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Responsabilidad

Durante el proceso de racionalización de las instituciones más representativas de


la sociedad, los cambios han sido notorios. En un principio, cuando las sociedades
reducidas demográficamente se basaban en la comunidad y en el instinto de su
cohesión, se vivía por la necesidad y por la identidad de lo que representaba el
grupo familiar. Al ampliarse esta esfera demográfica e irse desgastándose el
reconocimiento individual del otro, surgió la necesidad de cohesionar ya no en
este sentimiento de unidad sino es la sumisión simbólica a un líder llámese
cacique o jerarca. El simple hecho de estar sometido a esta figura remarcaba el
elemento común entre todos los integrantes de la tribu.
Con el transcurrir del tiempo, lo que pasaría hacer una disciplina novedosa se iba
asentando en un espacio cultural y conciencia del ser humano inmerso en ese
orden social. La religión y la misma situación política de dicha sociedad,
remarcaba la legitimidad de dicho orden. El poder de la costumbre avalaba la
existencia de todo el estado de cosas.
Solo los estados de necesidad de los individuos, la desnudez y revolución de un
orden social, o el ataque por agentes externos derrumbaban el poder
institucionalizado. Tal situación ocurrió a finales del siglo XVIII en Francia y más
países europeos incluyendo a EEUU como país americano.
Este estado de necesidad fue producto de la carencia in extremis de los medios de
supervivencia básica como el alimento. Inclusive también fue necesario el
surgimiento de una nueva fuente de poder que fuera desnudando el orden actual,
así como la decadencia gradual de instituciones como la iglesia producto de las
reformas protestantes encabezadas por Calvino y Martin Lutero. El resultado fue
un derramamiento crudo de sangre en aras de un poco de libertad e igualdad
general, así como la generación de la responsabilidad y garantía al menos
primigenia de las acciones del individuo y el Estado.
Regresar a un Estado de equilibrio fu un poco complicado, las actuaciones futuras
chocaron con un conflicto emergente en ocasión de los fanatismos religiosos,
además el futuro no iba hacer alentador. Si bien se estipularon nuevas reglas en
aras de ablandar las relaciones personales y ara y con el Estado, estas demoraron
en materializarse.
Hubo una teoría creada durante la transición definitiva a una nueva etapa llamada
utilitarismo. la teoría del utilitarismo señala lo bueno como lo útil, y lo útil como lo
beneficioso en un orden moral. Eso beneficios o se alejó mucho de lo que
podemos decir era para la mayoría. Lo bueno se volvió hacia los ostentadores del
poder económico y político. Por esa vía pudo legitimarse la explotación laboral, así
como la negación de la voluntad individual en pro de intereses militaristas y d
conquista. Si esto ofrece placer, de seguro se redujo a un ínfimo y miserable
número de la población.
Fue así necesaria otra lucha de orden sindica, la conciencia de clase promulgada
por Marx permitió progresivamente un mejoramiento de las condiciones laborales
del proletariado. Para cuya empresa fue necearía seguir tiñendo de rojo nuestra
historia y la tierra de la cual somos huésped transitorio.
Así se fue amenguando las trabajas al ejercicio de la plena individualidad. Lo que
no se conocía era el ejercicio futuro de guerras abominables entre las acciones
más poderosas del mundo. Dicha situación volvió a hundir la individualidad y la
sangre volvió a correr.
La primer y la segunda gran guerra solo provocaron la libertad de la mujer, no por
un ejercicio racional, sino por la necesidad de mantener en movimiento la maquina
económica de los estados.
Después de hechos sucesos la sociedad reconoció el panorama de decadencia
moral que portaban de abrigo. Se abrió un nuevo panorama, donde de las
garantías de los derechos individuales de la población son una prioridad, sim
embargo, mientras el deseo desenfrenado, la excesiva proclamación de los
placeres como fuente de nuestra felicidad solo no hará desconcentrar y no
direccionarnos al verdadero objetivo fundamental que tiene la vida en sociedad
