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 El juicio verbal tras su reforma por la Ley 42/2015, de 5

de octubre. Una mirada práctica


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 El juicio verbal tras su reforma por la Ley 42/2015, de 5 de octubre. Una mirada práctica

 I. INTRODUCCIÓN

 II. INTERVENCIÓN DE ABOGADO Y PROCURADOR

 III. LA DECLINATORIA

 IV. ACUMULACIÓN DE PROCEDIMIENTOS

 V. LA DEMANDA DEL PROCEDIMIENTO VERBAL

 VI. LA CONTESTACIÓN A LA DEMANDA

o 1. Contestación por escrito en el plazo de 10 días

o 2. Rebeldía

o 3. Nuevos contenidos de la contestación

 VII. LA VISTA O JUICIO

 VIII. EL JUICIO VERBAL POSTERIOR AL MONITORIO

 IX. CONCLUSIONES

 X. BIBLIOGRAFÍA

Joan PERARNAU MOYA

Magistrado. Profesor asociado de Derecho Procesal URV

Diario La Ley, Nº 8727, Sección Doctrina, 22 de Marzo de 2016, Ref. D-121, LA LEY

LA LEY 1291/2016
Resumen

El presente artículo examina las principales reformas que se han afectado al procedimiento verbal tipo, en sus distintas fases, tras la Ley 42/2015, de 5 de octubre. Se parte de

un criterio comparativo con la regulación anterior, pero, sobre todo, se pretende un planteamiento y posible solución de los principales problemas de orden práctico que, tras la

reforma, pueda haber, problemas prácticos que afectarán a los operadores jurídicos, destinatarios del derecho procesal.

I. INTRODUCCIÓN

La reforma del procedimiento verbal hecha por la Ley 42/2015, de 5 de octubre, aplicable a los procedimientos verbales iniciados a partir del día 7 de octubre de 2015, tiene como finalidad,

según dice su exposición de motivos, «reforzar las garantías derivadas del derecho constitucional a la tutela judicial efectiva, que son fruto de la aplicación práctica de la Ley de Enjuiciamiento

Civil y que venían siendo demandadas por los diferentes operadores jurídicos».
Cierto es que el procedimiento verbal configurado inicialmente en la LEC del 2000 venía siendo criticado por la inseguridad jurídica que producía fundamentalmente al actor, que podía verse

sorprendido por la oposición que el demandado desplegara, por primera vez y de forma oral, en su contestación a la demanda ya en el momento del juicio, de manera que el actor debía

intentar adivinar tal oposición e ir armado al juicio para poder combatirla, tareas ciertamente difíciles y contrarias a la seguridad jurídica que todo procedimiento judicial debe garantizar. La

rapidez y simplicidad del procedimiento verbal, que son sus mayores virtudes, no debían conseguirse a cambio de pérdida de las garantías de defensa.

La reforma ha pretendido, pues, remediar tales inconvenientes sin alterar las esencias del procedimiento verbal. Esto se pretende conseguir fundamentalmente de cuatro maneras: i)

Incrementando las garantías del demandado, haciendo que el actor deba presentar normalmente no una demanda sucinta sino una demanda ordinaria; ii) incrementando las garantías del

actor, haciendo que el demandado deba contestar por escrito a la demanda, aportando con ella las pruebas documentales; iii) simplificando el procedimiento verbal mediante su homologación

con el procedimiento ordinario en todo cuanto sea posible; y iv) clarificando determinados aspectos de su regulación legal, mejorando pues la técnica legislativa del procedimiento y

positivando las interpretaciones jurisprudenciales que suplían las lagunas y los defectos de la ley.

Fruto de la reforma es un procedimiento verbal ahora con dos fases obligatorias y una potestativa: Una fase escrita —la demanda y la contestación—, una fase oral meramente potestativa —

el juicio o vista— y, finalmente, una fase escrita —la sentencia—.

Vamos a examinar seguidamente las principales reformas que han afectado al procedimiento verbal tipo —sin entrar pues en sus especialidades— en sus distintas fases, una vez

transcurridos algunos meses desde la reforma y, por tanto, con una perspectiva ya práctica de la misma.

II. INTERVENCIÓN DE ABOGADO Y PROCURADOR

La reforma ha clarificado los casos en que no es preceptiva la intervención de abogado y procurador en los procedimientos verbales, redactando con mayor claridad y precisión los arts.

23.2 y 31.2 LEC, que ahora ya dicen que no será preceptivo abogado ni procurador «en los juicios verbales cuya determinación se haya efectuado por razón de la cuantía y ésta no exceda de

2.000 euros».

