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Capitulo VIII “ a) Los tiempos de la teoria de la seduccién Escribe Freud tempranamente, en su Prélogoy notas de la traduccién deJ. M. Charcot, Lecons du mardi de la Salpétriére (1892-94 [1887-88]): “Un trauma se podria definir como un aumento de excitacién dentro del siste- ‘ma nervioso, que este tiltimo no es capaz de tramitar suficientemente median- te reaccién motriz. Elataque histérico quiz se deba concebir como un inten- to de completar ta reaccién frente al trauma.” (Op. cit., AE, T. I, pags. 171-2). Alli mismo anuncia que: “El micleo del ataque histérico (..) es un recuerdo, la revivencia atucinatoria de una escena significativa (..) El contenido del recuerdo es por regla general el trauma psiquico apto por su intensidad para provocar el estallido histérico enel enfermo, 0 bien el suceso que por su ocurrencia en un momento determi- nado se convirtié en trauma.” (Ibidem, pag. 171) Mag. Lic. Ana Marfa Gareia Navarta 93 Como vernos, desde un principio Freud liga el concepto de traumaalasexua- lidad y a la etiologia de la histeria (y de la neurosis en general). Durante los afios que van de 1893 a 1895, Breuer y Freud se ocuparon dela neurosis traumatica y de la histeria traumatica, buscando analogfas y di- ferencias. En la Comunicacién preliminar de 1893 (1940-41 [1892], AE, T. I, pags. 185-6), Freud habla dela condition seconde, constituida por los estados hipnoides Es- tados caracterizados por una cierta fragilidad dela conciencia,o disociacién temporaria de contenidos de conciencia, que se encuentran bloqueados, co- mola separacién que existe entre suefio y vigilia. En esos estados cualquier afecto puede causar una impresién que devendria trauma, en especial, la vida sexual se prestaria para formar el contenido de los mismos. Estos con- tenidos conformarian complejos de representaciones fuertemente escindi- dos, que no guardarian libre asociacién con el resto de las representaciones dentro del aparato psiquico. Enel mismo trabajo, hablando del recuerdo que forma el contenido del ata- que histérico, el cual es el retorno de la vivencia que constituyé el trauma ps{quico, Freud apunta que Charcot demostré que individuos no histéricos, cayeron victimas de una neurosis tras haber vivenciado un gran terror fru- to de un accidente o caida, etc. En estos casos, el contenido del ataque, dice Freud, “es la reproduccién alucinatoria del suceso”, que los expuso a un peli- gromortal (Ibidem, pag. 188). Estos episodios van acompafiados deimpresio- nes sensoriales y pensamientos que estuvieron presentes el suceso original. De ello saca Freud una confirmacién a su teorfa del trauma psiquico en la histeria, pues dice que estos casos son paradigmaticos dela forma en que se produce la misma, tras haber vivenciado un estado de terror, mortificacién odesengafio que produjo un efecto traumdtico. ¥ agrega “el gran trauma tini- coessustituido aqui por una serie de traumas mds pequerios”,los que forman parte de una historia de padecimiento. (Ihidem, pag. 189). Esboza aqui tam- bién la idea de unos recuerdos que se vuelven “traumdticos” por mera con- tigitidad con el suceso violento o aterrorizante. Finalmente enuncia al final del articulo, una definicién de trauma: “‘Devie- ne trauma psiquico cualquier impresion cuyo trémite por trabajo de pensar asociativo 0 por reaccién motriz depara dificultades al sistema nervioso.” (Ibi- dem, pag. 190) 94 Recuerdo, Memoria, Trauma - Fdupa 2016 Araiz de su trabajo con las pardlisis motrices, menciona la idea de una “fi- Jacién”, la cual estaria en la base de la paralisis histérica; fijacion que liga la funcién del érgano con el recuerdo del trauma, el cual ha quedado incons- ciente, (Freud, 1893 [1888-93], AE, T. I, pag. 210) Tenemos hasta aqui un concepto econémico, que es el de un estimulo, una impresi6n, una cantidad que por su intensidad no pudo ser tramitada ade- cuadamente por el sistema, a través del pensamiento o de la accién motora. Y un concepto dindmico, el de fijacién. La libido queda adherida al recuer- do que funds el trauma, y junto con ella, la funcién de érgano comprometi- da en la escena traumética. También podemos deducir un concepto que podriamos llamar estructural, el de la condition seconde: una cierta debilidad del aparato psiquico que se traduce en estados “hipnoides”, los que favorecen la posibilidad de que el es- timulo se convierta en trauma, por la falta de preparacién del mismo. El sis- temasehalla debilitado porla disociacién, y en ese sentido vuelve ajugarun papel importante el factor econémico, y también el dindmico, por las fuer- zas en juego que mantienen ese mecanismo. Asimismo se enuncia una diferencia de grado entre el “gran trauma” ocasio- nador de neurosis, y una “serie de pequerios traumas” que adquiririan valor acumulativo, siendo también ocasionadores de neurosis. O sea, hay una di- ferencia de potencial traumatogénico de los episodios de la “historia de pa- decimiento” de la que habla Freud, con la del gran trauma, pero el valor su- matorio los equipararia. Sigue siendo, a nuestro entender, predominante el factor cuantitativo. +b) La etiologia sexual de las neurosis En el Manuscrito K, (Anexo a la Carta 39 de 1896, A E, T. I, pag. 260) Freud plantea por primera vez su “formula candnica” del desarrollo de una neuro- sis. En ella, la vivencia sexual (0 una serie de vivencias sexuales) prematu- ra, traumdtica, que habré de reprimirse, constituye el primer paso para la contraccién de la enfermedad. Debe acontecer la represién posterior a raiz de un suceso que despierta el recuerdo. Aqui se ocasiona un sintoma primario. Fl tercer paso es la defen- salograda, en la que sélo aparece el sintoma primario. Mag. Lic. Ana Marfa Gareia Navarta 95 Y finalmente el estadio en que retornan las representaciones reprimidas, y en la lucha contra las mismas, el yo forma nuevos sintomas, constituyéndo- sela enfermedad propiamente dicha. En el “Proyecto”, Freud (1950a (1895), ilustrara este proceso a través de la “proton pseudos” histérica (Op. cit., pag. 403 y 405-6). En 1893, Breuer y Freud, se ocupan de la histeria traumatica en Sobre el me- canismo psiquico de fendmenos histéricos,y dicen: “Tales observaciones pare- cen demostrarnos la analogia patégena entre la histeria corrientey laneurosis traumatica, yjustificar una extensién del concepto de ‘histeria traumdtica’.