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Textos lunes trabajados

Texto de Orihuela para práctica de modelos y construcciones.


Juan Antonio Barrio Barrio
P 241
Según el historiador medieval Ladero Quesada, la España actual comenzó a
conformarse en la plena edad media, con lo que para entender la identidad política
actual habría que estudiar los elementos que la componen en la Edad Media.
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Según Norman F. Cantor, hay una gran diferencia entre la identidad y unidad. La
identidad es una conciencia de cohesión, de pertenecer a un mismo cuerpo con
homogeneidad cultural. La unidad, por otra parte, es un concepto histórico más amplio
que la identidad, ya que implica un conjunto de instituciones y patrones de conducta que
ponen en práctica esa identidad.
Durante la Edad Media se crearon algunas identidades en las ciudades europeas, con la
creación de fiestas y tradiciones que llegan a nuestros días, como los moros y cristianos
o los santos patrones, como es el caso de Orihuela, cuyas patronas están asociadas a la
conquista cristiana.
Las oligarquías y patriciados urbanos tejían estos sistemas de propaganda en torno a
gestas e hitos históricos de la ciudad. Para ello estas élites urbanas utilizaban aparatos
burocráticos y propagandísticos, como toda entidad política que construye sus mitos
fundacionales. El objetivo es el mismo, enfatizar la legitimidad del grupo dirigente para
que pueda continuar en el poder, todo ello en el contexto europeo de construcción de
una identidad común.
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Para dar más cohesión en caso de luchar contra otro grupo contra otros grupos, como
musulmanes, judíos y ortodoxos en menor medida. Esto tenía especial incidencia en
zonas de frontera, como lo era Orihuela en el siglo XIV, además en un contexto de
cruzadas.
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Tras la conquista cristiana, los grupos dirigentes promovieron el predominio de la
comunidad cristianas, que culminó con la expulsión de musulmanes y judíos, también
para reafirmarse respecto a las potencias de alrededor. Por lo tanto, esa moralidad
cristiana se impone bajo el impulso de medidas moralizantes de manera gradual, como
prohibir cierta vestimenta, la blasfemia, la conducta sexual…
También se prestó ayuda a órdenes religiosas que se instalaron en Orihuela y era común
que predicadores fueran a las plazas de las ciudades. Se definen los márgenes entre
trabajos honestos y deshonestos, palabras lícitas y blasfemia… entre lo moral y lo
inmoral.
Por otra parte, las autoridades financiaban procesiones, algunas de ellas llegan a día de
hoy y vienen del siglo XIV. Al principio las autoridades alentaban la devoción a estos
ritos y especificaban unas vestimentas para ello
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Como decorar sus casas para la acusación. Obligaban también a musulmanes y judíos a
prestar devoción a estas fiestas, en la que los oficiales y prohombres llevaban al cristo
en procesión. Durante la segunda mitad del siglo XIII y XIV se produce la construcción
de la Universitas, en la que se excluía a musulmanes y judíos, lo que se tradujo en una
gran beligerancia hacia estas comunidades en la gobernación de Orihuela. Esta
discriminación llegó incluso a los judeoconversos.
La comunidad cristiana de Orihuela tenía un problema: que en religión pertenecía al
obispado de Murcia, en Castilla. Finalmente consiguieron su propio obispado. Así, las
élites locales reafirmaron su rechazo a ser gobernados por un obispado extranjero.
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Además, al estar en esa circunscripción castellana los súbditos de Aragón pagaban más
impuestos, incluso que un judío o musulmán castellanos.
Identidad espacial
Tras la conquista del siglo XIII, comenzaron las transformaciones de las medinas
islámicas en ciudades de tipo cristiano, basada en la ciudad gótica, con lo público por
encima de lo privado, con plazas cerca de edificios públicos donde se daban
acontecimientos públicos importantes para la ciudad, como las votaciones, en la línea de
esa universitas y res publica cristiana, pero también de la conciencia política y cívica de
las oligarquías dirigentes, que de nuevo reivindican su preminencia.
Las reuniones se desempeñaban en la sala del consells, con previa ritualización y visita
de personajes importantes como miembros de la corte real, el bayle etc…
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La recepción de estos embajadores formaba parte de la ritualización. Otro ritual
importante era el de la celebración de tres elecciones, con una gran ritualización en
todos sus aspectos, es decir, una muestra de poder de las élites. Todo estaba muy
jerarquizado, que podía dar lugar a enfrentamientos entre grupos oligárquicos, incluso
armados.
