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SISTEMAS DE INFORMACIÓN
GEOGRÁFICA EN LA ARQUEOLOGÍA
MEXICANA
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Derechos Reservados:
ISBN 978-607-8444-44-1
i
7 APLICACIÓN DE HERRAMIENTAS SIG PARA EL ANÁLISIS
DE LOS PATRONES DE ASENTAMIENTO RESIDENCIALES DEL
SITIO DE CIUDAD CAUCEL
INTRODUCCIÓN
Desde la primera mitad del siglo XX, las investigaciones arqueológicas en el noroeste de
Yucatán han permitido identificar una destacada ocupación durante el periodo Formativo
(ca. 1000 a.C.-250 d.C.) (ver Andrews IV 1962, 1965a, b; Andrews IV y Andrews V
1980; Ball 1994; Brainerd 1951, 1958; Joesink-Mandeville 1970; Shook 2006 (1955)). A
diferencia de otras regiones del Área Maya, donde el registro arqueológico formativo se
encuentra por lo general bajo las construcciones monumentales del periodo Clásico (250-
900 d.C.), en el noroeste de Yucatán se ha preservado incluso a nivel de superficie,
constituyendo una región privilegiada para el estudio de los procesos socioculturales
tempranos, siendo al presente una de las áreas mejor documentadas de las Tierras Bajas
del Norte para este periodo.
No obstante, durante largo tiempo predominó la idea de que los grupos que habitaron el
septentrión peninsular sólo lograron un desarrollo sociocultural destacable hasta el
Clásico Tardío/Terminal (600-1000 d.C.), cuando florecieron los asentamientos en la
región Puuc, y particularmente tras la caída de los centros clásicos en las Tierras Bajas
Mayas del Sur hacia el siglo IX con el consiguiente auge del centro urbano de Chichén
Itzá. Como resultado, existió poco interés por desarrollar mayores investigaciones
arqueológicas enfocadas en comprender el desarrollo de los grupos sociales existentes en
estas regiones durante los periodos Formativo (ca. 1000 a.C.-250 d.C.) y el Clásico
temprano (250-600 d.C.), al considerarse al norte de Yucatán como un área remota y
marginal dentro del Área Maya, y que sus logros culturales se derivaron de la influencia
de aquellos originados en regiones meridionales como El Petén o Belice.
A lo anterior se suma también la información obtenida en las cada vez más frecuentes
intervenciones de salvamento arqueológico en numerosos sitios menores, como
consecuencia del constante crecimiento de la ciudad de Mérida y de la infraestructura
pública y privada que demanda.
110
sitios tempranos del noroccidente de Yucatán, como parte de un estudio más amplio
sobre la organización sociopolítica formativa (Uriarte 2016). La presentación de la
metodología aplicada para el estudio de la estratificación residencial de los asentamientos
formativos de Ciudad Caucel y los resultados obtenidos mediante la aplicación de la
tecnología SIG en el análisis espacial, constituyen el objetivo de este trabajo.
111
Figura 7- 1. Vista satelital del desarrollo habitacional de Ciudad Caucel (Google Earth, agosto de
2010).
113
Xanilá en sus facetas temprana (ca. 1000-400/300 a.C.) y tardía (400/300 a.C.-250 d.C.)
(Ceballos, et al. 2008). En total, de las 327 estructuras excavadas con información
disponible de su cerámica, el 96.64% (316 estructuras) presentó alguna frecuencia de
material cerámico Xanilá, y cerca de dos terceras partes (217) dataron indudablemente
del periodo Formativo (Uriarte 2008).