>” (Freud, 1893a, A.E.,T. I, pag. 31). Y alli afirma que no es la herida corporal la causa eficiente de la neurosis traumatica, sino “el afecto de horror, el trau- ‘ma psiquico”. Esa es la analogia con la histeria traumatica: las vivencias de horror, angustia, vergtienza, dolor psiquico, quese encuentran en suorigen. Pero también sefiala que dependerd de la sensibilidad de la persona afecta- da que tal vivencia opere como un trauma psiquico, Por aquellos tiempos la psicoterapia consistiria fundamentalmente en fa- vorecer la abreaccién (descarga) del afecto retenido en el recuerdo reprimi- do. Permitiendo que el afecto estrangulado encuentre un decurso a través del decir, hasta una rectificacién asociativa que lo introduce en la concien- cia normal. Ya través de la hipnosis o por sugestién médica se cancelan los sintomas, considerados éstos como “simbolos mnémicos” del suceso traumé- tivo. (Historiales Clinicos. [Breuer y Freud]. A.E.,T-1D, Otra idea que se afianza en el “Proyecto” (1950a [1895]), en especial con la “proton pseudos”, es la de “efecto retardado” del recuerdo traumatico. Es la teoria de que un recuerdo despierta en un segundo tiempo, con el adveni- miento de la pubertad y el refuerzo pulsional, un afecto que anteriormen- teno habia despertado. Esta nocién se debilitaria en parte con el descubri- miento, poco tiempo después, de la sexualidad infantil, no obstante, nunca perdié del todo validez. Notese que en esta nocién de efecto retardado del trauma, o del trauma a posteriori, ya juega un papel importante la fantasfa, la vida pulsional del in- dividuo, mas que el suceso en si. 57. Destacado en el original. 96 Recuerdo, Memoria, Trauma - Fdupa 2016 Asiensutrabajo sobre Laherenciay laetiologia de las Neurosis, (Freud, 1896a), ocupandose de la etiologia de la histeria, expresa que la experiencia sexual precozse convierte en fuente de una histeria, pero que ésta sobrevendrd en lapubertad, merced al refuerzo pulsional, en el que el recuerdo dela seduc- cién obraré como si fuera un acontecimiento actual, siendo ésta la accién péstuma de un trauma sexual. ¥ alli afirma que esta relacién inversa entre acontecimiento y recuerdo, es la que explica el por qué el recuerdo perma- nece inconsciente. (Freud 1896a, A-E.,T. III, pag. 153) No obstante esta escena, llamémosla asi, traumatica, entra en relacion con miiltiples recuerdos que se entretejen, y refuerzan el sintoma, por lo que és- te se halla siempre sobredeterminado. (Ibidem, pag. 214) ©) Caida de “la neurética” Lentamente va tomando cuerpo en Freud la prevalencia de la fantasfa, y de la “realidad psiquica”, en la etiologia de la neurosis. Sera a partir dela muer- tede su padre, que coincide con su autoandlisis (1896), y el descubrimiento del Complejo de Edipo (1897), en que declarard explicitamente “No creo mas en mi neurética” (Freud, Cartas a Wilhelm Fliess, Carta 139 del 21 de sept. de 1897,A.F.,T. 1, pag. 284), pero la idea que conocemos como “teoria de la seduc- cién’”, respecto de la intervencién de un agente externo en la causacién del trauma, esa idea, no serd totalmente abandonada y reaparecer por ejem- plo en el Historial del “Hombre de los Lobos” (1918b [1914)), y en otras opor- tunidades hasta el final de su obra. En.La interpretacién de los suerios (1900a [1899)), Freud anticipa la idea que desarrollaré més tarde, de que hechos reales y hechos fantaseados apare- cerian en los suefios y también en la creacién de otras formaciones psiqui- cas mas importantes, como igualmente eficaces en el ocasionamiento de los mismos. (Freud S., 1900a [1899], A. E., T. IV, pag. 296). Lentamente va tomando cuerpo en Freud la prevalencia de la fantasia en la etiologia de la neurosis ya que ambas estdin unidas desde un comienzo. Enese mencionado articulo desarrolla su teoria sobre la sexualidad infan- til, piedra del escdndalo en su época. Con la misma se afianza el concepto de realidad psiquica, el Complejo de Edipo como Complejo nuclear de las neu- rosis, el deseo inconsciente, y el inconsciente dinamico. Mag. Lic. Ana Marfa Gareia Navarta 7 En la segunda de sus Cinco conferencia sobre Psicoandlisis (1910a [1909}) anuncia: “meresolviaresignar la hipnosis e independizar de ella el tratamien- to catdrtico” (Op. cit., Conferencia I, A.E.,T. XI, pag. 19). En ellas declara que la teorfa de los estados hipnoides fue una tesis de Breuer, rezago de la equi- paracién hecha por Charcot entre traumas corporales y traumas psiquicos, siendo estos tiltimos los ocasionadores de las pardlisis histéricas. El gran maestro dela Salpétriére habia logrado reproducirlas artificialmente a tra- vés de la hipnosis. (Ibidem, pag. 18). Establece asimismo que sélo las vivencias infantiles explican la disposicién para ulteriores traumas, constituyendo fijaciones para los mismos; «,.son las mociones de deseo de la infancia las que han prestado su poder ala formacién de sintoma, sin to cual la reaccién frente a traumas posteriores ha- bria discurrido por caminos normales. Pues bien, estamos autorizados a ca- lificar de sexuales a todas esas poderosas mociones de deseo de ta infancia.” (bidem, pag. 37) d) Neurosis traumaticas vs Neurosis de transferencia En la Conferencia 18°, (1917 [1916], Conferencias de introduccién al Psicoand- lisis, 18° conferencia. La fijacién al trauma, to inconsciente, A.E., tomo XVI) Freud seguird estableciendo relaciones entre las neurosis traumaticas y las neurosis de transferencia, haciendo analogias, pero buscando también las diferencias: “Las neurosis traumdticas dan claros indicios de que tienen en su base una fi jacién al momento del accidente traumatico. Estos enfermos repiten regular ‘mente en sus suefios la situacién traumatica; cuando se presentan ataques his- teriformes, que admiten un andlisis, se averigua que el ataque responde aun traslado total [del paciente] a esa situacién. Es como si estos enfermos no hu- bieran podido acabar con ta situacién traumatica, como siellase les enfrenta- ra todavia a modo de una tarea actual insoslayable.” (Op. cit., pag. 251). Elconcepto trauma tiene aqui un valor estrictamente econémico, y consiste enlaintensidad de un estimulo cuya tramitacién por las vias normales fra- cas6, dejando como secuela trastornos en la vida animica. “Esta analogia no puede sino tentarnos a llamar trauméticas también a.aque- as vivencias alas que nuestros neurdticos aparecen fijados. (.) La neurosis seria equiparable a una enfermedad traumdtica y naceria de la incapacidad de tramitar una vivencia tertida de un afecto hipertenso.” (Ibidem, pag. 252). 