Por tanto, y como ya venía interpretando la doctrina tales preceptos, será preceptiva la intervención de abogado y procurador en los procedimientos verbales por razón de la materia –los

del art. 250.1 LEC- siempre, cualquiera que sea su cuantía, y en los verbales tramitados como tales por razón de la cuantía —los del art. 250.2 LEC— cuando ésta exceda de 2.000 euros.

III. LA DECLINATORIA

Si antes de la reforma la declinatoria debía presentarse en el procedimiento verbal en los cinco primeros días posteriores a la citación para el juicio, ahora, tras la reforma del art. 64.1 LEC, la

declinatoria se propondrá «dentro de los diez primeros días del plazo para contestar a la demanda, y surtirá el efecto de suspender, hasta que sea resuelta, el plazo para contestar y el curso

del procedimiento principal».

Así pues, el plazo de 10 días para proponerla es ahora idéntico tanto para el procedimiento verbal como para el procedimiento ordinario, y en el procedimiento verbal tal plazo se equipara —y

se solapa— con el plazo para contestar la demanda —también de 10 días—.

La acumulación del procedimiento verbal se hará ahora igual que la de los procedimientos ordinarios

En la práctica esto puede plantear graves problemas cuando el demandado presente la declinatoria agotando el plazo de los 10 días, pues puede quedarse prácticamente sin plazo, en el

caso de que no se estime la declinatoria, para contestar luego la demanda. Por ello, en tales casos sería aconsejable presentar la declinatoria y, en el mismo escrito seguidamente y para el

caso que no sea estimada tal declinatoria, contestar la demanda. Hecho así, el demandado podría agotar los 10 días y tanto su declinatoria como su contestación a la demanda —esta última

sólo eficaz para el caso que no fuera estimada la declinatoria— estarían presentadas dentro de plazo.
IV. ACUMULACIÓN DE PROCEDIMIENTOS

La acumulación del procedimiento verbal, bien a un procedimiento ordinario bien a otro verbal, se hará ahora igual que la acumulación de los procedimientos ordinarios, es decir, solicitándolo

por escrito e iniciándose seguidamente el incidente de acumulación (art. 80 LEC).

No habrá pues ninguna especialidad, salvo que, cuando se acuerde la acumulación de un procedimiento ordinario y de un verbal, se pueda retrotraer el procedimiento verbal a acumular hasta

el momento de la contestación a la demanda de ser ello necesario para evitar pérdida de derechos procesales (art. 77.1 LEC).

V. LA DEMANDA DEL PROCEDIMIENTO VERBAL

1. Supuestos de demanda ordinaria y de demanda sucinta o con impreso normalizado

La reforma del art. 437 LEC ha hecho que el procedimiento verbal no empiece ya por demanda sucinta como antes sino mediante una demanda «con el contenido y forma propios del juicio

ordinario», es decir, con los requisitos del art. 399 LEC.

Solo en los casos en que «no se actúe con abogado y procurador» el demandante puede presentar entonces una demanda sucinta —cuyo contenido mínimo lo establece el mismo art. 437.2

LEC—, pudiendo entonces también, a tal fin, rellenar como demanda los impresos normalizados, que deben estar a su disposición en el órgano judicial (estos impresos normalizados, de

demandada y de contestación en el verbal, han sido publicados en el BOE de fecha 28 de enero de 2016).

La demanda ordinaria se configura, pues, como norma también para el procedimiento verbal, quedado limitada la posibilidad de presentar demanda sucinta o impreso normalizado a los

escasos supuestos en que realmente no intervengan abogado y procurador, en los que «no se actúe» con abogado y procurador. Por tanto, será preceptiva demanda ordinaria cuando esta

haya de ser presentada legalmente por abogado y procurador (verbales por razón de la materia y verbales por razón de la cuantía cuando ésta supere los 2.000 euros), y también cuando, no

siendo estos profesionales legalmente preceptivos para presentar la demanda, el actor opte voluntariamente por utilizarlos.

La duda que plantea este precepto es si exige, para que sea obligatorio presentar una demanda ordinaria en un verbal, que deban actuar abogado y procurador conjuntamente, o si bien basta

con que actúe uno de ellos para que la demanda a presentar deba ser ordinaria. Obsérvese que el art. 437.2 LEC exige para poder presentar demanda sucinta o impreso normalizado que no

se actúe con abogado «y» procurador, es decir, con ambos profesionales conjuntamente o a la vez, por lo que si sólo actuara uno de ellos —abogado sólo o procurador sólo— parece que

perfectamente se podría presentar una demanda sucinta. Ello no tiene, sin embargo, mucho sentido, al menos cuando intervenga abogado, ya que no parece razonable que la demanda la

presente un abogado y la presente sucinta y no ordinaria.

