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Toledano-Acosta A, et al.

Lactancia materna en COVID-19

Lactancia materna en COVID-19

Breastfeeding in COVID-19

Lactancia materna: Contexto en la pandemia de la COVID-19

Breastfeeding: Context in the COVID-19 pandemic

Toledano-Acosta Arturo 1a

Barranco-Cuevas Irma Aidé 1b

Ortiz-Ramírez Gisela 2c

1
Instituto Mexicano del Seguro Social, Unidad de Medicina Familiar No. 7, Coordinación

de Educación e Investigación en Salud, Puebla, México


2
Instituto Mexicano del Seguro Social, Unidad de Medicina Familiar No. 55,

Departamento de Medicina Preventiva, Puebla, México

a
https://orcid.org/0000-0002-1934-2989
b
https://orcid.org/0000-0002-4634-0487
c
https://orcid.org/0000-0002-3485-4595

Comunicación con: Irma Aidé Barranco Cuevas

Teléfono: (222) 525-8711

Correo electrónico: aidebc@hotmail.com


Resumen

La leche materna es el alimento ideal para el recién nacido, contiene los nutrientes

exactos que requiere, además provee numerosos beneficios para el lactante, uno de

ellos es el inmunológico, ya que las inmunoglobulinas que contiene brindan protección

frente a los patógenos contra los que van dirigidas, que son aquellos a los que la madre

estuvo expuesta en el periodo prenatal. A inicios de 2020 el mundo se vio sumergido en

la pandemia COVID-19, la cual afectó incontables actividades de la vida diaria, entre las

que se incluye la lactancia materna, inicialmente surgió la gran incógnita sobre si esta

era una forma de transmisión perinatal de la enfermedad, en algunos países se llegó a

contraindicar que las madres enfermas por COVID-19 alimentaran al seno materno a

sus hijos, sin embargo, otras organizaciones fueron más permisivas alentando no

suspender la lactancia materna; en este contexto no estaba claro que recomendación

era la más acertada; posteriormente se añadió otra incógnita igual de importante, la

cual era si la vacunación contra SARS-CoV-2 debía aplicarse a embarazadas y si los

anticuerpos creados por la aplicación de la vacuna alcanzaban leche materna

ofreciendo así protección al lactante. En este trabajo se revisan las recomendaciones

que se han dado través del tiempo respecto a la lactancia materna en madres enfermas

por COVID-19 y como es que la vacunación a embarazadas ofrece también beneficios

al lactante frente a esta enfermedad.

Abstract

Breast milk is the ideal food for the newborn, it contains the exact nutrients it requires, it

also provides numerous benefits for the infant, one of which is immunological, since the
immunoglobulins it contains provide protection against the pathogens against which they

are directed, which are those to which the mother was exposed in the prenatal period. At

the beginning of 2020, the world was immersed in the COVID-19 pandemic, which

affected countless activities of daily life, including breastfeeding. Initially, the great

unknown arose as to whether this was a form of perinatal transmission of the disease; in

some countries it was even contraindicated for mothers sick with COVID-19 to

breastfeed their children; however, other organizations were more permissive,

encouraging not to suspend breastfeeding; In this context, it was not clear which

recommendation was the most appropriate; later, another equally important question

was added, which was whether vaccination against SARS-CoV-2 should be applied to

pregnant women and whether the antibodies created by the application of the vaccine

reached breast milk, thus offering protection to the infant. This paper reviews the

recommendations that have been given over time regarding breastfeeding in mothers

with COVID-19 disease and how vaccination of pregnant women also offers benefits to

the infant against this disease.

Palabras clave: Lactante; Lactancia materna; COVID-19; SARS-CoV-2; Vacunas

Keywords: Infant; Breast feeding; Coronavirus Infections; COVID-19; SARS-CoV-2;

Vaccines
Introducción

La leche materna es un bio fluido (mezcla ideal de nutrientes, componentes celulares y

moléculas bioactivas) que resulta de una combinación compleja de distintos procesos

fisiológicos en la glándula mamaria, los componentes de esta son variables a través del

tiempo y están determinados por la dieta, edad y salud materna, así como de los

requerimientos del recién nacido y lactante según sus características; muchos la

describen como ‘’el elixir de la vida’’.1, 2, 3, 4

La OMS recomienda iniciar la lactancia materna en la primera hora posterior al

nacimiento y debe mantenerse como alimentación exclusiva del lactante hasta los 6

meses de edad para continuarse de manera complementaria hasta los 2 años.3, 5

En México la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición del 2018 (ENSANUT 2018)

reportó una prevalencia de lactancia materna exclusiva de 28.6%, un aumento

considerable comparado con el obtenido en 2012 que fue del 14.4%.6, 7

Para que se lleve a cabo la lactancia materna se requiere de diversos mecanismos a