Toda esta simbología aludía al poder y privilegios de algunos miembros de la
comunidad obtenidos durante la conquista, que además iban acrecentando durante el
paso del tiempo, siendo los documentos que los acreditan custodiados como prueba del
poder de estas élites. Además de estos documentos, también se guardaban los privilegios
forales y todo documento que pruebe el poder de la comunidad local.
Identidad protonacional y concepto de nación
La nación se entendía como el conjunto de personas que tenían un origen común y una
misma sangre.
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Esta nación se caracterizaba en la EM por las costumbres, la lengua etc… destacando
esto último. Según Colette Beaune, esta pertenencia al grupo afianza la autoridad de los
gobernantes. El concepto de nación procede en la misma medida de la monarquía y del
desarrollo urbano y municipal de la baja edad media. Para ello también era utilizado el
insulto a otra nación, por ejemplo, los ingleses llamaban a los franceses cobardes y
afeminados, lo que les hacía estar más cohesionados a ingleses como grupo. En España
la importancia la tuvo el conflicto entre castellanos y aragoneses.
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La guerra ayuda también a la formación de identidades, sean urbanas o nacionales,
puesto que el peligro exterior acelera la cohesión. Orihuela era ciudad fronteriza, con lo
que en el discurso utilizaba al rival como reafirmador de su identidad, continuamente
alimentada mediando conflictos como el del obispado, utilizados por las élites para
darse propaganda en Orihuela.
Estas estrategias eran muy parecidas a las utilizadas por potencias como Francia o
Inglaterra para la propaganda bélica, pero en Orihuela a nivel local urbano,
ensalzándose y difamando al rival. En las autoridades locales de Orihuela se utilizaba
mucho la fórmula de nación catalana empleada como elemento excluyente contra los
castellanos.
Este rechazo a los castellanos nace también del destrozo del ejercito castellano en la
guerra de los pedros, con gran devastación y pérdidas humanas, económicas y culturales
que tardaron en olvidarse. En unas elecciones en Alicante, hubo fuertes protestas por
haber extranjeros en los sacos candidatos a los más altos cargos de la ciudad, y que no
hablaban el idioma, prueba de esa doble identidad ya era presente.
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La guerra civil catalana y las germanías marcaría el abandono de la identidad catalana
por la identidad valenciana.
Identidad fronteriza y la construcción de una memoria histórica
La condición de frontera fue determinante para la organización social en la gobernación
de Orihuela por el peligro granadino y castellano. Esto sumado a la presencia de
minorías en territorio de Orihuela (mudéjares) justificó la formación de una oligarquía
armada.
Estos grupos oligárquicos gracias a esta situación se afianzaron el prestigio de los
grupos sociales dominantes. Esto dará lugar al empatriciamiento de la oligarquía, con
una mentalidad e ideología nobiliaria y diferenciándose de otros miembros de la
sociedad, basando esa diferenciación en la reiteración de sus privilegios y su papel
militar, recordando los sacrificios por los que obtuvieron sus privilegios para
reafirmarlos.
Esta reafirmación ritual de su identidad colectiva, celebrando ese pasado mítico común
en nombre de la historia de la ciudad y comparándolo con pasados míticos como el sitio
de Jerusalem
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En esas cartas había también muchas referencias a la huerta de Orihuela, su abundante
producción cerealística
Todos los aspectos mencionados confluyen a formar una identidad colectiva,
consolidado la comunidad cristiana con base en unos antepasados conquistadores
glorificados, sobre la existencia de una frontera, reiterando su papel en la frontera como
defensora de la Corona de Aragón, y por lo tanto pidiendo recompensas en forma de
privilegios por ese esfuerzo.
La oligarquía se considera descendiente de esos defensores heroicos, con lo que
formaban ese aparato propagandístico para el ejercicio de su poder en el ámbito local,
con la elaboración de un discurso político que reafirmaba la identidad de Orihuela por
estas élites, que reafirmaban con ella su hegemonía y conseguían servicios y gratitudes

IDENTIDAD URBANA E HISTORIA SOCIAL DE LA


POLÍTICA EN EL MUNDO URBANO ESPAÑOL Y
PORTUGUES EN LA BAJA EDAD MEDIA
Jesús Ángel Solorzano Telechea
P 328
La historia social de la política guarda una gran relación con las identidades en cuanto a
que está a caballo entre lo político y lo social. El objetivo de estos estudios es señalar la
institucionalización de la vida social y su influencia sobre las identidades.
