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Una pregunta

Nos encontramos en un momento de relajamiento, me


refiero a la tendencia de estos tiempos. En mdm partes se nos
exige que acabemos con la experirneniucibn en las artes y en
otros dominios. He leido a un historiador del arte que celebra y
defiende 10s realismas y milita en favor del surgimiento de una
nueva subjetividad. He Ieído a un critico de arte que difunde y
vende la "Transvanguardia" en los mercados de la pintura. He
leido que, con el nombre de posmodcmismo, c i e m arquitectos
se desemlmaím de los proyectos de la Bauhau, mojando el
hM,que aún csti en procesa de experirnenracidn,junto cm el
agua sucia del bafia funcionalista He leido que un "'nuevo
fil6sofo" descubre lo que 61 llama alegremente el judmris-
timismo y quiere con ello poner fin a la impiedad que,
supuestamente, kmos entrwii~ado.Hc leido en un semanario
f m c Q que no estamos contentos m Mille Plaleaul pwque
preferiríamos ser gmtificados con algo de sentido. He leido de la
pluma de un historiador de fuste que los escritores y los
pensadores de vanguardia & los aAos sesenta y setenta han
hecho reinar el terror en el uso del lenguaje y que es preciso
restausar las condiciones de un debate fmctífem imponiendo a
los intelectuales una manera común de hablar, la de los histo-
riadores. He lcido a un joven belga, fil6sofo del lengua$.
quejarse de que e! pensamiento continental, frente d desafio que
1 El auior se refiere a I i sbn hanhima que canplan la vilogfa
Capitdismo y esquizofrenia, de Gilles Deleuz y FelU Guathri. Minuíf
Pan's. 1979. (N. d d T.)
le lanzan las máquinas hablanies, haya abandonado a dstas el críGca estética", inleruiene 'en los esqucrnas cognoscitivos y en
ocuparse de la realidad, que haya sustituido el paradigma las espcns nomativa$, cambia, de forma tal que sus diferenics
referencia1 por el de la adlingüisticidad (se habla acerca de momentos se refiererr los unos a los o m " ' . Lo que Habemas
palabras, se escribe acerca de escritos, la intertextuaiidad). El rcclama a las mes y a la experiencia que ésias pmwm es, cn
joven filósofo piensa que, en la actualidad, hay que restablecer suma, que scan capaces de icnder un pucnke par encima del
el sólido anclaje dcl lenguaje en su referente, He leída a un abismo que separa el discurso del conocimienio, del discurso de
ieritrdlogo da talcnto para quien cl posrndernismo. con sus
la ética y la política, franqueando así un pasiijc hacia b unidad
juegos y sus fanlasias, R O sirve de contrapeso al poder, sobre
de la experiencia.
iodo cuanda Ea ouini6n inquieta aliena a ksrri e prxticar una
La prcgurita que yo planteo w la siguiente: j a qut tip
wlitica de vigilancia totalitaria ante las a m e m s de guerra dc unidad aspira Habemas? ¿El fin que prcvé el proycclo
nuclm. moderno es acaso constiiuciOn & una unidad socioculrumEen el
He leído a un pensador que goza de reputación asumiendo %no dc la cual todos los elementos de la vida cotidiana y del
la dcfcnsa de la modernidad conm aqucllos que tl llama pensamiento vendrían a enconmr su lugar como en un todo
neoconservadores. Bajo el estandarte del pesmodemisrno, lo que orgánica? LO es que el pasaje que se ha de franquar enm los
quicrea -piensa- es desembarazarse del pmyec~omoderno que jucgos & lenguaje heterogtncos, el comimieriio, la dtica, la
ha quedado inconcluso, el proyecto de las Luces. Incluso los
politica, es dc un orden diferenie dc Csios? Si es así, jcómo
últimos parlidarios de la A@ldrung, como Popper o Admo,
haría para ralim su síniesis efectiva?
s6lo pudieron, si hemos de crees cn ellos, defender el proyecto La prirncra hipótesis, que es $e inspiracidn hcgcllana, no
en ciertas esferas particulares de la vida: la política, para el autor cuestiona la mi611 de una experiencia dial&~carncnte
dc Tht O p n Sociery; al arte, para el autor de la Aes~ktiscAe
birilizante: la scgtlnda es m& próxima al espíritu dc la Critica
Theorie. Jürgen Habcrmas (lo habias reconocido ya) picnsa que
del Juicio pero, como ella, d e k cornekrse al scvcro examen que
si la mdctnidad ha fracasado. ha sido porque ha dejado que la la posmodernidad i m p n e sobrc el pensamiento de 3x7 Luccs,
loulidad de la vida sc fragmente en especiali&des independientes
abandonadas a la estrecha competencia de los expertos, micntras
sobre la idca de un fin unitario de la historia, y sobre la idea de,
que el individuo concreto vive e1 sentida "desublimado" y la un sujeto. Esia cn'lica, no stjto fue inciiada por Witlgensicin y
Adorno sino también por algunos pensadores -franceses o
"forma desestnicturada" no como una liberacidn sino en el n* que no han tenido el honor de ser leídos por el profcsor
modo de ese inmenso tedio accrca del cud. hace ya mas de un Hahemas, lo que les vale. cuando menos, escapar a esa maia
siglo, escribía Baudclaue. ~alificacibnde n~on%rvdurismo.
Siguiendo una indicacidn de Albrecht Wellmer, e!
Filósofo cslirna que el remedio conm esla pmelaci6n de la
cultura y contra su separad611respscto de la vida sólo puede
venir del ''cambio del estatuto de Ia experiencia estttica en la
medida en quc ella ya no se cxpresa ante todo en los juicios de
gusto", sino que "es empleada para explorar una situaci6n
histórica de la vida". es dmir, cuando "se la pone en relación
con los problemas de la existencia". Puesto que esta experiencia
'"cnlncnionces en un juego de lenguaje que ya m es el de la
los Salones y las Academias no pudieron, en la época en que la
burguesía se instalaba en Ea historia, oficiar de expurgamrios.
como tampoco pudieron otorgar premios de buena conducEa
plástica y literaria bajo la cobertura del realismo. Pero el -
capitalismo tiene por si solo tal poder de demalizar los objetos
habituales, los papeles de la vida social y las instituciones, que
las representaciones llamadas "realistas"sólo pueden evocar la
El realismo realidad en el m d o de la nostalgia o de la burla, como una
ouasi5n para el s~frirnienrom& que para la satisfaccihn. El
clasicismo parece interdicto en un mundo en que la realidad está
Los reclamos que te he citada al comienzo no son todos tan desestabilizada que no brinda materia para la experiencia.
equivalentes. Incluso pueden contradecirse, Unos se plantean en sino para el sondeo y la experimentacidn.
nombre del posrnodemisrno,otros se hacen para combatirlo. No Este tema tesuliará familiar para los lectores de Walter
neccsarimenie es la misma cosa reclamar que se nos suministre Benjarnin. Falta precisar aún mhs exactamente su alcance. JA
un referente (y una realidad objetiva), o sentido (y trascendencia fotografía no ha sido un desafio plan~eridoa la pintura desde el
creíble), a destinatarjo (y pijblico). o destinador (y exxpresidn exterior. no m8s que el cinc industrial para la literatura narra-
subjetiva), o consenso comunicativo (y un c6digo general de tiva. La primera remataba ciertos aspectos del programa de
los intercambios; por ejemplo, el gdnero del discurso hisl6rico). , puesta en orden de lo visible elaborado pw el Qilailrocenro, y el
Pero en I a invitxiones rnultifmes que incitan a suspender la segundo perrnitia perfeccionar el circuito de las dixronías en
experirnentacidn arlisuca hay un mismo llamado al orden, un totalidades orgiuiicas que habían sido el ideal de las grandes
d e m de unidad, de identidad, de seguridad,de popularidad (enel novelas de fomaci6n desde el siglo X w l Que lo mechico y lo
sentido de la Defenllichkeit, de "encontrar un público"). Es indusbiaE vinieran a sustituir la destreza de la mano y el oficio
preciso hacer que Ios escrilores y los mistas vuelvan al seno de no era en si mismo una catástrofe, salvo si creemos que el arte
la comunidad o, por 10 menos, si se juzga guc la comunidad es, en su esencia, la exprcsi6n de una individualidad genial que
esta enferma, darles la responsabilidad de curarla. se sirve de una compekncia ancsanal de klite.
Hay un signo irrecusable de esta común disposici6n y es El desafío consisti6 principalmente en que los pme-
que, para todos eslos autores, no hay nada tan apremiante como dimientos de la fotografía y el cine pueden redilar mejor, mas
la Iiquidxión de la herencia de las vanguardias. Esta es, en ripidamente y con una difusión cien veccs más importante que
particular, la impaciencia que domina al llamado "trans- el mlisrno pict6rice y narrativo. la iarea que e1 academicisrno
vanguardismo". Las respuestas que un critico italiano dio a los asignaha a esle último: preservar las conciencias de la duda. La
críticos franceses no dejan lugar a duda en lo tocante a este fotografía y el cine deben imponerse sobre la pintum y sobre la
lema. A1 proceder a la mezcla de las vanguardias, el artista y el novela cuando se trata de csiabil izar el referente, de ordenarlo res-
crítico piensan que estSrn más seguros de suprimirlas que si las peto de un punto de wisla que lo dote de an sentido recono-
atacaran dc frente. Asi, pueden hacer pasar el eclec~icisrnomas cible, de repetir la sintaxis y el léxico que pernilen a] dcsti-
chico, en resumidas cuenias parcial, de las investigaciones natario descifrar rápidamente las idgenes y 1% secuencias y,
precedentes. Si quisieran volverles abiertamente la espalda se por lo tanto, llegar sin problemas a la conciencia de su propia
expondrían al ridicuto del neoacademiscismo. No obsmie ello. identidad al misma tiempo que a la del asentimiento que recibe,
1
de esta manera, por parte de los de&, ya que estas esmciuras se encuentra siempre en una posicidn situada enm el
I de irn2genesy de secuencias forman un código de mmunicaci6n academicisme y el kitsch. Cuando el p d e r se llama Partido, el
entre todos. De este modo se multiplican los efectos de realidad realismo, con su ~ o m p l e m e n ~neoclásico,
o triunfa sobre la
4 si se prefiere, las fantasías del realismo. vanguardia experimental difamándola y prohibiéndola. De todos
Si en verdad no desean convertirse a su vez cn unos hin- motlos, aún es precise que las "buenas" imágenes, los "buenos"
chas de Eutbol (supporicrs), o en mineros en huelga pe~petua,re- relalos. las buenas Comas que e l Partido solicita. selecciona y
sislentes~a le que existe, el pintm y el novelista de'kn negarse difunde, encuentren un público que las desee como rnedicacidn

