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Tradición y
revolución
Filosofía y sociedad en el
pensamiento de Louis de Bonald
Tradición y
revolución
Tradición y Revolución es un e stu d io del p e nsa
m iento c o n tra rre vo lu cio n a rio e u ro p e o y, en especial,
de la o b ra escrita p o r Louis de B o nald (1754-1840), el
cual se e n cu e n tra en los orígenes del tra d icio n a lism o
filo só fico , a d e m á s de ser u no de los m á xim o s te ó rico s
de la R estauración en Francia.
C O L E C C IO N F IL O S O F IC A
LUIS FERNANDO MUGICA
TRADICION
> Y REVOLUCION
' FILOSOFIA Y SOCIEDAD EN EL
PENSAMIENTO DE LOUIS DE BONALD
Página
ABREVIATURAS.............................................................................................. 11
INTRODUCCION............................................................................................ 13
C apítulo I
LA THEORIE DU POUVOIR EN EL MARCO
DEL PENSAMIENTO CONTRARREVOLUCIONARIO
EUROPEO: E, BURKE, J. DE MAISTRE Y L. DE BONALD
1. Edtnund Burke y la tradición política inglesa: la influencia dé Bur-
ke en la contrarrevolución alemana......................................................... 20
2. E. Burke y la contrarrevolución francesa. Burke y ]. de Maistre ... 30
3. Las fuentes filosóficas del pensamiento de Maistre ........................ 36
4. ]. de Maistre y el tradicionalismo como filosofía de la historia ... 43
3. La Theorie du Pouvoit como «philosophia prima» ........................... 48
C apítulo II
LA REVOLUCION COMO EXPERIENCIA
FILOSOFICA PARA LOUIS DE BONALD
1. Su itinerario personal durante la Revolución .................................... 56
2. La Revolución y la lógica de la vida social ......................................... 59
3. La esencia de la Revolución como categoría histórica ...................... 63
4. Las premisas revolucionarias de la cultura ilustrada en Francia ... 66
5. El moralismo abstracto y el terror: el imperio de la negatividad ... 75
6. ¿Son conciliables revolución y tradición? Hegel y Bonald................ 79
7
Capítulo III
BONALD ANTE LA FILOSOFIA MODERNA:
SU FORMACION, LAS FUENTES DE SU PENSAMIENTO,
SU ACTITUD INTELECTUAL
1. Formación filosófica y fuentes de su pensamiento................................ 91
2. La actitud intelectual de Louis de' Bonald: la búsqueda de la filo
sofía verdadera............................................................................................ 111
C apítulo IV
LA CRITICA BONALDIANA A LA FILOSOFIA MODERNA
1. La Reforma y el espíritu de la modernidad ........................................ 120
2. La crítica al racionalismo cartesiano........................................................ 131
C apítulo V
LA VERDADERA FILOSOFIA: DE LA RAZON
PURA A LA RAZON SOCIAL
1. La crítica de Maine de Biran al planteamiento bonaldiano desde la
moderna filosofía de la conciencia.......................................................... 158
2. Autonomía y heteronomía de la razón humana .................................. 167
3. La influencia de Descartes y Malebranche............................................. 171
4. La verdad como única condición de posibilidad de la universalidad
de la razón. La mediación del lenguaje.................................................. 179
Capítulo VI
LA FILOSOFIA DEL LENGUAJE
1. Las fuentes de la teoría bonaldtana del lenguaje ................................ 192
a) La relación entre el pensamiento y el lenguaje............................ 193
b) El origen divino del lenguaje .......................................................... 196
2. La cuestión del origen de las ideas y el papel del lenguaje............... 200
3. La «metacrítica» de Hamann: un paralelo a Bonald en la filosofía
alemana......................................................................................................... 213
4. El lenguaje: fenomenología y ontología del espíritu ....................... 215
5. Imposibilidad dé una invención humana del lenguaje. Corolarios
sociales .......................................................................................................... 226
6. La intención metafísica de la teoría bonaldtana del lenguaje .......... 238
Capítulo VII
LA FILOSOFIA COMO METAFISICA DE LA SOCIEDAD
1. La revelación natural como fundamento social de la razón practico-
moral ............................................................................................................. 243
8
2. La religión como razón del deber moral .............................................. 256
3. La fe como punto de partida de la filosofía moral ....................... 264
4. La universalidad del «logos» social y la conservación de la sociedad 279
Capítulo VIII
LA TEORIA DEL PODER (I): CONSERVACION
Y PROGRESO
1. La «apropiación» del concepto ilustrado del progreso ...................... 291
2. Naturaleza e historia.................................................................................. 304
C apítulo IX
LA TEORIA DEL PODER (II): LEGITIMIDAD
DE LA RAZON Y LEGITIMISMO
1. La legitimidad de la razón ....................................................................... 317
2. La idea de restauración. Legitimidad y legitimismo ............................ 326
3. Conservación y perfección en la sociedad: entre el mecanicismo y
la teleología................................................................................................. 337
Capítulo X
RELIGION Y POLITICA EN LA METAFISICA SOCIAL
1. Religión y sociedad política...................................................................... 347
a) El 'reino de Dios’ en Hobbes, Kant y H egel................................ 348
b) Revelación natural y revelación sobrenatural .............................. 353
c) Fin natural y fin sobrenatural ........................................................ 357
d) Religión y civilización........................................................................ 360
e) El concepto de sociedad civil ........................................................... 373
2. El concepto bonaldiano de 'reino de Dios': comparación con La-
mennais......................................................................................................... 377
3. La cuestión del tradicionalismo ................................................................ 385
BIBLIOGRAFIA ............................................................................................... 393
1. Fuentes......................................................................................................... 393
2. Obras que estudian monográfica o parcialmente el pensamiento de
Bonald .............................................................................................. 393
3. Otras obras y artículos citados o consultados en la elaboración de
esta investigación ........................................................................................ 396
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ABREVIATURAS
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)
till
INTRODUCCION
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i
Capítulo I
LA THEORIE DE POUVOIR EN EL MARCO
DEL PENSAMIENTO
CONTRARREVOLUCIONARIO EUROPEO:
E. BURKE, J. DE MAISTRE Y L. DE BONALD
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5. Cfr. Th. P., I, p. 223, nota. Bonald señala en distintos puntos la similitud
entre la revolución francesa y la revolución en Roma. Así, por ejemplo, la ambi
ción expansionista. Cfr. I, pp. 354 y ss.
6. «He citado mucho a Montesquieu y J. J. Rousseau. ¿Cómo escribir
sobre política sin citar el Espíritu de las Leyes y el Contrato Social, a los que
se puede considerar como el extracto de toda la política antigua y moderna?»
(Th. P., I, p. 129). Aunque el desacuerdo de Bonald con estos dos pensadores
es sustancial, reconoce que en las obras de ambos hay certeras intuiciones,
razón por la cual él los cita como refuerzo de sus propios principios: «aunque
estos célebres escritores no han sabido preservarse del error, han percibido,
sin embargo, grandes verdades y las han expresado con energía» (ibid., I,
p. 130). Bonald tuvo durante toda su vida un profundo y vivo sentimiento de
la verdad como lugar natural de reunión de los espíritus: «Montesquieu y
Rousseau están de acuerdo entre sí; yo estoy de acuerdo con ellos, porque
todos estamos de acuerdo con la verdad» (ibid., I, p. 137). La universalidad
es siempre, según él, una consecuencia de la verdad, porque es como el medio
propio de ésta.
7. Bonald se lamenta al comienzo de la Tbeorie du Pouvoir de que «falto
de libros y ayudas, no he podido dar a esta obra, la perfección de la que tal
vez era susceptible, y me doy cuenta de cuán por debajo me he quedado de
mi intención: pero he puesto algunas bases, he reunido ciertos materiales que
manos más hábiles sabrán poner por obra» (Th.P., I, p. 127), Y en otro lugar:
«Esta obra tal vez se resintió no tanto de los tanteos inseparables de toda
teoría nueva, cuanto de las circunstancias penosas en medio de las cuales fue
compuesta» (L.P., I, p. 1.907).
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8. Th.P., I, p. 441.
9. Cfr. J. Bastier, Les Manuscrits inédits de Louis de Bonald, en «Annales
historiques de la Révolution Française», 51 (1979), 307-326. Como reconoce
el propio Bastier, en el origen de este artículo está el trabajo de J. G ritti,
Autour de la découverte de textes inédits de Bonald, en «Revue de Rouergue», 17
(1963), 326-340.
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10. Según Bastier, las citas tomadas de Burke ocupan 28 páginas. Cfr.
ibid., p. 310.
11. Se trata del libro de P icted, Lettres à l’auteur de la «Quotidienne».
Cfr. J. Bastier, ibid., p. 308.
12. Cfr. F. Baldensperger, op. cit., II, p. 5.
13. Cfr. M, G anzin, La pensée politique d’Edmund Burke, Librairie Géné
rale de Droit et de Jurisprudence, Paris 1972, p. 343. Conviene distinguir a
Ch. J. F. Depont, a quien Burke dirigió las Reflections, de Pierre G. Dupont,
que fue quien las tradujo.
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14. A. C obban, Edmund Burke and the Revolt against the Eighteenth
Century, Allen and Unwin, Londres 1929, p. 273.
15. Politische Romantik, Buncker und Humblot, Munich 1925, 2.“ ed.
16. Das konservative Denken, en «Archiv für Sozialwissenschaft und
Sozialpolitik», 57 (1927). Este artículo se contiene en Ensayos sobre Sociología
y Psicología Social, F.C.E., México 1963, pp. 84-183, con el título: El pensa
miento conservador.
17. Die Idee der Ordnung, E. R entsch , Erlenbach-Zurich 1958.
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cabe duda que Burke fue percibido por los pensadores orga-
nicistas del romanticismo alemán como un antecedente su
yo. La escuela histórica del Derecho —Savigny— y la doctri
na orgánica del Estado interpretaron el conservadurismo de
Burke a la luz de la filosofía romántica de la Restauración,
y, de este modo, creyeron «desenvolver sus premisas lógicas
en la mayor medida posible»22.
¿Cuáles eran, por otro lado, esas premisas por las que
el romanticismo alemán podía ver en Burke «al último pro
feta que ha llegado a esta tierra desencantada« ?23. Me refe
riré a cuatro. En primer lugar, la crítica radical al valor po
lítico del racionalismo abstracto. Frente a toda metafísica
apriorística que quisiera hacer valer sus derechos en el te
rreno político, Burke siempre reivindicó estos cuatro con
ceptos: la experiencia, la historia, la prescripción y el pre
juicio 24. La aceptación de una fe y de una tradición eran,
según Burke, elementos constitutivos del orden social y «la
autoridad de una tradición ilustrada tenía que preferirse a
la búsqueda especulativa de una autoridad aceptable a la
razón» “. El propio Burke había afirmado en el Prefacio a
la Vindicación de la Sociedad Natural: «¿Qué llegaría a
ser del mundo si la práctica de los deberes morales y los
fundamentos de la sociedad dependieran de que cada indi
viduo tuviese por claras y concluyentes sus razones?»28.
En segundo lugar, Burke aparecía a los ojos de los ro
mánticos como un representante de la teoría organicista del
Estado: «Bajo la impresión de las Reflections, Novalis y
1807, 2* ed., pp. 149-150 (citado por H. Ba r th , op. eit., p. 43 el texto, p. 242
la cita del texto).
22. K. M annheim , op. cit., p. 93.
23. A. M üller, 'Über Friedrich II (1810). Citado por H. Ba r th , op. cit.,
p. 43.
24. Para un análisis de los mismos en el pensamiento de Burke. Cfr.
Ernest Barker, Burke on the French Revolution, en Essays on Government,
Clarendon Press, Oxford 1945, pp. 207-235.
25. A. M. O sborn, Rousseau und Burke, Oxford University Press, Oxford
1940, p. 113.
26. A vindication of Natural Society, en The works of Edmund Burke,
Bohn’s Standard Library, Londres 1876, I, p. 6.
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53. Me refiero a estos tres célebres libros: Réflexions sur la Paix adres
sées à M. Pitt et aux Français, escrito por Germaine de Staël , la hija de
Necker, en 1795; Lettre à un Ami o Considérations politiques, philosophiques
et religieuses sur la Révolution française, de Saint-Martin, 1795; y, finalmente,
la obra de Benjamin C onstant, De la force du gouvernement actuel de la
France et de la nécessité de s’y rallier, 1796.
