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REFUERZO
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Vilcabamba es una ciudad ubicada en la ceja de montaña al noroeste de la ciudad del Cuzco (observa el mapa),
entre los ríos Urubamba y Apurímac, en el valle de Chontamayo. Los restos de esta ciudad fueron explorados
por primera vez en 1976 por una expedición dirigida por el historiador Edmundo Guillén.
Los incas de la selva de Vilcabamba habían adoptado estrategias políticas y militares directas, donde se
combinaban guerra y diplomacia. Es importante señalar que las aspiraciones religiones nativistas
desempeñaron un vital papel ideológico en las incursiones militares y en sus conspiraciones insurreccionales.
Los incas de Vilcabamba se mostraron bastante receptivos al bagaje cultural hispánico, incluso en sus fases
más militares. No rechazaron los símbolos de sus invasores, de hecho saquearon y comerciaron agresivamente
para obtener productos españoles, especialmente caballos y armas que servirían para mejorar su eficacia
militar. De este hecho se deduce que en las bases de la resistencia no existía una pérdida de identidad de lo
andino, sino más bien el deseo de continuar poseyendo el poder político, para recuperar el control de los
territorios y expulsar a los conquistadores.
Pintura de la colección
Chávez Ballón.
Representación de
combates entre incas y
españoles.
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MANCO INCA
SAYRI TÚPAC
Sayri Túpac era muy pequeño cuando Manco Inca, su padre, murió. Se calcula que tendría diez años
de edad. Es por ello que el gobierno de Vilcabamba estuvo, por algunos años, en manos de un consejo de
regentes. Estos mantuvieron la resistencia a través de una campaña de guerrillas en el camino del Cuzco a
Huamanga.
Cuando el virrey Andrés Hurtado de Mendoza llegó a gobernar el Perú, mandó una serie de mensajes
al Inca donde le urgía a dejar Vilcabamba y salir a Lima o al Cuzco. Allí, según, el virrey, se le daría una
serie de concesiones a cambio de su cristianización y su reconocimiento como vasallo del rey de Castilla.
En 1557, a los 23 años de edad, Sayri Túpac, convencido por los españoles, salió de Vilcabamba.
Ingresó a Lima el 5 de enero de 1558. Los cronistas Indican que el Inca entró a la Plaza de Armas
cargado en unas andas de oro, acompañado de 500 indios nobles. El virrey y la audiencia salieron a
recibirle. Entró al palacio virreinal y allí declaró que su propósito era someterse a la autoridad del rey, con
el objeto de evitar más derramamiento de sangre. Al día siguiente el arzobispo de Lima, fray Jerónimo de
Loayza, invitó al Inca a comer. Acabada la comida, se leyó una real provisión en la que se otorgaba al Inca
una serie de tierras, indios y rentas. En vez de alegrarse, el Inca se levantó, tomó una hilacha del fleco
que colgaba del tapete de la mesa y pronunció, según los cronistas, la siguiente frase: <<Todo este paño y
su guarnición eran míos, y ahora me dan este pelito para mi sustento y de toda mi casa>>. Después de
pronunciar estas palabras se retiró del lugar.
Poco después Sayri Túpac decidió regresar a la sierra para establecerse en el Cuzco. Estando ya allí
fue bautizado junto con su mujer. Meses después de haber llegado a esa ciudad, decidió trasladarse a
vivir al valle de Yucay, donde murió en 1560, cuando tenía veintiséis años de edad.
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Al abdicar Sayri Túpac, el gobierno de Vilcabamba quedó en manos de Titu Cusi Yupanqui. En
realidad, a quien correspondía el trono era a Túpac Amaru pero tenía fama de incapaz y fue recluido en la
Casa de las Vírgenes del Sol en calidad de sacerdote.
Titu Cusi Yupanqui tomó contacto con el mundo español desde pequeño. Fue apresado en Vilcabamba
y llevado al Cuzco cuando tenía sólo cuatro años de edad. En esta ciudad aprendió el idioma de los
conquistadores y fue educado en la religión cristiana. Cuando tenía ocho años su padre lo hizo raptar y fue
trasladado a Vilcabamba. Allí fue testigo de la muerte de Manco Inca a manos del español Gómez Pérez.
Desde ese momento buscó vengarse de alguna manera de los españoles. I
Ya en el poder Titu Cusi Yupanqui se reveló como un gran, militar y un hábil político. Entre sus
principales obras tenemos:
Reinició la guerra de guerrillas contra los españoles. Las tropas del Inca atacaron Yucay y Tambo.
Además, se dieron constantes ataques a los encomenderos del Cuzco y Apurímac.
Tomó contacto con las poblaciones de Chile y Tucumán (región en la actual Argentina) para coordinar
esfuerzos y preparar un gran levantamiento. Este debía llevarse a cabo en 1565 y, supuestamente,
involucraría un área bastante extensa que iba desde Quito hasta Chile y Tucumán. En esta
conspiración colaboraron pueblos que antiguamente habían sido enemigos de los cuzqueños, como los
habitantes de Jauja y Huancayo. Este movimiento fracasó.
