Está en la página 1de 6

Cómo formular trabajos científicos

en las Ciencias Agropecuarias

M aría Cristina Plencovich, Ana M aría Bocchicchio, A leja n d ra Ayala Torales


R odolfo Golluscio, Gustavo Jaurena, M artín Aguiar
Plencovich, M.C.
Cómo form ular trabajos científicos en las ciencias agropecuarias/
M.C. Plencovich y Ana Bocchicchio - la ed. - Buenos Aires:
Hemisferio Sur, 2008.
352 p. ; 24x17 cm.

ISBN 978-950-504-601-0

1. Ciencias Agropecuarias. I. Bocchicchio, Ana II. Título


CDD 630

Título: Cómo form ular trabajos científicos en las ciencias agropecuarias

Autores: María Cristina Plencovich, Ana María Bocchicchio, Alejandra


Ayala Torales, Rodolfo Golluscio, Gustavo Jaurena, Martín Aguiar.

© Editorial Hemisferio Sur S.A.


I a. Edición, 2008

Reservados todos los derechos de la presente edición para todos los


países. Este libro no se podrá reproducir total o parcialmente por ningún
método gráfico, electrónico, mecánico o cualquier otro, incluyendo los
sistemas de fotocopia y fotoduplicación, registro magnetofónico o de
alimentación de datos, sin expreso consentimiento de la Editorial.

IMPRESO EN U\ ARGENTINA
PRINTED IN ARGENTINA

Hecho el depósito que prevé la ley 11.723

EDITORIAL HEMISFERIO SUR S.A.


Pasteur 743 - 1028 Buenos Aires - Argentina
Telefax: (54-11) 4952-8454
informe@hemisferiosur.com.ar
www.hemisferiosur.com.ar

ISBN: 978-950-504-601-0 Editorial Hemisferio Sur S.A.

4
canales normales de transmisión de la información científica, pero que en
potencia podría form ar parte de la literatura científica (Artus, 1984). Los
autores suministran estos conocimientos a un público restringido, de allí
que suelen ser de difícil acceso y no se encuentran normalizados. Abarcan
informes, tesis, comunicaciones a congresos no publicadas en las actas,
traducciones no publicadas comercialmente, trabajos que circulan por la
Internet a los que sólo acceden grupos restringidos, informes tecnológicos,
foros de científicos, entre otros.

La literatura gris ofrece la ventaja de la rápida comunicación de los resulta­


dos y hoy reviste una pujanza que se basa principalmente en la autonomía
que han logrado los autores para la publicación restringida de sus trabajos,
gracias a los bajos costos de este tipo de circulación y a la alta calidad
reprográfica alcanzada.

LA COMUNICACIÓN DEL CONOCIMIENTO CIENTÍFICO


Y TECNOLÓGICO

En el transcurso de la historia se ha comunicado el conocimiento a través


de diversos canales y soportes tecnológicos. Se han utilizado medios como
los archivos electrónicos, códices, libros, revistas especializadas, com uni­
caciones, ponencias y posters de congresos, preprints, videoconferencias.
Es un extenso trayecto que va desde los soportes de la piedra primitiva a
los sem iconductores electrónicos, es decir, desde el pedernal al silicio
(Giovannini, 1992). Por un largo período -desde el comienzo de la tradición
escrita hasta el advenimiento de la imprenta a mediados del siglo XV- la
comunicación del conocimiento giró en torno de manuscritos que represen­
taban una tecnología de origen animal (pergamino) y vegetal (papiros y
papel). Esta forma de transmisión se mantuvo hasta la invención de los
tipos móviles de la imprenta por Gutenberg (1436), que permitieron las
publicaciones impresas e impulsaron los soportes principales del libro y de
las revistas científicas. Estas últimas tienen un formato más dinámico y afín
con la noción de ciencia nueva que irrumpe con fuerza en la modernidad.
A partir de la década de 1950 se dio un crecimiento vertiginoso de los
conocimientos científicos y tecnológicos. Fue necesario encontrar nuevas
formas de comunicación. Durante esa década los editores recibieron ver­
daderos aludes de trabajos científicos en busca de publicación (Recuadro
1.2). Se necesitó del concurso de expertos que juzgaran sobre el rigor y la
importancia de los trabajos. Asimismo, la ciencia pasó a ocupar un lugar
importante en el desarrollo de los países y surgió la necesidad de evaluar la
pertinencia social de los proyectos financiados con fondos públicos. Se
consolidó de esta manera en el campo de la ciencia y la tecnología el
proceso de evaluación a través de expertos o pares evaluadores (Recuadro
1.3).

