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Globalización y sus tendencias económicas y políticas

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INDICE
Prologo
Introducción

Tendencias en el escenario económico y político mundial en el periodo previo a la


globalización.
I.1. El funcionamiento de la economía mundial y del orden económico internacional
desde la posguerra.
I.1.1. Comportamiento económico del periodo: el auge de la posguerra
1945-1970) y el deterioro posterior (1970 en adelante).
I.1.2. El orden internacional de posguerra: los acuerdos de Bretton Woods y
ruptura (1970 en adelante).
I.2. La guerra fría y el papel político-militar de Estados Unidos.
Aparición de la Globalización y su avance en el ámbito económico
II.1. La globalización y sus significados.
II.2. Globalización, neoliberalismo y patrones de acumulación de capital.
II.3. La lucha por la hegemonía y los cambios en el posicionamiento económico
global.
II.3.1. La hegemonía estadounidense en el ámbito económico y su posición
entre los países desarrollados.
II.3.2. La creciente presencia de las economías emergentes y de los BRICS.
II.4. El comercio internacional en la globalización.
II.5. El capital financiero en la globalización.
II.5.1. Crédito y finanzas en el funcionamiento económico.
II.5.2. La crisis financiera y su relación con la economía real.
II.6. El papel de las empresas transnacionales en la globalización.
II.7. México y América Latina ante los contenidos económicos de la globalización.
II.7.1. Crisis económica de los ochenta en México y América Latina.
II.7.2. El patrón neoliberal de acumulación que surge a través de la crisis.
II.7.3. Significados e impacto de la Globalización en América Latina y
México.
Otros ámbitos del desenvolvimiento de la globalización.
III.1 El fin de la guerra fría y el nuevo orden político-militar internacional.
III.2 Globalización y revolución científica-tecnológica.
III.2.1. Los principales ámbitos de la actual revolución científico técnica.
III. 2.2 Las brechas de la revolución científico técnica.
III.3. Comunicación, cultura y educación en la Globalización.
III.3.1. Revolución de las comunicaciones.
III.3.2. Los nuevos escenarios de la Cultura.
III.3.3. Los retos en la Educación.
III.4. El Estado en la globalización.
III.5. Impactos Sociales en la Globalización: Migración, Pobreza y Desigualdad,
Cambio Climático.
III.5.1. Globalización, Pobreza y Desigualdad.
III.5.2. Estrategias Internacionales frente a los problemas sociales: Objetivos
del Desarrollo del Milenio (ODM) 1990-2015 y Objetivos de Desarrollo
Sostenible (ODS) 2015-2030.

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III.5.3. Las actuales tendencias migratorias (sur-norte); Las políticas
migratorias en los países desarrollados (migrantes del tercer mundo).
III.5.4. Deterioro ambiental y cambio climático.
Tendencias actuales en el escenario económico y político mundial.
IV.1. La crisis económica mundial presente desde el 2008.
IV.2. El orden político mundial y los nuevos conflictos y alianzas político-militares.
IV.3. Problemas actuales y perspectivas de la globalización.
Glosario

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PRÓLOGO

El presente libro, de la materia optativa La Globalización y sus tendencias económicas y


políticas, que se ofrece en formato digital ha sido elaborado colectivamente por los
profesores de la Academia de Economía y Sociedad Mexicana de las escuelas
preparatorias de la BUAP, para ser utilizado como bibliografía básica en dicha materia.

Para ello, y bajo la coordinación del autor de este Prólogo, los profesores de esa Academia
trabajaron a lo largo de más de diez meses –de mayo de 2015 a marzo de 2016– con
reuniones semanales, en las cuales se definió la estructura general del libro, así como la
extensión, la bibliografía de referencia, los contenidos básicos y la autoría de los distintos
capítulos, luego de lo cual se fueron presentando y discutiendo los avances de cada
capítulo, hasta llegar a la versión final que el lector tiene en su poder.

Para el tratamiento de la globalización y sus tendencias económicas y políticas, se decidió


dividir el texto en cuatro apartados, de los cuales los más extensos son el segundo y el
cuarto.

Por una parte, en el segundo apartado se aborda el surgimiento de la globalización y sus


principales contenidos económicos, vinculando dichos contenidos con el escenario
mundial de las últimas tres décadas y en particular con el neoliberalismo y los patrones
de acumulación vigentes, con lo referido a la lucha por hegemonía, y con
desenvolvimiento de las relaciones económicas internacionales –el comercio, los flujos
financieros y las inversiones de las empresas transnacionales–, con un capítulo final
referido a la ubicación de México y América Latina en los contenidos económicos de la
globalización.

Por otra parte, en el tercer apartado del libro se analizan los ámbitos no directamente
económicos de la globalización, para lo cual se revisa lo referido al orden político-militar,
a la revolución científico-tecnológica, a las comunicaciones, cultura y educación, a los
cambios ocurridos en la actividad de los Estados y a los impactos sociales que el
desenvolvimiento de la globalización ha venido arrojando en aspectos tales como la
pobreza, las migraciones y el deterioro ambiental.

Además de esos dos apartados, que en conjunto constituyen lo principal del libro, se han
incluido un apartado inicial y otro final. En el apartado inicial, se describen las principales
tendencias económicas y político-militares que estaban presentes hasta los años setenta
del siglo pasado, y por tanto en el periodo inmediato previo a la globalización; y, en el
cuarto y último apartado del libro, se identifica para el periodo más reciente lo que ha
venido ocurriendo con la globalización, con énfasis en la actual crisis económica mundial,
en los cambios del orden político militar y en algunos de los restantes problemas que hoy
caracterizan al proceso globalizador

Según consideramos, el libro que ha resultado del esfuerzo colectivo de los profesores de
la Academia de Economía y Sociedad Mexicana, responde plenamente a la necesidad de
contar con un material básico de referencia para los alumnos de la materia La
Globalización y sus tendencias económicas y políticas, en el cual los distintos temas se
presentan de manera entendible y articulada, con una extensión y profundidad adecuada,
sirviendo así de guía para el aprendizaje. A ello, por una parte se agrega que el esfuerzo
de discusión detenida de los capítulos del libro durante los meses ocupados en su
elaboración, con seguridad ha fortalecido el manejo de los distintos temas por parte de

4
los docentes y, por la otra, que el trabajo desplegado permite una identificación y
tratamiento actualizados de los temas abordados, atendiendo de ese modo a la necesidad
de que a través de la materia –y del uso en ella del presente material– los alumnos
efectivamente accedan a un panorama de las principales tendencias y problemas que
caracterizan a la sociedad contemporánea.

En suma, con el libro que estamos entregando, la Academia de Economía y Sociedad


Mexicana reafirma su práctica de ofrecer a los alumnos textos especialmente elaborados
para la enseñanza de las materias a su cargo, siendo una nueva entrega gratuita en formato
digital, y reafirmándose, además, por cierto, las ya antiguas relaciones de colaboración
hacia dicha academia por parte de los profesores de la Facultad de economía de la propia
Universidad.

Jaime Estay
Profesor-Investigador de la
Facultad de Economía-BUAP
Abril de 2016

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CAPÍTULO I

Tendencias en el escenario económico y político mundial en el periodo previo a la


globalización.

PRESENTACIÓN

En este capítulo, que corresponde al primer bloque del programa de la Unidad de


Aprendizaje Curricular Globalización y sus tendencias económicas y políticas,
abordaremos el comportamiento de la economía mundial a partir de la crisis de 1929–
1933 que inició en Estados Unidos con la caída de la bolsa de valores de Wall Street, así
como la recuperación y auge a partir de 1940 mediante el incremento de la demanda
efectiva generada por el gasto público y el declive en el comportamiento económico
mundial que inició a partir de 1965 y tomó fuerza desde el inicio de los años setenta,
consecuencia de la baja capacidad competitiva en la producción industrial norteamericana
y la presión de la competencia global con bajos costos.

A partir de 1945 se construye un nuevo orden internacional firmado en New Hampshire


para la corrección de los desequilibrios globales y la reconstrucción de las economías
europeas devastadas por la guerra, principalmente la economía alemana y japonesa que
fueron protagonistas del conflicto bélico y posteriormente fueron el centro de dinamismo
de la economía mundial mediante un alto grado de desarrollo de conocimientos técnicos,
un alto nivel de innovación industrial, amplia construcción de infraestructura y mano de
obra calificada barata.

Posteriormente se analiza el orden internacional de la posguerra y los acuerdos firmados


en la conferencia de Bretton Woods en 1944 que regularán el nuevo orden monetario
global de la posguerra, mediante la reconstrucción de la economía de Europa y japonesa.
En esta misma conferencia se crea el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial
y el GATT, para impulsar el comercio internacional y el orden monetario y financiero
mundial.

La prosperidad económica global duró de 1950 a 1970, periodo conocido como el plan
global; dicho plan fue diseñado por los Estados Unidos para controlar la economía
mundial mediante la exportación de sus excedentes de capital a los países protegidos en
forma de inversiones directas, pero al iniciar la década de los setenta se hace evidente, el
declive económico mundial y en 1971 el presidente norteamericano Richard Nixon
anuncia el abandono de la convertibilidad del dólar por el oro, poniendo fin al sistema de
tipos de cambio fijo y dando paso al cambio flexible, consecuencia de la nueva crisis.

Por último, analizaremos la guerra fría y el papel político militar de Estados Unidos, en
el escenario de un mundo bipolar: por un lado, el bloque capitalista liderado por Estados
Unidos; y, por el otro, la Unión Soviética liderando a los países socialistas europeos.

I.1. El funcionamiento de la economía mundial y del orden económico internacional


desde la posguerra.

En el presente apartado se analiza el comportamiento de la economía mundial desde la


crisis de 1929 al 1933, así como el auge de la economía mundial en el periodo de
posguerra de 1945 a 1970, y el declive posterior en la década de los setenta y ochenta.

7
Durante el periodo de auge Estados Unidos, Alemania y Japón fueron los países que más
dinamizaron la economía mundial, sustentando su crecimiento económico mediante el
gasto público, el control salarial y la represión a los movimientos laborales. A partir de
1980, las políticas económicas de corte keynesiano fueron sustituidas por políticas
restrictivas neoliberales.

I.1.1. Comportamiento económico del periodo: el auge de la posguerra 1945-1970)


y el deterioro posterior (1970 en adelante).

José Jacobo Tepoz Grande

Algunos de los antecedentes del comportamiento económico del periodo son la crisis
1929-1933 y la segunda guerra mundial. Estados Unidos salió favorecido por la primera
guerra mundial convirtiéndose en proveedor de materias primas, productos alimenticios
e industriales, así como en el principal acreedor del mundo, desarrollando su liderazgo en
Europa, lo que hizo posible el boom económico hasta mediados de los años veinte,
mediante la implantación del fordismo y el taylorismo1 como sistemas de producción y
dirección modernos.

Durante la década de los veinte, la economía norteamericana gozaba de un crecimiento


productivo acelerado, “Entre 1925 y 1929, el número de empresas manufactureras
aumentó de 183.000 a 206.700; el valor de su producción total subió de 60,8 a 68 miles
de millones de dólares. El índice de producción industrial (con base en 1923-25 = 100)
de la Reserva Federal estimado en 67 por ciento en 1921 había subido a 110 por ciento
en julio de 1928 y alcanzó126 por ciento en junio de 1929. En 1926 la producción de
automóviles alcanzó la cifra de 4, 301,000 unidades. Tres años más tarde, en 1929 se
conseguía aumentar dicha cifra en un millón aproximadamente (5, 358,000) un
equivalente productivo importante con los 5, 700,000 nuevos coches fabricados en el
opulento año de 1953”. (Kenneth, 2009: 7)

El crecimiento de la economía no duraría mucho, ya que el jueves 24 de octubre de 1929


el dinamismo de la economía norteamericana llegó a su fin con el crack de Wall Street,
que se convirtió de inmediato en una crisis mundial, provocada por un alto grado
especulativo en la bolsa de valores, por la sobreproducción empresarial que implico
grandes stocks de mercancías que no pudieron venderse y por una inflación que creció
desmesuradamente.

En 1932 se cerraron masivamente las fábricas por no poder pagar sus cuentas, no poder
abastecerse de materias primas y no poder pagar los salarios de sus trabajadores; por otro
lado, el sector financiero también entró en picada: de los 23000 bancos estadounidense,
5000 quebraron, haciendo perder sus ahorros amillones de ciudadanos. Como resultado
de todo ello, se llegó a 40 millones de desempleados en todo el mundo y los empleos

1
El fordismo es un sistema de producción industrial en serie, caracterizado por el incremento en la división
del trabajo, y el taylorismo se centró en el desarrollo el control de tiempos y movimientos, la especialización
y tecnificación del obrero con el objetivo de maximizar la eficiencia de la mano de obra y disminuir los
costos de producción y aumentar la competencia.

8
existentes eran contratos de tiempo parcial y con salarios precarios, incrementándose la
mendicidad y las enfermedades. (López, 2009: 10)

Durante la década de los treinta, los partidos socialdemócratas replantearon sus principios
políticos e ideológicos, triunfando el comunismo Soviético. Después de que los países
europeos abandonaron el patrón oro, en plena guerra mundial, en 1944, 730 delegados se
reunieron en la ciudad de Bretton Woods, en New Hampshire, para ultimar los
lineamientos para el nuevo orden internacional de la posguerra y la reconstrucción de las
economías devastadas en Europa (Varoufakis: 2012). Al finalizar la guerra el mundo se
polarizaría por un lado el bloque socialista liderado por la Unión Soviética y por el otro
el bloque capitalista bajo la dirección de Estados Unidos (EE.UU.).

Una visión global dela primera mitad del siglo veinte, abarca tanto al deterioro
multidimensional a los años 30s, como a la recuperación posterior a la gran depresión,
cuando la economía estadunidense se acelera fuertemente, consecuencia de la utilización
de las reservas de tecnología no utilizadas en la década de los 1920 y la generación de
nueva tecnología, lo que llevó a la destrucción de capital obsoleto, acompañado del
rearme europeo que formó parte de los preparativos para la guerra. Entre 1940 y 1945 el
beneficio del sector privado alcanzó 50 por ciento en promedio, superior al de 1929 y un
60 a 70 por ciento más alto que la media del periodo 1900 – 1929. (Brenner, 2009: 169)

Entre 1938y 1950 en Estados Unidos el crecimiento dela tasa media anual de la inversión
bruta en el sector industrial alcanzó el 11 por ciento, en virtud de que fue la única de las
economías desarrolladas que no sufrió destrucción alguna en la guerra, y en dicho país la
producción por hora aumentó a una tasa media anual de 5.5 por ciento durante 1946-1950.
También en Estados Unidos, durante 1945-1949 las exportaciones alcanzaron un
promedio anual de 12 mil 500 millones de dólares, dos veces y media el nivel de 1929 y
el triple de 1940 (Brenner, 2009: 170) y durante 1945-1950 el sector de la construcción,
con inversión del sector privado, dinamizó la economía con el desarrollo de zonas de
vivienda popular y centros comerciales. (Falck, 2000: 2)

En 1950, la economía alemana había recuperado el 95 por ciento de su dinamismo desde


su nivel de 1938 y dicho dinamismo se mantuvo hasta 1974. El crecimiento de la
economía alemana estuvo sustentado en la utilización de conocimientos técnicos y un alto
nivel de innovación industrial, así como en mano de obra calificada y barata debido al
férreo control sindical, lo que llevo a la destrucción de los movimientos obreros y un
fuerte sometimiento del capital–trabajo, logrando así una cuota de beneficio industrial de
8 por ciento con un costo laboral de 3.2 por ciento. (Brenner, 2009: 204)

Entre 1950 y 1960 la tasa media anual de incremento de la producción japonesa fue del
16 por ciento y un crecimiento del 10 por ciento del PIB. El milagro japonés estuvo
impulsado por una fuerte innovación tecnológica en los sectores con inversión intensiva
de capital como la industria del acero, petroquímica y maquinaria pesada, apoyada por
políticas institucionales como créditos baratos, bajos niveles de riesgo para el inversor,
alto proteccionismo de la competencia externa, bajos costos salariales y amplia
construcción de infraestructura (Brenner, 2009: 216). A ello se agregó la reestructuración
administrativa, con la nueva modalidad gerencial del justo a tiempo y los círculos de
calidad como sustentos de la nueva administración y planeación estratégica que se logró
por la cultura de la disciplina de los trabajadores japoneses.

9
Entre 1965 y 1973 finalizó el auge estadounidense y la tasa de beneficio de su sector
industrial cayó en 40.9 por ciento y un 29.3 por ciento en el conjunto del sector privado,
disminuyendo la productividad. El declive de la productividad fue consecuencia de la
incapacidad de los industriales para valorizar sus inversiones, debido al incremento de la
competencia extranjera con productos de menor costo que imponían sus competidores
japoneses y alemanes, lo que provocó una cuenta corriente deficitaria para Estados
Unidos y un superávit sin precedente para Alemania y Japón. (Brenner, 2009: 234)

Para tener un panorama general del comportamiento de las variables macroeconómicas


más relevantes durante el periodo de posguerra, haremos referencia el PIB, PIB per cápita,
la inflación y el déficit público.

La recuperación económica mundial de la posguerra inicia a partir de la década de los


cincuenta ya que (según se puede ver en la Gráfica I.1) en ese decenio el PIB registra un
crecimiento de 5 por ciento y el PIB per cápita de 3.1 por ciento, la inflación creció
moderadamente, el déficit público fue de alrededor de 1.5 por ciento del PIB. Durante la
década de los años 60 y hasta el inicio de los años setentas esos comportamientos
favorables se mantienen, pero a partir de 1973 se deteriora el funcionamiento económico
mundial disminuyendo notoriamente el PIB y el PIB per cápita, al mismo tiempo que se
elevan el déficit público y la inflación.

Gráfica I.1 Variables macroeconómicas mundiales 1950-1980


20

15
Tasas anuales de crecimiento

10

-5

PIB PIB per Cápita Déficit Público Inflación

Fuente: Elaboración propia con datos de Madisoon (2006), Economistshelp (2014), TreasuryDirect (2013)

De esta manera, la economía mundial goza de un periodo de expansión desde finales de


la década de 1940 hasta 1970, dicha expansión fue empujada por el incremento de la
demanda efectiva mediante el gasto público generado por el Estado de bienestar 2, que dio

2
El Estado de bienestar se entiende como la intervención del Estado a través del gasto público con
finalidades sociales y redistributivas mediante subsidios al desempleo o vejez, derecho al servicio de salud

10
a los capitalistas para innovar y realizar nuevas inversiones, lo cual fue evidente en las
economías alemana y japonesa. En Estados Unidos la economía creció a un ritmo menor
que en esos países a pesar de tener una demanda subsidiada mediante el déficit público y
el decremento salarial, lo que impulso este breve crecimiento de la productividad en 1960
apoyado sobre la intensificación del trabajo. (Brenner, 2009: 225)

El expansionismo económico estuvo centrado en las exportaciones industriales


principalmente en los países más desarrollados. En 1950 Alemania participaba con el 13
por ciento del total mundial de dichas exportaciones, Japón con el 29 por ciento y Estados
Unidos con el 23 por ciento, representando este último país sólo el 10 por ciento de la
producción industrial total mundial. (Brenner, 2009: 226)

De acuerdo con Brenner, el declive de la economía empieza a partir de 1965; el PIB


mundial empieza a decrecer debido a la incapacidad de los industriales norteamericanos
para valorizar su producción y a la creciente competencia internacional con bajos costes,
lo que provocó la caída de la rentabilidad en el sector industrial, así como la disminución
de los precios de los productos de este sector. El incremento de la competencia del sector
industrial, fue provocado por la participación de las economías que antes no gozaban de
desarrollo tecnológico y que ahora producían bienes similares a los que exportaban las
economías tecnológicamente avanzadas. (Brenner, 2009: 243)

El comportamiento de las variables sociales después de la segunda guerra mundial abarca


el desempleo el salario y la pobreza, lo cual revisaremos brevemente para Japón, Estados
Unidos y Alemania.

La economía japonesa crecía lentamente debido a su incursión tardía en la dinámica del


desarrollo. Durante la década de los 30 bajo un gobierno autoritario, los japoneses habían
destruido los débiles movimientos sindicales, pero tras la derrota de la Segunda Guerra
Mundial, los movimientos obreros se fortalecieron, desde luego apoyados por las
autoridades ocupantes estadounidenses (encabezadas por el Comandante Supremo de las
Fuerzas Aliadas, SCAP). A finales de 1940 el movimiento obrero japonés había adquirido
una gran fuerza mediante sus huelgas activas, cuyo objetivo era influir en la dirección de
la producción para defender los salarios y evitar despidos. En 1947, la ocupación era del
46 por ciento de la población japonesa, además de que los sindicatos tenían una gran
fuerza política capaz de orientar los gobiernos hacia la izquierda.

Entre 1946 y 1947, el general Douglas Mac Arthur, representante del SCAP, junto con
los gobiernos japoneses, acuerdan el control político laboral mediante represiones a los
movimientos obreros y a finales de 1948, las autoridades de ocupación tanto en Japón
como en Alemania, impusieron el plan Dodge, cuyo propósito era destruir los
movimientos obreros arrebatándoles todas sus conquistas logradas con anterioridad. En
1949 se impusieron nuevos contratos de trabajo, se eliminaron a los líderes sindicales
comunistas y se sustituyó el Congreso de Sindicatos Industriales de todo Japón por un
Consejo General de los sindicatos de Japón. Los resultados fueron el despido de 750,000
trabajadores y un total de más de 4 millones de personas desempleadas (Brenner, 2009:
208). Según Madisson (2006a: 134) el desempleo en promedio entre 1950 y 1973 fue de

universal, así como el derecho a la educación pública para todos los ciudadanos y la provisión de una
vivienda, alimentación y otros servicios asistenciales gratuitos que ofrezcan bienestar social.

11
1.6 por ciento de la población y según Brenner (2009: 414) de 1969 a 1979 fue de 1.7 por
ciento.

En la década de 1950 el movimiento obrero norteamericano todavía era fuerte, al igual


que las organizaciones obreras alemanas y japonesas, a pesar de la burocratización de los
sindicatos durante 1940 y las represiones del gobierno a los sindicatos de izquierda y al
movimiento obrero mediante la aprobación de la Ley Taft-Hartley3 de 1948.

Entre 1949 y 1950, la tasa de desempleo en Estados Unidos era de 5.6 por ciento, y entre
1951 a 1953 se redujo al 3 por ciento como consecuencia de haber iniciado la Guerra de
Corea, además de que en que en estos años aumento el porcentaje de sindicalizados y se
logró que los incrementos salariales se ajustaran al mínimo incremento de rentabilidad,
haciendo disminuir los beneficios y aumentando la pérdida de competitividad.

Durante los años 50 y 60 la organización sindical tuvo significativas derrotas, sus triunfos
laborales disminuyeron de 73.5 por ciento entre 1950-1955 al 56 por ciento entre 1960-
1965. La lucha de clases se agudizó, y entre 1958-1965 los patrones triunfaron sobre los
movimientos obreros y los salarios reales cayeron en un 40 por ciento, a pesar de que la
aceleración económica redujo de manera importante el desempleo, pero los despidos
ilegales fueron en aumento. Entre 1950-1973 el desempleo en Estados Unidos registro un
4.6 por ciento (Madisson, 2006a: 134) y entre 1969 y 1979, la tasa de desempleo fue de
6.2 por ciento (Brenner, 2009: 414), aunque los salarios reales se incrementaron en un
promedio de un 2.6 por ciento, lo que significó un aumento de la productividad y
beneficio empresarial. (Brenner, 2009: 175-187)

En Alemania el aumento de los salarios era muy lento debido a la relación entren
sindicatos y patrones. Los patrones estaban organizados apoyados por la Ley
Constitucional del Trabajo, esto les permitía contener los incrementos salariales y reducir
la influencia obrera en las negociaciones salariales. Entre 1951 y 1955 el nivel de
sindicalización cayó de 36 a 32 por ciento. En la década de 1960, el desempleo estaba por
debajo del 1 por ciento y los sindicatos lejos de aprovechar su capacidad de negociación
cedieron a las presiones patronales; hasta 1958 solo se había producido una huelga por
año tendiendo a desaparecer a finales de 1960. El desempleo registrado en Alemania entre
1950 y 1973 fue de 2.5 por ciento y durante el periodo de 1969 a 1979 fue de 2.1 por
ciento (Brenner, 2009: 202, 414) y el incremento de los salarios reales de 5.7 por ciento
en promedio (Madisson, 2006a: 134). El movimiento obrero alemán cedió
voluntariamente un modelo de sensibilidad a los requerimientos de rentabilidad del
capital. (Brenner, 2009: 102)

Las políticas económicas instrumentadas en Estados Unidos, Alemania y Japón desde los
años 40 se movieron en el marco del keynesianismo, el cual aparece durante la crisis de
1929 para dar respuesta a los problemas de la deflación, el alto desempleo y la reducción
de salarios, proponiendo una alta participación del gobierno a través del gasto público en
busca del pleno empleo aún con inflación. La preocupación de Keynes 4 era la caída de la

3
Es la ley federal del Trabajo de Estados Unidos que además de fijar las bases que determinan los derechos
de los trabajadores a sindicalizarse en el sector privado, también invalidó la mayor parte de las leyes locales
y estatales que pretendieran regular esta área y cedió a los patrones el derecho a regular el salario.
4Si el gobierno incrementa el gasto público en periodos de recesión, el Estado incurrirá en déficit, pero la

demanda agregada crece incrementándose también el nivel de empleo, estimulando al mismo tiempo la
inversión. (Ornelas. 2010 :329)

12
demanda efectiva5 y la reducción de la inversión, ante lo cual la inflación pasaba a
segundo plano y el objetivo principal era el pleno empleo.

De 1945 a 1980 la economía norteamericana se caracterizó por la adopción del modelo


del círculo virtuoso6 keynesiano, sustentado con la premisa de pleno empleo y con el
crecimiento salarial ligado al crecimiento de la productividad. En este periodo los salarios
fueron el motor de crecimiento de la demanda mediante el control salarial propuesto por
el New Deal7; entre 1965 y 1970, el Estado estimuló la productividad empresarial,
mediante la reducción de impuestos, el incremento de subsidios y la generación de apoyos
para el endeudamiento privado y así enfrentar la competencia externa y generar
condiciones favorables para evitar una nueva depresión.

Entre 1971 y 1973, Japón experimenta la crisis más severa del capitalismo de los países
avanzados, generada por la crisis del petróleo y la revaluación del yen, por lo que el
gobierno japonés opta por restringir el crédito para paliar la crisis del embargo petrolero
y el empleo industrial se reduce en 12 por ciento durante 1975, cayendo el salario real en
2.8 por ciento. Entre 1975-1979 se dio un aumento de la productividad debido a “una
dedicación de los trabajadores más eficiente e intensiva, las empresas dejaron de sustituir
personal jubilado, redujeron las horas extraordinarias, remplazaron los varones por mano
de obra femenina peor pagada” (Brenner, 2009: 325). También se implementaron los
círculos de calidad y el justo a tiempo, como una nueva forma de organización gerencial
para facilitar la aceleración de la producción y la competencia.

Durante la década de 1970, Alemania sustentaba su economía en las exportaciones


industriales, razón del porqué se revaluó el marco, lo que provocó en 1969-1973, una
disminución en su rentabilidad y debilitó su competitividad, a pesar de que entre 1975 y
1979 el sector industrial tuvo la capacidad de reducir los costos laborales, cuya
disminución anual fue de 3.1 por ciento.

En todo el capitalismo desarrollado, durante este periodo la demanda fue estimulada


mediante el déficit del gasto público, así como el control salarial para mejorar la
competitividad industrial. A finales de los años setentas Estados Unidos comienzan a
orientar su mirada hacia el monetarismo, lo mismo hace el gobierno Alemán y el gobierno
del Reino Unido, limitando la oferta del crédito y llevando la economía a una nueva
recesión mundial. (Brenner, 2009: 340)

Otro importante elemento que se debe tener presente, es que, al finalizar la segunda
guerra, Estados Unidos se convierte en la potencia hegemónica mundial a nivel militar,
económica y política. En lo económico, la hegemonía comercial, industrial y financiera
se sustentaba en las nuevas funciones del dólar y la creación de los nuevos organismos

5
La demanda efectiva, es el consumo de un país durante un tiempo determinado (un año), que es igual a la
demanda total de bienes de consumo, la demanda de bienes de inversión, la demanda del sector público y
la demanda neta de bienes del exterior (exportaciones menos importaciones).
6
El círculo virtuoso empieza con el crecimiento de la productividad que propulsó al crecimiento salarial,
lo que hace crecer la demanda generando el pleno empleo y como consecuencia el crecimiento de la
inversión, lo que a su vez impulsa nuevamente el crecimiento de la producción. (Palley, 2011: 247). Este
modelo se aplicó en varios países del mundo, entre ellos Estados unidos, Alemania y Japón.
7
El “nuevo trato”, es la política intervencionista del Estado, implementada por el presidente Roosevelt para
paliar los efectos de la gran depresión en Estados Unidos, cuyo objetivo era apoyar a los grupos sociales
más pobres de la población, reformar los mercados financieros y reanimar la economía afectada por el
desempleo y quiebras en cadena por el crack de 1929.

13
internacionales, así como en el desarrollo tecnológico y el uso de los nuevos
conocimientos en la industria de bienes. A partir de la década de los setenta con la
constitución de los tres grandes bloques económicos en el mundo “(el de América del
Norte, liderado por EE.UU.; la Unión Europea, con liderazgo de Alemania y Francia; el
bloque del Sudeste asiático, con fuerte presencia de Japón y China, pero sin integración
institucional), comparte la hegemonía económica. La hegemonía financiera que empezó
a retroceder en los sesenta se retoma en los ochenta, con el dólar fuerte y la liberalización
de los mercados financieros mundiales, bajo la influencia del FMI y los intereses de
EE.UU. Así, EE.UU. es el principal beneficiario de la liberalización financiera y es el
mayor receptor de capitales desde 1980; y en la industria armamentista mantiene su
hegemonía hasta la actualidad”. (Couriel, 2004: 168)

El poderío de Estados Unidos es el resultado de la segunda guerra mundial, primero


porque la guerra se peleó fuera de su territorio y segundo porque se instalaron en Estados
Unidos todos los organismos estratégicos para controlar el mundo, como el Fondo
Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM), la Organización Internacional
de Comercio (OIC), (que terminó siendo el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros
y Comercio (GATT, por su sigla en inglés) y actualmente es la Organización Mundial del
Comercio (OMC)) y el Comité Europeo de Cooperación Económica que luego se
convertiría en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

En julio de 1944 se diseña el orden monetario internacional en Bretton Woods, cuyo


objetivo, en palabras de Roosevelt, estaba motivado porque “la salud económica de cada
país es un verdadero asunto de interés para todos sus vecinos, cercanos y remotos”, por
lo que era necesario el apoyo financiero para la reconstrucción de las economías europeas
devastadas por la guerra, lo que ocurriómediante el Plan Marshall, que obviamente no era
una ayuda solidaria, sino más bien era para salvar al capitalismo de otra crisis como la de
1929. El resultado fue positivo, ya que la producción industrial europea durante la
vigencia del Plan creció cerca del 35 por ciento, generando una demanda y una estabilidad
política mundial, lo que coadyuvó a la recuperación de la economía alemana y a la
ampliación del comercio de Estados Unidos. (Vaourofakis, 2012: 106-108).

Estados Unidos, durante la guerra fría, se caracterizó por ser el líder del bloque capitalista
encabezando el objetivo de frenar o de ser posible derrocar al comunismo, y de esta
manera mantener libre el proceso de la acumulación internacional del capital y controlar
al grupo del tercer mundo, grupo que sería disputado por Estados Unidos y por la URSS,
ya que el mundo se había divido en primer mundo representado por los Estados Unidos,
el segundo mundo dirigido por la Unión Soviética y el tercer mundo por todos los países
que no integraban ninguno de los bloques y que económicamente tenían cierto grado de
dependencia con respecto a las grandes potencias. (Zurita, 2007)

Estados Unidos mantenía un dominio sobre los restantes países desarrollados, incluidos
tanto Alemania y Japón -que estaban intervenidos por Estados Unidos- como el resto de
Europa, debilitada por la guerra, la cual dependía de los dólares y de las importaciones
norteamericanas (Gowan, 2003: 57). Por ello Estados Unidos se convirtió en el protector
de los países aliados, incapaces de defenderse de una invasión comunista 8, al menos hasta
que duró el plan Marshall, 1951, para dar paso a la segunda fase del plan americano, que

8Para Hobsbawm la guerra fría era una guerra ideológica (1997: 5), en este contexto se era capitalista o
comunista, los países del tercer mundo pertenecían o estaban dentro de algún bloque, pasando a ser países
periféricos o colonias de cualquier bando (Zurita: 2007a).

14
sería el proceso de integración comercial e industrial europea, que serían las premisas que
darían origen a la Unión Europea.

La situación de la economía mundial para los años 70 y comienzo de los 80 puede


sintetizarse en los siguientes términos:

• En 1973 con la crisis del petróleo y el fenómeno de la inflación en Estados Unidos,


se agudizaron las críticas al keynesianismo; esto ayudó al surgimiento de la corriente
monetarista, que influyó en las políticas económicas neoliberales para que se
instrumentara una economía de libre mercado, donde no debería intervenir el Estado
en las actividades económicas, además de la privatización de las empresas públicas
y la reducción de la inflación como objetivo principal, mediante la disminución de la
oferta monetaria, todo ello a diferencia del pleno empleo keynesiano que se buscaba
obtener con mayor gasto público.
• Entre 1970 y 1980 se desarrollan las bases para el neoliberalismo (oposición histórica
del keynesianismo), que impulsó el control de los movimientos sindicales y el freno
a los incrementos salariales (Palley, 2005: 139), dando paso al monetarismo, teoría
que daría respuesta a la nueva crisis capitalista mediante políticas económicas
restrictivas, provocando una disminución en la demanda de consumo debido a la
disminución de los salarios y del gasto público, cuyo efecto inmediato fue la
disminución de la demanda agregada9 y de la producción. (Brenner, 2009: 310)
• Así, con toda fuerza a partir de 1980, el modelo de crecimiento del círculo virtuoso
Keynesiano fue remplazado por el cajón de las políticas neoliberales, donde se
abandona el compromiso de pleno empleo por metas de baja inflación priorizadas en
la política monetaria, y se rompe la relación entre los salarios y la productividad. La
globalización pone a los trabajadores en una competencia internacional, aumentando
la inseguridad laboral y la reducción de la presión salarial vía sindical. (Palley, 2011:
248)
• En dicha década, se impone la idea de que el mercado es el organismo más eficaz
para organizar la economía, poniéndose en duda la capacidad del Estado para
alcanzar el bienestar general. En palabras de Héctor Guillen Romo (2013: 50), el
mundo solo tiene dos formas o tipos de política económica posible: la primera es la
vieja política burocrática, en la cual el Estado decide todo de manera despótica
mediante su aparato y la segunda, la economía de mercado. A partir de esa década,
los gobiernos ortodoxos hacen a un lado las políticas keynesianas, bajo el argumento
de que el Estado destruye las libertades individuales que ofrece el mercado, y en los
países atrasados empiezan a instrumentar las políticas económicas neoliberales
impuestas por Washington.
• El estado de bienestar que se basó en el gasto público desde la crisis de 1929 hasta
1980 para dinamizar la economía mediante la demanda efectiva, solo benefició al
sector social económicamente más poderoso; para la clase media y baja, aunque
tuvieron cierto nivel de vida más holgado, su situación no se puede comparar con los
beneficios que logró la burguesía industrial y financiera.

9
La demanda agregada la podemos definir como la suma de los gastos planeados de un país en bienes y
servicios que los consumidores, las empresas y el Estado están dispuestos a comprar a un de precio
determinado durante un periodo determinado.

15
I.1.2. El orden internacional de posguerra: los acuerdos de Bretton Woods y ruptura
(1970 en adelante).

José Rubén Pérez Cruz

En Julio de 1944, un año antes de que terminara la Segunda Guerra mundial, se reunieron
delegados de 44 países en la ciudad de Bretton Woods, New Hampshire, en donde
debatieron en torno a las características de las medidas y de las instituciones que regularan
el nuevo orden monetario global de la postguerra.

Los delegados enviados “por orden del presidente Roosevelt, cuya administración del
New Deal estaba decidida a ganar la paz, después de haber perdido la guerra contra la
gran depresión. La lección que los partidarios del New Deal habían aprendido era que el
capitalismo no se puede dirigir de manera efectiva a un nivel nacional”. (Varoufakis,
2012: 91)

Eran 2 aspectos de acuerdo a Varoufakis, los que fueron esenciales para la conferencia:
El diseño del sistema monetario de postguerra y la reconstrucción de las economías de
Europa y Japón, destrozadas por la guerra, que sin embargo, para el autor en referencia,
la verdadera cuestión radicaba en quien controlaría este marco institucional que se
derivara de Bretton Woods.

Fue de esta manera en que en esta Conferencia se enfrentaron el representante de EE.UU.


Harry D. White, y el afamado John Maynard Keynes, del lado británico, que propuso
crear una Unión Monetaria Internacional (UMI), una moneda única, (el bancor), con un
banco central internacional para todo el mundo capitalista y sus instituciones adjuntas;
sin embargo se impuso la propuesta del representante estadounidense: un mundo
determinado por un régimen de tipos de cambio fijos, con el dólar como centro, al cual,
las monedas de los países estarían vinculadas.

Por su parte “los Estados Unidos, para crear la confianza necesaria en el sistema
internacional, se comprometía a vincular el dólar al oro al tipo de cambio fijo de 35
dólares por onza de oro y a garantizar la completa conversión a oro a cualquier persona,
americana o no, que quisiera cambiar sus dólares por oro”. (Varoufakis, 2012: 93)

Al finalizar la conferencia de Bretton Woods se creó el FMI y el Banco Mundial. En 1947


se sumó a esos organismos internacionales el GATT. Todos ellos forman parte del sistema
de Bretton Woods, que sin duda dio nuevo impulso al comercio internacional.

Bretton Woods visualizó la función del Fondo Monetario Internacional de proteger el


comercio internacional, y la del Banco Mundial de promover el desarrollo económico.
Ambas instituciones quedaron controladas y financiadas por sus estados miembros (el
FMI, contaba con 39 países miembros al fundarse), aunque también se estableció que
algunos países miembros que proporcionaran más dinero y recursos ejercieran una mayor
influencia en la toma de decisiones. Estados Unidos inició como el país con mayores
acciones.

Las responsabilidades del FMI fueron las siguientes:

• Como regulador, guardián o vigilante del comportamiento monetario internacional.

16
• Como fuente crediticia, orientada a proporcionar asistencia financiera a los países
miembros para solucionar problemas de balanza de pagos.
• Como consultor y asesor para la discusión de los problemas monetarios
internacionales.

A la etapa posterior a los acuerdos de Bretton Woods, algunos autores como Eric
Hobsbawm lo denominaron como “los años dorados”:

“Para los Estados Unidos, que dominaron la economía mundial tras el fin de la
segunda guerra mundial, […] apenas supuso la prolongación de la expansión de los
años de la guerra, que fueron de una benevolencia excepcional para con el país: no
sufrieron daño alguno, su PNB aumentó en dos tercios y acabaron la guerra con casi
dos tercios de la producción industrial del mundo.

“En el resto de países industrializados, incluida la indolente Gran Bretaña, la edad


de oro batió todas las marcas anteriores, [aunque] en realidad, para aquéllos,
económica y tecnológicamente, esta fue una época de relativo retroceso, más que
de avance. La diferencia en productividad por hora trabajada entre los Estados
Unidos y otros países disminuyó, y si en 1950 aquéllos disfrutaban de una riqueza
nacional (PIB) per cápita doble que la de Francia y Alemania, cinco veces la de
Japón y más del 50 por 100 mayor que la de Gran Bretaña, los demás estados fueron
ganando terreno.

“La recuperación tras la guerra era la prioridad absoluta de los países europeos y de
Japón, y en los primeros años posteriores a 1945 midieron su éxito simplemente por
la proximidad a objetivos fijados con el pasado, y no el futuro, como referente. En
los estados no comunistas la recuperación también representaba la superación del
miedo a la revolución social y al avance comunista”. (Hobsbawm, 1998: 261)

A esta etapa de prosperidad de la postguerra, Varoufakis la ha llamado “la era del Plan
Global”, que permitieron una etapa de crecimiento económico global, bajo la hegemonía
de los Estados Unidos, aunque con un circuito monetario diseñado por Estados Unidos,
que de acuerdo al autor el incremento de la actividad comercial se traducía en una mayor
necesidad de contar con dólares ¿Cómo se puede asegurar un cambio en oro si cada vez
hay más dólares en circulación?

“El plan global duró de 1950 hasta 1971, se reducía a una idea: un sistema de tipos
de cambio fijos que vinculaban las economías capitalistas, completado con un tipo
particular de mecanismos global de reciclaje de los excedentes, que garantizaba la
inmunidad del sistema frente a fuerzas centrifugas que, de otra forma lo harían
trizas.

“La idea era que los Estados Unidos retendrían su gran superávit comercial de
postguerra, pero a cambio exportarían sus excedentes de capital (o beneficios) a sus
protegidos en forma de inversiones indirectas, apoyos o asistencias y
permitiéndoles poder seguir comprando los productos americanos”. (Varoufakis,
2012: 122)

En medio del periodo de mayor crecimiento económico y prosperidad social del


capitalismo mundial y, particularmente, de Estados Unidos, aparecieron los primeros

17
signos de crisis. Se percibió en la mitad de la década de los sesenta que el largo periodo
de desarrollo de las fuerzas productivas estaba a punto de agotarse. Todos los países
capitalistas desarrollados se encontraban en una onda de crecimiento sin precedente, que
a partir de la segunda mitad de la década de los sesenta mostraría el agotamiento de las
fuerzas que le dieron impulso y difusión.

La relativa estabilidad del sistema monetario internacional, sostenido sobre principios


establecidos al término del conflicto bélico y, sobre todo, por la estabilidad y crecimiento
del capitalismo, empezaría a romperse en el eslabón más débil del mundo desarrollado,
y, después, a propagarse hasta convertirse en una verdadera crisis monetaria mundial. Era
el síntoma de problemas estructurales, entendidos, éstos, como problemas de la base
económica y de las relaciones sociales, en términos marxistas.

Pronto EE.UU., notó que, debido al estatus de liderazgo del dólar, podían imprimir tantos
billetes como querían, y hacen uso abundante de ese privilegio, cayendo en un déficit en
su rendimiento económico.

Estados Unidos venía registrando, a partir de la segunda mitad de los sesenta, problemas
para sostener equilibrada su balanza de pagos; los gobiernos de otros países percibían que
el dólar ya no representaba una moneda sólida y reclamaban el pago en oro. La tasa de
inflación se duplicaba en relación con la primera mitad de la década, se incrementaba el
déficit fiscal, se presentaban conflictos sociales, se alargaba el crecimiento del producto
con políticas expansivas y de crédito privado, llegaba a su punto máximo la tasa de
ganancia y se mostraba debilidad en la productividad del trabajo.

Al iniciar la década de los setenta la crisis empieza a manifestarse. Con excepción de


Japón y otros países asiáticos, los demás países capitalistas desarrollados occidentales
entrarían en una onda larga depresiva. Un nuevo fenómeno, la crisis productiva con
inflación, porque las medidas tradicionales de política económica provocaban mayor
inflación o mayor crisis. El 15 de agosto de 1971, el presidente estadounidense Richard
Nixon da por finalizada la unión del dólar al oro. Luego de eso, los bancos centrales de
Occidente trataron por todos los medios de mantener con vida al sistema de Bretton
Woods. La suma de las intervenciones de divisas fue cuantiosa, sobre todo en la
República Federal de Alemania. En marzo de 1973, el Gobierno de Willy Brandt anuncia
que ya no respaldará al dólar. Cada vez más países siguen el ejemplo alemán, y el sistema
de Bretton Woods termina colapsando.

Estados Unidos no fue el primer país que presentó problemas con su moneda, pero sí
quien provocó los mayores estragos en el resto de los países cuando la devaluó. Se había
roto completamente uno de los principios básicos del sistema de Bretton Woods, la
estabilidad monetaria internacional; no era posible seguir con el sistema de tipos de
cambio fijo, ahora, la inestabilidad provocaría mayor crisis, que se retroalimentaría, hasta
llegar a la comprensión del fenómeno y la adopción de medidas efectivas para
solucionarla.

Los organismos multilaterales internacionales asumieron más y mayores


responsabilidades mundiales, salieron de un cómodo letargo y se enfrentaron a problemas
para los cuales no estaban preparados. La incapacidad de dichas instituciones obligó a la
coordinación de los principales países industrializados, para enfrentar la crisis. Se decidió,
finalmente, tomar medidas firmes para acabar con el principal problema del capitalismo

18
de la década de los setenta, la inflación. El objetivo fue acabarla con mecanismos
monetarios y fiscales a corto plazo; pero, posteriormente, se percibió que la inflación y
los desequilibrios mundiales eran expresiones del agotamiento de estructuras económicas.

I. 2. La guerra fría y el papel político-militar de Estados Unidos.

José Rubén Pérez Cruz

La segunda guerra mundial culmina con la derrota del fascismo alemán, los países
vencedores conforman dos bloques dirigidos por las URSS y los Estados Unidos,
iniciando un periodo, caracterizado por la confrontación entre las dos superpotencias, que
se ha llamado “guerra fría”. El presente apartado analiza este periodo de la historia
mundial, las acciones militares, económicas y políticas de las superpotencias y tres
escenarios de conflicto regional que pudieron ser detonantes de una nueva guerra
mundial.

El 2 de mayo de 1945, los soldados soviéticos ondean su bandera en el edificio del


Reichstag (parlamento) de Berlín. Ésta imagen condensa la derrota del nazismo hitleriano
por el poderoso Ejército Rojo de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).

Desde la invasión alemana en 1941, la URSS había soportado todo el peso de la guerra
contra el ejército alemán, cuatro años más tarde, después de grandes sacrificios y casi 20
millones de muertos, los soviéticos habían expulsado a los alemanes del territorio ruso,
más tarde los desplazaron de los países de Europa Central y los Balcanes, para finalmente
en una ofensiva fulminante, lograr la derrota militar de Alemania.

El ejército rojo había llegado a la capital del Tercer Reich, antes que las tropas de Estados
Unidos, Gran Bretaña, Francia y otros países aliados, las cuales con la invasión de
Normandía en junio de 1944 se habían propuesto la derrota total alemana.

Desde antes de que culminará la guerra, y ante la cada vez más probable derrota de
Alemania, en las conferencias de Teherán (diciembre de 1943) y Yalta (febrero de 1945)
se reunieron los “tres grandes”-Franklin D. Roosevelt, Joseph Stalin y Winston Churchill,
líderes de EE.UU., la URSS y Gran Bretaña respectivamente-, con la finalidad de regular
la suerte del mundo al terminar la guerra, en un ambiente de distensión. Sin embargo, ya
para la siguiente Conferencia, realizada en Potsdam (julio 1945), en la que Harry Truman
se incorpora tras la muerte de Roosevelt, se percibe un ambiente de desconfianza y
confrontación.

El bloque unificado aliado contra las potencias del eje, devino un mundo bipolar: “desde
el verano de 1945, la degradación de las relaciones entre los antiguos aliados no cesó, la
victoria había hecho desaparecer el único lazo que los unía (la derrota militar de
Alemania). A partir de entonces todo oponía a los Estados Unidos y a la Unión Soviética,
que se habían convertido en las potencias dominantes en términos de economía, de
organización militar e ideología”. (Aracil, Oliver y Segura 1995: 22 y 23)

19
Se iniciaba un periodo, caracterizado por la confrontación entre las dos superpotencias,
que se ha llamado “guerra fría”

El estallido de la bomba atómica en Hiroshima y Nagasaki, por la cual murieron cientos


de miles de civiles, marcó el fin de la Segunda Guerra mundial y la supremacía militar de
Estados Unidos, a pesar de que en ese momento el ejército rojo soviético era una
maquinaria poderosísima, que había derrotado al ejército alemán. La ausencia de
armamento atómico, ponía a la URSS en una situación de desventaja ante los EE.UU.,
aunque en ese momento desde la perspectiva de las armas convencionales (no atómicas),
el ejército rojo era superior al norteamericano.

Una consecuencia de la segunda guerra mundial fue la modificación de las relaciones


internacionales. El poder se desplazó del viejo continente hacia otros centros geográficos.
La hegemonía demostrada por Gran Bretaña durante el siglo anterior, y la fuerza que
mantuvo hasta las primeras décadas del siglo XX, al culminar la Segunda Guerra mundial,
ya no existía.

En palabras de Aracil, Oliver y Segura: “Los nuevos grandes, los verdaderos vencedores
fueron los Estados Unidos y la Rusia soviética, En 1945, su supremacía se medía por la
presencia de sus tropas por todo el globo. Los norteamericanos estaban en todas partes,
tanto en Europa como en Asia; los rusos en Europa Oriental y en el extremo Oriente. Para
un gran número de habitantes del planeta, Norteamérica y la Unión soviética se
convirtieron en modelos”. (Aracil et al, 1995: 22)

El poderío económico de los Estados Unidos, le permitió una supremacía abrumadora en


los territorios del mundo donde se ubicaba su área de influencia, la guerra los había
enriquecido, al mismo tiempo que sus pérdidas humanas y materiales habían sido
relativamente modestas.

En la inmediata postguerra, Estados Unidos como parte de su estrategia de


posicionamiento internacional echó a andar el llamado “Plan Marshall”, que es el nombre
por el que se conoce el Programa de Reconstrucción Europeo anunciado por el entonces
secretario de estado norteamericano George Marshall en junio de 1947.

Pese a la campaña en contra de los partidos comunistas, dieciséis países aceptaron la


ayuda ofrecida a través del Plan Marshall y se reunieron en una Conferencia en París en
septiembre de 1947. La Conferencia tenía un triple objetivo: “impedir la insolvencia
europea que hubiera tenido nefastas consecuencias para la economía norteamericana;
prevenir la expansión del comunismo en Europa y crear una estructura que favoreciera la
implantación y el mantenimiento de regímenes democráticos”. (Ocaña, 2003)

La aprobación del Plan Marshall, por parte del Congreso norteamericano, fue en abril de
1948. Ese mismo mes se creó la OECE (Organización Europea de Cooperación
Económica), para repartir y concretar la ayuda.

