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Como no tener tropiezos

Jn 16:1: “»Les he dicho estas cosas, para que no tengan tropiezos.”

Tropiezo viene del griego Skandalízo, sus sinónimos son: hacer tropezar, abandonar la fe,
rechazar, desconfiar, escandalizarse, ofenderse, ocasión de caer

Mateo 5:29 Si tu ojo es skandalízo (ocasión de caer) sácalo y échalo fuera.

Mateo 24:10 entonces muchos skandalízo (apartarán de la fe) y se entregarán y odiarán unos a
otros

Jesús les dice estás cosas para que no tropiecen, para que no se aparten de la fe, para que no
caigan de se amor a Dios. En el capítulo 15 mencionó de quienes aborrecen a los que tratan día
tras día seguir a Jesús y el porque.

Jn 15:19: “Si ustedes fueran del mundo, el mundo los amaría como si fuesen de ellos; pero el
mundo los aborrece porque ustedes no son del mundo, aun cuando yo los elegí del mundo.”

Jn 15:23: “El que me aborrece a mí, también aborrece a mi Padre.”

Jn 15:25: “Pero esto es para que se cumpla la palabra que está escrita en su ley: “Me aborrecieron
sin motivo.””

Las personas tienen esa costumbre de tildar de fanáticos, de menospreciar nuestra fe, creen que
porque dejamos los pecados de lado y tratamos de hacer lo mejor para honrar a Dios, somos
imbéciles e ingenuos. Somos aborrecidos, despreciados, detestados porque no acompañamos las
ideas de este mundo, el odio, el rencor, la fama, el exhibicionismo protagonista, el anhelo de hacer
las cosas para mostrar que tan bueno somos, actuar sin importar las consecuencias; somos
difamados, somos vistos como raros.

Jesús dice yo se que esto va a ocurrir, pero..

Jn 16:4: “Pero les he dicho estas cosas para que, cuando llegue ese momento, se acuerden de que
ya se lo había dicho”

Esto nos tiene que inspirar a conocer lo que Jesús dice, no lo que dijo, sino lo que aún dice, porque
su palabra es viva y eficaz, porque su palabra es eterna ya que El es eterno.

No nos tenemos que dejar llevar por lo que esté mundo nos propone, como el afán laboral, el
deseo de vanagloria y materialismo, el dejar para otro día las responsabilidades que tenemos que
asumir hoy.

Pero no nos deja solos para sobrellevar toda la carga, nos dice…

Jn 15:26-27: "… cuando venga el Consolador, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre y a
quien yo les enviaré de parte del Padre, él dará testimonio acerca de mí. Y ustedes también darán
testimonio, porque han estado conmigo desde el principio."

Jn 16:13: “… cuando venga el Espíritu de verdad, él los guiará a toda la verdad; porque no hablará
por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga, y les hará saber las cosas que habrán de
venir.”
El Espíritu Santo es el refugio, es quien nos dará la seguridad de las promesas de Jesús, es que
llenará nuestra vidas de confianza, nos dará ánimo de vivir a pesar de los chismes sobre nosotros,
de las situaciones adversas, de los momentos difíciles.

El Espíritu Santo nos llevará a la verdad.

Los discípulos estaban siendo advertidos por Jesús de que su maestro moriría pronto de que iban a
tener que enfrentar problemas de que no tenían que vivir en la tristeza de su pérdida, pues había
un propósito y cuando hay un propósitos por más que no se entienda, ese propósito trae paz y
alegría.

Jesús dice

Jn 16:21: “Cuando la mujer da a luz, siente dolor porque ha llegado su hora; pero después de que
ha dado a luz al niño, ni se acuerda de la angustia, por la alegría de que haya nacido un hombre en
el mundo.”

Los dolores, las angustias, los miedos, que ocurren durante el embarazo, durante los últimos
tiempos del embarazo, todo eso queda atrás cuando un bebé nace, porque hay alegría de una
nueva vida.

Jesús cierra diciendo

Jn 16:33: “Estas cosas les he hablado para que en mí tengan paz. En el mundo tendrán aflicción;
pero confíen, yo he vencido al mundo.»”

Jesús ya dejo establecido el final de la historia, el final de la película, ya nos spoileó los sucesos
finales y cuando uno mira la película 2 veces ya pierde en nervio de la primera impresión, cuando
la dejamos de ver por mucho tiempo, nos olvidamos de ciertas partes y volvemos de tener una
mirada expectante y curiosa, los hijos de Dios no tenemos porque tener esa mirada preocupante
ante toda situación, porque de algo estamos segurísimos y es que Jesús venció al mundo.

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