! a eje= estos emplms terapkticos. Es miso que se intemi-


guen acerca de las rcglas del irte de pintar o de narrar ta! mmo
les han sido ensefiadas y legadas por sus predecesores, Esm re-
gla pr momentos se les a p m n como medios de engaflar, de
apropiada para la depresidn y la anguslia que el público erpe-
rimena. El reclamo de realidad, es dccir, de unidad. simplicidad,
cornunicabilidad, etc., na tuvo la misma intensidad ni la misma
continuidad en el público alemán de entre-guerrasy en el públi-
I
seducir y resguardar, medios que les impiden sw "verdaderos". co ruso de después de la revolución: he aqul una diferencia im-
Con el nombre de lilmtura y de pintura ha tenido lugar poriante entre los realisrnos nazi y estaiiniana.
una escisión sin precedentes. Aquellos que se niegan a reexa- Por otra parte, el ataque contra la experimenlacibn
mina las reglas del me hacer carrera en el confomisme de arti'siica, cuando quien Eo lleva a cabo es la instancia política, es
masa metiendo en la mmunicacibn, por medio de las "buenas propiamente reaccionario: el juicio esiético no tiene mis que
reglas",el &seo endémico de realidad, con objetos y situaciones pronuncja~seacerca de la confomidad de esta o aquella obm
I capaces de satisfacerla. La pomamco es emplear el cine y la según las reglas establecidas de le bello. En lugar de hacer que
fatograMa con esta finalidad, La pornografía se convierte en un la obra se inquiete por aquello que hace de ella un objeto de arte
1 ,
! modela general para las artes de la imagen y de la narraci61-1 que y por conseguir alguien que sc aficione a ella, el acadernicisrno
no han v a l d o cabalmente el dedio mas-medi Atica vulgariza e i m p ~ n ecriterios a prion que seleccionan de una vez
l En cuanto a los artistas y los escritores que aceptan para siempre cuáles han de ser las obras y cuáI el público. El
I
1 poner en entredicho las reglas de las artes pldsticas y n m t i v a s uso de las categorías en el juicio estktico ser8, así, de la misma
y* eventualmente, compartir su s o s p h a difundiendo sus obras, naturaleza que el juicio de conocimiento. Para decirlo como
i Kan& uno y otro serán juicios dcteminantes: la expresión está
, están condenados a no gozar de credibilidad entre los aficiona-
dos, que reckrnan realidad e identidad y , por esta razdn, no tie- "'bienforrnada'~nicialmenieen el entendimiento, más adelante,
i nen garantizada una audiencia. De esta manera, se puede irnpurar cn la experiencia, s61o se retienen aquellos "casos" que pueden
la didéctica de las vanguardias al desafio quu lanzan los rcal is- scr subsumidos bajo esta expresi&n.
rI mos industriales y mass-mcdiáticos a las'mes de pintar y dc na- Csiando'eE p d e r se llama "el capital" y no "el partido",
rrar. El rmdy made ducharnpiano no hace sino significar activa la solución "transvanguardisla" o "posmoderna'", en el sentido
y pmklicamente este proceso constante de disolucih del oficio que le da Jenks, se revela como mejor ajustada que la solucidn
de pintor, incluso del oficio de artista. Como apunta antirncdema. El eclecticismo es el grado cero de la cultura
penehantemente Thierry de Duve. la pregunta estttica moderna genemi contemporánea: oímos reggae, rninmos un wesrern,
no es: iqd es 1s bello? sino, ¿que sucede cm el arte (y con la comernos un MacDonaid a mediodía y un pJato de la cocina
likratm)? local por la noche, nos perfumamos a la manera de Paris en
El realismo, cuya inica definición es que se propone Tokio, nos vestimos al estile retro en Hong Kong, el
evitar la cuestión de la realidad implicada en la cuesti6n de1 arte, conmimienta es materia de juegos klevisados. Es fácil
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enconm un público para las obras ecléc~icas.Hacidndose
kl~sch,el m halaga el desorden que reina en el "gus~o"del
aficionado. El artjsla, el galerista, el critico y el público se
complacen conjuntamente en el quk-rnás-da, y lo actual es el
relajamiento. Pero este realismo de2 que-miis-da es el realismo
del dinero: a falta de nilenos esd~icos.sigue siendo posible y
Util medir el valor de Las obras por la ganancia que s puede
sacar de ellas. Este realismo se acomoda a todas las tendencia,
como se adapta el capital a todas las "necesidades",a cnndicián Lo sublime y la vanguardia
de que las mdencias y las necesidades tengan poder de compra.
En cuanto al gusto, no sentimos la nemsidad de ser delicados
cuando cspecrilamos o cuando nos dislraemos. La invesligación La inzerpíetaci6n que acabo de dar acerca del contacto de
artistica y liierana estj doblemente amenazada pw la "política las m s mecanicas e industriala con las bellas artes y la
cultural" y por el mercado del arte y del libro, Lo que se le Siteratura cs procedente en cuanlo a su ptm, pero tú r;econocerh
aconseja tanto por un canal como por el ouo es que suministre que sigue sienda estrechamente so~iologi7anlee histori~ante,es
obras que en principia esten relacionadas con temas que existen dccir, unilateral. Sorteando las reticencia de Adorno y
a los ojos del público al que estih destinadas y que, a Benjamin, hay que recorm que la ciencia y la inductrja no le
cortiinuación, cstCn hechas dc t; manera rbiea formadas") que llevan ventaja al arte y la literatura en lo que toca a las
el público rcconoxd aqucfl~*.de lo que las obras mun, sospechas que inspira su relación con la realidad Cmr lo
comprenda lo que se quiere significar, pueda darle o negarle conttario sería hacerse una idea excesivamente humanista acerca
asentimienlo cori conocimiento de causa e incluso, si es dcl funciondismo rnefisloiélico de las ciencias y de las tccno-
posible, pueda extrxr de ayuellai que acepta cierto consuelo. logias. Hoy en día no se puede negar la existencia dominante de
la tecnociencia, es decir, de Ia subordinxión masiva de los
enunciados cognoscitivos a 3a finalidad de la mejor prfonnancc
posible, que es el criterio técnico. Pcm lo rn~5nicoy lo
indusuial, sobre todo cuando entran en el campo tradicio-
nalmente reservado J artista, son portadores de algo cmple-
tarnente distinto, aunque sean efectos de poder. Lus objetos y
los pensamientos salidos del conmimiento científico y de la
economía capitalistst pregonan, propagan con ellos una de las
regla- a las que está sometida su propia posibilidad de ser, la
regla según la cual no hay mlidad si no es atestiguada por un
consenso entre socios mbrc conocimientos y compmmiws.
Esta regla no es de corto alcance. Es la impronta dcjada
sobre la política del experto y sobre la del gerente del capital
por iina suerre de evasi6n de la realidad fuera <le las seguridades
metafísicas, religiosas, politicas, que la mente creía guardar a
propósiio de sí misma. Es& retirada es indispensable para que
nazcan la ciencia y el capitalismo. No hay física sin que so concepto. La sublime es un senhknto diferente. Tkne lugar
plantee a la vez una sospecha acerca de la leoria arislo~Elicadel cuando, al conmio, la imaginacibn fracasa y no consigue
iA rnovimienio. no hay industria sin la refutación del corpora- presentar un objeto que, aunque mhs no sea en principio. venga
l' - iivisrno, del rnercantiüsmo y la fisiocracia. La modomidad,
cualquiera sea la epoca de su origen, no sc da jamás sin la
a establecerse de scllerdo con un concepto. Tenemos la Idea del
mvnda (la totalidad de 10 que es), pero no tenemos la capacidad
ruptura de la croencia y sin el dcscubnrniento de lo poco dc de rnosuar un ejemplo de ella. Tenemos la Idea de simple (lo no
realidid que tiene la d i d a d , descubrimiento asociado a la descornponib1e), pcro no podernos ilusm esia idea por medio
l
I invend6n de ofm realidades. de un objeto que sería un caso de ella. Pdemos concebir lo
i ~ Q n 4significz este "poco de realidad" si se busca librarlo absolutamente grande, lo absolumenle pderoso, pero
de una inkrprewcián únicamenfe hisiwizanie?La expresión esta cualquier presenlación de un objeto destinado a "hacer ver" esta
l
evidentemente cmpareniada con aquello que Nietzsche llama magnitud o esta potencia absolum~ se nos aparece como
I
nihilismo. Pcro yo veo una rnodulacib muy anmrior al pers- dolciremmcnte insuficiente. He aquí las Ideas que no tienen
I
1 pectivisrno nietzscheano en el k m kantiano do lo sublime. pwenmción posible. Por consiguiente, estas ideas no nos dan a
Piensa. en particular, que en la esiftica dc lo sublime cncucnva conocer nada de la realidad (la experiencia), prohiben e1 libre
1
I
el arte moderno (incluyendo la liicratura) su fuente, y la lógica acuerdo de las facultades que produce el sentimiento de lo bello,
de Ias vanguardias sus axiomas. impiden la fomaci6n y la estabilización del gusto. Podría
I
El sentimiento sublime, que es tambidn e1 seniimiento decirse de eIBa que son impreseritables.
de lo sublime es, según Kan& una aFecci6n iuem y q u í v a e . Llamare rndcrno al arte que consagrn su "poqucila
1
conlleva a la vez placer y Wna. Mcjor: el placer procede dc la técnica", como decía Diderot, n presentar qué hay de
pena En la tradición de la fiIosoTia del sujelo que se rcrnonta a impresentable. Hacer ver que hay algo que se puede concebir y
Agustin y Descanes y que Kani no cuestiona radicalmcntc, es@ que no se puede ver ni hacer ver: ésie es el ámbito de la pintm
