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EL CURA DEL MORRAL

UNA BIOGRAFÍA NARRATIVA DEL PBRO.


GUSTAVO RODRÍGUEZ ZÁRATE

Un ser humano extraordinario

ROSALINDA VÁZQUEZ ARROYO


NEPTALÍ RAMÍREZ REYES
El Cura del Morral
Te Jtatik Alwanej sok xchojak’

Una biografía narrativa del Pbro. Gustavo


Rodríguez Zárate
Ja’ in to ja’ jun ts’ibubil ya’yejal te xkuxlej
Alwanej yu’un Kajwaltik Jtatik Gustavo
Rodríguez Zarate

Un ser humano extraordinario


Jtul k’ax lekil jkuxinel

ROSALINDA VÁZQUEZ ARROYO


NEPTALÍ RAMÍREZ REYES
Diseño de portada: Cristian Castañeda Castro

Comentarios sobre el contenido de la obra:


neprare@gmail.com
isisnefer.10@gmail.com

Queda prohibida la reproducción parcial o total,


directa o indirecta del contenido de la presente obra,
sin contar con la autorización expresa y por escrito de
los editores, en términos de la Ley Federal de Derechos
de Autor. Las descripciones en cada capítulo es
responsabilidad exclusiva de los autores. La obra ha
sido dictaminada mediante procesos de evaluación
doble ciego del área de publicaciones del Centro de
Promoción y Defensa de los Derechos Humanos “Joél
Arriaga Navarro”.

© Rosalinda Vázquez Arroyo


© Neptalí Ramírez Reyes
© Centro de Promoción y Defensa de los Derechos
Humanos “Joél Arriaga Navarro”

Primera edición, mayo 2023.


ISBN 978-607-96025-6-7

Impreso y hecho en México


Transcriptores

Rosalinda Vázquez Arroyo


Emily Luna Alvarado
Aarón Jiménez Monterrosas
Danna Paola Ortega Hernández
Ángel Álvarez Álvarez

Entrevistadores

Rosalinda Vázquez Arroyo


José Teodoro Aurelio Xicoténcatl Hernández
Neptalí Ramírez Reyes
Alejandro Lázaro González
Francisco Javier Hernández Moreno

Entrevistados

J. B. Hugo Pacheco Pérez (GEU)


Ignacio Cosío Ortiz (GEU)
Rosalba Pérez Herrera
Yolanda Cabrera Lara
Pbro. Anastasio Simón Hidalgo Miramón
Pbro. Maximiliano Castilla Flores
Elia López Palafox (GEU)
María Amelia López Serrano (GEU)
Guadalupe López Serrano (GEU)
Alfredo Rojas Toxqui (GEU)
Ruth Solano Rodríguez
Dulce Solano Rodríguez
Ignacio Solano Rodríguez
José Fernando Emigdio Cuellar Muñoz
María del Carmen Ledesma Gómez
Hna. Delfina Vicens Márquez
Arely González Garrido
Hilda Chapuli Rodríguez
Pbro. Rafael Amador Tapia Zúñiga
Pbro. Ricardo Rodríguez Zárate
Ignacio Rodríguez Zárate
Pbro. Mario Ordiano Ramírez
Beatriz Chamorro Zacahua

Comité Organizador del 50 Aniversario Sacerdotal del


Pbro. Gustavo Rodríguez Zárate (+)

Rosalinda Vázquez Arroyo


Neptalí Ramírez Reyes
José Teodoro Aurelio Xicoténcatl Hernández
Alejandro Lázaro González
Francisco Javier Hernández Moreno
María del Pilar Díaz Sánchez
Paola Rosales Miranda
José Fernando Emigdio Cuellar Muñoz
María del Carmen Ledesma Gómez
Hilda Chapuli Rodríguez
Rodolfo Huelitl Mejía
Arely González Garrido
Ruth Solano Rodríguez
Ignacio Solano Rodríguez
Pbro. Ricardo Rodríguez Zárate
Este libro es para documentar la vida y obra de Gustavo, un
sacerdote, un hombre, un tío, un primo, un ser humano, un sobrino, un
hermano, un amigo, una persona extraordinaria, genuina y auténtica
que disfrutó el presente sin preocuparse del pasado o del futuro,
alguien que iluminó el camino y transformó la vida de familiares,
sacerdotes, universitarios, amigos y feligreses, sin esperar nada a
cambio.

Es una obra que pretende inspirar a sacerdotes, amigos, familias,


jóvenes, religiosas, luchadores sociales, académicos y hermanos
indígenas que deseen servir y no ser servidos.

Gus hizo historia y a través de este libro la Historia lo recordará por


siempre.
ÍNDICE

De los autores 12
Prólogo 13
Presentación en español 23
Presentación en tzeltal 29
Uno
Entrar en la historia 37
Dos
El cura viajero 73
Tres
El talón de Aquiles de Gus 105
Cuatro
Un ser humano cercano a los demás 113
Cinco
Aquí la historia apenas comenzaba 119
Seis
La vida en Atlixco, “en la cueva del lobo” 153
Siete
La niñez del inquieto Gus 161
Ocho
El Seminario: de los inicios a su ordenación 175
Ocho - A
En la formación de filosofía y teología 195
Ocho - B
Grupo de Estudiantes Universitarios (GEU) 209
Nueve
Sólo porque Dios quería que fuera sacerdote 225
Referencias 240
De los autores

Rosalinda Vázquez Arroyo. Doctora en


Sociología, Maestra y Licenciada en
Historia por la Benemérita Universidad
Autónoma de Puebla. Investigadora
Independiente. Sus líneas de
investigación son la migración irregular
de menores mexicanos y
centroamericanos hacia EE.UU., la
violencia, delincuencia y criminalidad de México en el
siglo XX. Fue una de las estudiantes universitarias
apoyada por el Padre Gustavo Rodríguez Zárate. Es
originaria de Cuetzalan del Progreso, Puebla.
isisnefer.10@gmail.com

Neptalí Ramírez Reyes. Zapoteco.


Doctor en Antropología Social y
Cultural por la Universitat Autònoma de
Barcelona (UAB), Maestro en
Investigación Etnográfica, Teoría
Antropológica y Relaciones
Interculturales por la UAB y Licenciado
en Psicología por la Universidad
Iberoamericana-Puebla. Es miembro del Sistema
Nacional de Investigadores (SNI). Fue uno de los
estudiantes universitarios apoyado por el Padre
Gustavo Rodríguez Zárate. Originario de Santa
Catarina Loxicha, Pochutla, Oaxaca.
neprare@gmail.com
PRÓLOGO

Noche del 24 de junio del 2021, el féretro del Padre


Gustavo Rodríguez Zárate, GUS, ya se encuentra al pie
del altar de su parroquia de La Asunción, en Puebla. La
noticia de su fallecimiento ya ha recorrido no sólo la
república, sino Latinoamérica, ciudades de Estados
Unidos y Europa. Es larga la fila de los que quieren
despedirse del “Cura del Morral, del Cura de los
migrantes, del Padre más Padre de los jóvenes, del
Tatik, del Hueyi Tiopixcat, del Gkoltzin, del Tata de los
indígenas, del Padre que caminaba junto con los
pobres generando soluciones”.
Los concheros entran al templo danzando y el
copal se desparrama junto con el lamento de la
chirimía y los caracoles. Una pequeña niña que con
trabajo había puesto un papel sobre el féretro, lo retira
ayudada por su mamá. Me lo entrega doblado. Es una
hoja carta con un dibujo de cada lado. En uno de ellos
se puede leer “Gustavo, cúrame” como plegaria
estampada en la hoja. Los concheros danzan
alrededor del féretro y los cascabeles que traen en sus
tobillos marcan el compás de sus pasos.
9 de julio de 2014 la policía estatal de Puebla con
violencia trata de desalojar a los habitantes de
Chalchihuapan que habían bloqueado la autopista

[13]
Puebla-Atlixco en demanda de que las autoridades
restituyeran las oficinas del registro civil. José Luis
Tehuatlie Tamayo de trece años, acompañado de su
madre, Elia Tamayo iban cruzando la carretera
cuando una bala de goma impactó en la cabeza a
José Luis. Después de estar hospitalizado muere el 20
de julio.
El 22 de julio de ese 2014 en el zócalo, frente al
Palacio Municipal, es el velorio del estudiante José Luis
de San Bernardino Chalchihuapan. El muerto no es de
Elia Tamayo, sino de los alumnos de la secundaria, de
todo el pueblo. En una mesa están expuestos los
proyectiles con los que la policía estatal los reprimió al
mando de Facundo Rosas, muy cercano al secretario
de Seguridad de Felipe Calderón, el ingeniero García
Luna. La única entrada al pueblo está custodiada
desde el 9 de julio para impedir que gente ajena al
poblado entre. Al otro día, a las nueve de la mañana
será la misa de cuerpo presente y de ahí se partirá al
panteón. Uno de los dos sacerdotes que llegó a
celebrar las exequias fue Gustavo Rodríguez. Él fue
párroco de Santa Clara Ocoyucan y San Bernardino
Chalchihuapan pertenece a dicha parroquia.
Los pobladores lo conocen bien y Gus también
los tiene presentes. Él sabe de sus carencias y de sus
aspiraciones. Los alumnos de la secundaria, ellas y
ellos, están con sus uniformes escolares, a un lado del
ataúd blanco que tiene los restos de su compañero
José Luis Tehuatlie Tamayo. Su madre Elia se guarda su
dolor en un riguroso vestido negro.
Gus en la homilía se encuentra crucificado entre
consolar a la madre y hermanas de José Luis y exigir

[14]
justicia. Él también ha sufrido la ley del garrote de
Moreno Valle. Porque no sólo ha protegido a los
migrantes sino también ha advertido que en la sierra
norte de Puebla los Zetas empiezan a controlar la ruta
de la migración con la protección de las autoridades.
Monte Chila es una herida viva en el ánimo de Gus. Él
sabe que está en la mira. Algunos de sus accidentes
automovilísticos tal vez fueron un atentado. La palabra
tuvo que fluir tranquila para que la misa de cuerpo
presente no desembocara en un mitin político. Había
representantes de los medios. CENCOS levantó
imagen y resaltó el descontento de la población. Una
vez terminada la misa y bendecido el ataúd cuando
aún los sacerdotes no se habían retirado,
prudentemente decidieron no acompañar al cortejo
fúnebre al panteón, tomó el micrófono una de las
compañeras de José Luis quien terminó su breve
participación con un ¡Muera Moreno Valle! Y esta fue
la letanía que caminó al Panteón. Gus con un amigo
como chofer en su vochito, salió de Chalchihuapan
por la única entrada que tenía.
“Yo soy yo y mi circunstancia” subrayaba el
pensador español Ortega y Gasset. En este libro “El
Cura del Morral” se trata de ir descubriendo las
circunstancias en que Gus fue desgranando su aquí y
su ahora.
Hay que rescatar esas circunstancias que
hicieron de Gus “… un ser paternal, noble, inteligente,
crítico, humano, brillante, inquieto, cuestionador,
desprendido de lo material, despreocupado por el
futuro y apasionado por vivir el aquí y el ahora, el que

[15]
vivir para servir, y un ser que acompañaba, escuchaba
y abrazaba con el corazón y el alma…”
Son varias voces y miradas que lo mismo nos
descubren a un Gus en su infancia, donde se vislumbra
el trato cordial y generoso que le permite tener amigos;
como también nos muestran su comportamiento en el
seminario menor de San Pablo Apetatitlán, Tlaxcala,
donde los ocho de Atlixco toman clases en dos
escritorios. Tardaría casi un año para que cada uno de
los atlixquenses tuviera su pupitre. Esta carencia no fue
un obstáculo para que este grupo cumpliera con los
objetivos de su formación académica y espiritual.
En la lectura de este libro, se van a encontrar con
el crecimiento de un ser humano, donde lo
anecdótico refleja los aciertos y los errores, las virtudes
y defectos de quien en los hechos lleva a la práctica
la opción preferencial de los pobres.
Es sobresaliente la parte que se le dedica a la
infancia de Gus. “Infancia es destino” es el título del
libro de Santiago Ramírez en donde sostiene que el
universo familiar troquela el comportamiento del ser
humano. La comunicación primera va a determinar la
forma con que va a establecer sus relaciones con el
prójimo.
Por esto, en Gus los que se acercan a él van a
encontrar al hermano, al amigo, al padre y él se da
totalmente. Esto se ve claramente en la carta que
dirige a su madre en vísperas de su ordenación:
“Regálame” es la petición.
“Le pidió a su madre que le regalara a Dios, pero
el regalo fue mucho más grande, porque Dios nos lo
regaló a todos nosotros. Fue la trilogía perfecta”.

[16]
Lo que le importa a Gus de los que se acercan a
él y con los que convive: que sean sujetos de su
destino.
Esto lo empieza a propiciar desde el Seminario
con sus compañeros. Tenía la facilidad de enseñar, así
que preparaba a algunos de sus condiscípulos para los
exámenes. Por esto, cuando le hicieron repetir un año,
siguió estudiando con ellos, lo que hizo que en los
hechos fuera adelantado un año.
Aquí hay que resaltar lo que se describe en el
libro, que en cuarto y quinto de latín, el Vaticano II
llega al Seminario Palafoxiano con la enseñanza de la
literatura a través del poeta Filogonio Sánchez, recién
desempacado de Salamanca y del Padre Eliezer
Ramírez. A partir de un humanismo donde se practica
lo expresado por el escritor latino Publio Terencio
Africano: “Soy hombre y nada de lo humano me es
ajeno”.
Por esto a Gus y alguno de sus compañeros les
atrae los curas obreros que hacen su apostolado en
Francia. Y analizan la novela de Graham Green “El
poder y la Gloria” cuyo escenario es el Tabasco de
Garrido Canabal y sus Camisas Rojas y el protagonista
es un sacerdote.
En este libro también se podrá descubrir al Gus
viajero que disfruta conocer ciudades, países y sus
habitantes, donde casi siempre encuentra quien le de
alojamiento y no se cansa de tomar fotos, que después
tendrá la habilidad de captar expresiones inéditas que
le crean la fama del cura paparazzi.
El libro tiene cuatro capítulos finales que
permiten descubrir su formación filosófica teológica y

[17]
la práctica de la pastoral juvenil a través del Grupo de
Estudiantes Universitarios (GEU) y porqué escogió a sus
integrantes como padrinos de su primera misa.
En 1971, en Lima Perú Gustavo Gutiérrez publica
“Teología de la liberación. Perspectivas”, en donde
hace un llamado a optar por la opción preferencial
por los pobres. La obra sale dos años antes de que Gus
se ordenara. La metodología es que la teología es la
reflexión de la práctica, cuando la obra cumple
cincuenta años de su publicación Gus fallece y con él
se va “el hacer y pensar”.
¿Cómo rescatar esta praxis teológica? ¿Praxis
liberadora?
En “Desde el Morral, apuntes de pastoral popular”
Gus propone “nuestras vidas son dinámicas, es todo un
proceso con sus etapas, por eso presento este
compartir en cuatro momentos:
1. Sensibilización
2. Concientización
3. Organización
4. Tomar conciencia del camino recorrido
Escribe Gus: “Cada ser humano es único, va
haciendo su propio camino, lo interesante es alegrarse
con lo que le alegra y entristecerse con lo que le
entristece…”
“Yo soy yo y mi circunstancia, afirmaba José Ortega
y Gasset, y si no la salvo a ella no me salvo yo”.

¡Todos somos Gus!

Ignacio Rodríguez Zárate


Ciudad de México, 17 de abril de 2023

[18]
Mamá:

Sé muy bien que esta noche tú estás más emocionada


que yo; que tú junto a papá no pueden dormir pronto. Yo
estoy alegre como hace ocho días, como hace un mes; la
alegría de esta noche es la misma que cuando camino
por la sierra, como cuando subo al Pico de Orizaba. Cada
día es algo distinto, lo de mañana no me preocupa,
porque entre los indígenas he aprendido que las cosas de
Dios salen bien, todos los días hay noche y hay luz, todos
los años hay lluvia y hay frío, no le puede fallar; lo del
lunes o lo del martes, tampoco le puede fallar a Dios.
Esta noche siento que piensas en tu hijo que ya no
es tuyo, en tu hippy que emprende otra “onda” con paz y
amor de Jesús; sí, soy tu bohemio que vive el momento;
soy tu existencialista que no le interesa el pasado ni el
futuro; pero no te enojes, sólo te pido una cosa:
¡Regálame!

Reza, reza, reza para que sea de Dios y de su


pueblo; que mis apellidos lleven el recuerdo de quien me
obsequió a los demás, como las placas que ponen en los
edificios públicos. Quiero hacer un esfuerzo yo también; y
estos días le he dicho a Jesús que Sí, pero me lo ha
arrancado despacio, sin presiones, como quien despega
el chupón de la boca del hijo que no se quiere despertar
por ningún motivo. Todo lo que quiere Jesús que le dé
para continuar su misión en el mundo está bajo mi piel y
eso, papá y tú me lo regalaron. Por eso permítanmelo, a
mi vez, ponerlo a la disposición de más corazones
humanos.
[19]
Soy de carne y hueso de tu carne y de tu sangre,
que será derramada por muchos. Ya tengo sueño, mamá,
pero tus desvelos, tus preocupaciones y tu plegaria se
encargarán de los demás.

Gracias mamá, y que Dios y papá estén siempre


contigo. Tu hijo que mañana será, si tú lo quieres, para
otras mamás y para otros papás con sus niños.

Cariñosamente:
Gustavo.

[Carta a su madre en vísperas de su


consagración sacerdotal, 5 de mayo de 1973, ciudad de
Puebla]

[20]
Pbro. Gustavo Rodríguez Zárate.
Fuente: Archivo fotográfico Miguel López Girón.

[21]
[22]
PRESENTACIÓN

Gus, el Cura del Morral, el Cura de los migrantes, el


Padre defensor de los Derechos Humanos, el Padre
más padre de los estudiantes universitarios, tío Gus,
Tavo, Tavito, como le decía su mamá, Gus o Gusano
para su familia, el Reverendo Alegría como a mí me
gustaba decirle, el “huarache veloz”, el Padre rebelde,
“Padrecito” como de cariño le decía Fernando
Cuellar, el Tatik (tzeltal), el Ueyi Tiopixcat (náhuatl), el
Gkoltzin (totonaco) y el Tata para los indígenas. Para
los estudiantes universitarios es Gus, tres letras que
encierran la fuerza de nuestro amor, el profundo
respeto y cariño que sentimos, el inmenso
agradecimiento y la intensa admiración que le
tenemos.
Le gustaba bailar y lo hacía de una manera muy
chistosa, realizaba un paso que nunca nadie pudo
imitar. Adoraba contar sus historias de niño y de
seminarista y a nosotros nos encantaba escucharlo.
Nos rememoraba aquellas historias que vivió cuando
fue párroco en Zacapala, cuando lo andaban
cazando y salvó su vida porque lo confundieron con
otra persona. Cuando realizaba la pastoral con
trabajadoras sexuales, drogadictos y chavos banda.
Nos narraba sus andares por la arquidiócesis con el
ahora arzobispo Don Víctor, cuando ambos eran
jóvenes y se perdieron en la sierra norte de Puebla. Nos
relataba cuando se accidentó estrellándose en la

[23]
parte trasera de un tráiler del que milagrosamente salió
vivo e ileso. Se dirigía a celebrar una misa a un pueblo,
pero debido al accidente llegó tarde. Fue regañado
por el párroco de la iglesia, quien le preguntó por qué
había llegado tarde, a quien Gus contestó: me acabo
de accidentar. Aun así, celebró la misa.
Gus, nació el 7 de octubre de 1946 en la ciudad
de Puebla. Su padre fue Jesús Silvestre Rodríguez del
Razo y su madre fue María Teresa Zárate Ortiz. Vivió su
niñez entre Atlixco, Puebla y Santa Cruz, Tlaxcala y fue
muy inquieto, esa fue la combinación que trajo
consigo un padre líder sindical y una mujer con una fe
profunda. Ingresó al Seminario siendo un niño todavía
y se le recuerda como un estudiante intuitivo,
cuestionador, libre y abierto. Fue ordenado sacerdote
el 6 de mayo de 1973. Quienes lo conocimos supimos
la odisea para consagrarse, por eso sabemos que
disfrutó mucho su sacerdocio, y fue una persona feliz
con lo que era y con lo que hacía. Él vino a dejar una
huella imborrable en nuestras vidas.
Gus, el gran amigo, la gran figura paterna (para
quienes no tuvimos padre), el mejor maestro de quien
aprendimos a ser mejores seres humanos y mejores
personas, el que nos dejó volar. Se desprendía de lo
material fácilmente. Abrió las puertas de la casa y de
su corazón a todo el mundo. Cada uno de los que
vivimos o convivimos con él, tiene una experiencia
propia y especial y lo recordamos por eso. Gus, el que
caminaba con huaraches, al que no le importaba
vestir un pans y una playera roída, el que se quitaba el
chaleco que llevaba puesto para regalarlo a alguien
más, al que no le importó que entraran a asaltar la
casa una y otra vez y que le robaran su auto y, decir
despreocupadamente: no nací con coche. Viajaba
en trasporte público y hacia amigos por todas partes.

[24]
Fue una persona que vivó para servir, su opción
preferencial por los pobres fue genuina y siempre tuvo
una espiritualidad de puertas abiertas. Acompañar y
escuchar constantemente estuvo en su mente y, sobre
todo, en su corazón y en su práctica eclesiástica.
Compartió la esperanza en un Dios vivo, en un Jesús
amoroso. Fue un genuino teólogo de la liberación en
la praxis eclesiástica, con él se cerró una página de la
iglesia jerárquica socialmente comprometida.
Gus fue, es y será especial y único, como él
nunca habrá otro igual. Siempre lo extrañaremos y lo
recordaremos, fue el Padre más padre. Ahora estamos
huérfanos, pero siempre permanecerá en nuestra
mente, corazón y vida. Fue una persona significativa,
un excelente ser humano y un gran maestro de la
vida. En vida era nuestro punto de encuentro, nuestro
refugio, nuestro pilar y nuestro nido y, aún después de
su muerte lo sigue siendo. Fue el creador de puentes,
unió sueños que traspasaron fronteras.
En el arca de Gus cupimos todos: sus padrinos de
ordenación sacerdotal, migrantes, indígenas, su
familia, amigos, estudiantes universitarios, sacerdotes,
religiosas y religiosos y muchísimas personas más. Todos
tenemos una parte del gran rompecabezas llamado
Gustavo. Cada uno de nosotros tiene su historia propia
con él. Sólo por poner un ejemplo de su proeza,
tenemos contabilizados cerca de 100 estudiantes
universitarios, nacionales y extranjeros que fuimos
apoyados, cobijados e impulsados por él, aunque
seguramente son mucho más, pues la obra de
Gustavo fue inconmensurable, de alto impacto social
y religioso.
Le pidió a su madre que lo regalara a Dios, pero
el regalo fue mucho más grande porque Dios nos lo
regaló a todos nosotros. Fue la trilogía perfecta.

[25]
En vida era nuestro punto de encuentro y aún
después de su partida nos sigue reuniendo porque
continúa estando presente en nosotros, en nuestro
corazón y mente. Han pasado casi dos años de su
ausencia, el tiempo sigue su marcha y su recuerdo es
imborrable. Todavía no podemos creer que él ya no
está con nosotros y aún es difícil aceptar que jamás lo
volveremos a ver. Imposible será que la gran huella
que dejó en cada uno de nosotros se borre.
Permanecerá para siempre por el resto de nuestras
vidas. Somos afortunamos por haberlo conocido.
Estamos agradecidos eternamente porque la vida nos
dio la oportunidad de convivir con una persona
absolutamente excepcional y especial.
Duele mucho su partida y dolorosa es su
ausencia. Lo extrañamos y lo recordamos bastante.
Nos hace mucha falta. Ahora goza de la gloria de Dios,
a quien le entregó su vida y su obra. Se merece el
descanso, trabajó duro y mostró que el evangelio es
vida y que Dios es amor. Ahora ya descansa pues en
vida se entregó y sirvió a Dios en quien invariablemente
creyó y fue su absoluta inspiración. Fue y siempre
seguirá siendo nuestro Cura del Morral, el Cura de los
migrantes, el Padre más padre de los jóvenes, el Tatik,
el Ueyi Tiopixcat, el Gkoltzin, el Tata de los indígenas y
el Padre que caminaba junto con los pobres
generando soluciones.
Las historias existen, pero mejor aún, hay quienes
hacen Historia ¿por qué y para qué hacer una
biografía de Gus si muchos de quienes lo conocimos
supimos su historia de vida? Para conocer la historia de
un hombre excepcional de la iglesia católica que con
su trabajo, ideología y praxis apostó por los más jodidos
y fregados, para darnos una probadita del Reino de
Dios al estilo de Jesús de Nazareth y, para inspirar a
otros sacerdotes, indígenas, religiosas, laicos, jóvenes,
[26]
niños, luchadores sociales y demás personas que
quieran construir un bien común en un mundo en el
que cada vez más permea la indiferencia, el
individualismo y el egoísmo. Gustavo no dejó a la
Iglesía igual, no dejó a las personas igual. Su paso por
esta vida no fue en vano y tampoco inercial.
Agradecemos las amenas y ricas horas de
charla a cada uno de las y los entrevistados: familia,
amigos, sacerdotes y religiosas porque sin sus aportes y
experiencias de vida no hubiese sido posible armar el
gran rompecabezas de Gus, el que se cristaliza en esta
primera parte de su biografía.
Para esta fase inicial biográfica, se entrevistaron
o mejor aún, se charló con veintitrés personas. Los
diálogos fueron individuales, abiertos y a profundidad,
pero también se armaron dos grupos focales con
integrantes del Grupo de Estudiantes Universitarios
(GEU). Dos de las entrevistas se llevaron a cabo a
través de Zoom. Esta biografía es un homenaje para
conmemorar el 50 Aniversario Sacerdotal de Gustavo,
el que hubiese cumplido este 6 de mayo de 2023.
Alguna vez, él comentó que le hubiese gustado
celebrar este momento tan esperado y muy merecido
por todo el trabajo pastoral, humanitario y de servicio
sacerdotal que realizó.
Vinieron a la casa parroquial muchos sacerdotes
de otros países porque querian conocer el trabajo de
Gus, ninguno aguantó el ritmo de trabajo, los más
jóvenes, fueron los primeros en querer descanzar. La
trayectoria de Gustavo fue titánica y su biografía lo es
también. Por ende, la historia de su vida y obra se
dividió en dos partes. La primera, comprende una
descripción física y de forma de ser, su historia familiar,
infancia y, la narración de los inicios de su formación
sacerdotal hasta su consagración. La segunda,
contendrá el contexto social y político convulso en el
[27]
que le tocó ordenarse, su cantamisa, las vicarías y
parroquias en las que estuvo, así como, su ideología y
el gran y diverso trabajo pastoral que realizó en las
diferentes etapas de su vida. En este espacio se
presenta la primera parte que, se encuentra integrada
por los siguientes apartados: uno, entrar en la historia;
dos, el Cura viajero; tres, el talón de Aquiles de Gus;
cuatro, un ser humano cercano a los demás; cinco,
aquí la historia apenas comenzaba; seis, la vida en
Atlixco, “en la cueva del lobo”; siete, la niñez del
inquieto Gus; ocho, el Seminario: de los inicios a su
ordenación; ocho-a, en la formación de filosofía y
teología; ocho-b, Grupo de Estudiantes Universitarios
(GEU); nueve, sólo porque Dios quería que fuera
sacerdote.
La traducción de la Presentación de este libro al
tzeltal es un acto de agradecimiento, valoración y
respeto que el Pbro. Gustavo Rodríguez Zárate tuvo
desde siempre hacia los indígenas de nuestro país.
Estoy totalmente segura que este detalle le hubiese
complacido mucho, especialmente, por quien la
realizó.

Rosalinda Vázquez Arroyo


Neptalí Ramírez Reyes

Puebla, Pue., 6 abril del 2023

[28]
PRESENTACIÓN
Sna’ojibal

Gus, te Jtatik sok Xchojak’, te Jtatik yu’un te


jbeomaletik, te J-Alwanej te ya skolta ta ich’el ta muk’
te jkuxineletik, te Jtatik lekil tatik yu’un te jnop junetik ta
universidad, tajunil Gus, Tavo, Tavito, te bin u’til ya x-
albet a te sme-e, Gus sok xan Gusano yu’un te yuts’
yalale, te Jtatik yu’un xkuxet o’tanil te bit’il ya jmulan
be yalelek’ae, te “animalik xwarach’”, te Jtatik te ya
spas te sbuts yo’tan, “Ch’in tatik” te bin u’t’il ya x-albet
ta sbujts’ yo’tan a te Fernando Cuellar, te Jtatik (ta
bats’il k’op tzeltal), te Ueyi Tiopixcat (ta náhuatl), te
Gkoltzin (ta totonaco) sok te Tata yu’un te bats’il
jkuxineletik. Ta stojol te jnop junetik ja’nax Gus, ox kaj
nax ts’ib te sts’usobe yip te xk’uxul ko’tantik, te yisim te
yich’el ta muk sok te sbujts’ ko’tantik te ya kaytik, te
muk’ul wokol sok te tulan smulanel te ya’tel te ay
ku’untik ta stojol.
Lom smulan a te ajk’ot sok tse’etik nax ba ya spas
a, ay jkaj ajk’ot te mayuk mach’a a ju’ yu’un sloktayel.
K’axel ya smulan xcholel a te xkuxlejal ta xch’inil sok te
bitil yakal ta p’ijtesel ta sk’op Kajwaltik a-e soknix te
jo’otike ya jmulantik smaklielek’a. Ya yak’ taluk ta joltik
a te bit’il a kuxin ta Zacapala te bit’il j-Alwanej te a-e,
k’alal yakal ta leel sok la skolta te xkuxinel yu’un la yich’
kuyel ta yan jkuxinel a. Te bit’il la spas ya’tel ta stojol te

