19 Panorama de La Filososfia Actual

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TEMA 19 PANORAMA | DE LA FILOSOFIA ACTUAL INTRODUCCION tPervive adi la filosofia? :Dénde hay que encontrarla en el caso de que exista? ,Cémo se diferencia de las formas que a lo largo de su historia ha tomado? ¢ Ha muerto, en realidad la filosofla? ¢Quién la ha suplantado si es que ha muerto? ¢Ha resucitado acaso? Estas y un sinfin de preguntas similares se emontonan cuando se aborda el tema de la filosofia actual. Unas veces con snobismo picante, otras con la seriedad que la misma situacién requlere, nos vemos confrontados continuamente con estas y otras interrogantes parecidas. Las _respuestas no son menos variadas. Desde las més afiejas que nos hablan de que no hay filosofia sino filosofias, que no hay filosofia sino filosofar, o que todo hombre es filésofo, o que hay, junto a la filosofia académica, otra mundana, hasta las discusiones sobre la sustantividad 0 no de la filosofia, o su absorcién en otros moldes de pensamiento, 0 su simple desaparicién como una reliquia del pasado. Otros, mas cautos, proponen que en vez de tanta reflexién sobre la filosofia, en vez de tanta metafilosofia, se haga filosofia a secas y veremos dénde nos lleva ésta, 0 que, en un silencio respetuoso, se estudien parcelas del saber sin preocuparse mucho de la cuestién terminolégica de si tal cosa es 0 no filosofia. El hecho es que la muerte de la filosotia —como la de Dios 0 como la del hombre— se ha cantado insistentemente, sus funerales han sido anunciados y una espera resignada —o bien alborozada, puesto que la alborada de algo nuevo y mejor vendria en su lugar—ha hecho su aparicién en los dltimos tiempos. 2Qué decir de todo esto? {Qué significa justamente la crisis de la filosofia? Lo primero que causa extrafieza es que se hable de la crisis de la filosoffa como un acontecimiento nuevo. Es que la filosoffa podria ser otra cosa? {Es que no le es consustancial a le filosoffa, tal y como se hereda en nuestro suelo cultural, su permanente crisis? Todo depende, naturalmente, de la idea que uno se haga de la filosoffa. De cualquier forma, sila filosofia es, entre otras cosas, clarificacién conceptual, si la filosofia tematiza constantemente nuestra relacién al mundo y, en este sentido, lo que por realidad o inteligibilidad comprendemos, entonces la filosofia no puede sino estar cuestiondndose sin descanso. No se trata de hacer de la necesidad virtud, Simplemente se trata de mostrar que lo que la caracteriza es la necesidad de replantear cémo el hombre, historicamente, ha de hacer frente a los cambios que su visi6n del mundo va padeciendo. Es ésta su ambigiiedad. Tal ambigiiedad e inseguridad no es que no afecte también a las ciencias, Sélo que hay una diferencia esencial. El fisico 0 el bidlogo, a pesar de la provisionalidad de sus conclusiones, puede seguir haciendo fisica o biologia aunque no cuestione las nociones desde las que investiga. El filésofo no puede hacer lo mismo. Tampoco se queda en una teoria del conocimiento y nada més. Radicaliza ésta hasta donde puede y ahi topa con unos limites que son, precisamente, lo que el angel era para Job: una lucha sin cuartel. Alas dificultades inherentes al contexto que ha de ocupar la filosofia se suma la delimitacién de lo que se entienda por filosofia actual, contempordnea o presente. Los médulos que la abarquen pueden ser mas o menos amplios. Respecto a la filosoffa contemporénea suele entenderse por tal aquella que va desde finales, del siglo pasado —con el nuevo auge del positivismo y la vuelta a Kant protagonizada por el neokantismo— hasta el momento. Las corrientes que en dicho periodo se detectan son amplisimas. Una lista, necesariamente selective, incluirte @ la fenomenologia husserliana, la filosofia de los valores, estrechamente ligada a la anterior (Scheler) aunque con acentos que llegan hasta Schopenhauer, la ontologia y filosofia categorial tipo N. Hartmann o Conrad-Martius, la metafisica vitalista como es el caso de Bergson, el pragmatismo americano (Dewey y James especialmente), el personalismo en sus diversas acepciones, etc. A esto habria que afiadir, ciertamente, los movimientos filos6ficos con una coexién y manifestacién fuerte como son el marxismo, el positivismo y neopositivismo, el existencialismo, la 494 teologia dialéctica y negativa y un etcétera bastante prolongado. Pero de todo ello se ha hablado ya. Por eso seguir estos cauces sdlo se justificaria o bien por continuar el estudio de los epigonos de las escuelas y tendencias sefialadas o bien por estudiar bajo nueva luz las caracteristicas de los mismos, sus dependencias mutuas y su posible originalidad. No es esa la via que tomaremos. En vez de hablar de filosofia contempordnea hablaremos de filosofia actual y esto en su sentido mas estricto. Queremos decir asi que hablaremos de la filosofia reciente; o mejor, de aquello que ocurre ahora y que nos parece que dibuja mejor el cuadro de lo que en un futuro inmediato seré la dagacién filoséfica. Antes de pasar directamente a lo que creemos que es la filosofia actual conviene decir algo respecto a otra dificultad. $i es problematico el escoger un periodo de tiempo determinado que nos sirva como guia del hacer filos6fico del momento, no lo es menos la biisqueda de un criterio segin el cual diferenciar las distintas maneras de llevar a cabo la reflexién filoséfica. Y esto nos lleva a la cuestion del método en el trabajo filoséfico. Hay quien en vez de hablar de fildsofos actuales habla de métodos actuales en filosofia. Pensamos que es una buena idea. Método y objetivos, lo sabemos, estén intimamente ligados. Lo que ‘ocurre es que la proyeccién que puede tener una cierta metodologia en un dominio como el nuestro es dificil, en principio, de recortar. Mas atin, ese afan de llegar a todo es una propiedad bastante filoséfica. Esto hard que tampoco optemos por dicha posibilidad. Antes, sin embargo, daremos un ejemplo que pensamos es de lo més actual y relevante respecto al estudio de un determinado problema con técnicas o instrumentos harto diversos, En este caso serd precisamente el método lo que diferencia a los filésofos como tales y lo que desvele, asi, los distintos intereses que puedan tener unos y otros. Quine, en los aftos cincuenta, sorprendié a todo el mundo con un breve articulo cuyo titulo Acerca de lo que hay— recuerda una de las, preocupaciones més fundamentales de la tradicién ontolégica occidental. De ontologia trata Quine, sin duda, s6lo que dentro de una metodologia del tod formalista. Apoyandose en la teoria de las descripciones de Russell llega a la conclusién de que los supuestos ontoldgicos de una teoria cualquiera no nos son descubiertos ni por los nombres ni por los predicados utilizados en dicha teoria sino a través de las variables ligadas, La teoria de las descripciones de Russell, pues, le serviré para formular el criterio de compromiso ontolégico de una teorla dentro del abstracto lenguaje de la légica cuantificada. Conviene sefialar que otros se han acercado al tema por medios més “informales” —més lingiiisticos que légicos—, como es el caso de Strawson. La polémica que se entablaré enseguida entre los que creen que hacen mas justicia al “ser” o a la “existencia” por medios formales y los que recurren a las modalidades del lenguaje usual es un buen ejemplo de cémo uno puede abordar un problema clasico con métodos distintos. 