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Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Los ocho pasos
de la muerte del alma:
La Inquisición
en Cartagena de Indias.
MARIA VI CTORIA U RIB E

"El conjunto de la sociedad", es lo que n o hay que


tener en cuenta. a m enos que se tome com o objetivo
p ara destruirla; luego. no quedará sino esperar que
no vuelva a producirse nada que se parezca al ''con-
j unto de la sociedad".

MICHEL fO UCA ULT

l. ESCOGENCIA DE LA VICTIMA .

MEDIADOS d el a ñ o 1632 , se d esc ubri ó en la villa de T o lú , j u ris-

A dicció n del Tribunal d el Santo O ficio d e Cartagena d e Indias, u na


secta de bruj as, a las cu ales alg un o s tes tigo s afi rma b a n " ha be rlas
visto t!n sus juntas, bailand o alred ed o r d e un ca bró n y besa rle e n el
t raser_o y vo lar por el aire dando balidos co mo chi va tos, co n cand elillas en las
manos" 1•

El rum o r fue h aciend o crecer la h isto ri a a lo largo y ancho de la cos ta ,


p o blá nd ola de ecos d efo rmad os y rela tos fa ntas magór icos acerca de la secta.
L os vecinos, es pantad os, se e ncargaro n d e h acer llegar has ta las puertas
mismas d el Pal acio de la Inquisic ión, e n Cart age n a , el caso d e Jas bruj as. N o
faltaron testigos que co nfirma ran habe r visto , e n un paraje que ll a m a n P alo
Güeco, un os b u ltos co n h ach o nes e n las ma nos que d a b a n un a lu z co mo de
piedra d e azufre.

L os m in istros d el tribun al, s ugest ion ad os p or tales d enun cias y delaciones,


m a nd a ro n co nstru ir nueve cárceles secretas d o nd e e ncer ra ro n a las brujas, co n
el be ne plácito d e la comunid ad .

E ntre las presas es ta ban E le na de Vitoria y P a ul a Eg u iluz, ac usad as de se r las


cabecillas e instigad o ras de l m ovim iento. La primera de ellas, nacida en Sevilla
(Es p a ñ a) en 1539 , h a bía llegad o a l N uevo Rei no de Gran ad a a la edad d e t rece
a ño s, co n su m adre y he rm a n a , p o r req ue rim ientos de su p adre , quie n , po r esa
época, se e nco ntra ba e n M a r iq uita. E le na se casó a los d ieciséis añ os co n e l ' J0sc fonb1u Med1 na. 1 a
capitá n Fra ncisco Barrasa , veci no d e To lú, y se rad icó a ll í. P a ut a Eguiluz, lnqm nc tán en <"artagt•na tlt•
esclava neg ra, e ra co nsiderad a , e n Cartage n a y e n sus a lred edores, un a no table lndw:.. 8 o}?otú. 1978

hec hjcera b ajo cuya direcció n se inicia ro n mu c hos de los bruj os ac usad os po r
Págtna an terwr
el Santo O ficio. Ln prv('esu )n tlel rtut o de Ft•
Joaquín Soro/la 1 Ba.wtla Se-
v illa
Desde el m om ento en que la Iglesia deja de ser ante todo cn stwna para
con vertirse en cató lica, apostólica y rom ana, queda p lanteado el p roblema de Poswll!r de la Culeawn de J H
Chesrer. pertene('WIIIt::. al anhn·o
la autoridad dogm ática. S an Pablo recom ien da a Tito, obispo de Cr~ta. se den de Marla V t t'ltHttJ l 1nbe

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La V/SlÓn de Juana de A reo. pur J. E. Lenepveu. De la Toma d e Orleans por Juana de Arco por J. E. LRnepveu. Colección pinturas
colecciÓn p mrura.1· murales del Panteón de París murales del Panr('Ón de París.

dos adverten cias al hereje (una primera y una segunda vez) antes de recha-
zarlo . esto es. d e excluirlo de su sen o.

En 1/84. co n el ConCLlio de Vero na. p residido p o r Lucio 111. se ordena que los
herejes impenitentes sean entregados al brazo seglar. La cruzada contra los
albigenses instilUcio naliza. finalment e, la inquisición. cuyos gérmen es, co m o
h emos visto, datan de tiempo atrás.

