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Facultad de Ciencias y Humanidades.

ASIGNATURA:
Tratamiento psicológico del Adulto

CATEDRATICA:
Licda. Reina Isabel Berrios Reyes.

INTEGRANTES:

 Judith Zenaida Guevara Alfaro GA20130051


 Carla Beatriz Grande Orellana GO191101824
 Ángela Lisseth Carias Moisés cm191102031
 Grecia Rosmery Guardado Hernández GH161100841
 Katherine Abigail Calderón González. CG171101613
 Jocelyn Lissette Muñoz Linares ML191101743

ACTIVIDAD:
Tercer Laboratorio.

TEMA:
Psicoterapia y Espiritualidad.

FECHA:
Lunes 15 de mayo de 2023
ESPIRITUALIDAD Y RELIGIÓN:

La psicoterapia espiritual: es una forma de terapia que se basa en la espiritualidad


y la religión para ayudar a los pacientes a mejorar su bienestar emocional, físico y
espiritual. En la psicoterapia espiritual, se mezclan principios espirituales con la
medicina moderna para proporcionar a los pacientes una experiencia terapéutica
completa.
En términos generales, esta práctica se enfoca en ayudar al individuo a encontrar su
propósito y significado en la vida, y a buscar una conexión más profunda con lo divino.

La religiosidad y la espiritualidad están relacionadas, pero, a su vez, se pueden


distinguir en diferentes dimensiones, la religión tiende a estar constituida por un grupo
de personas que comparte las mismas creencias y realiza los mismos rituales, por lo
que se consideran instituciones sociales. Mientras las experiencias espirituales
tienden a ser universales, lo que significa que no están ligadas a una sola creencia,
son internas y privadas.

Problema a resolver con la psicoterapia y espiritual:


La psicoterapia y espiritualidad pueden ser útiles en la resolución de varios problemas
emocionales, mentales y espirituales, uno de los cuales podría ser el estrés y la
ansiedad.

Tales dimensiones también fueron estudiadas por Alport (1950). Él mostró interés en
cómo las personas utilizan la religión de diferentes formas y clasificó la expresión
religiosa como inmadura y madura. La religión madura (que corresponde a la
intrínseca) es donde una persona puede realizar un acercamiento hacia la religión de
manera dinámica, con mente abierta y capaz de mantener unión entre las
inconsistencias. Mientras la religión inmadura (la cual corresponde a la extrínseca) es
de autoservicio y, por lo regular, representa los estereotipos negativos que las
personas tienen sa: es cuando una persona siente que pertenece a un grupo religioso.
b) La afiliación a una Iglesia: es cuando una persona es miembro de una Iglesia donde
está escrito su nombre. c) Participación en una Iglesia: es la persona que no sólo
asiste a la Iglesia, sino que participa de las actividades o en algún comité. d) Creencia
religiosa: esto incluye creer en Dios y en sus sagradas escrituras. e) Conducta
religiosa: incluye rezar, lecturas devotas, estudiar textos religiosos, meditar y hasta
mantener una dieta específica que puede beneficiar espiritualmente.

Un estudio efectuado por Wade Clark Roof de la Universidad de California demostró


que la mayoría de los estadounidenses desean la espiritualidad, pero no de una forma
religiosa (Elkins, 1999). En éste detectó que, entre 1960 y 1970, 84% de los judíos,
69% de los protestantes de primera línea, 61% de los protestantes conservadores y
67% de los católicos, han abandonado la religión organizada. Por otra parte, en una
encuesta realizada por Gallup (1991), citado en (Wolf y Stevens, 2001), se reportó
que 94% de los adultos estadounidenses creen en Dios o en algún ser supremo, 68%
son miembros de alguna Iglesia, sinagoga o lugar religioso y 58% de esta población
ven la religión como algo importante en sus vidas. Este interés puede observarse en
el aumento en la cobertura de asuntos de espiritualidad y religiosidad en las
publicaciones de los periódicos, las revistas, libros y especiales en la televisión.

Conforme pasan los años, las personas tienden a volverse más espirituales y aceptar
la existencia de Dios otorgándole más trascendencia a la religión (Shafranske, 1996).
La búsqueda de la espiritualidad lleva al individuo a experimentar alternativas
instrumentales como el yoga, filosofías de la nueva edad, programas de los doce
pasos (por ejemplo, alcohólicos y drogadictos anónimos) y otras prácticas
relacionadas. Asimismo, muchos hallan la espiritualidad a través de la música, la
poesía, la literatura, el arte y la naturaleza. De igual forma, recurren a terapias donde
se trabajan técnicas de sanación. Éstas son algunas de las nuevas tendencias para
la búsqueda de la espiritualidad (Elkins, 1999).
PSICOTERAPIA Y ESPIRITUALIDAD ¿QUE TAN SENCILLA RESULTA SU
INTEGRACIÓN?