nivel endocrino, de manera sintetizada, cuando ocurre el parto la progesterona y

estrógenos decaen abruptamente, estas hormonas en etapas previas ejercían oposición

sobre la prolactina, ya sin estas, la prolactina estimula la alfa lactoalbúmina y la lactosa

sintasa provocando así la producción de leche materna; al igual que sus contrapesos, la

prolactina también disminuye posterior al parto y se mantiene regulada negativamente

por el factor inhibidor de la prolactina (dopamina) en el hipotálamo, sin embargo, esta

inhibición es intermitente y con cada succión ejercida por el lactante disminuye la


dopamina y aumenta la prolactina; la succión también provoca la liberación de oxitocina

por la neurohipófisis, la cual tiene una función primordial en la eyección de la leche al

producir contracción de las células mioepiteliales en los alveolos y conductos lactíferos,

este mecanismo constituye un reflejo neuroendocrino conocido como ‘’reflejo de bajada

de la leche’’.1

Uno de los tantos beneficios de la lactancia materna es su papel inmunológico; contiene

factores (inmunoglobulinas, interleucinas, sustancias antibacterianas, etc.) que

protegerán al neonato a la espera de que su sistema inmunológico madure. Dentro de

las inmunoglobulinas que contiene están la A (en su mayoría) y G, dirigidas

principalmente contra agentes infecciosos a los que se expuso la madre en la etapa

prenatal.2 Un reflejo de este papel es que la alimentación al seno materno reduce la

mortalidad neonatal a 22% gracias a su efecto protector para enfermedades infecciosas

de vías respiratorias y de tracto gastrointestinal, los niños alimentados al seno materno

por al menos 4 meses tienen 72% menos riesgo de ser hospitalizados por infección de
5, 6, 8, 9, 10, 11
vías respiratorias y en términos generales presentan menos morbimortalidad.

Una de las contraindicaciones (con excepciones puntuales) para que se lleve a cabo la

lactancia materna es la infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), sin

embargo, no todas las infecciones virales son sinónimo de contraindicación, tal es el

caso del citomegalovirus y los virus de la hepatitis B y C.1

Aparición de la COVID-19 y su influencia sobre la lactancia materna

A finales del 2019, en la ciudad de Wuhan, capital de la provincia de Hubei, China,

surgió un brote de neumonías atípicas de etiología desconocida hasta ese momento, se


trataba de una enfermedad producida por un nuevo coronavirus que posteriormente

recibiría el nombre de SARS-CoV-2 y la enfermedad que causaba se denominó COVID-

19, rápidamente el virus se extendió por todo el mundo y el 11 de marzo del 2020 la

organización mundial de la salud (OMS) declaró a la COVID-19 como pandemia. 3, 4, 10, 12,
13, 14,15
En México al día 11 de enero de 2022 se registran 4,170,066 casos positivos y

300,574 defunciones acumuladas a la fecha.16 En la semana epidemiológica 01 de 2022

se registra a la COVID-19 como la tercera causa de muerte materna (causa indirecta). 17

Desde el inicio de la pandemia las pacientes embarazadas se consideraron de alto


12, 13, 18, 19, 20
riesgo y, si se habla de embarazadas, indiscutiblemente tiene que hablarse

del feto, recién nacido, lactante y la probabilidad de transmisión madre-hijo, en general,

una de las vías de transmisión perinatal es la lactancia materna, en el caso de la

COVID-19, al inicio de la pandemia, no estaba claro si la lactancia por parte de una

madre infectada por SARS-CoV-2 podría ser una vía de transmisión.3, 10, 11, 13, 15, 21, 22

En junio 2020, en el comentario editorial ‘’Breast Milk and COVID-19: What Do We

Know?’’, Kimberlin y Puopolo mencionan, de manera muy acertada, que la pandemia de

la COVID-19 representa, o principalmente lo representó al inicio, un gran desafío para

la lactancia materna8 y aunque actualmente la evidencia es vasta al respecto las dudas

persisten.

Material y Métodos

Se realizó una búsqueda de literatura, principalmente en los buscadores de PubMed,

JAMA, Revista médica del IMSS (Instituto Mexicano del Seguro Social), sobre la

COVID-19 y lactancia materna. Para la estrategia de búsqueda se utilizaron como


palabras clave COVID-19, SARS-CoV-2, breastfeeding, newborn, vaccines, lactancia

materna. Se incluyeron artículos en ingles y español, de revisión, de investigación, caso

clínico y de opinión, además se realizó consulta en libros de ginecología-obstetricia y

páginas web oficiales de la secretaria de salud de México. En total se realizó revisión

bibliográfica de 33 documentos, dentro de los cuales 30 fueron publicados desde el

2020 a la fecha de búsqueda. La información más encontrada en la literatura hace

referencia a la gran incógnita al inicio de la pandemia acerca de si la COVID-19

materna era contraindicación para la lactancia, las recomendaciones para disminuir el

riesgo de contagio madre-hijo durante la lactancia, la necesidad de no interrumpir la

lactancia por mayor beneficio que riesgo, tratamiento de la COVID-19 en madre lactante

y la posibilidad de protección a neonatos y lactantes vía lactancia en madres que fueron

vacunadas durante el embarazo contra SARS-CoV-2.