2. Obligación de dar también la dirección de correo electrónico para la localización del demandado

En toda demanda civil el actor debe indicar cuantos datos conozca del demandado y que puedan ser de utilidad para la localización de éste, como números de teléfono, de fax, «dirección de

correo electrónico o similares» (art. 155.2 LEC).

La utilización de las nuevas técnicas de comunicación, que se pretenden potenciar, ha aconsejado establecer que el actor deba dar también las direcciones de correo electrónico del demando

que conozca a los efectos de su localización.

3. Aplicación del artículo 400 LEC también al procedimiento verbal

Expresamente se dice ahora en el art. 437.1 LEC que será aplicable también al verbal el problemático art. 400 LEC (preclusión de alegaciones y litispendencia/cosa juzgada).

VI. LA CONTESTACIÓN A LA DEMANDA

1. Contestación por escrito en el plazo de 10 días


El nuevo art. 438 LEC establece que, una vez admitida la demanda, se dará traslado al demandado, para que conteste por escrito en el plazo de diez días de conformidad con lo dispuesto

para el juicio ordinario.

Es sin duda una de las grandes reformas del procedimiento verbal. El plazo de 10 días para contestar era el previsto para los verbales con contestación escrita, habiendo querido el legislador,

y así lo dice expresamente, hacer una unificación a tal efecto.

Este plazo, sin embargo, no parece en la práctica muy adecuado por corto, ya que se ha pasado de poder tener el demandado normalmente meses para contestar —oralmente en el momento

del juicio— a tener la mitad del plazo previsto para contestar en el procedimiento ordinario. Tener el demandado sólo 10 días para buscar, normalmente, abogado y procurador, preparar su

defensa y hacer acopio de documentos e informes periciales, se antoja un plazo a todas luces demasiado corto, siendo más conveniente, a mi entender, haber establecido el plazo de 20 días

del procedimiento ordinario.

Si el demandado no contesta a la demanda se puede considerar que «su suerte está echada»

Ahora, con la contestación escrita, deberá el demandado presentar los documentos y los informes periciales en que funde su oposición y de los que tenga disponibilidad, es decir, los

documentos referidos en los arts. 264 y 265 LEC. No se ha modificado, sin embargo, el art. 337 LEC, por lo que «si no es posible a las partes aportar dictámenes elaborados por peritos

designados por éstas junto con la demanda o contestación, expresarán en una u otra los dictámenes de que, en su caso, pretendan valerse, que deben aportar, para su traslado a la parte

contraria, cuando dispongan, y en todo caso cinco días antes de iniciarse (...) la vista en el verbal».

En el nuevo procedimiento verbal, si el demandado no contesta a la demanda se puede considerar que su suerte está echada. Al no impugnar los documentos de la demanda, no presentar

otros contradictorios y poder suceder que no haya ni tan siquiera juicio, su posición será prácticamente insostenible.

2. Rebeldía

Si el demandado no comparece en forma en el plazo de 10 días será declarado en rebeldía por el Letrado al servicio de la Administración de Justicia (antes la rebeldía la declaraba el Juez

cuando el demandado no comparecía en forma en el momento de la vista o juicio).

3. Nuevos contenidos de la contestación

A) Supuestos de contestación en la forma ordinaria o bien con impreso normalizado

Como norma general la contestación a la demanda deberá hacerse ahora «conforme a lo dispuesto para el juicio ordinario», es decir, con los requisitos del art. 405 LEC. Solamente el

demandado puede utilizar impresos normalizados de contestación «en los casos en que sea posible actuar sin abogado ni procurador», comunicándole el juzgado tal circunstancia cuando le

emplace para que conteste.

Obsérvese que mientras que el art. 437.2 LEC establece que el demandante en los casos en que no «actúe con abogado y procurador» puede presentar una demanda sucinta o un impreso

normalizado de demanda, el art. 438.1 LEC permite al demandado poder utilizar impresos normalizados de contestación «en los casos en que sea posible actuar sin abogado ni procurador».