54. Sobre el carácter de refutación de la obra de B. Constant que pre
sentan las Considérations ha insistido, entre otros, H. G uillemin , Introduction
a las Considérations sur la France, Milieu du Monde, Genève 1943, p. 9.
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77. C ita d o por D.B , Les idées politiques en France sous la Restau
agge
ration,P .U .F ., P a ris 1952, p p . 196-197.
78. P.C.S., I , p p . 93-94.
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Capítulo II
LA REVOLUCION COMO EXPERIENCIA FILOSOFICA
PARA LOUIS DE BONALD
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m ente los p resu n tu o so s excesos d el 'n u ev o com ien zo’ ab solu to d e la R evo
lu ció n » (H . G . G adamer , La dialéctica de Hegel, C áte d ra, M ad rid 1979,
p. 131. E n carta a J . de M aistre afirm a B o n a ld : «¿ C o n c e b ís u n a nación que
B
recom ience a sí com o si ella saliera de su s b o s q u e s ...? » (citad o p o r P . ourget
S
y M . alomón , Bonald, B lo u d , P arís 1904, p . 106).
42. C fr. G . W . F . H egel , Phdnomenologie des Geistes. Gesammelte Werke,
F. M einer (ed .), I X , H a m b u rg o 1980. E n especial el ap artad o titu lad o La li
bertad absoluta y el terror. (L a s citas las tom aré d e la trad . castellan a de La
Fenomenología del Espíritu, hecha p o r W . R oces y R . G u e rra, F o n d o d e C u l
tu ra E con óm ica, M éxico 1966). T am b ién p a ra H e g el, la R evolución — la liber
ta d ab solu ta— es la m ad u ració n de la conciencia ilu strad a. E sta m aduración
que sólo pued e realizarse en un trab ajo que sea Trabajo total (trab ajo racional
y trab a jo práctico), tiene com o prim er resu ltad o qu e el in d ivid u o salga de su
condición particu lar o elem ental p ara ad q u irir u n a condición u n iversal, la de
ciu d ad an o: « A s í es com o el esp íritu se halla p resen te com o libertad absoluta,
el espíritu es la au toconciencia qu e se c ap ta a s í m ism a, de tal m od o qu e su
certeza de sí m ism a es la esencia d e to d as las m asas espiritu ales del m u n d o
real y d el m u n d o su p rasen sib le, o de tal m od o q u e , a la in versa, la esencia
y la realid ad son el sab er de la conciencia acerca d e sí misma. ( . .. ) E n e sta
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libertad absoluta se han cancelado, por tanto, todos los estamentos sociales
que son las esencias espirituales en las que se estructura el todo, la conciencia
singular que pertenecía a uno de sus miembros y quería y obraba en él ha
superado sus fronteras; su fin es el fin universal, su lenguaje la ley universal
y su obra la obra universal» (p. 317-318, trad. cast., pp. 344-345).
4 3 . R . V alls P lana, Del Yo al Nosotros, Lectura de la Eénomenologta
del Espíritu de Hegel, B arcelon a 1971, p . 284.
44. R. Spaemann, op. cit., p . 158.
45. G. W. F . H egel, op. cit., p. 317 (trad. cast., p. 344).
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núm ero, en u n ciad os con precisión , sin explicación ni com en tarios. L a existen
cia de la D iv in id ad po d ero sa, in teligen te, bien h echora, previso ra y pro v iso ra,
la v id a fu tu ra , la felicid ad d e los ju sto s, el castigo d e los in ju sto s, la san
tid a d del C o n trato S o cial y de las L ey es: he aq u í los dogm as p o sitiv o s. E n
cuanto a los n egativos, lo s lim ito a R
u n o so lo : la in to le r a n c ia ...» ( J . J . ,
ousseau
op. cit., I I I , pp . 468-469).
S
48. R . paemann , op. cit., pp . 156-157. E st a d eriva totalitaria la ha estu
diad o en tre o tro s J. M ,
arejko en su o b ra: Jean-]acques Rousseau et la
dérive totalitaire, L ’A g e D ’H o m m e, L au sa n a 1984.
4 9 . R.Ph.T., I I I , p. 504.
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real,
5 8 . « . . . fren te al go b iern o com o la v o lu n tad u n iv ersal e stá solam en te
la p u r a v o lu n tad irreal, la intención. El caer sospechoso ocu p a aq u í, p o r tan to ,
el lu g a r o tien e e l sign ificad o y e l re su ltad o d e ser culpable, y la reacción
e xterio r con tra e sta realid ad , qu e resid e en e l sim ple in terior d e la intención,
con siste en la seca cancelación d e e ste sí m ism o ( . .. ) . E n e sta su o b ra pecu liar
la lib e rta d a b so lu ta d evien e o b jeto d e s í m ism a y la au toconciencia experi
m en ta lo q u e e sta lib e rta d ab so lu ta es. En si, es precisam en te e sta autocon
ciencia abstracta q u e cancela to d a d iferen cia y to d o su b sistir d e la diferen cia.
C om o e sta au tocon cien cia ab stracta, la lib e rta d es e l o b jeto de sí m ism a: el
terror d e la m u erte es la in tu ición d e ésta su esencia n e g a tiv a» (G . W . F . H egel ,
op. cit., p p . 320-321), trad . cast. p p . 347-348).
5 9 . Y a en el Vían des Traveaux, o p ú sc u lo juven il escrito en 1822, escrib e
C om te q u e « e l fin esen cial d e la p o lític a p o sitiv a con siste p ro p iam en te en
e v ita r la s revo lu cio n es vio len tas, q u e h acen de ob stácu lo s m al en ten d id os a
la m arch a d e la c iv iliz a c ió n ...» (A . C omte , Prospectas des traveaux scientifi-
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ba« nécessaires pour reogarniser la société (con ocido com o Plan des Traveaux
en Oeuvres, X , A n th ro p o s, P a rís 1968-1970, p . 9 6 ).
E l p o sitiv ism o se p resen ta com o la sín tesis d e ord en y pro greso , sín tesis
qu e se efectú a so b re la b a se del p rim ero: « e l ord en se convierte en la con
dición perm an en te d el pro greso , en tan to q u e el p ro g re so con stitu ye el fin
con tin u o d el o rd e n »(Systeme de Polilique Positive, enOeuvres..., V I I , p . 105).
P o r e sto m ism o, e n la Syntbese Subjective, q u e es su ú ltim a o b ra pu b licad a
en v id a , C om te enuncia la solu ción p ráctica al p ro b lem a h u m an o: su b o rd in ar
e l p ro g re so al ord en : «S u b o rd in a r el p ro greso al o rd e n : el an álisis a la sín tesis
y el egoísm o al altru ism o : tale s son lo s tres en u n ciad os, práctico, teó rico y
m oral, del p ro b lem a h u m an o » (Oeuvres..., X I I , p . 1). L a crisis h istórica
eu ro pea es, p a ra C om te, la p é rd id a d e la con tin u id ad h istórica qu e im p id e la
totalización h istó rica: e l C ristian ism o n o se recon ocía en G rec ia , la m od ern id ad
ilu stra d a n o se recon oce en e l cristian ism o, la R evolu ción n o se reconoce en
el andén régime, la R estau ración en la R evolu ción , etc. E l p o sitiv ism o , lo m is
m o q u e el h egelian ism o p o r o tro lad o , asp ira a to taliz ar la h isto ria. L a rep o
sición d el orden social, lo m ás gen eral y h om ogén eo p o sib le , p erm itirá segú n
C om te su p e rar la crisis h istó rica prod u cid a p o r la fra ctu ra h istórica d e la R e
volu ción , y qu e n o fu e red u cid a en ab so lu to p o r la R estau ración .
ou . « E l con ten id o p o sitiv o q u e en cierra la R evolu ción , d e sd e el p u n to
de v ista u n iversal, lleva directam en te a H e g e l a criticar necesariam ente la p re
ten sión q u e tien e la R e volu ción d e ser u n a em an cipación . P e ro , an te to d o ,
p u e sto qu e se h a d escu b ierto lo q u e sign ifica la R evolu ción d e sd e e l p u n to
d e v is ta d e l a h isto ria u n iv ersal, es políticam en te im p o sib le volver a trá s, m ás
acá d e ella y de su s resu ltad o s. T a n to en e l p resen te com o en e l po rv en ir,
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PENSAMIENTO, SU ACTITUD INTELECTUAL
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Ibid.,
en ten d er la cu estión que tiene, p o r ejem p lo, Sto. T o m ás.
12. I I I , p . 447.
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Recherches Philosophiques,
2 1 . P o r ejem p lo, en las I I I , p p . 305-306, en
d o n d e, con tra lo qu e es su costu m bre, c ita el lu g a r don d e se en cu entra:
Lettres, I I , p p . 2 5 5 , 2 5 1 y 262.
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Capítulo IV
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S
4 . R . paemann , op. cit., p . 26.
5. D.Pb. M. et P., I I I , p . 47 1 . L a s exp resio n es q u e em plea B o n a ld son
con tu n d en tes: la filo so fía d e lo s m odernos es « e l arte d e arreglárselas sin e l ser
sob eran am en te in teligen te, la D iv in id ad , en la form ació n y con servación del
u n iverso, en el g o b ie rn o d e la socied ad , en la dirección m ism a d el h o m b re »
(ibid., I I I , p . 4 7 0 ); « e l arte d e ex p licar to d o , d e reg u lar to d o sin e l con cu rso
d e la D iv in id a d » (ibid., I I I , p . 471).
6 . B o n a ld co n sid era q u e , en el sig lo X V I I , se in icia n o tan to u n a filo so
f ía d istin ta d e la d el C ristian ism o , cu an to u n m éto d o d e filo so fa r, d e p ro
ced er en la b ú sq u e d a d e la v erd ad , q u e se se p ara d e l d e lo s an tigu os. E ste
m éto d o n u evo d e filo so fa r tiene com o refo rm ad o r a D escartes.
7. L.P., I , p . 1 .084. M e in teresa record ar q u e , en e l tex to citad o y a con
an teriorid ad , B o n a ld rep roch a a esto s p en sad o res e l carácter in com pleto d e su s
sistem as, los cu ales n o pu ed en ser ap licad os en d etalle a la socied ad , y m u es
tran m ás b ien cóm o e stá en D io s la so cied ad h u m an a en vez d e cóm o está
D io s p resen te en ella y la go b iern a p o r la s leyes d el ord en social. N o se d eb e
o lv id a r este rep roch e: la filo so fía racio n alista n o h a sab id o m o strar la p re
sen cia d e D io s en la socied ad .
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8. R.Pb., I I I , p. 41.
9. M o u lin ié h a h ech o u n a selección c asi ex h au stiv a d e lo s tex to s qu e
op. cit.,
B on ald d ed ica al e stu d io d e la R efo rm a. C fr. p . 181.
10. C fr. Tb.P., I , p . 682.
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(Tb.P.,
h u b iese p resen cia real alg u n a; Socin o n egó la m ism a D iv in id ad d el H ijo d e
D io s, y lo s filó so fo s h an n eg ad o al p r o p io D io s » I , p . 660).
17. C fr. Th.P., I , p . 661.
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18. «A llí don d e el lu teran ism o n o ha degen erad o, se p o d ría con siderarlo
tam b ién com o un catolicismo acéfalo; ( ...) . E l d og m a fu n d am en tal de la refo r
m a, el sen tid o p riv ad o , era m enos un d og m a lu teran o que un dogm a calvi
(P.C.S.,
n i s t a ...» I , p p . 112-113). C on vien e record ar ad em ás que B o n ald tiene
un conocim iento d irecto del calvinism o, pu es en la región don de nació h ab ía
una fu erte presen cia calvin ista desd e el s. X V I y to d a la fam ilia B o n a ld se
h ab ía d istin gu id o p o r su celo en com batir la R efo rm a (cfr. H . M oulinié, op.
cit., p. 2).
19. C fr.Th.P., I , p p . 553-560.
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36.R.Ph„ I I I , p . 36.