114
Figura 7- 3. Grupo Xanilá
Hacia el límite sureste de Ciudad Caucel se localizó el grupo Xamán Susulá, el mayor
conjunto con arquitectura pública formativa en el área y que ha sido excavado
extensivamente (Robles, et al. 2009). Este grupo estuvo compuesto por 108 estructuras
distribuidas en un área de 0.06 km2 (Uriarte 2008) (Figura 7-4).19 El núcleo de Xamán
Susulá presentó un arreglo en torno a dos plazas denominadas Chikín (oeste) y Lakín
(este), unidas por una calzada o sacbé, cubriendo un área de cerca de 7900 m2. Las
19
Probablemente Xamán Susulá fue más extenso, ya inmediatamente al sur del grupo se localiza un banco de
materiales pétreos, que seguramente destruyó parte del sitio en una extensión imposible de determinar.
115
excavaciones en el grupo indican que su ocupación inicial debió ocurrir durante el
Formativo Medio, con un auge constructivo en el Formativo tardío, continuando con una
ocupación menor hasta el Clásico temprano (Peniche 2010; Robles, et al. 2009). La
construcción más destacada de este conjunto fue la estructura 1714a-Sub, en la plaza
Chikín, la cual fue datada radiométricamente en la transición entre el Formativo medio y
tardío.
116
los vestigios localizados dentro del poblado actual, razón por la cual es poco lo que se
sabe de su extensión y características. El mayor de estos fue un basamento piramidal de
aproximadamente 36 m de largo, 23 m de ancho y 8 m de altura sobre una plataforma,
ubicado al norte de la iglesia principal de Caucel. Excavaciones de salvamento han
permitido proponer una cronología de finales del Formativo tardío o inicios del Clásico
temprano para los restos visibles de esta construcción, aunque no puede descartarse la
existencia de subestructuras más tempranas (Hernández 2001). Por su parte el grupo
Anicabil se localiza en el límite oriental de Ciudad Caucel y está compuesto por
plataformas que alcanzan más de 4 m de altura, que junto con estructuras menores
conformaron patios o plazas. El mayor de estos arreglos fue una plaza con un área
aproximada de 1040 m2 delimitada al norte por un basamento piramidal. Si bien el núcleo
de Anicabil no ha sido excavado, intervenciones efectuadas durante el salvamento
arqueológico en estructuras al norte y oeste de la plaza principal, sugieren una ocupación
importante de este grupo entre el Formativo tardío y el Clásico temprano (Robles y
Ligorred 2005, 2008).
117
Figura 7- 5. Grupos Caucel y Anicabil.
Cabe subrayar, sin embargo, que los SIG no constituyen un fin en sí mismos sino que
deben establecerse en función de objetivos bien definidos de investigación y un marco
teórico adecuado, que permitan vincular los resultados del análisis espacial a problemas
específicos, en este caso de carácter antropológico/arqueológico. De no ser así, se corre el
riesgo de que la misma herramienta establezca los alcances de la investigación (Church,
119
et al. 2000; Laporte, et al. 2004), o incluso de que el uso indiscriminado de los SIG sin un
marco conceptual claro lleve a favorecer posturas funcionalmente deterministas o
tendenciosamente economicistas (Gaffney, et al. 1996). Para evitar estos riesgos,
probablemente resulta más adecuado conceptualizar el análisis espacial auxiliado con el
uso de los SIG como una fuente de nuevas hipótesis más que como un medio de
confirmación absoluta (Goodchild 1996).
120
La elección de las viviendas como unidad de estudio de la diferenciación social responde
a dos aspectos fundamentales de éstas. El primero es que las residencias constituyen el
foco primario de interacción y organización social (Wilk y Ashmore 1988). En este
sentido, las viviendas proporcionan los espacios fundamentales donde se desarrollan las
actividades básicas a nivel de subsistencia, consumo y producción de bienes y, sobre
todo, la reproducción social, que definen a las unidades sociales llamadas grupos
domésticos (Allison 1999; Blanton 1994; Johnston y Gonlin 1998; Manzanilla 1986;
Robin 2003; Smith 1987; Wilk y Rathje 1982). Por lo tanto, al centrar la investigación en
este nivel básico, es posible analizar con mayor precisión características de la
organización social y sus variaciones de forma diacrónica. El segundo aspecto, es la
relación relevante documentada etnográficamente entre la arquitectura residencial y la
manifestación de la riqueza o estatus de un grupo doméstico en las sociedades agrícolas
(Blanton 1994; Smith 1987). Esto hace de las viviendas uno de los medios de expresión
simbólica más confiable, mediante el cual los actores sociales pueden comunicar
cotidianamente a otros fuera de su grupo residencial elementos de su identidad y, por
tanto, de su posición en la sociedad (Blanton 1994; Rosenswig 2000).20
20
Esta capacidad de la arquitectura residencial de servir como medio de transmisión externa y no verbal de la
identidad social, es designada por Blanton (1994) como “comunicación indéxica”, la cual distingue de la
“comunicación canónica”, que se refiere a la función del ambiente construido como materialización y medio de
transmisión de aspectos normativos y simbólicos de la estructura social a los ocupantes de la vivienda misma.