[29]
mach’atik ya x-atejik ta ixta’ sok sbak’etalik, te
mach’atik ya stuntesik chopol mayetik sok ch’iom
ach’ix kerem te lek yotanik. Ya xchol kaytik a te binti xi
a ben ya’telik ta arquidiócesis sok te mach’a arzobispo
ya’tik te Jtatik Don Víctor, te bit’il xchebalik ch’iom
keremetik to a-e ay a ch’ayik ta banti witsetik ta slumal
Puebla. Ya xcholxan kaytik a te ay a skuj sba sok jun
muk’ul najtil carro te tíx ta spat, jaxan wokol a’ yal te
Kajwaltik ta yu’el te mayuk bi la spase. Jbael ta xcholel
sk’op a te Kajwaltike, jaxan malkalix a te k’alal a k’ote.
La yich’ utel yu’un te Jtatik Alwanej ta ch’ulna banti
jbael a-e, kalal a jojk’obet te bin yu’un te malk’al a
k’ote, te jtatik Guse jich la sjak’: t’uxajon ta be sok
jkuchujibal. Ja’uk me to laj to xcholbexan a te sk’op te
Kajwaltike.
Gus, ja’ tojk ta yajtalil 7 yu’un octubre ta ya’wilal
1946 ta banti slum sk’inal Puebla. Ja stat a te Jesús
Silvestre Rodríguez del Razo sok ja’ sme’ a te María
Teresa Zárate Ortiz. Ta xch’inil kuxin ta Atlixco, Puebla,
sok Santa Cruz, Tlaxcala, lom xtajin a te jtatike, ja’jich la
stsak sba a te tojk jtul Jtatik Jnitwane yu’un tso’ blej
soknix te jtul jmetik te lom tulan a te yip xch’unel
yo’otan. Te Jtatike ch’in to a te och ta p’ijtesel ta
swenta abatinel yu’un, sok ya to yich na’el te lom xk’ot
a te snojpil yu’un, biluk ya sjojk’o, kolem a te snojpil
yu’une sok jamal a. K’ot ta Jtatik Abatinel ta yajtalul 06
yu’un mayo ta ya’wilal 1973. Te mach’atik la jnabetik
sbae, ka’yotik te biluk to a k’ax ta stojol, yu’un jich a
k’ot a te ta ya’tele, ja’ yu’un ya jna’tik te bayel la
smulan sok yo’tan te abatinel yu’un Kajwaltike, sok nix
ja’ jtul kuxinel te bujts’anax yo’tan a te binti sok te bitik
ya spas a-e. Te Jtatik tal yak’ jilel jun slokombail lekilal te
ma bi k’alil ya xtup’ ta jkuxlejaltik ta jpisiltik.
[30]
Gus, te lekil joyil, te jtul muk’ul slokomba tatil (ta
stojol te mach’atik mayuk la jnabetik sba jtatik), te k’ax
lekil jp’ijteswane te la snojpesotik te jauk jich lekil
jkuxinelokotik li ta balumilal, te mach’a la yak’ jxik’tik ta
wilel. Mayuk bistuk yu’un a te bitik mayuk ay yu’un a-e.
La skay be sti’nelul te snae sok te sti’nelul yo’tan ta
stojol balumilal. Ta stulutul te mach’atik la joyintik ta
kuxinel sok te la jnabetik sbae, ay jilel ta ko’tantik sok
k’ejatik a te bitik la sk’ej jilel ko’tantike, te a te ya
jna’tike. Gus, te mach’a ya xben sok xwarach’, te
mayuk swenta te biluk ya yala lap ta xwex sok te me
sokemix sk’ua-e, te ma ba swenta te ya slok’es sk’u
yu’un ya yak be slap a te me ay mach’a mayuk sk’ue,
ma swenta te me ay la yich’ elk’anel cha’ox ch’o
snaje, la yich elk’anel te scarro jaxan mayuk la smel
yo’tan ta yalel te: maba sok jcarro a tojkon xi. Ta komon
kuchujibalil carro ya xben a sok bayuk nax ya stala
sjotak ta kuxinel a.
Ja’ jtul Jtatik te la pas a’tel ta xkuxinel, ta yo’tan
a tojk te ja’ la skolta te mebaetike, melel ja jich jamal
sti’ a te xch’unel yo’tane. Sjoyinel sok smakliel ja joyob
ay ta jsol a sok, ja’nix jich tulan skolal, ta yo’tan a sok ta
spasel te a’telil ta xch’unel Kajwaltik. La yak’ jilel smuk’ul
o’tanil ta xchu’nel te kuxul te Kajwaltike, te k’ax k’uxotik
ta yo’tan te Jesuse. Ta yo’tan a tojk a te xch’unel
Kajwaltik ja’ swenta jkoleltik ja’ yu’un ja’ jich la spas te
ya’tel te alwaneje. Ta ya’tel a laj sk’ojal te bit’il te ch’ul
nae chaox kaj to te ba k’alal ya xk’o spas a te ya’tel ta
stojol te jkuxineletik ta lum.
Gus ja’ a, ja’ sok ja’nixan jtul mayuk mach’a jich
a, te bi stalele mayuk mach’a ya xju ya xpajot. Joyob
ya xjul ta ko’tantik sok ya jna’tik, ja’a te jtul lekil Jtatik.
Ya’tikin to meba al nich’anotik, jaxan joyob ya xkuxin
[31]
ta jol, ko’tantik sok jkuxlejaltik. Ja’a te jtul lekil jkuxinel,
jtul lekil jtatik ja’nix jich jtul lekil p’ijteswane yu’un kuxinel.
Te k’alal kuxul a-e ja ya stso’botik a, te ya xju’ ya
snak’otik a, te yoyal sok xpechechul jkuxlejaltik sok xan,
te k’alal ch’ayemix ta kinale ja’ toxan. Ja’a te jpas tuyin
te, te la stsob lekil wachiletik te ben ta yantik lumetik.
Te ochotik jpisiltik a te ta smuk’ul nuxibal te’: te
jalatatiletik yu’un bitil la stsak ya’tel, jbeomaletik, bats’il
jkuxineletik, te yuts’ yalal, sjotak, jnopunetik ta
universidad, Jtatik Alwanejetik, jmetik Alwanejetik sok
yantiktoxan jkuxineletik a. Jpisiltik ki’ch’obetik jmajk’uk
te smuk’ul xchaplejal te ja’ sbil Gustavo. Ta jtulutultik
kich’otik te bitik la jkuxintatik soke. Ja’nax kaktik junuk
slokomba k’op te smuk’ul ya’tele, kajtaltaetik 100 ta tul
jnopjunetik ta universidad, te li lijkemik ta jlumatltik sok
ta yantik lumetik te la skoltayotik, la xpix spotsotik sok la
yak kiptik ta jnopun, ay to wan xan yantik a te maba la
jna’betik sbaike, te ya’tel te Jtatik Gustavo k’ax muk’,
te’ jil yejtal xkuxlejal ta koliltik sok ta sch’unel Kajwaltikl.
La sk’anbe te sme’ te yakuk xk’elanot ta stojol
Kajwaltik, jaxan te binti la yich’ k’elanele k’ax muk’
toxan a, melel te Kajwaltike la sk’elambetik te xkuxlejal
ta jpisiltik. Ja’ jich lek la stsak sba yox chajpal te binti xi
a a’teje.
Te k’alal kuxulto a-e ja te’ ya jtsob jbajtik a, ja’
koyaltik, sok te bit’il ch’ayemix ta k’inale ja’toxan, ya to
stsobotik yu’un li’ to kuxul ta jtojoltik, ta ko’tantik sok ta
snojpil ku’untik. Nopol xk’axix cheb ja’wil te bajt ta
jtojoltike, te k’ale yakal kaxel jauk me to, mayuk ya
xtup’ te snaojibale. Mato xk’ot ta ko’tantik te mayuk
li’ayix ta kolilaltike soknix tulan to ta ch’unel te ma bin
k’alil ya kiltikix a-e. Ma bi k’alil ya xtup te yejtal te la
yakbetik jilel ta jkuxlejtik ta stulutul. Te’ me kuxul ta
[32]
sbajtel k’inal te in yipal k’al kuxulotike. Bayel kutsilaltik
yu’un te la jnabetik sbae. Ya kak’betik wokol yu’un ta
sbajtel k’inal yu’un te kuxlejale la yakbetik joyintik ta
kuxinel jtul xnich’an Kajwaltik te k’ax tujbil sok lekil Jtatik.
Lom k’ux ya kaytik te bajtixe sok k’ux te mayuk
liayixe. Ya jna’tik sok ya xjul ta ko’tantik ta bayel. Ya
xtun ku’untik. Ya’tikin to ya yaybeyix yutsil te xku’xul
yo’tan te Kajwaltike, te mach’a la yakbe te xkuxlejal
sok te ya’tele. Stojol te ya xkux yo’otane, tulan a a’tej,
sok la yak ta ilel te sk’op te Kajwaltike ja’ te ay a te
jkuxlejaltik sok nix te Kajwaltike ja kuxul k’uxul o’tanil.
Ya’tikin to ya xkux yo’tan yu’un te bit’il kuxul a-e la
yaksba sok a’tej ta stojol te Kajwaltik te ja’ la xch’un sok
ja’ te’ slokta a te bitik la spas sok sbujts yo’tan. Ja’a sok
ja’nix ta sbajtel k’inal te Jtatik sok xchojak, te Tatik yu’un
jbeomaletik, te lekil jtatik yu’un jch’iomaletik, te Jtatik,
te Ueyi Tiopixcat, te Gkoltzin, te Tata yu’un te bats’il
jkuxineletik sok te Jtatik te ben ta xujkik te mebaetik te
la slebe xpoxil te swokolik.
Te bitik a pastajix te’ ayik jilel a, ja’uk me to, ay te
mach’atik yakalik to ta spasel te a’tele ¿bistuk sok bin
yu’un te ya jts’ibubetik te xkuxlejal Gus melel te
mach’atk la jnabetik sbae ka’yobetik jilel te ya’yejal te
bitil a kuxine? Ya yich’ pasel yu’un jich ya yich na’el jilel
a te jtul k’ax lekil jkuxinel ta xch’unel sk’op Kajwaltik ta
ch’ul na católica te ta swenta ya’tel, snojpil yu’un sok
te sbats’il ya’tel xchunel yo’tan la skolta te mach’atik
ku’x obol sbaik sok mebaetik, yu’un jich la yakbetik kiltik
jtebuk a te binti yilel te kuxinel ta stojol te Kajwaltik jich
bit’il la yak ta ilel jilel te Jesús ta Nazareth sok, yu’un jich
ya sk’an te yakuk ts’akliotok te yantik jtatik Alwanejetik
yu’un ch’ul na yu’un Kajwaltik, bats’il jkuxineletik,
Alwanejetik, joch jkuxineletik, ch’iomaletik, alaletik,
[33]
mach’atik te ya skolta slumalik soknix ta spisil te
jkuxineletik te ya sk’an ya spasik a’tel ta swenta lekil
kuxlejal ta komon ta jun balumilal te banti ja bayelix te
ma kich’ jbajtik ta muk’e, te stulutul ayotik sok te ya jpas
te schopolil sk’anel ko’tantik. Gustavo mayuk ja’nanix
jich a yijk’ita te ch’ul nae, maba ja’nanix jich a yijk’ita
te jkuxineletike. Te sbeel li ta balumilale ma ba altik sok
maba jich nax.
Ya kalbetik wokol yu’un te bujts’an nax sok t’ujbil
nax a’yej a k’ax ku’untik sok ta stulutul te mach’atik la
jak’tik ta k’op: yuts’ yalal, sjo’tak, Jtatik Alwanejetik sok
jchol k’opetik, manchuk a’ yak’ sk’abik sok te bitik
snopojik jilel ta xkuxinelik ma xju’ ku’untik sts’aklael te
batik ay jilel ta smajk’amajk’ te xkuxlejal Gus, te binti ya
xchikna li’ ta sba kajal te a’tel stsi’buel te kuxlejale.
Ta swenta te sba kajal te sts’ibuel te xkuxlejal
Jtatik Gus, la yich’ jak’el ta k’op sok ja’ niwan lektoxan
a, a’yanotik sok oxeb xcha’winik ta tul jkuxineletik. Ta
stulutul a a’yanotik sok, jamal sok ta k’alal yisim te
a’yeje, ja’nix jich la yich pasel cha’ tsojp jkuxineletik te
banti ja’ te a enik a te Grupo yu’un Estudiantes
Universitarios (GEU). Cheb te jak’el ta k’op la yich pasel
ta Zoom. Ja’ in sts’ibuel kuxlejali ja’ jun muk’ul snaojibal
te ya sts’akaj 50 ya’wilal te och ta Jtatik Alwanej yu’un
Kajwaltik te Gustavo, te ja’ ya sts’akaj ja’in 06 yu’un
yuilal mayo ya’wilal 2023. Ta jch’oj laj to yal jilel te la
smulan spasel te jichuke muk’ul k’in yu’un ja’in mailibil
k’al in to sok te stojolil a ta swentail spisil te a’telil la spas
ta sbil Kajwaltik, jkuxineletik sok te ya’tel ta sk’op te
Kajwaltik.
Talik ta ch’ulna yantik Jtatik Alwanejetik yu’un
Kajwaltik te lijkik tal ta yantik lum yu’un ya sk’an yilbeik
a te ya’tel te Jtatik Gus, mayuk jtuluk a kujch yu’un te
[34]
yip te bixi ya x-atej a-e, te mach’atik ch’iometik to a-e,
ja’ sbabial la sk’an a xkuxik. Te sbeel xkuxlejal te
Gustavo k’ax muk’ ja’nix jich te bit’il te sts’ibuyel te
xkuxlejale. Te a bi, te ya’yejal te xkuxlejale sok te ya’tele
la yich’ spasel ta ch’a majk’. Te sbabiale, te’ ya yich
cholel a te binti yilel a te yok sk’abe sok te binti la stalel
a te Jtatike sok, ya yich’ cholel te’ a te bixi a lijk ta
p’ijtesel swenta ya x-och ta Jtatik Alwanej yu’un
Kajwaltik a ja to te bit’il la sta te ya’tele. Te ta xcha’
majk’ale, ja’ te ya ya x-och a te batik te la yich tikunel
sok batik ch’ulna te batik a enej te Jtatike, ja’nix jich, li’
ya x-en te binti xi snojpil yu’un a-e sok te muk’ sok
ajtalten te a’telil te la spas te bit’il J-Alwanej a-e ta
skaja kaj te xkuxlejale. Ja’ i li’in to ya kaktik ta ilel te sba
majk’ale, ja’ te ochemik a te ju jun kaj te ya kaltiktal:
jun, yochibal yayejal xkuxlej; cheb, te Jtatik jbeomal;
oxeb, swe’el sok xchameletik te taot; chaneb, jtul
jkuxinel te sjoyine te yantik jkuxineletik; jo’eb, li’in to
ja’tonax ya xlijk a te ya’yejal xkuxlej; wakeb, te xkuxinel
ta Atlixco, “ta xch’en te te’tikil ts’i”; jukeb, te xkuxinel ta
xch’inil te jtajimal Gus; waxakeb, te p’ijtesel: te slijkibal
swenta ya xk’o sta Alwanejil; waxakeb a, te p’ijtesel
yu’un snopojibal kuxinel sok snopojibal swenta
Kajwaltik; waxakeb b, Grupo yu’un Estudiantes
Universitarios (GEU); baluneb, ja’nax yu’un te Kajwaltik
la sk’an te Jtatik Alwanejuk ya xk’oon yu’une.
Traducción en Lengua Tseltal
Miguel López Girón1

Tenejapa, Chiapas, 20 de abril del 2023


1
Miguel López Girón, Licenciado en Ciencias Políticas, fue un joven estudiante
universitario que vivió en la casa parroquial con Gustavo, de origen tzeltal del
estado de Chiapas. Estudió en la Universidad Iberoamericana-Puebla.
[35]
[36]
UNO

ENTRAR EN LA HISTORIA

Aquí se cuenta la vida y obra de un hombre, un


sacerdote, un amigo, un hermano, un tío, un
compañero que solía despertarse muy temprano para
hacer oración, escuchar la radio, leer revistas, deborar
libros, examinar periódicos, revisar Facebook, entre
otros que lo pusieran al día de todo lo que acontecía
en su estado natal, en el país y en el mundo; hacer -de
vez en cuando- un poco de ejercicio en su
caminadora (en la Parroquia de La Asunción) y, estar
listo para la misa de siete de la mañana que celebraba
todos los días.
Un ser paternal, noble, inteligente, crítico,
humano, brillante, inquieto, cuestionador, abierto,
desprendido de lo material, despreocupado por el
futuro y apasionado por vivir el aquí y el ahora, el que
vivió para servir, y un ser que acompañaba,
escuchaba y abrazaba con el corazón y el alma.
Era un hombre alto y fornido que le gustaba
utilizar una boina color negra, a la que alrededor le
colocó una gran cantidad de pines metálicos de
diversos tipos, colores y lugares que varios amigos le
obsequiaron. Boina que le encantaba. Cuando entró
al Seminario y durante su adolescencia creció tanto,

[37]
cada mes iba a la enfermería a medirse para darse
cuenta que crecía un centímetro por mes.

Gus con su boina negra y unos cuantos pines, con los años, la cantidad era tal
que hacían pesada su boina. A su lado, sus sobrinas Ruth (izquierda) y Dulce
(derecha).
Fuente: Archivo fotográfico familia Rodríguez Zárate.

En la época hippy le gustaba estar en “onda” y


a la moda de la década de los 70´s, vestía pantalones
holgados lisos o de cuadros de colores y, de mezclilla,
así como camisas de manga larga y de cuadros.
Usaba lentes circulares gruesos -casi de fondo de
botella-, aunque estos, no por moda, sino por
necesidad, ya que desde pequeño empezó a
utilizarlos, pero quedaban bien y hacían juego con la
ropa y la moda de la época.
Por su forma de vestir, dentro de los mismos
jóvenes de su edad que lo conocieron, hubo quienes
creyeron que no se ordenaría.
Siempre andaba ahí, hippie.
[38]
Ay Gus, a mí se me hace que tú no vas a
llegar a ser sacerdote.
Ya verá usted que sí, ya verá, la voy a
invitar [a mi ordenación]. Tenía bien claro que
sí iba a ser [sacerdote] (R. Pérez,
comunicación personal, 1 de febrero de 2023).

En alguna parte de la sierra norte.


Fuente: anónimo.

[39]
Usaba camisas de manta artesanales de manga
corta o larga, tejidas o bordadas, de la sierra poblana
o del estado de Chiapas, así como guayaberas,
aunque le gustaba presumir mucho las primeras, pues
los artesanos que las elaboraban eran generalmente
indígenas, aquellos por los que apostó y trabajó.

En su viaje a Santander, norte de España, 2008.


Fuente: fotografía tomada de la cuenta de Facebook de Gustavo Rodríguez
Zárate.

Un hombre que se sentía cómodo utilizando


huaraches de cuero porque sabía que de esa manera
se identificaba con los pueblos indígenas. Los morrales
de lana también fueron parte de su personalidad, esto
lo caracterizaron por muchísimos años y por lo que
sería famoso, tuvo muchos de ellos de diversos colores,
tamaños y diseños y, siempre llevaba uno con él a
todas partes a las que iba, en donde como él mismo

[40]
escribió en el libro Desde el Morral. Apuntes de Pastoral
Popular (1994, p. 2):

El morral puede ser de estambre, manta o


cuero: siempre pegado al cuerpo, al
mismo ritmo de los pasos.
Recoge lo que se necesita para el
camino, el tequio, la faena, pero también
reparte la semilla, sólo lleva lo necesario,
siempre lo indispensable, lo que puede ser
útil.

Los huaraches de cuero y el morral fueron


inseparables desde que era seminarista hasta el resto
de su vida. Todo el mundo lo identificaba por esos dos
elementos. En la memoria de sus amigos, familia,
sacerdotes, religiosas, jóvenes y conocidos está la
imagen de Gustavo cargando un morral o usando
huaraches. Imagen indeleble que permanecerá en la
historia.
Pero, mientras muchos se quedarán con esa
imagen, quienes estábamos bajo el mismo techo con
él nos quedaremos con una imagen más, con aquella
de cuando lo veíamos vestir no tan bien. En una
ocasión usó un pans muy viejo, al que ya no le servía el
resorte. Para él, eso era peccata minuta. Continuó
dándole utilidad y se las ingenió para ello. Para que no
se le bajara o cayera, lo sujetaba con un cinturón. Era
gracioso verlo vestido así porque en la parte de la
cintura el pans le quedaba fruncido. Usaba esa ropa
porque le agradaba, no porque no tuviese nada que
ponerse. Tenía mucha ropa, nunca le faltó. Lo
imprescindible de esto, es que no le importaba ni
necesitaba impresionar a nadie con su forma de vestir.
Lo valioso era la persona que estaba dentro de ese
pans viejo y roído.
[41]
Gus en uno de sus Aniversarios Sacerdotales en la Parroquia de Nuestra Señora
de la Asunción. Ese día alguno de sus amigos le obsequió su caricatura, a su
imagen y semejanza. Él estuvo muy contento.
Fuente: Fotografía tomada de la cuenta de Facebook de Gustavo Rodríguez
Zárate.

Más tarde, esta forma de vestir, incluyendo los


huaraches, se quedarían atrás cuando empezó a
trabajar al lado de Mons. Víctor Sánchez Espinosa,
cuando éste fue nombrado en 2004 arzobispo de la
Diócesis de Puebla. A partir de entonces, Gus debió
comenzar a vestir de manera diferente a lo
acostumbrado por años, esto es, de modo formal que
consistía en pantalón de vestir y camisas negras bien
planchadas, alza cuello y zapatos negros bien
boleados. Había transformado un poco su forma de
vestir, pero nunca su forma de ser. Conservó su morral,
al que jamás dejó ni cambió.

[42]
Si bien había modificado un tanto su vestuario,
interiormente seguía siendo el mismo. Aun así, eso no
le quitaba que se le viera como todo un dandy.
Cualquiera que lo conoció usando pantalón de
mezclilla, playeras y/o camisas artesanales y
huaraches, le era difícil creer que era Gustavo. Muchos
expresaban ¡ese no es Gus! De todas formas, sabíamos
conscientemente, que lo quisiese o no, debía ser
institucional, se trataba de otros tiempos y otros
contextos. Lo esencial y más importante, es que eso no
lo alejó de sus ideales, filosofía de vida, de su gente ni
de sus proyectos. ¡El hábito no hace al monje!

Fuente: Fotografías tomadas de la cuenta de Facebook de Gustavo Rodríguez


Zárate.

Disfrutaba bastante escuchar música de lucha o


crítica social, anarquismo, sátira, paz, amor y libertad,
así como trova, rancheras, pop, románticas, boleros,
jazz, tradicional, son cubano, soul, rock and roll,
marimba y música folclórica. La música tuvo una
influencia insoslayable en su ser y quehacer, mucho
[43]
más que los libros, la letra cantada fue la que hizo que
se interesara por la lectura, aquella que hablara de la
realidad cruda que vivía su Latinoamérica.
Entre algunos de los cantantes, músicos, grupos
musicales y canciones que escuchaba estaban: el
grupo musical nicaragüense Guardabarranco y el
grupo portugués Madredeus. Ruth Solano, mencionó:
hay un disco que me gustaba mucho, se llamaba
Guardabarranco, es una pareja de nicaragüenses.
Cuando él [Gus] llegaba ponía esa música y, la del
grupo musical Madredeus, una cantante portuguesa.

Fuente: imagen tomada de You Tube Music.

Atahualpa Yupanqui y sus canciones Milonga


del solitario, El Arriero y Los ejes de mi carreta;
Mercedes Sosa y sus canciones Alfonsina y el Mar, Sólo
le pido a Dios y, Gracias a la vida; Facundo Cabral y su
canción No soy de aquí, ni soy de allá; Silvio Rodríguez
con sus canciones Por el boulevard de los sueños rotos,
Ojalá y Mi unicornio azul; Joaquín Sabina con 19 días y
500 noches y Nos dieron las diez; Joan Manuel Serrat
con sus canciones Caminante no hay camino y
[44]
Penélope; Oscar Chávez con Macondo y Por ti; Los
Folkloristas con Tierra Mestiza, Misa criolla, El cóndor
pasa y el Xochipitzahuatl. Cuando escuchaba esta
última canción su corazón se encendía y sus pies
bailaban con gran deleite. Era sin duda una de sus
favoritas.

Fuente: imagen tomada de Warner Music Portugal.

GRACIAS A LA VIDA

Gracias a la vida que me ha dado tanto


Me dio dos luceros, que cuando los abro
Perfecto distingo lo negro del blanco
Y en el alto cielo su fondo estrellado
Y en las multitudes el hombre que yo amo

Gracias a la vida que me ha dado tanto


Me ha dado el oído que en todo su ancho
Graba noche y día, grillos y canarios
Martillos, turbinas, ladridos, chubascos,
Y la voz tan tierna de mi bien amado
[45]
Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me ha dado el sonido y el abecedario
Con él las palabras que pienso y declaro
Madre, amigo, hermano, y luz alumbrando
La ruta del alma del que estoy amando

Gracias a la vida que me ha dado tanto


Me ha dado la marcha de mis pies cansados
Con ellos anduve ciudades y charcos
Playas y desiertos, montañas y llanos
Y la casa tuya, tu calle y tu patio

Gracias a la vida que me ha dado tanto


Me dio el corazón que agita su marco
Cuando miro el fruto del cerebro humano
Cuando miro al bueno tan lejos del malo
Cuando miro al fondo de tus ojos claros

Gracias a la vida que me ha dado tanto


Me ha dado la risa y me ha dado el llanto
Así yo distingo dicha de quebranto
Los dos materiales que forman mi canto
Y el canto de ustedes que es el mí mismo canto
Y el canto de todos que es mi propio canto
Gracias a la vida

Autor: Violeta Parra


Artista: Mercedes Sosa

[46]
Fuente: fotografía tomada de la cuenta de Facebook de Gustavo Rodríguez
Zárate.

Pablo Milanés con Cuánto gané, cuánto perdí,


Ojalá, El breve espacio en que no está, Coincidir, Yo
no te pido y, Yolanda; Carlos Mejía Godoy & Los de
Palacagüina y su canción Cristo de Palacagüina y,
[47]
Credo; Cuco Sánchez, con Arrieros somos; Víctor
Heredia con Razón de vivir; Nat King Cole; la
agrupación musical cubana Buena Vista Social Club y
su canción Chan Chan; Fernando Delgadillo con su
canción Sin tu latido; Vikki Carr; Eugenia León; Tania
Libertad; Susana Harp y Lila Downs, entre otros.

Gus, en la Universidad Iberoamericana Puebla, en una de las tantas veces que


la visitaba o era invitado.
Fuente: Cuapa, A. (2021). Fallece Gustavo Rodríguez Zárate, sacerdote
protector de migrantes en Puebla. Diario El Popular.mx Periodismo con causa.
Puebla.

Fernando Cuellar refiere que, cuando Gus


escuchaba la canción Cristo de Palacagüina, entraba
en un estado de éxtasis, en la que bailaba al ritmo de
la música y danzaba al tenor de la letra.

CANCIÓN CRISTO DE PALACAGÜINA


En el cerro de La Iguana
montaña adentro de las Segovias
se vio un refulgor extraño

[48]
como una aurora de medianoche,
los maizales se prendieron
los quiebra plata se estremecieron
llovió luz por Moyogalpa
por Telpaneca y por Chichigalpa

Cristo ya nació en Palacagüina


de Chepe Pavón Pavón y una tal María
Ella va a planchar muy humildemente
la ropa que goza la mujer hermosa
del terrateniente

Las gentes para mirarlo


se rejuntaron en un molote
el indio Joaquín le trajo
quesillo en trenza de Nagarote
En vez de oro, incienso y mirra
le regalaron según yo supe
cajetitas de Diriomo
y hasta buñuelos de Guadalupe

Cristo ya nació en Palacagüina


de Chepe Pavón Pavón y una tal María.
Ella va a planchar muy humildemente
la ropa que goza la mujer hermosa
del terrateniente

José el pobre jornalero,


se mecatella todito el día
lo tiene con reumatismo
el tequio de la carpintería
María sueña que el hijo
igual que el tata sea carpintero
pero el cipotillo piensa
mañana quiero ser guerrillero

[49]
Cristo ya nació en Palacagüina
de Chepe Pavón Pavón y una tal María
Ella va a planchar muy humildemente
la ropa que goza la mujer hermosa
del terrateniente

Cristo ya nació en Palacagüina


de Chepe Pavón Pavón y una tal María
Ella va a planchar muy humildemente
la ropa que goza la mujer hermosa
del terrateniente
la ropa que goza la mujer hermosa
del terrateniente
del terrateniente, del terrateniente

Autores: Carlos Mejía Godoy & Los Palacagüina

Cuando era seminarista escuchaba canciones


de Daniel Viglietti, un exponente del canto popular
uruguayo, su canción Cruz de luz. En el libro Caminar
juntos, con los pobres (2019, p. 44) Gus dijo: eso fue lo
que me empezó a influir, las canciones más que los
libros, fueron los temas cantados; Óscar Chávez y José
de Molina2 fueron el tipo de discografía de esa época
que a mí me llegó primero en casetes y me hizo
empezar a leer, yo no leía el periódico y empecé a leer

2
José de Molina, fue un cantautor mexicano que a través de sus canciones
mostraba su protesta de tendencia guerrillera. Sus canciones refieren la vida
de sacerdotes guerrilleros, de quienes aprecia el trabajo revolucionario que
realizaron en América Latina, pues si bien consideraba que la iglesia católica no
era revolucionaria, sí de ella surgieron varios curas revolucionarios. Algunas de
sus canciones son: Corrido a Rubén Jaramillo (1971); Lamento Coprero (1971);
Cura Guerrillero (1972); ¿quién es el que anda por ahí? (1972); canto por
Genaro Vázquez (1972); corrido a Lucio Cabañas (1980); Levántate campesino
(1981); corrido al EZLN (1995), entre otras.
[50]
el Excélsior, a interesarme qué estaba pasando en
América Latina.
Al principio no toda la música era de su agrado.
La que le gustaba era por la crítica social que la letra
contenía. La música que empezó a interesarle después
fue porque, en sus letras, si no reflejaban una crítica
social en sí, sí describían y representaban fenómenos
sociales que involucraban a personas, grupos o
sectores sociales en situaciones de vulnerabilidad. Así,
comenzó a apreciar la música norteña, lo que con sus
propias palabras manifestó, a mí no me gustaba la
música norteña, hasta que empecé a escuchar las
historias de los jóvenes “mojados” o trabajadores
ilegales que añoraban su pueblo y que se veían
retratados en ese canto (Rodríguez, 1994, p. 11).

Fuente: Imagen de Daniel Fuente: Imagen José de Molina


Viglietti tomada de YouTube. tomada de la Revista Marvin.

Fue un hombre a quien no sólo le gustaba


escuchar música, también disfrutaba bailarla, de esto
su sobrina Dulce Solano contó: en la casa de mi abuela
había muchos álbumes familiares, hay una foto donde
estamos mi tío Gustavo y yo bailando, yo tenía 6 o 7
años, a mi tío le encantaba [bailar] […] me acuerdo

[51]
mucho de mi tío porque para mí era una persona muy
alegre.
Nadie pudo imitar su pasito tan característico y
único que hacía al son de la música que le tocaran. Lo
gracioso, es que no importaba el ritmo o el género de
la música que bailaba, su pasito siempre era el mismo.
Era muy bailador, el Padre Mario Ordiano (Diócesis de
Tehuacán, Pue.), recordó que por lo mucho que le
gustaba bailar, también lo conocían como el cumbias.
Lo bailador seguramente lo heredó de su padre, don
Chuchito, a quien cuando era muy joven también le
gustaba bailar.

Gustavo bailando con mucha enjundia y alegría al son del mariachi. ¡Su mero
mole!
Fuente: Ramírez, V. A. (2021). Se ha ido Gustavo Rodríguez Zárate, el defensor
de los migrantes. Diario ContraRéplica. Periodismo de investigación. Puebla.

Además de escuchar música en sus tocadiscos


o grabadoras y, bailarla, le encantaba ir a ver a sus
[52]
artistas favoritos a sus conciertos para disfrutarlos en
vivo y en directo. Una de esas ocasiones se presentó
en 2006, el día que Lila Downs dio un concierto en el
zócalo de la ciudad de Puebla. Tuvimos la fortuna de
acompañarlo Alejandro Lázaro y quien escribe,
quienes vivíamos con él en la casa parroquial, ya que
aún éramos estudiantes universitarios. Fue un muy
grato momento que disfrutamos los tres juntos.
Fue un hombre alegre, pero también muy serio
en su quehacer y, cuando el momento lo requería,
bromista y gracioso. Rosalba Pérez lo describió muy
bien: Me encantaba andar con Gus porque tenía un
carácter bien bonito, era muy alegre, muy simpático,
muy gracioso, me encantaba andar con él porque
hacía obras [de caridad] bien buenas, yo me
admiraba de ver cómo convertía a la gente [le decía]
¿tienes magia o qué? ¿cómo le hiciste?
Otra de sus pasiones era la fotografía, al lugar
que iba, su cámara fotográfica iba con él. Le
fascinaba capturar momentos, personas, lugares,
naturaleza o paisajes que se convertían en únicos e
inolvidables. Retrató a amigos y familiares, eventos
religiosos, sociales, culturales y académicos en los que
participaba gustosamente e, indudablemente, sus
viajes al extranjero. Por años, logró crear una colección
inmensa de miles de fotografías que organizó en una
gran cantidad de álbumes, lo que convirtió en un
acervo fotográfico rico en historia y experiencias que
vivió y compartió.
Hubo días en que no salía a ningún lado, disponía
de todo el tiempo para dedicarse a organizar los
cientos de fotografías impresas acumuladas que ya
tenía. Un par de días o una semana antes, llegaba a la
casa con 2 o 3 álbumes fotográficos nuevos para tal
fin. Todo el día se dedicaba a ello y se encerraba en
su cuarto, del que sólo salía a desayunar, comer y
[53]
cenar. Su cuarto, el pasillo y áreas comunes de la casa,
tanto de Momoxpan como de la Asunción, las
tapizaba con decenas de cuadros fotográficos,
haciendo que la casa se sintiera confortable y
acogedora. La fotografía era sin duda una de sus
grandes pasiones.

Fuente: Fotografía tomada de la cuenta de Facebook de Gustavo Rodríguez


Zárate.

Para su 38 (2011) y 40 (2013) Aniversario Sacerdotal


se tomó el tiempo de escoger, dentro de ese mundo
de fotografías, las más representativas para
presentarlas en dos videos (cd´s) que obsequió a cada
uno de los invitados que asistieron a festejar y a
celebrar con él esos muy trabajados y entregados
años de servicio sacerdotal. A través de esas
fotografías hizo un recorrido por su historia de vida,
desde que era bebé, adolescente, seminarista, hasta

[54]
sus andanzas por la Sierra Norte de Puebla y las
celebraciones de sus aniversarios sacerdotales o
cumpleaños. Las fotografías familiares y de amistad
ilustran lo mucho que fue querido y amado.

Carátula del CD de su 38 Aniversario Sacerdotal, 6 de mayo de 2011.


Fuente: Archivo personal Rosalinda Vázquez Arroyo.

[55]
Presentación del video de su 38 Aniversario Sacerdotal.
Fuente: Archivo personal Rosalinda Vázquez Arroyo.

Carátula del CD de su 40 Aniversario Sacerdotal, 6 de mayo de 2013.


Fuente: Archivo personal Rosalinda Vázquez Arroyo.

[56]
Todos los años había dos reuniones imperativas,
la celebración de su Aniversario Sacerdotal, el 6 de
mayo y, el festejo de su cumpleaños, el 7 de octubre.
Independientemente del día de la semana que
cayeran ambas fechas, la fiesta se adelantaba o
atrasaba para celebrarse los días domingos, días en
que la mayoría de amigos, familiares, conocidos y
feligresía disponían con mayor facilidad y, porque
desde ese día por la tarde iniciaba su día de descanso.
Ambos festejos empezaban con una celebración
eucarística a las 12:00 horas del día. Al terminar, se
abría la sesión fotográfica para el recuerdo.

Gus con su madre, doña Teresa Zárate y su hermano el padre Ricardo, en uno
de sus aniversarios sacerdotales.
Fuente: fotografía tomada de la cuenta de Facebook de Gustavo Rodríguez
Zárate.

Después comenzaba la convivencia, que


siempre fue “de traje”. Los invitados llevaban comida,
[57]
bebidas de todo tipo -unas artesanales y otras
fresonas-, botanas o postres para compartir y disfrutar
al festejado.

Fuente: fotografía tomada de la cuenta de Facebook de Gustavo Rodríguez


Zárate.

Gus fue una persona muy creativa y detallista.


Tanto en sus aniversarios sacerdotales como en sus
cumpleaños, acostumbraba a obsequiar fotografías,
gorras, llaveros, videos, entre otros, como lo hizo en su
aniversario 38, 40 y 43 cuando regaló los cd´s.
En su 43 aniversario sacerdotal, en 2016, regaló
gorras de color rosa y azul con el número 43 grabado
en el frente, aprovechó el momento y la forma para
recordar a los 43 estudiantes de la Escuela Normal
Rural de Ayotzinapa desaparecidos en 2014 en Iguala,
Guerrero. Gesto para nada menor, en el que recalcó
su solidaridad con el caso Iguala, por un lado, y por
otro, fue una manera de repudiar los crímenes de
[58]
Estado cometidos en contra de grupos o sectores
sociales vulnerables de las que han sido víctimas a lo
largo de la historia y a los que él siempre defendía.

Gus presumiendo la gorra de sus 45 años de sacerdote.


Fuente: fotografía tomada de la cuenta de Facebook de Gustavo Rodríguez
Zárate.
[59]
En su cumpleaños número 69 regaló llaveros con
una “fotografía” de él con el Papa Francisco. Se sabe
que nunca conoció personalmente al Papa Francisco.
Por tanto, la fotografía fue en realidad un fotomontaje,
técnicas fotográficas que le gustaba hacer
regularmente.

Fuente: Llavero que Gus regaló. Archivo personal Rosalinda Vázquez Arroyo.

[60]
Fue un personaje de un humor muy peculiar y
agradable, gustaba tomarse fotografías en lugares o
espacios con lemas o frases emblemáticas y
particulares. Al mismo tiempo, las usaba para enviar
mensajes con cierta carga simbólica. Encontraba
sentido positivo a todo lo que veía; hacía reflexionar a
las personas y contagiaba su buena vibra a cualquiera.
“Una fotografía vale más que mil palabras”.

Fuente: fotografía tomada de la cuenta de Facebook de Gustavo Rodríguez


Zárate.

Disfrutaba el aquí y el ahora, el presente para él


fue lo más importante. No se preocupaba por el
pasado ni por el futuro. Muchas veces los monstruos del
pasado nos detienen a disfrutar los momentos
maravillosos que nos presenta la vida. Depende de
cada uno sacar provecho del momento preciso en
que se está. El futuro a diferencia del pasado, que sí se
conoce, es incierto, nadie sabe qué sucederá hoy,
mañana o pasado. No debemos angustiarnos porque
nadie tiene comprada la vida, ni será eterno. Debe
vivirse la vida como si fuese el último día. Hay que saber
vivir, más que sobrevivir. Él, cuando cenabamos nos
[61]
hablaba de la trascendencia y la importancia de la
consciencia del ser y del quehacer.

Fuente: fotografía tomada de la cuenta de Facebook de Gustavo Rodríguez


Zárate.

[62]
Fuente: fotografía tomada de la cuenta de Facebook de Gustavo Rodríguez
Zárate.

Fuente: fotografía tomada de la cuenta de Facebook de Gustavo Rodríguez


Zárate.
[63]
En uno de los tantos viajes que hizo al hermoso pueblo de Cuetzalan.
Fuente: Fotografía tomada de la cuenta de Facebook de Gustavo Rodríguez
Zárate.