La inquisición antigua existía mientras existiera la herejía; tan pronto como


ésw fuera extirpada, la inquish·ión d esaparecía. Con la lnquisición española
sucede algo curioso: se transforma, con el tiempo, en institución permanente.
S olamente los cristian os pueden ser reos de herejía; por lo tanto, solamen te
ellos ent ran en la jurisdicción d el Tribunal, ya que el Santo Oficio juzga a los
fieles, n o a los infieles; mejor dich o.juzga a los fieles que han sido infieles. ¿ Y a
judíos y musulmanes, bajo qué j ustificación se los manda a la hoguera?

El edicto del 3/ de marzo de 1492 colocó a los judíos españoles ante la


allernarlva de co n vert irse al cat o licism o o abandonar los dominios de la
corona española.

En 1481, Castilla estrena el sistema inquisilorial, codificado por el Directo-


rium inq uisitorum de Nicolás Eimerich, publicado en Aviiión en 1376.

Las fobias de origen émico se exacerban hacia 1492; los reinos de Castilla y
Aragó n atraviesan un periodo de recesión económica y el malestar social se
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manifiesta en la intolerancia de las elites hac10 las m m oría o; étnzcas, los extran-
jeros y todos aquellos que profesen credos diferentes del e atóhco

Durante la Edad M edia, el antisemitism o del pueblo español fue vtrulento.


Los j udíos, para los católicos, eran los autores materialej de la muerte de
Cristo, reos del peor de los crímenes: el deicidio. Por lo tanto. cualquier
comportamiento inquisitorial contra cristian os j udatzantes era legírtmo.

Es durante esta época cuando surge el con cepto de "cristianos nuevos" (sospe-
chosos) en contraposición a "cristianos viejos" (intachahles). disrin ctón abe-
rrante para la teología pero provechosa socialm ente.

Por cédula real del 25 de febrero de 1610 se constituyó el Tribunal de Carta-


ge na, que el 30 de noviembre del mismo año di o comienzo a sus tareas.

Esta institución ten ía jurisdicción so bre los o bis pados de Pa namá, Santa
Marta, Popayá n, Puerto Ri co, Venezuela y Santtago de C uba. Su deber
consistía en velar por la pureza ideológica y moral de los inmigrantes
peninsulares.

Cartagena era, en aquel entonces, una aldea de quintentos vecinos. Estaba


poblada por españoles en s u gran mayoría, de todas las clases y ocupac10nes;
portugueses, muchos de ellos mercaderes judíos; escasos indios y gran número
de negros, mulatos, cuarterones y zambos, todos ellos esclavos o libertos.

Allí tenían asie nto la co rte del gobernador, el cabildo municipal y las represen-
tacio nes de órdenes religiosas como las de los dominicos, jesuitas, francisca-
nos, agustinos y merced arios. La ciudad , en su co nstante bullicio, osci laba
entre las tertulias mundanas, la obligatoria siesta del med iodía y las ceremo-
nias religiosas.

El ambiente social se hallaba cargad o de s upersticio nes y, aunque de manera


no muy visible, la magia impregnaba la vida cotidiana de la ciudad amurallada.

Todos los viernes por la noche, tanto en la villa de T olú como en Cartage na, se
reunían las cofradías de hechiceros y curanderas .. Los doc umentos mencionan.
específicamente , los manzanillos de la ciénaga, la playa o la casa de algunas de
las mandatarias en Cartagena, y los parajes del Palo Gileco en Tolú, como
sitios de reunión .

Cartagena era una colonia multiétnica, con escaso control soci al ; el adulterio
resultaba frecuente y los hijos naturales proliferaban . El clero secular y regular
estaba constituido por españoles, criollos y mes ti zos; era el encargado de
difundir y enseñar la nueva fe. Representaban al Estado un os cuantos oficiales
reales, los oficiales del fisco, los escribanos y los militares. Entre quienes
ejercían las profesiones liberales se destacaban los médi cos, los abogados, los
maestros y los practicantes-cirujanos; y, finalmente , en la base se encontraban
los artesanos, los comerciantes y el pueblo raso, const itutd o po r ve ndedores
callejeros, esclavos y libertos.