Distinto es, pues, que «no se actúe» a que «no sea posible actuar» sin abogado y procurador. ¿Quiere ello decir que el demandado, en los casos en que es posible actuar sin abogado y

procurador pero opta voluntariamente por utilizar a dichos profesionales para contestar la demanda, puede presentar un impreso normalizado de contestación? Ciertamente no parece ello en

absoluto razonable, pareciendo que el origen de tal discrepancia sea una deficiente técnica legislativa. Entiendo que debe darse a ambos preceptos una interpretación lógica y sistemática,

equiparando actor con demandado, y concluyendo, por tanto, que sólo cuando el demandado no actúe con abogado y procurador en su contestación podrá entonces contestar la demanda

con un impreso normalizado.

B) Impugnación de la cuantía del pleito o de la clase de juicio por razón de la cuantía

La reforma del art. 255.3 LEC hace que ahora, en el juicio verbal, el demandado haya de impugnar la cuantía o la clase de juicio por razón de la cuantía no en el acto del juicio, como sucedía

antes, sino en su contestación a la demanda, y el tribunal resolverá la cuestión en la vista, antes de entrar en el fondo del asunto y oyendo previamente al actor.

C) Solicitud de auxilio al Juzgado para poder hacer periciales que no se hayan podido aportar con la contestación
Como ahora, tras la reforma, el demandado deberá aportar con su contestación a la demanda los dictámenes periciales elaborados por peritos designados por él, si no los puede aportar con

su contestación escrita debe justificar la imposibilidad de obtenerlos dentro del plazo para contestar, sin embargo, y es lo que ha añadido la reforma para todo procedimiento civil, podrá pedir

al juzgado que se permita «al demandado examinar por medio de un abogado o perito las cosas y los lugares cuyo estado y circunstancias sean relevantes para su defensa o para la

preparación de los informes periciales que pretenda presentar», continuando el precepto diciendo que «asimismo, cuando se trate de reclamaciones por daños personales, podrá instar (el

juzgado, a instancia de parte) al actor para que permita su examen por un facultativo, a fin de preparar un informe pericial» (art. 336.5 LEC).

Este precepto, que prevé lo que ya se estaba haciendo en la práctica cuando las periciales no se podían hacer porque la otra parte o un tercero no colaboraba en su realización o las

obstaculizaba, precepto aplicable a todos los procedimientos civiles, no tiene, de nuevo, una redacción nada afortunada, ya que es evidente que tal derecho, a pedir al juzgado ayuda para

poder hacer la pericial cuando la otra parte o un tercero no colabora o la obstaculiza, lo tendrán, en primer lugar, ambas partes, actor y demandado, y, en segundo lugar, ya sea para examinar

persones o cosas.

Para que se pueda pedir el auxilio del juzgado será necesario, no obstante, acreditar que se ha intentado hacer la pericial y que no se ha logrado por impedimento u obstaculización de la otra

parte o de un tercero.

Esta pericial deberá aportarse al procedimiento verbal, para su traslado a la parte contraria, cuando se disponga de ella, y, en todo caso, cinco días antes de iniciarse la vista.

D) Obligación de pronunciarse sobre la celebración o no de la vista

El demandado, en su escrito de contestación, se pronunciará, necesariamente, sobre la pertinencia de la celebración o no de la vista.

Dicha manifestación es obligatoria, pero debe ser subsanable en caso que se omita, por lo que en caso de omitirse el juzgado debe requerir al demandado para que subsane el defecto de su

contestación y se pronuncie. Si requerido por el juzgado el demandado sigue sin pronunciarse, debe interpretarse que no solicita la celebración de vista o juicio, pues ese es el efecto que

el art. 438.4 LEC anuda a la pasividad.

En caso que el demandado no haya contestado la demanda pierde el derecho a solicitar él la celebración de vista, al haberle precluido el trámite.

E) La reconvención

En la contestación escrita de la demanda puede el demandado presentar reconvención. Una vez admitida, la reconvención se rige por las normas previstas en el juicio ordinario, salvo el plazo

para su contestación, que será de diez días.

De nuevo se homogeniza el verbal con el procedimiento ordinario, salvo en los plazos.

F) Oposición de un crédito compensable

El demandado puede oponer también en la contestación a la demanda la existencia de un crédito compensable, sin necesidad de reconvenir, y será aplicable entonces lo dispuesto en el art.

408 LEC, es decir, el actor tendrá, si quiere, un plazo de 10 días para a oponerse a tal compensación.

VII. LA VISTA O JUICIO

1. El procedimiento verbal sin vista

La segunda novedad más importante de la reforma —tras la contestación escrita— es la posibilidad de que en el procedimiento verbal no haya vista o juicio, de modo que, tras la demanda y,

en su caso, la contestación, o reconvención y contestación a la reconvención, se dicte seguidamente sentencia sin hacerse juicio. Incrementar la rapidez del procedimiento, debilitada por la

contestación por escrito, así como la inutilidad de la vista en determinados casos son, sin duda, las razones de esta reforma.
La celebración de vista pasa a ser potestativa de las partes y del juez, de manera que solo habrá vista cuando alguna de las partes la pida o bien el juez la acuerde si la considera necesaria

para poder resolver mejor el pleito.