21
Esto se realizó a partir de los datos provistos en los informes técnicos de las excavaciones del Salvamento
Arqueológico Ciudad Caucel (Robles y Ligorred 2008) y del Salvamento Arqueológico Xamán Susulá (Robles, et al.
2009).
121
El reconocimiento de las estructuras formativas y su datación, se hizo considerando la
estratigrafía, las secuencias constructivas y el material cerámico diagnóstico asociado a
cada estructura, siguiendo la secuencia cronológica propuesta por Ceballos, et al. (2008).
En el caso de construcciones que tuvieran más de una etapa constructiva, se estableció
una datación relativa para cada una de éstas.
De igual forma, fue necesario establecer criterios para identificar las construcciones de
probable función residencial. En primer lugar, se descartaron las estructuras de clara
función público-ritual, como el juego de pelota de Xanilá o el área nuclear de Xamán
Susulá (plazas Chikín y Lakín). Las demás estructuras documentadas fueron consideradas
como residenciales en primer lugar dada la abundancia de estos vestigios en relación a las
estructuras públicas (ver Ashmore 1981), a que presentaban un área habitable22, a su
constante asociación a materiales utilitarios domésticos (metates, lítica, cerámica
culinaria) o pozos para obtención de agua (ver Ashmore 1981; Ringle y Andrews V 1988;
Santillán 1986), y a que constructivamente eran similares en forma y características a
estructuras habitacionales registradas en otros asentamientos formativos de la región (ver
Anderson 2011; Andrews V y Ringle 1992; Ringle 1985; Ringle y Andrews V 1988).
De esta forma, se logró establecer una muestra conformada por 165 estructuras y 41
subestructuras formativas de aparente función residencial. De acuerdo a la frecuencia de
los materiales cerámicos diagnósticos asociados, y conforme a las dataciones
radiométricas y secuencias cronológicas propuestas para el noroeste de Yucatán (ver
Ceballos y Robles 2012), se propusieron cuatro fases para las construcciones
residenciales muestreadas (Uriarte 2016): 83 estructuras para el Formativo medio (ca.
1000-400 a.C.); 65 estructuras para la transición entre el Formativo medio/tardío (400-
200 a.C.); 42 estructuras para el Formativo tardío (200 a.C.-250 d.C.); y 16 estructuras
hacia la transición entre el Formativo tardío/Clásico temprano (ca. 250 d.C.).
22
Ashmore (1981) ha propuesto un mínimo de 20 m2 de espacio techado para definir una vivienda maya
prehispánica. Por otra parte, apoyado en observaciones etnográficas y de excavaciones en sitios como El Mirador o
Becán, Ringle (1985) sugirió que el área mínima habitable para Komchén durante el Formativo debió estar entre los 15
m2 y 25 m2. En un trabajo posterior Ringle y Andrews V (1988: 185-186) notaron que las residencias formativas en las
Tierras Bajas parecían más pequeñas que sus correspondientes en el periodo Clásico, y propusieron que el mínimo
habitable debió estar entre los 10 m2 y 12 m2. Retomando esta propuesta y de acuerdo a los datos mismos de Ciudad
Caucel, se consideró adecuado aceptar la figura mínima de 10 m2. Las estructuras con un área menor fueron
consideradas como construcciones domésticas auxiliares (v.g. graneros, bodegas, corrales, altares, adoratorios,
etcétera), y no fueron incluidas en la muestra de análisis.