El número de letrados, exceptuando a los oidores, no pasaba de dos. En


cuanto a eclesiásticos, sólo el tesorero de la catedral tenía alguna noción de
letras. El padre fray Andrés de San Pedro había venido de España com o
calificador del Santo Oficio, pero sus nociones de teología eran rudimentarias.
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Los úni cos que se di sputaban el ho no r de ser titulares de la instituci ó n e ran los
dos médicos.

C o n och o mil du cad os se co mpraro n las casas para la sede de l tribunal y se


manda ron labrar trece cárceles. C o rría e l a ño 16 10.

Despues de tres añ os d e sesio nes irregulares, los procesos prese ntad os e ran
menos de lo deseado y de impo rtan cia mu y mediana. Nunca los casos de
herejía c olect iva que infes taban a España.

Esta relativame nte poca pop ul ari d ad de la institución es pañola en tie rras
tropicales no impidió la celebración del primer auto de fe , en la cua resma de
1614. Och o años después, se ma nda a la hoguera, po r primera vez ~ a un inglés
cali ficad o co m o hereje protestante, tan pe rtin az que él mismo , por su propia
volu ntad y sin estar atad o , se se ntó so bre la pira de leña y de a ll í no se movió
hasta quedar chamuscad o .

El tribunal con vocó, con el paso d e los años, vari os autos de fe , para j uzgar y
co nd enar o absolve r una va riedad de reos, portugueses en s u gran mayo ría ,
españoles, franceses, ingleses, mestizos , cuarterones , mulatos y negros. Sus
ocupaciones variaban ; había come rcia ntes, marineros, me rcad e res, soldados,
frailes, carpinteros, zapateros, labradores, esclavos, parte ras , hec hice ros y
brujos.

La b ase que sus tenra el edificio de la Inquisició n es la delació n. Todas las


delaciones, aun las anó nimas, eran tomadas en cuenta. A los testigos n o se les
pedía que confirmaran o negaran el testimo nio del delaro r sino únicamente
que declararan ''si n o habían visto u oído nada que les pareciera contrario a la
f e cat ó lica o a los derech os d e la Inquisición ", astur a manera de obtener una
multitud de info rmaciones a parrir de una sola denuncia.

2. EL SILENCIO Y EL AISLAMIENTO

Cuando se calificab an p ositivamente los h ech os revelados p o r el delator y los


testigos. el fiscal p edía la deten ción y en carcelamiento del presunto culpable en
las cárceles secretas del Sanco Oficio. El p reso ign o raba de qué se le acusaba .
.va que sólo podía comunicarse con sus j ueces. Much os se suicidaron al n o
po der sop ortar tal silen cio.

La víctima era confinada p o r tiempo indefinido en estas oscuras y malo lientes


cárceles.

Las cárceles del Santo Ofici o de C artagena "está n e n e l patio principal , e n el


s uelo . e n parte húm eda , qu e e n es ta ciudad lo bajo es inhabitable, y es tán al
d esc ubi e rt o de la plaza pública y tan cerca de ella qu e, sin e ntra r po r las
pue rt as. es tand o e lla abi e rt as, podía haber com unicació n y te merse que el
secret o de l S an to Ofic io se ría desc ubierto " 2 .

A islar a un ser humano durante largo tiempo, de m odo que quede descon ec-
wdo de la red de estímulos sociales que confirman su person alidad, y coaccio-
1/ a ll l/1'1 l l'¡ado Funcínde::. narlo. p o r m edio d e la vio lencia, para que confiese sus p resuntos delitos,
1.\¡wr tu\ de· ltJ \ 11dtt !:.UI 1//l en
( urttJI(I'IIU ele lndw1 duran te
implica. entre otros riesgos, obtener una confesión falsa. Mient ras el acusado
d H'll• te nlt>\ St•vtlla. !Y51 n o supiera de qué se le acusaha no p odía encubrirse.
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h--J ~ Car~.en.a_ ,?~C. u:nl1f i 1-a.lil ¿._¿ f,u.rua.u- ..nd<. ,.,;..,_.. &~hr P~rj'en..,fi aknfi;, 7nit
dar... .fiZ.ber ~-=---;¡,w na</... doru ?~fl:en.. L'~ z:u.., """"L.·"-ü.t ?'rn Ufvt.vr."" ~/e- n:::tü-.c7-en-.. "i. -4 ¿hóz . J