98 Recuerdo, Memoria, Trauma - Fdupa 2016 Por esta via, Freud no duda en lamar trauméticas a las vivencias sexuales infantiles, que por exceso de intensidad, y sobre todo, por la incapacidad del yoppara tramitarlas, constituyen una fijacién. El criterio sigue siendo el eco- némico, no obstante el aspecto cualitativo que encontramos en las neurosis de transferencias, aparece a través de la vivencia traumatica de indole se- xual (ya sea real o fantaseada) que constituye su etiologia. Enestas conferenciasilustraré de manera muy gréfica, y dirigido en especial a “los estudiantes” su esquema de las “series complementarias” (Conferencia 23*, 1917 [1916], Los caminos de la formacién de sintoma. A.E., tomo XVI pag. 330), en el que la constitucién sexual més las experiencias sexuales infanti- les configuran la predisposicién por fijaciones libidinales. El vivenciar ac- cidental (traumatico) del adulto, seré el desencadenante dela neurosis. Hay casos, dice Freud, en que toda la fuerza patégena dela neurt roviene de Jas vivencias sexuales de la infancia, y otros en que el peso recae sobre las experiencias posteriores. (Op. cit., pag. 332) Yen la Conferencia 24" retoma la cuestién de la neurosis traumatica. «en el caso de las neurosis trauméticas, en particular de las provocadas por horrores de la guerra, se nos impone la presencia de un motivo egoista delyo, un motivo que aspira a su defensay su provecho; tal vez no puede crear por si solo la enfermedad, pero ta aprueba y la conserva una vez que se ha produci- do, Este motivo quiere resguardar al yo de los peligros cuya amenaza fue la ocasién para que se contrajera la enfermedad, y la curacién no se aceptaré.an- tes de que parezca excluida la repeticisn de ellos, o solo después de haber ob- tenido un resarcimiento por el peligro corrido. Pero en todos los otros casos el ‘yo muestra un interés similar por la génesis y la persistencia de la neurosis.” (Freud, 1917 [1916-17] Conferencias de introduccién al psicoandlisis, 24* con- ferencia. Elestado neurético comtin, A.E.,T. XVI, pag. 347). La expresién “interés del yo” o “interés egotsta” homénima a la de “motivo egoista del yo” citada en la frase anterior, fue utilizada por primera vez en Introduccién del Narcisismo, (1914c, AE.,T. XIV), en donde afirma que el en- fermo retira de sus objetoslas investiduras libidinales para retraerlas sobre el yo. “Libido e interés yoico tienen aqui el mismo destino (..) El notorio egois- mo del enfermo los recubre a ambos.” (Op. cit., pag. 79) Mag. Lic. Ana Marfa Gareia Navarta 99 Porlo que podemos deducir entonces que la libido puesta en juego en lasneu- rosis traumiticas y las neurosis de guerra, corresponde masala que inviste alyo, sunarcisismo; mientras que en las neurosis de transferencia la libido es predominantemente objetal, sélo que recae sobre los objetos primarios internalizados, con un empobrecimiento yoico y en consecuencia, también de las relaciones de objeto reales. En Sobre el psicoandlisis de las neurosis de guerra (1919d, A.E., T. XVID), afir- ma que lo que hallamos en las neurosis de guerra, es la neurosis trauméti- ca, que sabemos sobreviene en tiempos de paz, frente a accidentes, y esta- dos de terror, siendo segtin Freud, la més refractaria a la técnica analitica, pues no responde a la misma etiologia sexual que las neurosis de transfe- rencia. Y afirma “Sélo mediante la formulacién y el manejo del concepto de una ‘libido narci- sista’, es decir, de una medida de energia sexual que depende del yo mismo y se sacia en él como por lo comtin sdlo lo hace en el objeto, se consiguié exten- der la teoria de ta libido también alas neurosis narcisistas” (Op. cit., pag. 207). Esta ampliacidn del concepto de sexualidad permite insertar en la teoriaa las neurosis traumaticas (de paz), toda vez que se indaguen las vinculacio- nes entre ellas y los afectos de terror, angustia y libido narcisista. Enlasneurosis traumaticasy de guerra, diré, elyo se defiende deun peligro que amenaza desde afuera, en las neurosis de transferencia, el yo identifi- ca como enemigo a su propia libido, cuyas exigencias siente amenazadoras. No obstantelas dificultades teéricas, se puede identificar“alarepresién, que esté en la base de toda neurosis, como reaccién frente a un trauma, como neu- rosis traumdtica elemental”, concluye Freud. (Ibidem, pag. 208) Ha terminado la guerra, dice Freud, y la misma ha dejado como saldo un gran mimero de enfermos a consecuencia de accidentes. Aunque las mani- festaciones de las neurosis de guerra eran fundamentalmente perturbacio- nes motrices, las mismas demostraron invariablemente ser “funcionales”, y rotuladas como “alteraciones animicas”, siendo sin duda de naturaleza psi- quica el origen de estas lamadas neurosis de guerra. (Ibidem, pag. 210) Siguiendo sus investigaciones con estos enfermos, infirié Freud que el mo- tivo delas mismas era inconsciente paralos mismos, y que obedecia ala an- gustia por la propia vida, el rechazo a la idea de matar a otros, la revuelta contra la autoridad militar que reprimia la propia personalidad, etc. 100 Recuerdo, Memoria, Trauma - Fdupa 2016 ‘Todos estos motivos permanecian inconscientes porque otros motivos, co- mo el orgullo, la autoestima, el amor ala patria, hacfan inadmisibles parala conciencia a los primeros. Pero los primeros mantenian su eficacia incons- ciente a través de los sintomas En Mas alld del principio de placer (Freud, 1920g, A. XVIID Freud reto- mara la discusién sobre el tema de las neurosis traumaticas. Al respecto dira que el cuadro se aproxima al dela histeria por la cantidad de sintomas mo- tores similares que presenta, pero lo sobrepasa, afirma, por el padecimien- to subjetivo que la acercan ala hipocondria y ala melancolia, con