29
En los últimos años, si bien la revista y el libro impresos siguen siendo
importantes, aparece el formato electrónico de las publicaciones que per­
mite un acceso más rápido a la información a través de bases de datos y
bibliotecas virtuales. Surgen modalidades informales de comunicación, como
los preprints (tra b a jo s p re lim in a re s ), los a rc h iv o s a d ju n to s , las
videoconferencias, los foros o listas de discusión de las distintas especiali­
dades que se difunden por Internet, los blogs o diarios que algunos cientí­
ficos habilitan en la red.

Acontinuación presentaremos los mecanismos de comunicación del cono­


cimiento científico más comunes :

(i) Revistas científicas de las diversas especialidades: son un caso espe­


cial de la publicación en serie. Según el estándar internacional ISO-3297 se
trata de "toda publicación que se edita en fascículos sucesivos numerados
[ secuencialmente (con números o indicaciones cronológicas) y cuya apari­
ción continúa indefinidamente". Esta categoría incluye periódicos, revistas,
anuarios, memorias, actas, etcétera. Las revistas cumplen el papel de
transmitir los últimos trabajos de investigación dentro de sus campos, a la
parde constituirse en un medio eficaz para dirimir la prioridad de los hallaz­
gos científicos. En estas publicaciones actúan comités científicos de adm i­
sión de los trabajos, que reúnen a especialistas de las disciplinas y som e­
ten los artículos a arbitrajes rigurosos (referatos) previos a la publicación.

Enel ámbito de las ciencias agropecuarias y ambientales, las revistas cien­


tíficas se encuentran entre los más importantes medios de información
científica. En general, las revistas tienen secciones que presentan artícu­
los con resultados de investigaciones, reseñas de otras publicaciones, artí­
culos de opinión, notas al editor. Quizá uno de los indicadores más utiliza­
dos en los últimos años para ponderar el prestigio de estas publicaciones
sea el factor de impacto. Este indicador cuantitativo fue creado en la
década de 1960 por Eugene Garfield, presidente del Institute o f Science
Information (ISI) y refleja la visibilidad e influencia de una revista especia­
lizada en la comunidad científica (Recuadro 1.4).

(ii) Libros: compilan una o varias experiencias de investigación a cargo de


uno o más autores. A pesar del esfuerzo que implica la escritura de un libro
o de un capítulo, en general los libros gozan de menos prestigio que las
revistas especializadas en algunas ramas del saber, ya que no siempre
pasan por el estricto sistema de arbitraje que caracteriza a estas últimas.
Esta valoración tam bién se suele dar en el ám bito de las ciencias
agropecuarias, en cambio dentro de otras ciencias -como las humanas y
sociales- los libros tienen un importante prestigio, en tanto posibilitan una
mejor presentación de la construcción teórica del autor y de los complejos
procesos estudiados. Además, en gran medida, también ellos son som eti­
dos a estrictas comisiones editoriales.

31
Recuadro 1.4 Bases de datos de las ciencias agropecuarias

Una im portante base de datos para el investigador científico es el Science


Citation Index (SCI). Según Eugene Garfield, su creador, el sentido original de
esta base de datos fue mejorar los sistemas disponibles de recuperación de
información. Garfield (1964a y b) se inspiró en una conferencia del escritor
inglés H.G.Wells (1866-1946), The idea o f a Permanent World Encyclopaedia
(1938), en la cual presentaba la posibilidad de una enciclopedia a escala
mundial de permanente consulta y actualización, una suerte de cerebro mun­
dial (worid brain). Garfield sostiene que una vez establecida la base científica
de datos no tardó en devenir como un patrón para medir el impacto relativo de
investigadores, revistas, instituciones y países, al utilizarse el núm ero de
publicaciones y de citas como indicadores de visibilidad y prestigio.

El SCI tiene una publicación complementaria, el Journal Citation Reports (JCR),


que reúne las revistas por área disciplinaria y las jerarquiza según su factor de
impacto. El factor de impacto de una revista para un año X es el cociente del
número de citas de artículos publicados por dicha revista encontrados en el
conjunto de publicaciones que el SCI — u otro centro— monitorea durante los
años X - l y X-2 (los dos años previos al año de análisis) y el número total de
artículos publicados por esa revista en esos dos años (Bruzzone, 2000). Este
índice permite la comparación entre revistas científicas que publican muchos
o pocos artículos, con mayor o menor frecuencia de aparición y de antigua o
reciente data. A pesar de sus ventajas, los indicadores bibliom étricos han
recibido críticas (Brown et al., 1991; Santelices, 1994; Rau, 1997). Entre las
deficiencias se mencionan: (a) la calidad y cantidad de la base de datos,
porque privilegia sólo a los primeros autores de los artículos, en general escri­
tos en inglés y (b) la razón por la cual los autores de trabajos científicos citan
o no a sus pares. Por otro lado, su propio creador (Garfield) desaconsejaba el
uso de estos indicadores para la evaluación y promoción académica o profe­
sional de los investigadores.