37. In sisto en el m od o com o B on ald dirige su s reproch es al racion alism o
in n atista, especialm ente a D escartes: siem pre con indulgencia. O b sé rv e se cóm o
en lo s tex to s q u e se citan a continuación, B o n a ld em plea un ton o m ás hipo
tético que afirm ativo cu an d o se refiere a D esc a rtes: « S i la d octrin a de Bacon
ten d ía al em pirism o, la d e D escartes p o d ía d egen erar en id ealism o » ( ibid.,
I I I , p . 19 ); « la escu ela de B acon se v e e m p u jad a, in d u d ablem en te h acia
e l em pirism o y el m aterialism o, m ientras q u e las de D escartes y L e ib n iz se
in clinan al idealism o o al racion alism o, y q u izás, au nque de m ay le jo s, al
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41. L.P., I , p . 1.061. Spaem ann, com en tan do a B on ald , ex p resa certeram ente
la d iferen cia q u e existe con respecto a la d u d a entre am bos tip o s d e ciencias:
« e sta d iferen cia rad ica en q u e n osotros, an te los hechos d e la n atu raleza, en
tan to que é sto s son o b jeto de conocim iento cien tífico, pod em os su sp en d er to
d a s n u estras o p in ion es vu lg ares, sin q u e p o r ello cam bie n ad a en la m archa
d e la n atu raleza. ( . .. ) A llí don d e está en ju ego , en cam b io, e l h om bre m ism o
en su p rax is social com o o b jeto d e reflexión ( . .. ) e s im posib le una su spen sió n
S
se m e ja n te » (R . paemann , op. cit., p p . 40-41).
42. Ibid., I , p . 1,062.
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R.Ph.,
Ibid.,
43. I I I , p. 56.
ibid.,
44. I I I , p . 56 .
Ibid.,
45. C fr. I I I , p . 55.
46. I I I , p . 56.
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R.Ph.,
se h an b u rla d o d e e l l a ...» (L .P ., I , p . 1.063).
52. I I I , p . 197.
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TRADICION Y REVOLUCION
que explica que, para él, la teoría de las ideas innatas sea
algo incompleto en el campo meramente especulativo, a
la vez que peligroso en lo que respecta a la moral, como pos
teriormente se verá.
Así pues, Bonald interpreta el innatismo cartesiano en
un sentido meramente potencial y virtual, afirmando que
las ideas innatas están en potencia en el entendimiento, y
sirviéndose para ello de las palabras del propio Descartes:
«Cuando he dicho que la idea de Dios está naturalmente
en nosotros, no he entendido nunca sino que la naturaleza
ha puesto en nosotros una facultad por la que podemos co
nocer a Dios»53. El innatismo cartesiano vendría a ser,
pues, la simple facultad de producir las ideas, las cuales
no son algo distinto de la facultad pensante54: «Cuando de
cimos que tenemos alguna idea innata, no entendemos que
esté siempre presente en nosotros, pues de esta suerte nin
guna sería innata, sino únicamente que poseemos en noso
53. R.Ph., I I I , p . 198. B o n ald cita este tex to , au nqu e la cita com pleta
se a m ás larga, in d ican d o, sin m ás, que perten ece a la carta 99. H e p o d id o
com prob ar u n a vez m ás q u e el hecho de no citar d e un m od o d etallad o los lu
gares n o v a u n id o d e ord inario a u n a ligereza o fa lta de rigor en el con ten ido
de las c ita s; antes b ien , la s citas son exactas, au n q u e, com o ocurre en este caso,
sean difíciles de encon trar. B o n ald m anejó, al parecer, la edición C lerselier d e
la C orrespon d en cia d e D escartes. E n e sta ed ició n , en su to m o I , c arta 99 (p p .
433-434) se in serta u n a c a rta d irig id a en D icie m b re d e 1647 a un p erso n aje
descon ocido y en la q u e se con ten ía u n ex ten so m anu scrito. E l d e stin atario d e
la c a rta h izo im p rim ir el m an u scrito d e D escartes con e l títu lo : Renati Des Car-
tes: Notae in programma quoddam, sub finern anni 1647, in Belgio editum, cum
hoc titulo: Explicatio mentís humanae, sive animae rationalis, ubi explicatur quid
sit, et quid esse possit. C lerselier pu b licó u n a versión fran cesa de e ste o p ú scu lo
com o continuación d e la carta 99 (p p . 434-462). E n e sta s notae, D escartes se de
fien d e d e algu n as críticas d irig id as h acia é l p o r H . le R o y o F . R e g iu s (para
to d o s estos d a to s, c fr. Oeuvres de Descartes p u b licad as p o r C h . A dam y P . T an-
nery, V , V rin , P a rís 1964-1974, p p . 109-110). P u e s b ien , e s d e la ed ició n fran
ce sa d e e sta s notae, p u b lic ad a p o r C lerselier com o ap én d ice a la c arta 9 9 , d e
d o n d e B o n a ld h a to m ad o , efectivam en te, la cita. L o h e p o d id o com p rob ar al
co n su lta r la s Notas, q u e , en la edición d e A d am y T an n ery , aparecen p o r sep a
ra d o d e la carta . C on cretam en te, e l tex to exacto , só lo q u e en fran cés, se p u ed e
en con trar en el volu m en V I I I , 2 , en la p ág in a 366.
F R
5 4 . C fr. J . L . ernández odríguez , La idea en Descartes, en «A n u ario
F ilo só fic o », I X (1 9 7 6 ), 152-153, P am plon a.
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64. «M aleb ran ch e, p o r exceso de cristian ism o, si cab e h ab lar así, exced ió
la solución del prob lem a, y fu e a b u scarla en com unicaciones d irectas con
la razón etern a; opin ión excesiva y poco d esarro llad a qu e su prim e d em asiad as
L.P
id eas in term ed ia s» ( ., I , p . 1.066). C fr. tam bién ,ibid., I , p. 1.078.
65. «L e ib n iz cree qu e las id eas están en n o so tro s com o una estatu a está
en el b lo q u e de m árm ol de don d e ella debe ser ex traíd a. Sin em b argo, hay
esta diferencia, qu e, p a ra hacer un A p o lo d e u n b lo q u e de m árm ol, hay qu e
qu itar lo que so b ra , m ien tras qu e, p ara hacer u n hom bre razon able d e un
(L.P.,
ign oran te, hay que darle lo q u e le fa lta » I , p p . 1.063-1.064, n o ta 1). L a
im agen del b lo q u e de m árm ol se encuentra en el P refacio de los Nouveaux
Essais (G . W . L eibniz, Die Philosophischen Schriften, V , p. 4 5 ).
66. «L o c k e ( . .. ) m aterializó la cu estión d e las id eas cuyo origen vio úni-
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cam ente en n u estras sen sacio n es, llegan d o a con sid erar in clu so com o in cierto
si n o se p u d ie ra atrib u irlas a la m a te ria » (ibid., I , p. 1.078). «C o n d illac, qu e
h a sid o a L o c k e lo q u e M alebran ch e fu e a D escartes, encareció la doctrin a
de su m aestro, llev ó al exceso la m anera árid a y h elad a q u e caracteriza a la
escuela m etafísica materialista, h izo d e l h om bre o ra u n a estatu a, ora u n anim al
salvaje, q u itó al se r in fin ito las id eas gen erales com o in d ign as d e él y se las
atrib u y ó a lo s b ru to s; to d a form a h u m an a, to d o e sp íritu de v id a , tod o rastro
de inteligencia d esap arecieron b a jo el escalpelo d e e sta d isección ideológica,
y resum ien do en d os p alab ras su sistem a, C on d illac llam ó a n u estros pen sa
m ien tos sensaciones transformadas» (Ibid., I , p p . 1.078-1.079).
67. L.P., I , p. 1.060.
S
6 8 . R . paemann , op. cit., p. 29.
69. E s B a ad e r qu ien lo establece en su com en tario a las Recherches bonal-
d ian as. C fr.op. cit., p. 103.
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ta con jetu ra (cfr Ibid., p. 123) y qu e no haya qu e en ten d erla en térm inos h is
tóricos, pu es, com o com en ta S taro b in sk i, « la con jetu ra fu n d am en tal coincide,
p a ra R o u sseau , con u n a eviden cia interior. U n a vez ap artad o s lo s p reju icios y
la s pasio n es, una vez su straíd o to d o lo ad q u irid o y to d o lo ad venticio, se ve
ilu m in arse la p ro fu n d id ad d el tiem po, y se percib e u n ser pu ram en te sen sitiv o,
qu e no se d istin gu e del au tóm ata y del anim al m ás q u e p o r facu ltad es virtu ales
y S ,
u n a lib erta d to d av ía sin u s o » ( J . tarobinski in trod u cción al Discours sur
Vorigme..., op. cit., I I I , p p . L IV -L V ).
R
7 6 . C fr. J . J . ousseau, op. cit., I V , p p . 588-600.
R.Pb„
77. I I I , p . 179.
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Capítulo V
LA VERDADERA FILOSOFIA: DE LA RAZON PURA
A LA RAZON SOCIAL
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5. L.P., I , p . 1.174, n. 2 .
6 . M ain e d e B iran escrib ió d iversos trab ajo s relativos a las o pin ion es ex p u e s
Recherches Philosophiques.
ta s p o r B o n a ld en las Défense
L o s trab a jo s son tres:
de la Philosophie, Définition de l’homme Origine du Langage.
y L o s tres fu eron
N
p u b licad o s p o r E . D Oeuvres Inédites
aville y M . ebrit en el to m o I I I d e las
de Maine de Biran, Examen
P a rís 1859, p p . 69-278, b a jo el títu lo genérico d e
Critique des Opinions de M. de Bonald. C o m o com en ta e l ed ito r, dichos trab a jo s
Journal intime
fu eron com en zados en 1818, segú n con sta en el d e M . d e B iran ,
Recherches Philosophiques
es decir, el m ism o añ o en qu e aparecen las bonaldia-
n as. C o m o in d icaN aville (p p . 70-71) esto s trab a jo s tienen u n valor in estim ab le
respecto d e l p ro p io d esarro llo del pen sam ien to filo só fico de M . de B iran , pu es,
ju n to con el tratad o d e filo so fía m oral, m arcan la fech a en la qu e el filó so fo
d e ja m om en tán eam en te a un lad o las m ed itacion es p sicológicas p ara d ed icar su
atención a la relación q u e e l in d iv id u o sostien e con lo s d em ás y con D io s, así
com o p a ra reflexio n ar acerca d e lo s sistem as d e filo so fía. P osteriorm en te, esto s
artícu los fu eron recogid os en la edición d e las Oeuvres Complètes, T
P . isserand
(ed .), X I I , P a ris 1920-1949, p p . 45-225.
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19. P.C.S., p . 9.
20. Ibid., p. 29.
ibid.,
2 1 . C fr. p. 30.
2 2 . L a inm ediatez de la sen sib ilid ad al in d iv id u o , en tan to qu e p u n to
d e p a rtid a d el filo so fa r, n o im plica necesariam ente e l m aterialism o, p ero p ro
pen d e a él, y esto e s, ad em ás, lo que testim on ia la h istoria de la filo so fía.
B o n a ld lo ex p resa plásticam en te cu an d o afirm a qu e la filo so fía de los sen tid os
«e n el fo n d o no es o tra cosa qu e el cap ítu lo hombre d e un tratad o d e zoolo
g ía »(ibid., p . 30 ). ¡Q u é d u d a cabe q u e cu an d o escribe esto , B o n ald tiene en
m ente la s o b ra s d e D ’H o lb ach , L am ettrie, C a b a n is... etc.! Si, p artien d o de la
d icotom ía cartesian a res cogitans-res extensa, se con sid era que la sen sib ilid ad
— com o lo m ás in m ed iato al yo— es el p u n to d e p a rtid a de la razón , es d ifícil
realm ente evitar q u e é sta se con vierta en u n m ero epifen ó m en o d e la organ i
zación sen sib le o m aterial del hom bre, la cu al, p o r o tro lad o , n o im plica
fin a lid ad alguna.
E l sen su alism o d egen era en m aterialism o, e l cu al n o e s, p a ra B o n ald , m ás
qu e la ex presión pseudo-cien tífica del in d iv id u alism o , a sab er, aq u ella en la
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38. Ibid., p . 92 .
3 9 . C fr.ibid., p . 133.
