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Yasmin Lozano Chester

Dr. Juan Carlos Gómez Alonso


Literaturas Europeas (17236)
13 de noviembre 2023

Practica 3: Discursos de Bruto y Marco Antonio

1. A) El exordio empieza desde “Tened calma…” y finaliza en “… poder juzgar mejor”.


El tipo de exordio de este discurso se caracterizaría como proemio. Los requisitos de
captación de atención se pueden dar por cumplidos ya que; Bruto pide explícitamente
atención (“Oídme defender mi causa y guardad silencio para que podáis oírme.”) y
presenta el asunto como pertinente a los intereses del público (“…el afecto de Bruto
por César no era menos que el suyo.”). Sin embargo, en este discurso no se encuentra
ninguna promesa de brevedad, aunque en efecto sea así. La captación de la
benevolencia del orador se ve mostrada en como Bruto se alaba a sí mismo,
“Creedme por mi honor y respetad mi honra…”, pero evita dar impresión de
arrogancia rogando a los receptores: “Juzgadme con vuestra rectitud…”. Por último,
en este discurso la lucha contra el tedio en el exordio se ve mostrado en el transitus
hacia el narratio. Se muestra dado a que Bruto plantea la pregunta “…porque Bruto
se alzó contra César…” que en ese momento se podría considerar como interés
general, ya que después de la muerte de César, todos los receptores del discurso
estarían efectivamente preguntándose esto.
B) La narratio de este discurso se presenta con la respuesta a la pregunta que usa
Bruto como transitus, “No porque amaba a César menos si no porque amaba más a
Roma.”, y acaba en “…muerte para su ambición…”. La narratio de Bruto se ve
mostrado en forma de preguntas casi retoricas y respuestas evidentemente lógicas.
Este modo de pregunta y respuesta marca la verosimilitud de su discurso ya que las
respuestas se muestran racionales e indudables. El uso retorico de estas preguntas
también aportan claridad al discurso ya que son breves y esclarecedoras.
C) La argumentatio empieza con “Quien hay aquí tan abyecto…” y acaba con “…
están escritos en el Capitolio”. Bruto emplea la argumentatio en forma de preguntas
y respuestas. Estas preguntas comprenden la refutatio, ya que son preguntas casi
retoricas que engloban lo desfavorable de la contención que le opone: “¿Quién aquí
tan abyecto que quisiera ser esclavo?”. Estas “pruebas” son esencialmente artificiales
ya que no hay evidencia física como tal si no argumentos que emplean la misma
formulación que en la narratio del discurso con resultados y efectos distintos. Bruto
presenta todos los argumentos necesarios para la conclusión como hechos obvios
acompañado de pruebas artificiales retoricas y psicológicas.
D) El peroratio comienza con “Su gloria no se amengua…” y acaba con “…a mi
patria necesitar mi muerte.” La sección final de este discurso recapitula los breves
argumentos hechos en favor a el orador muy concisamente marcando su decisión
particular como las más favorable. Hay una perfecta captación de benevolencia que se
muestra en la siguiente frase: “…Marco Antonio, que, aunque no tomó parte en su
muerte, percibirá los beneficios de ella, o sea un puesto en la república.” Esto sirve
para tanto dejar marcada su raciocinio tras los actos, como para destruir la influencia
afectiva que posee Marco Antonio, el orador de la parte contraria.

2. El elocutio de este discurso es medianamente efectivo, ya que algunos recursos se ven


usados eficazmente y en otros carecen de sustancia. La puritas y perspicuitas son
efectivas ya que el lenguaje es claro, preciso y se ve ciertamente apoyado por una
estructuración coherente. Sin embargo, el ornatus carece en permanencia en de este
discurso ya que la puritas se lleva al límite de lo conciso, dando poca libertad de
acción a la ornatus. La urbanitas se ve empleada de modo personal estilístico de
acuerdo con Bruto. Esto se ve en como emplea la estructura de pregunta y respuesta
para la mayoría del texto, viéndose esta estructura asemejada en tanto el narratio y el
argumentatio, no obstante, con efectos distintos.