una per- turbacién mas generalizada de la vida animica Aqui determina Freud que el centro de gravedad del trauma parece situar- se en el factor sorpresa, y en el terror. En estas neurosis parece cumplirse también la regla de que un dajio fisico atempera, aunque sea momentanea- mente, la produccién de la neurosis. Asimismo hace el distingo entre los afectos de angustia, miedo y terror. An- gustia dice, es la expectativa frente a un peligro desconocido. Elmiedo esla angustia frente a un objeto determinado. En cambio elterror se siente frentea unpeligro para el quenose esta preparado, siendo relevante el factor sorpre- sa. La angustia protege contra el terror, porque prepara al aparato psiquico para enfrentar el peligro, es una sefial de advertencia. (Op. cit., pags. 12/13) ©) Percepcién, memoria y trauma. Las barreras antiestimulo. Estamos en los tiempos de posguerra, Freud se ocupa nuevamente de las neurosis de guerra y de las neurosis traumaticas (como vimos antes) que se le imponen en ese momento, Mas alld del principio de placer (1920g), 0 como seo conoce también por el “giro del 20”, es una muestra cabal del replanteo de estas cuestiones fundamentales en la teoria. Hacia falta una teoria dela agresi6n, que diera cuenta de los fenémenos ob- servables enla clinica. Freudleda ala agresién el estatuto de pulsién, ynace asi un nuevo dualismo pulsional: pulsién de viday pulsién de muerte, (Freud S., 1920g, A.E., T. XVII pag. 43/59, n. 27). La “compulsién de repeticién” (Op. cit., pag. 19) navega entonces por los fue- ros de la pulsién de muerte, mas alld del reino del principio de placer. Ella demostrard su eficacia en los suefios trauméticos, en las neurosis traumét cas, en la neurosis de destino, como también en la transferencia y en el jue- go infantil, en el que se alia con el principio de placer. Mag. Lic. Ana Marfa Gareia Navarta 101 Enesta obra Freud vuelve a plantearse el problema de la conciencia, y dice, la misma nos brinda percepciones de un mundo exterior y sensaciones de placery displacer que se originan en el interior del aparato animico. (Ibidem, pag. 24) Ambas propiedades del sistema P-Cc. (Percepcién-Conciencia). “To- dos los procesos excitatorios de los otros sistemas dejan como secuela huellas permanentes que son la base de la memoria, 0 sea, restos mnémicos” (Ibidem, pag. 25), pero en la conciencia nada queda de esto. Todas estas huellas, en las que se apoya el recuerdo, son la “propagacién de la excitacién a los siste- ‘mas internos contiguos”, de manera que “La conciencia surge en reemplazo de la huella mnémica” (Ibidem, pag. 25). Utilizando los conceptos de Breuer de energia quiescente (ligada) y libre (mévil), afirma que la conciencia no conduce ninguna energia ligada sino sdlo una energia libre, susceptible de descarga. (Ibidem, pag. 26) La conciencia en su choque directo con el mundo exterior es el drgano re- ceptor de estimulos. La misma seria aniquilada por las grandes masas de energia que se movilizan en el exterior, si no estuviera protegida por una importante barrera antiestimulo, Esta proteccién significa que s6lo pueden penetrar pequefias muestras de estimulos externos filtrados porunastermi- nales especializadas: los érganos sensoriales, dotados de mecanismos pre- ventivos frente a vohimenes hiperintensos, o de variedades inadecuadas de estimulos. (Ibidem, pag. 27) Laconciencia recibe asimismo excitaciones desde adentro, Hacia afuerahay proteccién antiestimulo, pero hacia adentro esto no es posible. Claro que las cantidades endégenas son de distinta intensidad alas que se movilizan enel mundo exterior. De todas maneras, no hay huida frente a los estimulos del interior del organismo, los cuales ala vez, por ciertas caracteristicas del sis- tema, producen sensaciones de la serie placer-displacer. Esto determina que todoslos estimulos, inclusive los recibidos desde el exte- rior, sean cualificados por la serie placer-displacer. ¥ ademés, que las exci- taciones recibidas desde el interior, que produzcan sensaciones de displacer demasiado intensas, sean tratadas como si provinieran del mundo exterior afin de poder aplicarles la proteccin antiestimulo. Este es el origen del me- canismo llamado proyeccién, (Ibidem, pag. 29) que encontramos en la base de procesos patolégicos, pero también de innumerables conductas que en- tran dentro del rango de lo “normal”. 102 Recuerdo, Memoria, Trauma - Fdupa 2016 Sin embargo, Freud hace alli mismo la salvedad de los casos que contrarian el principio de placer. ¥ dice, “Llamemos traumaticas alas excitaciones externas que poseen fuerza suficien- te para perforar la proteccién antiestimulo. (..) Un suceso como el trauma ex- terno provocard, sin ninguna duda, una perturbacién enorme en la economia energética del organismo y pondré en accién todos los medios de defensa. Pe- ro en un primer momento el principio de placer quedard abolido. Yano podré impedirse que el aparato animico resulte anegado por grandes voltimenes de estimulo; entonces, la tarea planteada es mas bien esta otra: dominar el esti- mulo, ligar psiquicamente los voluimenes de estimulo que penetraron violen- tamente a fin de conducirlos, después a su tramitaci6n. (..) De todas partes es movilizada la energta de investidura a fin de crear, en el entorno del punto de intrusién, una investidura energética(..) Se produce una enorme ‘contrainves- tidura’ en favor de la cual se empobrecen todos los otros sistema psiquicos (...) [yell rebajamiento de cualquier otra operacién psiquica.” (Ibidem, pag. 29/30) De allf describe la funcién del yo, como un sistema de elevada investidura, capaz de “ligar” psiquicamente estos estimulos. Cuanto masalta sea su ener gia propia, mayor serd su fuerza ligadora, y viceversa. Haciendo asi una de- finicién relacional de los efectos traumaticos del estimulo externo sobre el psiquismo basado en a fortaleza o endeblez del yo, como expondremos mas adelante. Y ademas avanza sobre el concepto de “ligazén”, diciendo que qui- za consiste en un trasporte del estado de libre fluir al estado quiescente o li- gado. (Ibidem, pag. 31) La neurosis traumatica seria para Freud el resultado de una vasta ruptura de la proteccién antiestimulo. En ellas el terror tiene un gran