4 0 . Q u e e l con ocim ien to e stá m ás allá d e la s fu erzas d e n u estro e sp íritu ,
y q u e só lo p o seem o s plen am en te n u estra v o lu n tad , es alg o q u e se en cuentra
en m uch os lu g a re s; p o r su p u e sto , en aq u e llo s en lo s q u e D escartes analiza
Quatrième Méditation,
la e stru ctu ra d e ju icio (p . e j., A T , IX -1 ,4 5 ), p e ro tam
b ién en o tro s, com o p . e j., A Christine de Suède, 2 0 n ovem b re 1647, A T ,V ,8 3 ).
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v. D
4 1 . C fr, , Etude de la philosophie de Malebranche,
elbos B lo u d etG ay,
R -L , Nicolas Malebranche,
P a rís 1 924, p p . 44-48; y G . odis ewis P .U .F ., P a rís
1 9 6 3 , p p . 187-191.
42. V . D , op. cit.,
elbos p p 99-100.
A
4 3 . C fr. F . , Le cartésianisme de Malebranche...,
lquié p . 6 3 . «M ale b ran
che estim a q u e , p a ra hacer el cartesian ism o m á s directam en te ú til a la p red i
(ihid).
cación religiosa, hay q u e p ro fu n d izarlo filo só ficam e n te »
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LA FILOSOFIA DEL LENGUAJE
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9. J. J. R
ousseau , Essai sur l’origine des langues, ed . crítica d e C h arles
P orset, A . G . N izet, P a rís 1970, p. 49.
10. La Rhétorique ou l’art de parler, P a ris 1741, nueva edición, p rólogo ,
p. X V I .
R
11. J . J . , Discours sur l’origine de l’inégalité, op. cit.,
ousseau III,
p p . 148-149. R o u sseau d esarro lla su teo ría d e l len g u aje en las p ágin as 146-151.
E s de un enorm e in terés leer ad em ás la s an otacion es qu e J . Staro b in sk i hace
en la s págin as 1.322-1.329.
12. B a ste señ alar aq u í q u e la teo ría ro u sso n ian a d e l len gu aje encierra,
entre otros, dos gran d es p ro b lem as: u n p ro b lem a d e coherencia segú n q u e se
ad m ita la in stitu ción divin a del len gu aje, « p u e s acep tar sin reserv as la in sti
tución divin a del len gu aje h u b iese sid o ren un ciar a la noción m ism a d e hom
b re salvaje, a tod a la h istoria p reso cial, y arruin ar así to d a la construcción teó
rica del Discours S ,
» ( J . tarobinski n otas al Discours..., op. cit., I I I , p . 1.328).
E l prob lem a es entonces m atizar las «r e se r v a s» de R o u sseau fren te a las di
v ersa s solu cion es, y ver tam bién sus vacilacion es. E l segu n d o prob lem a lo
con stituyen las relaciones cronológicas y tem áticas entre el segundo Discours
y el Essai sur l’origine des langues. A l h ilo de e ste prob lem a h a su rg id o o tro :
desen trañ ar el sen tid o y coherencia de la noción piedad pitié de — —.
S
L a b ib lio g rafía b ásic a p a ra este tem a e s: J . , Rousseau et
tarobinski
l’Origine des Langues, Jean-Jacques Rousséau. La transparencia et l’obstacle,
en
G a llim a rd , P a ris 1971, p p . 356-379;D ,
J . erridaLalinguistique de Rousseau,
De la Gram-
en «R e v u e in tern ation ale d e P h ilo so p h ie», 82 (1 9 6 7 ), 443-462, y
matologie, Genèse et structure de l’Essai sur
E d . d e M in u it, P a ris 1957 (cap.
l’origine des langues)·, D M. L , Synchronie et diachronie:
u ch et y M . aunay
l’Essai sur l’origine des langues et le second Discours, en «R e v u e in tern ation ale
P
d e P h ilo so p h ie», 82 (1967), 421-442; A . , Jéan-Jacques Rousseau
hilonenko
et la Pensée du Malheur, Le Traité du Mal,
I, V rin , P a ris 1984, cap. V I , p p .
131-157.
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yo form o la idea ab stracta d e u n a especie p articu lar anim al. P ero cu an d o se xne
d em u estra p o r prim era vez la p ro p ied ad de un círcu lo, y se pued e decir otro
tan to de cu alq u ier otra fig u ra, m i espíritu d escu b re m ás allá de este círculo
lin eal cuya im agen le transm iten m is o jo s, u n círcu lo en general en tod os
la d o s el m ism o, n ecesario en consecu encia, y qu e sería en sí, in clu so au n q u e no
e x istie ra ningún círcu lo »{De la Pensée..., I I I , p . 437).
23. Ibid., I I I , p . 443.
2 4 . Ib id . L a con fu sió n entre lo gen eral y lo colectivo en qu e ha in cu rrid o
la id eología tiene tam bién , segú n B ,
onald un trasu n to político : « L o gen eral
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B
25. R.Ph., I I I , p . 51. A continuación de e ste tex to recalca onald e l ca
rácter pu ram en te in teligib le d e e sta s v erd ad es: « L a c au sa p rim era y su s atri
b u to s d e pod er, ord en , sab id u ría, ju stic ia, in teligen cia, la e xisten cia d e los
esp íritu s, la d istin ción en tre e l b ien y e l m al, son v erd ad es gen erales, u n iversales,
m orales .sociales, d iv in as, etern as (p alab ras to d as sin ó n im as), p o rq u e n u estro
e sp íritu n o p u ed e fig u rarse el o b je to d e las m ism as directam en te y en s í m ism o
b a jo n inguna im agen; d el m ism o m od o q u e n o p u e d e recib ir n in gu n a sen sa
ción ; p u e s estas v erd ad es n o están lim itad as n i p o r lo s lu gares ni p o r el
tiem po, y son el fu n d am en to d e to d o ord en y la razón d e to d a so cied ad »
(R.Ph., I I I , p p . 51-52).
2 6 . « L a s verd ad es gen erales o nociones in telectu ales constituyen p ro p ia
R.Ph.,
m en te e l o b jeto d e n u e stras id e a s ... ( I I I , p . 52).
2 7 . « E l con ocim ien to d e las verd ad es o hechos p articu lares, o b jeto de
la s im ágenes y d e las sen sacion es, se en cu entra en n o so tro s m ism os en tan to
q u e in d ivid u os(nous-mêmes individus), y n os es tran sm itid a p o r la relación
d e n u estros se n tid o s» ( R.Ph., I I I , p . 53).
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57. S
R . paemann , op. cit., p. 49.
58. D.s.P., I I I , p . 41 8 .
S
5 9 . R.Ph., I I I , p . 152. paemann h a p u e sto d e m an ifiesto cóm o, p a ra
B o n ald , « la len g u a e s e l se r extern o d e d eterm in ad as id eas co n stitu tivas d e la
so cied ad » {op. cit., p . 5 5 ). D e ah í q u e en e l len gu aje e sté p resen te en tod o
in stan te u n sen tid o orig in ario, u n a racio n alid ad prim igen ia. L o s con ceptos b ási
cos d e la len gu a « so n la ex presión in m ed iata d e u n a re a lid a d » ( ib id p . 5 6 ).
L a tendencia b o n ald ian a a b u sc ar con stan tem en te las etim ologías de la s p a la
b ra s se asien ta en este prin cip io : « to d a s las len gu as tienen u n a v e rd ad in se
parable d e su s e x p re sio n e s» {R.Ph., I I I , p . 2 9 1 ).
6 0 . B o n a ld h a c ap ta d o n o só lo la relación existen te en tre lo s tres niveles,
sin o tam b ién la in flu en cia d el n ivel lin g ü ístico so b re lo s o tro s d o s. L a exp e
riencia d e cóm o e l le n g u aje tien e u n v alo r din ám ico resp ecto d e l pen sam ien to
y, en d efin itiv a, d e la realid ad , le h a sid o pro p o rcio n ad a, d e un m o d o especial,
p o r la R ev o lu ció n : « u n a revo lu ció n en e l len g u aje será o acarreará u n a revo
lución en lo s pen sam ien to s: y o b se rv ad tam b ién q u e la E sc ritu ra, e l lib ro
d on d e to d o se en cu entra, asign a la co n fu sió n d e la s len gu as com o fech a y
cau sa d e la revo lu ció n q u e p ro d u jo en la d o ctrin a m oral la d isp ersió n d e los
{L.P.,
p u e b lo s ...» I , p . 1.077). E l «n u e v o vocab u lario d e la len gu a revo lu cio
R.Ph.,
n a r ia » ( I I I , p . 192) h a ten id o com o efecto u n cam b io, verd ad eram en te
revo lu cio nario, en e l co n ten id o d e la s id e as m orales y religio sas, y , p o r ello,
en e l se n tid o m ás b ásic o d e la re a lid ad : la R evolu ción n o h a sid o u n m ero
acontecim iento p o lític o o u n sim p le cam b io en e l p o d er. D e sp u é s d e la R ev o
lu ción q u e d a d a r o , segú n B o n a ld , q u e to d a Teoría del Poder d e b e se r fu n
d am en tad a m etafísicam en te.
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64. C on vien e ad vertir que B o n ald d istin gu e netam ente el p en sam ien to de
lo s o b jeto s in telectu ales, al qu e tam bién den om in a idea, del pen sam ien to de lo s
o b jeto s corp óreos o sen sib les, qu e p rod u ce en n o so tro s la im agen, o , m ás b ien ,
se produce en n o so tro s b a jo u n a im agen (cfr. R.Ph., I I I , p. 173). P ara enten
d er m ejor el pen sam ien to de B o n ald en lo qu e sigu e, hay qu e co n sid erar q u e ,
p a ra él, la s facu ltad es del alm a son tres: sen sib ilid ad , im aginación y en ten d i
m iento (cfr, ibid., I I I , p p . 171 y ss.). C ad a u n a d e e sta s facu ltad es tiene su
expresión p a rticu lar, algo así com o su p ro p io len gu aje. P u es b ien , au n q u e la
p a la b ra p u e d e servir de ex presión com ún a las tres facu ltad es de n u e stro se r
pen san te, p u e sto qu e h ab lam os sob re las sen sacio n es qu e experim en tam os y
la s im ágenes q u e n o s rep resen tam o s, só lo e s ex presión p ro p ia y n ecesaria d e
la idea. H a y alg u n o s tex to s en los qu e B o n a ld en fatiza en exceso e ste p en sa
m ien to su y o con o b jeto d e m ostrar la esp ecífica relación entre la p a lab ra y la
id e a, h a sta e l p u n to de parecer redu cir é sta a aq u élla. N o o b stan te, en la
m ism a o b ra a la q u e pertenece el tex to q u e v o y a citar — las Recherches Philo
sophiques — q u e d a claro en m ú ltip les p a saje s q u e B on ald d istin gu e lo s d o s órd e
nes y q u e n iega, com o ya se v io , qu e e l e sp íritu no sea o tra cosa q u e la
m em oria d e la s p a lab ra s. D e tod os m o d o s, el tex to en cu estión es é ste : « la
p a la b ra es la exp resió n p ro p ia, necesaria d e la id ea o m ás b ien es la idea
m ism a, y to d a la id e a: m ien tras qu e n o es propiam en te ni im agen n i sen sa
ción , p u e sto q u e el d iscu rso , aún el m ás fig u ra d o o el m ás an im ado, n o p o d ría
rep resen tar u n o b je to m aterial com o el p ro p io o b jeto , im itad o p o r el g e sto o
co p ia d o p o r el d ib u jo , n i d a r a conocer u n a sen sación ag rad ab le o d o lo ro sa,
com o la r isa , la s lág rim as, lo s m ovim ien tos n o d elib erad o s, lo s g rito s in volu n
tario s, qu e con stitu yen la expresión p ro p ia y n atu ra l d e la se n sib ilid ad » (R.Ph.,
I I I , p. 173). S i la sen sib ilid ad tiene su p ro p io len gu aje (risa, lág rim as, g r ito s ...
etc.), tam b ién lo tien e la im aginación (el g e sto y el d ib u jo vienen a ser la
p a la b ra d e la im aginación ) y el en ten d im ien to, au n q u e la relación q u e p u ed e
h ab er entre la fac u ltad y su len gu aje d ifiera en lo s tre s. A u n q u e e l tratam ien to
p orm en orizad o d e to d a e sta cu estión se en cuentra d esarrollad o en lo s cap ítu lo s
Recherches Philosophiques,
V I I y V I I I d e la s el pen sam ien to d e B o n ald al res
p e c to se p u e d e co n sid erar con fig u rad o y a en e l cap ítu lo I d el lib ro I d e la
Législation Primitive, De la Pensée et de son Expression
titu lad o y en la D i
Dissertation sur la pensée de l’homme et sur son
sertación q u e lo d esarro lla, la
expression.
