha sucedido recientemente cuando Prighozhin ha amenazado con
“poner las cosas en orden en Rusia” y ha afirmado que cuenta, en estos precisos momentos,
con 25 mil hombres en armas, más el ejército y el pueblo ruso a su favor; 2. exigió que le
dieran presos en las cárceles de Rusia, para sumarlos a sus brigadas y entre más
psicópatas/criminales fueran… mejor para él y su sed de sangre en Ucrania; y 3. tras el
supuesto bombardeo de las trincheras donde había hombres del Grupo Wagner, por parte de
la artillería rusa en suelo ucraniano, Prighozhin, supra-enfadado, ha amenazado al kremlin
con “echar a todos a patadas de allí” y acabar con el dominio de Putin.

Es por esa amenaza de alzamiento contra el régimen, que le recordamos a Vladímir


Putin que “en cualquier lugar salta la liebre” y a él le ha saltado de parte de quien surtiera
de comidas, por medio del servicio catering, a la fastuosa mesa ante la que se sienta Putin
con sus allegados a cenar, en el rancio palacio del gobierno central en Moscú. Pero algo
111
sospechaba el dictador, porque, reiteramos, no le concedió su deseo de que el ejército ruso
le diera los misiles que exigía para continuar su guerra en Ucrania.

Ante tal comportamiento errático ante los ojos del dictador ruso, “la revolución
interna en Rusia, está servida.” De hecho, Putin ha aparecido ante los medios de
comunicación rusos, refiriéndose a las amenazas proferidas por el renegado judío, dueño
del Grupo Wagner, y con ello, es notorio que la situación “va en serio”, que la dictadura
rusa no se ha tomado a la ligera las manifestaciones de Prighozhin, el individuo que nunca
debió haber salido de su celda donde purgaba una condena por asesinato y ante quien la
CIA y el FBI se han tardado demasiado en aprehenderle para llevarlo a juicio en los
Estados Unidos, por crímenes de lesa humanidad, y sentarlo en la silla eléctrica que es lo
que realmente merece este criminal.

Es evidente que la situación para Rusia, en estos precisos momentos, no es buena,


nada buena… La contraofensiva ucraniana está haciendo retroceder al pésimo ejército ruso
en el Donbás y ahora tiende a estallarle una revuelta armada a Putin en pleno corazón de su
país. En este lapso de la realidad actual, recordamos la charla distendida que una vez
sostuvo Hitler, entre otras muchas conversaciones que acostumbraba efectuar, cuando dijo
que: “Si tiras en paracaídas en Noruega a 11 judíos, al poco tiempo se apoderarán de todo
ese país.” Distantes de aprobar lo que hizo Hitler con la raza judía, tenemos que aceptar que
lo dicho por él, era del todo certero y verídico; y el renegado criminal, Yevgueni
Prighozhin, así lo está corroborando al querer apoderarse de Rusia al completo, de acuerdo
a su clarísima amenaza.

En las fechas siguientes, veremos cuáles van a ser las reacciones del Alto Mando
ruso con respecto a este criminal, si lo intentará capturar; cuáles resultados van a conceder
las investigaciones en torno a él, ordenadas por Putin; si será desarmado y su grupo
diseminado (o asesinado también); y, por supuesto, queremos conocer la reacción de
Prighozhin, sus palabras al respecto y su determinación militar y personal, siempre en
confrontación con la dictadura encabezada por su ex amigo Putin. Un alzamiento armado
en el interior de Rusia, sería nefasto desde todo ángulo, para su gobierno, y podría encender
“una llama” que el dictador no quiere pensar siquiera, porque podría arrastrar a masas de
rusos disconformes con el accionar del dictador y tirano, enclaustrado tras los muros del
Kremlin. Estamos a la expectativa, muy atentos y deseosos de que tanto asesino
desaparezca.
112

Cuando la Mujer Pierde la Decencia, la


Vergüenza y el Pudor
Se llama Olga Elena Correa Usuga, supuestamente es costarricense, aunque sus dos
apellidos nos remiten a América del Sur, posiblemente a Colombia, Perú y Argentina,
donde los Correa abundan; insisten en decir que fue “Miss Costa Rica”, una candidata más
en el Concurso de Miss Universo, y como buena representante de Costa Rica, donde envían
a cada participante horrorosa y cuasi-analfabeta, no quedó ni entre las 20 primeras en pos
del título. Pero lo que no deja dudas es su desventurada personalidad, su afanoso deseo de
hacer dinero y para ello se acercó a un hombre entrado en años, llamado Carlos Rodríguez,
con quien se casó y le sacó dinero, viajes, joyas, ropa, mansión en un residencial de lujo,
caballos de “paso fino”, autos y todo lo que a esta fulana se le ocurriera para vivir “a
cuerpo de reina.” Hay muchas mujeres así en América Latina (y en el mundo entero), que,
en lugar de luchar desde abajo, estudiando y escalando los peldaños lógicos y naturales que
la competitividad pone delante de ellas, prefieren acercarse a un anciano, enseñarle sus
piernas y otros atributos (ahora logrados gracias a operaciones estéticas) y engatusarlos a
punta de cama y más cama. Pero, mientras el viejo está encima de ellas “tratando” de
hacerles el amor, las mentes de ellas están con el tipo joven que las enloquece, con quien se
acuestan de vez en cuando en un motel, a espaldas de su esposo, y no ganan dinero con él
(más bien, por el contrario, llegan a regalarle algunos pesos), pero disfrutan de un sexo
placentero con el musculoso que “las derrite” y a quien verdaderamente quieren (no aman,
porque amar es un participio demasiado serio y profundo que esta clase de mujeres no
conocen ni conocerán jamás, en parte porque su verdadero amor es el lujo, la vida ostentosa
y el dinero ajeno).

Bueno, esta novela comenzó cuando Elena Correa, la curvilínea y llena de


maquillaje en su rostro (en exceso más bien) y labios inflados por el bótox, logró atrapar a
este hombre mayor, empresario acaudalado (millonario aparentemente) y obtuvo de él todo
lo que había soñado y nunca hubiese conseguido por su propio esfuerzo, pues su nula
preparación académica y poca inteligencia no se lo hubieran permitido; pero cuando se
hartó de tener a aquel esposo vejestorio, oloroso a linimento para la artritis, encima de ella,
inventó la mentira de que le pegaba y hacía violencia marital en la intimidad de su mansión.
En este aspecto, hay otras mujeres que anduvieron con el susodicho y, contrariamente,
aseguran que “es un caballero a carta cabal” y les dio la felicidad que ningún otro hombre
les había dado, por lo que la Correa nos deja pensar que quería zafarse de su marido y dar el
“siguiente paso…”

Buscó un abogado con cierto renombre (en este caso el hermano del leguleyo es el
prestigioso, de apellido Beirute), y presentó la demanda ante un juzgado, topándose con la
dicha de que la jueza era eso… ¡Una mujer y siempre solidaria con las supuestas mujeres
agredidas! Como es usual en Costa Rica, donde la justicia depende del cristal con el cual se
113
mire; y el veredicto provisional de la jueza fue que el esposo de la Correa debía pagarle una
pensión alimentaria de 4 millones de colones por mes. Es muy posible que el abogado, de
acuerdo a la naturaleza de las gentes que pertenecen a ese gremio, y a su manera de pensar
($$$$$$), empujó a la mujer de 32 años de edad (el esposo pasa de los 70 años), para que
exigiera una pensión de 10 millones de colones, una cantidad alucinante con la que hubiera
vivido, no como una reina en Costa Rica, sino como una emperatriz en Europa. Pero la
magistrada dejó el caso “tentativamente” hasta nueva resolución, seguramente en espera de
la apelación del marido.

Pero el día que tenía que depositarle los 4 millones en el juzgado competente, el
“viejo zorro” no lo hizo, sobre la base de que un hombre de su edad no puede ser
encarcelado por deber la pensión alimentaria; y de buena fuente se supo que la Correa se
quedó elegantemente vestida, con un amigo gay esperándola y su amante joven y
musculoso también, en una angustiosa y fracasada espera, porque todos juntos iban a gastar
parte de aquel dinero y a celebrarlo en grande. Pero vendría lo peor…

Su esposo, “el viejo zorro”, le iba a dar una lección de vida y de honradez a Elenita
Correa Usuga, su ex mujer: la acaba de acusar de estafa informática (usó un computador
para trasladar US$32 mil y retener otros US$8 mil, el pasaporte del marido y una colección
de relojes; también se llevó obras de arte (cuadros, estatuillas y una mesa de billar);
incumplimiento de medidas de protección en perjuicio de una persona adulta mayor, hurto
y explotación patrimonial. El Organismo de Investigaciones Judiciales (OIJ), allanó la
mansión de Olga Elena, esposó a la mujer ante la sorpresiva visita y se la llevaron hasta los
Tribunales de Justicia, donde un fiscal le leyó las acusaciones. Cunado redactamos el
presente editorial es la tarde y debe estar tomándose en cafecito en una de las celdas que
hay en los sótanos del edificio de juzgados, en la ciudad de Heredia.

En otras palabras, “le salió el tiro por la culata” a la mujer que creyó que con sus
piernas entreabiertas, dejando ver algo de sus encantos más escondidos, iba a obtenerlo
todo en la vida; pero se encontró con un hombre que estaba siendo despedazado moral y
psicológicamente, aunque con arrestos de inteligencia y ha frustrado a la sinvergüenza y a
su ex abogado que la aconsejaba, para que expoliara a su ex esposo. Hay mujeres así, hay
abogados así y hay hombres ancianos que creen que “todavía pueden…”, cuando en
realidad solo pueden ser estafados. Réquiem para esta inepta y felicitaciones para un adulto
mayor que despertó de su fantasía erótica y de supuesta virilidad a su avanzada edad.
114

Atropello a un Padre de Familia de un Joven


con Autismo
Quien tiene un hijo que sufre del espectro autista, es tan especial como su propio hijo. En
esa afirmación no cabe la menor duda ni el menor rasgo de tergiversación o polémica. De
tal modo que, el joven con autismo merece todo el respeto y las consideraciones debidas, y
su padre (y madre) también lo merece. A nosotros no nos vengan con excepciones de
“pacotilla”, en principio porque muy pocos saben lo que un familiar de un chico así, tiene
que luchar para asear, vestir, alimentar, enseñarle a hablar (o balbucear como la gran
mayoría de ellos) y hasta caminar, en una lucha diaria, inacabable, que solo la muerte
decidirá cuándo llegará el descanso final de tanta brega. Entonces… definido lo anterior,
comenzamos con el tema de este editorial.

En el cantón de Tibás, al norte de la ciudad de San José, en Costa Rica, hay una
escuela “especializada” (nótense las comillas), para esta población autista. El edificio no es
antiguo, pero tampoco es reciente en su construcción, aunque en ciertas partes se cae a
pedazos, por culpa de la inacción de las directoras anteriores, que han pasado por ahí “sin
ton ni son”; esto es… sin pena ni gloria. Viejas hinchadas de comer tanto, regordetas
impresentables, que devengaban un jugoso salario, pero de trabajo nada de nada. Todo ese
deterioro es culpa de esas obesas cuyo único interés ha sido comer, comer y comer de la
comida de los alumnos autistas, hasta saciarse. Si es que se sacian alguna vez.

La escuela se llama Neuropsiquiátrica Infantil y tiene una población estudiantil un


poco menor a los 500 jóvenes especiales, con el espectro autista. La directora que sirvió a
este centro el año pasado, en el 2022, era una mujer joven, muy humana, sensible, pero se
marchó, buscó el traslado por razones que solo ella sabe. Y en este 2023 llegó otra directora
que, para ser honestos, en dos meses que tiene de estar al frente de la escuela, solo ha
demostrado vocación para dos cosas: para andar con el reglamento institucional bajo la
axila, recitándolo a cuando ser vivo se encuentra; y para perseguir enfermiza, a uno de los
papás que llegan a ese lugar con su hijo autista de 20 años de edad. “Le tiene el ojo puesto”
o “le tiene ojeriza”, como se dice en algunas regiones de América Latina y se lo demuestra
abierta y descaradamente, citándolo a cuanta reunión a ella y a las maestras del muchacho,
se les ocurre, para increparlo, atropellarlo, humillarlo y hacerle la vida imposible.

La directora se trata de una mujer de elevada estatura física, imponente, que nos
recuerda a aquellas empleadas de los campos de concentración nazis, donde muchas de esas
mujeres eran atractivas, aunque con sus corazones de hienas, dedicadas solamente a
asesinar a los prisioneros. Irma Gresse es la más icónica de todas ellas, apodada “la bestia
rubia.” Pues la nueva directora de la Neuropsiquiátrica nos la recuerda por su tamaño
corporal, sus ansias frenéticas, fanáticas e incambiables de imponer el reglamento hasta a
los insectos que viven en los jardines adyacentes y por su corazón duro, capaz de crucificar
115
nuevamente a Jesucristo si en sus manos tuviera esa oportunidad y sabemos que lo haría sin
el menor remordimiento, porque de sentimientos “never forever”, como dice la canción en
inglés.

Recientemente, hace escasos tres días, le echó la policía al mismo padre de familia,
durante el curso de una de las tantas reuniones a las cuales le citan constantemente y le
acusó de causar daños a los automóviles de los maestros que yacen en el parqueo del lugar.
¡Nada más falso! Porque conocemos a ese padre, quien, además de ser un amoroso papá
con su hijo con autismo (ambos son inseparables), se trata de un escritor, un periodista
internacional con un bagaje impresionante y un ex profesor de castellano, además de
excelente esposo y papá de tres hijos, contando al chico especial. ¿Qué sucede con esa
mujer? Simple: “fue un caso de odio a primera vista,” que desarrolló contra el señor. O
talvez le dan miedo los periodistas, porque hay gentes así, tan obtusas como el peor de los
obtusos, con los cerebros del tamaño de una nuez.

Retomando el caso, lo ha tratado de delincuente, le echó encima una radiopatrulla y


hubiera estado complacida de verlo salir esposado, cruzando el parqueo, ante las miradas de
los demás padres y madres de familia, porque parece que esos espectáculos le gustan a
Tatiana Sánchez R, que es el nombre de esta servidora de campos de concentración nazis y
que está alejada de ser una directora amable, gentil, humana, comprensiva y bondadosa de
un centro de este calibre.

Lo más deleznable radica en que ella no observa, no tiene la capacidad de analizar


que es el padre de un joven con autismo y, según expresamos al inicio de este editorial, el
papá de un joven así, es tan especial y respetable como lo es el muchacho. Pero a la mujer
en cuestión eso “le entra como calzón de payaso”, le queda grande, no le importa. Dijimos
que padre e hijo de este caso, son inseparables y la pregunta obligada que surge es: ¿Qué
haría ese chico al ver a su padre esposado y llevado por los oficiales de la policía al cajón
del carro? Sencillo: le destrozarían el alma. Pero así es Tatiana Sánchez R: insensible,
petulante, arrogante, con ínfulas de “viuda negra” y deseosa de causar daño a personas que
nunca la han maltratado a ella y nunca tuvieron esa intención siquiera.

Conversando con ese señor (Señor con mayúscula), nos dijo que apelará a todas las
instancias existentes en Costa Rica e incluso ante la Corte Interamericana de Derechos
Humanos (CIDH), con sede en esta misma ciudad, para sentar el precedente y para hacerse
respetar por esa tarántula imbécil.
116

¿Quiénes son los Responsables de lo que Sucede


Hoy en Día en Costa Rica?
¿Pero qué es lo que está aconteciendo en este país centroamericano, considerado durante
muchos años “un paraíso idílico” para visitar, vivir y trabajar? Concretamente: asesinatos
“por encargo” (sicariato) –esto diariamente y a toda hora-; desintegración familiar, donde
las madres asumen la responsabilidad de la crianza de los hijos y al mismo tiempo tienen
que trabajar para lograr la manutención y los hijos crecen prácticamente solitarios (y
envueltos en múltiples problemas que ello acarrea); pérdida de los valores esenciales del ser
humano, un sistema educativo pletórico de burócratas que devengan holgados salarios, con
programas a impartir en escuelas y colegios que son obsoletos y nada prácticos para la vida
y el crecimiento intelectual y espiritual del alumnado, además de la pésima formación de
los educadores, donde 1 de cada 10 docentes puede ser considerado verdaderamente
capacitado para ejercer la tarea pedagógica en los salones de clase.

En resumen, lo que sucede actualmente en Costa Rica es una rápida


descomposición de la sociedad, permeada por la corrupción en todas las capas sociales y
por la violencia extrema, expresada con el manejo de armas de grueso calibre por parte de
los jóvenes, y que son instrumentos de muerte que se trasiegan en ciudades, puertos y zonas
rurales.

Y mientras se dan estas amargas y criminales situaciones, con varios asesinatos


en cada fecha que pasa, hay un enorme sector de la población que prefiere “volver el rostro
al lado contrario” para no observar la ignominia y falsear la realidad en un afán
negacionista y asegurar que “en Costa Rica es poco lo que sucede, no es causa de
preocupación y no pasará a más…” Ese grupo de personas irresponsables es el mismo que
se refugia en sus casas de habitación, crean “una torre de marfil” (imaginaria por supuesto)
y de ese lugar no se mueven, porque saben, conscientemente, que sus vidas peligran si
transitaran por las calles de sus ciudades o van de paseo a los litorales marítimos. Pero lo
siguen negando irresponsablemente, como si, al negarlo, al bloquearlo en sus mentes, va a
desaparecer el inmenso inconveniente.