i I contradiccián, que oVos llamarion neurosis o masoquismo, se modcma. ¿Pero c6mo hacer ver que hay algo que no puede ser
N
desarmlla como un conflicto enue lz laculodes de un sujeio. la visi03 E1 propio K a n ~nos dicta la dirección a seguir IlamAndolo
facuiiad de concebir una cosa y la facultad de ''presentar*'una 10 informe, la amncia de formo. un índice posible de 10
cesa. Hay conocimicnlo si, en principio, el cniinciado es impresentable. Dice iambih de la abstracción vsiai que
1
inteligible y si, a, continuación, se pueden sacar ciertos "casos" experimenta la irnaginaci6n en busca de una presentación del
de la experiencia que se *'correspondan"con éste. Hay bolloza si, infinito {om impreseniable) que esta abstraccibn es ella misma
en oeasión del "caso"(la obra de arte), dado en principio por Ia como una prcsenixión del infinito, su presentacibn negativa.
sensibilidad sin ninguna dcterminaci6n conceptual, el Cita el "No esculpirjs imagen, ek." (Exodo 2, 4) como el
seniimienio de placer indcpndienie de cualquier in torés que pasaje más sublime de la Biblia, en el sentido de que prohibe
suscite que esra obra atraiga hacia ella un consenso universal de cualquier prescntacion dr: lo absoluto. No hay mucha mas que
principio (que quizá no se conseguirá nunca). agregar a eses cbservaciones para esbozar una estktica de la
El gusto atestigua así que puede experimentarse cn el piniura sublime: como piniura, esta estkiica "presentad" sin
modo del placer un acuerdo no determinado, no regulado, queda duda algo, pera lo hará negativamente, evimd pues la
lugar a un juicio que Kant llama reflexivo, enve la opacidad de figuracidn o la rcprmnlaci6n, se14"blanca" como un cuadrado
concebir y lacapacidad de prosenm un objoio correspandienieal de Malevitch, harA ves en la medida en que prohibe ver,
procurad placer dando pena. Se reconocen en estas insb.ucciones
los axiomas de las vanguardias de la pintura, en la medida en
que Cstas se consagran a hacer aiusi6n a lo impresentable, por
medio de presentaciones visibles. Los sistemas de razones en
nombre de los cuales, o con los cuales, ha podido sostenerse o
justificarse esta Wea merecen una gran atención por nuestra
pane, pero s61o pueden formarse a partir de la vocacidn por lo
sublime, para legitimarla, es decir. para enmascararla. Estas
instrucciones resultan inexplicables sin la incanmensurabiIidad
de la d i d a d en ~ l a c i 6 ncon el concepto, que está implícita en
líi filosofia kantiana de lo sublime.
No me propongo andizar aqui en detalle la manera en
que las diversas vanguardias han, por así decirlo, humillado y
descalificado Ia %calidada1 escrutar los mediosde hacer creer de
ellas mismas que son b5cnicas'plAsticas. El tono local, el t Q d es pues lo posmoderno? ~ Q u dlugar ocupa o no en
dibujo, la mezcla de colores, la perspectiva lineal, Ia naruraleza el trabajo vertiginoso de las cuestiones planteadas a Ins reglas dc
del soporte y la del instrumento, la '*fciura", el choque, eI la imagen y del relato? Con seguridad, forma parte de lo
museo: las vanguardias no acaban de desalojar Ios artificios de moderno. Todo aquello que cs tccibjdo, aunque sea de ayer
preseniaci6n que pmiten escIavi7ar el pensamiento a Ia mirada (modo, modo, escribía Petronio). dcbc ser ohjela dc sospecha.
y desviarla de lo impresentable. Si Habemas comprende, como contra quk espacio m m c u : Cézziiine? Contra cl cspcio de los
Marcuse, este mbajo de desrealiraci6n como un aspecto de la impresionistas. ~Gontraque objeto arremeten Picasso y Bmque?
"desubIimación"(represiva) que caracieriza a la vanguardia, en- Contra el de Cdzanne. con qué supucsto r o m v Duchamp en
tonces es que confunde lo sublime kantiano con la sublimaci6n 19 12. Con el supucsto de que se ha de pintar un cuadro, aunque
Freudiana y la esdlica, para él, ha segaido siendo la e s ~ t i c ade sea cubista. Y Bwrcn cuestiona ese otra supuesio que -afir-
la ixllo. ma- sale intacto de la obra de Duchamp: el lugar de In
presentaci6n de la obra. Asombrosa aceleración, las "genc-
raciones" seprecipifan.Una obra no puede convertirscenmudcr-
na si, en principio, no es ya posmodcrna. El gasmoclcrnismo
así entendido no es el fin del modernismo sino su eslado
naciente, y este estado es consiante,
No obstante, quisiera no limitrirme a esta acepmidn un
poco rnecanicista de la pdabra. Si es verdad que la modcrnidnd
se desenvuelve en la relirada de lo real y de acuerdo con la
relacibn sublime de lo presentable con le concebible, cn esta
relación se pueden distinguir dos modos, por dccirlo cn 3 r -
minos musicales. Se puede poner el acento en la impotencia dc
la faculbd de presentacirin, en la noslalgia de la presencia que
afecta d sujeto humano, cn ia oscura y vana voluntad que lo
anima a pesar de todo. O si no, se puede poncr cl acento en En
pieneia de la faculM de concebir, cn su "inhumanidad",p r ori distinga lo impresentabfe en su propia escritura, en el
decirlo (es la cudidad que Apollinaire cxige de los artistas significante. La gama de los operadores narrativos, e incluso
rnodcmos). puesto que no es asunto del cntendimienio que la estilisticcs, conocidos es puesta en jucga sin la preocupacidn de
sensibilidad o la imaginacidn humanas se pongan de acuerdo mantener la unidaddel todo. Se experimentan nuevos operadores
con aquello que el cmicik; y se puede poner el acento sobre el narratiros, La gramática y el vocabulario de la lengca liieraria
acreceatamiento del ser y el regocijo que resultan de la ya no son mis xeptados como dalos, parecen mas bien
invencidn de nuevas reglas de juego, cn la pintura, en el arte, o academicismos. rituales salidos de una piedad (como decía
Io que sea. Comprenderásque quiera decirte cuando te hablo de Nierzsche) que irnpidc que lo irnprmntable sea alegado.
la diskibucidn caricaturesca de algunos nombres sobre el tablero He aquí, pues, el diferencio: la estelica moderna es una
de la hismria vanguardista: del lado melancoli~~, los expe- estetica de lo sublime, pero nosiálgica. Es una estetica que
sionistas alcmancs, y del lado novaiio, Braque y Picasso. Del pcmite que lo irnpresenmble sea alegado tan sólo como
pnmero, Malevilch, Chirico; y del xgundo, Lissitsky, Du- contenido ausente, pero la forma continúa ofreciendoal lector o
champ. El matiz que distingue estos dos modm pude ser ín- al contemplador, merced a su consistencia reconccible, matcria
fimo, a menudo coexisten en la misma obra, casi indis- de consuelo y de placer. Sin embargo, estos seniirnienlos no
cemiblcs, y no obstante atestiguan un diferendo en cl wal se forman el autcntica sentimiento sublime, que es una com-
juega dcsde hace mucho tiempo -y se jugari- la suerte del binacih intrínseca dc placer y de pena: el pkcer de que la raz6n
pensamiento, enbe el disgusto y el ensayo. exceda toda preseniaci6n, el dolor de que :a imaginación o la
Las obm de Prous! y de Joyce hacen alusibn, cada una sensibilidad no sean a la medida del concepto.
por su cuenta, a algo que constantemente se hace presente. La Lo posmoderno sería aquello que aiega lo impresentable
alusibn, sobre la cual ha llamado mi ntenci6n recientemente en lo moderno y en la presentacidn misma;aquello que se niega
Paolo Fabbri, es quizds un giro de expresión indispensablepara a Ia consolaci6n de las formas kllas, al consenso dc un gusto
las obras que surgen de la estética de lo sublime. En Prousr, lo que permitiría experimentar en comUn la nostalgia de lo
que se elude para pagar el precio de esta alusión es 1a identidad imposible; aquello que indaga por presentaciones nuevas, no
de una conciencia que es víctima de contar con demasiado para gozar de ellas sino para hacer centir mejor que hay algo que
uemp. Pem en Joyce es la identidad de la oseriiura que, por es impresentable. Un artista, un escritor posmoderno, estan en
muchos de sus operadores, pcrteneze todavía al gknero de la la siiuacidn de un fil6sofo: el texto que escriben, la obra que
narración novelesca. La instilucih literaria, tal como la hereda llevan a cabo, en principio. no e s h gobernados por reglas ya
Prousr de Balzac o de Flaubert, ha sido por cierto subvenida, en establecidas, y no pueden ser juzgados por medio de un juicio
la medida en que el heroe no es un personaje sino la conciencia dcieminmte, por la aplicaci6n a este texto, a esta obra, de
interior del tiempo y-en la medida en que la diacronía de la categorías conocidas. Eshs reglas y estas categorías son 30 que
di6rcsisechada a perderporflauberi, seencuentra cuesúonadade la obra a el texto investigan. El artista y el cscnlor trabajan sin
nuevo por la voz narrativa elegida. Sin embarga, la unidad del reglas y para establecer las reglas de aquello que habrá sido
libro, la odisea de esta conciencia,pse a ser rechazada capitulo hecho. De ahí que la obra y el texto tengan las propiedades del
tsas capitulo, permanece inalterada: la identidad de la escritura acontwimienm; de ahí m b i h que lleguen demasiado tarde para
consigo misma a mv6s del dédalo de la inteminable narración su autor, o, 10 que viene a ser lo mismo, que su puesu en obra
basra para connotar esta unidad, que se ha llegado a c m p m comience siempre demasiada pronto. P o s d r n o ser5 cm-
con la de la Fenomcnologh &l EspViru. Joyce hace quc se prender segiin la paradoja del futuro (post) anterior {d).