20
Se calcula que en total el Plan supuso una ayuda de 13.000 millones de dólares entre 1947
y 1952. El éxito del plan fue esencial para la recuperación económica y el asentamiento
de los regímenes de los países de Europa Occidental bajo la influencia de los EE.UU. Así
como para detener la “amenaza comunista” en países como Italia, Grecia, y Francia, entre
otros.

Sin embargo, dicho plan fue financiado por fondos de dólares que no contaban con
respaldo en oro, lo que empujó a la multiplicación de los dólares en circulación en la
economía internacional.

Desde la parte opuesta, dentro del bloque socialista los planes quinquenales y el Consejo
de Ayuda Mutua Económica (CAME) fueron sin duda el primer intento de planificación
económica a nivel mundial. En lo que respecta a los planes quinquenales, en los años 20
el gobierno soviético, tras sortear un periodo inicial de grandes dificultades, fue
definiendo planes con duración de cinco años cada uno, los cuales llegaron a ser la
insignia de la burocracia soviética, ayudando al desarrollo rápido de la industria, y en
especial de la industria pesada.

En lo que respecta al CAME, fue un organismo internacional de cooperación económica,


encargado de la coordinación económica y comercial entre los Estados del bloque
soviético, fundado en 1949 por 7 países socialistas europeos (Bulgaria, Unión Soviética,
Polonia, Hungría, Rumanía, Checoslovaquia y Albania), la República Democrática
Alemana se incorpora en1950; sus objetivos eran: fomentar las relaciones comerciales
entre los estados miembros, en un intento de contrarrestar a los organismos económicos
internacionales capitalistas; presentar una alternativa al Plan Marshall, aunque en un
ámbito geográfico mayor, organizar el trabajo entre los países integrantes: creando zonas
productoras de materias primas, industria pesada, petroquímica y colectivización de la
agricultura, mediante la metodología de planes quinquenales soviéticos. La incorporación
de Mongolia, Cuba, Vietnam y Yugoslavia (miembro asociado) durante las siguientes
décadas, transformaron al CAME en una organización que agrupó a países de tres
continentes. En los años 70 alcanzó su mayor expansión, cuando llegó a controlar el 10%
del tráfico mundial de mercancías, (una buena parte basado en el sistema de trueque) y
sus países miembros representaban un tercio de la producción industrial mundial. Con el
derrumbe del bloque socialista, el CAME se disolvió el 28 de junio de 1991. (Ecured, s/f)

En el ámbito militar, la confrontación entre los dos bloques se tradujo en la creación de


la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) por parte de los países
capitalistas y del Pacto de Varsovia por parte de los socialistas.

En lo que respecta a la OTAN, ella atravesó varias fases. En 1947, franceses y británicos
habían firmado el Tratado de Dunquerque teniendo aún como objetivo mantener un
control sobre Alemania. En marzo 1948, bajo la tutela norteamericana, Francia, Gran
Bretaña firman el Tratado de Bruselas, con el cual nace la Unión Europea Occidental, y
que estaba ya claramente dirigido contra la amenaza soviética.

21
Durante los años de 1947 y 1948, se da la división de Alemania. La parte occidental queda
bajo influencia de EE.UU. y sus aliados, creándose la República Federal de Alemania, en
tanto que en los territorios alemanes ocupados por la Unión Soviética se crean los
cimientos de lo que será la República Democrática Alemana, constituida formalmente en
1949. Este proceso de separación de Alemania, constituye el primer episodio de grave
tensión entre las dos potencias hegemónicas. Ambas potencias violan los acuerdos de
Postdam, de coexistencia pacífica y de reparto de Alemania entre los vencedores. Los dos
grandes bloques comienzan a formarse.

El 11 de junio de 1948 el Congreso estadounidense aprueba la resolución Vandemberg,


que permitía al poder ejecutivo concluir alianzas en tiempos de paz. Con ese antecedente,
el 4 de abril de 1949 se firma en Washington el Tratado del Atlántico Norte o Alianza
Atlántica. Lo firmaron doce países (Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Francia,
Italia, Noruega, Dinamarca, Islandia, Bélgica, Países Bajos, Luxemburgo y Portugal). En
1952 Turquía y Grecia accedieron al Pacto y la República Federal de Alemania se agregó
en 1955.

El Consejo Supremo, es el órgano máximo de dirección política de la OTAN y además


tiene un Secretario General, portavoz de la Alianza, que tradicionalmente ha sido un
europeo. El artículo 5 del tratado es clave y señala que, en caso de una agresión contra un
estado miembro, los demás integrantes deberán tomar las medidas necesarias "incluyendo
el empleo de la fuerza armada para restablecer y asegurar la seguridad en la región del
Atlántico Norte".

Durante la guerra fría y en el marco de la OTAN, los EE.UU. mantuvieron una


impresionante presencia militar en Europa. La OTAN logró sobrevivir al fin de la guerra
fría y actualmente sigue vigente.

En lo que se refiere al Tratado de Amistad, Colaboración y Asistencia Mutua (Pacto de


Varsovia), éste fue una alianza militar compuesta por ocho países socialistas europeos,
creada para contrarrestar el rearme de la República Federal de Alemania y su ingreso a la
OTAN. El tratado fue firmado en Varsovia (Polonia) el 14 de mayo de 1955 por Albania,
Bulgaria, Checoslovaquia, República Democrática de Alemania, Hungría, Polonia,
Rumania y la URSS.

Los objetivos del pacto de Varsovia eran: la modernización de las Fuerzas Armadas de
los miembros, a través de la ayuda soviética; la realización de maniobras comunes; la
integración de los dispositivos de defensa aérea de los países de la Europa oriental con el
de la URSS; y, un sistema común de entrenamiento de las Fuerzas militares de los países
del Pacto y "planes comunes de acción coordinada".

Desde mediados de la década de 1950 hasta la de 1980, dos fueron los órganos que
ejecutaron las funciones del Pacto de Varsovia: el Comité Político Consultivo y el Mando
Unificado de las Fuerzas Armadas, ambos con sede en Moscú. Según los términos del

22
tratado, el Comité Político Consultivo coordinaba todas las actividades, excepto las
puramente militares, y el Mando Unificado de las Fuerzas Armadas ejercía la dirección
sobre las tropas asignadas al Pacto por los estados miembros.

A pesar de que el Pacto de Varsovia fue oficialmente renovado en 1985 para otros veinte
años, la transformación política de la Europa Oriental, a fines de la década de 1980,
debilitó profundamente a la organización. La URSS inició la evacuación de sus tropas
asentadas en otros países del Pacto de Varsovia y la República Democrática Alemana
abandonó la alianza para unirse a la República Federal de Alemania, en octubre de 1990.
Todas las funciones militares conjuntas cesaron a finales de marzo de 1991, y en julio los
dirigentes de los seis países miembros restantes acordaron la disolución de la alianza.

La Guerra Fría no estuvo exenta de conflictos casi directos entre los dos bloques, en
particular entre las dos superpotencias (EE.UU. y la URSS). De esos conflictos, interesa
destacar los tres más relevantes: la guerra de Corea, la crisis de los misiles y la guerra de
Vietnam.

En lo que se refiere a la guerra de Corea, sus antecedentes se remontan a la Conferencia


de Yalta, de febrero de 1945, en la que se aprobó que la URSS recuperara los territorios
asiáticos arrebatados militarmente por los japoneses a Rusia y a China a inicios del siglo
XX. Tras la rendición de Alemania el Ejército Rojo en pocas semanas ocupó Manchuria
y posteriormente se dirigió hacia la península de Corea, apoyado por las guerrillas
comunistas coreanas, que combatieron la ocupación japonesa.

En ese momento y con la finalidad de limitar el avance de la URSS en Asia, el gobierno


de Estados Unidos, tomó la decisión de participar en la ocupación de Corea, invadiéndola
militarmente por el sur. Joseph Stalin ordenó que sus tropas se detuvieran en un sitio
cercano al paralelo 38, “que dividía a las dos Coreas en zonas casi iguales. Los años
siguientes prepararon silenciosamente el conflicto que habría de enfrentar a las dos
mitades de la península. En el norte, en septiembre de 1948, Kim IlSung fue designado el
primer presidente de la República Democrática Popular de Corea, con lo cual un gobierno
de filiación comunista y pro soviético se hizo de todo el poder y llevó adelante un proceso
de sovietización e industrialización rápida, que contó con el apoyo de la mayor parte de
la población, satisfecha de haberse librado del yugo japonés. (Castillo, 2002)

En el sur, las potencias occidentales establecieron un gobierno en la zona más pobre y


poblada del país en torno a Syngman Rhee, un político que radicaba en Estados Unidos.
Las elecciones organizadas por la ONU en el sur ratificaron el gobierno de Rhee. En
agosto de 1948 nacía la primera república de Corea del Sur.

Al otro lado de la península de Corea, Mao Zedong proclama la República popular China,
tras décadas de guerra civil, instaurando el 1 de octubre de 1949 un régimen de tipo
comunista. La URSS reconoció de inmediato al nuevo gobierno de Pekín como único
representante legítimo de China, con lo que se reforzaba enormemente el bloque socialista

23
a nivel mundial. Este acontecimiento fundamental en la historia del siglo XX, por el hecho
de compartir una frontera con la nueva potencia mundial, le proporcionó una enorme
cobertura a Corea del Norte.

El 25 de junio de 1950, el ejército de Corea del Norte invade Corea del Sur, en un avance
fulminante que le permitió ocupar Seúl, la capital, en apenas tres días. El Norte era, en
ese momento un país más industrializado que el Sur, que vivía de la agricultura y tenía
un retraso económico considerable con relación a su vecino. Desde el punto de vista
militar, Corea del Norte, respaldada por la URSS y China, tenía una supremacía militar
para afrontar un conflicto que se preveía de escasa duración y de baja intensidad.
Súbitamente, Corea se convirtió en el frente más grave e importante de la guerra fría, ya
que el bloque socialista confiado por la reacción de aparente resignación, con la que EE.
UU., tomó la “pérdida de China” ante el triunfo comunista de Mao Zedong unos meses
antes, y previendo además una victoria rápida que habría de ser presentada al mundo
como un hecho consumado, no se esperaba una vigorosa respuesta estadounidense como
la que se presentó.

EE.UU. y aliados mandaron sus mejores tropas al mando del general MacArthur, que
ocuparon en pocos días toda la península de Corea; el conflicto se agravó con la presencia
militar de millones de “voluntarios chinos”, que recuperaron nuevamente el territorio
perdido por el norte, convirtiendo la confrontación en una guerra brutal. MacArthur
propuso el uso de bombas nucleares contra China, siendo destituido de inmediato por el
presidente Truman, lo cual suavizó un poco la situación en los frentes de batalla,
estancándose el conflicto alrededor del paralelo 38, que marca la frontera originaria de
las dos Coreas. Durante largos meses se realizaron complejas negociaciones, que no
llegaron a ningún acuerdo en concreto. Los planes de los estadounidenses de sumar
fuertes contingentes procedentes de Europa y el Sudeste Asiático para iniciar una nueva
ofensiva, se frenaron ante la decisión de la Unión Soviética (que ya contaba con bombas
nucleares) de participar en el conflicto lo que pudo iniciar la tercera guerra mundial.

En Julio de 1953, las partes firmaron un armisticio, que hasta el día de hoy no ha sido
refrendado en un plan de paz.

Con respecto a la crisis de los misiles, se resume el escenario previo: el 9 de enero de


1959, el joven abogado Fidel Castro Ruz, líder del Movimiento 26 de julio, entra
triunfante a la Habana, derrumbando la dictadura de Fulgencio Batista. A pesar de que
durante los días previos a su ascenso al poder los Estados Unidos hicieron todo lo posible
por evitarlo, las contundentes victorias de los guerrilleros castristas, el enorme apoyo
popular y el incuestionable carisma del líder cubano hicieron inevitable que el gobierno
estadounidense lo reconociera.

Tras un breve periodo de distención y cordialidad, las relaciones entre EE.UU. y la Cuba
revolucionaria se enfriaron cuando Castro inició medidas radicales como el reparto de los
latifundios a los campesinos, la clausura de los casinos en la Habana y la nacionalización

24
de empresas. En 1960, el presidente Eisenhower eliminó las favorables cuotas de
importación del azúcar cubano, pensando que esta drástica acción motivaría al gobierno
de Castro a modificar su política socialista, ya que la estructura económica cubana se
basaba en el monocultivo del azúcar.

Lo que siguió fue un estrechamiento en las relaciones políticas y económicas entre Cuba
y la URSS, que se comprometía a adquirir una buena parte de la producción azucarera de
la isla, a precios mayores a los del mercado internacional, y a suministrarle el petróleo
necesario.

En Estados Unidos, “la cuestión cubana”, se convirtió en parte de su agenda cotidiana, el


presidente autorizó el entrenamiento clandestino de exiliados cubanos anticastristas, para
derrocar al nuevo gobierno cubano.

Unos meses después de tomar posesión, John F. Kennedy, autorizó el desembarco de


fuerzas regulares en Bahía de Cochinos, integradas por exiliados cubanos. La invasión
resultó un estrepitoso fracaso para los Estados Unidos; en tanto que para Fidel Castro,
esta victoria lo estimuló a proclamar el carácter socialista de la revolución cubana, la
profundización de sus medidas económicas que incluían la nacionalización de las
empresas norteamericanas y su alineamiento con el bloque soviético, al que apremió a
otorgar más apoyo militar, invocando la posibilidad de que los norteamericanos
decidieran invadir directamente a Cuba para destruir la revolución.

La URSS enviaba armamento convencional y nuclear a Cuba en buques comerciales, que


pasaban desapercibidos para la inteligencia norteamericana, aunque la operación fue
descubierta por aviones espías norteamericanos en octubre de 1962; la CIA exhibió en
fotografías la presencia de armas ofensivas y plataformas de lanzamiento que estaban
siendo construidas en Cuba.

A partir de ese momento, el mundo asistió a la crisis más aguda de la guerra fría, al borde
del enfrentamiento nuclear; las dos superpotencias se enfrentaban. Kennedy declaró un
cerco naval y comercial a la isla y la situación se tensó cuando la flota naval
estadounidense se puso en posición de combate ante los barcos soviéticos que viajaban
hacia Cuba, obligándolos a retroceder; el presidente del Consejo de ministros de la URSS,
Nikita Khrushchev, declaró con firmeza que “la Unión Soviética no reconocía derecho a
los norteamericanos para establecer un cerco naval alrededor de Cuba y veía al bloqueo
como una agresión, por lo que advirtió que los barcos soviéticos no tenían por qué
respetarlo”. (Linares, 2009: 98)

Días más tarde el mundo vivió horas de pánico cuando un avión estadounidense
supersónico U2, en labores de espionaje, fue derribado en la isla, por un misil soviético.
Las fuerzas armadas de EE.UU., fueron declaradas en una situación de alerta máxima.

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Khrushchev contribuyó a la distención, al enviar una carta a Kennedy, proponiéndole el
desmantelamiento de las bases soviética de misiles nucleares en Cuba, a cambio de la
garantía de que Estados Unidos no invadiría a Cuba ni apoyaría operaciones con ese fin.

El 28 de octubre de 1962, tras 2 días de intensas negociaciones secretas en las que se


excluyó a Fidel Castro, ambas superpotencias llegaron a un acuerdo, en el que admitían
la supervisión de la ONU del desmantelamiento de los misiles soviéticos de la isla; por
su parte los Estados Unidos se comprometieron a desmovilizar sus fuerzas desplegadas
contra la isla ya renunciar a cualquier plan de invasión a Cuba. Adicionalmente aceptaron
retirar los misiles desplegados en Turquía, que amenazaban a la URSS.

Más tarde, los norteamericanos adoptaron una ley que estableció la prohibición a las
empresas norteamericanas de comercializar con Cuba, bloqueo que continua hasta la
fecha. Sin embargo, el régimen de Castro logró consolidarse e integrarse al bloque
socialista, ante la promesa del presidente estadounidense de no intervenir militarmente en
Cuba.

Las superpotencias evitaron el enfrentamiento directo, y no mostraron debilidad, a pesar


de que la guerra fría con este episodio alcanzó niveles álgidos, no llego a arribar a un
conflicto militar, como había ocurrido con Corea y volvería a ocurrir, posteriormente, en
Vietnam.

En lo que se refiere a la guerra de Vietnam, el antecedente es que, al finalizar la segunda


Guerra mundial, tras la rendición de Japón, Francia quiso restablecer su mandato colonial
en la Indochina ocupada por los japoneses, pero ya la Liga por la Independencia de
Vietnam (Viet Minh), de filiación socialista, encabezada por Ho Chi Minh, había
declarado la soberanía de la República Democrática de Vietnam en septiembre de 1945;
la negativa de Francia de reconocerla, dio inicio lo que se ha llamado como “la primera
guerra de Indochina”, que terminó en 1954, cuando las tropas francesas fueron derrotadas
por las fuerzas vietnamitas del general VoNguyenGiap.

Tras los acuerdos de Ginebra en 1954, la península de Vietnam quedó dividida en cuatro
naciones, Laos, Camboya y Vietnam separado en dos territorios. El norte de Vietnam
sería una zona para la reagrupación del Viet Minh, y el sur sería una zona bajo influencia
de EE. UU., en la que colocaron al emperador Bao en el poder, que un año más tarde fue
reemplazado mediante un golpe de Estado encabezado por el general NgoDinh Diem.

La dirección del Viet Minh, consideraba que la independencia de Francia constituía el


primer paso dentro de una estrategia más larga que culminaría con la unificación del país.
Por su parte, el gobierno de Diem generó en Vietnam del Sur un ambiente dictatorial, de
enorme corrupción y represión, que abonó la creación de un movimiento de resistencia
llamado Frente de Liberación Nacional de Vietnam (FNL), mejor conocido como
“VietCong”, que es la contracción de “Vietnam Rojo”.

26
A finales de la década de los 50s, estalla la guerra civil en Vietnam del Sur, cuando el
FNL emprende la guerra de guerrillas contra objetivos militares del régimen de Diem,
apoyado desde el Norte a través de un entramado complejo de comunicaciones que se le
denominó la “ruta Ho Chi Minh”, a partir del cual recibía pertrechos y tropas.

Los Estados Unidos, desde la administración de Eisenhower, proporcionaron apoyo


financiero y de armamento a Francia en su lucha contra el Viet Minh y dicha ayuda
continuó con la dictadura de Diem y sus sucesores. Más tarde, con el ascenso del
presidente Kennedy, comienza la escalada militar, que inicialmente consistía en el envío
de armas y asesores militares que no participaban en las batallas contra el VietCong.
Posteriormente el gobierno de Lyndon B. Jonhson, en 1964, optó por la intervención
militar directa, ya que se valoró que el no hacerlo provocaría la caída de Vietnam del Sur
por el Norte. Los asesores del presidente opinaban que, a pesar de que dicha intervención
resultaría muy larga, costosa y sangrienta “por ser el Sur un país poco interesado en su
supervivencia, de no hacerlo, Estados Unidos parecería un tigre de papel y se podría
generar la Tercera Guerra Mundial, al no ver los soviéticos obstáculos insalvables para
su expansión” (Guerrero, 1988: 123). Días después, se produjo el "Incidente del Golfo de
Tonkín", un montaje en el que, sin presentar pruebas, se acusó a Vietnam del Norte de
atacar embarcaciones militares estadounidenses, lo que justificó que el Congreso otorgara
a Johnson plenos poderes para incrementar la cantidad de tropas en ese país y que éstas
realizaran operaciones fuera de sus bases. Johnson, que estaba en campaña por su
reelección, necesitaba mostrar una imagen de fuerza frente al comunismo y al poco
tiempo comenzaron los primeros bombardeos aéreos de la aviación norteamericana a
posiciones norvietnamitas.

Se iniciaba una guerra muy costosa y compleja, porque los Estados Unidos no se
proponían doblegar a Vietnam del Norte, ni ocupar militarmente su territorio, ya que no
tenían la menor intención de enfrentarse a la cada vez más poderosa China (con la que
Vietnam del Norte compartía una gran frontera), como había sucedido en la guerra de
Corea. Ésta era una guerra diferente, donde no existiría una capital o un territorio por
ocupar. Más bien, los estadounidenses querían demostrar a Vietnam del Norte y al
VietCong que no podían ganar la guerra, por las numerosas bajas que les infringirían; la
flota estadounidense bloquearía las rutas marítimas e intensificaría las acciones de sus
marines en territorio de Vietnam del Sur y contra la “ruta Ho Chi Minh” para cortar el
abastecimiento al VietCong.

El primer año de intervención, fue de victorias de los EE.UU. en casi todas las batallas,
gracias a su potencia de fuego y a su poder de abastecer a sus soldados por aire, sin sufrir
los numerosos ataques que tantas pérdidas les habían costado antes a los franceses, lo cual
les hizo pensar a los estadounidenses en una victoria rápida. Sin embargo, en los
siguientes dos años los guerrilleros del VietCong empezaron a llevar la iniciativa, y a
provocar cada vez más bajas a los estadounidenses; Westmoreland, el comandante en jefe
del ejército estadounidense, solicitaba cada vez más soldados, sin que las victorias se
presentaran.

27
Los guerrilleros del VietCong encontraban en sus aldeas su espacio vital de subsistencia,
moviéndose en ellas como un “pez en el agua”. Ante esa situación y para contrarrestar
esa influencia, los asesores estadounidenses crearon “aldeas estratégicas”, construyendo
miles de nuevos núcleos urbanos para desplazar a los habitantes, con el doble propósito
de controlar a la población y separarla de los guerrilleros, a los que alimentaban y
protegían. Este programa fracasó ante los abusos de los soldados del Sur, que se
enemistaron con la población al trasladarla por la fuerza.

Los estadounidenses y el ejército de Vietnam del Sur, luchaban tanto contra los
guerrilleros del FNL, como contra un ejército regular, el del Vietnam del Norte, que
contaba con la enorme ventaja de tener protegidas sus fronteras por una superpotencia,
China, además de contar con el apoyo militar y económico de otra, la URSS, lo que le
permitía destinar prácticamente todos sus recursos a realizar infiltraciones en el Sur. En
la guerra de Vietnam se utilizó el armamento más moderno en ambas partes beligerantes.

A principios de 1968, en la celebración del “Tet” (año nuevo vietnamita), casi todas las
capitales provinciales de Vietnam del Sur fueron atacadas, y muchas fueron tomadas por
el VietCong. Saigón (capital del Vietnam del Sur) estuvo sitiada, la embajada de Estados
Unidos fue atacada por un comando suicida, y la importante ciudad de Hué cayó en poder
de los rebeldes. La sorpresa fue total para los estadounidenses y el ejército de Vietnam
del Sur; con esta ofensiva, el Norte y el VietCong esperaban que la población del Sur
apoyara dicho levantamiento, hecho que no ocurrió. En unas semanas el territorio ganado
por los guerrilleros fue recuperado ante el poder aéreo de los norteamericanos.
Militarmente dicha ofensiva fue un fracaso, ya que cobró aproximadamente unos 50 mil
muertos para el VietCong, la gran mayoría asesinados una vez que se habían rendido. Sin
embargo, este hecho tuvo un alcance propagandístico mundial, ya que la opinión pública
en Estados Unidos y en el mundo se escandalizó ante los excesos de los soldados
norteamericanos contra la población civil.

De poco sirvieron los comunicados dirigidos a los televidentes estadounidenses,


informando sobre el gran número de bajas infligidas al ejército de Vietnam del Norte y al
VietCong o de la resistencia mostrada por el ejército de EE.UU. y las tropas aliadas del
Sur. Las manifestaciones de protesta en las ciudades norteamericanas se multiplicaron
cuando se hicieron públicas las atrocidades que los marines realizaron en las aldeas
vietnamitas. La imagen de una niña quemada por napalm dio la vuelta al mundo y
multiplicó las protestas de los grupos pacifistas.

Lyndon Johnson, renunció a competir por una reelección a mediados de ese año, relevó
al general Westmoreland y ordenó los primeros planes de retirada de las tropas. En 1969,
ya con la administración de Richard Nixon, se iniciaron negociaciones secretas con
Vietnam del Norte, y se retiraron paulatinamente las tropas norteamericanas de Vietnam.
La guerra se había empantanado, los costos tanto humanos, como políticos eran cada vez
más altos.

28
Finalmente, en enero de 1973 la delegación de Vietnam del Sur, la de Vietnam del Norte,
la estadounidense y la del Gobierno Provisional de la República de Vietnam del Sur
(FNL) firmaron los Acuerdos de paz de París, en los cuales se establecía la implantación
de un alto al fuego, el retiro de las tropas estadounidenses y la celebración de elecciones
en el Sur.

Vietnam del Sur se quedaba solo en la guerra, aunque contaba el apoyo financiero y
logístico de los EE.UU., Vietnam del Norte se preparó para la ofensiva final que
reunificaría al país, la cual se inició en 1974 cuando su ejército invadió el Sur; avanzó
lentamente al principio, pero para los inicios de 1975 su marcha era fulminante, ante la
desbandada del ejército del Sur, carente de moral y de espíritu de lucha.

Junto con la estampida del ejército del sur, una multitud despavorida huía hacia los puntos
por los cuales podía salir del país. Todo era el caos. Saigón, cayó en manos de las fuerzas
de Vietnam del Norte y simultáneamente el personal de la embajada de Estados Unidos
quemaba todos sus archivos, para posteriormente ser evacuados por los helicópteros
apostados en las azoteas del edificio. Así, Vietnam quedó unificado bajo el control del
régimen comunista del Norte y con ello concluyó uno de los episodios más significativos
de la guerra fría.

Durante las décadas de los setentas y ochentas persistió la guerra fría, aunque sin los
puntos álgidos que hemos descrito anteriormente, en los cuales las potencias mundiales
estuvieron cerca del enfrentamiento directo.

En 1985, al ascender de Mijaíl Gorbachov como líder de la URSS, echa a andar dos planes
que serán decisivos para el fin del bloque socialista: la perestroika (apertura económica)
y la glasnost (apertura política). Con ello, se estaba liberando a fuerzas muy poderosas,
que Gorbachov fue incapaz de controlar, lo que a la postre provocarían el derrumbe (por
sí mismo) de un imperio, con lo cual terminaba la guerra fría, al dejar de existir uno de
los dos protagonistas de esta guerra.

CAPÍTULO II

Aparición de la Globalización y su avance en el ámbito económico

PRESENTACIÓN

Este capítulo inicia con un análisis sobre el contexto en el que se lleva a cabo el proceso
de globalización económica, analizando algunas conceptualizaciones y su avance, y trata
de dar a conocer cómo se desenvuelve la globalización y su vínculo con los patrones de
acumulación de capital y el neoliberalismo.

En uno de los apartados de este capítulo, se aborda la lucha por la hegemonía y los
cambios por el posicionamiento económico global, que implica la participación de las
grandes potencias económicas, en ese sentido, se aborda la hegemonía estadounidense en
el ámbito económico y su posición entre los países desarrollados.

29
Más adelante, se analiza la creciente presencia de las economías emergentes y el papel
que están teniendo en la economía global, donde los cambios se dan de manera eslabonada
y a una gran velocidad. También se analiza el comercio internacional, los cambios y las
negociaciones comerciales multilaterales, y el papel del GATT y de la OMC.

Por último, se analiza el capital financiero en la globalización, el papel de las empresas


transnacionales, así como el papel de México y América Latina ante la globalización y
los significados e impacto de la Globalización en América Latina y México.

II.1. La globalización y sus significados.

María del Carmen Reyes Ugarte.

El artículo aborda el concepto de globalización, su origen y las interpretaciones que de


ella hacen autores como Aldo Ferrer, Vidal Villa, Anthony Giddens, Jan Aart Scholte,
Boaventura de Sousa Santos, en los ámbitos que se desenvuelve, así como sus efectos en
el sistema social.

La globalización es un concepto polémico tanto en su definición como en su localización


histórica, pues algunos estudiosos la ubican desde el descubrimiento, conquista y
colonización de América, en cambio para otros autores es un fenómeno que se desarrolla
desde la segunda mitad del S. XX. y en particular desde los años 80 de dicho siglo.

Entre los primeros encontramos a Aldo Ferrer, que en su libro “Historia de la


globalización” -del cual se han publicado dos de tres volúmenes- analiza el Orden
Económico mundial. Nos dice que la globalización no es un fenómeno reciente, ya que
ella inicia en el S. XVI, con lo que denomina el primer orden económico mundial, el cual
dura hasta la revolución industrial iniciada por Inglaterra en el S. XVIII. Para el autor, el
desarrollo económico europeo a finales del siglo XV era de carácter intraeuropeo, pero
con el descubrimiento de América y la llegada de los portugueses a Oriente por vía
marítima se constituye un orden mundial de alcance planetario. El segundo orden
mundial, abarca desde alrededor del año 1800 hasta 1913-1914, víspera de la primera
guerra mundial, y el tercer orden mundial arranca al finalizar la segunda guerra mundial
y continúa vigente hasta la fecha. (Ferrer, 1996: 1)

En el extremo opuesto para José María Vidal Villa, la globalización –que él denomina
mundialización– todavía no se ha concretado, ya que ella “representa la etapa final de la
culminación a escala planetaria del proceso de expansión capitalista” (Vidal, 1999).
Dicha expansión, se inició hace poco más de dos siglos, al crearse los primeros mercados
locales de empresas capitalistas en algunas ciudades de Europa, seguido de un segundo
momento donde se da la constitución de mercados interiores de cada Estado, nacional o
no; a la vez dice, que paralelo a esto, se da un proceso de expansión “exterior” del
capitalismo que origina el imperialismo.

En una posición intermedia, Anthony Giddens (1999) no percibe la globalización como


algo que represente el comienzo de una nueva era o época en la historia humana. Para él,
la globalización que inicia entre los años 70 y 80 del S. XX, es una continuación de
tendencias puestas en movimiento por los procesos de modernización de inicios del
S.XVIII en algunas partes de Europa, los cuales reemplazaron las formas tradicionales de
sociedades basadas en la agricultura.

30
Para Jan Aart Scholte, la globalización como fenómeno significativo aparece hasta la
primera mitad del S. XX, en tanto que el concepto “globalización” ha recorrido una larga
historia que describe así: “el adjetivo ‘global’ entra en circulación a finales del S.XVII,
empezando a querer decir a ‘escala global’. El verbo ‘globalize’ apareció en los años
cuarenta del siglo pasado, junto con el término ‘globalism’. La palabra ‘globalization’
emergió del idioma inglés en 1959 y entró en el diccionario dos años después. El concepto
de ‘globality’, como una condición, surgió en los ochenta del siglo pasado. El vocabulario
de la globalización se ha extendido a otras lenguas en las décadas pasadas. Entre los
muchos ejemplos existentes pueden citarse los términos lil ’alam en árabe, quanqiuhua
en chino, mondialisation en francés, globalizatsia en ruso y globalización en español”.
(Scholte, 2007: 18)

Refiere además que la globalización en 1990 se convierte en un nuevo campo de


investigación y, desde el inicio del presente siglo, grupos profesionales de todo el mundo
la presentan como el centro de un paradigma alternativo de investigación social.

Las definiciones dominantes de la globalización, por lo general provienen de aquellos


grupos de elite que le dan dirección al fenómeno y que lo ponen al servicio de sus intereses
ideológicos, económicos, políticos, pero también existen interpretaciones que provienen
de movimientos sociales globales de emancipación en contra de los procesos globales de
explotación.

En este sentido, Scholte hace hincapié en que tanto las definiciones como los conceptos
que han prevalecido hasta ahora son redundantes y conducen a confusiones, que
empantanan el esclarecimiento de qué es la globalización, al grado de identificarla
erróneamente con aspectos como internacionalización, liberalización, universalización y
occidentalización, todos los cuales tienen como idea principal la supresión de
restricciones, la apertura de la economía, la homogeneización de patrones culturales y la
occidentalización como americanización, que destruye los patrones culturales pre-
existentes. En oposición a esas definiciones, él considera que la globalización desde una
perspectiva histórica se identifica con la extensión de las conexiones transplanetarias y
supra-territoriales entre la gente. Desde esta perspectiva, la globalización implica
reducciones en las barreras para generalizar a través del planeta los contactos sociales. La
gente es cada vez más capaz, en términos físicos, legales, lingüísticos, culturales y
psicológicos, de conectarse e implicarse con los demás, sean de donde sean.

Desde esa perspectiva, la globalización hace referencia a un cambio en la naturaleza del


espacio social. Esta concepción contrasta con las otras cuatro mencionadas anteriormente
que presumen (normalmente de forma implícita más que de forma explícita) una
continuidad en el carácter subyacente de la geografía social. (Scholte, 2007)

Esa perspectiva histórica, toma en cuenta a la Tierra como un todo, donde la gente se
encuentra inmersa en el sistema social (sociedad total), que es cambiante según su devenir
histórico, contemplando no sólo un aspecto sino todos los aspectos -económico, político,
social, cultural, religioso, ecológico, filosófico- que modifican su ser, como globalización
a gran escala. El problema que se presenta es la resistencia para cambiar desde lo
establecido tradicionalmente hacia una nueva visión global.

La gente empieza a adquirir una conciencia global, que nada tiene que ver con los
conceptos de homogeneidad y universalidad arriba mencionados; el mundo sigue

31
marcando fronteras, de tal manera que la territorialidad sigue siendo importante en la
actualidad, impidiendo el comienzo de un globalismo que disminuya la desigualdad de
oportunidades que se derivan del carácter político (relaciones de poder) de la
globalización actual.

La complejidad de la globalización, no sólo tiene que ver con sus múltiples definiciones
sino también con los intereses que ella expresa y con los múltiples ámbitos en que ella se
desenvuelve. Así, por ejemplo, Boaventura de Sousa Santos, identifica cuatro tipos: por
una parte, los “localismos globalizados” y los “globalismos localizados”, que son las
formas retrogradas y conservadoras de la globalización; y, por otra parte, el
“cosmopolitismo” y la “herencia común de la humanidad”, que son las formas avanzadas
de la globalización (De Sousa, 2005: 275-277). Define esos cuatro tipos de globalización
de la siguiente manera:

• Localismo globalizado. Consiste en el proceso cultural por el cual un fenómeno local


dado es globalizado con éxito, imponiéndose y absorbiendo a otras culturas
subordinadas. Ejemplo, la globalización de la comida rápida o la música popular
norteamericana.
• Globalismo localizado. Consiste en las repercusiones de las prácticas e intereses
transnacionales en las condiciones locales, que son desestructuradas y
reestructuradas con el fin de responder a dichos intereses. Ejemplo, enclaves de libre
comercio; deterioro ambiental, etc.
• Cosmopolitismo. Consiste en que los Estados-nación subordinados y diversos grupos
sociales se organicen transnacionalmente en defensa para contrarrestar los efectos
dañinos de las formas hegemónicas de globalización. Ejemplo, las organizaciones
laborales mundiales; las organizaciones de Derechos Humanos; las ONG.
• La herencia común de la humanidad. La idea detrás de este concepto es que hay
entidades naturales que pertenecen a la humanidad entera y que todos los pueblos
tienen derecho a opinar y participar en el manejo y la distribución de sus recursos.
Ejemplo, las luchas contra la proliferación del armamento de destrucción masiva del
medio ambiente, etc.

Así también dicho autor destaca que la globalización es un fenómeno multifacético, cuyas
distintas dimensiones están relacionadas entre sí de modo complejo, arrojando
consecuencias diversas en esas distintas dimensiones.
En lo que respecta a sus consecuencias económicas, según De Sousa, en la década de los
ochentas, emerge una nueva división social del trabajo, basada en la globalización de la
producción por parte de las empresas multinacionales como actores principales de la
economía mundial y con los organismos internacionales jugando un papel central en la
imposición de políticas neoliberales; él sintetiza esa situación en los siguientes términos:
“La globalización económica es sostenida por el consenso económico neoliberal,
cuyas tres principales innovaciones institucionales son: las restricciones drásticas
a la regulación estatal de la economía; los nuevos derechos de propiedad
internacional para inversiones extranjeras, invenciones y creaciones susceptibles
de entrar dentro de la regulación de la propiedad intelectual; (…) y la subordinación
de los Estados nacionales a las agencias multilaterales tales como el Banco Mundial
(…), el Fondo Monetario Internacional y la Organización Mundial del Comercio.
Dado el carácter general del consenso, los recursos que de él de desprendieron
fueron aplicados, algunas veces con extremo rigor (lo que he llamado el modo de
la jaula de hierro), otras veces con una cierta flexibilidad (el modo de la jaula de
32
goma). (…) Los países periféricos y semiperiféricos son los que están más sujetos
a las imposiciones del recetario neoliberal, una vez que éste es transformado por las
agencias financieras multilaterales en condiciones para la renegociación de la deuda
externa a través de los programas de ajuste estructural. Pero ante el creciente
predominio de la lógica financiera sobre la economía real, incluso los Estados
centrales, cuya deuda pública ha venido aumentando, se encuentran sujetos a las
decisiones de las agencias financieras de rating, esto es, de las empresas
internacionalmente acreditadas para evaluar la situación financiera de los Estados
y los consecuentes riesgos y oportunidades que ofrecen a los inversionistas
internacionales”. (De Sousa, 2005: 240-241)
En lo que se refiere a las consecuencias sociales, el impacto de las empresas
multinacionales en la estratificación social, da como resultado el nacimiento de nuevas
clases que son producto de las alianzas con la élite capitalista local y la burguesía estatal,
y que gozan de un sistema de privilegios sociales, económicos, de poder político y control
social, acentuando aún más la inequitativa distribución del ingreso y la concentración de
la riqueza, propios de la economía capitalista. En tal sentido De Sousa plantea:
“En lo que respecta a las relaciones sociopolíticas, se ha sostenido que, aunque el
sistema mundial ha sido siempre estructurado como un sistema de clases, hoy día
está emergiendo una clase capitalista transnacional. Su campo de reproducción
social es el globo como tal, el cual sobrepasa fácilmente las organizaciones
nacionales de trabajadores, así como los Estados externamente débiles de la
periferia y la semiperiferia del sistema mundial (…). Las Empresas multinacionales
son la principal forma institucional de esta clase capitalista transnacional y la
magnitud de las transformaciones que ellas están suscitando en la economía
mundial se evidencia en el hecho de que más de un tercio del producto industrial
mundial es producido por ellas (…) y un porcentaje más elevado es manejado por
ellas”. (De Sousa, 2005: 241)

En lo que respecta a las consecuencias políticas de la globalización De Sousa plantea lo


siguiente:

“La nueva división internacional del trabajo, a la que se añade la nueva economía
política <promercado>, trajo también algunos cambios importantes en el sistema
interestatal, la forma política del sistema mundial moderno. Por un lado, los Estados
hegemónicos, por ellos mismos o a través de las instituciones internacionales que
controlan (especialmente las instituciones financieras multilaterales) redujeron la
autonomía política y la soberanía efectiva de los Estados periféricos y
semiperiféricos con una intensidad sin precedentes, a pesar de que la capacidad de
resistencia y de negociación por parte de éstos últimos puede variar enormemente”.
(De Sousa, 2005: 246)

En lo que respecta a las consecuencias culturales de la globalización, los medios de


comunicación, juegan un papel importante en la diseminación de los patrones culturales,
de valores y de los universos simbólicos que se globalizan, provenientes de occidente y
en especial de Norteamérica. Sin embargo, en este escenario en muchos casos los pueblos
han respondido reforzando sus tradiciones o rescatándolas; la pregunta en todo caso es
¿hasta dónde podrán resistir?

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El debate sobre la fuerza que tienen los cambios en el ámbito cultural y su importancia
en relación con los demás ámbitos de la globalización, es planteado por De Sousa en los
siguientes términos:
“La globalización cultural adquirió una especial importancia con el llamado <giro
cultural> de la década de los ochentas, es decir, con el desplazamiento del énfasis
en las ciencias sociales y en los fenómenos socioeconómicos hacia los fenómenos
culturales. El <giro cultural> vio renacer la cuestión de la primacía causal en la
explicación de la vida social, así como la cuestión del impacto de la globalización
cultural. La problemática consiste en saber si las dimensiones normativa y cultural
del proceso de globalización desempeñan un papel primario o secundario. Mientras
que para algunos estas dimensiones juegan un papel secundario, dado que la
economía mundial capitalista está más integrada por el poder político-militar y por
la interdependencia del mercado que por el consenso normativo y cultural, para
otros el poder político, la dominación cultural y los valores y normas
institucionalizadas preceden a la dependencia del mercado en el desarrollo del
sistema mundial y en la estabilidad del sistema interestatal”. (De Sousa, 2005: 254)

II.2. Globalización, neoliberalismo y patrones de acumulación de capital.


María del Carmen Reyes Ugarte.
El artículo aborda la crisis del Estado de Bienestar y a partir de ésta la instauración del
neoliberalismo y la globalización, que obedecen a una nueva etapa de desarrollo del
capitalismo a nivel mundial.

Independientemente de las distintas posiciones acerca de la novedad o antigüedad de la


globalización y respecto de las múltiples definiciones que se le asignan, es muy claro que
la globalización contemporánea se ha desenvuelto simultáneamente al patrón neoliberal,
y que en tal sentido el neoliberalismo como proyecto cultural ha constituido el marco
donde la globalización ha venido ejerciendo sus efectos. Al respecto, interesa destacar
que desde los años ochenta el neoliberalismo se impone a nivel mundial, y que dicha
imposición implicó un escenario diferente al de las décadas anteriores, que estuvo
caracterizado por el Estado de Bienestar. En efecto, entre las causas que llevan a la
aplicación del Modelo Neoliberal, una de las más importantes es la crisis del Estado de
Bienestar, que se manifiesta con intensidad en los setenta, la cual se acompañó con una
pérdida de vigencia de la teoría Keynesiana, la cual propugnaba la participación directa
del Estado en la economía y como asignador de los recursos, actuación con la cual se
logró reactivar la economía capitalista colapsada en la crisis del 29 al 33. Ese modelo de
funcionamiento apoyado en una activa gestión estatal, funcionó sin grandes problemas
debido al uso intensivo del gasto público y a una política fiscal expansiva para propiciar
el crecimiento económico, con una fuerte inversión pública e incentivando la inversión
privada, generando empleo y políticas de protección social. Esas políticas públicas
llevaron al agotamiento del Estado de bienestar en los años 70, manifestándose como un
Estado altamente deficitario, con dificultades para controlar la inflación, reducir el
desempleo y contrarrestar la caída de la tasa de ganancia, acentuándose el déficit fiscal,
déficit comercial, productividad y otros. En particular, la crisis de 1974 y 1975, trajo
aparejado el llamado fenómeno de la "estanflación" (estancamiento productivo con altos
niveles de inflación).
La globalización actual y el neoliberalismo obedecen por tanto a una nueva etapa de
desarrollo del capitalismo a nivel mundial, donde la globalización neoliberal no ha

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impactado sólo en el aspecto económico, sino que tiene repercusiones en el conjunto de
la vida en el aspecto político y social, repercusiones que se intensifican con la caída del
socialismo real.

A decir de Massimo Salvadori, el advenimiento de la verdadera globalización –a la cual


define como "una intensificación de relaciones que tiende a rebasar los límites
tradicionalmente puestos por los Estados hasta la constitución de un mundo en el cual
prevalecen libres relaciones entre sujetos que tendencialmente ya no son en primer lugar
los Estados, sino las entidades económicas” – se debe a “la combinación de varios
factores, entre ellos (…) uno de naturaleza estructural y otros de naturaleza política e
institucional. Indicándolos muy sintéticamente, ellos son: por una parte, el
desplazamiento de la acumulación del capital y de la división del trabajo
preponderantemente más allá de los confines de los Estados o de los grupos de Estados,
con el abandono de los sistemas más o menos <cerrados>; la estandarización dominante
de los productos; la rapidísima difusión y homogeneización de las tecnologías; la
revolución informática”. (Salvadori, 1998: 75)

Asimismo, nos dice que los factores geopolíticos y tecnológicos fueron derribados para
hacer del mundo una “aldea global”, dando como resultado la formación de un mercado
mundial unificado y liderado por los Estados que afirman su control sobre los recursos
estratégicos y desprovistos de legitimación política, poniendo en crisis el concepto de
soberanía absoluta de los Estados (entendida como plena autodeterminación), que se verá
en un apartado posterior.

Por otro lado, la existencia de un mercado mundialmente unificado, lleva a que las
beneficiarias directas de la globalización neoliberal sean las empresas transnacionales
financieras e industriales, que crean una red propia de control y de mandato sobre todo el
mundo. El poder económico en manos de estas empresas, que son también las
responsables de reforzar la globalización, rebasó las iniciativas de los Estados para llevar
a cabo un libre mercado, tanto a través de los compromisos de liberalización en la OMC,
como por los bloques comerciales formalmente constituidos: la Unión Europea, los
bloques comerciales en América Latina y los Tratados de Libre Comercio.

Con base en lo anterior podemos decir que la globalización neoliberal, a pesar de su


discurso a favor de la formación de una aldea global y en el cual se destacan sus bondades
económicas, políticas y sociales, causa un control y dominio que deteriora esos aspectos
a nivel mundial. Citando a Víctor Flores Olea:
“Las formas de vida y cultura prevalecientes tienen dos fuentes ineludibles: la
sociedad industrial que se funda en el avance tecnológicos y el carácter sui generis
de una globalización que es, sobre todo, globalización del capital (de los grandes
consorcios financieros) que busca ampliar sus mercados. Globalización en una
variedad de dimensiones también derivadas del avance de la tecnología moderna,
que establece formas de vida características y un definido universo de valores
sociales y políticos, que incluye también valores morales, estéticos y culturales”.
(Flores y Flores, 1999)

Un importante elemento en el escenario de deterioro que toma cuerpo desde los años
setenta –al cual se ha hecho referencia en el primer bloque de este libro-, fueron los
efectos inflacionarios por los altos precios del petróleo, provocados por la crisis

35
energética de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP): “En 1973
estalló la crisis del petróleo, provocada por las maniobras de los saudíes en los países
productores de petróleo, con los EE.UU. promoviendo y bendiciendo la operación: el precio
del petróleo se disparó a niveles nunca conocidos. Los EE.UU. provocaron el alza de precios
porque no dependían excesivamente del petróleo del Medio Oriente; y así, el alza del precio
del petróleo afectó sobre todo a las economías europeas y japonesa, que eran las competidoras
directas de los norteamericanos”. (Giribets, 2009)

Otro factor importante del deterioro fue el quiebre del sistema monetario internacional de
Bretton Woods, dado que desde 1971 EE.UU. formalizó su incapacidad de seguir
manteniendo la paridad dólar-oro, trasladando su déficit al resto de los países. Se inició
así un período de "recalentamiento" de la economía en los primeros años de la década,
acelerado por una inflación en ascenso y un crecimiento del circulante por el aumento del
déficit fiscal de EE.UU.
El conjunto de elementos recién señalados puso en entredicho la capacidad de respuesta
del Estado de Bienestar, por un lado, frente a la clase empresarial que quiere seguir
manteniendo altas tasas de ganancia, y por otro frente a las demandas sociales de la
población para mejores condiciones de vida. Con todo ello se abrió paso el desarrollo de
las teorías Neoliberales, uno de cuyos precursores fue Friedrich Hayek, que pregona el
regreso a una economía abierta, el libre mercado, el Estado mínimo y la privatización de
la empresa pública; este modelo de funcionamiento económico, si bien apareció desde los
setenta en algunos países latinoamericanos, recibió su principal impulso durante la década
siguiente, del gobierno de Ronald Reagan en Estados Unidos y de Margaret Thatcher en
Inglaterra.
La caída del Estado de Bienestar y la puesta en marcha del Neoliberalismo y la
globalización, trajo consigo el fortalecimiento de las mayores empresas, las cuales
encabezaron un profundo proceso de concentración y centralización10 del capital dentro
de los distintos países. De entre esas grandes empresas destacan las transnacionales 11 las
cuales adquieren un fuerte protagonismo y liderazgo económico. Esto es posible porque
las Empresas Transnacionales (ETN) –cuya presencia en la economía mundial se revisará
en un capítulo posterior de este bloque del libro– encarnan los intereses del capital, son
productoras y detentadoras de la tecnología, manejan los mercados, los flujos financieros
y comerciales, y controlan gran parte de la economía mundial, lo que además les permite
tener una gran influencia política en los países donde operan, influencia que les permite
incidir tanto en el gobierno como en el marco jurídico y su adecuación para el logro y
protección de sus intereses económicos.
Este liderazgo de las empresas transnacionales es propiciado por organismos
internacionales como el FMI, la OMC y el BM, y alentado por el nuevo rol del Estado,
Estado que pretende minimizar su importancia como Estado-nación y con ello se ve sujeto

10 Se entiende por concentración del capital el aumento del volumen del capital como resultado de la
capitalización, de la acumulación de plusvalía. La centralización del capital consiste en el crecimiento del
volumen del capital por la unión de varios capitales en uno solo o por la absorción de uno de ellos por otro;
este proceso significa que entre los capitalistas se redistribuyen capitales ya acumulados.
11
Se denominan transnacionales, a las empresas que producen en más de un país, que exportan e importan
capital, por lo que traen como consecuencia el incremento de los flujos de inversión extranjera directa. Son
empresas que rebasan las fronteras nacionales, instalando activos productivos, asumiendo el control de ellos
en más de un país.

36
a una pérdida de su sentido, vulnerándose la soberanía del mismo en grados que dependen
de la fortaleza del país donde se encuentre. A decir de Massimo Salvadori:

“El concepto de soberanía total presupone, en suma, que el Estado sea capaz de
hacer valer eficazmente su mandato en el interior y que, al mismo tiempo, pueda
hacer efectiva su política exterior.

“Se tiene soberanía en sentido pleno únicamente cuando ella puede hacerse valer
tanto en el interior cuanto hacia el exterior (…) Cuando un Estado logra ejercer con
eficacia la soberanía en su interior, pero no en el exterior, con base en decisiones
de otros Estados, entonces se tiene una soberanía demediada. Cuando un Estado
actúa tanto en el interior como en el exterior, con base en decisiones de otros
Estados la suya es, una soberanía solo aparente”. (Salvadori, 1998: 72-73)

En este sentido el nuevo papel del Estado en el Neoliberalismo, es un Estado mínimo,


administrador de los intereses del gran capital, vigilante de las relaciones entre
particulares, enarbolando ante todo la observación del derecho en todos sus actos, lo
que hoy se llama Estado de Derecho.