Más allá de su pasión y gusto por la música, los


conciertos y la fotografía, desde niño le agradaba
jugar ping-pong en la casa de sus papás. Su hermano,
el padre Ricardo Rodríguez Zárate, narró que, aunque
no se relacionaban mucho en ese tiempo, sí se veían

[64]
en vacaciones, momentos
que aprovechaban para Canción
Cruz de Luz
jugar torneos de ping-pong
en casa: Donde cayó Camilo
nació una cruz, pero
Jugábamos ping-pong no de madera sino
en la casa. No de luz
teníamos mesa de Lo mataron cuando
ping-pong, pero en la iba por un fusil.
mesa del comedor Camilo Torres muere
poníamos una red. para vivir

Cuentan que tras la


¡Mami vamos a bala se oyó una voz,
jugar! era Dios que gritaba:
me doblan bien el ¡Revolución!
mantel y cuando Revisar las sotanas
acaben arreglan todo mi general, que en la
sí mamá guerrilla cabe un
y ahí nos sacristán
poníamos a jugar ping- Lo clavaron con
pong. balas contra una
cruz, lo llamaron
Cuando estaba en el bandido como a
Jesús
Seminario, también le
encantaba jugar Y cuando ellos
basquetbol, futbol, cantar, bajaron por su fusil,
descubrieron que el
escribir poesía, hacer
pueblo tiene cien mil
programas de radio e ir al
cine. Jugar dentro del Cien mil Camilos
Seminario estaba bien. Ir al prontos a combatir,
Camilo Torres muere
cine no lo era tanto. Estaba para vivir
prohibido salir y mucho más,
escaparse. Su hermano dice
que sí se escapaba del Autor: Daniel
Seminario para ir al cine a ver Viglietti
alguna película.
[65]
Sí, se escapaba, sí, nos escapábamos.
Escaparse al cine era arriesgarse a una
llamada de atención porque las reglas
eran muy estrictas. “Nacidos para perder”,
esa fue la película que se veía en el cine.
Pero la emoción era regresar y que no te
cacharan, era la adrenalina. A Gus no sé
si lo cacharon, a mí sí me cacharon una
vez. Él se escapaba con Alejandro Morales
“el Burro”, el burro, pero era super
inteligente. En el Seminario si sabían que se
escapaba, pero no era propiamente una
escapada, era Pastoral de fin de semana
(R. Rodríguez, comunicación personal, 26
de febrero de 2023).

Gus y su hermano Ignacio en el seminario. Gus es el de blanco, el que utiliza


cota.
Fuente: Archivo fotográfico familia Rodríguez Zárate.

[66]
Jugando futbol. De derecha a izquierda, en la parte baja de la fotografía, Gus
es el primero que está de rodillas.
Fuente: Archivo fotográfico Gustavo Rodríguez Zárate.

Los juegos de mesa, igualmente, eran de su


agrado, entre ellos: la baraja -la que siempre andaba
jalando dentro de alguna de las bolsas de sus chalecos
por lo que la llevaba con él a todas partes-, “reyes a
las esquinas” y blackjack.
Visitaba museos, iba al teatro y veía por televisión
los mundiales de futbol. Como buen poblano, era
aficionado al Club Puebla.

CANCIÓN CREDO

Creo Señor, firmemente


Que de tu pródiga mente
Todo este mundo nació

[67]
Que de tu mano de artista
De pintor primitivista
La belleza floreció

Las estrellas y la Luna


Las casitas las lagunas
Los barquitos navegando
Sobre el río, rumbo al mar

Los inmensos cafetales


Los blancos algodonales
Y los bosques mutilados
Por el hacha criminal

Los inmensos cafetales


Los blancos algodonales
Y los bosques mutilados
Por el hacha criminal

Creo en vos, arquitecto, ingeniero


Artesano, carpintero, albañil y armador
Creo en vos, constructor del pensamiento
De la música y el viento, de la paz y del amor

Yo creo en vos Cristo Obrero


Luz de luz y verdadero unigénito de Dios
Que para salvar al mundo
En el vientre humilde y puro, de María se encarnó

Creo que fuiste golpeado con escarnio torturado


En la cruz martirizado, siendo Pilatos Pretor

El romano imperialista, puñetero y desalmado


Que, lavándose las manos, quiso borrar el error
El romano imperialista, puñetero y desalmado
Que, lavándose las manos, quiso borrar el error
[68]
Creo en vos, arquitecto, ingeniero
Artesano, carpintero, albañil y armador
Creo en vos, constructor del pensamiento
De la música y el viento, de la paz y del amor
Yo creo en vos compañero
Cristo humano, Cristo obrero
De la muerte vencedor

Con tu sacrificio inmenso


Engendraste al hombre nuevo
Para la liberación

Vos estás resucitando, en cada brazo que se alza


Para defender al pueblo del dominio explotador

Porque estás vivo en el rancho, en la fábrica, en la escuela


Creo en tu lucha sin tregua, creo en tu resurrección
Porque estás vivo en el rancho, en la fábrica, en la escuela
Creo en tu lucha sin tregua, creo en tu resurrección
Creo en vos, arquitecto, ingeniero
Artesano, carpintero, albañil y armador
Creo en vos, constructor del pensamiento
De la música y el viento, de la paz y del amor

Autor: Carlos Mejía Godoy & Los Palacagüina

Con todo y como todos, había cosas que no le


gustaban ni agradaban. Era inmune a las cosquillas -
algo muy extraño-; odiaba las alturas, era acrofóbico -
pese a eso, un día en Houston, Texas, tuvo el valor de
subir a un rascacielos en el que caminó sobre un piso
de cristal, desde el que veía todo hacia abajo a través
de sus pies y el piso. El acto habla por sí sólo, pese a los
miedos que se sientan o tengan, no debes detenerte
para realizar las cosas. Los miedos existen para
vencerlos no para que te venzan. Ese día Gus enfrentó
[69]
su miedo y se probó así mismo que era valiente, de lo
contrario, no hubiese disfrutado de una vista
espectacular al lado de sus amigos. Un gran ejemplo
de superación para todos.
Tampoco le gustaban las mascotas. Una vez,
cuando residíamos en la casa parroquial de Santiago
Momoxpan, un amigo me regaló una perrita de seis
meses de edad, cruza de french poodle y cocker. Al
contrario de él, a mí siempre me han encantado las
mascotas, en especial los perros. Fue un jueves y había
llovido. Al siguiente día debía ir a Cuetzalan, pues todos
los fines de semana viajaba porque allá trabajaba. En
el momento que Gus vio a mi perrita, dijo que no podía
quedarse y tampoco entrar a la casa. Así que -Musa-
tuvo que ir a parar a Cuetzalan, porque donde manda
capitán no gobiena marinero.
Durante todo el tiempo que vivimos con él en la
casa parroquial de Santiago Momoxpan y en la casa
parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, nunca
tuvo ningún tipo de mascotas, ni grandes ni pequeñas,
ni de pelo largo o corto, ni de aire, terrestres o de agua,
pero tampoco le eran indiferentes.
Por otra parte, Gus no era ninguna “palomita”, ni
parecía que no rompía ni un plato, era tremendo.
Cuando vivíamos en la casa parroquial de la Asunción,
tenía la manía de azotar las puertas siempre que
entraba o salía de la casa, lo hacía tan fuerte que los
ventanales se cimbraban y la puerta parecía que se
despegaría. Yo sólo decía ¡Guuss no azotes las puertas!
Al final de todo y tal vez sin darse cuenta y sin querer,
eso lo anunciaba cada vez que llegaba a casa.
Cuando escuchábamos azotar las puertas del patio de
abajo, indudablemente sabíamos que era él.

[70]
Evidentemente, en Cuetzalan, particularmente en el Museo regional ubicado
actualmente en la Casa de Cultura, llamada también “maquina grande”.
Fuente: Fotografía tomada de la cuenta de Facebook de Gustavo Rodríguez
Zárate.

Fuente: Archivo fotográfico Ignacio Rodríguez Zárate.

[71]
[72]
DOS

EL CURA VIAJERO

Otro de los aspectos que lo caracterizaron es que fue


un cura viajero. Viajó y paseó no sólo por todo su
estado natal, al que conocía como la palma de la
mano, también a Sudamérica, Estados Unidos, Europa
e Israel.
En el estado de Puebla conoció muchísimos
lugares. Desde que era seminarista recorrió a pie y
durante largas horas la sierra norte, la mixteca y la sierra
negra poblana. El Padre Ricardo contó:

A Gustavo le gustaba ir a visitar la sierra,


allá se llevó a mi hermana Teresa y al Palillo
[apodo de su hermano Jesús]. Un día se
llevó a don Víctor Sánchez [actual
arzobispo de Puebla] que era seminarista,
iba mucho más atrás, como cinco años
después de él. Y se perdieron en Chicontla
[Jopala, Pue], se metieron al monte de
Chila y se perdieron, y ya no aguantaban,
ya eran dos, tres de la mañana, y ya como
a las cinco llegaron a un lugar, dicen “hay
mucha neblina. Esperemos unos quince
minutos para ver si abre un poco más, yo
sospecho que estamos aquí en una
[73]
diagonal”, dice [Gus], esperamos como
quince minutos ahí. Y ya como la neblina
bajó, dijo Gus:
A ver, tú y tú se van, y caminen
despacio, si empiezan a ver que la vereda
empieza a bajar ahí se detienen y dejen
que pase la neblina, si vemos que baja [la
vereda], no es por ahí.
A ver tú y tú, váyanse por acá, si
caminan como quince o veinte minutos,
no se salgan, ahí van a llegar y se hace un
poquito más ancha la vereda que va para
Jopala.
¿Y tú?
Yo me quedo aquí a esperarlos
porque si les pasa algo, pues siempre tiene
que haber alguien, si a alguien le pasa
algo uno se queda y el otro viene para
acá para auxiliarlo. Yo me quedo con
fulano. Este es nuestro punto de encuentro
hasta encontrar el camino verdadero.
Y ya los de allá encontraron [la vereda] y
ahí vienen hechos la mocha, y gritaban,
hey, hey, vénganse, vénganse, ya abrió la
neblina y ya está allá abajo, se ve la
vereda hasta allá, muy abajo. “No pues
no, pues por ahí no es” dijo Gus.
Gustavo conocía esos lugares porque ya
antes había ido. Él conocía la Sierra de
Cuetzalan y de Cuetzalan a Huehuetlán.
Hacía los recorridos en las vacaciones del
Seminario, o sea que, en lugar de irse a su
casa, se iba, es más, se llevaba a mis
hermanos, al Palillo, a mi hermana Tere. A
Tere un día se la iba a llevar el río, pasaron
el río a caballo, y le dijo un señor a mi
[74]
hermana “apriétese usted bien aquí, no
tiene que jalar la montura, no, no, usted se
tiene que agarrar de la crin, de los pelos
del caballo, ahí se pesca, que se vaya la
bolsa esa, porque cuando el caballo
siente algo que le incomoda él sale”, pero
le dio miedo y dijo ¿qué hago?, “usted no
se suelte de la crin, esa es su salvación”.
Y sí de repente sintió como golpeaba el río
al caballo. Ya había oído [su hermana]
que había tener que apretarle las piernas
y las rodillas para agarrarse del caballo,
dijo “pues yo me agarré de la crin y ahí iba
yo bien agarrada de la crin. No, yo sentí
“hasta aquí llegué”.

A Gustavo le encantaba tanto la sierra que en


sus vacaciones optaba por irse hacia allá, como lo
expresó el Padre Ricardo y, como igualmente, lo
reafirmó su sobrina Dulce. A estas reuniones [familiares]
mi tío Gus no iba muy seguido porque era la época
donde él estaba en la sierra, en poblaciones muy
alejadas de acá, te estoy hablando de hace 40 años,
donde los caminos no eran los de hoy, irte a
Tlatlauquitepec o a Cuetzalan era mucho más tiempo.
A quien también llevaba a la sierra era al padre
Anastasio Hidalgo Miramón (Diócesis de Tehuacán,
Pue.), mejor conocido como el “Padre Tacho”, quienes
se conocieron cuando Gustavo era párroco de
Zacapala, el padre recordó así esa experiencia:

[…] luego de ir a la sierra, él me dijo: “oye


vamos aquí a conocer las parroquias de la
sierra norte”. A donde empecé a ir fue al
pueblo totonaco de Huehuetla, era una
hazaña ir a Huehuetla, había que llegar a
[75]
una parroquia, de ahí tomábamos la
combi para ir a la última que tomábamos,
si no tomábamos esa, ya no hay, era
Puebla-Zacapoaxtla y Zacapoaxtla-
Huehuetla […] ahí conocí también la
experiencia de la prepa abierta, en
donde mataron a esta luchadora,
Griselda Tirado de Derechos Humanos,
porque él me invitó y fui.
Después, ya nos alcanzaba él porque
prácticamente empezamos a trabajar en
lo que es el EAPI, el Enlace de Agentes de
Pastoral de Pueblos Indígenas, entonces
ahí llegaba y a veces llevaba al Obispo
[de Puebla]. Me acuerdo que en
Zapotitlán de Méndez estábamos un día
clausurando el encuentro y llegó el señor
Obispo y dice: “te traje al Obispo a Don
Víctor, quiere celebrar, denle chance que
celebre no”, “pues con gusto, claro, que
celebre”. Así fue que yo fui conociendo la
Pastoral Indígena y la Sierra Norte. Las
primeras entradas fueron con él.

Posteriormente, cuando fue Asesor de Pastoral


con Monseñor Víctor Sánchez Espinosa, realizó en
varias ocasiones visitas pastorales en las que recorrió
aquellos lugares que pertenecían a su Diócesis, los que
ya había recorrido varias veces y a los que
seguramente visitó más de una ocasión por diferentes
motivos o pretextos, que como mucho sabemos, le
encantaba viajar y pasear.
Algunos de los lugares que recorrió y trabajó en
el estado de Puebla fueron: Cuetzalan, Huehuetla,
Mazatepec (Tlatlauquitepec), Zacatlan, Ahuacatlán,
Jopala, Tlaltenango, San Lorenzo Almecatla
[76]
(Cuautlancingo), Tianguismanalco, Coatzingo, Villa
Juárez (Xicotepec de Juárez), Chietla, Atencingo
(Chietla), Izúcar de Matamoros, Chiautla de Tapia,
Ixcamilpa, Chila de la Sal, Tulcingo del Valle, Monte
Chila (Jopala), Petlalcingo, Zapotitlán Salinas,
Chiautzingo, San Gabriel Chilac, Huixcolotla,
Tehuacán, Tepeojuma, Tlaxcalancingo, Coronango,
Hueytlalpan, Cholula, Tehuitzingo, Tlahuapan,
Huauchinango, Atoyatempan, Ixcaquixtla,
Chignahuapan, Ixtacamaxtitlán, Olintla, Zapotitlán de
Méndez, Chalchicomula de Sesma, Tlatlichula,
Chichiquila, Chilchotla, Chicontla, Copala y
Zihuateutla. En Oaxaca a San Jorge Nuchita y en
Hidalgo a Huejutla. Entre muchos otros.

[77]
FUENTE: Elaboración propia en base a entrevistas realizadas a la familia
Rodríguez Zárate, sacerdotes, religiosas y amigos, así como en los libros de
Sevilla (2019) y Rodríguez (1994).

[78]
Fue la Sierra Norte de Puebla la que siempre lo
enamoró, las zonas indígenas lo atraían, como
describió Hugo Pacheco del Grupo de Estudiantes
Universitarios (GEU), para Gustavo la sierra norte de
Puebla era su nicho, su nido, su amor, fue lo que le
cautivó. Visitábamos Huehuetla, Copala, Bienvenido
[Hermenegildo Galeana], Chicontla [Jopala], Monte
Chila, etc.
Siempre quiso ser párroco de alguna parroquia
de la Sierra Norte, pero nunca fue enviado allá, dijo
entonces: siempre lo pedí y tengo tres nombramientos
escritos, pero me los cambiaron; fui designado a
Zacatlán, Cuetzalan e Ixtacamaxtitlán, y al otro día me
decían “acá hay problemas”, de otros Padres, no míos,
y tuve que ir a tapar problemas, a tapar agujeros,
entonces ya no me iba a la sierra […] a mí siempre me
han podido poner en cualquier ambiente, había más
disposición, sabían que yo no me iba a sentir mal
porque ya me habían dicho una cosa y al otro día me
decían lo contrario. Yo siempre he estado dispuesto,
con el mismo ideal al trabajo, en el ambiente rural o el
urbano (Sevilla, 2019, p. 97).
No sólo conocía su estado, también viajó por
varios estados del resto de la república mexicana,
principalmente, los estados del centro y sur, como
Chiapas, Veracruz, Tabasco, Tlaxcala, ciudad de
México, Oaxaca, Guerrero, Hidalgo, Tamaulipas,
Cuernavaca, Michoacán, Guanajuato, Jalisco y San
Luis Potosí, pero en realidad conocía prácticamente
todo el país.
Los viajes siempre tenían una finalidad social,
religiosa o cultural, y en poca medida turística o
comercial, lo que no significaba no darse el tiempo o
el espacio para conocer el lugar que visitaba. Sabía
combinar y organizar muy bien sus viajes de trabajo
con paseos turísticos y de relajación, de tal manera
[79]
que sacaba provecho a todo. Regularmente no se
hospedaba en hoteles, sino en casas de amigos que lo
recibían con gusto y cariño, o en su caso, le
proporcionaban las llaves de la casa o cabañas para
que llegara y se instalara con confianza y sin
inconvenientes. No era parte de su ser hospedarse en
hoteles, iría en contra de sus ideales y proyectos que
dirigía. A decir verdad, ni siquiera lo necesitaba. A
donde quiera que iba había una casa segura y amigos
que lo esperaban con las puertas abiertas. Cuando
salía no se preocupaba por no encontrar en donde
dormir.
Su sobrina Dulce Solano fue quien lo acompañó
a varios de sus viajes por México, Estados Unidos y
Europa. Es testigo fiel de estas experiencias viajeras que
vivió al lado de un sacerdote, pero, sobre todo, al lado
de su tío y amigo.

En una de sus tantas charlas que tuvo con su sobrina Dulce, julio de 2012.
Fuente: Fotografía tomada de la cuenta de Facebook de Gustavo Rodríguez
Zárate.
[80]
Cuando viajaba con mi tío era siempre
llegar a un lugar de alguien. Cuando lo
cambiaron a Momoxpan me empezó a
jalar y me dijo:

vamos un fin de semana a Morelia


ah pues vamos

Fui varias veces a Chiapas. Eran viajes en


los que no sólo era turistear, él iba a visitar
gente. En ese entonces estaba el
movimiento zapatista. Entonces era llegar
y sí, vamos a conocer San Cristóbal, pero
era un día, los demás eran “vamos a ir a
ver a fulanita, necesito platicar, y que no
sé qué”. Era ver la dinámica de la gente.
En uno de esos viajes conocí a Marcos
[Shilón]3, fuimos a su casa, conocimos a
toda su familia y también su dinámica, su
día, el campo, su mística, ese misticismo
de los lugareños, explicar sus costumbres.
Con mi tío fue conocer esas realidades
que de otra manera no hubiera sabido
sobre eso.
Yo hice un turismo, no el de “ay vamos a
conocer”, sí era Chiapas, San Cristóbal, el
centro y la catedral, pero era ir con la
persona a estos lugares que sólo los
lugareños conocían y que también eran
padres porque no eran los que
habitualmente se visitaban turísticamente.

3
Marcos Shilón fue uno de los primeros jóvenes estudiantes indígenas que
llegó a vivir a casa de Gus, cuando estaba en la parroquia de Santiago
Momoxpan. Es originario del municipio de San Juan Chamula, Chiapas. Estudió
la Licenciatura en Derecho en la Universidad Iberoamericana-Puebla.
[81]
Yo veía a mi tío que se movía igual en
cualquier ambiente, hicimos ese match mi
tío y yo. Ya después me decía “vamos a
viajar ahora a este lugar, tú paga tu
pasaje y ya lo demás yo lo invito”.

Gustavo, también viajó a los diversos estados


mexicanos de origen de los estudiantes universitarios
que vivían con él en la casa parroquial, para conocer
sus lugares de origen, sus casas y sus familias. Así,
recorrió varios municipios, pueblos y comunidades de
Puebla, Oaxaca y Chiapas, sin importar que tuviera
que viajar 3 horas o más, así como tampoco
transbordar más de una vez para llegar a su destino.
Una vez fue a Oaxaca a conocer la casa de unos de
sus estudiantes, dijo que había viajado cerca de 12
horas, tomado una camioneta de pasajeros y pagado
un taxi. Sólo estuvo un día. En ocasiones, viajaba más
tiempo que el que se quedaba, prácticamente sólo
pasaba la noche y al otro día regresaba a Puebla. Sus
viajes eran una especie de “visitas de doctor”. Otras
veces, sí se quedaba más de una noche. El tiempo de
estancia dependía de que tan ajetreada se
encontraba su agenda.
El tiempo que se quedaba no era primordial, lo
fundamental era cumplir su objetivo: interactuar y
conocer a las familias de los jóvenes que vivíamos con
él, desde sus orígenes para entenderlos y
acompañarlos de una mejor manera. Cada uno de los
jóvenes estudiantes universitarios que vivíamos con él,
teníamos formas diferentes de ser, hacer y pensar, y
estudiábamos carreras distintas en universidades
diferentes. Quizás para Gus no fue nada fácil lidiar con
jóvenes universitarios con caracteres diferentes, pero a
pesar de eso, era feliz con nosotros. La vida le dio la
experiencia suficiente para tolerar y aceptar a cada
[82]
uno de nosotros tal y como éramos. Todo se lo tomaba
con filosofía.
Al extranjero viajó a Sudamérica (Colombia),
Estados Unidos (Houston, Santa Mónica, Los Ángeles,
Chicago y Nueva York), Europa (Francia, Bélgica, Italia,
Suiza y España) y Medio Oriente (Israel). A Europa viajó
tres veces y a Medio Oriente una.
El país sudamericano en el que estuvo fue en
Colombia. En Bogotá tomó el Seminario de
Planificación Pastoral en la Pontificia Universidad
Javeriana, en donde se encontró con teólogos de la
liberación que sí le plantearon las líneas de las
diferencias de las teologías, la metodología y la
práctica que estaban llevando en los barrios de
Bogotá (Sevilla, 2019, p. 57). Este fue su primer viaje al
extranjero.
A Estados Unidos viajó particularmente a Houston
(Tx.), Santa Mónica y Los Ángeles (CA), Chicago (IL) y
Nueva York (N.Y.), por el recorrido de la Antorcha
Guadalupana y por contar con amigos mexicanos,
particularmente, zacapaltecos residentes en esas
ciudades que lo estimaban mucho. Al país vecino del
norte viajó muchas veces que perdimos la cuenta de
cuántas fueron.
Francia, Bélgica, Italia, Suiza y España fueron los
países europeos que visitó por cuestiones religiosas,
turísticas y, porque del mismo modo tenía amigos que
lo invitaban a visitarlos y lo esperaban con gusto.
A Francia fue en tres ocasiones, en la primera a
visitar a Leticia Zapata, una amiga mexicana muy
cercana, a conocer la experiencia de vida de una
familia campesina francesa y, por cuestiones turísticas.
En ese mismo tour conoció Bélgica.

[83]
Despedida de Tavo a Colombia.
Fuente: Archivo fotográfico familia
Rodríguez Zárate.

En la segunda, fue invitado a celebrar la boda


de una pareja de origen francés, y visitó a Beatriz
Chamorro Zacahua y a su esposo Sylvain Ringenbach.
Otra amiga mexicana cercana radicada en Francia.
Igualmente, aprovechó el viaje para visitar en Italia a
una amiga más y, de paso conocer un poco Suiza.
En la tercera, además de visitar nuevamente
Francia, recorrió parte de España, a la que invitó esta
vez no sólo a su sobrina Dulce, también a su hermano,
el Padre Ricardo.
Dulce lo acompañó a Francia tres veces y a
Italia, Suiza, Bélgica, Estados Unidos y España una vez.
El primer viaje a Francia fue en 2002, Dulce Solano al
respecto dijo:

[84]
[…] terminé la maestría y entonces me
dice mi tío:
Ya estuvo bueno, vámonos de viaje
Ah pues vámonos, a lo mejor vamos
al norte o ahí a ver qué otro lugar del país
No, vámonos a Europa
¿Europa?
Sí ¿no te gustaría conocer París?
No pues sí
Pues vámonos
Tío, pero acabo de salir de la
universidad
Tú no te preocupes, consigue lo del
pasaje y lo demás yo lo invito.

Sí, tenía trabajo, pero mi ingreso no era así


tan grande […] estoy hablando del 2002,
me lo dijo como por junio o julio, sí con
tiempo.

Para sostenerse en la universidad y en la


maestría, Dulce contó que tuvo que estudiar y trabajar
al mismo tiempo, trabajar y estudiar, no tenía vida
social […] para mí fueron siete años muy tensos. Su tío
Nacho y Gus la apoyaron; el primero, compartiéndole
información sobre plazas vacantes; Gus,
consiguiéndole un lugar en dónde hospedarse. Al
respecto expresó, mi tío siempre me apoyó y me cobijó
en ese aspecto […] siempre había ese lado generoso
de mi tío, siempre estaba apoyando a la persona que
pudiera y la familia no fue la excepción.
Gus sabía del trabajo arduo que había hecho su
sobrina para estudiar la licenciatura y la maestría. La
invitación para viajar a Francia era por sí sola
significativa. Los mensajes que Gus enviaba siempre
eran sublimes y, en el momento justo.
[85]
Dulce continuó: ese primer viaje que hicimos al
extranjero fue una experiencia, más allá de conocer
otro país. Para mi tío, también fue la primera vez que
salía de México a Europa, él ya había salido a Centro y
Sudamérica, pero en temas de trabajo y pastoral, fue
cuando ya se podía dar chances de despejarse un
poquito y descansar porque ya tenía cuestiones de
salud importantes, el tema del ácido úrico y lo de las
articulaciones […].
El primer viaje a Francia fue una vivencia
especial, remarcó el hecho de que a donde Gus iba
transformaba a las personas. Era como el rey griego
Midas. Pero cabe preguntarse ¿cuándo salía al exterior
de la república era diferente o era igual como cuando
viajaba por el interior del país? Dulce Solano respondió
con gran certeza que, era igual, no diferente y mucho
menos se comportaba o convertía en otra persona por
el hecho de conocer y pasear por tierras europeas. Esa
fue la autenticidad que mantuvo durante toda su vida,
lo que lo caracterizó y convirtió en la persona que
siempre fue, única, congruente y excepcional.

Era igual, cuando mencioné que nunca


llegamos a un hotel, es nunca, ni siquiera
en el extranjero, incluso a Europa fuimos
tres veces y la última, con mi tío Rico, o sea
invitó a mi tío Rico.
La primera vez que fuimos llegamos a casa
de Leticia [Leticia Zapata], en ese
entonces todavía vivía Alejandro [hijo de
Leticia] con ellos, con su esposo y Citlali
[hija de Leticia], hicimos recorridos por
París, ahí sí conocimos lo turístico, pero ahí
lo peculiar fue que los hijos del primer
matrimonio de Charles [esposo de Leticia]
ya eran grandes, tenían entre 15, 16 y 17
[86]
años, eran adolescentes y, nos
acompañaron a la Torre Eiffel y al
Sangrado Corazón de Montmartre
[Basílica], claro, Charles trabajaba y nos
acompañaba [también]. Leticia que en
ese entonces no tenía mucho que había
llegado a Francia y, en lo que conseguía
algún tipo de permiso para trabajar,
trabajaba con una comunidad latina, un
trabajo formal no tenía, entonces quienes
nos acompañaban a salir eran Leticia,
Alejandro y, en algún momento, los hijos
de Charles.
Pero cuando nos acompañaron estos
chicos […] es otra generación, fueron [al
paseo] por obligación de su papá, “si no
tienen nada que hacer mejor váyanse a
pasear con las visitas” […] a fin de cuentas
hasta disfrutaron el paseo porque incluso
el chico, eran un hombre y una mujer,
terminaron maravillados porque no
paseaban en su propia ciudad […], estos
chamaquitos, casi adultos, jóvenes, en su
vida habían salido […] quedaron
maravillados por cómo era Gus, de
verdad, Gus era igualito, estaba
maravillado […] para los dos era un sueño
hecho realidad. Me acuerdo perfecto
que cuando estábamos enfrente de Notre
Dame casi lloramos los dos de alegría y
decir “no lo puedo creer y compartirlo tú y
yo juntos”. Eso maravillaba mucho a mi tío,
que pudiéramos compartir esas
experiencias (D. Solano, comunicación
personal, 25 de febrero de 2023).

[87]
Como siempre veíamos y decíamos, Gus era
famoso en todas partes, no sólo en su estado, en
México o Estados Unidos, también en Europa. A
cualquier parte que iba siempre se encontraba a
alguien que lo conocía. Eso demostraba la gran red de
amistad y conocidos tan amplia que había tejido
durante muchos años. Él hacía que el mundo
pareciera pequeño. En efecto, Dulce Solano continuó:

Nos encontramos, digo, mi tío, porque


estaba con él, a una familia conocida de
Puebla, andaban turisteando. Como dice
la canción “tantos mundos, tanto espacio
y coincidir” [lo vieron y se acercaron] “no
manches Gus ¿qué haces por acá?”,
dices, eso hace en México, pero estamos
en París, y parece que mi tío está en
Puebla. Mi tío se comportaba
exactamente igual [sin importar en qué
parte del mundo estuviera].
[antes de irse a Francia] mi tío me
preguntó “vamos a ir a París, pero ¿tú
quieres conocer algo más?”, yo le dije, he
oído hablar de un lugar que se llama Brujas
y sé que en Europa las distancias no son
muy largas, Brujas está en Bélgica, y me
dice “ah, pues vamos a ver”. Estuvimos dos
semanas, la primera fuimos turistas […] y
en algún viaje de mi tío a la Sierra Norte de
Puebla conoció a un matrimonio de
franceses campesinos ya grandes, tenían
entre 65 y 70 años, eran personas de
campo, el chiste es que Leticia los
contactó, mi tío les pasó el contacto, y nos
recibieron. Llegando mi tío le dijo a Leticia
“mi sobrina quiere conocer Brujas” y ellos
[88]
¿Brujas?, sé que está en Bélgica y es como
la Venecia de Bélgica, “ah, sorcières, ah sí,
muy bonito” […] íbamos cinco, Citlali,
Alejandro, Leticia, Gus y yo.
Esta pareja de campesinos vivía a la mitad
del camino, el lugar se llamaba Leccon
[…] antes de llegar a Leccon hicimos una
parada en una población porque nos
agarró la noche, fue en un tugurio, un
hostal, pero del año del Conde Pátula
[Conde Drácula] sí sabíamos que en los
hostales compartes baños y puedes dormir
con un chorro de gente, pero una cosa es
que te lo platiquen y otra es que lo vivas,
era un lugar lúgubre, abajo había como
una cantina vieja y mesas de metal, tipo
“coca cola” o “carta blanca”, había unas
escaleras y arriba estaban las
habitaciones del año de la canica, el
baño era uno sólo para todos, había un
pasillo largo con habitaciones de un lado
y del otro, había un sólo baño con
regadera al final del pasillo, cada
habitación tenía su taza de baño con sólo
un cancel donde se veía todo.
Ahí tuvimos que dormir Gus, Alejandro y yo
en una habitación y, Leticia, Citlali y
Charles en otra, no pues, mi tío Gus y
Alejandro a gusto, pero yo dije “madre
santa y yo soy re-piquis para el baño” […]
Gus se reía porque decía que yo no sabía
de la vida y del mundo, “yo he dormido en
las piedras y hecho en las milpas mis
necesidades”, para Gus eso era un lujo,
pero todo lo contrario para mí. Así como

[89]
Gus viajaba aquí en México viajaba en el
extranjero.
Después llegamos con esta familia, la
señora medio entendía algunas palabras
en español, era con la que medio nos
comunicábamos, el señor no hablaba ni
entendía nada en español, y los demás a
señas […] pero no fue impedimento para
que fueran super amables y generosos
con todos. A mi tío Gus sólo lo habían visto
una vez allá en la sierra [poblana] en ese
evento, con esa vez fue suficiente, haber
ido a Francia y a su casa los señores
estaban fascinados de recibirnos […] su
granja era de autoconsumo, incluso
fuimos como a una reunión del gremio de
los campesinos de su zona, la mayoría de
gente era adulta […] si te das cuenta la
realidad es diferente, o sea, la granja
donde vivían [comprendía] su casa y su
huerta, estaba pavimentado hasta la
puerta de su casa, decíamos mi tío y yo
“los campesinos de México no se
comparan con los campesinos de
Francia”, y aun así tienen también
carencias, pero de otro tipo […] estuvimos
con ellos tres días, mi tío intentó
comunicarse, interactuar y tener esas
experiencias.
Ahí sí, era “de tu huerta a la mesa”. La
señora preparaba todo, no consumimos
leche porque mi tío ya tenía problemas de
salud, pero todo era de “ahorita voy a la
huerta, hacer el desayuno, la fruta, la
tarta, la comida”, era una delicia, la
mermelada, la mantequilla, todo lo hacía.
[90]
Ese tipo de turismo era del que tenía la
cercanía con la gente.
[Finalmente] llegamos a Brujas, fue un
lugar padrísimo, o sea, mi tío podía
disfrutar de algo sencillo y de personas de
campo de allá como del turismo. El viaje
fue muy padre.

Gus era muy querido por las personas. No


importaba si había pasado poco o mucho tiempo de
haberlo conocido. Él las hacía sentir, desde el primer
momento, especiales, aceptadas y queridas. El primer
impacto que causaba en los seres humanos que
conocía era suficiente para recibir cariño. Lo mismo
que él sembraba era lo que recibía. Su atención y
cariño era correspondido de la misma forma. Con
tratarlo poco bastaba para saber que se trataba de un
gran y autentico ser humano.
Fue así que la razón por la que entre 2005 o 2006
viajó por segunda ocasión a Francia en compañía de
su sobrina Dulce, fue porque una pareja joven de
franceses lo invitaron ir a casarlos hasta allá. De
acuerdo al relato de Dulce Solano, la experiencia fue
así:

Eran jóvenes, como de 30-35 años, habían


venido aquí a Puebla y conocieron a mi tío
Gus, hablaban bien el español, un poquito
más de lo básico, invitaron a mi tío para
que los casara en Francia, en un lugar que
se llama Coñac. Entonces me dijo:

¿Qué crees sobrina? Vámonos otra


vez a Francia
¿Ah sí?

[91]
Sí, pero ahora vamos al sur porque me
invitaron a casar a una pareja.

Empezamos a hacer sus trámites para


pedir su permiso para viajar allá y la
gestión para que pudiera celebrar allá. Era
poco visto en Francia que alguien se
casara por las dos leyes, por el civil y ya ni
se diga por la iglesia. Mi tío encantado,
primero fue la boda religiosa, pero yo le
dije a mi tío:

Ay tío, o sea ¿cómo está la onda? ¿es


una boda así de caché?
Tú ni te fijes en eso, ni los conocemos,
tú ve [vestida] como quieras, te aseguro
que no los vamos a volver a ver y, si yo
vuelvo a ver es a la pareja.
Bueno.

