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I S Pérez, Luis Carlos, FI pealan-Jimio _filosófico de Gaitán, Editorial Los Andes, 1954,
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Antonio Garcia Nossa
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Galán y el problema de la revolución colombiana
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Antonio García Nossa
contenido histórico y sólo sirve para negar el proceso de las luchas sociales
¿Quien ha dicho que los términos dase y generación son mluzeinfes, corno
categorías históricas?
En el decenio 1930-40 -enmarcado entre una crisis y una guerra uni-
versales- las nuevas generaciones se ven compelidas a descubrir, por su
cuenta y riesgo, la ciencia económica y las nuevas formas de pensamiento
social. En esto consiste su heroísmo y su drama, Nunca fue más dramática
la orfandad intelectual de una generación -frente a hechos como la depre-
sión, el paro forzoso, el fascismo, la paz armada, la guerra total- ni más
desoladora la discontinuidad entre una generación y otra. ¿Cuál podía ser
el sislerna de engarce, si la juventud del año 20 no tenia nada fundamental
que aprender y la Generación del Centenario no estaba formada para la
transmisión sistemática de conocimientos? Ni Laureano Gómez, ni Alfonso
López, ni ()Tina Pérez, ni Alejandro López, ni López de Mesa, tenían
como objetivo ermilar a pensar a las nuevas generaciones, en términos de
Economía, Sociología, Filosofia o Antropología Social, aunque Alejandro
López. hablase de organización científica "del. trabajo y de dirección empre-
saria, Ospina Pérez expusiese las ideas administrativas de Fayol, López de
Mesa intentase la proeza de hablar de "sociedad americana" -si bien en
las "Disertaciones sociológicas" no se exhiba un concepto claro ni de la
sociología ni de la historia de América- y Alfonso López fuese un brillante
y ocasional agitador universitario de grandes temas económicos.
De] diletantismo arqueológico c indigenista de Cuervo Márquez, Miguel
Triana y Armando Solano, tenia que recorrerse un gran trecho para conocer
la arqueología sistemática de Gregorio Hernández de Alba o la sociedad
histórica de Guillermo Hernández Rodriguez. De/ diletantismo económico
de Ios "agitadores de ternas", tenia que llegarse difícilmente al estudio sis-
temático de la teoría -de Smith a Keynes, pasando por Marx- y al análisis
sistemática de nuestro propio desarrollo. Y así corno en el decenio /943-53
las ciencias sociales adquieren un carácter subiersfvo porque descomponen
-
20 López, Alejandro, /de arium liberal. Edic. La Antorcha. Paris, 1931, p. 190.
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Antonio (Jarcia Nossa c)
El regreso del liberalismo al poder en el año 30, demostró que ésta era
sólo una verdad a medias, ya que la juventud liberal iniciada en la agitación
revolucionaria -pero incapaz de realizar una obra revolucionaria desde el
Estado- se planteó también como problema sustantivo de la política el de
la "conservación y defensa del poder recién heredado".
En el decenio 1940-50 empieza a cuajar la investigación científica y la
especialización en el campo de las ciencias sociales, pero su papel no sólo
es mirado con descopflanza o desdén por el Estado, sino que no encuentra
soportes ni en las clases, ni en Ios partidos. La guerra sirvió para demostrar
la absoluta incapacidad de los partidos y las "clases dirigentes" en la tarea
de adaptar el Estado y la vida política a las nuevas situaciones conflictivas
del mundo: el pais no podía enfrentarse a las luchas y problemas del siglo
XX con una débil armadura política de siglo XIX. Ni el Estado, ni las clases
udieron resolver los más elementales problemas de capitalizacióny
productividad: no sabían estimular el ahorros ni eran capaces de orientar las
invasiones privadas o públicas, ni podían neutralizar siquiera la economía
del .11esperdicio.
