TEMA 19
PANORAMA |
DE LA FILOSOFIA ACTUAL
INTRODUCCION
tPervive adi la filosofia? :Dénde hay que encontrarla en el caso
de que exista? ,Cémo se diferencia de las formas que a lo largo de su
historia ha tomado? ¢ Ha muerto, en realidad la filosofla? ¢Quién la ha
suplantado si es que ha muerto? ¢Ha resucitado acaso? Estas y un
sinfin de preguntas similares se emontonan cuando se aborda el tema
de la filosofia actual. Unas veces con snobismo picante, otras con la
seriedad que la misma situacién requlere, nos vemos confrontados
continuamente con estas y otras interrogantes parecidas. Las
_respuestas no son menos variadas. Desde las més afiejas que nos
hablan de que no hay filosofia sino filosofias, que no hay filosofia
sino filosofar, o que todo hombre es filésofo, o que hay, junto a la
filosofia académica, otra mundana, hasta las discusiones sobre la
sustantividad 0 no de la filosofia, o su absorcién en otros moldes de
pensamiento, 0 su simple desaparicién como una reliquia del pasado.Otros, mas cautos, proponen que en vez de tanta reflexién sobre la
filosofia, en vez de tanta metafilosofia, se haga filosofia a secas y
veremos dénde nos lleva ésta, 0 que, en un silencio respetuoso, se
estudien parcelas del saber sin preocuparse mucho de la cuestién
terminolégica de si tal cosa es 0 no filosofia. El hecho es que la muerte
de la filosotia —como la de Dios 0 como la del hombre— se ha cantado
insistentemente, sus funerales han sido anunciados y una espera
resignada —o bien alborozada, puesto que la alborada de algo nuevo y
mejor vendria en su lugar—ha hecho su aparicién en los dltimos
tiempos.
2Qué decir de todo esto? {Qué significa justamente la crisis de la
filosofia? Lo primero que causa extrafieza es que se hable de la crisis de
la filosoffa como un acontecimiento nuevo. Es que la filosoffa podria
ser otra cosa? {Es que no le es consustancial a le filosoffa, tal y como se
hereda en nuestro suelo cultural, su permanente crisis? Todo depende,
naturalmente, de la idea que uno se haga de la filosoffa. De cualquier
forma, sila filosofia es, entre otras cosas, clarificacién conceptual, si la
filosofia tematiza constantemente nuestra relacién al mundo y, en este
sentido, lo que por realidad o inteligibilidad comprendemos, entonces la
filosofia no puede sino estar cuestiondndose sin descanso. No se trata
de hacer de la necesidad virtud, Simplemente se trata de mostrar que lo
que la caracteriza es la necesidad de replantear cémo el hombre,
historicamente, ha de hacer frente a los cambios que su visi6n del
mundo va padeciendo. Es ésta su ambigiiedad. Tal ambigiiedad e
inseguridad no es que no afecte también a las ciencias, Sélo que hay
una diferencia esencial. El fisico 0 el bidlogo, a pesar de la
provisionalidad de sus conclusiones, puede seguir haciendo fisica o
biologia aunque no cuestione las nociones desde las que investiga. El
filésofo no puede hacer lo mismo. Tampoco se queda en una teoria del
conocimiento y nada més. Radicaliza ésta hasta donde puede y ahi topa
con unos limites que son, precisamente, lo que el angel era para Job:
una lucha sin cuartel.
Alas dificultades inherentes al contexto que ha de ocupar la
filosofia se suma la delimitacién de lo que se entienda por filosofia
actual, contempordnea o presente. Los médulos que la abarquen
pueden ser mas o menos amplios. Respecto a la filosoffa
contemporénea suele entenderse por tal aquella que va desde finales,
del siglo pasado —con el nuevo auge del positivismo y la vuelta a Kant
protagonizada por el neokantismo— hasta el momento. Las corrientes
que en dicho periodo se detectan son amplisimas. Una lista,
necesariamente selective, incluirte @ la fenomenologia husserliana, la
filosofia de los valores, estrechamente ligada a la anterior (Scheler)
aunque con acentos que llegan hasta Schopenhauer, la ontologia y
filosofia categorial tipo N. Hartmann o Conrad-Martius, la metafisica
vitalista como es el caso de Bergson, el pragmatismo americano
(Dewey y James especialmente), el personalismo en sus diversas
acepciones, etc. A esto habria que afiadir, ciertamente, los movimientos
filos6ficos con una coexién y manifestacién fuerte como son el
marxismo, el positivismo y neopositivismo, el existencialismo, la
494teologia dialéctica y negativa y un etcétera bastante prolongado. Pero
de todo ello se ha hablado ya. Por eso seguir estos cauces sdlo se
justificaria o bien por continuar el estudio de los epigonos de las
escuelas y tendencias sefialadas o bien por estudiar bajo nueva luz las
caracteristicas de los mismos, sus dependencias mutuas y su posible
originalidad. No es esa la via que tomaremos. En vez de hablar de
filosofia contempordnea hablaremos de filosofia actual y esto en su
sentido mas estricto. Queremos decir asi que hablaremos de la filosofia
reciente; o mejor, de aquello que ocurre ahora y que nos parece que
dibuja mejor el cuadro de lo que en un futuro inmediato seré la
dagacién filoséfica.
Antes de pasar directamente a lo que creemos que es la filosofia
actual conviene decir algo respecto a otra dificultad. $i es problematico
el escoger un periodo de tiempo determinado que nos sirva como guia
del hacer filos6fico del momento, no lo es menos la biisqueda de un
criterio segin el cual diferenciar las distintas maneras de llevar a cabo
la reflexién filoséfica. Y esto nos lleva a la cuestion del método en el
trabajo filoséfico. Hay quien en vez de hablar de fildsofos actuales habla
de métodos actuales en filosofia. Pensamos que es una buena idea.
Método y objetivos, lo sabemos, estén intimamente ligados. Lo que
‘ocurre es que la proyeccién que puede tener una cierta metodologia en
un dominio como el nuestro es dificil, en principio, de recortar. Mas atin,
ese afan de llegar a todo es una propiedad bastante filoséfica. Esto hard
que tampoco optemos por dicha posibilidad. Antes, sin embargo,
daremos un ejemplo que pensamos es de lo més actual y relevante
respecto al estudio de un determinado problema con técnicas o
instrumentos harto diversos, En este caso serd precisamente el método
lo que diferencia a los filésofos como tales y lo que desvele, asi, los
distintos intereses que puedan tener unos y otros.
