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San Manuel Bueno, mártir, Miguel de Unamuno

El objeto de esta valoración es “San Manuel Bueno, mártir”, novela escrita por el
noventayochista Miguel de Unamuno y publicada a finales de 1930. Esta obra, y el
problema que plantea, muestra los conflictos existenciales y religiosos por los que
atravesaba el autor, influenciado por los rasgos de la filosofía de Kierkegaard.

La novela se divide en 25 secuencias y trata principalmente el tema de la fe y el


sentimiento. Nace gracias a una fuerte relación con otra “nivola” de Unamuno: Niebla. A
diferencia de esta, San Manuel Bueno, mártir es una obra más contemplativa y resignada
ante la alternativa de la verdad y la mentira consoladora. Las angustias existenciales de
Unamuno como la obsesión ante la muerte y su duda de fe y de la existencia de la
inmortalidad, quedan reflejadas en el personaje de Don Manuel, quien a pesar de no tener
fe, no abandona su ministerio para preservar la paz espiritual de sus fieles, el pueblo de
Valverde de Lucerna. Lázaro y Ángela, la narradora, son los nexos de unión entre la actitud
de Don Manuel (la verdad trágica) y la de Blasillo y el pueblo (la felicidad ilusoria).

En cuanto al estilo de la obra, el autor utiliza un lenguaje muy elaborado, la técnica del
manuscrito encontrado, el perspectivismo mediante la utilización de un narrador testigo y su
intención de presentar un relato atemporal e intrahistórico. La característica que más
destaca en la obra es, sin duda, el simbolismo, apreciable en los nombres de los personajes
(Ángela, “mensajera”) y en elementos de la naturaleza (montaña, lago). Así mismo,
podemos destacar la importancia del diálogo entre los personajes con la finalidad de entrar
en sus conciencias.

En conclusión, con esta obra, el autor busca hacernos partícipes de sus pensamientos
acerca de la religión, la vida, la muerte y la propia conciencia que, personalmente, me
parece una manera interesante de expresarse y hacer reflexionar al lector.

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