Mi tío usó exactamente lo mismo, su


túnica, la que todo el mundo conoce, sus
pantalones de vestir, huaraches y su
guayabera.
La boda fue concelebrada con el Padre
de allá. Fue una experiencia muy padre.
Ellos [los novios] ya vivían en pareja, vivían
en una especie de villa que habían
construido ellos, me refiero a toda la
familia, era un terreno grande y la familia
vivía cada quien, en su casa, eran casas
ecológicas, todas construidas con
material ecológico, tenían letrinas y, el
diseño era lindo, cuidaban la naturaleza,
árboles, había un riachuelo, era como de
cuento, pero no de lujo, simplemente
[92]
alguien puso la primera piedra y
construyeron todo lo que tú veías.
Tenían también costumbres, algo similar a
lo que aquí veíamos. Salimos del templo,
caminamos todos los invitados y fuimos al
registro civil, todo estaba muy cerca.
Como dirían, yo estaba como en mi
ambiente. No faltaban los familiares
[peculiares], de las primas de la novia
había una gordita, era la estrella de la
boda, mi tío se botaba de la risa, decía:
“de esta me voy hacer amigo”, era super
alegre, desinhibida, no haciendo el
ridículo sino simplemente contenta,
celebrando con los novios, cantando. La
diferencia que yo hago [con una boda
mexicana] es que no había el guajolote,
pero todos estaban felices, fue muy padre
porque fui a una boda en Francia que no
distaba mucho de lo que aquí [en México]
se hace.
[En la celebración religiosa] lo que le tocó
a mi tío, lo hizo en español y, el otro Padre,
en francés. En el templo presentó a mi tío,
dio una pequeña reseña y dijo que era
amigo de los novios. La gente llegó a la
iglesia muy fascinada comentando que
un Padre venía a casarlos de México hasta
Francia, no bueno, al Padre [a Gus] lo
traían acá [bien atendido]. Son de esas
experiencias que nunca hubiera vivido si
no hubiera estado con mi tío.
La ceremonia fue muy emotiva de
principio a fin. El banquete lo preparó la
familia, muy similar a lo que vemos aquí
[…] no puedo decir cómo se sentía el tío,
[93]
pero yo no me sentía en lo absoluto
extraña, la gente de provincia en Francia
es más cálida, más ruidosa, más atenta.
París es muy cosmopolita, la gente tiene
una dinámica muy vertiginosa y es más
frívola.
Evidentemente ahí [en la villa, propiedad
de los novios y sus familias] nos dieron
hospedaje en esas casas que tienen para
visitas. Eso es lo que ya Gus cosechó, ya
estaba recibiendo toda la cosecha de
toda la red de apoyo que tenía, literal, por
todo el mundo.
Él decía: “esto me llena mucho el alma
porque no dimensionaba la red de
personas que conocía y han migrado.
Prácticamente, puedo ir a muchos lugares
y llegar a la casa de algún amigo”.

Este segundo viaje a Francia, entre 2005 y 2006,


incluyó ir a Italia para visitar a una amiga que vivía allá.
Llegamos a Francia y nos quedamos una noche en
casa de Bety y Sylvain, después en el auto de Sylvain y
junto con Bety, salimos los cuatro a Italia, llegamos a
Torino, al norte de Italia, pero también visitamos
Florencia y Milán. De regreso a Francia pasamos por
Suiza (D. Solano, comunicación personal, 25 de febrero
de 2023).
En 2008, Gus, realizó su tercer viaje a Europa. Fue
nuevamente a Francia, aunque incluyó también
España, esta vez acompañado no sólo por su sobrina
Dulce, también por su hermano el Padre Ricardo. El
hecho significativo que marcó este viaje, además de
que por primera y única vez los dos hermanos
(carnales, como se decían) viajaron juntos al
extranjero, fue que ambos celebraron misa en la
[94]
Catedral de Santiago de Compostela, en la región
española de Galicia.

El último viaje [con Dulce] que hicimos a


Europa fue con mi tío Ricardo. Ahí mi tío
Ricardo conoció esa faceta de mi tío
[Gustavo], que bueno, podrán ser
hermanos y se conocen en su ámbito
profesional y de trabajo sacerdotal. Mi tío
Gus me había dicho “un día vamos a jalar
a tu tío Ricardo”, no le decía fresa, pero le
gustan más las comodidades, “pero
bueno, vamos a invitarlo”.
El paseo fue a España y a Francia […] mi
tío Gustavo organizó todo el viaje a modo
de que nos quedaramos en Madrid,
Santander [Cantabria], Santiago de
Compostela [Galicia] y Bilbao [País
Vasco].
En Madrid nos quedamos en casa de unos
religiosos, ahí sí fue difícil para mí porque
eran religiosos de claustro, sacerdotes
varones, no sé qué hizo mi tío para que
una mujer entrara y me quedara allí,
evidentemente, mi tío dijo que era su
sobrina. No es que hayan sido groseros,
pero si me saludaron fue mucho, sólo fue
de “buenos días”, “usted se va a quedar
aquí”. Le dije a mi tío:

No manches tío, cada cosa que me


haces pasar.
Tú ni te fijes.
A ti porque te vale madres, eres
hombre y sacerdote.

[95]
Le daba risa. Luego en Santiago de
Compostela, igual [el hospedaje], fue con
una amiga, con una laica mexicana.
Estuvo padre [el viaje] porque fuimos a
conocer la Ermita de la Virgen. Mis tíos
tuvieron la oportunidad de celebrar ahí
una misa con el Padre de Santiago de
Compostela.
Ahí llegaron formalitos [bien vestidos], le
dije a mi tío:

Quién te viera mano.


Tú eres re mustia. Hay ocasiones que
sí hay que echar el charolazo.

Mi tío Rico no, él iba formal. Estuvimos dos


días, con esta señorita con la que nos
quedamos, a ella le dijeron que sí había
posibilidad para poder celebrar la misa
con ellos [los padres españoles], que el
Padre era accesible […] llevaban una
especie de cédula sacerdotal del
obispado, era un pasaporte sacerdotal
[…].
Pero ahí [en Santiago de Compostela] que
lo sacan [al padre Ricardo, de un
recorrido turístico]. Para el recorrido que
hacen te formas y entras en grupos como
de 15 personas, se entra por la parte
trasera y vas con un guía que te va
diciendo e indicando los lugares que hay
abajo, creo que por ahí debe haber
catacumbas de los sacerdotes y obispos
enterrados, no están abiertos al público
todo el tiempo. Entonces una de las
recomendaciones fue no tomar fotos ni
[96]
llevar maletas. Yo no sé si mi tío Rico no
oyó, pero mi tío Gustavo sí se dio cuenta
de lo que dijo el guía y también que mi tío
Rico no había oído, y en lugar que el
canijo de Gustavo le dijera “oye, ¿no
oíste? Deja eso en el guardarropa”,
cuando íbamos entrando ven a mi tío Rico
y le dicen “usted, el que trae la mochila,
fuera”, mi tío preguntó por qué, mi tío
Gustavo estaba muerto de la risa, yo le
dije:

Pinche Gustavo ¿por qué no le dijiste?


Para que se le quite y tenga un poco
de humildad.
Tú qué tienes que estar dando clases
de humildad.

Pues a mi tío Ricardo lo sacaron y no hizo


el recorrido y, no bueno, mi tío [Gustavo]
contó [todo] cuando llegamos acá [a
México], le decía a mi abuela [Tere]:
Que lo sacaron tú, de la Catedral de
Santiago de Compostela.
Ay, a la Dulce.
No, a tu hijo el consentido.
¿Pues qué hizo?
Pues no obedece.

Era tremendo el Gustavo. Fue un viaje muy


enriquecedor, ver la convivencia de mis
tíos como hermanos, porque sí, sus
caracteres, la forma en que conducen la
iglesia, sus parroquias, la metodología son
totalmente distintas, fue de ambos
[97]
aceptarse tal y como son, pues no tienes
por qué segregar o rechazar (D. Solano,
comunicación personal, 25 de febrero de
2023).

A Houston, Texas, iba a visitar a amigos cercanos


y conocidos oriundos de Zacapala, la primera
Parroquia a la que fue asignado en la década de los
80. Muchos habían migrado hacia nuestro vecino país
del norte desde la época en que Gustavo había sido
Párroco de esa región, así que era invitado
frecuentemente por ellos para que los visitara. En una
de esas ocasiones, Dulce, de igual forma, lo
acompañó. Sin embargo, ese último viaje que Dulce
realizó con él no resultó del todo bien, debido a que la
salud de Gus era cada vez más frágil.

Hubo un tiempo en que sí iba seguido, era


visitar a mucha gente, los más eran de
Zacapala […] aparte de irlos a visitar, me
impactó que eran muy generosos, ese
viaje debió haber sido en el 2013 o en el
verano del 2014, incluso, fue el último viaje
que hicimos juntos, ahí a Gus ya le costaba
mucho trabajo, incluso, por ejemplo, en el
viaje con Ricardo a España se nos puso
mal un día, ya tenía la diabetes, no sé, se
le había olvidado aplicarse la insulina, le
dio un bajón de insulina, tuvo que aplicar
la de tomarse una coca cola, y sí, ya me
daba tentación viajar con mi tío Gus ¿qué
hago si se me pone mal allá mi tío? Eso fue
en Santander [España].
Cuando fuimos a Houston ya le costaba
mucho caminar y jadeaba mucho,
también ya tenía problemas de la
[98]
próstata, iba mucho al baño en las
noches, yo ya veía muy mermada su
salud.
Ahí llegamos con un matrimonio, eran de
Zacapala y se dedicaban a la jardinería,
tenían un vivero y se empleaban en el
mantenimiento de áreas verdes de las
casas grandes que tienen los gringos.
Como siempre, recibiendo a Gus “ay que
bueno Padre que pudo venir”, la esposa
del señor era jovencilla, el señor tenía
como 50 y ella como 20 años o menos.
[Ellos] sólo nos daban el hospedaje y
quienes nos hicieron el favor de pasearnos
fue July y Maribel [hermanas de Leticia
Zapata], pero sobre todo July, con quien
fuimos al zoológico. Después el señor que
nos brindó el hospedaje un fin de semana
nos llevó con un conocido de él, que
también conocía a Gustavo, también nos
recibió y nos invitó a comer, había playa,
pero fuimos de entrada por salida, fue un
viaje muy tranquilo porque ya Gustavo se
cansaba mucho, incluso estaba tomando
vacaciones muy seguido para que no se
le subiera la presión.
En algún momento fuimos como a un día
de campo en algún parque […] sí disfruté
ese viaje con mi tío, pero ya veía como el
fin de esa etapa de viajar con mi tío por
esa situación, él no me decía “ya no voy a
viajar”, pero él también ya con esas
limitaciones físicas ya no planeaba. Ya no
me veía haciendo otro viaje con Gus
porque sus crisis de salud eran más

[99]
seguidas. Y él también ya no viajaba con
esa confianza.
Incluso, recuerdo que hizo un viaje antes
de pandemia a Estados Unidos, y allá se les
puso mal, no estoy segura, pero ahí
tuvieron que llevarlo al hospital, lo
estabilizaron, cuando tuvo las condiciones
regresó a México, uno de mis tíos, no
recuerdo si Chuy o Milo lo esperaron en el
aeropuerto para llevarlo otra vez a
revisión.
Ahí sí vi que era como el fin de esa etapa.
Fue muy emotivo para mí porque fue más
de una década que estuve con él
[viajando] (D. Solano, comunicación
personal, 25 de febrero de 2023).

A Tierra Santa viajó básicamente por turismo,


pero también por lo que representa histórica y
religiosamente este lugar, al comprender todos los sitios
en donde se desarrollaron escenas bíblicas tanto del
antiguo como del nuevo testamento, sitio en donde
converge el cristianismo, el judaísmo y el islamismo, tres
religiones y culturas distintas, razón por la que siempre
ha sido fuente de conflictos socio religiosos y culturales.
Uno de los lugares que visitó fue el Domo de la Roca o
Cúpula de la Roca, espacio de culto del islam ubicado
en Jerusalén, así como el Muro de las lamentaciones.

[100]
En su viaje a Jerusalén. Al fondo, el Domo de la Roca.
Fuente: fotografía tomada de la cuenta de Facebook de Gustavo Rodríguez
Zárate.

Los lugares a los que viajó tanto dentro como


fuera de México fue porque le interesaban y le
gustaban, pero, también por compromiso social,
religioso y, en algunos casos, por cuestiones turísticas.
En los primeros, porque eran zonas empobrecidas,
olvidadas y discriminadas; por asuntos religiosos,
porque se encontraban dentro de la ruta del paso de
la Antorcha Guadalupana, por algún compromiso
religioso en el que debía casar a alguna pareja de
amigos o conocidos o porque algunos compañeros
sacerdotes lo invitaban a concelebrar el día de la
fiesta del Santo Patrón del lugar; y por razones turísticas,
porque también tenía derecho a hacer turismo
después de haber viajado por mucho tiempo por
cuestiones sociales y pastorales.

[101]
Uno de los vochitos de Gus, el más memorable porque cabiamos hasta once
personas.
Fuente: Archivo fotográfico Rosalinda Vázquez Arroyo.

A los sitios que viajaba en Puebla, dentro de


Puebla y a otros estados, lo hacía a través de su
vochito verde. Siempre será un hombre recordado por
muchos por su vochito verde. A veces iba solo, pero en
otras ocasiones llegaron a caber en el vochito hasta
once personas. Muchos se hacían caber en él como
fuera. De repente, no se terminaba de ver salir la fila de
personas del auto. Literalmente, se aplicaba el refrán
popular todo cabe en un jarrito (vochito), sabiéndolo
acomodar.

[102]
Gus, celebrando una misa especial para los payasitos.
Fuente: fotografía tomada de la cuenta de Facebook de Gustavo Rodríguez
Zárate.

Fuente: fotografía
tomada de la cuenta
de Facebook de Gustavo
Rodríguez Zárate.

[103]
[104]
TRES

EL TALÓN DE AQUILES DE GUS

La comida ha estado presente siempre en la historia de


la humanidad debido a que los seres humanos
requerimos de la alimentación para poder sobrevivir.
Sin ella, ningún ser humano puede mantenerse vivo por
mucho tiempo. El acto de comer es algo innato que
traemos desde que nacemos y, ha trascendido la
historia de la humanidad desde que en la prehistoria
empezó a utilizarse el fuego para preparar los
alimentos.
La comida o el acto de comer no sólo es un acto
fisiológico, es fuente de placer e inluso de un gusto
estético. Si la comida no se ve apetitosa nadie o muy
pocos la comeran. Por el contrario, si tiene una buena
presentación y huele rico, seguramente se dejará el
plato limpio. Si no fuese por la comida o la
alimentación, nadie viviría. Se cree que un individuo
puede aguantar aproximadamente cuarenta días sin
comer, aunque esto depende de las condiciones
físicas en las que se encuentre el sujeto. Por tanto, la
comida es parte de la vida cotidiana y fuente vital del
hombre. Seguramente el ser humano podrá
acostumbrarse a cualquier cosa, menos a dejar de
comer.
Con esta pequeña introducción, se podrá
comprender que, sin lugar a dudas, a Gus también le
[105]
gustaba mucho comer. Por ejemplo, para el desayuno
le gustaban los huevos estrellados, poco cocidos,
acompañados de frijoles y salsa, o simplemente,
huevos con cátsup -como recordó su sobrino Ignacio
Solano- así como, tortilla, carnes rojas, dulces, café y
pan. Tenía prohibido comer todos estos últimos debido
al ácido úrico, diabetes e hipertensión que padecía.
No obstante, casi siempre hacia caso omiso de lo que
no podía o debía comer.
Un día, cuando vivíamos en la casa parroquial
de Santiago Momoxpan, lo encontré literalmente con
las manos en el “pan”. Fue muy chistoso. Él estaba de
espaldas cuando entré a la cocina, pero con la bolsa
de pan en las manos. Al sorprenderlo, exclamé ¡Gus
estás comiendo pan! él contestó rotundamente que
NO, pero su boca y todo alrededor de ella estaba
cubierta de azúcar y migajas de pan que lo delataron,
tal y como deben imaginarse. Hasta hoy es una
anécdota que recordamos, al tiempo que nos causa
risa, lo que más tarde nos preocuparía cuando
desarrolló la diabetes y continuaba comiendo pan.
También, le encantaba comer huevos duros casi sin
cocer, le fascinaba beberse la yema sin cuajar.
Cuando podía, disfrutaba, igualmente, comer
pambazos y mole, así como chalupas, las que
compraba frecuentemente a la señora que instala su
puesto diariamente enfrente de la Parroquia de
Nuestra Señora de la Asunción. Ya era cliente
frecuente. Hugo Pacheco, relató que desde que
estaba en el Seminario le encantaba comer conchas
con nata. Sí, la concha abierta con nata y azúcar, es
una delicia, una bomba, dijo.
Las bebidas que le gustaba tomar era tequila y
mezcal. En general comía de todo, casi no cuidaba su
alimentación pese a que sabía que debía hacerlo.
Decir No a nada ni a nadie era un mantra que
[106]
aplicaba para todo, incluso a la comida, a la que
tampoco le decía no, mucho menos cuando era
invitado a las fiestas de cumpleaños, aniversarios,
fiestas patronales, en las visitas pastorales por la
diócesis, u otras, en las que comía de todo sin
preocuparse de nada. Él vivía y disfrutaba del
momento, no le interesaba ni el pasado ni el futuro, tal
y como señaló en la carta que escribió a su madre el
día previo a su ordenación sacerdotal, por lo que no
cuidó mucho su salud.
Visitaba al doctor sólo cuando se sentía mal.
Quienes vivimos con él sabíamos que no le gustaba
seguir ordenes médicas y mucho menos dietas. Su
hábito alimenticio cambió poco, como cuando
sustituyó el azúcar por el Splenda ya que había sido
diagnosticado como diabético. Pese a que a muchos
nos preocupaba su salud, dependía de él cambiar.
Árbol que crece torcido, jamás su tronco endereza.
Siempre se le dificultó adquirir y seguir un hábito
alimenticio sano.
Esa parte a mí me costó mucho trabajo
entender, yo decía “para entender a mi tío, tengo que
estar en su cabeza”, pero yo le decía, “es que tío, es
muy admirable tu trabajo, que ayudes a los demás,
pero esa generosidad que tienes para los demás, tenla
para ti también, intento entender que das para los
demás y esa es la misión que tú has encontrado y te da
sentido de vida, estoy convencida de que así es para
ti, pero, así como yo digo en mi ejercicio [Dulce es
deportista], intento cuidarme y llenarme de mucha
información porque yo lo quiero seguir haciendo por
mucho más tiempo, pues tú si quieres seguir ayudando
a la gente, ayúdate tú también que no veo esa
generosidad para ti”. Sí llegué a platicar con él y me
escuchaba, no se molestaba ni nada, era receptivo,
pero bueno, era el proceso de aceptarlo, hay que
[107]
estar convencido de querer cambiar. Mi tío me
escuchaba y me preocupaba por su salud para que
pudiera seguir haciendo lo que tanto le apasionaba
(D. Solano, comunicación personal, 25 de febrero de
2023).
Mientras a Gus no le preocupaba cuidar su salud
la vida seguía. Los jueves, día de tianguis en la
Parroquia de Nuestra Señora de La Asunción, como
regla y para el desayuno o la comida, compraba chiles
chipotles rellenos de queso y tlacoyos de frijol,
requesón y chicharrón. Ese día en particular, nunca
llegaba con las manos vacías a la casa. Debo decir
que los chiles chipotles eran muy sabrosos.
Lo mismo pasaba todos los domingos en los que,
para el desayuno, compraba tamales jarochos, de
rajas, verde y dulce. Era el pretexto perfecto en la que
todos nos sentábamos a desayunar y a platicar.
Después, recogíamos la mesa, lavábamos los trastes,
hacíamos la limpieza de nuestros correspondientes
cuartos y áreas comunes, lavábamos nuestra ropa,
hacíamos o concluíamos las tareas de la universidad, y
en algunas ocasiones y quienes podían, “echaban la
güeva” viendo televisión o navegando por internet.
Mientras él, por su parte, continuaba realizando
celebraciones eucarísticas el resto de la mañana, pues
su última misa era a las doce del día. Al terminar esta,
iniciaba su día de descanso que continuaba el día
lunes hasta las siete de la tarde, cuando empezaba su
semana nuevamente con una eucaristía. Tenía que
trabajar para mantener a todos los estudiantes que
vivíamos con él.
La comida siempre fue su talón de Aquiles,
aunque creo, lo es para muchos. Desde muy joven
empezó a padecer el ácido úrico, conocido
comúnmente como gota, enfermedad que mantuvo
durante toda su vida. Fue un padecimiento que le
[108]
causaba mucho dolor. Las rodillas, los codos y el dedo
gordo de los pies se le inflamaban y acumulaban
depósitos de cristales como consecuencia del alto
nivel de ácido úrico en la sangre, a nivel tal que gritaba
de dolor cuando se le tocaba o simplemente se le
rosaba alguna de esas partes del cuerpo. En el peor de
los casos le limitaba la movilidad, momento en que se
veía obligado a utilizar silla de ruedas o, si mejor le iba,
un bastón. En una ocasión, en la casa parroquial de
Momoxpan, estaba muy mal, así que lo bajamos en su
silla de ruedas, pero la escalera era muy angosta,
aunque hicimos hasta lo imposible para cuidarlo, en la
bajada, le dimos como siete pequeños golpes. Él
gritaba de dolor. Nos asustamos y ya nadie quería
bajarlo. Pero teníamos que hacerlo, así que le dijimos
que los pequeños golpes eran sin querer. Así lo
entendió. Subirlo al vochito fue una proeza y nuestros
movimientos milimétricos impidieron darle otros
golpesitos. Lo llevamos al hospital. Ahí se llevó otros tres
golpes acompañados de los correspondientes gritos
de Gus. Lo atendieron. De regreso, lo subimos al
vochito, pero esta vez le dimos otros golpes -sin querer.
Volvimos a Momoxpan, todos estabamos felices a
punto de desayunar. Llegó la Sra. Elvía, pero ella no
sabía que Gus estaba mal ese día. No se dio cuenta y
le pisó el pie izquierdo, justo el pie que ese dia había
sido martirizado con nuestros golpes. Gus, gritó y la Sra.
Elvia se asustó, pero lo recompensó con un buen
desayuno. Siempre recordamos la anécdota y se la
recordabamos a Gus, para que se cuidara, si es que no
quería llevarse otra buena dosis de golpesitos.
Los jóvenes que vivíamos con él no sólo nos
preocupábamos por él, lo cuidábamos o llevamos al
hospital cuando lo necesitaba. Una familia eso es lo
que hace, cuidarse unos a otros, porque, aunque no
compartíamos la misma sangre, nos considerábamos
[109]
una bonita y singular familia. Vivir con Gus era toda una
experiencia de vida. Él mismo nos decía
recurrentemente, ustedes son mi familia. Nos
abrazabamos y nos hacia sentir profundamente
especiales.

La anécdota que sucedió con Gus, fue así:

Hicimos gritar a Gus como nunca. En


Momoxpan tenía su cuarto en el piso de
arriba y descender de ahí en las
circunstancias en las que estaba, en silla
de ruedas, era muy complicado, porque
además las escaleras eran angostas y
tenían una curvita un tanto pronunciada.
En ese momento tenía muy agudizado el
tema de la gota, cuando te tocan duele
muchísimo, aunque nada más te rocen, el
dolor es brutal. Nosotros cargamos a Gus
en la silla de ruedas, pero cuando
pasamos por la curvita le dimos varios
golpes y gritaba “ay ay ay ay”, cuando
empezaba a gritar ya nadie quería
moverlo, pero no lo podíamos dejar a
media escalera y, pues para abajo, pero
cuando llegamos abajo le dimos todavía
otros trancazos “ay ay ay ay ay”, cuando
lo sacamos por el portón negro le dimos
otro golpe, cuando lo subimos al vocho no
hubo golpe, pero era imposible no darle
ningún rozón en las condiciones en las que
estaba, era grandote y pesado. Llegamos
al hospital y la persona de seguridad que
no lo conocía, lo agarró y empujó la silla
de ruedas todavía le dio otro golpe.
Después que le hicieron los análisis
[110]
regresamos a la casa, justo a la hora de
almorzar, llegó la señora que hacía la
comida, pero siempre miraba hacia el
frente, nunca hacia abajo, y todavía llegó
y le pisó el dedo del pie izquierdo. Decía
“con cuidado, con cuidado”. Nosotros la
verdad teníamos cuidado, pero era
imposible porque era pesadísimo.

Igualmente, cuenta el Padre Ricardo Rodríguez


que desde muy pequeño utilizaba lentes, desde muy
temprana edad empezó a tener problemas de la vista.
Por otro lado, Gus contó en una ocasión que
después de haber estado hospitalizado, lo enviaron a
reposar por una semana, cosa que ni de chiste hizo,
pues se escapó -como ladrón- por una ventana de la
casa de la amiga en la que se encontraba guardando
reposo. Cuando su amiga llegó a su casa esperando
verlo, él ya no estaba, había desaparecido.
Entre el 2004-2005 fue operado de una hernia de
ombligo. Posteriormente, desarrolló diabetes e
hipertensión. Desde que le detectaron la diabetes se
inyectaba insulina en las piernas, brazos o estómago
dos veces al día, en la mañana y en la noche. Así fue
a partir de entonces y durante el resto de su vida. No
le gustaba ir al doctor y mucho menos estar
hospitalizado, era un suplicio para él estar encerrado.
Se convertía verdaderamente en un león enjaulado.
Era de esperar. Estaba acostumbrado a salir y a
convivir con las personas. Durante la mayor parte de
su vida anduvo de un lado para el otro cargando su
morral sin descansar, lo que hacía con gusto, alegría,
corazón y satisfacción.

[111]
Fuente: fotografía tomada de la cuenta de Facebook de Gustavo Rodríguez
Zárate.

[112]
CUATRO

UN SER HUMANO CERCANO A LOS DEMÁS

Gus tenía un don innato muy especial, escuchaba a


las personas, dialogaba con ellas, las orientaba y las
acompañaba. Era uno de esos seres que no se dan
cada año, un ser especial, único, no se dan en maceta
(H. Pacheco, comunicación personal, 1 de febrero de
2023).

Puedo decir que fue como un segundo


padre, una figura paterna para mí, porque
mi padre se hizo cargo de nosotros, pero
tenía una personalidad y no era una
persona emocionalmente presente, no
sabía hacerlo, esa figura de cariño
paterno no la tuve con mi papá […] uno
quiere ese apapacho, ese cariño, esa
cercanía física, la deseaba de mi papá y
la encontré en mi tío Gus, era super
apapachador, muy cercano, cobijaba
mucho, abrazaba con el alma, fue alguien
que me apoyó para emprender una
carrera profesional y una preparación
académica. En él tuve esa figura paterna,
me dio ese cariño […]. En casa, el
contacto físico no era algo que se hiciera,
[113]
mi mamá a pesar de ser una mujer calida,
a fin de cuentas, terminó permeándose la
falta de cercanía física y emocional […]
sentía que a veces no recibía toda esa
plenitud del abrazo que mi tío daba, [Gus]
daba abrazos enormes, de oso, pero eran
abrazos muy fraternos, muy cariñosos (D.
Solano, comunicación personal, 25 de
febrero de 2023).

Era una persona con la cual se podía


dialogar y platicar ampliamente porque
siempre encontrabas un consejo sabio
para seguir, si llegabas desconsolada
salías feliz de la vida porque te daba
platica y te hacía ver los motivos de la
tristeza, ya si tenías la razón o estabas
equivocado, para mí fue el mejor guía
espiritual que puede haber tenido y lo fue
por mucho tiempo (Y. Cabrera,
comunicación personal, 1 de febrero de
2023).

¿Cuántas veces en el mundo se puede


encontrar a una persona tan sensible y fraterna con los
demás, conocidos o no? Se encuentran una vez en la
vida. Ojalá por lo menos fuese como el cometa Halley
al que se le ve pasar cada 75 años en promedio. Pero
no, la vida es así y Gustavo fue único en la vida y en
este mundo. Nunca habrá otro igual.

Mi tío tenía abiertas las puertas de la casa


[…] él nunca juzgaba a las personas y las
aceptaba tal y como eran, nunca tuvo un
papel de papá y menos de sacerdote, en
el sentido de que cada quien es
[114]
responsable de sus actos y, ayudaba,
conducía para que cada quien fuera
responsable de sus actos, ASUME las
consecuencias […] mi tío era sumamente
sensible y tenía unas cuestiones natas de
psicología, se le daba la intuición, la
observación. Me acuerdo que una vez le
pregunté:

Oye tío, si tú no hubieras sido


sacerdote ¿qué hubieras sido?
Ah pues me hubiera gustado la
comunicación, me hubiera gustado la
psicología (R. Solano, comunicación
personal, 12 de febrero de 2023).

Fue un ser humano sensible con las dolencias


físicas y las aflicciones emocionales de las personas, no
importaba la clase social, edad, sexo, color de piel,
ideología política, origen, procedencia, lengua y
mucho menos credo o religión. Literalmente aplicó al
pie de la letra el proverbio haz el bien sin mirar a quien,
lo que siempre hizo de manera desinteresada y sin
esperar nada a cambio. Su satisfacción fue sólo
ayudar a quien lo necesitaba.
El padre Tacho, recordó entrañablemente, que
Gus era muy cercano a la gente, muy sensible a las
situaciones inhumanas, no lo demostraba, pero se
sentía por lo que decía y hacía:

¿Pues todavía en esta situación vive


la gente?
Sí.
Pues no debería.
Pues sí, así está. Creo que me decía
¿tú también ya te acostumbraste?
[115]
No, ¿cómo? ¿cómo que ya me
acostumbré a cómo viven ellos?
Estás igual, como que ya no
reaccionas.
Pues yo creo que sí reacciono, no, por
eso es que estoy aquí.

Eso me daba a entender que era muy


humano. A parte, [decía] tengo esta
estola, tengo esta playera y te la daba. No
faltaba un día en que me decía ¿ya tienes
este libro? No, y nos lo regalaba, así tal
cual. O, ya salió esté, ten […] a todos los
que estaban decía “cuesta tanto, pero yo
te lo regalo”, y nos lo regalaba, era muy
desprendido.

Haber sido solidario, empático, humano y


sensible con las causas sociales y congruente entre lo
que pensaba y hacía le costó el retraso de su
ordenación, fue su castigo por haber sido tachado de
comunista, Cura rojo y rebelde. El Padre Tacho no se
equivoca en reconocer el gran ser humano que fue
Gustavo, ni tampoco en evidenciar las dificultades
que vivió por no seguir las reglas cuadradas,
conservadoras y tradicionalistas establecidas de una
iglesia católica alejada de la realidad social popular,
lo que contó de la siguiente manera:

Lo importante fue su entrega, desde el


momento en que se entregaba y se
donaba buscaba todos los espacios en
donde podía estar y buscaba los recursos
para estar ahí. Era un ser humano muy
sensible, solidario. Tal vez, si no fuera Cura,
de todos modos, sería así como ser
[116]
humano. [Pero] estamos contando como
si su camino hubiera sido algo bonito,
sobre rieles, pero no fue así, fue
suspendido, no lo ordenaron cuando tenía
que ordenarse, tuvo que esperar la
ordenación, si se hubiera ordenado
estaríamos celebrando más de cincuenta
años porque se hubiera ordenado antes,
pero no lo ordenaron porque
supuestamente no te sometes a la
institución, la institución te doméstica y si
eres un buen domestico te imponen luego
las manos y te promueven. A él ¿por qué
no lo mandaron a hacer alguna
especialidad?, o sea, no tiene títulos
académicos, entonces, pues fue por eso.
Gus no tenía títulos, más bien era una
persona comprometida, salió de la gente
y regresó a la gente, gente de pueblo y no
renunció nunca. No renunció nunca ni
dijo: “sí, salí del pueblo, pues ahora estoy
más arriba del pueblo”, no, simplemente
es salir y regresé, me formé en el Seminario
y me regreso, o sea, no fue fácil, yo quiero
decir que no fue fácil este camino que
estamos contando, sufrió muchas
situaciones, persecuciones, amenazas y
los robos que le hicieron a su sistema de
computación […] fue sufrimiento que ni
siquiera externaba, o sea no se veía que
haaay, que estuviera sufriendo por esto,
no, como siempre ahí estaba.

[117]
[118]
CINCO

AQUÍ LA HISTORIA APENAS COMENZABA

Era el año de 1946, a nivel mundial, había finalizado la


Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Conflicto militar
que empezó por la invasión alemana a Polonia y el
mayormente conocido ataque sorpresa a Pearl Harbor
(Hawai), base naval de los Estados Unidos. Una guerra
que incluyó a la mayor parte de las naciones del
mundo -incluyendo a México- y marcó el inicio del uso
de armas nucleares. Fue la más mortífera de la historia,
en la que perdieron la vida masivamente millones de
civiles inocentes. El Holocausto (genocidio) y los
bombardeos nucleares a las ciudades japonesas de
Hiroshima y Nagasaki fueron y serán los horrores más
profundos que ha causado el hombre en contra del
hombre.
La magnitud de este conflicto bélico requirió no
sólo de sus capacidades militares, científicas o
económicas, también de una industria textil fuerte que
ayudara a uniformar y movilizar a los millones de
soldados que requerían para continuar en la
contienda. En este punto, se encuentra la importancia
de la fábrica La Trinidad del estado de Tlaxcala, en la
que el papá del Padre Gustavo trabajaba.
En el contexto mexicano, Manuel Ávila
Camacho estaba concluyendo su sexenio (1940-1946)
e iniciando el de Miguel Alemán Valdés (1946-1952). Lo
[119]
que caracterizó al primero, en relación con los
movimientos obreros, fue la represión de toda
manifestación obrera que pusiera en peligro el
desarrollo de la industria, así como la prohibición a que
los sindicatos intervinieran en asuntos políticos. Con su
política de apaciguamiento sobre el sector obrero,
limitó el derecho de huelga (Delgado, 1998, p. 211).
El sexenio alemanista no distó mucho del
primero, con su moderna forma de autoritarismo
eliminó la izquierda en los sindicatos, situación que dio
como resultado la división del movimiento obrero en
dos grupos: un sector nacionalista adscrito al
presidente y, otro de izquierda, con aspiraciones a la
independencia sindical respecto al gobierno
(Delgado, 1998, p. 213-214).
Bajo este contexto mundial y nacional
mexicano, convulso y turbulento, llegó al mundo una
luz que iluminaría el mundo de sus padres, primero, y
años más tarde, el de muchos de nosotros. Un niño
indefenso y frágil que no sabía nada de lo que
acontecía en el mundo al que llegaba. Para él su
mundo era otro, un lindo día, en donde como dicen
las mañanitas, “los pajaritos cantaron […] nacieron
todas las flores […] y cantaron los ruiseñores”.

Gus de seis meses de edad, ya era un poquito rellenito y grandote.


Fuente: Archivo fotográfico familia Rodríguez Zárate.
[120]
El lunes 7 de octubre de 1946 surgía esta nueva
vida al nacer Gus en el hospital del Sagrado Corazón
de Jesús, en el barrio de Santiago, en la ciudad de
Puebla. Lo bautizaron el mismo día que nació. Sus
padrinos fueron Refugio Ortiz López y Benigno Zárate
Torres, sus abuelos maternos, quienes fueron también
los padrinos de bautizo de sus hermanos Dulce,
Ignacio, Rosario, Ricardo y Teresa (I. Rodríguez,
comunicación personal, 4 de marzo de 2023).
Sus padres fueron don Jesús Silvestre Rodríguez
del Razo, conocido cariñosamente como don
Chuchito y doña María Teresa Zárate Ortiz. Fue el
tercero de ocho hermanos vivos, pues su madre perdió
a dos bebés. Sus hermanos son: Dulce María, Ignacio
“Nacho”, María del Rosario “Chayo”, Ricardo “Rico”,
María Teresa “Teti”, Jesús “Chuy o Palillo” y Emilio Javier
“Millo”. Los hijos de la familia Rodríguez Zárate
nacieron, en Puebla, principalmente, en Atlixco y en la
ciudad de Puebla, así como en Santa Cruz, en el
estado de Tlaxcala.