Quine, en los aftos cincuenta, sorprendié a todo el mundo con un
breve articulo cuyo titulo Acerca de lo que hay— recuerda una de las,
preocupaciones més fundamentales de la tradicién ontolégica
occidental. De ontologia trata Quine, sin duda, s6lo que dentro de una
metodologia del tod formalista. Apoyandose en la teoria de las
descripciones de Russell llega a la conclusién de que los supuestos
ontoldgicos de una teoria cualquiera no nos son descubiertos ni por los
nombres ni por los predicados utilizados en dicha teoria sino a través de
las variables ligadas, La teoria de las descripciones de Russell, pues, le
serviré para formular el criterio de compromiso ontolégico de una teorla
dentro del abstracto lenguaje de la légica cuantificada.
Conviene sefialar que otros se han acercado al tema por medios
més “informales” —més lingiiisticos que légicos—, como es el caso de
Strawson. La polémica que se entablaré enseguida entre los que creen
que hacen mas justicia al “ser” o a la “existencia” por medios formales
y los que recurren a las modalidades del lenguaje usual es un buen
ejemplo de cémo uno puede abordar un problema clasico con métodos
distintos.
495De cualquier forma, un Quine, un Strawson 0 Warnock
(Warnock polemiz6 insistentemente con Quine intentando mostrar,
desde el lenguaje ordinario, que el concepto de compromiso 0
asumpcién ontolégica era un concepto confuso) tienen un cierto
parecido de familia. El contraste se hace realmente visible si
comparamos la labor ontolégica de Quine con la de Heidegger, por
ejemplo. ¢Qué tienen que ver una y otra ontologia? Para Heidegger la
ontologia fundamental es la metafisica de la existencia y el ser no es,
ciertamente, una entidad formal. De ahi que el modo de acceso al ser,
para Heidegger, obviamente, no es la Idgica ni formal ni un pariente
lejano de ésta como podria ser la “informal”. Ambos métodos no son,
por tanto, ni siquiera complementarios. Para Heidegger una
investigacién como la de Quine o sus prximos estaria, de entrada,
descaminada. No le interesa conocer, por medio de las técnicas
desarrolladas de un pensemiento “desviado”, cuales son las entidades
con las que se compromete quien habla sino qué trata, més bien, de
rescatar al ser de una abstratcién que habria perdido pie de una
precomprensién originaria. Los métodos, pues, diferencian
radicalmente, el estudio de algo que, en principio, podria unirlos por el
asunto comdn que es la ontologia.
Una vez que hemos acotadio el campo de lo que consideramos
actual y teniendo presente que los métodos que se utilizan son un
indice de las intenciones de quienes los emplean, es hora ya de pasar a
las corrientes filoséficas que configuran nuestro presente. Que unas
sean mas 0 menos filos6ficas es algo que no nos toca dilucider a
nosotros. Lo Gnico que diremos es que todas dicen algo a quien, sin
prejuicios, se interesa por aquello que, de una manera un tanto
indefinida, designa la filosofia.
LAS CORRIENTES ACTUALES DEL PENSAMIENTO
FILOSOFICO
a) La légica matematica, formal o simbélica es una de las ramas
del saber que con mayor precisién, seguridad y velocidad se ha
desarrollado en los diltimos tiempos. En su aspecto estrictamente
cognoscitivo la lagica es una ciencia formal como lo es la matematica
—sean las que sean las relaciones entre ambas 0 si se reducen una a
otra—. Pero la légica lo invade todo y ya desde antiguo, la légica ha
tenido, como no podia ser menos, una estrecha relacién con el
quehacer filosdfico. Es esta Ultima faceta la que a nosotros nos interesa.
No la aplicabilidad, por ejemplo, de la teoria de los modelos a las
distintas ciencias sino su incidencia en nociones tales como la de
significado, verdad, analiticidad, necesidad, etcétera.
Lo que merece la pena destacarse, repetimos, no es s6lo la labor
que en seméntica pura, por ejemplo, se esté haciendo sino las
consecuencias que tanto para una filosofia de la l6gica como para las
nociones antes citadas estan teniendo las actuales investigaciones en
este campo. Y las consecuencia més espectacular ha sido la
496manifestacién de que el anélisis cldsico tiene unos limites bien
establecidos. Su aplicacion se restringe a un determinado dominio y no
a otros los cuales harian saltar ese mismo andlisis. Asi, Quine, después
de los abundantes ejemplos que dio para evidenciar la opacidad de los
contextos modales, abandona la 6gica modal cuantificada cuando ésta
se adentra en cuestiones tales como la necesidad l6gica o las actitudes
proposicionales —ejemplo de estas Ultimas seria la conocida oracién
“Jorge IV cree que Scott es el autor de Waverley—: Los problemas,
pues, surgirfan al querer colocar tales oraciones dentro de los moldes
clasicos. Las alternativas para poder trater de una manera satisfactoria
con los existenciales negativos, el nombrar, la modalidad, etc., son una
de las tareas mas urgentes de esta rama de la filosofia. La tradicion
fregiana, por una parte, mds preocupada por la forma l6gica, y la del
segundo Witthenstein, mas preocupado por el uso correcto de las
palabras y mucho menos por la estructura interna de las distintas
sentencias, pueden ser los dos polos dentro de los cuales se dé una
respuesta satisfactoria y fructifera a la temética resefiada. La teoria de
la referencia, en suma —y aqui no habria que olvidar los trabajos
recentisimos de S. Kripke con una recuperacién inesperada de viejas,
investigaciones sobre el nombrar— es un buen test para ver hacia
dénde camina la lagica en su relacién con los eternos temas del
nombrar, describir o referir.
b) Lo que a continuacién digamos esté en estrecha relacién con
lo anterior. Lo que cambiaré es el enfoque. Ahora lo veremos desde la
misma filosofia analitica en sus estadios mas avanzados y en su
relacién con el lenguaje. Por eso conviene recordar lo que en su
momento dijimos respecto a la filosoffa analitica.
Hace aproximadamente dos lustros Chomsky fue el artifice de lo
que hoy se conoce como revolucién lingiistica. La linguistica,
fundamentalmente estructuralista, que le antecede, es una lingiiistica
taxonémica, clasificatoria, Chomsky, por su parte, intentard otorgarle un
rango cientificamente superior, De lo que se trataria no es tanto de dar
una descripcién, una especificacién —por medio de las conocidas
operaciones de segmentacién y clasificacién— de las expresiones
observables, sino de dar un anélisis lingiiistico cuyo fin consista en
obtener todas las expresiones posibles de un lenguaje. Dicho mas
técnicamente: el anilisis lingiiistico buscard la gramética de un
lenguaje que sea una definicién explicita del concepto “ser gramatical
en tal lenguaje”. El estructuralismo y el distribucionalismo no tenfan
tales objetivos. En éstos obtenemos listas 0 inventarios de las unidades
que comporien el lenguaje. Una gramatica, al estilo chomskiano, por el
contrario, va mds alla; da raz6n del conjunto, potencialmente infinito, de
las oraciones gramaticalmente correctas que pueden darse en una
lengua determinada. Cada oracién, asi, ser un teorema, debidamente
deducido, de una teoria gramatical.