24
Pienso que el ensayo (Monmiiigne) es posmoderno, y el
fmgmento (el Aihaencwn) moderno.
Por dltinio, es preciso dejar en claro quc no nos toca de
realidad sino invenm alusiones a lo concebible que no pueúe ser
presentado. Y que no hay que esperar que en esta larea haya la
menor rcconciPiación entre los "juegos de lenguaje", a los quc
Kant llamaba "facultades" y que sabia separados por un abismo,
de ial modo que sólo la ilusión trascenderizril (la de Hcgel) puedc
esperar ioializarlos ea una iinirlad rm!, Perc?Kant sabia wrnbién
que esta ilusiOn sc paga con el precio del terror. Los siglos XIX
y m nos han proporcionado temr hxqta el harmgo. Ya hemos
pagado suficieniementc la nostlilgia del Lodo y dc lo uno, de la Apostilla a los relatos
reconciliaciOn del concepto y dc 10 sensible, de la experiencia
Uansparente y comunicable. Bajo la demtuida gcneral de tela-
jamiento y apaciguamiento, nos proponemos masc;cullarel desco
de recomenzar ct terror, cumplir la fantstsia de apresas la realidad.
La respuesta es: guerra al todo, demos testimonio de lo im-
presenkble, activcrnos los ~Iiferendos,sdvcmos el honor del
nombre,
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a Sumuel Carsira 1
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Londres, 6 de febrero de 1984
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A medida que la discusidn se desarrolla en el plano ::[!
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internacional, la complejidad de la "ciiiestidn posmodcma" sc \[i
agrava. Cuando la enfoque, en 1979, en torno dc la cucstibn dc ,[i!
los "grandes relaios", mi intencidn era simplificarla, pcm me .,i',
temo que fui más alla de lo mesario. :?j
lios "memlatos" a que se refiere Lu condicidn posmo- p;
t.(
dernai son aquellos que han marcado Ea modernidad: ernanci- :i{
pacidn progresiva de la m6n y de la libertad, ernartcipxi6n j'
!.
progresiva o caiaswófica del trabajo (fuente de valor al icnado en 1
el capizalismo), enriquecimiento de toda la humanidad a través .1
del progreso de la tecnocicncia capitalista, e incIuso, si se !
cuenta al cristianisma dentro de la modernidad (opuesto, por lo ,I
tanto, al cIasicismo antiguo), saIvaci6n de las creaturas por
medio de la conversión de las almas via el relato crístico dcl
3
amor mirtir. La filosofía de Hegel totaliza iodos estos relatos y.
en este sentido, concentra en si misma la modernidad especu-
t1
t t
d
lativa.
Estos relatos no son mitos en e1 sentido de fabulas
(incluso cl relato cristiano). Es cierto que, igual que los mitos,
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su findidad es legitimar las insiituciones y las prScric;is
sociales y politicas, las legislaciones, las Bicas, las maneras dc
penar. Pero, a diferencia de los mitos, estos relatos no buscan