495 De cualquier forma, un Quine, un Strawson 0 Warnock (Warnock polemiz6 insistentemente con Quine intentando mostrar, desde el lenguaje ordinario, que el concepto de compromiso 0 asumpcién ontolégica era un concepto confuso) tienen un cierto parecido de familia. El contraste se hace realmente visible si comparamos la labor ontolégica de Quine con la de Heidegger, por ejemplo. ¢Qué tienen que ver una y otra ontologia? Para Heidegger la ontologia fundamental es la metafisica de la existencia y el ser no es, ciertamente, una entidad formal. De ahi que el modo de acceso al ser, para Heidegger, obviamente, no es la Idgica ni formal ni un pariente lejano de ésta como podria ser la “informal”. Ambos métodos no son, por tanto, ni siquiera complementarios. Para Heidegger una investigacién como la de Quine o sus prximos estaria, de entrada, descaminada. No le interesa conocer, por medio de las técnicas desarrolladas de un pensemiento “desviado”, cuales son las entidades con las que se compromete quien habla sino qué trata, més bien, de rescatar al ser de una abstratcién que habria perdido pie de una precomprensién originaria. Los métodos, pues, diferencian radicalmente, el estudio de algo que, en principio, podria unirlos por el asunto comdn que es la ontologia. Una vez que hemos acotadio el campo de lo que consideramos actual y teniendo presente que los métodos que se utilizan son un indice de las intenciones de quienes los emplean, es hora ya de pasar a las corrientes filoséficas que configuran nuestro presente. Que unas sean mas 0 menos filos6ficas es algo que no nos toca dilucider a nosotros. Lo Gnico que diremos es que todas dicen algo a quien, sin prejuicios, se interesa por aquello que, de una manera un tanto indefinida, designa la filosofia. LAS CORRIENTES ACTUALES DEL PENSAMIENTO FILOSOFICO a) La légica matematica, formal o simbélica es una de las ramas del saber que con mayor precisién, seguridad y velocidad se ha desarrollado en los diltimos tiempos. En su aspecto estrictamente cognoscitivo la lagica es una ciencia formal como lo es la matematica —sean las que sean las relaciones entre ambas 0 si se reducen una a otra—. Pero la légica lo invade todo y ya desde antiguo, la légica ha tenido, como no podia ser menos, una estrecha relacién con el quehacer filosdfico. Es esta Ultima faceta la que a nosotros nos interesa. No la aplicabilidad, por ejemplo, de la teoria de los modelos a las distintas ciencias sino su incidencia en nociones tales como la de significado, verdad, analiticidad, necesidad, etcétera. Lo que merece la pena destacarse, repetimos, no es s6lo la labor que en seméntica pura, por ejemplo, se esté haciendo sino las consecuencias que tanto para una filosofia de la l6gica como para las nociones antes citadas estan teniendo las actuales investigaciones en este campo. Y las consecuencia més espectacular ha sido la 496 manifestacién de que el anélisis cldsico tiene unos limites bien establecidos. Su aplicacion se restringe a un determinado dominio y no a otros los cuales harian saltar ese mismo andlisis. Asi, Quine, después de los abundantes ejemplos que dio para evidenciar la opacidad de los contextos modales, abandona la 6gica modal cuantificada cuando ésta se adentra en cuestiones tales como la necesidad l6gica o las actitudes proposicionales —ejemplo de estas Ultimas seria la conocida oracién “Jorge IV cree que Scott es el autor de Waverley—: Los problemas, pues, surgirfan al querer colocar tales oraciones dentro de los moldes clasicos. Las alternativas para poder trater de una manera satisfactoria con los existenciales negativos, el nombrar, la modalidad, etc., son una de las tareas mas urgentes de esta rama de la filosofia. La tradicion fregiana, por una parte, mds preocupada por la forma l6gica, y la del segundo Witthenstein, mas preocupado por el uso correcto de las palabras y mucho menos por la estructura interna de las distintas sentencias, pueden ser los dos polos dentro de los cuales se dé una respuesta satisfactoria y fructifera a la temética resefiada. La teoria de la referencia, en suma —y aqui no habria que olvidar los trabajos recentisimos de S. Kripke con una recuperacién inesperada de viejas, investigaciones sobre el nombrar— es un buen test para ver hacia dénde camina la lagica en su relacién con los eternos temas del nombrar, describir o referir. b) Lo que a continuacién digamos esté en estrecha relacién con lo anterior. Lo que cambiaré es el enfoque. Ahora lo veremos desde la misma filosofia analitica en sus estadios mas avanzados y en su relacién con el lenguaje. Por eso conviene recordar lo que en su momento dijimos respecto a la filosoffa analitica. Hace aproximadamente dos lustros Chomsky fue el artifice de lo que hoy se conoce como revolucién lingiistica. La linguistica, fundamentalmente estructuralista, que le antecede, es una lingiiistica taxonémica, clasificatoria, Chomsky, por su parte, intentard otorgarle un rango cientificamente superior, De lo que se trataria no es tanto de dar una descripcién, una especificacién —por medio de las conocidas operaciones de segmentacién y clasificacién— de las expresiones observables, sino de dar un anélisis lingiiistico cuyo fin consista en obtener todas las expresiones posibles de un lenguaje. Dicho mas técnicamente: el anilisis lingiiistico buscard la gramética de un lenguaje que sea una definicién explicita del concepto “ser gramatical en tal lenguaje”. El estructuralismo y el distribucionalismo no tenfan tales objetivos. En éstos obtenemos listas 0 inventarios de las unidades que