Es ldgico que las primeras reacciones de los chomskianos
respecto a aquellos que habia cifrado las esperanzas de escydrifiar el
indose fundamentalmente en el uso de las expresiones sea
497vista como aigo superficial. La palabra superficial viene a cuento puesto
que, precisamente, la insistencia de Chomsky se cifra en el
descubrimiento de la gramética profunde de las frases v oraciones v no
en su actuacién o ejecucién, algo que, mediado y transformado, daria
slo la pauta del aspecto més externo y menos relevante del lenguaje.
Las criticas de Chomsky tanto al empirismo de Skinner (o al
neoempirismo de Quine] como a los andlisis del segundo Wittgenstein
serén enormemente duras. Ambas, basadas en métodos, para
Chomsky, lejanamente cientificos, no rinden cumplida cuenta de la
complejidad del lenguaje humano.
Las influencias de Chomsky pronto se hicieron sentir en
dominios que salen ya de la misma lingiifstica. Es el caso v. g. de la
sicologia, Muy pronto, sin embargo, las ensefianzas de Chomsky
comenzaron a sufrir grandes modificaciones en los trabajos posteriores
de sus discipulos. La seméntica generativa (dentro de un
desbordamiento continuo y con propuestas muchas veces sélo
sugeridas) volveré de nuevo la cabeza a lo que habian dicho ya los
representantes del lenguaje comin —Wittgenstein y Austin
especialmente—. Las nociones de presuposicién o referencia, por
ejemplo, la contextualizacién y la insuficiencia de la pura sintaxis (en el
caso de que pudiera haber una distincién cabal entre sintaxis y
semantica) hacen que los lingiiistas de la generacién inmediata a
Chomsky tomen muy en consideracién las investigaciones que ciertos
filésofos analiticos (podemos recordar lo dicho en el capitulo
correspondiente) llevaron a cabo. Por eso, J. Searle, uno de los filésofos
del lenguaje més perspicaces de nuestros dias, piensa que el futuro
desarrollo de la filosofia del lenguaje serd una complementacién de la
grmatica generativa iniciada por Chomsky por medio de los filésofos
analiticos citados. O si se quiere, lo contrario: siguiendo los pasos de
estos iiltimos las diferencias sintacticas no aparecerén como algo caido
del cielo sino reflejando las diferencias que hacemos nosotros en
nuestra comunicacién linguistica. La aplicacién que el mismo Searle
hace de la teorfa de los actos lingiiisticos, asi perfeccionada, a temas
importantes de la filosoffa como son el compromiso ontolégico o la
llamada falacia naturalista en ética muestra lo fructifero que puede ser
tal enfoque.
La lingiifstica, en sus versiones mas recientes, ha hecho sentirse
més inseguros a los mismos ldgicos. Los intentos de crear una légica
“natural”, que no prescinda simplemente del significado hacen
tambalearse criterios muy establecidos en el hacer estrictamente
formal. No es que la logica clasica no haya sufrido profundas
modificaciones —el caso de las logicas modales, las polivalentes o las
“desviadas” por utilizar la traduccién que les dio Alfredo Deatio~ sino
que, dentro del esquema que hemos apuntado anteriormente, el
lenguaje tal y como lo usamos nos revela una riqueza, una disposicién a
la comunicacién, un modo de conducta tal que imperiosamente se
cieme incluso sobre aquellos campos que, aparentemente, eran
inmunes a las ambigdedades de éste. Su independencia se hace
problematica. La filosofia, en fin, no puede olvidar esto.
498¢) La filosofia, lingifsticamente orientada y con Wittgenstein de
fondo, tiene otras vertientes. Lo dijimos en el capitulo correspondiente,
Una de estas vertientes mas controvertidas y, al mismo tiempo, mas
esperanzadoras, es la “‘sociologia comprensiva” (verstehende
Soziologie) de P. Winch. Las “formas de vida" no se relacionan, como el
mundo de la vida de Husser!, con las reglas de la conciencia sino con
las reglas de la gramdtica de los juegos de lenguaje. La accién
intencional de los hombres, a diferencia de los fenémenos naturales
subsumibles en leyes de la naturaleza, se somete a reglas
intersubjetivas correctas o incorrectas. F or eso una sociologia de tal
tipo comprende la accién humana, las normas que la rigen, desde las
reglas dadas en la comunicacién que tiene lugar en el lenguaje usual.
De ahi se sigue que cualquier teoria social dependa de la
autocomprensién de los sujetos en cuestion. La separacién entre
ciencias de la naturaleza y ciencias sociales —de resonancias bien
continentales— es evidente. Pero lo que es de importancia es que en
Winch la sociologia a construir tiene como punto central la conexién
enire forma de vida y juego de /enguaje. Hay que entender el orden
inmanente al lenguaje natural en sus distintas gramaticas. Es muy
comprensible que en vista de tal rumbo, filésofos provenientes de otras
posiciones —es el caso de Habermas, representante caracterizado de la
sociologia critica de la Escuela de Frankfurt— se hayan sentido
interpelados.
En una actitud no muy distinta se encuentra A. Macintyre.
Macintyre es, en algtin sentido, més radical que Winch ya que aunque
piensa, como éste, que es el anélisis del lenguaje el punto central de la
sociologia, no emprende la construccién de una teorfa al respecto o una
reduccién sociolégica basada en los juegos de lenguaje. Més fiel a la
losofia terapéutica, y a través de la mediacién de Freud, se quedara en
“reconocimientos”, en la disolucién de las pretensiones tedricas. Para
captar el sentido de las acciones humanas deberlamos comportarnos
més como el novelista que como el cientifico. Un cierto aire
hermenéutico recorre la obra de Macintyre.
d) Hemos hablado de hermenéutica. Vamos a referimos a ella
ahora con més propiedad. Al acabar este apartado volveremos a
contemplar conexiones entre tipos de filosofia que naciendo de troncos
muy distintos acaban, en sus ramificaciones, mostrando inesperados
parentescos. Es ésta una situacién que no se puede dejar de lado en
nuestro tiempo. El panorama de la filosofia actual esta entretejido de
coincidencias y transmutaciones.
