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THE CITY
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Momento
Editor y Fundador:
Prof. José Angel Lagos-Jiménez
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Comentarios Editoriales en
The City
(la voz oficial del periódico)
Volumen 2
Una de las últimas comisiones recién formada, ha visto la luz precisamente para
tratar un tema que debería resolver el Ministerio de Justicia y nadie más, en conjunto con la
policía. Fue integrada por unos cuantos diputados, oficiales y no oficiales, para tratar el
asunto de lo que los políticos y periodistas costarricenses han dado por llamar “troles”, que
no son otra cosa que individuos vagabundos, quienes han hecho de las redes sociales,
especialmente Facebook, una manera de desperdiciar el tiempo y de estafar a las personas
decentes, mediante ardides deshonestos. Lógicamente, esos estafadores que acuñan día a
día la mentira y toda clase de falsedades, se esconden en identidades falsas, crean gran
cantidad de “perfiles” también falsificados, con rostros y personajes inexistentes y desde
esas posiciones, proceden a realizar el juego sucio.
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Se trata de individuos comunes y corrientes que tienen el incontenible deseo de
trascender, de hacerse famosos en la política, de una manera u otra. En el caso específico
que nos ocupa, el “troll” se hizo llamar Piero Calandrelli, creó en torno suyo toda una
historia, por demás falsa, de que era médico, iba a ejercer esa profesión en Italia, tenía
tantos hijos, había adoptado a otro más, era viudo y pasaba por problemas económicos. Su
historieta lastimera, fue leída por la actual ministra de Salud, la Dra. Joselyn Chacón, y le
regaló algún dinerillo para que pudiera solventar su penosa situación. Pronto se iba a dar
cuenta de que el estafador se llama, en verdad, Alberto Vargas Zúñiga, es un soñador que
ha querido volar hasta los estamentos más elevados del Estado, del actual gobierno, y ser
tratado como “el gran personaje” que su super-ego atrofiado le dicta que sea.
El “troll” Vargas Zúñiga, vividor de las redes sociales, lanzó “lodo” a todo el
Gabinete y diputados del actual gobierno costarricense, con base en sus falsedades o
mentiras; y por esa causa, la Asamblea Legislativa ordenó conformar la comisión que está
analizando su caso. Una pérdida de tiempo que se debió evitar y dejar que la policía judicial
y los jueces, intervinieran para aprehender, encarcelar al sinvergüenza estafador y
someterlo a un proceso penal aleccionador, sino meterlo en un hospital psiquiátrico, pues se
trata de un caso evidente de avanzada esquizofrenia, con tintes paranoides.
Esa comisión legislativa o parlamentaria, solo está perdiendo el tiempo que debería
invertir en proyectos de importancia verdadera para el país y no prestar oídos a un enfermo
mental, cuyas malas artes son la estafa, con base en una mente fantasiosa y psicótica. Ese
no es el objetivo, ni remoto siquiera, de un parlamento que se precia de ser serio dentro de
una democracia funcional, como presumen los costarricenses que es su sistema.
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Traemos del recuerdo esas dos incidencias para tratar el tema de otro ex mandatario:
en este caso, Donald Trump, el psicópata que desgobernó a los Estados Unidos y causó una
de las peores crisis de seguridad, al lanzar a las turbas contra el edificio del Capitolio y por
pedir a los gamberros que asesinaran a su entonces vicepresidente, Mike Pence. Quienes
observamos la política mundial, sabemos cabalmente que Trump es “un pillo de siete
suelas”, que ha desfalcado, mediante sus negocios espurios, aquí y allá y en todo momento
que le ha sido favorable. Hace pocas fechas, un tribunal de New York que le investigó,
sentenció a la Organización Trump a pagar una multa (¡!) de US$1,6 millones, por haberla
hallado culpable en 17 delitos de fraude fiscal, conspiración y falseamiento de cuentas. Ese
será el castigo para el delincuente que es Donald Trump. Un tipo que, desde lejos, parece
estar del lado oscuro de la ley; y de cerca… no nos queda la menor duda de que es un
pillastro comprobado y a plena luz del día. Sin embargo, ese castigo es posible que le haya
causado una gran tranquilidad a Trump –si es que estaba intranquilo y nervioso-, porque
ese dinero no representa gran cosa para él y su organización.
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Durante todo ese tiempo en el que se realizaron las defraudaciones, el ex mandatario
tuvo la colaboración de Allen Weisselberg, antiguo
Y, cuando Pelé, el negro Pelé, con su piel africana, aunque nacido en Brasil, hacía
magia con sus dos piernas, cabeza y pecho, los argentinos sufrían todavía más, porque,
además de negro… era lo mejor que se había visto en el firmamento del futbol, a nivel
mundial. Cuando Pelé anunció su retiro el 1 de octubre de 1977, a los 36 años de edad, y
jugando para el Cosmos de New York, prestos los vecinos del sur se dedicaron a crear un
sustituto con base en crónicas periodísticas y micrófonos de las radioemisoras y televisión.
En Diego Armando Maradona lo pudieron encontrar. Aunque era un futbolista físicamente
muy limitado, pues no cabeceaba, era muy bajo de estatura y solo su pierna izquierda
manejaba. Muy habilidoso sí… pero solo con su lado izquierdo de su cerebro. Pelé era
completísimo en el manejo del balón de futbol.
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En otro aspecto de su personalidad, Maradona quedó debiendo con el “universo del
balompié”, según escribió Johan Cruyff de aquel, porque nunca fue un caballero, ni dentro
del rectángulo de juego y mucho menos dentro del mismo. Pelé si lo fue y un humano
demasiado humano, con el alma en sus manos. Nuevamente el empleo de las
comparaciones, siempre inadecuadas, insultantes e ineficaces, era de los argentinos por
aquellas épocas. Y la prensa repetía y repetía, recalcitraba, machacaba con ferocidad, de
que Maradona “era el dios de este mundo y había nacido en Argentina, nunca en otro país.”
Era el fanatismo en su máxima expresión, aderezado con mucho de nacionalismo trivial,
barato y de poca monta…
Mientras tanto, en otras naciones estaban genios del futbol en las personalidades de
los alemanes Beckenbauer, Netzer, Breitner, Haller, Müller, Schuster y Seeler; en los
Países Bajos (Nederlande), habían surgido Johan Cruyff y Johan Neeskerns; en Portugal, se
iba retirando el gran Eusebio; y en el prolífero Brasil, seguían Rivelino y Jairzinho y
surgían genios del balón en las vidas de Romario, Ronaldinho Gaucho, Bebeto y demás.
Los argentinos volvían sus rostros hacia lo único que habían creado y lo único que podían
tener: su limitado (físicamente) Maradona. Su prensa seguía machacando sobre este
molesto tema: la comparación inútil con Pelé, obviando a la gran “constelación” de
futbolistas que había en Europa y en el mismo Brasil en aquellos instantes. Lo importante
para los argentinos era que su “ídolo de barro y papel” no cayera en el olvido. Algo de lo
que se ocupó la cocaína que comenzó a consumir Maradona, en detrimento propio y de sus
millones de fanáticos en su propia patria.
En este punto en particular tenemos que decir que estamos de acuerdo en “la
grandeza” de Maradona y de Messi, el otro “ídolo” creado por los periodistas de Argentina
y España, para llenar esos vacíos que iban dejando las grandes estrellas (estrellas de
verdad), al retirarse de esta disciplina. Y estamos de acuerdo en el sentido de que fueron
“monstruos”, -como les gusta exagerar con la terminología a argentinos y españoles-, pero
en “el universo de la Argentina” solamente. Ambos son comparables únicamente con los
mismos futbolistas de su país y nunca hacia el exterior. Solo así se puede atenuar esa
maledicencia que suele ser la comparación entre dos seres humanos. Maradona y Messi han
sido mejores que Di Stéfano, Heredia, Ayala, Housemann, Brindisi y los demás. Pero,
cuando salen de su país, caen en el abismo de lo falso, lo limitado, lo pueril lo molesto. Es
decir, para los argentinos… muy bien; para quienes no tenemos nada que ver con ese
país…. muy mal. Nos resulta molesto, muy molesto, hasta el enojo. Pues no somos
fanáticos, no tenemos la inseguridad natural que tienen los rioplatenses, quienes, con base
en su gigantesco super-ego (lo que quisieran ser en sus fantasías), anhelan la grandeza a
toda costa y como no la obtienen, “se la sacan de sus mangas de las camisas”, como si se
tratara de los fulles de una baraja de naipes.
Solo con el fanatismo, pegando gritos desde los graderíos de los estadios, alzando
pancartas en las manifestaciones políticas en las calles y avenidas de Buenos Aires y
creando trifulcas ahí donde estén, esas gentes se sienten seguras. A lo anterior le agregan
sus ídolos de papel, tan limitados física e intelectualmente y en desacuerdo con las
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evidencias que muestra la realidad de todos los días. Pelé ha muerto ciertamente; pero nadie
podrá igualarlo jamás. Los hechos concretos son nuestra moneda de cambio.
Diego Armando Maradona también dejó “su impronta” por donde fue, como
aquellos mentonazos de madre en la final de la Copa del Mundo en Italia, en 1990, cuando
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se entonaba el himno de Argentina y los aficionados italianos silbaban la pieza musical. Así
mismo, gustaba sacar los dedos “corazón” a quienes fuera y tenían, luego, que sostenerlo
para que no se cayera de bruces por la barandilla del palco, hacia el vacío.
Traemos del pasado esos amargos y vergonzantes pasajes en los que fueron
protagonistas argentinos –entre otros muchos que han efectuado gentes de ese mismo país-,
para entrar de lleno en la figura de Cristina Fernández de Kirchner, la mujer que tiene por el
pescuezo a cada uno de los argentinos y hace con ellos lo que le place, a pesar de que ellos
insisten en que son indómitos, que nadie es capaz de dictarles reglas ni pautas; pero la
verdad es que, desde que Cristina incursionó en la política de ese país, los ha dominado a
placer, les ha engañado, les ha robado, les ha acariciado con su verborrea y les ha vuelto a
engatusar cuantas veces ella así lo ha querido. Y los argentinos han sido incapaces de
despertar de ese “encantamiento” y, por el contrario, más bien aplauden sus jugarretas
reñidas con la honradez y la honorabilidad y se dicen incapaces de prescindir de ella en
ningún momento.
Esa mujer es un fenómeno extraño que en otro país, verdaderamente culto, maduro
y racionalista, jamás hubiese permanecido en “la cresta” de la opinión pública más de
cuatro años. Porque no es una Angela Merkel. Está muy lejos de serlo. Ni un tobillo a la
alemana le puede rozar la Cristina. Tampoco está cerca de parecerse a la inglesa Margaret
Thatcher, porque, en principio, la Cristina es histriónica (payasa), melodramática, con
fuertes rasgos de esquizofrénica, visceralmente deshonesta y decididamente corrupta. Y en
Europa, en la mayoría de las naciones que componen la Unión Europea, un personaje así
estaría en un hospital para dementes o prisionera, por causa de sus evidentísimos actos
corruptos.
Son famosas las 51 obras que adjudicó en la provincia de Santa Cruz, a la postre el
bastión del “kirchterismo”, y de las cuales obtuvo jugosas y espurias ganancias cuando era
presidenta del país. Aquellas licitaciones fueron concedidas a Lázaro Báez, amigo de
Néstor Kirchner, esposo fallecido de Cristina. Durante el juicio salió a la luz que Báez
saltó, de repente, de la noche a la mañana, de ser un oscuro empleado de Banco, a “Zar de
la construcción.” Así, como por arte de magia. Este individuo cobró por todas las obras,
mismas que dejó, en su gran mayoría, inconclusas; pero se guardó los millones de dólares
en sus bolsas y, sin dudarlo, participó grandemente al matrimonio Kirchner en esas
ganancias.
A pesar de la claridad de los hechos dados a conocer por la fiscalía, la inmensa
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mayoría de los argentinos siguen apoyando a Cristina Fernández, la decidida competidora
de Eva Perón, a quien quieren convertir en “santa de la Iglesia Católica” y no sería raro que
el actual Papa Francisco (un soquete de grandes proporciones), así se lo conceda a este
pueblo embobado, extraño y estrafalario.
Los taxistas “rojos” (apodo debido al color de sus vehículos), se permitieron decidir
a quiénes daban sus servicios, cuánto cobraban por kilómetro y los sitios adónde iban. El
autoritarismo era absoluto y avasallante, según se ve. Paralelo a ese comportamiento
inusual de sus conductores, iba naciendo y desarrollándose un menosprecio muy evidente
de parte de los mismos ciudadanos, que los criticaban acremente y caían en constantes
discusiones, acaloradas y hasta violentas, con los taxistas. La mala fama que se iban
labrando, también iba quedando en lo recóndito de los corazones de los costarricenses, que
no han podido desprenderse de una amarga opinión.
Algunos de los abusos que se les achacan, se fundamentan en los precios que
cobran, exagerados por demás, descarados y muy convincentes del robo que están haciendo
ante los ojos de los usuarios; asimismo, la alteración de la máquina que registra los
recorridos (llamada popularmente “María”), un aparato que marca más dinero del que
normalmente debería registrar. En cuanto al comportamiento de esos choferes, se ha sabido
de abuso sexual contra las mujeres, conversaciones y “piropos” fuera de tono y con fuerte
mensaje erótico; insultos contra otras personas, grescas en las calles y carreteras “a puño
cerrado” y una prepotencia diaria y sin fin. Se habían convertido en un grupúsculo
practicante de gollerías y actos corruptos a cada instante, en contra de la población “de a
pie”, que necesita de sus servicios. Por ejemplo, el recorrido que normalmente resulta de
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media o corta distancia, los taxistas lo alargan o van más despacio, en la espera de que “la
María” marque más tiempo y kilómetros y así el precio suba. Todo ello lo capta y lo siente
el público, que se ha formado la peor opinión posible en relación con los dueños de los
taxis.
Por todo lo anterior, es muy evidente ver las largas filas de vehículos rojos
detenidos en distintos puntos de la Capital, San José, sin que se muevan de ahí durante
horas y horas, ya que los clientes prefieren caminar, usar autobuses o al famoso “uber”, una
opción que está acabando con “los rojos” paulatinamente. Por supuesto que esta desgracia
para los taxistas “oficiales” se traduce en hambre para sus familias, pues el dinero que
perciben ahora es más escaso que en aquellos tiempos de bonanza que no supieron
capitalizar y cuyas consecuencias negativas ahora están sufriendo; también, muchos de
ellos han devuelto las placas del automóvil al Estado, la concesión, y se han dedicado a
otras labores. A todo ello hay que sumarle el aumento constante del costo del servicio, que
lo decreta el gobierno, y hace que los usuarios prefieran a los famosos “uber”, pues son
mucho más baratos.
Los tiempos cambian, los hechos buenos, los que son para recordar con agrado, y
los malos… también desaparecen, se van con el paso de los años, aunque las malas
experiencias suelen recordarse indefinidamente, para no repetirlas en el presente y los
taxistas “oficiales”, cavaron sus propias tumbas y condenaron al gremio a la desaparición,
pues cada vez se ven menos de estos vehículos en las calles y son muy pocas las personas
que los utilizan para realizar sus gestiones diarias. Naturalmente, ha habido taxistas de este
mismo grupo, que han sido caballeros y no merecieron ser arrastrados a la situación actual.
Son la excepción en la regla; pero, desgraciadamente, fue una cantidad ínfima de ellos.
Un verdadero vampiro, de aquellos a los que nos remitía el escritor irlandés Bran
Stoker: sediento de sangre, complacido al ver cadáveres enemigos tendidos en los campos
de batalla o en los aposentos de sus casas. Un necrófilo al que las bombas, la destrucción
masiva y los alaridos de terror de la población civil, le vuelven loco de felicidad y le
revelan su propósito por el cual está en este mundo. Si Putin fuera humano, si tuviera una
pizca de humanidad, al ver el dolor en Siria, a causa de los terremotos, detendría su
invasión genocida en Ucrania, sensibilizado ante el sufrimiento ajeno. Pero nó. Putin no es
así. Su naturaleza es distinta a la suya y a la mía, porque se alimenta de cadáveres y del
pánico que siembra. Sin duda… los monstruos existen.
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Las quejas más reiterativas de los amigos de “las maras,” desde sus cómodos
despachos de los organismos defensores de los derechos humanos, dejan escuchar: “los
están torturando”, “les han quitado sus derechos elementales” (dormir cómodamente y
comer igual a gourmets), “los arrestan sin pruebas ni órdenes judiciales” y un largo etcétera
de falacias, que lo único que buscan es favorecen a los delincuentes. Y los periodistas
centroamericanos, con eco en la prensa europea, se quejan de que “Bukele quiere
convertirse en dictador y darle un jaque-mate a la democracia salvadoreña.” ¿Pero por qué
no gritan de una vez y por todas que lo que desean es que El Salvador continúe en el caos
sangriento anterior? ¡Es tan fácil ser sincero! Pero no lo dicen abierta y claramente. Es
cuando nacen algunas interrogantes parecidas a estas dos: ¿Esos organismos pro-defensa de
los derechos humanos lucran o han lucrado con las actividades de “las maras” y ahora ven
perjudicados sus espurios negocios? ¿Qué tienen contra Bukele, por qué les molesta tanto la
presencia del presidente? ¿Y quiénes, realmente, están detrás de esas voces contrarias al
mandatario?
Es evidente que esas quejas no tienen pies ni cabeza y lo único que quieren es el
caos en este país. Algo inaceptable de verdad.