1 Versión cspiiola, Cátedra, Madrid, 1984. m. del T.)

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la refeida legitimidad en un ac:r, originarici fundacional, sino en cs una Jdea, y en tomo de e s h Idea hay dispir~w, combates. Se
un futuro que se ha de producir, es decir, en una Idea a realizar. trata do saber cuál es la buena Idea del pueblo y se trata de
Esta Idea (dc libertad, de "luz", de sociaIismo, etc.) p o s e un hacerla prevalecer. De ahí la extensi611de las guerras civiles en
valw legitimante porque es universaI. Como tal, orienta todas los siglos xrx y m, y el hecho cierto de que aUn la guerra
las realidades humanas, da a la rndcrnidad su modo caracte- rndcrna enú-e naciones es siempre una guerra civil: yo, gobier-
rística: el proyeclo, ese proyecto que Habermas considera aún no del pueblo, cuestiono la legitimidad de ru gobierno. En
inacabado y que debe ser retornada, renovado. Auschwitz se desmiy6 físicamente a un soberano rncdemo: se
Mi argumenlo es que el proyecto moderna (de realización desuuy6 a tado un pueblo. H u h la iniendbn, se ensay6 des-
de la universalidad) no ha sido ahndonado ni olvidado, sino truirlo. Se trata del crimen que abre la posmodernidad, crimen de
desmido, "liquidado". Hay muchos modos de destrucción, y lesa soborania, ya no regicidio sino populicidio (algo diferente
muchos nombrcs lc sirven coma sirnblos de ello. "Auschwitz" de los euiocidios).
puede ser tomado como un nombre pmdigrnitico para la "no En estas condiciones, ~c6rnopueden seguir siendo creí-
rdi~ación"trágica de Ia rndemidad. bles los grandes relatos de legitimxidn?
Sin emhargo. la victoria dc la tecnmiencia capitalista Esto no quiere dock que no haya relato que no pueda ser
sobre los demas candidatos a la finalidad univcrcal de la historia ya creíble. Por m e m l a t o o gran relato, entiendo precisamente
humana es otra. manera dc destruir cl proyecto moderno que. a las narraciones que tienen función legitimante o legitimatoria.
su vez, simula que ha de mlií-arlo. La dominaci6n por parte del
sujeto sobre los objeios obtenidos por las ciencias y las lec-
Su decadencia no impide que existan millares de historias,peque-
Aas o no dan pequcfias, que continúen tramando el tejido de la vi-
nnlogfas contemporáneas no viene xornpaflada dc una mayor ria cotidiana.
libertad, como L a m p o me aparejado mas educación pública o En Ca condición posmoderna y en los oims libros de
un caudal de riqueza mayor y mejor distribuida. Viene acom- esta epoca (en parte en las Inslrwrions pafennes}, exageré la
pailada de una mayor seguridad respecta de los hcchos. irnpomcia que + ha de atribuir al g6nm narrativo. Aquél era
Pero esia dominación sólo reconoce el dxito como un momento en una investigacihn mis extensa y m i s radical
criterio de juicio. Sin embargo, no puede dccir quk es el éxito, que llega a su cutminaci6n en 15D i f e r e d . En panicular,
ni por que es bueno, juao, verdadero, puesto que el éxito se resulta excesivo identificar el conocimiente con el reblo. No
comprueba, como una sanción cuya ley ignoramos. No con- quiero decir que la teoria sea más objetiva que el relato. El
sigue el proyecta de ~calizaciónde la universalidad sinoque, por rclaio del historiador está sometido casi a las mismas reglas de
21 contrario, acclera el procesa de deslegitirnaci0o.Esro es, prc-
esiablecimilcnio de la realidad que se aplican al relata del físico.
cisamente, lo que aparece descsi10 en la obra de Kaka.Pcro tam- Pero la historia es una narracidn que, por afiadidura, tiene la
bien es Io que significa el propio principio de las axxiom6licas pretensión de ser ciencia y no scilarncnte una novela. En con-
en l a formalizacjone~cicnlificas. uapartida, la teoría cicntifica no tiene, en principio, la pre-
Desde luego, la deslegitimación forma pane ya de la iensj6n de ser narrativa (por mucho que \a astrofisica coniem-
modernidad: ¿quién puede decir si Crislo es c1 hijo dc Dios a un poránea nos cuente del iberadamente la historia de1 cosmos desde
irnposlor? Su Padre lo abandonó. El martirio de Jesús rccibió el Big Bmg). Dicho de otra manera, hoy cn dia pienso que hay
su equivalenie polilico en la ejccuci6n dc Luis XW, scibcrano que distinguir los regimcncs de frases dífcrcntes y los géneros de
legitimo. ¿Cu,?l será la fuente de h legitimidad en la historia discursos diferentes. En la narratología general hay un elemenio
moderna a partir de 1792? Decimos: el pucblo. Pera el pucblo metafisico no criticado, una, hegemonía acordada a un géncro, el
1 1"

N
narrativo, sobre los de& génems. UM suerte de sokranía dc
los pequelíos relatos, que Les pernilir4 escapar a la crisis de
deslcgitimaci6n. Con seguridad, estos retatos escapan a la
crisis, pero debido a que tampoco han tenido valor de Iegiti-
rnacidn. La prosa del pueblo. quiero decir, su prosa real: decir

1
¡
F
una cosa y al mismo tiempo, lo conirario, "De d padre, tal
hijo" y "Padre avaro. hijo pródigo". El romanticismo pensaba
que es& prosa era consistente, orientado corno estaba por una
tareadeexpresividad,deemancipación,dereveIaciÓn de una wbi-
duría. La pasmodemidad es trtnibikn el fin del pueblo como rey
de las historias.
Añado una nota final a la cuestibn de la tecnaciencia Misiva sobre
actual. La tecnociencia actuaZ realiza el proyecto moderno: el
l

I
hombre se convierte en amo y semr de la naluraleza. Fcro al
mismo tiempo la desestlibili~aprofundamente, ya que bajo el
la historia universal
nombre de "la natumleza" hay quc conm tambien todos los
I L ccinstituycntes del sujeto humano: su sistema nervioso, su
cbdigo genético, su compuier corlical, sws captadores visuales,
+ auditivm, sus sistemas clc comunicación, especialmente los
I
linguísticos. y sus organizaciones de vida en grupo, etc.
Finalmente, su ciencia. su iecnocicncja, l o n a tambi6n parte de
la naturaleza. Se puede hacer, se hace Ea ciencia de la ciencia
como se hace cicncia de la, naturaleza. Inctuso sucede que para la
tecnología se c r d , hace una dCcada, a partir de e s k descu-
brimiento, todo un ámbito STS (science iechniquc mckta: la
inmanencia del sujeto en el objeto que el sujeto estudia y
transfoma. Y hay una versión recíproca: los objetos tienen sus
lengu~jcs,dc tal modo que conocerlos implica poder traducidos.

i Por consiguiente, hay tina inmanencia de Ia inicligcncia respec-


to de las casas. En estas condiciones de encabritgmiento rccí-
proco del sujeto y del objeto, ¿cómo puede persistir e1 ideal de
la dominación? Por el canuario, vemos que cae en desuso en la
rcpresenfricirin de la ciencia que se dan a s i mismos los ex-
11 pcsros, los sabios, los científicos. E1 hombre quizh sca tan sólo
un nudo muy sofisucado cn la interacción general de las radia-
I ciones que constituye e1 universo.
a Malhias Kahn

Baltimore. 15 de noviembre de 1984

No es conveniente dar al género narrativo un privilegio


absoluto sobre los demás generos del discarso en el análisis de
10s fen6menos humanos. o de los fenómenos del lenguaje en
particular (ideológicos), y menos aun en la concepcidn
EiEosÓfica. Algunas de mis reflexiones anteriores han podido
sucumbir a esta "apariencia tnscendental" (Prksentations, Jns-
iruclions paiennes, incIuso La condición posmoderna). Pot el
conmio, es convenicnu: abordar una de las grandes cuestiones
quc nos plantea c1 mundo histórico en eae fin del siglo xx (en
este comienzo del siglo xxi) por el examen de las "historias".
Puesto que si este mundo es declarada histórico, entonces es que
tenernos la intencibn de ttaiarlo narmtivamente.
La cuesti6n a la que me sefiero es la siguiente: hoy en
día, jpodemos continuar organizando la infinidad de aconieci-
micntos que nos vienen del mundo, humano y no humano,
coloc3ndonos bajo la Idea de una historia universal de la humani-
dad? No me pmpngo tratar aquí esta pregunta en mto que
filósofo. No obslante Io cual, su formulación requiere de vasias
aclmcion~~.

1. En pnrncr lugar digo: @mas cominwr organi-


zando, etc. Esta palabra implica que ocurría aqi antes. Me
reíieru aquí, efectivamente, a una mdición, la de la modernidad.
Esta última no es una época sino más bien un modo (es cl
origen latino de la palabra) en el pensarnienlo, en la enun-
ciación, en la sensibilidad. Erich Auerbach Io veía despuntar en
la ~cnturade las Confesione,~de Agusirn: la destrucción dc Iri
arquiteciun sindctica del discurso clisice y la adopción de una 2. Segunda aclaracibn. Cuando decirnos: podemos con-
disposicidn paraiáwica de frascs breves encadcnadns por la m6s tinuar organizando, erc.?", se adrnitc al menos, aunqiie la res-
elemental de las conjunciones, el el. Auerbdch vuelve a rncon- puesta (sugerida o no) sea negativa ("no, no podemos"), que
Uar esle modo, y Bakhtin con ki, en Rabelais y más mde, en persiste un nosotros, capaz dc pensar e de experimentar esta
Moniaigne. continuidad o discontinuidad. La pregunia se plantea tambien en
que consiste ese "nosotros". Se trata, como indica el pronombre
Por mi parte, y sin que ello suponga biiscar legitiinar de la primera persona del plural, de una comunidad de sujezos,
este punto de visu, veo un signo de esto mismo, en cl géncro ya sea usted y yo, o ellos y yo, según que el hablante se dirija a
n m t i v o , en la primera persona, quc Descartes clige para ouos miembros de la comunidad (vosotros/yo) o a un tercero
exponer su rnttodo. EI Discows es tdavia una coniesitin. Pcm (usted/ellos + yo) delante del cual estos olros miembros, que 61
la que se confiesa no es la desposesi6n del yo por Dios sino cl representa, son designados en tercera persona (ellos). La pre-
esiucrzo del yo por dominar todos los datos, comprendido El gunta se plantea si ese nosotros es o no independiente de la Idea
mismo como dato. Sobre la contingencia que deja el ei cnire las dc una historia de la humanidad.
secuencias expresadas por las frases, hscanes h t a de injcnv la En la tradici6n de Ia mrsdemidad, el movimiento de la
! finalidad de una serie ordenada hacia la dominación y la emanQprtci6n consiste en que el tercero que, en principio, es
i '
1
poscsi6n de la 'hatutrrlma", (Que Io consiga o no, cs otm exterior a nosovos en tanto Formamos parte de la vanguardia
asunto.) Esre modo mdenio de organización del iicrnpo sc emancipadora. acabarA por incorporarse a la comunidad de ha-
despliega en el siglo xvm en la A@lürung. blante~actuales (primera persona) o potenciales (segunda per-
sona). No habrá mhs que usted y yo. El lugar de la primera
El pensamiento y la acci6n de los siglos xDt y xx están persona está, efectivamente, marcado en esta vadicidn como el
i regidos por una Idea (entiendo Idea en el sentido kmtiano dcl
tctmino). Esta Idea es la de la emancipación y se argumcnu de
distintos modos según eso que llamamos las filocofias de la
lugar de la dorninacidn de la palabra y del sentido: que el pueblo
tome la palabra polltica, el uabajadot la palabra swial, el pobre
la palabra econ6mica. que lo singular capte lo universal y que el
I historia, los grandes relatos bajo los cuales intenmmos ordenar ultimo se convierta también en primero. Simplifico, es verdad,
iI la infinidad de acontecimientos:relato cristiano de la redención y pido se me excuse por ello.
S