En la psicoterapia ha surgido un interés por los asuntos religiosos y espirituales, por


tal razón en algunos procesos de psicoterapia se ha incorporado el término de
integración clínica de acuerdo con la definición Hall y Hall en 1997, citando en wolf y
Steven coma 2001 la integración clínica se refiere a la incorporación de creencias
valores y métodos religiosos o espirituales en los procesos de psicoterapia como
resultado se visualiza una forma diferente al terapeuta, a la manera de entender al
paciente y de realizar la terapia.

En la salud física y la psicología como en la depresión ansiedad ajustes y problemas


maritales por otra parte la asociación psicológica americana apa 1992 ha destacado
la importancia de incorporar la espiritualidad y la religión a la psicoterapia además ha
reconocido en su código de ética que la religión es un componente de diversas
culturas concluyó que un acercamiento espiritual puede ser tan efectivo como una
psicoterapia para la depresión que haya sido estudiada a pesar de lo interior
históricamente la psicología y la ciencia ha rechazado los estándares religiosos y
espirituales.

A través de los años la psicología ha tratado de distinguirse como una ciencia en un


principio no se implementaba conceptos religiosos o espirituales ya que estos no se
consideraban observables ni mediables objetivamente, por lo tanto no se estudiaban
tal respectiva ha creado con los años una barrera para participar con efectividad la
psicoterapia por medio del uso de elementos espirituales o religiosos punto muchos
terapeutas desconocen no están debidamente preparados para trabajar con estos
asuntos asimismo, pueden existir barreras personales por ejemplo estereotipos
preconcebidos, que limitan algunos terapeutas en la integración de la espiritualidad o
de la religión en su en su práctica clínica dichas barreras se han ido modificando en
los últimos años debido a la a la influencia que ha tenido la profesión psicoterapeuta,
a los descubrimientos físicos los cambios la filosofía las ciencias, el nuevo interés de
la sociedad el fenómeno de las espiritualidad y los estudios efectuados sobre la
religión y la Salud Mental Los profesionales de la Salud Mental forman el respeto a
las diferencias individuales en cuanto los valores la guía ética el APA la estrategia
espiritual pondera al que el terapeuta debe conocer los valores de forma explícita en
el momento durante la terapia.
Otra estrategia consciente que el terapeuta se refiere de modo abierto que las
creencias y valores de sus pacientes son perjudiciales o erróneos para evitarlo, se
recomienda que durante la terapia no se reparta material o literatura que tenga el
propósito de convertir a los pacientes a las creencias del terapeuta Es favorable que
antes de comenzar alguna intervención religiosa o espiritual se le ofrezca a la persona
una descripción charla de intervención y de cómo está puede ser beneficiada.

Es importante destacar: Que al igual que con cualquier forma de terapia, la


psicoterapia espiritual no es adecuada para todas las personas y no necesariamente
resolverá todos los problemas emocionales con los que se pueda lidiar. Debe
considerarse como una herramienta más en la búsqueda de la salud emocional, y la
elección de una forma de terapia dependerá de las necesidades y preferencias
individuales de cada persona.

Ventajas:
En cuanto a las ventajas, esta forma de terapia puede ofrecer una conexión
significativa con algo más grande que uno mismo, lo que puede ser una experiencia
profundamente satisfactoria para aquellos que buscan una mayor conexión espiritual.
También puede ayudar a las personas a encontrar un mayor sentido de propósito y
significado en la vida.

Desventaja.
Sin embargo, algunas personas pueden encontrar que esta forma de terapia no es
adecuada para ellos si no tienen una base espiritual previa o si no están abiertos a
las prácticas religiosas.

LA CONCEPTUALIZACIÓN PSICOLÓGICA UTILIZANDO EL CONCEPTO DE


ESPIRITUALIDAD.

La perspectiva espiritual, así como los valores expuestos dentro de la terapia tienen
implicaciones en cómo el clínico conceptualiza la personalidad humana y los procesos
de cambio que surgen durante el crecimiento, desarrollo y sanación. Para muchas
personas, los asuntos religiosos y espirituales son una parte integral del desarrollo de
sus vidas. Este desarrollo puede ser espiritual, moral, cognitivo y psicosocial (Burke,
Hackney, Hudson Miranti et al., 1999). Dichos factores dependerán unos de otros
para establecer una salud mental positiva.

La relación entre salud mental y espiritualidad/religiosidad no siempre ha sido


positiva. Exline, Yali y Sanderson (2000) han indicado en su estudio que la tensión
religiosa se asocia al estrés psicológico el cual se visualiza en forma de depresión y
suicidio. La mayoría de las personas presentan una visión de Dios positiva, pero otras
pueden verlo como un ser punitivo, que castiga por los pecados cometidos. Tal
interpretación de Dios en combinación con conflictos religiosos puede ocasionar que
la persona no se sienta aceptada. Además, en algunos casos, el tema de religión
puede ser controversial entre personas de diferentes creencias. Ello implica que la
religión no siempre une a las personas, lo que puede provocar discordia social y, por
lo tanto, podría desarrollar síntomas depresivos u otras patologías en personas
vulnerables. La depresión no sólo será causada por problemas interpersonales, sino
que esta alineación social puede conducir a la persona a conductas suicidas. Hay
literatura que explica la vinculación entre la tensión religiosa y la depresión y el
suicidio. Exline et al. (2000) predicen en su estudio que dicha asociación existe en la
persona sin importar el nivel de religiosidad. Su razonamiento es que la tensión
religiosa es parcialmente dependiente del bienestar religioso y de la religiosidad en
general. Para unas personas, puede ser confortante mientras que, para otras,
estresante.