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67. B a ste record ar al respecto la d iferen cia que establece B on ald entre In
n atu ral —naturel natif
— y lo in n ato — —.
L.P.,
68. I , p . 1.163.
69. E n efecto, en el entendim iento no tiene sen tid o separar la ob jetiv id ad
de la u n iversalid ad . L a sen sib ilid ad , en cam bio, en su pu ra inm ediatez y par
ticu larid ad es in falib le: «m i sen sib ilid ad no me engaña nunca, y yo gozo o
su fro realm ente cu an d o creo gozar o su frir» ( R .P h p.
III, 177). E n el nivel
d e la sen sación , precisivam en te con sid erad a, no hay m ediación algun a entre
la conciencia y el contenido sen tid o, y, precisam en te por ello, no hay ob jeto
propiam en te dicho que se d istin ga del su jeto. Su in falib ilid ad , añ ade B on ald ,
exim e a la se n sib ilid ad de educación alguna. E sta certeza sólo p u ed e darse
en el nivel in telectu al, cu an d o el en ten dim ien to se m ueve en su elem ento:
la u n iversalid ad . E n la im agen aparece ciertam ente un con ten ido ob jetiv o y
en esto se diferen cia d e la sensación, p ero ese con ten id o está som etid o a las
condiciones de la facu ltad , qu e lo particu larizan . A esta particularización se
R.Ph.,
pliegan lo s o b jeto s sen sib les, p e ro n o lo s pu ram en te inteligibles (cfr.
I I I , p p . 193-195).
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74. R.Ph., I I I , p . 20 0 .
7 5 . « A l ap ren d er u n a len gu a extran jera, sim plem en te ap ren d o a h ab lar,
n o h ag o m á s q u e trad u cir e in tercam b iar u n as p a lab ra s p o r o tra s; a l ap ren d er
m i len g u a m atern a, ap ren d o a pen sar, e s d ecir, a lig a r pen sam ien to s a las
p a la b ra s y p a lab ra s a lo s pen sam ien to s, a rev estirlo s d e u n a ex presión qu e
lo s h aga sen sib les a m i p r o p io en ten d im ien to; le s d o y un c u e r p o ...» {ibid.,
I I I , p p . 103-104). R ecu érd ese tam b ién e ste te x to fu n d am en tal d e la Legislación
Primitiva: « L o m ism o q u e n o p u e d o con ocer m i p en sam ien to sin u n a exp resió n
q u e lo h aga sen sib le, tam p o co p u e d o en ten d er u n a ex p resió n sin o en tan to qu e
sirv e p a ra rev estir u n p en sam ien to » ( L.P ., I , p . 1.068).
7 6 . C fr.R.Ph., I I I , p . 57.
77. Ibid., I I I , p . 8 2 . S e g ú n B o n ald , la p ru e b a d e la u n id ad d e la len gu a
o d el len gu aje u n iversal rad ica en el h ech o d e q u e to d o s lo s id io m as pu ed en
trad u cirse u n o s p o r o tro s.
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este texto, podría llamarse la prueba a posteriori; en rea
lidad, lo que aquí se argumenta es que sólo la hipótesis de
la trasmisión o donación de la lengua al género humano
da razón satisfactoria tanto de esos hechos a los que se alu
de, como de la naturaleza del lenguaje. Por lo demás, obsér
vese que él no presenta estas pruebas a posteriori en el mis
mo nivel epistemológico que la primera, lo cual no quiere
decir que su valor demostrativo sea escaso, pues se dirige al
bon sens de todos loshombres, el cual, precisamente en y
por su universalidad, es infalible.
Si he comprendido correctamente la posición de Bonald,
me parece que lo que él quiere decir es esto: supongamos
por un instante que el género humano haya comenzado por
ese estado pretendidamente natural o asocial, desde el cual,
«el hombre, o, más bien, el ser sin forma ni nombre, re
cientemente escapado del laboratorio de la naturaleza, que
todavía no hacía un momento en que no era ni un animal
ni hombre, ha podido elevarse por sí mismo a la sublime
invención del lenguaje articulado»“. Supuesto todo esto,
dice Bonald, los hombres hubieran permanecido en el es
tado de pura inmediación respecto de la Naturaleza para
siempre: «todavía estarían ahí, jamás habrían tenido ni el
pensamiento ni los medios para salir de él, ni tampoco ha
brían experimentado el deseo o la necesidad de hacerlo»8687.
Bonald está planteando el problema de la constitución
del hombre —qua tcdis— desde un punto de vista estricta
mente genético. Ahora bien, desde este planteamiento, el
problema consiste en explicar todo salto cualitativo en el
orden del ser, de un modo causal y no de un modo casual,
sin que, por otro lado, lo imperfecto —el no ser— pueda
ser considerado como causa de lo perfecto —el ser—. Bo
nald rechaza en principio toda forma de evolucionismo so
ciológico, al estilo de H. Spencer, en el que lo social o supra-
orgánico estaría en la línea evolutiva de lo inorgánico y lo
orgánico.
R.Ph., I I I , p . 67.
Ibid., I I I , p . 69.
86.
■ 87.
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Capítulo VII
LA FILOSOFIA COMO METAFISICA DE LA
SOCIEDAD
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b io , el p ositiv ism o no es un m odo de pen sar espon tán eo, sin o reflejo . A h ora
b ien , ¿d e dón de su rge ese necesario ascen dien te qu e, segú n C om te p o se e el
p en sar esp o n tán eo ? D e la n ecesid ad de establecer en e l p u n to m ism o d e p ar
tid a de la H isto ria una sín tesis que asegu re ya en su inicio el carácter u n i
tario de la H isto ria p a ra la especie hum ana. E n efecto, antes d el p o siti
v ism o sólo h a h ab id o en la H isto ria un p erío d o en e l qu e se d io u n a verd ad era,
au n q u e precaria, coh erencia u h om ogeneidad in telectu al: e l prim er esta d io del
p en sar teológico, es decir, el fetichism o. C om te, en tan to que racio n alista y
p o sitiv ista , establece la su p erio rid ad y vigencia social d e l pen sar reflejo , al
m ism o tiem p o qu e, resp ecto del fu tu ro , d eclara ex tin to al esp o n tán eo ; sin
em b argo, su p erp lejid ad an te la cu estión en u n ciad a es n eta: C om te se d eb ate
en tre ad ju d icar o n o el carácter u n iversal a la sín tesis su b je tiv a q u e inicia el
pro greso d el esp íritu (cfr. ibid., p . 3 65) p o rq u e , si bien la sín tesis fin a l del
pro ceso — el esta d io p ositiv o— se fu n d am en ta en u n u n iversal racional, ¿q u é
sen tid o p u ed e tener qu e la sín tesis inicial d el fetich ism o se con stitu ya sobre
u n u n iversal fan tástico ?
7. J . M . P S
etit ulla , op. cit., p. 93. E l p ro fe so r P e tit Su lla h a p u e sto
d e relieve acertadam en te, en m i opin ión , la in flu en cia qu e M aistre y , sob re
to d o , L am en n ais tien en so b re C om te en lo qu e a e ste p u n to respecta.
8. R ecu érd ese qu e tam b ién R o u sseau establece la m ism a d efin ición p a ra
su con cepto de religión civil d e E stad o .
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n o só lo en su n atu raleza corp oral, p o ten te p a ra en gen d rar o tro s cu erp o s, sin o
en su n atu raleza m o ral, cap az d e go b ern ar y en señ ar d esd e el prin cip io a los
dem ás. E sta verd ad tran sm isible tu vo qu e ap ren d erla prim ero de D io s m ism o»
(ibid)\ y cita u n tex to de San to T o m ás q u e rep rod u zco a con tin uación: «N o n
p o te st au tem aliq u is in stru ere, n isi h ab eat scientíam . E t id eo prim u s h om o sic
in stitu tu s est a D eo , u t h ab eret om nium scientiam in q u ib u s hom o n atu s est
S.Tb
in stru í. E t h aec su n t om nia illa q u ae virtu aliter e x istu n t in prim is p r in d p iis
p e r se n otis, q u aecu m qu e scilicet n atu raliter h om in es cogn oscere p o ssu n t» (
idea general
I , q . 9 4 , a. 3 , c.). L a noción b o n ald ian a d e e s equ ivalen te a lo qu e
San to T o m á s en tien d e p o r aq u ello q u e e x iste v irtu alm en te en lo s prim eros
p rin cip ios d el con ocim ien to m o ral; sin em b argo, en B o n a ld n o se d a u n a tema-
tización ex p lícita d el conocim iento h ab itu al, co sa qu e sí ocurre, en cam b io, en
S a n to T o m á s. H e re sp e tad o la cita tom ista qu e el P ro f. P alacios hace en latín ;
la s dem ás citas qu e h aga, sigu ien d o el criterio gen eral, las h aré en castellan o.
15. H u e lg a record ar, p u e s lo acabo d e señ alar, q u e la o rto d o x ia d octrin al
católica del pen sam ien to b on ald ian o en cu en tra a q u í u n p u n to d e ju stificació n
teórica verd ad eram en te d ifícil. P o r o tro lad o , n in gu n a p roposición d e su s e s
crito s h a sid o form alm en te con d en ad a p o r el M ag isterio d e la Ig le sia. E s
éste, p u e s, un p u n to q u e m erecerá u n a especial aten ción y discern im ien to a
la h o ra de an alizar lo qu e é l p e n só realm ente a l respecto.
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16. P
L . E . alacios , op. cit.,p . 31. L o q u e e l térm in o ideológico preten d e
•significar ah í, v ien e a se r sinón im o d e filosófico, a sab e r: el p ro b lem a filo
s ó fic o d e l origen d e la s id eas.
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29. Ibid.
3 0 . « N a d a gran d e, p a ra b ien o p a ra m al, se h a hecho en el m u n d o sin
pasio n es, es decir, sin v iv as afecciones del alm a fu n d ad as sob re una convic
ción de la v e rd ad qu e ilum in a el ju icio , o sob re ilu sio n es que le p r e o c u p a n ...»
(Sur les Partís, I I , p . 7 5 3 , artícu lo d el «C o n se rv ate u r», diciem bre de 1819).
ruptura del equilibrio de poderes interiores
3 1 . B o n a ld h ab la d e u n a (cfr.
Th.P., I , p . 7 0 8 ).
32.Th.P., I , p . 496.
3 3 . E s t a e s exactam en te la cu estió n q u e él se plan tea en un p a saje
de la Theorie du Pouvoir: « ¿ D e d ó n d e pro v ien e este d e so rd en ? ¿y cóm o el
h om b re, creado a im agen d e D io s, y qu e prod u ce al h om bre a su p ropia im a
(Th.P.,
gen, p u e d e d e jar de con servar a D io s, d e con servar al h o m b re ?» I,
p . 141). B o n a ld h a tem atiz ad o la id ea cristian a d e l p ecad o origin al cu an d o afir
m a q u e e l h om b re h a c aíd o d e u n e sta d o m ás fe liz a u n estad o en el qu e
están presen tes to d o s lo s m ales, em pezando p o r la m uerte, p u e s to d o s ellos
tienen su origen en u n a v o lu n tad d eso rd en ad a, u n am or d esord en ad o a sí m is
m o (cfr. ibid., I , p . 142). E ste am or d eso rd en ad o a sí m ism o es ad em ás la
c a u sa d e la gu erra, e sta d o salv aje — n o e sta d o n atu ral— en e l q u e se anula
el efecto p rim o rd ial del am or con servad or: la reun ión social de la d eb ilid ad
y la fortaleza. « L a gu erra en tre lo s h om b res d e b e re su ltar necesariamente del
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39. «U n a h ip ó tesis de física d eb e con cord ar con la experien cia y el cálcu lo;
p ero u n sistem a d e m oral d eb e se r con firm ad o p o r la razón y en con trarse en
arm on ía con la p arte m oral de n u estro ser, n u estros pen sam ien to s, n u estros
afecto s y n u estros sen tim ientos. D eb e se r humano, si p u ed e d ecirse en ese sen
R.Ph
tid o, p a ra p o d er con ven ir al h o m b re» ( ., I I I , p . 387). « A s í se pu ed e decir
qu e la razón de to d o s n u estros afectos razon ables, o d e to d o s n u estros d eb e
D.D.,
re s, n o se en cu en tra m ás q u e en la ra z ó n » ( I I , p . 49).
