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CAPITULO 0 La “ciudad higiénica” y el agua “La Plata por sus hermosisimas.calles y-anchas ave- nidas.que la cruzan en todas direcciones, esta por'ese sélo hecho, én mejores condiciones que cualquiera otra ciudad de Sud-América, respecto a ese grande e indispensable requisito para la higiene publica, es de- cir la perfecta delineacién de calles en toda direccién. De esa manera las corrientes impulsivas de las gran- des.masas de aire, facilitadas por grandes aberturas a todos rumbos, la recorreran en todas direcciones, y como las calles son a las ciudades como los pulmo- nes al organismo, tendremos que la ciudad respirara siempre bien, y sus habitantes gozardn de un benefi- cio importante”. . Dr. Casal, 1885" de la “ciudad higiénica” He fines del siglo XIX, una perspectiva neohipocratica y organicista preva- lecié en el saber médico estimulando reflexiones.como las que el Dr. Casal, discipulo de Eduardo Wilde, hacia de La Plata, la ciudad recientemente fun- dada y de la que é1 mismo seria uno de los primeros médicos en radicarse. Las interrelaciones.aqui planteadas entre medicina y urbanismo moderno reco- gian un legado que tenia un preciso punto de partida. El que se sitta en la epidemia dé fiebre amarilla de 1871 en-Buenos Aires, y en el clamor que derivé en las crecientes facultades conferidas al poder médico-para que su intervencién-permitiera evitar la aparici6n de similares episodios tragicos. Llegaba asi a la Argentina el higienismo, en tanto nueva disciplina que-enfatizaba el cardcter social de la medicina. Desde mediados del'siglo XIX, el discurso cientifico europeo sintetizé en Ia no- cién de higiene el conjunto de acciones que debian ser impulsadas para asegurar el ‘mantenimiento de la limpieza en todas sus formas. Asi, el término higiene, que con sus equivalencias tenia una larga existencia -aunque la Real Academia Espafiola re- cién lo incorporara en 1843 pas6 de ser un adjetivo que calificaba la salud —del grie- 80 hygeinos, lo que es sano—a constituirse en un nuevo saber ocupado del conjunto de 89. La Plata, La Plata, 9 de marzo de 1885. Escaneado con CamScanner mi et Seba S ella is que| gui «dal ci di » Tal Gustavo Vallyjo ositivos y conocimientos que favorecian su mantenimiento corel fin de reducir la bitalidad y extender la vida del hombre.” La irrupcién del higienismo en la Argentina coincidia con la emergencia de un 0 Estado-Nacion, que, tras la “Conquista del Desierto” disponia de amplios te- ios para plasmar esa organizacién en el espacio y a la vez afrontaba profundos ‘ogantes relacionados con el modo de Hevarla a cabo. Si la ciudad moderna irra~ a Jos valores civilizados que debian propagarse para controlar el territorio, la cia finisecular pronto se encontré frente a una doble problematica. Ella consistia solver las situaciones sanitarias que afectaban a la ciudad porque ponian en ries- 1u propia existencia y sostener la virtud urbana que debia orientar ejemplarmente ance sobre el campo. Tras sucesivas propuestas lanzadas para que Buenos Aires se reformara sobre si misina, surgié entonces la idea de crear en otro sitio un modelo de ciudad higienista condensara todas las virtudes sanitarias y ofreciera el verdadero ejemplo a-ser se~ lo. Una oportunidad para alcanzar este tiltimo propésito provino tras resolverse la stién capital” dando origen a La Plata, y con ella también abrigando el anhelo de leseadas dentro de un sistema institucional moderno. La Plata entonces era una ta ex’presién del avance del higienismo, que llevaba ya un tiempo de actuacién en rrincipales ciudades europeas como respuesta cientifica ante una nueva.experien- P te encauzar a través de particulares caracteristicas fisicas, las formas de conviven- cin irbana: la industrializacién