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3. LA TORTURA Cartagena in terra firma Ameri-


cae sita, /chnographice repraesen-
tata et recusa No rimbergae ab
Si el fis cal estimaba que el prisionero no había confesado lo suficiente, se le Homan Heredibus.
Escala aprox . 1:80. 450
aplicaba el tormento. Como en !a justicia civil, existían varios tipos de to rmen- 23 x 28 cm s.
1740 (aprox.)
to: horca, garrote, caballete, garrucha y brasa; también se podía recurrir al
Colección BibliOJe~'a Lw s-Angel
suplicio del agua . Arango. Ref H-9.

En Cartagena se utilizó preferentemente elpotro.

Durante el tormento, el acusado, para impedir que lo siguieran atormentando.


salia declararse culpable y era entonces cuando se le informaba de qué se le
acusaba. Venía a continuación la lectura de cargos y la acusación formal. S i el
prisionero no estaba de acuerdo, se le asignaba un abogado del Santo Oficio.
Luego se publicaban las pruebas, y los calificadores pronunciaban el veredicto
definitivo.

N o satisfechos los inquisidores co n las declaraciones obtenidas por métod os


persuasivos, las brujas de Tolú fueron puestas en el potro de tortura co n el fin
de arrancarles la confesión d e pertenece r a la secta y haber participad o e n los
ritos y ceremonias. Algunas de ellas, las más guapas, aguantaron hasta siete
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vueltas de la mancuerda; otras perdiero n el conocimiento, impidiendo con ello
que se avanzara con el to rmento; pero, de todas ellas, Ana Beltrán , vecina de
Tolú, fue el verdad ero chi vo ex piatorio; desn uda, " reci bió tres vueltas y estuvo
en el potro desde las ocho hasta las nueve y cuarto de la mañana del 19 de
agosto de 1633. Desde ese día hubo de ser entregada al cirujano, quien informó
que la reo había resultado con los huesos de la muñeca izquierda quebrados y
que la mano esta ba ya ga ngrenada, jurando en forma que a su juicio era
necesario cort á rsela con brevedad , pues corría riesgo de la vida. Celebróse por
esto ju nta de ci rujanos; confesóse Ana y, como est aba acordado, le cortaron la
mano po r cuatro dedos más arriba de la muñeca y declararon que quedaba
curada y cauteri zada conforme al arte de la cirugía, sin demasía de efusión de
sangre" J . P ero lo cie rto fue que murió al día siguie nte. A este precio salió
absuelta.

En los ritos de separación, la tortura es la fo rma que se utiliza para exp eler la
impureza. Con ella comien za el proceso de separación de la víctima del mundo
ordinario.

4. CONFISCACION DE LOS BIENES

Los judíos portugueses establecidos en Cartagena y perseguidos por la Inqui-


sición se dedicaron, en un princi pio, al com ercio de esclavos. Lograron hacer
fortuna y se convirtieron, con el tiempo, en poderosos comerciantes. A media-
dos del Siglo XVI!, los judíos portugueses dedicados al comercio contaban
co n una tupida red de factorías. Eran ho mbres acaudalados y de cierta
pos ición social, marcados po r el estigma de la circuncisió n pero ignorantes y
carentes de verdadera fe judaica.

Sin embargo, nada despreciables resultaban las entradas que el Tribunal del
Santo Oficio recogía co n motivo de la co nfiscación d e los bienes de reos
condenados, especialmente de los judíos. En Cartagena, las cajas de la Inquisi-
ción se engrosaron con los aportes de la hacienda confiscada a Francisco
Gómez de León , quien ha bía sido reconciliado por judío , los cuales ascendie-
r on a la s uma de ciento cuarenta y nueve mil pesos. Con estos fondos propios,
el tribunal dispuso el mejoramiento de la capilla y de la sala de audiencias.