Pero la verdad es que, ahora más que nunca, es el momento para dar “un golpe de
timón” antes de que la sociedad costarricense se vea y se sienta tan golpeada como la
hondureña, guatemalteca o salvadoreña, países donde la delincuencia en su máxima
expresión, se ha adueñado de la realidad y practican las tropelías que nos cuentan los
periódicos fecha tras fecha. Y lo verídico que vemos en esta nación limítrofe con Panamá,
nos dice que todos los caminos llevan directa y velozmente a la violencia semejante o
parecida a “las maras” o a la ola sin fin de la criminalidad colombiana y mexicana. De
hecho, la corrupción ya está enraizada en todas las esferas de la vida costarricense, ya sea
117

en el gobierno o en la empresa privada y extiende sus tentáculos hacia lo poco que todavía
no está corrompido por una razón u otra.

En respuesta a la pregunta que sirve de titular de este editorial, hemos de decir que
todos tenemos que sentirnos un poco (o muy) responsables del sendero que va transitando
este país, desde el obrero sencillo que lucha a brazo partido por mantener a su familia,
pasando por los inmigrantes (principalmente los miles de nicaragüenses que han llegado
aquí, en huida de la dictadura de Ortega y su mujer), hasta confluir en las empresarios
dueños de canales de televisión que solo violencia transmiten y el sistema educativo que
sigue “dando palos de ciego” desde hace décadas atrás.

Y el camino que se debe retomar a nivel nacional es el mismo que abrieron nuestros
antepasados, nuestros bisabuelos, abuelos y padres, donde el respeto en todas las
direcciones era la prioridad y el axioma de cada día y en todo lugar; después, sembrar
nuevamente aquellos valores básicos, elementales, referidos a la conservación de la unidad
familiar, al matrimonio, al buen ejemplo a los hijos y la crianza efectiva de estos mismos;
y, por supuesto, la honradez en todos los órdenes de nuestras vivencias, como posibilidad
para erradicar y combatir la corrupción, ese deseo de apropiarse de lo que es indigno y no
nos pertenece. Esto en lo intrínseco y en lo foráneo, en lo extrínseco: detener la avalancha
de extranjeros que están llegando a Costa Rica desde el norte y el sur, porque desde
Nicaragua arriba el analfabetismo, “la cultura de la muerte” sembrada por Daniel Ortega,
donde es más importante el manejo de un rifle de asalto que el manejo de un arado u otro
instrumento de labranza; y desde Colombia, llega a suelo costarricense la práctica del
sicariato, el narcotráfico, la indecencia de la pornografía y todas las malas artes que aquella
nacionalidad ha venido acuñando desde épocas inmemoriales. Hay que ponerle una detente
a esta inmigración sin control y que está socavando, desde adentro, a las endebles bases
morales del ciudadano actual, nativo de Costa Rica.

En cuanto al sistema de enseñanza, hay que variar los programas: menos enseñanza
del comunismo y sus “bendiciones”, según repiten los profesores de Estudios Sociales;
menos matemática tan complicada, que frustra los avances y esperanzas de los jóvenes
estudiantes; y menos aquellos contenidos que solo sirven para rellenar espacios
programáticos que a nada conducen, formativamente hablando. Hay que insistir en una
enseñanza humanista, que sirva para la vida, para el buen comportamiento de los
estudiantes una vez que lleguen a adultos y sean personas de bien. Al final hay que recordar
a Ortega y Gasset, quien aconsejó salvar cada circunstancia para corregir después y todos
juntos, la generalidad de la población, al sumar todas esas circunstancias.
118

Prigozhin, Algo Más que un Golpista Sediento


de Sangre
Cuando el mercenario Yevgueni Prigozhin dijo, supuestamente convencido por el dictador
de Bielorrusia, Alexandr Lukashenko, que se devolvía a sus bases en Ucrania y que no iba a
atacar Moscú, donde pensaba derrocar a su ex amigo Vladímir Putin, nos pareció un
personaje estrafalario, descentrado y fuera de registro. Llegó a 200 kilómetros de la Capital
rusa y se convirtió en el tercer “soldado” (un término que le queda demasiado grande a este
delincuente ruso-judío), en acercarse en demasía a Moscú, después de Napoleón Bonaparte
(quien entró y pasó una noche en esa urbe), y los mariscales y generales alemanes, quienes
acamparon en las afueras de esta misma ciudad. Con la salvedad de que en la Rusia actual
hay autopistas modernas y le permitieron a Prigozhin y sus hombres del Grupo Wagner
rodar fácilmente por aquellas vías. No así para Napoleón ni las tropas de Hitler, que se
encontraron con llanuras sin carreteras y llenas de lodo en el comienzo del invierno y nieve
en lo más crudo del mismo invierno.

Una vez que se devolvió, no solo perdió tácticamente ante el “fantasmal” ejército
ruso que nunca apareció en su recorrido, sino que todo su matonismo, su alarde de valentía,
quedó reducido a nada, porque él y su Grupo Wagner irán desapareciendo conforme pasen
los días, debido a su inacción, ya que el frente de la guerra no existirá nunca más para ellos.
Además, poco a poco –y según el plan esbozado por Lukashenko y Putin-, los miembros de
Wagner serán aprehendidos del mismo modo como la araña va devorando a las presas que
han caído en su telaraña: despaciosamente y sin ruido alguno.

El tirano y genocida ruso, Vladímir Putin, con un argumento que muy pocos le
creyeron -partiendo de la base que con él no se juega y todo aquel que se le enfrenta de una
u otra manera es encarcelado, desaparecido o asesinado-, dijo a Prigozhin que “no había
problema entre los dos, que podía irse a Bielorrusia con sus 25 mil hombres de Wagner y
todo quedaría olvidado.” ¡Mentira! ¡Una falacia tan grande como la Catedral Ortodoxa de
San Pedro y San Pablo en Moscú! Y Prigozhin lo sabía, por eso no aparece ni en
Bielorrusia ni en Rusia tampoco. Está escondido, quién sabe debajo de cuáles faldas de
mujer, con tal de que Putin no le halle y lo vaya a desollar igual que un ganso en la cocina
de un restaurante.

“Para muestra un botón:” poco tiempo después de su alarde de poder y fuerza, y de


que todo su Grupo Wagner entró mansamente en la jaula que le abrieron Lukashenko y
Putin, la policía moscovita asaltó su mansión (como buen judío le encanta llenarse de lujos
y riqueza material alrededor), y descubrieron cosas que revelan quién es y cómo es este
delincuente que nunca debió haber salido de prisión.
119

Además de un lujo desordenado y de mal gusto (se nota que compraba artefactos
muy caros, para nada, solo para demostrar ostentación), los agentes del orden hallaron en su
mansión en san Petersburgo, pasaportes falsos con decenas de nombres propios también
falsos; pelucas (¡?) (le gustaba disfrazarse con otro color de cabello y barba), lingotes de
oro (recordemos que al judío le fascina, le deslumbra el oro, más que la presencia de Dios),
rifles de asalto, pistolas, fajos de rublos y dólares (recordemos que su grupo de mercenarios
eran pagados por el Estado ruso, en cumplimiento de misiones en África y Venezuela), e
incluso, la fotografía que muestra cabezas humanas cercenadas “en algún lugar del mundo.”

La prensa rusa le describe en estos momentos como “un empresario avaricioso que
perdió la razón, tras haberse hecho rico durante años con jugosos contratos con el Estado
(ruso).” Pero más que avaro, Prigozhin es un clásico carnicero, un vampiro que necesita ver
el sufrimiento de sus prisioneros y los campos de batalla sembrados de cadáveres de sus
enemigos. ¿Para qué disfrazarse, para qué ponerse bigotes y barbas falsas, para qué esas
pelucas rubias y pelirrojas en su cabeza cuando se le daba la gana? Ello solo es explicable
desde el ángulo de la demencia, porque esos accesorios de uso personal para engañar con
una identidad y apariencia falsas, indica que se trata de un personaje fuera del común de la
gente, quien vive una vida vacía, sin sentido cuando está lejos del fragor de la guerra y
deseosa de verter sangre ajena, de engañar a los demás.

En cierto modo, Putin es culpable por “haberle dado demasiadas alas” a este sujeto,
a este delincuente habituado a bombardear y segar vidas inocentes en distintos puntos
geográficos del planeta; y es culpable también por haberle abierto las puertas del Kremlin,
por hacerlo su chef personal y por haberle pagado millones de dólares para que llevara sus
guerras, su violencia, adonde los intereses rusos estuvieren presentes.

Pero lo admirable aquí, en este juego de poderes, se fundamenta en que Prigozhin


sabe que, desde que intentó el golpe de Estado (que desnudó las falencias y debilidades del
ejército ruso que nunca se interpuso en la autopista por la que viajaban los miembros del
Grupo Wagner hacia Moscú), es “hombre muerto” y que en cualquier momento y lugar, el
brazo larguísimo, vengativo y criminal del mismo dictador ruso, lo alcanzará y entregará su
cadáver a los buitres. Porque Putin no es perdonador, mucho menos olvidadizo, y siempre
castiga a quienes le han sido desleales y traidores. La lista de esos enemigos asesinados por
el dictador, es extensa y aterradora.
120

La Razón por la Cual la OTAN no Acepta Ahora Mismo


a Ucrania como Miembro Activo de
esta Alianza Militar
El presidente ucraniano, en su evidente preocupación y sufrimiento causados por la
invasión rusa a Ucrania, el país que él dirige ha solicitado una y varias veces más la
adhesión a la OTAN, el conglomerado de ejércitos de la mayoría de naciones europeas
junto a los Estados Unidos de América. Y cuando no le han permitido ingresar, ha lanzado
lastimeras críticas que, desde el punto de vista emocional, son totalmente atendibles y
comprensibles; aunque, desde el ángulo técnico, Jens Stoltenberg, secretario general de esa
Alianza Atlántica, lo ha dicho sobradamente y con toda claridad: “no es el momento para
que Ucrania forme parte de la OTAN, pero mantendremos abierta nuestra invitación para
que lo haga en el futuro.”

Pero… ¿Por qué los miembros de la OTAN no quieren, NI DEBEN, aceptar la


incorporación de los ucranianos en estos precisos instantes? Para responder a esta
interrogante que media humanidad se hace, debido a que no comprende ni conoce los
estatutos de la Alianza, hay que recordar aquel punto que señala con toda claridad que “si
alguno de sus miembros se viese atacado por una fuerza ajena, ese ataque tendría el mismo
significado para los demás ejércitos que conforman la OTAN,” y se involucrarán de lleno y
directamente en la guerra que afectó al país miembro. Al partir de esta premisa, si Ucrania
fuera aceptada en estos momentos cuando los rusos acampan dentro de su territorio y la
guerra contra Moscú es abierta, cruenta y sin visos de terminar pronto, la OTAN tendría
que acudir, también directamente, en su ayuda, enfrascándose en un conflicto que se
originó antes de la adhesión de los ucranianos y en el cual no se había atacado, por parte de
Moscú, a ninguno de sus socios militares.

En palabras más simples aún: una adhesión de Ucrania en estas mismas fechas,
obligaría a la OTAN a declararle la guerra a los rusos, porque se trataría de un país
miembro de la OTAN. El resultado sería la tercera guerra mundial, porque podría
involucrar, muy posiblemente, a la China y otras naciones simpatizantes y amigas de Rusia,
con ataques de parte de los rusos hacia el interior de naciones como Polonia, Hungría,
Alemania, Francia, Italia, Inglaterra, los Estados Unidos y demás países que conforman a la
OTAN.

Lo que necesita la Alianza es a una Ucrania en paz, una vez haya resuelto su
problema con Rusia, y, a partir de ese estado pacificado, comenzar a brindarle todo el
apoyo militar, logístico, moral, espiritual y fraternal, que caracteriza a la Alianza Atlántica;
121

y el resultado será que los enemigos de Occidente se lo pensarán de más antes de atacar
nuevamente a los ucranianos.

En estas fechas precisas, la OTAN está dando a Ucrania más armamento y ayuda
financiera, como nunca lo había hecho a otro país, desde que fue creada esta organización
militar. Dicha ayuda demerita, en gran parte, la queja del presidente ucraniano Volodímir
Zelenski, en el sentido de que no se le acepta como un miembro más de la OTAN; sin
embargo, es gracias a la misma OTAN por lo que está sobrellevando la guerra contra Rusia,
está venciendo en muchos lapsos del enfrentamiento y está haciendo ver mal al ejército de
Putin.

Se le han dado tanques alemanes y estadounidenses, los famosos Leopard y


Abrams; baterías antimisiles para defender los cielos de las principales ciudades, misiles
tierra-tierra y tierra-aire y una cantidad impresionante de otros pertrechos, como nunca
antes se había dotado a ningún otro ejército en Europa, desde el final de la Segunda Guerra
Mundial. Esa asistencia técnica y humana (se han entrenado soldados ucranianos en
Inglaterra, Alemania, los Estados Unidos y España), obliga a Zelenski a ser más
comprensivo con la decisión de la OTAN de no aceptar a su país todavía. Más aún cuando
Washington y Bruselas han empeñado su juramento, su palabra, de mantener la ayuda
económica y militar a Ucrania indefinidamente, hasta que alcance el triunfo en este
conflicto contra Rusia. ¿Qué más quiere Zelenski entonces?

Posterior al final de esta guerra –el cual se vislumbra muy lejano en el tiempo,
mientras Rusia sufre el desgaste de sus hombres en batalla y de suministros de todo tipo-,
seguirá pautar una paz que resultará casi tan cruenta como las amenazas proferidas por el
dictador ruso antes de la invasión que él ordenó ejecutar contra la nación vecina. Y en ese
lapso, muy probablemente, la OTAN ejercerá una fuerte presión sobre Rusia y sus
intenciones de nuevas agresiones en Europa. Será una paz en la que tendrán que estar
satisfechos ambos enemigos y, en el caso de Ucrania, exigirá le devuelvan los territorios en
el Bonbás y la Península de Crimea que le fue arrebatada por Rusia. En este punto, la paz se
complicará mucho más, pues en el Kremlin, parte de su política es invadir, arrebatar,
apropiarse y nunca devolver lo robado. Además, devolver esos territorios significaría para
Putin un gesto de debilidad y un rotundo fracaso de su política guerrerista e invasiva
allende sus fronteras.

Aunque muy probablemente en ese lapso de las negociaciones pro-paz, la OTAN


permitirá el ingreso de Ucrania a su conglomerado de naciones y sus ejércitos, y el sueño
de Zelenski se hará realidad; pero, por lo pronto, que acepte lo que Europa y los Estados
Unidos le dan a manos llenas y que se traduce en millones de millones de dólares y euros y
un arsenal de última generación y tecnología de avanzada a manos llenas.
122

La Nociva Presencia de Rusia en el


Continente Africano
Al observar que el triunfo en Ucrania no era nada fácil para el mal entrenado y mal
conformado ejército ruso, Vladímir Putin ha echado mano a cualquier alternativa, excepto a
los ataques nucleares, aunque ha amenazado repetidamente con ellos. Últimamente, al
finalizar el período fijado para que las cosechas ucranianas pudieran salir del territorio
europeo con destino a los diferentes destinos, especialmente hacia el continente negro,
donde dependen de los cereales aquí cultivados para subsistir, Putin ha bombardeado con
todo el salvajismo del que es capaz, a los puertos, en concreto Odessa, para dañar la
infraestructura y no sirvan más para exportar los granos desde allí.

Pero, al darse cuenta de su crueldad e inhumanidad, trató de revertir el pensamiento


y las circunstancias con respecto a los líderes africanos y les ofreció los cereales rusos
gratis y, a no dudar, estos no tendrán la calidad de aquellos cosechados en las ubérrimas
llanuras de Ucrania. La respuesta de los africanos fue inesperada para el genocida ruso,
pues le exigieron que detenga su ataque e invasión a los ucranianos, que aplique la paz en
Europa, para que todo recobre la normalidad, el respeto al derecho internacional y que el
mundo vuelva a retomar la senda del desarrollo que el dictador ruso ha interrumpido.

Antes de ese argumento, Putin se deshacía en abrazos y palmotadas en las espaldas


de los líderes de las naciones africanas y sonrisas en un individuo que solo sonríe cuando va
detrás de un cometido que solo a él va a beneficiar. Y es que África ha sentido el látigo, la
nefasta presencia de milicias rusas, específicamente del Grupo Wagner con su criminal
líder, Yevgueni Prigozhin, quien, en días recientes, apareció al lado de los golpistas de
Níger, después de su fallido intento en contra de Putin, en Rusia. De tal manera, vemos que
la presencia rusa en África no ha sido para desarrollar al continente en los ámbitos
científicos, económicos o productivos en general, sino, y por el contrario, para
desestabilizar por medio de la fuerza de las armas, a los pocos gobiernos constituidos
democráticamente. Otra opción positiva o constructiva de parte del dictador ruso, es
impensable, porque desde su atrofiado cerebro no podrá partir otra idea distinta.

El bombardeo de los puertos ucranianos desde donde salían los cereales para
alimentar a gran cantidad de personas en otros continentes, solo es el reflejo de lo que hay
en el alma y en el pensamiento de Vladímir Putin, pues con el hambre de las personas –
ajenas al conflicto-, nunca se debe llevar a cabo una acción destructiva, según la está
llevando a cabo en estos momentos, el invasor ruso. En el pasado reciente, desde que inició
la invasión a Ucrania, Putin ha ordenado bombardear indiscriminadamente hospitales,
clínicas, orfanatos, templos de la Iglesia Ortodoxa, barrios enteros donde los objetivos
militares no existían y el único propósito de los invasores rusos ha sido el de crear terror
123

entre la población civil, concretamente en ancianos, mujeres y niños, que se cuentan por
miles entre los asesinados por los misiles made in Moscú.

