Está en la página 1de 8

psicologiaymente.

com

Ligar sin ligar: Los 8 errores de seductor


principiante
Marc Noè Picazo

10-12 minutos

¡Por fin es sábado noche! La semana ha pasado, y


hemos estado ansiosos para que llegue el fin de
semana y poder salir a ligar.

¡Error!

Centrarnos solamente en ligar, no nos ayudará en ningún


caso. El exceso de motivación puede afectar a nuestra
eficacia y hará que, si no conseguimos nuestro único
objetivo, nos marchemos a casa solos y vencidos. ¿Eres
de los que sale de noche con el único pensamiento de
acercarte a todas las mujeres que se te crucen para ver
si alguna pica? Estás usando una estrategia errónea,
muy errónea.

Si te apetece, échale un ojo a este post: "10 formas de


ser más atractivo (científicamente comprobadas)"

¡Tenemos que aprender a ligar sin ligar!

Ligar sin ligar, ¿es posible?


Supongo que estarás pensando: ¿qué diantres es esto
de "ligar sin ligar"?
Bueno, puede parecer una tautología o un sinsentido,
pero es una filosofía que cada vez nos funciona a más
hombres que queremos conocer mujeres. Si sigues
leyendo, entenderás por qué algunas cosas funcionan a
la hora de seducir a chicas mientras que otras nos
abocan al fracaso.

8 errores de seductor principiante y 8


soluciones para mejorar tus habilidades
sociales

Aunque parezca extraña esta afirmación, a continuación


expondremos ocho errores que solemos cometer todos
cuando salimos a conocer chicas, y ocho soluciones
para aprender a divertirnos y no centrarnos en ligar.

1. Salir a ligar

Como hemos apuntado en la introducción, si


destinamos todas nuestras energías y tiempo en ligar y
en hablar con chicas, estaremos apostándolo todo a una
sola carta y, si fracasamos, esto afectará a nuestra
autoestima. Ligar es solamente una cosa más que
podemos hacer en un contexto social. Una cosa
interesante, sin duda, pero no la única ni la más
importante.

Tenemos que tener en cuenta que es más positivo salir


a pasarlo bien y a sociabilizarnos con todo tipo de
personas sea cuál sea su sexo. Empezar a hablar con
nuestros amigos y conocidos y divertirnos con ellos nos
ayudará a olvidarnos de ligar y nos relajará.

2. Allí está la chica de mis sueños, voy a dejarla


boquiabierta haciendo alarde de mi simpatía y
mi don de gentes

Una chica está en la barra con una amiga, nos atrae y


sentimos la necesidad imperiosa de ligárnosla.
Pensamos una forma ingeniosa de abordarla e
impresionarla y, cuando nos decidimos a hablar con ella,
sentimos que el miedo nos invade y nos paraliza.

¡Error!

No tenemos que impresionar a nadie. No hemos venido


a hacer fuegos artificiales o un espectáculo de algo tan
sencillo como hablar con alguien. Tenemos que
adaptarnos a las habilidades sociales que poseamos en
ese momento. No se trata de gustar a nadie: se trata de
conocer a alguien. Importante matiz. Si le damos mucha
importancia a la interacción, lo más probable es que nos
invada el miedo a fracasar y a hacer algo mal. Lo más
acertado será acercarnos a esa chica de inmediato con
humildad y tratar de divertirnos con ella. Un simple hola,
a veces, funciona mejor que la frase más ingeniosa del
mundo.

3. ¡Largo de aquí!

Hemos conseguido acercarnos a ella; la tenemos


enfrente y comprobamos que es tan guapa como
parecía de lejos. La miramos y nos damos cuenta que
nos mira seria y cansada. Vuelve a invadirnos el miedo
al rechazo, nos giramos y nos marchamos de allí a toda
prisa, antes de que nos suelte una bordería o ni siquiera
nos hable y nos gire la cara.

¡Error!

Ya hemos apuntado que debemos acercarnos a una


chica para divertirnos y no para ligar con ella. Pero es
probable que, aunque hayamos asumido este concepto,
sigamos teniendo miedo a sentirnos rechazados. Las
chicas, sobre todo en una discoteca, están
acostumbradas y saturadas de ser el blanco de las
miradas y reciben miles de comentarios de chicos que
quieren ligar con ellas. Es normal que no les haga gracia
que “otro pesado más” se acerque.

Por este motivo tenemos que entender


deportivamente que muchas nos miren de forma hostil.
No se lo tengamos en cuenta y disculpemos sus
reticencias iniciales. Sigamos queriendo divertirnos y si
no acepta nuestra puerta abierta a la diversión, ellas se
lo pierden. Y si, además, es maleducada con nosotros,
apiadémonos de su falta de tacto; ya encontraremos a
alguien educado que merezca nuestra atención.

4. ¡Das pena!

Volvemos, con nuestro grupo de amigos, felices y


contentos porque hemos desenmascarado a una
antipática más. No nos ha afectado en absoluto y
además nos hemos divertido con el fracaso, pero
nuestros amigos opinan diferente: nos dicen que somos
ridículos comportándonos así y que damos vergüenza
ajena; deberíamos hacer como ellos y no intentar ser lo
que no somos. Agachamos la cabeza y, en silencio,
pensamos que tienen razón: nos juramos no volver a
acercarnos a una chica en lo que queda de noche.

¡Error!