Heidegger, y més recientemente Gadamer, representan las
inflexiones ditimas de lo que se ha dado en llamar la filosofia
hermenéutica. El fondo histérico lo da Husserl —si no queremos llegar
hasta Dilthey— con su fenomenologia del mundo de la vida
(Lebenswelt), La hermenéutica fenomenolégica de Heidegger —asi
como la de Gadamer— se opone tanto a la metafisica dogmatica como
a las, para ellos, restricciones cientistas. Va, en Ultimo término, contra
una abstraccién desviada y desgajada del mundo de la experiencia.
499Heidegger, en su filosoffa més tardia especialmente, criticara ala ciencia
ya la técnica por el hecho de que éstas han colocado al hombre
“frente” al mundo, De esta manera lo cientifico-técnico se convierte en
el instrumento privilegiado del poder. En esta denuncia coincidirén
Heidegger y los neomarxistas de la Escuela de Frankfurt, como son
Horkheimer y Adorno. Otro tanto habria que decir de Marcuse cuya
dependencia de Heidegger es bien notoria en este punto.
La fenomenologia hermenéutica de Heidegger, como opuesta al
pensamiento categorial y dominador, quiere liberar lo cotidiano, lo
poético y la experiencia premetafisica. De ahi la vuelta de Heidegger a
ios presocraticos. Sélo en éstos se habria dado una auténtica
comprensién del ser y, por ello, un contacto adn no viciado con la
naturaleza. Heidegger, siguiendo asi a Nietzsche, considerard al espiritu
socratico-platénico, al privilegiar éstos lo légico-conceptual, como el
culpable de un camino que no lieva a ninguna parte. El camino, en
dltimo término, de la filosofia occidental. Por eso la recuperacién de los
origenes ha de hacerse a través de una destruccién de la metafisica
occidental.
En Gadamer la filosofia hermenéutica presenta una ligazén
mayor con el problema del método. La liberacién 0 recuperacién de esa
experiencia perdida u olvidada se hace por medio de los fenémenos
“olvidados”. Para ello hay que captar las condiciones existenciales de la
misma posibilidad de comprender (Verstehen). Esto se consigue
colocando los actos del sujeto en una tradicién —en la historia— en la
cual no hay ninguna estructuracién definitiva de la conciencia y a la
cual tampoco corresponde metodologia alguna objetiva capaz de
aprenderla.
Segiin O. Apel, que ha sido uno de los que con mayor ahinco ha
intentado aprovechar las nociones aludidas, la importancia de lo dicho,
de esia filosofia semitranscendental, radicaria en la superacién
(superacién existencial-fenomenolégica) del idealismo, impregnante la
mayor parte de las teorfas del conocimiento, y del solipsismo. De esta
manera se convertiria en el lugar de encuentro de buena parte de las
aspiraciones de la filosofia del siglo veinte.
La idea de continuidad conceptual de Winch, esto es, la
comprensién que necesariamente se da dentro de una tradicién, aquella
que acufia los conceptos base de un juego de lenguaje, tiene mucho
que ver con lo que acabamos de exponer. Bien es verdad que Winch,
fiel a su maestro Wittgenstein, dejaré bien sentado que si entender es
entenderlo en funcién de las nociones establecidas, al mismo tiempo
las reglas son abiertas, los juegos pueden —y de hecho lo hacen—
cambiar.
Winch no hace sino desarrollar —con mayor 0 menor acierto—
las ideas contenidas en el Wittgenstein tardio. Para éste cada lengueje,
en su articulacién y aplicacion, es un saber practico, saber que no nos
esté dado y regulado a priori de una vez por todas. Es curioso, pues,
observar como se han ido acercando posturas que, en un comienzo,
poco tendrian que ver unas con otras. Y si bien es cierto que no hay
poca oscuridad en estas reflexiones y que mucho est4 por hacer, no es
500posible pasar por alto que las coincidencias, posibles ajustes mutuos e
influencias, caracterizan, y probablemente caracterizarén, buena parte
del hacer filoséfico de nuestros dias, Los bloques no son tan
monoliticos.
e) La teorfa general de los sistemas recoge dos aspectos que
nos han ido saliendo en lo anteriormente dicho: un anhelo menos
regional y més totalizador, por una parte, y una insatisfaccién con los
modelos del cdiculo légico clasico por otro. La teoria general de los
sistemas tiene su principal cuna en la obra del austriaco Von Bertalanifi
quien, desde 1950, ha estado promoviendo una actividad
interdisciplinar que se conoce con el nombre referido. Von Bartalanffi,
desde la biologia, propone, en contra del mecanicismo y del vitalismo a
los que calificaré de insuficientes, un modelo “organismico” —tal vez
sea ms adecuada esta palabra que la de “organicista” u “organico"—
El modelo representa a los organismos como “todos” o “sistemas
totales”, los cuales no se conforman a los sistemas legales con los que
habitualmente trata el cientifico, y especialmente el fisico. A pesar de
todo, por mucho que estos sistemas (bioldgicos) difieran de los.
sistemas cerrados de {a fisica, Von Bertalanffi cree que son una ocasién
para dar con principios generales vélidos para todo sistema, cualquiera
que sea el conjunto de sus elementos y las relaciones que se den entre
tales elementos. Tarea de la teorfa general de los sistemas es el estudio
de dichos principios generales.
Dado que se trata de la integracién de los procesos parciales en
el organismo totei, el instrumental l6gico habitual se revela, para el
defensor de la teoria de los sistemas, como algo inadecuado. Esta
inadecuacién —que afectaria a los “todos” en general— se pone de
manifiesto si tenemos en cuenta que la légica de relaciones, basica en
la ciencia moderna, no serfa capaz de explicar los sistemas organicos,
Por eso buscardn otro tipo de légica. Esta no es otra que la /ogica de los
sistemas. Si se consiguiera una formulacién matematicamente exacta
de las conexiones holisticas (de los “todos") se habria alcanzado el
objetivo y la teoria de los sistemas podria convertirse en une gren
alternativa en la investigacién de nuestro tiempo con no pocas
aplicaciones en el terreno filoséfico. De la nueva biologia habria, pues,
salido la fueva légica.
Una de las dificultades que ven los defensores de tal teoria es la
resistencia que nuestra manera corriente de pensar tiene respecto ala
accién dinémica —sit venia verbo— de los sistemas. El pensamiento
relacional estaria tan anclado en nosotros que el paso a un
pensamienio “sistematico” se ve desasistido. Seria como pasar de una
geometria tridimensional a otra de cuatro dimensiones. O dicho con
més propiedad, seria pasar del pensamiento causal a la “accién”.
Muchos opinan que el proyecto esbozado, supuestamente
revolucionario, en realidad es una extravagancia. Deben de dar mas
pruebas si quieren que se les tome mas en serio, La verdad es que si se
les toma en serio y que la plasmacién de una biologia tedrica puede
ensefiar no poco a otras ciencias y, lo que es mas importante, contribuir
a una manera distinta de ver las cosas.