A lo sucedido en Ucrania desde el comienzo de la invasión ordenada por Putin, hay


que sumarle los miles de víctimas en África, precisamente por la acción del Grupo Wagner,
el entrenamiento que ha dado a los insurgentes africanos a lo largo y ancho del continente,
más la venta de armas a los distintos gobiernos de este continente, en el afán de crear
desequilibrio del orden normal e inestabilidad en naciones que necesitan apoyo financiero,
asesorías para la productividad y apertura de los mercados internacionales, por encima de
las armas y las asonadas que aconseja e impulsa Moscú en contra de estos gobiernos.

Después de observado lo anterior, la pregunta resultante es: ¿Vladímir Putin tomará


en cuenta la exigencia de los líderes africanos para que acabe su invasión a Ucrania y
restablezca una paz duradera en esa región europea? Cuando el dictador ruso escuchó tal
exigencia, solo atinó a mover los ojos en medio de su característica actitud glacial y no
expresó ningún argumento al respecto. Es decir, el significado de esa reacción indica que
continuará su intervención militar en Ucrania de manera invariable en su criminalidad,
ataques masivos con misiles de altísimo poder destructivo y su violación al derecho
internacional de una nación soberana, en el caso de esta que él ha invadido.
Intrínsecamente, los soldados rusos (muchos de ellos en plenitud de su juventud), llamados
intempestivamente a raíz de las sucesivas derrotas que les han infringido los ucranianos,
seguirán encontrando sus sepulturas en las planicies de Ucrania o en las trincheras que han
cavado en recuerdo de lo que fue la Primera Guerra Mundial, muchos años atrás. Y para
evitar que los futuros reclutas huyan del país, Putin ha ordenado el cierre de las fronteras de
Rusia, el encarcelamiento de quienes quieren evadirse del servicio militar obligatorio y
muy probablemente hasta sus asesinatos en el interior de Rusia.

Ciertamente, las cosas no han marchado como Putin hubiese planeado desde el
principio, eso es evidente. Y ahora los africanos le han dado la espalda y le han exigido
respeto a la paz mundial y al pueblo ucraniano, lo cual es una derrota moral más para el
criminal ruso que se halla detrás de las murallas del Kremlin. Solo queda por observar si los
mismos africanos aceptarán su regalía del cereal ruso, de ínfima calidad en comparación
con el ucraniano y si será capaz de abastecer a todo el continente negro y saciar el hambre
de sus pueblos.
124

La Deshumanización de una Directora de una


Institución que Precisa de Humanidad
La Escuela Neuropsiquiátrica Infantil (ENI), con sede en el Cantón de Tibás, San José de
Costa Rica, acaba de experimentar uno de los pasajes más grises y engorrosos de toda su
existencia: la presencia de una nueva directora, intrínsecamente deshumanizada, quien,
hace pocos días, fue separada de ese cargo, dichosamente para los padres de familia de los
jóvenes con autismo, los mismos educadores que ahí trabajan, los empleados auxiliares y
para el Ministerio de Educación costarricense (MEP), que no puede darse el lujo de tener
entre sus servidores a un déspota de tales vuelos entre su numerosa nómina.

El nombre de la mujer en cuestión no viene al caso que lo reproduzcamos en este


editorial, pues ya se marcha de ese centro de enseñanza; pero sí nos gustaría saber que está
vetada, en lo que le resta de vida, para que ejerza funciones que tengan que ver
directamente con estudiantes, sean con autismo o normales, pues no tiene ni la vocación, ni
la sabiduría, ni la inteligencia para laborar con personas, más todavía cuando Costa Rica
entera transita por épocas difíciles con una altísima criminalidad en sus comunidades y en
las escuelas y colegios también.

Un educador –y lo decimos con profundo conocimiento de causa, pues en nuestra


familia ha habido muchos de ellos y nosotros mismos somos profesionales de la educación-
, tiene que anteponer el buen juicio en sus acciones, el atinado proceder, la comprensión
ilimitada y la ayuda de Dios, cuando se relacione con el estudiantado, personal docente y
padres de familia. No puede hacer otra cosa. Más aún si se trata de una cabeza dirigente, de
una directora que está al frente de una Institución como la ENI, donde los jóvenes padecen
distintas intensidades del autismo, desde el más leve hasta el más profundo e intrincado.
Allí no se puede llegar a jugar de “inquisidora”, juzgando a los papás solo porque sí, por
cualquier ocurrencia que les cruce por los cerebros a las maestras y directoras. La
humanidad deberá prevalecer sobre cualquier otra premisa, sin devaneos ni dilaciones,
mucho menos con “zancadillas” a los mismos papás, que algunas pseudo-educadoras han
ideado con pésimas intenciones y corazones ennegrecidos por el odio y la inquina. Un
educador tiene que ser la luz en todos aquellos lugares donde se pose, donde transite y
donde trabaje. No tiene alternativa. Es una profesión que sobrepasa al concepto “educativo”
para convertirse en un apostolado con todas sus letras y acepciones.

El autismo no es simplemente una “condición”, según han querido definirlo y


“etiquetarlo” los mismos personeros del Ministerio de Educación de Costa Rica (MEP); en
su defecto, es una de las enfermedades que vienen con el niño apenas se forma el feto en el
vientre materno; y después del nacimiento del pequeño, se convierte en uno de los más
grandes retos para los padres de familia que se puedan experimentar en el seno de sus
125

hogares. Y ese reto incluye estados de ánimo sedentes en los niños y adolescentes (suelen
deprimirse y llorar con facilidad), violencia extrema (pueden tomar en sus manos un arma y
disparar, pues no están sujetos nunca al razonamiento ni al autocontrol), y, en muchísimos
casos, dependiendo de la grave intensidad del autismo, se pueden convertir en personas no
funcionales para la vida y dependerán siempre, hasta el día de su muerte, de sus mayores.
En síntesis, requieren y exigen de cuidados permanentes de sus padres, quienes no pueden
ni deben descuidarlos ni un ápice a diario.

Evidentemente, las situaciones no son un juego.

A lo anterior hay que sumarle las constantes visitas al psiquiatra, la dosificación


cotidiana de los fármacos que se les recetan, pues, de lo contrario, podrían caer en severas
crisis de ansiedad; y asistirlos, en muchísimos casos, en todas las actividades básicas que
para una persona normal son algo rutinario. Hemos sabido, a manera de ejemplo, de padres
de familia que han tenido que abandonar sus puestos de trabajo para atender constante y
continuamente a sus hijos con autismo, con todas las consecuencias que el abandono de la
actividad profesional puede involucrar. E, incluso, el nacimiento y crecimiento de un joven
con autismo ha causado las rupturas familiares, el papá hace abandono de la casa, se
divorcia o se marcha lejos, donde la problemática no lo alcance.

La escuela especial, por todo lo anterior, deberá ser un remanente de paz, de


tranquilidad, de comprensión, de apoyo y esperanza para los padres y nunca lo contrario,
según lo malinterpretó la directora de la ENI, quien, gracias profundas al Creador, ha sido
separada ipso facto de su cargo. Que se marche lejos, muy lejos de ese centro académico y
de todos los demás, pues alguien tendrá que decirle y convencerla de que, en su papel de
educadora, no sirve, no es recomendable y ha equivocado la profesión. Quizás como
guardia en un presidio le vendría mejor; aunque las internas, las privadas de libertad,
también tienen sus derechos y el trato respetuoso de parte de sus vigilantes, es uno de esos
derechos inalienables.

“Humanidad para sitios humanos,” no hay otra opción.


126

En Costa Rica
Ministros de Policía Negligentes, han Permitido que
Extranjeros se Lleven el Oro de la
Finca “Crucitas.”
En este país centroamericano, ubicado entre Nicaragua y Panamá, y que es la única
democracia sólida de América Latina desde 1948, los últimos ministros de Seguridad
Pública han fallado ostensible y convincentemente cuando se ha tratado de cumplir con el
deber que les fue encomendado. En este caso particular, con la invasión de nicaragüenses a
la finca “Crucitas”, ubicada en el cantón de San Carlos, provincia de Alajuela, al norte de
Costa Rica, siempre se ha sabido que esos individuos entran en tropel todos los días,
incluso han construido “cuarterías” donde descansan y duermen hasta el día siguiente para
continuar con su labor de despedazar el ecosistema, más de lo que lo han hecho hasta ahora,
y encontrar el oro que les ha motivado a la invasión del suelo costarricense, violando, de
paso, todas las leyes migratorias existentes, pues se internan en esta nación sin permisos de
ninguna especie, sin pasaportes y abruptamente, ante la desidia de la policía y, por
supuesto, de los distintos ministros de esta Cartera que es vital para el orden y la vigilancia
en todo el territorio nacional.

Incluso se dice que el actual presidente de la República, Rodrigo Chaves, ordenó el


retiro de todo “uniformado” de la zona, ayudando con ello a que la presencia de buscadores
de oro fuera todavía más numerosa y actuaran, esta vez, con mayor libertad.

Recordemos que fue durante el segundo gobierno del vanidoso, ególatra y auto-
engañado Oscar Arias, que se extendió lamentablemente para todos los ciudadanos
costarricenses, del 2006 al 2010, cuando se le otorgó una concesión a una empresa
canadiense (leer edición de The City Newspaper, número 161 en esta dirección
web: https://www.calameo.com/read/006446597dd1101a76971?trackersource=library para
conocer los detalles al respecto), para que procediera a la extracción de oro “a cielo
abierto”. Desde un inicio, el concepto “a cielo abierto” chocaba frontalmente con el
cuidado y preservación de la ecología en un país, en el caso de Costa Rica, que se precia de
ser “un paraíso siempre verde” y celoso de su ubérrima naturaleza. Pero eso a Oscar Arias
“le entró flojo”, como se dice popularmente en esta nación, porque lo que realmente le
interesaba era llenarse él y algunos de sus secuaces en el gobierno, los bolsillos con los
dólares pagados por las canadienses. Lo cierto es que, por esas incomprensiones que surgen
constantemente con las licitaciones, convenios internacionales y contratos con empresas
transnacionales, los canadienses se marcharon, dejando tras de sí enormes querellas
judiciales contra el gobierno costarricense, en parte por incumplimiento de contrato; y en el
127

terreno, dejaron las excavaciones, la naturaleza violentada, despedazada y muerta, donde se


presumía que iban a efectuar sus trabajos en búsqueda del metal precioso.
Lamentablemente, después de este desaguisado, de esa descarada acción de Arias y algunos
de sus asesores y ministros, la justicia costarricense, según suele ocurrir en este país, no
actuó en consecuencia y sentó las bases para juicios y condena de quienes provocaron tal
delito de lesa naturaleza. De tal forma, el político de poco cuño que es Arias Sánchez, se
retiró a su casa tranquilamente cuando finalizó su cuatrienio de pésimo gobierno, lleno de
narcisismo, endeudamiento con la Banca internacional y abultamiento de la burocracia en
las Instituciones del Estado, pues colocó a la mayoría de sus amigotes en puestos dentro del
gobierno (se habla de unos 70 nuevos burócratas, para citar solo un ejemplo entre muchos
de ellos, en la Caja Costarricense del Seguro Social). Pero “su legado” en la finca
“Crucitas” ahí quedaba, en recuerdo de su impericia, mala fe, pésima gobernanza y supra-
megalomanía tan característica en él.

Cuando los nicaragüenses que viven cerca de la frontera con Costa Rica, se
percataron del caos reinante en “Crucitas”, comenzaron a traspasar la línea fronteriza sin
permiso alguno, pues esas gentes actúan siempre así, al margen de las leyes y del orden
establecido, y comenzaron a extraer el oro, que se han llevado en ingentes cantidades hacia
su país, sin que la policía costarricense les haya detenido o finalizado con estas acciones de
vandalismo. Era la negligencia, el desamor por lo patrio y ese voltear la vista hacia el lado
contrario, lo que estaban haciendo las autoridades de los distintos gobiernos, en especial los
ministros del Partido Acción Ciudadana (PAC), de corta vida en la realidad política de
Costa Rica, pero de impresionante corrupción, como nunca se había visto tan
flagrantemente en esta nación de América Central.

Hoy, parece que el nuevo ministro de Seguridad, Mario Zamora, quien da indicios
de que desea trabajar de verdad a favor de la población, recobrará el control de la finca en
cuestión y enviará a varios contingentes de policía para detener a los nicaragüenses
usurpadores y enseñarles que a este país no puede ingresar cualquier aborigen salvaje a
hacer lo que le da la gana. La prensa ya ha publicado algunas fotografías de “nicas”
sentados en el suelo, con las manos hacia atrás, esposados por las autoridades que han
visitado recientemente “Crucitas.” ¡En buena hora y que acaben con toda esa impunidad e
irresponsabilidad! Pues se trata de una invasión a territorio extranjero y al saqueo de sus
riquezas naturales. Grandes delitos para dejar pasar desapercibidos. Una vez restablecido el
orden y la seguridad, hay que repoblar con árboles la zona dañada, permitir que la maleza
haga su trabajo de acuerdo a la naturaleza y continuar con las detenciones de extranjeros
pata que aprendan a respetar a Costa Rica y las leyes recobren su vigor y vigencia, como
debe ser.
128

América Latina y su Plaga de Gobernantes Incapaces,


Narco-comunistas, Generadores de Miseria
Extrema y el Éxodo de sus Poblaciones
En la convulsa década de los años 70s. la característica más evidente en estas naciones del
subcontinente americano, desde México hasta Chile y Argentina, fueron los gobiernos
militares, encabezados por un dictador que también era un soldado u oficial castrense, o por
una junta militar. Salvo México que era gobernado por el siempre corrupto PRI, que se
hacía llamar a sí mismo, “la dictadura perfecta.” Y con esa incapacidad para la auto-crítica,
esos militarotes y civiles corruptos, como en el caso mexicano, no querían reconocer que
grandes porciones de sus respectivos pueblos estaban sumidos en la peor de las miserias y
todas esas naciones en el retroceso extraordinariamente distante de los adelantos sociales,
tecnológicos y culturales que marcaban los países adelantados o del primer mundo
desarrollado.

Habían dictaduras militares en toda América Central, exceptuando a Costa Rica que
siempre se ha engalanado con las elecciones libres y democráticas y la alternabilidad en el
poder, aunque la corrupción que se daba era acallada sutil e inteligentemente (de manera
maquiavélica), por los líderes de aquel momento. Lo mismo sucedía desde Colombia,
pasando por Perú, Bolivia, Ecuador, Brasil, Paraguay, Uruguay, hasta desembocar en los
regímenes de Allende en Chile y la Junta Militar argentina, decidida y descaradamente
criminal.

El común denominador de aquellos dictadores, acuerpados por un grupo de


militares a sus espaldas, eran sus apellidos europeos, como Banzer, Figueredo, Stroessner,
Pinochet, Galtieri, Bignone, Massera, etcétera. Descendientes de alemanes, franceses,
italianos o portugueses, radicados en América del Sur. Algo parecido sucedía en el Caribe,
con el hijo de gallego, Fidel Castro Ruz; o con Joaquín Balaguer, en República
Dominicana; y los Duvalier en Haití (padre e hijo), expoliando lo poco que quedaba
utilizable en esa parte de la isla. Es decir, en los años 70s no había “rostro en qué
persignarse,” según decían nuestras abuelas cuando comentaban las incidencias y las
personas, a manera de decepción clara y concisa.

Hacia mediados de la década siguiente, los años 80s, esos grupos de soldados en el
poder de casi todas las naciones latinoamericanas, fueron cayendo por inercia propia o por
el empuje de otros signos de poder, principalmente por los grupos adinerados, siempre
sedientos por controlarlo todo, en especial lo que estriba al gobierno central de sus
respectivos países. Una vez entronizados en el seno de cada Estado, lo disfrazaban de
democracia y ellos mismos se decían ser los representantes “genuinos y puros” de esas
129

democracias, cuando en realidad eran plutócratas, líderes y cabecillas de las modernas


oligarquías que habían alcanzado el mando supremo-político de estas naciones. Así, vimos
“democracia” inesperada y sorprendentemente en Guatemala, Honduras, Colombia,
Ecuador, Perú, Brasil y Uruguay, mientras El Salvador se desangraba en una feroz guerra
intestina, impulsada y azuzada por Fidel Castro. Los Sandino-comunistas parecieron en
Nicaragua y Hugo Chávez mostraba sus nefastas intenciones en la corrompida Venezuela,
donde sus presidentes “democráticos” habían arrasado con toda la riqueza petrolera de la
que fue capaz la producción venezolana. Es decir, los cinco últimos mandatarios en
Caracas, fueron los que propiciaron el advenimiento y la dictadura de Chávez, a raíz del
descarado saqueo de la riqueza del Estado, en una de las peores muestras y prácticas de
corrupción que se recuerden en el subcontinente del que hoy estamos tratando.

Para no hacer más cansino y profuso este recorrido por la historia reciente de
América Latina a finales del siglo pasado e inicios del presente, los personajillos, todos
ellos aprendices de la política y analfabetos de la economía, llegaron a ocupar los máximos
cargos en sus gobiernos: los Maduro, Allan García, Cristina Fernández de Kircher (la mujer
que tiene pactos con Satanás, ya que nadie la puede remover de su esfera de influencias y
poder); los hermanos Fidel y Raúl Castro, Rafael Correa, Evo Morales, los últimos cinco
presidentes mexicanos, en especial el actual, Andrés Manuel López Obrador, quien está
defendiendo a los cárteles de la droga surgidos en su país al decir que no tienen nada que
ver con el asesinato del candidato a la presidencia del Ecuador; también Daniel Ortega y su
horrorosa mujer, Rosario “la bruja” Murillo, el colombiano Gustavo Petro, terrorista urbano
y asesino de decenas de ciudadanos inocentes con los ataques violentos que efectuó en las
ciudades de Colombia; y todos los demás que han empobrecido a sus pueblos, los han
obligado a emigrar a pie hasta la frontera sur de los Estados Unidos y les han robado los
sueños, las esperanzas, su realidad anterior y los han condenado al sufrimiento inesperado,
inhumano e inconcebible.