valor, el cual tiene como condicién 1a falta de apronte angustiado que deberia sobreinves- tirlos sistemas receptores para prepararios. El sistema ha sido, por decir asi, tomado por “sorpresa’. Elapronte angustiado es la tiltima trinchera de la proteccién antiestimulo, perolamisma serd efectiva s6lo hasta ciertolimite de intensidad del trauma. Afirma entonces Freud, que los suefios en las neurosis traumdticas, recon- ducen una y otra vez ala situacién del accidente, no porque estén al servicio de un cumplimiento de deseo, sino porque buscan reproducir el estimulo a fin de recuperar un dominio a través del desarrollo de angustia que no se produjo en su oportunidad (“como entonces no, ahora st...”). Mag. Lic. Ana Marfa Gareia Navarta 103 Claro que estos son intentos infructuosos. Habré que admitir también, con- cluye Freud, quesihay un mésallé del principio de placer, tambiénhabra un tiempo anterior al cumplimiento de deseo en el suefio. Estos suefios respon- den, en procura desu ligazén, ala compulsion de repeticién. (Ibidem, pag. 32) Recordemos que tal compulsién de repeticién, a la luz del dualismo pulsio- nal de 1920, es un retofio de la pulsién de muerte. Sin embargo, tal como en el masoquismo erégeno, omasoquismo primario (Freud, 1924¢, Elproblema econémico del masoquismo, A.E., T. XIX), entendemos que siendo la pulsién de muerte en si misma “muda”, sdlo la conocemos a través de su mezcla con Eros. Estos suefios que responden a la compulsion de repeticidn, también buscan, merced a la igualmente primaria pulsién de vida, unir, integrar, li- gar, ocomo expresa Benyakar (1996): “articular” afecto y representacién, co- mo es presentado en el modelo de lo traumético por disrupcién. En 1922 Freud escribe sus Dos articulos de enciclopedia: “Psicoandlisis” y “Teoria de la libido” (Freud S., 1923a [1922], A.E., T. XVII), en el que explici- ta su oposicién a la teoria propuesta por Breuer, quien sostenia que “las re- presentaciones patégenas exteriorizan un efecto traumdtico porque se han engendrado dentro de ‘estados hipnoides”, esta renuncia constituys el “paso alpsicoandlisis” como lo titula él mismo. ¥ sostiene que una representacién deviene patégena cuando su contenido entra en contradiccién con “las ten- dencias dominantes en la vida animica, provocando asi la ‘defensa’ del indi- viduo.” (Op. cit,, pag. 233), En este mismo articulo sostendra con firmeza “el valor etiolégico de la vida sexual” el cual se descubrié a raiz dela busqueda “de las vivencias traumaticas de las que parectan derivarse los sintomas his- téricos”, las mismas fueron halladas en “impresiones traumdticas proceden- tes de la vida sexual temprana”. (Ibidem, pags. 238/239). 1) La angustiay el trauma Llegamos a la época en que Rank O. publica El trauma de nacimiento (1924 [1923]). Freud hace una referencia a esto en su libro Elyo y el ello (1923b), alli dice que “el nacimiento es el primer gran estado de angustia”, (Freud S., 1923 b,AE.,T. XIX, pag. 59). Ymés adelante, en Inhibicion, sintomay angustia, afirmaré: “En el hombre, -yenlas criaturas emparentadas con él, el acto de nacimiento, en su calidad de primera vivencia individual de angustia, parece haber prestado rasgos carac- 104 Recuerdo, Memoria, Trauma - Fdupa 2016 teristicos ala expresién del afecto de angustia”. (Freud S., 1926d [1925], A.E., T.XX, pag. 89). Volviendo a Elyo y el ello, (1923b); en esta importante obra expone su segun- da tépica, y pasa a explicar su teoria de las neurosis como una lucha entre instancias: Yo, Ello y Superyo. Alli afirma que “la angustia de muerte se jue- ga entre elyoyy el superyo”. ¥ agrega que la angustia de muerte emerge an- te dos situaciones: como reaccién frente a un peligro exterior, y como pro- ceso interno. Vivir tiene para el yo el significado de ser amado por el superyé. El superyé entonces subroga la funcién protectora y salvadora que heredé del comple- jo paterno (que pasé luego al destino o Dios). Cuando el yo est ammenazado por un peligro demasiado grande, que cree no poder vencer por sus propias fuerzas, se siente abandonado por todos los poderes protectores, y se aban- dona si mismo. (Freud S., 1923b, A.E., T. XIX, pags. 58/59). ‘También afirma, hablando del sentimiento de culpa, del que la melancolia es paradigmatic “Lo que ahora gobierna en el superyé es como un cultive puro de la pulsién de muerte, que a menudo logra efectivamente empujar al yo ala muerte...” (Ibé- dem, pag. 54). De lo que deducimos entonces que toda situacién que signifique una ame- naza para el individuo, y por lo tanto devenga traumética, termina siendo dirimida en el interior del aparato psiquico como una lucha entre instan- cias. Poniendo finalmente de relieve la fortaleza o endeblez relativa del yo. Mas tarde, en Inhibicién, sintomay angustia, Freud aseverara que “elyo es el genuino almécigo de la angustia”, (Freud, 1926d [1925], A.E., T. XX, pag. 89), con o cual rechaza su teorfa anterior sobre que la mocién reprimida se mu- daba directamente en angustia. Aqui retoma el tema del trauma de naci- miento como “imagen mnémica preexistente (.. origen de esa angustia” (Op. cit., pag. 89). Con respecto al origen de los afectos en general, dic: “Los estados afectivos estan incorporados en la vida animica como unas sedi- mentaciones de antiquisimas vivencias traumdticas y, en situaciones pareci- das, despiertan como unos simbolos mnémicos.” (Ibidem, pag. 89) Mag. Lic. Ana Marfa Gareia Navarta 105 Esmuy interesante este concepto, que ya habia sido explicado en otros luga- res (desde Estudios sobre la histeria, 1895d, hasta en la primera de sus Cinco conferencias, 1910a),y nos muestra una vez mas el interjuego del exterior-in- terior en el trauma, Antiquisimas vivencias traumaticas (0 sea, filogenét camente vividas en el contacto con el mundo externo) son internalizadas, y se convierten luego en disposiciones hereditarias, las cuales constituyen unas particulares conductas que llamamos afectos, y que devienen en una “sefial” para el individuo, el que de este modo se apronta o se prepara para lalucha, y se defiende de una agresién (real o fantaseada). g) La vivencia de desvalimiento Si bien la angustia toma como arquetipo el proceso de nacimiento — como describiera en parrafos anteriores — cual es su funcién actual? Freud responde a este interrogante afirmando que as{ como la angustia se generé como reaccién frente a un estado de peligro, se volverd a reproducir ante la amenaza de un nuevo peligro. (Freud S., 1926d [1925], Inhibicion, sin- tomay angustia, AE., T. XX, pag. 127). 