Tuvo vínculos con el movimiento del Taki-Onqoy, el cual propiciaba la vuelta de las huacas
tradicionales y la necesidad de apartarse de todo lo occidental.
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Aunque el Inca realizó una serie de acciones en contra de los españoles, también mantuvo
negociaciones con ellos, sobre todo con el gobernador Lope García de Castro, con quien llegó a firmar un
tratado de paz en 1566 11amado <<Paz de Acobamba>>. En virtud de este tratado se permitió el ingreso de
misioneros a Vilcabamba, e incluso el Inca Junto con su hermano Túpac Amaru, fueron bautizados en
1568. Después de bautizarse el Inca no dio señales de querer salir de Vilcabamba. Allí murió en 1571.
TÚPAC AMARU I
Heredó el gobierno al morir su hermano Titu Cusi Yupanqui. Cuando éste murió, los indios sacaron a Túpac
Amaru de la Casa de las Vírgenes del Sol y lo proclamaron Inca. Desde 1569 gobernaba el Perú el virrey
Francisco de Toledo, hombre dispuesto a poner orden en el virreinato, y eso incluía acabar con la
resistencia de Vilcabamba. Según el virrey, los Inca de Vilcabamba eran tiranos, rebeldes y traidores.
Toledo organizó una expedición militar contra Vilcabamba en 1572. Las tropas salieron desde el
Cuzco y, luego de una serie de enfrentamientos con los naturales, lograron entrar en Vilcabamba, aunque
no hallaron al Inca. Este fue capturado días más tarde cuando se encontraba huyendo hacia la selva. El
Inca fue conducido al Cuzco, y entró a esa ciudad sin llevar ninguna cadena. Sin embargo, el dibujo del
cronista Guamán Poma, contradiciendo las fuentes contemporáneas al hecho, muestra lo contrario
(observa el dibujo en esta página). Una vez que el Inca desfiló por la plaza fue llevado ante la presencia
del virrey Toledo. Este lo trató severamente y ordenó que lo encerraran en la fortaleza de Sacsayhuamán.
Al Inca se le abrió un juicio en el que se le acusó de la muerte de varios españoles y un mestizo. Se le
encontró culpable y fue condenado a la degollación. Estando prisionero se negó a conversar con el virrey,
pues decía que Toledo era sólo un yanacona del rey, y que un Inca como él no podía rebajarse a eso.
A los pocos días Túpac Amaru fue sacado de la fortaleza y conducido a la plaza del Cuzco. Los
cronistas indican que la ciudad estaba repleta de gente, y uno menciona que <<estaban los techados y
plazas, ventanaje, parroquias de Carmenga y San Cristóbal, tan pujantes de gente que, si se echara una
naranja, fuera imposible caer en el suelo, por estar la gente tan estrecha y apretada>>.
Tanto españoles como indios pidieron a Toledo que perdonase la vida al Inca. El virrey siguió con sus
planes e hizo caso omiso a estos pedidos. Cuenta el cronista Garcilaso que cuando los indios vieron que el
Inca estaba próximo a la muerte sintieron mucha pena y dolor por lo que comenzaron a gritar y llorar
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causando un ruido ensordecedor. Los sacerdotes que estaban con el Inca le mandaron a éste callar a los
indios. El Inca hizo una señal y todos los indios callaron. Los españoles, incluido el virrey, se sorprendieron
de la obediencia que le profesaban los indios al Inca. Esto debió terminar de convencer al virrey de la
necesidad de la ejecución del Inca, pues inmediatamente un criado de Toledo, siguiendo órdenes de éste,
dispuso la ejecución de Túpac Arnaru. El Inca fue degollado y su cabeza levantada para que fuera vista
por la multitud reunida en la plaza del Cuzco. Su cuerpo fue enterrado en la Catedral del Cuzco y la
cabeza clavada en una picota en plena plaza. Ante el culto que los indios empezaron a rendir al Inca, las
autoridades decidieron retirar la cabeza de la plaza y enterrarla junto al cuerpo.
Con la ejecución de Túpac Amaru termina la dinastía de los Incas de Vilcabamba y los intentos de
restaurar el Imperio Incaico.
Genealogía de los reyes incas. El poder divino del soberano provenía del Inti, el sol, y
descendía a través de Manco Cápc y Mama Huaco y Mama Ocllo.
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b) La resistencia ideológica
La reacción de la población andina ante la violencia de la invasión no fue pasiva, como sugieren
algunas crónicas, y no siempre se presentó bajo la forma de rebeliones armadas. Frente a un
enemigo tecnológicamente superior, se desarrollaron formas de resistencia compatibles con su
condición de pueblo oprimido. Cuando los últimos incas estaban resistiendo en la región de
Vilcabamba (entre 1560 y 1570), se efectuó el primer gran movimiento milenarista conocido como
el Taki Onqoy. Estos cultos de crisis se inspiraron en un mito de los orígenes que se proyecta
hacia el futuro, donde el héroe civilizador se convertía en el libertador.
La resistencia a través del Taki Onqoy tuvo un
carácter sagrado. Lo importante era recuperar el
carácter de pueblo andino, este movimiento de
resistencia estuvo bañado de misticismo
milenarista de regreso a un estado previo.