Esta es la realidad de hoy en día en América Latina, una región que no puede
liberarse de sus cadenas invisibles, que le han sido puestas por esta enorme cantidad de
sátrapas, políticos de escaso valor, de poco cuño y dueños de un anti-carisma realmente
desolador. Es, quizás, un poco de la mentalidad retrógrada que caracteriza al
latinoamericano, patente en sus dictadores.
130

El Caso Rubiales en España, nos Recuerda la


Existencia de los Límites
Cuando redactamos el presente editorial, Luis Rubiales, el presidente de la Real Federación
Española de Futbol, está en medio de “un huracán” que ningún hombre quisiera para sí: la
FIFA, la prensa de su país, la opinión pública y al parecer, la mayoría de “las fuerzas
vivas”, quieren que renuncie a su puesto; pero él ha respondido,“no dimitiré.”

¿Pero qué sucedió con este fulano, quien, hasta antes de su “error” era un
desconocido en el resto del mundo? Fue un hecho, si se quiere “inocente” y posiblemente
involuntario y empujado por la emoción del momento: besó en la boca a Jenni Hermoso,
futbolista de la Selección femenina española, recién coronada campeona del mundo en
Australia y Nueva Zelanda. Pero a medida que se habla del asunto, aparecen otros actos que
le “enlodan” todavía más: aparentemente, se tocaba los testículos delante de la Reina
Leticia y de su hija, la Infanta Sofía, poco antes de agarrar a la deportista y estamparle “su
rúbrica” en los labios. En la fotografía no se ve agraviada la muchacha; pero, en la frialdad
que da “el después…” aquello no se vio bien, más aún cuando Rubiales ya había
protagonizado hechos reñidos con la moral en el pasado.

Ciertamente, conseguir una Copa del Mundo es algo que no se logra todos los días y
cuando se alcanza, por supuesto que causa una alegría que rompe toda quietud y los moldes
sociales establecidos, aunque siempre deben prevalecer los límites. Incluso, un abrazo
fuerte a una de las jugadoras, cualquiera que hubiese sido, de parte de un alto dirigente, por
más exultante que estuviese éste, es mal visto en estos países de origen latino. Parece que
los famosos –recordemos los extravíos en este sentido del cantante de ópera, Plácido
Domingo; y del ex presidente Trump-, olvidan, con el peso de la fama y del dinero, que no
son “dioses del Olimpo,” al mejor (o peor) estilo de Zeus, quien, según la mitología griega,
acostumbraba convertirse en tiburón, lluvia de oro, o en lo que se le ocurriera, para seducir
a las mortales bellas y embarazarlas en contra de su voluntad. Hubo una de ellas que estaba
bañándose desnuda en una laguna y Zeus se convirtió en un bello y elegante cisne. Se le
acercó y la mujer, seducida por aquella magnífica ave, la siguió hasta una caverna donde el
dios retomó su forma original y abusó de ella, de su cuerpo, de su espíritu, de su estado
virginal. La mitología es una buena “maestra” con los alumnos distraídos. Solo hay que leer
algunos pasajes.

Por naturaleza, el deseo carnal, “la concupiscencia y la carne”, es una de las fuerzas
más poderosas que hay en el ser humano, concretamente en “el macho”; pero existe la
cultura, la educación dentro del respeto al semejante y recordar que, antes de toda acción en
la que haya involucrada una segunda persona, hay unos límites invisibles, “una raya, una
línea imaginaria”, puesta allí para no ser traspasada.
131

En el caso específico de Rubiales, cuenta con la amistad del presidente ejecutivo de


la FIFA, Gianni Infantino, de sangre italiana aunque nacido en Suiza y ya le vimos durante
el Mundial de Rusia, en el palco oficial, junto a la presidenta de Croacia, en feas poses de
seductor, sin respetar a la bella señora balcánica. Parece que ambos están “cortados con las
mismas tijeras (del sadismo).”

Lo cierto es que la gran mayoría en España están molestos con el beso impúdico
que Luis Rubiales dio a la futbolista Jenni Hermoso, aprovechándose de la algarabía por la
conquista del Mundial australiano. Por ejemplo, uno de los últimos editoriales del
influyente periódico español ABC, así lo ha escrito: “La continuidad de Rubiales es el
síntoma de un país sin exigencias morales suficientes para crear códigos de conducta no
escritos. El examen de conciencia y la asunción autónoma de responsabilidades son puras
ilusiones en el ejercicio de lo cotidiano del aferramiento al cargo y el privilegio. Y de esto
no solo Rubiales es un ejemplo. También muchos de los que se rasgan las vestiduras con
sus zafiedades, pero callan ante los datos de feminicidios en estos años o de los ‘indultos’
causados por la ley del ‘solo sí es sí’. Rubiales debe irse o deben echarlo, pero no para
calmar conciencias de tanto hipócrita, sino porque es una cuestión de dignidad nacional
ante lo que ya es un esperpento.” Escribió el editorialista del diario.

Y es que la mancha larga y extensa de la vida pública de Rubiales es de sobra


conocida y en casi todos los casos, está implícito el deseo desaforado de lo carnal, de sacar
ventaja de las mujeres, a la fuerza, solo porque se es “hombre” y tiene la influencia, el
poder de determinada Institución, y por eso tiene el beneficio de manosear y ultrajar a
cualquier mujer que se le ocurra. Las cosas no funcionan así. Incluso dentro del
matrimonio, cuando la esposa no desea la relación íntima con su conyugue, éste debe
comprenderlo, ni discutir siquiera y marcharse a leer o ver la televisión. Otro día, talvez
sí…

En estos horrendos casos se manifiesta la sensibilidad de la mujer en toda su


magnitud: la mujer buena, de buenas costumbres, de familia honorable, no consiente que se
le fuerce a circunstancias en las que peligra su integridad física, emocional o espiritual,
porque todo debe darse con su consentimiento, con su voluntad bien despierta y con el
amor y la admiración privando en el hecho.

Luis Rubiales tiene una seguidilla de estas situaciones embarazosas y debe pasar a
la vida pública y después al olvido; su rostro no puede aparecer más en las fotografías de
los diarios y mucho menos sus palabras que pretenden explicarlo todo. Por honor a la
decencia, tiene que marcharse, dimitir…
132

Todo un Tema:
El Despeñadero por el que Cae la Educación
Costarricense
Nos preguntamos hasta qué punto esos informes que redactan o elaboran los “tecnócratas”,
también llamados desde hace algún tiempo hasta la actualidad, “consultores” (de todo tipo:
sociales, económicos, políticos, religiosos, etcétera), son estudiados a fondo, observadas las
deficiencias y corregidas como supuestamente sugieren en esas mismas páginas. Nos da la
impresión de que esas “consultorías” pasan a llenar los archivos en las distintas
dependencias del Estado sin ser leídos por quienes ordenaron elaborarlos y, por supuesto,
sin solucionar absolutamente nada de lo que anda mal.

A simple vista, se nota que la educación de Costa Rica viene mal desde hace
décadas atrás y comienza desde las Universidades públicas (y peor todavía en las privadas),
donde se malforman a los que después asumirán el sistema de enseñanza nacional. Es decir,
las Universidades son incapaces de formar adecuadamente a los educadores (“docentes”
como se hacen llamar a ellos mismos en estos tiempos), y con esa deficiente manera de
trabajar, toman en sus manos los espíritus y mentes de los educandos para convertirlos
prácticamente en nada. Ya por la década de los años 70s., se podían distinguir, de un grupo
de 10 profesores, a solo dos o tres que daban “la talla”, eran los más admirados, respetados
y dignos de la confianza de los jóvenes. Aquello parecía un banco o una mesa, hecha por el
peor ebanista que solo le ponía dos o tres patas al mueble cuando debía tener las cuatro de
rigor. A esos pésimos “docentes” los veníamos identificando desde la escuela primaria,
donde pesábamos de una excelente maestra, quien dichosamente no se acogía todavía a su
pensión y seguía trabajando en las aulas con gran mística y energía, a las manos de otros
pésimos educadores deficientes, negligentes, obtusos para explicar las materias básicas y
arrastrando complejos personales que los estudiantes teníamos que pagarle como si
fuésemos los culpables…

El IX Informe del Estado de la Educación costarricense ya está en las manos de los


“tecnócratas” del Ministerio de Educación de Costa Rica (MEP), de la ministra de esta
Cartera, quien ha confesado que todavía no lo ha leído. En todo caso, cuatro puntos que
llaman la atención –en resumen-, explican lo siguiente: “niños de diez años no saben leer ni
escribir textos simples”, “colegiales de décimo año son la generación menos preparada,”
“10 por ciento de las escuelas (apenas) con oferta académica completa” y “vivimos una
crisis por gestión educativa desenfocada de los problemas de fondo.” Entre otros entuertos
más que se haría interminable reproducir aquí en este editorial.
133

El caos “se retrata por sí solo.” No hay que explicar más. En otras palabras, el reto
está sobre el tapete y los educadores, todo el sistema educativo de Costa Rica, está llamado
a solucionar la problemática. Una problemática que “se refracta” en la sociedad de distintos
colores: el analfabetismo, la incultura, la delincuencia creciente (Costa Rica padece
altísimos estándares de criminalidad, aún en regiones que antes eran insospechadas),
incremento de la pobreza per cápita, y demás lacras sociales que son la preocupación diaria
de las autoridades policiales. El declive, “la cuesta abajo”, es evidente, demasiado evidente
desde finales de los años 70s y ha venido pronunciándose más y más con el paso el tiempo.

El Ministerio de Educación ha apostado por “más cantidad versus más calidad”; es


decir, aumentar el tiempo de estadía de los jóvenes en los recintos de escuelas y colegios,
desde las siete de la mañana, hasta las cuatro de la tarde, de lunes a viernes. Pero no ha
dado resultado positivo, tal y como se esperaba, porque los males sociales siguen
manifestándose más y más. La fórmula era a la inversa; es decir, “más calidad educativa
por encima de la enorme cantidad de horas.” Lo anterior desde el aspecto intrínseco de la
educación; y desde lo extrínseco, hay que sumarle la llegada de miles de inmigrantes
nicaragüenses, quienes traen en sus morrales una impresionante incultura, una natural
violencia de acuerdo al carácter general de ese pueblo y una ansiedad incontrolada por vivir
una vida que la dictadura de Ortega y su mujer les arrebataron desde 1979. Así mismo, el
arribo de colombianos con sus arrebatos de sicariato, tráfico de drogas, pornografía,
violencia machista y demás vicios, han “fortalecido” el caos social del costarricense actual.

El auge de las Universidades privadas que existen con el único propósito de generar
riqueza para sus dueños fundadores, también ha permeado en la personalidad de las nuevas
generaciones de costarricenses, quienes se convierten en “profesionales titulados”, pero sin
cultura; es decir, les han permitido alcanzar los títulos académicos, y, paralelamente, la
malformación personal. Muchos de ellos pagan a otras personas sin escrúpulos para que les
confecciones los trabajados académicos de investigación y redacción, sin que los profesores
de cátedra se enteren de aquellos ilícitos. No hace mucho, leímos la despedida de una
directora que se marchaba de una escuela de enseñanza especial: tuvo la osadía de firmar al
final de su carta con el rimbombante título de “master”, pero a lo largo de su misiva
acusaba faltas de ortografía realmente vergonzantes y que decían mucho acerca de lo que
había en su cerebro, supuestamente intelectual en una profesional de su “categoría.”

El costarricense actual no lee, vive pegado a su teléfono celular escribiendo textos


intrascendentes; llena los juzgados por causa de sus múltiples querellas, comete crímenes
contra sus semejantes cuyas razones son tan obtusas como el crimen mismo y acusan
pobreza en el lenguaje diario, en el comportamiento y en la personalidad general e
individual del pueblo. Ese es el reto, el supra-reto, que tienen las autoridades educativas y
para ser sinceros y honestos, no creemos que vayan a solucionar, precisamente porque el
daño es muy profundo y no se tienen “las herramientas” para detener lo que va rumbo al
despeñadero.
134

¿Si Donald Trump Ganara las Elecciones


Presidenciales de los Estados Unidos, qué Sucederá
con la Ayuda a Ucrania?
Esa es la pregunta “del millón de dólares,” sin duda alguna. Y si estuviéramos en la piel del
presidente de Ucrania, estaríamos sumamente preocupados, más todavía al ver cómo se van
perfilando los hechos en la realidad diaria y política de los Estados Unidos, donde, cada vez
que se imputa a Trump, cada vez que llega en su impresionante avión a alguna ciudad,
requerido por los tribunales, más y más estadounidenses se convencen de que deben votar
por él, sin importarles la clase de delincuente y maniático que es. Habría que estar muy
preocupados porque, tal y como se presentan las incidencias actualmente, Trump podría ser
el presidente nuevamente de los norteamericanos.

¿Pero por qué habría que estar preocupados en Ucrania? la respuesta es sencilla,
directa y fulminante: porque Trump es muy amigo de Putin, el tirano y genocida ruso, y es
una amistad que data desde el período electoral trasanterior cuando los rusos ayudaron a
Trump a ganar las elecciones contra Hillary Clinton, creando un sinnúmero de cuentas
falsas en las redes sociales para favorecerlo, instigaron contra la candidata demócrata –que
de todas maneras no servía políticamente ni un comino-, y lo catapultaron hasta la Casa
Blanca, tal y como aconteció finalmente. La amistad entre ambos maniáticos es sólida y a
toda prueba. Lo mismo que la relación amistosa que Trump desarrolló con el loco dictador
de Corea del Norte, quien, para colmo de males, también es muy amigo de Vladímir Putin.
Es decir, el trío tiene nexos fuertes, casi indestructibles y forman un triángulo geográfico
perfecto. Washington D.C.-Moscú-Pionyang; y desde el punto de vista psíquico hay
empatía entre los tres, se entienden a la perfección y hasta suelen actuar de muy parecida
manera; es decir, prepotentes, tiránicos, farsantes con sus pueblos, megalomaníacos,
beligerantes, subversivos, infieles con sus mujeres, vulgares, parcos al hablar y cuando lo
hacen solo recurren a múltiples amenazas de todo tipo y calibre. ¡En fin…! Son más las
semejanzas entre Putin, Trump y Jon-un, que las diferencias. Es por ello que Zelenski,
presidente de Ucrania, tiene razones suficientes para estar preocupado de cara al futuro y
acerca de las relaciones con la Casa Blanca.

Pero el amable lector podrá preguntarnos: ¿Por qué preocuparse si Joe Biden
todavía es el presidente de los Estados Unidos, las próximas elecciones están distantes y
muy probablemente Donald Trump no sea candidato republicano y si lo fuese, sería
derrotado en las convocatorias a nivel nacional? Ciertamente Joe Biden sigue en el poder,
aunque es un hombre anciano y muy enfermo, que ha superado, incluso, aneurismas que lo
pudieron llevar a la muerte; ciertamente las próximas elecciones todavía no se van a dar,
pero no están lejanas, y tal como se están decantando los hechos con la fuerte y decidida
disposición de los votantes republicanos, quienes quieren favorecer a Trump sin importarles
135

que éste sea un fantoche de pies a cabeza, podrían complicar el futuro cercano y según las
encuestas: si las primarias republicanas fueran mañana, Trump arrasaría con todos su
oponentes, aún si ellos decidieran unirse en una sola fuerza; y si las elecciones a nivel
nacional fueran pasado mañana, es muy probable que Trump venza al enfermo y avejentado
Joe Biden por escaso margen, pero la probabilidad está allí, latente. Además, la batería de
asesores con la que contaría Donald Trump, estaría deseosa de pulverizar a Biden y a su
verbo tranquilo, sus “lagunas mentales” y su lenguaje conciliador. La furia, el veneno
retórico de Trump con sus frases cortas pero punzantes, que van directamente a las heridas
del pueblo y de las personas individuales, sería nefasto para el caballeroso Biden, quien una
vez conquistó a los estadounidenses con su comportamiento civilizado, pero en una
segunda ocasión no creemos que sea suficiente para ganarle al venenoso y letal Donald
Trump. Ese es el dilema que tendrán los demócratas a muy corto espacio de tiempo, pues
las elecciones están al “dar vuelta en la esquina”, según se dice popularmente. Están allí,
cerquita.

¿Pero qué tiene que ver lo anterior con Ucrania? Si se concreta el triunfo electoral
de Donald Trump y llega a la Casa Blanca, la ayuda para Ucrania corre el riesgo inminente
de cesar en forma definitiva, abruptamente, y será algo así como cavar la tumba para sus
gobernantes, sus ciudadanos y su valiente ejército. Los millones de dólares que el gobierno
Biden le hace llegar a Zelenski y el armamento sofisticado made in USA que ha estado
pulverizando a los rusos en los campos de batalla, Trump acabaría con todo ello, así “de un
plumazo”, de acuerdo a su temperamento esquizoide que ya hemos experimentado durante
los cuatro años trasanteriores, cuando fue el pésimo presidente de los Estados Unidos que
fue. En resumen… Putin estaría feliz si Trump ganase las elecciones, porque ello
significará el final de la guerra en Ucrania, su invasión genocida terminará con el triunfo
militar, se dejará los territorios del Donbás, aledaños a Crimea, y lo que sería peor… podría
comenzar otras aventuras bélicas contra su ultra-enemiga Polonia, en África, Oriente
Próximo o en el Cáucaso. Trump en la Casa Blanca sería algo así como su “libre licencia”
para invadir, asesinar, conquistar territorios ajenos, incrementar el arsenal del mal ejército
ruso y presumir de una fortaleza (que realmente no tiene), ante los ojos impotentes y
frustrados del resto de la humanidad.