5. CONVOCA CION DEL AUTO DE FE

Aprovechando la detención de las brujas de Tolú en las cárceles secretas del


Santo Ofi~io , Jos inquisidores convocan , mediante edicto público, el auto de fe
celebrado el 26 de marzo de 1634, en el que se condena veintiuna brujas, dos
blasfemos, un bígamo y una hechicera.

El auto de fe constituía una ceremonia, religiosa y civil, de gran pompa, en la


cual se exponían en público los prisioneros del Sant o Oficio. La p oblación era,
por lo general, obligada a asistir, y la asistencia o torgaba indulgencias.

En el año 161 O, en España, se da comienzo al auto de f e de Logroño con la


siguiente advertencia:" Para que todos en general y en particular puedan tener
noticia de las grandes maldades que se com eten en ella y les sirva de adverten-
cia para el cuidado con que todo cris tiano ha d e velar sobre su casa y familia".

Un examen minucioso del origen, edad y oficio de las víctimas del proceso de
1 José Toribw Medina, Op. cir. Madrid, llevado a cabo en 1680, nos p ermite distinguir ciertos rasgos tenden-
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ciosos. De los 116 condenados, 79 eran portugueses, 28 españoles. 3 italianos y
6 de nacionalidad indefinida. Ent re los oficios predo minan aquellos que
tienen que ver con el comercio: hay 9 vendedores y m oledores de w b aco,
planta venida de América, donde tenía connotaciones mágicas y estaba aso-
ciada al curanderism o y a la brujería; 9 vendedores ambulantes y, entre los
restantes, plateros, sastres, carpinteros, hilanderas~ m ercaderes, labo rantes de
seda, d oradores de fuego. zapateros, especieros y o1ros. Es decir, artesanos en
su gran mayoría y desocupados, sectores sociales populares, preteridos y
temidos por las elites intelectuales y económicas, para las cuales aquellos eran
depositarios de un discurso irracional y amenazante. A casi todos ellos se les
condena p o r j udaizantes, se les confiscan sus b ienes y se les destierra. Las
edades van de 14 a 75 años.

En los procesos del tribunal de Cartagena, llaman la atención las acusaciones


por brujería, entre las cuales se mencionan específicamente: Echar las varillas
para descubrir teso ros (la moderna guaquería era perseguida como cosa del
diablo); utilizar las habas para hacerse invisible; utilizar pa lab ras sagradas
para hace r amar y aborrecer; utilizar el sort ilegio del cedazo; haber hecho
bailar un cántaro; hacer eJ sortilegio de las tijeras, batea y cedazo; valerse del
vaso de agua y de la clara de huevo; hacer a ndar el rosario; bautizar muñecas
con palabras ac ra me ntales; utilizar el cubilete de vidrio, y otros más. Los
hechizos. so rtilegios y conjuros utilizados por los brujos de Cartage na tenían,
al parecer, d os finalidades:" Amansar o aquietar" al ser amado, al ser deseado,
y "atraer, ligar o atrapar" al mismo.

A doña Lo renza de Acereto, procesada y poste riormente absuelta por el


tribunal, se le acusaba de utilizar los polvos resultantes de la trituración de
calaveras, cabezas de difuntos, sesos de asno y cabezas de gato prieto. A estos
polvos se añadían reco rtes de uñas de los pies y de las manos y los cabellos de la
cabeza de la parte del cogote. Esta mezcla se tostaba y co locaba en un
recipiente de plata y se echaban sobre ella, a manera de sal, unos pedazos de
ara consagrada.

Los p rision eros tenían tres posibilidades de abjuración: Abjuración de levi o


sospecha leve de h erejía para los casados dos veces. rebautizados y aquellos
que celebraban sin tener órdenes.

Abjuración de vehementi o sospecha grave de h erejía.

Abjuració n de fo rma o para convictos y confesos del crimen de h erejía y


judaizantes.

El propósito p rin cipal del auto era amedrentar a los asistentes, movilizando
las culpas individuales y colectivas.

El o rdenamien to de la ceremonia era piramidal y jerárquico. En la parte alta


se colocaba una cruz verde, símbolo d e la esperan za. Debajo de ésta se
ordenaban los reos que serian relajados a !a j usticia seglar; entre éstos, algunos
aparecían en persona, y los ausentes eran representados p or estatuas o por
huesos. M ás abajo tendríamos a los reconciliados y, p or dehajo d e estus, a los
penitentes.