En su estudio, Exline et al. (2001) concluyeron que algunas percepciones religiosas,


sobre todo las que envuelven sentimientos de culpa y alienación, pueden ser un factor
en la tensión religiosa, la cual puede coexistir con prácticas y creencias religiosas que
se asocian con esperanza y bienestar. A pesar de que las personas experimentan
mayor bienestar que tensión dentro de la religión, la tensión religiosa continuaba
siendo un factor asociado con depresión y suicidio. Por su parte, éstos podrían estar
correlacionados con otros aspectos de la vida de la persona que la hacen tener mayor
vulnerabilidad con respecto a los asuntos religiosos.

La relación que tiene la espiritualidad con la salud mental dependerá de la persona.


De acuerdo con Gartner (1991), de 27 estudios, 22 han encontrado que asistir a
servicios religiosos beneficia la salud física. Por lo tanto, las personas que lo hacen
sufren menos de muertes por problemas cardiacos, pulmonares, cirrosis en el hígado
y suicidio (Koenig, Hays, Larson y George, 1990). Ello también puede ser el resultado
de que las personas que asisten a servicios religiosos tenían menos conductas
perjudiciales para la salud como fumar e ingerir bebidas alcohólicas. Además, se halló
que los individuos que poseen buena salud acudían más a servicios religiosos que
los enfermos a causa de que su enfermedad dificultaba la asistencia. Asimismo, la
asistencia a servicios religiosos ha sido asociada de manera positiva a la abstinencia
de sustancias controladas (Shafranske, 1996). En cuanto al abuso del alcohol, se ha
detectado que los judíos poseen la tasa más baja de alcoholismo en comparación con
los católicos que poseen la más alta. En un estudio efectuado en Puerto Rico por
Gartner, Hohman, Larson, Canino y Allen (1988), citado en Shafranske (1996), se
encontró que las personas que proclamaron ninguna afiliación a alguna entidad
religiosa poseían mayor tasa de alcoholismo. En este estudio, los hombres fueron los
que reportaron mayor consumo de alcohol y ninguna afiliación religiosa.

Benson y Stark (1997) llevaron a cabo estudios sobre la respuesta de la relajación


fisiológica y hallaron un efecto positivo de la mediación en la salud. Reportaron que
las personas que aumentaron su espiritualidad luego de meditar tenían más
beneficios positivos en su salud que los que no buscaban una espiritualidad activa.
El compromiso religioso ha demos-manera de apoyo social y de contacto trado su
efectividad en mejorar el fun-interpersonal. Así, se presume que la cionamiento
psicológico y el bienestar asistencia a los servicios religiosos audel ser humano.
Diferentes estudios ha menta el apoyo social.

Mostrada evidencia de que la religio-Existen bases, tanto clínicas como sidad se


vincula con bajos niveles de de investigación psicosocial, que desíntomas depresivos,
menos ansiedad, muestran el potencial positivo de la menos suicidios y menor
mortalidad espiritualidad en, por ejemplo, la recu(Koenig et al., 1999). También, se re-
peración y la rehabilitación de pacienportó que las personas con creencias tes
psiquiátricos (Fallot, 2001). En religiosas presentaban menos impulsos muchas
ocasiones, los profesionales de suicidas y una actitud negativa hacia esta la salud
mental se han preguntado si la conducta (Shafranske, 1996). Según papel de la
espiritualidad es positivo en Robinson (2000), la asistencia al paciente con trastornos
como esquiiglesia puede predecir mejor la zofrenia, trastorno esquizoafectasa de
suicidio que cualquier otro La clave en la asociación de religión e ideas tivo, bipolar y
depresión mayor. factor. Suicidas es la frecuencia con que una persona Esta
preocupación se basa en que Muchos investigadores han asiste a los servicios
religiosos en lugar de la muchos delirios y alucinaciones denominación de una religión
en particular.