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Nos remitimos a los hechos recientes: dentro del mega-caso de evasión fiscal que
supuestamente ha cometido el empresario de origen judío, Leonel Baruch Goldberg, la
fiscal que tuvo el expediente en sus manos, llamada Criss Cecil González, cometió un acto
en contra de Costa Rica, de sus Instituciones gubernamentales (Hacienda, Gobernación y
Policía y el Poder Judicial), al devolver dicho folio al juez, no sin antes pedirle, en tiempo
record (apenas en 55 días), que lo “desestimara.” Eso quiere decir, que lo archivara, se
olvidara de él y que le restara total importancia, como si nada hubiera sucedido en contra
del fisco costarricense, estafado, supuestamente, por Baruch Goldberg, por la alucinante
cantidad de 11 mil millones de colones. En palabras sencillas y frías, la fiscal González
antepuso su amistad con Baruch, o el hecho de que ella fue subalterna suya en el Ministerio
de Hacienda, cuando el judío fue titular de esa Cartera durante el gobierno de Miguel Ángel
Rodríguez, por encima de su deber jurídico, de garante de la probidad y la decencia, de cara
al país entero. Es decir, fue más amiga de Baruch, que amante del país que la vio nacer y le
ha permitido progresar hasta llegar al puesto de fiscal de la República. La “dama” en
cuestión, de patriótica no tiene siquiera ni la “P” inicial.
E iguales a ella, existen miles de costarricenses que prefieren el bien particular, por
encima del bien nacional. La otra mitad, hace caso omiso, vuelven sus rostros hacia el lado
contrario para no ver la alta traición a la patria con tanto desfalco, actos corruptos diversos,
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fraudes fiscales y toda clase de corruptelas. En sus casos, la indiferencia es tan nociva como
los actos mismos que llevan a cabo quienes así proceden.
Es posible, imaginamos nosotros, que la fiscal Criss Cecil González haya hecho una
llamada al celular de Baruch y le narró que tenía en sus manos un expediente que trataba un
presunto fraude fiscal suyo por 11 mil millones de colones y ni lerdo ni perezoso, el judío,
fiel a sus genes, tradiciones hebreas y demás, le pidió que desestimara el documento, que
hiciera algo que no lo implicara en un caso de enorme envergadura, como, a todas luces, es
este mismo que estamos tratando.
De hecho, los magistrados de las Cortes internacionales de justicia parecen ser las
personas más pacientes que existen en este mundo, debido a que esperan la oportunidad
propicia para detener o capturar al genocida. Es decir, si Vladímir Putin fuera derrocado
mediante una asonada en Moscú, si sus vasallos actuales se sublevaran o el mismo pueblo
ruso lo hiciera y lo metieran en prisión, la CPI podría pedir su extradición para juzgarlo y
encerrarlo a cadena perpetua, pues eso es lo que se merece, sino la horca, debido a la
infinidad de crímenes que ha cometido en Ucrania, desde que su ejército (inútil ejército),
invadió a esta nación. Sino recordemos el caso del serbio Slobodan Milosevic, quien fue
aprehendido, procesado y puesto tras barrotes por el Tribunal Penal Internacional para la
Antigua Yugoslavia, con sede en La Haya, Holanda, y, a pesar de que Yugoslavia no
reconocía la jurisdicción de dicha Corte, el gobierno balcánico terminó entregando al ex
presidente a la justicia. Milosevic murió en su celda el 11 de marzo del 2006,
supuestamente debido a un paro cardíaco, ya que padecía de una presión sanguínea
exageradamente alta. El dictamen médico emitido, señaló “fallecimiento por causas
naturales.”
En todo caso, el precedente fue sentado al capturar y enjuiciar a aquel hombre que
cometió crímenes durante la guerra que acabó con la antigua Yugoslavia. Su captura,
además del precedente, llenó de ilusión a quienes añoramos la funcionalidad de la justicia y
nos permitió observar como trasladaban a un líder, antes intocable, hasta la sede del
tribunal internacional. Y lo que demostraron los magistrados fue la paciente espera, porque
aguardaron que la guerra terminara en Los Balcanes, para presionar a los nuevos
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gobernantes para que entregaran al personaje requerido. En el caso que hoy nos compete, el
de Putin, la esperanza nace y es bueno mantenerla porque, posiblemente, suceda con él algo
parecido a lo ocurrido a Milosevic. ¡Dios quiera que así sea!
Según la CPI, Vladímir Putin, por medio de sus soldados criminales, ha estado
secuestrando a niños ucranianos de muy corta edad, los ha introducido en territorio ruso y
todo ello a espaldas de sus padres, en secuestros flagrantes y propios de los peores
criminales de guerra que ha habido en el pasado en la misma Europa. Ese es el motivo
fundamental de la petitoria de captura contra el dictador ruso. No obstante, sabemos que los
excesos inhumanos o criminales cometidos por Putin y sus pésimos soldados, en Ucrania,
van más allá del secuestro de los pequeños, porque ha ordenado y procedido a bombardear
indiscriminadamente a suburbios enteros en las ciudades ucranianas, donde solo personas
civiles vivían. Ha atacado edificios de apartamentos, cines, teatros, parques infantiles,
hospitales, clínicas, estaciones de ferrocarril atestadas de pasajeros que huían de la guerra y
ha aniquilado a mujeres embarazadas, madres con sus hijos en brazos, ancianos, niños que
estaban caminando o jugando en las calles, cuando vieron sobre ellos los cientos de misiles
que él ha ordenado lanzar sobre Ucrania, desde su oficina en el Kremlin. Un criminal de
guerra sin duda alguna, que merece, o la cadena perpetua o morir en la horca. Muchos
dirigentes nazis que fueron capturados y enjuiciados en el Tribunal de Nürenberg, al final
de la Segunda Guerra Mundial, fueron ahorcados por crímenes menores en comparación
con los que ha venido cometiendo el tirano ruso, en la actualidad.
Es posible que Putin, al conocer la noticia de su posible arresto, se haya reído, haya
hecho mofa de la orden emitida por la CPI; pero, probablemente, no haya pensado en que
podría ser depuesto o derrocado por quienes hoy considera sus leales allegados, cansados
de sus órdenes bestiales y sus malos tratos. Recordemos que a Josef Stalin, el peor dictador
que haya conocido Europa entera, una noche cualquiera lo mandó a envenenar su mejor
amigo y vasallo, Laurent Beria, después de la infinidad de atropellos que aquel cometió a lo
largo de su dictadura sangrienta en la Unión Soviética. Hay que tener paciencia, más
todavía cuando sabemos que el mal nunca triunfa…
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Y decimos que no hay nada más fácil que botar los caudales que no nos pertenecen
porque así lo hizo Arias en pro de su imagen enfermiza, de su ego deseoso de ser admirado
por toda la humanidad, aunque para ello tuviere que vender a su propia madre e hijos… ¡Y
poco le faltó para venderlos! Llegó a la presidencia de este país en 1986 y se marchó, para
beneplácito de los costarricenses que no “mordieron su anzuelo demagógico”, en 1990. Ese
fue el lapso de tiempo de su primer mandato o su primera presidencia, ya que regresó al
poder algunos años después y siempre de la manera más controversial y nada clara posible.
Pero ese no es el tema de este editorial, sino que nos vamos a concentrar en el asunto de “la
paz”, que fue el “caballo de batalla” o mejor dicho, “el Caballo de Troya”, con el cual logró
engañar a gran cantidad de obtusos de aquellas épocas, en el sentido de que se hizo pasar
por el adalid de “la pacificación del istmo centroamericano”, una región que estaba
incendiada por los marxistas cubanos, quienes armaban y entrenaban a los farabundistas
salvadoreños, los renegados de la URNG guatemalteca y a los sandinistas nicaragüenses. Es
decir, Oscar Arias encontró el asidero perfecto para explotar su vanidad, su narcisismo (y
no sabemos de dónde saca ese narcisismo, si ha sido uno de los individuos más feos, física
y psíquicamente, de quienes han nacido en Costa Rica) y su demagogia, porque tomó en
sus manos al supuesta pacificación del área centroamericana o la misión mesiánica,
“encomendada por el destino y el mismo Dios”, para restablecer la paz, la comprensión y la
armonía en estos pueblos indómitos desde siempre…
Lo cierto es que en el desgobierno de Oscar Arias, el tipo ordenó acabar con los
rangos en la policía civil, porque a él le parecía “cosa de ejércitos”, sin importarle que en
Costa Rica, el estatus de un sargento, un cabo o un teniente, tiene un efecto motivador y
muy positivo para quien lo ostenta. Pero aquí vendría lo peor: sacó a los policías de las
calles, no sin antes quitarles sus armas de reglamento, para que “el mundo no hablara mal
de Costa Rica, un país de paz por antonomasia,” según el jueguito de Arias “a la paloma de
la paz.” El resultado aritmético fue el disparo de la delincuencia en las calles, bandas
llamadas “chapulines”, apuñalando a ciudadanos tranquilos, solo “porque sí” y en medio de
la total indefensión al no haber policía armada ni dispuesta a cuidar las calles de las
ciudades. Tuvo que venir el siguiente presidente de la República a devolver rangos
policiales, armar a los oficiales del orden, comprar radiopatrullas y a la realidad que el
absurdo de Arias quiso romper, igual a un niñito caprichoso en medio de un jueguito sin
fin…
Pero Oscar Arias no paró ahí, porque hace pocos días la agarró contra el actual
presidente, Rodrigo Chaves, quien, en una gira por el sur de Costa Rica, apareció escoltado
por un grupo de agentes de la policía más o menos armados. Situación que a Arias no le
pareció bien, “porque este es un país de paz”, según volvió a repetir. Pero que se lo diga a
los delincuentes que matan a los ciudadanos comunes y corrientes, como si se tratara de
“una cacería a cielo abierto”; es decir, a diario. Y en la mente retorcida e infantil de Arias,
el presidente Chaves tiene que andar en sus giras si la menor seguridad posible, “a la buena
de Dios y a la mala de los hampones.” No hay duda, el viejo Arias está cada vez más senil y
cree que su juego de los 80s todavía no ha acabado. Mejor que no diga nada, así no
parecerá más estúpido de la cuenta.
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Fue así como todo el continente americano se dio cuenta cabal y certera de que la
famosa bonanza de Chile, era solo un espejismo; o aun peor: los potentados eran quienes se
favorecían con la producción general y los ciudadanos “de a pie”, esos que tienen que salir
cada mañana a trabajar para poner el pan en sus mesas, solo sentían el enorme peso de la
inflación y de un comercio cada vez más rapaz que le expoliaba “hasta llegar a los huesos.”
Bastó solamente un insignificante aumento en el transporte público, para que la detonación
se produjera, con resultados que le hicieron ver al gobierno del entonces presidente
Sebastián Piñera, que se había abusado del chileno y éste se había sacudido de encima el
fardo de las carencias, el aumento desproporcionado de los precios de los artículos de uso
básico y de ese no poder soportar la cotidianidad con sesgos totalmente inhumanos.
Pero de todas las grandes crisis que suceden en otros países, se puede aprender y
tomar decisiones beneficiosas, si somos un poco sabios, tan solo un poco… De tal manera,
Chile se convirtió en un espejo en el que podemos mirarnos todos los ciudadanos de
América Latina, para corregir errores, enderezar el camino que llevan nuestras economías y
hacer la vida digna de ser vivida y sobrellevada fecha tras fecha. Pero, lamentablemente,
una de las falencias del ser humano es “no aprender de los errores del semejante”. Es por
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eso que el hambre, los faltantes fundamentales y el desempleo, son rasgos muy evidentes
desde México, hasta Argentina, en el Cono Sur, junto a la descarada corrupción de nuestros
gobernantes, quienes no son otra cosa que sanguijuelas que pertenecen a un cerrado círculo
de influencia, de poderosos financieramente hablando y que abusan de los ciudadanos
pobres.
No obstante, el comerciante usurero, el que alza a placer los precios de los artículos
de máxima necesidad del comprador, tiene estas posibilidades para no sucumbir por culpa
de su propia usura y desmesurada ambición monetaria: 1. Bajar los precios porque, de lo
contrario, muy pocos (o nadie) entrará a su negocio a comprar; 2. declararse en quiebra,
producto de lo anterior, y cerrar su negocio lleno de abusos e inhumanidad; y 3. ser
comprensivo y llegar a acuerdos con las autoridades que velan por los precios de los
utensilios de consumo elemental, para favorecer al ciudadano comprador y quien es el que
sostiene a esos pequeños y medianos negocios en las distintas ciudades latinoamericanas.
El vendedor deberá elegir. De lo contrario, solo le quedará la opción de desaparecer del
tinglado financiero del país, de manera irremediable.
Solo después de “un golpe de autoridad general” de parte del pueblo, quienes tienen
las riendas del poder, deciden cambiar el pésimo camino que llevaban y la panorámica
actual y futura, comienza a verse distinta y mayormente beneficiosa. En otros términos,
solo la implosión social en un país detiene el abuso deshumanizado de los que ostentan el
poder económico y coloca en su adecuada dimensión a quienes se han salido de ella, para
cometer felonías. En Chile, los abusadores, finalmente, lo comprendieron bien.
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Anterior a ello, los rusos habían perdido dos guerras: una frente a Japón y la
Primera Guerra Mundial, de la cual se retiraron, en parte por la Revolución Bolchevique,
que bajó del poder a los Zares de manera definitiva. Posteriormente sucedió la guerra en
Afganistán, a finales de la década de los 70s, donde los soviéticos se involucraron para
restituir al gobierno comunista afgano, de clara obediencia a Moscú; pero salieron de allí
arrastrando una de las peores y más humillantes derrotas sufridas por aquel ejército que se
autoproclamaba “el segundo más poderoso del mundo” después del estadounidense. Esa
derrota en Afganistán fue un punto de inflexión para los soviéticos, quienes vieron
derrumbarse a su imperio comunista y pasar a ser simplemente Rusia, con todos sus
satélites liberados y que hoy forman parte de la Unión Europea y la OTAN. En síntesis, rara
vez los rusos han ganado una guerra de manera contundente y convincente, sin dejar la
menor duda de su profesionalismo militar y de su destreza logística. Y lo que sucede ahora
a las hordas de Putin, que están muy lejos de ser consideradas un ejército profesional,
radica en “las palizas” en los campos de batalla que les infringen los ucranianos. Por eso,
Putin es el más necesitado de una firma por la paz, cuanto antes, para evitar que la
humillación a sus pseudo-soldados, quienes son nada más que criminales de guerra, sea
mayor y ponga en riesgo su permanencia como dictador de Rusia, sin que el pueblo se
levante contra él y le derroque.
¿Pero por qué sería una “Pax Romana”? Recordemos que los romanos adonde
llegaban, atacaban, asesinaban, quemaban, saqueaban, violaban, reducían, conquistaban y
después ofrecían una paz a su manera, a su conveniencia, con absolutas ventajas para ellos
y totalmente perjudicial para el vencido, al cual expoliaban y esclavizaban de inmediato.
Los rusos de hoy, quieren algo así. Putin desea esclavizar a los ucranianos y hacerles
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firmar, previamente, un documento pro-pacificación, redactado por la dictadura china, en la
que él saldría ganancioso y con todas las prerrogativas de su lado. Además, el plan inicial
del dictador sangriento de Rusia, era el de convertir al gobierno de Ucrania en un “títere”,
al mejor estilo de Bielorrusia y su dictador, Alexandr Lukashenko. Y ese fue el principal
motivo de su ataque armado a los ucranianos, pero su creencia de que resultaría una
campaña militar fácil, resultó ser un equívoco, más aun cuando los rusos son pésimos
combatientes.
De hecho, al serle presentado el Plan de Paz hecho por los chinos, Putin, casi de
inmediato, estuvo de acuerdo con el pliego de 12 puntos e hizo la salvedad de que los
territorios que ha invadido con su ejército, en el Donbáss, no serán devueltos y continuarán
siendo propiedad de Rusia ad infinitum. Es decir, el delincuente ha robado el dinero al
ciudadano, la policía lo detiene, un juez lo indulta y le permite quedarse con lo hurtado.
Valga la analogía. Si el gobierno ucraniano aceptara tal despropósito, como aceptó que le
arrebataran la Península de Crimea, caería en el peor descrédito por su cobardía, su altísima
traición a su pueblo y a la patria y los miles de ucranianos muertos en combate habrían
dado sus vidas, por nada, absolutamente nada.
Además, ¿Quién garantiza que Rusia, una vez obtenida esa paz sin condiciones para
el Kremlin agresor, no volverá a invadir a Ucrania cuando le apetezca? Si ya lo ha hecho
dos ocasiones anteriores, con los consiguientes baños de sangre que todos hemos
atestiguado, lo volverá a hacer sin dilación ni vergüenza.
Hacia el interior de Rusia, si Ucrania accede a suscribir un plan así, resultaría ser un
triunfo para Vladímir Putin y su gavilla de secuaces de la ex KGB, y ello les aseguraría el
poder, la dictadura, por muchísimos años más, sin que nadie les reclame ni les moleste por
ningún motivo. China sabe perfectamente a quien favorecer en este caso concreto. De eso
no hay duda alguna. Y, paralelamente, los chinos darán en los próximos días “drones
suicidas o kamikazes” a los rusos para que masacren a los ucranianos, según ha revelado la
Casa Blanca hace pocas fechas. Es decir, la doble moral, el juego de doble cara: por un
lado, abogo, beatíficamente, por la paz de dos naciones en guerra; y por el otro, refuerzo el
arsenal del invasor para que continúe con sus crímenes en la nación víctima. Los chinos no
conocen la rectitud ni la moral. ¡Nunca la han tenido! Sino recordemos la matanza de
Tiannamen, cuando asesinaron a miles de estudiantes a finales de los 80s, sin el menor
remordimiento.