II.3. La lucha por la hegemonía y los cambios en el posicionamiento económico


global.

María Magdalena Adela López Rivera

En el presente apartado, se hace una revisión de la diversidad de definiciones sobre


hegemonía y de la hegemonía de EE.UU., como parte importante del estudio del proceso
de globalización que ha impactado en el mundo, y de cómo si bien en el aspecto militar
EE.UU. sigue siendo una nación hegemónica, los cambios vertiginosos que ha sufrido la
economía mundial, han llevado a una presencia cada vez mayor de las economías
emergentes y sobre todo de aquellas que conforman los BRICS, y especialmente China.

II.3.1. La hegemonía estadounidense en el ámbito económico y su posición entre los


países desarrollados.

Dado que en este apartado se utilizará reiteradamente el concepto de hegemonía, es


conveniente precisar la definición del término y el uso del mismo. Al revisar diversas
definiciones y básicamente en diccionarios de la lengua española, su significado tiene que
ver con “dominio, supremacía”; y en algunos diccionarios está considerado como
“predominio”, “superioridad”, “preponderancia”, “preeminencia”, “influencia”,
“influjo”. Al revisar algunos autores como Antonio Gramsci, Immanuel Wallerstein,
Raúl Ornelas y Ana Esther Ceceña, entre otros, se ve que no existe una sola definición
de hegemonía y que las distintas definiciones se basan en la diversidad de interpretaciones
y acepciones que dependen del contexto; si bien se trata de un solo término, la definición
y uso del mismo se deriva de diferentes interpretaciones.

Antonio Gramsci, teórico marxista, es uno de los autores que más trabajó el concepto de
hegemonía, enfatizando que la hegemonía no se puede concebir sólo como dirección
política, sino también como dirección moral, cultural e ideológica, y que en tal sentido es
el poder adicional que goza el grupo dominante para hacer coincidir sus intereses con el
interés general, dado que el poder sólo se puede garantizar mediante la cohesión si los

37
gobernados tienen confianza en los gobernantes se puede gobernar, se puede ejercer el
poder sin acudir a la represión; por el contrario, cuando la confianza se desvanece lo que
se tiene en todo caso es una dominación sin hegemonía.

Antonio Gramsci define hegemonía como aquello que se ejerce sobre el conjunto de
grupos de la sociedad, donde el grupo dominante establece un liderazgo moral, político e
intelectual sobre sectores subordinados, haciendo que sus intereses sean los intereses de
la sociedad. Por lo que hegemonía sería “La formación progresiva de alianzas centradas
alrededor de un grupo social determinado, donde gracias a la dirección moral e intelectual
éstos se van convirtiendo en aliados”. (Kanoussi, 2001: 19)

Por su parte, Immanuel Wallerstein según lo plantea Keohane, “describe a la hegemonía


como un sistema normativo ‘basado en la dominación, coerción, explotación y la
desigualdad, evitando el término dirección o cualquier cualidad positiva que se le
atribuye’. En términos económicos, este autor define a la hegemonía como un entorno
donde los productos de un estado central ‘se producen con tanta eficiencia que son
parejamente competitivos’ en otros estados, por lo que ese estado, ‘será el principal
beneficiado de un mercado mundial que por excelencia es libre’”. (Keohane, 1986: 51)

El propio Keohane, define la hegemonía como una situación en la que un “estado es


suficientemente poderoso como para mantener las reglas esenciales que gobiernan las
relaciones interestatales, y está dispuesto a hacerlo”. (Keohane, 1986: 51)

Otro autor que define la hegemonía es Robert Cox, para el cual ella consiste en una
estructura histórica, en la que las ideas, capacidades militares e instituciones sean
congruentes. (Cox, 1986)

Para Raúl Ornelas, el ejercicio de la hegemonía en su contenido económico:

“se deriva de la ‘producción estratégica’, es decir, de las actividades que son


esenciales para la reproducción del capitalismo, y cuyo control significa detentar el
liderazgo económico a escala internacional, monopolizando mercados, recursos y
ganancias.

“Cuando se habla de hegemonía, se hace referencia también de manera específica


a la relación entre dos o más pueblos, naciones o Estados. Lo que caracteriza a esa
relación, para el presente escrito, es que el espacio dominante hace prevalecer sus
intereses ante los espacios dominados, sin que por fuerza se dé sojuzgamiento y, en
particular, sin imponer sus intereses sólo con la ocupación militar del territorio”.
(Ornelas, 2001: 2)

Un punto importante a considerar es que la hegemonía se ejerce simultáneamente en todos


los ámbitos. “Si desde la mirada de Gramsci, hegemonía es la capacidad para generalizar
una visión del mundo, no se circunscribe al poder económico o militar, aun cuando éstos
formen parte de los argumentos de construcción de los discursos de verdad. El poderío
militar y la organización económica, para ser eficaces, deben convencer de su
infalibilidad y de su inmanencia, pero también deben estar integrados a una visión de
mundo capaz de brindar una explicación coherente en todos los campos, incluso en el de
la vida cotidiana” (Ceceña, 2004: 2). Es así que pueden existir variantes, en las que la
relación hegemónica se sustenta única y exclusivamente en la fuerza militar pero que, a

38
su vez, no necesariamente tiene que derivar en guerra, invasión y conquista, sino que bien
puede expresarse sólo en amenaza, chantaje o presión, de manera pasajera o permanente,
sutil o descarada.

Siempre ha existido históricamente una nación líder, un poder hegemónico que permite
la existencia de un orden internacional y a pesar de sus problemas, durante una buena
parte del siglo XX, EE.UU. gozó de supremacía sobre el resto del mundo, y es un hecho
irrefutable que una vez finalizada la II Guerra Mundial, emerge como la potencia
hegemónica, teniendo como único opositor a la Unión Soviética, principalmente en el
terreno militar, e incluso esa oposición desaparece con el fin de la Guerra Fría, con lo
cual en opinión de algunos autores como Zbigniew Brzezinski (2008: 11), Estados Unidos
queda como la única y primera potencia realmente global.

Noam Chomsky (1997: 9), menciona que las relaciones entre Estados Unidos y otros
países datan desde los orígenes de la historia norteamericana, pero fue a partir de la
segunda guerra mundial, y sobre todo al término de la misma, que EE.UU. se vio
beneficiado enormemente de ella; al no ser atacado su territorio, tuvo la oportunidad de
que su producción se triplicara, además de que hasta antes de la guerra ya EE.UU. era la
primera nación industrial del mundo. Es así como desde los años 30 y la primera mitad
de los 40 del siglo pasado, se completará el tránsito del dominio inglés al dominio
estadounidense, el cual emerge ya consolidado al finalizar la segunda guerra mundial.

Para Antonio Gutiérrez:

“De 1945 a 1965, los Estados Unidos fueron la potencia hegemónica indiscutible
del mundo capitalista. Su fortaleza económica, política y militar al fin de la segunda
guerra mundial le permitió constituirse en el polo organizador y cohesionador de la
economía mundial. En el plano económico su posición privilegiada no se debía
solamente al volumen de su producción, a su desarrollo tecnológico, al papel de su
economía como acreedor mundial, a la importancia de sus inversiones y de sus
empresas, sino también al hecho de que el dólar era el principio único de
organización monetaria”. (Gutiérrez, 1992: 21)

Para este autor, “la presencia e identidad del dólar como dinero mundial no era
simplemente la coronación de la hegemonía estadounidense, sino el principio mismo a
través del cual la ejercía, ya que el dinero mundial es siempre el eje centralizador de un
modo de organización jerarquizado de las relaciones económicas, mediante la
confrontación de las diversas monedas nacionales, y el patrón dólar no fue la excepción”.
(Gutiérrez, 1992: 21)

Entre otros autores, Immanuel Wallerstein destaca que EE.UU. llegó a controlar el
mercado mundial, además de no tener competencia en materia de hacer guerras e
igualmente “se convirtió en el centro cultural del mundo” (Wallerstein, 2004: 476). Para
Giovanni Arrighi, han existido varios ciclos de acumulación hegemónicos y menciona
que esos ciclos, constituyen un fenómeno inherente al capitalismo, registrando tanto la
continuidad de los procesos de acumulación de capital a escala mundial en los tiempos
modernos, como también las rupturas fundamentales en las estrategias y estructuras que
han conformado estos procesos a lo largo de los siglos; para este autor, los ciclos destacan
la alternancia de fases de cambio continuo con fases de cambio discontinuo. (Arrighi,
1999: 15)

39
A partir de la revolución tecnológica y de la informática y con el apoyo de la globalización
EE.UU. ha creado valores alrededor del mundo. La urbanización, la interrelación y la
interactividad humana van haciendo más pequeños y permeables los puntos donde no ha
llegado la cultura de esa nación. Por otra parte, la difusión del idioma inglés ha llevado a
la americanización del mundo, ya que se ha convertido en idioma base global. Muchos
de los productos que se utilizan: desde el manual de funcionamiento de los
electrodomésticos, hasta la operación de líneas áreas están en inglés. La industria del cine,
series televisivas, grupos o solistas musicales, canales de televisión, Internet y juegos,
entre otros, son vistos, escuchados y usados a nivel global, pero hay algo inevitable y
quizá más importante que lo anterior: el mundo tiende a la imitación de la cultura
norteamericana, con lo que se confirma que EE.UU. se convirtió en el centro del mundo.
(Toro, 2007: 44)

Immanuel Wallerstein, hace énfasis en que EE.UU. se convirtió en una potencia


hegemónica en 1945, lo que significó que poseía una capacidad económica muy superior
a la de cualquier otra economía en el mundo y que podía vender sus productos a menor
precio que cualquier otro productor en los mercados internos del resto de los países y es
así como durante 25 años estuvo en la cúspide del mundo. Sin embargo, este autor señala
que esta situación cambió entre 1967 y 1973 debido a tres factores: el primero es que
perdió su ventaja económica ante el poderío económico de Europa occidental y Japón; el
segundo fue la revolución cultural mundial encarnada en el mayo francés del 68; y, el
tercer factor fue la derrota de Vietnam. (Wallerstein, 2004: 476)

La respuesta a la pérdida de hegemonía estadounidense por los diferentes gobiernos de


ese país desde Nixon hasta Clinton, incluidos Ronald Reagan y George Bush sénior, ha
sido el “empleo del puño de hierro con guante de terciopelo”. Es así, que se creó la
Comisión Trilateral y el G-7, con el argumento unificador de la amenaza soviética a lo
cual se agregó para los países atrasados el llamado “Consenso de Washington”, pese a
todo lo cual Estados Unidos ha perdido legitimidad deteriorándose su situación
hegemónica. (Wallerstein, 2004: 477)

Dicho deterioro, hace más de una década, era sintetizado por Joseph Nye en los siguientes
términos:

“La agenda de la política mundial se ha convertido en un juego de ajedrez


tridimensional en el que sólo se puede ganar si se juega tanto de manera vertical
como horizontal. En el tablero superior, el de los temas militares, intereses clásicos,
Estados Unidos probablemente seguirá siendo la única superpotencia en los
próximos años, y tiene sentido hablar de unipolaridad o hegemonía en los términos
tradicionales. Pero el intermedio, que incluye los asuntos económicos entre estados,
la distribución del poder ya es multipolar. Estados Unidos no puede obtener los
resultados que quiere en términos de comercio, antimonopolio o regulación
financiera sin acuerdos con la UE, Japón y otros. No tiene mucho sentido calificar
eso de ‘hegemonía estadounidense’. Así mismo, en el tablero inferior, el de los
asuntos transnacionales, el poder está ampliamente repartido y organizado de
“mundo unipolar” o “imperio estadounidense”. (Nye, 2003: 6)

II.3.2. La creciente presencia de las economías emergentes y de los BRICS.

40
En el presente siglo XXI, las enormes transformaciones globales y cambios en las
relaciones de poder que tienen lugar desde hace varios años, y que parecen haber sido
canalizados por la crisis financiera mundial que inició en 2008, han llevado a
significativas modificaciones en la estructura piramidal de los países en el sistema
mundial. El gran peso relativo de las economías avanzadas ha venido siendo desafiado
por el resto del mundo, de tal manera que dichas economías han perdido notoriamente su
presencia en el funcionamiento económico global.

En tal sentido, en la Gráfica II.1 se observa que la brecha entre países desarrollados y
países atrasados se ha ido reduciendo de manera importante, para las distintas variables
que se presentan en dicha gráfica. En lo que respecta a la producción global, la
participación de los países desarrollados ha caído de casi 80 por ciento en los inicios del
presente siglo, a menos de 60 por ciento en los años recientes, en tanto que para las
exportaciones mundiales y los ingresos totales de Inversión Extranjera Directa (IED) la
caída de participación es incluso mayor, llegando esos países a una participación en los
totales mundiales igual o inferior al 50 por ciento en el periodo reciente.
Gráfica II.1. Países desarrollados y atrasados, participación de los totales
mundiales
100

90

80

70

60
Participación porcentual

50

40

30

20

10

PIB P. Des. PIB P. Atras. Exportac. P Des. Export. P. Atras. Ing. IED P. Des Ing IED P. Atras.

Fuente: UNCTADStat

Dentro del conjunto de países atrasados, algunos de ellos por su rápido ascenso
económico se han categorizado con el término de economías emergentes (flat teens). En
tal sentido, distintos autores -como García-Herrero, Navia y Nigrinis (2011: 8) y
Navarrete (2013: 5)- definen a las economías emergentes con base en los siguientes
criterios: crecimiento económico rápido y sostenido anterior a la crisis; magnitud
económica significativa en el conjunto del mundo en desarrollo; mejoramiento sostenido
y apreciable del producto real por persona; superficie territorial superior a los 500 mil
Km2; masa poblacional superior a 40 millones, y esperanza de vida al nacer de por lo
menos 70 años. Según esos y otros autores, se trata de más de cincuenta economías
emergentes 12, todas las cuales culminaron en 2007 un periodo de expansión rápida y

12
Argentina, Bahrain, Bangladesh, Brasil, Bulgaria, Colombia, Corea del Sur, Chile, China, República
Checa, Egipto, Eslovaquia, Estonia, Filipinas, Hungría, India, Indonesia, Irán, Jordania, Kuwait, Latvia,

41
sostenida, con tasas medias anuales de crecimiento real superiores a 3.5 por ciento y
promedio aritmético no ponderado de 5.2 por ciento. Posteriormente al estallido de la
crisis que estalló en el año 2008, la mayoría de esas economías han mantenido
crecimientos superiores al promedio mundial y al de los países desarrollados.

A su vez, dentro del conjunto de economías emergentes, han sido objeto de una especial
atención Brasil, Rusia, India, China y recientemente Sudáfrica, por ser –sobre todo los
cuatro primeros– las mayores y más dinámicas economías dentro del total de países
atrasados. El término inicial BRIC –que no incluía a Sudáfrica– surge a partir de un
informe realizado en 2001 por el economista Jim O’Neal de Goldman Sachs, que es uno
de los grupos de inversión más grande del mundo, y que sugirió que esas cuatro
economías podrían superar en el futuro a las principales de Occidente. Ese informe
mencionaba que para el año 2050, sólo dos economías, EE.UU. y Japón, podrían superar
a los BRICS. Es importante mencionar que esas cuatro economías, suman la mitad de la
población mundial y más del 40 por ciento de la superficie del planeta. (Corvalán, Del
Barco y Del Barco, 2011: 2)

La importancia de este grupo de países se sustenta en que China e India son los grandes
proveedores mundiales de tecnología y servicios, en tanto que Brasil ocupa una posición
de liderazgo en biodiversidad, mineral de hierro, etanol y alimentos, y Rusia posee una
desarrollada industria de armamento y es importante proveedor de petróleo y gas. Sin
embargo, estos países se enfrentan a distintos problemas tales como la indiferencia de
Rusia y China hacia los derechos humanos y la democracia, el que India y China
favorecen el proteccionismo agrícola mientras que Rusia y Brasil están en contra, y el que
China e India tienen gran cantidad de poblaciones empobrecidas en tanto que la población
de Rusia está disminuyendo de forma alarmante. (CESEDEN, 2011: 8)

Según se ve en la Gráfica II.2, con la excepción de la India el producto por habitante de


cada uno de los BRICS, ha ido creciendo rápidamente. En dicha Gráfica se observa que,
en 1990, para los cinco BRICS el PIB por habitante era notoriamente menor al promedio
mundial, y para los años recientes esa diferencia se ha reducido sustancialmente, a tal
punto que Brasil y Rusia han superado a dicho promedio.

Lituania, Malasia, Mauricio, México, Marruecos, Nigeria, Omán, Pakistán, Perú, Polonia, Qatar, Rumania,
Rusia, Sri Lanka, Sudáfrica, Sudán, Taiwán, Tailandia, Túnez, Turquía, Ucrania, Venezuela y Vietnam.
Así también, se considera como economías industrializadas a las siguientes veintiocho: Australia, Austria,
Bélgica, Canadá, Chipre, Dinamarca, Finlandia, Francia, Alemania, Gracia, Hong Kong, Islandia, Israel,
Italia, Japón, Luxemburgo, Malta, Holanda, Nueva Zelanda, Noruega, Portugal, Singapur, Eslovenia,
España, Suecia, Suiza, Reino Unido y Estados Unidos.

42
Gráfica II.2. PIB per cápita, BRICS y promedio mundial
16000

14000

12000

10000
Dólares corrientes

8000

6000

4000

2000

Mundo Brasil Rusia India China Af. del Sur


Fuente: Banco Mundial, Base de Datos

Sin perjuicio de sus disparidades en términos de producción, régimen político o peso en


el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), y de las
controversias territoriales, los BRICS como grupo han ido avanzando en la definición de
posturas comunes como ocurrió en el caso de la cuasi universal condena a Rusia por su
anexión de Crimea como telón de fondo y la abstención solidaria en la votación de la
Asamblea General sobre la unidad e integridad territorial de Ucrania. (Palacios, 2015)

En el ámbito de acuerdos económicos por parte de los BRICS, los principales avances se
han plasmado en el “Nuevo Banco de Desarrollo” y en el “Fondo Monetario BRICS”. En
lo que respecta al “Nuevo Banco de Desarrollo”, está dirigido mancomunadamente y en
términos de igualdad por los cinco BRICS y abrió puertas en julio de 2015 en Shanghái,
teniendo un capital autorizado inicial de 100 mil millones de dólares y un capital inicial
suscrito de 50 mil millones de dólares, aportados de forma equitativa por cinco países del
grupo. En lo que se refiere al fondo monetario de los BRICS, es ya completamente
operativo con la reunión inaugural de su consejo de gobernación, celebrada tras la reunión
en el mes de septiembre de 2015 en Ankara, en paralelo a la reunión de ministros de
Economía y Finanzas del G-20; dicho fondo conocido como CRA –por las siglas en inglés
de “Acuerdo de Reservas Contingentes”–, aspira a ser una alternativa al FMI para la
financiación de emergencia de los países miembros, los cuales han constituido el fondo
con los siguientes montos: China 41 mil millones de dólares, Sudáfrica 5 mil millones,
Rusia 18 mil millones, Brasil 18 mil millones, e India 18 mil millones. (SELA, 2015)

De los miembros del grupo BRICS, China merece una mención especial, ya que se ha ido
afianzando como una gran potencia, constituyéndose en una de las principales variables
geopolíticas del presente siglo XXI, lo cual se sustenta –entre otros factores– en su gran

43
territorio y volumen de población, en el crecimiento que su economía ha tenido en las tres
últimas décadas, en su presencia como potencia militar y en el relevante papel que ha
venido adquiriendo en el comportamiento económico mundial; su PIB, en apenas dos
generaciones, se ha convertido en el segundo mayor del planeta, sumando así su peso
económico a su estatus como potencia nuclear y como miembro permanente del Consejo
de Seguridad de Naciones Unidas.
China no sólo ha venido desempeñando un papel importante en Asia, ya que su influencia
se ha extendido a Oriente Próximo, África, América Latina e incluso los Estados Unidos
–país éste en el cual está una buena parte de las reservas internacionales de China, las
cuales son las mayores del mundo y en la actualidad alcanzan un monto superior a 3,9
billones de dólares– , y el auge de China como gigante económico y militar ha provocado
un inevitable debate sobre sus implicaciones para el sistema internacional.
En plena crisis global, China registró un crecimiento cercano al 9 por ciento en el año
2008 y un 8.7 por ciento en el año 2009, cifras muy por encima de las de EE.UU. y de la
Unión Europea (UE) y si bien en los años recientes dicho crecimiento ha disminuido a
alrededor de 7 por ciento, aun así, continúa siendo superior al de dichos países.
La Gráfica II.3 muestra la participación de la economía China en los totales mundiales,
respecto de la producción global, el comercio internacional y los flujos de envío y
recepción de IED. Allí se observa que en todas esas variables su participación ha
aumentado muy rápidamente, sobre todo a partir del inicio de los años noventa, pasando
de porcentajes de participación marginales –cercanos o inferiores al 2 por ciento de los
totales mundiales–, a porcentajes superiores al 8 por ciento en el PIB, e incluso superiores
al 12 por ciento en el comercio internacional.
Gráfica II.3. Participación de China en los totales mundiales
14

12

10
Dólares corrientes

Envíos de IED Recepción de IED Exportaciones Importaciones PIB

Fuente: UNCTADStat

II.4. El comercio internacional en la globalización.

44
Aicela Fernández Zamora

En este apartado se analiza el comercio internacional, como uno de los aspectos centrales
de la globalización, analizamos el dinamismo que logra el comercio internacional, y la
tendencia a la regionalización. También se comenta sobre el papel de las organizaciones
multilaterales: GATT, OMC, para hablar de las negociaciones en la lucha por controlar
los mercados. El comercio internacional es la base sobre la cual se levanta la
globalización, donde su principal soporte es el desarrollo científico y tecnológico y los
organismos multilaterales.

El gran aumento del comercio internacional en lo que va del siglo XXI, es uno de los
componentes más representativo de la globalización, la cual además se caracteriza por la
velocidad con que se desplazan los capitales y por el proceso de acumulación de capital
que avanza constantemente.

El desarrollo en las actividades del comercio internacional está relacionado con el uso de
los avances científicos y tecnológicos. “El Siglo XX fue pródigo en inventos que
derivaron en nuevas tecnologías en beneficio de la humanidad (fibra óptica, Internet,
computadora, satélites, láser), que influenciaron decisivamente en el comercio
internacional, con menores costos y mayor seguridad en las transacciones”. (Viteri, 2008:
104)

Respecto del comportamiento del comercio internacional, Galo Viteri (2008: 109)
presenta la siguiente síntesis: “Espino y Azar (…) afirman que una de las manifestaciones
más características de la globalización ha sido el crecimiento extraordinario ocurrido en
el comercio internacional: desde 1950, su volumen ha crecido 12 veces, que significa el
doble de lo que ha aumentado la producción mundial. Frente al intercambio comercial
tradicional Norte-Sur de bienes manufacturados por materias primas o alimentos que
asiste a un nuevo patrón de comercio emergente en las últimas décadas, consistente en la
especialización de los países en distintos tipos de manufacturas y servicios”.

Estos cambios, se deben a que las empresas monopólicas intervienen la cadena de valor
en el proceso productivo, en la producción de un determinado producto donde son líderes.
Cada eslabón del proceso productivo es intervenido para asumir el control, desde la
materia prima hasta que el producto esté terminado, en cada eslabón se va agregando
valor; si una empresa controla todo el proceso de producción venderá más caro y obtendrá
mayor beneficio.

Las cadenas de valor mundiales no son un fenómeno nuevo. Sin embargo, su importancia
en el comercio internacional ha aumentado con el paso del tiempo, y también se ha
incrementado la participación de los países atrasados en dichas cadenas: “Si se mide la
participación en las cadenas de valor mundiales en términos de contratación externa de
servicios de tecnología de la información y empresariales, los países en desarrollo
aumentaron su participación en las exportaciones globales de esos servicios del 25% en
2005 al 31% en 2012”. (OMC, 2014: 7)

En el Cuadro II.1 se observa la evolución histórica del comercio. Ahí se ve que a partir
de la década de 1980 el comercio internacional se despliega rápidamente: se duplican las
exportaciones de mercancías entre 1983 y 1993 y luego, de 2003 a 2013, dichas

45
exportaciones crecen más del doble, a tal punto que entre 1983 y el año 2013, se
multiplicaron por casi diez veces.

Cuadro II. 1
Exportaciones mundiales de mercancías entre 1948 y 2013
(miles de millones de dólares)
1948 1953 1963 1973 1983 1993 2003 2013
Mundo 59 84 157 579 1838 3684 7380 18301
Fuente: Elaborado con base en OMC, Estadísticas del comercio internacional, (2014a:
24)

El crecimiento en el comercio internacional ha sido impulsado por la OMC, la cual “se


constituye en un foro de negociación mundial en materia de comercio, propicia el
fortalecimiento de las políticas comerciales para afianzar un proceso sostenido de
crecimiento económico y actúa como eventual árbitro para dirimir en los casos en los que
existan controversias entre los países”. (Viteri, 2008: 106)

La OMC nació de las negociaciones mantenidas en el período 1986-1994, durante la


llamada Ronda Uruguay del GATT. La Organización inició sus actividades el 1 de enero
de 1995 reemplazando al GATT y a partir de lo que ya se había avanzado en dicho
organismo. La OMC funciona principalmente a través de la Conferencia Ministerial, que
se reúne cada dos años. Cabe decir que de la OMC se han cuestionado distintos aspectos,
entre ellos su falta de transparencia en la elaboración de acuerdos, pues desde la Ronda
Uruguay dichos acuerdos se toman anticipadamente en la llamada Sala Verde y luego se
trasladan para ser aprobados en la Conferencia Ministerial.

La OMC al igual que el GATT funciona sobre la base de rondas de negociación, cada una
de las cuales abordan una agenda con una lista de temas que se van negociando, y finaliza
al agotar los temas. En el caso del GATT fueron 8 rondas de negociación y en la OMC se
ha definido una ronda, la ronda de Doha, celebrada en Qatar e iniciada en 2001, la cual
debía haber terminado en 2005.

A la Ronda de Doha, se le asignó por objeto lograr una importante reforma del sistema
de comercio internacional mediante el establecimiento de medidas encaminadas a reducir
los obstáculos al comercio y revisar distintas normas comerciales. La Declaración
Ministerial de Doha, en la cual se definió la agenda de la ronda, establecía el mandato
para negociar distintos temas, entre ellos los relativos a la agricultura, los servicios y de
la propiedad intelectual.

Un tema relativamente nuevo de la agenda comercial multilateral es el diseño de


estrategias de desarrollo sostenible, el cuidado de la diversidad y el uso de tecnologías
"verdes". Así también, “Se ha incluido últimamente en la agenda comercial el tema de la
legislación laboral. La cuestión es que, en muchos países industrializados surgen voces
de protesta que buscan presionar a sus gobiernos para que se establezcan restricciones
comerciales a aquellos países exportadores con abundante mano de obra que sustentan su
ventaja competitiva en los relativamente bajos costos laborales”. (Viteri, 2008: 107)

A pesar de un ritmo intenso de negociaciones, la ronda de Doha ha estado atravesada por


la falta de acuerdos entre los países participantes, y en particular por profundas diferencias
entre los países desarrollados y los países atrasados, que hasta la fecha han impedido

46
concluir las negociaciones, a lo cual se agrega que después de la crisis de 2008 dicha
ronda ha quedado prácticamente suspendida. Lo cual, tiene a la OMC en una situación de
crisis.

Paralelamente al desenvolvimiento tanto del GATT como de la OMC, se han venido


firmando los llamados “Acuerdos Comerciales Preferenciales” (ACP) –que constituyen
el llamado “regionalismo” del comercio internacional-, los cuales no tienen un carácter
multilateral ya que abarcan a grupos de países, y que cada vez con mayor fuerza van
más allá de la tradicional reducción de aranceles e incluyen, por ejemplo, los servicios, la
inversión, la propiedad intelectual, los obstáculos técnicos al comercio y la solución de
diferencias. “A partir del decenio de 1950, el número de acuerdos activos aumentó
constantemente, y en 1990 eran casi 70. Desde entonces, la concertación de este tipo de
acuerdos se incrementó notablemente, hasta casi duplicarse en los cinco años siguientes
y más que cuadruplicarse hasta 2010, hasta su número actual, cercano a los 300”. (OMC,
2011: 54)

La primera ola de regionalismo, a fines de los años cincuenta y principios de los sesenta,
tuvo como eje a la integración continental de Europa Occidental, que llevó al
establecimiento de la Comunidad Económica Europea en 1957 y de la Asociación
Europea de Libre Comercio en 1960. La ola posterior de regionalismo, ocurrida alrededor
de mediados de los años ochenta, estuvo marcada por una adopción cada vez mayor de
ACP en las Américas, Asia y África, al igual que en Europa.

“La ‘oleada’ más reciente de regionalismo abarca una red mucho más amplia de
participantes -comprendiendo iniciativas bilaterales, plurilaterales e interregionales- y a
países con distintos niveles de desarrollo económico, incluyendo alianzas entre ‘países
desarrollados y subdesarrollados’, entre ‘países en desarrollo y en desarrollo’ entre ‘países
desarrollados y en desarrollo” (OMC, 2011: 53). En el Cuadro II.2 se muestra los distintos
tipos de ACP que sumados para 2010 dan un total de 586.

Cuadro II. 2
Número de ACP bilaterales y tipos de ACP plurilaterales en vigor, 2010,
notificados y no. Grupos de países y tipos regionales
Bilaterales Plurilate- Plurilaterales; al
rales menos una parte
es un ACP
Desarrollados-Desarrollados 6 9 8
Desarrollados-En desarrollo 29 6 41
En desarrollo-En desarrollo 135 36 18
Intrarregionales 81 39 26
Interregionales 89 12 41
Total 340 102 134
Fuente: Elaborado con base en OMC (2011: 61)

Según se puede ver en la última columna del cuadro, numerosos acuerdos bilaterales se
han consolidado en acuerdos plurilaterales a través de adhesiones o de negociaciones
entre ACP existentes. Paralelamente a las negociaciones de la OMC y a los problemas
que han estado presentes en esas negociaciones, también en América Latina desde la
posguerra se han presentado oleadas de acuerdo comerciales regionales, de los cuales, tal
vez el ejemplo más destacado es el Mercado Común del Sur (MERCOSUR), el cual fue

47
pensado, desde su creación en 1991, como una unión aduanera plena entre la Argentina,
el Brasil, el Paraguay y el Uruguay.

La creación del MERCOSUR “Expresaba, en parte, el deseo de reforzar las relaciones


políticas entre la Argentina y el Brasil, en parte el de contrarrestar otros nuevos acuerdos
de integración continental, y en parte el de dar forma a una expresión de política comercial
más fuerte y más unificada para los países asociados en el sistema multilateral”. (OMC,
2011: 52).

También en América Latina durante las décadas recientes se revitalizaron antiguos


acuerdos de integración, como el Mercado Común Centroamericano (en el que participan
Honduras, Guatemala, El Salvador, Costa Rica, Nicaragua) y la Comunidad Andina
(actualmente formada por Bolivia, Perú, Colombia y Ecuador), a lo que se agrega la
creación de nuevos mecanismos de integración:

• En 2004, la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América-Tratado de


Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP), formada por Venezuela, Cuba, Bolivia,
Nicaragua, Dominica, Ecuador, San Vicente y las granadinas, Antigua y Barbuda,
Santa Lucía, San Cristóbal y Nieves y Granada.
• En 2008, la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), integrada por los doce
países independientes de América del Sur: Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia,
Chile, Ecuador, Guyana, Paraguay, Perú, Surinam, Uruguay y Venezuela.
• En 2011, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y caribeños (CELAC), que
agrupa a los 33 Estados de América Latina y El Caribe.
• En 2011 la Alianza del Pacífico, formada por Chile, Colombia, México y Perú.
A lo anterior, cabe agregar las sucesivas ampliaciones de la UE -que a la fecha cuenta con
28 países, de los cuales 19 tienen como moneda común al euro-, así como la consolidación
de pactos bilaterales entre países de Europa Oriental en el contexto del Acuerdo de Libre
Comercio de Europa Central.

Desde 1967 en Asia se experimentan diferentes organizaciones, pero hasta 2003 se


conformó la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN). De acuerdo a la
(OMC, 2011: 53) “En Asia, el regionalismo también cobró impulso. La Asociación de
Naciones del Asia Sudoriental (ASEAN) elaboró planes para establecer una Zona de
Libre Comercio de la ASEAN (AFTA) a fin de fortalecer la capacidad de resistencia de
los países miembros de la ASEAN a las crisis económicas y de intensificar la cooperación
en esferas comerciales no tradicionales, como la ciencia y la tecnología, la agricultura,
los servicios financieros y el turismo.”

Otra organización que se creó, fue la Asociación de Asia Meridional para la Cooperación
Regional; los países que la integran son: Afganistán, Bangladesh, Bután, India, Maldivas,
Nepal, Pakistán, Sri Lanka. Su objetivo es reducir las tensiones políticas entre la India y
el Pakistán, pero más adelante se transformó en la Zona de libre comercio del Asia
Meridional. En ese mismo sentido, una de las iniciativas más ambiciosas “(…) fue la
creación de la Organización de Cooperación Económica de Asia y el Pacífico (APEC) en
1989, con la finalidad de ‘practicar el comercio y la inversión libres y abiertos’ entre sus
doce miembros fundadores sobre una base no preferencial (es decir, ‘regional abierta’)”.
(OMC, 2011: 53)

48
En las décadas recientes, “También en África se adoptaron iniciativas para revitalizar las
agrupaciones regionales existentes y crear otras nuevas, como el Mercado Común de
África Oriental y Meridional (COMESA), la Comunidad del África Oriental (CEDEAO),
la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental y la Comunidad de
_Desarrollo del África Meridional (SADC), con el objetivo de acelerar la
industrialización, diversificar las economías, desarrollar la infraestructura regional,
promover posiciones comunes de negociación y fomentar la paz y la seguridad en el
continente”. (OMC, 2011: 53)

Finalmente, como parte de la tendencia al regionalismo, cabe agregar la reciente puesta


en marcha del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica, también conocido
como TPP por sus siglas en inglés, el cual es un tratado de libre comercio multilateral en
el que participan Estados Unidos y otros 11 países: Japón, Australia, Nueva Zelanda,
Malasia, Brunei, Singapur, Vietnam, Canadá, y los latinoamericanos México, Perú y
Chile. Las negociaciones del TPP comenzaron en marzo del 2010 y en la reunión de
octubre de 2015, se acordó que se firmará a principios de 2016. Dichas negociaciones se
desarrollaron en secreto y el contenido del tratado se dio a conocer en noviembre de 2015,
cuando el proceso negociador ya había concluido.

En resumen, el alto dinamismo del comercio internacional se ha acompañado, por una


parte, con negociaciones multilaterales cada vez más conflictivas en el interior de la OMC
y, por otra parte, con la fuerza cada vez mayor que han ido adquiriendo los ACP, en buena
medida como respuesta a la crisis en que se encuentra el multilateralismo comercial.

II.5. El capital financiero en la globalización.

Crisóstomo Luna Zenteno

Desde hace un cuarto de siglo, el capitalismo ha cambiado mucho en los países


desarrollados y en los subdesarrollados. Las finanzas han sido un vector decisivo de estos
cambios. Globalización financiera es el nombre que se atribuye a las transformaciones
que han afectado los principios de funcionamiento de las finanzas.

Este nuevo régimen financiero está profundamente anclado en las estructuras económicas
contemporáneas, donde los inversores institucionales son los actores dominantes de estas
nuevas finanzas. A continuación se presentan algunas notas que nos permiten
comprender mejor la naturaleza de la etapa actual de la internacionalización del sector
financiero y el disparo de los flujos internacionales del capital a través de las fronteras en
el último tercio del siglo XX; básicamente con relación al crédito y finanzas en el
funcionamiento económico, la relación entre lo financiero y lo productivo, el componente
especulativo en los mercados financieros, la crisis financiera y su relación con la
economía real, y el orden financiero internacional y sus problemas.

II.5.1. Crédito y finanzas en el funcionamiento económico.

“Globalización financiera es el nombre que se atribuye a las transformaciones que han


afectado los principios de funcionamiento de las finanzas. Se trata de profundas
transformaciones que asocian de manera muy estrecha la liberalización de los sistemas
financieros nacionales y la integración internacional”. (Aglietta, 2000: 2)

49
La globalización financiera tuvo sus inicios entre finales del siglo XIX y principios del
XX, aunque la consolidación de dicha globalización demoró casi medio siglo a lo largo
del cual la exportación de capitales se transformó en el vehículo que extendió las
relaciones capitalistas de producción, llevando adelante el proceso de
internacionalización de dichas relaciones, incluyendo las financieras.

La globalización financiera es una transformación de los sistemas financieros


íntimamente relacionada con el cambio de régimen de crecimiento en los países de
capitalismo avanzado, donde se ha hecho prevalecer los principios de las finanzas de
mercado y los inversionistas financieros son los actores dominantes de estas nuevas
finanzas.

En el último cuarto del siglo XX, tanto en América Latina, como en todo el resto de los
países atrasados, sus relaciones de dependencia fueron acentuándose a medida que las
exigencias de su desarrollo lo imponían. Las relaciones de dependencia en el ámbito
comercial empezaban por la importación de maquinaria y equipo, y las transferencias de
capital, es decir, créditos e inversiones, así como la transferencia de tecnología, lo que
propiciaba una cuantiosa corriente de pagos al exterior.

Por otro lado, para la década de los setenta, la Banca Privada Internacional en menos de
diez años multiplicó sus préstamos a los países en desarrollo en general, lo que a
comienzos de los años ochenta dio lugar a la capacidad de pago de las deudas acumuladas
y a la llamada “crisis de la deuda” que rápidamente se transformó en un deterioro
profundo y generalizado de esos países y en particular de los latinoamericanos.

Según lo plantean Machado y Lemes (2006: 4- 5):

“El problema de la crisis de la deuda surge en pleno despliegue de la globalización


financiera asociada con la inestabilidad y volatilidad de los mercados financieros;
las crisis recurrentes; la reorientación de la inversión de capitales y su refugio en la
llamada especulación financiera, lo que propició el cambio de las funciones de las
instituciones financieras internacionales del plano de la asesoría al plano de la
imposición hasta el punto de condicionar los préstamos al cumplimiento de las
medidas de ajuste neoliberal.

“Se considera que una de las consecuencias más negativas de la apreciación del
dólar fue el aumento brusco y automático de la deuda nominada en dólares de
América Latina. Esta consecuencia es conocida como crisis de la deuda de América
Latina. El problema de la deuda externa de los países africanos y latinoamericanos
preferentemente ha sido presentado como un resultado de la implementación por
parte de sus gobiernos de políticas económicas desacertadas; este criterio está
presente en el enfoque del BM y el FMI en sus informes de esa etapa. Está claro
que este es un factor causal que estuvo presente en el momento en que se contrajo
esa obligación financiera, no obstante, es necesario tener en cuenta que no tiene
nada que ver con la apreciación que sufrió la deuda en los primeros años de la
década de los 80s. La deuda ya existía y se pagaba en sus plazos normales. Ahora
el fenómeno conocido como crisis de la deuda surgió en los inicios de la década de
los 80s, asociado con el comportamiento de las finanzas a nivel internacional. No
es tampoco una situación única. Existe una relación entre el ciclo económico
capitalista y las crisis de la deuda que han afrontado los países latinoamericanos”.

50
El crédito puede ser definido desde muchos puntos de vista, pero aquí se identifica como
un préstamo que puede ser otorgado por un banco o por un particular; por lo tanto, es la
entrega de un bien o de una determinada cantidad de dinero que se hace a una persona o
conjunto de personas con la promesa de que su pago se haga en un futuro determinado.
El crédito en el capitalismo es la forma en que se mueve el capital de préstamo 13.

Algunas características o funciones que desempeña el crédito en el capitalismo moderno


son:

• Permite la formación de capital, o sea que una parte del dinero existente se capitalice.
• Facilita el comercio, lo que hace que se estimule el consumo de mercancías y acelera
la circulación de las mismas.
• Estimula la producción, ya que los créditos se invierten en buena medida en
actividades productivas.
• Contribuye a que el capital se concentre en pocas manos, porque sólo los que tienen
recursos suficientes pueden respaldar créditos cuantiosos que incrementan su capital.
• Incrementa la competencia entre los capitalistas, porque el crédito permite introducir
innovaciones tecnológicas en las plantas productivas.
• Facilita la existencia de grupos financieros que obtienen intereses y dividendos debido
a que son los dueños del capital de crédito, es decir, los prestamistas.
• Contribuye al anonimato del capital, ya que los préstamos se hacen con base en la
solvencia y confianza que se le tenga a la persona o a la empresa y no es necesario
que se manejen los nombres de los que piden el crédito.
• El movimiento de capitales se hace más rápido, por lo que se reduce el tiempo que
demora en pasar por distintas formas.
• El capital circulante se moviliza ampliamente, lo que contribuye al desarrollo del
mercado de dinero y de capitales. (Mandel, 1974)

El desarrollo del crédito en el sistema capitalista se debe al desarrollo de la producción


de mercancías y a la existencia de una economía monetaria. El hecho de que exista una
separación entre el momento de la producción de las mercancías y su realización (es decir,
su venta a quien la va a consumir) hace necesaria la existencia del crédito.

El desarrollo del capital genera que éste se diversifique, por ejemplo, el capital de
préstamo es la base de los créditos, del cual el prestamista o dueño del capital cede por
un tiempo, mediante un interés, una cantidad de dinero, que los capitalistas industriales
invierten en la producción.

Posteriormente, el capitalista industrial devuelve el capital de crédito más el interés por


el derecho de usar dicho capital durante cierto tiempo. De esta manera, el prestamista
incrementa su capital, que vuelve a prestar concentrándose más capital. Si llamamos D al

13Capital de préstamo se entiende como aquel que existe en forma monetaria y su propietario lo presta
para obtener una remuneración, a la que se denomina interés.

51
capital de crédito y le incrementamos el interés entonces el proceso se puede representar
de la siguiente manera:

D – D’ D’ – D’’ D’’ – D’’’

Donde D’’’ es el capital de crédito incrementado con los intereses recibidos y así se
puede continuar la relación porque el interés se capitalizará en forma continua.

En el sistema capitalista actual, el capital de préstamo constituye el capital bancario,


representado por los depósitos y ahorros de miles de pequeños ahorradores. Es decir, los
bancos actúan como intermediarios profesionales entre los prestamistas y los que
necesitan créditos.

En los países altamente desarrollados, así como en los países de economías emergentes,
existe una tendencia hacia la integración, vinculación y/o fusión del capital industrial,
comercial y bancario. El predominio de las grandes agrupaciones de empresas en varios
sectores económicos constituye uno de los rasgos fundamentales del capitalismo
moderno.

Desde hace un cuarto de siglo, el capitalismo ha cambiado mucho en los países


desarrollados y las finanzas han sido un factor decisivo de estos cambios desde la
desaparición del sistema de Bretton Woods y la gran inflación de la década de los setenta.

Este nuevo régimen financiero está profundamente anclado en las estructuras económicas
contemporáneas. Las fuerzas determinantes que le han dado origen se vinculan con una
evolución sociodemográfica de largo alcance. En los países desarrollados esta evolución
hace aparecer un capitalismo patrimonial en el cual una parte creciente de los asalariados
se transforma en accionistas de las empresas a través de la mediación de los inversores
institucionales. La influencia preponderante de estos actores imprime su marca en la
competencia financiera, en la asignación de créditos y de capitales y en los
comportamientos de las empresas. Estos efectos microeconómicos tienen repercusiones
macroeconómicas. La globalización financiera actúa sobre las condiciones de crecimiento
de las economías, y se acompaña asimismo de una alta inestabilidad que alimenta las
crisis financieras recurrentes. Estas crisis acompañan la extensión de la liberalización
financiera en los países en desarrollo.

En simbiosis con las megaempresas y grandes bancos comerciales se sitúa el mercado


financiero, que integra al instante las bolsas de valores mundiales. Este mercado de
capitales financieros moviliza diariamente l, 2 trillones de dólares. Para decirlo en forma
gráfica: "en cuatro días de transferencias bancarias internacionales, resultado de las
transacciones de divisas, se manipula más dinero que toda la producción creada por la
economía de Estados Unidos en un año, o por la economía mundial en un mes" (Girón y
Correa, 1997: 21). Todos somos testigos del efecto-dominó que la crisis bursátil de julio
y octubre 1997 generó a lo largo de ese año en todos los rincones del planeta, a partir del
epicentro surasiático, o países dragones, que se nos proponían como modelos económicos
para el tercer mundo. La especulación financiera genera una inestabilidad monetaria que
desestabiliza a las mismas megaempresas y Estados.

Durante la década de los setenta, las presiones sobre el dólar, los choques petroleros, el
desigual aumento de la inflación en los países de la OCDE, se conjugaron para

52
transformar el sistema monetario internacional. Se pasó de un sistema en que los
gobiernos controlaban los movimientos de capitales a un sistema mucho más definido por
los mercados, que liberó los flujos internacionales de capital, desapareciendo los
condicionamientos de Bretton Woods respecto de dichos movimientos, donde el déficit
se financiaba con las reservas oficiales en condiciones de cambio fijo. En el sistema
actual, el déficit es financiado por el crédito internacional de los bancos y mercados de
títulos.

Los mecanismos financieros cada vez más sofisticados tejen una integración financiera
de la economía mundial cada vez más estrecha. Pero tanto la diversificación de los
instrumentos de colocación y préstamo como la aparición de mercados de derivados 14,
son procesos que se originan en la mutación de los sistemas financieros nacionales.

El régimen capitalista, predominante en el mundo actual, avanza sobre la base de un


acelerado proceso de innovaciones y de una extraordinaria velocidad de los cambios
tecnológicos. El capitalismo industrial generó un fuerte crecimiento e importantes
transformaciones económicas. Pero también generó enormes diferencias entre países
desarrollados y subdesarrollados, con procesos de exclusión y de regresivas
distribuciones del ingreso. En las últimas tres décadas ese capitalismo industrial se torna
en capitalismo financiero y en la actualidad sufre una de las más importantes crisis.

Hay, sin duda, un proceso de globalización real, aunque también existen discursos que se
pueden denominar como ideología de la globalización centrada en la concepción
neoliberal. Se plantea, por ejemplo, que la globalización obliga a la necesidad de las
privatizaciones, también se dice que la globalización requiere de la apertura y
liberalización del comercio exterior.

En materia financiera la globalización es real, no es ideológica. Un movimiento de la tasa


de interés en el mundo desarrollado tiene efectos inmediatos en el resto del mundo,
influyendo además sobre las relaciones cambiarias.

La globalización financiera es fruto de un proceso de liberalización de las finanzas,


impulsado por Estados Unidos a través de los organismos financieros internacionales
como el FMI y el BM y, especialmente, por los avances tecnológicos en materia de
informática. Estas innovaciones permiten utilizar el dinero en múltiples operaciones
diarias de carácter especulativo para obtener ganancias. Por ello, los movimientos
financieros superan ampliamente las necesidades financieras del comercio internacional
y de las inversiones directas extranjeras.

Estas operaciones adquieren un alto grado de autonomía e inclusive, las grandes empresas
transnacionales obtienen mayores ganancias por la vía de operaciones financieras que de
sus propias actividades productivas.

14 Así se le conoce donde se negocian instrumentos financieros, valorados estos en función de una o más
variables relacionadas con el activo en cuestión, (moneda, materias primas, producto, tasa de interés,
divisas, acciones, etc.), con el objetivo de proteger a los tenedores, (empresarios, productores, consumidores
de materias primas, bancos, seguros, etc.), contra los riesgos financieros del mercado, provocado por la
volatilidad en el tipo de cambio, tasa de interés, divisa, acciones, etc. Permitiéndoles a estos tomar
decisiones con un alto grado de certidumbre con respecto a sus planes futuros.

53
La propia globalización financiera les otorga un enorme poder nacional e internacional a
las grandes instituciones financieras que influyen, nítidamente, en las políticas
económicas de los distintos países.

Por lo tanto, lo financiero pasa a predominar sobre lo productivo. La estabilidad


financiera, la estabilidad de precios, el déficit fiscal, la garantía de pagos de los servicios
de la deuda externa y alcanzar una buena imagen en el mercado financiero internacional,
pasan a ser objetivos prioritarios de la política económica.

Entre distintos economistas, hay consenso en que, durante los últimos dos decenios, la
fracción financiera del capital mundial ha adquirido unas dimensiones que le dieron la
posibilidad de comandar en el proceso de globalización, adaptándolo a sus intereses
peculiares. Tarassiouk (1997: 2) menciona a L. Abalkin, quien considera que "en la
práctica mundial se dio una clara separación entre el capital que tiene profundas raíces en
la economía y el capital especulativo, que juega en el mercado cambiario y de valores y
se identifica como el capital-migrante". Y que dicha separación es un "rasgo sistémico
del mercado financiero contemporáneo".

Tarassiouk plantea que los intereses (y las políticas que concretizan) al capital financiero
y al capital que opera en el sector real de la economía son opuestos; por ejemplo:

• En el campo de las políticas cambiarias, para el sector financiero es de primordial


importancia la estabilidad del tipo de cambio de la moneda nacional; por el contrario,
el sector real está interesado en lo que se llama un tipo de cambio competitivo.
• En el campo de los precios, el sector financiero apuesta a la máxima reducción de la
inflación, al insistir en una política monetaria restrictiva (para no presionar sobre el
tipo de cambio, entre otras cosas); al contrario, el sector real prefiere una mayor
dinámica de la demanda -con una moderada inflación- que una demanda estancada
con un nivel bajo de inflación (y por tal razón, tolera más que el sector financiero la
elevación de los salarios).
• En el campo del precio del dinero (tasa de interés), el sector financiero requiere de un
dinero caro y el sector real, al contrario, necesita dinero barato.
• En el ámbito presupuestal, el primero exige finanzas públicas superavitarias, para
mantener la solvencia del Estado frente a sus obligaciones financieras internas y
externas; el segundo, al contrario, está dispuesto a soportar un moderado déficit
público, si éste se debe a las eficaces políticas industrial, social y de infraestructura.