122
Las estructuras residenciales de la muestra fueron clasificadas de acuerdo a su forma,
dimensiones, sistema constructivo y presencia/ausencia de construcciones superiores. La
finalidad de esta clasificación fue identificar la variabilidad constructiva de la
arquitectura residencial, para efectuar posteriores análisis de inversión de trabajo. En este
proceso se incluyó en la clasificación otras 55 estructuras registradas como
construcciones superiores sobre plataformas. Así, con base en los datos de estas 261
construcciones se establecieron cinco clases generales con sus respectivas subclases
(Uriarte 2016): 195 plataformas, caracterizadas por poseer muros de mampostería que
contenían un relleno de piedras burdas y tierra conformando superficies niveladas de
hasta 1900 m2 y alturas de hasta 2.20 m; 31 cimientos, es decir, construcciones
consistentes en una hilada de piedras delimitando un espacio interno, que
presumiblemente sostuvieron construcciones de materiales perecederos, con áreas de
hasta 39.93 m2; 3 estructuras semiperecederas, que consistieron en construcciones con
muros dobles de mampostería con dos o más hiladas delimitando un espacio interior, que
probablemente sostuvieron techumbres y partes de sus muros de materiales perecederos,
con áreas de hasta 32.68 m2 y alturas que alcanzaban 1.50 m; 32 montículos o
concentraciones de piedra de hasta 37.7 m 2 y 0.80 m de altura, que carecieron de
evidencia de muros de retén o rasgo arquitectónico alguno; 1 estructura no especificada,
la cual se trató de una pequeña estructura auxiliar con muros de mampostería de apenas 4
m2 localizada sobre una plataforma.
Para este análisis se retomó la metodología propuesta por Arnold y Ford (1980) en Tikal,
complementada con el trabajo de Abrams (1994) en Copán, quienes proponen cálculos de
inversión de trabajo en la arquitectura residencial con base en la suma de valores de
días/hombre necesarios para elaborar diferentes elementos arquitectónicos. Estas
fórmulas fueron adaptadas a las características de Ciudad Caucel con la finalidad de que
123
permitieran considerar la diversidad constructiva registrada. De tal forma, se estableció
un gradiente de valores en días/hombre conforme a la complejidad de distintas variables
constructivas: rellenos, mampostería, pisos, construcciones y construcciones perecederas
o semiperecederas. Así, los valores propuestos por Arnold y Ford (1980) fueron
considerados como un valor medio, pero para aquellos rasgos que implicaron una mayor
complejidad técnica o constructiva se estableció un valor 25% mayor que la media, y para
los de menor complejidad un 25% menor. Aunque estas figuras son arbitrarias y no
expresan el valor “real” de días/hombre invertidos, si reflejan un valor diferenciado
acorde a la variabilidad arquitectónica y no sólo a la relación área/volumen (Tabla 7-1).
Tabla 7- 1. Valores atribuidos a las variables constructivas y fórmulas para el cálculo del costo de
construcción.
