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Educación Religiosa

Martín de Porres nació en Lima. Fue hijo de un español y de una


mujer negra libre (fue esclava). Cuando tenía 15 años, Martín,
comenzó a trabajar como aprendiz en una barbería. En ese tiempo
los barberos no solo cortaban el cabello sino, también, eran
“Enfermeros”, por lo que eran muy solicitados. Como ferviente
católico no quería caer en los pecados de la envidia, ocio y la
flojera; deseaba dedicarse al cuidado del prójimo como JESÚS lo
hizo. Dejó todo e ingresó al convento de Santo Domingo. Allí, se
encargó de la cocina, la enfermería y la limpieza. Martín era muy
trabajador, y cuando tenía tiempo libre iba visitar y curar a los
enfermos, también aprovechaba para repartir comida y otras
veces, le agradaba aconsejara los que tenían dificultades. Martín
rezaba mucho y pedía seguir las enseñanzas de Jesús, imitarlo,
buscando siempre hacer buen uso de su tiempo libre para no caer
en la flojera.

Cuando la viruela empezó a causar estragos en Lima, la actividad y los cuidados de


Martín se multiplicaron. A todas partes llevaba consuelo y remedio. Se cuenta que
gozó del privilegio de la bilocación (estar en varios lugares a la vez), pues le veían
curando y consolando simultáneamente en varios sitios. Todos acudían a él. Todos
le tenían por santo. Era el ángel de Lima. Aquel esfuerzo sobrehumano llegó a
debilitarle peligrosamente. Cayó enfermo. Él sabía que no saldría de aquella
enfermedad. Sufrió entonces muchos ataques del demonio, pero sintió el consuelo y
compañía de Mamá María. Falleció el 3 de noviembre de 1639.
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