40. L.P., I , p . 1.260. N o d e ja d e se r u n a lástim a y ob jeto de una lógica
p en a p a ra el e stu d io so d el pen sam ien to b o n ald ian o qu e la o b ra m aestra d e su
m adu rez filo só fica, cuyo tem a es precisam en te la con stitución del p od er y de
lo s deb eres en la socied ad , perm anezca in éd ita. E l títu lo de esta ob ra es
Du Pouvoir et des devoirs dans la société.
41. Du Divorce, I I , p. 11.
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L
4 9 . G . W . eibniz, Die Philosophischen Schriften..., V , p. 219.
50. Ibid., B , la Legislation Primitive,
I V , p . 4 6 0 . onald en al ju sto fin a l,
cita elogiosam ente este te x to d e L e ib n iz: « L a colección d e to d o s lo s e sp ír itu s
con stitu ye laciudad de Dios, y el m u n d o m oral en e l m u n d o físic o . N a d a hay
Es la monarquía verdaderamente
en la s ob ras de D io s m ás su b lim e y divin o.
universal, el Estado más perfecto bajo el más perfécto de los monarcas
y » (L .P .,
I , p . 1 .2 6 4 ). E ste tex to , si n o id én tico al citad o , s í es m uy p arecid o. A m b o s
enuncian u n a id e a m u y q u erid a a L e ib n iz: el p o d er y la acción d e D io s están
d irig id as a q u e lo s e sp íritu s conserven siem pre su cu alid ad m oral, a fin de
qu e esa ciu d ad n o p ie rd a nin gu n a perso n a, d el m ism o m odo qu e el m u n d o n o
p ierd e nin gu n a su stan cia. E l hecho de qu e B o n a ld cite este tex to in dica, a
m i m o d o d e v er, u n a clara in flu en cia leibn ician a, p o r lo que a esta tem ática
respecta.
5 1 . « S in e sta creen cia p re v ia en las v erd ad es gen erales qu e son recon ocid as
b a jo u n a ex presión u o tra en la so cied ad h u m an a, con sid erad a en la gen eralid ad
m ás ab so lu ta, y cuya cred ib ilid ad se fu n d a en la m ayor au to rid ad p o sib le , l a
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R. Ph.,
los conocim ientos h u m an os, ni pu n to fijo al q u e se p u e d a atar e l prim er an illo
de la cadena de v e r d a d e s ...» ( I I I , p. 59).
52. Ibid.
5 3 . L .P ., I , p . 1.265. « Ju sta m e n te p o rq u e la fe inicia a la razón , y ésta
com pleta a la fe , han ap arecid o de siglo en siglo escrito s só lid o s y lu m in osos,
en lo s cuales lo s m o tiv o s d e la fe han sid o p ro b ad o s p o r la razón d e la au tori
d a d , y aparecerán o tro s en el porven ir en los q u e esto s m otivos se p ro b arán
p o r la au torid ad de la razón ; y no hay q u e m irar e sta ex presión o p u esta en
ap arien cia,razón de la autoridad, autoridad de la razón, com o u n a vana an tí
tesis, pu es es cierto el afirm ar qu e la única au to rid ad qu e tiene p o d er sobre
ibid
e l ser razon able es la ra z ó n » ( .).
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59. S
C fr. R . paemann , op. cit., p. 119,
60. D. Ph. M. et P., p.
III, 475.
61. L a id ea de D io s sólo pu ed e sign ificar verdaderamente presen cia d e D io s.
E s decir, la verd ad era id ea de D io s no se diferen cia de D io s m ism o. M e parece
que la in flu en cia de M alebran ch e es, en este pu n to, n eta, com o creo q u e ya
he señ alad o en el cap ítu lo p rim ero: p a ra M alebran ch e, el ser infinitam ente
perfecto sólo p u ed e ser cap tad o en sí m ism o, pu es no hay n ad a fin ito que
p u e d a rep resen tar a lo in fin ito. E l d eísm o , al sep arar la id ea d e la D iv in id ad
d e la existen cia d e é sta , con sid era a D io s ciertam en te d e un m od o ab stracto o
se p arad o , y , p o r en d e, fa lso ; la false d ad rad ica en ad m itir únicam ente la
p resen cia id eal d e D io s, es d ecir, la presen cia d e D io s solam en te en tan to
q u e id ea. L a consecu encia d e esto, según B o n a ld , e s q u e su grand être es u n a
p u ra ab stracción , u n ente de razón , sin realid ad y sin in fluen cia. E l d e ísm o ad
m ite u n a presencia m eram ente id eal, u n a p resen cia in sen sib le, u n a presen cia,
en resu m id as cu e n tas, q u e n o es realm ente presente·, e sto es lo q u e ex p lica el
pen sam ien to de B o ssu e t, en el sen tid o d e q u e el deísmo no es sino un ateísmo
disfrazado. E n su m a : u n a religión del D io s au sen te en tre lo s hom bres y p re
sen te ún icam en te a la conciencia in d ivid u al en fo rm a de id ea, d egen era en
ateísm o.
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65. Ibid.
66. R. Spaemann, op. cit., p. 129.
6 7 . « E l h om b re n o es b u e n o y h u m an o p o rq u e sea físicam en te sen sib le,
sino p o rq u e es se r m oral y razon able, d irig id o p o r la m oralid ad de su ser y
determ in ad o p o r su razón a socorrer lo s m ales de su s sem ejan tes. Su sen si
b ilid a d física n o p ro d u ce m ás qu e sen tim ientos p erso n ales, es d ecir, el egoísmo:
y la p a la b raegoísmo, e in clu so la co sa, d a ta n en la so cied ad d e la m ism a época
qu e e sta explosión u n iv ersal d e se n sib ilid ad » (R . Ph., I , p p . 179-180). B o n ald
n o só lo rechaza el n atu ralism o sin o que m u estra tam b ién u n a prevención frente
a to d a form a de «sen tim en talización » de la m oral o de la religión. E n su es
tancia en A lem an ia p u d o cap tar — chocándole— la sen tim en talid ad de la reli
g io sid a d : « E l am or a D io s en algun as sectas cristian as es u n am or platón ico
que no p o d ría prod u cir n ad a; es exaltad o en las exp resion es, p ero vacío.
E sta especie de devoción con tem p lativa, que se exhala en asp iracion es m ísticas
y en sentim ientos alam b icad o s, es com ún en A lem an ia, y con stitu ye allí el
fo n d o d e la religiosidad» (Pensées Législation Pri-
, I I I , p. 1.353). E n la p ro p ia
mitive h a b ía ad v ertid o a « la s p erso n as qu e g u stan d e las p ru e b as d e l sen ti
m ie n to », qu e « la s en con trarán en ab u n d an cia, ad o rn ad as con to d a la p o m p a
y to d as la s gracias d e l estilo, en el Genio del Crislianismo» (L. P., I , p . 1.191,
n. 1) p e ro n o e n la s suyas.
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94. L. P„ I, p p . 1.199-1.200.
95. R. Pb., I I I , p. 224.
96. C u a n d o se en tien de la ilu stració n com o la extin ción en e l hom bre
del sen tim iento religio so , « e l am or del h om bre no e stá ya en el corazón en el
qu e la religión lo h ab ía p u e sto ; h a salid o d e allí ju n to con ella. E s t o es lo
que sucede: la felicid ad de la socied ad , la con servación d e la especie hum ana
no son ya m ás qu e una operación del esp íritu , ... un p ro b lem a» (Th. P., I,
p . 3 36). E n la Theorie du Pouvoir, B o n a ld p lan tea u n a tensión entre el e sp í
ésprit, coeur sens)
ritu , el corazón y lo s sen tid os ( y q u e la filo so fía, segú n él,
no sab e resolver y conciliar. E l corazón — en realid ad , el sentim iento— , com o
sede del am or, tiene u n a función m ed ial en tre e l e sp íritu — inteligencia o vo
lu n ta d — y los se n tid o s; es decir, p articip a sim u ltán eam en te de la naturaleza
de los d os, relacion án dose con am bos (cfr. íbid., I , p . 333). P ara él, la reli
gión «con cen tra tod a la fuerza m oral d el h o m b re en su corazón, al q u e ali
m en ta ord en án d ole am ar, y al que tam b ién d irig e fija n d o a su s afecto s o b jeto s
legítim os: p o r con sigu ien te, hace qu e los h om b res sean sen sib les y v irtu o so s;
pu es el h om b re es sen sib le am ando, y virtu o so al n o am ar sino lo qu e debe
am a r» (ibid., I, p . 3 32). E l e q u ilib rio rad ica, p u e s, en la función m ed ial del
am or, la cual p articip a de la n atu raleza de las o tras d o s facu ltad es. L a filo
so fía, qu e perm ite, en cam b io, qu e e l esp íritu y lo s sen tid os cam inen sin fren o
algun o, «se c a el corazón con sum ién dolo, y lleva to d a la fuerza m o ral del
h om bre h acia su espíritu, al que ella no qu iere lim itar, y h acia lo s sentidos, a
lo s cuales n i qu iere n i p u e d e d om in ar; y segú n q u e el espíritu y los sentidos
d om in en , hace fan ático s o m alv ad os, y, a veces, lo s d o s sim u ltán eam en te»
(ibid., I, p p . 332-333). L a perfección d e l h o m b re « q u e la n atu raleza fo rm a
en silen cio » co n siste en u n equ ilib rio d e la s facu ltad e s q u e esté m ed iad o p o r
e l am or. A sí, la v irtu d — el ord en e n lo s afecto s— v ien e a e sta r c asi siem pre
ju n to a l «c a n d o r, e s d ecir, u n a cierta sen cillez en e l e sp ír itu » (ibid., I, p . 3 3 3 ).
A sí, p u e s, y v o lv ie n d o al texto inicial, la extin ción e n e l h om bre d e l sen tim ien
to religio so e q u iv ale, p a ra B o n ald , a la extin ción d e la fac u ltad d e am ar, p u e s
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109. S
R . paemann , op. cit., p p . 149-150. L a conservación d e la id e a d e
perfección está asociad a, segú n B o n ald , a la conservación d e la id e a de D io s
com o contenido d e la razón : « ¿ Q u é es la con servación de un ser? E s su e x is
tencia en un e sta d o con form e a su n atu raleza. E l e sta d o conform e a la n atu ra
leza d e D io s e s la perfección , p u e sto que D io s es la perfección m ism a. E l es
tad o con form e a la n atu raleza d el h om b re in teligen te es tam bién la perfección,
p u e sto qu e el h om b re in teligen te es sem ejan te a D io s. ( ...) E l h om b re inteli
gen te no se con serva en la perfección con form e a su n atu raleza, cuand o pierd e
el conocim iento d e D io s: pu es la perfección d el ser in teligen te con siste en te
ner el conocim iento de la perfección , qu e es D io s m ism o » (Th. P., I , p. 141; cfr.
tam b ién ,ibid., I , p . 5 3 4 ). D e aq u í se sigu e q u e la conservación d e la perfec
ción que se con form a a la p ro p ia n atu raleza d epen d e d e l conocim iento pero
tam b ién de la vo lu n tad , pu es «e l am or a D io s es, en el hom bre, el prin cipio
de conservación d el conocim iento de D io s» (ibid., I , p . 137).