El demandado, en su escrito de contestación, se ha de pronunciar, necesariamente, sobre la pertinencia de la celebración de la vista. Igualmente, el demandante debe pronunciarse al

respecto, en el plazo de tres días desde el traslado del escrito de contestación. Si ninguna de las partes la solicita y el tribunal no considera procedente la celebración de vista, dictará

sentencia sin más trámites. Es más, solicitada vista por alguna de las partes, en cualquier momento posterior, previo a la celebración de la vista, puede desistir de su solicitud y, en este caso,

se dará traslado del desistimiento a la otra parte por el plazo de tres días y, una vez transcurrido este plazo, si no se han formulado alegaciones o no se ha manifestado oposición, las

actuaciones quedan conclusas para dictar sentencia si el tribunal así lo considera.

Tras la audiencia previa, no se hace juicio y se dicta seguidamente sentencia

A diferencia de lo que sucede en el procedimiento ordinario, en que la ley determina los supuestos en que, tras la audiencia previa, no se hace juicio y se dicta seguidamente sentencia (si las

partes están conformes con todos los hechos y la discrepancia queda reducida a cuestiones jurídicas; cuando la única prueba que resulte admitida sea la documental y no hubieran sido

impugnados los documentos; y cuando se hayan presentado informes periciales y ni las partes ni el tribunal soliciten la presencia de los peritos en el juicio para la ratificación de su informe),

en el procedimiento verbal nada dice la ley, de manera que las partes y el juez tienen mayor libertad para valorar la conveniencia de celebrar o no la vista. En la práctica, no obstante, la no

celebración de vista previsiblemente acontecerá en los supuestos en que la ley lo prevé para el ordinario, y, probablemente también, cuando el demandado no haya contestado la demanda y

haya sido declarado en rebeldía, pues en este caso no ha impugnado los documentos de la demanda, no presenta prueba documental contradictoria a la de la demanda, y le habrá precluido

el plazo para solicitar la celebración de vista donde podría aportar otras pruebas (testifical y reconocimiento judicial, por ejemplo), por lo que su posición procesal es de extrema debilidad,

debilidad que no parece que el actor vaya a querer desaprovechar solicitando entonces él la celebración de vista. En estos casos, en que el demandado no ha contestado y está rebelde y el

actor no pide vista, no debería el juez utilizar su potestad de celebrar vista, pues podría mejorar la suerte procesal del demandado, el cual podría comparecer y proponer entonces

determinadas pruebas en el juicio.

La sentencia que se dicte en estos casos en que no se celebra vista se fundamentará en los documentos aportados por las partes en la demanda y contestación. Las partes no deben hacer

manifestación formal alguna en relación a que tales documentos que aportan con su demanda y contestación sean tenidos y valorados como prueba por el Juez, pues es evidente que a tales

efectos los aportan. La tan manida frase de las partes de «documental por reproducida» es, sin duda, la frase más inútil, por innecesaria, de todas las que se pronuncian en el procedimiento

civil.

2. Nuevo plazo para hacer la vista y nuevo plazo para indicar las partes al juzgado a quien debe éste citar para la vista

Contestada la demanda y, en su caso, la reconvención o el crédito compensable, o transcurridos los plazos correspondientes, el Secretario judicial, cuando haya de celebrarse la vista, citará a

las partes a tal fin «dentro de los cinco días siguientes. La vista habrá de tener lugar dentro del plazo máximo de un mes» (art. 440.1 LEC).

La reforma no ha sido afortunada, pues no se establece ahora un necesario plazo mínimo entre la citación y la vista (antes tenían que haber como mínimo 10 días entre la citación y la vista),

supresión que no tiene sentido.

En todo caso, entre la citación y la vista deberán pasar necesariamente más de 5 días, ya que éste es el nuevo plazo (antes eran 3 días) que tienen las partes, desde que reciben la citación

para el juicio, para indicar al juzgado las personas que, por no poderlas presentar ellas mismas, han de ser citadas por el juzgado a la vista para que declaren en calidad de parte, testigos o

peritos, o bien para poder pedir respuestas escritas a cargo de personas jurídicas o entidades públicas (art. 440 LEC).