comporien el lenguaje. Una gramatica, al estilo chomskiano, por el contrario, va mds alla; da raz6n del conjunto, potencialmente infinito, de las oraciones gramaticalmente correctas que pueden darse en una lengua determinada. Cada oracién, asi, ser un teorema, debidamente deducido, de una teoria gramatical. Es ldgico que las primeras reacciones de los chomskianos respecto a aquellos que habia cifrado las esperanzas de escydrifiar el indose fundamentalmente en el uso de las expresiones sea 497 vista como aigo superficial. La palabra superficial viene a cuento puesto que, precisamente, la insistencia de Chomsky se cifra en el descubrimiento de la gramética profunde de las frases v oraciones v no en su actuacién o ejecucién, algo que, mediado y transformado, daria slo la pauta del aspecto més externo y menos relevante del lenguaje. Las criticas de Chomsky tanto al empirismo de Skinner (o al neoempirismo de Quine] como a los andlisis del segundo Wittgenstein serén enormemente duras. Ambas, basadas en métodos, para Chomsky, lejanamente cientificos, no rinden cumplida cuenta de la complejidad del lenguaje humano. Las influencias de Chomsky pronto se hicieron sentir en dominios que salen ya de la misma lingiifstica. Es el caso v. g. de la sicologia, Muy pronto, sin embargo, las ensefianzas de Chomsky comenzaron a sufrir grandes modificaciones en los trabajos posteriores de sus discipulos. La seméntica generativa (dentro de un desbordamiento continuo y con propuestas muchas veces sélo sugeridas) volveré de nuevo la cabeza a lo que habian dicho ya los representantes del lenguaje comin —Wittgenstein y Austin especialmente—. Las nociones de presuposicién o referencia, por ejemplo, la contextualizacién y la insuficiencia de la pura sintaxis (en el caso de que pudiera haber una distincién cabal entre sintaxis y semantica) hacen que los lingiiistas de la generacién inmediata a Chomsky tomen muy en consideracién las investigaciones que ciertos filésofos analiticos (podemos recordar lo dicho en el capitulo correspondiente) llevaron a cabo. Por eso, J. Searle, uno de los filésofos del lenguaje més perspicaces de nuestros dias, piensa que el futuro desarrollo de la filosofia del lenguaje serd una complementacién de la grmatica generativa iniciada por Chomsky por medio de los filésofos analiticos citados. O si se quiere, lo contrario: siguiendo los pasos de estos iiltimos las diferencias sintacticas no aparecerén como algo caido del cielo sino reflejando las diferencias que hacemos nosotros en nuestra comunicacién linguistica. La aplicacién que el mismo Searle hace de la teorfa de los actos lingiiisticos, asi perfeccionada, a temas importantes de la filosoffa como son el compromiso ontolégico o la llamada falacia naturalista en ética muestra lo fructifero que puede ser tal enfoque. La lingiifstica, en sus versiones mas recientes, ha hecho sentirse més inseguros a los mismos ldgicos. Los intentos de crear una légica “natural”, que no prescinda simplemente del significado hacen tambalearse criterios muy establecidos en el hacer estrictamente formal. No es que la logica clasica no haya sufrido profundas modificaciones —el caso de las logicas modales, las polivalentes o las “desviadas” por utilizar la traduccién que les dio Alfredo Deatio~ sino que, dentro del esquema que hemos apuntado anteriormente, el lenguaje tal y como lo usamos nos revela una riqueza, una disposicién a la comunicacién, un modo de conducta tal que imperiosamente se cieme incluso sobre aquellos campos que, aparentemente, eran inmunes a las ambigdedades de éste. Su independencia se hace problematica. La filosofia, en fin, no puede olvidar esto. 498 ¢) La filosofia, lingifsticamente orientada y con Wittgenstein de fondo, tiene otras vertientes. Lo dijimos en el capitulo correspondiente, Una de estas vertientes mas controvertidas y, al mismo tiempo, mas esperanzadoras, es la “‘sociologia comprensiva” (verstehende Soziologie) de P. Winch. Las “formas de vida" no se relacionan, como el mundo de la vida de Husser!, con las reglas de la conciencia sino con las reglas de la gramdtica de los juegos de lenguaje. La accién intencional de los hombres, a diferencia de los fenémenos naturales subsumibles en leyes de la naturaleza, se somete a reglas intersubjetivas correctas o incorrectas. F or eso una sociologia de tal tipo comprende la accién humana, las normas que la rigen, desde las reglas dadas en la comunicacién que tiene lugar en el lenguaje usual. De ahi se sigue que cualquier teoria social dependa de la autocomprensién de los sujetos en cuestion. La separacién entre ciencias de la naturaleza y ciencias sociales —de resonancias bien continentales— es evidente. Pero lo que es de importancia es que en Winch la sociologia a construir tiene como punto central la conexién enire forma de vida y juego de /enguaje. Hay que entender el orden inmanente al lenguaje natural en sus distintas gramaticas. Es muy comprensible que en vista de tal rumbo, filésofos provenientes de otras posiciones —es el caso de Habermas, representante caracterizado de la sociologia critica de la Escuela de Frankfurt— se hayan sentido interpelados. En una actitud no muy distinta se encuentra A. Macintyre. Macintyre es, en algtin sentido, més radical que Winch ya que aunque piensa, como éste, que es el anélisis del lenguaje el punto central de la sociologia, no emprende la construccién de una teorfa al respecto o una reduccién sociolégica basada en los juegos de lenguaje. Més fiel a la losofia terapéutica, y a través de la mediacién de Freud, se quedara en “reconocimientos”, en la disolucién de las pretensiones tedricas. Para captar el sentido de las acciones humanas deberlamos comportarnos més como el novelista que como el cientifico. Un cierto aire hermenéutico recorre la obra de Macintyre. d) Hemos hablado de hermenéutica. Vamos a referimos a ella ahora con més propiedad. Al acabar este apartado volveremos a contemplar conexiones entre tipos de filosofia que naciendo de troncos muy distintos acaban, en sus ramificaciones, mostrando inesperados parentescos. Es ésta una situacién que no se puede dejar de lado en nuestro tiempo. El panorama de la filosofia actual esta entretejido de coincidencias y transmutaciones. Heidegger, y més recientemente Gadamer, representan las inflexiones ditimas de lo que se ha dado en llamar la filosofia hermenéutica. El fondo histérico lo da Husserl —si no queremos llegar hasta Dilthey— con su fenomenologia del mundo de la vida (Lebenswelt), La hermenéutica fenomenolégica de Heidegger —asi como la de Gadamer— se opone tanto a la metafisica dogmatica como a las, para ellos, restricciones cientistas. Va, en Ultimo término, contra una abstraccién desviada y desgajada del mundo de la experiencia. 