Pero Putin cree que lo que él diga, lo que él ordene y lo ratifiquen sus diputados/marioneta,
es lo que el resto de la humanidad tiene que aceptar y punto. Lo cual significa que, si
tuviera el poder militar –que no lo tiene, gracias a Dios, pues su ejército es un auténtico
ridículo y fiasco disfuncional-, y le diera la real gana, podría invadir Varsovia, Capital de
Polonia, y apoderarse de ella así, sin más ni más… o Praga o Viena o la mismísima Berlín,
porque él no respeta absolutamente nada, porque nació y creció a la sombra de la dictadura
soviética, en la que sus “secretarios generales” –un eufemismo para no usar el término
“dictadores”-, invadían lo que a ellos les parecía, sin importarles los derechos humanos ni
los convenios internacionales. El mundo era para devorarlo, nunca para respetarlo, según
vimos desde 1945, año del final de la Segunda Guerra Mundial, cuando los soviéticos se
convirtieron en potencia nuclear.
Lo que argumentó Putin al dictador de la China comunista, Xi Jinping, durante la visita que
éste hizo recientemente a Moscú, fue que “Occidente todavía no está preparado para
negociar la paz en Ucrania.” Palabras más, palabras menos. ¿A qué se refirió? Es simple de
entender: cuando Occidente acepte que el Donbass, el territorio que la Duma rusa adhirió
sin pedirle permiso a nadie, es de Rusia, a partir del fallo de los parlamentarios rusos,
entonces los occidentales, a saber los Estados Unidos y la Unión Europea (UE), habrán
comprendido que esa decisión rusa es la valedera y la que deben aceptar a partir de ese
instante. No hay duda… estamos tratando con un genocida, con un bandolero, un
sinvergüenza sin rostro ante los ojos del mundo entero. Ese es Vladímir Putin, el individuo
que se abstuvo de causar problemas a Europa, mientras su esquizofrenia no fue tan palpable
y evidente, como lo ha sido desde hace unos pocos años hasta la fecha actual.
Obviamente, ni Ucrania ni sus aliados occidentales pueden aceptar tal desparpajo, tal
razonamiento que solo puede provenir de un individuo sanguinario, sin principios y al que
no le importará pasar a la historia como el gran asesino que quitó las vidas a ancianos,
madres, niños y personas inocentes, no solo en Ucrania, sino también en Chechenia,
Georgia y otras naciones que su instinto criminal le ordenó invadir y masacrar. Ese es
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Putin, el oscuro burócrata de la KGB, la policía secreta soviética, emplazado en Berlín del
Este y que ni él mismo sabía que tenía en su fuero interno esa megalomanía (ansias de
Y lo que es una gran verdad, nos dice que Vladímir Putin solo se aquietará en su
proceder beligerante, cuando su mal llamado ejército quede totalmente derrotado en
Ucrania y esa derrota cause el derrocamiento del tirano ruso, por parte de una revolución
interna o una rebelión de los altos mandos en el Kremlin. Por lo pronto, según la
inteligencia inglesa, los rusos pierden, día a día, unos 600 combatientes, la mayoría de ellos
jóvenes, gracias a la destreza de los soldados ucranianos y a las tácticas de guerra que éstos
emplean. Lo anterior significa que la derrota de Putin se gesta diariamente en los campos de
batalla y solo hará falta el golpe final que lo entregue totalmente vencido, al final de las
hostilidades.
La historia de Europa es una buena consejera, una excelente maestra con los
discípulos distraídos: no se le deben dar alas a los dictadores, porque nunca sacian sus
ansias de conquista, de invasiones, ni de cometer crímenes de lesa humanidad. Sino
recordemos como Josef Stalin, el peor asesino que ha conocido el mundo, se apoderó de
medio continente (Polonia, Checoslovaquia, Hungría, Alemania del Este, Rumanía y
Bulgaria, los famosos países “detrás del telón de acero”), porque, en un principio, los
Aliados occidentales se lo permitieron. Y lo mismo o parecido no deberá suceder en este
otro caso con Crimea y el Donbass. De ninguna manera. Porque de suceder, la pregunta que
surge es: ¿Cuáles otros territorios querrá anexarse arbitraria e impunemente Vladímir Putin,
en el futuro? ¿Los mismos que ultrajó su colega Stalin? Eso no puede volver a ocurrir
nunca más y habrá que pensar en la forma de acabar con el tirano de una vez por todas. Por
el bien de la humanidad y la paz global.
Por supuesto que Occidente está preparado para negociar la paz; y quien no lo está
es precisamente el genocida en el Kremlin.
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Es así como Stormy “la pechugona” Daniels, decidió contar su aventura de cama
con Trump y unos dos años antes, Michael Cohen, quien terminó su amistad con Trump
abruptamente, según suele ser la mala costumbre del horrendo ex presidente con sus amigos
leales, escribió un libro en el que narra su paso por las oficinas de las empresas Trump –
casi todas ellas fraudulentas-, y en especial se refirió al asunto Stormy Daniels. Hoy, Cohen
debe estar frotándose las manos por la satisfacción, al ver el lodazal legal en el que está
metido su ex jefe, el tirano, inculto, prepotente y analfabeto Donald Trump, a un paso de
ser llevado por la policía ante los jueces para ser notificado en persona, de su delito en su
relación asquerosa con la mujer de “la pantalla roja”, Stormy Daniels.
“No hay nada oculto entre el cielo y al tierra”, dice el refrán popular y menos
cuando el secreto ha sido confiado al silencio y la custodia de una mujer. Además, Trump
comenzó a crear antipatías y anticuerpos, precisamente por su discurso (o balbuceos para
ser más exactos), demostrando que, además de no saber expresarse en forma oral, es un
asesino del idioma y de los espíritus que tuvieron la valentía y la voluntad de escucharlo en
su camino hacia la Casa Blanca. “Ha sido esclavo de sus palabras…” y por ello le han
perseguido amparados por la legalidad de las leyes… Un repugnante final, para un fulano
igualmente repugnante. Sentémonos cómodamente para observar este epílogo con muerte
súbita.
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En el Dalai Lama, el líder del Tíbet, siempre nos pareció que esa “suciedad” yacía
en su alma, en ese yo interior que millones de budistas –y no budistas-, alrededor del
mundo, admiraban sin cortapisas y hasta defendían en su postura política contra la China
invasora del territorio tibetano, la patria del Dalai. Algo en nosotros nos indicaba que no se
trataba, en modo alguno, de un hombre “puro” o “santo”, “la reencarnación de Buda” en
nuestra época moderna. Nada de eso era y mucho menos ahora, cuando él mismo se ha
quitado la careta, la máscara de santidad, y ha aflorado lo que realmente es: un viejo sucio,
solterón, incapaz de amar a nadie –mucho menos a una mujer, pues es un pederasta
consumado-, y lujurioso, capaz de violar o seducir a un niño, incluso ante la presencia de
millones de espectadores, quienes lo hemos visto en un filme que le ha dado la vuelta al
planeta en las redes sociales.
Más claro aún: la imagen de ese viejo con los brazos y axilas descubiertas –que de
por sí causa un profundo asco-, acariciando a un niñito que no llegaba a los 10 años de edad
siquiera, pidiéndole un beso en la mejilla y luego que le chupara la lengua, ante millones de
personas que lo veían por medio de las cámaras de los periodistas ahí congregados, nos
quitó “de un tiro” el poco respeto que teníamos por él, aunque solo fuera por la lástima que
nos generaba, debido a la invasión china a su país. Le veíamos como un pobre exiliado, sin
patria, arrebatada por los comunistas llegados desde Beijing y quien tenía que apañárselas
en la India, donde reside –otra nación inverosímil para la mente cuerda del ser humano
civilizado-, quien luchaba por liberar a sus compatriotas del yugo del ejército chino. Pero
desde el punto de vista espiritual, dogmático y doctrinario, nos parecía uno más de los
cientos de equivocados que andan por el mundo “vendiendo humo,” con base en una
religión lejana, incomprensible e imposible de aceptar y mucho menos… practicar.
La pregunta que se desprende de esa actitud sucia, es: ¿Si eso lo hizo delante de la
concurrencia, qué hará entonces en privado, cuántos niños le llevarán sus sirvientes o
asesores, para que el viejo pederasta se satisfaga, convencidos de que se trata de “un dios”
reencarnado, que necesita “carne inocente” para saciar su “divina lascivia”? Porque ese
beso en la lengua con el menor, fue apenas un aviso de lo que el Dalai lleva en su mente,
una ínfima muestra de lo sucio que es en realidad y apenas un poco de lo mucho que hace
en su habitación a puerta cerrada, con los otros niños que debe haber ultrajado a lo largo de
su existencia y de su permanencia en la India, un país donde se acostumbra volver el rostro
hacia el lado contrario cuando sus líderes espirituales hacen esta clase de porquerías e
inmundicias sexuales.
Más claro aún: en lo que concierne a Donald Trump, el hecho de ser requerido por
los tribunales, su seriedad en el momento cuando compareció ante el juez de Nueva York,
los regaños de este magistrado y la supuesta persecución política que ha esgrimido Trump,
lo han hecho ver como “la víctima de un sistema malagradecido, que no ha sabido sopesar
todo el bien que él le hizo a la nación cuando fue presidente.” Y esa es la imagen “de
Redentor Crucificado” que él mismo le está vendiendo al electorado, principalmente a los
correligionarios del Partido Republicano.
Le está dando vuelta a la realidad y en lugar de sentir vergüenza por haber sido
citado por la Corte de Justicia de Manhattan, ha hecho creer que es la víctima, la gran
víctima que no quieren que llegue una vez más a la Casa Blanca después de las elecciones
del 2024, para las que se ha postulado en forma temprana. Las gentes que actúan más con el
corazón que con la frialdad del razonamiento, lo apoyan irrestrictamente, lo ven como un
guiñapo que ha sido violentado por el fiscal del distrito y por el juez que le habló con
dureza la mañana de su visita al edificio de Justicia. En otros términos, Trump está sacando
ganancia de una situación que para un hombre común y corriente, sería símbolo de derrota
y para guardar silencio, para no recordar nunca más ese pasaje cuando tuvo que sentarse
frente a un juez que le leyó los cargos que se le imputan. Esa imagen de persona vituperada
y transgredida en su espíritu y derechos, es la que le está enviando a la mente generalizada
de los votantes y estos han “mordido el anzuelo”, porque ahora le quieren más, le siguen
más y están más seguros de que deben votar por Trump, apenas sean abiertas las salas para
la recepción de los votos, en el 2024. Una prueba de ello se vio en la conferencia de prensa
que convocó en su mansión de Mar-a-Lago, en Florida, cuando sus partidarios llenaron el
lujoso recinto, donde las arañas lumínicas pendían de los techos y el color oro se podía
observar en todas las paredes. En ese sitio aplaudieron y gritaron entusiasmados cada
vocablo que el ex mandatario les hizo escuchar y quedaron más convencidos de que
“Trump es el hombre que nuevamente los Estados Unidos necesitan, para salvar a
América,” según les ha repetido el magnate constantemente. Él es el salvador de América y
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nunca ningún otro… ¿Pero salvarla de qué o de quién o de cuál ejército? No lo sabemos,
porque Trump no lo explica; pero sus seguidores creen a pies juntillas de que se debe salvar
al país y tampoco saben de qué, de quién o de cuál…
Pero Donald Trump está capitalizando esos yerros de Biden y los utilizará igual a
los misiles que los rusos hacen caer sobre Ucrania, un tema que también podría capitalizar a
su favor si le vende al electorado que solo él podrá convencer a Putin de salir de suelo
ucraniano; pero “antes tendrán que devolverme a mí a la Casa Blanca”, les podría decir el
polémico republicano. Por lo enumerado aquí, observamos muy factible su retorno a
Washington en una segunda administración y, de paso, cobrar venganza contra el fiscal
Bragg y el juez Merchan, sin dilación alguna.
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En este país que se jacta –porque así es en realidad-, de ser la democracia más vieja
y estable de América Latina, donde sus ex presidentes se pueden observar avejentándose en
sus casas de habitación, de modo tranquilo y apacible, ha sucedido lo anterior; es decir, las
leyes y los reglamentos, sin tocar la temática de la obstrucción feroz que se da en la
Asamblea Legislativa (parlamento o congreso nacional), y de una prensa muchas veces
equivocada y mal intencionada, que reacciona cuando le tocan sus intereses económicos,
han crecido tanto que se asemejan a la hiedra en las afueras de lo que fuera una atractiva y
habitable residencia. ¿Qué significa lo anterior? Que esa maraña de leyes imposibilita la
gobernabilidad, la fluidez en las acciones del presidente de la República y sus ministros; e,
incluso, gobernar por decretos tampoco sirve de gran cosa, debido a la existencia de una
Sala Constitucional o Sala IV, que se trae abajo todo decreto que no le resulta atractivo a
los magistrados, muchos de ellos nombrados en esos puestos por razones políticas y
responden a intereses espurios difíciles de desentrañar. Un ejemplo de esto se dio hace
pocos meses cuando el presidente Rodrigo Chaves y su ex ministra de Salud, ordenaron
cerrar un sitio de entretenimiento, propiedad de la misma empresa dueña del periódico La
Nación, porque, entre otras razones de su cierre o clausura, el Poder Ejecutivo adujo que,
cuando se lleva a cabo algún espectáculo en el famoso Parque Viva, los autos obstruyen el
paso de ambulancias y máquinas para combatir los incendios. Empero, bastó “un escritillo”
de uno de los abogados de La Nación, para que la Sala IV, por medio de un magistrado
“adicto” a dicha empresa, se llevara hasta el suelo la postura del presidente y su extitular de
Salud.
Intereses creados, oscuros, pactos en las penumbras y esa “hiedra” que crece en lo
que antes fueron los bellos jardines del Estado y que permitían que este país fuera
gobernado con fluidez, facilidad y sapiencia en un pasado todavía no muy lejano.
Pocas horas después del triunfo electoral del actual mandatario, Rodrigo Chaves, le
vimos a este personaje muy feliz, lleno de ilusiones, con grandes deseos de trabajar positiva
y constructivamente por su país, del que había estado alejado por motivos de trabajo, en el
Banco Mundial. Y en esos momentos nos dijimos para nosotros mismos: él no sabe lo que
le espera en la Casa Presidencial. No sabe lo difícil que es ser presidente de esta nación
que, aunque es una democracia consolidada, está llena de esas leyes, muchas de las cuales
se contradicen entre ellas y se contraponen, sin permitir ningún objetivo constructivo. Con
el paso de los días y conforme iba ejerciendo su gestión al frente del Ejecutivo, el mismo
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Chaves se fue dando cuenta de lo imposible que resulta dar un solo paso hacia adelante en
este sistema que rige a Costa Rica.
La contradicción más evidente y más asombrosa es la que nos dice que se trata de
un pueblo extraordinariamente culto, con una historia riquísima y capaz de gobernarse a sí
mismo de la mejor manera. Y aquí estriba precisamente la dicotomía, la ambivalencia,
porque, en lugar de un gobierno casi perfecto, lo que tienen encima es a una monarquía que
los mismos británicos eluden llamarla por su nombre… “corrupta”, quizás para no maltratar
a los miembros de esa dinastía. A raíz de esa familia díscola entronizada en el poder desde
“la noche de los tiempos”, se puede (y se debe) pensar que los ingleses merecen algo mejor,
acorde con su historia y cultura.
Pocos años después, Lady Di sufrió el fatal accidente, junto a su nuevo amante, el
egipcio millonario Dody Al-Fayed, cuando su coche BMW huía de unos paparazzis en el
corazón de París y chocaron contra la columna de un túnel. Así terminó sus días aquella
mujer sufriente, a quien, según narran quienes la conocieron de cerca, era constantemente
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humillada por su suegra, la Reina Isabel II, quien pudo haberla comprendido, pero no lo
hizo y decidió, por el contrario, atacarla cada vez que la encontraba en los pasillos de
Balmoral o Buckingham. Y pudo haberla comprendido, decimos, porque el esposo de la
Reina, Felipe, Duque de Edinburgo, le fue infiel a la monarca cada vez que tuvo
oportunidad. Nótese la clase de familia que son los Windsor y que marcan la inexplicable
contradicción con respecto a la cultura del pueblo británico, que los adoran y les perdonan
sus equívocos y deslices sin ninguna objeción de fondo.
A lo anterior hay que sumarle las obscenidades del Príncipe Andrew y que causaron
un terrible malestar en su anciana madre, la Reina Isabel II, quien lo amó siempre en
calidad de hijo predilecto, y tuvo que desprenderse de varios millones de dólares para evitar
que su hijito fuera llevado a juicio por pederastia, ya que abusó sexual y reiteradamente de
una joven australiana cuando ella era menor de edad. Eran las pésimas compañías en las
que andaba el Príncipe, específicamente con el judío Jeffrey Epstein, quien era un auténtico
abusador de menores y las compartía con sus amigos, entre quienes estaba también Donald
Trump. La Reina Isabel, para tranquilizar a sus súbditos, quitó todas las condecoraciones y
títulos nobiliarios a su hijito, pero no pudo fallecer en paz, a sabiendas que “su preferido”
había caído en desgracia por su inmoralidad, su lascivia y su pedofilia.