de la falla de Adán por amor, relato arrfkldrer de la ernancipacibn Se sigue de ello que el "nosouos" de la pregunia plan-
de la ignorancia y de la servidumbre por medio del conoci- teada por mi, tensimado entre la situación minoritaria actual en
miento y el igualitarisrno, relato especulativo de la realización Ia que los terceros son mucho y usted y yo poco, y la una-
de la Idea universal por la dialéctica de 10 concrclo, relato nimidad futura en la que mda tercera persona e s M possita por
manis& de la cmancipacion de la explohción y de la alienación
definición, ese nosotros -diga- reproduce exactamente la ten-
por la socialización del trabajo, relato capitalista de la cman- sión que la humanidad debe experimentar, en virtud de su
cipxi6n de la pohreza pr el desarrollo iecnoindustrial. Entre vocación por la emancipación, entre la particularidad, el azar, la
lodos estos relatos hay maicria de litjgio, e ~nclusive,materia Opacidad de su presente, y la universalidad, 1á autodeter-
de dikrendo. Pero todos ellos sitúan 10s datos que aprirwn las minación, la transparencia del futuro que se promete a si mis-
acontecimientos en el curso de una historia cuyo término, aun ma. Si esta identidad es exacta. el nosolros que plantea la
cuando ya no quepa esperarlo, se llama libertad universal abso- pregunta: "icontinuarernos pensando y actuando bajo la cober-
lución de toda la humanidad, tura de la Idea de una historia de Ia humanidad.", este nosoms
formula por ello mismo la cuestión de su propia idcntidad m1 Europa desde 1789,de ejercer un terror cuya m d n de ser no era,
como ha sido fijada por la tradición moderna. Y si se ha de cn principio, accesible a todos, asi como irtmpoco era com-
responder negativamente a la pregunta (no, ya no se puede creer p b l e p r iodos el kneficio que se maha de él.
en una historia humana como historia universal de la eman- Otra manera de llevar el duela de la emancipación
cipación), entonces será preciso revisar tambitrn el esetuto del universal prometida por la modernidad sera "elaborar",
nosotros que planta la pregunta. "trabajar",cn sentido freudiano, no sólo la pérdida de este objeto
Parece que ser3 condenado (pero se trata de una condena sino lambién la perdida del sujeto a quien le había sido
vaida tan sólo para la modernidad) a permanecer particular, prometido aquel horizonte, No sólo S tratará de que re-
usted y yo (quizás), condenado a dejar fuera de si a muchos conozcamos nucsm f nitud, sina & qnie elaboremos el estatuto
terceros. Pero como este nosotros no ha olvidado (aún) qur: 10s del nosotros, la cuesti6n del sujeto. Quiero decir: escapar no
terceros han sido las primeras personas potenciales e incluso s6ío a la despedida inapelable del sujeta moderno sino ambiCn
prometidas, debcr5 elaborar el duelo de la unanimidad y en- a su repetición par6clica o cínica (la tiranía). Esta elaboración,
c o n m en la rneIancolia incurable de esie "objeto" pcrdido (o de sBIo puede conducir, crm. a abandonar ante todo la esmctura
este sujeto imposible): la humanidad libre. En ambos cxsos, lingüis~icacom unicacional (yo/tÚ/éI) que, conscientemente o
somos afectados por una especie #e pcsar. La etaboración o el no, los modernos acreditaron como modelo ontológico y pa-
trabajo del duela, enseira Frcud, consiste en recuperarse por la litico.
$rdida de un objem amado volviendo la investidura (inves- 3. Mi tercera aclaraci6n se refiere a la expresión
lissrmnt] del ohjeto perdido sobre el sujeza, de ellos sobre ipo&m$',en la pregunta: "~Pcdemoscontinuar organizando
nomiros. hoy en dia los xontecjmienlos scgun la Idea de una historia
AdernSs, hay muchas maneras de conseguirlo. El narci- universal de la humanidad?" Como saben Aristótcles y les
sismo secundario es una de ellas. Muchos observadores afirman lingüismq, la modalidad dcl poder aplicada a una noción (esta
que el narcisismo es hoy en dia el modo hegemdnico dcl pcn- no5611es aqwi: la prosecución de la historia universal) conllcva
=miento y de la acciOn en las socicdadcs más desarrolladas. Mc a la vez su afirmación y su ncgacidn. Que csia proswuci6n sea
tema que se trata tan sólo de la repetición cicga (compulsiva) de pnsible no implica ni que tcnga lugar ni que no tenga lugar,
u n duela anterior, el duelo de Dios, que dio lugar justc?rncnre al sino que cfcctivamenie tendrii lugar el hecho de que tenga o no
modo mderno y a su proyecto de conquista. En la aciua!idad, tenga lugar. Incerildurnbre accrca del contenido, el dicturn (la
estri conquista s61o lograrfa perpeluar la de los rnodcrnos, con la aíimaci6n o la negación de la nocien), aunque necesidad de
diferencia dc que renunciaria a conseguir la unanimidad. Ya no hecho, del modur, utkrior. Reconocemos aquí la tesis arislo-
cjercercmos más el terror en nombre de la libertad, sino cn télica de los fumm contingentes (falta rlarlcs una facha).
nombre de "nuestra" satisfacción, la satistaccidn de un nosotros Pero la expresi6n podemos no coonola s6lo la posi-
definitivamente limitado a su propia particularidad. ¿Soy dcma- bilidad, también india la capacidad. LES!^ en nuestro mer,en
siado modcrno al juzgar que esta pcrs~ctivaes intoleriiblc? Se nuesira fuerza, en nuestra competencia, La posibilidad de
Ilarna tiranía: la ley que "noso~ros"dictamos no c s l j dirigida a perpetuar el proyecto modcrno? El interroganle indica que este
voso!ros, conciu~hdanoso incluso sÚWiros. Les es aplicada, a proyecto exigid fuerza y competencia para ser sostenido, y que
10s terceros, a los de fuera, sin que impone legitimada ante sus tril vez nos falten. Esta lectura habd de ini;pimr una indagación
ojos. Recucrdo aquí que el nazismo ha sido csta mancra de sobre el desfallecimiento del sujeto modcrno. Si, en efecto, la
elaborar su duelo de la ernancipacidn y, por ptirnera vez cn lec~uradebe ser argumentada, es preciso que podamos probarla
con hechos o, por lo menos, con signos, La interpreillcidn dc una nmaci0n crcible en la cual se conlasá la herida de aste fin de
los signos puede ser que suscite controversia. Los signos, siglo y en la que esta herida llegar&a cicatrizar. Se hace valer el
crianda menos, deben ser sometidos a procedimientos cog- hwho de que el mito es gEncro originario, que el pensamiento
noxitivos de establecimientode los hechos, o especulativos de del origen se da en él en su paradoja originaria, y que es preciso
convalidaci6n de los signos. (Me refiero aquí, sin más expli- rcconsuuir las ruinas del pensamiento original, recuperar üI
caciones, a la problemática kantiana de las hipotiposis. que pensamiento de la condici6n humana en que ha sido puesto por
juega un papel fundamenlal en la filosofía hisdrica y política el pensamiento racional, desmitotagizstnte y positivista.
de Kant.} A mí me parece que esta no es en absoluto la direccion
Sin querer decidir sobre-el-terrenosi se trata de hechos o justa. En todo cm, hay que obxniat que el t6rmino poder ha
de signos, Ios datos que podamos recoger acerca de este desfa- sufrida en esta breve descripción una nueva modificación,
Ilecimie~~,~ de sujem moderno parecen difíciEesde recusar. Cada sefialada por el uso que acabo dc hacer del t6rmino jura. A la
uno de los grandes relatos de emancipación del gCnem que sea, pregunta: "¿pdcmos perpetuar los grandes relatos?, la respues-
al que le haya sido acordada Ia hegemonia ha sido, por así decir- ia viene a XK debemos hacer esto e aquello. Poder tiene m-