En este contexto de crisis y en un esfuerzo de los pueblos andinos de Huamanga por superar la
crisis que significó la conquista surgieron movimientos como el Taki Onqoy (entre los años 1565 y
1566). El Taki Onqoy fue una manifestación de arraigo a las creencias indígenas, en la que unos
pocos individuos llamados "taquionqos" eran poseídos por ciertas huacas o divinidades andinas.
Ellos predicaban que, dentro de un breve tiempo, una alianza panandina de divinidades derrotaría
al dios principal de los cristianos y exterminaría a los colonizadores españoles mediante males
incurables y otras calamidades. Aquellos indígenas que deseaban evitar un destino semejante e
ingresar en una era nueva y purificada, de salud y abundancia, deberían dedicarse al culto de las
huacas vengadoras y rechazar todo tipo de colaboración con los europeos. Ello incluía abstenerse
de todo contacto. Los nativos no debían ingresar en las iglesias ni servir a los curas. Debían
abandonar los tributos y rechazar la conscripción de mano de obra. La población indígena apoyó a
los taquionqos. Bajo la supervisión de los taquionqos, sus seguidores practicaron ritos, confesiones
y ayunos tendentes a ganar nuevamente el favor de las huacas.
El gran atractivo de los taquionqos
provenía de su habilidad para unificar y
articular percepciones e impulsos que
comenzaban a cristalizarse en la toma
de conciencia de la población indígena.
Los acontecimientos acaecidos en los
años de 1560 crearon una coyuntura
crítica de desilusión, resistencia y
cuestionamiento en sociedades nativas
caracterizadas por la colaboración.
La gran verdad del Taki Onqoy, es decir lo irreconciliable del conflicto entre indígenas y blancos,
tenía como principios crear resistencia contra el mundo hispánico y promover solidaridad dentro
del mundo andino. El principio de la resistencia significaba que la sociedad andina tendría que
resistir al contacto, el intercambio y el servicio con las entidades coloniales. Las sociedades
autóctonas tendrían que rechazar las costumbres hispanas, aunque el intercambio con los
poderosos colonialistas podía aportar determinados beneficios o parecer necesario para evitar
represalias. La conquista española ponía en tela de juicio que los dioses andinos siguieran
conservando su poder. Por eso los pueblos de Huamanga optaron por seguir una estrategia de
hondas raíces en las culturas andinas. En lugar de rechazar las deidades extranjeras trataron de
absorberlas en el panteón de las divinidades andinas, Para los indios, esa relación no excluía la
fidelidad a los dioses andinos locales, Pero el Taki Onqoy condenaba aquella adaptación a la
presencia de los europeos. La resistencia a los vínculos culturales hispánicos permitiría a la
comunidad afirmar su compromiso menos titubeante y más completo. El corolario de la resistencia
a la sociedad hispánica era la solidaridad con el mundo andino, no perder la identidad. Pero
también en este aspecto el Taki Onqoy exigía cambios que planteaban dilemas morales difíciles.
Por una parte, la economía andina había tendido a dividir a la gente en ayllus, comunidades y
grupos étnicos rivales. De otro lado, la conquista española había creado condiciones que
debilitaban los medios tradicionales de lograr cohesión. El culto de los grandes dioses regionales
era difícil e irregular. La dinámica española amenazaba con dividir a la sociedad autóctona en
clases opuestas: de un lado, una élite vinculada a la estructura social colonial de poder y a las
relaciones hispánicas de propiedad y trabajo; y del otro lado, un campesinado cuyos esfuerzos
sustentaban a las élites autóctonas ya los señores; coloniales. El mensaje del Taki Onqoy
expresaba preocupación por la pérdida de identidad de la población indígena.
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Lectura Nº 1
Lectura Nº 2
Para los indígenas la existencia de un sistema judicial susceptible a sus reclamos significó una
oportunidad para defenderse a sí mismos en aspecto referentes a labores, tierras y tributos.
Los indios vieron aquí una oportunidad y la tomaron.
Como resultado las tácticas legales de resistencia se transformaron en una gran estrategia en la
vida indígena.
Hacia 1580, los curacas comúnmente daban
a los españoles el poder de representar sus
intereses legales. En la medida en que los
nativos fueron asentándose en la defensa de
sus derechos, la distinción entre una acción
defensiva frente al desinterés de un guía
legal y una agresiva manipulación del sistema
judicial para sabotear el crecimiento
colonial fue cada vez más confusa. En
particular, la relación legal de tributo y la
carga de la mita le dieron al ayllu y a las
comunidades nativas una potente
herramienta con la cual enfrentar la
extracción colonial. A petición de los
indígenas se realizaron reinspecciones de
sus poblaciones. Los indios lograron reducir
el tributo legal y las cuotas de la mita de
acuerdo aun declive demográfico. En los
inicios del siglo XVII, la institución de la
revisita se convirtió en el campo de batalla
de una guerra social peleada para controlar
la población oficial y las responsabilidades
de los impuestos.
PERSONAJES
El virrey Toledo Las tropas del Virrey Toledo capturan Tupac Amaru I
al Inca Túpac Amaru I