Está en la página 1de 4

El 20 de junio se conmemora el fallecimiento de unos de los próceres más

destacados de nuestra patria, Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano, más
conocido como Manuel Belgrano. Dentro su más variadas títulos y hazañas, se lo reconoce
por haber sido uno de los que lucho con sangre y abnegación por la liberación de nuestra
tierra de la dominación española y por su profunda fe católica que tanto expresaba en sus
numerosas cartas y comunicaciones. Luego de la revolución de 1810, va a tomar
protagonismo por dos cuestiones muy importantes: su actuación militar como jefe del
ejército para defender los territorios que decidieron no seguir dependiendo de España y su
gran patriotismo para crear y promulgar las ingenias patrias como signos de liberación e
unidad patriótica. Veamos ahora su actuación en ese ámbito.

Belgrano luego de llegar cansado y derrotado en Paraguay, decide, en un acto de


patriotismo puro, reducir su sueldo de militar a la mitad para evitar mayores gastos a la
patria que los necesitaba para seguir defendiendo la patria. El triunvirato, que era la entidad
que gobernaba la revolución por aquellos de principios de 1812, manda a Belgrano
apersonarse en la villa Rosario y fundar allí 2 baterias en las orillas del rio Paraná para
defenderse de los barcos que llegaban desde Uruguay con la intención de acabar con la
revolución libertadora. Entusiasmado, Belgrano va a Rosario y se encuentra con sus solados
y se ponen manos a la obra para construir los cañones, armas y fuertes en las orillas del rio.
Sin embargo, Belgrano se da cuenta de algo que no le causa mayores alegrías, la mayoría
de los soldados siguen usando las insignias de los españoles y eso le recuerda a la tiranía
española y no a la libertad que defendían. También nota que entre ellos y los enemigos en
batalla se confunden pues no hay nada que los distinga y realce su patriotismo. Es así que le
comunica el 13 al triunvirato lo siguiente:

“Excelentísimo señor: Parece que es llegado el caso de que vuestra excelencia se


sirva declarar la escarapela nacional que debemos usar para que no se equivoque con la de
nuestros enemigos y no haya ocasiones que puedan sernos de perjuicio y como por otra
parte observo que hay cuerpos del ejército que la llevan diferente, de modo que casi sea una
señal de división, cuyas sombras, si es posible, deben alejarse

Dios guarde a vuestra excelencia muchos años.


Mientras los hombres seguían trabajando en las baterías, Belgrano recibe entusiasmado la
respuesta del triunvitado con la siguiente respuesta:

“En acuerdo de hoy se ha resuelto que desde esta fecha en adelante, se haya, reconozca y
use, la escarapela nacional de las Provincias Unidas del Río de la Plata, declarándose por
tal la de dos colores blanco y azul celeste y quedando abolida la roja con que antiguamente
se distinguían”

Belgrano, con gran alegría recibió la orden y mandó a confeccionar las escápelas según
había sido ordenado blanca y azul, y cada soldado realizó el cambio por esta nueva ingenia
que de ahora en más representada una nación y una idea de independencia. Al día anterior a
la inauguración de las baterias, Belgrano se percató de otra cosita no menor, la bandera,
pues pensaba e hizo saber también al triunvirato que “las banderas de nuestros enemigos
son las que hasta ahora hemos usado”. Y se determinó, para inauguración de mañana de
las baterías, que era preciso mandar a confeccionar una con los mismos colores que la
escarapela. Pues así lo hizo y mandó a la vecina María Catalina Echevarría de Vidal, una
mujer de 29 años que lo hiciera. María Catalina había sido criada por una familia que tenía
un almacén de ramos generales, y de ahí obtuvo las telas. El día de la inauguración había
llegado, eran las 6:30 de la mañana del día 27 de febrero de 1812 y Belgrano en Rosario
mando a traer la bandera e izar frente del río Paraná por primera vez, en medio de un gran
entusiasmo y alegría por parte de los presentes por tener una insignia propia que represente
la libertad.