499 Heidegger, en su filosoffa més tardia especialmente, criticara ala ciencia ya la técnica por el hecho de que éstas han colocado al hombre “frente” al mundo, De esta manera lo cientifico-técnico se convierte en el instrumento privilegiado del poder. En esta denuncia coincidirén Heidegger y los neomarxistas de la Escuela de Frankfurt, como son Horkheimer y Adorno. Otro tanto habria que decir de Marcuse cuya dependencia de Heidegger es bien notoria en este punto. La fenomenologia hermenéutica de Heidegger, como opuesta al pensamiento categorial y dominador, quiere liberar lo cotidiano, lo poético y la experiencia premetafisica. De ahi la vuelta de Heidegger a ios presocraticos. Sélo en éstos se habria dado una auténtica comprensién del ser y, por ello, un contacto adn no viciado con la naturaleza. Heidegger, siguiendo asi a Nietzsche, considerard al espiritu socratico-platénico, al privilegiar éstos lo légico-conceptual, como el culpable de un camino que no lieva a ninguna parte. El camino, en dltimo término, de la filosofia occidental. Por eso la recuperacién de los origenes ha de hacerse a través de una destruccién de la metafisica occidental. En Gadamer la filosofia hermenéutica presenta una ligazén mayor con el problema del método. La liberacién 0 recuperacién de esa experiencia perdida u olvidada se hace por medio de los fenémenos “olvidados”. Para ello hay que captar las condiciones existenciales de la misma posibilidad de comprender (Verstehen). Esto se consigue colocando los actos del sujeto en una tradicién —en la historia— en la cual no hay ninguna estructuracién definitiva de la conciencia y a la cual tampoco corresponde metodologia alguna objetiva capaz de aprenderla. Segiin O. Apel, que ha sido uno de los que con mayor ahinco ha intentado aprovechar las nociones aludidas, la importancia de lo dicho, de esia filosofia semitranscendental, radicaria en la superacién (superacién existencial-fenomenolégica) del idealismo, impregnante la mayor parte de las teorfas del conocimiento, y del solipsismo. De esta manera se convertiria en el lugar de encuentro de buena parte de las aspiraciones de la filosofia del siglo veinte. La idea de continuidad conceptual de Winch, esto es, la comprensién que necesariamente se da dentro de una tradicién, aquella que acufia los conceptos base de un juego de lenguaje, tiene mucho que ver con lo que acabamos de exponer. Bien es verdad que Winch, fiel a su maestro Wittgenstein, dejaré bien sentado que si entender es entenderlo en funcién de las nociones establecidas, al mismo tiempo las reglas son abiertas, los juegos pueden —y de hecho lo hacen— cambiar. Winch no hace sino desarrollar —con mayor 0 menor acierto— las ideas contenidas en el Wittgenstein tardio. Para éste cada lengueje, en su articulacién y aplicacion, es un saber practico, saber que no nos esté dado y regulado a priori de una vez por todas. Es curioso, pues, observar como se han ido acercando posturas que, en un comienzo, poco tendrian que ver unas con otras. Y si bien es cierto que no hay poca oscuridad en estas reflexiones y que mucho est4 por hacer, no es 500 posible pasar por alto que las coincidencias, posibles ajustes mutuos e influencias, caracterizan, y probablemente caracterizarén, buena parte del hacer filoséfico de nuestros dias, Los bloques no son tan monoliticos. e) La teorfa general de los sistemas recoge dos aspectos que nos han ido saliendo en lo anteriormente dicho: un anhelo menos regional y més totalizador, por una parte, y una insatisfaccién con los modelos del cdiculo légico clasico por otro. La teoria general de los sistemas tiene su principal cuna en la obra del austriaco Von Bertalanifi quien, desde 1950, ha estado promoviendo una actividad interdisciplinar que se conoce con el nombre referido. Von Bartalanffi, desde la biologia, propone, en contra del mecanicismo y del vitalismo a los que calificaré de insuficientes, un modelo “organismico” —tal vez sea ms adecuada esta palabra que la de “organicista” u “organico"— El modelo representa a los organismos como “todos” o “sistemas totales”, los cuales no se conforman a los sistemas legales con los que habitualmente trata el cientifico, y especialmente el fisico. A pesar de todo, por mucho que estos sistemas (bioldgicos) difieran de los. sistemas cerrados de {a fisica, Von Bertalanffi cree que son una ocasién para dar con principios generales vélidos para todo sistema, cualquiera que sea el conjunto de sus elementos y las relaciones que se den entre tales elementos. Tarea de la teorfa general de los sistemas es el estudio de dichos principios generales. Dado que se trata de la integracién de los procesos parciales en el organismo totei, el instrumental l6gico habitual se revela, para el defensor de la teoria de los sistemas, como algo inadecuado. Esta inadecuacién —que afectaria a los “todos” en general— se pone de manifiesto si tenemos en cuenta que la légica de relaciones, basica en la ciencia moderna, no serfa capaz de explicar los sistemas organicos, Por eso buscardn otro tipo de légica. Esta no es otra que la /ogica de los sistemas. Si se consiguiera una formulacién matematicamente exacta de las conexiones holisticas (de los “todos") se habria alcanzado el objetivo y la teoria de los sistemas podria convertirse en une gren alternativa en la investigacién de nuestro tiempo con no pocas aplicaciones en el terreno filoséfico. De la nueva biologia habria, pues, salido la fueva légica. Una de las dificultades que ven los defensores de tal teoria es la resistencia que nuestra manera corriente de pensar tiene respecto ala accién dinémica —sit venia verbo— de los sistemas. El pensamiento relacional estaria tan anclado en nosotros que el paso a un pensamienio “sistematico” se ve desasistido. Seria como pasar de una geometria tridimensional a otra de cuatro dimensiones. O dicho con més propiedad, seria pasar del pensamiento causal a la “accién”. Muchos opinan que el proyecto esbozado, supuestamente revolucionario, en realidad es una extravagancia. Deben de dar mas pruebas si quieren que se les tome mas en serio, La verdad es que si se les toma en serio y que la plasmacién de una biologia tedrica puede ensefiar no poco a otras ciencias y, lo que es mas importante, contribuir a una manera distinta de ver las cosas. 