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INTRODUCCIÓN PARTE 1
Declaración de un creyente:
INTRODUCCIÓN PARTE 2
El martes 3 de enero de 1956, Jim Elliot y otros cuatro misioneros aterrizaron en una
pequeña franja de tierra en las selvas de Ecuador.
Era un aterrizaje peligroso. Durante años habían estado soñando y planeando este
momento. Sus corazones estaban puestos en llegar a los indios aucas con las buenas
nuevas del Salvador.
Los aucas eran una tribu notoriamente peligrosa. Nadie los había alcanzado antes.
Algunos habían intercambiado regalos, pero siempre los Aucas los habían atacado.
Durante tres meses, los misioneros habían estado volando regularmente sobre el área,
arrojando regalos y gritando saludos. Cuando desembarcaron construyeron una choza y
esperaron a que los Aucas vinieran a buscarlos.
El domingo 8 de enero debían comunicarse por radio a las 4:30. Había silencio. Cuando
no llegó ningún mensaje, se envió un avión y luego un grupo de rescate. Se
recuperaron cuatro de sus cuerpos, todos asesinados con lanzas. El quinto nunca fue
encontrado. Parece que fueron emboscados.
Los cinco fueron martirizados por causa de Cristo. Todos estaban casados y cuatro eran
padres. Una esposa estaba embarazada. Se escuchó a su hijo de tres años decirle al
nuevo bebé que lloraba: "No te preocupes, cuando lleguemos al cielo te mostraré cuál
es papá".
¡Vaya que manera de perder la felicidad que experimentaba sólo un rato antes!
Cuando venían con la lanza hacia él, ¿Crees que Jim se arrepintió de haber tomado la decisión
que tomó?
Seguro recordó que dejaba a su esposa viuda y a sus hijos huérfanos. ¿Habrá reclamado con
enojo a Dios por la pérdida que experimentaría su familia?
Fíjate, que los misioneros tenían un arma en el avión y no la usaron para defenderse.
Lo habían planificado de antemano. El razonamiento muy simple: Los nativos no están
listos para ir al cielo pero nosotros sí.
¿Qué de las mujeres y los niños? Seguramente ellas perdieron toda felicidad.
La búsqueda de los cadáveres tardo varios días. Déjame compartirte las palabras de una de las
viudas:
Esta noche el Capitán nos dijo que encontró cuatro cuerpos en el río. Uno tenía
camiseta y blue-jeans. Roj era el único que los usaba...
Cuando me encontré cara a cara con la noticia de la muerte de Roj, mi corazón se llenó
de alabanzas. Él era digno de su regreso a casa. Ayúdame, Señor, a ser tanto mamá
como papá. 'Para conocer sabiduría e instrucción...'
“Escribí una carta a la familia de la misión, tratando de explicar la paz que tengo. Quiero
estar libre de tenerme lástima yo misma. Es una herramienta de Satanás para pudrir
una vida. Estoy segura de que esta es la perfecta voluntad de Dios. Muchos dirán, '¿Por
qué Roj se metió en esto, cuando su trabajo era con Jívaros?' Porque Roj vino a hacer
la voluntad de Aquel que lo envió. El Señor ha cerrado nuestros corazones a la angustia
y la histeria, y los ha llenado con Su perfecta paz”.
¿Cómo puede una persona que está experimentando una perdida tan grande hablar así?
Oh Jesús, Maestro y Centro y Fin de todo, ¿cuánto falta para que sea vuestra la gloria que
tanto os ha esperado? Ahora no hay pensamiento de ti entre los hombres; entonces no se
pensará en nada más. Ahora se alaba a otros hombres; entonces nadie se preocupará por los
méritos de los demás. Apresura, apresura, Gloria del Cielo, toma tu corona, somete tu reino,
cautiva a tus criaturas. 2