Está en la página 1de 3

1

CONECTORES

Juan David Botina Delgado

Universidad de Nariño, Formación Humanística

Electiva Taller Producción de Textos Científicos

Prof. Alexis Uscátegui

18 de oct.-2023
2

En primer lugar y, he de empezar por ahí, va a hacer un poco raro, pero iniciare así por qué, se
cree o se entiende firmemente qué todo principio comienza al despertar. Después de tantos
despertares, y después de tan mal despertar, a mí me gusta creer que él día empieza después de la
siesta. Sí, después de esa que haces luego de ir a comer y de llegar de como yo le digo; “el
primer tiempo” de hecho la siesta es para mí, como esa fase imaginaria igual a un portal que
relativamente te trasporta hacia al otro día… así, el despertar se convertiría en las acciones
ultimas del día anterior y no el inicio, como los demás sienten. Mis tardes son pesadas. Aunque
todo eso depende de las horas más calientes del día anterior --La noche—caliente en términos de
ajetreo, aunque si ella misma me sonríe, el termino caliente se pone muy ambiguo de vez en vez.
Yo inicio muy a la colombiana. Comiendo pan y tomando café. En esos momentos, hago todo lo
posible por no ver a Lisa, Lucy ni a Maradonita—mis tres guitarras o adoraciones como digo
yo--- si lo hago, las horas como tal se harían segundos y los segundos, importantes en sí, se
harían polvo. Muchas veces incluso no he podido probar bocado por esas malditas… diría mi
mamá, pero para mí son lo contrario. En Antioquia, al café de la tarde le llaman “algo”. Lo
escuche cuando era un niño, una pulga a comparación de esta garrapata peluda maltrecha que soy
yo ahora. No entendía mucho de las significancias semánticas que a veces pude significar o los
significares que puede tener una palabra. En sí, se referían a ese algo que debes de comer para
que el mostro de la gastritis no nos mate o de antemano, no nos termine de matar. Como el algo y
salgo, a la U, al ensañadero, o al curso éste, éste que tengo que ir para acceder totalmente a
desplazarme en vehículos de dos ruedas y de altos cilindrajes. Voy con una de mis guitarra,
aunque sea para estar con ella… diez, doce, quince minutos, no importa. Últimamente estoy
volviendo a salir con Lucy, estamos de nuevo juntos otra vez, pero para no aflorar los celos,
cuando llego, otra vez a casa, ensaño con Lisa y Maradonita. Al salir de ahí, de donde sea, voy a
trabajar. Soy musico. Es lo que hago. Callejero pero musico. He vuelto a ganar más de ochenta
mil al día. Y eso da satisfacción. A veces en esos restaurantes se siente que a nadie le importa,
que a nadie le interesa esa música, mi música. Aun asi dan, mil o dos mil pesos. Los demás
musico no te dan nada. Te miran con esas caras de culos y se van pero, a veces, solo a veces, hay
alguien que en el fondo te ve, que no para de verte, y escuchan muy bien, que notas que te
escucha. Esos no dan nada pero eso qué. Ya me lo habían dado todo... Finalmente, así, hasta que
3

me cansa o haga lo suficiente plata como para poder celebrar solo o con amigos, y ahí, por
segunda vez, si se quiere. El día comienza.

También podría gustarte