Centrado sus estudios en el compromiso religioso en vez de en la integración


religiosa. La clave en la asociación de religión e ideas suicidas es la frecuencia en
que una persona asiste a los servicios religiosos en lugar de la denominación de una
religión en particular. La literatura acerca de la religiosidad y el suicidio apoya la
hipótesis de que la asistencia a la iglesia se correlaciona favorablemente con el
suicidio. Por lo tanto, las religiones en donde sus fieles asisten a los servicios
religiosos tienen la mayor influencia preventiva del suicidio (Siegrist, 1996). El mismo
Siegrist (1996), evaluó el efecto de los dos factores: asistencia a la iglesia y
denominación religiosa, con la actitud hacia el suicidio en distintas sociedades y
religiones como católicos, protestantes y personas sin alguna afiliación religiosa que
presentaban una opinión diferente sobre el suicidio. Los resultados de este estud io
proveyeron evidencia de que la religión afecta la actitud acerca del suicidio que tienen
los creyentes. La visión sobre el suicidio también se vio afectada por la afiliación
religiosa. Por su parte, la ideación suicida estuvo influida tanto por la asistencia a la
iglesia como por la denominación religiosa. A través de este estudio se llega a la
conclusión de que la religión en general interviene en la ideología suicida de forma
favorable.

Por otro lado, se ha encontrado que la asistencia a servicios religiosos y el apoyo


social están positivamente relacionados con el bienestar de la persona, aunque, en
algunas ocasiones, se ven amenazados por la depresión. Por lo común, las personas
con enfermedades mentales reciben poco apoyo social, por lo que se sienten solas y
aisladas. La asistencia a los servicios religiosos es una pueden tener contenido
religioso, además de que la rigidez de algunas creencias y rituales podrían
incrementar los síntomas. Por otro lado, el papel de la espiritualidad influye en la salud
y sirve para lidiar con el estrés, disminuyéndolo. Lo estipulado nos hace adquirir
conciencia sobre la importancia de tomar en cuenta los factores culturales del
individuo y su sistema de valores, en especial los rel igiosos y espirituales.
La preocupación religiosa al extremo se puede considerar como un desorden mental.
El contenido cultural de la persona puede contribuir en el de los síntomas como
alucinaciones y delirios. Los asuntos religiosos no son considerados por sí mismos
como un desorden mental, pero sí merecen atención clínica. El DSM-IV (1994)
estableció un código V62.89 para definir problemas religiosos o espirituales. Personas
con problemas mentales pueden expresar síntomas parecidos a los de una persona
sin problemas mentales severos. Muchas personas manifiestan preocupación por el
significado de la vida, culpabilidad por actos cometidos, pérdida de fe o soledad. Por
ello, es fundamental conocer el historial y la cultura de la persona para poder distinguir
estos problemas de trastornos más severos.

De acuerdo con Fallot (2001), en muchas culturas la espiritualidad y la religión son


factores esenciales para comprender las dificultades personales y poder distinguir
entre lo que es normal y lo que no lo es. En algunas culturas, puede ser aceptable
que sus males provengan de espíritus, como en otras esto puede no serlo. La
expresión religiosa cambia de cultura en cultura, así como de religión en religión. Éste
no es el único factor para poder establecer un juicio adecuado sobre el individuo; sin
embargo, es necesario tomarlo en consideración tal y como hemos demostrado. Es
importante tomar en cuenta el funcionamiento total de la persona, las habilidades
sociales, familiares, aspectos psicológicos y biológicos. Considerando estos factores,
el clínico puede ejercer un juicio apropiado que sirva para el reconocimiento de
psicopatología y mejorar su proceso de evaluación clínica.

Se ha descubierto que el compromiso, las creencias y las prácticas religiosas son


igualmente fuertes en pacientes psiquiátricos como en los que no lo son. Muchas
personas con problemas mentales utilizan la espiritualidad y la religión como recurso
de ayuda para trabajar con sus problemas (Hintikka et al., 1998).

Sullivan (1998), citado en Fallot (2001), realizó una serie de entrevistas a personas
diagnosticadas con enfermedades mentales que no habían sido hospitalizadas en un
periodo de dos años. En tales entrevistas, se encontraron tres factores espirituales
que contribuyeron a la rehabilitación de estas personas. Primero, se halló que la
espiritualidad desempeñó un papel fundamental al enfrentar el estrés y en la toma de
decisiones. De igual modo, la oración ayudó a rechazar actividades negativas como
el consumo de sustancias controladas. Luego, se notó que el involucrarse en círculos
religiosos incrementó el apoyo social y emocional. Por último, la espiritualidad
refuerza en la persona el sentido de coherencia y de bienestar. Es por esto que, en
muchas ocasiones, la espiritualidad se considera como un elemento clave para la
rehabilitación.

La espiritualidad se ha comenzado a emplear en servicios para la rehabilitación


psiquiátrica (Fallot, 2001). El primer paso que se toma para aplicar la espiritualidad
como recurso terapéutico es llevar a cabo una evaluación espiritual. Ésta se realiza
para aportar al terapeuta un entendimiento de cuál es la visión espiritual del individuo

LA ESPIRITUALIDAD Y LA PSICOTERAPIA: UNA PERSPECTIVA INTEGRAL

Y cómo ésta afecta los asuntos y las relaciones de este individuo (Powell Standard,
Singh Sandhu y Painter, 2000). Se usa para que el terapeuta pueda diferenciar entre
problemas mentales con contenido religioso y aquellos problemas psicoespirituales
que no se atribuyen a desórdenes mentales. Asimismo, ayuda a determinar qué
pensamientos orientados a la espiritualidad/religiosidad son saludables o no y cómo
están afectando los problemas que el paciente presenta. La psicoterapia espiritual no
está indicada para todos los pacientes o problemas. Sería contraindicado y perjudicial
realizar una con pacientes con delirios o alucinaciones severas, psicóticos u
obsesivos-compulsivos. Otro benefi cio que tiene la evaluación espiritual es que
puede ayudar al terapeuta a establecer si el paciente tiene dudas o preocupaciones
en un nivel espiritual que se puedan trabajar en terapia (Richards et al., 1997).