3. Desarrollo de la vista

El nuevo art. 443.2 y 3 LEC establece que, «si las partes no han llegado a un acuerdo o no se mostrasen dispuestas a concluirlo de inmediato, el tribunal resolverá sobre las circunstancias

que puedan impedir la válida prosecución y término del proceso mediante sentencia sobre el fondo de conforme a los arts. 416 y siguientes. Si no se hubieran suscitado las cuestiones

procesales a que se refieren los apartados anteriores o si, formuladas, se resolviese por el tribunal la continuación del acto, se dará la palabra a las partes para hacer aclaraciones y fijar los

hechos sobre los que exista contradicción. Si no hay conformidad sobre los hechos, se propondrán las pruebas y se practicarán seguidamente las que resulten admitidas».
Por tanto, el desarrollo de la vista será el siguiente:

 i) Apertura por el juez de la vista y comprobación si subsiste el litigio entre las partes.

 ii) En caso que subsista, el Juez resolverá las cuestiones o excepciones procesales que haya planteado el demandado en su contestación, oyendo previamente al actor al

respecto, pudiendo también resolver las que de oficio pueda apreciar. El demandado no podrá impugnar en este momento la falta de jurisdicción o de competencia del tribunal, que hubo de

proponer en forma de declinatoria (art. 64 LEC), sin perjuicio de la apreciación de oficio por el tribunal de su falta de jurisdicción o de competencia imperativa. Para la resolución de tales

cuestiones procesales, debe procederse conforme a las normas de la audiencia previa del ordinario (arts. 416 y ss. LEC), por lo que el Juez puede resolverlas oralmente en el acto, que será

lo normal, o bien, en los casos que tales preceptos permiten, mediante auto en los 5 días siguientes a la vista ( art. 417.2 LEC y los demás preceptos que permiten así resolver por la

complejidad de las cuestiones procesales planteadas), debiendo en este último caso —cuando decida resolver por auto en los 5 días siguientes a la vista— continuar la vista hasta su

finalización, excepto cuando la cuestión planteada impida absolutamente la continuación de la vista (por ejemplo, la de falta de litisconsorcio necesario).

 iii) En caso que no hubieran cuestiones procesales, o que el Juez las desestime oralmente, o que vaya a resolverlas por auto en los 5 días siguientes a la vista, dará la

palabra a las partes para que puedan hacer aclaraciones o rectificaciones a sus escritos de demanda y contestación, sin alterar sustancialmente sus pretensiones ni fundamentos. También

pueden alegar hechos nuevos o de nueva noticia.

 iv) Seguidamente las partes fijarán los hechos controvertidos.

 v) Seguidamente propondrán las pruebas. No es necesario que las partes presenten por escrito las pruebas que propongan (instructa), a diferencia de lo que ocurre ahora en

el procedimiento ordinario tras la reforma del art. 429.1 LEC, pues, en primer lugar, la remisión que el art. 443.3 in fine LEC hace al art. 429.1 LEC se refiere exclusivamente a la posibilidad de

que las partes puedan completar su proposición de prueba con las indicaciones que el Juez les pueda hacer al respecto; en segundo lugar, poca utilidad puede tener en el verbal la instructa,

ya que la escasa prueba que se suele proponer debe practicarse en la misma vista e inmediatamente después de su admisión, no otro día y tras su administración por la oficina judicial como

sucede en el procedimiento ordinario; y, en tercer lugar, tal exigencia de instructa parece contraria a los principios de sencillez y rapidez que presiden el juicio verbal, donde incluso pueden

comparecer las partes sin abogado en determinados casos.

 vi) Se practicaran las pruebas admitidas.

 vii) Practicadas las pruebas, el tribunal puede conceder a las partes un turno de palabra para formular oralmente conclusiones, quedando el pleito visto para sentencia.

4. Recursos contra la admisión o la inadmisión de pruebas

El nuevo art. 446 LEC, y también el nuevo art. 285.2 LEC, establece que «contra las resoluciones del tribunal sobre admisión o inadmisión de pruebas sólo cabrá recurso de reposición, que

se sustanciará y resolverá en el acto, y, si se desestimare, la parte podrá formular protesta a efectos de hacer valer sus derechos, en su caso, en la segunda instancia».

Se establece, pues, contra la admisión o la inadmisión de pruebas el mismo sistema de recursos que en el procedimiento ordinario (antes debía presentarse en el verbal solamente una mera

protesta). Y se especifica que procede el recurso de reposición oral tanto contra la admisión como contra la inadmisión de pruebas (antes se decía que el recurso procedía contra la

inadmisión o bien contra la admisión de pruebas obtenidas ilegalmente).