501#) Marxismo y neomarxismos es un tema insoslayable en
cualquiera que se asome al panorama filoséfico actual. Viene a cuento
aqui la distincién que hacia Ferrater Mora entre los diversos "imperios
filoséficos”. Tres eran éstos. En uno de ellos, que comprenderia los
paises anglosajones més al norte de Europa, primaria la filosofia
analitica y cientifica, en otro, esto es, en la Europa continental,
predominaria la filosofia clasica y las indagaciones ontoldgicas y,
finalmente, en los paises socialistas, seria el marxismo la filosofia al
uso. Al margen de las condiciones politicas de unos y otros “imperios”
el marxismo es una filosofia practica. Nada tiene de extrafio, por tanto,
que con pureza o con perversion, los paises socialistas estudien aquello
que, en teoria, es la base de su ordenamiento social. Se une a esto el
que, a pesar de que se distinga entre el marxismo como método de
anélisis (andlisis socio-politico fundamentalmente) y marxismo como
vision del mundo o filosofia general que genera tanto los principios
teéricos como las normas de actuacién por las que se rige quien acepte
tal doctrina, de hecho el marxismo se ha impuesto —donde se ha
impuesto— como concepcién global del mundo. Es un modo de
entender el mundo y de actuar en él y es, repetimos, un modo de ver el
mundo que implica la transformacién de éste. Ser marxista no es
solamente teorizar con mayor 0 menor apoyo en los hechos sino
programar una manera de actuar. Por todo esto las corrientes marxistas
dentro de los paises socialistas son, normalmente, posiciones que se
despliegan desde el mismo marxismo. La critica, cuando se da, es,
también normalmente, una critica interna.
Nosotros no vamos a repetir lo que en su lugar se dijo sobre el
marxismo. Nuestro objetivo, no hace falta repetirlo, es otro: sefialar las
mutaciones o las lineas que se prefiguran en la investigacién filosética
de nuestros dias. Pues bien, la critica interna —sea dentro de los paises
socialistas 0 fuera de ellos— ha estado, como no podia ser menos,
sujeta a otra de las consecuencias que se derivan de ser el marxismo
una filosofia practica: la dependencia de los acontecimientos histéricos,
Los fracasos de la revolucién, las derrotas de la clase proletaria, la
resistencia y supervivencia del capitalismo, etc., han dado lugar a que el
marxista se haya planteado repetidamente cudles son los cambios en el
sujeto de la revolucién, cual es el significado de los periodos de
transici6n, etc., y de ahi la misma metodologia que estaba usando.
Ahora bien, {cémo se relaciona su metodologia con la de otras,
filosofias como son las ya resefiadas? Vimos las trasmutaciones entre
analiticos y otras corrientes de pensamiento, en principio, nada
analiticas. Sucede o se vislumbra que suceda algo parecido en el caso
del marxismo? Ciertamente, en este sentido la historia del marxismo no
le ha favorecido mucho. Las reservas respecto a otros modos de
pensamiento han aislado, muchas veces, al marxista. No obstante, el
marxismo no quiere ser una concepcién del mundo en el aire. A pesar
de que parte de una situaci6n real en la que la conciencia de
explotacién es asumida por una clase determinada —el proletariado—, el
mo no se queda ahi, sin mds, sino que pone al servicio de la clase
liberadora los medios cientificos hist6ricamente disponibles. Es por eso
502que el comercio del marxismo con otros tipos de anélisis es algo que,
en teoria, deberia inscribirse en la practica cientifica del marxismo. Que
esto no tenga lugar con la frecuencia deseada tal vez haya que
achacarlo al hecho de que el marxismo, como cualquier sistema de
creencias poderoso, se resiste a poner en crisis sus mismos
fundamentos. Los ataques al marxismo han venido, precisamente, por
este camino. Cuando Popper, por poner un ejemplo conocido, acusa al
marxismo de no dejarse falsar, esto es, de no renunciar a sus
principios por mucho que entren en conflicto con Jos hechos lo que esta
poniendo de manifiesto —tenga o no razén en su critica— es que el
marxismo es una concepcién del mundo que va més alld de los hechos
verificables.
Volvamos a las criticas internas al marxismo. Mas que criticas
podemos considerarlas desarrolios internos suyos. Si tomamos como
criterio de actualidad la repercusion que en estos momentos tienen
hemos de decir que, aparte de Lukacs, han sido Althusser y Gramsci los
autores marxistas que mds provocativamente han lanzado al foro de la
discusién la renovacién del marxismo. Althusser lo ha hecho
reivindicando el estatuto cientifico del marxismo. Para ello ha tenido
que seccionar a Marx rechazando en éste los primeros periodos,
precientificos atin segiin Althusser, y en los que Marx seria deudo
todavia de formas de pensar tradicionales. La ruptura se operaria
cuando Marx nos da los cimientos de una interpretacién
auténticamente cientifica de la historia, Esto ocurriria en la /deologia
Alemana. Por todo ello las vueltas llenas de humanismo al Marx mas
joven y agradable sonarian, a Althusser, como ilusiones peligrosas que
no hacen sino retrotraeros a un perfodo premarxista. A Althusser se le
ha considerado también como el estructuralista marxista por
excelencia, Sea de esto lo que sea y prescindiendo de su valoracién
—s6lo diremos que nos cuesta entender que Althusser haya podido
convertirse en un punto de referencia necesario para entender las.
vicisitudes del marxismo actual la influencia de Althusser ha sido
innegable y algunas de las tesis defendidas, tales como la cientificidad
del marxismo, sus diferencias con Hegel, etc., motivo de inquietantes
reflexiones.
Si Althusser ha jugado el papel provocador aludido no es menos
cierto que Gramsci se presenta en nuestros dias como una de las
visiones mds prometedoras del marxismo. Gramsci es de palpitante
actualidad. Es dificil encontrar un autor més citado 0 comentado dent 0
de los circulos mas o menos marxistas. Gramsci con su insistencia en
las fuerzas culturales —de él es la acufiacién del término “intelectual
orgdnico”, es decir, trabajador intelectual que da forma a la ideologia
dominante o ala de la clase dominada— y con su sentido de la historia
=no en vano fue discipulo del neohegeliano B. Croce—, ofrece una
imagen del marxismo menos monolitica, mas compleja y mediada que
da cierto frescor a los esquemas estereotipados del marxismo-
leninismo,
Vamos a dejar de lado otras figuras menores. Si quisiéramos dar
cuenta de ellas la lista se haria interminable. Pasemos, por tanto, a las
503criticas externas. Naturalmente el marxismo ha sido combatido desde
sus comienzos por aquellos a los que el marxismo se opone. No
obstante, el marxismo ha conseguido crear e inculcar un conjunto de
nociones que son compartidas en la actualidad por grupos de lo més
variado. Y es que el marxismo es ya una ideologia con poder.