habia creado suficientes motivos para que proliferara geo 8 tat del-cientificismo pos! re; ois itaba los anhelos de conducir.de una manera equilibrada la era de progreso ilimi- erdadero miedo a la ciudad, que lo era de manera inasible a todo aquello que Iscondia en sus espacios, esto es, a los contagios, a las epidemias. Era un miedo nes, las mezclas, los contactos, a través de acciones que en definitiva redundaban Jastas, normativas concebidas para preservar el orden." ideas fue desplegdndose una accién que, sin desenten- ista y sin dar lugar a Ja critica marxista, comprendié el imiento de utopias optimistas que legaron répidamente a la Argentina para en- uy sg infglosible de precisar, y al que s6lo atenuaban las medidas tendientes a evitar las con- fb ey Dentro de este cuerpo d icarse con los anhelos intimos del higienismo. Merced a ellas el liberalismo podia ycar sobre su renuncia a regularse a si mismo, la ilusi6n futurista que introducia la Jacién proveniente de un incuestionable ¢ inasible a la vez, saber cientifico, que en la que muchos crefan estar inmersos.” Alli resonaba la perspectiva tecnocré- tigalque habia llevado a Saint Sim6n a sostener que “no debja abolirse el capitalismo, sit promover y dirigir su desarrollo para crear una abundancia de riquezas que apro- x PIGARELLO, Georges Lo limpio y Io sucio. La higiene del cuerpo desde la Edad Media, Alianza, fadrid, 1991, p. 210. /ALLEJO, Gustavo Escenarios..., cit, p. 54, VALLEJO, Gustavo Escenarios..., cit, p. 58. Escaneado con CamScanner Proyecto urbano y sectores populares 61 vechen todos”, lo que comprendia también la creacién de iguales espacios directivos dentro del Estado para banqueros y cientificos. Era la utopia de la armonizacién de los, intereses de la burguesia con el saber. Distintas utopias rondaron en la cabeza de quienes concibieron el plan fundacio- nal de La Plata. Una de ellas fue la contenida en la novela que Julio Verne escribi con el titulo de Los quinientos millones de la Begiin (1879). Alli un médico francés, tras heredar una enorme fortuna, decide dar a conocer en un importante Congreso internacional de Higiene su decision de destinarla en-la construccién de France Ville “la ciudad del bienestar y Ja salud”. La solucién a los graves problemas padecidos por las grandes aglomeraciones urbanas, s¢ hallaba por consiguiente en “el mas poderoso método de persuasién”, como lo era “el ejemplo”. Y continuaba preguntando ante sus pares, los mas notables cientificos del mundo: “gpor qué no reunir todas las fuerzas de nuestta imaginacién para trazar el plano de una ciudad modelo, apoyandonos en da- tos rigurosamente cientificos?”* Esta “ciudad modelo” que, recreando la conviccion saintsimoniana también en la identificacién del “nuevo mundo” como el sitio de las utopias, habria de ser levantada en el territorio americano, sobre una extensa Ilanura despoblada, poseeria una “traza regular” con calles designadas por nuimero de orden, cruzadas en dngulo recto y de las cuales se diferenciarian cada medio kilémetro arte- rias un tercio més anchas con el nombre de paseo 0 avenida, arboladas y con jardines piblicos en sus intersecciones. No pocos advertirfan las similitudes de este programa enunciado con las formas adoptadas por la “nueva Capital”, Ilegandose a afirmar que La Plata surgié con el fin de “Dardo Rocha de realizar Ja utopia cientifica de Julio ‘Verne”.