Solo una determinación de los tribunales estadounidenses podrían detener a Trump


posiblemente, quizás, talvez. No lo sabemos. Es probable que en la única causa en la que no
se puede auto-indultar, por haber querido revertir los resultados electorales pasados, sea ese
obstáculo judicial que todos queremos para él. Ojalá, por el bien de la paz mundial y de la
victoria del bien.
136

El Llamativo Detalle del Suicidio de Salvador Allende


con el Arma que le Regaló Fidel Castro
Los historiadores que tratan el tema del golpe de Estado en Chile, de septiembre de 1973,
mencionan el hecho del arma de fuego que llevaba Allende la mañana cuando se dirigía al
Palacio de La Moneda y que no era otra que aquella AK-47 que Fidel Castro le regaló
durante su visita de poco menos de un mes a Chile. Pero ni los historiadores, los biógrafos
ni los especialistas en psicología se detienen un poco para analizar aquel letal artefacto del
que no se desprendió Salvador Allende mientras duró el ataque a la Casa de Gobierno.
Parecía obsesionado con aquel aparato mortal que “un amigo no debe regalar nunca a otro
amigo, si es que en verdad lo aprecia.” Pero Fidel Castro, con su mentalidad criminal, no
podía obsequiar otra cosa que no fuera un arma de fuego y eso hizo precisamente con
Allende.

Desde el momento cuando salió de su casa en Tomás Moro, hasta que llegó en su
auto particular a La Moneda, se hizo acompañar con el arma y no la soltó hasta que se
disparó una ráfaga en el mentón y se quitó la vida, en una determinación más teatral, “para
la posteridad”, muy posiblemente imitando a Hitler en el bunker bajo la Cancillería en
Berlín, en 1945, cuando se disparó con su revolver en el cielo de la boca. Es muy evidente
que Allende quiso hacer algo parecido al Führer de los alemanes. La imaginación no le dio
al pobre Allende para intentar un suicidio más original, porque el sujeto no tenía la
capacidad ni para matarse de una manera diferente.

Pero el arma se convirtió para el ex presidente marxista chileno en algo más


importante que un bolígrafo o un pañuelo blanco, el cual blandir para mostrarle a los
soldados que asediaban al Palacio gubernamental, que se iba a rendir; sin embargo aquella
AK-47 de fabricación soviética –no podía ser de otra manera-, tiene un significado oculto,
simbólico y psicológico que se antoja digno de ser estudiado. Para empezar, recordemos
que Fidel Castro, el sanguinario tirano de Cuba, visitó Chile, a su amigo Allende, en 1971,
del 10 de noviembre al 4 de diciembre, un poco más de tres semanas coexistiendo entre los
chilenos y causando resquemores, tensiones y suspicacias en este pueblo, principalmente en
las clases media y alta de la sociedad. Fue tan tedioso observar (y soportar a Castro), que se
comenzó a divulgar que ambos individuos cogobernaban al país, debido también a la
extensa estadía del cubano en Chile.

Y aquí viene el asunto psicológico de fondo: la visita del carnicero cubano se


produjo cuando Allende gozaba del respeto, la admiración y las buenas expectativas de los
chilenos; se produjo en un tiempo agradable, de total sintonía entre el gobernante y su
pueblo. Y el tirano comunista de Las Antillas realizó un recorrido, un periplo de norte a sur,
comenzando en Iquique, siguiendo por Antofagasta, Valparaíso, Rancagua, Santiago (la
137

Capital), continuando rumbo a Concepción, Puerto Montt, hasta arribar a la sureña Punta
Arenas. Es decir, los chilenos le dieron a Castro lo que tanto le gustaba en cada región y
ciudad donde llegó: “un auténtico baño de masas” al dictador que se le enfrentó a los
“gringos” sin ningún temor durante la crisis de los misiles y que John F. Kennedy resolvió
con un bloqueo naval a la isla de Cuba. Pero retornemos al tema de Allende y el fusil que le
regaló Castro… El obsequio se hizo en tiempos agradables, de armonía, en los que parecía
que el marxismo del gobierno allendista iba por buen camino e iba a anclar en el alma y la
realidad de Chile de manera definitiva y permanente. Es muy probable que, en el momento
de crisis más intricada y de manera inconsciente, Salvador Allende se aferró a aquella arma
de manera nostálgica, deseando retornar a aquel tiempo de felicidad junto a su amigo
cubano, quien, en lo peor del gobernante chileno, no acudió en su ayuda y tampoco lo
hicieron los soviéticos. Porque Allende murió en la mayor soledad, solo acompañado por su
médico de cabecera, quien no tuvo tiempo de convencerle para que no se disparara al
mentón, pues lo hizo repentina y súbitamente.

Hay condenados a muerte, cuando los jueces están a punto de dictar la sentencia,
que acarician sus anillos de matrimonio; o aquellos moribundos terminales que sostienen en
sus manos el pañuelo de su madre o una prensa del cabello de una hija. Es decir, se aferran
nostálgicos o de la misma manera como lo hace un náufrago a una tabla en altamar durante
un naufragio, creyendo que aquellos objetos los salvarán de la muerte. Salvador Allende se
disparó con el arma que le regaló su amigo Fidel Castro, del mismo modo como se ahorca
aquel individuo con el cinturón de su novia o de su amada esposa. Son recursos psíquicos
que las mentes en crisis exigen, en un afanoso deseo por reencontrar los momentos felices
del pasado.

Llama también la atención, como esbozamos escuetamente en este mismo


comentario editorial, que Fidel Castro le regalara un fusil de asalto a su amigo chileno. Un
regalo –lo mismo que un puñal o un revólver-, que ninguna persona cuerda y en sus cinco
sentidos sería capaz de obsequiar; pero Fidel Castro era así, un asesino compulsivo al que le
encantaban los sonidos de los disparos, que había fusilado a decenas de inocentes en la
Sierra Maestra en su camino hacia La Habana, en compañía de su hermano Raúl y el no
menos criminal Ernesto che Guevara. Pero en el caso singular de Allende, aferrarse a aquel
fusil de asalto no le salvó de su intención de suicidarse, no le salvó de la aguda crisis socio-
política-financiera que él mismo creó con su pésimo gobierno de corte marxista. Tampoco
le devolvió la felicidad de las épocas idas y mucho menos pudo detener el golpe de Estado.
138

Nada de Opacidad…
Por el Contrario: Mucho Trabajo
Lo escribió en su primer libro autobiográfico: “Francia ama a sus artistas, los cuida; pero
España los despedaza.” Nadie mejor que Julio iglesias, un hombre al que el mundo entero
es incapaz de guardar secretos, porque es un hombre de mundo precisamente, internacional
y viajero impenitente, para haber dicho lo anterior y ser conocedor de lo anterior. Vaya
como de una crónica publicada en el diario español El País, en la que el periodista afirma
que la fortuna de Julio Iglesias no es honesta, no es honrada, que la mantiene detrás de un
velo de misterio en paraísos fiscales. Punto.

El tipo es un imbécil, alguien que quiso darle “peso” a su trabajo escrito para que
hablen de él. Porque lo peor para un comunicador de la prensa es que nadie se refiera a sus
artículos y que pasen las páginas cuando aparecen bajo su firma. Es lo peor que le puede
pasar a un periodista. Nosotros que hemos seguido la carrera artística de Iglesias desde
1968, año cuando comenzó, sabemos de su increíble y continuado esfuerzo laboral en pro
de su carrera. Incluso desoyó a su primera esposa, la filipina Isabel Presley, quien,
apresurada porque el éxito de Julio no llegaba raudo y veloz, le criticó y le demandó en su
papel de esposa porque ejerciera su carrera de abogado, en lugar de andar de aquí para allá
tratando de conseguir contratos para actuar. Al final, ella se cansó, lo acusó de infidelidad
(¡vaya novedad en las mujeres!), y se divorciaron. Pero el cantante creyó en él mismo, en
su capacidad, lo mismo su primer manager, Alfredo Fraile, quien falleció recientemente por
causa del Covid llegado desde China.

Lo asombroso en Iglesias es que, a pesar de su entereza, de su trabajo fortísimo, en


el que no solo grabó sus temas musicales en castellano sino también en alemán, inglés,
francés, portugués, italiano, japonés, etcétera, se fundamenta en que no descuidó a su
familia. Siempre estuvo pendiente de la educación y la salud de sus tres primeros hijos
(Cháveli, Julio José y Enrique), de su madre, doña Rosario y de su amadísimo padre, el Dr.
Julio Iglesias Puga. Aparte de ellos, todos sus músicos, fieles hasta el cansancio, terminaron
pensionados y ganaron muy bien a lo largo de sus vidas al lado del cantante. Por lo tanto,
nada de opacidad de su dinero, de su fortuna, que ha sido bien ganada gracias a extenuantes
giras mundiales, poniendo en alto el nombre de España, como no han sido capaces de
hacerlo sus detractores, esos mismos que escriben crónicas inmorales y de bajísima calidad
en los periódicos y revistas españolas.

De hecho, nunca, nunca, nunca, Julio Iglesias ha tenido un problema con hacienda
por el no pago de sus impuestos dentro de España y allí donde fuera necesario pagarlos. En
una ocasión, en Argentina, y en relación con su hacienda de ganado llamada “Momentos”,
139

los argentinos le exigieron el pago anual de sus impuestos y un día antes de que la
hacienda de aquel país procediera a embargar el sitio, los asesores de Iglesias depositaron el
dinero, “hasta el último peso” por el que ladraban los argentinos, siempre problemáticos,
embobados y fatuos. Pocos meses después, Julio ordenó la venta de su propiedad con más
de 8,000 cabezas de ganado.

Muchos años posteriores, se asoció en República Dominicana con el no menos


famoso Oscar de la Renta y se hizo co-propietario de hoteles y otras propiedades. Una
unión financiera clara, prístina, evidente ante las miradas de todos. Nada de opacidad, como
cita movido por la envidia el periodista de El País. La sonrisa y la tranquilidad con las que
acompaña Julio Iglesias sus actividades financieras, revelan que todo lo que ha hecho y
hace es esencialmente honesto y honrado. De esos somos garantes, porque hemos seguido
su carrera, su vida personal y sus inversiones, a lo largo del tiempo, desde 1972, año
cuando le vimos por vez primera cantando en la televisión internacional.

Lo que sucede con muchos triunfadores, según es el caso de Julio Iglesias en


España y de Franz Beckenbauer, en Alemania, para citar otro ejemplo que tuvo gran
resonancia en la prensa, se fundamenta en la acuciosidad, en el morbo de ciertos periodistas
venidos a menos, quienes no pueden entender ni tolerar que haya personas exitosas,
realmente triunfadoras en el mundo y buscan afanosamente la manera de hacerles caer o
por lo menos, “ensuciarlos” mediante crónicas mal intencionadas y por supuesto, con base
en la mentira, la suposición o como bien acentúa Julio… “en la especulación.” Y parece
que la persona triunfadora tiene que convivir con esa clase de alimañas, diestras en
tergiversar lo que no se debe ni se puede tergiversar; o sea, el éxito de los demás.

A esa clase de gentuza que labora en los medios de comunicación, Julio Iglesias
contesta con el silencio, quizás porque no les presta atención a sus necedades o talvez
porque con una sola expresión verbal podría desarmar sus canalladas; es decir, diciéndoles:
“aquí están mis reportes financieros, el origen de mis ganancias monetarias y los Bancos
donde tengo depositado mi dinero. ¡Investiguen! ¡Levanten sus culos de sus asientos y
vayan a cerciorarse con la verdad!”

Porque en el caso de este caballero triunfador, todo está a la vista: lo humano y lo


divino, lo espiritual y lo material y solo quienes le conocemos podemos corroborarlo; y en
el caso de Iglesias, nada hay de opacidad y, por el contrario, mucho de esfuerzo laboral y
visión empresarial. Punto.
140

Cuando la Ambición es Superior a la Voluntad


y a la Inteligencia
Dentro de la panorámica que nos ofrece la Tierra, este planeta profundamente herido de
muerte por los abusos y la criminalidad del mismo ser humano que lo ha estado
destruyendo desde hace décadas atrás hasta el presente, podemos observar huracanes,
riadas, inundaciones, maremotos, tsunamis y demás fenómenos que son característicos del
transcurso del presente nuevo milenio. El planeta está respondiendo a los deseos del
hombre, quien lo quiso destruir y lo hubo conseguido a medias, aunque el trecho recorrido
en esa destrucción ha sido importante, lo suficiente para causarle daño casi irreparable a la
naturaleza. ¿Y de qué manera ha respondido nuestro mundo a esa violencia destructiva del
ser humano? Con los fenómenos a gran escala que hemos visto y experimentado en
múltiples casos, con los diluvios que antes eran lluvias moderadas y con los huracanes que
arrancan los techos de las viviendas y dejan a la intemperie y la mayor desolación a
familias enteras, entre otras catástrofes que estamos presenciando en la actualidad.

Propiamente en Costa Rica, el pequeño país centroamericano donde la estación


lluviosa era, desde siempre, muy copiosa, con el cambio climático desatado por la acción
criminal del hombre, aquellas lluvias moderadas e inofensivas, que eran bendecidas más
bien por los campesinos porque beneficiaban a sus cultivos agrícolas, ahora causan
destrucción por doquier, tanto en las grandes ciudades, en las grandes concentraciones
urbanas como en las zonas rurales, arrasando con los cultivos, con los caminos vecinales,
las viviendas y arrastrando animales y personas con las corrientes impresionantes de los
ríos, mismos que en las épocas de sequía son riachuelos insignificantes, imposibles de creer
que en el invierno tropical se transformen tal y como lo hacen, quitando vidas y
propiedades materiales a los habitantes de esas regiones.

En la Capital costarricense, San José, en algunos cantones y barrios como Aserrí,


Acosta, Desamparados, San Rafael Abajo y Alajuelita, entre otros, los desastres se dan cada
vez que ocurren los aguaceros, especialmente en los meses de septiembre y octubre, que
son los más lluviosos de todo el año, destruyendo con el lodo y la acción de las riadas que
destruyen las calles, las viviendas, las pertenencias de las personas, los automóviles,
animales domésticos y todo lo que se encuentran a su paso. El origen de estos desastres que
ocurren año con año, repetimos, es por la acción irresponsable del hombre, subrayamos. Y,
aparte de ello, los gobiernos locales, las Municipalidades, que reciben millones y millones
de colones (moneda nacional), del gobierno central, para que ejecuten obras en beneficio de
las comunidades, incurren en el gravísimo error de lo lastrar los ríos, no entubarlos ahí
donde se deban entubar, no construyen muros sólidos de gran grosor para contener la
acción de los ríos y tampoco limpian de basura los desagües que están a la vera de los
141

caminos, calles, carreteras y demás vías para el tránsito. Todos los años, en los mismos
meses, las catástrofes se presentan en perjuicio de las gentes que viven en esos cantones
capitalinos y los responsables de evitar en gran parte esas situaciones, simplemente no dan
sus caras a los periodistas y mucho menos a los afectados que conforman la población civil.

En días recientes, mientras los vecinos limpiaban el lodo y sacaban el agua del
interior de sus casas anegadas y se quejaban tristemente por la destrucción de sus
electrodomésticos y otras pertenencias, una periodista que trabaja para un canal de
televisión, entrevistó a un alto empleado de la Municipalidad del cantón de Desamparados e
insistió en la inacción de esa misma Municipalidad en relación con un puente que el agua
del río botó de sus bases y lo dejó inservible. “¿Por qué si ustedes sabían, en la
Municipalidad, que el río iba a destruir ese puente, no hicieron nada por evitarlo? Ahora los
habitantes de esta comunidad tienen que recorrer más de tres kilómetros a pie, para llegar a
sus trabajos, centros de estudio, clínicas y hospitales, porque el puente ya no existe, fue
arrancado por la corriente del río. Tampoco construyeron el muro de contención para que el
agua no se metiera en las calles y casas. ¿Por qué si ustedes sabían que todo eso ya había
ocurrido en años anteriores y podía volver a pasar, tal y como ocurrió ahora, no hicieron
nada?” Exigió la comunicadora para que le explicaran a la comunidad afectada. Y el tipo,
representante del gobierno local, con una voz tímida, nada viril y mucho menos
convincente, se dedicó a decir una y otra vez que se estaban haciendo estudios, que la gente
de la Municipalidad había tomado nota de los destrozos y que estaba reunida para estudiar
el caso. Y lo reiteró incansablemente, obviando la pregunta insistente de la periodista. Daba
pena escuchar y ver a aquel mamarracho que ocupa un puesto importante en una
Municipalidad que no funciona y en la que sus funcionarios ganan jugosos salarios y dietas.