E.1 estado dinástico sólo pudo defender los intereses que representaba,
per s a o -
O' •
• so e . •
- cuando ya resultó
inoperante el sistcjna de las "facultades extraordinarias" al Presidente de
la República: por medio del Estado de sitio, -impuesto al país como sistema
regular de vida desde la segunda Administración López y no sólo desde
1949- el pais comenzó a ser tratado como los paises ocupados militarmente,
Nadie puede decir que haya quedado en pie ni una sola garantía, ya
que no se necesita permiso de la Constitución para que los partidos y la
fuerza pública hayan aplicado la pena de muerte. Ni inviolabilidad de la
persona humana ni libertad de conciencia, ni inviolabilidad de domicilio,
ni inviolabilidad de la correspondencia, ni libertad de asociación, ni liber-
ti tad de palabra, ni libertad de movimientos, ni derecho a ser tratado como
persona sujeta de Derecho de Gentes. Frente a este estado de cosas, ¿qué
odian ser las ciencias sociales unnpliendo su misión de mostrar simple
y objetiva rnente los hech ciencias,sicibversivas? Subversi,y1 Ia econo-
mía que exhibía los problemas y la incapacidad de los dirigentes del Estado
para resolverlos. Subversiva la antropología social que sacaba a flote la vida
jaral triz saija,p,r,ir.
e iianga. Subversivas las finanzas
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pero ni saben aumentar las tasas naciones de ahorro, ni sus inversiones se (1,1
guían por otro concepto que el mercantilista de obtener la mayor ganancia
con el menor riesgo; preconizan la urgencia de aumentar la productividad
del trabajo, pero son incapaces de mejorar la productividad del capital o tr
de crear oportunidades de formación técnica de la mano de obra; claman
por la eliminación de los impuestos regresivos, pero prefieren que el presu- C
puesto de ingresos del Estado se monte sobre los impuestos de consumo; (4/
quieren la libertad económica para ellas, pero eI monopolio ejercido sin
esfuerzo sobre la economía de las otras clases; aspiran a la seguridad, pero szt
lc quitan el piso a cualquier sistema de seguridad social para las clases
trabajadoras; imponen el proteccionismo arancelario, pero emplean las
tarifas como método de extorsión de los consumidores; aconsejan el aho-
rro a las clases pobres —cuando éstas deben quitarse el pan de la boca para
convertirlo en Depósitos de Ahorro pero carecen del concepto económi-
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Asociación Nacional de industriales? Absolutamente ninguna. Lo único
que conocemos es cuales son sus intereses -sus demandas restringidas de
clase- en materia de aranceles, de cambios internacionales o de crédito. Es
tal la ausencia de pensamiento de las grandes corporaciones, que la Andi
participó activamente en la campaña para derrotare! Proyecto de Reforma
Bancaria presentado por Gaitán al Congreso en 1947: y lo que perseguía
este proyecto no era la socialización del crédito, ni cosa por eI estilo, sino
un régimen de intervención en la política comercial de los bancos, con eI
objeto de que el crédito se orientase hacia la industrialización y el fomento.
Los "economistas prácticos" de la Andi ni siquiera entrevieron los alcances
económicos el proyecto! ¿Para qué habían de entenderlo -en su proyección
teórica y politica- si han tenido en sus manos los Consejos de Economia y
todos los órganos de intervención económica del Estado?
Si examinamos la nómina de los Ministerios de Hacienda en los últimos
1
3 años, constatamos eI hecho de que -con muy pocas excepciones- lo han
r, sido los mismos directores intelectuales de la Andi. Estos préstamos políticos
t> • al Estado, se han sometido a una obvia contrapartida: la identificación de
la política económica y fiscal del Gobierno con sus intereses de clase. Los
r diversos gerentes que han ocupado el Ministerio de Hacienda, llevando a
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inteligencia y sus instintos de conservación. Ni los partidos, ni los sindica-
: I tos, ni las cooperativas, le han enseñado a diferenciar sus propios intereses.