Tipo de piedras
Ford y Pequeñas Medianas Pequeñas Grandes Pequeñas Medianas Pequeñas Tierra
Arnold
Actividad (1980) Medianas Grandes Grandes Medianas
Grandes
Extracción de tierra 0.25 0.25 0.25 0.25 0.25 0.25 0.25 0.25 0.25
Traslado de tierra 1 1 1 1 1 1 1 1 1
Extracción de piedras 0.25 0.25 0.25 0.25 0.25 0.25 0.25 0.25 0
Traslado de piedras 0.75 0.94 0.87 0.81 0.75 0.69 0.62 0.56 0
Total días/persona
3 2.25 2.44 2.37 2.31 2.25 2.19 2.12 2.06 1.25
por m
También fue necesario definir cómo se iba a calcular el costo constructivo en aquellas
estructuras con varias etapas. Es cierto que la construcción de un edificio en diferentes
fases disminuye la inversión de trabajo y recursos necesarios en cada una (Abrams 1994;
Haviland 1982), pero desde la perspectiva de esta investigación se consideró que el
tamaño final de una residencia puede reflejar el estatus de sus ocupantes
independientemente del número de etapas constructivas (Abrams 1994; Scarborough y
Robertson 1986), ya que muestra la capacidad de los actores sociales de invertir trabajo
en su vivienda ya fuera en un solo momento o prolongadamente. Por lo tanto, en el caso
de las estructuras de Ciudad Caucel se decidió considerar lo que Abrams (1994: 54)
define como “costo acumulativo”, es decir, la suma acumulada de la inversión de trabajo
124
de cada momento constructivo, representada por la última etapa de construcción. 23 De
esta forma, se realizó el cálculo de costo constructivo de 175 estructuras residenciales,
integrando los resultados dentro de la base de datos espacial del SIG.
23
En el caso de aquellas construcciones que presentaban fases datadas en distintos periodos, se calculó la inversión de
trabajo para la última etapa constructiva de cada una de ellas.
24
Otras variables con potencial de expresar diferencias sociales, como la decoración de las viviendas (Blanton 1994),
no estuvieron disponibles en la muestra analizada. De igual forma, se intentó efectuar pruebas de los acabados de las
viviendas, como pisos o recubrimientos, pero los datos de estas variables fueron demasiado escasos como para arrojar
resultados significativos.
25
Utilizando un nivel de significancia del 5% (p=0.05), bajo el cual se considera una distribución normal de las
observaciones.
26
Valores que fueron por lo menos 1.5 mayores que el rango intercuartil (Q3+1.5).
27
Determinado mediante la aplicación de una prueba de Grubb a los valores atípicos, mediante la cual se obtiene una
estadística de prueba (T) de la diferencia obtenida entre el valor atípico (Xo) y la media (X) dividida entre la desviación
estándar de la muestra (S), es decir, . El resultado se contrastó con una tabla de coeficientes de acuerdo al
número de observaciones y al nivel de representatividad elegido (5%).
125
conglomerados (cluster analysis) en Minitab 15, que permitió agrupar las estructuras
residenciales de cada fase con base en su similitud en cuanto a inversión de trabajo y
volumen constructivo28 (Figura 7-7). Para evaluar si estos rangos de construcción podían
considerarse estadísticamente significantes, se compararon las medias de inversión de
trabajo de cada uno mediante un análisis de prueba t29, efectuado en el programa SPSS 19
(Tabla 7-2).
28
Este análisis se efectuó utilizando un método de enlace de medianas, en el cual la distancia entre grupos se establece
a partir de la mediana de la distancia entre observaciones de diferentes conglomerados o (Lance y
Williams 1967), empleando una medida de distancia euclediana al cuadrado, y buscando establecer grupos con una
similitud del 98% (ver Uriarte 2016).
29
Este análisis permite comparar las medias de dos muestras y determinar si existieron diferencias significativas entre
estas (Shennan 1997), utilizando un nivel de significancia del 5%.