2Qué entendemos por peligro para el yo? Freud afirma que el nifio sabe que sumadre satisface inmediatamente sus necesidades, y cuando aftora su pre- sencia, es porque en el fondo teme “el aumento de la tensién de necesidad, frente ala cuales impotente.” (Op. cit., pag. 130). Tal como lo venimos descri- biendo, lo comin a ambas vivencias es el incremento de las magnitudes de estimulo, con la consiguiente impotencia del yo para tramitarlas (vivencia de desvalimiento). Este seria el genuino nticleo del “peligro”. De modo que la sola ausencia de la madre deviene ahora como un peligro, ante lo cual el nifio genera una sefial de angustia. Este es ya un paso evolutivo importante: “el pasaje de la neoproduccién involuntariay automatica de la angustia, a su reproduccién deliberada como sefal de peligro.” (Ibidem, pag. 130). Enel humano adulto, las reacciones fisiolgicas de la angustia ya no serian justificadas como respuesta adecuada, sin embargo el estallido de angustia tendria su funcién en producir una sefial de alarma, que puede ser inme- diatamente relevada por las acciones especificas, mds acordes a fines. (Ibt- dem, pag. 127). En este trabajo profundizaré Freud el estudio dela angustia automatica y la angustia sefial, observando sus diferencias, sus fuentes, y surelacién con el trauma. 106 Recuerdo, Memoria, Trauma - Fdupa 2016 Apropésito de las neurosis traumdticas afirma que quienes pretendian de- mostrar que una neurosis podia desencadenarse independientemente dela sexualidad, no han presentado tampoco una demostracién clinica compro- bable, Ademés de que ya la introduccién del narcisismo destacé la natura- leza libidinosa de las pulsiones de autoconservacién. Es improbable dice Freud, que una neurosis sobrevenga, sélo por el hecho objetivo de un peligro real, sin participacién de mociones provenientes de estratos mas profundos e inconscientes. Y siendo que nada hemos experi- mentado directamente con respecto a la muerte, la angustia de muerte de- bederivarse dela angustia de castracién. El temor mas profundo es el de ser abandonado por el Superyo protector, el heredero de los omnipotentes padres del Complejo de Edipo, y quedar asi expuesto a los poderes del destino. (Ibt- dem, pag. 123). De modo que los voltimenes hipertréficos de excitacién que quiebran la proteccién contra los estimulos del afuera, son los que provocan tales vivencias de desvalimiento, que conducirian ala neurosis traumitica. Asf atribuye dos modalidades al origen de la angustia: una involuntaria, automatica, econémicamente justificada, cuando se produce una situacién de peligro andloga a la del nacimiento. Y la otra, generada por el yo que in- terpreta una situacién de amenaza, movilizando de este modo su evitacién. (idem, pag. 152), h) Angustia neurética y angustia realista EnInhibicién, sintomay angustia (Freud S., 1926d [1925], A.E.,T. XX, pag. 154) Freudhacela distincién entre angustianeurcticay angustia realista. La pri- mera surge ante un peligro del que no tenemos noticia, es un peligro “neu- rético”, de origen pulsional. El peligro realista es uno del que tomamos no- ticia y se acompafia de la angustia realista Tras elestallido de angustia, en el peligro realista, sobreviene la acci6n pro- tectora, lo mismo ocurre con el peligro pulsional, dado que puede darseuna acein adecuada a fines en ambas situaciones. Pero también se da el caso, inadecuado a fines, de la llamada “angustia automdtica”, que resulta para- lizante, y se extiende a costa de la accién eficaz, Enotroscasosla angustia es mixta, ante un peligro realy notorio, surgeun de- sarrollo de angustia desmedido. Este “plus” corresponde al exceso neurstico. Mag. Lic. Ana Marfa Gareia Navarta 107 Alliha sucedido que el peligro realista esta asociado a un peligro pulsional que se ignora. Elpeligro resulta de la valoracién del yo con respecto a sus propias fuerzas con relacién a la magnitud del estimulo, y la admisién de su desvalimiento frente al mismo. Desvalimiento material cuando el peligro es realista,y des- valimiento psiquico, cuando el peligro es pulsional. En ese sentido dice Freud: “Conocemos la diferencia; el peligro realista amenazadesde un objeto externo, elneurético desde una exigencia pulsional. En la medida en que estaexigencia pulsional es algo real, puede reconocerse también a la angustia neurética un fundamento real.” (Op. cit., pag. 156) Con lo cual se recuerda la afirmacién de Freud de que finalmente el Ello es para el Yotambién una exigencia como la del mundo exterior. (Freud, 1923) i) “Situacién traumatica” “Llamemos traumatica, a una situacién de desvalimiento vivenciada; tenemos entonces buenas razones para diferenciar ta situacién traumatica de la situa- cién de peligro.” (Freud S., 1926d [1925], A.E., T. XX, pag. 155). La capacidad de prever estas situaciones traumiticasy de desvalimiento, es un progreso importante en el yo. “Lldmese situacién de peligro a aquella que contiene la condicién de esa expec- tativa; en ella se da la sefial de angustia. (..) La angustia es entonces, por una parte, expectativa del trauma, y por la otra, una repeticién amenguada de él” (Op. cit,, pag. 155) Sin embargo, estas dos caracteristicas (expectativay repeticidn), tienen diver- so origen. Siendo la expectativa inherentea la situacidn de peligro, mientras que la repeticién corresponde a la “situacién traumdtica” de desvalimiento anticipada en la situacién de peligro. (Ibidem, pags. 155/156) Tenemos asi el desarrollo de la serie angustia-peligro-desvalimiento (trau- ma): +Lasituacién de peligro corresponde ala situacién de desvalimiento discer- nida, recordada y esperada. + La angustia es la reaccién originaria frente al desvalimiento vivenciado eneltrauma. 