501 #) Marxismo y neomarxismos es un tema insoslayable en cualquiera que se asome al panorama filoséfico actual. Viene a cuento aqui la distincién que hacia Ferrater Mora entre los diversos "imperios filoséficos”. Tres eran éstos. En uno de ellos, que comprenderia los paises anglosajones més al norte de Europa, primaria la filosofia analitica y cientifica, en otro, esto es, en la Europa continental, predominaria la filosofia clasica y las indagaciones ontoldgicas y, finalmente, en los paises socialistas, seria el marxismo la filosofia al uso. Al margen de las condiciones politicas de unos y otros “imperios” el marxismo es una filosofia practica. Nada tiene de extrafio, por tanto, que con pureza o con perversion, los paises socialistas estudien aquello que, en teoria, es la base de su ordenamiento social. Se une a esto el que, a pesar de que se distinga entre el marxismo como método de anélisis (andlisis socio-politico fundamentalmente) y marxismo como vision del mundo o filosofia general que genera tanto los principios teéricos como las normas de actuacién por las que se rige quien acepte tal doctrina, de hecho el marxismo se ha impuesto —donde se ha impuesto— como concepcién global del mundo. Es un modo de entender el mundo y de actuar en él y es, repetimos, un modo de ver el mundo que implica la transformacién de éste. Ser marxista no es solamente teorizar con mayor 0 menor apoyo en los hechos sino programar una manera de actuar. Por todo esto las corrientes marxistas dentro de los paises socialistas son, normalmente, posiciones que se despliegan desde el mismo marxismo. La critica, cuando se da, es, también normalmente, una critica interna. Nosotros no vamos a repetir lo que en su lugar se dijo sobre el marxismo. Nuestro objetivo, no hace falta repetirlo, es otro: sefialar las mutaciones o las lineas que se prefiguran en la investigacién filosética de nuestros dias. Pues bien, la critica interna —sea dentro de los paises socialistas 0 fuera de ellos— ha estado, como no podia ser menos, sujeta a otra de las consecuencias que se derivan de ser el marxismo una filosofia practica: la dependencia de los acontecimientos histéricos, Los fracasos de la revolucién, las derrotas de la clase proletaria, la resistencia y supervivencia del capitalismo, etc., han dado lugar a que el marxista se haya planteado repetidamente cudles son los cambios en el sujeto de la revolucién, cual es el significado de los periodos de transici6n, etc., y de ahi la misma metodologia que estaba usando. Ahora bien, {cémo se relaciona su metodologia con la de otras, filosofias como son las ya resefiadas? Vimos las trasmutaciones entre analiticos y otras corrientes de pensamiento, en principio, nada analiticas. Sucede o se vislumbra que suceda algo parecido en el caso del marxismo? Ciertamente, en este sentido la historia del marxismo no le ha favorecido mucho. Las reservas respecto a otros modos de pensamiento han aislado, muchas veces, al marxista. No obstante, el marxismo no quiere ser una concepcién del mundo en el aire. A pesar de que parte de una situaci6n real en la que la conciencia de explotacién es asumida por una clase determinada —el proletariado—, el mo no se queda ahi, sin mds, sino que pone al servicio de la clase liberadora los medios cientificos hist6ricamente disponibles. Es por eso 502 que el comercio del marxismo con otros tipos de anélisis es algo que, en teoria, deberia inscribirse en la practica cientifica del marxismo. Que esto no tenga lugar con la frecuencia deseada tal vez haya que achacarlo al hecho de que el marxismo, como cualquier sistema de creencias poderoso, se resiste a poner en crisis sus mismos fundamentos. Los ataques al marxismo han venido, precisamente, por este camino. Cuando Popper, por poner un ejemplo conocido, acusa al marxismo de no dejarse falsar, esto es, de no renunciar a sus principios por mucho que entren en conflicto con Jos hechos lo que esta poniendo de manifiesto —tenga o no razén en su critica— es que el marxismo es una concepcién del mundo que va més alld de los hechos verificables. Volvamos a las criticas internas al marxismo. Mas que criticas podemos considerarlas desarrolios internos suyos. Si tomamos como criterio de actualidad la repercusion que en estos momentos tienen hemos de decir que, aparte de Lukacs, han sido Althusser y Gramsci los autores marxistas que mds provocativamente han lanzado al foro de la discusién la renovacién del marxismo. Althusser lo ha hecho reivindicando el estatuto cientifico del marxismo. Para ello ha tenido que seccionar a Marx rechazando en éste los primeros periodos, precientificos atin segiin Althusser, y en los que Marx seria deudo todavia de formas de pensar tradicionales. La ruptura se operaria cuando Marx nos da los cimientos de una interpretacién auténticamente cientifica de la historia, Esto ocurriria en la /deologia Alemana. Por todo ello las vueltas llenas de humanismo al Marx mas joven y agradable sonarian, a Althusser, como ilusiones peligrosas que no hacen sino retrotraeros a un perfodo premarxista. A Althusser se le ha considerado también como el estructuralista marxista por excelencia, Sea de esto lo que sea y prescindiendo de su valoracién —s6lo diremos que nos cuesta entender que Althusser haya podido convertirse en un punto de referencia necesario para entender las. vicisitudes del marxismo actual la influencia de Althusser ha sido innegable y algunas de las tesis defendidas, tales como la cientificidad del marxismo, sus diferencias con Hegel, etc., motivo de inquietantes reflexiones. Si Althusser ha jugado el papel provocador aludido no es menos cierto que Gramsci se presenta en nuestros dias como una de las visiones mds prometedoras del marxismo. Gramsci es de palpitante actualidad. Es dificil encontrar un autor més citado 0 comentado dent 0 de los circulos mas o menos marxistas. Gramsci con su insistencia en las fuerzas culturales —de él es la acufiacién del término “intelectual orgdnico”, es decir, trabajador intelectual que da forma a la ideologia dominante o ala de la clase dominada— y con su sentido de la historia =no en vano fue discipulo del neohegeliano B. Croce—, ofrece una imagen del marxismo menos monolitica, mas compleja y mediada que da cierto frescor a los esquemas estereotipados del marxismo- leninismo, Vamos a dejar de lado otras figuras menores. Si quisiéramos dar cuenta de ellas la lista se haria interminable. Pasemos, por