126
Figura 7- 7. Conglomerados de acuerdo a su similitud en la inversión de trabajo/volumen para las
estructuras residenciales del Formativo tardío
Variable (significancia)
Fase Rangos
Costo constructivo Área Altura
1 -- -- --
Formativo medio 2-3 0.000 0.052 0.529
3-4 0.000 0.003 0.054
1 -- -- --
Formativo
medio/tardío 2-3 0.001 0.096 0.278
3-4 0.000 0.000 0.007
1 -- -- --
Formativo tardío 2-3 0.000 0.015 0.495
3-4 0.000 0.000 0.002
1 -- -- --
Formativo/Clásico 2 -- -- --
temprano 3-4 0.007 0.896 0.270
4-5 0.004 0.071 0.456
127
Una vez establecidos estos rangos se analizaron las demás variables (área, altura y
calidad de mampostería). En el caso del área y la altura, se trató conocer si existió una
relación de estas variables con el incremento de la inversión de trabajo y con el grado de
diferenciación entre cada rango constructivo, a fin de determinar si fueron marcadores
arquitectónicos de una estratificación en las residencias. En el primer caso se efectuaron
pruebas de regresión lineal entre costo constructivo y ambas variables en SPSS19, para
establecer en qué medida las construcciones fueron más amplias o más altas de acuerdo a
la inversión de trabajo (7- 3). En el segundo, se efectuaron pruebas t que comparaban las
medias de ambas variables entre rangos constructivos (Tabla 4). En lo que se refiere a la
mampostería, para efectuar las pruebas estadísticas fue necesario atribuir valores
numéricos de acuerdo al grado de calidad en el trabajo de las piedras empleadas. 30 Esto
permitió efectuar las pruebas de regresión lineal para determinar si a mayor inversión de
trabajo correspondía una mejor calidad de la mampostería, y una prueba de chi cuadrada
(2) en Minitab 15 para establecer si existió una relación significante entre rangos de
construcción y un determinado tipo de mampostería (Tabla 5).
2
Índice de regresión (R )
Variable Formativo Formativo Formativo Formativo/Clásico
medio medio/tardío tardío temprano
Área 0.793 0.847 0.611 0.521
Altura 0.124 0.232 0.611 0.551
Mampostería 0.475 -0.011 0.022 -0.141
Tabla 7- 4. Estadística de Chí cuadrada obtenida del análisis de la relación entre rango constructivo
y tipo de mampostería.
Mampostería
Fase
2
X Nivel crítico 0.05 V
Formativo medio 16,579 12.5916 0.60
30
Se atribuyó un valor de 1 para las estructuras en las que se asume no existieron muros de mampostería (clase
montículos), 2 para las estructuras donde se usaron piedras burdas, 3 para la mampostería mixta (combinación de
piedras burdas y careadas), y 4 para edificaciones con piedras careadas.
128
La comparación final entre los resultados de los análisis aplicados a las distintas
variables, permitió definir si en cada una de los fases estudiadas existieron similitudes o
diferencias significativas entre los diferentes rasgos de construcción, y por lo tanto si
existió una estratificación residencial que pudiera ser tomada como un indicador de
diferenciación social presente en las comunidades secundarias y terciarias formativas.
Como resultado, se logró identificar la existencia de al menos dos estratos residenciales
para cada fase denominadas A y B (Tabla 7-5).
Tabla 7- 6. Resultados del análisis de vecino más cercano efectuado a la distribución de las
estructuras residenciales muestreadas en cada fase
31
Para identificar los grupos se utilizó un método de vinculación individual o de vecino más cercano empleando una
distancia euclediana. En este método la distancia entre dos agrupaciones se establece como la distancia mínima entre
una observación dentro de un conjunto y un elemento en otro conjunto o d mj= min (dkj, dlj) (ver Lance y Williams 1967;
Shennan 1997).
130
Distribución espacial de la inversión de trabajo y la estratificación residencial: análisis
gravitacional
Establecidos los grupos residenciales, se analizó la distribución espacial de la inversión
de trabajo y la estratificación residencial. El objetivo fue determinar el grado de
dispersión de la “riqueza” o “estatus” representada por los diferentes rangos de
arquitectura residencial, y cómo se relacionaban espacialmente con los grupos con
arquitectura pública en cada fase. Para identificar estos patrones espaciales se aplicó el
modelo gravitacional32 como un método para estudiar la interacción entre los grupos
residenciales establecidos, a partir de la inversión de trabajo presente en ellos. Este
modelo deriva de los postulados de la ley gravitacional de Newton (ver Anaya Hernández
2001; Hodder y Orton 1990). Su principal enunciado es que la interacción entre
diferentes centros es proporcional a su tamaño y distancia entre ellos, bajo el supuesto de
que los centros más grandes tienden a interactuar en áreas mayores que los más pequeños
(Hodder y Orton 1990: 208). La interacción entre dos grupos se expresa mediante la
ecuación:
Ecuación 7.1
Iij= k ((Pi)(Pj)/(dij)2),
Donde k es una constante dependiente del problema en estudio
Pi y Pj representan la población de los centros
i y j, y dj la distancia al cuadrado entre i y j.