que el respeto y garantía de los derechos a que todos los sujetos en cuanto seres
humanos tenemos derecho. Sin que esa visión del mundo persista solo nos queda
esperar el próximo golpe que traiga la necesidad de poder de unos pocos o de
todos nosotros.
Lo importante es que actualmente el Estado reconoce una responsabilidad por el
daño antijurídico que pueda promulgar sobre algún individuo, que da lugar a una
indemnización reparación completa. Según el autor el derecho de daños de
dirigirse a su constitucionalización, es decir, que la interpretación del daño debe
ostentarse en base a lo predicado en la constitución política, todo bajo tres
principios fundamentales: La dignidad, la igualdad la libertad.
En principio a la responsabilidad de carácter extra contractual, pre contractual y
contractual se encuentra reconocido en el artículo 90 de la constitución. Este
predica que el Estado es responsable por las conductas dañinas a las que sea
sometida la población como consecuencia de su actuar. Esta conducta debe
siempre observarse en razón de que el Estado no garantizo un derecho cuando
era su obligación protegerlo o no lo desarrollo cuando era el deber del estado
ejercer las medidas necesaria para su promoción, es decir, El estado colombiano
le incumbe un deber negativo como positivo sobre las garantías fundamentales.
Igualmente el daño provocado como consecuencia de la conducta de la
administración es el pilar de la responsabilidad del Estado pues sin esta el Estado
carece de la obligación de indemnizar. Por ello si existe un daño forma de
vulneración a la ley y eso no menoscaba alguna garantía fundamental que se
concretaría en un daño materia no hay lugar a reparación.
La responsabilidad estatal se sustenta bajo cinco principios. El primero es el
correspondiente al de la dignidad entendido que el hombre en un fin en sí mismo y
que para que esté epoda desarrollar debe dársele las suficientes libertades y
garantías en aras de su ejecución y formación como individuo. El principio de
solidaridad que corresponde a la cooperación tanto de la población y de las
entidades del Estado para la construcción de fondos que permitan agilizar la
reparación de las víctimas de la conducta y responsabilidad estatal. El tercer
principio es el deber del estado en la protección de las garantías que como ya
dijimos en de orden forma y material, así como de abstención y ejecución. El
cuarto principio corresponde a la igualdad que corresponde al buen ejercicio del
arbitrio juris en aras de que el daño le sea correspondido una reparación
semejante. Por último, el principio del daño antijurídico irrogado que puede ser
tanto formal como material, así como antijurídico para que bien este pueda
reconocerse y poder repararse.
Lo restante del texto manifiesta que es necesario la costucionalización del daño es
necesaria por cuanto es necesario concretar esas mega estructuras que se tienen
en aras de la reparación del daño inmaterial. Concreción que podrá efectuarse
mediante la implementación de los derechos fundamentales para el
reconocimiento de los daños efectuados por el actuar estatal.
Para finalizar el autor señala las diferencias entre indemnización y reparación.
Puesto que la primera busca comenzar el daño irrogado, mientras que la
reparación busca compensar, si es posible restaurar la situación anterior al
cometimiento de la conducta dañina.
Sumado a esto señala que puede darse figuras como la extra petita, siempre y
cuando el juez no invada la órbita pecuniaria de la indemnización, es decir, que
puede incluir otras condenas al responsable de la conducta dañina de carácter
conmemorativas, de perdón o cualquier otro deber que busque la reparación
integra de la víctima.
Al igual señala que para la toma de estas decisiones debe estar al entendido de lo
que se desarrolle en base a los principios de del arbitrio judicial y el derecho
viviente.
En conclusión, l reparación ya no se evalúa desde el campo pecuniario como
indemnización del daño e inmaterial, sino que también busca el restablecimiento
de los derechos fundamentales del individuo afectado con la conducta dañina del
Estado.

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