Precisamente esto es lo que seré criticado por aquellos que, sin
identificarse tampoco con la clase dominante, ven en el marxismo una
via s6lo verbalmente liberadora. La alternativa ofrecida por el marxismo
serd rechazada globalmente. Pero esto implica que el marxismo no sélo
ser negado en sus realizaciones —decir esto es todavia mantenerse
dentro del marxismo— sino por contener en su misma fundacién los
origenes de sus desviaciones. De ahi que el ataque no sélo vaya contra
la escoldstica marxiste sino contra el mismo Marx y contra la idea de
socialismo puesta en marcha por él.
El anarquismo clasico renegé, ciertamente, de Marx. Pero el
anarquismo cldsico, el de Bakunin, es socialista y a pesar de que se
opone a tesis centrales del marxismo sigue luchando con él
fraticidamente. Por eso las posibles relaciones y complementaciones
entre marxismo y anarquismo son un problema abierto. Serian dos
soluciones distintas a un problema compartido. Lo que ocurre es que a
muchos el esquema les parece 0 falso 0 estrecho. No se trataria de
perfeccionar el marxismo o de apuntarse, sin més, al socialismo
libertario. Se trataria, por el contrario, de mostrar que el marxismo ha
llegaco a un callején sin salida por su propia naturaleza, que su
negacién ha de ser ms radical y que en Marx. en suma, esté el embrién
de una concepcién del mundo totalitaria. Ejemplo presente de esta
actitud son los llamados “nuevos filésofos” franceses.
Los “nuevos filésofos” —H. Levi el mds conocido, Glucksmann el
més interesante tal vez— tienen, en general, un patriarca comun:
M. Foucault. A pesar de que se reclamen de autores similares y que
mantengan rechazos también similares forman una gama muy vatiada.
Pero es precisamente el rechazo lo que es significativo. En principio hay
en ellos una critica cerrada al marxismo. Los defectos del marxismo en
su plasmacién hist6rica no serian fendmenos aislados sino
consecuencia de esa alternativa de poder, con fondo totalitario, que
estaria, segin ellos, ya en Marx. Las criticas de los “nuevos filésofos” al
marxismo recuerdan a las que desde otros angulos Popper hizo a Hegel
y Marx o B. Farrington a Platén. Por otro lado, aunque algunos de estos
filésofos propugnan una vuelta a la vida cotidiana o un desilusionado
disfrute-de lo conquistado por la sociedad liberal sin mayores
pretensiones, otros, como es el caso de Glucksmann, apuntan a una
nueva posible armonfa. Esta no vendrfa dada a través de los esquemas
politicos vigentes, sean éstos del signo que sean, puesto que dicha
politica esta dentro del orden del poder, del orden estatal,
todopoderoso sefior inamovible. Si alguna aurora se detecta vendria
dada por los que menos sirven al estado. Estos no son otros sino los,
marginados, aquellos que molestan en cualquier proyecto politico.
La contrapolitica, la recuperacién existencial-religiosa, el cultivo
subjetivo y vital y una metafisica difusa no son ideas excesivamente
504originales, se dice. Por eso algunos les reprocharén a los nuevos
filésofos ser bastante viejos. Lo que ocurre es que los argumentos con
los que se les ataca son también bastante viejos. O bien son
argumentos ad horninem—por ejemplo que al final acaban sirviendo al
poder capitalista— o parten de viejos principios que son precisamente
los que se ponen en cuestion.
Los “nuevos filésofos” no son ciertamente un modelo de rigor,
pero son un sintoma que hay que penetrar. El desencanto ante las
promesas no cumplidas, el hastio ante un mundo sin ideales y en el que
el éxito es la medida de todas las cosas, la perversion politica a través
de los aparatos del estado, la complejidad del poder mediada por toda
suerte de instituciones, etc., estan en la raiz de las revueltas tipo
“nuevos filésofos”. Por eso, y al margen ya de dichos filésofos, la
busqueda del sentido de la tierra, la exaltacion de la vida y de la
intimidad, la liberacién de la potencialidad humana en todas sus
dimensiones y la esperanza —o desesperacién— de un cambio que no
sea un simple respiro para que la estructura total siga funcionando al
servicio de los de siempre, conforman toda una manera de ver el mundo
que no es facil encasillar y para la cual los calificativos de anarquistas,
Acratas, libertarios, lddicos, neonitzscheanos, etc., sdlo tienen sentido si
se hacen con una cautela extraordinaria
El marxismo, de cualquier forma, se ve sometido a estos y otros
muchos mAs interrogantes. Las perspectivas de evolucién dentro del
marxismo no son faciles de prever. La relacién entre socialismo y
revoluci6n cientifico-técnica —sobre la que Richta se ha convertido ya
en un lugar clisico—, la complejidad del poder, que no es s6lo poder
politico en sentido estrecho, y la conflictiva relacion entre socialismo y
estado son, entre otros, los aspectos mas acuciantes al estudioso del
marxismo.
De la metafisica —en su vertiente cientifica o més tradicional—
de la escolastica y neoescolastica y de otros movimientos no hemos
dicho nada. En realidad algo hemos dicho al hablar de las distintas
escuelas. Lo que alli no cabia no lo consideramos especialmente
revelador. Nuestro interés, repitmoslo una vez més, residia en der un
panorama con tinte de futuro y en el que se patenticen las
metamorfosis de los distintos movimientos, la dificultad de su
clasificaci6n y, en suma, el simplismo en el que se cae cuando se da
una lista de los filésofos actuales como se podia dar una lista de
metales,
BREVE NOTA SOBRE LA FILOSOFIA ESPANIOLA ACTUAL
La guerra civil espafiola del treinta y seis determina el periodo
que se extiende desde ella hasta el presente. Y lo que es peor, las
consecuencias de la misma han pesado negativamente sobre el
desarrollo posterior. En primer lugar, en su aspecto de carencia ya que
la filosofia anterior al golpe militar queda desmantelada. Los
vencedores intentarén sustituirla por una filosofia oficial, escolastica y
505con la ideologia de cruzada imperante en el momento. La restauracién
de una filosofia cristiana y conservadora, aislada del entorno,
caracteriza a la fase que sigue a dicha guerra. Los intentos no tienen un
gran éxito pero conforman una tradicién que sin ser ideologizante en el
sentido probablemente apetecido por los vencedores se va
transformando en algo que puede ser incluso mas nefasto: la
paralizacién de la vida intelectual y la mediocridad.
Una ruptura considerable se opera en los afios cincuenta.