tanto, a las 503 criticas externas. Naturalmente el marxismo ha sido combatido desde sus comienzos por aquellos a los que el marxismo se opone. No obstante, el marxismo ha conseguido crear e inculcar un conjunto de nociones que son compartidas en la actualidad por grupos de lo més variado. Y es que el marxismo es ya una ideologia con poder. Precisamente esto es lo que seré criticado por aquellos que, sin identificarse tampoco con la clase dominante, ven en el marxismo una via s6lo verbalmente liberadora. La alternativa ofrecida por el marxismo serd rechazada globalmente. Pero esto implica que el marxismo no sélo ser negado en sus realizaciones —decir esto es todavia mantenerse dentro del marxismo— sino por contener en su misma fundacién los origenes de sus desviaciones. De ahi que el ataque no sélo vaya contra la escoldstica marxiste sino contra el mismo Marx y contra la idea de socialismo puesta en marcha por él. El anarquismo clasico renegé, ciertamente, de Marx. Pero el anarquismo cldsico, el de Bakunin, es socialista y a pesar de que se opone a tesis centrales del marxismo sigue luchando con él fraticidamente. Por eso las posibles relaciones y complementaciones entre marxismo y anarquismo son un problema abierto. Serian dos soluciones distintas a un problema compartido. Lo que ocurre es que a muchos el esquema les parece 0 falso 0 estrecho. No se trataria de perfeccionar el marxismo o de apuntarse, sin més, al socialismo libertario. Se trataria, por el contrario, de mostrar que el marxismo ha llegaco a un callején sin salida por su propia naturaleza, que su negacién ha de ser ms radical y que en Marx. en suma, esté el embrién de una concepcién del mundo totalitaria. Ejemplo presente de esta actitud son los llamados “nuevos filésofos” franceses. Los “nuevos filésofos” —H. Levi el mds conocido, Glucksmann el més interesante tal vez— tienen, en general, un patriarca comun: M. Foucault. A pesar de que se reclamen de autores similares y que mantengan rechazos también similares forman una gama muy vatiada. Pero es precisamente el rechazo lo que es significativo. En principio hay en ellos una critica cerrada al marxismo. Los defectos del marxismo en su plasmacién hist6rica no serian fendmenos aislados sino consecuencia de esa alternativa de poder, con fondo totalitario, que estaria, segin ellos, ya en Marx. Las criticas de los “nuevos filésofos” al marxismo recuerdan a las que desde otros angulos Popper hizo a Hegel y Marx o B. Farrington a Platén. Por otro lado, aunque algunos de estos filésofos propugnan una vuelta a la vida cotidiana o un desilusionado disfrute-de lo conquistado por la sociedad liberal sin mayores pretensiones, otros, como es el caso de Glucksmann, apuntan a una nueva posible armonfa. Esta no vendrfa dada a través de los esquemas politicos vigentes, sean éstos del signo que sean, puesto que dicha politica esta dentro del orden del poder, del orden estatal, todopoderoso sefior inamovible. Si alguna aurora se detecta vendria dada por los que menos sirven al estado. Estos no son otros sino los, marginados, aquellos que molestan en cualquier proyecto politico. La contrapolitica, la recuperacién existencial-religiosa, el cultivo subjetivo y vital y una metafisica difusa no son ideas excesivamente 504 originales, se dice. Por eso algunos les reprocharén a los nuevos filésofos ser bastante viejos. Lo que ocurre es que los argumentos con los que se les ataca son también bastante viejos. O bien son argumentos ad horninem—por ejemplo que al final acaban sirviendo al poder capitalista— o parten de viejos principios que son precisamente los que se ponen en cuestion. Los “nuevos filésofos” no son ciertamente un modelo de rigor, pero son un sintoma que hay que penetrar. El desencanto ante las promesas no cumplidas, el hastio ante un mundo sin ideales y en el que el éxito es la medida de todas las cosas, la perversion politica a través de los aparatos del estado, la complejidad del poder mediada por toda suerte de instituciones, etc., estan en la raiz de las revueltas tipo “nuevos filésofos”. Por eso, y al margen ya de dichos filésofos, la busqueda del sentido de la tierra, la exaltacion de la vida y de la intimidad, la liberacién de la potencialidad humana en todas sus dimensiones y la esperanza —o desesperacién— de un cambio que no sea un simple respiro para que la estructura total siga funcionando al servicio de los de siempre, conforman toda una manera de ver el mundo que no es facil encasillar y para la cual los calificativos de anarquistas, Acratas, libertarios, lddicos, neonitzscheanos, etc., sdlo tienen sentido si se hacen con una cautela extraordinaria El marxismo, de cualquier forma, se ve sometido a estos y otros muchos mAs interrogantes. Las perspectivas de evolucién dentro del marxismo no son faciles de prever. La relacién entre socialismo y revoluci6n cientifico-técnica —sobre la que Richta se ha convertido ya en un lugar clisico—, la complejidad del poder, que no es s6lo poder politico en sentido estrecho, y la conflictiva relacion entre socialismo y estado son, entre otros, los aspectos mas acuciantes al estudioso del marxismo. De la metafisica —en su vertiente cientifica o més tradicional— de la escolastica y neoescolastica y de otros movimientos no hemos dicho nada. En realidad algo hemos dicho al hablar de las distintas escuelas. Lo que alli no cabia no lo consideramos especialmente revelador. Nuestro interés, repitmoslo una vez més, residia en der un panorama con tinte de futuro y en el que se patenticen las metamorfosis de los distintos movimientos, la dificultad de su clasificaci6n y, en suma, el simplismo en el que se cae cuando se da una lista de los filésofos actuales como se podia dar una lista de metales, BREVE NOTA SOBRE LA FILOSOFIA ESPANIOLA ACTUAL La guerra civil espafiola del treinta y seis determina el periodo que se extiende desde ella hasta el presente. Y lo que es peor, las consecuencias de la misma han pesado negativamente sobre el desarrollo posterior. En primer lugar, en su aspecto de carencia ya que la filosofia anterior al golpe militar queda desmantelada. Los vencedores intentarén sustituirla por una filosofia oficial, escolastica y 505 con la ideologia de cruzada imperante en el momento. La restauracién de una filosofia cristiana y conservadora, aislada del entorno, caracteriza a la fase que sigue a dicha guerra. Los intentos no tienen un gran éxito pero conforman una tradicién que sin ser ideologizante en el sentido