108 Recuerdo, Memoria, Trauma - Fdupa 2016 + La reproduccién como angustia sefial, interviene en el pedido de socorro, ante a situacién de peligro. + Elyo repite activamente lo que ha vivenciado pasivamente en el trauma. Esta repeticién es morigerada y con la esperanza de poder tomarlasriendas del decurso de la vivencia traumética. + Lo decisivo es el primer desplazamiento de la angustia desde la situacién de desvalimiento inicial, hacia su expectativa, la situacién de peligro. (Tbt- dem, pag. 156) La exigencia pulsional, asimismo, se convierte en peligro, cuando su satis- faccidn conlleva un peligro externo, osea, porque ese peligro interno repre- senta uno externo, Y por otra parte, también el peligro exterior (realista) se interioriza de tal modo que queda relacionado con la vivencia de desvali- miento, para que signifique algo para el yo. Es el nexo con la “situacién trau- metic” el que nos reconduce al desvalimiento. Alli coinciden peligro inter- no y externo, peligro realista y exigencia pulsional. (Ibidem, pag. 157). Las reacciones de angustia frente ala pérdida del objeto madre, encuentran su explicacién enla fijacién al objeto que satisface la necesidad, yla extrema dependencia del infante humano. La necesidad entonces, experimenta una investidura muy intensa que Freud denomina “afiorante”.(Ibidem, pag. 159). Freud volverd sobre el tema dela relacién angustia-trauma en la32*Conferen- cia: Angustiay vida pulsional (1933a [1932], A.E., T. XID, en la que explicita: “Llamemos factor traumético aun estado asi, en que fracasan los empertos det principio de placer; entonces, a través de la serie angustia neurética-angus- tia realista-situacién de peligro llegamos a este enunciado simple: lo temido, elasunto de la angustia, es en cada caso la emergencia de un factor traumé- tico que no pueda ser tramitado segtin la norma del principio de placer.” (Op. cit., pag. 87) Se trata siempre de “cantidades relativas”. Sélo la magnitud de una excita- cién convierte una impresién en factor traumatico, transformandola en si- tuacién de peligro y aboliendo momentaneamente el principio de placer. Entonces se pregunta Freud, si no es posible que “factores traumdticos” de esa indole sobrevengan ena vida animica sin referencia algunaalas situa- ciones de peligro mencionadas, entonces la angustia no aparecera como se- fial, sino como algo nuevo, con fundamento propio (Ibidem). Mag. Lic. Ana Marfa Gareia Navarta 109 Podemos entender que esta hablando aqui dela “angustia automdtica”, que irrumpe en el yo sin relacién alguna, como algo por asi decir “novedoso”, y més quenada “sin sentido”, dado queno se la puede atribuir, conscientemen- te, a ninguna situaci6n de peligro realista ni causa determinada. Contintia diciendo Freud, que sélo las represiones més tardias muestran el mecanismo que hemos descripto como angustia sefial. Mientras que “las primeras y originarias nacen a raiz del encuentro delyo con una exigencia li- bidinal hipertréfica proveniente de factores traumaticos”. (Ibidem, pag. 87). Determina entonces un origen doble dela angustia: en un caso como conse- cuencia del factor traumatico (externo al yo) y en el otro como sefial de ame- naza de repeticién del trauma (ahora internalizado). (Ibidem, pags. 87/8). Alaluz de lo que venimos planteando, la diferencia entre angustia sefial y traumética (0 automiética) da cuenta dela fortaleza o debilidad del yo con re- lacién al estimulo. En la angustia sefial, el yo maneja la angustia como anti- cipo del suceso para prepararse ante el mismo. Cuando no puede hacerlo, y es por asf decir, “sorprendido”, la angustia puede llegar a niveles insoporta- bles para el mismo yo, quedando invadido y paralizado. En la 34* Conferencia: Esclarecimientos, aplicaciones, orientaciones, Freud (1933a (1932), A.E., T. XXII) vuelve a exponer el papel de las particularida- des psiquicas de la infancia, por el florecimiento temprano de la sexuali- dad, que deja impresiones definitivas para la vida sexual madura, L. presiones de ese periodo temprano, “afectan aun ser inacabadoy endeble, en el que producen el efecto de traumas.” (Op. cit., pag. 136). De estas emociones tan intensas que Freud denomina “tormenta de afectos”, el yo sélo puede de- fenderse a través dela represién, y asi se adquieren en la infancia todas las predisposiciones a la contraccidn dela neurosis. sim- Se afianza de este modo cada vez més en su obra la concepcién del trauma como interjuego dinamico de pulsiones, como as{ también la condicién es- tructural del mismo, Esté en a base dela misma constitucién psiquica y for- ma parte de las fantasias que la habitan. En Moisésy larreligin monoteista (1939a [1934-38], A.E., T. XXIII) Freud hace una analogia entre la historia de a religién judia y la evolucién psicosexual del individuo. En ella define una vezmasel concepto de trauma, y dice: “Lla- mamos traumas a esas impresiones de temprana vivencia, olvidadas luego, a las cuales atribuimos tan grande significatividad para la etiologia de las neu- rosis.” (Op. cit., pag. 70) 110 Recuerdo, Memoria, Trauma - Fdupa 2016 En.un primer punto seftala que la génesis de la neurosis siempre se remon- taaimpresiones muy tempranas dela infancia, y en un segundo punto, dice que hay casos designados como trauméticos porque resulta muy evidentela relacién dela neurosis con un suceso temprano dela vida, que dejé una hue- laindeleble,la cual no ha podido ser tramitada normalmente, provocando efectos patologicos. En otros casos esta etiologia no aparece tan claramen- te. Sin embargo, ello no contradice la teoria pues ambos factores, un valor constitucional que predispone a la contraccién de la neurosis, y un factor traumdtico en su etiologia, son reunibles en lo que llamé Freud “series com- plementarias”, UIbidem, pags. 70/71) No obstante Freud insiste alli en que lo que Namamos sintomas dela neuro- sis, son el producto de impresiones y vivencias reconocibles como traumas etiolégicos. “Todos estos traumas corresponden a la temprana infancia, has- talos cinco arios aproximadamente”, periodo que como sabemos, pertenece ala “amnesia infantil”. (Ibidem, pag. 71). Esas vivencias han sucumbido al olvido, no son accesibles al recuerdo, sal- ‘vo por algunos retofios que configuran “restos mnémicos singulares”, los “re- cuerdos encubridores”. Las vivencias corresponden a impresiones sexuales yagresivas que constituyeron un dafio temprano del yo, en una edad en