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Escaneado con CamScanner de dodecafénico implicaba una determi mente sonfeeacmadamente problemi encuadrar sin dif Ste como un meca: aie anismo regido por leyes infalibles de cardcter matemético, sa 20 son imaginabls ni anomalies nl eeespcones enuf wna Presupuests flossfices i eesProvista de Fundamentos,afirmat gue los Gon séficos de que se sirvieron los primeros tebricos de la dode- his Presentaban una analogia, aunque vaga, con el convencionalismo de nos brinds saert4Y con el celativismo de a clencia moderna. Esta relacién se 10 La mas i aceptable, a pesar dk I acbicariedady a gta 9c es mene acpable 2 Pe no obstant fs propias de generalizaciones 9 © se han barajado otras propuestas y, de esta manera, ha hallado Faag fortuna la tentativade instivuir un parenesco entre la dodecafoniay la reapers de inspiracién husser iana. cxitico, investigador y compositor ncés René Leibowitz, con su ple- ny toa adhesin af dodecfonts chanteur open guia ejemplo mis significativo de una interpretacién de ésta en clave fenomenolé- ica. Segtin Leibowitz, «lo sicuéndonos en una perspectiva fenomenoldgi- covexistencial estaremos en condiciones de comprender cuanto represen ta la novedad peculiar de la tenica de los doce sonidos» ”. Ya en toda la obra tedrica y préctica de Schénberg esté implicita la tipica actitud de reduccién fenomenolégica**, desde el momento en que, «al desembarazarse del sistema tonal, aquél [Schonberg] se sitda, en cierto sentido, fuera de cualquier con- ‘ingencia musical preestablecida (...]. Tal postura, que pone “entre paréntesis” el mundo musical, se corresponde perfectamente con el procedimiento de la reduccién fenomenolégica, tal y como lo entiende Hussetl», Unicamente, des- tscanec.ao con CamScanner us de est ein linge ae centre partntess, se puede proceder a la constitucién cionl de oer el sca Fenomenolégico, gracias aun acto inten- eat cin de los doce sonidos de Ja escala cromética. Frente 2 £20 interpretacién, que cuenta con el pleno consenso —por eiempio de igi Rognoni", se podria, sin embargo, argumentar, incluso desde la per Pectiva fenomenoldgica, que el material de la escala cromtica esté lejos de poderse presentar como la exenca eidéica previa a cualquier sistema Per" blecido, sino que dicho material permanece todavia en el seno de la civilfa= ign musical de Occidente, de la que la escala cromatica mental, Ademis, todo intents de reduccién, o esperanza de poder preset de todos los esquemas con el fin de alcanzar un mundo precategorico, resul- tarla siempre sumamence problemético. En opiaiin de Leibowit, canto la tonalidad como la modalidad desem- pe‘ian un papel parangonabl con sos exquemas organizadores de Kant presencacionesintermedias, homogéness, de las caegortasy de oie fos. El compositor no elige la tonalidad, por cuanco que é <%) S Fr medida, un dato dede tempo atrds, La dodecafonts revoluc 3 de cosas: el acto compositivo —dice jca— se ve limi ‘mente, una ver que se efecréa Ia elec ‘asuma ésta el papel de esencia que precede 2 Ia existencia rio, el de elemento sexistente recreado en cada nuevo {que clabora su esencia y sus propia lyes ater etalo ve correspondia con un esque” —para:Leibowiee— definirse como un sis~ ad el mundo mod en el que cada mod sc ina preestablecido, motivo por el cual aquél puede tema que subrays Ie vmcriculridad de cada modo, 3¢ legs & Waves de un se a Opa a a unvenalidad dl sistema tora, en el que la crane oearrane cotiposicign y ovr es solamente relarea, prender ni justifiat Ia nuevs realidad dodecaf6ni Premmne, de modo alguno, del panorathe ‘de [a musica contemp' ha habido un critico Frusical ni un musicol6go que no i precacién de la dodecafont, sc © ‘dave mistica, pitagorica ercildgica, er. bien condendndola icn exalténdola, como si !2 dodeca- Aeete consstera en una formula milagros2 CAP37 de producir, de por sh obras maestras. escanea.ao con Lam>canner

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