5. La prueba pericial en el juicio verbal

Como ya he dicho, los informes periciales elaborados por peritos designados por las partes deberán ser presentados por el actor con la demanda y por el demandado con su contestación

escrita, sin perjuicio de poderse acudir al art. 337 LEC si no es posible a las partes aportar tales dictámenes junto con la demanda o contestación, expresando en este caso en una u otra los

dictámenes de que pretendan valerse, que deben aportar, para su traslado a la parte contraria, cuando dispongan, y en todo caso cinco días antes de iniciarse la vista.

Con posterioridad a estos momentos, y fuera del caso de tener el beneficio de justicia gratuita, solo cabrá prueba pericial en los siguientes casos:

 — Cuando la necesidad o utilidad de la pericial venga suscitada por la contestación a la demanda. En este caso la pericial la debe aportar el actor o, en su caso, los demás

codemandados, para su traslado a las partes contrarias, al menos con cinco días de antelación a la celebración de la vista, manifestando al tribunal si considera necesario que concurra a la

vista el perito autor del mismo (art. 338.2 LEC).


 — Cuando la necesidad o utilidad de la pericial sea consecuencia de las alegaciones o pretensiones complementarias o de los hechos nuevos o de nueva noticia planteados

en la vista y admitidos por el Juez. En estos casos las partes pueden solicitar en la vista la designación de un perito para acreditarlos. Admitida tal pericial por el Juez, se debe interrumpir la

vista hasta que se realice el dictamen (art. 339.3 LEC).

6. Trámite de conclusiones

Otra de las novedades de la reforma ha sido regular lo que de facto ya sucedía en relación con el trámite de conclusiones en los juicios verbales.

Así, tras la reforma del art. 447.1 LEC, practicadas las pruebas en la vista, el tribunal puede conceder a las partes un turno de palabra para formular oralmente conclusiones.

Es, pues, una potestad del Juez dar o no este trámite de conclusiones. El contenido de las mismas será el previsto en el art. 433.2 LEC para el ordinario.

7. ¿Y las diligencias finales?

Nada dice la reforma respecto a si puede haber en el procedimiento verbal diligencias finales, por lo que se debe seguir concluyendo que no, ante la voluntaria omisión del legislador a

referirse a ellas en el juicio verbal (a diferencia de lo que ha hecho, por ejemplo, con el trámite de conclusiones).

VIII. EL JUICIO VERBAL POSTERIOR AL MONITORIO

La relación entre el procedimiento verbal y el monitorio del que trae causa nunca ha sido una relación feliz. Lo insólito de esta relación procesal y una siempre deficiente regulación legal han

dado lugar a no pocos problemas. Tras la reforma no hay tampoco muchos motivos para ser optimistas al respecto.

En los casos de Monitorio previo, la reforma del art. 815.1 LEC establece ahora que la oposición al pago por parte del deudor debe hacerse alegando «de forma fundada y motivada, en

escrito de oposición, las razones por las que, a su entender, no debe». Insiste pues el legislador en que, para que se tenga al deudor por opuesto en forma a la reclamación de monitorio, deba

presentar escrito, que precisa de abogado y procurador en las reclamaciones superiores a 2.000 euros, no sólo dando cumplidas explicaciones por las que no debe sino también, ahora,

fundamentándolas y motivándolas. Se exige pues, para que sea admisible la oposición a la reclamación de monitorio, una semicontestación o contestación sucinta a la demanda de monitorio.

Se exige que el escrito de oposición al monitorio sea ya una semicontestación o contestación sucinta

Por su parte, tras la reforma, el art. 818.2 LEC dispone que, «cuando la cuantía de la pretensión no excediera de la propia del juicio verbal, el secretario judicial dictará decreto dando por

terminado el proceso monitorio y acordando seguir la tramitación conforme a lo previsto para este tipo de juicio, dando traslado de la oposición al actor, el cual podrá impugnarla por escrito en

el plazo de diez días. Las partes, en sus respectivos escritos de oposición y de impugnación de ésta, podrán solicitar la celebración de vista, siguiendo los trámites previstos en los arts. 438 y

siguientes».