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No saben ni elle les conviene ni cuáles son sus derechos, ni a qué podría!'
aspirar: su. actividad politica se Emita a seguir, multitudinariamente y sin
ninguna contraprestación, a los grandes caudillos que les asignan las o 1-
garquías liberales y conservadoras. Por esa actividad deben vivir, padecer y ,
morir, Los_partidos no las han formado políticamente, por la sencilla razón
de que no están hechos para el adoctrinamiento sino para el reclutamiento,
no tienen como objetivo la superación de la vida nacional, sino la adminis-
tración rivile electorales o guerras civiles_ El papel
de los partidos -siempre en trance de imponer su hegemonía electoral y
burocrática en el Estado • explica su aversión por los programas, por los
compromisos ideológicos, por eI establecimiento de normas doctrinarias
de conducta_ Se le exige políticamente al pueblo que repudie la "lucha de
clases", pero la vida de la nación sólo se regula por el concepto clasista
de las clases altas: la lucha que ha funcionado de arriba para abajo -en un
sentido de opresión y sojuzgamiento- no se quiere que funcione también
de abajo para arriba, en un sentido de liberación justicieral.
Los partidos no están obligados a nada: la única ley inexorable es la de
su irresponsabilidad, en la oposición o en el gobierno. Ni su incapacidad,
ni sus vicios, ni sus crímenes, pueden tener sanciones, ya que no existe
en el pais una opinión pública, sino opiniones cegadas y fanatizadas en
el compromiso de partido_ En su afán de perduración, los dos. partidos
"tradicionales" no han encontrado otro camino que el de impedir la exis-
tencia independiente de una opinión pública, dando a su militancia un
trataniicnto de montanera-"polvareda de hombres"-y envenenándola con
los más estériles odios. En sus manos, la historia no es una experiencia,
sino una inicua tradición pasional: la mitad de los colombianos -liberales
o conservadores- sólo conoce la historia como un método para encuadrar
las varias generaciones en el campo de los héroes o en el de los villanos, y
de justificar la actitud de vindicta. La dinámica del partido no se origina en
la ideología, en el programa, en el sentido de servido, sino en la necesidad
de encubrimiento. Aun delitos infamantes -como el asesinato en masa,
la castración, la fortuna, más frecuentes en la civilizada historia de hoy
que en la bárbara historia de ayer- no han llegado siquiera a los tribunales
porque encuentran la cortina protectora de la solidaridad de partido. No hay
criminales donde la moral pública descansa sobre el principio inmoral y
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subversivo -desde el punto de vista de la especie humana- de que ei ~do
resporde. Los políticos de las grandes familias, liberales y conservadoras,
como la Señora Warren de "La trata de blancas", de Bernard Shaw, creen no
prostituirse personalmente cuando se enriquecen y encumbran apoyándose
en la prostitución de los demás. ¿A semejantes instrumentos de corrupción
y violencia puede llamárseles órganos de opinión pública e instrumentos
de realización de la vida republicana? Todo lo contrario: son los grandes
obstáculos que le han impedido a la nación encontrar su sentido histórico
y sus caminos de vida republicana...
El partido comunista no pudo modificar en nada este cuadro político,
ya que fue ganado por el. De una primera etapa anarquista -a lo Sacha
Yegulef pasó sin estaciones a la etapa de facción cortesana de la oligarquía
liberal, amparando y justificando doctrinariamente todos sus vicios y sus
delitos con la anchísima tesis de "la revolución democrático-burguesa".
Por eso es comprensible que los comunistas rebajen a Gaitán y adoren a
López, el gran demagogo dei liberalismo burgués. Los comunistas fueron
los agentes más enérgicos de los Gobiernos liberales en la tarea de convertir
el sindicalismo en un piso electoral del partido de gobierno: le postraron a
la condición de una montonera, sin rumbo propio, guiada por los partidos
y el Estado. ¿Cómo podía impedirse luego el desmoronamiento de este
movimiento sindical, arenoso, sin ideales, sin vida democrática, culpable
del delito de haber formado la conciencia social de las clases trabajadoras? A
la postre el sindicalismo no hizo sino reforzar los elementos de sustentación
de un sistema partidista no republicano. Desde el punto de vista ideológico,
el comunismo no le dio al país ni siquiera un programa origina] -ya que
sus programas son los mismos que se acuñaban antes en el Komintern y
ahora en el Cominforn ni un cuadro de líderes, ni una sola interpretación
-
SO
Ciaitán y el problema de la revolución colombiana
21 {M , p. 154,
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