La evaluación facilita al clínico tener un mayor entendimiento del problema y poder


efectuar un diagnóstico y un plan de tratamiento adecuados, por lo que se considera
de mucho valor en hospitales psiquiátricos. Fitchett (1993), citado en Fallot (2001),
llevó a cabo una evaluación en donde utilizó siete dimensiones que abarcan: el
significado y creencias (cómo la persona desarrolla su significado y propósito en la
vida); la vocac ión y sus consecuencias (cómo la persona entiende sus obligaciones
y el resultado de realizarlas o no); exper iencias y emociones (el tono afectivo de la
vida espiritual de la persona); valentía y crecimiento (cómo la persona expresa el
cambio y la duda); rituales y práctica (cómo la persona establece sus creencias);
comunidad (cómo la persona interacciona con grupos); auto ridad y guía. Las siete
dimensiones que presenta esta evaluación son de beneficio ya que se enfocan sobre
todo en las funciones de las creencias, más que en su contenido. Además, la
evaluación espiritual va más allá de una evaluación de síntomas, por lo que contribuye
a explorar áreas significativas para la recuperación del paciente. Por esta razón, es
de gran ayuda en lugares con diversidad de creencias y culturas. En consecuencia,
la necesidad de que dichos conceptos se puedan medir es imperiosa. A tales efectos,
existen diferentes instrumentos que miden diversas vertientes del concepto
espiritualidad; entre ellos, el de bienestar espiritual. Uno de estos instrumentos es la
Escala de Bienestar Espiritual de Ellison (1983), que ofrece una medida de la calidad
de vida y que se apoya, además, en la relación positiva y consistente que se ha
observado con medidas de autoestima y la relación negativa entre bienestar espiritual
y soledad. La Escala de Bienestar Espiritual (SWBS) consta de 20 aseveraciones de
autorreporte con dos subescalas (Bufford, Pauloutzian y Ellison, 1991). La subescala
de Bienestar Religioso (RWB) contiene 10 aseveraciones referentes a Dios y a la
evaluación de la dimensión vertical de la espiritualidad. La subescala de Bienestar
Existencial (EWB) incluye 10 aseveraciones que miden la dimensión vertical de
bienestar que se relaciona con el propósito de vida y la satisfacción de vida. Cada
aseveración medida por la modificación de 6 puntos de la escala Likert fluctúa entre
completamente de acuerdo y completamente en desacuerdo (Bufford et al., 1991). La
evaluación espiritual es indispensable para el beneficio del paciente que pretende una
satisfacción espiritual y que siente que puede afectar su bienestar tanto psicológico
como espiritual.
Luego de realizar una evaluación, por medio de estas escalas, en donde se presenta
cuáles son las creencias del paciente y si éstas intervienen de forma positiva o
negativa, se crean intervenciones en grupo que van dirigidas a discutir los asuntos
religiosos y espirituales. En la terapia grupal, las personas tienen la oportunidad de
relacionar sus creencias a sus experiencias de vida y descubrir que otras personas
comparten esa búsqueda y significado de vida a pesar de la diversidad religiosa
(Fallot, 2000). Existen otras técnicas de terapia grupal donde se integra el área
espiritual del individuo. Lindgren y Coursey (1995), citado en Fallot (2001), describen
una terapia estructurada para un grupo psicoeducativo que se centra en cómo los
temas espirituales aumentan el valor propio y el sentido de apoyo social. Esta terapia
se enfoca primero en autoestima y espiritualidad, incluyendo los valores sociales.
Después, trabaja con el significado espiritual que las personas le otorgan a sus
problemas y el modo en que esto interfiere con su valor propio. Por último, se dirige
al impacto de experiencias espirituales y de los grupos de apoyo espirituales.

Esta terapia constituye una de las formas de cómo dirigirse a grupos sobre asuntos
espirituales y religiosos en grupo, ya que en muchos centros de salud mental evitan
tratar este tema. Autores como Richards et al. (1997) han demostrado la efectividad
de la psicoterapia que se orienta a la religión y la integración ética de la espiritualidad
en el trabajo terapéutico.