Una familia no muy recomendable, insistimos. Pero que a los ingleses todo lo
resumido aquí, “les va y les viene” o les importa “un comino.” Y siguen apretujándose ante
las rejas del Palacio de Buckingham para ver a sus monarcas, como si se tratase del
mismísimo Dios a quien están observando, admirando y estrechando sus manos. La verdad
es que la Familia Real británica es un grupo de consanguíneos erráticos, buenos para nada,
cuyas funciones, en realidad, no están claras, y que viven en la mayor opulencia posible e
imaginable, mientras las reiteradas crisis económicas de estos países de la mancomunidad
hacen estragos entre sus ciudadanos. Un destello de lujo, de ostentación, que no asombra a
los ingleses, quienes, por el contrario, creen que los Windsor se lo merecen por el simple
hecho de ser los Windsor. ¡Habrase visto tan incoherencia en plenitud del tercer milenio!
Pero la pregunta que surge aquí y de manera irremediable es: ¿Se darán cuenta algún día de
lo prescindibles que son estas gentes, de lo ociosas y anodinas que son?
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Pero al leer los comentarios que el ex presidente Medvedev escribe en la red social
Twitter, nos damos cuenta cabal y certera de que fue alejado de su alto cargo, precisamente
porque su inteligencia es escasa. Es decir, se ubica más cerca de un hospital psiquiátrico
para ser internado por sus razonamientos torcidos, que en una oficina elegante en el
Kremlin. El individuo en cuestión es una verdadera pesadilla cuando escribe y habla.
Aunque lo positivo para él, es que se está haciendo famoso en el mundo entero, porque,
precisamente, la prensa Occidental le confiere importancia a sus desacertadas palabras.
Y la última estupidez dicha por Dmitri Medvedev, quien debería ser vetado y
extirpado de Twitter de una vez por todas, se refirió a la desaparición de Ucrania como
país: “Es mejor una participación tranquila que Ucrania en la OTAN o una guerra mundial.
(Porque) Polonia, Hungría y Rumanía sueñan desde hace decenios con hacerse con las
regiones occidentales de Ucrania –dijo esta bestia con ropa-. El mundo está enfermo, se
encuentra en el umbral de una nueva guerra mundial –noten el calibre de su imbecilidad al
hablar y escribir-, ¿Es esta evitable? Nó, no lo es. En los últimos 30 años se consiguió
eludir una guerra que, de todos modos, llegó. Pese a que nosotros no la queríamos (a pesar
de que los rusos fueron los que invadieron Crimea y Ucrania), nos impusieron una guerra
(¿?), que en esencia es consecuencia de la desintegración de la Unión Soviética, por una
parte; y de una forma híbrida de guerra civil, como resultado de la cual chocaron distintas
partes de un solo pueblo, por otra. La campaña militar en Ucrania, es una respuesta a la
interminable ampliación de la OTAN.” Lo anterior quiere decir que, cuando afirma que
Polonia, Hungría y Rumanía desean el territorio de Ucrania, es con la intención de
enemistar a estos aliados con el gobierno de Kiev y viceversa; y cuando dice que los rusos
nunca han querido una guerra mundial, más bien es todo lo contrario: Occidente nunca la
ha querido, pero Putin, a medida que se hace más viejo, quiere el enfrentamiento global
ahora, para quedar impreso en las enciclopedias del presente y del futuro. Tampoco
estamos en las puertas de un conflicto de esa magnitud y solo en la cabeza esquizoide de
Medvedev cabe tal idea.
En todo caso, a este ruso descentrado y virulento, una especie de Jean Paul Marat en
la Francia revolucionaria, quien pedía “sangre y más sangre” del pueblo y la aristocracia; o
de pequeño vampiro/humanoide ayuno de sangre, no hay que permitirle que hable o
escriba, pues sus desajustes cerebrales son notorios cada vez que lo hace y una camisa de
fuerza sería la mejor opción para él, con premura, y con electro-shock incluidos. Medvedev
es una auténtica vergüenza para su gente y su país
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Lo cierto es que este individuo que los brasileños han llevado irresponsablemente a
la presidencia del país otra vez, tenía, hasta hace poco, 10 casos abiertos en su contra,
precisamente por su deshonestidad comprobada. Uno de ellos, y que lo hizo ingresar a
prisión en el 2018, es el conocido con el nombre de “tríplex de Guarajá”, cuando fue
hallado culpable de aceptar sobornos por US$1,1 millones de parte de la constructora OAS
(famosa en toda América por sus actos corruptos y su compra de consciencias), a cambio de
favorecer a esta misma empresa en sus negocios con la petrolera Petrobras, que pertenece al
Estado. Con ese pago millonario en dólares, Lula ordenó reformar y amueblar un
apartamento de lujo –nótese la clase de “proletario” que es este demagogo-, y de tres pisos
de altura, situado en la localidad costera de Guarajá, en el Estado de Sao Paulo. Un año
antes, el juez Sergio Moro llegó a la conclusión inequívoca de que Lula da Silba dirigió una
trama para conceder a OAS contratos millonarios del gobierno, a cambio de las mejoras a
su apartamento, dentro de la operación Lava Jato.
Con respecto a su caso, el filósofo español José Ortega y Gasset –recordemos bien-,
enunció que “las masas son irracionales”, por eso cometen errores como reelegir a un ex
presidiario, mandatario de una nación tan importante a nivel mundial; y a esa irracionalidad
debemos agregarle el analfabetismo de los votantes latinoamericanos en materia política y
cultural. Lo cual quiere decir que en otro país medianamente culturizado, Lula jamás
hubiera presentado siquiera su segunda candidatura. Pero estamos tratando de un individuo
sin moral, sin vergüenza alguna, quien aceptó su liberación sin demostrar su inocencia, que
es un tema que no toca ni en mínima instancia, porque lo que vale para él es estar libre y
retornar a la presidencia, más el posible revanchismo contra los fiscales y el juez Sergio
Moro que lo mandó a encerrar.
Y es falso que esos personajes sanguinarios cambian con el paso de los años,
porque, entre otros rasgos, la ambición por hacerse con el poder, en esta ocasión por la vía
de las votaciones, ha continuado en ellos inalterable, hasta que lo consiguen, según hemos
podido observar en el ejemplo que estamos ofreciendo con Petro y en otros ex guerrilleros
más. Albergaron sentimientos y pensamientos destructivos, en aras de una doctrina –la
marxista-leninista-, cuando eran jóvenes, quisieron alcanzar el poder por medio de las
armas, hincando al pueblo y a los gobiernos de turno; y continuaron, una vez envejecidos,
con la misma mística de dominación, demagogia y engaño. Y es muy posible que esos
mismos sátrapas sepan, conscientemente, que “los pueblos, las gentes, en conjunto, son
irracionales” cuando les arengan y reciben los mensajes ilusionistas “de un mundo mejor.”
En parte por ello, los antiguos guerrilleros convertidos en políticos dentro de los sistemas
democráticos, no cejan en sus intenciones y continúan sedientos, hambrientos y ansiosos
por el poder.
Es cuando la ignorancia, “el peor de los pecados que acusa la humanidad”, como
dijo Diógenes, el padre de la escuela cínica griega, hace de las suyas, hace estragos y
finalmente, condena a los pueblos con distintas desgracias que hemos visto a lo largo de la
contemporaneidad que hemos atestiguado ineludiblemente. Hoy, en lo que estriba a
Colombia, su actualidad, “el despiste” en el momento de emitir los votos ha llevado a
Gustavo Petro al poder, un individuo en cuya mente deambulan los cientos de muertos que
quedaron tendidos en el asfalto por causa de sus ataques dinamiteros, y es por esa razón,
por tratarse de un ser sanguinario, que su gestión en la presidencia de la República no podía
ser diferente del fracaso, de la crisis que está sufriendo y de su posible renuncia por haber
recibido, presuntamente, dinero del narcotráfico durante la campaña recién finalizada. En
otras palabras, la pésima decisión electoral de una masa no-pensante, “pasa la factura” al
país que llevó al poder a un político cuestionado, comunista, violento, homicida y que, en
lugar de estar haciendo proselitismo, debería estar preso en una celda de máxima seguridad.
Inacio Lula da Silva es otro claro ejemplo de lo que aquí afirmamos: por esa ignorancia
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visceral, por esa tozudez de las masas que no comprenden, ni quieren comprender la
diferencia entre elegir bien y elegir mal, es por lo que hemos tenido que leer y escuchar
mediante la prensa mundial, los halagos y la defensa del actual mandatario brasileño al
déspota y tirano, por demás criminal, el venezolano Nicolás Maduro. Ese “blanqueamiento”
que ha tratado de hacer de una figura manchada de sangre hasta el tuétano, en el caso del
mismo Maduro, solo lo podría intentar un individuo como Lula, yendo en contra de todos
los principios del más puro humanismo y de las libertades coartadas al pueblo venezolano.
Otros gamberros, politicastros, tiranos solo buenos para el patíbulo, para la ahorca,
han llevado nombres como Fidel y Raúl Castro Ruz, Hugo Chávez Frías, Cristina
Fernández de Kirchner, Evo Morales, y por supuesto, los grandes demagogos de la historia,
fundadores de la Unión Soviética, Corea del Norte y del régimen de la China comunista,
entre muchos más. Todos ellos no hubieran logrado sus cometidos si sus respectivos
pueblos hubiesen sabido un poco de política en los tiempos precisos cuando emergieron a la
luz pública; hubieran sido detenidos, desechados semejantes a las basuras que
esencialmente son y esas naciones se hubiesen salvado de tanto sufrimiento que han
registrado los historiadores modernos y las enciclopedias.
“El peor pecado de la humanidad es la ignorancia”, una verdad sin cortapisas dicha
hace miles de años por el indigente filósofo Diógenes, mientras recorría las calles de
Atenas y que, a través de los siglos, ha mantenido todo su peso, su fuerza y su devastadora
categoría. Hay que instruir a las personas para que sepan pensar y elegir, en el silencio de
su individualidad y en los centros de votación, por quién votar con acierto y sabiduría; y
cuando estén conglomerados en un mitin, sepan dilucidar dónde yace la verdad y dónde la
mentira en las palabras del demagogo que les hace discurso. Solo así nos salvaremos de los
Petro, Kirchner, Castro, Maduro y de tantos sátrapas que hemos tenido que ver, conocer,
soportar y sufrir.
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Y aquí viene lo deleznable, de lo que casi nadie habla en Costa Rica: la actitud
maldita del desgraciado nicaragüense Edén Pastora, quien, después de que los sandinistas lo
quisieron matar y por culpa de él murieron varios de sus ayudantes más cercanos, retornó a
las filas del sandinismo con el único propósito de que su fama no decayera y le pagaran un
salario con el cual subsistir, una vez que se gastó los miles de dólares que le dio la Casa
Blanca. Muchos años después, sobre el recuerdo de las víctimas inocentes, Pastora contestó
a un reportero costarricense: “Los muertos no fueron nicaragüenses (¡?), y eran tiempos de
guerra en esa zona fronteriza. Nadie se acuerda de esto aquí.” A juzgar por las estupideces
que dijo en esa ocasión, para él los muertos costarricenses, los periodistas masacrados por
el “petardo”, no eran importantes, solo los nicaragüenses que ahí no estaban; y el olvido del
hecho, según dijo él mismo, revela que aquel acontecimiento tampoco tuvo importancia
para él ni estaba presente en su escala de valores. Ese era Edén Pastora, quien, en sus
últimos años andaba con una gran sonrisa y “chupándole las medias” al dictador Daniel
Ortega y a su horrorosa mujer, a quienes decía en los años 80s. que combatía con todo
rencor y con las ansias de ver a una Nicaragua libre del comunismo. Una mentira sobre
otra, que los editores de los medios de prensa costarricenses se las creían completitas.
Lo que más duele y llena de rabia, fueron las muertes de los comunicadores de la
prensa, de aquellos que elevaban a la categoría de semidiós a un bandolero como aquel y
que, al cabo de los años, resultaría tan criminal, tan insignificante, tan traidor y tan voluble
(cambiante), como el peor de todos. El Covid chino se llevó a Edén Pastora, no sin antes
decir que había dejado decenas de hijos sin padre a lo largo y ancho de Nicaragua,
vanagloriándose de su machismo e irresponsabilidad; y tras haber invadido la isla Calero,
propiedad de Costa Rica, para tratar de anexionarla al territorio nica. Ese fue Edén Pastora,
un don nadie en cuya consciencia nunca estuvieron aquellos muertos de La Penca; y de
quien se asegura, según testigos, iba riéndose cuando lo trasladaron a un centro médico en
Costa Rica. “El tiempo lo borra todo,” simplificó aquel analfabeto que el coronavirus se
llevó, restándole importancia al sufrimiento ajeno. Ese era Pastora, quien ahora está bien
muerto, como siempre debió estar. Un malnacido que no se mereció la vida que Dios le
regaló. Una basura fétida, sin más lugar en la historia que aquel que ocupan los traidores.
106
Los casos de Haití y de los países africanos son diferentes en el sentido de esa
“culpa fundamental” a la que estamos haciendo referencia en este editorial, porque los
únicos culpables de la pobreza de esas naciones y pueblos, han sido los colonizadores, los
explotadores, los expoliadores y esclavistas europeos que llegaron al “continente negro”
para saciar sus ansias riqueza y explotación. Ahí comienzan todas las vicisitudes del África
y de los haitianos. Y en lo que atañe a Haití, los dictadores, en específico la familia
Duvalier, que gobernaron por décadas a esta parte de la isla, fueron los culpables
indiscutibles de su atraso en todos los sentidos y por la impresionante pobreza que siempre
han sufrido sus habitantes, en parte por el constante saqueo que ejercieron en las arcas del
Estado.
Pero en lo que estriba a Cuba, Nicaragua y Venezuela, sus pueblos, más que nadie,
fueron los absolutos culpables de las situaciones que han arrastrado desde hace años, hasta
el presente. ¿Por qué son sus pueblos los que cargan con esa “culpa fundamental”? Porque
sus gobiernos, antes de la llegada de las dictaduras de izquierdas, la de Fidel Castro y sus
sucesores y secuaces; la de la pareja de Daniel Ortega y su horrorosa mujer; y la de Hugo
Chávez y Nicolás Maduro, se pudieron evitar, pues presentaban visos de la problemática
que tenían implícita. Es decir, el caos se veía venir. Aun así, los ciudadanos se lanzaron al
precipicio, quitaron lo conocido y lo suplantaron por lo desconocido, por la promesa falsa y
por la retórica vacía que solo llevaba a la dictadura opresiva.
Entonces… ¿De quién es la culpa fundamental? De los pueblos y de nadie más. Los
demagogos, los falsos, los mentirosos, los oportunistas, los asesinos, siempre estarán ahí,
pero radica en los ciudadanos detectarlos, evitarlos e impedirles que asuman el poder. De
no ser así, les quedará emigrar, a pie, hasta una frontera que talvez nunca se abrirá para
ellos… la de los Estados Unidos.
108
Los alemanes hicieron algo parecido a pesar de que su ubicación geográfica, al lado
del Pacto de Varsovia, los ejércitos comunistas encabezados por la Unión Soviética, tan
solo al cruzar la frontera con la otrora Alemania Oriental (marxista), no le permitió a los
alemanes occidentales, desarmarse casi por completo, igual a los japoneses, más aún
cuando los estadounidenses pidieron los gobiernos germanos de entonces, que debían tener
un ejército fuerte porque ellos eran “la última frontera”, la más cercana, con el enemigo
109
común… los soviéticos. Pero una vez disuelta la Unión Soviética, desaparecida la
Alemania comunista y fundida con la Alemania Federal, más la disolución del Pacto de
Varsovia, los alemanes sintieron que ya no había necesidad de tener una Bundeswehr
(Ejército Federal), fuerte y temible y Berlín decidió “bajar los brazos” en materia de
rearme. Mientras tanto, la nueva Rusia en manos de Vladímir Putin, había emprendido su
carrera por volver a ser una potencia militar y competir con los Estados Unidos en ese
aspecto. China hacía algo similar en el lejano oriente, lo mismo que la emergente y siniestra
Corea del Norte, donde no hay qué comer, pero abundan los misiles de corto y largo
alcance.
¿Pero por qué insistimos tanto en la palabra “judío” cuando nos referimos a este
individuo que ha estado masacrando a la población civil en Ucrania? Porque, precisamente,
miembros de esa raza diseminada por el mundo y que acostumbra a echar raíces en medio
de toda cultura y nacionalidad humana (es decir, se desarrollan dentro de otras etnias,
subrepticiamente), han dado un vuelco al destino de Rusia desde 1917, cuando Lenin
(judío, por demás), mascullando la ideología de otro judío llamado Karl Marx (el
comunismo abyecto y genocida), se apoderó de la revolución contraria al Zar Nicolás II o a
la Casa Romanov e implantó en ese extendido país uno de los sistemas más inhumanos que
ha habido en el devenir de la humanidad, superior en maldad e inhumanidad al nazismo
mismo, y causó una de las problemáticas más intrincadas jamás conocida. En otras
palabras, donde haya un grupo más o menos significativo de judíos, cualquier cosa puede
suceder y no necesariamente "buena” o beneficiosa.