El denominador común de las políticas económicas del capital financiero consiste en sus
orientaciones a la creación de varios mecanismos de redistribución del ingreso a su favor,
en detrimento de la esfera real de la economía y de la población. Esta distribución se da
a través de la retención del crecimiento salarial; de las altas tasas de interés bancario; de
la reducción de créditos para el sector real; del aumento de los precios de los servicios
públicos; de los recortes presupuestales; de los pagos crecientes de los intereses sobre la
deuda; de las cuantiosas intervenciones del Banco Central en el mercado de divisas para
mantener la estabilidad cambiaria; etc.

54
A nivel mundial, esta tendencia se manifestó en tres procesos simultáneos: el
robustecimiento del capital ficticio 15, la desaceleración de la producción y la explosión
de la pobreza. Lo más alarmante de estos procesos es que pierden su dinamismo la
producción e inversión en capital fijo, y la actividad económica tiende a ubicarse en el
ámbito financiero.

Es así que, dentro del mercado financiero uno de los componentes especulativos es la tasa
de interés jugando un papel fundamental, cuyos factores determinantes son la inflación,
el riesgo y la tasa real de interés. El riesgo es el grado de variabilidad y contingencia para
el retorno de una inversión y es valorado arbitrariamente. La valoración del riesgo es
subjetiva, basada en la premisa de ¿pagará o no pagará?

Por ejemplo, en México, si Teléfonos de México (TELMEX) solicita vía teléfono un


préstamo, éste le es otorgado inmediatamente, sin mayores trámites a una tasa muy
reducida, mientras que si el solicitante del préstamo (por un monto muchísimo menor) es
un empresario independiente, ubicado en una zona popular, el banco le exige cumplir con
todos los requisitos y documentos que sustenten los bienes personales y de su patrimonio
empresarial. Es más, probablemente le recorta el monto solicitado como préstamo y le
cobra una tasa de interés anual muy superior a la que le cobra a TELMEX. ¿Qué ha
sucedido?, el banco asume que TELMEX tiene riesgo cero, mientras que el pequeño
empresario representa riesgos elevados y por la misma razón le añade varios puntos al
interés que le cobra.

Los prestamistas y trasnacionales financieras, como parte de la especulación, crearon el


llamado "riesgo país" (aquel riesgo que se relaciona con posibles cambios en el entorno
macroeconómico del país en el cuál se desenvuelve el receptor del préstamo), el cual
incrementa la tasa de interés que se cobra medida unilateral, impuesta a la mayoría de
países latinoamericanos, de Europa del Éste y África.

El riesgo implica la posibilidad de que el deudor pague con permanente retraso o


simplemente que no pague; pero en el caso de un deudor que ha pagado con puntualidad
sus obligaciones, no se ha producido el temido riesgo y consecuentemente se le debería
compensar o reintegrar el equivalente a la tasa de riesgo pagada, lo cual no ocurre.

En la actualidad se advierte una enorme actividad de inversionistas en los mercados de


acciones, bonos y todo tipo de títulos financieros en escala mundial. En teoría, estos
inversionistas constituirían el canal mediante el cual los ahorros de un país se colocan a
disposición de empresarios dispuestos a establecer o expandir negocios.

Sin embargo, toda esta actividad inversionista escasamente se refleja en las estadísticas
sobre incrementos en la inversión neta y la producción real. En tal sentido Paul M.
Sweezy, según lo menciona Puyana (1999: 64), “cuando analiza la actual hipertrofia en
todo el orbe de las inversiones de tipo especulativo, identifica dos tipos de actividades en
una economía capitalista desarrollada. Una es la compra de pedazos de papel con valor -
por cuanto contienen promesas de pagar sumas fijas o variables de dinero según

15
Según la concepción marxista, capital ficticio son todo tipo de títulos financieros (bonos, acciones) que
proporcionan rentabilidad a quienes los poseen. Se sostiene que, a diferencia del capital real, el ficticio no
constituye riqueza social, ya que los títulos no poseen valor intrínseco.

55
condiciones establecidas-, y la otra es comprar activos físicos reales que permitan
producir bienes y servicios que se vendan para obtener ganancia.”

Alguna vez en el pasado distante se dio por hecho que estas formas de inversión estaban
vinculadas: el ahorrador compraba el pedazo de papel del productor, quien usaba los
recursos para adquirir activos reales. Desde luego, ésta no es la manera en la que hoy
funciona el proceso de inversión. De hecho, no hay conexión necesaria entre inversión
financiera e inversión real.

En efecto, como apunta Jaime Puyana, durante la mayor parte del siglo pasado las
finanzas estaban supeditadas a la inversión y sólo adquirían cierta autonomía y dinámica
propias al final de las fases expansivas, cuando se presentaban excesos especulativos. En
la actualidad, y en particular desde los años ochenta del siglo pasado, el sector financiero-
especulativo relativamente independiente ha cobrado relevancia mundial, básicamente
cuando la rentabilidad de la agricultura y la industria no alientan su expansión. Esto
explica el relativo estancamiento de la inversión privada real.

Por lo menos en estos últimos treinta años, nos encontramos en una nueva etapa
económica caracterizada por el poder desmedido del capital financiero (el que se mueve
principalmente en las bolsas de valores) sobre el resto del sistema. Hoy el capital
financiero domina sobre los capitales comercial, industrial, etc.; este poder mundial
parece invencible y se muestra de forma descarnada.

Una de las vías para la especulación a través de mercados financieros, es provocada


principalmente por decisiones gubernamentales, por ejemplo, con la emisión de dinero
por exceso de gasto (lo que hace que el mercado se sature de dinero y provoque inflación);
o la fijación de tasas de interés muy bajas por parte de bancos centrales, para estimular la
inversión con créditos de bajo costo, que estimula la entrega de créditos de alto riesgo.

El libre movimiento de capitales derivado de las reformas financieras de los 70, unido al
aumento de la polarización de la riqueza, traería consigo el aumento desmesurado del
capital total que se dedica a las transacciones financieras, realizadas por los inversores-
especuladores que se encuentran incrustados en las bolsas de valores -casinos financieros-
. “Entre 1990 y 2000 la cantidad de capitales en las bolsas con relación al PIB se duplicó
en Estados Unidos y se multiplicó por cuatro en Francia. Los beneficios para los
especuladores fueron astronómicos, entre 1999 y 2005, los 30 grupos industriales más
importantes de la bolsa de París, vieron como los dividendos por acción se duplicaron.
En los primeros años del siglo XXI el movimiento diario de estos capitales se cifraba en
cerca de 2 billones de dólares, de ellos el 90% no son inversiones productivas, sino
movimientos especulativos (que se vuelven a mover en menos de una semana)”. (Climent
y Meneu, 2007: 5)

Dicho capital y esos movimientos financieros frecuentemente están en la práctica libres


de impuestos, además siempre cuentan con un sinfín de paraísos fiscales donde
esconderse si fuera necesario.

En resumen, el actual orden financiero global con su espíritu antiético, por su decisiva
influencia en la vida económica de los países y fundamentalmente en los países
subdesarrollados, impide el desarrollo económico por su naturaleza especulativa.

56
II.5.2. La crisis financiera y su relación con la economía real.

“Los orígenes de las crisis y los momentos en los cuales han estallado están íntimamente
ligados al ritmo de la economía mundial y principalmente a la de los países
industrializados. Las fases preparatorias de los estallidos, durante las cuales la deuda ha
aumentado fuertemente, corresponden en cada caso al final de un largo ciclo expansivo
de los países más industrializados lo que es generalmente provocado por una recesión o
por un crack que golpea a las principales economías industrializadas”. (Toussaint, 1989:
1)

De hecho, por los altos rendimientos que ofrecen la enorme variedad de instrumentos
financieros disponibles, las corporaciones y sus accionistas, los fondos de pensiones, los
bancos y las instituciones financieras en general vierten enormes sumas de dinero en los
mercados mundiales.

“A mediados de los años sesenta la actividad bancaria no representaba más de 1% del


PIB de todas las economías de mercado; en la actualidad constituye algo más de 80% del
mismo, y excede con creces el volumen total del comercio internacional de todas las
economías de mercado” (Toussaint, 1989: 3). Esto ha llevado a una explosión de
endeudamiento en todos los niveles (corporaciones, gobierno, consumidores), con el
consecuente incremento de carteras vencidas en muchos sistemas bancarios nacionales
frágiles.

Tal es el caso de México, donde la cartera vencida ascendía a 18.65 por ciento de la cartera
total, y su "rescate por parte del gobierno ascendió a un total de 37 230 millones de
dólares, es decir, 14% del PIB de 1996". (Puyana, 1999: 65) El caso de los países de Asia
entre 1998 y 1999, llegó a ser aún más dramático.

En general, la proliferación de instrumentos financieros de todo tipo, estimulada por la


actual revolución tecnológica en los terrenos de la comunicación y la informática, permite
expandir la base del sistema de crédito y abrir con amplitud las vías a la especulación sin
controles. Los mercados financieros de futuros y los mercados de trueques y permutas
(swaps) de intereses y divisas, casi desconocidos antes de los años ochenta, representan
en la actualidad varios billones de dólares.

Hoy es posible desplazar sumas enormes de dinero de un país a otro en brevísimos lapsos
de tiempo, con lo que en muchos casos se provoca que las reservas internacionales se
agoten y las monedas nacionales se colapsen en cuestión de días. Esto ocurrió en México
cuando del 16 al 20 de diciembre de 1994 se esfumaron las reservas del Banco de México.
Algunos años después, también fue el caso de los países asiáticos en crisis. Obviamente,
tales circunstancias cuestionan la idea misma de una política monetaria independiente y
de una moneda nacional soberana. En términos generales, en la actualidad se presenta una
fase transicional de restructuración del sistema capitalista mundial; en ella la acumulación
de capital, proceso central de dicho sistema, transita por un camino tortuoso: una
acumulación de capital realmente inestable, por una parte, acompañada de finanzas
hipertrofiadas relativamente autónomas con un carácter cada vez más especulativo.

Como se sabe, antes de los años setenta se obtuvieron abundantes excedentes en la


balanza de pagos de los países miembros de la OPEP, y grandes déficits en la balanza de
pagos de los países en desarrollo importadores de petróleo. Gran parte de esos déficits

57
fueron financiados por los excedentes de la OPEP reciclados por la Banca Internacional,
de esta forma el crecimiento en los países en desarrollo fue mantenido en todo el decenio
de los setentas, superficialmente esquivando a la vez la recesión mundial que se cocinaba,
pero con un costo general de alto endeudamiento absorbido por la mayoría de países de
América Latina.

El alza de los precios del petróleo en los años setenta provocó inflación en los países
desarrollados que en réplica redujeron la demanda agregada, por medio de políticas
restrictivas de impuestos y gastos en la mayor parte de Europa, y a través de políticas
monetarias restrictivas en EE.UU. y el Reino Unido, cuyos resultados para los países
atrasados fueron:

“a) Un aumento en la tasa real de interés que los países en desarrollo afrontaron con
graves consecuencias, ya que la tasa de interés real subió de 4,1% entre 1970-1980
a más de 14.5% entre 1981 y 1985; b) una convulsión en el crecimiento del
comercio internacional y los mercados de exportación de los países en desarrollo;
y c) una disminución del crédito externo a los países en desarrollo, después de un
tiempo de préstamos fáciles”. (Girón y Correa, 1997: 24)

La crisis en México, estalló en el segundo semestre de 1982, cuando el Gobierno se


declaró incompetente para seguir cumpliendo los compromisos de pagos de la deuda,
repercutiendo a su vez, en todos los países en desarrollo que se encontraban con la misma
imposibilidad de cumplir con sus obligaciones financieras contraídas en la década de los
años setenta. La respuesta no se hizo esperar por parte de los acreedores, fue dura y se
impusieron a los angustiados países deudores condiciones que, en vez de conducir a
soluciones con la Banca Internacional, los obligaron a aplicar a estos países una política
económica contraria a su desarrollo a través del FMI y del BM.

Ugarte (2000: 2) menciona con referencia a la década de los ochentas, que “la evolución
de la deuda externa era alarmante, en 1979 América Latina adeudaba 100,000 millones
de dólares, en 1996 el monto de la deuda externa total desembolsada de 22 países de la
región superó los 600,000 millones de dólares; como lo señalaban los indicadores de
desarrollo humano, un continente en que cada niño nacía endeudado con un promedio de
1,000 dólares. En general había en 1985 más de 1,100 millones de pobres en el mundo,
la mayor parte en Asia Meridional y Oriental (unos 800 millones, de los cuales 420
millones en la India, 210 millones en China y 60 millones en Bangladesh). En el África
subsahariana había 180 millones de pobres, con una incidencia del 47% de la población,
casi tan alta como en la India o en Bangladesh (55%), pero con indicadores sociales
mucho más desfavorables. En América Latina, incluido el Caribe, la incidencia era menor
(70 millones, equivalente al 19% de la población) pero con indicadores sociales muy
desfavorables.”

Los mercados financieros impactados por la progresiva globalización y la influencia


determinante de la economía mundial sobre las economías nacionales, que han tenido
lugar durante las últimas décadas, provocan que la problemática, los desafíos y las
actividades relacionadas con las finanzas a escala mundial, pasen a ocupar hoy en día una
situación predominante, en comparación con las finanzas que acontecen en escalas
inferiores y especialmente en detrimento de los sistemas financieros nacionales.

58
En la actualidad el sistema financiero se caracteriza por dominar a la economía real, por
el mayor valor y la mayor inmediatez de sus transacciones, en un contexto en el que los
dos compiten en el mismo terreno (uso de los mismos medios de cambio, concretamente
el mismo sistema monetario).

Desde una óptica geopolítica, el sistema financiero mundial contemporáneo se caracteriza


por una transferencia creciente de influencia hacia los países emergentes a causa de la
expansión económica de sus mercados. La Crisis financiera del 2008 ha puesto sobre la
mesa el debate respecto a la necesidad de una política que responda a las expectativas del
conjunto de actores del sistema financiero.

A raíz de esta crisis, un número cada vez mayor de autores concuerdan en la necesidad
de dejar atrás el modelo financiero actual, caracterizado por el corto plazo y la
especulación, y entrar en otro que recupere su función original de apoyo a la eficacia de
la economía productiva como uno de los factores generadores de bienestar social.

La globalización y el financiamiento de la vida económica no han venido acompañados


de un régimen internacional de las finanzas, ni de una adecuada arquitectura institucional
referida a ese régimen, y más bien han sido los técnicos y los profesionales quienes han
reaccionado de manera insuficiente, creando comités y asociaciones para adoptar
acuerdos tendientes a dar seguridad a las transacciones.

Desde hace 50 años las Instituciones Financieras Internacionales (IFI) han atravesado una
larga historia económica y política. El contexto en que trabajan y su verdadero rol han
evolucionado radicalmente sin que su mandato y su modo de funcionamiento hayan
evolucionado paralelamente. Las IFI han mantenido una estructura básicamente no
modificada a pesar de la evolución radical de su entorno.

Las IFI han promocionado remedios contra productivos: la receta más ampliamente
generalizada para combatir tanto a la pobreza (BM) como a las crisis financieras (FMI),
ha sido la liberalización de los mercados, y en la práctica ésta ha favorecido en la mayoría
de casos inversiones financieras de tipo especulativo en lugar de inversiones de tipo
productivo. Como ejemplo de las ventajas de no atender a esas imposiciones se puede
citar Malasia, país que sufrió en mucha menor medida las consecuencias de la crisis
financiera asiática en 1997-1998, por no haber seguido la receta de la liberalización y
aplicar en su lugar una política intervencionista.

II.6. El papel de las empresas transnacionales en la globalización.


Aicela Fernández Zamora
En este apartado se analizan a las empresas transnacionales en cuanto a sus características,
su dinamismo, su despliegue y su papel como principales actores en el proceso de
globalización. Reflexionamos sobre la forma en que expanden al capitalismo a nivel
mundial mediante la introducción de la IED, las fusiones y adquisiciones, el uso intensivo
de tecnologías que las hacen altamente competitivas y sus formas de operación para quitar
las restricciones para entrar a los diferentes países.
Una empresa adquiere el nombre de transnacional cuando tiene la capacidad económica
para extenderse a otras naciones del mundo mediante inversiones. Las ETN se
caracterizan porque manejan grandes capitales destinados a la producción o prestación de

59
servicios; poseen sucursales o filiales en otros países diferentes a su país de origen (casa
matriz).
Según Veloz, citado en Viteri (2008: 163) las ETN:
“[…] son consideradas los principales agentes de la globalización, ya que, como
portadoras de la vocación universal del capital, integran producción, tecnología,
mercados, flujos comerciales y financieros, y decisiones políticas, es decir, son las
responsables del despliegue económico de las naciones y concentran buena parte
de la actividad económica internacional, tanto en el comercio, finanzas e inversión
foránea, lo que se traduce en una amplia capacidad de gestión mundial”.
A través de ellas la acumulación de capital se vuelve más ágil, circula con gran velocidad,
modificando el entorno natural mediante la explotación de recursos naturales,
transforman los espacios físicos, así como a la organización del trabajo, además controlan
los mercados e imponen sus reglas donde quiera que lleguen, con ello logran expandir su
influencia económica a nivel global.
Otra característica es que tienen acceso a la tecnología, a las comunicaciones, la red de
internet, la robótica, la nanotecnología, la fibra óptica, y cuentan con sus propios grupos
o centros de investigación, por ello las empresas transnacionales son el vehículo para la
internacionalización del capital.
“La internacionalización del capital se expresa en los múltiples flujos de inversión
directa e indirecta que circulan a través de las fronteras. Entre los primeros,
encontramos todos aquellos efectuados por las empresas transnacionales, que se
proponen ejercer un control sobre el funcionamiento, administración y gestión de
las firmas filiales establecidas en uno o varios países fuera de su país de origen. La
inversión indirecta, por su parte, se refiere a los títulos o contratos de deuda, a los
que habría que agregar las inversiones internacionales en portafolio, ya sea en
acciones o en títulos de deuda o derivados. Estas últimas no se proponen ejercer un
control directo sobre la gestión y administración de las empresas. Como se vio en
el párrafo anterior, se interesan más bien en el rendimiento, y cada vez más en el
rendimiento de corto plazo y la especulación”. (Viteri, 2008: 165)

Las empresas transnacionales tienen el papel de expandir al capitalismo a nivel mundial


mediante la introducción de la IED, operan sin restricciones para entrar en los diferentes
países, son altamente competitivas y, por los grandes capitales que manejan, impulsan la
integración de los procesos productivos, de los cuales tienen el monopolio. Por todo ello,
las ETN desempeñen un papel determinante en la conformación de regiones económicas
en el mundo.
“Sin embargo, las relaciones entre las empresas transnacionales y las otras formas
de internacionalización del capital son muy complejas. La expansión de las grandes
corporaciones a través de filiales distribuidas en dos o más países, constituye un
mecanismo por medio del cual las empresas pueden no sólo internacionalizar la
producción, sino también diversificar los riesgos asociados a las tasas domésticas
de cambio y de interés, incurrir en múltiples formas de arbitraje 16 cambiario, y
financiero en general, internalizar mercados imperfectos de divisas y de capital y,

16
En la Bolsa, son operaciones de compra y venta con objeto de lograr un beneficio aprovechando las
diferencias de precio, por las imperfecciones del mercado.

60
por tanto, bajar los costos transfronterizos de incertidumbre y volatilidad. Además,
las empresas transnacionales realizan inversiones en portafolio, ya sea a través de
la matriz o de cualquiera de sus filiales”. (Viteri, 2008: 165)
Las empresas transnacionales son las que dominan a la economía mundial, tienen una
fortaleza que va en aumento, a pesar de que su actividad implica devastación del medio
ambiente por el uso intensivo de agua, petróleo y minerales, así como fomentan la
desigualdad regional, por todo lo cual muchos las asocian al capitalismo salvaje.
El Cuadro II.3 resume diferentes indicadores que permiten observa el nivel de crecimiento
de las empresas transnacionales. Según dicho cuadro, las ventas de las filiales de ETN en
todo el mundo pasaron de 4 723 millones de dólares en 1990 a 36 356 en 1914, lo que
significa que en sólo 14 años sus ventas crecieron 7. 6 veces, en tanto que las
exportaciones de las filiales extranjeras pasaron de 1 444 millones de dólares en 1990 a
7803 en 1914 creciendo 5.4 veces; en lo referente a la tasa de rentabilidad de la IED, ésta
aumentó del 6.1 por ciento en 2013 al 6.4 por ciento en 2014. No obstante, estas cifras
siguen siendo inferiores al promedio del período anterior a la crisis (2005-2007) durante
el cual dicha tasa era de 7.6 por ciento.

Cuadro II.3
Indicadores de la IED y la producción internacional, 2014 y años seleccionados.
(valor a precios corrientes en miles de millones de dólares)
2005-2007
(promedio
1990 2012 2013 2014
anterior a
la crisis)
Ingresos por concepto de entradas de 82 1 024 1 467 1 517 1 575
IED
Rentabilidad de las entradas de IED 4.4 7.6 7.0 6.1 6.4
Ventas de filiales extranjeras 4 723 21 469 31 687 33 775 36 356
Activos totales de las filiales extranjeras 3 893 42 179 88 536 95 230 102 040
Activos totales de las filiales extranjeras 3 893 42 179 88 536 95 230 102 040
Exportaciones de las filiales extranjeras 1 444 4 976 7 469 7 688 7 803
Puestos de trabajo en las filiales
20 625 53 306 69 359 71 297 75 075
extranjeras (en miles)
Memorando PIB 22 327 51 799 73 457 75 453 77 283
Formación bruta de capital fijo 5 592 12 219 17 650 18 279 18 784
Exportaciones de bienes y servicios 4 332 14 927 22 407 23 063 23 409
Fuente: UNCTAD (2015: 14)

Sin embargo, si comparamos en lo referido a total mundial de la formación bruta de


capital fijo, en 1990 ésta fue de 5 592 miles de millones de dólares y en 1914 ascendió a
18 784 miles de millones, con lo cual durante ese lapso creció 3.3 veces, mientras que los
activos totales de las filiales extranjeras, en 1990 fueron de 3 893 miles de millones de
dólares y en 1914 dichos activos se habían elevado a 102 040 miles de millones, con lo
cual crecieron 26.6 veces, lo que muestra un gran incremento de las ganancias de las
empresas transnacionales ocurrido a pesar de la crisis económica que estalló en 2008.

Cuando las empresas Transnacionales se instalan en los diferentes países generalmente


se justifica su ingreso por la creación de empleos que éste genera; sin embargo, según se
observa en el Cuadro II.3, los puestos de trabajo en las filiales extranjeras pasaron de 20
millones 625 mil personas en 1990, a 75 millones 75 miles personas en 2014, lo que
significa que dichos puestos crecieron solo 3.4 veces, lo que se explica porque las

61
empresas transnacionales son altamente maquinizadas y por tanto su aporte a la
generación de empleos es más bien escaso.

Las empresas transnacionales prosperan por la acumulación de capital, pero también por
la unión de dos empresas (fusión), o por la compra de una empresa por parte de otra
(adquisición), siendo éstas las formas más comunes en la globalización para que las
empresas adquieran fortaleza en el mercado.

Esta práctica, de fusiones y adquisiciones transfronterizas, generalmente se realiza


cuando existe bonanza de la economía y evolución positiva de las bolsas: “[…] cuando la
Bolsa sube, las empresas valen más y por tanto pueden incrementan su capacidad de
endeudamiento para adquirir otras empresas, junto con los bajos tipos de interés (que
facilitan a las empresas asumir un mayor nivel de endeudamiento para afrontar la
compraventa de otras empresas, incrementando su capacidad de pago) han propiciado que
la liquidez de las empresas sea muy elevada. Por otro lado, la apertura de mercados y la
globalización han reforzado la competencia entre empresas, que han de enfrentarse con
otras en costes, tamaño y capacidad tecnológica.” (Zozaya, 2007: 20)

En el Cuadro II.4, se muestra como han estado evolucionando las fusiones y adquisiciones
transfronterizas.

Cuadro II. 4
Fusiones y adquisiciones transfronterizas. 1990-2014
Promedio 2006-
1990 2007 (antes de 2011 2012 2013 2014
la crisis)
Fusiones y
111 780 556 332 349 399
adquisiciones
Fuente: Elaboración propia con base en UNCTAD (2014: 11) y (2015: 14)

En dicho Cuadro, se observa que las fusiones y adquisiciones transfronterizas en 1990


fueron 111, mientras que en el bienio 2006-2007 fueron de 780 anuales, registrándose por
tanto un aumento del 700 por ciento. Esto expresa un profundo proceso de centralización
del capital, encabezado por las mayores empresas, como parte del cual se han dado en el
neoliberalismo las políticas de privatización de empresas estatales, tanto a nivel global
como particularmente en las economías en desarrollo.

En el Cuadro, también se observa cómo inicia un proceso de declinación en el período


reciente, de tal manera que para 2012 la fusiones y adquisiciones alcanzan un mínimo de
332, cifra ésta que es menos de la mitad respecto del bienio 2006-2007; quizás esta
tendencia es a consecuencia de la crisis de 2008, ya que después de dicha crisis es de
suponer que las empresas se han vuelto más cautas en las adquisiciones y fusiones, en un
contexto global de deterioro económico y de continuidad de la crisis. Asimismo, otra
cuestión que destaca, es la gran concentración del capital que es resultado de la
acumulación de plusvalía. Históricamente el proceso de concentración del capital sirvió
de base económica al nacimiento y desarrollo de los monopolios y a la transición a la fase
imperialista del capitalismo. Ahora se le observa como un rasgo característico de la
globalización.

Otro aspecto que se debe contemplar es que las fusiones y adquisiciones traen consigo la
desaparición de empresas grandes y pequeñas, por la incapacidad que tienen de sobrevivir
62
en el mercado. Las empresas transnacionales, aprovechan esta circunstancia para
controlar el mercado, pasan a controlar precios y en muchos casos ofrecen productos con
menor calidad quitando al comprador capacidad de elección. Pero lo más grave se da
cuando una economía en desarrollo se va desestructurando poco a poco por la llegada de
grandes capitales extranjeros, dándose una tendencia a la desindustrialización y orillando
a este tipo de economías a la especialización como proveedores de fuerza de trabajo barata
y de materia prima.

Este proceso, no se podría realizar sin una profunda liberalización de los movimientos de
capitales a nivel global, cuya promoción se ha realizado mediante las políticas generales
contempladas en el modelo neoliberal. Con la liberalización de los movimientos de
capitales, se abren las economías a un comercio libre que beneficia al gran capital
financiero internacional. Así, las economías de los países con menor desarrollo permiten
libremente el ingreso de inversiones, recibiendo grandes volúmenes de productos y
servicios de las transnacionales de los países más industrializados.

Las inversiones se dirigen hacia los países que ofrecen mayor posibilidad de beneficio y
a las ramas de la producción donde sean más rentables como ocurre en los países menos
desarrollados, donde se apropian de empresas y consumen fuerza de trabajo barata y los
recursos naturales.

Al respecto, cabe destacar que según la UNCTAD (2014: 4) “la IED de las ETN de países
en desarrollo alcanzó 2013 la cifra de 454,000 millones de dólares, lo que constituye un
récord. Junto con las economías en transición en ese año representaron el 39 por ciento
de las salidas mundiales de IED, en comparación con solo el 12% a principios de la década
de 2000. Así también, las empresas transnacionales de países en desarrollo están
adquiriendo cada vez más filiales extranjeras de ETN de países desarrollados ubicadas en
los países en desarrollo.”

Según esa organización (UNCTAD, 2015: 10), en 2014:

“[…] pese a la reactivación de las fusiones y adquisiciones (FAS) transfronterizas,


en general las corrientes de IED hacia este grupo de economías se redujeron un
28%, hasta 499.000 millones de dólares. Se vieron muy afectadas por una única
desinversión a gran escala de los Estados Unidos.

“En 2014, las entradas mundiales de inversión extranjera directa (IED)


disminuyeron un 16%, hasta 1,23 billones de dólares de los Estados Unidos, sobre
todo debido a la fragilidad de la economía mundial, la incertidumbre de los
inversores sobre las políticas y los elevados riesgos geopolíticos. Las nuevas
inversiones también se vieron contrarrestadas por algunas importantes
desinversiones.”

Según esa fuente, para ese mismo año de 2014 y a pesar de la disminución global de
inversiones extranjeras, “las entradas de IED en las economías en desarrollo aumentaron
un 2% y registraron un nivel sin precedentes de 681,000 millones de dólares. Así, las
economías en desarrollo reforzaron su posición como principales receptoras de las
corrientes mundiales. China se convirtió en el mayor receptor mundial de IED. De los
diez principales receptores de IED en el mundo, cinco son economías en desarrollo”.

63
II.7. México y América Latina ante los contenidos económicos de la globalización.

José Rubén Pérez Cruz

En este apartado se revisa el periodo de transición del modelo ISI al modelo neoliberal,
se analizan las posturas de diversos autores que descartan que se haya presentado un
agotamiento del primer modelo, ya que existían soluciones para hacer reformas
estructurales que permitirían su vigencia, lo que no se logró dada la urgencia de la crisis
de la deuda de América Latina de los 80, aunado a las condiciones sociales y económicas
que permitieron la imposición del modelo neoliberal.

II.7.1. Crisis económica de los ochenta en México y América Latina.

Al iniciar la década de los setenta, en la región latinoamericana, el modelo ISI comenzó


a enfrentar grandes obstáculos para mantener su vigencia, siendo el más importante de
éstos, la dificultad de los aparatos productivos para sostener el crecimiento económico.
La caída en la tasa de crecimiento del PIB (tras décadas de crecimiento excepcional, muy
por encima de la tasa de natalidad), estuvo estrechamente vinculada al estancamiento de
la inversión, en particular de la privada.

De acuerdo a Arturo Guillén el modelo ISI no revirtió la concentración del ingreso, de


manera que al arribar dicho modelo a la etapa de elaboración de bienes manufacturados,
su crecimiento dependía de la demanda suntuaria de los grupos de altos ingresos: “Si bien
el dinamismo de la acumulación de capital hizo posible cierta mejoría en los salarios
reales, así como la incorporación de las capas medias al consumo de bienes duraderos,
amplios segmentos de la población se mantuvieron al margen de ese proceso y ante la
ausencia de acciones correctivas encaminadas a mejorar la distribución del ingreso por
parte de Estados crecientemente transnacionalizados y vinculados a las nuevas
oligarquías internas que se desarrollaron con el modelo ISI, la acumulación siempre chocó
con los límites que le marcaba la existencia de un mercado estrecho y concentrado”. (A.
Guillén 2008: 27 -28)

En referencia a este modelo, otros economistas latinoamericanos, como Fernando


Fajnzylber, lo caracterizaron como una industrialización “trunca”, establecida en una
estructura industrial desarticulada, sesgada hacia el consumo suntuario; o como una
“semindustrialización dependiente” -según Aldo Ferrer-, la que carecía de una base
endógena de acumulación de capital. (A. Guillén, 2008: 27)

La década de los setentas se caracterizó por una moderación del crecimiento y una
aceleración de la inflación, variables que influyeron negativamente en el comportamiento
de otros desequilibrios macroeconómicos, especialmente el desequilibrio externo, que A.
Guillén (2008: 18) denomina como “la contradicción básica que le es inherente [al modelo
ISI] entre las necesidades de crecimiento y la barrera que representa la capacidad para
importar”.

En palabras de ese autor:

“El desequilibrio externo se vio agravado, además, por el descuido relativo del sector
agropecuario. Mientras que la estructura productiva se modificó, constituyéndose la

64
industria en el eje del proceso de acumulación de capital, las exportaciones siguieron
descansando en los productos primarios”. (A. Guillén, 2008: 27)

Por lo que toca a los ingresos corrientes del sector público, se puede decir que durante esa
década, el modelo ISI descansó sus políticas fiscales en una estructura tributaria regresiva,
de bajos impuestos y subsidios a los grandes empresarios, situación que obligó a captar
recursos en menor proporción a los gastos públicos, por lo que se presentaban déficit
presupuestales, que se compensaban con los ingresos que generaban las empresas de
propiedad estatal y la moderada deuda pública. Sin embargo, el Estado ante el
estancamiento de la inversión privada, utilizó la política fiscal expansiva de aumento a
los gastos públicos, y de la inversión pública, que compensara la renuencia de los
empresarios privados a invertir y de esta manera continuar con un crecimiento económico
similar al de los años anteriores.

Es así que, de acuerdo a A. Guillén (2008: 29), el modelo ISI “se vio enfrentado a sus
contradicciones internas, los gobiernos de la época sin la base política para recuperar
autonomía frente al exterior y emprender las reformas necesarias para ampliar los
horizontes del modelo, atrapados nuestros países en una crisis estructural que apareció al
mismo tiempo, a finales de la década de los sesenta, se recurrió a la opción más fácil del
endeudamiento externo para financiar las crecientes desequilibrios externos y
presupuestales y a profundizar la intervención estatal de la economía para contrarrestar la
contracción de la inversión privada”.

El endeudamiento externo de los países latinoamericanos en la década de los setenta se


multiplicó, tal como puede verse en la Gráfica II.4. Este proceso fue estimulado por los
bancos transnacionales que acumularon enormes recursos líquidos, propiciados por la
euforia de los “petrodólares” que inundaron los bancos extranjeros, ante el alza de los
energéticos en el mercado mundial que se alojaban en los centros financieros
internacionales. Lo anterior permitió que existiera una oferta de créditos financieros sin
precedentes en una economía con abundante liquidez, que garantizaron los créditos casi
sin restricciones a los gobiernos latinoamericanos.

65
Grafica II.4 Evolución de América Latina, países seleccionados. Millones de dólares

5734
Brasil 71527
87580

6999
México 57378
84800

5810
Argentina 27157
43634

1422
Venezuela 29356
31000

3211
Perú 9386
11097

2236
Colombia 6491
9421

2977
Chile 12081
17153

0 10000 20000 30000 40000 50000 60000 70000 80000 90000 100000

1970 1980 1982

Fuente: Elaboración propia con datos de CEPAL (1985)

Otro elemento fundamental que explica el comportamiento de la economía de la región


fue la presencia de la “estanflación”, que en el caso de América Latina significo un
deterioro de la actividad económica acompañado de un crecimiento del índice de precios
al consumidor sin precedente, a tal punto que en varios de los países de la región la
inflación anual llego a ser superior al mil por ciento, en distintos momentos de la década
de los 80, con todo lo cual se multiplicaron los debates y las críticas respecto a la
viabilidad del modelo ISI.

Estos problemas, desde la óptica de la economía ortodoxa, se encontraban en el excesivo


intervencionismo estatal y en la falta apertura hacia el exterior, al respecto abundan los
materiales de divulgación ideológica de la ortodoxia neoliberal.

Si bien para autores como A. Guillén no puede hablarse de “agotamiento” de un modelo


de desarrollo,

“[…] como se si tratara de un recurso natural sobreexplotado. Las contradicciones


del modelo podrían haber sido confrontadas, de haberse aplicado reformas
estructurales que redistribuyeran el ingreso, políticas adecuadas para impulsar los
“efectos hacia atrás” de la industrialización y la articulación del sistema productivo,
así como la revisión selectiva de los esquemas de protección. […] los obstáculos
eran fundamentalmente políticos. Durante la década de los sesenta y setenta se
había conformado una oligarquía muy distinta [a la que existía al iniciar el modelo
ISI], estructuralmente vinculada a las empresas trasnacionales y al capitalismo
financiero internacional por la vía de la deuda externa.

“[…] Este diagnóstico a estaba basado en un análisis profundo de la estructura


social latinoamericana y de la relación de una burguesía dominante-dominada
interna, vinculada orgánicamente con el capital transnacional y con el
imperialismo.” (A. Guillén, 2008: 35)

66
De esta manera, desde el lado del pensamiento estructuralista, y en contraposición a lo
que señalan hoy los defensores del pensamiento neoliberal, portavoces del pensamiento
único, de que la teoría latinoamericana del desarrollo se empeñó en sostener una estrategia
de industrialización estatista e inviable que la aisló el mercado mundial, autores como A.
Guillén (2008) plantea que las contradicciones que enfrentaba el desarrollo del Modelo
ISI podían superarse a partir de la puesta en marcha de reformas estructurales profundas
para atacarlas y alcanzar niveles superiores de desarrollo. “Estas reformas, incluían, entre
otras, la revisión de la protección y el aliento de las exportaciones de manufacturas, así
como reformas redistributivas como la reforma fiscal o la postergada reforma agraria”.
(A. Guillén, 2008: 36)

En la década de los setenta, el escenario político latinoamericano se oscureció por la


presencia de dictaduras militares en el cono sur –particularmente en Chile y Argentina-
de nuestro continente, que aprovecharon la supresión de las libertades democráticas para
experimentar la aplicación de las “reformas estructurales” de primera generación del
modelo neoliberal, con los altos costos sociales que implican, que promoverían años más
tarde los gobiernos de Ronald Reagan en EE.UU. y Margaret Thatcher en Inglaterra.

A decir de Héctor Guillén (1997: 84-85), “no hay que olvidar que los esfuerzos del
gobierno estadounidense de derribar el gobierno de Salvador Allende, gracias a un
sangriento golpe de Estado […] que favoreció el surgimiento de las políticas ortodoxas
de estabilización [que se encargaron, por medio de la represión, de imponer la disciplina
a los trabajadores], el autoritarismo surgió como una condición de imponer las políticas
ortodoxas [...] estas políticas apuntaron al largo plazo, se intentó modificar de manera
fundamental el funcionamiento de la economía […] después de un periodo de represión
sangrienta, la junta de Pinochet escogió sus medios de luchar contra la inflación,
desincorporar el estado de la vida económica y liberalizar esta última”.

II.7.2. El patrón neoliberal de acumulación que surge a través de la crisis.

Chile y Argentina fueron laboratorios de las políticas neoliberales y anticiparon la


aplicación de políticas económicas restrictivas, que recargaron el costo de la
estabilización en los trabajadores y en los sectores populares, anticipando también la
implantación de las que después serían denominadas como “reformas estructurales”: la
apertura comercial, las privatizaciones de las empresas públicas y la desregulación
financiera. (A. Guillén, 2008)

La decisión de los acreedores externos de subir las tasas de interés y restringir los flujos
de crédito, así como la rigidez de los programas de ajuste impuestos por FMI, orillaron a
los países latinoamericanos a encauzar sus economías hacia el exterior y a financiar el
pago del servicio de la deuda mediante la obtención de cuantiosos superávit en la balanza
comercial, lo que se tradujo en una y de los niveles de inversión y empleo.

La crisis de la deuda externa de México de 1982, marcó para el conjunto de la región el


fin del Modelo ISI y el inicio del tránsito al modelo neoliberal, que en el caso de México
se fue instrumentando de manera gradual: en sus inicios se privatizaron las empresas
públicas, como una medida, -según se argumentó- serviría para aumentar los ingresos del
drástica caída de la capacidad de importación gobierno y por ende corregir su déficit
fiscal, tal como lo planteó el Programa Inmediato de Reordenación Económica, propuesto
por Miguel de Lamadrid al asumir la presidencia; simultáneamente se dio una apertura

67
abrupta de la economía nacional, transitando a un modelo de economía abierta,
caracterizado por el vuelco hacia las exportaciones manufactureras como el eje del
régimen de acumulación.

Cuando en agosto de 1982, México anunció que era incapaz de cumplir con los pagos
estipulados de su deuda pública, por el tamaño de la economía mexicana, ello marcó el
comienzo de la crisis de la deuda latinoamericana (si bien países más pequeños con
deudas exorbitantes ya eran incapaces de pagar). A medida que la crisis fue agudizándose
más, muchos de los problemas del sistema bancario internacional se hicieron evidentes.

Los resultados del proceso de transición al nuevo modelo neoliberal, permiten ver, que
siguió dos rutas diferenciadas. “Por un lado, en los países del Cono Sur, se gestó una
cierta ‘reprivatización’ de sus economías, (basada en las exportaciones de materias
primas) y por el otro lado, México y otros países centroamericanos y del Caribe se
convirtieron en plataformas de exportación hacia Estados Unidos, mediante
maquiladoras: en la región se generaron procesos de desindustrialización y de ruptura de
cadenas productivas internas”. (A. Guillén, 2008: 22)

El modelo neoliberal fue una consecuencia de las tendencias mundiales que empujaban a
proyectar los sistemas productivos hacia el exterior, como resultado de la crisis estructural
iniciada a finales de los años sesenta en los principales países desarrollados. Esa crisis
desde los años ochenta, coincidió con el agotamiento del Modelo ISI en América Latina.

Si algo ha caracterizado a la economía latinoamericana durante la aplicación del modelo


neoliberal ha sido la lentitud de su crecimiento económico.

Según puede verse en el Cuadro II.5, la tasa media de crecimiento del PIB durante la
década de los 80, fue cero durante el primer lustro y de apenas 2 por ciento en los
siguientes cinco años, dicho incremento en promedio fue menor al crecimiento de la
natalidad en la región. Después del período de continuo crecimiento económico posterior
a la II Guerra Mundial, América Latina se hundió en la “década perdida” de los años
1980, en la cual, el PIB por habitante de América Latina descendió -0.8 por ciento.

Cuadro II. 5.
América Latina: Producto Interno Bruto Total (tasa media de variación anual)
1978/81 1982/84 1985/90 1991/94
América Latina 4.2 -0.0 2.0 3.6
Argentina 0.1 0.8 -09 7.6
Brasil 4.1 1.0 2.8 2.3
Chile 7.2 -3.4 5.6 6.8
Colombia 4.9 2.2 4.7 4.0
México 9.2 -0.5 1.6 2.6
Venezuela -1.2 -2.7 2.4 3.0
FUENTE: CEPAL (1996: 237)

La manera en que se desencadenó la crisis de la deuda externa, fue una de las razones
principales de la drástica caída de las tasas de crecimiento económico y del PIB per cápita
en la región. Durante la década perdida, los gobiernos continuaron con la espiral de

68
endeudamiento, los préstamos eran tentadores para los países latinoamericanos que
confrontaban problemas de una balanza de pagos deficitaria por la enorme sangría de la
salida de capitales, lo cual los obligaba a adquirir nuevos préstamos para pagar el
endeudamiento previo. Los gobiernos de estos países, al mismo tiempo que aplicaron
severas políticas de ajuste económico (una decisión políticamente impopular) contrataron
créditos con altos intereses bancarios, ofrecidos por banqueros agresivos.

Después de los programas de estabilización hechos por el FMI, la brecha financiera de


las deudas externas reestructuradas, tenía que cubrirse con fondos “frescos”, es decir con
nuevos préstamos de instituciones multilaterales y bilaterales, y de los mismos bancos
comerciales.

Estos préstamos se aprobaron, con la condición de que se llevaran a cabo reformas


estructurales de corte neoliberal, creándose así, desde este enfoque ideológico, las
condiciones para un crecimiento a largo plazo.

Por su parte, los bancos comerciales impusieron condiciones aún más severas para la
concesión de préstamos o renegociación de la deuda, estos préstamos y subvenciones se
negociaron y concedieron solamente bajo condiciones y arreglos draconianos. Como se
esperaba, los países deudores fueron exigidos a reformar sus políticas económicas bajo
estas condiciones restrictivas.

Este tipo de ajustes de corte neoliberal, también incluía su cumplimiento puntual. Se


premió la disciplina por parte de los deudores: el deseo de dar prioridad a los pagos de
los intereses se consideró como el aspecto esencial en la nueva política económica, a pesar
de que demostró ser incompatible con el crecimiento y estabilidad económicos de muchos
países, especialmente de aquellos que cambiaron la dirección de su estrategia de
desarrollo, dejando de mirar hacia el interior del país para dirigir sus esfuerzos hacia el
exterior. La “década perdida” en América Latina es en parte el resultado de conservar el
valor contable de los préstamos de los bancos comerciales de los países desarrollados,
sacrificando otros objetivos como el crecimiento y la estabilidad.

Con el pretexto de reducir el déficit público y liberar divisas para el pago de la deuda
externa, durante los siguientes años comenzaron a aplicarse en la región los dogmas
neoliberales. “Los llamados planes de ajuste estructural […] produjeron una gran
transferencia neta de capitales desde la región hacia el Norte económico (más de 200 mil
millones de dólares). En concepto de ‘servicio de la deuda’, entre 1982 y 2000 América
Latina devolvió más de cuatro veces el stock total de su deuda. El endeudamiento,
incluyendo la estatización de la deuda privada de las oligarquías nacionales, creció sin
parar desde entonces”. (Fernández, 2013: 4)

A finales de esa década de los ochenta, se renegoció la deuda externa bajo los auspicios
del Plan Brady, lo que produjo un cierto alivio en la carga de su servicio. Las balanzas de
pagos de los principales países, tuvieron un impulsó en apertura de la cuenta de capitales,
lo que permitió el ingreso de capitales foráneos, el libre acceso de la inversión extranjera
directa (IED), que creció en este periodo y de los flujos privados de capital de cartera,
todo lo cual permitió financiar el desequilibrio de la cuenta corriente.

II.7.3. Significados e impacto de la Globalización en América Latina y México.

69
El remate de la primera generación de reformas neoliberales, se puede ver con la firma
del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), en 1992, que implicó un
acuerdo entre gobiernos y grupos empresariales oligopólicos, que veían en la integración
una palanca importante para ampliar sus mercados y zonas de operación e influencia, así
como para maximizar sus beneficios. Por su parte, que el gobierno de Estados Unidos
logró con el TLCAN “llevar a la práctica un conjunto de reglas para la operación de las
inversiones extranjeras que conceden a estas una libertad irrestricta, así como un conjunto
de prerrogativas: propiedad intelectual, tratamiento nacional a los inversores extranjeros,
eliminación de normas de comportamiento, etc.), que se han impulsado en diversos foros
multilaterales y tratan de aplicar en escala”. (A. Guillén, 2008)

En los noventa, ya en pleno “Consenso de Washington”, el crecimiento del PIB per cápita
en América Latina, fue bastante mediocre, del 1.3% anual, lo que contrasta negativamente
con el 2.54% conseguido en los sesentas y el 3.3% de los setentas (A. Guillén, 2008). A
pesar de lo que sostenían los representantes del “pensamiento único” en el sentido de que
la apertura se traduciría en un mayor crecimiento económico, sucedió exactamente lo
contrario. De acuerdo a Arturo Guillén (2008) los países que tuvieron resultados exitosos
en materia de crecimiento económico durante los años noventa y la primera década del
presente siglo, fueron aquellos que no siguieron al pie de la letra el decálogo del Consenso
de Washington (Taiwán, Corea del Sur, China o India), mientras que los que obtuvieron
los peores resultados fueron los que se apegaron dogmáticamente al libreto neoliberal,
como Argentina, Brasil o México.

Vista desde una perspectiva crítica, diferente al dogma de la ortodoxia neoliberal, la


globalización se convirtió en una estrategia para que las empresas trasnacionales (ETN)
más poderosas e internacionalizadas, mejoraran su tasa de ganancia y salieran de la crisis
en que se encontraban durante la década de los setentas en sus países de origen, las
potencias capitalistas.

A su vez, los grupos privados internos y los gobiernos de los países endeudados de la
periferia, esperaban que la globalización neoliberal, era una opción para reconvertir sus
empresas y enfocarlas hacia el mercado externo, principalmente hacia el mercado
norteamericano, como componente central del nuevo modelo de desarrollo basado en una
economía industrial–exportadora.

El fracaso del “ajuste ortodoxo” de los ochenta, postró a América Latina en una situación
de estancamiento en la “década perdida”, sin resolver los desequilibrios que estaba
llamado a superar. A esa estrategia de ajuste, que consistía en diez medidas de política
económica que abarcaban desde la disciplina fiscal hasta la liberalización comercial y
financiera, se le bautizó como el “Consenso de Washington” a partir del artículo de John
Williamson, que ya ha sido mencionado, este documento no consistió meramente en un
decálogo de política económica impuesto desde Washington, sino que expresó un
compromiso político, un entramado de intereses, entre el capital financiero globalizado
del centro estadounidense y las élites internas de América Latina. (Martínez y Soto, 2012:
48- 49)

Durante la etapa del “ajuste ortodoxo” de los ochenta, se consolidó en los gobiernos
latinoamericanos un grupo de funcionarios educados en las universidades
estadounidenses del establishment (Yale y Harvard), dispuestos a aplicar religiosamente
las “verdades” del nuevo decálogo neoliberal.

70
A nivel político, se dio una recomposición del bloque dominante, en el cual la hegemonía
fue conquistada por los grupos oligárquicos internos que lograron reconvertir sus
capitales hacia el exterior, estrechamente vinculados con las ETN, así como los capitales
ubicados en los circuitos financieros globales. Con el avance del modelo, algunos
miembros de las oligarquías internas se convirtieron en rentistas o socios menores del
capital transnacional, todo ello en detrimento de la planta productiva nacional, la cual se
vio fuertemente debilitada.

El modelo neoliberal acentuó y tornó más compleja la heterogeneidad estructural del


sistema productivo y de la estructura social. El sector exportador funciona como una
suerte de enclave, de manera semejante a lo que sucedía en el Modelo Primario
Exportador. Dentro del sistema productivo, y con las variantes que forzosamente marcan
las diferencias nacionales, existen tres niveles claramente diferenciados en los sistemas
productivos de los países latinoamericanos (Martínez y Soto, 2012):

1. En la cúspide, el sector exportador convertido en el eje dinámico de la economía, pero


aislado, en gran medida, del resto del sistema productivo;
2. El anterior sector moderno creado durante la etapa de sustitución de importaciones,
integrado por pequeñas, medianas y hasta grandes industrias, separadas del sector
exportador y dependientes del mercado interno; y
3. Los sectores atrasados compuestos por: a) las antiguas actividades tradicionales,
urbanas y rurales (incluyendo las comunidades indígenas en el caso de México, de
Guatemala y de los países andinos); y b) la cada vez más densa franja de la economía
informal.

El progreso técnico absorbido por el sector exportador no se irradia al conjunto del


sistema productivo (no crea cadenas productivas internas), lo que impide la construcción
de una base endógena de acumulación de capital. El progreso técnico se concentra, como
en los tiempos del modelo agrario-exportador, en el sector dinámico de la economía sin
transferirse, salvo mínimamente, a otras actividades. Al concentrarse el progreso técnico
se concentran también, de manera concomitante, las ganancias de productividad,
indispensables para la modernización del resto del sistema productivo. Como el modelo
exportador funciona sobre la base de salarios reales bajos y restringida participación
directa del Estado en la economía, el mercado interno en vez de expandirse se ha
estancado, afectando seriamente a la mayoría de las empresas y actividades que dependen
de dicho mercado.