El propósito general de las intervenciones espirituales es facilitar y promover las


destrezas, el crecimiento y el bienestar espiritual del individuo. Richards et al. (1997)
señalan que las personas que están creciendo espiritualmente saludables son más
propensas a funcionar de manera efectiva en otras áreas de su vida. Alegan, además,
que existen otras razones por las que es recomendable emplear terapias de contenido
espiritual. Tales intervenciones pueden ayudar al individuo a afirmar y experimentar
su identidad espiritual y su valor divino. Buscar guía y fortaleza en Dios para que lo
ayude en su esfuerzo de lidiar, sanar y crecer hace que el ser humano pueda sentirse
apoyado por su comunidad religiosa en diferentes aspectos, como lo son los sociales,
emocionales o económicos-materiales. De igual forma, intervenciones donde se
examine y modifiquen creencias y prácticas religiosas disfuncionales hacen que el
sujeto pueda sentirse más adaptado a su ambiente comunitario y más feliz consigo
mismo. El que un sujeto pueda enmarcarse y entender sus problemas desde un punto
de vista espiritual provee la oportunidad para perdonar, sanar emocional y
espiritualmente, problemas y traumas pasados. Asimismo, las terapias espirituales
pueden proveer la aceptación de responsabilidad y hacer enmiendas a conductas
pasadas que han herido a otras personas. Las terapias espirituales pueden promover
crecer en la fe practicada por el sujeto y fortalecer el compromiso en sus valores y
creencias religiosas.
Las intervenciones expuestas por Richards et al. (1997) buscan el crecimiento interior
del ser humano. Estas intervenciones de enfoque psicoespiritual han sido usadas
para trabajar casos de depresión, luto, conflicto matrimonial, abuso sexual, baja
autoestima, ideación suicida, desórdenes alimenticios y sexuales. Muchas personas
con problemas emocionales, como la depresión, carecen de esta fuerza espiritual y
de valor propio. Esto produce síntomas de soledad, desesperanza, minusvalía y
fracaso. Son estos mismos síntomas los que llevan a la persona a tener pensamientos
y conductas suicidas. En muchas ocasiones, las personas con ideología suicida
tienen cogniciones negativas de sí mismas. Las intervenciones espirituales pueden
ayudar al individuo con problemas (por ejemplo, ideas o conductas suicidas) a buscar
significado a su vida.

El proceso psicoterapéutico en conjunto con el sistema espiritual, ayudan al paciente


en la búsqueda de su yo interior y permite que éste se fortalezca. Es un proceso de
aprendizaje y crecimiento personal donde el paciente debe estar dispuesto a recibir,
pero también a abrirse para poder desarrollarse y crecer. Con este objetivo, el proceso
psicoterapéutico centrado en una intervención espiritual brinda la posibilidad de
desear vivir, fortaleciendo el “yo” y creando deseos de superación mediante la
espiritualidad.

En este proceso, el paciente aprende a sentir y a expresar sus sentimientos. Este


factor es importante pues esta expresión hace que la persona comience el proceso
de adaptación y sanación. Además, es una forma que el terapeuta posee de conocer
y entender las intenciones del paciente.

INTERVENCION ESPIRITUAL Y RELIGIOSAS: SU IMPORTANCIAPSICOLOGICA.


Existe una diferencia entre las intervenciones religiosas y las espirituales, la
espiritualidad y la religiosidad son términos difíciles de diferenciar, las intervenciones
religiosas son aquellas que están más estructuradas, conductuales, cognitivas y
ritualizadas, estas exhortan al paciente a asistir a la iglesia, a utilizar los recursos de
esta religión, y a seguir con sus rituales y tradiciones. Otra de las técnicas utilizadas
en esta intervención incluyen realizar lectura de las escrituras y en ocasiones
interpretarlas, las intervenciones espirituales incluyen las experiencias espontáneas
y personales y abarcan técnicas para orar, meditar, perdonar, emplear imágenes
espirituales que son significativas para el paciente y elaborar un diario espiritual. Es
indispensable reconocer la diferencias ya que puede facilitar y satisfacer las
necesidades del paciente, las intervenciones espirituales han sido más efectivas en
la terapia individual para pacientes adultos, además se han utilizado en terapia
grupales y terapia marital y familiar, aunque se emplean con menos frecuencia en
niños y adolescentes quizás porque estas están centrando Y todavía desarrollando
su grupo de creencias espirituales, en la terapia espiritual se emplea intervenciones
de carácter efectivo, conductual e interpersonal, este tipo de intervenciones se
manejan dependiendo de las necesidades o situación problemática del paciente la
intervención espiritual afectiva es la designada para ayudar al paciente a cambiar sus
sentimientos y emociones religiosas o espirituales, esta intervención se utiliza en
pacientes vulnerables que recurren a las emociones para resolver sus problemas.