%* E] Gobemador conocié aquella “utopia cientifica” junto a otra obra del mismo tenor. Se trataba de Buenos Aires en el 2080, un texto de anticipacién que su autor, el periodista francés Aquiles Sioen, publicé en 1879 admitiendo haberlo escrito “a la manera de Julio Verne”. La amistad que mantenia Rocha con el prologuista de ese libro, Héctor Varela, favorecié su inmediato acceso a la obra de Sioen como a la de Julio Verne que la habia inspirado. La Ilegada de aquellas utopias higienistas a manos de Rocha precedié el inicio del plan fundacional, que comenzé con la creacién de una Comision para definir la localizacién geogréfica mas conveniente para la “nueva Capital”. Y enfatizando la cjentificidad de ese gesto, impregnado también de un halo hipocratico, convocé a prestigiosos higienistas. Se completaba asi la analogia con el cientifico de la novela Verne que no era completamente ficcional: se aludia alli al médico y estudioso de Jos problemas urbanos, Benjamin Ward Richardson, creador de Hygeia, propuesta de ciudad ideal que fue presentada al Congreso de 1875 de la Social Science Association 98 TROUSSON, Raymond Historia de la literatura utdpica Fiaje a paises inexistentes, Peninsula, Barce- Jona, 1985, pp. 244-245. 94 TROUSSON, Raymond Historia de la..., Git., pp. 244-245, 95 El Nacional, Buenos Aires, 18 de abril de 1884, Escaneado con CamScanner 62 Gustavo Vallejo cuya seccién de Salud él presidia.® Al afio siguiente el trabajo fue publicado como Hygeia, a City of Healt y casi inmediatamente traducido al espafiol por la Revista Mé- dico Ouirtirgica de Buenos Aires que dirigia Emilio Coni, también discipulo de quien por entonces era el mas afamado higienista local;Eduardo Wilde. En el texto traducido por Coni; Richardson describia una ciudad ideal —que re- aparece en la novela de’Verne- signada por un urbanismo riguroso y simple, a tono con otras propuestas contemporéneas que buscaban destilar “armonta y disciplina’ en ambientes de bienestar donde se tenia controlado todo tipo de riesgo patolégi- co. Continuando con una linea de pensamiento representada en Inglaterra por Edwin Chadwick con su Report on the Sanitary Condition of labouring Population of Great Britain el grupo Philosophical Radicals encabezado por Jeremy Bentham, Richard- son expresaba su objetivo de crear una ciudad “dirigida por'el conocimiento cienti- fico” que habria de.aproximarse al ideal de. los resultados sanitarios, “si no se logran plenamente, en una coexistencia del indice més bajo posible de mortalidad general con la maxima longevidad individual factible”.* La forma fisica de la.ciudad nueva y Jas obras de infraestructura.que acompafiaban'su-configuracién eran claves para llegar al bienestar general, como lo sostendria Emilio Coni. De hecho, cuando en 1887 rea- liz6 un extenso trabajo que preparé para enviar al Congreso Internacional de Higiene y Demografia de Viena con el titulo de Progrés de L'hygiéne dans la Repépublique Argentine, el higienista- argentino dedicé un capitulo a aquello que. podia exhibirse como Ia consumacién de las ideas propugnadas: “La ciudad higiénica” de La Plata. Allli era tematizada la importancia del trazado urbano, las obras de provision de agua y el alumbrado eléctrico, remarcando la preeminencia que las formas fisicas mantenian en la implementacién.de-la higiene publica, a través de un maridaje entablado-entre medicina y urbanismo modemo.” __ El surgiiniento de la “ciudad higiénica” de La Plata era, entonces, Ja culminacién de un proceso iniciado.con la epidemia de 1871 y prolongado en un imaginario al que las utopias cientificas y el saber médico proveyeron de precisas normas que derivaban en el disefio de la ciudad ideal. Alli radicaba el germen de una ciudadania nueva que habria de ser disciplinada por el orden y la Hiigiene-de los espacios.' EI proceso de disefio del trazado se inicié con una propuesta realizada por el arquitecto Juan Martin Burgos que contenfa-en su memoria la recomendacién de que fuera adoptddo el “sistema de'calles rectas y perpendiculares unas a otras, pues cualquiera otra traza” ademés de ofrecer serias dificultades a la subdivision del terreno 96 VALLEJO, Gustavo scenarios... cit, p. 66. i 97 ARMUS, Diego “La ciudad higiénica: tuberculosis y wtopias en Buenos Aires”, en GUTMAN, Marga- rita y REESE, Thomas -editores~ Buenos Aires 1910. El imaginario para , Eudeb Buenos Aires, 1995, pp. 97-110, p. 97. (ee 98 SICA, Paolo Historia del Urbanismo, T. 2, IAEL, Madrid, 1981, p. 1110. 