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Capítulo V III
LA TEORIA DEL PODER (I):
CONSERVACION Y PROGRESO
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2. Naturaleza e historia
La historia se diferencia de cualquier proceso natural
en que la realización del fin no es necesaria, en el sentido
de ciega, sino libre. En la historia media la libertad del
hombre, ya que a él compete la realización de los princi
pios constitutivos del orden moral y social. En este senti
do, la historia es el escenario donde se dan cita la libertad
del hombre y la voluntad de Dios en forma de Naturaleza-
Providencia. Si hay un sentido radical de la sociedad hom-
bre-Dios en lo que respecta a la historia universal es éste:
la relación entre la libertad como voluntad de desorden y
la Naturaleza-Providencia, como voluntad de orden. Ya en
el prólogo a la Theorie du Pouvoir se insiste en esta rela
ción, que se presenta en la forma de oposición: «En todos
los tiempos, el hombre ha querido erigirse en legislador
de la sociedad política y en reformador de la sociedad re
ligiosa, y dar una constitución a una y otra sociedad; (...) to
da sociedad religiosa o política, a la que las pasiones del
hombre han apartado de su constitución natural, tiende
necesariamente a volver a ella. Esta tendencia, contrariada
por las pasiones del hombre, este combate entre el hombre
y la naturaleza, para constituir la sociedad, es la única cau
sa de las turbaciones que se manifiestan en el seno de las
sociedades religiosas y políticas»4l. Si se consideran las
40. Ibid.,
41. Th. P., I , p p . 121-122. L a s exp resio n es q u e u tiliz a B o n ald a veces
d a n pie, ciertam en te, a en ten d er incorrectam ente su pen sam ien to . A sí, por
ejem p lo, en el te x to q u e acab o d e citar, h ab la é l d e u n com b ate en tre el
h om b re y la n atu raleza. S u d efin ición m e tafísica d e l con cepto d e n atu raleza
e s la sigu ien te: « L a n atu raleza d e u n se r e s lo q u e le con stitu ye e n lo
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Th. P.,
42. C fr. I , p. 52 5 , B o n ald se refiere expresam en te a L e ib n iz en
el Essai Analitique afirm an d o q u e el con cepto d e p erfectib ilid ad social debe
en ten derse com o el perfeccion am ien to d e lo gen eral qu e la P rovid en cia hace
p o sib le sirvién d ose p a ra ello inclu so d e las revoluciones (E. A., I , p . 9 6 8 ).
4 3 . A cerca d e l origen leibn iziano d e l con cepto d e justicia universal p u ed e
con su ltarse ad em ás del lib ro ya citad o de G . G r ú a , Jurisprudence universelle
et Tbéodicée selon Leibniz, o tro del m ism o au to r titu lad o La justice humaine
selon Leibniz, P .U .F ., P a rís 1956, en especial e l cap ítu lo V , La justice uni
verselle de piété. L a H isto ria u n iversal se con vierte d e este m o d o en teodicea
o justificació n d e D io s. T am b ién p ara V ico el fin d e la P rovid en cia e s la
conservación d el gén ero hum ano (C fr. Operé, Scienza Nuova):
p . 4 8 7 , § 344,
« l a ju sticia divin a es ad m in istrad a p o r la divin a P rovid en cia p ara conservar
la socied ad h u m an a» (ibid., p. 486, § 341, Scienza Nuova).
44. Th. P., I , p. 561.
45. C fr. p a ra lo q u e sigue, Th. P., I , p p . 491 y ss.
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51. R
M a n fred , Metaphysik und Metapolitik,
iedel en su lib ro Su h rk am p ,
F ra n k fu rt 1 9 7 5 , h a e stu d ia d o la o b ra d e J , G , S ch losser, en u n o d e lo s cap í
tu lo s titu lad o Aristoteles-Tradition und Französische Revolution (p p . 129-168).
Sch losser tra d u jo y com en tó la P o lítica de A ristó teles en 1798. E ste recurso
a la trad ición d e A ristó te le s, segú n R ie d e l, ten ía com o o b jeto «co n fro n tar
su s teorem as con la s teo rías p o líticas d e la m o d ern id ad y lo s su cesos h istóricos
d e la Ilu stra c ió n y la R ev o lu ció n » (p . 134). ¿ C u á l es la razón d e la utilid ad
d e la Política aristotélica en la época d e la R evolu ción fran cesa A q u í se
m u estra el talan te clásico d el pen sam ien to d e Sch lo sser, lo m ism o q u e en
B o n a ld , au n q u e éste recu rra a o tra trad ición filo só fica d istin ta a la aristo
télica: « e l prin cip io herm enéutico d e la 'ap licació n ’ d e A ristó teles a la situ a
ción h istóricam en te aleg ad a se apoya p a ra Sch losser en qu e p o lítica y é tica p ro
porcion an prin cip io s y reg las q u e tienen valid ez in depen dientem en te d e la h is
t o r i a ...» (p. 152).
A l fin a l d e l trab ajo , R ied el esboza u n a lu m in osa id e a p a ra en ten d er la
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tran sform ación d e la filo so fía p ráctica en so ciología q u e se efectú a h istó rica
m en te en to m o a la R evolu ción y a la R estau ració n : S i la filo so fía p ráctica es
la teorización d e la socied ad d esd e la trad ición , la sociología v ien e a ser el
an álisis d e la socied ad em an cipad a d e su trad ición .
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52. C. s. P., I I I , p . 44 7 .
53. Demomtration, E. A.,
I , p . 41. P u ed e encontrarse un lu gar p aralelo en
I , p . 95 7 .
5 4 . « H a y una evid en cia social, com o h ay u n a evid en cia m oral, físic a y
Th P.,
m etafísica, según la n atu raleza d e la s relacion es so b re la s qu e se fu n d a »
I , p p . 135-136).
Th. P.,
5 5 . C fr. E. A.,
I , p p . 131-134: I , p . 968.
B
5 6 . C fr. P . ourget, op. cit., p. 61.
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-
I
Capítulo IX
LA TEORIA DEL PODER (II):
LEGITIMIDAD DE LA RAZON Y LEGITIMISMO
1. La legitimidad de la razón
El amor al hombre en la sociedad política se concreta
en leyes e instituciones razonables, y, más en concreto, en
la razonabilidad del poder. Del mismo modo que la filo
sofía —considerada de un modo genérico— debe deshacer
la falsa dialéctica entre razón y autoridad, la filosofía de
la sociedad debe anular la separación que, en forma de
antítesis, se había establecido entre el poder y la razón.
Bonald, aficionado con frecuencia a los retruécanos, senten
cia que «la razón del poder es el poder de la razón»1. El
poder sólo es racional cuando es legítimo; esto quiere de
cir que la racionalidad de la que se habla aquí es la de la
Razón general de la sociedad, que se manifiesta en las leyes
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14. L. P., p.
I, 1.112.
15. L. P., p.
I, 1.114.
16. L . P., I , p . 1 .110. « E s ta fu e la lu z en gañ o sa con la qu e tod os exam in a
ro n su p o sició n en la so cied ad , qu ed an d o c a d a u n o descon ten to d e s í o d e lo s
d em á s. E l h o m b re d e p osición se avergon zó d e h ab e r u su rp ad o la au torid ad ,
y e l in ferio r d e h ab e r p ro stitu id o su ob ed iencia. L a riq u eza pareció un error,
in clu so a l p ro p ie ta rio ; la pob reza, u n a in ju sticia, in clu so al h om b re ocio so , d isi
p a d o , ( . . . ) L a v ictoria n o perm an eció m ucho tiem p o in d ecisa. E l p o d er h abía
d u d a d o , y fu e ven cid o. L o s ven cedores, a su vez, se d ivid ieron . E l n u evo ord en
d e c o sas ten ía su s p rim ero s y su s segu n d o s, com o e l an tigu o, com o cu alq u ier
ord en : p u e s el o rd e n en tre lo s hom bres n o e s o tr a c o sa q u e e l arte d e hacer
p a sa r a u n o s p o r d elan te d e o tro s, a fin d e q u e to d o s p u ed an lle g a r a tiem po.
L o s m ás d iligen tes o m ás d ich o so s, co lm ad os d e h on ores y d e bien es, no de
ja b a n d e p ro clam ar en alta voz p a ra con servación d e su s v en tajas, o inclu so
d e escrib ir h a sta en la s p ared es el ú ltim o artícu lo d e lo s derechos del hombre :
'L a p ro p ie d a d e s u n d erech o in violab le y sag ra d o ’ ; p e ro lo s ú ltim o s llegad o s a
la d istrib u ción le s resp o n d ían con el artícu lo p rim ero: 'L o s h om b res nacen y
perm anecen lib re s e igu ales en d erech os’. S i la propiedad era un derecho según
e l ú ltim o artícu lo, la ig u a ld ad d e derecho, c o n sag rad a en el prim ero, su p o n ía la
ig u a ld ad d e p ro p ie d ad . N o es q u e n o se p u d ie se resp o n d er con d istin cion es,
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21. S
C fr. R . paemann , op. cit., p. 169. « E l restablecim ien tode la socie
d a d viene a sign ificar lo m ism o que la to tal negación del p rin cipio revolucio
ibid.).
n ario » (
22. Pensées, I I I , p . 1.297.
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30. Th. I , p . 71 6 .
31. Pensées, I I I , p . 1.288. B on ald se p on e a sí a salvo d e qu ien es p u d ieran
d escalificar su pen sam ien to p o r la circun stan cia d e q u e no se ha realizad o lo
q u e pen só. E n el fo n d o , tal fo rm a de argu m en tar se ría desconocer qu e la fac-
ticid a d h istó rica e s la to talid ad y q u e , en ú ltim a in stan cia, cóm o se articu la
la lib erta d y la P ro v id en cia es alg o qu e d escon ocem os: « to d o ser tiende nece
sariam en te a su fin , y consecu entem ente e stá a la e sp era del acontecim iento
necesaria,
q u e d eb e llevarlo ah í. E s t a esp era y , en cierto m od o , m etafísica, es
in depen diente d e to d o d eseo perso n al, d e to d a previsión , e, in clu so , d e to d o
con ocim ien to» (Discours sur la Vie de ]ésus-Christ, I I I , p p . 577-578). A q u í
h ay u n claroscuro. P o r u n lad o , ap arece la id e a d e qu e la dinám ica h istórica
— con sid erad a en sen tid o ab solu to— posee su p r o p ia tem p oralid ad , p o r lo qu e
tod o ju icio o prev isió n q u e afecte al tiem p o d e la to talid ad — se prod u zca o
n o ta l previsión — , lo hace según la dinám ica ab so lu ta, n o según la previ
sión re la tiv a d el q u e en ju icia. E n cam bio, la argum en tación bon ald ian a es ex
cesivam ente pro v id en cialista, en la m ed id a en qu e n o q u ed a bien articu lad a
la d in ám ica ab so lu ta con la dinám ica parcial d e la lib ertad d e cada h om b re,
la cu al q u e d a un tan to deprim id a o , m ás b ien , o m itid a en u n a con sideración
su ficien tem en te activa. L a id ea de la R estau ración , filo só ficam en te co n sid erad a,
e stá afecta d a p o r e sta om isión . B o n ald h a p u e sto un é n fasis d esp rop orcion ad o
en la acción q u e le com pete a la P rovid en cia en la h isto ria in m ediatam en te
p o ste rio r a la revolu ción. E s t o es lo qu e he qu erid o decir al afirm ar qu e, en
rig o r, la id e a d e R estau ració n , tal com o fu e con cebida, no es com pletam en te
congruente.
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las p a sio n es, y la socied ad d isu elta p o r la extinción del poder social o gen eral.
E l proyecto de esta revolución existe, y n o es un secreto ; su ejecución h a
com enzado hace ya largo tiem po, y su é x ito no e s u n a q u im e ra» (Th. P., I,
p . 3 1 9 ).