La espiritual conductual: está diseñada para ayudar al paciente a modificar su


conducta y su estilo de vida en un nivel espiritual y religioso, esta terapia es de
beneficio para aquellos pacientes que son activos y tienen metas establecidas la
interpersonal apoya a los pacientes en la modificación de la cantidad y la naturaleza
de su desenvolvimiento con las personas de su comunidad religiosa, dicha
intervención se aplica en pacientes que tienen buena destreza sociales y que están
abiertos a relacionarse con otras personas. La espiritualidad cognitiva ayuda a los
pacientes a cambiar sus creencias y Su comprensión religiosa y espiritual, en la
terapia espiritual se pueden aplicar técnicas de modelos ya establecidos como lo son
la terapia cognitiva, la existencial, humanista y la psicodinámica.

la terapia cognitiva remite a aquellas creencias y a funciones que los pacientes


religiosos traen a la terapia psicológica, el término cognitivo extraña creencias acerca
de uno mismo y de otros, Así mismo se refiere al diálogo interior que puede ser tanto
abstracto como imágenes mentales, el modelo cognitivo se basa en que los
pensamientos van a determinar en modo en que una persona siente y actúa tales
respuestas emocionales van a proveer una retro comunicación continua
interpersonalmente de si la persona está preparada para involucrarse en el medio
ambiente.

Por lo tanto, el modelo cognitivo de psicoterapia presume que cambios positivos en


las distorsiones cognitivas y en los esquemas producirán alivio a los síntomas
psicológicos. La terapia cognitiva concede importancia a las creencias de las
personas y por este motivo ha sido aceptada por religioso, los procesos cognitivos en
donde se modifican la asunciones del individuo se asemejan a algunos aspectos de
la expresión religiosa, la semejanza se encuentra en algunas ideas donde se pretende
transformar esquemas con ideas presentadas en el pensamiento cristiano, algunos
autores sugieren que la reestructuración cognitiva puede definirse como un tipo de
transformación espiritual de la mente en un estilo que llevó a cabo allá que la terapia
cognitiva conductual fue considerablemente afectiva y que ya al finalizar el
tratamiento los pacientes habían experimentado reducción de sus síntomas
depresivos y de perfección, además de aumento de la autoestima y el bienestar
religioso y existencial.

Por su parte Miller en 1999 señala que la terapia cognitiva coadyudaba a la fortaleza
de la espiritualidad y a la calidad de vida y que la espiritualidad debe ser promovida
sin recurrir a medios que no sean de una religión en específico para poder brindar
mayor universidad la combinación de las técnicas conductuales cognitivas y
espirituales ha comprobado ser eficaz para enfrentar trastornos psicopatológicos por
ello la integración de estas técnicas es benéfica para trabajar con pacientes con
ideación suicida la terapia existencial es un marco teórico que se puede aplicar para
trabajar con personas con desórdenes depresivos o ideación suicida, Esto se debe a
que el existencialismo se dirige a desarrollar la existencia humana y a reconocer los
aspectos positivos de la vida la teoría existencialista se funda en la creencia de que
cada persona ve al mundo en forma única y contribuye su propia realidad por medio
de su experiencia en el mundo, por lo tanto las personas se conocen a sí mismos por
su experiencia con el mundo, la psicoterapia existencial trabaja con técnicas y
preguntas que se centran en la naturaleza del ser humano como lo son las
relacionadas con la naturaleza de la ansiedad, el sufrimiento y la soledad estas
variantes pueden ser parte de las características de personas con desórdenes de
depresión o ideación suicida, la tarea del terapeuta en la terapia existencial es
extender al paciente y a su mundo y encaminarlo a ser responsable en la toma de
decisiones el terapeuta debe ayudar al paciente a ponerse en contacto con sus
experiencias, a vivir en el presente y no en el pasado, a disminuir sus niveles de
ansiedad, hacer responsables por la construcción del mundo y por lo tanto a ser
responsable en su toma de decisiones.

Otras técnicas que se pueden integrar al concepto de espiritualidad son las del
modelo psicodinámico el psicoanálisis es una terapia que destaca la importancia de
las fuerzas del inconsciente en la vida mental, por lo tanto estudia la dinámica del
consciente y del inconsciente y promueve la introspección, la fundamentos principales
del psicoanálisis en la búsqueda del placer y el rechazo del dolor, esta base podría
ser benéfica para los pacientes con ideación suicida ya que de acuerdo con
Shneiman, lo que intentan el suicidio son personas caracterizadas por el dolor esta
terapia también puede ser útil ya que promueve que el paciente exprese con libertad
y de manera espontánea sus pensamientos y sentimientos en un ambiente libre de
críticas, el terapeuta es un observador receptivo que promueve la introspección en el
paciente y a través de sus interpretaciones y que además está consciente del poder
de la transferencia en la relación psicoterapéutica.

Por lo otro lado el proceso psicoanalítico puede ser beneficioso en los pacientes con
ideas suicidas pues entra en contacto con los conflictos intrasíquicos de la persona,
estos conflictos pueden trabajarse mediante el manejo de los mismos y los
mecanismos de defensa como la terapia psicoanalítica es un proceso largo por lo que
no resulta útil en terapia grupal.