Ante tal comportamiento errático ante los ojos del dictador ruso, “la revolución
interna en Rusia, está servida.” De hecho, Putin ha aparecido ante los medios de
comunicación rusos, refiriéndose a las amenazas proferidas por el renegado judío, dueño
del Grupo Wagner, y con ello, es notorio que la situación “va en serio”, que la dictadura
rusa no se ha tomado a la ligera las manifestaciones de Prighozhin, el individuo que nunca
debió haber salido de su celda donde purgaba una condena por asesinato y ante quien la
CIA y el FBI se han tardado demasiado en aprehenderle para llevarlo a juicio en los
Estados Unidos, por crímenes de lesa humanidad, y sentarlo en la silla eléctrica que es lo
que realmente merece este criminal.
En las fechas siguientes, veremos cuáles van a ser las reacciones del Alto Mando
ruso con respecto a este criminal, si lo intentará capturar; cuáles resultados van a conceder
las investigaciones en torno a él, ordenadas por Putin; si será desarmado y su grupo
diseminado (o asesinado también); y, por supuesto, queremos conocer la reacción de
Prighozhin, sus palabras al respecto y su determinación militar y personal, siempre en
confrontación con la dictadura encabezada por su ex amigo Putin. Un alzamiento armado
en el interior de Rusia, sería nefasto desde todo ángulo, para su gobierno, y podría encender
“una llama” que el dictador no quiere pensar siquiera, porque podría arrastrar a masas de
rusos disconformes con el accionar del dictador y tirano, enclaustrado tras los muros del
Kremlin. Estamos a la expectativa, muy atentos y deseosos de que tanto asesino
desaparezca.
112
Buscó un abogado con cierto renombre (en este caso el hermano del leguleyo es el
prestigioso, de apellido Beirute), y presentó la demanda ante un juzgado, topándose con la
dicha de que la jueza era eso… ¡Una mujer y siempre solidaria con las supuestas mujeres
agredidas! Como es usual en Costa Rica, donde la justicia depende del cristal con el cual se
113
mire; y el veredicto provisional de la jueza fue que el esposo de la Correa debía pagarle una
pensión alimentaria de 4 millones de colones por mes. Es muy posible que el abogado, de
acuerdo a la naturaleza de las gentes que pertenecen a ese gremio, y a su manera de pensar
($$$$$$), empujó a la mujer de 32 años de edad (el esposo pasa de los 70 años), para que
exigiera una pensión de 10 millones de colones, una cantidad alucinante con la que hubiera
vivido, no como una reina en Costa Rica, sino como una emperatriz en Europa. Pero la
magistrada dejó el caso “tentativamente” hasta nueva resolución, seguramente en espera de
la apelación del marido.
Pero el día que tenía que depositarle los 4 millones en el juzgado competente, el
“viejo zorro” no lo hizo, sobre la base de que un hombre de su edad no puede ser
encarcelado por deber la pensión alimentaria; y de buena fuente se supo que la Correa se
quedó elegantemente vestida, con un amigo gay esperándola y su amante joven y
musculoso también, en una angustiosa y fracasada espera, porque todos juntos iban a gastar
parte de aquel dinero y a celebrarlo en grande. Pero vendría lo peor…
Su esposo, “el viejo zorro”, le iba a dar una lección de vida y de honradez a Elenita
Correa Usuga, su ex mujer: la acaba de acusar de estafa informática (usó un computador
para trasladar US$32 mil y retener otros US$8 mil, el pasaporte del marido y una colección
de relojes; también se llevó obras de arte (cuadros, estatuillas y una mesa de billar);
incumplimiento de medidas de protección en perjuicio de una persona adulta mayor, hurto
y explotación patrimonial. El Organismo de Investigaciones Judiciales (OIJ), allanó la
mansión de Olga Elena, esposó a la mujer ante la sorpresiva visita y se la llevaron hasta los
Tribunales de Justicia, donde un fiscal le leyó las acusaciones. Cunado redactamos el
presente editorial es la tarde y debe estar tomándose en cafecito en una de las celdas que
hay en los sótanos del edificio de juzgados, en la ciudad de Heredia.
En otras palabras, “le salió el tiro por la culata” a la mujer que creyó que con sus
piernas entreabiertas, dejando ver algo de sus encantos más escondidos, iba a obtenerlo
todo en la vida; pero se encontró con un hombre que estaba siendo despedazado moral y
psicológicamente, aunque con arrestos de inteligencia y ha frustrado a la sinvergüenza y a
su ex abogado que la aconsejaba, para que expoliara a su ex esposo. Hay mujeres así, hay
abogados así y hay hombres ancianos que creen que “todavía pueden…”, cuando en
realidad solo pueden ser estafados. Réquiem para esta inepta y felicitaciones para un adulto
mayor que despertó de su fantasía erótica y de supuesta virilidad a su avanzada edad.
114
En el cantón de Tibás, al norte de la ciudad de San José, en Costa Rica, hay una
escuela “especializada” (nótense las comillas), para esta población autista. El edificio no es
antiguo, pero tampoco es reciente en su construcción, aunque en ciertas partes se cae a
pedazos, por culpa de la inacción de las directoras anteriores, que han pasado por ahí “sin
ton ni son”; esto es… sin pena ni gloria. Viejas hinchadas de comer tanto, regordetas
impresentables, que devengaban un jugoso salario, pero de trabajo nada de nada. Todo ese
deterioro es culpa de esas obesas cuyo único interés ha sido comer, comer y comer de la
comida de los alumnos autistas, hasta saciarse. Si es que se sacian alguna vez.
La directora se trata de una mujer de elevada estatura física, imponente, que nos
recuerda a aquellas empleadas de los campos de concentración nazis, donde muchas de esas
mujeres eran atractivas, aunque con sus corazones de hienas, dedicadas solamente a
asesinar a los prisioneros. Irma Gresse es la más icónica de todas ellas, apodada “la bestia
rubia.” Pues la nueva directora de la Neuropsiquiátrica nos la recuerda por su tamaño
corporal, sus ansias frenéticas, fanáticas e incambiables de imponer el reglamento hasta a
los insectos que viven en los jardines adyacentes y por su corazón duro, capaz de crucificar
115
nuevamente a Jesucristo si en sus manos tuviera esa oportunidad y sabemos que lo haría sin
el menor remordimiento, porque de sentimientos “never forever”, como dice la canción en
inglés.
Recientemente, hace escasos tres días, le echó la policía al mismo padre de familia,
durante el curso de una de las tantas reuniones a las cuales le citan constantemente y le
acusó de causar daños a los automóviles de los maestros que yacen en el parqueo del lugar.
¡Nada más falso! Porque conocemos a ese padre, quien, además de ser un amoroso papá
con su hijo con autismo (ambos son inseparables), se trata de un escritor, un periodista
internacional con un bagaje impresionante y un ex profesor de castellano, además de
excelente esposo y papá de tres hijos, contando al chico especial. ¿Qué sucede con esa
mujer? Simple: “fue un caso de odio a primera vista,” que desarrolló contra el señor. O
talvez le dan miedo los periodistas, porque hay gentes así, tan obtusas como el peor de los
obtusos, con los cerebros del tamaño de una nuez.
Conversando con ese señor (Señor con mayúscula), nos dijo que apelará a todas las
instancias existentes en Costa Rica e incluso ante la Corte Interamericana de Derechos
Humanos (CIDH), con sede en esta misma ciudad, para sentar el precedente y para hacerse
respetar por esa tarántula imbécil.
116
Pero la verdad es que, ahora más que nunca, es el momento para dar “un golpe de
timón” antes de que la sociedad costarricense se vea y se sienta tan golpeada como la
hondureña, guatemalteca o salvadoreña, países donde la delincuencia en su máxima
expresión, se ha adueñado de la realidad y practican las tropelías que nos cuentan los
periódicos fecha tras fecha. Y lo verídico que vemos en esta nación limítrofe con Panamá,
nos dice que todos los caminos llevan directa y velozmente a la violencia semejante o
parecida a “las maras” o a la ola sin fin de la criminalidad colombiana y mexicana. De
hecho, la corrupción ya está enraizada en todas las esferas de la vida costarricense, ya sea
117
en el gobierno o en la empresa privada y extiende sus tentáculos hacia lo poco que todavía
no está corrompido por una razón u otra.
En respuesta a la pregunta que sirve de titular de este editorial, hemos de decir que
todos tenemos que sentirnos un poco (o muy) responsables del sendero que va transitando
este país, desde el obrero sencillo que lucha a brazo partido por mantener a su familia,
pasando por los inmigrantes (principalmente los miles de nicaragüenses que han llegado
aquí, en huida de la dictadura de Ortega y su mujer), hasta confluir en las empresarios
dueños de canales de televisión que solo violencia transmiten y el sistema educativo que
sigue “dando palos de ciego” desde hace décadas atrás.
Y el camino que se debe retomar a nivel nacional es el mismo que abrieron nuestros
antepasados, nuestros bisabuelos, abuelos y padres, donde el respeto en todas las
direcciones era la prioridad y el axioma de cada día y en todo lugar; después, sembrar
nuevamente aquellos valores básicos, elementales, referidos a la conservación de la unidad
familiar, al matrimonio, al buen ejemplo a los hijos y la crianza efectiva de estos mismos;
y, por supuesto, la honradez en todos los órdenes de nuestras vivencias, como posibilidad
para erradicar y combatir la corrupción, ese deseo de apropiarse de lo que es indigno y no
nos pertenece. Esto en lo intrínseco y en lo foráneo, en lo extrínseco: detener la avalancha
de extranjeros que están llegando a Costa Rica desde el norte y el sur, porque desde
Nicaragua arriba el analfabetismo, “la cultura de la muerte” sembrada por Daniel Ortega,
donde es más importante el manejo de un rifle de asalto que el manejo de un arado u otro
instrumento de labranza; y desde Colombia, llega a suelo costarricense la práctica del
sicariato, el narcotráfico, la indecencia de la pornografía y todas las malas artes que aquella
nacionalidad ha venido acuñando desde épocas inmemoriales. Hay que ponerle una detente
a esta inmigración sin control y que está socavando, desde adentro, a las endebles bases
morales del ciudadano actual, nativo de Costa Rica.
En cuanto al sistema de enseñanza, hay que variar los programas: menos enseñanza
del comunismo y sus “bendiciones”, según repiten los profesores de Estudios Sociales;
menos matemática tan complicada, que frustra los avances y esperanzas de los jóvenes
estudiantes; y menos aquellos contenidos que solo sirven para rellenar espacios
programáticos que a nada conducen, formativamente hablando. Hay que insistir en una
enseñanza humanista, que sirva para la vida, para el buen comportamiento de los
estudiantes una vez que lleguen a adultos y sean personas de bien. Al final hay que recordar
a Ortega y Gasset, quien aconsejó salvar cada circunstancia para corregir después y todos
juntos, la generalidad de la población, al sumar todas esas circunstancias.
118
Una vez que se devolvió, no solo perdió tácticamente ante el “fantasmal” ejército
ruso que nunca apareció en su recorrido, sino que todo su matonismo, su alarde de valentía,
quedó reducido a nada, porque él y su Grupo Wagner irán desapareciendo conforme pasen
los días, debido a su inacción, ya que el frente de la guerra no existirá nunca más para ellos.
Además, poco a poco –y según el plan esbozado por Lukashenko y Putin-, los miembros de
Wagner serán aprehendidos del mismo modo como la araña va devorando a las presas que
han caído en su telaraña: despaciosamente y sin ruido alguno.
El tirano y genocida ruso, Vladímir Putin, con un argumento que muy pocos le
creyeron -partiendo de la base que con él no se juega y todo aquel que se le enfrenta de una
u otra manera es encarcelado, desaparecido o asesinado-, dijo a Prigozhin que “no había
problema entre los dos, que podía irse a Bielorrusia con sus 25 mil hombres de Wagner y
todo quedaría olvidado.” ¡Mentira! ¡Una falacia tan grande como la Catedral Ortodoxa de
San Pedro y San Pablo en Moscú! Y Prigozhin lo sabía, por eso no aparece ni en
Bielorrusia ni en Rusia tampoco. Está escondido, quién sabe debajo de cuáles faldas de
mujer, con tal de que Putin no le halle y lo vaya a desollar igual que un ganso en la cocina
de un restaurante.
Además de un lujo desordenado y de mal gusto (se nota que compraba artefactos
muy caros, para nada, solo para demostrar ostentación), los agentes del orden hallaron en su
mansión en san Petersburgo, pasaportes falsos con decenas de nombres propios también
falsos; pelucas (¡?) (le gustaba disfrazarse con otro color de cabello y barba), lingotes de
oro (recordemos que al judío le fascina, le deslumbra el oro, más que la presencia de Dios),
rifles de asalto, pistolas, fajos de rublos y dólares (recordemos que su grupo de mercenarios
eran pagados por el Estado ruso, en cumplimiento de misiones en África y Venezuela), e
incluso, la fotografía que muestra cabezas humanas cercenadas “en algún lugar del mundo.”
La prensa rusa le describe en estos momentos como “un empresario avaricioso que
perdió la razón, tras haberse hecho rico durante años con jugosos contratos con el Estado
(ruso).” Pero más que avaro, Prigozhin es un clásico carnicero, un vampiro que necesita ver
el sufrimiento de sus prisioneros y los campos de batalla sembrados de cadáveres de sus
enemigos. ¿Para qué disfrazarse, para qué ponerse bigotes y barbas falsas, para qué esas
pelucas rubias y pelirrojas en su cabeza cuando se le daba la gana? Ello solo es explicable
desde el ángulo de la demencia, porque esos accesorios de uso personal para engañar con
una identidad y apariencia falsas, indica que se trata de un personaje fuera del común de la
gente, quien vive una vida vacía, sin sentido cuando está lejos del fragor de la guerra y
deseosa de verter sangre ajena, de engañar a los demás.
En cierto modo, Putin es culpable por “haberle dado demasiadas alas” a este sujeto,
a este delincuente habituado a bombardear y segar vidas inocentes en distintos puntos
geográficos del planeta; y es culpable también por haberle abierto las puertas del Kremlin,
por hacerlo su chef personal y por haberle pagado millones de dólares para que llevara sus
guerras, su violencia, adonde los intereses rusos estuvieren presentes.
En palabras más simples aún: una adhesión de Ucrania en estas mismas fechas,
obligaría a la OTAN a declararle la guerra a los rusos, porque se trataría de un país
miembro de la OTAN. El resultado sería la tercera guerra mundial, porque podría
involucrar, muy posiblemente, a la China y otras naciones simpatizantes y amigas de Rusia,
con ataques de parte de los rusos hacia el interior de naciones como Polonia, Hungría,
Alemania, Francia, Italia, Inglaterra, los Estados Unidos y demás países que conforman a la
OTAN.
Lo que necesita la Alianza es a una Ucrania en paz, una vez haya resuelto su
problema con Rusia, y, a partir de ese estado pacificado, comenzar a brindarle todo el
apoyo militar, logístico, moral, espiritual y fraternal, que caracteriza a la Alianza Atlántica;
121
y el resultado será que los enemigos de Occidente se lo pensarán de más antes de atacar
nuevamente a los ucranianos.
En estas fechas precisas, la OTAN está dando a Ucrania más armamento y ayuda
financiera, como nunca lo había hecho a otro país, desde que fue creada esta organización
militar. Dicha ayuda demerita, en gran parte, la queja del presidente ucraniano Volodímir
Zelenski, en el sentido de que no se le acepta como un miembro más de la OTAN; sin
embargo, es gracias a la misma OTAN por lo que está sobrellevando la guerra contra Rusia,
está venciendo en muchos lapsos del enfrentamiento y está haciendo ver mal al ejército de
Putin.
Posterior al final de esta guerra –el cual se vislumbra muy lejano en el tiempo,
mientras Rusia sufre el desgaste de sus hombres en batalla y de suministros de todo tipo-,
seguirá pautar una paz que resultará casi tan cruenta como las amenazas proferidas por el
dictador ruso antes de la invasión que él ordenó ejecutar contra la nación vecina. Y en ese
lapso, muy probablemente, la OTAN ejercerá una fuerte presión sobre Rusia y sus
intenciones de nuevas agresiones en Europa. Será una paz en la que tendrán que estar
satisfechos ambos enemigos y, en el caso de Ucrania, exigirá le devuelvan los territorios en
el Bonbás y la Península de Crimea que le fue arrebatada por Rusia. En este punto, la paz se
complicará mucho más, pues en el Kremlin, parte de su política es invadir, arrebatar,
apropiarse y nunca devolver lo robado. Además, devolver esos territorios significaría para
Putin un gesto de debilidad y un rotundo fracaso de su política guerrerista e invasiva
allende sus fronteras.
El bombardeo de los puertos ucranianos desde donde salían los cereales para
alimentar a gran cantidad de personas en otros continentes, solo es el reflejo de lo que hay
en el alma y en el pensamiento de Vladímir Putin, pues con el hambre de las personas –
ajenas al conflicto-, nunca se debe llevar a cabo una acción destructiva, según la está
llevando a cabo en estos momentos, el invasor ruso. En el pasado reciente, desde que inició
la invasión a Ucrania, Putin ha ordenado bombardear indiscriminadamente hospitales,
clínicas, orfanatos, templos de la Iglesia Ortodoxa, barrios enteros donde los objetivos
militares no existían y el único propósito de los invasores rusos ha sido el de crear terror
123
entre la población civil, concretamente en ancianos, mujeres y niños, que se cuentan por
miles entre los asesinados por los misiles made in Moscú.
Ciertamente, las cosas no han marchado como Putin hubiese planeado desde el
principio, eso es evidente. Y ahora los africanos le han dado la espalda y le han exigido
respeto a la paz mundial y al pueblo ucraniano, lo cual es una derrota moral más para el
criminal ruso que se halla detrás de las murallas del Kremlin. Solo queda por observar si los
mismos africanos aceptarán su regalía del cereal ruso, de ínfima calidad en comparación
con el ucraniano y si será capaz de abastecer a todo el continente negro y saciar el hambre
de sus pueblos.