3. A) El exordio de Marco Antonio empieza por “¡Amigos, romanos, compatriotas…” y


acaba por “… rescates llenaron al tesoro público.” El exordio en este discurso se
denominaría proemio. Los requisitos de la captación de atención de los oyentes se
manifiestan explícitamente: “…prestadme atención.” Se asemeja al discurso de Bruto
ya que este tampoco promete que el discurso sea breve. Sin embargo, este no presenta
el asunto como pertinente a los intereses del propio público ya que adopta un marco
bastante más persona no explícitamente expuesta ya que el propio Antonio también
alaba a la oposición, es decir, Bruto: “Bruto es un hombre honrado.” Asimismo, el
orador no utiliza ningún recurso destacado en el proemio para evitar el tedio (como
podría ser la utilización de conceptos amplios e ideas generales que siempre interesan
al público). Esto no ocurre por lo previamente mencionado, el marco más personal
que adopta en su discurso en comparación con Bruto.
B) El narratio comienza en “¿Parecía esto ambición…” y acaba en “detenerme
hasta que torne a mi…”. La narratio se presenta en forma de preguntas y respuestas
hechas por el propio orador. Por ejemplo: “¿Parecía esto ambición en César?
Siempre que los pobres dejaran oír su voz lastimera.” La verosimilitud externa se
puede observar cómo contaminada dado a que Marco Antonio era “amigo” de César,
que da pie a que el discurso puede verse como sesgado. No obstante, el decoro se ve
expuesto ya que la relación entre los distintos elementos del discurso se ven
coherentes.
C) El argumentatio empieza con “¡Ayer todavía, la palabra…” y acaba con “…
como veis, por los traidores!” Marco Antonio comienza esta sección con un probatio
no fundamentado, ya que presenta una prueba, la carta de César, sin embargo, no
revela su contenido. “¡No debo leerlo!”, Antonio utiliza esto como una prueba
artificial usando una técnica retorica que capta la atención e intriga a los receptores.
No obstante, entretanto progresa el discurso, las pruebas necesarias para completar el
refutatio son evidentes. Marco Antonio emplea el uso de ejemplos para exaltar y
refutar a su oponente, considerando las pruebas de Bruto como falsedades. Sin
embargo, Antonio nunca desdeña a Bruto, en efecto, le alaba, considerándole
continuamente como un hombre honrado ante el público. Continuamente, Antonio
crea una imagen vivida del amor de César a sus súbditos mediante pruebas
inartificiales que obtiene gracias a su posición como amigo de César. En este discurso,
más que un silogismo, se presenta un entimema con premisas verosímiles y
efectivamente no verdaderas.
D) El peroratio comienza con “Buenos amigos…” y acaba en “Toma el curso que
quieras!” Se puede observar una recapitulación de las ideas principales del discurso
en exclamaciones marcadas por el orador, que sirven para resumir los datos. A
diferencia de Bruto, la captación de la benevolencia no esta tan evidente dentro del
texto. Ya que en vez de alabarse a sí mismo, descreditar a su oponente o halagar al
receptor, se personaliza a sí mismo como mero humano y simple amigo del difunto
César. Esto mismo es usado como un tipo de captación de benevolencia ya que usa
algo parecido a la psicología inversa. Se puede ver aparente en la siguiente
contención: “¡Porque no tengo ni talento, ni elocuencia, ni merito, ni estilo…”
4. El elocutio se muestra, aunque particular al orador, efectivo. La puritas es eficiente
ya que la expresión del orador es clara y sencilla. Sin embargo, se puede considerar
que el discurso carece de una perspicuitas diligente ya que la estructura es in tanto
desordenada. (Esto se puede deber a al marco más personal que encuadra el discurso
de Antonio, en contraste con el de Bruto, que se muestra casi analítico.) Antonio
emplea sustancialmente el ornatus para embellecer el texto dado a que, como el
discurso tiene una perspectiva más personal y sentida, es necesario embellecer los
datos puesto que, por su característica particular, carecen de fundamentos rígidos, que
se muestra en: “¡Os muestro las heridas del bondadoso Cesar…” La urbanitas no se
muestra tan evidente ya que predomina el sentimiento en vez de la elocuencia, se
puede ver evidente en la siguiente frase: “¡Amigos, no sabéis lo que vais a hacer!”

5. Es evidente que los discursos de Bruto y Marco Antonio contrastan altamente entre sí.
El discurso de Bruto se muestra bien organizado y explota severamente la mayoría de
los recursos posibles para formar un discurso eficiente, casi analítico, incluso se
podría considerar que contiene una sensación de frialdad. Sin embargo, el discurso de
Antonio se podría considerar desordenado y demasiado sentido, que en práctica
significa que puede perder sustancia. Pese a que esto sea verdad, considero que este
discurso se puede mostrar como más efectivo justamente por esto. Marco Antonio
puede carecer de los reglamentos estilísticos del discurso, pero gana en pasión y en
visión personal del tema. Su puritas y perspicuitas, aunque no tradicionales,
muestran fervor y entusiasmo hacía el tema. Esto se transmite muy bien de orador a
receptor y se muestra meramente en las respuestas de estos, por ejemplo: “¡Nos
amotinaremos!” y “¡Prendamos fuego a la casa de Bruto!” Aquí es mostrado
ciertamente una transferencia de estos sentimientos (de pasión por el tema e
indignación hacia los actos ocurridos) del orador al receptor.

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