Fuimos ocho hermanos, Gustavo era el tercero


y yo el quinto, mi mamá perdió dos hijos, parió
a mi hermano el más chiquito como a los 42 o
43 años. Mi mamá se casó a los 24 años y mi
papá a los 25 (R. Rodríguez, comunicación
personal, 26 de febrero de 2023).

Dulce [la hija mayor], nació en Atlixco en una


clínica particular, al igual que yo [Ignacio].
Chayo en la casa de Santa Cruz, asistida por
una amiga partera de mi mamá, Pelanchi
Gueno. Esta misma amiga atendió en Atlixco a
mi mamá para que naciera Teti y, ya se estaba
muriendo mi mamá. A Dulce se la llevaron muy
chiquita mis abuelos a Atlixco. En Santa Cruz
[121]
nos criamos Chayo, Tavo [Gus] y yo [Ignacio],
hasta que surgió el conflicto obrero (I.
Rodríguez, comunicación personal, 4 de marzo
de 2023).

De derecha a izquierda: Dulce María, Ignacio, Gus (el de en medio), Rosario y


Ricardo.
Fuente: Archivo fotográfico familia Rodríguez Zárate.

Sí, fuimos fuimos 8 hermanos, 3 hermanas y 5


hermanos, primero fue Dulce, luego sigo yo
[Ignacio] y después él [Gus], la diferencia
prácticamente fue mínima [entre Ignacio y
Gus] porque yo nací en el 45 y él al año
siguiente, en el 46 por eso prácticamente nos
decían que éramos gemelos y, aparte mi
mamá nos vestía con la misma ropa y,
[122]
andábamos juntos, nos decían “son gemelos”,
y decíamos, “dile que sí” y le seguíamos la
corriente (I. Rodríguez, comunicación personal,
4 de marzo de 2023).

Fuente: Archivo fotográfico familia Rodríguez Zárate.

[123]
Foto familiar: de derecha a izquierda y de arriba a abajo. Don Jesús Rodríguez,
Dulce María y Gus (el niño de lentes), don Benigno Zárate, Ignacio, tío Padre,
Teresa Zárate (en brazos sostiene a su hijo Emilio, el más pequeño de todos),
Teresa (hija), Jesús, Rosario y Ricardo.
Fuente: Archivo fotográfico familia Rodríguez Zárate.
[124]
Doña Teresa Zárate Ortiz nació el 2 de marzo de
1917 y don Jesús Silvestre Rodríguez del Razo el 31 de
diciembre de 1916. Los años de nacimiento pueden
confundir, sin embargo, se llevaban prácticamente
sólo tres meses de edad. El contexto histórico en el que
ambos nacieron también es muy interesante, porque
aún estaba en auge la Revolución Mexicana. Dos
hechos importantes acontecieron en 1916 y 1917. Unos
meses antes de que naciera don Jesús, Pancho Villa
atacó e invadió el poblado de Columbus, Nuevo
México (Estados Unidos), debido al apoyo que éste
había dado a Venustiano Carranza. Aunque la
contienda desde el punto de vista militar no fue
exitosa, fue la primera vez que la nación
norteamericana era invadida y atacada por México,
su país vecino. Hecho que hasta hoy en día es motivo
de orgullo para los mexicanos.
En 1917, cuando
llegó al mundo doña
Teresa, el jefe
Constitucionalista
Venustiano Carranza ya
había derrocado a
Victoriano Huerta “el
chacal” y promulgado
el 5 de febrero de 1917
la nueva Constitución
Política de los Estados
Unidos Mexicanos, la
que hasta hoy nos rige,
pese a las múltiples
adiciones y reformas
que le han realizado.

Doña Teresa Zárate Ortiz a sus 15 años de edad.


Fuente: Archivo fotográfico familia Rodríguez Zárate.
[125]
Don Jesús Rodríguez del Razo.
Fuente: Archivo fotográfico
familia Rodríguez Zárate.

Los abuelos paternos de Gus fueron Filomena del


Razo y Telesforo Rodríguez y, los maternos, Refugio Ortiz
López y Benigno Zárate Torres. La madre de Gus sólo
tuvo un hermano, el Padre Ignacio Zárate Ortiz. Por su
parte, don Jesús, tuvo cuatro medios hermanos. Su
madre tuvo dos matrimonios. El primero, con don
Agustín Tamayo, con quien tuvo tres hijos: Agustín,
Inocencia y Guadalupe. Su segundo matrimonio fue
con don Telesforo Rodríguez con el que tuvo cuatro
hijos: Carlos, Tránsito, Felisondo y por supuesto, a don
Jesús. Pero don Telesforo abandonó a su familia y tuvo
un cuarto hijo: a Margarito, convirtiéndose éste en el
cuarto medio hermano de don Jesús. Posteriormente,
Margarito se casó con Guadalupe, media hermana de
don Jesús por parte de madre, de donde nacieron tres
hijas: Maximina, Hortensia y Anita. En el matrimonio de
ellos no existe ningún parentesco sanguíneo y
tampoco información sobre quién fue la madre de
Margarito.
[126]
Cuando don Telesforo abandonó a doña
Filomena, Agustín Tamayo, medio hermano de don
Jesús, se hizo cargo de él y sus demás hermanos.
Posteriormente, don Agustín Tamayo [medio hermano
de don Jesús], se casó con Raquel González, con
quien procreó a Teresita, Socorro, Aida, Arturo,
Francisco, Rodolfo, Lolis y Beto. Desde un inició, don
Jesús reconoció a Agustín Tamayo como su “padre” y
existió muy buena relación entre ambos, lo que
transmitieron a sus hijos, por lo que los hermanos
Rodríguez Zárate, han mantenido una relación muy
cercana con la familia Tamayo González, así como
con las hijas de Margarito y Guadalupe.
De igual forma, Inocencia Tamayo, hermana de
Agustín y media hermana de don Jesús, contrajo
matrimonio con Miguel Ramírez, de donde nacieron
Eliezer, Agustín, Marthita, Jorge, Estela, Humberto,
Álvaro, Felipe, Tomás y Guillermo. Eliezer y Tomás
también serían sacerdotes.
De hecho, el Padre Eliezer Ramírez Tamayo hizo
toda su vida sacerdotal en el Seminario. Fue maestro
de humanidades de muchas generaciones. Junto con
el Padre Filogonio Sánchez fueron pilares de la ola
postconciliar. De aquí que Gustavo reconocía al Padre
Eliezer como primo (I. Rodríguez, comunicación
personal, 4 de marzo de 2023).
La familia materna de Gus no fue tan grande
como lo fue su familia paterna. Su Tío Padre, hermano
de su madre, no fue el único sacerdote en la familia,
ya que del lado de la familia de su padre tuvo cuatro
primos sacerdotes, los hermanos Eliezer y Tomás
Ramírez Tamayo y los hermanos Tomás y Miguel Ángel
Morales, de Santa Cruz, Tlaxcala. Miguel Ángel,
Gustavo e Ignacio estuvieron en el Seminario cinco
años juntos cursando Humanidades.

[127]
Familia de don Jesús Rodríguez (único hombre en la foto) y en la parte de atrás
a la derecha, doña Teresa Zárate.
Fuente: Archivo fotográfico familia Rodríguez Zárate.

Los primeros años de vida de Gus transcurrieron


entre los estados de Tlaxcala y Puebla. Por poco era
tlaxcalteca, aunque sin duda tenía sangre tlaxcalteca,
porque su padre era originario de Santa Cruz, Tlaxcala,
pero como él mismo dijo en el libro Caminando juntos,
con los pobres (2019, p. 19), fue originario de Puebla
por casualidad, mis papás estaban viviendo en esa
época en Santa Cruz, Tlaxcala, era un momento difícil,
porque mi papá era líder sindical de la fábrica La
Trinidad […], junto con un tío que lo apoyaba; tuvieron
muchos problemas, los querían matar y se desplazaron
para Atlixco; entonces, en esas idas y venidas, mi
mamá se internó y nací [aquí en la ciudad de Puebla],
todavía me tocó vivir dos o tres años más en Santa
Cruz, Tlaxcala, y después nos fuimos a vivir a Atlixco.
Gus tenía sangre tlaxcalteca y sangre poblana,
no sólo por haber nacido en la ciudad de Puebla, sino
porque su madre era poblana.
[128]
Abuelos maternos de Gus. Benigno Zárate Torres y
Refugio Ortiz López.
Fuente: Archivo fotográfico familia Rodríguez Zárate.

Cuenta Ignacio Rodríguez, hermano mayor de


Gus, que su mamá siempre fue muy unida a su tío, el
Párroco de Atlixco. Cosa para nada extraña, ya que
sólo se tenían él uno al otro y a sus padres. Esta unión
hizo que ella y sus padres anduvieran con él a donde
quiera que iba o enviaran. Por ello, cuando mandaron
a su hermano como Párroco a Santa Cruz, Tlaxcala,
doña Teresa y la familia completa se fue con él. Fue en
Santa Cruz, Tlaxcala, donde conocería a don Jesús
Rodríguez del Razo, se harían novios, se casarían y
formarían la familia Rodríguez Zárate.

[129]
En Santa Cruz, Tlaxcala. Parada a la izquierda, doña Teresa Zárate Ortiz, en
medio, su hermano el Padre Ignacio y a la derecha el papá de ambos.
Fuente: Archivo fotográfico familia Rodríguez Zárate.

Pero antes de irse a Santa Cruz, Tlaxcala, vivían,


primeramente, en Atlixco porque el Padre Ignacio
Zárate era Vicario de la Parroquia de Atlixco y, Párroco
el Padre Saldaña -más tarde lo nombrarían Párroco de
Atlixco-. De ese modo, la futura madre de Gus, el
Padre Ignacio y los padres de ambos, se movieron,
primero de Atlixco a Santa Cruz, Tlaxcala. Tiempo
después, ya como familia Rodríguez Zárate, al estallar
el conflicto obrero social, regresarían nuevamente a
Atlixco, a la casa parroquial en donde el Padre Ignacio
Zárate ya era Párroco de Atlixco.
El Padre Ignacio, tenía una pastoral muy
especial, terminó su carrera en plena persecución,
todas esas experiencias le tocaron a mi mamá y a sus
papás vivirlas, dijo Ignacio Rodríguez. En Atlixco, el
Padre Ignacio Zárate, primero fue vicario y, después,
Párroco, función que cumplió durante cuarenta años.
Gus, hermanos y sobrinos le llamaban Tío Padre.

[130]
Padre Ignacio Zárate
Ortiz, Tío Padre de
Gus.
Fuente: Congreso
Interparroquial
Eucarístico y del Santo
Rosario (1949). Álbum
Conmemorativo 1949.
Atlixco, Puebla: Comité
Parroquial del
Congreso.

Cuando la futura familia materna de Gus y su tío


el Padre Ignacio llegaron a Santa Cruz, ni él ni sus
hermanos, naturalmente, existían todavía. Pero en
poco tiempo sus futuros padres se conocerían, los
caminos ya habían sido trazados y, Gus y sus hermanos
no tardarían en llegar. Pero cuando sus padres se
conocieron ¿fue amor a primera vista? De acuerdo a
las Memorias de don Jesús Rodríguez del Razo, cuando
vio por primera vez a Teresita de inmediato le escribió

[131]
y envió una carta. Aunque, ella al principio ni caso le
hizo.
Por obvias razones, la madre de Gustavo era una
ferviente católica, pero su padre también lo era. De
hecho, sino hubiese sido por la religiosidad de ambos,
no se habrían conocido. Los dos caminos se cruzaron
en Santa Cruz, Tlaxcala, primero con la llegada del
nuevo cura acompañado de su hermana menor, y
segundo, porque si bien el futuro padre de Gustavo no
era aún un ferviente católico, si era creyente de Dios.

[…] mi mamá conoció a mi papá y se hacen


novios y entonces le dice “no quiero, esto y
esto”, porque estaba muy marcada por la vida
de mis abuelos debido al alcoholismo de mi
abuelo [materno], entonces mi papá no quería
que hubiera nada de esas secuelas, mi mamá
se ponía muy mal, entonces mi papá hace
todo esfuerzo y coincidentemente en ese
momento va a unos ejercicios espirituales en la
casa de Cholula, en donde empieza a cambiar
y a ver todo lo de la “Rerum Novarum” y
comienza un poquitín a sensibilizarse en la
doctrina de la iglesia.

Don Jesús Rodríguez se convirtió en un ferviente


católico desde muy joven, desde que se dio cuenta
que iba en la dirección equivocada corrigiendo su
camino acercándose a la iglesia católica. Se había
juntado con una palomilla [pandilla] y “me eché a
perder”. Un Juan charrasqueado: borracho,
parrandero y jugador. Según lo confiesa, era la oveja
negra de la familia. ¿Cómo fue su camino a Damasco
de este obrerísimo Saulo? (Rodríguez, 2015).
Coincidentemente, este cambio se dio cuando
el Padre Ignacio Zárate ya era Párroco de Santa Cruz,
[132]
lugar en donde se ubicaba la fábrica La Trinidad.
Resulta sustancial señalar que los ideales y ansias de
defensa de los derechos laborales de los obreros de la
fábrica La Trinidad de don Jesús, no estaban
separados de su fe hacia Dios. De hecho, es una razón
importante por lo que la Rerum Novarum fue de su
interés.
La Rerum Novarum fue la primera Carta Encíclica
Social de la iglesia católica que defendía la Situación
de los Obreros. Proclamada por León XIII en 1891,
trataba de “determinar los derechos y deberes dentro
de los cuales haya de mantenerse los ricos y los
proletarios, los que aportan el capital y los que ponen
el trabajo […] con urgencia trata de proveer de la
manera oportuna el bien de las gentes de condición
humilde, pues la mayoría se debate indecorosamente
en una situación miserable y calamitosa […] ya que las
instituciones públicas, las leyes de la religión y el tiempo
fue entregando a los obreros, aislados e indefensos, a
la inhumanidad de los empresarios y a la desenfrenada
codicia de los competidores […] hasta el punto de que
un número sumamente reducido de opulentos y
adinerados ha impuesto el yugo de la esclavitud a una
muchedumbre infinita de proletarios […]” (Carta
Encíclica Rerum Novarum s/a).

De esta forma, don Jesús, fue parte de la


Asociación Católica de Jóvenes
Mexicanos (ACJM) […]. De acuerdo al
libro “La formación social y política de los
católicos mexicanos. La Acción Católica
Mexicana y la Unión Nacional de
Estudiantes Católicos” de María Luisa Aspe
Armella [citada por Rodríguez, 2015]
indica que en el periodo de 1929 a 1958 al
terminar el conflicto religioso armado
[133]
nació la Acción Católica Mexicana (ACM)
que sigue las directrices de Pio XI que
concibió la Acción Católica como
“estrategia de recristianización y de
apostolado seglar”.
Cuatro son las agrupaciones básicas que
la integraron: la Unión Femenina Católica
Mexicana (UFCM) [para] señoras; la
Juventud Católica Femenina Mexicana
(JCFM) [para] señoritas; la Asociación
Católica de la Juventud Mexicana
(ACJM) [para] jóvenes; y la Unión de
Católicos Mexicanos (UCM) [para]
señores.
Estaban confederadas Los Caballeros de
Colón y la Unión Nacional de Estudiantes
Católicos (UNEC). [La UNEC y la ACJM]
fueron apoyadas por los jesuitas quienes le
imprimieron el sello ignaciano y la doctrina
social de la iglesia inspirada
fundamentalmente por la encíclica Rerum
Novarum de León XIII. Esta nació como
una respuesta a los grupos católicos
sociales que a finales del siglo XIX surgieron
en Europa central e Italia.
Esta encíclica promulgada el 5 de mayo
de 1891 marca el inicio de la
preocupación de la iglesia por los obreros.
[…] el primer párrafo plantea el problema:
“Despertado el prurito revolucionario que
desde hace ya tiempo agita a los pueblos,
era de esperar que al afán de cambiarlo
todo llegara un día a derramarse desde el
campo de la política al terreno, con él
colindante, de la economía. En efecto, los
adelantos de la industria y de las artes, que
[134]
caminan por nuevos derroteros, el cambio
operado en las relaciones mutuas entre
patronos y obreros; la acumulación de las
riquezas en manos de unos pocos y la
pobreza de la inmensa mayoría; la mayor
confianza de los obreros en sí mismos y la
más estrecha cohesión entre ellos,
justamente con la relajación de la moral,
han determinado el planteamiento de la
contienda”.
Esta influencia va a ser [la] guía de acción
y el motivo de [la] práctica religiosa de
don Chuchito. Pero ¿Cómo descubrió al
Dios del Amor del Nuevo Testamento?
Aquí su confesión:

“A los 20 años tenía mi tallercito de


zapatería, ya viajaba a los pueblos a
vender zapatos. Un pequeño detalle,
que a los ocho o nueve años le pedí
mucho a Dios dos cosas: no ser
mujeriego ni esclavo de una empresa.
Gracias a Dios me lo concedió.
Pensaba lo que sufrimos y que dejara
hijos por todos lados, nada de eso. A
los 20 años me retiré de andar en los
bailes que me gustaba mucho [lo que
heredó Gus], me escapaba porque mi
madre no me daba permiso, tenía
fama de ser de lo peor en el pueblo”.
“Llegó el señor Cura Zárate [Tío Padre
de Gus] a la parroquia y llevó a una
hermanita [la que sería mamá Gus], el
pan bendito, pero como era muy
gallo, sin conocerla le mandé una

[135]
carta, era mi costumbre, ni caso me
hizo”.
“Luego me llegó un citatorio del
párroco, me dije: ya la fregamos, ya
llegó a sus manos mi carta. No, era
para formar el grupo de la ACJM. Yo
era noviero. Seguimos la preparación y
llegó el momento de nombrar el
presidente. Salí electo. Había que
confesarse, de la carta ni me
acordaba, ni Teresita menos porque ni
me conocía”.
“Yo no estaba en condiciones de
confesarme, nada más mandaba a los
muchachos, pero alguien rajó [acusó]
que no quería confesarme y que llama
Tata Cura:

Haber Chucho ¿por qué no se


quiere confesar?
Yo le dije: es que de vez en vez me
hecho todavía mis copas, y soy muy
noviero.
Y ¿con todas sus novias se va a
casar?
Pues no, a ninguna quiero-vacilé.
Pero me volvió a decir.
¿Y no sabe que esas muchachas
son hijas de Dios como usted? Déjelas
y piense en una nada más. Váyase y
está confesado, mañana tiene que
comulgar, tiene que dar el ejemplo
siendo usted el presidente.

Y don Chuchito con el tiempo se volvió de


comunión diaria y de visitas al sagrario.
[136]
Luego un sinarquista, lo invitó a unos
ejercicios espirituales en la Parroquia de la
Cruz que impartía el Padre Luis. G. Ramos
y le llegó la gracia de Dios. Estos ejercicios
espirituales duraban ocho días y tenían la
metodología y los tomó durante muchos
años […] los ejercicios espirituales
ignacianos son el carisma de los jesuitas
que modernizando su conceptualización
[…] podemos tener el perfil del ser humano
que pretende ser fruto de dichos
ejercicios:

1. La persona es un ser situado en el


mundo. Como dijera Ortega y Gasset
“yo soy yo y mi circunstancia”. Está en
el aquí y en el ahora.
2. La persona es un ser con otros. Esto es,
necesitamos del otro para ser. “Ama a
tu prójimo como a ti mismo”.
3. La persona es un ser libre y autónomo.
Para esto el individuo tiene que
conocer los valores que lo guían y sus
decisiones se toman en función de
ellos. Su acción es personal, pero
también comunitario. La persona
construye pareja, familia, sociedad y
nación.
4. La persona se trasciende a sí misma. El
individuo está en el aquí y en el ahora
para cumplir con su proyecto de
hombre que lo hace único.
5. La persona es un ser activo. Es en la
acción donde ejerce su libertad, en
donde se relaciona con los otros y con
la naturaleza.
[137]
Sorprende como estos ejercicios
espirituales moldearon a don Chuchito e
hizo realidad el tipo de persona que fue.
Una persona religiosa que vivió una
actividad sindical que puso varias veces su
vida en riesgo, en donde las traiciones
eran lo cotidiano (Rodríguez, 2015).

La vida familiar de los Rodríguez Zárate, en Santa


Cruz, primero y, en Atlixco después, transcurrió de
manera paralela con el activismo sindical de don
Jesús. De hecho, la boda tuvo lugar al mismo tiempo
que explotó la huelga en la fábrica La Trinidad. La
madre de Gus conoció a su esposo siendo este parte
ya del movimiento obrero de la fábrica. La vida de don
Jesús Rodríguez ya había sido marcada por la fábrica
desde muy temprana edad. Desde niño creció
empapado de la vida obrera, no conocía cosa distinta
a lo que estaba acostumbrado a ver todos los días. La
fábrica fue parte de su vida diaria sin que él lo hubiese
elegido así.
La tenacidad y capacidad de crítica de la
realidad social y obrera que desarrolló, es digna de
reconocerse, no se permitió normalizar la explotación
de los trabajadores, sino que actuó con valentía y
coraje y se levantó y movilizó en contra de los
empresarios y líderes corruptos y explotadores, pero
¿por qué lo hizo? ¿qué fue lo que lo llevó actuar y no
quedarse con los brazos cruzados viendo el sufrimiento
de sus semejantes? Lo hizo, porque no pensó sólo en sí
mismo, sino también en aquellos que padecían las
mismas o peores condiciones que él y, porque fue una
persona sensible al dolor humano.
Lo hizo, igualmente, porque encarnó el ideal
que los jesuitas tienen del ser humano, como lo
describiría el Padre Arrupe: nuestra meta y objetivo
[138]
educativo es formar hombres que no vivan para sí, sino
para Dios […] hombres para los demás, es decir, que
no conciban el amor a Dios sin el amor al hombre; un
amor eficaz que tiene como primer postulado la
justicia y que es la única garantía de que nuestro amor
a Dios no es una farsa, o incluso un ropaje farisaico que
oculte nuestro egoísmo (Rodríguez, 2015).

Ahí fue, dijo Ignacio Rodríguez, (2015),


cuando conoce [su mamá] a mi papá, en
ese momento era líder de La Trinidad4, una
de las principales fábricas. Estamos
hablando de la Segunda Guerra Mundial,
momento clave. La primera fábrica era la
de Río Blanco, la segunda la de Metepec
y todo el conjunto de fábricas que había
y, la tercera era La Trinidad y todas las
fábricas de alrededor […] en la Segunda
Guerra Mundial toda la producción se iba
para Estados Unidos.
Mi abuela [paterna] estuvo en Río Blanco
y ahí mi papá empezó a buscar la justicia.
Una cosa que llevamos impregnada
Gustavo y yo, fue que decíamos “nos
podían estar golpeando [a nosotros] pero
que no tocaran a otro porque nos salía
todo”.
Hubo también un problema, estalló lo del
agua y mi tío, el medio hermano de mi

4
La fábrica La Trinidad era textilera, propiedad del empresario español,
avecindado en la ciudad de Puebla, Manuel Martínez Conde. Su capacidad
empresarial lo hizo invertir en la ciudad de México en el área de los bienes y
servicios y en Puebla en la fábrica La Constancia al lado de Esteban de
Antuñano. La Trinidad comenzó a construirse en 1880 y empezó a funcionar en
1884 (Mediateca INAH, 2023). Este empresario español invirtió en la ciudad de
México, Puebla y Tlaxcala. Ahora La Trinidad es una ex fábrica y museo textil.
[139]
papá era líder de los obreros y mi papá
líder de los empleados. Había dos
sindicatos.

Todo tiene sentido. Por la religiosidad y la lucha


por la justicia social de don Jesús Rodríguez, se puede
comprender el porqué Gus se preguntaba la razón por
la que su padre siempre dejaba una silla vacía a la
hora de comer. Ya era por ley que tenía que estar
vacía. Le preguntaba: ¿por qué? ¿para quién? Y me
decía: “no sabemos, siempre hay alguien que puede
llegar a comer con nosotros, es Dios el que nos visita”.
Todos los que llegaban a pedir comida por la mañana
o a la mitad del día, pordioseros y otros, siempre los
pasaba a comer. Eso a mi mamá le molestaba mucho
porque no estaba acostumbrada a esos detalles, pero
para mi papá no había diferencia ni distinción de
clases y los hacía sentar en nuestra mesa con mucha
familiaridad. Eso ayudó a sensibilizarnos y a darnos la
idea desde pequeños de que todos somos iguales y
que hay que tenderle la mano al que más lo necesita,
así lo refería Gus (Sevilla, 2019, pp. 20-21).
Don Jesús Rodríguez no sólo fue una persona
religiosa, también un acérrimo líder sindical, un
defensor de los empleados, obreros oprimidos y
explotados. Dos cualidades que lo caracterizaron y
marcaron su vida. Fue una combinación congruente
que llevó a la práctica en el contexto en que vivía.
Era originario de Santa Cruz, Tlaxcala y, empezó
adentrarse en la fábrica desde pequeño. Ayudaba a
mi abuela Filo a llevar canastas de comida que
vendían a los obreros en la fábrica de Santa Elena y
cuando entró a trabajar a los 11 años no le gustó.
“Luego a los 14 años me fui con permiso a trabajar, ya
conocía a mi hermano Margarito, entré de suplente en
la fábrica de Río Blanco el mejor sindicato que conocí
[140]
en mi vida, hasta el presente es lo mejor […] ahí no se
conoce explotadores, líderes, mucha democracia
sindical” […] luego, cuando adolescente comenzó a
meterse en los telares como ayudante y, como tenía
habilidades administrativas pasó a ser empleado y,
fundó el sindicato de empleados. Sus estudios fueron
hasta segundo año de primaria. Como era
comerciante tenía facilidad para los números. Era
zapatero remendón y de ahí puso un pequeño taller
donde se hacían zapatos (I. Rodríguez, comunicación
personal, 4 de marzo de 2023).
Pero como se preguntó Ignacio Rodríguez Zárate
el 29 de diciembre de 2015 en la Parroquia de Nuestra
Señora de la Asunción, en un homenaje que Gus y la
familia Rodríguez Zárate rindió a Los cien años de Don
Chuchito, en la que se dio lectura a sus Memorias y una
de las interrogantes clave fue ¿Dónde abrevó nuestro
festejado esta concepción práctica de la justicia
social?5

Esta tuvo dos raíces: la Revolución


Mexicana y la doctrina social de la iglesia
y, los ejercicios espirituales de San Ignacio.
Dos fueron los movimientos sociales
precursores inmediatos de la Revolución
Mexicana, el realizado por los mineros de
Cananea, Sonora y el de los obreros
textileros de la fábrica de hilados y tejidos
de Río Blanco. Ambos reprimidos
violentamente por el régimen de Porfirio
Díaz.

5
Los antecedentes iniciaron primero en la mina de cobre de Cananea, Sonora,
el 1º de junio de 1906, y medio año después, en la planta textil de Río Blanco,
Veracruz, el 6 de enero de 1907.
[141]
Lo de Río Blanco se gestó porque los
obreros tenían “una jornada laboral diaria
de 14 horas con 45 minutos para tomar
alimentos. Se comenzaba a laborar desde
las seis de la mañana hasta las ocho de la
noche. El descuento de salarios se
aplicaba, además, si el trabajador
averiaba la maquinaria y, en las tiendas
de raya se vendían mercancías mediante
vales que se descontaban de los exiguos
salarios”, refería Roberto Espinoza de los
Monteros (Rodríguez, 2015).
Los obreros textileros se empezaron a
organizar y los empresarios también.
Ambos pidieron la mediación de Porfirio
Díaz. Este por supuesto se pronunció a
favor de los patrones con un laudo
publicado el 4 de enero de 1907 en donde
obligaba a los obreros a regresar a las
fábricas y a los empresarios a revisar las
condiciones laborales.
Ante esto, los obreros tres días después, el
7 de enero, bloquearon la fábrica de Río
Blanco. Los empresarios decidieron
cerrarla y los obreros saquearon la tienda
de raya. Después fueron a la gendarmería
a tratar de liberar a los presos y se
dirigieron rumbo a Nogales en donde se
enfrentaron al 13er batallón.
La guardia militar apostada en Veracruz
acudió en apoyo del batallón y reprimió
mortalmente a los líderes. Por esto se les
conoce como “Los mártires de Río
Blanco”.
Continuando, Rodríguez (2015) se
cuestiona ¿Cómo le impactó esto a don
[142]
Chuchito si aún no había nacido? En sus
Memorias él mismo lo describe: […] otra
cosa, el por qué me entró el ser crítico o ir
contra los líderes[…]es que en Río Blanco
estuvo mi madre con [el] papá de Agustín
Tamayo [su medio hermano] y en 1910,
que yo no existía, en su casa se hacían las
juntas contra Porfirio Díaz, de ahí salieron
los mártires de Río Blanco […] llegué a los
ocho años (1923) y mi madre cada 7 de
enero celebraba el aniversario de “Los
mártires de Río Blanco”, me mandaba a
pedir un manifiesto al sindicato y
empezaba a platicarme: “este iba
disfrazado de esta manera, en fin, este se
lo llevaron a San Juan de Ulúa, y ahí en un
separo le caía una gota en la cabeza de
todo el día, a los demás los mataron y este
obrero hasta que ya estaba hinchado,
pero dicen que era compositor, que
seguido [frecuentemente] le componía al
general unas poesías, y que se
compadeció de él y lo vistió de soldado y
lo sacó. Cuando llegó a casa de mi madre
lo desconocía hasta que le refirió. Ya mi
madre consiguió ropa y se movió, le dio de
comer, pero al poco tiempo murió […] De
ahí me salió defender a mi clase pobre
[…]”.

Las fábricas absorben y exprimen la vida de los


obreros, por un lado y, se convierten en parte de la
vida cotidiana de los trabajadores y sus familias, por
otro, creán una dependencia mutua en donde los
patrones requieren de mano de obra barata que

[143]
opere la maquinaria pesada, agilice la producción a
marchas forzadas para obtener máximas ganancias
en poco tiempo e invirtiendo lo mínimo o casi nada,
de lo contrario, el negocio no es rentable. A su vez, los
obreros dependen del trabajo en las fábricas que,
aunque paguen poco y sean explotados, tienen por lo
menos “algo” que comer. Para que el engranaje
capitalista funcione debe existir un explotador y un
explotado.

Porque nuestra vida era la fábrica

Para quienes hemos crecido en


poblaciones marcadamente textiles,
como era en los cuarenta, la zona de Río
Blanco, la de Atlixco con todo el
conglomerado alrededor de Metepec,
una de las primeras en donde se tenía
todo el proceso de elaboración de telas,
el silbido de la fábrica marcaba la vida
cotidiana de los habitantes de la región,
así como en el ámbito rural las
campanadas de la iglesia dan la pauta de
las actividades, a las doce el Ángelus, a las
tres la muerte de Cristo.
Santa Cruz, Tlaxcala, estaba enclavado
en el centro de varias fábricas: La Trinidad,
Santa Elena, San Manuel y, la economía
dependía de su actividad. Por esto,
cuesta trabajo comprender dos hechos:
primero ¿cómo dos medios hermanos
llegaron a liderar en La Trinidad los dos
sindicatos: ¿Agustín Tamayo el de los
obreros y don Chuchito el de los
empleados? Segundo ¿cómo estalló la

[144]
huelga en plena Segunda Guerra Mundial
en 1942, cuando era presidente Manuel
Ávila Camacho?
La CROM6 (22 de mayo de 1918) aún era
liderada por su fundador Luis Morones y
empezaba a crecer Antonio J. Hernández
en Atlixco. La CTM7 creada el 24 de
febrero de 1936 por Vicente Lombardo
Toledano y los cinco lobillos para
contrarrestar el poder de la CROM que era
afín a Plutarco Elías Calles se fortalecía. El
presidente era Lázaro Cárdenas, quien
había mandado al destierro a su
antecesor y a Morones.
Son famosos los enfrentamientos a balazos
de dichas centrales por los contratos
colectivos de las fábricas y los pistoleros
gozaban de impunidad. En Atlixco, la calle
Sonora era mejor conocida por “El callejón
de Dios te ampare” porque en una
esquina estaba la CTM y en la otra la
CROM y en cualquier momento se soltaba
la balacera.
Los sindicatos de La Trinidad estaban
afiliados a la CROC8 fundada en 1932 por
Eucario León quien los apoyó en la huelga
en el 42 (Rodríguez, 2015).

