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Frente un colapso económico y financiero, el nuevo presidente Menem inmediatamente implementó una
serie de reformas estructurales para lograr estabilidad económica y desacelerar la grave hiperinflación.
Menem dirigió la implementación de reformas con esta idea fundamental como su base: la intervención
estatal en la economía no resolvería los problemas crecientes. Las reformas neoliberales marcaban una
reorientación al libre mercado y una reducción del papel del Estado en la economía argentina. Los
ajustes empezaron con un proceso de privatizaciones de empresas nacionales, políticas de
desregulación comercial y desregulación financiera.
Leyes de Emergencia
La Ley de Emergencia Económica y la Ley de Reforma del Estado fueron aprobadas por el Congreso
en Agosto de 1989. El Congreso reconoció la urgencia de la situación económica y le otorgó a Menem
poderes excepcionales. Como resultado, el congreso cedió al ejecutivo poderes que podían facilitar y
acelerar la implementación de los ajustes económicos necesarios.
La facultad de emitir decretos fue la herramienta institucional más importante y útil de Menem para lograr
su agenda. La autoridad dada al presidente para sancionar decretos que tenían el mismo peso que una
ley del Congreso sacó el poder al Congreso y se lo otorgó al poder ejecutivo. En esencia, Menem podría
actuar sin aprobación del Congreso. Por su uso extensivo, su administración llegaba a ser conocida
como el decretazo. Menem dictó, entre julio de 1989 y agosto de 1994, 336 decretos de necesidad y
urgencia, a través de los cuales, por ejemplo, creó impuestos, derogó leyes o modificó relaciones
contractuales privadas.
Privatizaciones
Las leyes anteriormente mencionadas que dieron a Menem el poder de realizar decretos de necesidad
y urgencia permitieron las privatizaciones de empresas públicas. La Ley de Reforma del Estado comenzó
el proceso de privatizaciones. Permitió que las privatizaciones podrían ser implementadas a través de
decretos en vez de la ley del congreso. La primera fase fue cumplida en muy poco tiempo en respuesta
a la urgencia causada por la hiperinflación. De hecho, la mayoría de las empresas estatales había sido
vendidas por Octubre de 1990: compañías telefónicas, aerolíneas, los medios de comunicación, el
petróleo, la electricidad y el gas.
Para los primeros meses de 1991 se puso en marcha el Plan de Convertibilidad. El instrumento central
de esta política fue el establecimiento de la “ley de la paridad”: un peso igual a un dólar
estadounidense.
La libre convertibilidad significa que en cualquier transacción económica que los habitantes del país
realicen es indistinto si usan pesos o usan dólares.
Economía Política
Material bibliográfico. Lic. Permuy, Carolina
Pero lo sustancial de este plan fueron las profundas medidas que permitieron sostener la paridad y la
convertibilidad. Entre ellas se encuentran las privatizaciones, la flexibilización laboral y la desregulación
económica.
2. Sentar las bases de una relación estable con la banca acreedora, a fin de dejar atrás los años de
incumplimiento de las obligaciones externas, y formular una estrategia que permitiese cumplir con todas
las exigencias financieras derivadas de dicho endeudamiento.
a. Desregulación de los diversos mercados: dejar librado a los juegos del mercado la tarea de
asignación eficiente de los recursos.
b. Acentuar el peso de los impuestos al consumo: el IVA fue progresivamente elevado del 15%
al 21%, con el objetivo de asegurarle recursos al Estado para que pague en tiempo y forma los intereses
de la deuda externa.
4. Los ingresos provenientes de las privatizaciones de empresas como Segba, YPF, Entel, Gas del
Estado y Somisa permitieron cancelar el déficit y el Estado dispuso el pago de intereses de la deuda
externa.
Mientras que, en la segunda etapa, entre 1995-1999, el Plan de convertibilidad, estuvo signado por datos
económicos y sociales negativos.
En 1995 comienza una segunda etapa del Plan de Convertibilidad, caracterizado por datos económicos
y sociales negativos.
La expansión económica de la etapa anterior se detiene y la economía nacional sufre un fuerte retroceso.
El déficit fiscal se financia con deuda externa e interna y la deuda pública llega en 1999 a 135.857
millones de dólares.
La desocupación y la precarización del empleo se han transformado en dos cuestiones centrales: más
de la mitad de la fuerza de trabajo se encuentra con trabajos precarios, desocupada o subocupada.
El empleo tradicional, de jornada completa y con contratos estables ha ido desapareciendo: el asalariado
fijo con cobertura social representa apenas el 30% de la población laboral.
Les comparto un artículo de Luis Beccaria, ex Director del INDEC*, “Un futuro hipotecado” que fue
publicado en el diario Clarín el 7 de noviembre de 1999, que nos habla de la realidad que vivían los
jóvenes en ese momento.
En este artículo Beccaria expresa que un joven que no estudia, aunque trabaje tiene su futuro
hipotecado.
¿Qué opinan de esta afirmación? (ver en archivo adjunto la entrevista y contestar la pregunta)
Resumen
A modo de síntesis, podemos concluir que bajo la Presidencia de Menem (1989-1999) tuvo lugar un
proceso de reforma estructural, ya que se adoptaron las recomendaciones del Consenso de Washington.
1) La convertibilidad, donde se establece el Peso como moneda de curso legal y el tipo de cambio queda
fijado en 1 Peso= 1 Dólar.
2) Las privatizaciones
4) Liberalización Financiera: es decir se genera una apertura irrestricta de los flujos de capitales con el
exterior
5) Reforma Laboral: con el objetivo de reducir el costo laboral se flexibiliza el mercado de trabajo. La
Ley Nacional de empleo facilitó el trabajo temporario hasta 6 meses y creó el Seguro de Desempleo. La
Ley de Accidentes de trabajo redujo los montos de las indemnizaciones.