99 CONI, Emilio Progrés de la Higiene dans la République Argentine, Librairie J. illie aa rgel r ibrairie J. B. Bailliére et fils, 100 VALLEJO, Gustavo Escenarios...,cit., p. 69. Escaneado con CamScanner Proyecto urbano y sectores populares 63 y al trinsito,““no permitira la fécil ventilacién que es el fundamento de la salubridad de las ciudades”, Las mismas reelaboraciones del Departamento de Ingenieros a la trama regular del proyecto de Burgos, tendieron a optimizar la higiene piblica, al decidir por “conveniencia higiénica aumentar el ntimero de calles en la.parte central donde la mayor densidad de poblacién Io hace necesario”. Como consecuencia de. aquella preocupacién, desde las Avenidas 60 y 44 hasta las Avenidas 51 y 53, con- formadoras del eje civico, las dimensiones de las manzanas'terminaron-acusando en un sentido la progresiva reduccién de 120 hasta 60 metros, para introducir un mayor mimero de calles que aseguraran una mejor ventilacién donde mas falta hacia, esto es enel centro de la ciudad, en el lugar que habria de tener mayor densidad habitacio- nal. La higiene entonces hacia extremar los recursos proyectuales para que la ciudad fuera “aireada”, buscando ir més alla de las basicas prescripciones de utilizar calles rectilineas y anchas, y la disposicién de construcciones alineadas sin obstaculos que pudieran interrumpir la circulacién de aire para asegurar la expulsién de “miasmas” 0 “aires malsanos”. : : La Plata era la-demostracién palpable del avance de la higiene, cuyos mandatos buscaban ser canalizados a través de un nuevo urbanismo finisecular. De alli que la- referencia ineludible para.cada- nueva intervencién de este tipo fuera aquel programa lanzado hacia 1870 por Ward Richardson bajo la denominacién de Hygeia, que con- sistfa en Ia utopia de la salud instalada en el campo cientifico. De-hecho las dimensio- nes de Ja ciudad ideal propuesta por Richardson —4.00 acres~'como la cantidad de habitantes -100.000- y de casas -20.000- previstas, estarin bastante emparentadas con Jas que debia tener La Plata de acuerdo a su plan fundacional.'® “La ciudad de los pantanos” Una primera advertencia sobre las distancias que mediarfan entre la ciudad ideal y la ciudad real-provino de Ja distopia, que tan exageradamente como la utopia de erradi- car todas-las enfermedades a través de una creacién urbana, veia en la “nueva Capital” un contraejemplo para el desarrollo de la higiene. Se trataba del texto “Datos sobre La Plata”, un sarcdstico cuento publicado en 1884 por el. periddico-portefio Figaro, referido a-las expectativas despertadas por la-colonizacién de la nueva ciudad y el contraste con la realidad inmediatamente percibida. Alli, un arquitecto y su socio ad- quieren una propiedad en La Plata, convencidos por un agente inmobiliario de quie se trataba de una “ciudad de pura arquitectura”, con importantes edificios recientemente construidos y muchos més por realizar. Sin embargo y para su sorpresa, al llegar a ese sitio tras pasar por “mil péripecias”, no hallan ms que “unas cuantas chozas” en “horribles pantanos”.'” El primer habitante con el que se cruzan exhibia un aspecto deplorable: “pélido, agotado, con los ojos hundidos; sus vestidos cafan en jirones, no 101 VALLEJO, Gustavo Escenarios..., cit, p. 69. ; 102 WILDE, Eduardo “Datos sobre La Plata” (1884), en WILDE, Eduardo 01 Buenos Aires, 1914, pp. 72-76, p. 73. : a Escaneado con CamScanner

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