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PRIMER ANÁLISIS CRÍTICO DE LECTURA

Adriana I. Arroyo 19 de febrero de 2020


183-33-5572

RELT 201 C1 Creencias Cristianas


Luis E. Guadalupe

Referencia Bibliográfica:
Religiones del Mundo: judaísmo
https://www.youtube.com/watch?v=imTxBP6u5X4

Religiones del Mundo: Judaísmo

¡Escucha oh Israel! Yahweh nuestro Dios, Yahweh uno es. Bendito sea su nombre y

gloriosos reino por los siglos de los siglos. Estas son las palabras con las que comienza el

Shemá, una de las oraciones más importantes y sagradas para los judíos. Esta oración nos

enseña la unicidad divina, pero para mi persona es más complejo que solo eso. Estás palabras

me llegan profundo al alma y son sumamente especiales para mí. Ahora digo, pero ¿por qué

estas palabras me son especiales, si yo no soy judía? En este papel compartiré con usted mi

relación interpersonal con las tradiciones, cultura, ceremonias, en fin, con el estilo de vida de

los judíos y como se relaciona conmigo y mis creencias.

Antes de entrar en detalles de mi relación con el judaísmo quiero dar una opinión más

general sobre ciertos aspectos de esta religión. Cada vez que escucho hablar o mencionar la

religión judía tengo un pensamiento específico y una emoción que lo acompaña, tristeza. Me

entristece que hayan convertido al "Judaísmo” en una religión y que se digan y se piense que

solo le pertenece a los judíos. Mi pensamiento y perspectiva son, primeramente el “Judaísmo

no es una religión sino un estilo de vida; un estilo de vida enseñado por Yahweh, no
solamente a los judíos, sino también a todo el pueblo de Israel (las 12 tribus). Yahweh le

obsequio la Torah a todas las 12 tribus al pie del monte Sinaí. Los judíos son solo una de las

doce tribus de Israel, de modo que entonces si Yahweh le entrego la Torah (estilo de vida) a

todo el pueblo entonces eso incluye a todas las tribus y no únicamente a los judíos. Dado que

a través de los siglos el pueblo de Israel fue dispersado y muchas tribus han desaparecido,

el pensamiento común es que sólo quedan los judíos y por ese modo la Torah es solamente

de ellos. Sin embargo, lo que pocos saben es que todavía sí se encuentran las otras 11 tribus

vivas y están siendo despertadas.

Según la historia, eran doce tribus, una tribu por cada uno de los doce hijos de Israel

(Jacob), pero Israel tuvo trece hijos no doce. Al estudiar la historia conoces que José, el

penúltimo hijo de Israel fue vendido como esclavo a Egipto, donde llego a ascender al puesto

más alto existente antes del Faraón. Cuando José fue nombrado Zafnat-panea fue adoptado

por el Faraón convirtiéndose en su siervo e hijo y rechazando la herencia que se le hubiese

sido dada por Israel. Entonces José dio a su padre sus dos hijos para que él les criara y fueran

sus herederos. La tribu que hubiese sido de José vino a dividirse en dos medias tribus, una

por cada hijo. A cada tribu se le fue entregada un pedazo de tierra, excepto a la de Leví. La

tribu de Leví fue dispersada entre todas las tribus, dado a que los levitas son los sacerdotes

designados y cada tribu necesitaría de un sacerdote. Más adelante en la historia empieza a

haber guerras e Israel se divide entre el Norte y el Sur. En el Norte se quedan Judá, Benjamín

y los Levitas designados a esas tribus. Las otras tribus se quedan en el norte y más adelante

en la historia son llevadas en cautiverio y son desperdigadas por el mundo. Muchos piensan

que las tribus del Norte desaparecieron para siempre, pero en la Biblia (Isaías 10:20-23;
Isaías 11:11-13,16; Isaías 49:8-13; Jeremías 31:7-10; Oseas 11:8-10) dice lo contrario. Habla

sobre como Efraín, a las tribus del norte muy comúnmente se le refieren como Efraín,

regresara de su cautiverio, del occidente, y volverá a su casa a morar con su padre y su

hermano mayor Judá. Pero, ¿Quién es Efraín? ¿Cómo sabemos quiénes son el rebaño

perdido? ¿Dónde están las diez tribus del Norte? Y ¿Cuál es mi relación con Judá?

Yo soy Efraín, el hermano menor, el rebaño perdido, y usted también lo es. Nosotros

somos los hijos que fueron desperdigados por las naciones, nos apartamos de sus caminos,

nos alejamos y nos mezclamos con el resto del mundo, pero estamos despertando y

queremos regresar a casa. Al apartarnos despreciamos todos nuestros bienes, los

abandonamos y los perdimos, pero nuestro Adon es tan misericordioso y nos ama tanto que

hizo todo lo posible para que sus hijos regresaran a él. La sangre de Yeshua es nuestro boleto

de vuelta a casa, es gracias a él que podemos regresar y morar con nuestro Abba. Así es que

yo estoy relacionada al Judaísmo, yo soy parte de ellos y soy hija de Yahweh igual que ellos

lo son, le servimos Adonaí, adoramos a Elohim y guardamos la Torah. Somos iguales, somos

hermanos.

Considero que escribir este papel para mí fue una bendición. Me ha dado la

oportunidad de entrar en un tema del cual tengo mucho interés. Tuve la oportunidad de

compartir mis pensamientos y creencias con usted y disfrutarme todo el proceso de la

escritura y la intriga ahora aún más profunda por este tema.

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