Aliado contrario,frente a los reos, estaban los inquisido res: El estado eclesiás-
tico a la d erecha y la ciudad y los caballeros a la izquierda y. en lo más alt o, el
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Juana de A rcotm la h oRul.'ra. J E. Entrada triunfal dt> Juana de A rro a Orll'ons. de J. E. Len epveu . ColecciÓn de pinturas murales del
1.-.•nepw.>u Colea1Ó11 de pmtu ras Pan teón de Paris
muro/(•, d el Panren n de París

fiscal del San to Oficio. Los consultores. calificadores y relig iosos se acom oda-
ban en las gradas.

Los p risioneros iban ata viados con insignias que corresp ondían a las faltas
com etidas. Llevaban en la cabeza una coroza (especie de mitra), con llamas
p intadas, y en las manos unos tofres con réplicas de sus propios huesos.
Tenían p uesta una say a, con ocida com o sambenito, con un letrero en el p ech o,
que decía el nom bre de cada uno. y portaban en las manos velas amarillas
apagadas.

Los adúlteros y em h usreros. con corazas, traían una soga al cuello con tantos
nudos como azotes debían recibir. Los pertinaces tenían pintados, en el
sam ben ito, dragones entre las llamas y dem onios; iban amordazados y con las
manos atadas. Las llamas apuman do hacia abajo significaban que el reo había
sido absuelto y que sería readmitido en el seno de la Iglesia. Com o si se tratara
de un asunto herediwrio, familias enteras condenadas marchaban rumbo al
altar del sacrificio.

El e na de Vito r ia fu e co nd e nad a a s alir al auto de fe d e Cartage na con los o tros


pe nite ntes, "e n cu e rp o y una coroza en la cabeza y un h ábito penitencial de
paño am a rill o co n dos aspas colo radas de señor de San Andrés, el cual se le
q uite acab ad o e l d ic h o auto, y una vela de ce ra e n las manos". Al ser absuelta y
pues ta e n libe rtad , se le ad virtió, "so pena de excomu nión y d oscie ntos azotes,
te nga y guard e sec re to d e to d o lo que con ella ha pasado so bre s u negocio y de
lo q ue ha visto y sa bido y ente ndido e n cualquier manera después que entró
p resa e n las cá rceles d e es te Santo Oficio y no lo diga ni revele a persona alguna
debaj o d e ningún color" 4 •

" \1 lJIIIJt •l 1 e¡ oc/o Ff!rJ.tmdt~z,


M ás ta rd ó el tribunal e n hacerle la advertencia que ella e n divulgar todo lo
nr, e u aco ntecid o y, al ca bo del tiempo, se le apresó nuevamente .
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6. LECTURA PUBLICA DE LOS PROCESOS

Pero, ¿quiénes eran las víctimas de esta persecución tan implacable?

Si hemos de creer la caracterización que de ellas hacen los inquisidores, se


trataba de individuos, en buena parte mujeres, acusados de judaizantes,
mahometismo, luteranismo, bigamia, proposiciones heréticas y blasfemas. Se
les cobijaba con el nombre genérico de "brujos". Según los inquisidores, estas
personas tenían la capacidad de hacerse pequeños y de trasportarse por el aire;
se transformaban en gatos, perros y otros animales. Hacían polvos y ponzoñas
que extraían de sapos, culebras, lagartos, lagartijas, caracoles y pedos de lobo.
Utilizaban estos polvos para destruir las cosechas y hacer mal a las personas y
al ganado.

La imagen que los inquisidores tenían de las presuntas prácticas de sus víctimas
es bastante análoga, en muchos aspectos, a la que los conquistadores españoles
tenían del canibalism o y de los ritos iniciáticos de los indios americanos.

Es común a la brujería de Europa occidental y a la de ciertas tribus indígenas


americanas la ingestión colectiva de plantas psicotrópicas, altamente tóxicas.
La utilización de plantas corno la mandrágora, la belladona y el beleño, en el
caso europeo, solanáceas cuyos alcaloides activos son la escopolamina, la
atropina y la mandragorina, entre otras, y en el caso americano, la datura, la
brugmansia, el yopo y el yagé, entre otras, provocan una serie de visiones de
carácter diverso, entre las que se destacan el vuelo, la inversión de símbo los
religiosos y las sensaciones extraordinarias.