124
hogares. Y ese reto incluye estados de ánimo sedentes en los niños y adolescentes (suelen
deprimirse y llorar con facilidad), violencia extrema (pueden tomar en sus manos un arma y
disparar, pues no están sujetos nunca al razonamiento ni al autocontrol), y, en muchísimos
casos, dependiendo de la grave intensidad del autismo, se pueden convertir en personas no
funcionales para la vida y dependerán siempre, hasta el día de su muerte, de sus mayores.
En síntesis, requieren y exigen de cuidados permanentes de sus padres, quienes no pueden
ni deben descuidarlos ni un ápice a diario.
En Costa Rica
Ministros de Policía Negligentes, han Permitido que
Extranjeros se Lleven el Oro de la
Finca “Crucitas.”
En este país centroamericano, ubicado entre Nicaragua y Panamá, y que es la única
democracia sólida de América Latina desde 1948, los últimos ministros de Seguridad
Pública han fallado ostensible y convincentemente cuando se ha tratado de cumplir con el
deber que les fue encomendado. En este caso particular, con la invasión de nicaragüenses a
la finca “Crucitas”, ubicada en el cantón de San Carlos, provincia de Alajuela, al norte de
Costa Rica, siempre se ha sabido que esos individuos entran en tropel todos los días,
incluso han construido “cuarterías” donde descansan y duermen hasta el día siguiente para
continuar con su labor de despedazar el ecosistema, más de lo que lo han hecho hasta ahora,
y encontrar el oro que les ha motivado a la invasión del suelo costarricense, violando, de
paso, todas las leyes migratorias existentes, pues se internan en esta nación sin permisos de
ninguna especie, sin pasaportes y abruptamente, ante la desidia de la policía y, por
supuesto, de los distintos ministros de esta Cartera que es vital para el orden y la vigilancia
en todo el territorio nacional.
Recordemos que fue durante el segundo gobierno del vanidoso, ególatra y auto-
engañado Oscar Arias, que se extendió lamentablemente para todos los ciudadanos
costarricenses, del 2006 al 2010, cuando se le otorgó una concesión a una empresa
canadiense (leer edición de The City Newspaper, número 161 en esta dirección
web: https://www.calameo.com/read/006446597dd1101a76971?trackersource=library para
conocer los detalles al respecto), para que procediera a la extracción de oro “a cielo
abierto”. Desde un inicio, el concepto “a cielo abierto” chocaba frontalmente con el
cuidado y preservación de la ecología en un país, en el caso de Costa Rica, que se precia de
ser “un paraíso siempre verde” y celoso de su ubérrima naturaleza. Pero eso a Oscar Arias
“le entró flojo”, como se dice popularmente en esta nación, porque lo que realmente le
interesaba era llenarse él y algunos de sus secuaces en el gobierno, los bolsillos con los
dólares pagados por las canadienses. Lo cierto es que, por esas incomprensiones que surgen
constantemente con las licitaciones, convenios internacionales y contratos con empresas
transnacionales, los canadienses se marcharon, dejando tras de sí enormes querellas
judiciales contra el gobierno costarricense, en parte por incumplimiento de contrato; y en el
127
Cuando los nicaragüenses que viven cerca de la frontera con Costa Rica, se
percataron del caos reinante en “Crucitas”, comenzaron a traspasar la línea fronteriza sin
permiso alguno, pues esas gentes actúan siempre así, al margen de las leyes y del orden
establecido, y comenzaron a extraer el oro, que se han llevado en ingentes cantidades hacia
su país, sin que la policía costarricense les haya detenido o finalizado con estas acciones de
vandalismo. Era la negligencia, el desamor por lo patrio y ese voltear la vista hacia el lado
contrario, lo que estaban haciendo las autoridades de los distintos gobiernos, en especial los
ministros del Partido Acción Ciudadana (PAC), de corta vida en la realidad política de
Costa Rica, pero de impresionante corrupción, como nunca se había visto tan
flagrantemente en esta nación de América Central.
Hoy, parece que el nuevo ministro de Seguridad, Mario Zamora, quien da indicios
de que desea trabajar de verdad a favor de la población, recobrará el control de la finca en
cuestión y enviará a varios contingentes de policía para detener a los nicaragüenses
usurpadores y enseñarles que a este país no puede ingresar cualquier aborigen salvaje a
hacer lo que le da la gana. La prensa ya ha publicado algunas fotografías de “nicas”
sentados en el suelo, con las manos hacia atrás, esposados por las autoridades que han
visitado recientemente “Crucitas.” ¡En buena hora y que acaben con toda esa impunidad e
irresponsabilidad! Pues se trata de una invasión a territorio extranjero y al saqueo de sus
riquezas naturales. Grandes delitos para dejar pasar desapercibidos. Una vez restablecido el
orden y la seguridad, hay que repoblar con árboles la zona dañada, permitir que la maleza
haga su trabajo de acuerdo a la naturaleza y continuar con las detenciones de extranjeros
pata que aprendan a respetar a Costa Rica y las leyes recobren su vigor y vigencia, como
debe ser.
128
Habían dictaduras militares en toda América Central, exceptuando a Costa Rica que
siempre se ha engalanado con las elecciones libres y democráticas y la alternabilidad en el
poder, aunque la corrupción que se daba era acallada sutil e inteligentemente (de manera
maquiavélica), por los líderes de aquel momento. Lo mismo sucedía desde Colombia,
pasando por Perú, Bolivia, Ecuador, Brasil, Paraguay, Uruguay, hasta desembocar en los
regímenes de Allende en Chile y la Junta Militar argentina, decidida y descaradamente
criminal.
Hacia mediados de la década siguiente, los años 80s, esos grupos de soldados en el
poder de casi todas las naciones latinoamericanas, fueron cayendo por inercia propia o por
el empuje de otros signos de poder, principalmente por los grupos adinerados, siempre
sedientos por controlarlo todo, en especial lo que estriba al gobierno central de sus
respectivos países. Una vez entronizados en el seno de cada Estado, lo disfrazaban de
democracia y ellos mismos se decían ser los representantes “genuinos y puros” de esas
129
Para no hacer más cansino y profuso este recorrido por la historia reciente de
América Latina a finales del siglo pasado e inicios del presente, los personajillos, todos
ellos aprendices de la política y analfabetos de la economía, llegaron a ocupar los máximos
cargos en sus gobiernos: los Maduro, Allan García, Cristina Fernández de Kircher (la mujer
que tiene pactos con Satanás, ya que nadie la puede remover de su esfera de influencias y
poder); los hermanos Fidel y Raúl Castro, Rafael Correa, Evo Morales, los últimos cinco
presidentes mexicanos, en especial el actual, Andrés Manuel López Obrador, quien está
defendiendo a los cárteles de la droga surgidos en su país al decir que no tienen nada que
ver con el asesinato del candidato a la presidencia del Ecuador; también Daniel Ortega y su
horrorosa mujer, Rosario “la bruja” Murillo, el colombiano Gustavo Petro, terrorista urbano
y asesino de decenas de ciudadanos inocentes con los ataques violentos que efectuó en las
ciudades de Colombia; y todos los demás que han empobrecido a sus pueblos, los han
obligado a emigrar a pie hasta la frontera sur de los Estados Unidos y les han robado los
sueños, las esperanzas, su realidad anterior y los han condenado al sufrimiento inesperado,
inhumano e inconcebible.
Esta es la realidad de hoy en día en América Latina, una región que no puede
liberarse de sus cadenas invisibles, que le han sido puestas por esta enorme cantidad de
sátrapas, políticos de escaso valor, de poco cuño y dueños de un anti-carisma realmente
desolador. Es, quizás, un poco de la mentalidad retrógrada que caracteriza al
latinoamericano, patente en sus dictadores.
130
¿Pero qué sucedió con este fulano, quien, hasta antes de su “error” era un
desconocido en el resto del mundo? Fue un hecho, si se quiere “inocente” y posiblemente
involuntario y empujado por la emoción del momento: besó en la boca a Jenni Hermoso,
futbolista de la Selección femenina española, recién coronada campeona del mundo en
Australia y Nueva Zelanda. Pero a medida que se habla del asunto, aparecen otros actos que
le “enlodan” todavía más: aparentemente, se tocaba los testículos delante de la Reina
Leticia y de su hija, la Infanta Sofía, poco antes de agarrar a la deportista y estamparle “su
rúbrica” en los labios. En la fotografía no se ve agraviada la muchacha; pero, en la frialdad
que da “el después…” aquello no se vio bien, más aún cuando Rubiales ya había
protagonizado hechos reñidos con la moral en el pasado.
Ciertamente, conseguir una Copa del Mundo es algo que no se logra todos los días y
cuando se alcanza, por supuesto que causa una alegría que rompe toda quietud y los moldes
sociales establecidos, aunque siempre deben prevalecer los límites. Incluso, un abrazo
fuerte a una de las jugadoras, cualquiera que hubiese sido, de parte de un alto dirigente, por
más exultante que estuviese éste, es mal visto en estos países de origen latino. Parece que
los famosos –recordemos los extravíos en este sentido del cantante de ópera, Plácido
Domingo; y del ex presidente Trump-, olvidan, con el peso de la fama y del dinero, que no
son “dioses del Olimpo,” al mejor (o peor) estilo de Zeus, quien, según la mitología griega,
acostumbraba convertirse en tiburón, lluvia de oro, o en lo que se le ocurriera, para seducir
a las mortales bellas y embarazarlas en contra de su voluntad. Hubo una de ellas que estaba
bañándose desnuda en una laguna y Zeus se convirtió en un bello y elegante cisne. Se le
acercó y la mujer, seducida por aquella magnífica ave, la siguió hasta una caverna donde el
dios retomó su forma original y abusó de ella, de su cuerpo, de su espíritu, de su estado
virginal. La mitología es una buena “maestra” con los alumnos distraídos. Solo hay que leer
algunos pasajes.
Por naturaleza, el deseo carnal, “la concupiscencia y la carne”, es una de las fuerzas
más poderosas que hay en el ser humano, concretamente en “el macho”; pero existe la
cultura, la educación dentro del respeto al semejante y recordar que, antes de toda acción en
la que haya involucrada una segunda persona, hay unos límites invisibles, “una raya, una
línea imaginaria”, puesta allí para no ser traspasada.
131
Lo cierto es que la gran mayoría en España están molestos con el beso impúdico
que Luis Rubiales dio a la futbolista Jenni Hermoso, aprovechándose de la algarabía por la
conquista del Mundial australiano. Por ejemplo, uno de los últimos editoriales del
influyente periódico español ABC, así lo ha escrito: “La continuidad de Rubiales es el
síntoma de un país sin exigencias morales suficientes para crear códigos de conducta no
escritos. El examen de conciencia y la asunción autónoma de responsabilidades son puras
ilusiones en el ejercicio de lo cotidiano del aferramiento al cargo y el privilegio. Y de esto
no solo Rubiales es un ejemplo. También muchos de los que se rasgan las vestiduras con
sus zafiedades, pero callan ante los datos de feminicidios en estos años o de los ‘indultos’
causados por la ley del ‘solo sí es sí’. Rubiales debe irse o deben echarlo, pero no para
calmar conciencias de tanto hipócrita, sino porque es una cuestión de dignidad nacional
ante lo que ya es un esperpento.” Escribió el editorialista del diario.
Luis Rubiales tiene una seguidilla de estas situaciones embarazosas y debe pasar a
la vida pública y después al olvido; su rostro no puede aparecer más en las fotografías de
los diarios y mucho menos sus palabras que pretenden explicarlo todo. Por honor a la
decencia, tiene que marcharse, dimitir…
132
Todo un Tema:
El Despeñadero por el que Cae la Educación
Costarricense
Nos preguntamos hasta qué punto esos informes que redactan o elaboran los “tecnócratas”,
también llamados desde hace algún tiempo hasta la actualidad, “consultores” (de todo tipo:
sociales, económicos, políticos, religiosos, etcétera), son estudiados a fondo, observadas las
deficiencias y corregidas como supuestamente sugieren en esas mismas páginas. Nos da la
impresión de que esas “consultorías” pasan a llenar los archivos en las distintas
dependencias del Estado sin ser leídos por quienes ordenaron elaborarlos y, por supuesto,
sin solucionar absolutamente nada de lo que anda mal.
A simple vista, se nota que la educación de Costa Rica viene mal desde hace
décadas atrás y comienza desde las Universidades públicas (y peor todavía en las privadas),
donde se malforman a los que después asumirán el sistema de enseñanza nacional. Es decir,
las Universidades son incapaces de formar adecuadamente a los educadores (“docentes”
como se hacen llamar a ellos mismos en estos tiempos), y con esa deficiente manera de
trabajar, toman en sus manos los espíritus y mentes de los educandos para convertirlos
prácticamente en nada. Ya por la década de los años 70s., se podían distinguir, de un grupo
de 10 profesores, a solo dos o tres que daban “la talla”, eran los más admirados, respetados
y dignos de la confianza de los jóvenes. Aquello parecía un banco o una mesa, hecha por el
peor ebanista que solo le ponía dos o tres patas al mueble cuando debía tener las cuatro de
rigor. A esos pésimos “docentes” los veníamos identificando desde la escuela primaria,
donde pesábamos de una excelente maestra, quien dichosamente no se acogía todavía a su
pensión y seguía trabajando en las aulas con gran mística y energía, a las manos de otros
pésimos educadores deficientes, negligentes, obtusos para explicar las materias básicas y
arrastrando complejos personales que los estudiantes teníamos que pagarle como si
fuésemos los culpables…
El caos “se retrata por sí solo.” No hay que explicar más. En otras palabras, el reto
está sobre el tapete y los educadores, todo el sistema educativo de Costa Rica, está llamado
a solucionar la problemática. Una problemática que “se refracta” en la sociedad de distintos
colores: el analfabetismo, la incultura, la delincuencia creciente (Costa Rica padece
altísimos estándares de criminalidad, aún en regiones que antes eran insospechadas),
incremento de la pobreza per cápita, y demás lacras sociales que son la preocupación diaria
de las autoridades policiales. El declive, “la cuesta abajo”, es evidente, demasiado evidente
desde finales de los años 70s y ha venido pronunciándose más y más con el paso el tiempo.
El auge de las Universidades privadas que existen con el único propósito de generar
riqueza para sus dueños fundadores, también ha permeado en la personalidad de las nuevas
generaciones de costarricenses, quienes se convierten en “profesionales titulados”, pero sin
cultura; es decir, les han permitido alcanzar los títulos académicos, y, paralelamente, la
malformación personal. Muchos de ellos pagan a otras personas sin escrúpulos para que les
confecciones los trabajados académicos de investigación y redacción, sin que los profesores
de cátedra se enteren de aquellos ilícitos. No hace mucho, leímos la despedida de una
directora que se marchaba de una escuela de enseñanza especial: tuvo la osadía de firmar al
final de su carta con el rimbombante título de “master”, pero a lo largo de su misiva
acusaba faltas de ortografía realmente vergonzantes y que decían mucho acerca de lo que
había en su cerebro, supuestamente intelectual en una profesional de su “categoría.”
¿Pero por qué habría que estar preocupados en Ucrania? la respuesta es sencilla,
directa y fulminante: porque Trump es muy amigo de Putin, el tirano y genocida ruso, y es
una amistad que data desde el período electoral trasanterior cuando los rusos ayudaron a
Trump a ganar las elecciones contra Hillary Clinton, creando un sinnúmero de cuentas
falsas en las redes sociales para favorecerlo, instigaron contra la candidata demócrata –que
de todas maneras no servía políticamente ni un comino-, y lo catapultaron hasta la Casa
Blanca, tal y como aconteció finalmente. La amistad entre ambos maniáticos es sólida y a
toda prueba. Lo mismo que la relación amistosa que Trump desarrolló con el loco dictador
de Corea del Norte, quien, para colmo de males, también es muy amigo de Vladímir Putin.
Es decir, el trío tiene nexos fuertes, casi indestructibles y forman un triángulo geográfico
perfecto. Washington D.C.-Moscú-Pionyang; y desde el punto de vista psíquico hay
empatía entre los tres, se entienden a la perfección y hasta suelen actuar de muy parecida
manera; es decir, prepotentes, tiránicos, farsantes con sus pueblos, megalomaníacos,
beligerantes, subversivos, infieles con sus mujeres, vulgares, parcos al hablar y cuando lo
hacen solo recurren a múltiples amenazas de todo tipo y calibre. ¡En fin…! Son más las
semejanzas entre Putin, Trump y Jon-un, que las diferencias. Es por ello que Zelenski,
presidente de Ucrania, tiene razones suficientes para estar preocupado de cara al futuro y
acerca de las relaciones con la Casa Blanca.