Además de no tener respuestas ante la tragedia, fue evidente ver que el fulano en
cuestión no tiene ni lo básico, intelectualmente, para ocupar un puesto de dirección
comunitaria; es un individuo sin capacidad alguna y mucho menos para resolver, de tajo,
los profundos problemas que afectan a los ciudadanos de su cantón. Pero, sin duda alguna,
es poseedor de una gran ambición (por eso optó por ser elegido para ese puesto); es
evidente que persiguió el renombre, ser mencionado por sus amigos y familiares como un
ocupante de una curul municipal, algo de lo cual vanagloriarse el resto de su vida. Pero,
también es muy evidente, no tiene ni inteligencia ni voluntad para resolver, o por lo
menos… paliar el dolor, dentro de la tragedia, que afecta a los pobladores.
Desgraciadamente, casi ninguno hace acto de consciencia, se confronta consigo mismo y se
dice verdades como: “yo no sirvo para eso y mejor que lo ejecute otro.” Pero nó, no hay
honestidad, porque lo único que quiso el individuo fue ser munícipe, aunque la capacidad
no la tuviera para nada.
142

Imágenes Impactantes de los Inmigrantes hacia


los Estados Unidos

Solo imaginemos que estamos en un barrio de Caracas, la Capital de Venezuela. Arriba, un


gobierno tiránico, que alcanza riqueza económica superlativa, gracias a la actividad del
narcotráfico, el trasiego y la venta de cocaína sembrada en Bolivia y procesada en
laboratorios clandestinos en las selvas colombianas. La dictadura de Nicolás Maduro y el
régimen comunista implantado por el coronel de pacotilla, Hugo Chávez Frías, son los
principales socios de los cárteles de la droga colombianos; incluso, en el seno de la
dictadura venezolana, existe el cártel de Los Soles, cuya cabeza es el propio Maduro y su
círculo más allegado gravita alrededor suyo y se encarga de la logística para trasegar la
droga.

Abajo, entre los vecinos de ese barrio que estamos imaginando, pero que existe en
la realidad, persiste la miseria, el hambre, la falta de fuentes de trabajo, la coacción a las
libertades individuales, el encarcelamiento arbitrario por cualquier motivo que a la
dictadura le parezca y la persecución por razones ideológicas, ello es lo que prevalece
diariamente y hace a esos mismos habitantes tomar la decisión de sus vidas: como en
Venezuela no hay oportunidad de nada y para nadie, lo mejor es emigrar a pie, cruzando un
gran trecho de América Latina (toda Centroamérica y México), e intentar ingresar a los
Estados Unidos ilegalmente, para conseguir trabajo y con él, una vida digna.

Todo comienza con una decisión en firme. Hay que escoger entre el hambre que hay
en Venezuela, que es culpa de sus narco-gobernantes y de nadie más; o caminar hasta la
frontera sur estadounidense. De todas maneras es lo mismo morir en Venezuela que morir
en el trayecto; pero, por lo menos en el segundo aspecto, quedará la ilusión intacta por
alcanzar un futuro promisorio y la valentía de haber abandonado la patria para resolver la
vida propia y la de la familia entera. Hay quienes juntan unos cuantos dólares que talvez les
han enviado familiares que viven en USA; pero hay otros que han tomado el sendero, el
largo camino, sin un solo centavo en los bolsillos. Vivirán de la caridad ajena a lo largo de
la caminata.

Hay documentales filmados por distintas televisoras de América Latina, donde se ve


a los venezolanos marcharse de madrugada, con el frío circundante, rumbo a la frontera con
Colombia. Unos viajan en autobuses y otros han comenzado el periplo a pie. La policía y el
ejército bolivariano observan las largas columnas de ciudadanos que bajan sus rostros
enfadados y frustrados con esas autoridades, pero no les dicen nada, no los detienen, les
importa un bledo si se marchan. Es más… algunos gendarmes esbozan sonrisas socarronas
143

de burla hacia aquellos miserables dispuestos a dejarse las vidas entre las selvas, los
asaltantes, los violadores o caer del techo de los vagones del tren apodado “la bestia”, al
que se subirán una vez lleguen a México. A los gendarmes y soldados de pacotilla
venezolanos no les importan las vidas de sus compatriotas, de esos que han decidido
marcharse, porque ellos, los uniformados, tienen garantizados el pan de cada día, los
salarios y la protección del narco-Estado dictatorial. De tal manera, los dejan partir y hay
quienes, con todo el cinismo del que son capaces, levantan sus brazos en señal de
despedida.

En las columnas de venezolanos van mujeres (muchas de ellas en estado de


embarazo avanzado), ancianas, niños muy pequeños en brazos de sus madres, otros, que
apenas han aprendido a caminar, van detrás de sus progenitores; viajan muchos jóvenes,
hombres maduros, de edad avanzada, casados, solitarios, solteros, hermanos, primos… toda
la sociedad venezolana va representada en esas gentes. Muchos son médicos que, antes de
que Hugo Chávez llegara al poder, eran eminentes profesionales en los hospitales y clínicas
venezolanas; otros son ingenieros, arquitectos, muchachas ex modelos de pasarela y
comerciales de televisión, actores de teatro… ¡De cualquier profesión es posible hallar en
esas columnas de inmigrantes!

Antes de internarse en la mortal selva del Darién, en Panamá, donde la carretera


Interamericana se pierde entre las raíces de los gigantescos árboles, deben subir a lanchas
en territorio colombiano y arribar a un pequeño atracadero donde se puede observar el
comienzo de la profunda y aterradora zona selvática. Se internan. Los niños muy pequeños,
que no entienden adónde los llevan sus padres, solo siguen a sus mayores, algunos van
descalzos, pues hace meses no les han podido comprar calzado en Venezuela, donde todo
escasea, en especial para las gentes pobres; es decir, la inmensa mayoría del pueblo. Esa
imagen de los pequeños es impactante. Muchos caerán enfermos, otros morirán picados por
zancudos palúdicos o de inanición o deshidratación. Los que tienen suerte, alguno de los
médicos que van en la columna, les habrán salvado de la muerte a duras penas.

Una vez superado el llamado “Tapón del Darién”, se arremolinan en pueblitos y


ciudades panameñas o de Costa Rica, para pedir limosna; y son víctimas del desprecio de
los habitantes, quienes los observan como si fuesen estorbos en sus calles y aceras. Impacta
observar a las madres sentadas con sus pequeños en los regazos, mientras sus compañeros
extienden sus manos solicitando una moneda o algún pedazo de pan para engañar al
estómago con algo de alimento. Todo es culpa del maldito Hugo Chávez y su régimen de
miseria; y ahora, de Nicolás Maduro y la continuidad de esa dictadura. Los tiranos viven
semejantes a caciques forrados en oro, mientras el pueblo tiene que huir y en medio del
hambre, el dolor y la muerte. Es el signo impactante de los tiempos en muchas regiones del
planeta.
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El Rápido Avance de la Delincuencia en


Costa Rica
Posiblemente por la innata pasividad del costarricense, quien no ha terminado de creer
todavía lo que está sucediendo con la sociedad a la que pertenece, no ha buscado soluciones
al vertiginoso avance de la delincuencia que todos los días del año arremete contra las
personas a balazos, por medio de un sicariato que, evidentemente, está en ciernes, pero que
asesina sin compasión al fin y al cabo.

Las partes sociales y las partes gubernamentales (con la policía incluida), no han
tomado “al toro por los cuernos”, al problema visceral e intrincado por el que está pasando
el país entero, ya que se asesina en todos sus puntos cardinales y no ha puesto en práctica
medidas tendientes a restablecer la tranquilidad en pueblos y ciudades. Un día aparece
un adolescente masacrado a tiros y al otro día es una mujer que estaba tomando unos tragos
en un bar, a quien llamaron por celular y al salir, la acribillaron, dejándola irreconocible por
la ráfaga salida del fusil Ak-47.

Por Costa Rica se trasiegan diariamente decenas de rifles de asalto, traídos a


América Central en la década de los 80s por los vándalos nicaragüenses que se hacían
llamar a ellos mismos “guerrilleros” y que luchaban por detentar el poder. Esas armas eran
suministradas por la Cuba de Fidel Castro y por la Unión Soviética y que al terminar el
conflicto en Nicaragua, cuando su dictador Ortega se perpetuó en el gobierno, comenzaron
a ser vendidas y trasegadas entre la delincuencia del istmo; por esa razón las encontramos
en “las maras” de El Salvador, Guatemala y Honduras y ahora en Costa Rica. Esa es la
explicación del apertrechamiento de los delincuentes en la actualidad, en suelo
costarricense.

Por otra parte, la cercanía con Colombia, país siempre inmerso en conflictos
internos, permeado por el narcotráfico y la guerrilla de izquierdas, hizo que los “maestros”
del crimen viajaran con regularidad a Costa Rica para ejecutar a sus víctimas primero y
después, enseñar a los costarricenses a manejar las armas y que se encargaran directamente
de sus propios asesinatos por encargo. Sin embargo, ese aprendizaje todavía está en
desarrollo, debido a que, después de cada ajusticiamiento en las calles de las ciudades, se
demuestra que las técnicas utilizadas son rudimentarias y el nerviosismo todavía se impone
a la sangre fría. Por ejemplo, tras haberle disparado a dos oficiales de INTERPOL, hace
pocas fechas atrás, los individuos no pudieron encender la motocicleta en la que viajaban,
la dejaron abandonada y se dieron a la fuga a pie, en plena carrera hacia cualquier sitio. A
los pocos minutos, quien disparó el arma fue aprehendido con relativa facilidad por los
patrulleros que se apersonaron en el lugar de la refriega. Les hace falta “ese colmillo” que
solo es característico de los expertos en la mafia italiana, neoyorquina, rusa o colombiana.
No obstante, “el camino está señalado” y hacia el perfeccionamiento se dirigen, muy a
145

pesar de las autoridades uniformadas que se comportan también como inexpertos en el


sensible tema de la seguridad ciudadana. Partiendo de la base que no tienen el armamento
propicio para enfrentarse a su contraparte en el mundo del crimen y tampoco el
adiestramiento necesario e imprescindible.

En todo caso, consecuencia de lo anterior, la población siente miedo. Apenas las


sombras de la noche toman las rutas, las avenidas, caminos, los edificios y los barrios, las
personas normales y decentes aseguran las puertas frontales de sus casas y se niegan a salir
de ellas, hasta el nuevo día.

Los expertos consultados en paneles de radio y televisión, han llegado a los puntos
confluentes que dicen que la situación va a empeorar, tal como sucedió en El Salvador, un
país que apenas está saliendo del “secuestro total y absoluto” al que lo sometieron “las
maras” y que contaron con la complicidad de los gobiernos de turno de ambas extremos, la
derecha y la izquierda, cuyos dirigentes pactaban con “los mareros” para obtener ganancias
económicas también, en un contubernio vulgar y lleno de bajeza de parte de quienes tenían
en sus manos la tarea de administrar al país. Y es muy posible que Costa Rica se enrumbe
hacia esas mismas situaciones, cuando “los mareros” pedían pago a los conductores de
autos y buses para poder ingresar a los barrios, cuando secuestraban, violaban jovencitas,
sacaban los órganos internos a las personas y los vendían a los israelitas, quienes son los
máximos compradores en ese mercado siniestro en el que están inmersos.

Costa Rica presenta, en la actualidad, todos esos síntomas que podrían agravarse e
intensificarse en pocos años adelante, más aún cuando sus políticos, avocados solamente a
la política de poco cuño, no pueden observar más allá de sus propias narices, ni vislumbrar
el mal que se avecina. Lo cierto es que la delincuencia que ha hecho del crimen, del
asesinato, una práctica constante y diaria, buscará diversificarse en sus actividades y con
ello darle nuevos matices a la maldad en beneficio de las bandas a las que pertenecen y en
perjuicio de la población atemorizada que no sale de la impresión por las muertes diarias.

El costarricense, antes famoso por su pacifismo, ahora trasiega droga, órganos


humanos, asesina en las calles, amenaza y extorsiona, en un avance a otros estadios
superiores donde la muerte se enseñorea y gobierna. Hay pasividad, incredulidad y lentitud
en las autoridades, a pesar de que conocen perfectamente la realidad que las circunda…
146

Los Judíos y el Eterno Papel de Perseguidos,


Masacrados y “Hervidos en Aceite”
La historia está ahí, para ser leída y analizada por quienes desean hacerlo. No somos
“revisionistas” (que es lo mismo que negacionistas). En principio porque las evidencias
están allí, son demasiado claras y contundentes. Los edificios de los campos de
concentración nazis se pueden visitar a lo largo y ancho de Europa, especialmente en la
sufrida Polonia. Pero lo que no nos parece es estar sacando rédito tras rédito a lo largo del
tiempo, con base en los asesinatos o en la política criminal de Hitler y los suyos.
Repetimos: para quienes quieran enterarse en profundidad, ahí están los libros de historia,
debidamente ilustrados y documentados. Millones de judíos y no judíos, han escrito
profusamente acerca de los que ellos llaman “holocausto”, un término que han logrado
meter en las cabezas de la mayoría de los seres humanos, como parte de sus intenciones por
ganar lástima, conmiseración y muchísima, pero muchísima admiración. Porque a raíz de
ese sufrimiento traído del recuerdo una y mil veces más, los judíos han conseguido hacerse
más populares de lo que ya lo eran, gracias a la propaganda que ellos mismos se hicieron al
redactar el antiguo testamento de la Biblia y al colocarse ellos mismos en el impresionante
sitial de “pueblo escogido por Dios.” Y han logrado esa gran admiración de parte de la
comunidad mundial, decíamos, porque las imágenes de personas entrando en las cámaras
de gas de los nazis, de las detenciones arbitrarias en las calles de las ciudades europeas y las
golpizas propinadas por los mismos nazis, han hecho a los judíos “dignos de admiración”,
precisamente porque al hombre común, sin mucho asidero en su cerebro desde el punto de
vista intelectual, le impresionan aquellos otros que han sufrido atropellos. Nos parece bien.
Ese sentimiento de solidaridad y sensibilidad habla bien de los corazones de los otros
congéneres. Pero lo que está mal es utilizar el asesinato masivo ocurrido en la Segunda
Guerra Mundial, para vanagloriarse, para hacer sentir su peso como pueblo y raza, o para
engatusar mayormente a gran parte de la especie humana, tal y como lo han logrado.

Y esa “figura doliente del pueblo hebreo” tiene dos aristas: una a favor de los
asesinados (los judíos) y otra en contra del pueblo alemán, los perpetradores de dichos
asesinatos; aunque estos últimos han visto regenerarse las generaciones (valga la
redundancia) y los alemanes nacidos en los mismos 1944/45, no tuvieron nada que ver con
el sufrimiento de los judíos. ¿O nos equivocamos? Por supuesto que estamos en lo cierto.
Porque aquellos alemanes que trabajaron en el genocidio, o están muy ancianos o la
mayoría ya han muerto, producto del mismo avance de sus edades y de la cronoscopia (la
medida del tiempo).

Y a medida que la gran mayoría ve a los judíos con admiración y conmiseración,


los judíos mismos se dedican a estudiar fuerte, a sacar sus profesiones (porque sus deseos
son escalar y escalar puestos gubernamentales y gerenciales en aras de alcanzar el dinero en
grandes sumas y el dominio mundial que tienen entre manos y en sus mentes); hacer
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negocios superlativos que les beneficien económicamente y mantener homogénea su raza,


su sangre, sus tradiciones, su religión (seudo-atea, con un Dios que solo tiene ojos para los
hebreos y les permite cualquier tropelía que se les ocurra), y, últimamente, masacrar a sus
enemigos sin importarle la sangre que derramen, si es de niños, mujeres u otros inocentes,
pues ellos consideran, los israelitas, que, en razón de lo que los nazis les hicieron sufrir,
ahora todo les está permitido en la actualidad, en especial contra los musulmanes y
concretamente contra los palestinos.

Según nuestro modo de ver las cosas, los judíos son tan iguales como usted y
nosotros. Por supuesto que tienen diferencias en sus conductas y estilo de vida, pero, aparte
de ello, su voracidad por la riqueza material (el dinero) y el poder, es tan característica en
un australiano, como en un estadounidense o un venezolano (por ejemplo, los cubanos son
extraordinariamente ambiciosos y está bien, mientras no perjudiquen a otros semejantes).
Es decir, “las peculariedades” del pueblo judío no son tan peculiares, sino, más bien, son
rasgos propios de la especie humana y de todas las razas y todas las nacionalidades.

Retornando al tema central de este comentario, por supuesto que nos solidarizamos
con el sufrimiento de los viejos hebreos que fueron “cocinados” en los hornos de los
campos de concentración en Polonia; pero no estamos dispuestos, que con base en esa
horrenda historia, nos vengan a manipular hoy, mañana y siempre, para que les admiremos
sin justificación alguna. Nosotros admiramos a los científicos de la carrera espacial, a los
turcos que inventaron la vacuna contra el Covid chino, a la Madre Teresa de Calcuta, a Juan
Pablo II, libertador de los pueblos sojuzgados por la opresión soviética (a propósito, Lenin,
Trotsky y Marx eran judíos confesos); y a tantos seres humanos que han hecho más bello a
este mundo y han contribuido con el beneficio de nuestra especie. Empero, admirar a un
pueblo que sufrió, solo por ese hecho, y peor aún… admitirle, tolerarle su criminalidad
contra los palestinos, a quienes ayer bombardeó y hoy los ha vuelto a bombardear, mientras
están hacinados en la Franja de Gaza, eso nunca lo van a lograr los judíos de nosotros.
Tampoco aceptamos la indescriptible hiper-fábula de que son “los elegidos de Dios” y
Moisés partió en dos al Mar Rojo y demás tonterías de ese corte.

A cada cual lo suyo, que así funcionan las cosas en este mundo.
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Que Cada Quien Asuma su Responsabilidad


Por el camino que transita Costa Rica, propiamente la sociedad costarricense, dentro de
poco tiempo necesitará una determinación radical, fortísima, semejante a la impuesta por
Nayib Bukele en El Salvador. Porque en estos momentos, los costarricenses acusan en sus
calles y barriadas la pujanza de una delincuencia cada vez más activa y brutal, cuando los
jóvenes que apenas despuntan a la vida, ya están habituados al manejo de armas de corto
calibre para llevar a cabo actos de sicariato. Y esto acontece en cualquier lugar del país, con
predilección en las zonas rurales donde la presencia de la policía es mínima o deficiente.
Las regiones del Pacífico Central, el puerto de Puntarenas y la localidad de Barranca; así
como en la región del Atlántico, en Matina, Siquirres y Limón centro, son los lugares donde
los asesinatos campean y dictan su hegemonía entre las personas sencillas y ahora
atemorizadas.