Según estudios recientes, la brujería de Europa occidental parece resultar de


un sincretismo, con supervivencias de una religión precristiana que carateriza

Juana de Arco derribada del caballo por sus enemigos de J. E. Lenepve.u. Colección de pinruras murales del
Panteón de París.

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Lectura p úólica del edicto que
convoca al Auto de Fe. P. Sautal.
Museo de Luxem burgo de París.

las creen cias religiosas y los rituales d e los brujos de la Edad M edia. L os
Lestim o nios prueban que, paralelam ente a las prácticas cristianas. este culto se
celebraba clandeslinam ente entre los sectores p opulares. Su dios. antrop o m ó r-
fi co o tero m ó rfico, llamado d em onio, era ado rado en ritos p erfectamente
d efinidos. En los procesos por brujería la m entalidad de los inquisidores les
atrib uyó a los rituales d e fertilidad llevados a cabo p or estas sectas una
importan cia ab rumado ra e injustificada.

Mirando la inquisición desde esta p ersp ectiva, resulta ser una inst itución
con cebida para extirpar antigu os cultos precristian os presentes en Europa
duran1e la Edad Media , algo muy parecido a la extirpación de ido latrías
llevada a cabo p o r la coro na españo la en sus colonias americanas.

7. RELAJA CJON AL BRAZO SEGLAR

El aw o se cerraba con una fó rmula que le p ermitía a la Iglesia eximirse d e toda


respon sab ilid ad p or la ejecu ción y muert e de los acusados. La fó rmula dice:
" Debem os relajar y reiqjamos la persona d el dich o f ulano a la j usticia y b razo
seglar, esp ecialmente a f ulano, co rregido r d e esta ciudad y su lugarteniente en
dich o ofi cio. A los cuales rogam os y en cargam os, muy afectuosam ente, com o
d e derech o m ejor p odem os, se hay an b enigna y piadosamente con él".

Una vez leida la f ó rmula, el reo era entregado a !ajusticia, la cual se en cargaba
de quemarlo.

La priSionera es desnudada antes


de la tortura. P. H. Calderón. Tate
Gallen· Londres

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
La inquisición perseguía, acusaba, wnuraba y condenaha p ero no mawba.
Esto lo hacia el verdugo, un ser impersonal, con la cara tapada, .stn nom bre,
que, por lo mism o, podía matar sin ninguna consecuencia moral.

8. MUERTE POR ASFIXIA

De esta forma, los reos relajados, miembros corruptos del cuerpo de Cn sto.
vfctimas contaminadas de herejia, debían ser quemados, disgregados. separa-
dos sus compon entes deforma que no pudieran volver a ser en el oLro mundo.
cualquiera que éste fuese. Con esto se erradicaba la simienLe del rnal.

Entre las llamas. el chivo expiatorio, escogido por el conjunw de la soctedad


para expiar sus propias culpas, consumaba la transferencia del mal. eliminán-
dolo y permitiéndole al conjunto de la sociedad salir p urificado.

BIBLJOGRAFIA

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Nacional, 1980

HereJt t•on sambt>mlu Lo cn1z de San Andres rOJa HereJeS con sambt~mtu v coroza l'n un ou1o defeespaño/_ El r eo dt> lo tzqu,erda lle\-'O m 10
sobre fondo amonllo mdu:o que el reo será conde- velo y un rosano com o stgno tle pemtencta Las llamas apuntando hana obOJú de Sil
nado a uno de las penllenctas menos uveras (gra- sambemto sign ifican que ha stdu absuelto y será reodmifldo en el u n o dt' ia Santa
bado de Andreas S ch oont-bech, en Histona inquisi- Madre lglt-sta. Derecha. un here;e con símbo los que indican que va a ser quemado
llonis. de Phtlip van umborch. Amsterdom. 1692). demonios. lo cabe-za de Jono •• llamas vtvas (grabado de A Schoonehuh. 169'1)

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