CAPÍTULO III.

Otros ámbitos del desenvolvimiento de la globalización.

PRESENTACIÓN.

En este capítulo se analizan los diferentes ámbitos en que se desenvuelve la globalización;


partimos de la guerra fría y el nuevo orden político-militar internacional, a la vez que se
observa el proceso en que se lleva a cabo la revolución científica-técnica, analizando
cómo se enlaza la globalización con los diferentes ámbitos y las brechas que ha dejado la
revolución científico técnica.

71
Más adelante se comenta sobre la revolución de las comunicaciones, la cultura y la
educación, se destaca el papel del Estado en la globalización, los cambios que ha tenido,
como la pérdida de soberanía e imposición de políticas económicas, políticas, sociales y
culturales.

Por último, se consideran los impactos sociales en la globalización como la migración,


pobreza y desigualdad, las actuales tendencias migratorias y las políticas migratorias en
los países desarrollados, cerrando el capítulo con el tema de deterioro ambiental y cambio
climático que actualmente se padece y que se concibe como parte del proceso de
globalización y acumulación de capital.

III.1 El fin de la guerra fría y el nuevo orden político-militar internacional.

José Rubén Pérez Cruz

En este apartado se analiza el fin de la llamada “guerra fría”, originado por el colapso del
bloque socialista, que se dio durante la última década del siglo XX, acontecimiento
histórico que permitió la formación de un mundo unipolar, dominado por los Estados
Unidos. Se analiza el desenvolvimiento de otros ámbitos de la hegemonía estadounidense
en el terreno militar, económico y geopolítico.

El periodo conocido como “guerra fría”, caracterizado una obstinada lucha por la
supremacía mundial entre los bloques capitalista y socialista, llegó a su final iniciar la
última década del siglo XX, sin que mediara entre ellos una gran conflagración bélica.

Durante décadas, se fueron gestando grandes contradicciones internas, que disolvieron el


bloque socialista, hasta su repentino e inesperado derrumbe, -que tiene como referencia
simbólica la caída del muro de Berlín el 9 de noviembre de 1989-, que se inició con el
derrocamiento de los regímenes socialistas de Europa Oriental, y culminó con la
desaparición de la URSS, (que dio lugar a la formación de la Comunidad Estados
Independientes en lo que fueron las Repúblicas soviéticas).

Al período que inicia después de estos acontecimientos se le ha llamado "Post guerra


fría”, y coincide con el despliegue del proceso de globalización o mundialización del
capitalismo, el cual se vio fortalecido con la incorporación de los países del antiguo
bloque socialista a la órbita capitalista, que impulsó y fortaleció este proceso.

Eric Hobsbawm (1998) explica el derrumbe del sistema socialista desde la perspectiva
económica de la siguiente manera:

“la ralentización de la economía soviética era palpable. La tasa de crecimiento de


casi todo lo que contaba y se podía contar caía de manera constante de quinquenio
en quinquenio desde 1970: el producto interior bruto, la producción industrial, la
producción agrícola, las inversiones de capital, la productividad del trabajo, el
ingreso real per cápita. Si no estaba en regresión, la economía avanzaba al paso de
un buey cada vez más cansado. Es más, en vez de convertirse en uno de los gigantes
del comercio mundial, la Unión Soviética parecía estar en regresión a escala
internacional. […]

72
“Estos resultados minaron la confianza en el socialismo quizás más que cualquier
otra cosa, porque su capacidad para mejorar las vidas de la gente común mediante
una mayor justicia social no dependía básicamente de su capacidad para generar
mayor riqueza”. (Hobsbawm, 1998: 468 – 469)

A nivel geopolítico, desde casi tres décadas antes, en el campo socialista algunos intentos
democratizadores fueron reprimidos militarmente: experiencias como las
manifestaciones antisoviéticas en Hungría en 1956, o la llamada “primavera de Praga” en
1968, culminaron con invasiones militares soviéticas a esos países, lo que dejo claro que
muchos de los regímenes comunistas aliados a la URSS habían perdido su legitimidad,
aunque en 1980 el triunfo en Polonia del sindicato Solidaridad, que contaba con una
enorme base social, tuvo como respuesta un mayor endurecimiento del régimen sin que
se llegara a una invasión militar de la URSS. (Hobsbawm, 1998)

En 1985 se da el ascenso al poder como dirigente de la URSSS de Mijaíl Gorbachov, que


inició su campaña de transformación del socialismo soviético con los lemas de
“perestroika” o reestructuración (tanto económica como política) y “glasnost” o libertad
de información, lo que dio pie a una lucha entre reformistas económicos a favor de una
“economía socialista de mercado” con empresas autónomas y económicamente viables,
y conservadores que pugnaban por salir de la crisis manteniendo el principio de economía
socialista planificada, casi sin participación privada.

Lo anterior significaba, simplemente, que los reformistas querían tener las ventajas del
capitalismo sin perder las del socialismo, aunque “lo que condujo a la Unión Soviética
con creciente velocidad hacia el abismo fue la combinación de glasnost, que significaba
la desintegración de la autoridad, con una perestroika que conllevó la destrucción de los
viejos mecanismos que hacían funcionar la economía, sin proporcionar ninguna
alternativa, y provocó, en consecuencia, el creciente deterioro del nivel de vida de los
ciudadanos. El país se movió hacia una política electoral pluralista en el mismo instante
en que se hundía en la anarquía económica”. (Hobsbawm, 1998: 479)

Entre agosto de 1989 y el final de ese mismo año, el poder comunista abdicó o dejó de
existir en Polonia, Checoslovaquia, Hungría, Rumania y Bulgaria; poco después,
siguieron los Estados balcánicos de Albania y Yugoeslavia (que se fragmentó
posteriormente en varios estados). La República Democrática Alemana sería muy pronto
anexionada por la Alemania Occidental. El mundo occidental siguió fascinado este
proceso de desintegración del socialismo europeo, que no logró avanzar a otros
continentes; así, en julio de 1989 el gobierno chino decidió, tras semanas de desacuerdos
internos y dudas, restablecer su autoridad y disolver violentamente la manifestación
estudiantil en la plaza Tiananmen.

Finalmente, la URSS también se desintegró a finales de 1991, en el momento en que las


Repúblicas que formaban la Unión soviética, se declararon naciones independientes: “la
disolución del centro pareció reforzar las fuerzas centrífugas y hacer inevitable la ruptura,
a causa también de la política de Boris Yeltsin, cuya estrella ascendía a medida que la de
Gorbachov se apagaba. En aquel momento la Unión era una sombra y las repúblicas la
única realidad. (Hobsbawm, 1998: 489)

El derrumbe del socialismo real, en más de un sentido no se puede considerar una victoria
del llamado “mundo capitalista occidental” dominado por los EE. UU., dado que no

73
correspondió a una derrota militar, no hubo actos de represión por parte de los gobiernos
en contra de las fuerzas sociales que los derrocaban (salvo en Rumania), ni fue una
victoria de la exigua oposición (intelectuales, activistas).

Lo que sucedió es que al autodesintegrarse el bloque socialista de Europa Central,


simplemente dejó de ser un polo hegemónico y en consecuencia una fuerza político
militar de equilibrio bipolar. Celso Para Amorín (1998: 86):

“El derrocamiento del sistema soviético y todos los otros fenómenos que
acompañaron el fin de la guerra fría […] posibilitó el surgimiento de un alto grado
de unipolarización, sin precedente en la Historia moderna […] actualmente, el
poderío de los Estados Unidos, en lo referido a los grandes problemas
internacionales, resulta en la práctica, incontrastable. Hoy en día, no hay crisis
internacional que pueda ser resuelta sin la participación, o por lo menos el
consentimiento de los norteamericanos.”

Aunque también Amorín señala que no debe descartarse la futura conformación de un


escenario de carácter multipolar:

“Resulta inevitable que, temprano o tarde, el redimensionamiento económico, se


refleje en el plano político., [por ejemplo] Alemania (principal núcleo dinámico de
la economía europea), después de la reunificación, pasó a actuar con mucha mayor
desenvoltura en el escenario internacional […] La propia Rusia, continúa siendo
una gran potencia militar y recuperará una posición más destacada en el plano
internacional, aunque evidentemente, nunca al mismo nivel de la antigua Unión
Soviética. Otros países, o grupos de países del hemisferio sur, entre ellos la India y
el Brasil, tienden a desempeñar papeles más importantes en las relaciones
internacionales

“Así, aunque sea un exceso de optimismo afirmar que el fin de la bipolaridad dio
lugar a un mundo multipolar, tampoco es irreal afirmar que el unipolarismo que
caracterizó, y de cierta forma todavía caracteriza, el período de la posguerra fría,
puede no ser más que un breve interludio entre la bipolaridad y la multipolaridad.”
(Amorín, 1998: 89)

En ese escenario de desaparición del bloque socialista, los atentados a las Torres Gemelas del
complejo del Word Trade Center (WTC) de Nueva York el 11 de Septiembre de 2001, de
acuerdo a Jorge Hernández, propiciaron en los centros de poder estadounidenses “la
consolidación una plataforma ideológica, en el que se focaliza un ‘nuevo enemigo’ –el
terrorismo–, que viene a ocupar el lugar del eje articulador de la política exterior que
durante la guerra fría lo constituía el comunismo internacional”, con lo cual se hacen
presentes “elementos de continuidad que están en la base de la cultura política
estadunidense y que al mismo tiempo brindan legitimidad a la política interna”.
(Hernández, 2007: 108)

La administración del gobierno de George W. Bush, aprovechó los atentados terroristas


al WTC para justificar sus principios beligerantes de intransigencia, de sentimientos
antiinmigrantes, racismo y represión como eje de una política de estado, que identificando
a sus ciudadanos como potenciales víctimas de una conspiración internacional, presenta

74
a ese país como una “fortaleza sitiada” que debe protegerse de los sentimientos
antiestadunidenses.

La estrategia de Bush fue más allá, al lograr que el Congreso Estadounidense aprobara en
2001 la Ley conocida como “Acta Patriótica”, que bajo el argumento del combate al
terrorismo, otorga mayores facultades al Estado en aras de combatirlo, mejorando la
capacidad de las distintas agencias de seguridad estadounidenses, dotándolas de mayores
poderes de vigilancia. También se promulgaron nuevos delitos de terrorismo y endureció
las penas a quienes los cometieran.

Esta ley fue de inmediato criticada dado que vulnera los derechos de privacidad y
confidencialidad de la información tanto al interior de EE.UU. como de manera
extraterritorial.

El discurso de los “halcones” estadounidenses llego al extremo de convocar a una “guerra


preventiva” contra los países que integran el presunto “Eje del mal”, colocando en una
lista publica a países como Irán, Corea del Norte, Cuba y Venezuela entre otros.

“las ulteriores proyecciones intervencionistas externas, patentes en el documento


titulado Estrategia de Seguridad Nacional, demuestran que la historia de Estados
Unidos contiene las claves que explican el lugar y papel de la intolerancia en las
definiciones de la cultura política nacional, en la que el uso y abuso de la violencia
sobresale como instrumento recurrente, supuestamente legítimo, bajo las
condiciones singulares que caracterizan la evolución del colonialismo, el
capitalismo y muy especialmente, del imperialismo estadunidense.

“Como función de la hegemonía, la seguridad nacional de Estados Unidos opera


ideológicamente en un doble plano: uno, de legitimación interna, y otro, de
apuntalamiento doctrinal de la política exterior. […]. Desde el punto de vista
externo, el concepto en realidad posee una connotación trasnacional, en el sentido
de que se insertan en ella escenarios del llamado tercer mundo, en los que Estados
Unidos lo que defiende, no es su seguridad nacional, sino su hegemonía. Desde el
ángulo interno, el concepto también se utiliza con gran diversidad y movilidad para
justificar cualquier atmósfera represiva. ”. (Hernández, 2007: 108 – 110)

Para Piñeyro lo realmente existente es un “nuevo desorden mundial”. Después de los


actos macroterroristas del 11 de septiembre del 2001, “se pretende instaurar un nuevo
orden mundial donde la guerra planetaria antiterrorista sólo provoca de hecho un mayor
desequilibrio sistémico internacional […] y la impredecibilidad del surgimiento y
desenlace de los acontecimientos y procesos mundiales” (Piñeyro, 2012: 196 - 197).

El que el gobierno de EE. UU. coloque en el discurso de “seguridad nacional” temas de


narcotráfico, crimen organizado y terrorismo e incluso elabore listas de países etiquetados
como “eje del mal”, persigue de acuerdo a Salazar (2012) ”alojar en la subjetividad
colectiva la percepción del miedo, terror y angustia, premisas necesarias para respaldar
y/o avalar la instrumentación de la securitización o en otros casos, que la ciudadanía opte
por renunciar a sus derechos políticos y sociales a cambio de obtener seguridad y defensa
de la vida por parte del Ejército y el Estado”.

75
Dicho autor concluye que, “el terrorismo es un fenómeno sembrado deliberadamente para
poner espectacularidad en la vida criminal del Estado Policial con práctica de seguridad
securitizada, que visibiliza las capturas para sembrar el terror y la angustia, deja en
zozobra a la sociedad porque todos pueden ser endilgados de terrorista, institucionaliza
el crimen, la violencia, la impunidad y el terror de Estado con la figura del terroristas
indefinida jurídicamente y carente de significado en las leyes pero muy importante para
desmantelar derechos en ciudadanías reprimidas y eliminar con lujo de violencia e
instrumentos de guerra a grupos y comunidades que están en resistencia y desean cambiar
su situación de explotación inmisericorde”. (Salazar, 2012: 241)

Para Piñeyro (2012) el discurso del gobierno norteamericano de que luchó durante la
guerra fría a favor de un mundo libre y democrático frente al comunista y totalitario, y
actualmente promueve el respeto de los derechos humanos, la democracia y el libre
mercado internacional, es un mito; su apoyo a dictaduras militares o regímenes
autoritarios y la negación de tales derechos, ha sido una actitud constante, lo del libre
mercado es libertad para la inversión y el comercio de sus corporaciones multinacionales.

La política exterior de EE.UU. se ha caracterizado por mantener en “una guerra


permanente por acrecentar los recursos naturales estratégicos”, en acrecentar su
supremacía militar; citando a Borón, Piñeyro señala que “las intervenciones de EU en
distintas regiones del globo reconocen distintas motivaciones, pero nunca fueron hechas,
para establecer el derecho internacional, [a ello se agrega que] el sistema imperialista es
un todo integrado donde los diversos fenómenos (financieros, comerciales, energéticos,
militares) están cada vez más interconectados bajo distintas condiciones de dependencia.
Esto, por más que la ideología neoliberal pretenda desestructurarlo como aconteció con
la invasión a Irak presentándola como un mero problema de contraterrorismo (y de
supuesta promoción de la democracia y de los derechos humanos)”. (Piñeyro, 2012: 192)

Para Ceceña (2002), el dominio de los recursos estratégicos, “es objeto de un cuidado y
una política especial por parte de las agencias gubernamentales que tienen a su cargo la
seguridad nacional de Estados Unidos. Capaz de desatar guerras como la del Golfo
Pérsico, el petróleo es responsable de algunas de las decisiones de movilización de tropas,
financiamientos y personal de inteligencia de Estados Unidos y de organismos
internacionales que, hasta ahora, han respondido puntualmente a sus sugerencias.

Las previsiones estratégicas del estado norteamericano han elevado a materia de


seguridad nacional el suministro energético para los próximos años Estados Unidos ya no
quiere padecer una crisis provocada por los países productores de petróleo como sucedió
en la década de los años setenta con el embargo petrolero de la OPEP que elevaron los
precios en una proporción nunca antes vista, su intención es evitar que vuelva a existir un
mercado petrolero de vendedores.

Agrega Ceceña que:

“Las previsiones del Departamento de Energía indican un nivel de importaciones de


petróleo del 64 por ciento para el año 2020, dadas las actuales condiciones de uso y control
del recurso. En este sentido, la esencialidad del petróleo y en general de los energéticos
(gas, uranio, agua/electricidad, carbón) es una de las principales líneas rectoras de la
política exterior de Estados Unidos en todas sus vertientes. Lo fundamental, en este caso,
es el acceso a yacimientos fijos geográficamente”. (Ceceña, 2002)

76
La autora también señala que la política de dominio de los recursos estratégicos no se
limita a los energéticos, al existir otros campos

“en los que el estado estadounidense ha construido su solidez económica y su capacidad


hegemónica [como el] diseño de estrategias de autosuficiencia relativa. Los mecanismos
son diversos pero permiten confluir en una posición nacional de relativa invulnerabilidad,
mientras que promueven los desequilibrios y vulnerabilidades en el resto del mundo. Un
ejemplo elocuente es el de la actual insuficiencia alimentaria en países que hace poco eran
autosuficientes y modernizaron su sector alimentario mediante las especializaciones
(monocultivos y empobrecimiento de especies), la producción en gran escala y la
introducción de los fertilizantes y demás químicos que acompañaron la revolución verde”.
(Ceceña, 2002)

III.2. Globalización y revolución científica-tecnológica.

Aicela Fernández Zamora

En este apartado abordamos de manera general las diferentes revoluciones científico


tecnológicas hasta llegar a la situación actual, con la idea de reflexionar sobre los cambios
en el proceso que ha llevado la revolución científico-técnica y ver de manera específica
como aumenta la brecha tecnológica entre los países desarrollados y en desarrollo. Pues
de acuerdo a nuestra observación, actualmente se han multiplicado las oportunidades de
concentración de la riqueza producida en manos de fuertes Estados nacionales.

III.2.1. Los principales ámbitos de la actual revolución científico técnica.

Los recientes avances en la ciencia y la tecnología han revolucionado a la sociedad, siendo


determinantes en los cambios económicos, sociales y en general en la vida del hombre.
Históricamente, las revoluciones científicas y tecnológicas una vez que se presentan
impactan en todos los ámbitos, los procesos productivos se modifican, las formas de vida
y de trabajo también se transforman; siempre que existen inventos o descubrimientos se
asimilan por la sociedad, pero en particular por quienes tienen el poder y dinero. Para
Carlota Pérez los avances científicos se producen a manera de oleadas; dicha autora
considera que, en la historia del capitalismo, son cinco las revoluciones tecnológicas las
que se han presentado, y sintetiza de la siguiente manera las dos primeras:

“La primera hace referencia a la revolución industrial; aparece en Inglaterra y se


ubica temporalmente en 1771 con la apertura de la hilandería de algodón de
Arkwright en Cromford. Asistimos aquí al desarrollo de la maquinaria y a la
mecanización de la industria del algodón. La segunda hace referencia a la era del
vapor y al desarrollo del ferrocarril. Se desarrolla también en Inglaterra,
difundiéndose hacia Europa y los Estados Unidos de América. Se ubica
temporalmente en 1829 con la prueba del motor a vapor para el ferrocarril
Liverpool-Manchester. Asistimos aquí al desarrollo de las máquinas de vapor y la
maquinaria de hierro movida con carbón. Las nuevas redes de ferrocarriles con el
uso de motor a vapor marcan las nuevas infraestructuras”. (Pérez, 2009: 16)

Estas dos oleadas se presentan en la época de la llamada “libre competencia”, cuando la


moderna sociedad capitalista está consolidándose y los pensadores económicos tratan de
explicarse la manera de cómo acumular riqueza, impulsados por los inventos y

77
descubrimientos que son la base de los cambios que vigorizan al modo de producción
capitalista. A partir de todo esto el capitalismo se desarrolla.

En relación a las dos siguientes revoluciones, la misma autora plantea:

“La tercera revolución tecnológica corresponde a la era del acero, y en general a la


de la ingeniería pesada y a la de la electricidad. Se desarrolla en países como
Alemania y los Estados Unidos de América que cogen la delantera a Inglaterra. Se
ubica temporalmente en 1875 con la inauguración de la Acería Bessemer de
Carnegie en Pensilvania. La cuarta revolución tecnológica corresponde
directamente a la era del automóvil, el petróleo y la producción en masa. La disputa
entre Alemania y los Estados Unidos de América marca el liderazgo territorial de
la época. Se ubica en 1908 con la salida del primer modelo de la Planta Ford en
Detroit. A nivel tecnológico se conoce como la producción en masa de automóviles,
la época del petróleo barato y el desarrollo del motor de combustión interna para
transporte, tractores, aviones y tanques de guerra”. (Pérez, 2009: 16)

El desarrollo científico y tecnológico de estas revoluciones tercera y cuarta, marca la


pauta para el crecimiento de las economías, que ya recorren la fase de los monopolios,
donde el capital financiero concentra y centraliza la riqueza. Las clases sociales del modo
de producción ya son claras y definidas, la ciencia y técnica está puesta al servicio de los
grandes capitales y la acumulación de capital es el principal objetivo.

Para la misma autora, “la quinta revolución tecnológica atañe a la globalización.


Entramos aquí en la era de la informática y las telecomunicaciones y está asentada en la
supremacía de los Estados Unidos de América. Se ubica en 1971 con el anuncio del
microprocesador Intel en California. A nivel tecnológico es la era de las
telecomunicaciones, del desarrollo de las computadoras, de la microelectrónica barata y
de la revolución de la información. Las nuevas infraestructuras se asientan en la
comunicación digital mundial, en los servicios de Internet y en el transporte físico de alta
velocidad”. (Pérez, 2009: 16)

Es el tiempo de las empresas transnacionales, del predominio de los grandes capitales


productivos y del dominio del capital financiero, que se mueven entre los países más
desarrollados y desde estos hacia los países atrasados o “en desarrollo”. Como se vio
anteriormente, las grandes industrias se apropian de los recursos naturales de manera
masiva, dominan los mercados y son las propietarias de los centros de investigación
científica y tecnológica; el sistema financiero promueve a la IED, anunciada como el
remedio para los países que no pudieron arribar al desarrollo, el comercio internacional
se rige por la liberalización comercial, y los avances científicos se aplican a los ámbitos
productivos, a la comunicación, al comercio y a las finanzas. Es la era de la globalización
neoliberal.

Como es de esperarse, los avances científicos se centran en las áreas más rentables: la
biotecnología, la informática, las comunicaciones y la robótica. En la producción se
utilizan robots, programas de computación, maquinaria digital. La introducción de
tecnología de punta modifica el papel del hombre en la producción; el hombre realiza un
trabajo, pero la base para la producción son las maquinas, y el hombre supervisa y
programa.

78
En las comunicaciones existe una profunda revolución, surgen las redes sociales, el
conocimiento se ve favorecido a partir de su difusión por la red de internet, también ahora
se puede comprar y vender desde lugares lejanos.

La globalización económica mundial y la revolución científica tecnológica, han cambiado


de manera constante al proceso de producción, han desarrollado al proceso económico y
han transformado a los mercados: “Hoy, la robótica y la telemática producen una
expansión de la información, que está cambiando radicalmente la relación entre la ciencia,
la tecnología y el proceso productivo, transformando de manera significativa las escalas
de la producción por efectos de la automatización”. (Dos Santos, 2015: 2)

Actualmente con la teleinformática, recibir y procesar datos e información a distancia es


en fracción de segundos, la telemática presta los servicios informáticos mediante la red
de telecomunicaciones, esto ha sido aprovechado por los mercados financieros para
impulsar la globalización financiera. En palabras de Mendizábal (2010: 6), “Las nuevas
infraestructuras se asientan en la comunicación digital mundial, en los servicios de
Internet y en el transporte físico de alta velocidad. El paradigma económico está marcado
aquí por el uso intensivo de la información, la valoración creciente del capital intangible
y la aparición de la sociedad del conocimiento”.

La eliminación de restricciones en los países para la entrada de la IED, es la base para


una intensa internacionalización del capital, que da impulso y vigor a la globalización;
los grandes capitales viajan sin fronteras y se instalan por doquier, ahí donde la
rentabilidad es mayor. Con la introducción de los nuevos adelantos sobre procesamiento
de datos y las comunicaciones en las actividades monetario-financieras internacionales,
se sentaron firmes bases para que estas actividades se desarrollaran.

Los cambios en los procesos productivos que provoca la revolución científica y


tecnológica, modifican las formas de organización del trabajo, el cual debe adaptarse a
las nuevas formas de producción; hoy en día se promueve una fuerza de trabajo flexible,
ágil y con movilidad y se agrega también el trabajo en casa a partir de computadoras, de
tecnologías de información y comunicación. Todo esto ha sido acompañado de nuevas
políticas laborales, donde desaparecen los contratos colectivos, siendo sustituidos por
contratos individuales; a su vez, desaparecen prestaciones a los trabajadores.

Por tanto, la revolución científica y tecnológica, si bien ha permitido cambios que


benefician a la sociedad en general, en la economía ha repercutido negativamente en
naciones pobres, atrasadas o subdesarrolladas, que no tienen la capacidad de asimilar esos
avances si no es a costa de los países desarrollados, que de hecho dominan en las
relaciones comerciales internacionales.

III. 2.2 Las brechas de la revolución científico técnica.

El proceso de globalización de la economía y la revolución científica y tecnológica tienen


una relación estrecha, no se puede entender una sin la otra, pero también tenemos que ver
a la globalización adherida al neoliberalismo económico, al libre mercado, pues sólo así
podremos explicar cómo se ha favorecido a los países desarrollados y como se han
quedado atrás los países atrasados. Los países desarrollados modernizan sus estructuras
productivas y aumentan su productividad, mientras los atrasados permanecen
dependientes de los desarrollados.

79
“Este proceso de globalización, por lo tanto, aumenta la brecha tecnológica entre los
países desarrollados y ‘en desarrollo’, multiplicando las oportunidades de concentración
de la riqueza producida en manos de fuertes Estados nacionales, con impresionantes
masas humanas y procesos educativos capaces de aumentar rápidamente la capacidad
intelectual, política y económica de los polos más avanzados del sistema”. (Dos Santos,
2015: 2)

En las regiones menos avanzadas se están modificando las formas de vida de los sectores
más pobres, pues están desapareciendo formas de producción artesanal y comunitaria.
Los pobres se están volviendo más pobres. “Estos cambios provocan un éxodo masivo de
la población rural a las zonas urbanas, y crean una grave y compleja interacción entre la
alta tecnología, concentración de la riqueza y condiciones de vida miserables. Esta nueva
realidad se convierte en una fuente de tensiones sociales y ambientales cuyos límites aún
no pueden ser establecidos”. (Dos Santos, 2015: 2)

“Otro aspecto fundamental que muestra una gran brecha, se refiere a las disparidades
respecto de la capacidad de generar innovaciones científico tecnológicas y, por
consiguiente, a los muy distintos niveles de propiedad intelectual existentes entre países
y regiones, con la mayor parte de dicha propiedad concentrada en los países
desarrollados”. (Díaz, 1998: 2)

Según la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI): el total de derechos


vigentes de propiedad intelectual para 2013, las patentes y las marcas son las que agrupan
al mayor número de propiedad intelectual 9,45 millones y 26.30 millones
respectivamente, modelo de utilidad y diseño industrial corresponden 2,29 millones y
2,98 millones respectivamente, tal como se indica en el Cuadro III.1.

Cuadro III. 1
Derechos de propiedad intelectual
en vigor, 2013
Patente 9,45 millones
Modelo de utilidad 2,29 millones
Marca 26,30 millones
Diseño industrial 2,98 millones
Fuente: elaboración propia con base en: Datos y cifras de la OMPI sobre P.I.
(2014: 12)

De acuerdo a la OMPI (2014: 12), “En 2013, China superó por primera vez el millón de
patentes en vigor. Además, correspondió a China el 85% del total de modelos de utilidad
en vigor. En 2013, hubo un total de 26.300.000 marcas activas en unas 90 oficinas
repartidas por todo el mundo. China contó con el mayor número de marcas en vigor, con
7.200.000. Los Estados Unidos de América (1.800.000) y el Japón (1.700.000) presentan
cifras similares, y la India, con casi 980.000, también se encuentra en las primeras
posiciones. Estaban en vigor casi 3.000.000 de registros de diseños industriales, de los
cuales 1.200.000 en China.”

80
En el Cuadro III.2 se puede observar de manera clara como se encuentra la participación
de las regiones del mundo en torno a los avances científicos y tecnológicos, pues a final
de cuentas estos se concretan en propiedad intelectual de: Patentes, modelos de utilidad,
marcas, y diseños industriales.

Cuadro III. 2
Porcentaje de solicitudes sobre propiedad intelectual por región 2013
(porcentaje)
Modelo de Diseños
Región Patentes Marca
utilidad industriales
África 0,6 0,02 2,4 1,2
Europa 13,5 5,4 29,3 24,0
América del Norte 23,6 0,0 8,9 3,3
Asia 58,4 93,9 48,2 69,4
América Latina y el Caribe 2,5 0,5 8,9 1,3
Oceanía 1,4 0,2 2,2 0,8
TOTAL 100 100 100 100
Fuente: Elaboración propia con base en: Datos y cifras de la OMPI sobre P.I.
(2014: 10 y 11)

Según la misma OMPI, la distribución por regiones de las solicitudes sobre propiedad
intelectual -ver Cuadro III.2- está fuertemente concentrada en aquellas regiones de países
desarrollados, la región de Asia participa con 58.4 por ciento en patentes; 93.9 por ciento
en modelos de utilidad; 48.2 por ciento en marcas y el 69.4 por ciento en diseños
industriales; EE.UU. le sigue solo en patentes con el 23.6 por ciento; en contraste, la
región de América Latina y el Caribe, se observa escasa participación en solicitudes de
patentes, participa con el 2.5 por ciento; en modelos de utilidad tiene 0.5 por ciento; en
diseños industriales el 1.3 por ciento solo supera a África; aunque se iguala en solicitud
de marcas con América del Norte, con el 8.9 por ciento; pero debemos observar que la
región de A. L. y el caribe agrupa a muchos países, por lo que éstos datos vienen a reforzar
lo que se ha dicho anteriormente, los países en desarrollo siguen en el atraso y la
dependencia.

Por consiguiente, queda claro que, si bien hay una revolución científica y tecnológica en
expansión, esa revolución está distribuida desproporcionadamente, se haya concentrada
y al servicio de los países imperialistas, mismos que, han dejado al margen y en la pobreza
los países atrasados.

III.3. Comunicación, cultura y educación en la Globalización.

María Magdalena Adela López Rivera

En el presente apartado se abordarán temas que hoy por hoy, están generando cambios
nodales en el contexto Norte-Sur. Estos cambios que cada vez son más acelerados en el
ámbito de la comunicación, la cultura y la educación, han llevado a la creación de nuevas
formas en el pensamiento occidental y oriental, conformado una nueva arquitectura que
está impactando socialmente, políticamente y económicamente. El mundo ha pasado de
una integración a cada vez más a una inclusión, en el que tanto la multiculturalidad, la
interculturalidad y la transculturalidad son expresión del proceso de globalización y del
actual modelo neoliberal.

81
III.3.1. Revolución de las comunicaciones.

No es nuevo que en pleno siglo XXI, las redes de comunicación en tiempo real están
configurando el modo de organización del planeta. Lo que se convino denominar
mundialización/globalización, hoy en día ha llevado a una generalización de la
interconexión de las economías y las sociedades y más aún a una integración mundial de
los dispositivos de comunicación, al ampliar progresivamente el ámbito de circulación de
personas y mercancías, lo que ha acelerado la disminución de fronteras físicas,
intelectuales y mentales. (Mattelart, 1998)

Comunicación, ciencia, cultura y educación, forman parte de los cambios radicales


provocados por la tercera revolución tecnológica, la de las nuevas tecnologías, que han
creado una nueva dinámica, ya que, a partir de la mitad del siglo XX, la formación de las
personas y los grupos, así como los adelantos científicos y técnicos y las expresiones
culturales, están en constante evolución, sobre todo hacia una interdependencia cada vez
mayor. (UNESCO, 2005)

Uno de los temas asociados a la mayor facilidad de comunicación, es el referido a la


libertad de expresión. En los trabajos de Amartya Sen, la salvaguarda de la libertad de
expresión no se puede considerar como un principio exclusivamente político, ya que tiene
hondas repercusiones económicas y sociales que la convierten en un instrumento
especialmente útil para el desarrollo. (UNESCO, 2005)

La UNESCO (2009) en el Informe sobre Comunicación e Información, señala que el


Programa de Centros Comunitarios Multimedia “promueve la autonomía de las
comunidades y contribuye a reducir la brecha digital y las lagunas en el conocimiento al
asociar radiodifusión comunitaria con Internet y tecnologías conexas y menciona que
existen 130 centros comunitarios multimedia en 36 países”. (UNESCO, 2009: 17)

Hoy en día, solamente el 11 por ciento de la población mundial tiene acceso a Internet y
en los países industrializados viven el 90 por ciento de las personas “conectadas”: 30 por
ciento en América del Norte, 30 por ciento en Europa y 30 por ciento en Asia y el Pacífico.
Estas estadísticas sitúan de entrada, en su verdadero contexto, la repercusión de la
revolución de las nuevas tecnologías en el mundo, en la sociedad mundial de la
información y el impacto de la red extendida por todo el mundo (World Wide Web). En
realidad, sólo un 10 por ciento de las conexiones con Internet del planeta provienen del
82 por ciento de la población mundial; esta brecha digital se debe a la falta de
infraestructura, ya que existen 2000 millones de seres humanos que ni siquiera disponen
de corriente eléctrica, que por el momento es la condición básica del acceso masivo a las
nuevas tecnologías. (UNESCO, 2005: 32 -33)

En un sentido semejante, las cifras que se presentan en el Cuadro III.3 sobre estadísticas
mundiales del Internet y la población, permiten tener un panorama general sobre el acceso
diferenciado a las nuevas tecnologías de la comunicación. En dicho cuadro, se observa
que la penetración de Internet en Norte América es más del triple que en África, y ello a
pesar de que entre 2000 y 2015 el crecimiento del uso de Internet en este continente ha
sido notablemente superior al crecimiento en Norte América, así también los usuarios de
Facebook, etc.

Cuadro III. 3

82
Estadísticas mundiales del internet y de la población, 2015 (1)
Usuarios Usuarios Crecimien- Penetra- Facebook
Población
Regiones Dic. 31, Jun. 30, to % (2000- ción (% Dic. 31,
(2015 Est.)
2000 2015 2015) Población) 2012
África 1,158,355 4,514 313,257 6,839.1 27.0 51,612
Asia 4,032,466 114,304 1,563,208 1,267.6 38.8 254,336
Europa 821,555 105,096 604,122 474.8 73.5 250,934
Oriente
236,137 3,284 115,823 3,426.1 49.0 23,811
Medio
Norte
357,172 108,096 313,862 190.4 87.9 182,403
América
América
Latina/ 617,776 18,068 333,115 1,743.6 53.9 198,039
Caribe
Oceanía/
37,157 7,620 27,100 255.6 72.9 14,806
Australia
TOTAL
7,260,621 360,985 3,270,490 806.0 45.0 975,943
MUNDIAL
NOTAS: (1) Las Estadísticas de Usuarios Mundiales del Internet fueron actualizadas a junio
30, 2015.
Fuente: Éxito Exportador, tomado de http://www.exitoexportador.com/stats.htm

En esa brecha digital, un problema importante es el de las disparidades de la solvencia


económica, porque el costo de las telecomunicaciones sigue siendo muy elevado en los
países del Sur con respecto a los del Norte, tanto en términos de valor absoluto como de
poder adquisitivo: la adquisición de equipos de cómputo es onerosa y el suministro de
servicios de Internet representa una inversión sumamente elevada en las zonas urbanas y
es muy poco extendido en las zonas rurales. (UNESCO, 2005: 32-33)

Castells plantea:

“Como toda tecnología, Internet es una creación cultural: refleja los principios y
valores de sus inventores, que también fueron sus primeros usuarios y
experimentadores. Es más, al ser una tecnología de comunicación interactiva con
fuerte capacidad de retroacción, los usos de Internet se plasman en su desarrollo
como red y en el tipo de aplicaciones tecnológicas que van surgiendo. Los valores
libertarios de quienes crearon y desarrollaron Internet, a saber, los investigadores
académicos informáticos, los hackers, las redes comunitarias contraculturales y los
emprendedores de la nueva economía, determinaron una arquitectura abierta y de
difícil control”. (Castells, 2003: 2)

De acuerdo con Castells (2003), Internet y libertad, se hicieron -para mucha gente y
especialmente para los jóvenes-, sinónimo en todo el mundo. Para los detentores del
poder en las teocracias, la reacción fue de hostilidad y rechazo ante la transformación
tecnológica y cultural, no así para las economías democráticas en donde Internet “se
consolida como un instrumento esencial, de expresión e información y comunicación
horizontal entre los ciudadanos” y se convierte “en una estrategia en el desarrollo
económico dentro del marco de la globalización”. (Castells, 2003: 2)

83
Castells menciona que para comprender el proceso de cambio en la era de la
comunicación e información se debe conceptualizar una nueva forma de sociedad, la
sociedad red, formada por configuraciones concretas de redes globales, nacionales y
locales en un espacio multidimensional de interacción social. Para este autor en la vida
social las redes son estructuras comunicativas: “Las redes de comunicación son las pautas
de contacto creadas por el flujo de mensajes entre distintos comunicadores en el tiempo
y en el espacio”. (Castells, 2010: 45)

Para Flores y Flores (2000) “la coincidencia del auge de Internet, así como de la telefonía
móvil y las tecnologías digitales, con la tercera revolución industrial y con la actual
revolución cibernética, conduce de hecho a la integración al mercado de prácticamente
todas las dimensiones de la actividad humana”. (Flores y Flores, 2000: 363)

Y es así como para Flores y Flores:

“Si bien es cierto que la comunicación es la base de las relaciones humanas, también
incluye el proceso, así como los mecanismos, que hacen posible y estimulan los
intercambios entre personas. Todo ser humano se comunica, al hacerlo, transmite y
reproduce la cultura, de ese modo, la comunicación, une a los individuos entre ellos
y permite la vida colectiva; sin comunicación, no puede concebirse la vida en
comunidad, en sociedad. Sin embargo, los medios de comunicación y las industrias
culturales 17 se han convertido en generadores del consumo de masas de bienes o
productos estandarizados sin finalidad pedagógica y cuyo éxito se mide no por la
calidad sino por la cantidad, por el rating de su aceptación, es así como los medios
de comunicación y las industrias culturales se convierten en nuevas supersticiones
y hasta en nuevos oscurantismos al contener mensajes prefabricados y tendientes a
difundir sólo una verdad: la del mercado y la de ciertas formas políticas occidentales
basadas en el liberalismo económico que contribuyen a la expansión de su poderío
y a liquidar la diversidad de pensamientos, creencias y por supuesto de la cultura
en el mundo”. (Flores y Flores, 2000: 365 a 371)

Lamentablemente, los medios de comunicación juegan un papel importante en la


conformación de patrones culturales con los que llevan a procesos de enajenación a
envolverlos en el mundo de la sociedad del espectáculo que se convierte en un ejercicio
del poder porque establece patrones de vida que procuran imponerse a las diferentes
clases sociales, incluyendo a la clase trabajadora, a los jóvenes, a los adultos mayores, a
los niños y esto no sólo se da en forma local, regional, nacional, sino internacional, ya
que los mass media y el espectáculo, definen la agenda política y económica de los grupos
dominantes en los países emergentes y en vías de desarrollo hasta el punto en que la
suprema propuesta de éstos consiste en acceder a los niveles y estándares de vida de los
países altamente industrializados y en ser reconocidos por los aparatos publicitarios de
los centros mundiales. (Flores y Flores, 2000: 373)

A diferencia de los países altamente industrializados, en el caso de los países en vías de


desarrollo, la televisión se desarrolla de una manera extremadamente concentrada, cuasi
monopólica y centralizada, controlada casi en su totalidad desde los centros de poder. Lo
que significa también su surgimiento y presencia como formidable recurso de poder, actor

17Entenderemos por industrias culturales a aquellas que se especializan en producir mercancías simbólicas;
incluyen a la industria editorial, la discografía, la publicidad y otras, además de los ya citados medios de
comunicación masiva.

84
ligado a los regímenes de los aparatos políticos de todas las naciones en el mundo,
convirtiéndose así en un enorme obstáculo para el surgimiento de la democracia, que sin
embargo hacia el fin del siglo XX, cede ante el reclamo democrático de la población, al
tiempo que se convierte en la principal arena donde se redefine el espacio público de
discusión, convirtiéndose en la acompañante ambigua de la modernización política y en
el presente siglo XXI, en su carácter de industria cultural torna la política en espectáculo
y escándalo, más que en deliberación racional sobre los diversos proyectos de interés para
los países. (Sedeño, 2011)

En el caso del cine, a pesar de las transformaciones que se han producido en la


definición de la hegemonía cultural de algunas zonas del planeta, Hollywood sigue
siendo un sistema global y un agente protagonista en la gestión de bienes culturales,
dominando aún todas las etapas de sus procesos de producción, controlando el trabajo
cultural, la coproducción internacional, la propiedad intelectual y los derechos de
autor. Continúa dominando la industria del entretenimiento audiovisual a nivel global,
ya sea directamente o a través de otros países ya que posee entre el 40 y el 90% de las
películas que se exhiben en el mundo. Al intensificarse las políticas neoliberales y
multinacionales y la movilidad espacial del capital, se han concentrado la propiedad
de los medios de comunicación, trabajando en favor de la desregulación de las
administraciones nacionales y provocando el debilitamiento de la fuerza de trabajo y
del sector público. (Sedeño, 2011: 13 a 18)

III.3.2. Los nuevos escenarios de la Cultura.

Para Shein, citado en (Días, 2012: 49), “la cultura determina las percepciones, los
pensamientos, los sentimientos y, en cierta medida, el comportamiento”, proviene del
latín cultus, que hace referencia al cultivo del espíritu humano y de las facultades
intelectuales del hombre”.

Para Días, la defensa de una cultura es una defensa cognitiva, ya que, en esta sociedad de
avances científicos y tecnológicos, todo cambio que no es asimilado por los distintos
actores sociales, desde un simple software o la interrelación con los procesos de trabajo
donde operan robots y sistemas especialistas, surge el miedo, la inseguridad y el conflicto.
El trabajo solo cambia con las interacciones entre los seres humanos y sus subjetividades.
(Días, 2012: 49)

El concepto de cultura es uno de los más difíciles de entender porque tiene múltiples
abordajes desde diversas disciplinas científicas que tratan de integrar una definición
común; sin embargo, no se puede hablar de la existencia de una cultura, sino de una
diversidad de culturas que conviven e interactúan en un espacio. (Álvarez, 2014: 14)

Para Franz Boas, cada cultura está dotada de un estilo particular y original; abraza todas
las manifestaciones de la cotidianidad social de una comunidad, las reacciones de un
individuo afectado por las costumbres del grupo en el que vive, y el producto de la
actividad humana definida por esas costumbres.

Kroeber y Kluckhohn (1952) señalan que la cultura se puede precisar a partir de la


estructura social, religión, modelo económico, entre otras, como herencia social o
tradición, transmitida de generación en generación, con ideales, valores, normas y formas
de vida, comportamiento humano y como éste resuelve sus problemas y su adaptación al

85
ambiente. Por tanto, la cultura es para la sociedad lo que la memoria es para el individuo.
Se habla de una abstracción, es la manera en que Occidente construye su conocimiento
sobre el otro.

En el siglo XX, uno de los máximos exponentes del concepto de cultura es Claude
Levi-Strauss, quien relanzara la idea de cultura en la antropología francesa proponiendo
que cada cultura repite un modelo y que los tipos de culturas posibles son limitados. Cada
cultura puede ser considerada, según Levy, como un conjunto de sistemas simbólicos en
los cuales se coloca el lenguaje, las reglas matrimoniales, las relaciones económicas, el
arte, la ciencia, la religión, que tiende a exprimir todos los aspectos de la realidad física y
de la realidad social. Para el antropólogo Clifford Geetrz, la cultura no es simplemente
un repertorio de modelos de comportamiento empíricamente descubierto y atribuido a la
naturaleza humana, sino un sistema simbólico y un mecanismo de control. (Giménez,
2002: 27)

Para Smith, Antony (citado en Giménez, 2002: 27) la cultura es simplemente manejada
como un repertorio de creencias, estilos, valores y símbolos, y para Bourdieu (citado en
Giménez, 2002: 27) la cultura como “formas simbólicas” y estructurales mentales
interiorizadas, por un lado, y símbolos objetivados bajo la forma de prácticas rituales y
de objetos cotidianos, religiosos, artísticos, etc., por otro.

Para Giménez (2002), concebir la cultura implica no disociarla nunca de los sujetos
sociales que la producen, la emplean o la consumen. No existe cultura sin sujeto, ni sujeto
sin cultura o todas las manifestaciones culturales tendrían que referirse siempre a un
espacio de identidad.

La Organización de las Naciones Unidas para la Educción, la Ciencias y la Cultura


(UNESCO) a partir del Informe de la Comisión Mundial de cultura y Desarrollo en el
documento Nuestra diversidad creativa, señala que la cultura “no es un instrumento del
progreso material: es el fin y el objetivo del desarrollo, entendido en el sentido de
realización de la existencia humana en todas las formas y en toda su plenitud”. (UNESCO,
2009)

Debido a los desafíos que presenta el siglo XXI, como son las nuevas realidades
económicas, políticas, ecológicas, educativas y tecnológicas, las poblaciones requieren
actitudes y conductas que les permitan reconocer y promover la interdependencia y
cooperación entre naciones.

Atendiendo a la etimología, el término multiculturalidad, tal y como indica su prefijo


“multi”, hace referencia a la existencia de varias culturas diferentes, pero no ahonda más
allá, con lo que se puede entender que no existe relación entre las distintas culturas. La
multiculturalidad puede entenderse como el reconocimiento del otro distinto, pero no
necesariamente implica el establecimiento de relaciones igualitarias entre los grupos,
entre personas, grupos o instituciones que pertenecen a culturas diferentes o mantienen
señas de identidad más próximas o lejanas entre sí. No puede ser impuesta desde arriba,
o por una cultura dominante. Además, integra varias dimensiones como son: el
intercambio, reciprocidad, interacción, relación mutua, apertura y solidaridad efectiva,
entre los distintos modos de entender la vida, los valores, la historia, las conductas
sociales, etc. El estudio de la interculturalidad es complejo y puede realizarse desde el
cruce de varias perspectivas, tales como la ética, la psicología, la pedagogía y la política.

86
Por el contrario, el prefijo “inter”, en el término “interculturalidad” va más allá, haciendo
referencia a la relación e intercambio, y, por ende, al enriquecimiento mutuo entre las
distintas culturas. La interculturalidad asume que la diversidad es una riqueza de manera
que se entiende, no sólo como necesaria, sino como algo virtuoso. Es la base que permite
la comprensión y el respeto entre miembros de diferentes culturas.

En tal sentido De Vallescar (2012) argumenta lo siguiente:

“A modo de simple aproximación a la interculturalidad, puesto que intentar


definirla resulta problemático, restrictivo y es síntoma de una mentalidad occidental
monocultural, se mencionará que se trata de una deliberada opción como
acción/comunicación/diálogo, entre personas, grupos o instituciones que
pertenecen a culturas diferentes o mantienen señas de identidad más próximas o
lejanas entre sí. No puede ser impuesta desde arriba, o por una cultura dominante.
Además, integra varias dimensiones como son: el intercambio, reciprocidad,
interacción, relación mutua, apertura y solidaridad efectiva, entre los distintos
modos de entender la vida, los valores, la historia, las conductas sociales, etc. El
estudio de la interculturalidad es complejo y puede realizarse desde el cruce de
varias perspectivas, tales como la ética, la psicología, la pedagogía y la política”.

De acuerdo con Fernández (2011) existen dos efectos principales en el ámbito-


sociocultural de la globalización actual: “uno es la aceleración de los movimientos de
población que se da en el interior de los países: del campo a la ciudad; y entre países: de
los países empobrecidos a los países ricos o con mayor desarrollo económico. El otro
efecto es la tendencia a la homogeneización cultural, lo que algunos autores llaman
occidentalismo o norteamericanismo; la universalización de hábitos, costumbres y
comportamientos que han sido dominantes en la cultura euroamericana”. (Fernández,
2011: 1)

Se puede observar la tendencia a la homogeneización cultural se da en el vestir, en la


gastronomía, en los muchos de los procesos de producción, consumo y vida de una parte
sustancial de la población humana, particularmente en las ciudades metrópoli de todo el
mundo.

Fernández, menciona (2011: 1) que en el “proceso en curso de homogeneización cultural


no sólo está contando la hegemonía económica y política de dos de los centros más
importantes como son: EE.UU. y la UE, sino también el impacto que tiene el turismo
internacional que, debido a factores económicos comprensibles, se mueve generalmente
en una dirección contraria a la de los flujos migratorios e impone pautas de
comportamiento también occidentalistas”.

Aun cuando los dos procesos: el de los flujos migratorios y el de la homogeneización


cultural, son paralelos, en el sentido de que favorecen la interrelación, la mezcla y la
fusión de culturas, también es una realidad que localmente, en el interior de los países, se
pueden percibir como contradictorios, ya que la dimensión de los flujos migratorios
apunta, en este ámbito local, hacia la multiculturalidad y ésta es percibida también como
algo que entra en conflicto con el proceso de homogeneización cultural. (Fernández,
2011)

87
En el marco territorial, la idea de ese conflicto entre culturas diferentes, por una parte y
la tendencia a la homogenización cultural por otra, presenta en el contexto actual varias
maneras de manifestarse y que se deben considerar: la prepotencia del occidentalismo; el
sentimiento de pérdida de la identidad de la cultura de las poblaciones; el sentimiento de
pérdida de la identidad cultural de poblaciones autóctonas amenazados por este proceso
de homogenización, así como el sentimiento de pérdida de identidad que lleva a que
grupos de inmigrantes se opongan a la asimilación y que mantengan sus hábitos y
costumbres.

Han surgido diversas formas de neorracismo y xenofobia que se dan principalmente en


los países del Norte, del sentimiento de pérdida de la identidad de la cultura que se declara
amenazada por los inmigrantes de otras culturas y del sentimiento de pérdida de la
identidad cultural en países o regiones del mundo que se ven amenazados por este proceso
de homogeneización cultural, han surgido, por un lado, los integrismos religiosos y, por
otro lado, diferentes manifestaciones particularistas.