lo, invalidado de principio en el curso de los Ultirnos cincuenta bien el scntido dc tener el derecho de, y en virtud de este sen-
anos. -Todo lo real es racional, todo lo racional es real: tido, la palabra introduce al pensamiento en el universo de los
"Auschwitz" refuta la doctrina especulativa. Cuando menos, dednticos. El deslizamiento del derecho hacia el debcr es tan
este crimen, que es real, no es racional. -Todo lo proletario es Fkil como pasar de lo permitido a l o obligatoria. Lo que no se
comunista, todo 10 comunista es proleuno: "Berlín 1953, cuestionaaquí es la contingencia dcl encadenamiento sobre la si-
Budapest 1956, Chccmlovaquia 196X, Polonia 1980" (me tuaci6n que he dcxriko como desfallecimiento, extinci6n dc la
quedo corto) refutan la doctrina materialista hist6rica: los modernidad.Hay muchas maneras posibles de encadenar, y se ha
Irabajadores se rebelan contra el Partido. -Todo lo dernocr4tico de elegir entre ellas. No se decidid nada que no haya sido ya de-
es por el pueblo y para el pueblo, e inversamente: las "crisis'de cidido. Nos callaremos tanto como hablaremos. Toda la política
191 1, 1929" refutan la doctrina del liberalismo económico. y Ea se refiere a la forma en que se encadena una fnse actual por
"crisis de 1974-1979" refuta Ias enmiendas poskeinesianas a mcclia de otra frase. No es una cuestidn de volumen del
esta dmtrina. discurso, ni de importancia dcl hablante o del destinatario. En
A cada uno de estos aconiecirnientos, el investigador las otras frases que actualmente son posihlcs, una sera acrua-
relaciona otros tantos signos de un desfallecimiento, una extin- Iizrtda, y la pregunía actual es: jcufil? Para responder a esle
ción de la modernidad. Los grandes relatos se han tornado poco interrogante. la descripcidn de la extincidn o del desfa-
viables. Estamos tentados de creer, pues, que hay un gran relato llecimiento no nos ptoprciona un hilo conductor. Por csia
de la declinacidn de los grandes relatos. Pero, coma sabernos, el mdn, bap la palabra pusdernidad pueden enconmarse
gran reIata de la decadencia ya tuva Iugar en los inicios del agrupadas las perspectivas mits opueszas. Me limito a indicar
pensamiento occidenlal, cn Hesicdo y en Pladn. En realidad, el por medio de e s t a pocas observaciones la direccidn anUmi-
relato de la decadencia acompafia al relato de la ernancipxi6n tdogizante en la que, según creo. deberemos "'elaborar" la
como su sombra. De esta manera, nada habd cambiado, como pérdida del nosotros moderna.
no sea que se neccsita ahora un suplemento de fucrza y de com-
petencia para afrontar las tareas actuales. Muchos piensan que Es tiempo ya de retomar sobre e1 tema indicado p r mi
&te es el momento de la religión, e1 momento de reconstruir titulo. Me pregunto si la extinción o el desfdlecirnierito de la
modernidad baja la foma de lo que Adorno lIarnaba la caí& dc he escuchado. Voy a contíirtela yo ahora. jescucha!' Y .este
la rnetafisica [que para él se concentraba en el lracaso de la recitado se clausura invariablemente par medio de oua fdrrnula
dialéciica afirmativa del pensamiento hegeliano, enfrentada a la que dice: "Aquí acaba la historia de. .. Quien te la ha contado
tesis kantiana dc Ia obIigaci6n o al acontecimiento del anona- es. .. (nombre cashinahua), en casa de los Blancos.. . (nombre
damiento insensato denominado Auschwitz), me pregunm si español o porluguts)'." El ctnóiogo nos informa, a nosotros,
este desfaltecimientono debe ser relacionado con una resistencia Blancos, cómo el n m d o r cashinahua informa la historia de un
frente a aquello que yo llamaría los mundos de nombres, frente hkrm cashinahua a unos oyentes cashinahua. El em61ogo puede
a la diversidad insuperable de las culturas. Al abordar esta mes- hacerlo porque es él mismo un oyente (rnasccllíno) cash hinahua.
tión para terminar, volver6 a enconm y retornaré varios de los Y lo es porque lleva un nombre cashinahua. Un ritual fija por
aspectos ya observados. en lo que toca a la universalidad de los medio dc denominaciones cstricm el alcance de los relatos y su
grandes relatos, el estatuto del nosotras, la raWn de la extincidn recuucncia. Todas las frases contenidas en ellos estan, p r así
de la modernidad y, finalmente, la cuestidn coniernpoianea de la decirlo, tomadas de instancias nombradas a nombrables en el
legitimación. mundo de los nombres cashinahua. Cada universo prescritado
Ya sea como oiflo o coma inmigrante, uno entra en una por cada una de estas frases, cualquicn sea su régimen, se
culmra por medio del aprendizaje de nombres propios. Hay que relaciona con este mundo de nombres, El o los htrcies y los
aprender los nombres dc los seres próximos, los héroes en scn- lugares presentados, el destinatario y, en dcfinillva, el destinador
tido amplio, los lugares, las fechas, y p m seguir a Kripke, son meifculosamente nombrados.
Madiría yo: las unidades de medida, de espacio, de tiempo, de Para enicnder los rclalos, hay que b a k t sido nombrado.
valor de cambio. Esms nombrcs son "designadores rígidos", no (Todos los varones y 1 s nifias prepúberes pueden escuchar.)
signiiican nada o, por lo menos, no pueden scr cargados de Para conwEos, también (s61o los hombrcs pueden). Y para ser
significaciones diferentes y discutibles. Se les puede asignar nmado (referente), lambién (cualquier cashinahua, sin
frases de rkgimen totalmente hererogéncas(descriptivas, inicrro- cxcepción, puede). Al cotocar los nombres en las historias, la
grttivas, ostensiva$, valorativas, prescriptivas, etc.) e incluir!os narracibn protege los designadores rígidos de la identidad común
en géneros discursivos inconmcnsorabtes(cognoscitivm,persua- contra los acontecimientos del "ahora" y conua el pligro de su
sivos, cpidíciicos, hágicos, cdmicos, ditirhmbicos, etc.). Los encaderiamícnto. Ser nombrado, es ser narrado. Bnjo dos 3s-
nombrcs no se aprenden solos sino Iocf izados en pequefias his- pectos: cada relalo, aunque sea en apariencia anecd6iic.0, smc-
torias. La venlaja del relato, vuelvo sobre cllo, es que puede su- tuhim unos nombres y unas relaciones nominales. Al repetirlo,
poner en sí mismo una multiplicidad de familia? heierogéneas la comunidad se asegura la permanencia y la Icgitiniidad de su
de discursos a condicidn de "hincharse", por as; decirlo. El mundo de nombres a través de la recumncia de este mundo en
relato los ordena en una serie de acontecimientos que designan sus historias. Y , por oua parte, ciertos relatos n m a n explici-
nombrcs propios de la cultura. tímenle historias de nominacidn.
La fuerte coherencia de esta organización es redobIada por Si uno plantea positivamente la pregunta acerca del
el moda de transmisidn del rclato, visible en particular en Ilis origen de la tradición o de la autoridad entre los cashinahua, uno
sociedades que llamaré "salvajes"por corndlidad. Andrd Marcel se encuentra con la paradoja habitual cn estos interroganres.
d'Ans escñbc: "Entre los cashinahuas, roda interpretación de un Una fiase no está autorizada -se piensa- si quien la emite, su
miyoi (mito, cuenro, leyenda o relato rradjcional) se abre con destinador, no goza de autoridad. ¿Qué sucede cuando la
una fc5rinula fija: 'He aquí la historia de..., iai corno siempre la auioririad del destinador resulta dcl sentido dc la frase? La frase,