La actividad sindical del padre de Gustavo fue


muy agitada, de la cual, Rodríguez (2015), distingue
dos etapas muy marcadas: cuando encabezó con su
medio hermano Agustín Tamayo los sindicatos de la

6
Confederación Regional Obrera Mexicana (CROM).
7
Confederación de Trabajadores de México (CTM).
8
La Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos (CROC).
[145]
fábrica La Trinidad, el primero líder de los obreros y don
Jesús Rodríguez líder de los empleados, y el estallido de
la huelga en 1942, y cuando empezó a radicar en
Atlixco, en donde dejó de ser líder y se dedicó a formar
sindicatos y asesorar a obreros, choferes de autobuses,
taxistas y, se enfrentaba tanto a patrones como a
líderes corruptos y asesinos.
El tío de Gus del que se habla, Agustín Tamayo
era medio hermano de su padre, pero la relación que
mantuvieron fue muy cercana, incluso llevaban vidas
paralelas. Eran hijos de distintos padres, pero de la
misma madre. Sobre esto, Rodríguez (2015) mencionó:

Ambos bebieron los mismos relatos de “Los


mártires de Río Blanco” y las mismas
carencias, y cada uno a su manera vivió
su amor a su madre. Los dos padecieron la
orfandad de padre, Agustín por
fallecimiento, don Chuchito por ausencia.
Agustín fue el padre sustituto [de don
Chuchito]. Si algo fortaleció su fraternidad
fue la huelga, una huelga que dividió
familias y a los pueblos circunvecinos.
Esta huelga tuvo repercusiones, primero
regionales y luego nacionales. Primero,
porque las fábricas de Puebla y Tlaxcala
pertenecían a la Cámara de la Industria
Textil de Puebla y Tlaxcala y temían que lo
que sucedía en La Trinidad se extendiera
a otros lugares. A nivel nacional, en junio
de 1942 se suscribe un pacto entre las
principales centrales obreras en donde se
comprometen a no estallar huelgas
mientras dure la guerra [Segunda Guerra
Mundial]. Estas organizaciones forman el

[146]
Consejo Nacional Obrero que trata de
minimizar los conflictos obrero-patronales.
Sin embargo, la huelga en La Trinidad
dilata 23 meses, el sindicato adherido en
un principio a la CROM y luego a la CROC
demanda el respeto al contrato colectivo
de trabajo, la reinstalación de los
trabajadores despedidos. El Consejo
Nacional Obrero obliga al gobierno
federal a solucionar las peticiones obreras.
Es la única vez que lo hace.
Así, en julio de 1944 el gobierno incauta La
Trinidad y termina la huelga. La CROM
lanza una ofensiva para recuperar la
titularidad del contrato colectivo. Eucario
León dirigente de la CROC no está
dispuesto a perderlo.
Don Chuchito en sus Memorias narra lo
siguiente:

“Ustedes ya saben el lio de La Trinidad


de 1949, que tuvimos que salir, yo no
quería porque contra mí no había
nada, pero tuve que respaldar a mi
hermano Agustín. La consigna de
Antonio J. Hernández y Silvino Rojas, un
líder de la fábrica de San Manuel era
asesinar a Agustín. Lo convencí de que
saliéramos del pueblo, que si a los que
habíamos hecho el favor iban contra
él, como era Agustín Maldonado y sus
hermanos. A Fernando de Razo, que
yo metí de empleado, con la ayuda
de Agustín Tamayo, iba contra él. Se
puso a llorar. Por cierto, que no nos

[147]
hablábamos, Agustín y yo, le digo:
estoy contigo”.
“Mi madre me dijo: váyanse, prefiero
que no estén acá y que vivan, no
quiero que los maten, ni que se
vuelvan asesinos. El señor cura Fuentes
que estaba con los traidores se lo llevó
[…]”
“Una noche llegó uno con ocho
pistoleros de la región de Orizaba
dispuestos a matar, yo me opuse […]
yo iba al sagrario a pedirle a Cristo que
no me diera permiso para dar órdenes
porque me decían ´lo que tú digas
Chucho´. Entonces palpé lo que es
humano y lo espiritual, lo humano,
quería yo la venganza; lo espiritual me
decía que no […]”

Y aquí estas vidas paralelas se separan,


Agustín Tamayo, después de tenerlo todo
empezó de cero en el Distrito Federal
poniendo una tienda de abarrotes y, don
Chuchito se fue a meter a la boca del lobo
en Atlixco.
Por cierto, en una ocasión le reclamaron a
don Chuchito por qué no iba a visitar a su
padre que se encontraba delicado, él
respondió: “yo no tengo más padre que
Agustín Tamayo” y eso que cuando se
separaron doña Filo [Filomena] y don
Telesforo, don Chuchito se fue con éste.
Hay que señalar que don Chuchito se
casó con doña Tere un 8 de agosto de
1942. Al inicio de la huelga “[…] yo conocí
al compadre Ameca y empecé a vender
[148]
varias mercancías y así pasamos la huelga
[…] yo desde joven me dediqué a mi
apostolado, a dar pláticas y formar
jóvenes, iba a dar catecismo a Tlachco
[Tlaxcala]”.

La boda de los padres de Gus en Santa Cruz, Tlaxcala el 8 de agosto de 1942.


Fuente: Archivo fotográfico familia Rodríguez Zárate.

Los padres de Gus contrajeron nupcias en Santa


Cruz, Tlaxcala, el día 8 de agosto de 1942, pero no todo
fue miel sobre hojuelas. Mi abuelo [materno] se oponía
a la boda, intervino Monseñor Abascal, que iba a
celebrar misa y ayudaba a mi Tío Padre en otras
labores pastorales. Ya casados, a mi Tío Padre lo
nombraron Párroco de Atlixco, y se fueron mis abuelos
para allá (I. Rodríguez, comunicación personal, 4 de
marzo de 2023).
Ignacio Rodríguez recuerda que después de
que su Tío Padre salió de Santa Cruz, fue sucedido por
el Padre Federico y por el Padre Ignacio Pérez Quiroz,
quien años después fue Párroco en San Antonio, en la
ciudad de Puebla.
[149]
Igualmente, y como continuó indicando su tío
Agustín, el medio hermano de su padre, era el líder
sindical y su padre el líder de los empleados, pero
cuando estalló el conflicto obrero tuvieron que
renunciar para evitar derramamiento de sangre, que
de todos modos la hubo. En aquella época todo se
resolvía a balazos. Mi tío Agustín se fue al D. F. con toda
su familia a empezar desde cero. Abrieron una
pequeña tienda que con el tiempo y al cambiarse de
local fue una de las principales de la Nueva Argentina,
colonia ubicada en los límites con Naucalpan, al final
de los panteones de ese rumbo.
Mi papá con mi mamá y nosotros: Chayo, Tavo
y yo, nos fuimos a vivir con mi Tío Padre y mis abuelos a
Atlixco. Dulce se integró con nosotros (I. Rodríguez,
comunicación personal, 4 de marzo de 2023). Con
cuatro hijos, la familia Rodríguez Zárate se instaló en
Atlixco, en donde ya su Tío Padre era el nuevo Párroco.
La separación de los hermanos Tamayo (tío de
Gus) y Rodríguez (padre de Gus) y la salida de Santa
Cruz, Tlaxcala, tuvo que ver con la represión a toda
manifestación obrera que impuso Ávila Camacho
durante su sexenio y, al autoritarismo de Miguel
Alemán en contra de los movimientos o sindicatos
obreros. Su vida estaba en peligro, por lo que se hizo
obligatorio dejar Santa Cruz.

Mi tío dice: “vénganse acá a Atlixco. Y mi


papá decía: “¿cómo? Me voy a meter a
la boca del lobo” si estaba Antonio J.
Hernández que era el que dominaba todo
eso, y dijo mi tío “no, vénganse para acá”
[…] va y se mete a la boca del lobo, pero
empieza también a sensibilizarse en el
aspecto de la justicia. Nosotros éramos
pequeños y llegamos a vivir al curato
[150]
mientras lograba mi papá un poco [de
dinero] para poder independizarnos.
Entonces tanto a Gustavo como a mí nos
marca ese aspecto, enfrentar y convivir
con los líderes sindicales, en ese momento
el que tenía el control era tan férreo que
no se hacía nada si no era por la voluntad
y la aprobación de don Antonio J.
Hernández (I. Rodríguez, comunicación
personal, 4 de marzo de 2023).

Por otro lado, en cuanto a la historia familiar


materna, ésta no se quedó atrás, igualmente superó
por sus propios medios las barreras de las
desigualdades sociales que imperaban en la época.
La madre de Gus, era poblana, de ciudad Serdán,
antes conocida como San Andrés Chalchicomula. Mi
bisabuela tenía una tienda junto con su hermana. Mi
abuelo era un excelente ebanista, pero no sabía leer.
A los veintiocho años contrató a un maestro para que
le enseñara. Llegó a ser juez de paz (I. Rodríguez,
comunicación personal, 4 de marzo de 2023).

[151]
[152]
SEIS

LA VIDA EN ATLIXCO, “EN LA CUEVA DEL LOBO”

La familia Rodríguez Zárate se formó en Santa Cruz,


Tlaxcala, fue allá en donde doña Teresa Zárate y don
Chuchito se casaron y en donde Chayo, Gus y Nacho
vivieron su primera infancia. Su padre había comprado
a su madre una pequeña casa que tenía un pozo. Allá,
teníamos todos los aspectos satisfechos, se nos mete
un hecho, todas las personas bajaban al río a lavar
ropa, entonces mi papá compró una pequeña casa
en el mero centro, que logró reencontrar un pozo,
entonces ya mi mamá no tenía que bajar [al río],
teníamos el pozo y tenía un mozo que le sacaba el
agua a mi mamá, mi papá lo quiso así para que mi
mamá no bajara al río a lavar, eran contadas las casas
que contaban con pozo de agua, teníamos todo,
pero hubo un gran brinco de tenerlo todo a emigrar,
porque realmente fuimos migrantes y llegar a la casa
de mi Tío Padre donde si teníamos todo el apoyo y eso
(I. Rodríguez, comunicación personal, 4 de marzo de
2023).
Aunque don Chuchito no quería moverse hacia
Atlixco porque significaba meterse a la boca del lobo,
tuvo que hacerlo, no tenía opción, ahí ya se
encontraban viviendo sus suegros, su hija mayor, Dulce

[153]
y su cuñado, el nuevo Párroco de Atlixco y, ya no
podía quedarse más en Santa Cruz, Tlaxcala.

Don Chuchito llegó a Atlixco, a los


dominios de don Antonio J. Hernández, y
siguió con su labor sindicalista, asesoró a
los choferes de las líneas de autobuses y
los guió para que crearan su sindicato,
pero uno de los logros más sobresalientes
fue que cuando cerraron la fábrica de El
León, con un buen abogado laboral,
lograron una excelente indemnización en
donde los líderes no se llevaron su tajada y
él no probó ni un bocado de la comida
que le habían organizado en
agradecimiento (Rodríguez, 2015).

En Atlixco, don Jesús ya no regresó a trabajar a


la fábrica, se hizo vendedor ambulante, por lo que
viajaba mucho al sur del estado y, durante esos viajes
era muy solidario con los choferes. Así, organizó el
sindicato de cobradores y choferes de los autobuses
(Sevilla, 2019, p. 21). Al igual que Gus, su padre,
también anduvo por los caminos del sureste desde
donde experimentó centenares de anécdotas, sin
embargo, -como señala Ignacio Rodríguez (2015), hay
una que lo pinta realmente como una persona
religiosa que actuaba por el bien del prójimo:

Otro día llegué a Atlixco y me fui


directo a Metepec, llegué al sindicato y
como siempre estaban los pistoleros, y un
jefe me dijo:
“Don Jesús, no entre usted, le dijimos
quien era usted […] no entre. Y ya metió a
otros tres de los más matones”.
[154]
Insistí y al final se desocupó. Y que
entro y estaban seis pistoleros, sino me
mentó a doña Filomena [madre de don
Chuchito] más de cien veces, no fue trato,
estaba negro de coraje, yo en mi interior y
mi contrición y en manos de Dios me puse.
Le dije:
Ya déjeme hablar ya que se está
acordando mucho de mi madre, en 1910
que yo ni nacía, en casa de mi madre iban
hacer sus juntas Los Mártires de Río Blanco
[…] don Antonio esos mártires murieron por
ver el bien de los trabajadores y su muerte
fue en balde, porque seguimos en las
mismas […] hoy los trabajadores tienen
nobles patrones y viven como peones de
hacendados, capataces, hasta los
mandan a matar si reclaman sus derechos
[…] y que empieza de nuevo.
Y a usted que jijos le importa […]
Contesté, me importa don Antonio
porque usted fue peluquero y fue peón de
campo, obrero que no me gustó ni me
gusta.
Y qué rejijo le importa […] ¿qué
quiere?
Pues don Antonio, esta es la lista que
usted horneó y le dio a usted dinero la
empresa. Lo que quiero es que le dé usted
trabajo otra vez a estos viejos […], a estos
que están muchachos pues no, ya los
recomendé con mi compadre Rodolfo.
¿Es su compadre?
Sí y nos estimamos, yo no quiero irme
de líder, él me da unos sindicatos, pero yo

[155]
no soy así para ser explotador de
trabajadores […]
Es usted un cabrón […]
Y ¿a dónde le hablo?
Al 90.
Se da un manazo en la frente ¿Usted
es el cuñado del señor Padre?
Si soy Jesús Rodríguez del Razo.
Por ahí hubiéramos empezado. Ya
me acordé de usted.
Respondí, yo no vengo por el señor
Padre.
Entonces tiene usted muchos…
No, don Antonio, tengo fe en Cristo
que él es el que da la vida y la quita, no
crea usted que porque está usted con sus
pistoleros no muere. Cuando Cristo diga
hasta aquí, hasta ahí se acaba uno […] yo
antes de conocerlo siempre he pedido por
usted y seguiré pidiendo por usted. Nada
que al llegar a Atlixco y he sabido su modo
de proceder, me he desilusionado porque
usted ya está rico y el obrero sigue igual,
algo ha hecho, pero la mayor parte o
mucho ha sido para usted.
Bueno, ya cabrón, ya le avisaré lo que
arregle. ¿Y usted cuánto ganaba? De
todos modos, venga mañana y lo coloco
aquí en un trabajo
No, don Antonio, yo no trabajo para
ningún cabrón. Le dio risa y me salí. Si les
dio trabajo.

Cuando la familia Rodríguez Zárate se concentró


en Atlixco, podría decirse que su vida en cierta medida
“mejoró” dado que la vida de don Chuchito ya no
[156]
corría tanto peligro y, la familia estaba unida. Aun así,
les esperaban ciertas adversidades por superar, al
tener que mudarse varias veces de casa hasta
encontrar una propia. En primer lugar, no podían
quedarse a vivir para siempre con su Tío Padre dado
que era la casa parroquial de Atlixco y, en segundo
lugar, porque la familia seguía creciendo.
Después de haber vivido como cuatro años en
la casa parroquial de Atlixco con su Tío Padre, se
pasaron a una casa que tenía una tienda, pero Chayo
siguió viviendo en el curato (I. Rodríguez,
comunicación personal, 4 de marzo de 2023). Luego
nos pasamos a una vecindad, junto a la Cruz Roja,
sobre la 4 norte, vivíamos bien. A mí se me hacía un
patio bien grande, pero después cuando fui a ver dije
“no estaba tan grande” (R. Rodríguez, comunicación
personal, 26 de febrero de 2023), en esa vecindad el
departamento tenía una recamara en altos, que fue
para Dulce, ahí nos quedamos cierto tiempo. Chayo
también se integró. Posteriormente, nos ampliamos al
alquilar otro departamento que nos permitió tener más
espacio. Después nos pasamos a otra casa en donde
sólo había tres inquilinos, que después se fueron y nos
ampliamos más. La sala-comedor eran las dos
recamaras. Luego los dueños de la casa se la
vendieron a mi papá (I. Rodríguez, comunicación
personal, 4 de marzo de 2023).
Hasta este momento, la familia Rodríguez Zárate
pudo tener una casa propia, la misma que conservan
hoy en día. En total, en Atlixco se cambiaron de casa
cinco veces: 1) Santa Cruz, Tlaxcala – casa parroquial
de su Tío Padre en Atlixco; 2) casa con una tienda; 3)
departamento en una vecindad; 4) departamento
con mayor amplitud y 5) casa con tres inquilinos que al
final el dueño la vendió a don Chuchito.

[157]
No siempre todos los hijos mantienen una buena
relación con sus padres. Hay hijos que se inclinan hacia
la madre e hijos que o hacia el padre. Este tipo de
relaciones dependen de la afinidad que tenga uno
hacia el otro y de factores como la forma de ser,
pensar y actuar. Igualmente, hay hijos que chocan
con alguno de sus padres debido a que no existe
concordancia en las personalidades.
Así, Gus se identificaba y era más cercano con
su padre que con su madre, con esta última chocaba
constantemente y no era muy amoroso, dijo Dulce
Solano, pues las formas de pensar y ser eran diferentes.
En cambio, con su padre, Gus decía que, de los cinco
a los 10 años, fue un tiempo muy feliz, tranquilo, con
una figura paterna fuerte, de cercanía, cariño. Tuve un
papá muy asertivo, que nos llevaba a pasear.
Esperábamos su llegada porque nos traía chicles, fruta,
tenía siempre un detalle. En ocasiones nos llevaba a
caminar a las orillas de Atlixco; siempre estuvo muy
cercano (Sevilla, 2019, p. 20).
En el mismo sentido en el que refiere Dulce, su
hermana Ruth Solano, coincidió y señaló mi tío era
siempre antagónico de mi abuela, la cuestionaba, le
ponía límites porque para ella era como salirse de
esquemas que se establecían […] pero [Gus] era una
figura importante, sabían el intelecto que tenía,
sabíamos sobre el tema de pastoral y que era de un
activismo clerical más congruente. Yo si recuerdo que
siempre llegaba a las reuniones [familiares, pero a
veces no llegaba] pero la percepción de la familia era
de “no es que no nos quiera, pero no concuerda con
la autoridad de mi abuela”, mi abuelo era otro. Yo
observo que algunos de los hermanos tienen
problemas con mi abuela por su forma tan drástica y
tan inflexible, se puede decir que mi abuela
representaba a la derecha y mi tío a la izquierda.
[158]
Mi tío era muy liberal y congruente y Jesús
era su mayor maestro […] y eso no les
gustaba aquí porque son tradicionalistas,
mis tías y mi abuela, hasta que
entendieron y dijeron “a ver, a tu hijo ya lo
entregaste, ya la carta que te escribió
antes de que lo ordenaran, él elige y él es
de todos, ya no es tuyo”.
Yo supe que una cosa en la que no estuvo
de acuerdo [su abuela] es porque no nos
casamos [Ruth y su ex esposo]. Mi abuela
me cuestionó qué porqué no me casé por
la iglesia. Me fui a vivir en unión libre, hice
muchas cosas, me separé. [Igual] pasó
con mi tía Teti, es de las más chicas de las
mujeres, la condenó fuertemente [por
haberse separado], entonces mi tío [Gus]
intervino y dijo: “yo no estoy de acuerdo,
no voy a estar de acuerdo con tus
declaraciones, tus juicios y tus
desaprobaciones y menos a tu hija”.
Entonces, tuvo una discrepancia y dijo:
“no me vuelvo a dormir aquí en tu casa”,
y sí, como fue, nunca volvió a pisar la casa
de mi abuela para [quedarse] a dormir
aquí, nada más era una visita y llegaba,
pero jamás se volvió a quedar aquí.
Entonces sí había esta discrepancia de
formas de pensar en el tema religioso, mi
abuela era muy institucional y no permitía
que se saliera de lo establecido, [pero] ya
sacerdote, lo respetaba porque era la
figura sacerdotal, si no también lo hubiera
excomulgado, le tenía mucho respeto,
pero también se enojaba con él mucho y,
mi tío nunca se calló, nunca estuvo de
[159]
acuerdo y [decía] “voy apoyar a quien
tenga que apoyar y más a mis hermanos,
si apoyo a feligreses cuanto más a mis
hermanos”.
Pero, al final mi tío se reconcilió, dijo: “mi
mamá es mi mamá, me dio la vida”, pero
sabíamos cuál era el perfil de mi tío,
sabíamos que era liberal y congruente
con los pobres, así era.

Gus y su madre.
Fuente: fotografía tomada de la cuenta de Facebook de Gustavo Rodríguez
Zárate.

[160]
SIETE

LA NIÑEZ DEL INQUIETO GUS

Gus de bebé.
Fuente: Archivo fotográfico familia Rodríguez Zárate.

[161]
El Tío Padre de los hermanos Rodríguez Zárate, pese a
que era conservador y tradicionalista, estaba
adelantado a su tiempo por haber trabajado en pro
de los más necesitados, socialmente dejó un trabajo
que nadie había hecho, como una caja de ahorro,
trabajo en educación, becas, escuelas, la acción
católica, formación, encuentros a nivel nacional.
Nadie lo hizo y el impacto que tuvo fue hasta más alto
que el del cacique de aquí (R. Solano, comunicación
personal, 12 de febrero de 2023).
Justamente, a Gustavo y a su hermano Ignacio
les tocó estudiar juntos en el kínder que su Tío Padre
había fundado con las madres Josefinas. Ambos eran
muy unidos por ser los dos hombres mayores, crecieron
casi iguales y hacían muchas cosas juntos, aunque el
mayor, por un año, es Ignacio.

El kínder era mixto porque íbamos niños y


niñas, los dos [Gustavo e Ignacio]
literalmente empezamos juntos el kínder.
Luego cuando se fundó la escuela
primaria de varones nos pasamos
automáticamente.
Aquí pasa una cosa curiosa, tanto
Gustavo como yo entramos a fundar en
esa nueva escuela, pero con una
pequeña ventaja, yo a veces me colaba
a las clases de primer año, me llevaban las
madres, las monjitas me dejaban tomar las
clases ahí y entonces cuando evaluaron
me dicen que no, que yo no debía estar
en primer año y, me pasan a segundo año
con todo el problema de no haber
aprendido la caligrafía. Insisto esto porque
tanto a Gustavo como yo de repente
cursamos juntos unas cosas y a veces nos
[162]
separaban, así fue parte de nuestra vida
(I. Rodríguez, comunicación personal, 4
de marzo de 2023).

Dulce, Nacho y
Tavito (el bebé).
Fuente: Archivo
fotográfico familia
Rodríguez Zárate.

Conocer la historia familiar puede decir mucho


sobre el comportamiento y forma de ser de los hijos.
Las experiencias o vivencias en la temprana edad son
las que forman el carácter y forjan las inquietudes que
se tendrán a mayor edad. Por eso, dentro de esta
historia, surge la curiosidad de saber ¿cómo era Gus
de niño? ¿era inquieto, juguetón, rebelde, alegre?
[163]
Era muy inquieto, no estaba quieto
cuando era niño, niño, como de dos o tres
años. Dice mi mamá que un día ella
estaba dormitando y Nacho mi hermano
estaba ahí con él [con Gustavo], Gustavo
apenas empezaba hablar, pero ya hilaba
frases. Dice Nacho: “oye, yo quiero ser de
grande curita como Tío Padre, tú también
vas hacer como Tío Padre”, pero el otro
[Gus] ni le hace caso y, mi mamá sigue
dormida, ya después que le responde
Gustavo “no molestes, yo quielo sel
bolacho, palandero y jugadol”, y mi
mamá, no mijito no, no, no, no, no, así dice
la canción, pero no, ¿papá es borracho?
no, ¿papá es parrandero? No, ¿papá es
jugador? tampoco. Mi mamá me
contaba que era muy inquieto (R.
Rodríguez, comunicación personal, 26 de
febrero de 2023).

La primera imagen que recuerda el Padre


Ricardo de Gustavo, es cuando iba en quinto o sexto
de primaria y él en cuarto o quinto, yo iba más atrás,
estudiaba en la Escuela Patria de las madres Josefinas,
[pero también había] maestras y maestros laicos. El día
del Niño fue en esa calle que da hacia la plaza,
entonces yo no sé quién le prestó unos patines de fierro
[a Gus]. Yo me acuerdo que pasé al baño y entonces
vi que pasó hecho la mocha, vi cómo pasó rápido, y
nosotros no teníamos patín en casa, mi papá no tenía
como para comprar un patín de fierro, eran caros. Yo
vi que pasó volado. Ya usaba lentes, decía “así puedo
copiar”. Obvio, en los siguientes Santos Reyes yo quería
un patín de fierro y, ya entre Nacho y Gustavo me

[164]
convencieron de que tuviera una pistola de agua
fulminante como del “Llanero Solitario”.
Yo conviví muy
poco con él. Cuando
yo pasé a cuarto de
primaria ya tenía yo
nueve años porque
entré de doce a la
secundaria, ellos dos
[Ignacio y Gustavo] se
fueron al Seminario […]
yo pasaba a quinto de
primaria. Entonces sí
nos distanciamos.

De derecha a izquierda: Dulce,


Nachito, Tavito (el de en
medio), Chayo y Rico.
Fuente: Archivo fotográfico
familia Rodríguez Zárate.

Ignacio, por su parte dijo que Gustavo siempre


fue muy alegre, muy social, yo no tanto, yo era un
poco más retraído, pero él sí iba a jugar y lo buscaban
las niñas como los niños para salir a jugar y, en la
escuela íbamos muy bien en esos aspectos. Era muy
alegre, muy cariñoso con todos nosotros [hermanos],
tenía un gran respeto por mi papá.

[…] Y pasó una cosa curiosa, mis papás


tenían pocos recursos y mi mamá era muy
hábil con la máquina de coser y nos hacía
a nosotros [la ropa] que hasta parecíamos
gemelos, porque la misma camisa que le
hacía a Gustavo me la hacía a mí.

[165]
Otra, por ejemplo, a la
hora de la comida había
cosas que a él [Gus] no le
gustaban y otras que sí le
gustaban, había cierto
intercambio de decir “sí,
yo me como esto y tú lo
otro”. También lo hizo en
el Seminario cuando
estuvimos en el pequeño
clero, nos hizo convivir,
éramos los más chicos y
llevábamos esa
convivencia [que habían aprendido en
casa de sus padres], por ejemplo, cuando
acudíamos a los bautizos nos daban
dinero, pero el dinero que nos daban nos
lo repartíamos entre todos y, hasta el que
no había estado le tocaba, entonces
siempre fue ese compartir las cosas.
Él era muy alegre, muy alegre, muy
amiguero, la alegría que tenía la
compartía con todos nosotros realmente.
Había veces que mi papá llegaba de los
viajes y en la caja donde se llevaba el
cinturón y todo eso, porque era como el
estudiante medio mayorista, siempre
regresaba con la caja con fruta de la
región, porque él recorría todo el sureste
de la región, iba a Izúcar de Matamoros, a
Acatlán, hasta Huajuapan y llegaba con
la fruta que a nosotros nos gustaba.
Cuando llegábamos era así de abrir “¿qué
nos trajo papá?” curiosamente nunca
dijimos “esto es mío”, era así de “¿qué

[166]
quieres?” el cambalache de repente “yo
quiero esto y yo esto”.
Afortunadamente en esa época no
buscabas más, la imaginación lo era todo.
Mi abuelo [materno] era un excelente
ebanista, nos hacía los trompos, los yoyos,
y éramos la envidia de medio mundo,
porque en lo que se refiere a los trompos
mi abuelo, obvio, los hacía de guayabo,
entonces era difícil que pudiera el otro
trompo encajar.

Dulce 4 años y 8 meses. Nachito 2 años y 11 meses.


Tavito 1 año y 4 meses.
Fuente: Archivo fotográfico familia Rodríguez Zárate.

[167]
Llegaban los Reyes Magos y sí, a cada
quien le traían, pero prácticamente era
para todos, compartíamos todo los dos
[Gus e Ignacio], sí éramos muy
compartidos.
Otro aspecto es que Gustavo era muy
espontáneo, él no se esperaba a que le
sirvieran el plato, y además no utilizaba los
cubiertos, utilizaba las manos, mi mamá le
llamaba la atención “no, ahí hay
cuchara” o “ahí hay esto”, pero no, él era
de comer y vamos a comer con lo que
había. También por el hecho de ser muy
espontáneo era muy querido con sus
compañeros de clase y también dentro
de la misma vecindad pues éramos
muchos chicos.
Por ejemplo, hacíamos la posada, porque
había posadas parroquiales y salíamos, de
hecho, recién que llegamos de Santa
Cruz, Tlaxcala y vivíamos todavía en el
cuarto, mis abuelos hacían la posada
para nosotros e invitábamos a algunos
compañeros de la escuela y entonces él
[Gus] siempre decía “baja”, entonces la
fraternidad empezó a subir [hacerse de
amigos], era muy amigo de Enrique
Zapata que en paz descanse y de Pepe
Corrales, es decir, seleccionaba a sus
amistades, pero también se daba a las
otras gentes.
Lo que a mí me llamaba mucho la
atención es que siempre estaba pidiendo
perdón, entonces, si le decía algo mi
mamá o nos castigaba por alguna
travesura que habíamos hecho los dos,
[168]
después de un rato castigados, llegaba
este con mi mamá “mamá ¿me
perdonas?”, él en ese aspecto
perdonaba. Y a mí [mamá] me decía “¿tú
por qué no pides perdón?” y yo decía “a
no, ya me castigaste, yo ya cumplí”, era el
hecho de decir “si, bueno, sí grité, pero
vamos hacer las paces ¿no?”.
En la misma escuela pasaron cosas
curiosas, había compañeros que llevaban
en su mochila fruta y la vendían, y le decía
a alguno “la mitad tú y la mitad yo”.

Parados de derecha a izquierda: Nacho, Tavo (el de pantaloncito


negro y bigote) Rosario y Dulce. Sentado, Ricardo, de pastores.
Fuente: Archivo fotográfico familia Rodríguez Zárate.

También era muy, muy pero muy


responsable, o sea las tareas las hacía, nos
quedábamos como media hora de la
salida que daban chance y en esa media
hora nos apurábamos a hacer la tarea y
nos decían “¿qué no van a hacer la
[169]
tarea?”, “no, ya la hicimos”. Decíamos
“vámonos a hacer la tarea para poder
seguir jugando y poder hacer otras cosas”.
Eso era muy notorio en él, trataba un
poquitín de decir “yo adelanto mis
responsabilidades para poder disfrutar del
tiempo” y poderlo disfrutar con los amigos.
Por ejemplo, la televisión apenas entraba
y había casas en donde con banquitas
había que pagar la entrada. Entonces nos
encontrábamos algún vecino y nos decía
“vente” y hacíamos la coperacha y ya
entrabamos cuatro o seis chamacos a ver.
Me acuerdo mucho porque en aquella
época había programas como “El Llanero
Solitario” en la tele de aquellos años, los
años 50. Entonces sí, en ese aspecto era
muy responsable, muy solidario y también
muy salero.
Salero porque decía “yo voy hacer esto,
yo voy hacer aquello”, siempre
organizando los juegos, nos poníamos a
jugar el “burro castigado” o las canicas,
pero para jugar canicas teníamos que salir
a la calle donde había tierra, porque si el
patio era de cemento no podíamos jugar
ahí.
Él no sintió el cambio de los diversos
aspectos, de ser los consentidos en el
pueblo de Santa Cruz a pasar con mi Tío
Padre y luego a independizarnos y
regresar a una vecindad. A él lo que le
importaba era disfrutar el momento, no le
preocupaba el futuro “es lo que tengo y
con eso hago las cosas”. Era muy alegre y
muy participativo en todos los aspectos.
[170]
Hubo un tiempo en Atlixco que teníamos
un equipo en el que jugábamos los cuatro,
Gustavo, Rico, mi hermano Chuy y yo, mi
hermano Emilio todavía estaba muy
chico, me acuerdo que llegábamos con
el uniforme y ellos también iban a jugar,
entre vacaciones jugábamos con ese
equipo de futbol.

Gus, en su Primera Comunión.


Fuente: Archivo fotográfico familia Rodríguez Zárate.
[171]
[…] me acuerdo también en aquella
época, por ejemplo, no sé a quién le
trajeron los Santos Reyes un triciclo y lo
compartíamos los hermanos entre
nosotros. Él [Gus] era muy alegre, no hizo
tantos berrinches como otros de mis
hermanos, porque de repente había
cosas que nos sacaban de quicio.
Me acuerdo que en aquella época los
colchones eran de borra, cada
temporada había que sacar la borra y
pegarle con una vara para que volviera a
esponjarse y, de repente se nos ocurrió
brincar entre los techos de esa parte de la
casa y eran bajos, pero un día caímos
afuera de la borra y nos lastimamos la
rodilla, nosotros muertos de risa y, no
queríamos decir lo que nos había pasado
porque ya sabíamos que con la misma
vara con la que sacudíamos nos iba a dar
mi mamá. Mi mamá siempre fue la de los
castigos, mi papá no, él rara vez llegó a
dar un varazo, pero era ese contraste
porque él no estaba y siempre el horror era
mi mamá, cuando mi papá llegaba a
darnos una sanción si era muy fuerte, lo
sentíamos muchísimo, pero muchísimo,
muchísimo (I. Rodríguez, comunicación
personal, 4 de marzo de 2023).

[172]
Los padres de Gus y sus siete hermanos. La familia completa.
Fuente: Archivo fotográfico familia Rodríguez Zárate.

Parte de la familia Rodríguez Zárate.


Fuente: fotografía tomada de la cuenta de Facebook de Gustavo Rodríguez
Zárate.

[173]
[174]
OCHO

EL SEMINARIO: DE LOS INICIOS A SU ORDENACIÓN

Gus en el Seminario.
Fuente: Archivo fotográfico familia Rodríguez Zárate.
[175]
Gustavo dijo en la entrevista a Teresa Sevilla en 2019,
que cuando tenía más o menos los dos y medio o tres
años, se realizó un Congreso Eucarístico en Atlixco
donde asistieron muchos obispos y sacerdotes, ahí
sucedió algo que aún recuerdo; fue como una primera
impresión importante en mi vida, y fue la cercanía que
tuve con las cosas de los sacerdotes y de los obispos.
Crecí en un ambiente de curas porque nos tuvimos que
refugiar en la casa cural de Atlixco.

Fuente: Congreso Interparroquial Eucarístico y del Santo Rosario (1949).


Álbum Conmemorativo 1949. Atlixco, Puebla: Comité Parroquial del
Congreso.

[176]
Los primeros dos niños, de abajo hacia arriba y de izquierda a derecha, Gus y
su hermano Ignacio. Ambos miembros del Pequeño Clero de la Parroquia.
Fuente: Congreso Interparroquial Eucarístico y del Santo Rosario (1949).
Álbum Conmemorativo 1949. Atlixco, Puebla: Comité Parroquial del
Congreso.

Haber crecido en un ambiente de sacerdotes,


tenido un tío sacerdote, estudiado en la escuela
parroquial con las hermanas Josefinas y con padres
que, como dijo en una entrevista que le hicieron a Gus
en Radio María en 2015, del movimiento femenil
cristiano y de la acción católica, para mí era
acompañarlos de vez en cuando a esos apostolados
ya desde pequeños. Igualmente, desde pequeño
hasta los diez años fui acólito. Cuando cursaba el sexto
de primaria tenía relación con todos los sacerdotes.
Conocí a muchos de ellos en esos seis años; los vicarios
que llegaban a la parroquia, conviví con ellos,
jugábamos futbol, salíamos a los ranchos, a montar en
[177]
caballo. Los acompañaba los domingos a las
rancherías, a las comunidades indígenas de las afueras
de Atlixco, así que eso fue definiendo mi vocación, mi
gusto por las cosas religiosas (Sevilla, 2019, p. 21).
Su madre al haber tenido un hermano
sacerdote, sus amistades eran evidentemente
sacerdotes, quienes con el tiempo muchos de ellos
llegaron a ser obispos. Del lado de su padre no fue
diferente, pues éste se formó en la ACJM, nosotros
desde niños empezamos a acudir a la parte que
correspondía a los niños, a las vanguardias, y por otra
parte estábamos en el Pequeño Clero que había ahí
en la parroquia, dijo Ignacio Rodríguez, quien también
desde pequeño fue acolito.

De derecha a izquierda: Nachito, Chayo y Tavito.


Fuente: Archivo fotográfico familia Rodríguez Zárate.
[178]
La relación cercana y frecuente con sacerdotes
y la vida religiosa en general, fueron el aliciente ideal
que lo motivaron a ingresar al Seminario a muy
temprana edad, a los once años, cuando recién había
terminado de cursar la primaria. Entrabamos a primero
de secundaria, a los doce años -dijo el Padre Ricardo.
Era común que en esa época ingresaran al Seminario
a muy corta edad. De hecho, desde más pequeños
eran preparados para tal fin, en donde debían ser
monaguillos y servir a los sacerdotes de sus parroquias
o iglesias en los quehaceres religiosos.
Dulce Solano, recuerda que su abuela y su
madre le platicaron que su tío Gustavo se había ido
muy joven al Seminario, así se acostumbraba -dijo-
entraban al Seminario en la secundaria, o sea, se
fueron niños, prácticamente su seno familiar no era
estrecho, era de otra manera, pues ya eran los hijos
que se habían ido al Seminario […] siendo niña y
después adolescente, si veía cierta formalidad en
cómo trataba mi abuela a mis tíos sacerdotes. Todos
mis tíos pasaron por el Seminario y de esos cuatro, dos
[se ordenaron], para mi abuela fue lo máximo de que
hayan llegado a ser sacerdotes.
Además de Gus, sus hermanos Ignacio, Ricardo
y Jesús, también entraron al Seminario. Gustavo e
Ignacio fueron los primeros en ingresar juntos al
Seminario Menor en enero de 1957. Gus tenía diez
años, pues hasta el 7 de octubre de ese año cumpliría
los once. Por su parte, Ignacio entró a los once años,
ya que el 17 de febrero próximo cumpliría los 12 años
(I. Rodríguez, comunicación personal, 4 de marzo de
2023). Los otros dos hermanos, Ricardo y Jesús entrarían
poco tiempo después. Pero al final, sólo Gus y Ricardo
se ordenaron sacerdotes.