La cultura política bajomedieval estaba llena de elementos políticos que implicaban
unos códigos de conducta, vestimenta etc. La evolución del paisaje urbano estaba
relacionada con la fiscalidad y la persistencia de la idea del bien común, con lo que
contribuir mediante impuesto a la construcción de murallas, calles, plazas etc era una
obligación moral relacionada con la honra y el bien común. Este discurso sobre el bien
común fue especialmente importante en la construcción de murallas, y legitimaba las
acciones y el poder de las autoridades locales.
Otro elemento destacable es la irrupción de las ciudades de realengo en los señoríos
territoriales. En el norte peninsular, destacó el movimiento señorial de usurpación de
villas de realengo.
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Otro aspecto destacable en esta línea es la intromisión de la nobleza en el gobierno
urbano a través de redes clientelares y el patronato de iglesias y cargos influyentes. Esta
usurpación provocaba la resistencia de los vecinos especialmente en la segunda mitad
del siglo XV, que daban lugar a la venta de esos cargos o a acuerdos noble-ciudad.
En las ciudades ajenas a la nobleza, se daban luchas de bandos-linaje por el poder. La
reforma de los RR.CC. suavizó esta lucha.
Otros estudios enfatizan la lucha entre diferentes grupos sociales, es decir, entre el
común y las oligarquías. Destaca el estudio de los conflictos de los habitantes de las
tierras de las villas con los gobiernos locales, quienes los marginaban del poder. Este
grupo era muy heterogéneo. Este grupo “aldeano” cuestionaba sistemáticamente las
decisiones del gobierno local a través de juntas y asambleas donde elegían procuradores
que llevaban los agravias tratados en ellas a la ciudad
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Y devolvían las respuestas. Solía siempre haber discrepancias, que muchas veces
llegaban a los tribunales. Las disputas solían girar entorno al pago de impuestos,
aportación a la defensa… La incorporación de las aldeas al termino de la villa solían ser
un medio de defensa de la violencia sensorial que sufrían, pero cuando esta acabó se
hegemonizó el discurso anti urbano. Esta lucha no fue así en todos los lugares, sino que
la política general la aumentaba o la disminuía. En Vizcaya fue así por la inserción de la
Tierra Llana, mientras que en Álava y Guipúzcoa aumentó el territorio de las ciudades.
Otros estudios analizan el lenguaje político entre la nobleza urbana y la sociedad
política. Cuenca por ejemplo supo salir de la subordinación en un contexto de
usurpación señorial y centralización real. Sus discursos se fundamentaron en que el
monarca es el representante de la comunidad política, y por parto está sujeto a la
valoración de esta. Destacan las palabras servicio/deservicio al rey, a la ciudad y a la
comunidad, así como el bien común, equivalente al buen gobierno y la justicia. Estos 4
conceptos era el armazón ideológico que legitimaba las acciones políticas, todo ello
cargado de un sentido afectivo (afección, buena voluntad, amor, debdo…). En
definitiva, cuenca supo aprovecharse del discurso para hacerse respetar por nobleza y
monarquía.
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Otro estudio trató el desarrollo de las plazas públicas como espacios políticos. Eran
espacios sin un patrón determinado. Normalmente solían ir acompañados de un
mercado, y eras las autoridades las que promovían la formación de espacios comunes.
En los centros urbanos pequeños estos espacios se convertían en la plaza pública, pero
en las grandes ciudades este concepto de espacio público estaba disputado por otros
espacios, lo que dificultó esta labor política.
Las funciones sociales de la plaza pública eran mercantil y propagandística. También
era el centro de distribución de la información local y de ocio y celebraciones.
Todas estas funciones, promovidas por el poder local, respondían al deseo de este de
transmitir su buen hacer, para lo que también construían pozos y otras infraestructuras.
El concejo aspiraba generalmente a alcanzar grandes consensos que legitimasen a los
gobernantes locales
Otros estudios analizan la ideología y valores del patriciado urbano, concretamente el de
Salamanca entre el XIII y XV. La instauración del Regimiento trajo la diferenciación
entre la élite de gobierno y el resto de los caballeros así como de la eliminación de
cualquier oposición proveniente de asambleas vecinales.