El límite del área de interacción o periferia de un centro (punto de ruptura) se determina
mediante la ecuación:
Ecuación 7.2
Dxj=dij/1+ ,
donde D(xj) significa la distancia desde el punto de ruptura (x) al centro (j) (Anaya
Hernández 2001; Hodder y Orton 1990).
33
Dado que los valores totales de la inversión de trabajo dependieron del número de estructuras muestreadas en cada
grupo residencial fue necesario normalizarlos. Para esto se empleó un valor estándar de tiempo (24 horas), entre el que
se dividieron los índices de inversión de trabajo acumulado en cada grupo con el fin de estandarizarlos y obtener
variables comparables para el análisis.
34
Ya que la superficie del área de estudio careció de diferencias notables es su relieve, no se consideró un ajuste en la
medición de las distancias y, consecuentemente, tampoco en la determinación de la interacción.
132
Figura 7- 8. Análisis gravitacional. Formativo medio. Cada buffer señala los límites de interacción
entre cada grupo residencial adyacente. Las líneas punteadas señalan el área de interacción de cada
atribuida a cada grupo.
134
Figura 7- 10. Formativo medio. Interpolación (IDW) de la inversión de trabajo, mostrando la
interacción entre los grupos públicos y residenciales de acuerdo al análisis gravitacional y de
tendencia de superficie.
Para finalizar el análisis de los patrones residenciales, se efectuó una última prueba para
determinar el grado de dispersión o nucleación de la inversión de trabajo dentro de los
límites de interacción probables de cada grupo con arquitectura pública. Para esto se
trazaron en ArcMap 9.3 círculos concéntricos cada 500 m en torno a cada conjunto
público y se revisó la distribución del costo constructivo residencial mediante gráficas de
dispersión en el programa Minitab 15 (Figura 7-11). Esto permitió analizar los patrones
espaciales detectados y establecer si existió una relación espacial entre la riqueza y/o
estatus manifestada en la arquitectura residencial y los grupos públicos con implicaciones
en la interpretación de la organización sociopolítica. Por ejemplo, un patrón concéntrico y
nucleado, donde la inversión de trabajo decreció conforme se incrementó la distancia
desde los grupos públicos, indicaría una estrecha relación de los actores sociales
asociados con las viviendas de los estratos más altos con los espacios donde se
materializó el poder político. Por el contrario, un patrón disperso con residencias de
135
estrato alto situadas a distancias considerables de los grupos con arquitectura pública,
podría ser un indicador de una menor centralización del poder político y la riqueza, con
actores sociales de mayor estatus fuera de las áreas públicas.
El análisis residencial por su parte, mostró que existe evidencia para sustentar la
existencia de una diferenciación social bien definida, que contradice la percepción de que
136
los centros secundarios y terciarios fueron mucho menos complejos en su organización
que aquellos de primer rango (ver Anderson 2011; cf. Ball 1994; Joesink-Mandeville
1970) . Por ejemplo, los resultados obtenidos señalaron que en efecto existieron
diferencias significativas en las viviendas analizadas en términos de costo constructivo,
su extensión o la calidad de la mampostería empleada. De hecho estas diferencias fueron
más pronunciadas durante el Formativo medio que en fases posteriores, a pesar de que se
trató de la fase con el promedio de inversión de trabajo más bajo (155.46 días/hombre).
La proporción de estructuras de mayor rango constructivo constituyeron cerca del
14.28% de la muestra analizada. Estos indicios favorecen la argumentación de que
durante esta fase existió un acceso desigual al estatus y riqueza en estas comunidades.