Si nuestros amigos han pagado una entrada para


quedarse bebiendo, ver la vida pasar por delante de sus
narices y lo único que saben hacer es ponernos palos en
las ruedas, es su problema, no el nuestro. No tenemos
por qué avergonzarnos de nuestro interés por conocer
personas nuevas y divertirnos con ello. Y si no lo
entienden y siguen riéndose de nosotros quizás
deberíamos empezar a plantearnos quiénes son
nuestros amigos realmente.

5. Esto es un antro

Llevamos más de una hora en ese local, miramos a


nuestro alrededor y descubrimos que no nos gusta la
música que ponen ni los asistentes a la fiesta.

¡Error!

Es importante que escojamos bien los sitios a los que


vamos porque nuestro principal objetivo es pasarlo bien
y sentirnos a gusto. Si no nos gusta la música y
sentimos que no tenemos nada en común con nadie,
nos sentiremos como “bichos raros”. La próxima vez
deberemos pensar mejor a qué sitio nos apetece ir. Eso
nos facilitará las cosas. Si tenemos cosas en común
con los asistentes, será más fácil sentirnos uno de ellos
y, probablemente, tendremos más cosas que compartir
con ellos y, por tanto, nos será más fácil iniciar una
conversación, por ejemplo, sobre gustos y aficiones.

6. Necesito una copa más

Para intentar desinhibirnos y empezar a mostrarnos más


sociables, invertimos dinero y tiempo en beber alcohol.

¡Error!

Beber no nos ayudará. Quizás nos haga sentir más


sociables transitoriamente pero nos quitará control
sobre nosotros mismos y, si nos pasamos bebiendo, lo
único que conseguiremos será aumentar nuestra
probabilidad de ser rechazados por borrachos. Beber
tiene que ser un acto social, no una necesidad. No
usemos la bebida como una droga y mucho menos
como una excusa de nuestros fracasos diciendo “no
ligué porque iba demasiado borracho”. Aprendamos a
superar el miedo sin necesidad de narcóticos. Estar bajo
un control adecuado de nuestras habilidades sociales
ayudará a nuestra asertividad y capacidad de
relacionarnos con los demás.

7. El sexo es lo más importante del mundo

Quedan cinco minutos para que cierren la discoteca,


hemos conocido a un par de chicas pero no nos es
suficiente: queremos marcharnos a casa acompañados
porque hace mucho que no nos acostamos con nadie y,
sentimos que si no lo hacemos, estaremos perdidos
porque el sexo es lo mejor del mundo.

¡Error!

La desesperación y la necesidad no son nada atractivas.


Tenemos que entender que el sexo es un aliciente más
de la vida pero que nadie se ha muerto por no tener
sexo. Existen cuatro motivos primarios que mueven al
ser humano: el hambre, la sed, el sueño y el sexo. Si no
comemos durante mucho tiempo nos morimos, si no
bebemos en mucho tiempo nos morimos, si no
dormimos durante mucho tiempo nos morimos y si no
tenemos sexo durante mucho tiempo no pasa nada
porque nadie se ha muerto por falta de sexo, y la
especie tampoco se va a extinguir si nosotros no
tenemos sexo.

Tenemos que empezar a valorar otras cosas, además


del sexo, que nos hagan sentir bien; como hacer deporte,
pasarlo bien con los amigos, estudiar, aprender a tocar
un instrumento... Tenemos que fundamentar nuestra
autoestima en cosas que solamente dependan de
nosotros y el sexo no es una de ellas. No somos menos
interesantes ni menos hombres por no tener sexo cada
fin de semana.

8. Odio a las chicas, son todas iguales y moriré


solo

Estamos en el metro, camino a casa, solos o


acompañados de nuestros amigos, y no tenemos
fuerzas ni para mantenernos en pie. Hacemos un repaso
de cómo ha ido la noche y las últimas fuerzas que
tenemos las invertimos en sacar una sola conclusión:
¡detesto a las chicas!

¡Error!

La misoginia y el machismo nunca ha sido atrayente


para alguien con una autoestima estable y, además,
estaremos minando nuestras futuras interacciones.
Proteger nuestro autoconcepto de esta forma, nos hará
sentir bien en ese momento pero por mucho que nos lo
repitamos mil veces no tendremos razón. Las chicas
también podrían pensar eso de nosotros. Podrían
pensar que no hay chicos que sepan tratar a las chicas y
que todos vamos a lo mismo.

Será mejor que invirtamos nuestras energías en pensar


qué hemos hecho mal y cómo podemos corregir
nuestros errores y mejorar en futuras interacciones. Y
también, pensemos en los buenos momentos; en lo que
nos hemos reído con nuestros amigos, en esa canción
que nos gusta tanto y hemos bailado como si no hubiera
un mañana. Alegrémonos de que nos hemos acercado a
una chica y hemos superado nuestros miedos un poco
más. Alegrémonos de que cada vez nos estamos
pareciendo más a esa persona que queremos llegar a
ser.

Conclusiones
En resumen, tenemos que aprender a salir a divertirnos
y no a ligar. Ligar sin ligar, debería ser el eslogan de este
artículo. Tener miedo a los resultados hará que le demos
demasiada importancia a una cosa tan simple e
inofensiva como conocer a gente nueva.

Aprender a desarrollar nuestras habilidades sociales es


un proceso lento que probablemente estará lleno de
éxitos y también de fracasos. Alegrarnos de nuestros
éxitos y aprender de nuestros fracasos hará que
creemos un sistema de creencias que nos juegue a
favor. Ligar no es lo más importante del mundo,
tenemos una vida llena de amigos y de seres queridos
que tenemos que cuidar, empezando por nosotros
mismos.

También podría gustarte