Es así como se debe considerar que el reconocimiento de la multiculturalidad y la


consideración de la interculturalidad como un valor positivo son respuestas preventivas a
la agudización de los distintos sentimientos expresados en las ideologías que se
mencionan. Si bien los términos interculturalidad e interculturalismo no provocan debate,
ya que parten de cierto consenso, los términos multiculturalidad y multiculturalismo
producen polémica, apareciendo reiteradamente en los medios de comunicación
relacionadas con el debate sobre la emigración y sobre las políticas públicas que los
gobiernos han adoptado o se proponen adoptar al respecto.

Por otra parte, la transculturalidad se puede entender como un proceso de acercamiento


entre las culturas diferentes, que busca establecer vínculos más allá de la cultura misma
en cuestión, casi creando hechos culturales nuevos que nacen del sincretismo y no de la
unión, ni de la integración cultural que interesa a una determinada transición, es decir,
que si existe mutuo acuerdo, la convivencia de culturas facilitada a su vez por los
modernos medios de desplazamiento, comunicación e información, puede ser un
elemento fundamental que contribuya a la maduración de la humanidad, manifestado en
el acuerdo, respeto y promoción de unos valores universales por encima de peculiaridades
de raza, etnias y hasta religiosas, caminando decididamente hacia la fraternidad universal
o, como decíamos antes, hacia una “transculturalidad”. (Hidalgo, 2010)

Actualmente, las tensiones entre la globalidad estandarizada que impone el mercado, los
medios de comunicación y las industrias culturales, así como el tiempo-espacio
fragmentado que se asume como originalidad y capacidad creativa se define como las
conductas culturales, sociales y políticas del presente siglo. La cuestión de las identidades
sociales, políticas, étnicas y culturales surge en ciertos casos con fuerza extraordinaria; la
cuestión de la identidad como lucha por la propia personalidad, como resistencia a las
fuerzas disgregadoras del mercado, la comunicación, la mercadotecnia y la publicidad
van llevando a la fragmentación de la personalidad”. (Flores y Flores, 2000: 412 - 413)

La penetración de los medios masivos de comunicación, que tienden a expandir valores


idénticos “para todos”, lo cual provoca desacuerdos y reacción y en mayor medida
cuando, ante la falsa universalidad que se propone desde los órganos del poder para todos
los espacios posibles, se afirman los valores de “lo propio”, de la tradición histórica y de
la personalidad cultural. (Flores y Flores, 2000: 414)

88
Provoca desacuerdos y reacciones contrarias en todas las razas y etnias, la falsa
universalidad que los medios masivos de comunicación y los órganos de poder tienden al
difundir valores idénticos “para todos”, y se reafirman los valores de “lo propio”, de su
tradición histórica y de su propia personalidad cultural.

El papel de las megacorporaciones transnacionales y de los Estados “imperiales” al


imponer gustos, símbolos de prestigio, modas, tópicos ideológicos y morales, formas de
vida y organización política, da lugar a un tipo de penetración concreta, que son los
proyectos específicos de dominación y control, frente a lo cual la afirmación de las
identidades culturales se vuelve una respuesta antiimperialista y anticolonial, lo cual
permite explicar y justificar la decisión y fuerza por sostener una actitud drástica de
rechazo hacia todos los convencionalismos globales. Es así como la identidad cultural o
de la personalidad histórica, se vuelve uno de los soportes ideológicos y psicológicos
importantes que ha dado lugar a las diversas movilizaciones para las luchas de liberación,
convirtiéndose en un argumento defensivo importante de acción y toma de conciencia de
lo propio singular frente a lo ajeno bastardo, para lograr la unidad nacional. Debe quedar
claro que la defensa de la identidad cultural o personalidad histórica de los pueblos, no
consiste en la ignorancia o en la ausencia de contacto con los otros pueblos o naciones,
sino una afirmación que pasa por el contacto con otras culturas, se debe entender como
lo mencionan Flores y Flores (2000) que las identidades culturales y nacionales son
dinámicas y que están en permanente metamorfosis, que son abiertas y nunca cerradas,
son procesos inacabados que se enriquecen, se aceleran y exacerban en el presente siglo.

III.3.3. Los retos en la Educación.

En el presente siglo XXI, el papel de los medios de comunicación y las nuevas tecnologías
de la información y la comunicación presenta cambios en la diversidad de ámbitos
sociales, sin que la educación sea ajena a esta nueva realidad y se enfrente a estos retos.

Históricamente, en la industria el desarrollo de las tecnologías de la comunicación y de


la información, desde Taylor con la organización y las normas de trabajo, en los modelos
de las relaciones humanas de Elton Mayo en las primeras décadas del siglo XX, en los
métodos de Douglas McGregor a través de reglamentos por escrito, y en la reciente
propuesta de los sistemas de participación de Taiichi Ohno -responsable del toyotismo-,
cada país busca superar sus desfases, ya que existe una relación entre la escolaridad y el
conocimiento; una empresa con empleados con un alto nivel de escolaridad, tiende a
tener una mejor comprensión del cambio. (Días, 2012: 49)

Renato Días (2012: 49), citando a Hopenhayn, expone que “existe la noción de que la
educación puede unirse a la revolución de la tecnología de la información y la
comunicación y del aumento de los trabajos ‘inteligentes’ y unirse a redes de
conocimiento”; para este autor, existen obstáculos causados por la falta de simetría entre
los sistemas educativos y las nuevas tecnología en América Latina, además de que se le
ha considerado por mucho tiempo a la educación como instrumento de movilidad social
y un medio de integración a la cultura y desarrollo productivo.
Actualmente, educación, ciencia, cultura y comunicación, se han visto impactados, no
sólo por la tercera revolución tecnológica, la de las tecnologías de información y
comunicación, que están creando nuevas dinámicas, porque desde mediados del siglo
pasado, la formación de las personas y grupos, así como los adelantos científicos y

89
técnicos y las expresiones culturales, están en constante evolución, sobre todo hacia una
mayor interdependencia. (UNESCO, 2005: 5)
Con base en lo antes mencionado, este cambio no ha impactado sólo el ámbito económico
y a las estructuras productivas, también está determinando un nuevo orden ideológico,
político, social y cultural. Las redes informáticas han incrementado la universalización de
los intercambios políticos, tecnológicos, económicos, culturales, personales, etc. La aldea
global se ha convertido en realidad en el mundo globalizado en donde la información y
el conocimiento están al alcance del mayor número de personas, sin embargo, presenta
las siguientes repercusiones (Bahillo y Gómez, 2014):

• Un traslado de activos hacia los servicios especializados, que se han convertido en el


sector dinamizador de la economía.
• Aumento del desempleo entre aquellos activos cuyos conocimientos y habilidades
han quedado desfasados como resultado de los procesos de reconversión y adecuación
tecnológica y que no disponen de una formación polivalente o no actualizan sus
conocimientos de forma permanente
• Dificultades de consecución de empleo, a corto y medio plazo, por parte de colectivos
de población joven.

Cómo se desprende de los puntos anteriores, el mercado laboral demanda un nuevo perfil
de profesionales y trabajadores en los que se valoran positivamente no sólo los
conocimientos, sino las actitudes, competencias, habilidades y aquellas cualidades
personales que permitan y faciliten la adaptación a los cambios que se producen en el
contexto económico, social y cultural y por ende en el entorno productivo y empresarial.
Por tanto, los contenidos formativos deben adecuarse a estos cambios sociales y a las
necesidades del sistema económico y del mercado laboral. (Jordán, 1992: 2)
De acuerdo con Jordán (1992) la educación multicultural, es una forma de entender y
vivir la educación, es un enfoque educativo que tiene un carácter inclusivo, donde la
diversidad – considerada como un valor que nos enriquece-- es un ingrediente
indispensable y positivo para una educación integral y de calidad. Se entenderá como a
la educación intercultural como un modelo educativo que busca fomentar el
enriquecimiento cultural de los ciudadanos, partiendo del reconocimiento y respeto a la
diversidad, a través del intercambio y el diálogo, que tienen por finalidad la participación
activa y crítica en aras a cimentar el desarrollo de una sociedad democrática basada en la
igualdad, la tolerancia y la solidaridad.
En autores como Jordán (1992) la finalidad de la educación intercultural en el mundo,
supone una relación y la cualifica, implica que la relación se construye desde planos y en
condiciones de igualdad entre culturas que interactúan, conceptualmente niega la
existencia de asimetrías debidas a las relaciones de poder; en cambio, admite que la
diversidad es una riqueza potencial, de tal forma que se debe entender no sólo como algo
dado en términos de hecho social, sino como posibilidad de vida, como conocimiento,
reconocimiento y valoración de la otredad.

Para Krishna Kumar (1982: 160), es habitual considerar los programas de estudios como
un conjunto de textos independientes de los que se puede suprimir lo que no resulte
satisfactorio ya que la transmisión de ideologías sociales no depende de textos aislados,
pero el poder general de una ideología proviene de su infiltración en el propio sistema.
La distribución de los estudiantes en diversos tipos de escuelas san estás públicas,

90
privadas, urbanas, rurales, etc., así como el proceso docente actual y el método de
exámenes desempeñan papeles importantes en la determinación del mensaje
socioeconómico del sistema educativo actual.
Las condiciones económicas de un país se relacionan con carácter nacional, más que con
las experiencias históricas, señala críticamente Kumar, y es así como la norma del
progreso y la cultura se atribuye a Europa y América del Norte, mientras que los países
atrasados constituyen ejemplos de rezago y exotismo cultural. Es así como la educación
y los medios masivos de comunicación “se convierten a la vez en un medio de difusión
cultural y de dominio político, tanto nacional como internacional y de manera conjunta
constituyen el sector de comunicaciones culturales del sistema mundial con el que se
introducen en los países pobres las ideologías sociales que sostienen el presente orden
internacional”. (Kumar, 1982: 160 -161)
Para autoras como Hidalgo (2010) menciona que, en tanto que institución y espacio del
saber, la universidad se convierte hoy, en sujeto y objeto de cambios trascendentales en
su estructura, forma, en la organización de sus contenidos curriculares, en los tiempos
que implican la validación de los conocimientos, en el reconocimiento del ser o ethos
universitario, en su relación con su medio, en el ambiente para avanzar en el conocimiento
y en sus respuestas a la sociedad. Actualmente, se le está exigiendo transformarse a la
universidad y estos cambios tienen origen externo.
Estos cambios están básicamente basados en: los grandes y rápidos avances en la ciencia
y la tecnología que han transformado la estructura del conocimiento y de la producción;
la dinámica económica del capital a escala mundial y la protección que ha adquirido el
capital financiero, a través de una de sus formas, la globalización; la recomposición del
poder político, ideológico y económico mundial, en un nuevo orden mundial; y, los
clamores humanitarios que genera la desigualdad y la inequidad en la distribución de la
riqueza. (Hidalgo, 2010)
Los aspectos importantes que constituyen aquellos mecanismos que le dan cuerpo al
sistema o Espacio Europeo de Educación Superior son: movilidad, aseguramiento de la
calidad, la promoción de la cooperación, sin embargo, éste ha tardado en consolidarse y
aun cuando hay avances en algunos puntos aún es limitado el acceso de todos los
estudiantes sobre todo latinoamericanos, asiáticos y africanos. (Vargas y Rojas, 2005)
En tal sentido destaca el Proyecto Tuning y el proyecto EEES de la Unión Europea, cuyo
propósito es fijar puntos de referencia, convergencia y comprensión mutua entre las
universidades. Dicho propósito Tuning lo abordó de manera específica mediante la
construcción de competencias genéricas y específicas 18 de cada disciplina para el primero
y segundo ciclo como criterios de referencia, en diversos ámbitos temáticos: estudios
empresariales, ciencias de la educación, geología, historia, matemáticas, física y química

18
Las competencias describen los resultados de aprendizaje, lo que un estudiante sabe o puede demostrar
una vez completado el proceso de aprendizaje. Las competencias se describen como puntos de referencia
para la elaboración y evaluación de los planes de estudio, sin pretender ser modelos rígidos, permitiendo
flexibilidad y autonomía en la elaboración de los planes de estudio, pero introduciendo un lenguaje en
común para describir los objetivos de los planes. Ello se aplica a las competencias específicas y a las
genéricas, como pueden ser las capacidades de comunicación. La construcción de las competencias
genéricas y específicas, se definen como todo aquello que debe aprehender y saber un estudiante al final de
cada curso y ciclo.

91
(Vargas y Rojas, 2005). En concepto de la UNESCO (2005), el negocio de la educación
a nivel mundial representó para 2005, más de dos billones de dólares, es decir, la vigésima
parte del PIB mundial, pero no se muestra de manera clara los ingresos que perciben las
instituciones privadas.
En EE.UU. existe una corriente en pro de la privatización, por lo que ya existen empresas
privadas que administran centros educativos públicos. En la enseñanza superior, punta de
lanza de la mercantilización, la universidad pública ha dejado el camino a la alianza entre
universidades privadas y los proveedores de software y los grupos de telecomunicaciones
que atraen en el mundo entero a estudiantes dispuestos a pagar por la obtención de un
diploma. En tal sentido, para autores como Vargas y Rojas (2005: 220 - 221), en los
inicios del siglo XXI, en EE.UU. se ha propagado y consolidado la idea de asumir y mirar
la educación como como un campo para ‘los buenos negocios’ y en tal sentido muchas
universidades participan en la bolsa de valores, obteniendo índices de rentabilidad muy
superiores a los obtenidos por otras empresas que cotizan en la bolsa
Sin embargo, tal como lo mencionan esos autores, si bien el negocio de la educación ha
sido y es muy redituable, sus resultados en término de calidad no resultan iguales. La
UNESCO (2005) reconoce que para los países en los que la educación se ha convertido
en foco de atracción de grandes empresas los resultados obtenidos de esta
mercantilización son más que dudosos.
Debe ser claro que la función de la Universidad es ser portadora del saber. Si bien la
globalización del conocimiento ha intersectado con la globalización del capital, el
mercado global de las corporaciones ofrece a la venta los conocimientos generados por
la investigación y los convierten en productos comercializables, mediante la
globalización de las universidades, el conocimiento social es empaquetado como
conocimiento de mercado y vendido como un producto, con lo que se afecta las funciones
sustantivas de docencia, investigación y difusión de la cultura, además de la pérdida cada
vez más de su autonomía, el financiamiento, y gobierno.

Es así como hoy por hoy las universidades públicas han perdido espacio en las políticas
públicas del Estado como resultado de la pérdida general de la prioridad de las políticas
sociales inducida por el modelo neoliberal de desarrollo económico; a pesar de las
declaraciones políticas contrarias y de algunos gestos reformistas, subyace en el discurso
de las autoridades gubernamentales que sólo queda como alternativa la creación de un
mercado universitario. (De Sousa, 2010)
III.4. El Estado en la globalización.
María del Carmen Reyes Ugarte
En este apartado se aborda el impacto de la globalización tanto en los países centrales
como periféricos en la función del Estado nación, desde la perspectiva de autores como
Boaventura de Sousa y Massimo Salvadori, para quienes el Estado no tiende a
desaparecer y van a desempeñar nuevas funciones. En caso contrario para Vidal Villa y
Kenichi Ohmae el estado se vuelve obsoleto y da paso a una nueva organización que
conducirá la economía a nivel mundial.
Existen distintas definiciones de la palabra “Estado”, que van desde la hegeliana que
considera que todo lo que el hombre es, se lo debe al Estado, hasta la marxista que lo
concibe como instrumento de la clase dominante para subordinar y explotar a la clase

92
dominada. Etimológicamente, el término nace de la voz latina status, la cual toma sentido
político de unidad “política moderna” con Nicolás Maquiavelo que introduce la palabra
Estado en su obra “El Príncipe”, en la que identifica los Estados y soberanías como las
repúblicas o principados, analizando las causas de la grandeza y caída de los mismos y a
su vez propone una serie de medidas a seguir por los gobernantes para la conquista y
retención del poder. Es por esto, que al Estado también se le puede definir como poder
soberano e independiente que no admite un poder superior; este razonamiento
posteriormente convierte el poder en la soberanía que le da origen al Estado moderno.

Se pueden establecer tres conceptos fundamentales del Estado, referidos al Estado: 1) La


concepción organicista, por la cual el Estado es independiente de los individuos y anterior
a ellos; 2) La concepción atomística o contractual, según la cual el Estado es una creación
de los individuos; y 3) la formalista, según la cual el Estado es una formación jurídica.
Las dos primeras conforman el denominado aspecto sociológico y se han alternado en la
historia del pensamiento occidental; la tercera es moderna y ha sido formulada en los
últimos tiempos. (Abbagnano, 1983: 448)

Estanislao Fernández nos dice que según Hermann Heller, es a partir del Renacimiento
cuando se produce de una forma más clara la consolidación de estructuras institucionales,
que configurarán la verdadera génesis del Estado en su sentido moderno y que en los
últimos cinco siglos ha constituido la principal forma de organización política de las
sociedades sometidas a la evolución institucional del Estado. En tal sentido, Fernández
(Fernández, 2007: 2-15) plantea que el Estado como entidad jurídico-política surge bajo
los procesos de modernización que se producen en el continente Europeo en los siglos
XV y XVI de la organización medieval, la cual debido a la rigidez de su estructura política
dan paso a las monarquía autoritaria, que precede al proceso de formación de los Estados
nacionales, los cuales impulsan por una parte el orden soberano mediante el monopolio
de la coacción física legítima como instrumento de dominio y, por otra parte, una
burguesía política y económicamente fuerte que precisaba una nueva forma de
organización social, el capitalismo. Dicho orden social precisó de un nuevo marco
jurídico, económico y político para asentar la idea de soberanía o de razón de Estado,
dotándolo de legalidad y legitimidad, que dará paso al Estado liberal, mínimo, o
interventor que se caracterizará por tres supuestos básicos como son el imperio de la ley,
el reconocimiento de derechos fundamentales inherentes al ser humano y representar la
traducción política del sistema de producción capitalista. Según Adam Smith las
funciones del Estado son: garantizar el orden social, asegurar la defensa frente a las
agresiones externas y la realización de obras y servicios públicos no acometidos por la
iniciativa privada. Los decenios de 1920 y 1930 serán testigos de la crisis del Estado
liberal, manifestándose desde tres dimensiones fundamentales: crisis política, crisis
económica y crisis del orden internacional; dicha situación es enfrentada a través del
Estado keynesiano o Estado de bienestar.

La crisis del Estado liberal que se presentó en los años del 29 al 33 del siglo pasado, se
caracterizó por: la sobreproducción que rebasó la capacidad de consumo de la sociedad;
el desplome de la demanda agregada; la inequitativa distribución del ingreso; la actividad
especulativa de la bolsa de valores; y, el desorden monetario en Wall Street como centro
financiero mundial. Esos problemas entre otros, trajeron como repercusión el crecimiento
del desempleo por las quiebras en empresas tanto productivas como financieras, así como
el colapso del sistema de pagos internacionales y un prolongado periodo de deflación,

93
poniendo en entredicho la teoría de la mano invisible y la capacidad de autorregulación
del mercado.

Ante esta situación, se miró hacia el Estado de Bienestar para que interviniera
directamente en la economía a fin de modificar la distribución del ingreso proporcionando
sistemas de seguridad social y generando servicios y bienes públicos de uso generalizado,
asignándole además la tarea de crear los marcos de regulación de las actividades
económicas a través del proteccionismo, así como de intervenir en la composición de la
oferta y la demanda agregadas, beneficiando la acumulación del capital privado. De ahí
que la participación estatal en el financiamiento y la ejecución de programas sociales o
en la actividad industrial o el fomento agrícola, además de considerarse como una
obligación del poder público, daba una imagen progresista a las acciones públicas y
legitimaba el ejercicio del poder político. Esto facultó al Estado para hacer valer su
posición hegemónica frente a las distintas clases e incorporar a la población, por medio
de la participación colectiva, en la toma de decisiones y en el ejercicio del poder mediante
“procesos democráticos”.

Este Estado que tiene su “época de oro” durante los años del 50 y 60 llega a una
progresiva etapa de agotamiento en la década de los 70. Se ve fuertemente cuestionada
su actividad tanto en los aspectos económicos y políticos, como en los ideológicos,
planteándose que cualquier intervención que perturbe el ajuste automático del mercado
hace imposible la realización del cálculo empresarial y elimina la eficiencia económica
de la sociedad.

Intelectuales y pensadores como Milton Friedman, Friedrich Hayek, Samuel Huntington,


Michael Crozier, Rudiger Dornbusch y otros, encabezan las críticas económicas y
políticas al Estado de bienestar. Con la crisis del Estado keynesiano -como ya se vio en
el apartado anterior- comienza a surgir una corriente de pensamiento, con una tendencia
fuertemente economicista en la concepción de la organización social, conocida como
“neoliberalismo”, que pone en marcha un conjunto de políticas altamente
contraccionistas, en las que un elemento básico será un cambio de "régimen económico"
que se traduce en la sustitución del Estado benefactor en los países desarrollados, y del
Estado interventor en los países menos desarrollados, por un Estado neoliberal que
reorienta la gestión gubernamental a realizar acciones destinadas a salvaguardar los
derechos de propiedad, supervisar los intercambios mercantiles, asegurar el cuidado del
ambiente y vigilar la aplicación de las leyes. (Huerta, 2005)

El derrumbe del Estado de bienestar, aunado a la caída del socialismo y a la imposición


del neoliberalismo y la globalización, son hechos que ponen en crisis al Estado-nación.
Esta crisis se manifiesta en aspectos que afectan directamente el papel que había venido
desempeñando como promotor y garante del bienestar, así como a su capacidad para
planificar y promover el desarrollo, el crecimiento y el empleo, perdido el Estado sus
funciones de redistribución de los ingresos y moderador de las tensiones sociales.

Al respecto Mássimo Salvadori (1998), sugiere que en las actuales condiciones el Estado
es "depotencializado" con respecto a sus funciones tradicionales y parece estar destinado
a ejercer funciones de regulación y administración del mercado unificado, en calidad de
titular de un poder de "mediación y contratación de los recursos puestos a disposición de
ese mismo mercado", pasando de un Estado soberano absoluto al Estado administrativo.

94
Para el caso de los países atrasados el neoliberalismo ha significado que el Estado pierda
la capacidad de controlar y regular el mercado, de participar activamente en los procesos
de producción, programas sociales de educación, salud, cultura, así como el
fortalecimiento de un sistema político que permita el avance de la democracia, poniendo
en marcha políticas macroeconómicas populistas e instaurando programas de
estabilización restrictivos, homogeneizados por organismos internacionales como el FMI,
el BM, la OMC, que han impuesto el modelo neoliberal y la globalización, que favorecen
los intereses de las empresas multinacionales en detrimento de los países
subdesarrollados.

Debemos precisar que en los países atrasados lo que se generó antes del neoliberalismo
fue un Estado intervencionista y no el Estado de Bienestar, concebido como en los países
centrales; no logró instaurarse como tal debido a factores macroeconómicos así como
factores en torno a las grandes diferencias sociales, la acumulación de riqueza e inequidad
en la distribución. Como resultado de esto, se generó una clase de altos ingresos que
propició grandes disparidades con las otras clases sociales. En este sentido, los gobiernos
latinoamericanos iniciaron procesos populistas, desde lo político, económico y social, que
buscaban una solución a la inequitativa distribución de la riqueza. Otro problema que se
suma a lo anterior es la crisis del petróleo y el desmesurado crecimiento de la deuda
externa de los países del tercer mundo para la puesta en marcha de las políticas estatales
de bienestar y consecuentemente el Estado contrajo su participación y dio paso a un
mercado internacional de flujo de materias primas y capitales liderado por grandes
corporaciones, lo que facilitó la imposición de políticas neoliberales y de la globalización,
que vulneran aún más la maltrecha soberanía del mundo subdesarrollado.

Ante la crisis del Estado de bienestar y el arribo del Estado neoliberal y sus implicaciones,
se presenta la interrogante de ¿cuál es el destino del Estado nación?

Para autores como De Sousa Santos, Massimo Salvadori el Estado está llevando a cabo
transformaciones para desempeñar un nuevo papel para seguir existiendo y para autores
como José María Vidal Villa y Kenichi Ohmae el Estado nación desaparece.

Así tenemos que para De Sousa Santos la soberanía de los Estados más débiles
actualmente se encuentra amenazada por las agencias financieras internacionales y por
las empresas multinacionales más que por los Estados más poderosos, nos dice:

“la nueva división internacional del trabajo, a la que se añade la nueva economía
política <<promercado>>, trajo también algunos cambios importantes en el sistema
interestatal, la forma política del sistema mundial moderno. Por un lado, los Estados
hegemónicos, por ellos mismos o a través de las instituciones internacionales que
controlan (especialmente las instituciones financieras multilaterales) redujeron la
autonomía política y la soberanía efectiva de los Estados periféricos y
semiperiféricos con una intensidad sin precedentes, a pesar de que la capacidad de
resistencia y negociación por parte de estos últimos puede variar enormemente. Por
otro lado, se acentúo la tendencia a establecer acuerdos políticos interestatales
(Unión Europea, TLCAN, MERCOSUR). En el caso de la Unión Europea, estos
acuerdos evolucionaron hacia formas de soberanía conjunta o compartida. Por
último, aunque no por ello menos importante, El Estado Nación parece haber
perdido su centralismo tradicional como unidad privilegiada de iniciativa
económica, social y política”. (De Sousa, 2005: 246)

95
Ante este escenario de debilitamiento del Estado nación De Sousa menciona a Bob Jessop
que identifica tres tendencias generales en la transformación del poder de Estado que son:

“En primer lugar, la desnacionalización del Estado, una cierta desarticulación del
aparato estatal nacional que proviene del hecho de que el conjunto de capacidades
del Estado está siendo reorganizado tanto territorial como funcionalmente a nivel
subnacional y supranacional. En segundo lugar, la desestatalización de los
regímenes políticos, reflejada en la transición del concepto de gobierno estatal
(government) hacia un concepto de gobierno más amplio (governance). En otras
palabras, se trata del paso de un modelo de regulación social y económica fundado
en el papel central del Estado a una forma que reposa en las sociedades y en otras
formas de asociación entre organizaciones gubernamentales, paragubernamentales
y no gubernamentales, en las cuales el aparato estatal tiene apenas funciones de
coordinación en tanto que primus interpares. Y finalmente, una tendencia hacia la
internacionalización del Estado nacional, expresada en el aumento del impacto
estratégico del contexto internacional en la actuación estatal, lo cual puede
engendrar la expansión del campo de acción del Estado nacional siempre que fuere
necesario adecuar las condiciones internas a las exigencias extraterritoriales”. (De
Sousa, 2005: 246 - 248)

Para que el Estado pueda llevar a cabo su transformación, paradójicamente es él mismo


el que debe llevar a cabo una fuerte intervención estatal para realizar las reformas
constitucionales de desregulación y crear un nuevo marco jurídico que lo coloca como un
administrador y garante de los intereses del gran capital y de su función en las nuevas
relaciones económicas neoliberales.

Massimo Salvadori analiza en que consiste la soberanía como ya se vio anteriormente y


su importancia para el papel del Estado en la globalización donde afirma que estamos
asistiendo a una transformación de su papel y, en consecuencia, también de la política, al
respecto nos dice:

“En un mundo en el cual se afirma como prevaleciente el impulso hacia la


globalización, los Estados particulares –si bien en grado y en maneras distintas–
parecen estar destinados a ejercer su papel primario ya no en calidad de
detentadores de la soberanía política absoluta, sino de centros de poder de
regulación y de 'administración' del mercado unificado y en calidad de titulares de
un poder de mediación y de contratación de los recursos puestos a disposición de
ese mismo mercado, teniendo como elementos de referencia por arriba a las
instituciones de gobierno internacional y las fuerzas económicas que dominan el
mercado unificado, y por abajo a las fuerzas sociales y políticas colocadas al interior
de su territorio”. (Salvadori, 1998: 86 - 87)

Para Vidal Villa y Kenichi Ohmae la tendencia es que el Estado nación como tal tiende a
desaparecer para dar paso a una nueva era de la economía mundial.

Vidal Villa nos dice el capitalismo seguirá desarrollándose a nivel mundial de forma
desigual pero ya no será entre países sino entre clases sociales a nivel mundial, donde el
mayor obstáculo para la mundialización (así se refiere a la globalización) es la pervivencia
de los Estados <<nacionales>> y sus condiciones internas diferentes en cada país como
son:

96
“La existencia de legislaciones <<nacionales>> diferentes que impiden la igualdad
de oportunidades y la libre competencia efectiva a nivel mundial. (…) La existencia
de condiciones económicas <<nacionales>> diferentes que afectan a la moneda, al
tipo de interés, al nivel de salarios, al tratamiento fiscal, a la legislación laboral.
(…) La pervivencia de intereses <<de Estado>>, tales como la defensa del propio
pueblo o de fracciones de él (…) la defensa de intereses capitalistas nacionales o
multinacionales de origen en el propio país; el mantenimiento o incremento del
<<prestigio nacional >>; el fomento de la <<riqueza nacional >> frente a la
<<inversión extranjera>>, etc., son otros tantos de los elementos que se oponen a
la plena libertad de movimiento del capital y, en definitiva, a la mundialización
económica”. (Vidal, 1996: 105)

Son estos los obstáculos que a decir del autor llegado el momento de la culminación de
la mundialización y cuando el gran capital lo decida el Estado nacional desaparecerá.

Para Kenichi Ohmae (1997) la economía global terminará substituir al Estado-nación y


favorecerá a la región, crea el concepto de “región-Estado” que según él será la nueva
forma de conducir la economía a nivel global.

En el análisis, que hace Oscar Viloria del libro de Ohmae “El próximo escenario global.
Desafíos y Oportunidades en un Mundo sin Fronteras”, 2005 nos dice que hay cuatro
argumentos a resaltar: a) el fin de la economía; b) la “región-Estado”; c) las plataformas
para el progreso y d) la reinvención del gobierno, y para cada argumento nos dice:

“a. El fin de la economía. La economía global es, pues, una realidad y no una teoría.
Rebasa las fronteras de la economía y es algo más que un análisis del entorno que
deba ser considerado en el análisis de una economía nacional. (…) b. la ‘región-
Estado’ para Ohmae debemos buscar los nuevos centros de crecimiento en las
“regiones”. Algunas de estas regiones son partes componentes de un Estado nación
y otras se extienden más allá de sus fronteras. Piensa que el desarrollo continuo de
la economía global terminará por socavar al Estado-nación y favorecerá a la región.
Crea el concepto de ‘región-Estado’ y recalca que no es una unidad política sino
económica, aunque algunas regiones-Estado pudieran ser equivalentes a unidades
políticas. (…) c. Las plataformas para el progreso Ohmae describe las plataformas
como ‘un apoyo a la comunicación y una mejora de la entrega de información’
suerte de normas aceptadas originadas por estándares comunes. Una plataforma
tiene dos características: es abierta, lo cual significa que está a disposición de una
amplia gama de usuarios; y es común, lo cual significa que puede ser utilizada por
terceros que tienen las mismas necesidades. Las plataformas deben ser flexibles
para permitirles una gran capacidad de adaptación, de suerte que su importancia
radica en el amplio margen de aplicabilidad para resolver problemas de la vida real
y en tiempo real. Resuelven problemas, no los crean. Plataformas tecnológicas Las
plataformas tecnológicas son necesarias para un mundo interconectado. Veamos
algunas: las computadoras, el sistema operativo Microsoft Windows, Internet,
página Web, transacciones comerciales, descarga de música y de videos, video
conferencias, auto-edición, programas educativos y tecnológicos, etc. En otras áreas
como la medicina, la industria, las comunicaciones, las plataformas tecnológicas
son fundamentales: los instrumentos médicos, la robótica, los teléfonos. Otras
plataformas. El idioma. Cualquier idioma es una plataforma de comunicación, pero
el inglés se ha convertido en una plataforma de comunicación en la globalización.

97
El Dólar norteamericano. También el euro se ha venido convirtiendo en los últimos
años en una plataforma de la globalización. Las marcas de fábrica. Es este un campo
que había estado dominado por las firmas norteamericanas, pero en los últimos años
se han venido imponiendo marcas japonesas, coreanas y europeas en las ramas de
automóviles y bienes de consumo de uso durable. La subcontratación de procesos
empresariales y las industrias maquilas; el cajero automático, la tarjeta de crédito,
la tarjeta de débito, la comunicación por satélite, el teléfono celular, las entregas a
domicilio, etc. (…) d. La reinvención del gobierno. Ohmae plantea que no es
posible escapar a la realidad de que en el escenario global el papel de los gobiernos
debe ser completamente diferente. Tradicionalmente los gobiernos se han
considerado a sí mismos, dice Ohmae, como depositarios del poder, pero los
gobiernos centrales encuentran que gran parte de su poder ha desaparecido en un
mundo sin fronteras, y que un gobierno central fuerte y poderoso es cosa del pasado.
Añade que los gobiernos que traten de aferrarse a las ilusiones persistentes del
poder, se verán más impotentes”. (Viloria, 2007: 373- 379)

Para estos autores, la consolidación de la globalización implica que el Estado nación es


obsoleto y ya no tiene cabida en las nuevas relaciones económica, por lo que tendrá que
ceder su lugar a otra forma de organización que dirija la economía, la política, lo social y
cultural.

III.5. Impactos Sociales en la Globalización: Migración, Pobreza y Desigualdad,


Cambio Climático.

En este apartado se aborda lo referido a los impactos sociales que ha tenido la


globalización, para lo cual se revisan cuatro temas: el primero de ellos es el de Pobreza y
Desigualdad, destacando la tendencia al incremento de la desigualdad durante la
globalización; en el segundo apartado se presentan los “Objetivos del Desarrollo del
Milenio” y se realiza un balance de los resultados alcanzados en el 2015, identificando
además los nuevos “Objetivos de Desarrollo Sostenible”, definidos en septiembre de
2015; el tercer apartado está dedicado al tema de los flujos migratorios, identificando los
volúmenes y direcciones de los principales flujos, así como de las remesas que se derivan
de ellos; y, en el cuarto y último apartado se identifican los principales componentes del
cambio climático y de los acuerdos tomados para enfrentarlo.

III.5.1. Globalización, Pobreza y Desigualdad.

María Erendira Sánchez Villanueva

La globalización y la aplicación de las políticas neoliberales han creado una sociedad


dual, lo que significa, por un lado, una minoría de personas que concentran los recursos,
el consumo, el ahorro, la inversión, los derechos de propiedad, el poder económico,
político, militar y cultural, y por el otro, grandes sectores de la población que están
excluidos del progreso, la esperanza y las oportunidades. Hay una tendencia a concentrar
la riqueza en unos pocos países y, dentro de todos los países tiende a concentrarse en
sectores muy minoritarios de la población. (Bernal, 2008: 112-113)

La desigualdad es un factor clave para explicar la persistencia de la pobreza, y representa


el principal problema a enfrentar en una estrategia efectiva para reducirla. La pobreza
puede ser extrema, moderada o relativa, la primera significa que las familias no pueden

98
hacer frente a necesidades básicas para la supervivencia: padecen hambre crónica, no
tienen acceso a la asistencia médica, no tienen servicios de agua potable ni de
saneamiento, no pueden costear la educación de sus hijos y carecen de elementos
rudimentarios para proteger sus viviendas; la segunda se refiere a que las necesidades
básicas están cubiertas, pero sólo de modo precario; y la última se interpreta como un
nivel de ingresos familiares situado por debajo de la renta nacional media, lo que implica
que los relativamente pobres en países de renta alta, no tienen acceso a bienes culturales,
actividades de esparcimiento y diversión y educación de calidad. (Sachs, 2005: 51)

Tal y como señala el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD, 2005:
62), “las disparidades de ingreso al interior de muchos países compiten en magnitud con
la desigualdad en la distribución de ingreso mundial. En Brasil, el 10% más pobre de la
población obtiene el 0,7% del ingreso nacional y el 10% más rico el 47%. Las
desigualdades dentro de África Subsahariana también son inmensas. En Zambia, por
ejemplo, la relación entre el ingreso de los más ricos y el de los más pobres es de 42 a 1”.
Con base en esas cifras, Bernal (2008: 134) agrega: “Más aún, según datos del Banco
Mundial (2005: 4), los gastos de consumo anual promedio varían entre 270 dólares en
Nigeria y 7.232 en Luxemburgo, lo que significa que el ciudadano promedio
luxemburgués disfruta de unos ingresos 62 veces mayores que el nigeriano”.

También, el historiador económico Davis Landes, profesor emérito de la Universidad de


Harvard, ha demostrado que la relación entre la renta per cápita de la nación
industrializada más rica, digamos Suiza, y la del país no industrializado más pobre, por
ejemplo Mozambique, era de 400 a 1 en la segunda mitad del primer decenio de este siglo,
mientras que hace 250 años tal relación entre la nación más rica y la más pobre era de
cinco a uno. (Landes, 2008: 17 y 18)

Actualmente, las disparidades continúan siendo extremas, como se ve en la Gráfica III.1,


en la cual se presentan las cifras de ingreso nacional bruto por habitante de los cinco
países con los niveles más altos y los cinco países que tienen los niveles más bajos.

Gráfica III.1. Ingreso Nacional Bruto per cápita de algunos países, 2014

70,000

60,000

50,000

40,000
Dólares

30,000

20,000

10,000

Fuente: PNUD (2015)

99
Lo anterior, revela que la riqueza mundial se concentra cada vez más en manos de una
pequeña élite rica. Los datos de Credit Suisse revelan que, desde 2010, el 1 por ciento de
los individuos más ricos del mundo ha incrementado rápidamente su participación en el
conjunto de la riqueza a nivel mundial; para dicho año las 80 personas más ricas del
mundo, poseían una riqueza neta de 1,3 billones de dólares; la cual se ha ido
incrementando pues para el año 2014 dicho monto ascendía a 1,9 billones de dólares, lo
cual supone un incremento de 600.000 millones de dólares en sólo cuatro años. Mientras
tanto, aunque la mitad más pobre de la población mundial incrementó su riqueza total
(expresada en dólares estadounidenses) más o menos al mismo ritmo que los
milmillonarios entre 2002 y 2010, a partir de ese año su riqueza ha ido reduciéndose.
(Hardoon, 2015: 2-3)

Los resultados de la desigualdad de ingresos para el 2014, indican que el 1 por ciento más
rico poseía el 48 por ciento de la riqueza mundial, mientras que el 99 por ciento restante
debía repartirse el 52 por ciento. Si se mantiene esta tendencia de incremento de la
participación de las personas más ricas en la riqueza mundial, en sólo dos años el 1 por
ciento más rico de la población acaparará más riqueza que el 99 por ciento restante; y el
porcentaje de riqueza en manos del 1 por ciento más rico superará el 50 por ciento en
2016; lo que hace aumentar la brecha entre las personas muy ricas y el resto. (Hardoon,
2015: 2-3)

Las mayores y más exitosas empresas que generan beneficios extremadamente elevados
están ubicadas en los sectores: financieros, seguros, farmacéutico y de atención sanitaria.
Dichas empresas disponen de considerables recursos que dedican a compensar a sus
propietarios e inversores, contribuyendo al incremento de su fortuna personal. Sin
embargo, es posible que estos recursos se estén utilizando también para ejercer influencia
a nivel económico y político. La vía más frecuente para ejercer esta influencia es el
cabildeo directo con los Gobiernos, especialmente en ámbitos y políticas que afectan a
sus intereses económicos y comerciales. (Hardoon, 2015: 7)

En Estados Unidos, los dos ámbitos a los que se dirigen la mayoría de las actividades de
cabildeo son el presupuesto federal y la asignación de fondos federales y los impuestos.
Las empresas intentan así influir directamente y en su propio beneficio sobre recursos y
políticas públicas, valiéndose de las considerables sumas de dinero que tienen a su
disposición. Las actividades de cabildeo sobre cuestiones fiscales pueden especialmente
socavar de forma directa el interés general, en la medida en que una reducción de la
contribución fiscal de las empresas se traduce en una disminución de los recursos
disponibles para financiar los servicios públicos básicos. (Hardoon, 2015: 9)

La desigualdad entre los países sigue siendo muy elevada, como puede verse en la Gráfica
III.2 que presenta cifras referidas al Índice de Desarrollo Humano (IDH, cuantificado en
el eje derecho de la gráfica) y dos de los componentes principales de dicho índice
(cuantificados en el eje izquierdo), como son la esperanza de vida al nacer y los años
promedio de escolaridad, todo ello para los cinco países mejor posicionados y para los
cinco que están en la peor situación.

100
Gráfica III.2. Índice de Desarrollo Humano (IDH)
y sus componentes, 2014

100 1.0
90 0.9
80 0.8
70 0.7
60 0.6
Años

50 0.5
40 0.4
30 0.3
20 0.2
10 0.1
0 0.0

IDH (eje derecho)


Esperanza de vida al nacer (eje izq.)
Años promedio de escolaridad (eje izq.)
Fuente: PNUD 2015

III.5.2. Estrategias Internacionales frente a los problemas sociales: Objetivos del


Desarrollo del Milenio (ODM) 1990-2015 y Objetivos de Desarrollo Sostenible
(ODS) 2015-2030.

Los Objetivos del Desarrollo del Milenio -los cuales son ocho y tuvieron como
antecedente distintas cumbres celebradas a lo largo de los años noventa 19- fueron
agrupados y definidos en el año 2000, a través de la Declaración del Milenio emitida por
la Asamblea General de las Naciones Unidas, celebrada en septiembre, que fue aprobada
por la mayor concentración de jefes de Estado de la historia. En dicha declaración, se
comprometió a los países -ricos y pobres- a cumplir un conjunto de objetivos y metas,
teniendo como fecha límite de cumplimiento al año 2015. (PNUD, 2003: 1)

Los 8 ODM –que incluyeron en su versión inicial a 18 metas y 48 indicadores-, apuntan


a una serie de áreas que incluye la reducción de la pobreza, el hambre, las enfermedades,
la desigualdad de género y el acceso al agua y saneamiento, siendo éstos los siguientes:

19Dichos objetivos se habían ido definiendo en: la Cumbre Mundial sobre la Alimentación
celebrada en 1996 y 2000+5; la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Social llevada a cabo en
1995 y 2000+5; la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo
(Cumbre para la tierra) en 1992; el Periodo extraordinario de sesiones de la Asamblea General
para el Examen y la Evaluación de la Aplicación del Programa 21 en 1997; la Cumbre Mundial
sobre el Desarrollo Sostenible en 2002 Rio+10; la Reunión de mediados del decenio del Foro
Consultivo Internacional sobre Educación para Todos en 1996; el Foro Mundial sobre la
Educación realizado en el 2000; las Conferencias Mundiales sobre la Mujer celebradas en 1995
en Beijing y en 2000 en Nueva York (Beijing+5); la Cumbre Mundial en favor de la Infancia en
1990; el Periodo extraordinario de sesiones de la Asamblea General en favor de la infancia en
2001; y la Primera, Segunda y Tercera Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Países
menos adelantados (PMA) en 1981, 1990 y 2001 respectivamente. (Estay, 2003)

101
1. Erradicar la pobreza extrema y el hambre. Este objetivo se desglosaba en 2 metas y
5 indicadores.
2. Lograr la enseñanza primaria universal. Comprende 1 meta y 3 indicadores
3. Promover la igualdad de género y la autonomía de la mujer. Incluye 1 meta y 4
indicadores.
4. Reducir la mortalidad infantil. Abarca 1 meta y 3 indicadores por cumplir.
5. Mejorar la salud materna. Se identifica 1 meta y 2 indicadores.
6. Combatir VIH/SIDA, paludismo y otras enfermedades. Este objetivo implica lograr
2 metas y cumplir 7 indicadores.
7. Garantizar la sostenibilidad del medio ambiente. Incluye 3 metas y 8 indicadores.
8. Fomentar una asociación mundial para el desarrollo. Es uno de los objetivos más
amplios, ya que incluye 7 metas y 16 indicadores.

La definición de los ODM tiene una gran importancia, porque con el apoyo de la ONU,
desde sus inicios pretendió convertirse en el nuevo paradigma de las políticas para el
desarrollo, sustituyendo en alguna medida al Consenso de Washington por algo que se ha
llamado “Consenso del Milenio”. (Bernal, 2008: 141)

Algunas críticas que se han planteado con relación a los ODM son las siguientes:
• Las propuestas planteadas han sido aportadas más por los países del norte que los
países del sur.
• Se cuenta con poca información para llevar a cabo un seguimiento de los ODM.
• Una buena parte de las metas no se cumplieron.

Realizando un balance de los ODM se observa que, si bien algunos de ellos lograron
cumplirse en otros los resultados no fueron los esperados. En tal sentido en el informe del
2015 presentado por el PNUD se identifican los siguientes incumplimientos:

La tasa de pobreza extrema se ha reducido a la mitad, es decir, disminuyó de 1,900


millones en 1990 a 1,200 millones en 2010, pero el avance en la reducción de la pobreza
no ha sido uniforme, África subsahariana y Asia meridional no lo han logrado todavía.

Entre 1990 y 2012 la cantidad de niños matriculados en la escuela primaria al menos se


duplicó, pasando de 62 millones a 149 millones, pero todavía hay 33 millones de niños
en edad de asistir a la escuela primaria que no lo hacen porque viven en áreas afectadas
por conflictos, en África subsahariana, en Asia meridional, en Asia occidental y en África
septentrional. La alta tasa de deserción escolar sigue siendo un gran obstáculo para lograr
la enseñanza primaria universal.

En África subsahariana, Oceanía y Asia occidental las niñas todavía enfrentan barreras
para ingresar a la escuela primaria y a la secundaria, la disparidad entre los géneros
predomina en los niveles más altos de la enseñanza y las variaciones más notables se
observan en las regiones en desarrollo; ha aumentado la participación política de las
mujeres, pero continúa habiendo barreras invisibles.

La tasa de mortalidad de niños menores de 5 años se está reduciendo de manera sostenida


a nivel mundial y ha pasado del 1.2 por ciento entre 1990 y 1995 al 3.9 por ciento entre
2005 y 2012, pero en las regiones de Oceanía, África subsahariana, Cáucaso, Asia central
y en Asia meridional todavía no se va a alcanzar la meta establecida.

102
La tasa de mortalidad materna ha disminuido en todo el mundo un 45 por ciento, pasando
de 380 a 210 muertes por cada 100,000 niños nacidos vivos, pero estos resultados no
alcanzan la meta; las causas están relacionadas con el embarazo o por su atención.

Entre 2001 y 2012 la cantidad de nuevas infecciones por el virus de inmunodeficiencia


humana (VIH) disminuyó un 44 por ciento, pero en África meridional y África central,
tuvieron descensos pronunciados del 48 por ciento y del 54 por ciento, respectivamente.
Entre 2000 y 2012, las intervenciones contra el paludismo salvaron la vida de más de 3
millones de niños y entre 1995 y 2012, el tratamiento de la tuberculosis salvó 22 millones
de vidas.

En todo el mundo se perdieron aproximadamente 13 millones de hectáreas de bosques


anualmente, ya sea por deforestación debida a causas naturales o porque la tierra se
destinó a otros usos. Las emisiones mundiales de dióxido de carbono (CO2) han
continuado su tendencia al alza; entre 2010 y 2011 aumentaron un 2.6 por ciento
equivalente a un aumento del 48.9 por ciento con respecto a su nivel en 1990. Al menos
el 14 por ciento de las áreas terrestres y marítimas costeras están protegidas. (PNUD,
2015)

Una vez cumplido el plazo de los ODM, en septiembre del año 2015 se celebró la Cumbre
para el Desarrollo Sostenible en la cual los Estados Miembros de la ONU aprobaron la
Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, que incluye un conjunto de 17 Objetivos de
Desarrollo Sostenible (ODS), algunos de los cuales se repiten respecto de los ODM y
otros más se agregan.

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), u Objetivos Mundiales, orientarán la


política de desarrollo y financiamiento durante el periodo 2015-2030, comenzando con
una promesa histórica de erradicar la pobreza extrema en todas partes y para siempre.
Dichos ODS son:
1. Poner fin a la pobreza, requiere centrarse en aquellos que viven en situaciones
vulnerables, aumentar el acceso a recursos y servicios básicos, apoyar a las
comunidades afectadas por conflictos y desastres relacionados con el clima.
2. Hambre cero implica lograr la seguridad alimentaria, una mejor nutrición y promover
la agricultura sostenible.
3. Salud y bienestar tiene la finalidad de garantizar una vida sana y promover el
bienestar para todos a través de una cobertura universal de salud facilitando
medicamentos y vacunas seguras y eficaces.
4. Educación de calidad se refiere a que ésta sea incluyente, equitativa y promueva
oportunidades de aprendizaje durante toda la vida, asegurando que todas las niñas y
niños concluyan la educación primaria y secundaria gratuita.
5. Igualdad de Género significa empoderar a las mujeres y niñas, poner fin a todas las
formas de discriminación y superar obstáculos de violencia y explotación sexual,
división desigual del trabajo no remunerado y discriminación en la toma de
decisiones en el ámbito público.
6. Agua limpia y saneamiento implica proteger y recuperar los ecosistemas
relacionados con este recurso, una mayor cooperación internacional para estimular
la eficiencia hídrica y apoyar tecnologías de tratamiento en los países en desarrollo.
7. Energía asequible y no contaminante es expandir la infraestructura y mejorar la
tecnología para contar con fuentes de energía limpia en todos los países en
desarrollo.

103
8. Estimular el crecimiento económico sostenible mediante el aumento de los niveles
de productividad y la innovación tecnológica. Promover políticas que estimulen el
espíritu empresarial y la creación de empleo pleno y productivo.
9. Construir infraestructuras resilientes, promover la industrialización inclusiva y
sostenible y fomentar la innovación.
10. Reducción de las desigualdades incluye mejorar la regulación, el control de los
mercados y las instituciones financieras, fomentar la asistencia para el desarrollo y
la inversión extranjera directa para las regiones que más lo necesiten, facilitar la
migración y movilidad segura de las personas.
11. Ciudades y comunidades sostenibles implica garantizar el acceso a viviendas seguras
y asequibles, el mejoramiento de los asentamientos marginales, invertir en transporte
público, crear áreas públicas verdes y mejorar la planificación y gestión urbana de
manera que sea participativa e inclusiva.
12. Producción y consumo responsables implica reducir la huella ecológica mediante un
cambio en los métodos de producción y consumo de bienes y recursos.
13. Acción por el clima se refiere a adoptar medidas urgentes para combatir el cambio
climático y sus efectos
14. Preservar la Vida Submarina es ordenar y proteger de manera sostenible los
ecosistemas marinos y costeros de la contaminación terrestre, así como abordar los
impactos de la acidificación de los océanos.
15. Vida de ecosistemas terrestres es conservar y recuperar el uso de ecosistemas
terrestres, promover la ordenación sostenible de los bosques y detener la
deforestación, tomar medidas para reducir la pérdida de hábitats naturales y la
biodiversidad, que son parte del patrimonio común de la humanidad.
16. Paz, Justicia e Instituciones Sólidas se refiere a promover sociedades pacíficas e
inclusivas para el desarrollo sostenible, facilitar el acceso a la justicia para todos y
crear instituciones eficaces, responsables e inclusivas a todos los niveles
17. Alianzas para lograr los objetivos tiene como finalidad mejorar la cooperación Norte-
Sur y Sur-Sur, apoyando los planes nacionales en el cumplimiento de todas las metas.
Promover el comercio internacional y ayudar a los países en desarrollo para que
aumenten sus exportaciones.