Pero el amable lector podrá preguntarnos: ¿Por qué preocuparse si Joe Biden
todavía es el presidente de los Estados Unidos, las próximas elecciones están distantes y
muy probablemente Donald Trump no sea candidato republicano y si lo fuese, sería
derrotado en las convocatorias a nivel nacional? Ciertamente Joe Biden sigue en el poder,
aunque es un hombre anciano y muy enfermo, que ha superado, incluso, aneurismas que lo
pudieron llevar a la muerte; ciertamente las próximas elecciones todavía no se van a dar,
pero no están lejanas, y tal como se están decantando los hechos con la fuerte y decidida
disposición de los votantes republicanos, quienes quieren favorecer a Trump sin importarles
135
que éste sea un fantoche de pies a cabeza, podrían complicar el futuro cercano y según las
encuestas: si las primarias republicanas fueran mañana, Trump arrasaría con todos su
oponentes, aún si ellos decidieran unirse en una sola fuerza; y si las elecciones a nivel
nacional fueran pasado mañana, es muy probable que Trump venza al enfermo y avejentado
Joe Biden por escaso margen, pero la probabilidad está allí, latente. Además, la batería de
asesores con la que contaría Donald Trump, estaría deseosa de pulverizar a Biden y a su
verbo tranquilo, sus “lagunas mentales” y su lenguaje conciliador. La furia, el veneno
retórico de Trump con sus frases cortas pero punzantes, que van directamente a las heridas
del pueblo y de las personas individuales, sería nefasto para el caballeroso Biden, quien una
vez conquistó a los estadounidenses con su comportamiento civilizado, pero en una
segunda ocasión no creemos que sea suficiente para ganarle al venenoso y letal Donald
Trump. Ese es el dilema que tendrán los demócratas a muy corto espacio de tiempo, pues
las elecciones están al “dar vuelta en la esquina”, según se dice popularmente. Están allí,
cerquita.
¿Pero qué tiene que ver lo anterior con Ucrania? Si se concreta el triunfo electoral
de Donald Trump y llega a la Casa Blanca, la ayuda para Ucrania corre el riesgo inminente
de cesar en forma definitiva, abruptamente, y será algo así como cavar la tumba para sus
gobernantes, sus ciudadanos y su valiente ejército. Los millones de dólares que el gobierno
Biden le hace llegar a Zelenski y el armamento sofisticado made in USA que ha estado
pulverizando a los rusos en los campos de batalla, Trump acabaría con todo ello, así “de un
plumazo”, de acuerdo a su temperamento esquizoide que ya hemos experimentado durante
los cuatro años trasanteriores, cuando fue el pésimo presidente de los Estados Unidos que
fue. En resumen… Putin estaría feliz si Trump ganase las elecciones, porque ello
significará el final de la guerra en Ucrania, su invasión genocida terminará con el triunfo
militar, se dejará los territorios del Donbás, aledaños a Crimea, y lo que sería peor… podría
comenzar otras aventuras bélicas contra su ultra-enemiga Polonia, en África, Oriente
Próximo o en el Cáucaso. Trump en la Casa Blanca sería algo así como su “libre licencia”
para invadir, asesinar, conquistar territorios ajenos, incrementar el arsenal del mal ejército
ruso y presumir de una fortaleza (que realmente no tiene), ante los ojos impotentes y
frustrados del resto de la humanidad.
Desde el momento cuando salió de su casa en Tomás Moro, hasta que llegó en su
auto particular a La Moneda, se hizo acompañar con el arma y no la soltó hasta que se
disparó una ráfaga en el mentón y se quitó la vida, en una determinación más teatral, “para
la posteridad”, muy posiblemente imitando a Hitler en el bunker bajo la Cancillería en
Berlín, en 1945, cuando se disparó con su revolver en el cielo de la boca. Es muy evidente
que Allende quiso hacer algo parecido al Führer de los alemanes. La imaginación no le dio
al pobre Allende para intentar un suicidio más original, porque el sujeto no tenía la
capacidad ni para matarse de una manera diferente.
Capital), continuando rumbo a Concepción, Puerto Montt, hasta arribar a la sureña Punta
Arenas. Es decir, los chilenos le dieron a Castro lo que tanto le gustaba en cada región y
ciudad donde llegó: “un auténtico baño de masas” al dictador que se le enfrentó a los
“gringos” sin ningún temor durante la crisis de los misiles y que John F. Kennedy resolvió
con un bloqueo naval a la isla de Cuba. Pero retornemos al tema de Allende y el fusil que le
regaló Castro… El obsequio se hizo en tiempos agradables, de armonía, en los que parecía
que el marxismo del gobierno allendista iba por buen camino e iba a anclar en el alma y la
realidad de Chile de manera definitiva y permanente. Es muy probable que, en el momento
de crisis más intricada y de manera inconsciente, Salvador Allende se aferró a aquella arma
de manera nostálgica, deseando retornar a aquel tiempo de felicidad junto a su amigo
cubano, quien, en lo peor del gobernante chileno, no acudió en su ayuda y tampoco lo
hicieron los soviéticos. Porque Allende murió en la mayor soledad, solo acompañado por su
médico de cabecera, quien no tuvo tiempo de convencerle para que no se disparara al
mentón, pues lo hizo repentina y súbitamente.
Hay condenados a muerte, cuando los jueces están a punto de dictar la sentencia,
que acarician sus anillos de matrimonio; o aquellos moribundos terminales que sostienen en
sus manos el pañuelo de su madre o una prensa del cabello de una hija. Es decir, se aferran
nostálgicos o de la misma manera como lo hace un náufrago a una tabla en altamar durante
un naufragio, creyendo que aquellos objetos los salvarán de la muerte. Salvador Allende se
disparó con el arma que le regaló su amigo Fidel Castro, del mismo modo como se ahorca
aquel individuo con el cinturón de su novia o de su amada esposa. Son recursos psíquicos
que las mentes en crisis exigen, en un afanoso deseo por reencontrar los momentos felices
del pasado.
Nada de Opacidad…
Por el Contrario: Mucho Trabajo
Lo escribió en su primer libro autobiográfico: “Francia ama a sus artistas, los cuida; pero
España los despedaza.” Nadie mejor que Julio iglesias, un hombre al que el mundo entero
es incapaz de guardar secretos, porque es un hombre de mundo precisamente, internacional
y viajero impenitente, para haber dicho lo anterior y ser conocedor de lo anterior. Vaya
como de una crónica publicada en el diario español El País, en la que el periodista afirma
que la fortuna de Julio Iglesias no es honesta, no es honrada, que la mantiene detrás de un
velo de misterio en paraísos fiscales. Punto.
El tipo es un imbécil, alguien que quiso darle “peso” a su trabajo escrito para que
hablen de él. Porque lo peor para un comunicador de la prensa es que nadie se refiera a sus
artículos y que pasen las páginas cuando aparecen bajo su firma. Es lo peor que le puede
pasar a un periodista. Nosotros que hemos seguido la carrera artística de Iglesias desde
1968, año cuando comenzó, sabemos de su increíble y continuado esfuerzo laboral en pro
de su carrera. Incluso desoyó a su primera esposa, la filipina Isabel Presley, quien,
apresurada porque el éxito de Julio no llegaba raudo y veloz, le criticó y le demandó en su
papel de esposa porque ejerciera su carrera de abogado, en lugar de andar de aquí para allá
tratando de conseguir contratos para actuar. Al final, ella se cansó, lo acusó de infidelidad
(¡vaya novedad en las mujeres!), y se divorciaron. Pero el cantante creyó en él mismo, en
su capacidad, lo mismo su primer manager, Alfredo Fraile, quien falleció recientemente por
causa del Covid llegado desde China.
De hecho, nunca, nunca, nunca, Julio Iglesias ha tenido un problema con hacienda
por el no pago de sus impuestos dentro de España y allí donde fuera necesario pagarlos. En
una ocasión, en Argentina, y en relación con su hacienda de ganado llamada “Momentos”,
139
los argentinos le exigieron el pago anual de sus impuestos y un día antes de que la
hacienda de aquel país procediera a embargar el sitio, los asesores de Iglesias depositaron el
dinero, “hasta el último peso” por el que ladraban los argentinos, siempre problemáticos,
embobados y fatuos. Pocos meses después, Julio ordenó la venta de su propiedad con más
de 8,000 cabezas de ganado.
A esa clase de gentuza que labora en los medios de comunicación, Julio Iglesias
contesta con el silencio, quizás porque no les presta atención a sus necedades o talvez
porque con una sola expresión verbal podría desarmar sus canalladas; es decir, diciéndoles:
“aquí están mis reportes financieros, el origen de mis ganancias monetarias y los Bancos
donde tengo depositado mi dinero. ¡Investiguen! ¡Levanten sus culos de sus asientos y
vayan a cerciorarse con la verdad!”
caminos, calles, carreteras y demás vías para el tránsito. Todos los años, en los mismos
meses, las catástrofes se presentan en perjuicio de las gentes que viven en esos cantones
capitalinos y los responsables de evitar en gran parte esas situaciones, simplemente no dan
sus caras a los periodistas y mucho menos a los afectados que conforman la población civil.
En días recientes, mientras los vecinos limpiaban el lodo y sacaban el agua del
interior de sus casas anegadas y se quejaban tristemente por la destrucción de sus
electrodomésticos y otras pertenencias, una periodista que trabaja para un canal de
televisión, entrevistó a un alto empleado de la Municipalidad del cantón de Desamparados e
insistió en la inacción de esa misma Municipalidad en relación con un puente que el agua
del río botó de sus bases y lo dejó inservible. “¿Por qué si ustedes sabían, en la
Municipalidad, que el río iba a destruir ese puente, no hicieron nada por evitarlo? Ahora los
habitantes de esta comunidad tienen que recorrer más de tres kilómetros a pie, para llegar a
sus trabajos, centros de estudio, clínicas y hospitales, porque el puente ya no existe, fue
arrancado por la corriente del río. Tampoco construyeron el muro de contención para que el
agua no se metiera en las calles y casas. ¿Por qué si ustedes sabían que todo eso ya había
ocurrido en años anteriores y podía volver a pasar, tal y como ocurrió ahora, no hicieron
nada?” Exigió la comunicadora para que le explicaran a la comunidad afectada. Y el tipo,
representante del gobierno local, con una voz tímida, nada viril y mucho menos
convincente, se dedicó a decir una y otra vez que se estaban haciendo estudios, que la gente
de la Municipalidad había tomado nota de los destrozos y que estaba reunida para estudiar
el caso. Y lo reiteró incansablemente, obviando la pregunta insistente de la periodista. Daba
pena escuchar y ver a aquel mamarracho que ocupa un puesto importante en una
Municipalidad que no funciona y en la que sus funcionarios ganan jugosos salarios y dietas.
Además de no tener respuestas ante la tragedia, fue evidente ver que el fulano en
cuestión no tiene ni lo básico, intelectualmente, para ocupar un puesto de dirección
comunitaria; es un individuo sin capacidad alguna y mucho menos para resolver, de tajo,
los profundos problemas que afectan a los ciudadanos de su cantón. Pero, sin duda alguna,
es poseedor de una gran ambición (por eso optó por ser elegido para ese puesto); es
evidente que persiguió el renombre, ser mencionado por sus amigos y familiares como un
ocupante de una curul municipal, algo de lo cual vanagloriarse el resto de su vida. Pero,
también es muy evidente, no tiene ni inteligencia ni voluntad para resolver, o por lo
menos… paliar el dolor, dentro de la tragedia, que afecta a los pobladores.
Desgraciadamente, casi ninguno hace acto de consciencia, se confronta consigo mismo y se
dice verdades como: “yo no sirvo para eso y mejor que lo ejecute otro.” Pero nó, no hay
honestidad, porque lo único que quiso el individuo fue ser munícipe, aunque la capacidad
no la tuviera para nada.
142
Abajo, entre los vecinos de ese barrio que estamos imaginando, pero que existe en
la realidad, persiste la miseria, el hambre, la falta de fuentes de trabajo, la coacción a las
libertades individuales, el encarcelamiento arbitrario por cualquier motivo que a la
dictadura le parezca y la persecución por razones ideológicas, ello es lo que prevalece
diariamente y hace a esos mismos habitantes tomar la decisión de sus vidas: como en
Venezuela no hay oportunidad de nada y para nadie, lo mejor es emigrar a pie, cruzando un
gran trecho de América Latina (toda Centroamérica y México), e intentar ingresar a los
Estados Unidos ilegalmente, para conseguir trabajo y con él, una vida digna.
Todo comienza con una decisión en firme. Hay que escoger entre el hambre que hay
en Venezuela, que es culpa de sus narco-gobernantes y de nadie más; o caminar hasta la
frontera sur estadounidense. De todas maneras es lo mismo morir en Venezuela que morir
en el trayecto; pero, por lo menos en el segundo aspecto, quedará la ilusión intacta por
alcanzar un futuro promisorio y la valentía de haber abandonado la patria para resolver la
vida propia y la de la familia entera. Hay quienes juntan unos cuantos dólares que talvez les
han enviado familiares que viven en USA; pero hay otros que han tomado el sendero, el
largo camino, sin un solo centavo en los bolsillos. Vivirán de la caridad ajena a lo largo de
la caminata.
de burla hacia aquellos miserables dispuestos a dejarse las vidas entre las selvas, los
asaltantes, los violadores o caer del techo de los vagones del tren apodado “la bestia”, al
que se subirán una vez lleguen a México. A los gendarmes y soldados de pacotilla
venezolanos no les importan las vidas de sus compatriotas, de esos que han decidido
marcharse, porque ellos, los uniformados, tienen garantizados el pan de cada día, los
salarios y la protección del narco-Estado dictatorial. De tal manera, los dejan partir y hay
quienes, con todo el cinismo del que son capaces, levantan sus brazos en señal de
despedida.
Las partes sociales y las partes gubernamentales (con la policía incluida), no han
tomado “al toro por los cuernos”, al problema visceral e intrincado por el que está pasando
el país entero, ya que se asesina en todos sus puntos cardinales y no ha puesto en práctica
medidas tendientes a restablecer la tranquilidad en pueblos y ciudades. Un día aparece
un adolescente masacrado a tiros y al otro día es una mujer que estaba tomando unos tragos
en un bar, a quien llamaron por celular y al salir, la acribillaron, dejándola irreconocible por
la ráfaga salida del fusil Ak-47.
Por otra parte, la cercanía con Colombia, país siempre inmerso en conflictos
internos, permeado por el narcotráfico y la guerrilla de izquierdas, hizo que los “maestros”
del crimen viajaran con regularidad a Costa Rica para ejecutar a sus víctimas primero y
después, enseñar a los costarricenses a manejar las armas y que se encargaran directamente
de sus propios asesinatos por encargo. Sin embargo, ese aprendizaje todavía está en
desarrollo, debido a que, después de cada ajusticiamiento en las calles de las ciudades, se
demuestra que las técnicas utilizadas son rudimentarias y el nerviosismo todavía se impone
a la sangre fría. Por ejemplo, tras haberle disparado a dos oficiales de INTERPOL, hace
pocas fechas atrás, los individuos no pudieron encender la motocicleta en la que viajaban,
la dejaron abandonada y se dieron a la fuga a pie, en plena carrera hacia cualquier sitio. A
los pocos minutos, quien disparó el arma fue aprehendido con relativa facilidad por los
patrulleros que se apersonaron en el lugar de la refriega. Les hace falta “ese colmillo” que
solo es característico de los expertos en la mafia italiana, neoyorquina, rusa o colombiana.
No obstante, “el camino está señalado” y hacia el perfeccionamiento se dirigen, muy a
145
Los expertos consultados en paneles de radio y televisión, han llegado a los puntos
confluentes que dicen que la situación va a empeorar, tal como sucedió en El Salvador, un
país que apenas está saliendo del “secuestro total y absoluto” al que lo sometieron “las
maras” y que contaron con la complicidad de los gobiernos de turno de ambas extremos, la
derecha y la izquierda, cuyos dirigentes pactaban con “los mareros” para obtener ganancias
económicas también, en un contubernio vulgar y lleno de bajeza de parte de quienes tenían
en sus manos la tarea de administrar al país. Y es muy posible que Costa Rica se enrumbe
hacia esas mismas situaciones, cuando “los mareros” pedían pago a los conductores de
autos y buses para poder ingresar a los barrios, cuando secuestraban, violaban jovencitas,
sacaban los órganos internos a las personas y los vendían a los israelitas, quienes son los
máximos compradores en ese mercado siniestro en el que están inmersos.
Costa Rica presenta, en la actualidad, todos esos síntomas que podrían agravarse e
intensificarse en pocos años adelante, más aún cuando sus políticos, avocados solamente a
la política de poco cuño, no pueden observar más allá de sus propias narices, ni vislumbrar
el mal que se avecina. Lo cierto es que la delincuencia que ha hecho del crimen, del
asesinato, una práctica constante y diaria, buscará diversificarse en sus actividades y con
ello darle nuevos matices a la maldad en beneficio de las bandas a las que pertenecen y en
perjuicio de la población atemorizada que no sale de la impresión por las muertes diarias.
Y esa “figura doliente del pueblo hebreo” tiene dos aristas: una a favor de los
asesinados (los judíos) y otra en contra del pueblo alemán, los perpetradores de dichos
asesinatos; aunque estos últimos han visto regenerarse las generaciones (valga la
redundancia) y los alemanes nacidos en los mismos 1944/45, no tuvieron nada que ver con
el sufrimiento de los judíos. ¿O nos equivocamos? Por supuesto que estamos en lo cierto.
Porque aquellos alemanes que trabajaron en el genocidio, o están muy ancianos o la
mayoría ya han muerto, producto del mismo avance de sus edades y de la cronoscopia (la
medida del tiempo).
Según nuestro modo de ver las cosas, los judíos son tan iguales como usted y
nosotros. Por supuesto que tienen diferencias en sus conductas y estilo de vida, pero, aparte
de ello, su voracidad por la riqueza material (el dinero) y el poder, es tan característica en
un australiano, como en un estadounidense o un venezolano (por ejemplo, los cubanos son
extraordinariamente ambiciosos y está bien, mientras no perjudiquen a otros semejantes).