Así pues, se exige que el escrito de oposición al monitorio sea ya una semicontestación o contestación sucinta para que el actor pueda impugnarla convenientemente en el plazo de 10 días,

ya que el legislador es consciente que la mera petición de monitorio (art. 814 LEC) difícilmente puede considerarse y servir en muchos casos como una demanda. La petición de monitorio

más el escrito de impugnación a la oposición del demandado —que es la novedad tras la reforma— configurarán realmente una verdadera demanda, de elaboración bifásica, con la que se

iniciará el procedimiento verbal, demanda que se pretende cercana ya en requisitos a la demanda ordinaria que ahora se exige para el procedimiento verbal con carácter general.

Hecha esta impugnación por el actor, continuará el juicio verbal conforme a sus normas generales, por lo que, conforme al art. 438 LEC, deberá darse traslado al demandado para que la

pueda contestar en el plazo de 10 días, contestación se será las más de las veces una mera reiteración de su escrito, fundado y motivado, de oposición al monitorio.

Varias cuestiones afloran en tal regulación.

La primera, si no hubiera sido más sencillo, rápido y eficaz dar el mismo tratamiento, para el caso de oposición al monitorio, que el previsto legalmente para el caso que deba tramitarse

seguidamente el procedimiento ordinario, es decir, concluir el monitorio y dar sencillamente al actor un plazo para que interpusiera demanda con que iniciar el procedimiento verbal u ordinario,

en su caso. A mi entender, claramente sí. Además de unificar el tratamiento para ambos procedimientos, nos evitaríamos el galimatías y las duplicidades antes descritas.
En segundo lugar, una cuestión de derecho transitorio: ¿Qué normas procesales deben aplicarse a los verbales iniciados como tales después de la entrada en vigor de la Ley 42/2015, el día 7

de octubre de 2015, pero que derivan de un Monitorio anterior a tal fecha? A mi entender, deben conjugarse dos normas: La Disposición Transitoria 1.ª de esta Ley, que dice que los procesos

verbales que estuvieran en trámite al tiempo de su entrada en vigor se continuarán sustanciando conforme a las normas procesales anteriores; y el art. 818.2 LEC, que establece que, en caso

de oposición, el secretario judicial dictará decreto dando por terminado el proceso monitorio y acordando seguir la tramitación conforme a lo previsto para el juicio verbal. De tales normas cabe

deducir que será la fecha de este decreto, que da por terminado el monitorio e incoa el verbal, el que determinará la aplicación o no de la nueva normativa procesal, según sea pues anterior o

posterior al día 7 de octubre de 2015.

La tercera cuestión se refiere a un tema probatorio: ¿Cuándo debe el actor presentar los documentos y/o los informes periciales? Es evidente que para presentar la petición de monitorio le

basta con el documento en el que conste la deuda, sin que le sea exigible que presente otros documentos en los que pueda fundamentar su derecho en previsión de una posible oposición del

demandado. Con el nuevo sistema de juicio verbal, parece evidente que no puede ser ya en el momento de la vista cuando deban ser presentados los demás documentos y/o los informes

periciales en que el actor funde su derecho, por lo que cabe deducir que será cuando impugne la oposición al monitorio del demandado, configurando esta especie de demanda bifásica,

cuando deba aportar tales pruebas documentales.

¿Y cuándo deberá el demandado presentar los documentos y/o los informes periciales en los que funde su oposición? El art. 815.1 LEC no exige que con su oposición al monitorio deba

aportarlos, por lo que será en el momento en que conteste la demanda, iniciado pues ya el procedimiento verbal, cuando el demandado deba aportar los documentos y/o los informes

periciales en los que funde su defensa.

IX. CONCLUSIONES

La reforma puede considerarse, a mi entender, exitosa en su voluntad de incrementar las garantías de defensa de las partes y de simplificar el procedimiento verbal mediante su equiparación

con el procedimiento ordinario. Podría haber sido, no obstante, manifiestamente mejorable en cuanto a técnica legislativa, defecto fruto, como casi siempre, del escaso pensamiento y

conocimiento práctico del legislador. Respecto al verbal posterior al monitorio, hay un intento forzado y rocambolesco de reconciliar a ambos en esa ya antigua relación infeliz que mantienen,

por lo que se plantean no pocos problemas en la práctica y auguro futuras reformas legales del mismo.

En lo exitoso, sin embargo, se puede pensar también muy fundadamente que, en la medida que el nuevo procedimiento verbal se ha igualado notablemente al procedimiento ordinario,

excepto por la ausencia de la audiencia previa —cuyo contenido se desarrolla en el procedimiento verbal en el momento inicial de la vista— y por el hecho de tener los plazos procesales más

cortos, sería aconsejable de lege ferenda la existencia de un único procedimiento civil, con las particularidades que se tuvieran que hacer, eso sí, por razón de la materia a tratar.

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