Dentro de esta importante base, se encuentran unas 3700 revistas científicas


pertenecientes a aproxim adam ente 100 disciplinas. Si se com putan las que
aparecen bajo las categorías de Agricultura, Ecología, Ciencias Ambientales,
Ciencias y Tecnologías de los Alim entos, Forestación, Horticultura, Ciencias
Vegetales y Ciencias Veterinarias encontramos a más de 500 que correspon­
den a las ciencias agropecuarias, agroambientales y agroalim entarias en un
sentido lato.

(iii) Com unicaciones presentadas a congresos, simposios, jornadas y re­


uniones científicas organizadas por las distintas sociedades u órganos cien­
tíficos: se trata de informes breves que se presentan por escrito a comités
académicos, quienes a su vez las someten a sistemas de arbitraje. Una vez
aceptadas, el autor o los autores las "defienden" oralmente ante la comuni­
dad científica. Ulteriormente, estas comunicaciones aparecen publicadas
en las actas de estos congresos, simposios, etc. en formato electrónico o
en soporte de papel. También existe la modalidad de presentación en forma
de carteles o posters, que es una forma abreviada de dar a conocer los
estudios realizados.

(iv) Informes interim, avances, trabajos preliminares (preprints) que sue­


len distribuirse entre los miembros de los equipos para su discusión. Algu­
nos de ellos, como los avances, suelen presentarse ante organismos que
otorgan subsidios para hacer conocer el estado de desarrollo de los pro­
yectos.

(v) Literatura gris o conjunto de documentos que no se publican dentro


del canal común (cfr. pág. 28).

32
(vi) Otros sistemas de difusión de información sin referato: se trata
de revistas técnicas de divulgación (en la Argentina, revistas como La
Chacra, Infortambo); secciones agropecuarias de los periódicos y diarios
(los suplementos nacionales del diario La Nación o Clarín, por ejemplo,
suplementos de diarios provinciales, como La Opinión de Pergamino y otros);
sitios en Internet que ofertan bibliografía especializada y noticias de divul­
gación científica (como la página del CIAV de la Facultad de Agronomía de
la UBA); reuniones técnicas dirigidas a productores (por ejemplo, las orga­
nizadas por el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), por
los grupos del Consorcio Regional de Experimentación Agrícola (CREA) y por
empresas privadas; las exposiciones y ferias rurales locales y nacionales,
como Expochacra, Feriagro, Mercoláctea. Estos sistemas de divulgación
suelen tener una llegada masiva a productores y a otros actores del sector
agropecuario interesados en el tema. Asimismo, muestran la fuerte deman­
da que ejercen sobre el científico o tecnòlogo de las ciencias agropecuarias
los diversos sectores sociales interesados en la difusión de novedades
relacionadas con el agro.

ALGUNAS CARACTERÍSTICAS DEL PRODUCTO DE


NUESTRA INVESTIGACIÓN

Originalidad

Cuando se plantean los requisitos de un trabajo de investigación, ya sea de


una tesina, tesis o de un artículo científico, aparece de manera inevitable
subrayada la condición de originalidad. Esta condición de los trabajos cien­
tíficos suele alarm ar a quien acomete la tarea de investigar por primera
vez. Esto se debe en especial a dos razones. En primer lugar, porque
aparece el miedo a "no tener nada para decir" y una desagradable certeza
de que "todo está ya dicho" y de qué puedo yo, que sólo soy un principian­
te, agregar a este campo de conocimiento complejo, suficientemente des­
crito y organizado. Ante esta cuestión, quizá nos resulte útil conocer las
numerosas formas de concebir la originalidad postuladas por los propios
científicos. Para Francis (1976), la originalidad cubre un amplio rango que
va desde (i) el registro escrito de información nueva de capital importancia
realizado por primera vez, (ii) la continuación de un trabajo original, (iii) la
realización de un trabajo original diseñado por el jefe del equipo de investi­
gación, (iv) la contribución a través de técnicas, observaciones o resulta­
dos originales a otra investigación, (v) la primera puesta a prueba de las
teorías originales de otros autores, etc. Como puede apreciarse, esta enu­
meración enriquece el concepto de originalidad y permite identificar distin­
tas formas de concreción.

En segundo lugar, tampoco ayuda al novel investigador el arquetipo que


concibe al investigador como una suerte de Arquímedes creador y original,
quien en medio de un baño apacible y al grito de ¡Eureka! descubre el
principio de la hidrostática. Más allá de que esta historia no recabe todo el

También podría gustarte