Algunos comienzan a tomar contacto con las filosofias més vivas que
circundan el panorama nacional. En este sentido el acercamiento que
en tales fil6sofos se da a la filosofia de la ciencia, al marxismo oa la
historia de la filosofia constituye una recuperacion de la racionalidad
perdida que pone las bases, ya, a las evoluciones siguientes. Aunque no
es nuestro deseo mentar nombre alguno nos remitiremos a los que son
citados en el Diccionario de Filosofia Contemporénea, editado por
M.A. Quintanilla (y que son los mismos que aparecerdn en la nueva
edicién que pronto vera la luz, del Diccionario de Filosofia, de J. Ferrater
Mora). Sus nombres son éstos: J. L. Aranguren, G. Bueno, M. Garrido,
E, Lled6, F. Montero Moliner, C. Paris y M, Sacristén. Una consideracin
més amplia deberia de tener presentes también a los que continuaron
su labor en el exilio, en Sudamérica de modo especial, pero esto es un
tema que mereceria tratamiento aparte.
Si quisiéramos resumir ahora un conjunto de notas que son
propias al desarrollo peculiar de la filosofia espafiola de postguerra, y
teniendo siempre presente lo dicho en pérrafos anteriores, podriamos
sefialar las siguientes: a) No es personalista, es decir, no se centra
alrededor de alguna gran personalidad del presente o del pasado
inmediato —como ocurre, v.g., en Alemania—. Se trata, mas bien de
grupos o personas que investigan un campo determinado. b) No es
académica, esto es, la Universidad no es el lugar idéneo del filosofar.
Hay, por eso, un cierto exilio académico. Incluso personas con puestos
de importancia en la Universidad realizan sus mejores trabajos en tierra
de exilio. ¢) La filosoffa oficial es, eso sf, institucional. La institucién
reparte ideologia que en muchos casos no consiste sino en vaciedad
ideolégica (que suele ser la peor de todas las ideologias). De ahi que
los representantes de la caracteristica en primer lugar citada se
convirtieran necesariamente en criticos de la filosofia institucionalizada.
{Qué decir de la filosofia en el momento actual? En primer lugar,
habria que observar que los fenémenos al respecto que en nuestro pals
se dan son muy similares a los de otros paises. Las fronteras no son tan
impermeables. Al mismo tiempo, la recepcién de los mados de filosofar
en curso recibe, en nuestras latitudes, la impronta que es propia de la
situacién espafiola. Asf si la filosofia analitica es bifronte, como en su
lugar indicamos, la encrucijada de la filosoffa analitica se hace
especialmente aguda en Espafia. La cuestién no es simple. Por un lado
se la critica, con harta frecuencia, con las malas artes de la ignorancia.
Basta la cita en inglés o un tema determinado para que sea tachado
quien asi procede de analitico. Pero, al mismo tiempo, la filosofia
analitica es una buena baza para estabilizar una filosofia académica sin
506aristas corriendo el riesgo de convertirse en la cirugia estética del
escolasticismo inservible. Es de esperar, sin embargo, que los analiticos
espafioles —y hay sintomas de que sera asi— opten por lo mas vivo y
prometedor de la filosofia analitica. Si esto ocurre, el desarrollo de un
programa analitico en nuestro pais seré sumamente saludable.
Otro tanto cabria decir de los llamados dialécticos. En general
son filésofos marxistas. Una filosofia de la praxis que no desconozca el
instrumental cientifico indispensable y no sujeta a puros andlisis
coyunturales es algo que romperia —y casos coneretos los hay— con
una dialéctica retérica y poco convincente. Y, sobre todo, sabria enlazar
con corrientes de pensamiento mas nuevas, menos hechas, y, por ello
mismo, més dignas de ser ofdas.
Esté, finalmente, lo que antes llamamos filosoffa Iddica. El
1érmino no es muy correcto pero ha tomado carta de ciudadania. A esta
manera de filosofar se debe el contacto con la literatura, con la poesi
con el arte en general. Con un modo de hacer menos constrefiido, mas
desenfadado y mundano nos recuerda que filosofar es, ante todo, no
dejar de cuestionarse lo que somos 0 queremos ser. La libertad, la
muerte o el compromiso existencial no son modas importadas; estan,
por el contrario, en la entrana de la misma filosofia.
‘Aunque no seria correcto hablar de “nuevos filésofos” espafoles
ya que no ha habide un movimiento andlogo al francés sf es cierto que
la agilidad que las nuevas generaciones han dado a la actividad
filoséfica es notable. Su reflejo en las publicaciones, congresos —entre
los que mereceria destacarse el de Filésofos Jévenes, algo dificil de
encontrar fuera de nuestras fronteras— y otras manifestaciones es
muestra de que algo cambia, y tal vez en profundidad, en la
estereotipada, y, durante tantos afios forzada, filosofia espafola.
BIBLIOGRAFIA
FERRATER MORA, J.: Diccionario de Filosofia. Ed. Sudamericana, 2 vols.
1969. (Esta a punto de aparecer en Revista de Occidente una nueva
edicién ampliamente revisada y aumentada).
QUINTANILLA, M. A. (director): Diccionario de Filosofia Contemporanea.
E, Sigueme. Salamanca, 1976.
FERRATER MORA, J. La filosofia actual, A. Editorial. Madrid, 1969.
SACRISTAN, M.: Sobre el lugar de Ia filosofia en los estudios superiors.
Barcelona, 1958.
HABREMAS, J.: ¢Para qué atin filosofia? “Teorema’, vol. 2, 1975.
BOCHENSKI, I. M.: Die zeit-genossiche Denk-methoden (hay traduccién
espaiiola).
STEGMULLER, W.: Haupstromungen der Gegenwartsphilosophie \hay
traducci6n espaiiola).
507TEXTOS
Alinsistir en la idea de la filosofia como actividad,
reconocemos que esta nocién es a [avez vaga e insuficiente. zNo son
la fisica 0 la psicologia también “actividades”? El problema de como
especificar la actividad filoséfica resulta, pues, harto embarazoso.