¿Qué va a seguir a partir de ello? El aumento, la “sofisticación” de los crímenes y el


gobierno de los delincuentes repartidos en clanes, grupúsculos fuertemente armados y la ley
“de los sin ley.” Así comenzó El Salvador y continuó durante décadas, protegidos por los
sucesivos gobiernos del FSLN y de ARENA, dos agrupaciones corruptas que llegaron a
pactar con los delincuentes de “las maras” por millones de dólares que resultan alucinantes
para cualquier lector un tanto despistado en este tema. En el pequeño país centroamericano
se llegó incluso a un co-gobierno de los gamberros junto a los politicastros de turno que
habitaban el Palacio Estatal. Simplemente El Salvador se tornó, paulatinamente a veces y
velozmente en otras, en un territorio propiedad de los delincuentes y en una de las naciones
más inseguras del mundo, disputándose el primer lugar con Venezuela, Haití y Honduras.
Triste realidad para un país que fue de gente extraordinariamente trabajadora y productiva,
antes de la cruenta guerra civil que los comunistas llevaron a sus entrañas.

Y Costa Rica acusa muchos de esos rasgos. Por ejemplo, los crímenes por cobranza
de drogas, por préstamos de dinero (el llamado “gota a gota”) y por otras razones
igualmente deprimentes. En estos momentos por los que transitamos, los costarricenses
normales y sencillos, prefieren encerrarse en sus casas, antes que arriesgar sus vidas en las
calles de sus ciudades, una noche cualquiera. Es muy probable que siga el cobro “de peaje”
a peatones y choferes de autobuses, para permitirles entrar a ciertos barrios; el secuestro a
gran escala (aunque ocasional y aisladamente se han dado); las violaciones de mujeres, el
rapto de niños para vender sus órganos en el exterior y otros delitos que “apenas asoman
sus cabezas” en la realidad de esta otra nación de América Central.

¿Pero por qué se están dando estas situaciones? Primeramente, que cada quien, cada
organismo, cada gobierno, asuma su tracto de responsabilidad en el incremento de la
criminalidad, partiendo del Ministerio de Educación, con sus programas aburridos,
obsoletos, sus pésimos profesores mal formados o con una malformación intelectual que
arrastran desde sus casas; los horarios extenuantes que comienzan a las 7 de cada mañana y
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se extienden hasta las 4 de la tarde de todos los días, como si los colegios y escuelas fueran
internados. Y la verdad es que se enseña muy poco o nada en sus salones de clase. Por eso
los jóvenes prefieren desertar y encuentran más emoción, mayor aventura y un aprendizaje
vertiginoso en las calles, dentro del submundo de la delincuencia. Básico en sus vidas
también son sus hogares que, en la mayoría de los casos, las madres son los ejes de cada
seudo-familia y tienen que trabajar. Ese tiempo en soledad de los hijos, lo utilizan en lo
peor imaginable, especialmente en delinquir.

A lo anterior hay que añadirle la llegada de muchos extranjeros, expresamente


suramericanos y mexicanos, habituados al asesinato, la extorsión, las pandillas, la
pornografía y la drogadicción. Por ejemplo, en Costa Rica, en los últimos años han llegado
cientos de colombianos y venezolanos con no muy buenas intenciones, quienes se
aprovechan de la indiferencia y natural pasividad del costarricense para hacer lo que les
viene en gana, dentro del mundillo de los instintos más bajos.

Por otra parte, “los peldaños” para subir a buenos puestos de trabajo, son cada vez
más altos y complicados: hay que hablar inglés, hay que tener facilidad de palabra,
licenciatura mínimo en esto, aquello o lo otro. Es por eso que los jóvenes se abstienen de
competir y esos puestos se quedan únicamente en manos de los pequeños burgueses o la
clase alta de la sociedad. Quienes no tuvieron acceso, que se dediquen “a lo que las calles
les ofrecen” y ya sabemos qué es lo que ofrecen esas calles frías, duras y manchadas de
sangre.

Sin dárnosla de profetas, pronto en Costa Rica hará falta un hombre con las
hormonas de Bukele en El Salvador, pero la pregunta que se desprende es: ¿Existirá algún
costarricense con parecidas agallas al presidente salvadoreño, que limpió del lumpen a su
país natal? Lo dudamos, cuando, en su defecto, critican acremente al mandatario
cuscatleco. Es muy probable que no lo dejen nacer siquiera y mucho menos subir al poder.

Que cada quien asuma su culpa de este acabose. Comencemos por ahí.
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Detrás de Cada Corriente Migratoria, Hay un Dictador


que Obliga Abandonar el País
Estamos transitando por “la época de la inmigración.” Nunca antes mejor dicho y con tanta
precisión. En toda la Tierra se está llevando a cabo este fenómeno, que va de los países
pobres y en situación de infra-humanidad, que es el tema central de este editorial, hacia las
naciones ricas y de continente a continente.

Los casos más llamativos y masivos por la cantidad de gentes que se marchan de
sus lugares de origen, se presentan de África, atravesando el Mar Mediterráneo, hacia el sur
de Europa; de Oriente Próximo, atravesando la Península de Anatolia (Turquía), hacia
Grecia y Los Balcanes; y de la América Insular (Haití y Cuba, prioritariamente),
atravesando el Tapón del Darién, en Panamá, hacia los Estados Unidos. A esta última
“diáspora” se le unen personas de Venezuela, Ecuador, Honduras, El Salvador y
Guatemala, junto a la inmensa ola migratoria de mexicanos. Todas esas gentes buscan a los
Estados Unidos, considerado poco más que “la tierra prometida” donde podrán ser felices,
alcanzar la dignidad perdida en sus naciones de origen y también lograr la riqueza. Una
utopía que no deja de ser utopía, porque una vez que se introducen en suelo estadounidense,
tienen que cuidarse de no ser detectados por la policía migratoria y ser devueltos al sitio de
donde partieron. Es entonces cuando el sueño termina en pesadilla.

Decíamos que este es un fenómeno de nuestro tiempo, de nuestra época. Los


inmigrantes están plenamente identificados, se les conoce por el color de su piel, que oscila
entre el moreno caribeño y el negro africano, y también por los matices de sus acentos al
hablar en un castellano empobrecido y que denota también el bajo grado de escolaridad de
estas personas, aunque en esas “caravanas” viajan también profesionales, quienes lo han
perdido todo en sus países natales.

Lo cierto es que, nunca antes de la llegada del narco-comunismo a Venezuela, para


ser más concretos, habíamos observado tal situación: madres con sus pequeños hijos que
apenas llegan a los 4 años de edad, con muy pocas pertenencias en sus manos y espaldas,
cruzando la peligrosísima e intrincada selva del Darién, que separa a Panamá de Colombia.
A poca distancia les siguen sus esposos o compañeros, hermanos y padres, quienes
prefieren la larga caminata desde suelo venezolano hasta la valla fronteriza que separa a los
Estados Unidos de México. ¡Tales son las penurias en sus naciones, que prefieren dejar sus
viviendas y a sus familiares atrás y caminar ese larguísimo y durísimo trayecto por todo el
istmo centroamericano y México! Y, ante esas imágenes que nos empujan a la solidaridad
moral y a la conmiseración, se nos presentan dos emociones: la primera en forma de
pregunta: ¿Tan horrenda es la realidad que sufren los venezolanos y cubanos dentro de los
regímenes narco-comunistas de Díaz-Canel y Nicolás Maduro, que prefieren hacer la
extensa caminata en franca huida de su país; tan inaguantable es vivir en Cuba y
151

Venezuela? Y la segunda impresión que tenemos es de carácter psíquico y se refiere


directamente a la decisión conjunta e individual que toman esos inmigrantes, a quienes la
travesía no les echa hacia atrás, cuando descartan todos los peligros que podrían hallar y sin
tomar en cuenta que podría ser estéril dicho esfuerzo, porque no podrían salvar la valla
fronteriza estadounidense y no entrar jamás en aquella potencia del norte. Nada les amilana,
nada les hace desistir y prefieren la inmensa aventura antes que quedarse a morir
lentamente en Venezuela y Cuba.

Aunque en lo que sí estamos completamente diáfanos, es en el hecho de que dos


dictadores, el cubano y el venezolano, con sus pésimas dirigencias gubernamentales, son
quienes obligan a porciones importantes de sus pueblos a emigrar de cualquier manera,
antes que sufrir las miserias que solo el narco-comunismo puede deparar. Y un rasgo que se
desprende de la personalidad de Díaz-Canel y Maduro, nos muestra que para ser dictador
hay que ser indiferente, glacial, actuar solo para él mismo y sus leales y no escuchar las
lamentaciones de sus ciudadanos que claman por alimento, medicinas, sitios para trabajar y
una vida acorde con la dignidad que la naturaleza humana exige, para ser digno de la
Creación de Dios. En otras palabras… detrás de cada columna de inmigrantes que recorre
gran trecho de América Latina, hay un dictador sanguinario, un déspota que se escuda en su
ejército y que solo actúa a su favor y el de sus leales. El resto, si sufre o nó… no es de su
incumbencia. Tampoco para aquellos gobernantes de las superpotencias, derrocar a ambos
tiranos es de carácter prioritario; no miden que la inmensa cantidad de migrantes que se
introducen en los Estados Unidos, podrían desistir en sus intenciones de efectuar ese viaje
esquizofrénico, si en sus respectivas naciones hubiera una democracia funcional, con
alternabilidad en el poder, oportunidades sociales también funcionales, como el acceso a la
escolaridad, al trabajo y a los servicios médicos. Pero nó… a nadie en Europa ni en los
Estados Unidos les interesa revertir el acabose de Cuba y Venezuela. Aquello ni pensarlo.

Tal es la situación actual… tales son los sistemas que obligan a efectuar “la
caminata de sus vidas.”
152

Sí Lloro por Vos Argentina


Si se acuerdan bien, el estribillo de la famosa canción dice: “No llorés por mí Argentina”,
según pide el compositor Webber Andrew Lloyd; pero en este caso particular, a finales del
2023, hay que llorar por este país que no sale de su profunda y horrorosa crisis socio-
económica durante décadas. Porque estos males vienen desde antes de la dictadura militar y
posiblemente de tiempo mucho más retrospectivo. Y parece que el argentino no tiene ni
capacidad, ni voluntad, ni formación economista, para arreglar sus entuertos en el renglón
financiero nacional.

Territorialmente es uno de las naciones más extensas del mundo (no el mejor del
mundo como dicen sus habitantes de manera chauvinista y nunca lo ha sido), y pletórica de
ventajas naturales, como sus pampas donde criar todo tipo de ganado; sus campos agrícolas
donde el trigo, la cebada, el maíz y otros cereales nacen y crecen de manera ubérrima; y en
lo que estriba a sus minerales, posee plata, petróleo, níquel y otros yacimientos que,
efectiva y realísticamente, podrían convertir a este país en una verdadera potencia. Pero los
argentinos prefieren dedicar sus esfuerzos y sus energías a otras actividades poco o nada
rentables, pero que les pueden insuflar el orgullo nacional, tales como el futbol, crear ídolos
de barro en ese deporte, enaltecerlos artificialmente al subirlos a la categoría de “dioses” y
que sus gentes puedan salir del país con tal de convertirse en “internacionales.” Porque un
argentino que no es “internacional”, es poco menos que una persona… Así de obtusos son.

Y dentro de las fronteras de esta nación, si no se nace o por lo menos si no se vive


en Buenos Aires, tampoco tiene validez el individuo, porque “no es porteño.” Son
estupideces que ellos se las creen y que les depara dignidad, honorabilidad e inflaman sus
pobres espíritus con ese orgullo que es reconocido mundialmente y que va de la mano con
la agresividad, con la malacrianza, con la explosión en diatribas allí donde crean que es
necesario hacer un feo espectáculo; es decir, el argentino se reconoce mundialmente por
creerse “el mejor del Universo”, quien posee la más grande arrogancia posible y por sus
explosiones de ira y malacrianza, así sea en medio del templo más sagrado donde se
encuentre. No respetan a nada ni a nadie, producto de su malformación y cerebros llenos de
fantasías que solo ellos son capaces de creérselas.

Aparte de lo anterior, en estas elecciones entre Javier Milei, el excéntrico que solo
barbaridades dice, y Sergio Massa, el actual ministro de Economía del gobierno de Alberto
Fernández, el títere de Cristina Kirchner, y quien ha causado gran parte de los desajustes
financieros que sufre esta sociedad, no nos queda más que decir: “Sí lloro por
vos Argentina.” Porque no hay por quién votar. O se deposita el sufragio por un demente
que hoy dice que se va a convertir en judío para quedar bien con la comunidad hebrea que
reside en este país y argumenta otras excentricidades más; o se vota por el causante de la
aberrada situación económica por la que atraviesa este pueblo. Lo anterior significa que
153

votar por Milei supondría algo así como sacar a un payaso del circo y ponerlo en la silla
presidencial, aunque solo sepa decir payasadas y poner las cosas serias, las Instituciones
Estatales y al fisco mismo, en manos de un irresponsable, bueno para nada y salido de
repente de la misma nada. Y sufragar por Massa, es continuar con la corrupción de la
Kirchner, con los 20 años que ha pasado al frente del gobierno, robando, desfalcando,
evadiendo a la justicia y llevando a los ciudadanos hacia la miseria. Sergio Massa es
sinónimo de impericia, improductividad, deficiencia financiera, corrupción (estaría detrás
de él la Kirchner, pues esa mujer no suelta las riendas del poder por ninguna razón); e
impunidad para aquellos que tienen que enfrentar a los jueces y que un eventual gobierno
de Massa los pondría en el sitial de los inalcanzables para quienes tienen la obligación de
encarcelarlos.
Por todo lo anterior (y más), “sí lloro por vos Argentina.” Porque, cualquiera que
resulte vencedor en los comicios de este domingo 19 de noviembre, no es el indicado para
sacar a esta nación del lodazal social y económico en el que se encuentra. Uno por
estrafalario, por desajustado mental (Milei); y el otro porque ha demostrado su corrupción y
su incapacidad desde el Ministerio de Economía (Massa).

Es precisamente por individuos como esos dos, nada serios, histriónicos,


irresponsables, deficientes y deficitarios, que América Latina sigue hundida en el barrizal
donde la han llevado sujetos del corte de Petro en Colombia; Evo Morales, en Bolivia; los
Kirchner, en Argentina; Allan García y Alejandro Toledo, en Perú; Lula da Silva, en Brasil;
Hugo Chávez y Nicolás Maduro, en Venezuela; todos los presidentes mexicanos y la
mayoría de los centroamericanos, todos ellos incapaces, burdos corruptos, delincuentes
estafadores, ladrones del erario público y demagogos que se dedican solamente a endulzar
los oídos de los votantes, a quienes mantienen incultos y analfabetos, justamente para
manipularlos mejor y sacar de ellos los réditos electorales que se proponen.

“Sí lloro por vos Argentina” y es posible que llore mucho más en lo que me resta de
existencia.
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Miss Universe es una Nicaragüense


A nosotros no nos vengan con otros argumentos baratos o poco fiables. Porque la
designación de la nicaragüense Sheynnis Palacios como “la mujer más bella del
Universo”, lo cual es también poco fiable pues hay bellezas femeninas por doquier, de
cualquier tamaño, color “y sabor”, porque este nombramiento nos huele más a política, a
deseo de los organizadores de “meterle un petardo en la bolsa del pantalón” al dictador
Daniel Ortega y que todo lo que vaya a decir esta joven a partir de su nombramiento, le
vaya a repercutir como “un gusano en la consciencia” del tiranuelo analfabeto que ha
destruido a Nicaragua, a su economía, su sociedad y todo lo que se mueva dentro de sus
fronteras.

El concurso Miss Universo siempre ha actuado de igual manera: elige ganadoras a


aquellas mujeres donde los conflictos políticos, raciales, bélicos y religiosos son
preponderantes. Por ejemplo, pudieron haber elegido como “la mujer más bella” a una
ucraniana en una final apretadísima con una rusa. Esto para sacar de sus casillas a Vladímir
Putin y su séquito de genocidas en el Kremlin. O nombrar a una palestina para ver rabiar a
Benjamín Netanyahu, el asesino judío que está masacrando a la población de Gaza en estos
momentos. O sino a una venezolana en el exilio, para que despotricara contra el dictador
Nicolás Maduro; etcétera, etcétera, etcétera. Siempre han actuado así los organizadores de
este concurso que sigue llamando las atenciones a nivel mundial, debido a las
teletransmisiones vía satélite.

En el caso de la nicaragüense, si ella se cree la mujer más bella del Universo, de


estas galaxias vecinas y lejanas, está equivocada, pues entre sus contrincantes habían
mujeres de una increíble belleza, llegadas desde los cinco confines de la Tierra; pero
alguien tiene que explicarle cuál deberá ser su papel ahora con respecto a la tiranía que
tiene con hambre al pueblo de Nicaragua; que tiene que ser una de las voces más sonoras,
más audibles, en contra de la dictadura criminal de Ortega y su horrenda mujer, Rosario
Murillo. Si no lo ha entendido, si no sabe para qué la hicieron ganadora contra viento y
marea, alguien tiene que decírselo con claridad: “es para que usted comience a señalar las
tropelías, los abusos y el sufrimiento al que se ve sometido su pueblo día a día, por los dos
dictadores. Para eso fue.”