34. « D io s y el hom bre, los hom bres entre sí, seres semejantes en volu n tad
y acción, p e ro no igu ales, p o r el m ero hecho d e e sta sem ejanza y e sta desi-
g ald ad están en un sistem a u ord en n ecesario d e volu n tad es y acciones, lla
m ad o sociedad; p u e s si se su p o n e igu ald ad d e v o lu n tad y acción en lo s se re s,
no h ab rá ya so cied ad , to d o será fu erte o to d o será d é b il: y la so cied ad n o es
sino la relación entre la fu erza y la d e b ilid a d » (L . P., I , p p . 1.191-1.192). P o r
esto m ism o, c o n stitu ir la so cied ad e s, p o r u n lad o , d efen d er al d éb il con tra
el fu erte. E n u n a n o ta a p ie de p ágin a del Essai Analitique, dice B o n a ld : « E l
p a triarca Jo s é , d ice u n an tigu o au tor citad o p o r E u se b io , defendió al débil
contra el fuerté, es d ecir, q u e con stitu yó la so cied ad ; p u e s la con stitu ció n no
e s o tra c o sa » ( E. A., I , p . 1.039). P ero ad em ás, e n la socied ad c o n stitu id a hay
u n a m ediación activa d e l am or, p o r la c u al la gen eral n o-autosuficiencia d el
h om b re, con sid erad o particu larm en te, es p aliad a en com ún . E n e ste sen tid o
el C ristia n ism o h a asu m id o y p erfeccion ad o e l am or y a existen te en tod a so
cied ad co n stitu id a, elev án d o lo en el vínculo d e la carid ad a la d ign id ad de
am o r sob ren atu ral. E s t a relación en tre la fu erza y la d eb ilid ad , q u e e s sin ó
n im o d e la n o au tosu ficien cia d e l h om b re, e stá tem atizad a y a p o r P latón en
La Répública, en el p a saje en e l qu e m u estra la gén esis d e la polis: « la ciu d ad
n ace, en m i op in ió n , p o r d a rse la circu n stan cia d e q u e ninguno d e n o so tro s
se b a sta a s í m ism o, sin o q u e n ecesita de m u ch as c o sa s» ( I I , 3 6 9 b ). N o hay
q u e o lv id a r q u e el tem a d el origen d e la so cied ad es su scitad o p o r P lató n al
h ilo d e u n a con versación en la qu e se p reten d e d eterm in ar qu é sea lo justo,
precisam en te p o r la n egación so fística de q u e la ju stic ia ten ga u n eidos. P u es
b ien , u n a vez q u e , d e b id o a la n o au tosu ficien cia d el h om b re en o rd en a sol
v en ta r su s n ecesid ad es v ita le s, han id o ap arecien d o to d o s lo s elem entos de
la ciu d ad , p reg u n ta Só crates d e cu ál d e lo s elem entos con sid erad os h a to m ad o
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24. L. P„ I , p . 1.065.
2 5 . « P o r la creación, D io s o to rg a a las criatu ras el ser n atu ral, recibid o
form alm en te según la form a o n atu raleza con qu e son cread as, de m odo qu e el
su jeto es com o el térm in o de la operación de D io s, y la fo rm a el prin cipio
d e la s operaciones n atu rales, q u e D io s o b ra en él; así tam bién en la recreación
D io s confiere al alm a el esse gratiae, y el prin cipio fo rm al de ese ser es un
h áb ito creado, m edian te el cu al se llevan a cabo las operacion es m eritorias que
D io s o b ra en n o so tro s: h áb ito creado que se com p o rta respecto de la acción
de E sp íritu San to en p a rte com o térm ino y en p arte com o m e d io » (In I Sent.,
d. 17, q. I , a. 1, ad. 3).
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37. I . P ., I , p . 1.126.
38. E n rig o r, e sto n o tiene nada qu e v e r con la sim p le con textualización
h istórica de un p en sam ien to filo só fico , p ro p u g n ad o com o m éto d o h erm enéutico.
D e lo q u e se tra ta es, en m i opin ión , d e com b in ar el an álisis filo só fico del
conténido objetivo d e un m o d o d e pen sar, con la reconstrucción d e l sentido
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A lcan , P a ris 1894, p p . 104-105.
7 1 . L . le G , L’évolution de la pensée religieuse de Félicité La
uillou
mennais, C o lin , P a ris 1966, p . 360, N o preten d o resolver la cu estión que p lan
tea L e G u illo u , b u en con ocedor d el p en sam ien to m anesian o y ed itor de to d a
su correspon d en cia gen eral, pu es de la lectu ra de su lib ro no se d espren d e q u e
é l m ism o le haya p o d id o d ar una re sp u esta n eta. P o r lo que respecta al
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P.j
83. C fr. L . I , p. 1.207, n. 2. E s u n a id e a qu e p u e d e encontrarse en
varios p a sajes m á s, en especial en la Théorie du Pouvoir y en elDiscours sur la
Vie de Jésus-Christ.
84. C fr. L . le G uillou, op. cit., p. 36 3 . A h í pu ed en verse las d istin tas
citas de la o b ra de L am en n ais, Les Evangiles, en don d e el p en sad o r b reto n co
m en ta ese p a sa je del E v an gelio .
85. C fr. F . Lamennais, Correspondançe Générale..., I I , p . 552-553.
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9 8 . Pensées, I I I , p . 1.348.
9 9 . Si la Pbilosophie est utile pour le gouvernément de la société, I I I ,
p . 5 3 2 « E s t a filo so fía a la vez teórica y p ráctica, q u e h a con fu n d id o la sab id u
ría d el P ó rtico y evan g elizad o a lo s p o b res, es d ecir, en señ ad o a lo s h om b res
m ás sencillos, ilu m in a el e sp íritu d el sab io q u e la e stu d ia e in flam a el corazón
d el h om bre sen cillo, a qu ien la visión de u n a cru z en un gran cam in o dice
m ás qu e lo qu e las Entretiens d e M alebran ch e,, la Theodicée de L eib n iz o
la s Lettres d e E u le r dicen a lo s sa b io s» (P. C. S., I , p. 30).
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BIBLIOGRAFIA
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(to d as las referen cias b ib lio g ráficas están tom ad as d e e sta edición, q u e es la
ú ltim a y m ás com pleta d e tod as las p u b licad as. E n e sto s tres gru eso s volú m e
nes se contienen la to talid ad d e los libros y prácticam ente to d o s lo s artícu los
pu b licad o s p o r B on ald ).
Oeuvres de M. de Bonald, L e C l é r e , (ed.) 16 v o ls., 1817-1843 (reim p re
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fica r algun as citas, au nque nunca he citad o p o r ella).
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Manuscritos inéditos. Son n um erosos lo s m an u scritos in éd ito s existen tes,
au n q u e estén m u y escasam en te e stu d iad o s. D e ellos ú n icam en te tenem os rela
ciones de lo s existen tes, qu e nos han sido p rop orcio n ad as p o r lo s trab ajo s de
J . G r itti, J . B a stier y G . G en gem b re, qu e h a reu n id o to d as las relaciones
existen tes.
C onocim iento propiam en te dicho del con ten id o d e lo s m ism os, sólo lo he
ten ido de uno:
Du Pouvoir et des Devoirs dans la société (340 p p .). H e ten ido con oci
m ien to de él a través d el p ro p io P ro f, B a stie r q u e llev a algú n tiem p o trab a
jan d o en su tran scripción , así com o p o r la tesis d e J . G r itti, en la qu e figu ran
varios exten sos p á rrafo s.
D e lo s d em ás in éd ito s só lo existen , p o r e l m om en to, las referen cias conic-
n id as en lo s artícu los qu e se refieren a e sta cu estió n y qu e fig u ran en la B i
b lio g ra fía. A sim ism o hay u n a exten sa colección d e cartas qu e perm anece in éd ita.
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PUBLICACIONES DE LA FACULTAD DE FILOSOFIA Y
LETRAS DE LA UNIVERSIDAD DE NAVARRA
COLECCION FILOSOFICA
1. L eonardo P olo : Evidencia y realidad en Descartes.
2. K laus M . B ecker : Zur Aporte der geschicbtlichen Wahrheit.
3. J oaquín F errer A rellano : Filosofía de las relaciones jurídicas. (La
relación en sí misma, las relaciones sociales, las relaciones de Derecho).
4. F rederik D . W ilh elm sen : El problema de la trascendencia en la me
tafísica actual.
5. L eonardo P olo : El Acceso al ser.
6. J osé M iguel P ero -Sanz E lorz : El conocimiento por connaturalidad.
(La afectividad en la gnoseología tomista).
7. Leonardo P olo : El ser (I volumen: La Existencia extramental).
8. W olfgang Strobl : La realidad científica y su crítica filosófica.
9. J uan Cruz: Filosofía de la Estructura. (S e g u n d a edición).
10. J esús G arcía L ópez : Doctrina de Santo Tomás sobre la verdad.
11. H einrich Beck : El ser como acto.
12. J ames G. C olbert , J r .: La evolución de la lógica simbólica y sus im
plicaciones filosóficas.
13. F ritz J oachim von R intelen : Valúes in European Thougbt.
14. A ntonio L iv i : Étienne Gilson: Filosofía cristiana e idea del límite crí
tico (prólogo d e É tie n n e G ilso n ).
15. A gustín R iera M atute: La articulación del conocimiento sensible.
16. J orge Y arce: La comunicación personal (Análisis de una teoría existen-
cid de la intersubjetividad).
17. J . L u is F ernández R odríguez : El ente de razón en Francisco de Araujo.
18. A lejandro L lano C ifuentes : Fenómeno y trascendencia en Kant.
19. E m ilio D íaz E stévez : El teorema de Gódel (E x p o sició n y crítica).
20. V arios : Veritas et sapientia. E n el V il cen ten ario d e S a n to T o m ás d e
A q u in o.
21. I gnacio F algueras Salinas: La «res cogitans», en Espinosa.
22. J esús G arcía L ópez : El conocimiento de Dios en Descartes.
23. J esús G arcía L ópez : Estudios de metafísica tomista.
24. Wolfgang R od: La filosofía dialéctica moderna.
25. J uan J osé Sanguineti: La filosofía de la ciencia según Santo Tomás.
26. F annie A . Simonpietri M onefeldt : L o individual y su relación interna
en Alfred Norlh Whitehead.
27. J acinto C h oza : Conciencia y afectividad (A ristó te les, N ietzsch e, F re u d ).
28. C ornelio F abro : Percepción y pensamiento.
29. E tienne G ilson : El tomismo.
30. Rafael A lvira : La noción de finalidad.
31. Angel L uis G onzález: Ser y Participación (E stu d io so b re la cu arta v ía
d e T o m á s d e A q u in o ).
32. E tienne G ilson : El ser y los filósofos.
33. R aúl E c h a u r i : El pensamiento de Etienne Gilson.
34. Luis C lavell: El nombre propio de Dios, según Santo Tomás de Aquino.
35. C . F a r r o , F . O cárez, C . V ansteenkiste, A . L i v i : Las razones del To
mismo.
36. M* J osé P into Cantista: Sentido y ser en Merleau-Ponty.
37. J uan C ruz C ruz: Hombre e historia en Vico.
38. T omás M elendo : Ontología de los opuestos.
39. J uan Cruz Cruz : Intelecto y razón. Las coordenadas del pensamiento
clásico.
40. J orge V icente A rregui: Acción y sentido en Wittgenstein.
41. L eonardo P olo : Curso de teoría del conocimiento. (T o m o I). (2.* edición).
4 2 . A lejandro L lano : Metafísica y lenguaje.
4 3 . J aime N ubiola : El compromiso esencialista de la lógica modal. E stu
d io d e Q u in e y K rip k e.
4 4 . T omás A lvira : Naturaleza y libertad. (E stu d io d e lo s con cepto s to m istas
d e voluntas ut natura y voluntas ut ratio).
4 5 . L eonardo P olo : Curso de teoría del conocimiento. (T o m o I I ) .
4 6 . D aniel I nnerarity : Praxis e intersubjetividad. (La teoría crítica de
Jurgen Habermas).
47. R ichard C . J effrey : Lógica formal. Su alcance y sus límites.
4 8 . J uan C ruz C ruz : Existencia y nihilismo. Introducción a la filosofía
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4 9 . A lfredo C ruz P rados: La sociedad como artificio. El pensamiento po
lítico de Hobbes.
5 0 . J esús de G aray: Los sentidos de la forma en Aristóteles.
51. A lice R amos: «Signum»: De la semiótica universal a la metafísica del
signo.
5 2 . L eonardo P olo : Curso de teoría del conocimiento (T o m o I I I ) .
53. M.a J esús Soto Bruna: Individuo y unidad. La substancia individual se
gún Leibniz.
5 4 . Rafael Alvira: Reivindicación de la voluntad.
5 5 . J osé M.a O rtiz I barz: El origen radical de las cosas. Metafísica leibnicia-
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5 6 . Luis F ernando Múgica: Tradición y revolución. Filosofía y sociedad en
el pensamiento de Louis de Ronald.