probablemente apetecido por los vencedores se va transformando en algo que puede ser incluso mas nefasto: la paralizacién de la vida intelectual y la mediocridad. Una ruptura considerable se opera en los afios cincuenta. Algunos comienzan a tomar contacto con las filosofias més vivas que circundan el panorama nacional. En este sentido el acercamiento que en tales fil6sofos se da a la filosofia de la ciencia, al marxismo oa la historia de la filosofia constituye una recuperacion de la racionalidad perdida que pone las bases, ya, a las evoluciones siguientes. Aunque no es nuestro deseo mentar nombre alguno nos remitiremos a los que son citados en el Diccionario de Filosofia Contemporénea, editado por M.A. Quintanilla (y que son los mismos que aparecerdn en la nueva edicién que pronto vera la luz, del Diccionario de Filosofia, de J. Ferrater Mora). Sus nombres son éstos: J. L. Aranguren, G. Bueno, M. Garrido, E, Lled6, F. Montero Moliner, C. Paris y M, Sacristén. Una consideracin més amplia deberia de tener presentes también a los que continuaron su labor en el exilio, en Sudamérica de modo especial, pero esto es un tema que mereceria tratamiento aparte. Si quisiéramos resumir ahora un conjunto de notas que son propias al desarrollo peculiar de la filosofia espafiola de postguerra, y teniendo siempre presente lo dicho en pérrafos anteriores, podriamos sefialar las siguientes: a) No es personalista, es decir, no se centra alrededor de alguna gran personalidad del presente o del pasado inmediato —como ocurre, v.g., en Alemania—. Se trata, mas bien de grupos o personas que investigan un campo determinado. b) No es académica, esto es, la Universidad no es el lugar idéneo del filosofar. Hay, por eso, un cierto exilio académico. Incluso personas con puestos de importancia en la Universidad realizan sus mejores trabajos en tierra de exilio. ¢) La filosoffa oficial es, eso sf, institucional. La institucién reparte ideologia que en muchos casos no consiste sino en vaciedad ideolégica (que suele ser la peor de todas las ideologias). De ahi que los representantes de la caracteristica en primer lugar citada se convirtieran necesariamente en criticos de la filosofia institucionalizada. {Qué decir de la filosofia en el momento actual? En primer lugar, habria que observar que los fenémenos al respecto que en nuestro pals se dan son muy similares a los de otros paises. Las fronteras no son tan impermeables. Al mismo tiempo, la recepcién de los mados de filosofar en curso recibe, en nuestras latitudes, la impronta que es propia de la situacién espafiola. Asf si la filosofia analitica es bifronte, como en su lugar indicamos, la encrucijada de la filosoffa analitica se hace especialmente aguda en Espafia. La cuestién no es simple. Por un lado se la critica, con harta frecuencia, con las malas artes de la ignorancia. Basta la cita en inglés o un tema determinado para que sea tachado quien asi procede de analitico. Pero, al mismo tiempo, la filosofia analitica es una buena baza para estabilizar una filosofia académica sin 506 aristas corriendo el riesgo de convertirse en la cirugia estética del escolasticismo inservible. Es de esperar, sin embargo, que los analiticos espafioles —y hay sintomas de que sera asi— opten por lo mas vivo y prometedor de la filosofia analitica. Si esto ocurre, el desarrollo de un programa analitico en nuestro pais seré sumamente saludable. Otro tanto cabria decir de los llamados dialécticos. En general son filésofos marxistas. Una filosofia de la praxis que no desconozca el instrumental cientifico indispensable y no sujeta a puros andlisis coyunturales es algo que romperia —y casos coneretos los hay— con una dialéctica retérica y poco convincente. Y, sobre todo, sabria enlazar con corrientes de pensamiento mas nuevas, menos hechas, y, por ello mismo, més dignas de ser ofdas. Esté, finalmente, lo que antes llamamos filosoffa Iddica. El 1érmino no es muy correcto pero ha tomado carta de ciudadania. A esta manera de filosofar se debe el contacto con la literatura, con la poesi con el arte en general. Con un modo de hacer menos constrefiido, mas desenfadado y mundano nos recuerda que filosofar es, ante todo, no dejar de cuestionarse lo que somos 0 queremos ser. La libertad, la muerte o el compromiso existencial no son modas importadas; estan, por el contrario, en la entrana de la misma filosofia. ‘Aunque no seria correcto hablar de “nuevos filésofos” espafoles ya que no ha habide un movimiento andlogo al francés sf es cierto que la agilidad que las nuevas generaciones han dado a la actividad filoséfica es notable. Su reflejo en las publicaciones, congresos —entre los que mereceria destacarse el de Filésofos Jévenes, algo dificil de encontrar fuera de nuestras fronteras— y otras manifestaciones es muestra de que algo cambia, y tal vez en profundidad, en la estereotipada, y, durante tantos afios forzada, filosofia espafola. BIBLIOGRAFIA FERRATER MORA, J.: Diccionario de Filosofia. Ed. Sudamericana, 2 vols. 1969. (Esta a punto de aparecer en Revista de Occidente una nueva edicién ampliamente revisada y aumentada). QUINTANILLA, M. A. (director): Diccionario de Filosofia Contemporanea. E, Sigueme. Salamanca, 1976. FERRATER MORA, J. La filosofia actual, A. Editorial. Madrid, 1969. SACRISTAN, M.: Sobre el lugar de Ia filosofia en los estudios superiors. Barcelona, 1958. HABREMAS, J.: ¢Para qué atin filosofia? “Teorema’, vol. 2, 1975. BOCHENSKI, I. M.: Die zeit-genossiche Denk-methoden (hay traduccién espaiiola). STEGMULLER, W.: Haupstromungen der Gegenwartsphilosophie \hay traducci6n espaiiola). 