Es decir, “las peculariedades” del pueblo judío no son tan peculiares, sino, más bien, son
rasgos propios de la especie humana y de todas las razas y todas las nacionalidades.
Retornando al tema central de este comentario, por supuesto que nos solidarizamos
con el sufrimiento de los viejos hebreos que fueron “cocinados” en los hornos de los
campos de concentración en Polonia; pero no estamos dispuestos, que con base en esa
horrenda historia, nos vengan a manipular hoy, mañana y siempre, para que les admiremos
sin justificación alguna. Nosotros admiramos a los científicos de la carrera espacial, a los
turcos que inventaron la vacuna contra el Covid chino, a la Madre Teresa de Calcuta, a Juan
Pablo II, libertador de los pueblos sojuzgados por la opresión soviética (a propósito, Lenin,
Trotsky y Marx eran judíos confesos); y a tantos seres humanos que han hecho más bello a
este mundo y han contribuido con el beneficio de nuestra especie. Empero, admirar a un
pueblo que sufrió, solo por ese hecho, y peor aún… admitirle, tolerarle su criminalidad
contra los palestinos, a quienes ayer bombardeó y hoy los ha vuelto a bombardear, mientras
están hacinados en la Franja de Gaza, eso nunca lo van a lograr los judíos de nosotros.
Tampoco aceptamos la indescriptible hiper-fábula de que son “los elegidos de Dios” y
Moisés partió en dos al Mar Rojo y demás tonterías de ese corte.
A cada cual lo suyo, que así funcionan las cosas en este mundo.
148
Y Costa Rica acusa muchos de esos rasgos. Por ejemplo, los crímenes por cobranza
de drogas, por préstamos de dinero (el llamado “gota a gota”) y por otras razones
igualmente deprimentes. En estos momentos por los que transitamos, los costarricenses
normales y sencillos, prefieren encerrarse en sus casas, antes que arriesgar sus vidas en las
calles de sus ciudades, una noche cualquiera. Es muy probable que siga el cobro “de peaje”
a peatones y choferes de autobuses, para permitirles entrar a ciertos barrios; el secuestro a
gran escala (aunque ocasional y aisladamente se han dado); las violaciones de mujeres, el
rapto de niños para vender sus órganos en el exterior y otros delitos que “apenas asoman
sus cabezas” en la realidad de esta otra nación de América Central.
¿Pero por qué se están dando estas situaciones? Primeramente, que cada quien, cada
organismo, cada gobierno, asuma su tracto de responsabilidad en el incremento de la
criminalidad, partiendo del Ministerio de Educación, con sus programas aburridos,
obsoletos, sus pésimos profesores mal formados o con una malformación intelectual que
arrastran desde sus casas; los horarios extenuantes que comienzan a las 7 de cada mañana y
149
se extienden hasta las 4 de la tarde de todos los días, como si los colegios y escuelas fueran
internados. Y la verdad es que se enseña muy poco o nada en sus salones de clase. Por eso
los jóvenes prefieren desertar y encuentran más emoción, mayor aventura y un aprendizaje
vertiginoso en las calles, dentro del submundo de la delincuencia. Básico en sus vidas
también son sus hogares que, en la mayoría de los casos, las madres son los ejes de cada
seudo-familia y tienen que trabajar. Ese tiempo en soledad de los hijos, lo utilizan en lo
peor imaginable, especialmente en delinquir.
Por otra parte, “los peldaños” para subir a buenos puestos de trabajo, son cada vez
más altos y complicados: hay que hablar inglés, hay que tener facilidad de palabra,
licenciatura mínimo en esto, aquello o lo otro. Es por eso que los jóvenes se abstienen de
competir y esos puestos se quedan únicamente en manos de los pequeños burgueses o la
clase alta de la sociedad. Quienes no tuvieron acceso, que se dediquen “a lo que las calles
les ofrecen” y ya sabemos qué es lo que ofrecen esas calles frías, duras y manchadas de
sangre.
Sin dárnosla de profetas, pronto en Costa Rica hará falta un hombre con las
hormonas de Bukele en El Salvador, pero la pregunta que se desprende es: ¿Existirá algún
costarricense con parecidas agallas al presidente salvadoreño, que limpió del lumpen a su
país natal? Lo dudamos, cuando, en su defecto, critican acremente al mandatario
cuscatleco. Es muy probable que no lo dejen nacer siquiera y mucho menos subir al poder.
Que cada quien asuma su culpa de este acabose. Comencemos por ahí.
150
Los casos más llamativos y masivos por la cantidad de gentes que se marchan de
sus lugares de origen, se presentan de África, atravesando el Mar Mediterráneo, hacia el sur
de Europa; de Oriente Próximo, atravesando la Península de Anatolia (Turquía), hacia
Grecia y Los Balcanes; y de la América Insular (Haití y Cuba, prioritariamente),
atravesando el Tapón del Darién, en Panamá, hacia los Estados Unidos. A esta última
“diáspora” se le unen personas de Venezuela, Ecuador, Honduras, El Salvador y
Guatemala, junto a la inmensa ola migratoria de mexicanos. Todas esas gentes buscan a los
Estados Unidos, considerado poco más que “la tierra prometida” donde podrán ser felices,
alcanzar la dignidad perdida en sus naciones de origen y también lograr la riqueza. Una
utopía que no deja de ser utopía, porque una vez que se introducen en suelo estadounidense,
tienen que cuidarse de no ser detectados por la policía migratoria y ser devueltos al sitio de
donde partieron. Es entonces cuando el sueño termina en pesadilla.
Tal es la situación actual… tales son los sistemas que obligan a efectuar “la
caminata de sus vidas.”
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Territorialmente es uno de las naciones más extensas del mundo (no el mejor del
mundo como dicen sus habitantes de manera chauvinista y nunca lo ha sido), y pletórica de
ventajas naturales, como sus pampas donde criar todo tipo de ganado; sus campos agrícolas
donde el trigo, la cebada, el maíz y otros cereales nacen y crecen de manera ubérrima; y en
lo que estriba a sus minerales, posee plata, petróleo, níquel y otros yacimientos que,
efectiva y realísticamente, podrían convertir a este país en una verdadera potencia. Pero los
argentinos prefieren dedicar sus esfuerzos y sus energías a otras actividades poco o nada
rentables, pero que les pueden insuflar el orgullo nacional, tales como el futbol, crear ídolos
de barro en ese deporte, enaltecerlos artificialmente al subirlos a la categoría de “dioses” y
que sus gentes puedan salir del país con tal de convertirse en “internacionales.” Porque un
argentino que no es “internacional”, es poco menos que una persona… Así de obtusos son.
Aparte de lo anterior, en estas elecciones entre Javier Milei, el excéntrico que solo
barbaridades dice, y Sergio Massa, el actual ministro de Economía del gobierno de Alberto
Fernández, el títere de Cristina Kirchner, y quien ha causado gran parte de los desajustes
financieros que sufre esta sociedad, no nos queda más que decir: “Sí lloro por
vos Argentina.” Porque no hay por quién votar. O se deposita el sufragio por un demente
que hoy dice que se va a convertir en judío para quedar bien con la comunidad hebrea que
reside en este país y argumenta otras excentricidades más; o se vota por el causante de la
aberrada situación económica por la que atraviesa este pueblo. Lo anterior significa que
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votar por Milei supondría algo así como sacar a un payaso del circo y ponerlo en la silla
presidencial, aunque solo sepa decir payasadas y poner las cosas serias, las Instituciones
Estatales y al fisco mismo, en manos de un irresponsable, bueno para nada y salido de
repente de la misma nada. Y sufragar por Massa, es continuar con la corrupción de la
Kirchner, con los 20 años que ha pasado al frente del gobierno, robando, desfalcando,
evadiendo a la justicia y llevando a los ciudadanos hacia la miseria. Sergio Massa es
sinónimo de impericia, improductividad, deficiencia financiera, corrupción (estaría detrás
de él la Kirchner, pues esa mujer no suelta las riendas del poder por ninguna razón); e
impunidad para aquellos que tienen que enfrentar a los jueces y que un eventual gobierno
de Massa los pondría en el sitial de los inalcanzables para quienes tienen la obligación de
encarcelarlos.
Por todo lo anterior (y más), “sí lloro por vos Argentina.” Porque, cualquiera que
resulte vencedor en los comicios de este domingo 19 de noviembre, no es el indicado para
sacar a esta nación del lodazal social y económico en el que se encuentra. Uno por
estrafalario, por desajustado mental (Milei); y el otro porque ha demostrado su corrupción y
su incapacidad desde el Ministerio de Economía (Massa).
“Sí lloro por vos Argentina” y es posible que llore mucho más en lo que me resta de
existencia.
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Algo parecido sucedió con la chilena Cecilia Bolocco, quien tenía que enfrentarse
con la dictadura de Pinochet; pero esta mujer no lo hizo y se dedicó a disfrutar de su triunfo
y abrirse camino en otros ámbitos, como la televisión y en amoríos con presidentes de
países suramericanos, como el argentino Carlos Menem, con quien terminó casándose. Pero
esa fue otra historia que no rindió resultados para los organizadores del certamen, porque la
Bolocco estuvo lejos de enfrentarse a la férrea dictadura pinochetista. Es decir, la entonces
Miss Universo resultó peor que la pólvora mojada.
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Y la verdad es que este concurso donde se muestran a las damas con poca ropa,
mostrando sus encantos físicos, se parece en mucho al Premio Nobel que se otorga en
Escandinavia. Y se asemejan en el sentido de que son premiadas aquellas personas en las
que la injusticia, los abusos, la criminalidad, la falta de libertades, la cárcel y la
deshumanización campean. Por ejemplo, han recibido el Premio Nobel personas de Irán
(especialmente el de la Paz), India, China, etcétera. En tiempos de Hitler, éste ordenaba a
los galardonados devolver el premio porque les hacía entender que la famosa premiación no
era tanto para reconocer el esfuerzo del premiado, sino, a manera de indirecta, era para
criticar al régimen de aquella Alemania. Lo mismo sentía Stalin en la Unión Soviética, con
ese y otros galardones que se han otorgado a decenas de ciudadanos rusos que se oponían a
la dictadura “del proletariado”, como se hacían llamar los comunistas de entonces.
Lo cierto es que esos premios le daban una estatura gigantesca a quienes los
recibían (y reciben en la actualidad), justamente para que se enfrenten allí, en sus
respectivos países, contra la injusticia y la canallada de sus tiranuelos. Es una forma, no tan
solapada, de llamar la atención de aquellos otros que están despistados sobre lo que
acontece en esas naciones, donde sus regímenes desangran, persiguen, asesinan o
encarcelan a quienes se les oponen.
Pero ahora viene lo peor: con base en todo lo expuesto en las líneas de arriba, se han
permitido masacrar a los inferiores palestinos, a esos salvajes a quienes arrebataron sus
tierras, una vez finalizada la Segunda Guerra Mundial y decidieron emigrar a esta región de
Oriente Próximo. Y han encontrado al judío ideal para llevar a cabo esas masacres con sus
misiles, tanques y todos los pertrechos que los alemanes (acosados por la culpa del
Holocausto), y los estadounidenses les regalan a “los pobrecitos” judíos para que se
defiendan. Ese líder ha sido el corrupto, megalómano y manipulador Benjamín Netanyahu,
un asesino de nuestro tiempo, a quien, por intercesión del mismo Satanás, ningún otro líder
propone llevarlo ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) en La Haya, Países Bajos, por
sus reiterados asesinatos (que se cuentan por decenas de miles cada año), en Cisjordania y
la Franja de Gaza. Y aquí finca precisamente la controversia que Pedro Sánchez, el
presidente de España, ha desatado contra el criminal Netanyahu: este genocida al que
llaman “Primer Ministro de Israel,” cuando en verdad es un dictador sanguinario, ordenó a
su ministro de Exteriores, Eli Cohen, para que citara en su oficina a la embajadora de
España en Judea, Ana Salomón Pérez, “para que usted le dé una reprimenda (fuerte
regaño), por la vergonzosa declaración de Pedro Sánchez (en contra del intocable Estado de
Israel y contra el pueblo elegido de Dios). (Las palabras del mandatario español se han
escuchado exactamente) el día en que los terroristas de Hamás están matando israelíes en
nuestra Capital Jerusalén”, según dice textualmente un comunicado de prensa del Despacho
de Netanyahu. Es decir, los judíos tienen la potestad, la arrogancia, la petulancia, el poder
conferido no sabemos por cuál demonio, de reprender a cualquier ser humano que a ellos le
venga en gana. ¿Pero quién les ha dado ese derecho, qué se creen, si ellos no están por
encima (ni por debajo tampoco), de nadie en este planeta que nos pertenece a todos, a
chinos, aborígenes americanos, europeos, negros africanos… a todos?
¿Pero qué dijo Pedro Sánchez en Madrid, en su propio país, España, donde puede
decir lo que a sus cojones les parezca, sin importarle la reacción de los afectados? Pues dijo
una gran verdad: ante la monstruosa matanza de civiles palestinos en Gaza, que sobrepasa a
los 15,000 masacrados por las bombas israelíes, “tiene serias dudas de que Israel esté
cumpliendo con el derecho internacional humanitario.” Y es que Sánchez, más bien, adornó
su retórica con eufemismos y debió decir con mayor claridad que “el Estado judío con su
ejército está asesinando impunemente al pueblo palestino a cada hora, a cada minuto, a
cada segundo, para beneplácito de su vampiro Netanyahu, siempre sediento de sangre no
judía, y que ha encontrado deleite en ver los cadáveres de mujeres, niños y ancianos de
Palestina, día tras día.” Eso debió decir Sánchez sin ambages, sin que le temblara la voz.
Conforme iban pasando los años, el deterioro se hacía más evidente y con el auge de
las Universidades privadas, llamadas peyorativamente “de garaje”, pues a determinada
persona se le ocurría abrir un centro de estos en la cochera de su casa con el único afán de
lucrar económicamente y nada más, el sistema se vino en picada hasta lo más profundo de
la descalificación. Hoy, cuando el nuevo milenio ya ha transcurrido a través de dos
décadas, la educación en Costa Rica ha colapsado y no nos referimos a las plantas físicas,
los edificios de las escuelas y colegios, que de todas maneras se caen a pedazos por culpa
de la pasividad de las directoras (es) de esos sitios, sino que el sistema de enseñanza en sí,
su esencia, sus programas, metodologías y formación de la persona humana o de los
educandos que visitan sus aulas, simplemente no sirve absolutamente para nada.
Por supuesto que no es culpa de la actual ministra, la señora Müller, porque este
problema viene agudizándose, como hemos afirmado anteriormente, desde la segunda
mitad de la década de los 60s. ¡Es culpa de los distintos y numerosos ministros que ha
tenido esa Cartera ministerial, quienes han preferido llenarse los bolsillos con los salarios
percibidos y no se dieron a la tarea de corregir lo que se estaba cayendo a pedazos!
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Al lado de los pésimos educadores (mal presentados, con argollas en sus narices, en
sus orejas, tatuajes horrendos en cualquier parte de sus cuerpos y un vocabulario callejero,
de baja estirpe), persisten los malos programas de enseñanza: una matemática que conduce
irremediablemente al fracaso del muchacho, quien, al salir del colegio, nunca más la
volverá a ver en su vida diaria; un programa de Estudios Sociales (Geografía e Historia),
que da visiones equivocadas de lo que ha sido el mundo y la humanidad, congraciándose
con doctrinas como el marxismo y exultando a dictadores sanguinarios como el caso de
Fidel Castro o Vladímir Lenin; y lo mismo ocurre en casi todas las materias que se mal
imparten en escuelas y centros de secundaria.
Nadie en Costa Rica analiza –y mucho menos asegura abierta y valientemente- que
la creciente y criminal delincuencia que desangra a su población es causa del pésimo
sistema educativo, de sus horrorosos programas de enseñanza y de sus innombrables e
irrecomendables profesores. Parece que ir rodando por el despeñadero, con la ausencia total
de cualificación o calidad, ya forma parte de la cotidianidad del costarricense, una persona
que se habitúa tranquilamente y sin protestar, tanto a los tiempos y circunstancias buenas,
como a las malas. Nosotros no querremos ver, dentro de 5 años más, hasta dónde se ha
descendido.
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Del mismo modo, les invitamos leer nuestro libro anual, donde aparecen todos
nuestros trabajos, en esta dirección web: https://es.scribd.com/document/691142083/Libro-
Articulos-de-Prensa-Volumen-3
Finalmente, les deseamos una muy feliz Navidad juntos todos ustedes, en familia,
con el amor y la protección de Dios en sus corazones y vidas; y para el año entrante, que
todos los proyectos, anhelos y los más elevados sueños, se les cumplan a cabalidad y sin
demora.
Esos son nuestros sinceros deseos y que la Gracia de Dios esté siempre presente en
todo lo que emprendan.
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Editoriales aparecidos
en el periódico
THE CITY
(Miami, Fla.)
La opinión del Despacho
del Editor sobre los
más diversos temas del
acontecer mundial.
Esos aspectos que
hacen girar al mundo
diferente
José Ángel Lagos-Jiménez nos vuelve a presentar otro compendio de sus trabajos
periodísticos en este nuevo libro, aunque esta vez con sus últimos editoriales acerca del
acontecer internacional. Su pensamiento más profundo y serio sobre lo que está sucediendo
en el mundo en estos instantes. Se trata de comentarios duros, descarnados, frontales y
sinceros, sin guardarse nada en el tintero o, en este caso, en su computador.