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Las élites locales se caracterizaban por su riqueza y se desvinculaban sistemáticamente
de otros grupos sociales, con una ideología de superioridad., destacando su
autodenominación como principales y sus casas y vestimentas. Aplicaban la violencia
para hacerse con tierras de campesinos pecheros. En el ámbito local, construyeron torres
y fortalezas. En cuanto a la relación entre patricios y baja nobleza (caballero, escudero
hidalgo). La nobleza se aliaba con el campesinado pechero para hacerles frente. Muchas
veces los conflictos entre pecheros y estos se daban sin violencia y se hacían tener en
cuenta por medios pacíficos.
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El conflicto dinástico castellano alineó a los bandos urbanos con las fuerzas foráneas del
reino, lo que ahondó el conflicto interno. La pacificación de Salamanca propició la
destrucción de los bandos.
En otros estudios se analiza la conflictividad por el control de los cargos concejiles y los
asuntos económicos, sobre todo en cuanto a las actividades ligadas al mar. Esto llevó a
la formación de cofradías, lideradas por élites villanas, lo que a su vez es daba voz.
Regularon toda actuación que fuera contra sus intereses mediante ordenanzas concejiles.
Otro ámbito de conflictos se dio por el control del puerto de Pasajes para monopolizar
esos aranceles, interés que chocaba con el de los trabajadores, que preferían más
actividad.
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Sinceramente aquí suelta una chapa que no termino de entender, especialmente no
entiendo su relación con la identidad urbana
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En el siglo XV desapareció las parroquias como elemento identitario. Las casas
familiares asumieron un mayor protagonismo y jerarquizaban la sociedad. Tampoco
entiendo muy bien qué quiere decir en esta parte.
En Burgos, los rasgos identitarios de las élites eran el dinero, la influencia, el modo de
vida… pero el acceso a esta élite era tan reducido que ni siquiera la riqueza lo
aseguraba.
Las élites se aseguraron el control de los cargos públicos a través del sistema de
renuncias, donde ellos decidían quien entraba y quien no. A pesar de las divisiones
dentro de las élites, manifestadas por ejemplo en la lucha de bandos, esto no impidió la
actuación de estas élites en bloques, pues había unos mínimos de convivencia y
seguridad que les permitían actuar como ciudad en el exterior. Generaron una
convivencia e idea de comunidad, a través por ejemplo de los habitus. Eran modelos de
comunidad generados por los dominantes. Estas acciones se sustentaban en el bien
común y en su carácter ejemplarizante, sin importantes conflictos entre clases, sino que
más bien estos conflictos se daban entre los dominantes por el poder, sin implicar a la
comunidad.
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El discurso político de la clase dominante iba dirigido a legitimarse como instrumentos
del bien común y ejemplos a seguir. En definitiva, el estudio sostiene que la
construcción de identidades se daba desde arriba y se basaba en una relación de interés
con los dominados.
Dentro del discurso de la ciudad, los musulmanes y judíos eran apartados, pero
formaban parte de la identidad (Santiago matamoros) y las élites controlaban sus
asuntos. (se pasa algún párrafo hablando de minorías)
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Algunos estudios en Cataluña demuestran que la memoria, los valores y los discursos
eran importantes para la identidad urbana. Los privilegios, de los que se veían parte los
vecinos, también eran una parte importante de la identidad por la idea de que atraen
pobladores y riqueza, esta última demostrada en las celebraciones. La consolidación de
linajes en el gobierno urbano provocó tensiones, con otros linajes rivales que apelaban
al bien común para su pujanza.
El poder urbano influía en las decisiones de los monarcas aragoneses a través de
representantes urbanos en las cortes.
En cuanto al sur de Valencia, su identidad vino marcada por su situación fronteriza con
castilla y el islam, así como con la población musulmana en su interior.
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Estos elementos, sumado a la pervivencia de ciertos elementos castellanos marcaron la
identidad de estas élites, que cambió mucho tras su adscripción a Aragón.
La memoria viene determinada por los grupos sociales, no por los individuos. En
Zamora, por ejemplo, un escritor trató de crear una identidad vinculada a un pasado con
Numancia, haciendo énfasis en este pasado, el entorno geográfico, los orígenes antiguos
y los actos valerosos contra los moros, así como sus reliquias. Estas ideas formaron
parte de la identidad zamorana hasta hoy en día.
En este estudio se pone también de manifiesto la variedad regional de la construcción de
identidades y la complejidad de estos fenómenos de construcción de identidades y
sociedades urbanas.

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