[179]
Gus y su hermano Ricardo. Sólo dos de los cuatro hijos que se ordenaron
sacerdotes.
Fuente: fotografía tomada de la cuenta de Facebook de Gustavo Rodríguez
Zárate.

Antes se empezaba la vocación


sacerdotal desde la primaria porque
pasabas a la apostólica, entonces yo
[Ignacio] termino mi primaria y me queda
un año para entrar al Seminario y me
dicen que me calmara, entonces me
querían hacer repetir un año y yo dije que
no, entonces me puse hacer otras cosas

[180]
con mi papá y apoyarlo en eso y,
curiosamente una de las gentes que más
insistió en aplicar con nosotros fue el Padre
Medel [José Trinidad Medel] que después
lo conocimos en el Seminario, fue Obispo
de todos los que nos formaron desde el
inicio de nuestra niñez, muchos de ellos
llegaron a ser obispos, no todos (I.
Rodríguez, comunicación personal, 4 de
marzo de 2023).

Primero, ingresaron al Seminario Menor ubicado


en San Pablo Apetatitlán, Tlaxcala. Como era el
sobrino del señor cura [su Tío Padre] lo pasaron a la
escuela parroquial, no se arriesgaron a decir que no,
qué tal si el señor Cura decía ¿qué no cuento? (R.
Rodríguez, comunicación personal, 26 de febrero de
2023).
Gus narró que antes de entrar al Seminario
Menor llegó el promotor vocacional a Atlixco -el Padre
José Trinidad Medel […]- nos apuntamos quince para
ir al Seminario, pero nada más escogieron a ocho.
Ciertamente a mí no me dejaron porque mi otro
hermano, el más grande estaba en la lista y querían
que se fuera el grande y no yo, pero estuve insistiendo
hasta que por fin me aceptaron. Nos fuimos los dos
juntos al Seminario con otros seis (Sevilla, 2019, pp. 21-
22).

Entramos juntos desde Atlixco -dijo Ignacio


Rodríguez- al Seminario Menor que estaba
en San Pablo, éramos ocho chicos,
éramos como una palomilla muy activa.
Obvio, la mayoría de nosotros no tenía
posibilidades y mi tío nos iba dando las
posibilidades poco a poco. Nosotros
[181]
inauguramos la incorporación del
Seminario a los estudios de secundaria.
Fue pesado. Llevábamos todas las
materias de secundaria y las de latín. Al
principio no teníamos escritorios, más que
dos, entonces estábamos cuatro y cuatro
mientras conseguían donativos para
hacer otro escritorio.
Santiago estaba cerca de Santa Cruz,
entonces nos lavaban la ropa familiares
cercanos de Santa Cruz y pasábamos a
ver a los parientes en Santa Cruz y la
fábrica […] llegaba también otro primo de
nosotros.
Otra cosa curiosa es que se hace diócesis
de Tlaxcala y entonces todos los
sacerdotes que estaban ahí se salen y
estuvimos un poco acéfalos, teníamos dos
parientes seminaristas de Tlaxcala que,
aunque después siguieron formándose
con nosotros ya pertenecían a la diócesis
de Tlaxcala.
Al entrar al Seminario Menor nos tocó una
cosa muy importante, el Padre Filogonio
Sánchez acababa de regresar de
Salamanca y se incorpora al Seminario
Menor a la secundaria en el plan de
Tlaxcala, entonces nosotros llevábamos
de hecho dos estudios: todas las materias
de la secundaria y todas las materias que
se referían a humanidades de latín, eso
nos formó muchísimo en esos aspectos.

Gustavo recuerda que sí les daban estudios,


pero también paseos y oración. Yo sí reconozco que
era muy travieso, casi al llegar me castigaron por
[182]
comer doble comida, o ir a cortar los tejocotes, los
capulines sin permiso, pero eso es parte de la niñez, tú
dices, pues qué bonito no, que también te castiguen
por hacer algo bonito (Martínez, 2015).
Después de haber estado en el Seminario Menor
en Tlaxcala, pasaron al Seminario Mayor Palafoxiano
ubicado en ese entonces en la 9 Oriente, número 5, en
la ciudad de Puebla.

Entonces nos toca un rompeviento en la


estructura del Seminario, si bien tenemos
todos los clásicos, toda la formación
clásica estudiando latín y griego,
empezamos a modernizarnos a través de
la literatura, a empaparnos del
humanismo, por una parte, el Padre Eliezer
[Ramírez, su primo] da la formación y, por
otra parte, el Padre Filemón da otros
aspectos de gente cercana, sobre todo, a
las cuestiones de tipo católicas, venía ya
un poquitín, lo del Concilio Ecuménico del
Vaticano II, entonces comienza haber
cierto cambio de actitud dentro del
Seminario, lo cual produjo muchísimas
cosas y, en ese aspecto, por ejemplo, se
nos facilita el escribir y tanto el Padre
Filogonio como el Padre Eliezer nos
desarrollan esa habilidad, esto lo pongo
como opción porque sacamos una
revista, bueno, un periódico que era
trimestral que se llamaba Effetá y ahí
publicábamos todo lo que los
compañeros escribían y se imprimía en lo
que era la penitenciaría del estado, cerca
del Paseo Bravo.

[183]
Gustavo también empezó a publicar ahí,
a mí me tocó la responsabilidad de ser una
especie de jefe de redacción. En esa
revista se encuentran muchos matices
porque se daban a conocer las ideas
propias de cada quien, y estas
publicaciones tienen muchas
repercusiones a nivel nacional e
internacional y, empezamos a vincularnos.
A mí me tocó vincularme con la familia de
Juan Ramón Jiménez y empezamos a ver
esos aspectos formativos y, aquí viene un
aspecto muy importante porque Gustavo
empieza a participar en concursos que
con el tiempo ganó varios concursos
literarios dentro del Seminario, con esa
facilidad que a él con mucha vela se le
daba la poesía.
Esta apertura la tuvimos con uno de los
maestros más abiertos que nos apoyó,
entre ellos el doctor Ricardo, que después
fue Obispo, él nos empezó a meter. Eso
empieza a ser una inquietud y a raíz de eso
empezamos a leer muchísimas cosas y en
ese momento nos empezamos a dar
cuenta que había otro tipo de pastoral, de
hecho, hicimos un pequeño grupo de seis
seminaristas a los que nos llamó la
atención un poco la Pastoral Obrera.
Entonces leímos libros clásicos: “Los santos
van al infierno”9 y “Los traperos de
Emmaus”10, esa formación nos empieza a

9
Es una novela del escritor francés Gilbert Cesbron que habla de la actuación
de los sacerdotes obreros también conocidos como, curas rojos.
10
De Simón Boris.
[184]
modelar, sobre todo en Gustavo y otros
seminaristas esa opción por los pobres. El
modelo francés de pastoral de “Los
traperos de Emmaus” y maestros obreros,
nos da una vía que no se conocía
realmente y, Guizar, como Bartolomé
Carrasco y Medel nos empiezan a dar
lecturas y, nosotros nos empezamos a dar
cuenta que donde se formaban esos
sacerdotes era en la Universidad de
Lovaina, de hecho, nos pusimos
muchísimo a estudiar el francés para
poder irnos.

Fuente: Imagen tomada de


buscalibre.com.mx

Pero curiosamente viene otro aspecto


fundamental, los jesuitas empiezan a influir
muchísimo en nuestra formación a través
de las lecturas y los ejercicios espirituales,
así empezamos a tener cercanía en esos

[185]
aspectos (I. Rodríguez, comunicación
personal, 4 de marzo de 2023).

Fuente: Imagen tomada de


buscalibre.com.mx

El significado de la palabra Effetá que está en


latín es “ábrete o sordomudo”, lo que le dijo Jesús a un
mudo. Effetá, fue un periódico literario en donde
echaban sus poemas y composiciones. Hacían en una
tabla su Periódico Mural, ahí fueron los pininos de
Gustavo como escritor (R. Rodríguez, comunicación
personal, 26 de febrero de 2023).
Cuando Gus pasó al Seminario Mayor
Palafoxiano ya tenía 14 años, casi un adolescente, no
obstante, le gustaba mucho estudiar, tal y como dijo
en la entrevista en Radio María en 2015:

Sí, tenía facilidad, sobre todo para las


matemáticas y para la literatura, eso me
hizo agradable el primer año de
humanidades, latín, griego, literatura. Ahí
me tocó que me recibiera como prefecto
[186]
de estudios, entonces el Padre Rosendo
Huesca, Filogonio Sánchez, el Padre Eliezer
Ramírez [su primo]. Tuve una buena
acogida con sacerdotes, ya conocía
algunos, pero a otros los empecé a tratar.
Pero sí era la crisis de la adolescencia, iba
a la enfermería cada mes y me medía, un
centímetro por mes iba creciendo.
Cuando llegué al Seminario Menor era el
penúltimo, sólo de otro más chaparrito
que yo. Al terminar el año, era el segundo
de uno más grande que yo, o sea, ese año
me estiré, crecí, a veces te enfermas por
falta de alimentación, de vitaminas, me
dormía, tenía mucho sueño por el mismo
desarrollo.
Sí, me impactó porqué reprobé, me
reprobaron en latín y en griego, que era lo
más fuerte. Yo estaba tranquilo porque en
griego había sacado diez en el semestre y
diez en el examen oral y, me pusieron cero
en el escrito, pero si yo sé, decía, pero ya
con ese cinco en griego y cinco en latín,
pues repites el año, entonces yo dije “te
van a correr”. Pero no, me dieron una
oportunidad porque en las demás
materias estaba yo muy bien, me dieron la
oportunidad de repetir el año.

En realidad, Gus fue reprobado adrede dado


que lo consideraban muy pequeño de edad para
continuar en los siguientes estudios. El problema, no era
su capacidad intelectual, sino su edad. Este episodio
no sé si fue inusual, lo que sí puedo decir es que fue
perverso y positivo al mismo tiempo, ya que, si bien fue
impactante para él, supo sacar provecho a esa
[187]
situación que al final salió ganando. El haber repetido
el año lo convirtió en el más preparado del grupo que
iba atrás de él. Así, mientras los de su nuevo grupo
apenas estaban aprendiendo los temas, Gustavo ya
los sabía, lo que le permitió a la vez, adelantar en otros.

Le decían “el Rorro” debido a que era el


más pequeño [de edad] de los
seminaristas, pero, como dijo el Padre
Ricardo- no fue un apodo muy popular.
Me acuerdo que estaba en primero de
secundaria y a mí de herencia me decían
“el rorrorito” o “el rorro chiquito”, él [Gus]
ya sabía que le decían el “Rorro”.

Aunque era el más pequeño de edad, en estatura era el más alto. Con
seguridad, todos sabrán quién es Gus en esta fotografía.
Fuente: Archivo fotográfico Gustavo Rodríguez Zárate.

La historia de la “conspiración” de haberlo


reprobado intencionalmente, la narra muy bien el

[188]
Padre Ricardo, aquí la reproducimos porque vale la
pena recordarla:

Según, el señor Huesca se puso de


acuerdo con algunos padres [sacerdotes]
y dijeron que estaba mejor así, que lo
retrasaran en preparatoria porque estaba
muy chico. Entonces repitió dos veces el
mismo año porque si no iba a tener
problemas después. Se pusieron de
acuerdo los maestros y lo reprobaron,
entre ellas [materias], latín, a todas las
demás le tenían que poner la calificación
normal. Tanto que el señor Huesca le avisó
a mi Tío Padre, hermano de mi mamá, a
don Ignacio Zárate, que lo retrasaron,
pero que no lo regañaran, sino que lo
animaran.
Total. Llegó mi hermano con la carta que
daban y las notas y, mi mamá las vio y le
dijo, “vete a ver a tu tío” [su Tío Padre], y
tenía que esperar a que llegara papá
para ver qué iban hacer con el chico. Ellos
sí sabían que en las notas principales había
reprobado, tenía que repetir el año. Se
preguntaban ¿Cómo le vamos hacer con
este muchacho? Total, mi hermano fue a
la parroquia a ver al señor Cura, mi tío.
Tío aquí traigo la carta. Y ya vio la
nota. Que se pone nervioso [Gus].
Tío, no le he dicho nada a mis papás.
Oye ¿ya vienen tus papás?
Sí, si tío.
¿Qué te dijeron?
Nada, me mandaron contigo.

[189]
A ver, voy a ir con calma. Mira, ahí
hay una caja de chocolates, destápala y
empieza a tomar uno, de uno por uno, no
te abalances. Y le dijo la secretaria
¿quieres un refresco o un agua?
El refresco tío.
Bueno, ve a traer el refresco.
Y ya total, mi tío leyó la carta. Y ¿ahora
qué voy a decirle a este muchacho? Dice:
No te preocupes hijo, no te
preocupes, yo te voy ayudar, yo te ayudo,
yo te ayudo, no te preocupes.
¿De qué me voy a preocupar?
Tienes que repetir el año. A mí me
parece lo ideal ¿cuántos años tienes?
¿Pues tantos?
Me parece lo ideal. Cualquier cosa yo
estoy yendo al Seminario, ahí me ves, yo te
apoyo.
Mi hermano dijo que se acordó y ¿ahora
por qué? Yo esperaba que me regañara.
¿Qué tal están los chocolates?,
preguntó el Padre.
Están muy sabrosos.
Tómate un refresco, la mitad nada
más y la otra mitad yo.
¿Cómo estás ahí en el Seminario?
¿Cómo te va con tus compañeros? ¿Con
quién te llevas más?
Cosas por el estilo que no preguntaba mi
tío, él seguía sorprendido porque mi tío no
lo regañaba, él [Tío Padre] quería que
estuviera a gusto.
Que yo te apoyo.
El refresco se lo tomó así, como va. Y le dijo
mi tío:
[190]
Haber, aquella bolsa que está ahí
llévatela, son chocolates para tus
hermanos, para tu papá, para tu mamá,
que se los mando yo. Le dices que quiero
hablar con tu papá y tu mamá, pero lo
más pronto posible.
Sí tío.
Y si no, que me hable o que me
mande un recado y yo voy a tu casa.
Sí tío.
Ándale.
Pues gracias tío.
Y ya, salí con mi caja de chocolates.
Ya llegó a la casa:
Dice mi tío que aquí tienen estos
chocolates para todos, empezando por
ustedes [papás]. Me dijo que no había
problema, que él me va apoyar. Dijo:
Yo te apoyo, yo te ayudo por
cualquier cosa, ya sabes que voy a dar
clases allá el martes a la una, ahí estoy o
en la salida en la puerta. Cuenta conmigo.
Pero dice mi tío que uno de los dos
vaya rápido.

Dice mi papá, pues voy yo. Ya llegó mi


papá allá a la oficina de mi tío y dice mi
tío: qué bueno que viniste. Siéntate. ¿Ya
sabes esa parte de tu hijo? Hay café, hay
refresco. Mira, el señor rector, el Padre
Rosendo Huesca, me avisó que lo íbamos
a reprobar porque él está muy chiquito,
que le convenía esperar a los que vienen
atrás, que es un tipo muy listo, no hay
ningún problema con él, es juguetón, pero
no es desobediente, es alguien que le ven
[191]
mucho futuro, pero lo tienen que reprobar
por la edad, mejor que espere. Entonces
hay que apoyarlo. Te voy a dar un dinero,
el domingo, me acuerdas, te doy un
dinero para que le compren una camisita
bonita, lo llevan a que se la compren, que
se la compré su mamá y, un pantalón.

Tu tío quiere que compres un


pantalón, es para ti, para irte de
vacaciones, el que te guste.
Está bien, contestó Gus.

Total, que llega el siguiente curso y entran


a clases y él de nuevo a primero de prepa,
diríamos hoy, y de todo su grupo que lo
alcanzó volvió hacer el más chico de
edad, y el que le quedaba más cerca le
llevaba cuatro meses. O sea, que apenas
le quedó ese grupo, no. Él era travieso,
inquieto. Había cosas que ya sabía y
empezó a leer otras cosas, y leía eso y
luego otra cosa nueva. Así la vio con
naturalidad. Ahí él hubiera llegado bien
fácil a los 50 años [de sacerdote], este,
más dos, tres, fueron tres años que se
retrasó. El Seminario era muy exigente.
Alguien que reprobaba tres materias “a
dios Nicanor”, se tenía que ir a su casa.
Había un cuate que no me acuerdo como
se apellida, de diez materias reprobó siete.
Mandaron a traer a su papá: aquí está su
muchacho a ver qué hacen con él. Es listo,
si fuera una escuela de futbol lo
mantendríamos aquí porque juega muy

[192]
bien futbol, pero aquí no es escuela de
futbol.

Presumiblemente, a Gus no le afectó haber


repetido el cuarto año dos veces por haber
“reprobado” griego y latín. Ocultar lo que sentía o
afectaba era otra de las cosas que lo caracterizó. No
se permitía mostrar ninguna debilidad, aunque en el
interior estuviese sufriendo. Una de las pocas veces
que aceptó haber padecido algún dolor emocional,
fue en 2015 durante la entrevista en la radiodifusora
Radio María, en la que con sus propias palabras dijo:

Ese fue mi primer dolor, ver a mis


compañeros ya en el otro año, eso fue tan
fuerte e impactante que me ponía yo a
estudiar lo que ellos estudiaban [para]
emparejarme con lo que yo había
reprobado, lo que estudiaban los del curso
siguiente, que cuando yo llegaba al curso
siguiente yo ya sabía, y mucho, eso me
ayudó mucho, ir adelantando siempre en
los estudios y aprendí a atender la clase y
leer, hacer dos cosas al mismo tiempo,
desde entonces aprendí por esa situación,
poder hacer las dos cosas, yo me distraigo
si sólo estoy haciendo una sola cosa,
necesito dos y, eso me ayudó a estudiar lo
de mis compañeros del curso superior y lo
que yo tenía que estar sacando cada
año, eso a mí me facilitó mayor
aprendizaje, lectura, ir adelantando,
hacer mejores preguntas a los maestros,
porque yo ya sabía qué venía.
Cuando ya entras a la filosofía, pues eso te
ayuda mucho. Le decía yo al profesor de
[193]
filosofía, voy a defender al adversario, si tú
me defiendes al adversario quiere decir
que sabes lo que yo te estoy enseñando,
y me respetaban que yo defendiera al
adversario porque ellos sabían que yo sí
sabía lo que me estaban enseñando, eso
me ayudó a ser de mente abierta, no sólo
aferrarme a repetir lo que te están
diciendo, no. Yo llamo a eso -
adoctrinamiento-, hay otras maneras de
ver la vida, otras filosofías, y eso me ayudó
a ser crítico, tener un criterio más amplio,
pero era por extrañar a mis compañeros
del curso que iban avanzando.

[194]
OCHO - A

EN LA FORMACIÓN DE FILOSOFÍA Y
TEOLOGÍA

Gus como seminarista.


Fuente: Archivo fotográfico Gustavo Rodríguez Zárate.

La inquietud de Gustavo lo llevó a estar haciendo


cosas todo el tiempo y participando en diversas
actividades tanto dentro como fuera del Seminario.
Muchas cosas las hacía junto con su hermano Ignacio,
ambos empezaron a participar en dos programas de
radio, uno estaba bajo responsabilidad del Padre
Filogonio Sánchez y, el otro, del mismo Seminario.
[195]
Empezamos a contar muchos temas, dentro de la
solemnidad de la radio descubrimos que era un
instrumento también de evangelización y empezamos
a prepararnos.

El Padre Filogonio tenía una vena poética


y dramaturga, entonces hace una serie de
dramas que se empiezan a dar ahí en el
Seminario y a veces en las distintas
comunidades a las que íbamos a
vacacionar, así fue el caso de Valle de
Bravo, fue importantísimo porque a través
de la literatura se abre la formación y
dimos un salto tremendo, porque la
formación humanística del Seminario en
ese momento se quedaba sólo en el siglo
de oro español. Nosotros dimos el salto a
los contemporáneos. Exactamente el
Padre Eliezer nos da a leer “Siete poetas
mexicanos” y empezamos adentrarnos a
la cultura de México. Uno de los poetas
que más influyó fue Ramón López Velarde
por su poesía místico-erótica (I. Rodríguez,
comunicación personal, 4 de marzo de
2023).

El Padre Ricardo recuerda que esto fue cuando


Gustavo estaba en Filosofía, él y otros llevaban el tema
que iban hablar, no sin antes haber ido a la
hemeroteca. Ellos escogían la música, como
introducción al tema ponían la música y luego
empezaban hablar, daban la señal y la música
empezaba, duraba un minuto o dos, luego ya seguía
la música con el mismo tema.
Durante el proceso de formación de Filosofía y
Teología Gus no sólo sentía más el llamado de Dios,
[196]
sino también hacia la gente, a su pueblo, razones que
lo llevaron a realizar distintas actividades que le
ayudaron a ver el mundo desde una realidad diferente
a la que le mostraban en el Seminario.

Cuando tuvo problemas con su Párroco,


su Tío Padre, en Atlixco, dijo Gus: ya no fui
de vacaciones [a Atlixco] ¿y qué hice en
las vacaciones? pues fui a recorrer el país
de aventón, ese fue un aprendizaje para
mí de ver el mundo, la realidad, estar
cercano con los traileros, con las meseras,
con los limpia parabrisas. Recorrí desde
Veracruz, Tamaulipas, Jalisco, Michoacán,
Guanajuato, me dio un aprendizaje, pero
sobre todo a valerme por mí mismo, que
yo podía hacer las cosas, a veces pues no
tenía yo dinero, pues a lavar platos, a
cargar en los mercados, ayudar acarrear
para que te dieran de comer, limpiar los
parabrisas de los traileros. Todo eso fue
para mí la mejor formación humana y de
autoestima que me hizo valerme por mí
mismo y estar cercano a las necesidades
de la gente, eso para mí fue una
formación porque cuando estaba en el
Seminario cuestionaba, a ver ¿lo que me
estás diciendo tiene que ver con lo que
está allá afuera, vale la pena, si no, pues
no me sirve?
Eso me hizo tener una formación muy
diferente con mis compañeros porque yo
tenía la visión de la realidad y la visión de
los estudios, entonces yo sí confrontaba
estudios con realidad y eso me dio una
formación pastoral muy profunda, y llegas
[197]
hasta el noviciado y ya te toca visitar las
cárceles, los hospitales, desahuciados,
pero con el acompañamiento del Padre
espiritual y eso ayuda mucho.
Para mí la clave de todas estas
experiencias diferentes, la dirección
espiritual, el acompañamiento del Padre
espiritual, era lo más importante porque
entonces no me desviaba de la formación
del Seminario, no, era muy importante y,
también participar ya en actividades
apostólicas, éramos tres los compañeros
que siempre asumíamos, uno la revista del
Seminario, otro la revista eclesiástica y otro
el programa de radio del Seminario.
Entonces los tres le entramos a esas
actividades de difusión de estar cada
ocho días en la cabina, como ahorita, que
va formando, si es posible hacer un
mensaje desde la prensa, desde la radio,
desde otros medios.
Para escribir para la radio tienes que llevar
tu guión, eso nos forma a ser que nuestros
estudios también son un mensaje
catequetico, evangelizador. Creo que eso
fue fuerte en mi formación y yo empecé
ya no ir a mi casa, si no mis vacaciones las
dediqué a recorrer a pie las comunidades
indígenas de la sierra norte, y ya de ir a
visitar a mis amigos sacerdotes, los que
había conocido de vicarios ahora eran
párrocos en la Sierra Norte, era visitar al
que estaba en Ahuacatlán, Bienvenido,
en Copala, en Chicontla, y eran las
parroquias más alejadas. A ellos les daba
gusto que los seminaristas los visitáramos,
[198]
no, y que promoviéramos campos misión
para las vacaciones, eso me hizo querer
mucho a la gente, esa fue una de mis
opciones, las comunidades indígenas
(Martínez, 2015).

Una de las cosas que marcaron la vida de


Gustavo siendo seminarista fue la atrocidad cometida
contra la población de Monte Chila, en Jopala,
Puebla. En varios momentos, viviendo en casa o
cuando iba a visitarlo, platicaba esa experiencia tan
horrenda que vivió de cerca, desgarrándole el
corazón en lo más profundo. Imagen atroz que quedó
impregnada en su mente el resto de su vida.
Gabriela Hernández, en la Revista Proceso,
señaló el 12 de febrero de 2023, que la madrugada del
28 de enero de 1970, el último año de gobierno de
Gustavo Díaz Ordaz, elementos militares atacaron a
indígenas totonacos en la comunidad serrana de
Monte Chila. Durante tres meses los cadáveres de
decenas de indígenas totonacos -ancianos, niñas,
niños, mujeres y hombres- quedaron a la intemperie, a
merced de la descomposición y de animales
carroñeros porque los militares no permitieron
recuperar los cuerpos para darles cristiana sepultura.
Hay quienes dicen que fueron asesinadas 34 o 40
personas, pero algunos aseguran que fueron
masacradas al menos 80 o 100, e incluso 300 o 500.
Gustavo aún era seminarista cuando estuvo en
Monte Chila tres meses después de la masacre, pero
todavía le tocó ver los cadáveres siendo deborados
por los zopilotes. Decía que, para evitar el olor
nauseabundo de los cadáveres en descomposición los
militares los cubrían con cal.

[199]
A mí me marcó la vida un acontecimiento
de abril de 1970 cuando yo había ido a la
Semana Santa a una comunidad, a una
parroquia que está cerca de Monte Chila,
me tocó ver con mis propios ojos los
resultados de una masacre del ejército a
325 indígenas en un sólo día. Los mataron
y no nos permitieron enterrarlos, hasta los
tres meses se enterraron los cadáveres, eso
te marca la vida, te impacta el dolor de
los más pobres, de los más empobrecidos,
los problemas fueron la injusticia, lo que tú
quieras, pero estaba el dolor humano ahí,
y cercadas todas las comunidades. Eso a
mí me impactó, después del 68, son de las
cuestiones que te van marcando, la
época de las guerrillas en América Central
y Sudamérica y que ahí en esos lugares se
habían capacitado guerrilleros de Cuba y
de otros lados, y que por eso tenían miedo
de que surgieran esas cosas, pero el
hecho de que las otras tres parroquias o los
tres párrocos no les permitieran [recuperar
los cuerpos], a mí me dolió muchísimo, eso
me hizo optar por la opción preferencial
por los pueblos indígenas.
Los tres sacerdotes que estaban en esas
parroquias estaban dando un testimonio
de amor y de perdón, me decían, no
crezcas en odio, ama a tu enemigo, no te
dejes contaminar con la violencia.
Nosotros somos mensajeros de amor y de
perdón. El testimonio de estos tres
sacerdotes que vivían ahí, me hizo que
entendiera que el evangelio es amor y no
odio. Tenías las influencias de que estaba
[200]
la época de guerrillas, de violencia, de
asesinatos, sí, pero yo dije, este testimonio
a mí me marcó. Los sacerdotes están para
amar, para provocar perdón y para incidir
en la reconciliación. Ese testimonio me
hizo también creer que en mi camino no
era la violencia, no era la guerrilla, no eran
las armas, si no el amor y el mensaje de
Jesús, la adoración diaria.
Creo que eso me planteó mi opción para
el ministerio, con toda esta criticidad que
tenía, había cosas que me molestaba de
algunas parroquias, de algunos lugares,
de algunos católicos, y yo decía, bueno, si
existes Jesús tiene que cambiar esto, yo le
preguntaba ¿te vas a meter a esto, a un
cura corrupto, con religiosas y laicos
hipócritas? yo sólo una razón tengo, que si
esto es de Jesús, tiene que cambiar y voy
a empezar a quemarme dentro de mí, no
se trata de cambiar a los otros, yo debo
cambiar, no ser corrupto, no odiar, sino
amar, y eso me hizo definirme y optar por
el ministerio sacerdotal (Martínez, 2015).

Como en efecto dijo Ignacio Rodríguez, y con el


que coincidimos todos los que conocimos a Gus, él,
siempre estuvo comprometido con los pobres,
defendiendo a los que injustamente eran reprimidos,
otra razón por la que no era querido por personas,
gobiernos, autoridades e instituciones corruptas.

[201]
Gus como seminarista.
Fuente: Archivo fotográfico Gustavo Rodríguez Zárate.

Regresando al Seminario Mayor, en Filosofía


nuevamente volvió a juntarse con su hermano Ignacio,
quien resaltó varios aspectos importantes:

Los domingos se dedicaba a dar


catequesis, en las tardes dábamos
catequesis en distintos lados, pero hubo un
grupo que incluía a Gustavo y a mí, que
no queríamos dar catequesis a “niños
bien” porque nos mandaron a las colonias
fifis, en castigo nos mandan a visitar los
hospitales y otros lados, por fin habíamos
logrado que nos mandaran a colonias
totalmente populares como La Aurora y
Santa Anita y, así llegó ese rompimiento
porque empezaron a ver que ya había
una tendencia, a partir de ahí empezamos
a tener ciertos problemas, lo dejamos
[202]
porque ya no nos correspondía seguir con
el periodo.
Entonces nos apoderamos de la revista
oficial del Seminario que se llamaba
“Palafoxianum” y ahí viene otro
rompimiento muy fuerte. Yo escribo un
reportaje sobre un encuentro con César
Costa en Chapultepec y más adelante,
[Gus] escribe un artículo que ocasionó
que se cerrara la revista para evitar
problemas. Ese artículo es muy importante
porque él empieza a manifestar su sentir
humanista. Hizo una reseña crítica de la
película “Un hombre y una mujer”11 y
mientras aquí la condenaron y trataban
de prohibirla, él escribía. Lo más curioso es
que logramos que la reseña de esa
película se publicara en la revista, y
empieza toda esta serie de problemas.
A partir de filosofar, Gustavo empieza a
relacionarse con los universitarios, con los
estudiantes, con los famosos GEU (Grupo
de Estudiantes Universitarios) que primero
era un grupo exclusivamente de mujeres y
él logra que se hiciera un grupo mixto y
empieza a dar ese acercamiento, pero
también con el grupo de los Carolinos, él
empieza ese diálogo con toda esa gente
totalmente radical y, claro que nos marcó
muchísimo la concentración que hubo en
Catedral donde surgió el eslogan
“cristianismo sí, comunismo no”.

11
Fue una película francesa que se estrenó en 1966 y ganó un Globo de Oro a
la mejor película en lengua no inglesa.
[203]
Fuente: Imagen tomada de la
página Alohacriticón.com

A nosotros nos tocó estar en el frente del


presídium en Catedral, para mí fue muy
sorprendente ver todo eso porque
exactamente la ciudad de Puebla se
dividió en cuadrantes. Para hacer la
convocatoria, al Seminario le tocó el
cuadrante que era 5 de mayo y Reforma.
Fue recorrer todo. A veces como éramos
los pequeños nos tocaba acompañar a
otros compañeros y a otros sacerdotes
para ir a supervisar cómo se hacía esta
convocatoria y de repente uno no
conocía porque prácticamente era como
si hubiéramos ido disfrazados.
En ese cuadrante también tenía uno que
llegar a las vecindades y los barrios
populares que abarcaba desde San José
hasta San Antonio. La concentración nos
marcó en el aspecto de decir “esto no
puede ser así tan radical” y marcó a
[204]
muchos compañeros y también optaron
un poco por tomar partido con los grupos
radicales de derecha. A raíz de eso,
repercute porque a Gustavo lo empiezan
a marcar todas las gentes, parte del
retardo de su ordenación empieza por
eso, porque no congeniaba con la gente
totalmente anticomunista ni con los
sacerdotes que eran los capellanes de
eso.
Él optaba por un cambio de mentalidad,
de abrirnos a los otros. Empieza a
empaparse mucho, junto con otros
compañeros, del cambio del Dios del
Antiguo Testamento porque dominaba
muchísimo a complementar el Dios
amoroso, el Dios que perdona, lo de San
Agustín “ama y haz lo que quieras”.
Igualmente, empezó a estudiar más cosas
que en ese momento comenzaron a surgir
y a relacionarse con los otros sacerdotes y
los otros obispos que no estaban dentro de
esa textura de “o estás conmigo o estás
contra mí”.
Aquí quiero recalcar que él sigue siendo
brillante, sigue ganando concursos de
Seminarios con su poesía. De hecho, la
Revista Comunidad de la Universidad
Iberoamericana le publican un poema y
empiezan a trascender muchísimas cosas
y él a acercarse a toda la corriente del
Concilio Vaticano II, a vivirlo y asimilarlo,
pero también a chocar con los que no
pasaron por el Concilio Vaticano II. Parte
de todo esto hace que cuando le tocaba
ordenarse, lo retrasan, pero él no se dobla,
[205]
ya tenía mucho roce con otros sacerdotes
y obispos que le decían “no, vente
conmigo y yo te ordeno” y él decía, “no,
yo me quiero ordenar aquí”, “quiero estar
en esta diócesis que me formó”.
En el Seminario había grupos de
seminaristas de Centroamérica que
venían y cursaban en el Seminario la
filosofía y el teologado. Él empezó hacer
amistad con todos ellos y cuando
regresan ordenados a algunos les toca la
guerrilla de los sandinistas y, empiezan a
vincularlo a través de toda esta corriente
que marca mucho el sentirse
latinoamericano, de ir contra las
dictaduras, comienza a sentir que es parte
de un postulado.
Uno de los autores que lo marca fue el
cura guerrillero Camilo Torres que lo
conoció primero de oídas y luego por una
publicación que él hace en la revista.
También empezó acercarse con los
sacerdotes jesuitas que estaban en la
Tarahumara, en Chiapas, en donde
estaba una persona muy querida, el
jesuita Eugenio Maurer. Ese adelanto y
esos precursores lo marcaron al igual que
todas las inquietudes de tipo social.
Curiosamente a muchísimos de sus
compañeros los mandaron a estudiar
fuera, pero a él no, a él lo dejaron aquí. Sin
embargo, hay un hecho poco conocido,
cuando él se fue a Colombia a un
seminario para prepararse sucedió un
hecho en el que todo ese grupo de
sacerdotes quedaron en la mira, los
[206]
consideraron como un grupo subversivo
en Latinoamérica, entonces Rosendo
Huesca literalmente viaja a Colombia
para rescatarlo y regresarlo a México, ese
hecho creo que fue en 1979.
Con esto quiero decir que siempre siguió
su actitud, el Seminario le dio esa
transformación. Fue de los primeros en
crear las Comunidades Eclesiales de Base
(CEB´S), con ese movimiento estuvo muy
involucrado no sólo en México sino en
toda Latinoamérica, de hecho, era el
asesor de las CEB´S en toda
Latinoamérica.
Su pastoral era una pastoral de
compromiso en la que delegaba todas las
responsabilidades a raíz de las CEB´S,
delegaba toda la responsabilidad de la
pastoral en los propios feligreses y se
vuelve asesor tanto de los Cursillos de
Cristiandad como de las Jornadas de Vida
Cristiana, se volvió un promotor y un
asesor, muchas veces sin que lo
nombraran los obispos.
Otra cosa que lo marca en su vida fue la
muerte de Corrales García, paisano que
muere un 5 de febrero en un accidente. Él
[Gus] también estuvo involucrado en
muchos accidentes, unos fueron
accidentes y otros literalmente fueron
atentados.
Entonces se encontraba crucificado entre
la extrema derecha y la parte
gubernamental, porque hacía que la
gente tomara consciencia y surgieran
movimientos, fue el momento de mayor
[207]
participación en la vida social de las
comunidades, por lo que su nombre
empezó a crecer, sobre todo con los
movimientos a nivel internacional con la
pastoral de compromiso y la opción
preferencial por los pobres.
Fue muy marcado el hecho de que
cuando dice “me quito la camisa”, se la
quita, primero está el otro y después estoy
yo, obvio, esto le creó problemas tanto
dentro de los grupos eclesiásticos como
entre los grupos de laicos (I. Rodríguez,
comunicación personal, 4 de marzo de
2023).

