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La huella de carbono en la elaboración de los vinos

¿Qué es la huella de carbono? Se trata de un identificador que mide la cantidad de


emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) a la atmósfera, generados como
consecuencia no únicamente del desarrollo de un proceso de fabricación, sino también
de los recursos naturales que son consumidos durante ese proceso.

En los últimos años se está dando mucha importancia no sólo a las prácticas propias de
la viticultura ecológica, al empleo de materiales reciclables, a la reutilización de las aguas
empleadas en la limpieza o al respeto por el medio ambiente por parte de las bodegas;
también es fundamental el impacto medioambiental que la propia actividad
produce, así como el de los materiales que se emplean para la misma.

Los llamados gases de efecto invernadero pueden tener un origen biológico o un origen
industrial y son seis fundamentalmente: dióxido de carbono, óxido nitroso, metano,
hidrofluorocarbonos, hexafluoruro de azufre y perfluorocarbonos.

El dióxido de carbono es uno de los gases que más contribuyen a la creación del efecto
invernadero y, aunque la elaboración de un vino no es uno de los procesos en los que
más se vierte este gas a la atmósfera, el valor medio es de 1,5 Kg de CO2 por cada botella
de 75 cl.

Uno de los acuerdos que se firmaron en el Protocolo de Kioto fue el de analizar de forma
certera el impacto ambiental de los gases de efecto invernadero y tratar de disminuir las
emisiones mediante la mejora de la eficacia de los procesos de fabricación. Por eso
motivo se comenzó a cuantificar el impacto medioambiental que generan las
empresas de bienes y servicios; así como a dar a conocer estos datos al consumir
final mediante distintas fórmulas de etiquetado, con el fin de que el cliente final
pueda escoger un producto u otro según el respeto medioambiental de la empresa
que lo fabrica.

Pero, ¿cómo se puede disminuir la huella de carbono en la actividad vitivinícola? Existen


varios aspectos en los que se puede trabajar, desde el trabajo en el campo, hasta la
propia distribución de vino, pasando por la elección de proveedores que también tengan
una cierta sensibilidad medioambiental:

 En el campo: por ejemplo, trabajando bajo las premisas de la agricultura


ecológica, tal y como hacemos en Bodegas Comenge; usando menos maquinaria
agrícola, manteniendo las cubiertas naturales, que actúan como sumideros de
CO2, minimizando los tratamientos o aprovechando los propios recursos del
viñedo, como los sarmientos que restan después de la poda.
 En la bodega: Como en cualquier otra empresa de elaboración, se pueden
controlar y minimizar el gasto energético para regular las temperaturas de las
salas (salas de barricas y salas de depósitos). También es interesante el apostar en
la propia construcción por elementos que ayuden a minimizar el empleo de
materiales y el posterior gasto de energía. Las cubiertas de nuestras naves de
crianza y botellero son del tipo “ecológico no transitable”, una excelente
solución creada por la empresa española Danosa. Este tipo de cubiertas
tienen un excelente comportamiento aislante con un pequeño peso, lo que
ha permitido aligerar la estructura del edificio ademas de actuar las especies
vegetales que la pueblan como sumideros de CO2. Otro aspecto importante
son los elementos que constituyen el packaging del vino: el uso de materiales
sostenibles o incluso ecológicos (como el empleo de papel reciclado o botellas de
vidrio y cartonajes ligeros) cada vez está más presentes en las decisiones de
compra de los bodegueros.
 En la elaboración: Es posible optimizar el consumo energético de la maquinaria de
la bodega, así como evitar el uso de ciertos productos químicos o enológicos, cuya
fabricación y distribución graban nuestra huella de carbono.
 En el transporte: Aunque en este caso es más complicado de controlar, ya que en
muchas ocasiones los propios clientes tienen sus servicios de transporte ya
contratados. En este sentido, cada vez son mas las empresas cuyos vehículos
comerciales y de distribución vehículos son híbridos o eléctricos.
En definitiva, desde una bodega hay muchos aspectos que se pueden cuidar y atender
para poner un granito de arena en contra del cambio climático y la reducción de la
emisión de gases de efecto invernadero

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