137
2010). En contraste, Xanilá parece haber perdido un papel protagónico, e incluso es
probable que fuera abandonado en este momento o a principios del Formativo tardío, si
bien esto es algo que deben clarificar futuras intervenciones en este grupo. Los análisis de
tendencia de superficie señalan además, que muy probablemente existió otro centro de
interacción al norte de Ciudad Caucel, que quizá se trató del sitio de Caucel, si bien hasta
ahora los escasos datos en este asentamiento señalan su ocupación más temprana en el
Formativo tardío (Hernández 2001; Roys 1952, 2006 (1949)).
Los resultados del análisis residencial señalan que el costo constructivo promedio durante
el Formativo tardío no mostro mucha variación en relación a la fase precedente (569.73
días/hombre), con una proporción semejante de estructuras de mayor rango (14.28%). Sin
embargo, las diferencias entre los diferentes estratos residenciales fueron menores que en
las fases previas. Éstas existieron, pero la arquitectura residencial de mayor rango
presentó costos mucho más cercanos a la media, lo que resultó en una distribución de la
inversión de trabajo menos sesgada en términos estadísticos.
Los datos de los patrones residenciales indicaron también una disminución en el número
de estructuras ocupadas para el Formativo tardío. Pero el análisis espacial de la
distribución de los costos constructivos de las estructuras residenciales, el análisis
gravitacional y las tendencias de superficie mostraron la consolidación de un patrón
concéntrico en torno a los grupos Xamán Susulá y Caucel. Esto sugiere que los cambios
en la organización espacial iniciados en la fase anterior se afianzaron durante el
Formativo tardío, con una mayor concentración de la inversión de trabajo residencial en
torno a los grupos con arquitectura pública. Y aunque al igual que en las fases previas se
registraron construcciones residenciales de rango mayor en las periferias de interacción
de los conjuntos públicos, los resultados indican que se encontraron fuertemente
vinculados a estos sin que puedan ser considerados grupos residenciales autónomos.
Comentarios finales
La integración de un SIG con distintas clases de datos arqueológicos (arquitectónicos y
cerámicos), recuperados durante las labores del salvamento arqueológico efectuado en la
primera etapa del complejo urbano de Ciudad Caucel, facilitaron la sistematización de la
información y la aplicación de diversos análisis estadísticos y espaciales para estudiar el
desarrollo diacrónico de la organización de los asentamientos secundarios y terciarios
formativos en el noroeste de Yucatán, mediante la evaluación de la existencia de
estratificación residencial y la identificación de los patrones y tendencias espaciales.
Es a partir de la transición entre el Formativo medio y tardío (400-200 a.C.) que inicia en
Ciudad Caucel lo que parece ser una progresiva tendencia a la centralización de los
asentamientos en torno a los grupos con arquitectura pública como Xamán Susulá, si bien
la diferenciación residencial continúo fuertemente marcada. Este proceso de
centralización siguió durante el Formativo tardío (200 a.C.-250 d.C.), donde se observa
cada vez con mayor claridad la asociación de la arquitectura residencial de mayor rango a
posibles sedes políticas como Xamán Susulá o Caucel, aunque al mismo tiempo comenzó
a establecerse cierta homogenización de la arquitectura residencial en cuanto a sus costos
de construcción y características. Estas tendencias se consoLiDARon claramente hacia el
final del Formativo o el inicio del Clásico temprano (ca. 250 d.C.), cuando en el área de
Ciudad Caucel se establece Anicabil como un asentamiento nucleado, y en donde las
estructuras residenciales aunque diversas en términos de costos de construcción,
mostraron una menor diferenciación en cuanto a las variables arquitectónicas analizadas.
Estos resultados parecen consistentes con lo observado en los estudios de patrón de
asentamiento regionales, donde también se observan indicios de un proceso tendiente a la
centralización política conforme avanza el periodo Formativo (Ringle 1999; Robles 2004;
Robles y Andrews 2003).
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