Decir que es una actividad critica, aclaratoria, etc., es cierto pero
exeesivamente general; en filosofia se aspira asimismo a explicar,
usando a tal efecto una imaginacién capaz de elaborar
conceptuaciones alternatives. Decir que la actividad filoséficea
pretende vincular la teoria con la “préctica” es asimismo cierto, pero
insuficiente y ambiguo. No hay duda de que esta ultima
caracterizacién puede aportar un sano corrective a las propensiones
intelectualistas en que abunda la filosofia producida en los medios
académicos y con vista solamente a ellos. Pero, ¢qué ocutre si por
“préctica” se entiende lo que ha propuesto hace poco, y por lo demas
muy habilmente, un autor para quien toda la filosofia modema padece
de un abandono del ideal antiguo, y medieval, de la filosofia como
“sabiduria"? En nombre de una critica de la nocién moderna de
experiencia —que incluye, segtin dicho autor, la experiencia sensible,
la experiencia moral, la experiencia de los usos lingiiisticos, la
experiencia de las situaciones cruciales, ete se propugna entonces
el ideal de una més “auténtica” y “profunda” nocién de experiencia
que, segtin el modelo platénico, abre las puertas para una més alta
vida espiritual; a tal efecto hay que esforzarse por abandonar el
mundo en el cual estamos, por lo visto, tan confiadamente instalados.
Semejante "vida espiritual” es entonces la culminacién de un largo y
dificil entronamiento, pero puede dudarse de si cabe seguir dando el
nombre de “‘filosoffa” a lo que seria, en el fondo, religion, moral
préctica y terapéutica animica.
Por lo dicho se ve cuén dificil es delimiter nitidamente, y no
digamos de una vez por siempre, la indole de la actividad filosofica. Es
probable, ademés, que semejante delimitacién, cuando se insiste
demasiado en ella, resulte un tanto perniciosa, porque puede llevar a
férmulas que enuncian todo lo contrario de lo que estimamos cumple
hacer en filosoffa, Un autor contemporéneo ha concluido que, en vista
de que la filosofia no se ocupa ni de contenidos espectficos ni
tampoco del “ser”, es obvio que consiste en “pura tension del
pensar”: “por medio de otro pensamiento— ha escrito el aludido
autor— Ia filosofia piensa el pensamiento que dice pensar”. Es curioso
que, partiendo del reconocimiento de una situacién similar a la que
hemos descrito, alguien pueda amasar formulas que estén a mil
Joguas de lo quo tratamos de entender aqui por “filosofia como
actividad”. Ello muestra que en filosoffa sucede algo parecido a lo
que, segtin Einstein, ocurre en fisica: que lo importante es lo que se
hace, y ol modo de hacerlo, y no lo que se dice que se hace, o que se
deberia hacer...
J. FERRATER MORA: La filosofia actual, A. E., Madrid (1969), pp. 111-113,
De hecho, en la actualidad se perfilan tres movimientos
filoséficos que estén caracterizados por esa composicién: el
racionalismo erftico de Popper que tiene su origen en una autooritica
de las limitaciones del positivismo Iégico, tanto empiristas como de
508construccién del lenguaje. Después la filosofia metédica de
P. Lorenzen y de la escuela de Erlangen, que inspiréndose en motivos
de H. Dingler, descubre el fundamento préctico-normativo de las
ciencias y de una formacién racional de la voluntad; finalmente, en
conexién con Horkheimer, Marcuse y Adorno, la asi llamada Teorla
critica persigue el programa de una teoria del conocimiento como
teoria dela sociedad.
Si pudiera darse una filosoffa ante la cual ya no se plantease la
pregunta ¢para qué filosofia?, ésta deberia ser hoy, conforme a
nuestras consideraciones, una filosoffa de la ciencia no cientifista.
Ella encontraria en el sistema universitario en rapida expansién, si
entra en comunicacién con las ciencias y la ensefenza cientifica, una
base tan amplia de eficacia como jamas'la ha tenido filosofia alguna.
No tendria en adelante necesidad de una forma de organizacién de la
ensefianza basada en filosofias particulares. Le corresponderie, al
arremeter contra la doble irracionalidad de una limitade
autoconcepcién positivista de las ciencias y de una administracién
tecnocrética separada de la formacién de la voluntad general que
discurre puiblicamente, una misién de graves consecuencias politicas.
Por eso precisamente rebasa la fuerza inmanente de una discusién
filoséfica profesional, el saber si los indicios hoy perceptibles de una
teoria de las ciencias se desarrollarén con la intencién préctica de una
eficacia practica. Una filosofa que, de forma idealista, se creyese
dotada de este poder, habria olvidado la tarea que ha trabajado desde
hace casi siglo y medio la filosofia del estado critico. En esta medida
el futuro del pensamiento filoséfico es asunto de la praxis politica.
J. HABERMAS: éPare qué aun filosofia?, Teorema, vol 2 (1975)
La ética se ha hecho antiestoica, no quiere seguir siendo la
interiorizacién de la necesidad: nada espera ni cree en nada, pero no
se conforma con menos de lo inmortal. Por eso es critica de las
conexiones oficialmente vigentes entre la virtud y la necesidad de la,
muerte establecida, por eso es escéptica ante cualquier coartada
legitimadora que el futuro haya de traer a quienes hoy utilizan la
extorsién y la intolerancia por el bien de su causa, por eso es cinica y
se burla de las bollas almas hipécritas que ignoran la mediacién
efectiva de los buenos sentimientos 0 creen tener todavia derecho
6tico para poder seguir siendo puritanos. Pero, no lo olvidemos, no
deja de ser ética, es decir, reivindicacién de la alegria de la virtud. ¥
aqui recuperamos de nuevo la conexién con Emst Bloch: éste, en su
discurso de recepeién del Premio de la Paz de la RFA, que supo
convertir en una requisitoria contra las autoridades socialdemécratas,
acabé con estas palabras: "j Viva la raz6n préi Afin de cuentas,
toda la obra de Bloch es un tenaz y poético intento de desentrafiar el
contenido concreto de la ética y eso le eleva por encima de cualquiera
de los que consideran la reflexi6n filoséfica como el juego de
tecnicismos que s6lo el académico conoce a fondo o como la
divagacién descomprometida del difettants. Bloch sabe y proclama lo
que él diria con unas conocidas palabras de Marx en sus tesis sobre
Feuerbach y que yo prefiero exprosar con estas de Kirkegaard: “ia
6tica no comienza en una ignorancia que hay que convertir en saber,
sino en un saber que exige su realizacién”. Y Bloch nos enseita que lo
que espera quien espera, la entrafia coneretamente ética de la
509esperanza, no es la fabrica mas productiva y de beneficios menos
escandalosamente repartidos ni los asombros utilitarios de la
tecnologia, sino el goce inefable del adolescente que parte en su
primer viaje por mar, la piedad de una mano que busque y estreche la
nuestra en el temblor de las sombras, o esa palabra que sélo sabomos
cuando miramos de frente los ojos de nuestro amor. Si,
indudablemente y de una vez por todas: ; Viva la raz6n préetica! Aqui
desconfia del tiempo y su utopia con el esperanzado
gen.
F, SAVATER: Para /a anarquia, Tusquets ed., Barcelona (1977), pp. 67-69
BIBLIOTECA
Universidad @-foet Ls divar
Quezelienange
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