Algo parecido sucedió con la chilena Cecilia Bolocco, quien tenía que enfrentarse
con la dictadura de Pinochet; pero esta mujer no lo hizo y se dedicó a disfrutar de su triunfo
y abrirse camino en otros ámbitos, como la televisión y en amoríos con presidentes de
países suramericanos, como el argentino Carlos Menem, con quien terminó casándose. Pero
esa fue otra historia que no rindió resultados para los organizadores del certamen, porque la
Bolocco estuvo lejos de enfrentarse a la férrea dictadura pinochetista. Es decir, la entonces
Miss Universo resultó peor que la pólvora mojada.
155

Y la verdad es que este concurso donde se muestran a las damas con poca ropa,
mostrando sus encantos físicos, se parece en mucho al Premio Nobel que se otorga en
Escandinavia. Y se asemejan en el sentido de que son premiadas aquellas personas en las
que la injusticia, los abusos, la criminalidad, la falta de libertades, la cárcel y la
deshumanización campean. Por ejemplo, han recibido el Premio Nobel personas de Irán
(especialmente el de la Paz), India, China, etcétera. En tiempos de Hitler, éste ordenaba a
los galardonados devolver el premio porque les hacía entender que la famosa premiación no
era tanto para reconocer el esfuerzo del premiado, sino, a manera de indirecta, era para
criticar al régimen de aquella Alemania. Lo mismo sentía Stalin en la Unión Soviética, con
ese y otros galardones que se han otorgado a decenas de ciudadanos rusos que se oponían a
la dictadura “del proletariado”, como se hacían llamar los comunistas de entonces.

Lo cierto es que esos premios le daban una estatura gigantesca a quienes los
recibían (y reciben en la actualidad), justamente para que se enfrenten allí, en sus
respectivos países, contra la injusticia y la canallada de sus tiranuelos. Es una forma, no tan
solapada, de llamar la atención de aquellos otros que están despistados sobre lo que
acontece en esas naciones, donde sus regímenes desangran, persiguen, asesinan o
encarcelan a quienes se les oponen.

Al dictador nicaragüense, Daniel Ortega, el más analfabeto de cuantos analfabetos


pueden existir en el mundo, alguien le ha explicado al oído lo que representa que una
ciudadana de su país haya sido nombrada “la mujer más bella del planeta” y es por esa
razón que envió ramilletes de rosas a la casa de Sheynnis Palacios, en señal de alegría,
satisfacción por su triunfo e hipocresía propia de los dictadores. Pero, en el fondo, él sabe
que esa joven, si comienza a criticar a su des-gobierno, a su feroz dictadura del hambre, le
puede traer serias consecuencias: ella tiene el pueblo a su favor, ella es a quien admiran;
mientras que a Ortega es a quien odian y quieren ver fuera del Palacio de gobierno de una
vez y para siempre. Por eso será interesante observar y analizar la manera cómo van a tratar
a esta muchacha a partir de su regreso a Nicaragua. Si tienen un ápice de inteligencia, la
tratarán como la reina que es; pero si le muestran “los colmillos afilados de la envidia” y
del desdén, tal y como hicieron al principio, la joven podría movilizar a las masas con solo
un ademán seco en el aire. El dictador deberá encontrar el punto de equilibrio. Que alguien
se lo explique.
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Controversia Diplomática Fortísima entre


España e Israel
Los judíos, desde el final de la Segunda Guerra Mundial, se han dado a la tarea en los cinco
continentes de crear (y recrear), una imagen de “intocables”, de “víctimas permanentes e
inocentes de la maldad humana” y han reforzado esa imagen para crear respetabilidad,
lástima ajena y dar a entender que siempre han sido los perseguidos de los hombres malos
“sin una razón justa o medianamente justa siquiera.” Así han ido alrededor del mundo y se
presentan: “Hola, soy judío…” Entonces debes entender que estás frente a un perseguido
por los comunistas (pero Lenin era judío, lo mismo que Karl Marx y León Trotsky, los
padres del comunismo), por los Reyes Católicos durante la sefarade y por los peores… los
nazis. Debes entender que estás frente a un tipo que perdió a sus abuelos, bisabuelos en las
cámaras de gas y quemados en los hornos de los campos de concentración y por esas
causas, debes guardar un respetuoso silencio, admirarle y ser “fan” incondicional del
pobrecito pueblo judío. Toda una ignominia, toda una falta de respeto de los crueles nazis
de Hitler, contra “el pueblo elegido de Dios”, porque, a pesar de ser los preferidos del
Omnipotente Creador del cielo y la tierra, obviaron esto y arremetieron contra el intocable
pueblo hebreo. ¡Toda una blasfemia! Porque atacar a un judío y matarlo, es semejante a
hacer lo mismo con Dios… ¡Vaya orgullo insuflado por los rabinos mismos! ¡Vaya
insensatez reñida con la realidad de la vida diaria y con la historia centrada y correcta de la
humanidad!

Desgraciadamente siempre encuentran hordas enteras de individuos que se


solidarizan con ellos, que “muerden el anzuelo” y les miran con ojos de ternura, de
conmiseración y despotrican contra los malvados nazis y contra aquellos que odian “al
pueblo elegido de Dios.” Son millones alrededor del mundo que creen a pies juntillas que el
Antiguo Testamento de La Biblia es una gran verdad, que se debe aceptar con todas esas
epopeyas del pueblo judío, cuando el Mar Rojo se abrió para que pasara Moisés y sus
gentes y se cerró ahogando a los soldados del Faraón; que Jericó se derrumbó a la séptima
vuelta del judío a caballo; que David mató al gigantesco Goliat con tan solo una honda y
que una nube iluminada, enviada por Dios en persona, guiaba a los hebreos durante su
travesía por el desierto. Todo eso lo creen en pleno Siglo XXI, mientras los rabinos y
demás, deben reírse a carcajadas en el interior de sus sinagogas, por la ineptitud de “los
gentiles”, como nos llaman a quienes no somos de su raza, o mejor dicho… de los obtusos
que conformamos a “las razas inferiores”, porque eso justamente somos para ellos:
especímenes racial, sanguínea, moral, ancestral, genética y culturalmente inferiores a los
judíos, quienes son los que arrasan con los Premios Nóveles de esto, aquello y lo otro; los
que mandan en Hollywood, en Wall Street, en la NASA, el Kremlin, y en todo sitio en la
Tierra donde se han logrado infiltrar para lograr el beneficio personal y solo personal,
olvidándose del resto de los congéneres.
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Pero ahora viene lo peor: con base en todo lo expuesto en las líneas de arriba, se han
permitido masacrar a los inferiores palestinos, a esos salvajes a quienes arrebataron sus
tierras, una vez finalizada la Segunda Guerra Mundial y decidieron emigrar a esta región de
Oriente Próximo. Y han encontrado al judío ideal para llevar a cabo esas masacres con sus
misiles, tanques y todos los pertrechos que los alemanes (acosados por la culpa del
Holocausto), y los estadounidenses les regalan a “los pobrecitos” judíos para que se
defiendan. Ese líder ha sido el corrupto, megalómano y manipulador Benjamín Netanyahu,
un asesino de nuestro tiempo, a quien, por intercesión del mismo Satanás, ningún otro líder
propone llevarlo ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) en La Haya, Países Bajos, por
sus reiterados asesinatos (que se cuentan por decenas de miles cada año), en Cisjordania y
la Franja de Gaza. Y aquí finca precisamente la controversia que Pedro Sánchez, el
presidente de España, ha desatado contra el criminal Netanyahu: este genocida al que
llaman “Primer Ministro de Israel,” cuando en verdad es un dictador sanguinario, ordenó a
su ministro de Exteriores, Eli Cohen, para que citara en su oficina a la embajadora de
España en Judea, Ana Salomón Pérez, “para que usted le dé una reprimenda (fuerte
regaño), por la vergonzosa declaración de Pedro Sánchez (en contra del intocable Estado de
Israel y contra el pueblo elegido de Dios). (Las palabras del mandatario español se han
escuchado exactamente) el día en que los terroristas de Hamás están matando israelíes en
nuestra Capital Jerusalén”, según dice textualmente un comunicado de prensa del Despacho
de Netanyahu. Es decir, los judíos tienen la potestad, la arrogancia, la petulancia, el poder
conferido no sabemos por cuál demonio, de reprender a cualquier ser humano que a ellos le
venga en gana. ¿Pero quién les ha dado ese derecho, qué se creen, si ellos no están por
encima (ni por debajo tampoco), de nadie en este planeta que nos pertenece a todos, a
chinos, aborígenes americanos, europeos, negros africanos… a todos?

¿Pero qué dijo Pedro Sánchez en Madrid, en su propio país, España, donde puede
decir lo que a sus cojones les parezca, sin importarle la reacción de los afectados? Pues dijo
una gran verdad: ante la monstruosa matanza de civiles palestinos en Gaza, que sobrepasa a
los 15,000 masacrados por las bombas israelíes, “tiene serias dudas de que Israel esté
cumpliendo con el derecho internacional humanitario.” Y es que Sánchez, más bien, adornó
su retórica con eufemismos y debió decir con mayor claridad que “el Estado judío con su
ejército está asesinando impunemente al pueblo palestino a cada hora, a cada minuto, a
cada segundo, para beneplácito de su vampiro Netanyahu, siempre sediento de sangre no
judía, y que ha encontrado deleite en ver los cadáveres de mujeres, niños y ancianos de
Palestina, día tras día.” Eso debió decir Sánchez sin ambages, sin que le temblara la voz.

Y le agregamos nosotros de nuestra propia cosecha: HOY, MENOS QUE NUNCA,


EL JUDÍO TIENE MORAL PARA ACUSAR Y SEÑALAR A LOS NAZIS POR EL
GENOCIDIO EN LA DÉCADA DE LOS 40S, PORQUE ELLOS, LOS ISRAELITAS,
ESTÁN EN MEDIO DE UNA CRIMINALIDAD SEMEJANTE Y SE MERECEN TODO
EL DESPRECIO DEL RESTO DE LA ESPECIE HUMANA. Punto. ¡Bien por el
cuidadoso Pedro Sánchez y su argumentación sutil! ¡Muy bien por su comedida franqueza!
158

El Sistema Educativo de Costa Rica


en Caída Libre
¿Desde cuándo viene descomponiéndose la educación costarricense? Los primeros avisos
de que se entraba a una etapa de inseguridad, de falta de calidad y de negligencia de los
dirigentes ministeriales y de los educadores (que hoy se autodenominan pomposamente
“docentes”), se presentaron a mitad de la década de los años 60s. En las escuelas y colegios
ya se notaba que existía un peligroso desequilibrio en el sentido de que unos maestros eran
excelentes, principalmente aquellos que no se habían acogido a sus pensiones y que venían
trabajando desde épocas muy trasanteriores; pero los nuevos eran un completo fiasco. Es
decir, quienes salían de la Facultad de Pedagogía de las Universidades Estatales (las únicas
que habían en aquellos tiempos), carecían de calidad, voluntad, empatía con los estudiantes
y destrezas varias, aprendidas e innatas, que todo buen profesional de la enseñanza debe
tener.

Conforme iban pasando los años, el deterioro se hacía más evidente y con el auge de
las Universidades privadas, llamadas peyorativamente “de garaje”, pues a determinada
persona se le ocurría abrir un centro de estos en la cochera de su casa con el único afán de
lucrar económicamente y nada más, el sistema se vino en picada hasta lo más profundo de
la descalificación. Hoy, cuando el nuevo milenio ya ha transcurrido a través de dos
décadas, la educación en Costa Rica ha colapsado y no nos referimos a las plantas físicas,
los edificios de las escuelas y colegios, que de todas maneras se caen a pedazos por culpa
de la pasividad de las directoras (es) de esos sitios, sino que el sistema de enseñanza en sí,
su esencia, sus programas, metodologías y formación de la persona humana o de los
educandos que visitan sus aulas, simplemente no sirve absolutamente para nada.

Hay cuantificación del tiempo; es decir aumento de la permanencia de los docentes


y los estudiantes en los centros educativos, pues comienzan cada jornada en el día a día,
desde las 7 de la mañana y concluyen pasadas las 4 de la tarde. Un tiempo exagerado que
no compensa la falta de capacidad de los educadores y en el que los jóvenes no aprenden
tampoco nada de nada y les espera la frustración por las malas calificaciones y la deserción,
después de las vacaciones de medio año. El joven prefiere alejarse de los colegios, porque
los programas no le satisfacen y, por el contrario, les “cargan” y los hacen fracasar
irremediable e inevitablemente.

Por supuesto que no es culpa de la actual ministra, la señora Müller, porque este
problema viene agudizándose, como hemos afirmado anteriormente, desde la segunda
mitad de la década de los 60s. ¡Es culpa de los distintos y numerosos ministros que ha
tenido esa Cartera ministerial, quienes han preferido llenarse los bolsillos con los salarios
percibidos y no se dieron a la tarea de corregir lo que se estaba cayendo a pedazos!
159

Al lado de los pésimos educadores (mal presentados, con argollas en sus narices, en
sus orejas, tatuajes horrendos en cualquier parte de sus cuerpos y un vocabulario callejero,
de baja estirpe), persisten los malos programas de enseñanza: una matemática que conduce
irremediablemente al fracaso del muchacho, quien, al salir del colegio, nunca más la
volverá a ver en su vida diaria; un programa de Estudios Sociales (Geografía e Historia),
que da visiones equivocadas de lo que ha sido el mundo y la humanidad, congraciándose
con doctrinas como el marxismo y exultando a dictadores sanguinarios como el caso de
Fidel Castro o Vladímir Lenin; y lo mismo ocurre en casi todas las materias que se mal
imparten en escuelas y centros de secundaria.

Y en lo que atañe a las Universidades (privadas y Estatales), gran cantidad de


estudiantes, en aras de conseguir el anhelado título profesional sin importar el esfuerzo o
los medios, paga a personas ajenas para que les hagan sus trabajos extra-clases o a los
mismos profesores para que les beneficien en las calificaciones. Y esos serán los nuevos
profesionales que saldrán de las Universidades para levantar edificios, puentes, autopistas,
en el caso de que sean ingenieros civiles o arquitectos; quienes tendrán que operar o curar
pacientes en clínicas y hospitales y les veremos equivocarse una y otra vez, porque son
“cascarones vacíos”, sin formación elemental, sin humanismo, sin consciencia de la calidad
y la falta de ésta, y por esas razones vemos como el país se hunde paulatinamente por la
falta de buenos profesionales, con esencia espiritual, intelectual y capacitados para poner en
práctica esos títulos académicos que suelen colgar de las paredes de sus consultorios y
oficinas.

Nadie en Costa Rica analiza –y mucho menos asegura abierta y valientemente- que
la creciente y criminal delincuencia que desangra a su población es causa del pésimo
sistema educativo, de sus horrorosos programas de enseñanza y de sus innombrables e
irrecomendables profesores. Parece que ir rodando por el despeñadero, con la ausencia total
de cualificación o calidad, ya forma parte de la cotidianidad del costarricense, una persona
que se habitúa tranquilamente y sin protestar, tanto a los tiempos y circunstancias buenas,
como a las malas. Nosotros no querremos ver, dentro de 5 años más, hasta dónde se ha
descendido.
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Un Breve Mensaje por Navidad


Hemos llegado a la edición # 200 de este periódico digital y en su edición en papel (en
físico), y la senda que hemos recorrido ha sido exhaustiva, intensa y de un trabajo
realmente agotador. Solo quienes han trabajado en un periódico, sabe a lo que nos
referimos en este instante. Empero, la satisfacción ha estado garantizada desde un inicio:
hemos llegado, observado y triunfado, porque el arduo trabajo ha sido gratificante y allí
están nuestros ejemplares para que los repasen y lean aquellas informaciones que en una
oportunidad no pudieron leer por una u otra razón. Pueden accesar
a https://www.calameo.com/accounts/5739567

Aparte de lo anterior, les informamos, queridos lectores nuestros, que nos


tomaremos desde la publicación de esta edición # 200 hasta la primera semana de enero del
2024, un necesario y merecido descanso, pues hemos trabajado sin detenernos, tal y como
les hemos sintetizado en las líneas iniciales de este comentario editorial. Es así como esta
será la última edición del año 2023, agradeciéndoles, de paso, su preferencia, su fidelidad y
el hecho de buscarnos semana a semana para leer nuestras noticias, editoriales y reportajes.

Del mismo modo, les invitamos leer nuestro libro anual, donde aparecen todos
nuestros trabajos, en esta dirección web: https://es.scribd.com/document/691142083/Libro-
Articulos-de-Prensa-Volumen-3

Finalmente, les deseamos una muy feliz Navidad juntos todos ustedes, en familia,
con el amor y la protección de Dios en sus corazones y vidas; y para el año entrante, que
todos los proyectos, anhelos y los más elevados sueños, se les cumplan a cabalidad y sin
demora.

Esos son nuestros sinceros deseos y que la Gracia de Dios esté siempre presente en
todo lo que emprendan.
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Editoriales aparecidos
en el periódico
THE CITY
(Miami, Fla.)
La opinión del Despacho
del Editor sobre los
más diversos temas del
acontecer mundial.
Esos aspectos que
hacen girar al mundo
diferente

José Ángel Lagos-Jiménez nos vuelve a presentar otro compendio de sus trabajos
periodísticos en este nuevo libro, aunque esta vez con sus últimos editoriales acerca del
acontecer internacional. Su pensamiento más profundo y serio sobre lo que está sucediendo
en el mundo en estos instantes. Se trata de comentarios duros, descarnados, frontales y
sinceros, sin guardarse nada en el tintero o, en este caso, en su computador.

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