507 TEXTOS Alinsistir en la idea de la filosofia como actividad, reconocemos que esta nocién es a [avez vaga e insuficiente. zNo son la fisica 0 la psicologia también “actividades”? El problema de como especificar la actividad filoséfica resulta, pues, harto embarazoso. Decir que es una actividad critica, aclaratoria, etc., es cierto pero exeesivamente general; en filosofia se aspira asimismo a explicar, usando a tal efecto una imaginacién capaz de elaborar conceptuaciones alternatives. Decir que la actividad filoséficea pretende vincular la teoria con la “préctica” es asimismo cierto, pero insuficiente y ambiguo. No hay duda de que esta ultima caracterizacién puede aportar un sano corrective a las propensiones intelectualistas en que abunda la filosofia producida en los medios académicos y con vista solamente a ellos. Pero, ¢qué ocutre si por “préctica” se entiende lo que ha propuesto hace poco, y por lo demas muy habilmente, un autor para quien toda la filosofia modema padece de un abandono del ideal antiguo, y medieval, de la filosofia como “sabiduria"? En nombre de una critica de la nocién moderna de experiencia —que incluye, segtin dicho autor, la experiencia sensible, la experiencia moral, la experiencia de los usos lingiiisticos, la experiencia de las situaciones cruciales, ete se propugna entonces el ideal de una més “auténtica” y “profunda” nocién de experiencia que, segtin el modelo platénico, abre las puertas para una més alta vida espiritual; a tal efecto hay que esforzarse por abandonar el mundo en el cual estamos, por lo visto, tan confiadamente instalados. Semejante "vida espiritual” es entonces la culminacién de un largo y dificil entronamiento, pero puede dudarse de si cabe seguir dando el nombre de “‘filosoffa” a lo que seria, en el fondo, religion, moral préctica y terapéutica animica. Por lo dicho se ve cuén dificil es delimiter nitidamente, y no digamos de una vez por siempre, la indole de la actividad filosofica. Es probable, ademés, que semejante delimitacién, cuando se insiste demasiado en ella, resulte un tanto perniciosa, porque puede llevar a férmulas que enuncian todo lo contrario de lo que estimamos cumple hacer en filosoffa, Un autor contemporéneo ha concluido que, en vista de que la filosofia no se ocupa ni de contenidos espectficos ni tampoco del “ser”, es obvio que consiste en “pura tension del pensar”: “por medio de otro pensamiento— ha escrito el aludido autor— Ia filosofia piensa el pensamiento que dice pensar”. Es curioso que, partiendo del reconocimiento de una situacién similar a la que hemos descrito, alguien pueda amasar formulas que estén a mil Joguas de lo quo tratamos de entender aqui por “filosofia como actividad”. Ello muestra que en filosoffa sucede algo parecido a lo que, segtin Einstein, ocurre en fisica: que lo importante es lo que se hace, y ol modo de hacerlo, y no lo que se dice que se hace, o que se deberia hacer... J. FERRATER MORA: La filosofia actual, A. E., Madrid (1969), pp. 111-113, De hecho, en la actualidad se perfilan tres movimientos filoséficos que estén caracterizados por esa composicién: el racionalismo erftico de Popper que tiene su origen en una autooritica de las limitaciones del positivismo Iégico, tanto empiristas como de 508 construccién del lenguaje. Después la filosofia metédica de P. Lorenzen y de la escuela de Erlangen, que inspiréndose en motivos de H. Dingler, descubre el fundamento préctico-normativo de las ciencias y de una formacién racional de la voluntad; finalmente, en conexién con Horkheimer, Marcuse y Adorno, la asi llamada Teorla critica persigue el programa de una teoria del conocimiento como teoria dela sociedad. Si pudiera darse una filosoffa ante la cual ya no se plantease la pregunta ¢para qué filosofia?, ésta deberia ser hoy, conforme a nuestras consideraciones, una filosoffa de la ciencia no cientifista. Ella encontraria en el sistema universitario en rapida expansién, si entra en comunicacién con las ciencias y la ensefenza cientifica, una base tan amplia de eficacia como jamas'la ha tenido filosofia alguna. No tendria en adelante necesidad de una forma de organizacién de la ensefianza basada en filosofias particulares. Le corresponderie, al arremeter contra la doble irracionalidad de una limitade autoconcepcién positivista de las ciencias y de una administracién tecnocrética separada de la formacién de la voluntad general que discurre puiblicamente, una misién de graves consecuencias politicas. Por eso precisamente rebasa la fuerza inmanente de una discusién filoséfica profesional, el saber si los indicios hoy perceptibles de una teoria de las ciencias se desarrollarén con la intencién préctica de una eficacia practica. Una filosofa que, de forma idealista, se creyese dotada de este poder, habria olvidado la tarea que ha trabajado desde hace casi siglo y medio la filosofia del estado critico. En esta medida el futuro del pensamiento filoséfico es asunto de la praxis politica. J. HABERMAS: éPare qué aun filosofia?, Teorema, vol 2 (1975) La ética se ha hecho antiestoica, no quiere seguir siendo la interiorizacién de la necesidad: nada espera ni cree en nada, pero no se conforma con menos de lo inmortal. Por eso es critica de las conexiones oficialmente vigentes entre la virtud y la necesidad de la, muerte establecida, por eso es escéptica ante cualquier coartada legitimadora que el futuro haya de traer a quienes hoy utilizan la extorsién y la intolerancia por el bien de su causa, por eso es cinica y se burla de las bollas almas hipécritas que ignoran la mediacién efectiva de los buenos sentimientos 0 creen tener todavia derecho 6tico para poder seguir siendo puritanos. Pero, no lo olvidemos, no deja de ser ética, es decir, reivindicacién de la alegria de la virtud. ¥ aqui recuperamos de nuevo la conexién con Emst Bloch: éste, en su discurso de recepeién del Premio de la Paz de la RFA, que supo convertir en una requisitoria contra las autoridades socialdemécratas, acabé con estas palabras: "j Viva la raz6n préi Afin de cuentas, toda la obra de Bloch es un tenaz y poético intento de desentrafiar el contenido concreto de la ética y eso le eleva por encima de cualquiera de los que consideran la reflexi6n filoséfica como el juego de tecnicismos que s6lo el académico conoce a fondo o como la divagacién descomprometida del difettants. Bloch sabe y proclama lo que él diria con unas conocidas palabras de Marx en sus tesis sobre Feuerbach y que yo prefiero exprosar con estas de Kirkegaard: “ia 6tica no comienza en una ignorancia que hay que convertir en saber, sino en un saber que exige su realizacién”. Y Bloch nos enseita que lo que espera quien espera, la entrafia coneretamente ética de la 509 esperanza, no es la fabrica mas productiva y de beneficios menos escandalosamente repartidos ni los asombros utilitarios de la tecnologia, sino el goce inefable del adolescente que parte en su primer viaje por mar, la piedad de una mano que busque y estreche la nuestra en el temblor de las sombras, o esa palabra que sélo sabomos cuando miramos de frente los ojos de nuestro amor. Si, indudablemente y de una vez por todas: ; Viva la raz6n préetica! Aqui desconfia del tiempo y su utopia con el esperanzado gen. F, SAVATER: Para /a anarquia, Tusquets ed., Barcelona (1977), pp. 67-69 BIBLIOTECA Universidad @-foet Ls divar Quezelienange 510

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