Si bien tanto los ODM como los ODS apuntan a una buena parte de los problemas
económicos y sociales del mundo actual, sigue estando en el aire la interrogante referida
a las posibilidades de efectivamente alcanzar los objetivos en un contexto como el que
hasta hoy ha caracterizado a la globalización. En particular, ¿Existen condiciones para
poder cumplir los objetivos?, ¿Qué posibilidades hay de disminuir la pobreza y la
desigualdad?

III.5.3. Las actuales tendencias migratorias (sur-norte); Las políticas migratorias en


los países desarrollados (migrantes del tercer mundo).
Los flujos migratorios son tan antiguos como la historia misma de la humanidad y en la
actualidad se han convertido en un fenómeno complejo, que afecta a los migrantes y sus
familias, que conlleva a consecuencias sociales y políticas de gran magnitud. De acuerdo
a la Organización Mundial para las Migraciones (OIM), este fenómeno incide en el
desarrollo de las economías, tanto del país receptor, al que se dirigen los desplazamientos
de personas, como del país de origen de los migrantes.
De acuerdo a la OIM (2013), la decisión de emigrar de una persona puede estar motivada
por una serie de factores:

104
• Factores económicos: la creciente diferencia en los niveles de vida y de salarios entre
los países actúa como un imán (“factor de empuje”), que atrae a los migrantes hacia
los países que tienen niveles de vida más altos.
• La gobernanza y los servicios públicos: la mala gobernanza, la corrupción y una
carencia de servicios de educación y de salud de buena calidad en los países de origen.
• Desequilibrios demográficos: pueden adoptar varias formas, por ejemplo,
disminución de las tasas de fecundidad y aumento de la esperanza de vida en muchos
países de ingresos altos, lo que contribuye a un desequilibrio en la oferta y la demanda
de mano de obra entre las regiones desarrolladas y las regiones en desarrollo.
• Conflictos: en 2011, el número de refugiados de acuerdo al Alto Comisionado de las
Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) superó los 10 millones, mientras que
el número de desplazados internos se aproximó a los 29 millones. (OIM, 2013: 33)

En el mundo contemporáneo se ubican 4 grandes direcciones de migración: a) La Sur–


Norte, que es la corriente migratoria más importante (45% del total); b) la Sur–Sur (35%);
c) la Norte–Norte (17%) y, d) la Norte–Sur (3%).
De acuerdo a la OIM (2013), en los últimos dos decenios fue la migración Sur-Norte la
que registró el mayor incremento, aunque a juzgar por los cambios que se han registrado
en las cifras de la migración, con el tiempo, cabe suponer que la migración Sur-Sur
desempeñará un papel cada vez más importante. Esta dinámica puede apreciarse con
mayor detalle en el Cuadro III.4:
Cuadro III.4
Los cinco principales corredores migratorios en las cuatro direcciones de la migración,
de acuerdo con la clasificación del Banco Mundial, 2010
Sur- Número de % del total de
Origen Destino migrantes
Norte migrantes
S-N
1 México Estados Unidos de América 12.189.158 12,8
2 Turquía Alemania 2.819.326 3,0
3 China Estados Unidos de América 1.956.523 2,1
4 Filipinas Estados Unidos de América 1.850.067 1,9
5 India Estados Unidos de América 1.556.641 0,7
Norte- Número de % del total de
Origen Destino migrantes
Norte migrantes
N-N
1 Alemania Estados Unidos de América 1.283.108 4,0
2 Reino Unido Australia 1.097.893 3,5
3 Canadá Estados Unidos de América 1.037.187 3,0
4 República de Corea Estados Unidos de América 1.030.561 2,8

5 Reino Unido Estados Unidos de América 901.916 2,5


Sur-Sur Origen Destino Número de % del total de
migrantes migrantes S-S
1 Ucrania Federación de Rusia 3.662.722 4,9
2 Federación de Rusia Ucrania 3.524.669 4,7
3 Bangladesh India 3.190.769 4,2
4 Kazajstán Federación de Rusia 2.648.316 3,5
5 Afganistán Pakistán 2.413.395 3,2

105
Norte- Origen Destino Número de % del total de
Sur migrantes migrantes N-S
1 Estados Unidos de México
América 563.315 7,8

2 Alemania Turquía 306.459 4,3


3 Estados Unidos de Sudáfrica 252.311 3,5
América
4 Portugal Brasil 222.148 3,1
5 Italia Argentina 198.319 2,8
Nota: Dos corrientes migratorias están excluidas de esta clasificación: de China a Hong Kong
(China) (3er lugar en la dirección Sur-Norte), y de Puerto Rico a los Estados Unidos de América
(1er lugar en la dirección Norte-Norte).

Fuente: OIM (2013: 64)

Para Bustamante (2010), los países de destino o receptores presentan una amplia demanda
de la fuerza laboral de los migrantes, en donde se encuentra un patrón desafortunado, que
no responde a factores económicos sino ideológicos, de resistencia de los países de
acogida a reconocer oficialmente la naturaleza endógena de su demanda de emplear a los
inmigrantes, particularmente a aquellos que son indocumentados.
En lo referente a la cuestión migratoria de EE.UU., en 2008 George W. Bush planteó,
ante el poder legislativo la posibilidad de llevar adelante una reforma migratoria,
orientada principalmente a controlar los flujos de migrantes sin documentos que
diariamente cruzan por la porosa frontera sur estadounidense. Esta discusión se empalmó
con la política a favor de la guerra y en contra del terrorismo y en contra de los “enemigos”
de Estados Unidos.
Sin embargo, de acuerdo a una investigación realizada por el diario Los Ángeles Times,
señalada por Bustamante (2010: 215):

“[…] sus hallazgos muestran que la inmigración proveniente de México, aún la de


indocumentados, representa una ganancia para la economía de California y la de
Estados Unidos. En las conclusiones se subraya que es un mito la creencia de que
los trabajadores migratorios producen un efecto negativo para la economía de ese
estado. Se afirma también que 86% de los 2.4 millones de inmigrantes
indocumentados que residen en California actualmente, llegó después de 1990 que
se encuentra concentrado en sólo unos cuantos sectores de la economía del estado
y, en los que se pagan los salarios más bajos. Se señala que, en 2004, los migrantes
indocumentados constituyeron 19% del total de los empleos en la agricultura
californiana, 17% en los servicios de limpieza y 11 y 12% en la preparación de
alimentos y en la industria de la construcción en California, respectivamente. […]
Este estudio recomienda que cualquier política migratoria de Estados Unidos debe
reconocer el efecto positivo que la inmigración produce sobre la economía de
California.”

En el mismo sentido, para Hernández (2008), uno de los grupos de interés más conspicuos
en el tema migratorio, ha sido el de los empresarios, particularmente en el sector agrícola,
quienes favorecen la migración que provee mano de obra a bajo costo. Manifiestan este
interés mediante cabildeo y presión directa tanto al Presidente como a los legisladores.
Estas presiones, a su vez, se traducen en posiciones políticas con respecto a la migración,

106
que buscan asegurar un flujo de mano de obra, sin que este se convierta necesariamente
en ciudadanía.
En el caso específico de la migración de México hacia Estados Unidos, Hernández (2008)
señala que la política pública de Estados Unidos, que pretende controlar la frontera y
reducir la migración indocumentada, ha tenido, más bien, el efecto de interrumpir en el
funcionamiento de la máquina perfecta, alimentada por un flujo migratorio que atiende a
un mercado laboral transnacional.
De esta manera, se ha ido configurando una cultura antiinmigrante en los países
receptores. La condición social básica de los migrantes indocumentados en el país de
destino es su vulnerabilidad como sujetos de derechos humanos y laborales. La ONU los
definió como “grupo vulnerable” en voz de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas
para los Derechos Humanos, la señora Mary Robinson, al afirmar que los derechos
humanos tienen por esencia su calidad de “empoderamiento” 20, entendiendo por
consiguiente a la vulnerabilidad como la condición impuesta a un inmigrante extranjero
de extrema carencia de poder, que debe verse a su vez como una construcción social que
se impone como una etiqueta sobre los inmigrantes. (Bustamante, 2010)

De esta manera, el proceso social que supone la imposición de tal condición de


vulnerabilidad de una persona a otra, implica una asimetría de poder entre los migrantes
indocumentados y los ciudadanos del país receptor, que para Bustamante (2010)
constituye lo esencial de la dimensión cultural del fenómeno migratorio, con lo cual se
busca justificar ideológicamente la existencia y la práctica de la condición de
vulnerabilidad, de la cual se deriva la impunidad de los violadores de los derechos
humanos de los inmigrantes. El razonamiento es que al ser emigrantes indocumentados
que cruzan la frontera de manera ilegal, son por este motivo trasgresores de la ley y por
consecuencia sus derechos humanos y civiles pueden ser violentados, inclusive por
cualquier ciudadano del país al que emigran en busca de oportunidades.
Bajo este contexto, de “desempoderamiento”, señala Bustamante (2010: 236- 237)

“los grupos cuya posición social les proporciona armas y poder son los que mejor
pueden conseguir que se cumplan sus normas. […] el carácter cultural de la
vulnerabilidad se deriva del conjunto de elementos culturales (estereotipos,
prejuicios, racismo, xenofobia, ignorancia y discriminación institucional) con
significados despectivos que tienden a justificar las diferencias de poder entre los
nacionales y los extranjeros o inmigrantes. […] La combinación de: a) las
diferencias de poder basadas en una estructura en la que el inmigrante es colocado
en un nivel inferior a los nacionales, y b) el conjunto de elementos culturales que
lo justifican, tiene por resultado diversos grados de impunidad en casos de violación
de los derechos humanos de los inmigrantes.”

En lo referente a la política de control migratorio y fronterizo de los Estados Unidos,


Hernández (2008) señala que ha sido errática y dictada por condiciones coyunturales y
posturas políticas, que se han asumido en consecuencia a los ataques del 11 de septiembre

20El término “empoderamiento”, de acuerdo al educador Paulo Freyre, consiste en un proceso que
revierte la “vulnerabilidad”, visto como el reconocimiento social y el incremento de las propias
capacidades de los sectores pobres y marginados, que conduce a promover entre ellos un desarrollo
humano y sostenible; a tal definición es necesario agregar su reconocimiento en el terreno político y
laboral, como es su derecho a la salud, a la vivienda digna y a participar en las decisiones políticas.

107
de 2001, al considerar el control de sus fronteras como un tema de seguridad nacional. Al
asunto migratorio se le agrega la amenaza de ingreso de grupos terroristas, aunado al
control del contrabando, particularmente de drogas.
Esta política, ubica a la frontera sur como la fuente del ingreso de drogas; por
consiguiente, México es el responsable de incremento del flujo por su territorio y, por lo
tanto, está obligado a detenerlo. En esta visión, Estados Unidos se percibe entonces como
la víctima y no como parte del problema, lo cual agudiza la cultura antiinmigrante que se
señaló anteriormente.
“La interpretación de que la fuente del problema es externa y que, por lo tanto,
Estados Unidos es la víctima, también se utiliza en el tema migratorio. En esa
visión, la demanda de mano obra como parte del mercado laboral transfronterizo,
es tratada como elemento solamente menor de la causa del problema de la
migración indocumentada, y la causa mayor es la invasión de migrantes por la
pobreza que resulta de la incapacidad de los gobiernos de México y de América
Latina de proveer fuentes de empleo en sus países”. (Hernández, 2008: 197)

Algunos estudios calculan que el flujo neto de migración indocumentada mexicana hacia
Estados Unidos, supera las 600, 000 personas por año y el saldo acumulado es de
aproximadamente 11 millones de indocumentados, actualmente residiendo en ese país.
(Hernández, 2008: 200)
Poco después del 11 de septiembre de 2001, Estados Unidos empezó a examinar con sus
vecinos del norte y del sur la posibilidad de construir un perímetro de seguridad de
América del Norte, lo cual, en el caso de México significaba que el territorio nacional se
convirtiera en un espacio de freno de los migrantes centro y sudamericanos en su camino
hacia territorio estadounidense. A partir de ahí, el gobierno mexicano respondiendo a los
intereses estadounidenses, ha desplegado una política antiinmigrante en el territorio
nacional, afectando a ciudadanos de distintos países latinoamericanos.
Al respecto el sacerdote Alejandro Solalinde, coordinador de la organización no
gubernamental protectora de migrantes llamada “Hermanos en el Camino”, citado por
Guardiola (2014), ha señalado que “el sistema migratorio nacional es simulador con fines
políticos y económicos en donde no caben los derechos humanos”, enfatizando que
“México es un infierno, porque tiene el primer lugar en secuestros, desapariciones,
feminicidios, da los peores sueldo de hambre a los trabajadores”. Solalinde cuestiona la
dilación y apatía que autoridades y organismos internacionales defensores de los derechos
humanos muestran ante las violaciones a los derechos de los migrantes centroamericanos
que en su camino hacia Estados Unidos sufren en el territorio nacional.
A la denuncia anterior se agrega el reforzamiento de las fronteras estadounidenses
terrestres con sus vecinos inmediatos, lo cual es resumido por Hernández (2008: 209) en
los siguientes términos:
“En el combate a la migración indocumentada, el gobierno de Estados Unidos ha
venido endureciendo el uso del espacio discrecional en la aplicación de la Ley, por
ejemplo, utilizando más la deportación formal en lugar de la llamada salida
voluntaria que tiene menos consecuencias jurídicas para el migrante clandestino,
castigando al máximo el uso de documentación falsa, vetando permanente de su
territorio a quien declare en falso en una solicitud de visa o al ingreso al país, etc.
Adicionalmente, ha incrementado la vigilancia de la frontera, ampliando y

108
fortaleciendo los muros existentes, multiplicando los recursos paramilitares como
sensores terrestres, cámaras de visión infrarroja con alcance visual de varios
kilómetros, centros de monitoreo con tecnología de punta, más recursos materiales
y humanos en las áreas de inteligencia contra el tráfico de personas, incremento de
la vigilancia de la franja fronteriza con aviones de control remoto”.

Una de las razones por las que la migración es un fenómeno fundamental en la sociedad
actual, radica en que genera a los migrantes la oportunidad de mejorar no solo su nivel
inmediato sino el nivel de vida de su familia de donde proceden, que no puede obtener en
su país de origen.
El dinero ganado en el extranjero que se transfiere al país de origen se le denomina
remesas. De acuerdo a la OIM (2013) los desplazamientos de remesas de Sur a Norte son
los más importantes, ya que en 2010 representaron alrededor de las dos terceras partes
del total de las remesas mundiales (267.000 millones de dólares EE.UU. El Cuadro III.5
nos permite visualizar la gran importancia que tienen las remeses en la economía de
muchos países del sur, en algunos de los cuales representan el componente fundamental
de su ingreso nacional.

Cuadro III.5
Principales países receptores de remesas en el mundo (2013)
(millones de dólares y porcentajes)
País Remesas (mdd) Porcentaje del PIB
India 69696 3,70
China 60000 0,70
Filipinas 25351 9,80
Francia 22862 0,80
México 21587 2,30
Nigeria 21000 2,00
Egipto 17000 7,50
Pakistán 14626 6,10
Bangladesh 13776 12,20
Vietnam 11000 7,10
Guatemala 5104 14.2
El Salvador 3969 18.9
Fuente: países de América Latina, Maldonado y Hayen (2014: 22); restantes
países: OIM (2013: 73)

Es importante destacar que, en 2015, ante la caída de los precios petroleros a nivel
internacional y la privatización de los recursos energéticos, las remesas de los
trabajadores mexicanos en el extranjero se convirtieron en la principal fuente de divisas
de la economía nacional, superando los ingresos de las exportaciones petroleras y la
entrada de IED.

Como complemento a la información anterior; en el siguiente cuadro se presentan los


principales corredores de remesas del mundo; ahí es posible determinar que los mayores
montos tienen dirección norte sur y en particular EE.UU. – México.
Cuadro III.6
Los cinco principales corredores de remesas en las cuatro direcciones de la migración (remesas en millones
de dólares EE.UU.), de acuerdo con la clasificación del Banco Mundial, 2010

109
Sur-Norte Norte-Sur
Clasificación (remesas N-S) Norte-Norte Sur-Sur (remesas S-N)
1 Estados Unidos de Francia →Bélgica India →Bangladesh Turquía →Alemania (994)
América →México (3.148) (3.769)
(22.190)
2 Emiratos Árabes Francia →España Malasia →Indonesia Argentina →España (927)
Unidos →India (2.743) (3.430)
(13.821)
3 Estados Unidos de España →Francia Federación de México →Estados
América →China (2.302) Rusia →Ucrania Unidos de América (655)
(12.205) (2.720)
4 Estados Unidos de Estados Unidos de Bangladesh →India Bielorrusia →Polonia
América →India América →Alemania (1.899) (578)
(11.977) (2.154)
5 Estados Unidos de Australia →Reino Ucrania →Federación de
Kazaj Kazajstán→Alemania (570)
América →Filipinas Unido (1.939) Rusia (1.788)
(10.117)
Nota: Se ha excluido de esta clasificación el corredor de remesas de Hong Kong (China) a China (que ocupa el tercer lugar).
Fuente: OIM (2013: 75)

El drama migratorio no es privativo de la frontera EE. UU. – México. En 2015 se presentó


en Europa la mayor crisis migratoria y humanitaria después de la Segunda Guerra
Mundial, lo que promovió que el ACNUR declarara que “Europa está frente a una de las
mayores afluencias de refugiados en décadas”, enfatizando, que no es sólo un fenómeno
migratorio, sino humanitario. (Boher y Pecanha, 2015)

La crisis surgió como consecuencia del creciente número de migrantes por causas
económicas y de refugiados solicitantes de asilo por causas políticas, que abandonaron
sus países y llegaron ―o intentaron llegar― a la Unión Europea, a través de peligrosas
travesías en el mar Mediterráneo y el sudeste de Europa, procedentes de países de Oriente
Medio, África, los Balcanes Occidentales y Asia del Sur.

Según la OIM, 2760 personas fallecieron trágicamente en naufragios en el mar


Mediterráneo, durante los primeros ocho meses de 2015.
Según el ACNUR, el número de personas desplazadas forzosamente en todo el mundo
llegó a 59,5 millones a finales de 2014, el nivel más alto desde la Segunda Guerra
Mundial, correspondiendo 19,5 millones a los refugiados, 38,2 millones a los desplazados
internos y 1,8 millones a los solicitantes de asilo humanitario. Los refugiados sirios se
convirtieron en el grupo más grande (con 3,9 millones), superando a los refugiados
afganos (2,6 millones), que habían sido el grupo de refugiados más grande durante tres
décadas. Aunque la mayoría de los refugiados de Siria fueron acogidos por países vecinos
como Turquía, Líbano y Jordania, el número de ciudadanos sirios que solicitan asilo en
Europa aumentó de forma constante entre 2011 y 2015, totalizando 348,540 en julio de
2015. (Boher y Pecanha, 2015)
La indiferencia ante los naufragios, pareció disiparse cuando en Octubre de 2015 el
mundo se horrorizó ante la imagen de un niño sirio ahogado en las aguas del
Mediterráneo, en la búsqueda de asilo junto a sus padres, lo que permitió una noble
respuesta de la sociedad civil de algunos países europeos como Alemania, Suecia, Italia
y Francia que llevó a los respectivos gobiernos a recibir alrededor de dos tercios de las

110
solicitudes de asilo de la UE en 2014, en tanto que los gobiernos de otros países como
Hungría declaraban delito cruzar sus fronteras e instalaban vallas a los migrantes.
En el periodo reciente, la situación de la migración europea se torna aún compleja, a partir
de los atentados terroristas en París del 13 de Noviembre de 2015, que pueden exacerbar
los ánimos xenofóbicos y antiinmigrantes de los sectores más conservadores de Europa
como la ultra derecha francesa, representada por el Frente Nacional, que se ha fortalecido
y ha tenido avances en los comicios del último bimestre de 2015, cuya líder es Marine Le
Pen, con un discurso en que identifica la seguridad nacional de su país con una política
antiinmigrante. En el mismo sentido en Estados Unidos, algunos gobernadores del partido
republicano se apresuran a cerrar las puertas de sus estados a refugiados sirios, en tanto
el pre candidato de ese partido a la presidencia multiplica sus declaraciones xenofóbicas
y antiinmigrantes.
III.5.4. Deterioro ambiental y cambio climático.
A lo largo de la historia de la humanidad, el deterioro de los ecosistemas y de sus recursos
naturales se consideró como un mal necesario para obtener a cambio los beneficios que
trae consigo el desarrollo y el progreso. De acuerdo a esta lógica se acepta que se
deforesten los bosques y las selvas para construir espacios a la agricultura y la ganadería,
y que se interrumpan los cauces de los ríos para construir carreteras. El daño que los seres
humanos provocamos a los ecosistemas al utilizarlos para satisfacer nuestras necesidades
se le conoce como deterioro ambiental.
El deterioro ambiental es el resultado del mal uso que los seres humanos hemos hecho de
los ecosistemas, de su biodiversidad y de los servicios ambientales que nos prestan.
Para Carabias, Meave, Valverde y Cano-Santana (2009), los efectos del deterioro no solo
se presentan en la localidad en que se producen si no que, por el carácter global de la
naturaleza, afectan a todo el planeta, a lo que se agrega que no solamente perjudican a las
generaciones presentes sino también a las generaciones futuras. Señalan igualmente que
el deterioro ambiental no se limita solo al ambiente, en sentido estricto, pues produce
efectos en la salud humana, la economía y el bienestar social
Dichos autores ubican algunos factores de deterioro. En primer lugar el crecimiento
demográfico, ya que la creciente población del planeta demanda cada vez más recursos
de los ecosistemas; en segundo término a los patrones de consumo, ya que el impacto a
la naturaleza depende de las costumbres en cuanto a la producción y el consumo de
alimentos y otros satisfactores, así como del uso de la energía, agua y otras materias
primas; y, un tercer factor que tiene un efecto muy notable sobre el deterioro del ambiente,
son las tecnologías en las que está fincado el funcionamiento de la sociedad, refiriéndose
los autores tanto a la tecnología usada en la agricultura como a la usada en la industria y
en actividades domésticas. Y finalmente el cuarto factor depende de las reglas que adopte
una sociedad, es decir, las leyes y las normas que la rijan, así como las instituciones que
dirijan las políticas ambientales y la manera en que se organiza la gente para tener una
mayor calidad de vida. (Carabias et. al., 2009: 129)
Los ecólogos analizan los efectos del deterioro ambiental a varias escalas espaciales; dos
son las más evidentes ya que afectan a los seres vivos: por una parte, la escala local, que
representa la dimensión circunscrita a una localidad en la que los efectos se dejan sentir;
y, por otra parte la escala global, que corresponde a la dimensión espacial, en la que los
efectos del deterioro se presentan a nivel de todo el planeta, en relación a esta última

111
escala, las principales formas en las que se presentan sus efectos son el cambio climático,
el adelgazamiento de la capa de ozono en la atmosfera, la desertificación y la perdida de
la biodiversidad.
Desde la perspectiva ecológica, la mayor preocupación fundamental actual, es el Cambio
Climático Global, que se agudizará en los próximos años. Este fenómeno consiste en el
aumento de la temperatura del planeta, que ha acelerado el derretimiento de los polos,
originando lluvias más abundantes y ha elevado el nivel del mar, amenazando la vida
terrestre en los litorales costeros. Se han determinado, entre las principales causas del
cambio climático, a la concentración de gases de efecto invernadero como el dióxido de
carbono, el metano, los óxidos nitrosos y los gases clorofluorocarbonados que se liberan
a la atmosfera como resultado de actividades industriales y de los asentamientos
humanos; estos elementos amenazan la viabilidad de la vida en el planeta. El cambio
climático no puede verse solo como un asunto de interés para los expertos de las ciencias
naturales, por lo que su estudio y propuestas de solución requieren de un análisis
multidisciplinario.
De acuerdo a Pérez (2005), hasta antes de los años ochenta la preocupación por el
deterioro del medio ambiente y la defensa de la biodiversidad, era tema casi exclusivo de
estudiosos de las ciencias naturales, en tanto que los economistas ponían el acento en el
crecimiento económico como generador del progreso social y político, algunos no
negaban que esa búsqueda ocasionaría inevitables costos sociales. En cambio, los
impactos ambientales o los límites ecológicos no eran tenidos en cuenta; respecto de la
naturaleza, se insistía, en su enorme disponibilidad de recursos, en la existencia de
espacios vacíos que debían ser “civilizados” y en una capacidad infinita de amortiguación
de cualquier daño ambiental.
Uno de los primeros aportes de importancia sobre temas ambientales fue el Informe
preparado por Deanis Meadows y colaboradores (1972) denominado Los límites del
crecimiento, donde se alertaba que el daño al ambiente y la biodiversidad que la actividad
económica global generaba, agotaría los recursos naturales y el agotamiento de la casi
infinita capacidad de la naturaleza de absorber los impactos ambientales, lo que
agudizaría las contradicciones capitalistas y el conflicto social.
En 1987 la Comisión Mundial sobre Medio Ambiente y Desarrollo publicó Nuestro
Futuro Común (conocido también como “Informe Brundtland”), a partir del cual se
popularizó el concepto de “Desarrollo Sustentable”, además de que dicho documento se
pronuncia por la preservación y salvaguarda de los recursos naturales del planeta y un
crecimiento económico continuado y definiendo al desarrollo sustentable, como un
modelo de desarrollo en que debían satisfacerse las necesidades del presente sin por ello
comprometer la capacidad de las generaciones futuras para la satisfacción de sus propias
necesidades.
La Cumbre de la Tierra, realizada en Río de Janeiro en 1992, aprobó la adopción de la
Agenda 21, en la que se impulsó la aplicación de una legislación ambiental que combinara
el uso de medidas tanto de regulación directa o correctiva, como indirectas o preventivas;
también se acordó que los países designaran a las autoridades públicas encargadas de la
gestión sobre el medio ambiente; además de incorporar la evaluación del impacto
ambiental como uno de los instrumentos de gestión de las políticas públicas.

112
Si bien existe consenso para valorar la relevancia actual de la sustentabilidad y la
preocupación por la defensa de la biodiversidad, E. Gudynas enfatiza que en las distintas
Conferencias y Cumbre a las que se han hecho referencia,
“se repitió un hecho similar, en todas las declaraciones se mantiene el apego por el
desarrollo material y el crecimiento económico continuo se mantiene en pleno
vigor. De hecho, en las últimas décadas se mantiene el sesgo de concebir a la
Naturaleza como fuente de recursos que deben ser aprovechados en beneficio de la
economía y de la obtención de ganancias pecuniarias”. (Gudynas, 2002: 37)

La Conferencia de Kyoto realizada en 1997 sobre el cambio climático, fue un


acontecimiento excepcional porque los países industrializados aprobaron el Protocolo de
Kyoto, documento en el que por primera vez se suscribieron objetivos concretos de
reducción de emisiones de carbono que fueran jurídicamente vinculantes (esto es de
cumplimiento obligatorio por parte de los firmantes) y se adoptaron medidas concretas
para abordar el cambio climático, a pesar de la negativa para firmar dicho protocolo de
Estados Unidos, India y China (los países que más emisiones de CO2 arrojan a la
atmósfera).

En el Protocolo de Kyoto se aprobaron medidas para frenar las emisiones de gas de efecto
invernadero que causan el calentamiento global y se trasladó la mayor parte de esta
responsabilidad a los países ricos que con sólo el 16 por ciento de la población mundial,
generan el 51% de dichas emisiones. El documento compromete dichos países a reducir
las emisiones de dióxido de carbono en al menos un 5 por ciento de los niveles de 1990
para los años 2008- 2012. (Pérez, 2005)
Los defensores del Protocolo, aseguraron que se trataba de un paso importante para
atenuar el cambio climático. Sus detractores lo criticaron duramente, por los
innecesariamente elevados costos de implantación del mismo y por no establecer límites
a las emisiones de los países pobres.
Estados Unidos y China, durante varios años se negaron a ratificar el protocolo: sin la
participación de ambas naciones, que conjuntamente arrojan más del 50 por ciento de las
emisiones mundiales de gas de efecto invernadero, ningún acuerdo internacional sobre el
cambio climático tendría posibilidades de reducir significativamente la amenaza del
calentamiento mundial. En las siguientes conferencias sobre el cambio climático, se fue
imponiendo la propuesta de Estados Unidos y otros países emergentes como India, de que
el compromiso de disminuir las emisiones de carbono dejara de ser vinculante y se
convirtiera en voluntario, lo cual significaría un fracaso y retroceso de los acuerdos del
Protocolo de Kyoto, imponiéndose en los hechos la visión en contra de la regulación
ambiental, a pesar de que la amenaza de catástrofe ecológica crece permanentemente.
Finalmente, en noviembre de 2014, EE.UU. y China firmaron un acuerdo en que se
comprometen, para el periodo 2025 a 2030, a reducir sus niveles de emisiones y a utilizar
de fuentes de energía limpias y renovables
En noviembre diciembre de 2015, en París, Francia, se llevó a cabo la XXI Conferencia
Internacional sobre Cambio Climático, mejor conocida como COP21, organizada por la
Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, con el objetivo
de asumir un compromiso mundial para reducir las emisiones de gases de efecto
invernadero, logrando un acuerdo universal sobre los métodos para reducir el cambio
climático, que fue aprobado por aclamación por casi todos los estados, dicho Acuerdo

113
asumirá un carácter vinculante si lo ratifican por lo menos 55 países que representen al
menos el 55 por ciento de las emisiones globales de gases de efecto invernadero en cuyo
caso se aplicará a partir de 2020, con tales medidas los países que en mayor medida
arrojan este tipo de gases, anunciaron que apoyarían una meta global de máximo 1.5
grados centígrados en 2010.
Respecto de dicho acuerdo, Martínez Alier (2015) hace el siguiente balance:

“Los resultados de la conferencia de cambio climático son presentados como un


éxito por unos, y negativamente por otros. La visión negativa está justificada pues
no hay compromisos vinculantes de reducción de emisiones, y tampoco en la
práctica se ha reconocido la deuda climática que tienen históricamente los países
industrializados. Estados Unidos y la Unión Europea boicotean desde hace años el
reconocimiento de esta deuda, así se protegen y protegen a sus empresas de juicios
por daños causados al clima mundial, como la desaparición de glaciares y la subida
del nivel del mar. No hay motivos de celebración porque las emisiones de gases de
efecto invernadero continuarán aumentando durante unos años si no las frena una
crisis económica que alcance a China e India. La sobre-oferta actual de
combustibles fósiles y su precio barato, y también la deforestación, hacen
improbable que se limite el aumento de temperatura, contrariamente a lo
proclamado en París. La concentración de dióxido de carbono en la atmósfera
seguirá aumentando.”

Según se ha visto en partes anteriores de este libro, las últimas décadas han marcado un
crecimiento sin precedente de los volúmenes de la producción industrial mundial, que ha
sido alentada por los impresionantes flujos mundiales de capitales y mercancías que la
globalización y el desarrollo tecnológico han arrojado, dichas tendencias, desde la
perspectiva ambiental representa una enorme presión sobre los recursos naturales a nivel
mundial y un incremento potencial de los problemas ambientales, amenazando no
solamente la viabilidad de continuar con los patrones de dicha expansión económica, sino
también con el equilibrio de los ecosistemas y la biodiversidad.
Este hecho ha llevado a los círculos intelectuales a una profunda reflexión con respecto a
los patrones de producción, buscando alternativas racionales respecto a la relación con la
naturaleza, en lo referente a consumo de recursos naturales, la utilización de energía y la
emisión de desechos que la actividad productiva implica.

De acuerdo a Immanuel Wallerstein el capitalismo es un sistema que tiene una necesidad


imperativa de expandirse -en términos tanto de producción total y como desde el punto
de vista geográfico- para perseguir su objetivo principal, la acumulación incesante de
capital; además; una segunda característica de la acumulación de capital, es que los
capitalistas, especialmente los grandes capitalistas, no pagan sus cuentas, eso es el
“secreto sucio” del capitalismo, en relación al cual plantea lo siguiente:
“Las personas preocupadas por los problemas ecológicos señalan a ese secreto sucio
como uno de los grandes vicios y en particular con frecuencia hablan de una de las
bases ideológicas de esa expansión, que es la afirmación del derecho (incluso el
deber) de los seres humanos a conquistar la naturaleza, elemento que desde la teoría
económica neoclásica escapa del mercado, ya que según su funcionamiento
habitual, establece una separación entre los beneficios privados y los gastos
sociales, porque las actividades de producción suelen generar beneficios privados a

114
los agentes económicos, pero imponen costos al conjunto de la sociedad”.
(Wallerstein, 2001: 89)

Wallerstein señala que, desde el punto de vista de los capitalistas, el objeto de aumentar
la producción es multiplicar los beneficios, y ante todo para ellos es absolutamente
indispensable que alguna parte importante de sus costos continúe siendo pagada por algún
otro. En esa lógica una solución al deterioro ambiental está en la absorción de estos costos,
por otros agentes económicos: el Estado o la sociedad. El arreglo puede ser mediante
subsidios para reparar los daños ambientales, o de tipo político, ya que los gobiernos de
manera fácil, deciden “no actuar”, permitiendo a las empresas no asumir muchos de los
costos de reparar los daños al entorno, no obligándolas a hacerlo y, por lo tanto, no
exigiendo que toda operación productiva incluya el costo de restaurar el medio ambiente,
de manera que su preservación recaiga en el conjunto de los ciudadanos. (Wallerstein,
2001: 90)
Por lo tanto, la preservación del medio ambiente se enfrenta a tres alternativas: 1) que los
gobiernos podrían exigir a las empresas que internalicen todos los costos ambientales,
con una compresión de sus beneficios; 2) los gobiernos podrían pagar la cuenta de las
medidas ecológicas, utilizando para ello el dinero de los impuestos o 3) no hacer
prácticamente nada, lo cual llevaría a las diversas catástrofes ecológicas sobre las que nos
advierten los movimientos de la sociedad civil. Hasta ahora la tercera alternativa es la que
va ganando.

CAPÍTULO IV

Tendencias actuales en el escenario económico y político mundial.

PRESENTACIÓN

El presente capítulo, con el cual se cierra el libro, está estructurado en tres apartados: en
el primero se aborda la crisis del capitalismo moderno que se presentó en 2008 teniendo
como epicentro la economía de Estados Unidos y que se extendió en poco tiempo a todo
el mundo, analizando las causas que originaron dicha crisis, así como el rescate financiero
en Estados Unidos y Europa. Por otro lado se analizan las estrategias que los gobiernos

115
del G20 han implementado para hacer frente a la crisis y evitar que se pueda volver a
repetir con la misma magnitud que en el 2008. Por último, en el primer apartado se
abordan las diferentes manifestaciones actuales de la crisis del capitalismo que en autores
como Wallerstein, son síntomas de una fase terminal.

En el segundo apartado, se analiza el nuevo orden global destacando los conflictos


culturales y étnicos así como el terrorismo expresado en el grupo yihadista que enfrentó
a Estados Unidos destruyendo las torres gemelas. Dicho ataque, provocó el inicio de una
guerra contra el terrorismo mundial, justificando a Estados Unidos para invadir a
Afganistán y derrocar al régimen talibán y posteriormente exterminar a Saddam Hussein.
A partir de este momento el terrorismo se convierte en el enemigo número uno de Estados
Unidos haciendo alianza con otros países como Rusia y Francia para hacerle frente.

En el tercer apartado, se abordan los problemas actuales y las perspectivas del capitalismo
global, haciendo énfasis en que la globalización no solo es económica, sino que abarca la
cuestión política, educativa, comunicativa y cultural con contenidos que no han
favorecido hasta ahora al sector más pobre de todos los países del mundo y mucho menos
en favor del medio ambiente, ya que el rumbo de la globalización se ha definido a favor
de grupos minoritarios de la población mundial que concentran la riqueza global.

IV.1. La crisis económica mundial presente desde el 2008.

José Jacobo Tepoz Grande

En el presente apartado, se analizan las causas de la crisis económica mundial que se


presentó en marzo de 2008 en Estados Unidos, y que llevó a que el gobierno
norteamericano rescatara al sistema bancario de una profunda crisis. Dada la gravedad de
la crisis, el G20 en sus diez cumbres ha planteado algunas estrategias para enfrentarla,
como es la importancia de la participación del Estado en la economía para apoyar a las
empresas productivas y financieras en quiebra, así como incrementar los recursos
disponibles del FMI para respaldar las economías de los países con problemas
financieros. Por último, se analiza la crisis del capitalismo como crisis de tipo civilizatorio
que abarca el nivel ecológico, alimentario, energético y cultural, causas que pudieran
llevar al sistema capitalista a su fin.

La crisis del capitalismo moderno explotó en septiembre del 2008, tuvo su origen en los
Estados Unidos, y pronto se extendió a Europa y a los países emergentes. Fue una crisis
financiera que se convirtió en una crisis económica mundial provocando despidos
masivos, cierres de empresas y caídas de la actividad económica de diferentes países del
mundo.

Las causas de la crisis fueron varias, que a continuación se describen:

• La crisis “punto com”, en 2001-2002, que consistió en empresas que operaban a través
de la red punto “com” en portales de internet como Yahoo, Amazon y AOL, que
falsearon y especularon con información bursátil, provocando fuga de capitales.
• El excesivo gasto con crédito barato. A finales de la década de los noventa, los
estadounidenses gastaron más que en años anteriores. El promedio del ahorro personal
como porcentaje del ingreso, entre el 2000 y el 2007, fue de 1.5 por ciento frente a
5.2 por ciento de la década de los noventa o 9 por ciento en los ochenta. Al finalizar

116
el 2008 la tasa de ahorro de los estadounidenses repuntó al 2.6 por ciento promedio
en octubre y noviembre. (Zurita, Martínez y Rodríguez, 2009: 18) El incremento del
ahorro significó que el consumo se reduciría, teniendo un efecto negativo en el
crecimiento económico en el corto plazo, aunque a largo plazo pudiera impactar
positivamente en una mayor acumulación de capital.

El excesivo gasto fue resultado de un gran endeudamiento de los estadounidenses


motivados por bajas tasas de interés 21, así como por la toma de mayores riesgos de
inversión por parte de las financieras, mediante la creación de novedosos instrumentos
financieros que propiciaron mayor liquidez a los mercados de las grandes economías.
Los estadounidenses, se endeudaban adquiriendo casas u otros bienes por encima de
su capacidad nacional de compra, con dinero de sus más grandes acreedores como
China, Japón y Reino Unido, siendo éstos los tres mayores poseedores de activos del
Tesoro de Estados Unidos. En 2008 circulaba una suma de 2.8 billones de dólares en
la economía norteamericana, generando exceso de liquidez. (Zurita, Martínez y
Rodríguez, 2009: 18)

• Mercado hipotecario subprime22. El gobierno norteamericano generó un programa


que motivó a la población para poder acceder a créditos y hacerse de una casa o de un
departamento mediante hipotecas subprime, siendo esta una innovación financiera
para la adquisición de viviendas orientada a clientes con bajo nivel de ingreso y alta
morosidad o incapacidad de pago. Es por ello que las empresas suprime aseguran su
inversión por medio de intereses altos o del embargo de la propiedad que implica la
hipoteca, ya que a las personas que se les otorga el crédito, no presentan un historial
crediticio estable, no pueden comprobar sus ingresos, no tienen un empleo seguro y
en algunos casos no se le solicita al cliente ningún tipo de documentación, por lo que
presentan un riesgo alto de que se atrasen en sus pagos y por esa razón los intereses
son muy elevados.

Muchos inversionistas compraron estos títulos y armaron otros para formar activos
financieros más grandes y los vendieron a otros inversionistas. Cada vez que
aumentaba el precio de la vivienda, se incrementaban los préstamos subprime, ya que
eran más atractivos para los inversionistas (Greenspan, 2010: 18). La mayoría de los
inversionistas desconocen quien respalda estos instrumentos, los bancos y los
intermediarios dependen de la calificación de las grandes calificadoras como Moodys
o Standar&Poors que en esos momentos calificaron dichos activos como los más
rentables con una clasificación AAA, y que se vendieron a inversionistas nacionales
y extranjeros, sobre todo europeos. Estos activos tienen un riesgo muy alto por lo que
la tasa de interés que cobra el prestamista es muy superior a la del mercado. (Zurita,
Martínez y Rodríguez, 2009: 20)

21
La caída de las tasas de interés fue a nivel mundial, lo que significó que la intención al ahorro era mayor
que la intención a invertir. El Banco de Canadá, en un estudio concluyó que el debilitamiento de la inversión
mundial fue el principal determinante de la caída de la tasa de interés mundial de largo plazo. (Greenspan,
2010: 17)
22Una hipoteca subprime o basura es una hipoteca de alto riesgo y que por lo general no cuenta con ningún

aval, por lo que la probabilidad de que el adquiriente de la hipoteca no pague su deuda, es muy elevada.
Los bancos asumían que sus clientes harían hasta lo imposible por pagar, y no perder su casa, ya que esta
es un activo vital para la familia.

117
En 2006 la Reserva Federal incrementó las tasas de interés hasta 5.25 por ciento
impactando en el mercado inmobiliario, lo que significó que la crisis de las hipotecas
subprime, frenara el dinamismo del sector de la construcción, al mismo tiempo que el
precio de las casas disminuía. La cartera vencida de los créditos subprime comenzó a
incrementarse, y muchos acreedores no pudieron pagar y las empresas constructoras
se declararon en quiebra, como la empresa New Century Financial, una de los
prestamistas más importantes de Estados Unidos. La economía de Estados Unidos se
desacelera, la oferta de viviendas nuevas y usadas supera la demanda, los precios
bajan y se genera una incertidumbre en los mercados, explotando la burbuja
inmobiliaria.

• Apalancamiento de los fondos de cobertura. El apalancamiento lo podemos definir


como la relación entre crédito y capital propio invertido en una operación financiera,
a mayor crédito, mayor apalancamiento y menos inversión de capital propio, en otras
palabras es usar endeudamiento para financiar una operación. Es decir, en lugar de
realizar una operación con fondos propios, se hará con fondos propios y un crédito.
La principal ventaja es que se puede multiplicar la rentabilidad y el principal
inconveniente es que la operación no salga bien y se acabe siendo insolvente.

Este es un mecanismo de funcionamiento que surgió como consecuencia del boom


hipotecario, apoyando la adquisición de bienes inmuebles por parte de los clientes
con bajos ingresos. Este mecanismo consistió en la generación de fondos de cobertura.
La gente pedía prestado para endeudarse. Entre el 2005 y 2006 el apalancamiento de
estos fondos era de 15, es decir, que por cada dólar invertido pedía prestado 15
dólares, la promesa era de regresar alta renta, aunque una alta utilidad significaba
generar inversiones con alto riesgo y con mucho apalancamiento. (Zurita, Martínez y
Rodríguez, 2009: 22)

En el corto plazo, la crisis hipotecaria y el contagio del sistema financiero fueron las
causas más significativas de la crisis de la economía mundial con epicentro
norteamericano. En 2007 se colapsan los fondos de cobertura de la empresa Bear Stearns
en virtud de gozar de un fuerte posicionamiento en las hipotecas suprime, ya que
comerciaba activos con denominación AAA –es decir, con un nivel de solvencia
supuestamente alto- y que en realidad no lo eran, siendo activos tóxicos.

En marzo de 2008, la Reserva Federal rescató a Bear Stearns de la bancarrota con 30 mil
millones de dólares en obligaciones y Bear Stearns se vendió a la compañía JP Morgan
Chase. En agosto de 2008 el Departamento del Tesoro tomo el control de la GSEs Fannie
Mae y Freddie Mac por la caída abrupta del precio de sus acciones, quiebra también
Lehman Brothers, poniendo al sistema financiero al borde del colapso. Merrill Lynch para
evitar el colapso se vendió al Bank of America. El 6 de septiembre de ese mismo año, la
empresa AIC es rescatada por la Reserva Federal tras su colapso, con un crédito de 85
mil millones de dólares que resultaron insuficientes, y posteriormente se le agregaron 38
mil millones de dólares al rescate.

La crisis financiera impactó fuertemente la economía real de Estados Unidos, su PIB se


contrajo 6.2 por ciento al finalizar el 2008. En el primer semestre de 2009, la producción
industrial se redujo en 1.8 por ciento, la tasa de desempleo llegó a 8.5 por ciento y la
industria automotriz contrajo sus ventas en 37 por ciento. (Zurita, Martínez y Rodríguez,
2009:24)

118
Dicha crisis en Estados Unidos provocó que el sistema bancario suspendiera los flujos de
crédito y se incrementara la volatilidad de los precios de los comodities23 en los mercados
de valores, que el tipo de cambio fortaleciera al dólar frente a todas las monedas del
mundo, y que disminuyera el precio del petróleo, lo que redujo las presiones inflacionarias
en el resto del mundo y se transformó en crisis de la producción y el empleo.

Europa fue la más afectada por la crisis, primero por su vinculación financiera y comercial
con los Estados Unidos, su similar debilidad ante la competencia China y su capitalismo
neoliberal; segundo, desde la crisis del 2001-2002, bajo el impacto de la competencia
internacional, la eurozona se fractura en dos regiones, expresando los niveles de
productividad y costos laborales unitarios: un Norte superavitario, encabezado por
Alemania; y, un sur deficitario compuesto por España, Italia, Portugal, Grecia y Francia
(Dabat, 2012: 92). A esos dos factores, una vez estallada la crisis se agregó el alto costo
del rescate de los bancos europeos.

México al igual que Europa, fue de los países más afectados por la crisis a pesar de que
las empresas calificadoras, evaluaban a México como un país en desarrollo modelo y
exitoso. Aunque todo lo anterior fuera cierto, las políticas ortodoxas habían llevado a un
escenario económico de apertura extrema (en 2010 la apertura comercial, medida como
la suma de las exportaciones más importaciones en relación al PIB, era de 62 por ciento)
y profunda privatización, con un 92 por ciento de todo el comercio exterior concentrado
con Estados Unidos y con una fuerte dependencia tecnológica y empresarial como
consecuencia de la adopción del modelo neoliberal.

En América Latina, países como Brasil y Argentina tuvieron un comportamiento distinto


al de México, en virtud de haber aplicado políticas heterodoxas y haber generado lazos
comerciales con China y con la región; desde la primera década de este siglo y hasta inicio
de la segunda década, América del sur creció al 5 por ciento anual mientras que México
ocurría lo contrario (Dabat, 2012: 26). Sin embargo en los años más recientes, la situación
de los países sudamericanos se ha deteriorado, empujada por la caída de los precios
internacionales de sus productos de exportación.

China –aun cuando también en el periodo reciente ha disminuido du dinamismo- ha sido


el país emergente más exitoso, lo que es resultado de factores como la relocalización de
la producción industrial mundial hacia países de bajos costos laborales y con nivel
educativo relativamente alto; alta participación del Estado en la economía mediante la
inversión pública tanto en el ámbito productivo como financiero, dinamizando el mercado
interno con base en la división social y territorial del trabajo; y, la ampliación de las
relaciones internacionales a través del creciente proceso de integración regional con
ASEAN, Japón y Corea, además del estrechamiento de sus vínculos comerciales con
Sudamérica y África. (Dabat, 2012: 12)

23
Commodity: es un término que generalmente se refiere a bienes físicos de tipo genérico que no tienen una
diferenciación entre sí, por ejemplo las materias primas o bienes primarios como el trigo, el petróleo, la
electricidad, el cobre, la celulosa, la farmacéutica, etc. que se produce en cualquier parte del mundo y que
tendrá el mismo precio y la misma calidad.

119
Las estrategias que los gobiernos del G20 24 utilizaron para enfrentar la crisis y atenuar
sus repercusiones, consistieron principalmente en acuerdos surgidos de las cumbres
realizadas en varios países del mundo. En dichos acuerdos, se ha asignado un importante
papel a la intervención del Estado en Estados Unidos y en Europa para los rescates
financieros de los bancos y empresas privadas significativas para la economía mundial.
Algunos de los principales acuerdos de las cumbres del G20, desde 2008 en Washington
hasta 2015 en Turquía fueron los siguientes:

La primera cumbre fue realizada el 14 y 15 de noviembre de 2008 en Washington. Los


acuerdos a los que se llegaron fueron: fortalecer los mercados financieros e introducir
regímenes de control que permitieran evitar crisis en el futuro mediante el uso de
estímulos fiscales a la economía por parte de los Gobiernos, así como por la necesidad de
reconocer por primera vez en mucho tiempo, que los problemas globales no pueden
resolverse unilateralmente, ni aún en el ámbito de los países desarrollados del G-725 y de
los denominados BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica). Además de que dichos
acuerdos fueron más allá del marco monetario y financiero, conduciendo a una
ampliación de las competencias del grupo, originalmente limitadas a esas dos cuestiones
(Stancanelli: 2009)

La segunda cumbre se realizó el 2 de abril de 2009 en Londres Inglaterra. En esta cumbre


se acordó: “Triplicar los recursos disponibles del Fondo Monetario de 250,000 a 750,000
millones de dólares, apoyar la asignación de nuevos Derechos Especiales de Giro del FMI
por 250,000 millones de dólares, apoyar créditos adicionales por 100,000 millones de
dólares de parte del Banco Mundial y los Bancos de Desarrollo y asegurar 250,000
millones de dólares para la financiación del comercio internacional”. (Stancanelli, 2009:
69)

La tercera cumbre tuvo como sede la ciudad de Pittsburg el 25 de septiembre de 2009.