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al legitimar al desiinador que prcsenm su universo, se legilima a mas son cosmoplitris, como dirá b n t . Se ocupan preci-
si misma junio con el ticstinciiario. El narrador cashinahua sarnenie de la "superación" de la identidad cult!.flal particular con
concede la autoridad de narrar sus historias en su nombre. Pero viska a constituir una identidad cívica universnl. Sin embargo,
su noinbrc está autorizado por sus historias, en parlicular por no eslá claro cómo puede !legar a producirse scrnejanle supe-
aquellzt que cuenm la genmis de los nombres. Estc circulic~ racidn.
vitiosw es común. En la comunidad salvaje nada hay que la lleve a
He aqui el funcionamiento discursivo de 10 que podrf- dialectizarse y a orieniarse hacia una scciedad de ciudadanos.
amos llamar a very ¡urge scale inrexrared culiure runa cultura Decir que es "humana" y que ptcfigura ya una universalidad es
integrada .en muy gran escala")), 1A identificxifin reina en ella admitir que el problema esti resuetto: el hurnanisia presupone
como dueaa y seaora. Cerrada sobre si misma, la cultura la historia universal e inscribe cn ella la comunidad particular
elimina sus dcsechos de relatos, los acontecimientos inink- como un momento en el devenir universal de las comunidades
grables, por mcdio de sacrificios o de la ingcstidn de drogas (es humanas, Es también, grosso modo, el axioma del gran relato
el caso de los caqhinabuas) o por medio de la guerra mds allA de especulativo aplicado a la historia humana. Pero la cucstión
sus fronteras. está en determinar si exisle o no una historia humana. La
M~llafismluandis, la autoidentilicacih de una cultura versi6n epistemol6gica es la más prudente, pero también es la
prtsa por este dispositivo. Su desmembmrniento, en la sitmibn mhs engafiosa: el ;inlropólwgo dcscribe según lm reglas del
de dependencia senil, colonial 0 imperialista, significa la des- gbnero cognoscitivo las nmaciones salvajes y las reglas dc
trucción de la identidad cuItural. Por cl conlrario, el dispositivo éstas, sin pretender establecer ninguna con~inuidadentre ellas y
constituye la fuem principal da las guerrillas en los combates el propio modo de discurso. En 1ü versibri de Ldvi-Swauss, el
por la independencia, pueslo que el relalo y su transrnisi6n antropólogo puede introducir una identidad de funcionamiento,
surninisban conjunlamente a la resistencia su 1egitimidad (su llamada eslructural, entre el milo y su explicacidn, ~ r esto
o lc
derecho) y su logistjca (el modo de tmnsrnisión de los men- supone tener que abandonar toda tentativa de enconkm un pasaje
sajes, el relevamienlo de los lugares y la deienninacidn de 10s inteligible que lleve de las unas a las otras, Identidad sí, pero
momenlos, el uso de los datos naturales en la mdici6n cultural, nada de historia.
ctcktera). Conocemos estas dificultades, que son triviales. Te las
La legitimidad, como hemos ahiado, es^ ase^^ recuerdo aqui sólo porque quizá me permitan medir mejor cl
por la potencia del dispositivo narrativo: cubre la multiplicidad alcance de la extinción por la que atravemos. Todo ocurrc
de las familias de frases y de posibles gcneros de discurso, corno si hubiera fracasado cl inmenso esfuerzo p m despojar al
comprende todos los nombres; siempre cs actudizabIe y lo ha pueblo de su propia legitimidad narraliva (una legitimidad que
sido desde siempre, El dispositivo, corno es diacrdnico y para- se remonm -digamos- a Ex fuentes del curso del tiempo), y
crónico, asegura la dominación del lempo, o sea, de 1a vida y de hacerle adoprar como única legitimidad la Idea de la libre
la milerte. E1 relato es la autoridad en si misma. EE reIato au- ciudadmía quc esta, situada, por oposición a aqudla, en la
toriza un nosoms indestructible, p ~ encima
r dc1 cual s61o hay desembocadura de este cursa. Estc despojo, marcado con el
ellos. nombre de Declaraci~nde los derechos, como decía, ha fra-
Una arganizacidn como 6ia rf,sulta cornplctamente casade. Un signo precursor de estc fracaso se encuentra ya en la
diferente de la organi7acih de !os gra!ides selatos dc legiti- designación misma del autor dc una Declaración que se preiende
mación que caracterizan a la modernidad occidental. Estos ulti- de atcancc universal: Nilou~,peuple francais.. .
I
El ejemplo del movimiento obsem es aun m& proba- sino quc se agrava la desigualdad de los bienes cn el munda y
toria del fracaso aludido. Su intemaciondismo de principio nada hace por romper las t'rontcraq, sino que se sirve de ellas
significaba exactamente que la Iucha de clases no recibia su
con fines de especulación comercial y monetaria, El mercado
legiiimidad de la iradicidn popular u obrera local, sino de una mundial no hace una historia universal en el sentido de la
Idea a realizlu, la del mbajador emancipado de la condición
modernidad. Las diferencias culturales, por om parte, son alen-
proletaria. Sin embargo, sabemos que desde la guerra fran- tadas, forncniadas como mercancías turisricas y cultmles, con
copmsiana de 1870-1871, Ia Internacional ha porfiadoacctca de todos Ios recursos de la gama disponible.
la cuesti6n de la Alsacia-Lorena, que en 1914 los smiaiistas es, en definitiva, el nosotros que uata de pnw
aJemanes y franceses v o m n respectivamente los prcsupuesres
nacionales de guerra, ek.El estalinismo, en tanto que "socia-
esta situación de dcsfallecimienio, si ya ha dejado de scr el
núcleo, la minoría, la vanguardia que anticipa hoy lo que deber6
lismo en un solo país" y la supresi6n del Kominlern, ser la humanidad libre de rndana? Nosotros, que intentamos
ratificaron abiertamente la superioridad del nombre propio penar eslo, jesi;imos cnndcnados a no scr más que heroes
nacional sohre el nombre universal de los soviets. La multipli- ncgativos? Por lo menos, csiá claro que una figum del inte-
cxidn de la! Iiidhw por la independencia desde la Segunda lectual (Volmire, Zola, Sartre) eslj refiida con este dcsfalle-
Guerra Mundiai y e: reconocimiento de nucvm nombms cimiento. Esta figura eslaba sostenida por la legitimidad
nacionales soti hechrls que parecen indicar el refonarnicnto de
reconocida de una Idea dc la ernancipacidn y, mal o bien, ha
las legirimidade!: locales y la disipacidn de un h~rizontede acompafiada a la historia de la humanidad. Pem la violencia de
ernancipaci6n. Los jdrencs gobiernos "independientes" son ex- la critica opuesta a la escucla de tos años sesenta, seguida por la
pertos en depender servilmente del mercado capitalista mundial
inexorable degradacidn de laq instituciones de cnselianm en
o bien dcl aparato polftico creada según el modeIo cstaiiniano, lodos los países modernos, rnucstra basiante a las clans que el
y las "izquierdas" que, en uno u olro caso, divisan este hori-
saber y sn tmnsformacíón han dejado de ejercer la auioridad que
zonte son eliminadas sin piedad. Como dice el slogara de la ac- hacia escuchar a los intelectuaies cuando &tos pamban de la
tual extrema derecha francesa: los franceses primero (se sobre-
cátcdra a la iribuna. En un univcrso donde el éxito consisie ch
en tiende: 1x5 likrtíqdes después). ganar tiempo, pcnsar no tiene m&? que un solo defecto, pcto
Me diras que eslos repliegues hacia la legitirnihid Iocal incorregible: hace pcrrler el liernw.
son reacciones de resistencia a los efectos devastadoresdel impe- Ha aqui, simplificada, la ciiesii6n que me plankco, es
rialismo y de su crisis sobre las culturas particulares. Es verdad. decir, que crm que me planleo. No tenga la intenci6n de
y confirma el diagnóstico, incluso lo agrava. Porque Ia recons- responderla aqui; me propongo, si, discutirla. Ciertos clemen;tos
titución del mcrcado mundial después de la segunda guerra dc elaboraciOn que no han sido anotados en esta memoria podrán
mundial y la inuilnsa batalla econ6mico-financiera que libran
ser expliciiaúos despuds de nuestra discusiiin. Pasada la &pocade
hoy en día 1% empresas y los bancos multinacionales,
los intelectuales y de los paidos, será interesante que en uno y
sostenidos por los estados nacionales, para dominar este mer- om lado del Atlinrico comience, sin presunción, rndesta-
cado, no traen consigo ninguna pcrcpec tiva de ~osmopoIiiisrno. rnentc, a wuxse una línea de resistencia al desfdlecimiento
Los pariicipanies en este juego aiin se jacwríin de alcanlar los moderno.
objetivos que se fijaban el liberalismo económico o el keyne-
sianisrno de la &pocamoderna. Pero nos cuidaremos mucho de
darles crédito pues claro está que SLPjuego no reduce en absoluio

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