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Vigilancia en salud pública

La calidad de un sistema de vigilancia en salud pública se encuentra intrínsecamente ligada a la


calidad de los datos recolectados, siendo estos cruciales para respaldar la toma de decisiones en la
prevención y control de enfermedades. La utilidad de la información se destaca como un elemento
clave, donde los datos de población se emplean como denominadores para calcular medidas de
frecuencia.

Las actividades de recolección de datos abarcan diversas etapas, comenzando por la detección de
casos, llevada a cabo por personal de salud capacitado en unidades de atención. La definición de
caso se basa en criterios geográficos, clínicos y de laboratorio, sin necesidad de ser diagnósticos, y
debe ser sensible, específica, clara, simple, estable y válida. La clasificación de casos se realiza
según niveles de certeza, abordando signos y síntomas, resultados de laboratorio y nexos
epidemiológicos.

La selección de datos de vigilancia exige la aplicación rigurosa de guías nacionales y la prevención


de modificaciones subjetivas en los criterios por parte de los observadores. Los datos básicos del
caso incluyen fecha y hora de inicio de síntomas, ubicación geográfica y datos demográficos.

El cerco epidemiológico se erige como una actividad fundamental para limitar la diseminación del
agente causal, implicando la búsqueda activa de contactos e identificación de brotes. Las fuentes de
datos abarcan notificaciones de casos, registros, investigación de casos y brotes, encuestas,
rumores y fuentes informales.

La notificación, como declaración oficial de la ocurrencia de cada caso bajo vigilancia, se realiza
según definiciones vigentes y transmisión de datos relacionados. Es un proceso continuo,
sistemático, de carácter obligatorio y respaldado por la ley. Involucra a unidades proveedoras de
datos, unidades de vigilancia y mecanismos de transmisión. Los pasos incluyen la identificación e
integración de la red notificadora, el uso de instrumentos apropiados para la transmisión de datos y
la organización de registros simples en la unidad de vigilancia. Los formularios de notificación sirven
como resumen de vigilancia, consolidando información por semanas epidemiológicas, incluso en
periodos sin detección de casos (notificación negativa) para garantizar el control.

La clasificación de casos requiere un procedimiento básico de seguimiento según normativas


nacionales, y la validación de datos sugiere la aplicación de un Protocolo Básico de Control de
Calidad para monitorear la integridad y evitar subregistros, sesgos y duplicaciones. La cultura que
asegure la calidad del dato se presenta como fundamental, dependiendo de características como
oportunidad, suficiencia, coherencia y confiabilidad.

La evaluación de sistemas de vigilancia se realiza mediante un ejercicio analítico comparativo entre


lo observado y lo esperado. Su propósito es maximizar la efectividad y calidad del sistema,
garantizando el uso racional de recursos para el control de enfermedades y daños a la salud. Se
evalúan aspectos clave como la calidad de atributos del sistema, importancia del evento, pertinencia
de objetivos, utilidad de la información y costo del sistema.

Para evaluar la calidad, se consideran la simplicidad, flexibilidad, aceptabilidad, sensibilidad, valor


predictivo positivo y representatividad del sistema. Se proponen mejoras, como estimular la toma de
consciencia, simplificar notificaciones, mejorar el soporte de laboratorio, retroalimentación
sistemática, métodos y fuentes de datos múltiples, promoción de vigilancia activa, en tiempo real,
sistemas de alerta temprana, sistemas de vigilancia centinela, sindrómica y basada en comunidad,
introducción de tecnologías de información, desarrollo de competencias en recursos humanos,
grupos de discusión técnica y fomento de la creatividad y el trabajo en equipo.

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