que lo sexual y lo agresivo ain no se discriminan. En todas ellas predomina el factor sexual. (Ibidem, pag. 71) Freud resume estas condiciones en tres puntos: aparicién temprana, olvido y contenido sexual agresivo. Y con respecto ala naturaleza del trauma aclara, “los traumas son vivencias enel cuerpo propio o bien percepciones sensoriales, las mds de las veces de lo visto y oido, vale decir, vivencias o impresiones.” (Ibidem, pag. 72). Y agrega que lo tinico capaz de devolverlas al recuerdo, es el trabajo analitico. La neurosis no se manifiesta muchas veces desde la infancia, sino que per- manece muda en el periodo de latencia sexual —hasta la pubertad - en que la acometida en un segundo tiempo del refuerzo pulsional, despierta la se- xualidad y con ello la lucha defensiva que caracteriza la neurosis, También puede suceder una neurosis de infancia, que causa perturbacio- nes y sintomas por un tiempo, en las que prevalece la defensa dejando tras. de s{ unas secuelas como alteraciones del yo, comparables a unas cicatrices. (ibidem, pag. 72/73) Mag. Lic. Ana Marfa Gareia Navarta am Aqui Freud clasifica los efectos del trauma en positivos y negativos. Los po- sitivos son fijaciones que corresponden a los empefios de la compulsién de repeticién, y se manifiestan como rasgos de cardcter o destino. Los negati- vos son las reacciones de defensa, que buscan que no se recuerde ni se repita nada de los traumas, principalmente las evitaciones o inhibicionesy fobias, que igualmente son fijaciones al trauma olvidado, que constituyen forma- ciones de compromiso en las que confluyen las dos tendencias. Todos estos fenémenos son de naturaleza compulsiva, y no son influencia- bles por la realidad exterior, sino que se encuentran bajo el imperio de una realidad psiquica interior, en cuyo extremo se abre el camino a la psicosis. (Ibidem, pag. 73/74). Menciona Freud la posibilidad de una escisién en el yo por influjo del trau- ma, y como producto dela defensa, lo que suele terminar en un estallido de la neurosis como intento de conciliacién de estas partes del yo, pero sélo a través del trabajo analitico se logra esta reunién en un todo integrador. Las més de las veces el yo resulta devastado y avasallado por este sector tempra- namente escindido y gobernado por el trauma*. (Ibidem, pag. 75). En el Esquema del Psicoandlisis, (Freud S., 1940a [1938], A.E., T. XXII obra enla que Freud se propone exponer su teorfa en forma concisa y de una ma- nera dogmiética (Op. cit., pag. 139), afirma que el complejo de castracién es el trauma més intenso de la vida infantil, entramado en las constelaciones del Complejo de Edipo, que lo conduce ala renuncia del objeto primario de amor, ala represi6n de sus mociones infantiles, y al sepultamiento del Complejo de Edipo, lépida bajo la cual quedaré inmerso el trauma. (Ibidem, pag. 189) En Andlisis terminable e interminable (Freud S., 1937c, A.E., T. XXII), en un trabajo impregnado en general de cierto pesimismo, en donde plantealaim- posibilidad de despertar todas las mociones para su completo andlisis, Freud plantea otra vez a etiologia mixta de todas las perturbaciones neurdticas, se trata de pulsiones hiperintensas, indomeftables por el yo, o bien de traumas tempranos, prematuros que el yo inmaduro no pudo tramitar. Volviendo a poner aqui de relieve la conjugacién de los dos factores, el constitucional y elaccidental, en la serie complementaria. Y aclara que cuanto més intenso el trauma, més perjudicial serd, atin en “constelaciones pulsionales norma- les” (Ibidem, pag. 223). 58 Estaidea es base en el desarrollo que realiza Ménica Hamra, 2006, en su tesis, de Maestria El retorno dello escindido. m2 Recuerdo, Memoria, Trauma - Fdupa 2016 En estos casos, de etiologia traumnatica, es donde el andlisis tiene mayores posibilidades de obtener un resultado favorable, a través de lo que mejor sa- be hacer: el fortalecimiento del yo. En estos dos tiltimos parrafos vemos que Freud vuelve al factor traumatico como algo proveniente del exterior, y estimo, por el contexto de su discur- so, que al decir “constelaciones pulsionales normales”,estd dejando entrever que este trauma acaecié en etapas posteriores a las del periodo infantil, en donde ya estan estructuradas estas constelaciones psiquic Mas adelante dice, refiriéndose a su paciente cuyo andlisis él habia dado por terminado: “sin el nuevo trauma no se habria llegado al estallido més recien- te de ta neurosis.” (Ibidem, pag. 225). No obstante aclara que la intensidad constitucional de las pulsiones y la lucha defensiva que altera al yo patolé- gicamente, son las condiciones mds desfavorables para el andlisis pudien- do prolongar su duracién hasta lo interminable. (Ibidem, pags. 223/4). No es posible analizar un conflicto por su mera enunciacién, mientras éste no se haya hecho actual en el paciente. (Ibidem, pag. 224). 2. Sandor Ferenczi y la controversia con Freud, Nos dice Boschan en sumeduloso articulo sobre Traumay nifiez, (P. Boschan, 2008, Revista dela S.A.P.N° 11/12, pags. 231/241): “Sibien hay oscilaciones [en la determinacién de Freud al renunciar a la teorta de la seduccién], el nuevo paradigma queda instaurado en la teoria psicoanalitica”. Este hecho consti- tuyd una revolucidn en el Psicoandlisis y un cambio radical en el modo de concebir la relacién entre psiquis y realidad externa. Asimismo implicé la creacién de conceptos fundamentales dentro del andamiaje tedrico psicoa- nalitico, tales como “realidad psiquica’, “sexualidad infantil”, “deseo incons- ciente”, “Complejo de Edipo”, e “Inconsciente dindmico”. Este enorme cambio, fructifero en muchos sentidos, tuvo sin embargo un costo, considerado asi por muchos psicoanalistas que hoy aportan sus ex- periencias clinicas, teorizaciones e investigaciones en el campo de lo trau- mitico: “el papel del trauma no fue reconceptualizado, no queda articulado enel esquema tedrico freudiano”, (P, Boschan, Ibidem); como asi tampoco la consideracién del lugar del Otro en la constitucién subjetiva, lo cual hubie- raimplicado otro modo de valorar la realidad externa y su participacién en laetiologia del trauma. Mag. Lic. Ana Marfa Gareia Navarta 113

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