Las dimensiones de espiritualidad y religión deben ser exploradas y consideradas al


momento de realizar intervenciones psicoterapéuticas, sobre todo si el tipo de
creencias que pueda tener el sujeto afecta, positiva o negativamente, el bienestar del
individuo. Los terapistas deben ser culturalmente sensibles a las manifestaciones de
elementos espirituales o religiosos, demostrando tolerancia y comprensión hacia tales
expresiones. Intervenciones psicoterapéuticas que tomen en consideración los
elementos religiosos o espirituales que un paciente expresa pueden generar procesos
de intervención terapéutica favorables que promuevan la sanación, adaptación o
felicidad de dichos sujetos. Como hemos podido demostrar, los conceptos de
espiritualidad, religión y salud mental se han convertido en un factor de suma
importancia al promover el desarrollo y el bienestar personal. En las últimas décadas,
ha habido un renacer en las actividades espirituales y en cómo éstas influyen en el
diario vivir de las personas.

La exploración de la espiritualidad ha conducido al individuo a buscar alternativas


instrumentales para llegar a este bienestar.
Las intervenciones psicológicas que toman en consideración lo anterior, se presentan
como una alternativa eficaz ya que el ser humano es un ente psicoespiritual. Teóricos
de la personalidad como Alport (1950), Maslow (1970), entre otros, han examinado el
rol de la espiritualidad en el desarrollo del ser humano y han cuestionado el impacto
que tiene en la salud mental (Engler, 1999). Las investigaciones efectuadas han
encontrado una asociación positiva entre la espiritualidad /religiosidad y la salud
mental.
Estudios como los de Koening et al. (1990), Hitikka et al. (1998), Siegrist (1996),
Gartner (1991), Martin (1984) y Stack (1983) han comprobado que la asistencia a
instituciones religiosas y el uso de técnicas espirituales dentro de la psicoterapia han
tenido un resultado favorable en las condiciones mentales. La asistencia a servicios
religiosos ha sido beneficiosa ya que ello provee apoyo social al individuo y alivia los
sentimientos de soledad y aislamiento. Además, las técnicas usadas, como la
visualización y la relajación, tomando en consideración elementos religiosos, han
resultado positivas para el individuo en la búsqueda de su yo y de su integridad.

Las técnicas espirituales: asisten a la persona en la búsqueda de un ser superior al


igual que promueven un ser interior saludable, así como la fortaleza para aliviar el
dolor emocional a través del desarrollo de destrezas de manejo de éste, todos ellos
factores esenciales para promover la salud mental. Según la revisión de la literatura
expuesta, las intervenciones espirituales pueden utilizarse en combinación con
diversas técnicas psicoterapéuticas.

Una de ellas es la terapia cognitiva-conductual y espiritual que ha demostrado ser


eficaz para combatir los trastornos psicopatológicos. La terapia cognitiva conductual
va dirigida a trabajar de modo directo con el sistema de creencias del individuo. Por
esta razón, la misma, ha sido aceptada por religiosos.

Estas técnicas son de mucha ayuda ya que contribuyen a una salud mental positiva.
Exhortamos a continuar explorando con más profundidad las relaciones que puedan
existir entre religión, espiritualidad y sus efectos en la salud mental de diferentes
poblaciones, en especial en el mundo hispano, en el que existe una tradición muy rica
en un nivel religioso y espiritual.

TÉCNICAS PSICOTERAPIA Y ESPIRITUAL:


La psicoterapia y espiritualidad son dos áreas que pueden ser usadas juntas para
ayudar a las personas a abordar problemas emocionales, mentales y espirituales de
una manera más integrada. A continuación, encontrarás algunas técnicas de
psicoterapia y espiritualidad que pueden ser útiles:

1. Meditación: La meditación es una técnica que ayuda a las personas a conectar la


mente y el cuerpo, lo que puede resultar en una mayor conexión con su ser espiritual.
2. Terapia de arte: La terapia de arte es una técnica que implica el uso de medios
artísticos para ayudar a las personas a expresarse y explorar sus sentimientos. Al
hacerlo, pueden encontrar una mayor conexión con su ser interior y espiritual.

3. Terapia de exposición: La terapia de exposición implica enfrentarse a miedos o


traumas en un entorno controlado. La combinación de esta técnica con la práctica
espiritual puede ayudar a las personas a encontrar la fuerza interior y la confianza
necesaria para superar el miedo o la trauma.

4. Terapia familiar: La terapia familiar implica trabajar con un terapeuta para abordar
y resolver problemas en el contexto de una familia. Al hacerlo, las personas pueden
mejorar las relaciones y encontrar una mayor conexión con sus seres queridos, lo que
puede contribuir a un sentido de pertenencia y espiritualidad.

5. Terapia de psicología positiva: La terapia de psicología positiva se centra en la


promoción de emociones positivas, el fortalecimiento de la resiliencia y el aumento de
la gratitud.

Es importante recordar que estas técnicas pueden variar de una persona a otra y que
siempre es importante trabajar con un terapeuta que tenga experiencia en la
integración de la psicoterapia y la espiritualidad para encontrar las técnicas que
funcionen mejor para cada individuo.

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