En este marco de entusiasmo, Belgrano recibe una orden de marchar al norte para
hacerse cargo del ejército que había tenido un revés en la lucha con los realistas del alto
Perú (actualmente Bolivia) y diríjase rápidamente para Jujuy con la bandera. Sin embargo,
algo que Belgrano nunca le llegaría a tiempo, fue una carta con el descontento del
triunvirato por la determinación de Belgrano de crear una bandera sin autorización e
involucrarse en asuntos que no le competían, es así que le escriben rápidamente :
“dispuesto este Gobierno que haga pasar por un rasgo de entusiasmo el suceso de la
bandera blanca y celeste enarbolada, ocultándola disimuladamente…procurando en
adelante no prevenir las deliberaciones del Gobierno en materia de tanta importancia”
El General Belgrano llega a Jujuy en medio de gran alegría por parte del pueblo y se
asienta en una casa cerca de la catedral principal. En esos días se festejaban los 2 años de la
revolución de mayo y decide hacer algo muy importante para la historia de la bandera
patria: bendecirla. Es por ello que sacándola de su casa la lleva primeramente hacia las
casas del ayuntamiento para enarbolarla acompañado por la gente del pueblo que admiraba
la enseña patria. Posteriormente desde allí se dirige Belgrano con la bandera a la iglesia en
donde el sacerdote Juan Ignacio Gorriti la bendijo. Para terminar la tropa se reunio en la
plaza con dicha bandera patria y juraron con todo entusiasmo, al son de la música y última
salva de artillería, sostenerla hasta morir. Miestras tanto Belgrano realiza la siguiente
proclama destacando que tiene bandera por primera vez:

“Soldados, hijos dignos de la Patria, camaradas míos: dos años ha que por primera vez
resonó en estas regiones el eco de la libertad y él continúa propagándose hasta por las
cavernas más recónditas de los Andes; pues que no es obra de los hombres, sino del Dios
omnipotente, que permitió a los americanos que se nos presentase la ocasión de entrar al
goce de nuestros derechos: el 25 de mayo será para siempre memorable en los anales de
nuestra historia y vosotros tendréis un motivo más de recordarlo, cuando, en él, por primera
vez, veis la bandera nacional en mis manos, que ya os distingue de las demás naciones del
globo”

Luego de esto, Belgrano recibió una noticia que lo entristeció un poco, era la carta
del triunvirato, que no había podido recibir en Rosario en donde le recriminaban el uso de
la bandera. El general, un poco desmotivado les responde que no era la intención desacatar
las ordenes y ante una amenazada de sanción les escribe que “La bandera la he recogido y
la desharé para que no haya ni memoria de ella”. Sin embargo, al poco tiempo cae la
autoridad de primer triunvirato y conformándose el segundo triunvirato y la Asamblea
General Constituyente del año 1813, no prohibían la bandera blanca y azul.
Belgrano, en plena lucha por resistir a los realistas al norte, se encuentra en Salta
acampando y decide realizar juntos con sus hombres, en el río pasaje, el juramento a la
Asamblea Constituye recién creada y a la bandera nacional. El solemne acto tuvo lugar el
13 de febrero de 1813 y consistió en la jura y fidelidad a la Asamblea, y a la bandera patria
celeste blanca creada por Belgrano. En dicho acto el General, desenvainando su espada,
dirigió al ejercito estas palabras, señalando la bandera: “este ser el color de la nueva divisa
con que marcharon al combate los defensores de la patria” En seguida prestó, en presencia
de las tropas, el juramento de obediencia la Soberana Asamblea; y tres mil voces repitieron
al mismo tiempo: ¡SÍ, juro! Entonces, colocando su espada horizontalmente sobre la asta de
la bandera, desfilaron sucesivamente todos los soldados, y besaron, uno por uno, aquella
cruz militar, sellando, con su beso, el juramento que acababan de prestar. A partir de
aquello el río pasaje pasó a nombrarse río Juramento.
Para alegría de Belgrano y los suyos la bandera ya formaba parte de la vida
identificadora de los pueblos independientes y se llevaba adelante a cada batalla, sin
embargo, a pesar que se toleraba, no estaba oficializada por el gobierno. La oficialización
de la bandera celeste y blanca tal como la conocemos tuvo lugar durante el Congreso
Soberano de las Provincias Unidas de América del Sud que sesionó entre los años1816 -
1820. Fue el diputado altoperuano Esteban Gascón quien propuso el tema. Declarada la
independencia en Tucumán, era momento para un pronunciamiento sobre la bandera. La
bandera menor era la de uso civil, que no incluía las armas del país porque hasta entonces
no nos habíamos puesto de acuerdo sobre la forma de gobierno que adoptaríamos. El 20 de
julio Gascón presentó el proyecto que fue aprobado el 25 por unanimidad: “será su
peculiar distintivo la bandera celeste y blanca de que se ha usado hasta el presente, y se
usará en lo sucesivo exclusivamente en los ejércitos, buques y fortalezas, en clase de
bandera menor”. Posteriormente el 25 de febrero de 1818 se aprueba, que es la que crea la
bandera nacional de guerra, y que solo dice: “que sirviendo para toda bandera nacional los
dos colores blanco y azul en el modo y forma hasta ahora acostumbrados, sea distintivo
peculiar de la bandera de guerra, un sol pintado en medio de ella”.

También podría gustarte