“Donde los dirigentes de la cumbre solicitaron al FMI apoyar a la labor que realiza el G-
20 como parte de su nuevo Marco para el Crecimiento Vigoroso, Sostenible y Equilibrado
a través de la supervisión de las políticas macroeconómicas de los países, así como sus
repercusiones colectivas para la estabilidad financiera y el nivel y patrón de crecimiento
mundial, para esto es necesario que: los miembros del G-20 se comprometan a aportar
más de 500.000 millones de dólares para un sistema renovado de Nuevos Acuerdos para
la Obtención de Préstamos a fin de respaldar los préstamos de emergencia del FMI; el
FMI ha efectuado asignaciones de DEG por un total de 283.000 millones de dólares, de
los cuales más de 100.000 millones dólares complementarán los actuales activos de
reserva de los países de mercados emergentes y en desarrollo; los recursos de la venta
convenida de tenencias de oro del FMI, de conformidad con el nuevo modelo de ingresos
del FMI, y los fondos provenientes de operaciones internas y de otras fuentes
incrementarán a más del doble su capacidad de conceder préstamos a mediano plazo en
condiciones concesionarias respaldando a los países de bajo ingreso para hacer frente a
sus necesidades de financiamiento”. (FMI, 2009)

La cuarta cumbre se realizó el 26 y 27 de junio de 2010 en Toronto Canadá. Los acuerdos


firmados fueron los siguientes: “se prohíbe la aplicación de medidas proteccionistas en

24Conformado por Alemania, Arabia Saudita, Argentina, Australia, Brasil, Canadá, China, Corea del Sur,
Estados Unidos, Francia, India, Indonesia, Italia, Japón, México, Reino Unido, Rusia, Sudáfrica, Turquía
y la Unión Europea
25
Conformado por Alemania, Estados Unidos, Francia, Japón, Alemania, Canadá y Reino Unido

120
las esferas del comercio, de las inversiones y de la introducción de nuevas limitaciones
de las exportaciones hasta finales de 2013; reducción del déficit presupuestario y de los
volúmenes de deuda pública que inició en 2011; proteger a los contribuyentes en
situaciones de bancarrota de las instituciones financieras privadas; y, se decreta la
institucionalización de un grupo de trabajo que se encargaría de la elaboración de medidas
de la lucha contra la corrupción y su efecto negativo en la economía mundial”. (Sputnik,
2012)

La quinta cumbre fue realizada el 11 y 12 de noviembre de 2010 en Seúl Corea, y ella se


acordó: “evitar las fluctuaciones excesivas en las cotizaciones de las monedas nacionales
y abstenerse de la devaluación competitiva (la guerra de divisas) como estrategia para
impulsar el crecimiento; además, que los miembros del foro se abstendrían de la
aplicación de medidas proteccionistas comerciales y financieras y se reafirmó el
compromiso de combatir el cambio climático, sin escatimar esfuerzos para alcanzar un
resultado equilibrado y exitoso”. (González et.al, 2011)

La sexta cumbre se organizó en Cannes Francia el 3 y 4 de noviembre de 2011. En esta


cumbre se acordó: “la necesidad de reformar el sistema monetario y financiero mundial;
regular los mercados financieros mundiales, así como los aspectos de la volatilidad de los
precios para las materias primas; La atención común se centró además en los problemas
del desempleo, de la seguridad social y de la lucha contra la corrupción. Por otro lado, los
líderes de las veinte principales economías del mundo forzaron a Grecia a renunciar a la
celebración del referéndum sobre la política crediticia de la UE y acordaron aumentar el
volumen de los recursos con los que opera el FMI”. (Sputnik, 2012)

La séptima cumbre fue realizada el 18 y 19 de junio de 2012 en los Cabos México. “En
esta cumbre se decidió asignar otros 450.000 millones de dólares para el aumento de los
fondos del FMI que se podrían aprovechar para garantizar la estabilidad financiera y
ayudar a los países afectados a superar las secuelas de la crisis económica global”.
(Sputnik, 2012)

La octava cumbre tuvo de sede a la ciudad de San Petersburgo Rusia el 6 y 7 de septiembre


de 2013. Uno de los acuerdos de esta cumbre estuvo referido al financiamiento para la
inversión de largo plazo, para lograr un crecimiento sustentable y la creación de empleo,
incluyendo infraestructura y apoyos para pequeñas y medianas empresas. Así también, se
acordó incrementar el comercio multilateral y la inversión, mediante un comercio abierto,
regulado, transparente y no discriminatorio, cimentado en los lineamientos de la OMC, y
regular el libre flujo financiero y el desplazamiento de las ganancias, frenando la evasión
fiscal y promoviendo la transparencia e intercambio automático de información. Así
también, en dicha cumbre se renovó el compromiso de lucha contra el cambio climático.
(Senado de la República, 2013)

La novena Cumbre fue realizada el 15 y 16 de noviembre de 2014 en Brisbane Australia.


Los principales acuerdos a que se llegó, fueron los que a continuación se mencionan.
“Implementar reformas estructurales para incrementar el crecimiento del PIB en dos por
ciento para el 2018 y lograr un crecimiento fuerte, sostenible y balanceado para crear
empleos de calidad. Erradicación del desempleo juvenil mediante la educación y
capacitación e incentivos para contratar jóvenes y alentar el espíritu emprendedor.
Modernizar las normas impositivas internacionales para prevenir la evasión fiscal
transfronteriza mediante el intercambio automático de información bancaria para el

121
control de los regímenes sobre patentes y traslado de ganancias. Así como racionalizar el
consumo de combustibles fósiles para enfrentar el cambio climático”. (G20, 2014)

La décima cumbre se realizó el 15 y 16 de noviembre de 2015 en Antalya Turquía. Los


acuerdos firmados en esta cumbre fueron disminuir el desempleo, el subempleo y el
trabajo informal como fuentes importantes de desigualdad en países en desarrollo, y
fortalecer el desarrollo sostenible, en cuanto al acceso a la energía, la seguridad
alimentaria y nutrición, así como el desarrollo de los recursos humanos, la infraestructura
de calidad, la inclusión financiera y la movilización de los recursos domésticos. Por otro
lado, se acordó apoyar financieramente a las PyMes y a los pequeños agricultores y a los
jóvenes para facilitar sus contribuciones en la actividad económica, y se hizo hincapié en
la necesidad de enfrentar problemas vinculados al robo de propiedad intelectual, a la
regulación de los mercados financieros y al cambio climático. (Consejo de la Unión
Europea, 2015)

Para Leal Villegas (2015), la regulación efectiva del capital, se sustentaría en regular los
flujos financieros, eliminar los paraísos fiscales, que el sector financiero cumpla su
función de intermediar entre los ahorradores y el sector productivo. Así también se
requiere fortalecer las finanzas públicas mediante una reforma fiscal progresiva que grave
a la empresa capitalista. El Estado debe ser una institución social con un proyecto de
nación que genere una correspondencia en favor de la empresa productiva y de la
inclusión social y que ponga costos al capital financiero internacional. Por otro lado
Tomas Piketty plantea que la regulación financiera debe ser mediante la “transmisión
automática de la información bancaria”, cuyo objetivo es regular el libre flujo de capitales
financieros a nivel internacional. Esta regulación debe iniciar con el 1 por ciento sobre
las fortunas de los más ricos del mundo según los informes de Forbes. (Piketty, 2015:
582)

Si bien hay diferentes perspectivas de apreciación de la crisis, casi todos los autores
coinciden que se trata de un fenómeno de gran envergadura de tal manera que la crisis del
capitalismo, es una crisis estructural y múltiple, de orden civilizatorio, que abarca el nivel
ecológico, alimentario, energético y cultural.

Las manifestaciones de la crisis se concentran en la oprobiosa desigualdad económica y


social que incrementa la pobreza y pobreza extrema, al mismo tiempo que crecen las
fortunas de pequeños grupos de ricos, que multiplican sus fortunas a costa de la mayoría
de la población mundial. Esos niveles de pobreza empujan a la generación de grupos
delictivos y a la violencia social, así como a la pauperización de las condiciones de vida
de la población, la desnutrición y la putrefacción del tejido social en todas sus formas.

En particular, Wallerstein (2015) plantea que las estructuras constitutivas del capitalismo
han entrado en fase terminal desde la década de los sesentas del siglo pasado: “El sistema-
mundo se está autodestruyendo. El sistema-mundo se encuentra en lo que los científicos
de la complejidad llaman una bifurcación. Éste significa que el sistema actual no puede
sobrevivir, (…). Aunque no podemos predecir qué clase de nuevo sistema emergerá,
podemos afectar la decisión entre las alternativas sustantivas disponibles. Pero sólo
podemos esperar hacerlo mediante un análisis realista de los vaivenes caóticos existentes
sin esconder nuestros esfuerzos políticos tras espejismos acerca de reformar el sistema
existente o mediante intentos deliberados por ofuscar nuestro entendimiento”.

122
Un síntoma de lo profundo de los problemas del capitalismo es la crisis ecológica: la
contaminación del aire y del agua de los ríos y mares; la reducción de la capa de ozono;
el crecimiento de los cementerios atómicos; la destrucción de selvas y bosques; el cambio
climático global que está conduciendo a la extinción de especies enteras de fauna y flora;
etc., y, aunque la ciencia ha generado los medios tecnológicos para resolver y revertir
estos problemas y frenar dicha catástrofe de dimensiones planetarias, dicha tecnología no
se pone en práctica porque su aplicación no es rentable para la lógica de la acumulación
de capital. (Aguirre, 2007: 248)

Otro de los síntomas del deterioro del capitalismo, es la crisis alimentaria. El sector
agrícola está en peligro de extinción; la producción agrícola, incluida la de los países
subdesarrollados, se desmantela en beneficio de las empresas trasnacionales y se especula
con el precio de los productos básicos empujando a un crecimiento de la pobreza extrema
de la población. Por ejemplo: “Entre marzo de 2007 y mayo de 2008, el precio de los
productos lácteos se incrementó en 80%; la soya 87%, el trigo200% y el de los alimentos
en general 75 por ciento, dicho aumento sigue siendo grave para millones de
consumidores pobres”. (BM, 2008)

De acuerdo con la FAO (2009) al finalizar el decenio del siglo XXI 1020 millones de
personas padecían hambre en el mundo, como consecuencia de la crisis económica, la
reducción de los ingresos y los elevados precios de los alimentos, que se han convertido
en mercancía especulativa en el mercado de futuros 26, lo que ha sido devastador para la
población más vulnerable.

Según el Banco Mundial en 2050, el mundo necesita producir 50 por ciento más de
alimentos para alimentar a 9000 millones de personas, por lo que es necesario tener en
cuenta que el cambio climático es un factor que puede frenar la producción alimentaria
hasta en un 25 por ciento si no se modifican los métodos de cultivo de los alimentos. En
1914 los precios internacionales de los alimentos disminuyeron en un 14 por ciento y un
19 por ciento en 2015, este descenso se explica por la caída en los valores internacionales
de los alimentos, por lo que entre agosto de 2014 y mayo de 2015los precios de los
aceites y las harinas disminuyeron en un 16 por ciento, otros alimentos en un
14 por ciento y los cereales en un 10 por ciento. (Banco Mundial, 2015)

Al finalizar el 2015 la FAO (2015), se estiman 795 millones de personas en todo


el mundo que padecen hambre, a pesar de que el número de personas con hambre
se redujo de1.010, 6 millones en 1990 a 794.6 millones entre 2015-16, es decir, el
número de personas subalimentadas en todo el mundo ha descendido en 216 millones, lo
que equivale al 21.4 por ciento, pese a que la población mundial creció en 1.900 millones
de personas durante el mismo período. La gran mayoría de las personas que pasan hambre
viven en las regiones en desarrollo que suman 779.9 millones mientras que en las regiones
desarrolladas las personas que pasan hambre solo suman 14.7 millones.

Otro componente del deterioro sistémico es la crisis energética, asociada al agotamiento


del petróleo, es por ello que en el 2008 el petróleo alcanzó un precio record, y solo 14 de
54 países petroleros siguen aumentando su extracción de crudo, en tanto que 30 países
han logrado su auge productivo y los 10 países restantes han iniciado su decrecimiento

26
El Mercado de Futuros es aquel en el que se realizan contratos en los cuales las partes se comprometen a
comprar o vender en el futuro un determinado bien (producto agrícola, mineral, activo financiero o
moneda), definiendo en el presente la cantidad, precio y fecha de vencimiento de la operación.

123
extractivo (Márquez, 2009: 200). Lo anterior es consecuencia del agotamiento de las
reservas recuperables de petróleo y la concentración de los últimos remanentes por el
mundo musulmán, lo que se acompaña de los precios de la “titularización” del petróleo
como arma política por parte de grupos del fundamentalismo islámico, poniendo en
peligro la supervivencia de la civilización basada en los combustibles fósiles, debido a
que se da un descenso de la producción y un déficit en la oferta de combustibles líquidos
a corto y mediano plazo. (López, 2005)

Así también, la crisis cultural está representada por los medios de comunicación que se
utilizan para poder difundir la ideología neoliberal, menospreciando la cultura como
espacio de crítica, creación y educación, reduciéndola a su mínima expresión como
simple entretenimiento y desinformación. La hegemonía cultural global está centralizada
en ocho corporaciones transnacionales: AOL, Time Warner, Viacom, Sony, News
Corporation, Vivendi Universal, Disney, Bertelsmann y Liberty Media. La hegemonía
cultural estadounidense está en Hollywood, así como en la comercialización de los bienes
culturales el 40 por ciento lo acaparan China, Estados Unidos y Reino Unido y el 60 por
ciento se concentra en 117 países. (Márquez, 2009: 207)

Es así que para distintos autores, la crisis del capitalismo es una crisis terminal, es el fin
de la actividad humana que nació en la antigua Grecia, porque el fin del capitalismo es el
fin de la política como actividad humana, y de un largo período histórico en el cual la
lógica dominante en la relación hombre naturaleza es la lógica de la ganancia, de la
acumulación de capital. En tal sentido, Harvey (2007) plantea que solo hay dos caminos:
unirse a los grupos de activistas y opositores al neoliberalismo y plantear propuestas desde
el punto de vista revolucionario, o dedicarnos a la investigación política y teórica sobre
las condiciones existentes del capitalismo neoliberal para su reestructuración. En el
extremo opuesto, los teóricos del capitalismo piensan que la crisis neoliberal es pasajera,
que el modelo está bien y que solo necesita ser más humano, cuando es bien sabido que
el capitalismo es inhumano por naturaleza, y que su existencia se sustenta en la generación
y reproducción de la desigualdad y la pobreza.

IV.2. El orden político mundial y los nuevos conflictos y alianzas político-militares.

María Erendira Sánchez Villanueva

En este apartado, se abordan los distintos conflictos armados surgidos en el nuevo orden
global, como la invasión a Afganistán ya Irak, la revolución de Georgia, el conflicto en
Ucrania y la guerra civil en Siria. También se analiza lo relacionado con las armas
nucleares en Irán y los últimos acuerdos que se han firmado en este tema, así como el
papel que han desempeñado los organismos internacionales como la ONU y la OTAN en
el nuevo orden mundial y, por último, se analizan los resultados, la credibilidad y la
eficacia de dichos organismos para imponer la paz y la seguridad mundial, influenciados
desde luego por EE.UU.

En el nuevo orden global, lo que destaca es sobre todo el conflicto, la discordia, la guerra,
el distanciamiento y el odio o resentimiento entre culturas, sociedades e individuos; nos
encontramos en la visión conflictiva de la cultura a nivel global, tal y como ha sido
expuesta por Luis Díaz G. Viana, quien sostiene lo siguiente:

124
Las diferencias raciales, los odios étnicos que parecen resurgir con fuerza en el reino
de lo global, no son más que excrecencias de un régimen de intolerancia más
profundo que hunde sus raíces en el pasado –en un sistema de representación del
mundo basado como el occidental en la exclusión– y tiende sus tentáculos hacia el
futuro que promete más la amalgama, la hibridación cultural, la neutralización de
las diferencias que el respeto de las mismas. (Díaz, 2003:72)

Esta visión conflictiva se observó en los brutales atentados terroristas yihadistas del 11
de septiembre de 2001 en Nueva York, los cuales como señala Massimo Borguesi
representaron el retorno a la visión conflictiva de la cultura. Después del 11 de septiembre
el mundo aparece nuevamente dividido, marcado por el conflicto y la guerra. (De Haro,
2012: 195)

A partir de estos acontecimientos, Bush justificó la lucha contra el terrorismo, invadiendo


Afganistán para derrocar al régimen talibán y tratar de capturar a los líderes de Al Qaeda.
La estrategia utilizada fue una pequeña fuerza creada ad hoc para la misión, apoyada
permanentemente desde el aire y por fuerzas locales; equipada con sofisticadas
tecnologías y usando avanzadas tácticas derrocó al régimen Talibán e instauró un
gobierno de transición afín a Occidente en poco más de un mes. Esta contundente victoria
sorprendió a la comunidad de defensa norteamericana, que no dudó en afirmar que la
forma en que se habían desarrollado las operaciones eran signos inequívocos de que la
llamada “Revolución en Asuntos Militares” estaba muy cerca, por lo que propusieron
acelerar el proceso de transformación. (Colom, 2013: 683)

Como señaló entonces la Administración Bush, a partir de ese momento será cada misión
la que determine la coalición con la que prefiere intervenir, resistiéndose a supeditar su
libertad de acción a la toma de decisiones por consenso en la OTAN.

La guerra de Irak también puso en duda, aún de manera más grave la credibilidad de la
OTAN, ya que se produjo de forma unilateral y pese a la oposición abierta de destacados
miembros de la Alianza, como Francia y Alemania, ésta inició en marzo de 2003 e implicó
un giro drástico en la política militar y geoestratégica de Estados Unidos en razón de que
se emprendió con base en el principio del “ataque preventivo”, el cual fue invocado por
Bush Jr. con el pretexto de una supuesta posesión de armas de destrucción masiva por
parte del régimen de Saddam Hussein, lo cual se comprobó que era falso. De esa forma
se impuso, en el mundo un crudo “globalismo unilateral”, como lo calificó Huntington
(1999), por lo que EE.UU., tuvo que buscar la colaboración de otras potencias para
compartir los objetivos y sobre todo los costos de esa guerra, todo con la complicidad de
la comunidad internacional encarnada en la ONU.

El Pentágono desarrolló un sofisticado plan de operaciones, tras un breve despliegue y


concentración de fuerzas, un destacamento conjunto terrestre-anfibio con permanente
apoyo aéreo paralizó el régimen iraquí, causó una total confusión entre las filas de sus
fuerzas armadas, anuló toda oposición militar digna de mención y logró un triunfo
fulminante, aplastante y decisivo en cuestión de semanas. (Colom, 2013: 684)

Durante este periodo se empleó armamento sofisticado, sistemas de uso dual o armas
sencillas y asequibles usadas de forma novedosa; explotación de las tecnologías de la
información para obtener inteligencia, garantizar el mando y control de las operaciones,
difundir eficazmente su mensaje político o planear ciber ataques contra las redes civiles

125
y militares del adversario; una organización interna flexible, adaptable y articulada en
red; su completa indefinición normativa y total desprecio a los usos y costumbres de la
guerra tradicionalmente aceptados por la comunidad internacional; la variedad de fuentes
de financiación manejadas o el eficaz empleo de todos los medios que estén a su
disposición para infligir el máximo daño a su adversario; ilustrar sobre los peligros que
plantean las formas de guerra asimétrica sobre unos ejércitos que todavía no han superado
el paradigma bélico de la Guerra Fría y favorecer un proceso de “Transformación” que
proporcione a las fuerzas armadas del país las capacidades requeridas para enfrentarse a
cualquier adversario, en cualquier ambiente y en toda la gama de las operaciones. (Colom,
2013: 686 y 687)

Para resolver los conflictos antes señalados, la ONU, como instrumento supranacional
encargada de salvaguardar la paz y seguridad entre las naciones, se mostró bastante
ineficaz. Parte de estos resultados tuvieron que ver con el Consejo de Seguridad que
mantiene el estatus de las naciones ganadoras del conflicto bélico mundial, lo que facilita
la parálisis de la acción internacional, a causa de las diferencias existentes entre las
potencias miembros con derecho a veto. Ello facilita que Estados Unidos actúe con
independencia hegemónica, al margen de Europa que no tiene representación específica,
si bien Francia y Gran Bretaña están en el Consejo. (Sintes, 2009)

Lo anterior, mostró la necesidad de que la ONU, se someta a una revisión para adaptarse
a las circunstancias actuales, reconociendo que tal reorganización ya fue iniciada hace
años, pero que no termina de superar la fase de proyectos. En el año 2005, se celebró una
cumbre mundial de la ONU que dejó claro el desinterés de las grandes naciones por las
reformas. Sobre ello, un informe de Kofi Annan –en ese entonces Secretario General de
la ONU-, decía: “En los últimos años esta cuestión ha dividido profundamente a los
Estados miembros”. Pero se refería al derecho de los Estados a emplear la fuerza militar
de manera anticipada (Documento ONU A/60/LI), lo que demuestra claramente que la
ONU es utilizada para los intereses de las grandes potencias. (Sintes, 2009)

Otro organismo es la Alianza Atlántica, quién jugó y ha jugado, un papel trascendental.


Ha ganado en flexibilidad, en adaptación a los nuevos retos y escenarios. Es un claro
referente cuando se habla de seguridad y de estabilidad porque obtiene de Estados Unidos
sus mayores capacidades militares y el apoyo para ampliar su influencia hacia el Este, en
dirección al futuro centro de gravedad estratégico; de Europa ha sabido extraer la amplia
legitimidad que da la multinacionalidad, el compromiso suficiente para acometer
misiones específicas y su contribución al sostenimiento económico de la Organización,
para las escindidas repúblicas de la antigua URSS, la OTAN ha significado seguridad,
apertura, colaboración internacional, transparencia. (Sintes, 2009: 12)

Durante su presidencia (2000-2008) Putin basó su política interior y exterior en el


concepto de la llamada “democracia soberana” que defiende que Rusia debe seguir su
propio proceso de democratización, sin tener que copiar el modelo Occidental. Si el
sistema político ruso tenía importantes defectos, también los tenían los países
Occidentales, por lo que no había razón para que éstos dieran lecciones a Rusia. Como
consecuencia, la política exterior de Rusia se fue situando progresivamente al margen y,
en ocasiones, en contra de las posiciones defendidas por los países Occidentales. Entre
Rusia y los aliados Occidentales llegaron a producirse episodios de gran tensión.
(Cámara, 2010: 4)

126
Uno de estos episodios fuertes fueron las discrepancias y los enfrentamientos con Estados
Unidos al tratar temas como la ampliación de la OTAN, la defensa contra misiles o los
intentos norteamericanos de aumentar su influencia en lo que Rusia consideraba su
“dominio reservado”, el espacio post‐soviético. Con Putin, Rusia parecía situarse de
nuevo como rival de occidente pero no sobre una base ideológica –como ocurrió durante
la Guerra Fría– sino desde un planteamiento fuertemente nacionalista que actuó como
aglutinante de la mayoría de los ciudadanos rusos en torno a su líder. (Cámara, 2010: 4)

Otro de los episodios fue la Revolución de la Rosa en Georgia y la Revolución Naranja


ucraniana, las cuales fueron percibidas en Moscú no sólo como una disminución de su
influencia política en ambos países, sino como una amenaza política para la supervivencia
de su propio régimen, que podría enfrentarse a un movimiento organizado de contestación
interna impulsado desde el exterior. Estos producido un alejamiento definitivo de la órbita
rusa en favor de la modernidad representada por Occidente. Esto se interpreta en el
Kremlin como una estrategia para aumentar su exclusión del resto de Europa, así como
para presionar más eficazmente desde el exterior en sus propios asuntos internos.
(Morales, 2010: 206)

La guerra entre Rusia y Georgia en el verano de 2008, puso de manifiesto la alianza con
las políticas de la administración estadounidense, ya que un líder con firme apoyo de
Washington y perspectivas de una pronta admisión en la OTAN, el presidente
Saakashvili, no vaciló en tomar la decisión de emplear la fuerza para recuperar el control
del territorio de Osetia del Sur, aun sabiendo que Moscú aprovecharía este hecho para
responder con una intervención militar abrumadoramente superior. Una vez finalizadas
las hostilidades, en un breve plazo gracias al papel de la Unión Europea como mediadora,
los resultados arrojaban un saldo negativo para los intereses y la credibilidad internacional
de ambas partes; aunque, tanto los separatistas surosetios como los abjasios pudiesen
aprovechar la guerra para justificar su declaración de independencia. (Morales, 2010:
206)

Georgia no es poseedor de petróleo en su subsuelo, pero se halla en la ruta del petróleo


entre el mar Caspio y el Mediterráneo, una forma directa de llegar a occidente sin tener
que pasar por Rusia o por Irán, con los riesgos geopolíticos que ello encierra,
especialmente para los Estados Unidos

La revolución naranja que llevó a la presidencia a Yúshenko, anuló los motivos políticos
que dieron lugar a abastecer en condiciones preferenciales de gas a Ucrania por parte de
Rusia, las cuales se habían heredado del antiguo bloque soviético. La compañía gasista
Gazprom quería que las tarifas pagadas por Kiev reflejaran la nueva situación, sin lograr
un acuerdo, hasta que en los primeros días de 2006 se decidió a cortar el suministro, lo
que hizo que un pequeño número de clientes europeos perdiera el suministro, esto fue
suficiente para alertar sobre las consecuencias de una escalada del conflicto. (Moré, 2006:
2)

A partir de esta situación, se alcanzó un acuerdo en el que el vencedor es claramente


Rusia. Aunque Moscú no ha logrado su objetivo de controlar la red de gasoductos
ucraniana, consigue un significativo incremento en el precio que cobra a Ucrania. Incluso
considerando que las ventas se realizarán por medio de un intermediario del que Gazprom
solo controla directamente el 50%, el broker moscovita United Financial Group ha

127
calculado que Gazprom terminará ingresando 880 millones de dólares más en 2006
gracias al acuerdo. (Moré, 2006: 2)

Esta crisis tiene una dimensión política porque provocóla caída del Gobierno ucraniano
y pone de manifiesto la situación de indefensión en que se encuentra Europa frente a otra
crisis semejante, es decir, la necesidad de reconsiderar su estructura y fuentes de
abastecimiento energético, ahora lideradas precisamente por Rusia. (Moré, 2006: 4)

Otro de los conflictos militares-políticos en el Oriente Medio ha sido la guerra civil en


Siria, la cual fue resultado de la desintegración del Impero Otomano impuesta por las
potencias coloniales como resultado del Acuerdo Sykes-Picot. Siria se caracteriza por su
gran complejidad étnica y religiosa, y en dicho país en marzo de 2011 comenzaron
manifestaciones populares, primero pacíficas y después armadas, que fueron
extendiéndose a todo el territorio. El país fue la cuna del nacionalismo árabe y es
teóricamente laico pero muy dividido demográficamente, donde predominan los suníes,
y también existen minorías chiitas, cristianas, drusas y kurdas. (Molteni, 2013: 170)

El Presidente de Siria, Basar Al-Assad, heredó el poder de su padre Hafiz Al-Assad, quién
desde 1970 gobernó en forma dictatorial logrando mantener la estabilidad política, hasta
su fallecimiento en junio del 2000. Los Al-Assad pertenecen a una minoría alauí, -o
seguidores de Ali-, vinculada con los chiitas, y han logrado controlar Siria, pese a ser solo
el 12 % de una población estimada en 21 millones de habitantes. En el año 2009 Al-Assad
prometió un proceso de democratización que no cumplió. Sin embargo, superó el
aislamiento occidental que se le impuso a consecuencia de su intervención en el Líbano,
su vinculación con el asesinato del ex Primer Ministro Rafiq Hariri y sus relaciones con
Irán, situación que ha mutado con la “Primavera Árabe”, la que abre un nuevo capítulo
en la historia de su país y de la región. (Molteni, 2013: 171)

Al comenzar los incidentes, Al-Assad argumentó que la inestabilidad que se extendió a


su país no se debía a una cuestión interna, sino a una conspiración externa organizada por
los Estados Unidos e Israel, y su respuesta fue una feroz represión, que en más de dos
años causó más de 100.000 víctimas. Como consecuencia, la situación humanitaria se ha
deteriorado y los refugiados cruzan las fronteras huyendo hacia el Líbano, Jordania, Irak
y Turquía, y más recientemente hacia Europa. Al-Assad cuenta con el apoyo del ejército,
de las fuerzas de seguridad, y de los denominados “shabbiha”, donde los alauí son
mayoría, pero también con el asentimiento de diversos grupos sociales y de otras minorías
que temen el triunfo de la oposición, fundamentalmente sunita. También mantiene una
alianza con Irán, el único país que tiene sus tropas especiales peleando en territorio sirio.
Algunos analistas destacan que, en realidad, está luchando su propia guerra a expensas
del pueblo sirio. (Molteni, 2013: 171 y 172)

La posibilidad de alcanzar una solución política mediante una acción decidida del
Consejo de Seguridad, chocó con la posición rusa y china las cuales vetaron varios
proyectos de resolución. Los Estados Unidos han buscado un acuerdo con Rusia para
intentar ponerle fin a la violencia pero, Moscú se ha opuesto a una solución que desplace
a Al-Assad del poder, argumentando que el conflicto debe resolverse a través de
negociaciones y que se lo debería incluir en cualquier arreglo. (Molteni, 2013: 173)

Rusia considera a la guerra civil en Siria, como un acontecimiento significativo en su


política para mantener su influencia en la región. La opinión contraria al régimen, está

128
representada, entre otros, por los Estados Unidos, Francia y el Reino Unido, pero también
por Turquía, Jordania, Arabia Saudita y los demás integrantes del CCG. Washington, en
su momento sostuvo que los días de al-Assad estaban contados, ha sido reacio a una
opción militar, entre otras razones, por sus propias experiencias en Irak y Afganistán y su
interés prioritario en la agenda interna, pero la extrema prudencia del Presidente Obama
que se funda también en el convencimiento de que los acontecimientos en Siria están
fuera de su control, fue criticada por políticos y medios de prensa que la interpretaron
como una falta de liderazgo y, en cambio, favorecen una intervención por razones
humanitarias y estratégicas. (Molteni, 2013: 173 y 174)

Otra amenaza y riesgo son las armas nucleares, sobre todo en Irán. En agosto de 2002,
trascendieron las investigaciones secretas de Irán para el enriquecimiento de uranio, no
informadas al Organismo Internacional de Energía Atómica. Así se supo que en el año
2000, Teherán había comenzado la construcción en Natanz de una planta de
enriquecimiento para aumentar el porcentaje del isotopo U-235 en el uranio natural y se
conoció también la construcción de otras instalaciones para la producción de Agua Pesada
y un reactor de ese tipo en Arak, que también puede utilizarse en armas nucleares. Estos
desarrollos no hubieran sido ilegales de acuerdo al artículo IV del Tratado de No
Proliferación Nuclear, que otorga el derecho inalienable a todos los estados partes de
desarrollar, investigar, producir y utilizar la energía nuclear con fines pacíficos. (Molteni,
2013: 176)

Para Irán, la conversión de uranio, su enriquecimiento y la separación del plutonio,


responderían a los propósitos de los países que buscan alcanzar relevancia debido a su
poderío nuclear, de ser capaces de protegerse de un Estado rival que haya proliferado, o
defenderse de un eventual ataque externo y, también, volverse inmune a las presiones
internacionales. El objetivo occidental, fue la adopción de sanciones, a pesar del interés
de Rusia y China de restringirlas, pero finalmente el Consejo de Seguridad de la ONU
adoptó la resolución que pidió a Irán que suspendiera sus actividades de enriquecimiento
y reprocesamiento, incluidas las de investigación y desarrollo y resolviera los temas
pendientes con el Organismo Internacional de Energía Atómica, antes del 31-8-2006,
sobre la base del Capítulo VII de la Carta de la ONU. (Molteni, 2013: 176 y 177)

Con el objetivo de que Irán abandonara las implicancias militares de su programa nuclear,
se adoptó una combinación de sanciones y negociaciones, que en este caso, están a cargo
del P5+1 (Estados Unidos, Rusia, China, Reino Unido y Francia más Alemania). En una
primera etapa, se ofrecieron una serie de beneficios condicionados nuevamente a la
suspensión del enriquecimiento pero Irán las rechazó, especulando con la no imposición
de sanciones, donde se le pide a Irán la suspensión de sus actividades de enriquecimiento
y reprocesamiento, como una forma de ganarse la confianza de la comunidad
internacional de que sus actividades no constituyen una amenaza para la paz y la
seguridad. Asimismo hacen referencia a numerosos incumplimientos por parte de Irán y
cuatro de ellas, le imponen obligaciones adicionales y sanciones limitadas dentro del
marco del Capítulo VII de la Carta. Cabe recordar que todos los Miembros de la ONU
han convenido en aceptar y cumplir las decisiones del Consejo de Seguridad. (Molteni,
2013: 177 y 178)

Importantes analistas destacan que en Irán existe un mesianismo religioso, un


nacionalismo persa, y un resentimiento radical contra el orden mundial establecido,
derivado del origen revolucionario del régimen, que teme a las ideas y valores foráneos

129
que puedan lesionar su fuerza, legitimidad y cohesión social. En consecuencia, su política
ha sido dilatar las negociaciones, considerando a su plan nuclear como un objetivo
nacional legítimo, aun cuando en el horizonte se perciba la posibilidad de una acción
militar. (Molteni, 2013: 186)

Nuevamente en febrero de 2014 representantes del P5+1 e Irán se reunieron en Viena,


Austria, en donde acordaron un marco general para continuar con las negociaciones
pertinentes y llegar a un acuerdo final, de carácter comprensivo; dicha iniciativa fue
fuertemente rechazada por Israel, quién señaló que se estaba poniendo énfasis en la
transparencia pero no en la reducción de las capacidades nucleares iraníes. (OETEC,
2015: 3)

Finalmente en Lausana, Suiza, el dos de abril del 2015 Irán y el grupo P5+1 alcanzaron
un acuerdo marco preliminar denominado Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA)
sobre el futuro de las actividades nucleares desarrolladas por el país persa y el
levantamiento de las sanciones económicas. En dicho documento Irán se comprometió a:
reducir a más de la mitad el número de centrifugadoras que posee, permitir el acceso de
los inspectores de la OIEA a todas sus instalaciones nucleares sin restricciones de ningún
tipo, no enriquecer uranio por encima del 20 por ciento y a no construir nuevas
instalaciones nucleares por un período de 15 años. A cambio de ello, Estados Unidos, la
Unión Europea y sus aliados se comprometieron a levantar las sanciones económicas
impuestas al país a medida que Irán cumpla con lo pactado. (OETEC, 2015: 3 y 4)

Como se puede observar, los conflictos después de la guerra fría continúan siendo muy
graves y de ninguna manera se ha llegado al fin de éstos; un aspecto relevante es el gasto
militar mundial, el cual en 2014 fue de 1,776 billones de dólares, cifra que representa un
2,3% del producto interior bruto mundial o 245 dólares por persona. (SIPRI, 2015: 14)

Durante 2014 el gasto militar se ha incrementado rápidamente en África, Europa del este
y Oriente Medio por los numerosos conflictos regionales como los de Ucrania, Iraq y
Siria, entre otros; también ha aumentado en Asia y Oceanía, aunque esto se deba
exclusivamente a China; en América Latina y el Caribe prácticamente permaneció
invariable en relación con 2013, por la lucha contra los cárteles de la droga en América
Central, a pesar de que Brasil, el líder regional, recortó su gasto debido a las dificultades
económicas. (SIPRI, 2015: 14)

La siguiente gráfica, nos muestra los miles de millones que por región de manera general
y después por países se gastaron militarmente durante 2014, destacando que el país que
más ha gastado ha sido EE.UU.

130
Gráfica IV. 1 Gasto Militar Mundial , 2014
800

700

Miles de millones de dólares


600

500

400

300

200

100

0
Norte de África

oceanía

Sudeste asiático

EUROPA

Occidental y Central
ÁFRICA

África Subsahariana

AMÉRICA

América Central y el Caribe

América del Norte

Este asiático

Europa oriental
América del Sur

ASÍA Y OCEANÍA

Asía Central ysur asiático

ORIENTE MEDIO
Región
Fuente: SIPRI (2015)

Respecto a los conflictos armados, conclusiones preliminares de enero de 2015 indican


que en 2014 hubo más guerras que en cualquier otro año desde el año 2000, lo que
significa un año especialmente violento, sobretodo porque en el 2013 hubo pocos
indicadores, que predijeran los episodios de violencia que se desencadenaron en 2014, en
particular la anexión de Crimea por parte de Rusia y el apoyo del separatismo violento en
el este de Ucrania. En menor medida, se puede decir lo mismo sobre la brutalidad de Boko
Haram en Nigeria y de Estado Islámico (EI) en Iraq, así como en relación a la guerra de
Gaza de 2014. (SIPRI, 2015: 6)

Por otra parte, hay pruebas que demuestran que los estados con medidas más estrictas
sobre la igualdad de género tienen menos probabilidades de caer en una guerra civil, en
una guerra con otros estados o en abusos generalizados de los derechos humanos que los
estados con medidas poco importantes. De hecho, las guerras de 2014 mencionadas
anteriormente parecen coincidir con las zonas donde las relaciones de género han
empeorado ostensiblemente, sobre todo en partes de África y Oriente Medio. Por ello, el
empeoramiento de la opresión de las mujeres es especialmente inquietante debido a la
relación entre la igualdad de género y la paz. Por tanto, es probable que las políticas de
exclusión social dirigidas principalmente contra las mujeres generen tensiones en la
sociedad y hagan presagiar guerras dentro de los estados y entre estados. Estas políticas
sirven como indicadores de alerta temprana para una comunidad internacional
preocupada por la paz y la seguridad. (SIPRI, 2015: 6)

IV.3. Problemas actuales y perspectivas de la globalización.

María Magdalena Adela López Rivera

En el presente apartado se desarrolla una serie de ideas, en torno a los problemas actuales
y perspectivas de la globalización que acontece en el mundo actual, lo que ha llevado a
varios autores a generar propuestas de cambio ante la situación de crisis permanentes en
el sistema capitalista y ante los desequilibrios económicos, financieros, sociales, políticos
y culturales que se expresan en los indicadores de desarrollo humano y en que parece, en

131
ocasiones, no haber salida a las condiciones de marginación y pobreza en que hoy vive la
mayoría de la población.

Como se ha podido constatar a lo largo de los diversos apartados del presente texto, la
globalización no sólo es económica, también tiene una dimensión política, comunicativa,
educativa y cultural. Después de la segunda guerra mundial, el mundo quedó dividido en
el bloque soviéticos y el estadounidense, dando pie a la llamada guerra fría, misma que
terminó entre fines de los años 80, con la caída del Muro de Berlín, en noviembre de
1989, e inicios de los años 90 –con la desintegración de la Unión Soviética en diciembre
de 1991-, abriendo paso a diversos anuncios referidos a una supuesta eternización del
capitalismo y a un dominio absoluto de los EE.UU. sobre el conjunto del sistema mundial.
(Calvo, 2001)

Es en ese escenario, de fin de la guerra fría, que el proceso globalizador se despliega con
mucha fuerza, apuntando en distintos sentidos a la unificación económica del mundo
acompañada del despliegue de diversos instrumentos de la política, la diplomacia y las
armas, a través de los cuales se ha vivido una globalización bajo los marcos del patrón
neoliberal.

Bajo esos marcos, la globalización ha dado lugar a mayores niveles de vinculación entre
los diferentes espacios del mundo, a través de la reducción de costos de transporte y, el
desmantelamiento de barreras a los flujos de bienes, servicios y capitales, y la mayor
movilidad de personas, tecnologías, ideas y conocimientos.

Así también, tal como se revisó a lo largo del presente texto, la globalización implica
cambios significativos en las comunicaciones, la educación y la cultura, si bien todo ello
ocurre en un contexto que difícilmente se corresponde con los frutos positivos que se
esperaban del avance de la globalización, ya que dicho avance ha ido arrojando ganadores
y perdedores, mejoras en algunos aspectos de la vida humana y empeoramiento en otros
aspectos, así como una fuerte acentuación de las desigualdades económicas y sociales.

El modelo neoliberal dentro del cual se ha desenvuelto hasta ahora la globalización, le ha


asignado a ésta contenidos y fines claramente negativos, llevando a que dicho
desenvolvimiento no sea a favor de los países pobres, ni de los pobres en los distintos
países, ni a favor del medio ambiente, ni a favor de un funcionamiento de la economía
mundial donde estuvieran ausentes las crisis y los desequilibrios sistémicos. (Chavarría y
García, 2004)

En esas condiciones no resulta extraña la exigencia de otra globalización, la construcción


de alternativas desde muchos espacios sociales, y las protestas que usualmente
acompañan a las reuniones de los organismos que aparecen definiendo los actuales
rumbos del proceso globalizador (OMC, OCDE, BM, FMI, G7, G20, etc.).

Esos rumbos de la actual globalización no han sido definidos por motivos técnicos-
económicos ni por consideraciones de pertinencia social; por el contrario su definición,
ha surgido de intereses que poco tienen que ver con lo socialmente necesario y que más
bien responden a estrategias políticas y de poder definidas por sectores claramente
minoritarios de la población mundial.

132
La globalización no responde a situaciones económicas inevitables que fuerzan un
camino único, sino a situaciones originadas en decisiones políticas respondiendo a
relaciones de poder específicas, es así como el capitalismo financiero y el poder
económico-militar de EE.UU se impone al resto de los países.

El G-7, la OTAN, el FMI, la OMC y el BM, son instituciones dedicadas a ejecutar las
órdenes del poderío de la oligarquía financiera internacional así como del poderío
estadounidense, organizando la economía global para beneficio de esa minoría y
perjudicando a la mayoría por explotación o por exclusión, generando desigualdades, que
en esencia son un problema político. Esta situación económica en la que se defiende al
capitalismo salvaje es ignominiosa ya que el empobrecimiento de los sectores populares,
genera un mayor enriquecimiento de los sectores privilegiados y elitistas. Es así como el
imperio de EE.UU ha conseguido organizar la economía mundial a través del mercado
mundial único y el neoliberalismo es el dogma de esta forma de comprender el mundo de
hoy.

Ha utilizado al capital financiero, sinónimo de usura, egoísmo y competitividad, o ley del


más fuerte, la globalización que pertenece a la humanidad ha sido arrebatada por el capital
y en lugar de expresarse en términos de igualdad, equidad, se expresa en función del
egoísmo utilitarista, es así como no es el aspecto económico el que da la clave para
entender a la globalización, sino la lectura política que subyace detrás de ésta.

En los países anglosajones neoliberales, principalmente en el caso de Estados Unidos,


pero también en el caso de Reino Unido, la brecha entre los ricos y los pobres también
tiende a crecer y esto se debe a que en un sistema económico en el que las
megacorporaciones no encuentran ningún tipo de traba para absorber al más pequeño, el
panorama económico y el propio tejido productivo se encuentra cada vez menos
atomizado y cada vez más centrado en el número menor de empresas multinacionales que
cada vez más controlan un mayor porcentaje del PIB, esto lleva ocurriendo años en países
neoliberales del primer mundo y se ha impulsado con la crisis reciente. (De Souza, 2005)

En el caso de los países como Suecia, Noruega, Finlandia y Dinamarca, aun perteneciendo
al mercado global neoliberal, han sido históricamente menos reacios intervenir sus
Estados en asuntos económicos, y en regular los mercados locales, sin embargo, en estos
países las diferencias entre personas con rentas altas y con rentas bajas es bastante menor
que en los países anglosajones, que aun siendo más ricos en términos absolutos,
distribuyen su riqueza entre menos que en el caso de esas economías. (Stiglitz, 2006)

En términos generales, el paradigma político-social del darwinismo social no ha sido


erradicado del bagaje cultural, sino que ha sido rediseñado para buscarle una nueva
ubicación menos visible, con un nuevo posicionamiento dentro del engranaje económico
mundial denominado como “El Libre Mercado”, sus bases y redes de acción se han visto
incluso incrementadas con respecto a sus primigenias. (Stiglitz, 2006)

Se debe dar un paso hacia un nuevo paradigma social, político, económico y cultural, en
el que prime la dimensión social y la dimensión ecológica, ya que el consumo de los
países industrializados; ya que tal como se ha dado a conocer en diversos foros, que el
ratio de consumo de los países industrializados, se necesitan hasta cuatro planetas Tierra
para poder soportar un crecimiento simétrico sostenido del conjunto de la humanidad. No
se puede mantener el ratio a costa del grupo de países en vías de desarrollo, que hablando

133
estrictamente en términos demográficos, representan hasta el 85% de la población
mundial. Se debe buscar un nuevo tipo de modelo en el que la maximización del beneficio
no se al único y principal objetivo. (Stiglitz, 2006)

La implementación de sistemas de control de problemas tales como: la minimización de


la huella ecológica, la inestabilidad financiera o desequilibrios financieros, la desigualdad
de la redistribución de la riqueza, la mercantilización de la vida económica y social, la
falta de protección social, de sostenibilidad financiera, de desmercantilización de la
política de la política, de participación democrática directa, y de redistribución simétrica
de la riqueza son ineludibles si se quiere asegurar un futuro de justicia y paz social.

Lamentablemente las viejas estructuras de control están formadas en la actualidad por


megacorporaciones cuyos tentáculos abrazan todos los espacios estratégicos necesarios
para el cambio: medios de comunicación, partidos políticos, emisiones de moneda,
entidades bancarias y gobiernos, entidades bancarias y gobierno las IFI control de la
deuda externas como son el FMI, BM. Por tanto, cualquier cambio de los rumbos de la
globalización es en la actualidad inviables desde de dentro del sistema (partidos políticos,
instituciones financieras, etc.). Se debería conducir desde fuera del mismo y para ello es
la sociedad la que debe tomar conciencia de la realidad económico-político-social y
cultural en la que se vive, de cómo se ha llegado a ella, de que problemas éticos y de
redistribución conlleva, y de cómo se debe mejorar, cuáles serían las alternativas de
mejora probables. (Stiglitz, 2009)

Sólo de esa manera, desde abajo, desde lo particular a lo general, desde lo micro a lo
macro, se puede avanzar conjuntamente para alcanzar los objetivos que garanticen la
existencia de una verdadera democracia y de una verdadera justicia social.

Aunque el cambio debe ser principalmente desde afuera, no se puede dejar de lado la
posibilidad de ampliar el liderazgo y la cooperación entre los estados y en las
organizaciones internacionales, se requiere un enfoque coherente que establezca
prioridades, un compromiso más sistemático con la sociedad civil, se debe tomar en
cuenta el G-20 que incluye potencias emergentes como Brasil, China, la India y México,
que se convierten en portavoz de gobernanza mundial y en el que no sólo se hagan
propuestas, sino se den procesos de democracia participativa.

La colaboración y cooperación entre la diversidad de subjetividades y la participación


ciudadana son una salida al proceso de globalización actual; sin embargo, ello no será
posible mientras las economías del Norte no quieran mirar realmente hacia las economías
del Sur y sobre todo, si sólo se comprometen a hacer cambios que no afecten a sus
intereses económicos, políticos y de medio ambiente, como nuevamente el fracaso de la
COP 21, en la que al final sólo se dijo que sí siempre y cuando se cambiara el término de
“comprometerse” a “deberá comprometerse sólo si no afecta sus intereses”, con lo que
esos acuerdos al final sólo terminan beneficiando a las economías dominantes, en
términos económicos, sociales, políticos amparados bajo el gasto militar que poseen.
(Stiglitz, 2012)

Boaventura de Sousa (2005), menciona la importancia entre democracia participativa y


la democracia representativa, en que los valores de la cooperación están insertos dentro
del proceso político porque la rendición de cuentas no se da hoy de modo eficaz sin
democracia participativa, los ciudadanos tienen conocimientos suficientes para evaluar

134
los problemas y proponer soluciones ya sea de forma individual o de forma colectiva, a
partir de la experiencia que se han vivido en los movimientos sociales y desde las
organizaciones sociales, se tiene que trabajar juntos, formular ideas y trabajar
comunitariamente, la participación ciudadana, es una forma democrática que se está
desarrollando, son los grupos populares, la cultura que es tan tradicional como emergente,
quienes reinventan la vida al mismo tiempo que contextualizan sus aspiraciones, y esta
es una lección universal, que es importante para los países del Norte, donde las
democracias son, en este momento, de baja intensidad, y sobre todo en el país que domina
el mundo y en donde el dinero es el que decide quién es presidente.

La colaboración y cooperación entre la diversidad de subjetividades y la participación


ciudadana son una salida al proceso de globalización actual; sin embargo, ello no será
posible mientras las economías del Norte no quieran mirar realmente hacia las economías
del Sur y sobre todo, si sólo se comprometen a hacer cambios que no afecten a sus
intereses económicos, políticos y de medio ambiente, como nuevamente el fracaso de la
COP 21, en la que al final sólo se dijo que sí siempre y cuando se cambiara el término de
“comprometerse” a “deberá comprometerse sólo si no afecta sus intereses”, con lo que
esos acuerdos al final sólo terminan beneficiando a las economías dominantes, en
términos económicos, sociales, políticos amparados bajo el gasto militar que poseen.

Es así como una propuesta de salida a la globalización que hace De Sousa es:

“Dejar claro que la resistencia no es una multitud, no es la multitud de nadie, son


sujetos concretos que se están organizando y que comparten luchas locales y las
articulan globalmente, son estos sujetos con una vocación universal y a partir de
una incompleta; y en donde nadie quiere ser el sujeto histórico, protagónico por
excelencia, (los obreros, los campesinos, las mujeres, los indígenas, los activistas
de los derechos humanos, los pacifistas, los grupos ecologistas, los gays, etc.) se
convierten en luchas de nuevas subjetividades, que son colectivas, que tienen una
idea de que sus luchas son importantes, pero no son nada únicas y por eso quieren
compartir el mundo con otras subjetividades y otras luchas y se organizan de ese
modo, por tanto el Foro Social Mundial otorga el espacio donde esas subjetividades
se encuentran, buscan articulaciones sin llegar a un canibalismo entre ellas; nadie
es más importante que el otro, ni sus luchas lo son. La idea no es que las mujeres o
los indígenas se apiñen todos juntos; son formas de subjetividad distintas y todas
comparten entre sí para enriquecer y reinventar la emancipación social sin que una
pueda decirse que es más importante que la otra. Esto es lo nuevo y es lo que, no
ha sido captado por teóricos que no tienen contacto con lo que pasa con los
movimientos sociales.” (De Sousa, 2005)

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