[208]
OCHO - B

GRUPO DE ESTUDIANTES UNIVERSITARIOS (GEU)

Uno de los proyectos que Gus inició desde que estaba


en el Seminario fue la Pastoral Universitaria, siempre
quiso trabajar con los jóvenes universitarios,
preparatorianos y chavos banda, olvidados por la
iglesia católica.

Salíamos a ver a los estudiantes y me jalé


a un grupito que éramos compañeros
como Víctor Sánchez [actual arzobispo de
Puebla] y me jalé a otros compañeros y
otros se quedaron a este trabajo de hacer
apostolado con las prepas, donde
estaban las prepas con los chavos […]
fuimos a tratar a esa gente, así fue como
empezamos a trabajar con jóvenes
universitarios y preparatorianos y, mi
inquietud fue meterme a ese mundo, eso
me llevó a que empezara yo a llevar a los
universitarios a la sierra, hacer puente
entre la universidad y el mundo indígena.
En las vacaciones agarraba yo a un
grupito de universitarios, 10, 15 hasta 25 a
quienes deseaban tener contacto con las
comunidades indígenas. Les impactaba
[209]
su vida y cambió sus vidas, era mi manera
también de hacer apostolado con los
universitarios, acercarlos al mundo
indígena a que vieran otra realidad, y eso
nos ayudó también a conformar un grupo,
el Grupo de Estudiantes Universitarios
(GEU) (Martínez, 2015).

Integrantes del GEU en el 39 Aniversario Sacerdotal de Gus.


Fuente: fotografía tomada de la cuenta de Facebook de Gustavo Rodríguez
Zárate.

Es importante resaltar que dentro del Seminario


los del GEU no sólo conocieron a Gus, sino que
trabajaron con él y lo respetaban. Gus figuraba en
todas partes, el Seminario no fue la excepción. Es algo
que destaca Ignacio Cosío, uno de los fundadores e
integrantes de lo que más tarde llamarían GEU:

[210]
Gustavo, al igual que otros compañeros
que estábamos ahí [en el Seminario]
formamos una especie de Periódico
pequeño que tenía diversas secciones
para poder plasmar algo de las
inquietudes que tenían los seminaristas
respecto al Seminario, por ejemplo, la
sección de chistes. Era parte de esa
inquietud que tenía Gustavo, siempre fue
inquieto en ese sentido. También, fue
coordinador de todo el Seminario, no sé
cómo se llamaba [el puesto que tenía],
pero en el momento de la comida él era
el que se paraba en frente y decía qué era
lo que teníamos qué hacer. Tenía un título
ese puesto que se supone que el rector le
decía a ese encargado qué es lo que iba
a pasar, qué teníamos que hacer, “que
para mañana teníamos que estar en
Catedral”, “no, que estamos castigados,
todos en silencio”, “no, que ahorita
tenemos que escuchar música clásica”,
“no, que no hay tortilla, ya se amolaron” y,
ese tipo de cosas.
Tenía características de líder, de un líder
nato y todo mundo lo admiraba, bueno,
no lo admiraba, respetaban. Él decía
“oye, vamos hacer esto”. Yo una vez
llegué a la sacristía y me dice:

Oye Nacho tienes que aventarte el


rollo en la misa.
Bueno, no sé cómo se dice la homilía
o comentario del evangelio. Y en vez de
decirle no, era, sí, con todo gusto, órale,
vamos ¿de qué se trata?
[211]
No pues se trata de las monedas, que
no sé qué, está fácil, tú te avientas.
Órale, va

[…] él tenía la forma de decirlo, tenía la


forma para convencer a la gente para
que en algún momento se hicieran las
cosas que se tenían que hacer. Quiero
resaltar sus características de líder en el
aspecto de que era el encargado del
señor Rector, estaba pendiente de todas
las cosas cuando llegaba el señor
arzobispo, estaba muy pendiente de que
todos los que ayudábamos al señor
arzobispo estuviéramos ahí.
Sabía coordinar, trabajar en equipo, son
las características que a través del
Seminario noté de él, trabajar en equipo,
él no lo hacía todo, lo hacía acompañado
de otras personas, formaba equipos
“vamos hacer esto”, “vamos por acá”,
decía. En el periódico me llamó mucho la
atención, me dijo “tú Nacho haces esto”,
“tu Pedro [Tapia] haces esto”.

Por su parte, Hugo Pacheco de la aportación


que hace Nacho, recalca dos puntos son súper
importantes: el liderazgo y el trabajo en equipo. Era
como el aguardiente, nomás calentaba, pero no
ayudaba, nos dejaba “calientes” y se iba a otra parte
y armaba otra cosa acá. Era como chile de todos los
moles, pero así era. Antes de crearse el GEU, los
integrantes o fundadores contaron que habían
empezado a analizar temas o problemáticas de la
época y a trabajar con drogadictos desde que
todavía estaban dentro del Seminario.
[212]
Así, Hugo Pacheco [otro de los fundadores e
integrantes del GEU] dijo que dentro del Seminario se
formaron grupos de estudio en los que comenzaron a
analizar los problemas de drogas, la guerra de
Vietnam, los hippies, entre otros. Nos arrimamos al
Padre Pablo porque era más cordial, sabía escuchar a
la gente, era muy cercano a la gente, de hecho,
fuimos a dar conferencias a una escuela que ahora ya
cerraron, por Bugambilias, en donde iban todos los
que corrían de todas las escuelas. En esa escuela iban
puros retrasados, huevones, hijos de papi, drogadictos,
era la escoria y allá los dejaban entrar.
Era una manera de introducirse en ese campo
que se estaba perdiendo, la droga empezaba a ser un
problema porque se hablaba de que los soldados eran
los marihuanos, pero los estudiantes o la gente de bien
para nada le entraba, pero las drogas empezaron a
invadir ese campo. Es la forma en que Pablo Gutiérrez
encuentra para acercarnos y empezar a trabajar ahí.
Varios de los jóvenes que integraron y crearon el
GEU primero habían sido seminaristas, por lo que era
conformado sólo por hombres. Por alguna razón
abandonaron el Seminario, pero no las inquietudes de
trabajar con los jóvenes. El GEU se creó en 1970 por ex
seminaristas y universitarios, pues muchos de ellos
habían logrado ingresar a la Universidad Autónoma de
Puebla -en ese entonces todavía no era Benemérita-,
a estudiar una carrera universitaria, lo que los convirtió
en Estudiantes Universitarios y por ende en los
fundadores del GEU.
Más tarde las novias o esposas de éstos fueron
integradas al grupo. Gustavo en este punto, fue el que
logró integrar a hombres y mujeres y crear un grupo
mixto. Lo curioso es que ellos mismos no se
autonombraron GEU, el nombre surgió no porque lo

[213]
hayan buscado o creado, sino que se dio por
antonomasia.

Creo que fue el resultado de la gente que


fue llegando, la mayoría éramos
universitarios, entonces éramos como
Grupo de Estudiantes Universitarios (GEU),
no se buscó el nombre, surgió de manera
natural porque todos nos fuimos ahí de
alguna forma por la amistad, la profesión,
el compadrazgo, yo encontré psicólogas
que iban delante de mí. Se fue dando una
relación de alguna manera profesional.
Fue algo natural, eso fue lo bonito, no fue
creado, nadie tenía que llenar una
solicitud para ingresar, simplemente
llegaba gente (I. Cosío, comunicación
personal, 1 de febrero de 2023).

Una de las problemáticas a las que se


enfrentaron al salir del Seminario fue darse cuenta que,
sus estudios relacionados con su formación sacerdotal
no tenían ningún reconocimiento oficial en ninguna
institución de educación pública fuera del Seminario.
Pero este problema se convirtió en una de las razones
que los uniría como grupo.
Aun estando dentro del Seminario empezaron a
organizarse para que les dieran un documento que
pudiera tener validez fuera del Seminario, Hugo
Pacheco, al respecto dijo, Pedro Tapia y otros que
estábamos ahí comenzamos a gestionar la idea de
que nos dieran un papel que nos sirviera de algo
porque a la hora de salir no salía uno con ningún
papel. Se formó un grupo de rebeldes sin causa ahí en
el Seminario, digo rebeldes porque era algo innovador,
algo así como pedir algo que tradicionalmente no se
[214]
había dado. Se tuvieron muchas pláticas con el señor
Huesca que era el rector en ese momento del
Seminario, con el Padre Mejorada que era secretario
de la Curia, Justino Cortez que era el sub rector.
Ignacio Cosío agregó: de alguna manera
comienza a haber ese espacio de decir, porqué no
formar algo respecto a los universitarios, no
exactamente como el GEU, pero sí ya había esa
inquietud, de que fueran universitarios en algún
momento, porque en el momento de salir del
Seminario quedábamos bailando un poquito.

La iglesia nos había dado un título, pero el


Estado no lo reconocía, yo estudié Filosofía
[dentro del Seminario] pero la circularidad
o la oficialidad no nos reconocía los
estudios y, estudiamos a Camus, a
Robespierre (H. Pacheco, comunicación
personal, 1 de febrero de 2023).

Todo ese tipo de broncas, hasta que


logramos que se nos pudiese dar un
documento de todas las materias con las
calificaciones que habíamos obtenido,
con ningún sello oficial ni mucho menos,
nada de eso, sino simplemente con las
firmas correspondientes de las
autoridades del Seminario y con eso
comenzamos a salir algunos, que no servía
de mucho, pero en algunas escuelas que
correspondían a la ideología común
central, llegaba uno y decía “yo estuve en
el Seminario, aquí está este documento,
estudié esto”, ahí lo tomaban en cuenta,
escuelas de esa naturaleza (I. Cosío,

[215]
comunicación personal, 1 de febrero de
2023).

Al final, el grupo logró resolver la situación legal


de sus estudios, encontramos la manera de cómo
regularizar los estudios porque no estaban reconocidos
por la universidad. Una señorita que se apellidaba o
llamaba Cruz nos recibía, nos pasaba fichas de ingreso
del año antepasado y pasamos todos los exámenes a
título de insuficiencia, para poder cubrir el primer y
segundo año (H. Pacheco, comunicación personal, 1
de febrero del 2023).

El GEU se inició apoyado por Pablo


Gutiérrez, salimos apoyados por él,
definitivamente él era el alma, es el inicio,
es la raíz del GEU con la intención de
meternos en la universidad donde se está
metiendo mucho la droga, no en la
universidad en particular, sino en todo el
estudiantado, en ese entonces era la
marihuana y el LSD, por esas pinturas que
veíamos que tenían formadas que se
metieron, decían “tómate eso y vas a ver”.
Una cosa que no afirma Nacho [Cosío]
que un pinche psicólogo loco era el asesor
de estos chamacos y era más marihuano
que los marihuanos de allá. Cuando
nosotros nos dimos cuenta le decíamos a
Pablito “parece que acá estamos
trabajando con el enemigo, este es más
marihuano que otra cosa”.
Esa fue una parte de los trabajos de inicios
de ese grupo que se va a conformar. Ahí
todavía Pablo no se atrevía a juntarnos

[216]
con JCFM, todo este trabajo fue de
nosotros para tratar de entrar a ese mundo
sin mancharnos las patas, algunos salimos
con las patas más chorreadas, pero
intentamos no mancharnos las patas. Ya
más adelante viene la presentación con
JCFM, no sé si por razones de ubicación
Pablo dijo “nos vamos a reunir allá, porque
la JCFM tenía su cede en la 9”.
Los inicios del GEU son de Pablo, no como
GEU -todavía no era GEU- pero ya se
encaminaba, ya empezaba a pintar, ya
después el trabajo fuerte es de Gustavo
(H. Pacheco, comunicación personal, 1
de febrero del 2023).

Hugo Pacheco y Gus.


Fuente: Álbum
fotográfico J. B. Hugo
Pacheco Pérez.

[217]
En esta parte conviene subrayar que, el GEU
estuvo integrado primeramente sólo por hombres. Más
tarde se integrarían a las mujeres o al revés, porque las
posturas difieren entre entrevistados. Las mujeres
pertenecían a la JCFM (Juventud Católica Femenina
Mexica) y era exclusiva de señoritas. Al principio, los
hombres no querían juntarse con la JCFM y hubo una
confrontación entre hombres y mujeres. En ese
momento Ignacio Cosío como mediador, intervino
para unir a los dos grupos […] entramos de intrusos
donde hay un grupo de puras mujeres, ellas como
nosotros emocionados, porque ve, puras guapas,
niñas bonitas, muy cuidaditas, de sociedad, muy
modositas, entonces nosotros encantados. Había un
grupo muy fuerte que era Luz María Reche, Irma Sago
y las Tapia, entre ellas, la doctora Rosario Tapia y la
contadora Antonia Tapia, eran el núcleo fuerte que
encontramos cuando nosotros llegamos, y también
estaba la que fue cuñada de Gus, Rosita de la Cruz,
dijo Hugo Pacheco.
Pero ¿por qué se juntaron hombres y mujeres, si
cada género tenía su propio grupo? Ignacio Cosío dijo
que fue por una especie de mandato del señor
Huesca, fue como decir, ustedes están por acá y los
otros están por acá, entonces vamos a tratar de hacer
algo para que se comiencen a juntar.

Pues ahí empezamos hacer nuestra


ronchita y sí teníamos confrontación con
ellas, porque ellas querían poner a una
mujer y nosotros como que no, como que
éramos unos potros sin domar y nos
revelábamos. Nacho [Cosío] siempre ha
sido muy conciliador, siempre era de
vamos a platicar, por esa razón en algún
momento, él era el que nos representaba,
[218]
entonces tenía contacto en aquel
entonces con el Padre Gabriel Aguilar que
le llamaban Angelote […] a él le tocó
tratar asuntos del GEU, con la intención de
la formación de la Parroquia Universitaria
y, de las actividades del GEU con don
Rosendo Huesca (H. Pacheco,
comunicación personal, 1 de febrero del
2023).

Después de que falleció Pablito entró muy activo


Gus, intentamos, dijo Hugo Pacheco, formar la
Parroquia Universitaria, esa era la primera idea del
GEU, formar la Parroquia Universitaria ya apoyados por
Gustavo […] Pablito no fue el creador del GEU, pero
estaba Gustavo, creo que al Padre Pablo le
asignaban, le dijeron, ahí te mando a Gustavo y a otro,
no me acuerdo bien, no sé si Fernando Mellado.
Aunque en la fecha en que se creó el GEU, Gus
todavía no era sacerdote, siempre apoyó al grupo,
tenía el don de liderazgo -continuó Hugo- con ese don
de organizar empieza el comité para el concurso de
esto, de aquello, que los deportistas, teníamos un
equipo de futbol y también de basquetbol, íbamos a
jugar contra los soldados ¿te imaginas? Nos
agarrábamos unas madrinas, íbamos a jugar a los
reclusorios en basquetbol y entrabamos con un
mendigo miedo de que nos fueran a poner un piquete
por la […]. Pero ahí Gustavo es más activo, se va
Pablito y Gustavo se queda propiamente como
motivador.

[Gustavo] era muy creativo, armábamos


programas de radio para mensajes a los
jóvenes y me hizo favor de invitarme para
ir a la estación H, era la que nos
[219]
aguantaba ahí, llegábamos, teníamos
producción, buscábamos discos de
sonido y poníamos cascadas, puentes
musicales. Gustavo no participó en la
rondalla, pero teníamos una rondalla, él
no era de instrumentos musicales, le
encantaba cantar, la bohemia, le
gustaba echarse sus traguitos, era muy a
todo dar. Conocía y sabía de los pecados
y de otros compañeros que eran
alcohólicos y nunca hablaba mal de ellos,
ni los criticaba. Gustavo en su rollo y
tomaba poquito, pero eso sí, le
encantaba la bailada (H. Pacheco,
comunicación personal, 1 de febrero del
2023).

Jugaba basquetbol porque había un


equipo más o menos medio formado, no
sé si te acuerdes de Mario Rueda
[refiriéndose a Hugo Pacheco], también
era muy aficionado del basquetbol, yo era
muy aficionado al basquetbol, entonces
formamos un equipo y ahí se integraba
Gustavo (I. Cosío, comunicación personal,
1 de febrero del 2023).

Gus siempre fue para el GEU el que los impulsaba


y animaba a realizar varias cosas, su mente nunca
paraba de planear actividades para beneficio del
GEU y las comunidades indígenas, ya que se los
llevaba a la sierra. Gustavo nos impulsaba, nos
motivaba, hacíamos rifas, hacíamos bailes en el
parque España, en el Lienzo Charro, éramos de la
Universidad Autónoma de Puebla (UAP), la universidad
no era de mucha lana, ahí andaba gente de barrio,
[220]
ese grupo de gente nos seguía a las pachangas que
armábamos […] manejábamos dinero, había un
tesorero, una vez contando el dinero ahí en la 9,
primero estuvimos en la 9 oriente, donde estuvo el
Seminario Mayor y ahora ya es una Casa de la Familia.
Contando dinero, salimos del Lienzo Charro, ya sabes,
morralla, billetes, ese dinero lo usábamos con Gustavo
para irnos a la sierra y, Gustavo andaba con nosotros
en la bailada […] pasamos por Monte Chila (H.
Pacheco, comunicación personal, 1 de febrero del
2023).

Integrantes del GEU en algún aniversario sacerdotal de Gus.


Fuente: Álbum fotográfico J. B. Hugo Pacheco Pérez.

Cuenta Hugo Pacheco que las mejores


épocas del GEU fueron cuando estaban
en la 12, llegamos a ser cerca de 100
integrantes relativamente activos, ahí
tenías de economía, filosofía, psicología,
medicina, odontología, ingeniería

[221]
química, arquitectos, ingenieros, de todas
las facultades estábamos ahí [eran] muy
activos políticamente, había muchos de
nosotros que estaban metidos en la
política, en el rollo con el Carolino y todo
eso, ahí se hicieron concursos de música
[…] fue mucha gente que se llenó eso y
salió campeón un equipo de medicina
que cantaba “nadie canta cuando tú no
estás, ya no puedo yo ni respirar”. Y
nosotros cantando canciones de
mensajes de protesta, que el mundo que
se desase, que los pobres y, llegan estos
estúpidos con su “nadie canta cuando tú
no estás”, se nos hacía lo más ridículo. Tú
sabes que dentro de la juventud hay un
periodo donde te sientes Che Guevara y,
estos imbéciles ganan con esa [canción] y
eso fue una chifladera, bueno, pero fue
parte de eso. ¿No sé si recuerdes ese
concurso de intérpretes y creadores de
música? [dirigiéndose a Ignacio Cosío] ahí
Toño Pedraza [otro de los integrantes y
fundadores del GEU] hizo una canción
que cantábamos mucho.
Casi 100 integrantes nos reuníamos, se
llenaba el salón, había gente en las
escaleras. Cuando íbamos a los bailes era
sensacional. Creo que Gustavo nunca nos
acompañó a las serenatas, estaba en el
Seminario y no podía salir, pero sabía de
nuestras serenatas.

[222]
Todo inició con exseminaristas
fundamentalmente, pero poco a poco
fue creciendo la anexión porque teníamos
cuates.

Integrantes del GEU en algún aniversario sacerdotal o cumpleaños de


Gus.
Fuente: fotografía tomada de la cuenta de Facebook de Gustavo
Rodríguez Zárate.

Todo lo que empieza tiene que terminar, es una


regla natural que todo el mundo sabe lo que implica,
generalmente, el resultado suele ser triste, pesimista o
agridulce. Eso pasó con el GEU pese a que muchos de
sus integrantes fueron muy activos, el grupo sólo
funcionó aproximadamente 4 años. De acuerdo a lo
narrado por Hugo Pacheco, parece que fueron tres las
causas de su disolución: porque Angelote llegó a
matar el GEU, no participaba, era muy pasivo, hasta
en su forma de hablar parecía que vivía en otro
mundo, para mí Angelote fue el que acabó con el
GEU; porque nos sembraron droga; y porque les
quitaron la cede al dejarles de financiar para pagar la
[223]
renta, ya no nos pagaron, ya no pudimos pagar la
Avenida Juárez, en aquel entonces ya no estábamos
en la 9, estábamos por el Paseo Bravo, entre la 13 y 15,
en el Conservatorio había una casa, ahí fue la muerte
del GEU.

Fuente: Archivo fotográfico J. B. Hugo Pacheco Pérez.

[224]
NUEVE

SÓLO PORQUE DIOS QUERÍA QUE FUERA SACERDOTE

Gus recién ordenado sacerdote, 6 de mayo de 1973.


Fuente: Archivo fotográfico familia Rodríguez Zárate.

[225]
Pasaba el tiempo y Gustavo nada más no se
ordenaba, vio ordenarse a todos los seminaristas de su
grupo, pero para él ni luces había que le indicaran
cuándo sería ese momento tan esperado y deseado.
Literalmente estuvo a punto de tirar la sotana, creía
que no estaba en su destino ser sacerdote pues el
retraso de su ordenación cada vez era más largo.
Estaba bastante desanimado.
Un día le dijo a Hugo Pacheco, su amigo: “ya no
me quieren acá, ya todos los de mi grupo se ordenaron
y a mí nada más largas y largas”. Entonces -continúa
Hugo- un día Gustavo va a una pachanga y eso para
pachangas no sé por qué, pero se nos daban bien,
tenía pegue con las chamacas por grandote […] le
aventaban el pañal, le aventaban todo por lo mismo
de su carisma. Incluso Gustavo de alguna manera lo
dijo: “sabes qué, ya voy a pecar, ya no la hago acá,
¿qué hago acá? mejor me dedico a vivir con alguien”.

Gus con su Dálmatica. Aún era


diácono.
Fuente: Archivo fotográfico J.
B. Hugo Pacheco Pérez.

[226]
Pero cuando pensó que todo estaba perdido,
llegó la bendición que con impaciencia deseaba
recibir.

Entonces un día, contaba Gustavo que ya


se iba [de salida del Seminario] y estaba
mala cara -apodo que le habían puesto a
Juanito el portero del Seminario- era el
portero, el conserje, mala cara de apellido
y de actitud.

Gustavo tienes que sacar la


correspondencia, dijo el portero.
Sí, ahorita que venga.
Ven.
No, ya me voy, ya se me hizo tarde.
Ven.

Entonces llega Juanito mala cara y agarra su


correo.

¿No la vas a ver?


Después la veo
Ábrela.

Juanito insistió, cosa que es raro porque con


mucho respeto, dijo Gus, pero que chingados
le importaba al portero lo que llevaba la carta.
Pues que abre [Gus] la carta y que le dan aviso
que sí lo iban a ordenar y que le dicen para tal
día te toca. Imagínate todos los malos
pensamientos se desvanecieron […] Gustavo
dijo, no pues yo siempre he querido esto, “y
pues sí acá me llaman pues acá estoy”.
Gustavo llegó y nos compartió, era la felicidad
de muchos y la destrucción de otras, “no pues
[227]
ya se me fue la paloma”, han de haber dicho.
Él pidió que los padrinos de ordenación
fuéramos los del GEU porque para él era su
máxima creación (H. Pacheco, comunicación
personal, 1 de febrero del 2023).

Gus es el del centro. Difícil de confundirlo. Probablemente, en la recepción


del subdiaconado meses antes de su ordenación. Hasta este momento, Gus
no sabía que sí lo ordenarían.
Fuente: Archivo fotográfico familia Rodríguez Zárate.

Fueron varias las razones por las que le retrasaron


a Gus su ordenación sacerdotal dos años, sin contar el
año que “perdió” cuando lo hicieron repetir el mismo
año dos veces en el Seminario.
Hacía que la gente tomara consciencia; logró
que surgieran movimientos sociales; mantuvo una
pastoral de compromiso social; su opción preferencial
fueron los pobres; porque no quería mucho a los ricos -
prepotentes- y prefería a los pobres -aunque con el
tiempo aprendió a convivir con ambas clases sociales;
porque a través de las CEB´S trabajó desde abajo, con
el pueblo y las comunidades indígenas; por ser un líder

[228]
nato, que lo convirtió en un peligro para las
autoridades eclesiásticas y políticas.
Debido a su inquietud al meterse en un mundo
que nadie quería, como el de los jóvenes universitarios,
drogadictos, trabajadoras sexuales y chavos banda;
por defender a los que injustamente eran reprimidos;
porque vio una realidad desgarradora (pobreza,
discriminación, exclusión, miseria) que otros no querían
ver; por considerarlo un Cura rojo y subversivo; porque
creía en un Dios amoroso y no en un Dios castigador;
por ser cercano a las necesidades de la gente; porque
confrontaba los estudios que recibía en el Seminario
con la realidad, lo que le permitió tener una pastoral
más profunda; por su carisma y no ser indiferente a las
causas sociales y, por haber sido una persona cercana
a los demás.
La experiencia de Gustavo respecto a su
ordenación sacerdotal, la compartía a amigos y
familiares, pero el 16 de septiembre de 2015 la pudo
exponer a todo el mundo en el programa de radio
“Cafeteando con el Gallo”, en Radio María, en donde
dijo:

Sólo porque Dios quería que fuera


sacerdote, pero cuatro veces me
expulsaron del Seminario, y no me fui
porque no hubo la orden concreta, pero sí
me detuvieron la ordenación dos años. En
vísperas de ordenarme llegaron estas
acusaciones de que había andado con
los universitarios [del GEU], iba a los bailes,
andaba con las chicas, pues yo estaba
tranquilo, sabía lo que estaba haciendo,
por eso el director espiritual dijo, sí, sí, estás
bien, nomás no te equivoques, no te
vuelvas violento, no caigas en los vicios.
[229]
Ahí es importante el papel del director
espiritual, porque cuando llega la crisis de
antes de la ordenación y no te dicen
nada, simplemente te detienen, y yo
decía ¿qué voy hacer aquí? O sea, yo ya
no puedo estar comiendo gratis en el
Seminario, puedo ir a lavar los vidrios, a
cortar pasto, hasta que me pusieron a
hacer los inventarios de la biblioteca,
como estaba yo allá, sacaba una tarjetita
y me seguía leyendo y leyendo y leyendo,
hasta que el señor Obispo auxiliar, el señor
Rosendo Huesca dice ¿conoces la sierra?
Me vas acompañar a las visitas pastorales
a la sierra y, me jaló dos años, los dos años
que estuve detenido.
Fue el que me educó, fue el que me formó
en el servicio y en el estilo de presbítero,
entonces [tuve] un buen maestro, además
de mi director espiritual que era Monseñor
Ricardo Guízar, el otro Obispo auxiliar.
Después supe que fue mi director espiritual
el que no permitió que me expulsaran, a
diferencia de don Octaviano que sí sabía
dónde andaba.
Yo creo que eso fue muy fuerte y pasan
dos años y yo me desespero, de no ver
claro, estás perdiendo tu juventud. Un día
un grupo de jóvenes [los del GEU] me
invita a un baile, a una fiesta, yo no voy a
estar perdiendo mi tiempo aquí, hay
muere. Fue la primera y única vez que dije
“estoy aquí en el mundo y en el camino
equivocado”, pero las devociones al
espíritu me hacen que vaya yo al sagrario
y de rodillas le dije “Jesús, tenía ganas de
[230]
ser sacerdote, pero aquí te dejo en tus
manos porque yo ya no veo claro, me voy
a la fiesta”. Cuando iba saliendo, el
portero, don Juanito, me dice:

Espere joven.
¿Por qué? Tengo prisa.
Aquí está una carta para usted.
Ahí me la guarda, mañana se la pido
¡Que venga!

Para no hacer enojar al viejito portero,


regreso y ya no lo alcanzo.
Era el arzobispo que al otro día me metiera
a ejercicios espirituales para ordenarme,
yo dije “más claro señor, no puede ser”.
Ahí sí, cuando yo dije no, Jesús dijo sí, y me
fui al baile y les dije, todos ustedes son
padrinos de ordenación porque no tengo,
mañana entro a ejercicios, y a los ocho
días ahí estaban todos esos chavos de la
universidad apadrinando mi ordenación.
Son experiencias muy fuertes, muy bonitas,
pero que te van diciendo, esto es de Dios,
esto es de Dios, y te da claridad.
La verdad yo viví esos momentos como
muy profundos de que era de Dios, no
solamente era un llamado de un interés
humano o familiar, tenía alrededor un
familiar sacerdote, sino era algo que,
pues, sí era de Jesús.
De tal manera que en la víspera de mi
ordenación yo escribí una carta que ha
impactado, una carta a mi madre en la
víspera de mi ordenación donde yo le
decía que me regalara, que ya había
[231]
tenido mucho de mi papá y de mi mamá,
pero que ya era el momento que me
regalaran porque ya iba yo a ser de otras
familias y de otras gentes. Y así lo entendió
ella [su madre]y así lo viví.
Si me impactó porque dos o tres días antes
de mi ordenación mataron a tres amigos
míos aquí en el Zócalo, eran del grupito
que atendíamos de los estudiantes y los
balacearon y fue impactante porque
pues eso fue social y la universidad
rezongó y yo estaba en ejercicios
espirituales, no podía hacer nada, nomás
ofrecí a Dios mi oración por esos
muchachos y por todos los jóvenes que al
fin de cuentas les tocó a esos, pero la vida
era muy fuerte en ese mundo estudiantil.
Ya estando en la ordenación sacerdotal,
pues lo único que me acuerdo es que sí
me impacta cuando está uno tirado en el
piso, pues no eres nada, es el señor el que
te llama y te llama a tí, eres lo que quieras,
pecador, alegre o un relajista, pero te
llama a servir a la gente. Yo también decía
todavía: “Jesús, no saben que se están
echando un alacrancito”, yo decía, pues
soy muy ingenuo.
Y ya pues [también] fue mi padrino de
ordenación Monseñor don Rosendo
Huesca, el arzobispo auxiliar y él fue quien
me había presentado obviamente a la
ordenación y, al otro día fue mi primera
misa, me acompañó don Rosendo, fue en
Santa Teresa, los que fueron, fueron los de
mi familia y todos los estudiantes, ellos
prepararon la fiestecita, o sea, ya me
[232]
marcó la opción por los indígenas, la
opción por los jóvenes, toda mi vida
sacerdotal.

Así, el día domingo 6 de mayo de 1973 a las 10:00


horas, Gustavo Rodríguez Zárate fue ordenado
sacerdote en la Catedral Metropolitana de la ciudad
de Puebla por Monseñor Octaviano Márquez y Toriz en
compañía del arzobispo auxiliar Rosendo Huesca y
Pacheco. Lo que tanto había deseado y esperado,
por fin se cumplía. Se hizo la fiesta, él vio realizado lo
que había soñado y deseado. Un día muy feliz y
especial para él.
Pero la historia no termina aquí. El trabajo
pastoral y social de Gustavo tampoco iniciaba aquí,
pero sí continuó, con más fuerza que nunca. La
segunda parte vendrá después. Así que tú que estás
leyendo, si tienes algo que contar y compartir acerca
de Gus y su trabajo pastoral y social no dudes en
hablar y compartir porque el Padre Gustavo Rodríguez
Zárate no debe quedar en el olvido. A todos los que lo
conocimos corresponde no permitirlo. Parafraseando
a Pedro Casaldáliga y a José María Vigil (1993), Gus,
fue una persona que para llegar al cielo caminó por la
tierra, fueron vidas y no banderas sus batallas, fue la
calle y no la curia donde granó su misión, no dejó que
el viento callara, se dio en cada sacramento que
brindó, trabajó por la esperanza y la verdad.
Esta historia no termina ni comienza aquí, empezó
años atrás y continuará.

[233]
Ordenación Sacerdotal de Gus, 6 de mayo de 1973. Catedral Metropolitana de
la ciudad de Puebla. De izquierda a derecha, Gus es el segundo, el alto de
espaldas.
Fuente: Archivo fotográfico familia Rodríguez Zárate.

[234]
De izquierda a derecha, Gus es el último de la fila.
Fuente: Archivo fotográfico familia Rodríguez Zárate.

[235]
Imposición de manos por Monseñor Octaviano Márquez y Toriz, quien es
acompañado por el arzobispo auxiliar Rosendo Huesca y Pacheco.
Fuente: Archivo fotográfico familia Rodríguez Zárate.

[236]
Unción de manos por Monseñor Octaviano Márquez y Toriz.
Fuente: Archivo fotográfico familia Rodríguez Zárate.

Dando la
comunión a don
Jesús Rodríguez
del Razo, su padre,
por primera vez ya
siendo sacerdote.

Fuente: Archivo
fotográfico familia
Rodríguez Zárate.
[237]
Con su madre a la salida de su ordenación sacerdotal.
Fuente: Archivo fotográfico familia Rodríguez Zárate.

Gus recién ordenado acompañado del GEU, sus padrinos de ordenación.


Fuente: Archivo fotográfico Beatriz Vélez Pazos.

[238]
Fotografía, al parecer conmemorativa de la ordenación de Gus y
de todo su grupo, pues Agustín Corrales fue ordenado en Roma,
dijo Ignacio Rodríguez, hermano de Gus.
Fuente: fotografía tomada de la cuenta de Facebook de Gustavo
Rodríguez Zárate.

[239]
REFERENCIAS

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sumo pontífice León XIII sobre la Situación de los
Obreros. Rescatado en Rerum novarum (5 de
mayo de 1891) | LEÓN XIII (vatican.va)
CASALDÁLIGA, P. y Vigil, J.M. (1993). Espiritualidad de
la liberación. México, D.F.: Centro de Reflexión
Teológica, Centro de Estudios Ecuménicos,
Comunidades Eclesiales de Base y Centro Antonio
de Montesinos.
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SANTO ROSARIO (1949). Álbum conmemorativo
1949. Atlixco, Puebla: Comité Parroquial del
Congreso.
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sacerdote protector de migrantes en Puebla.
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https://mediateca.inah.gob.mx/repositorio/island
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Zárate, el defensor de los migrantes. Diario
ContraRéplica. Periodismo de investigación.
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Asunción.
RODRÍGUEZ, Z. G. (1994). Desde el Morral. Apuntes de
Pastoral Popular. Puebla, México: Grupo Impresos
Namar.
SEVILLA, Z. T. (2019). Caminar juntos, con los pobres.
Entrevistas al P. Gustavo Rodríguez Zárate por
Teresa Sevilla Zapata. Puebla, México.

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