Resultados

En las fuentes consultadas encontramos 2 vertientes de recomendaciones sobre

COVID-19 y lactancia materna, las restrictivas y las permisivas, las primeras se dieron

principalmente en los primeros meses de la pandemia cuando la información no era tan

abundante y aunque la evidencia disponible hasta entonces no demostraba que la

lactancia materna fuera una vía de contagio de la COVID-19 algunos prefirieron no

correr el riesgo, las segundas surgieron casi a la par, fundamentadas también en la

evidencia disponible, que al igual que las anteriores tampoco era abundante.
Recomendaciones conservadoras

Desde inicios de 2020 ya se había demostrado en una cantidad considerable de

estudios científicos que la leche materna de madres enfermas por COVID-19 no

contenía al virus SARS-CoV-2 y que, por tanto, era muy difícil que la lactancia materna

constituyera una vía de transmisión perinatal del virus, 11, 12, 15, 18, 21, 23
sin embargo,

aunque en mucha menos cantidad, también había otros estudios que intentaban

demostrar lo contrario y otros que documentaban infecciones neonatales en donde no

quedaba claro si la lactancia materna jugó un papel directo, 4, 11, 13, 15, 22, 23 debido a estas

inconsistencias y prefiriendo un enfoque más conservador (aunque primando la salud

del neonato) instituciones como la Academia Estadounidense de Pediatría (AAP) en

abril del 2020 recomendaba en madres sospechosas o confirmadas para COVID-19 la

separación temporal del neonato tras el parto, la lactancia debía realizarse de manera

indirecta con la madre extrayendo manualmente la leche (previo aseo adecuado de

manos, mamas, extractor y usando cubrebocas) y posteriormente ministrándola al

neonato por algún cuidador o personal de salud.4, 23 Recomendaciones muy similares se

incluyeron desde el inicio de la pandemia en los protocolos de atención de países como

Japón, Filipinas, Indonesia, Tailandia e India; casos más restrictivos se presentaron en

China y Malasia en donde, además de la separación madre neonato se recomendaba

no alimentar al bebé con leche materna extraída manualmente, sino con sucedáneos y

que la reintegración del binomio debía darse hasta que la madre contara con una

prueba de detección de SARS-CoV-2 negativa.9, 15, 23

En México, a mitad del 2020, Uscanga Carrasco y cols., en la discusión del caso clínico

‘’Primer neonato de madre con COVID-19 en una unidad de tercer nivel’’ sugirieron que,
por falta de evidencia en ese momento, lo adecuado era mantener al neonato separado

de la madre con COVID-19 para disminuir el riesgo de contagio.21

Recomendaciones más permisivas… y vigentes

En mayo 2020 la OMS publicó su guía para el manejo de la COVID-19 en dicho

documento se encuentra un apartado específico sobre la alimentación de los neonatos

y lactantes hijos de madres con COVID-19. 9, 24


La OMS únicamente recomendaba la

separación madre-neonato en madres enfermas con un cuadro clínico moderado a

grave el cual fuera un impedimento para la lactancia per se, en caso de que la lactancia

fuera posible (madre dispuesta, infraestructura adecuada, capacitación correcta) se

alentaba el no suspenderla, eso si, inequívocamente manteniendo las medidas de

protección habituales (adecuado lavado de manos) y agregando el uso de cubrebocas,

además de incentivar el contacto piel a piel y el alojamiento conjunto posterior al

nacimiento,9, 11, 12, 15, 19, 20, 23, 25


las recomendaciones anteriores se justificaban por la

evidencia que demostraba que la lactancia no constituía una forma de contagio del

SARS-CoV-2, esto quedó claro tras diversos estudios en donde se efectuaron pruebas

PCR a la leche materna de madres con COVID-19 en donde la mayoría dieron

resultado negativo y los casos en los que el resultado fue positivo eran escasos, 4, 9, 12, 15,
18, 26
además de que aparentemente, la COVID-19 suele manifestarse de forma leve en

la mayoría de neonatos que contraen la enfermedad, sin restar importancia a los

beneficios que provee la leche materna al recién nacido en comparación con los

sucedáneos.4, 5, 9, 10
De la misma manera que la OMS, el centro de control de

enfermedades (CDC) en Estados Unidos de América, otro organismo que emite


recomendaciones y que suele tomarse como referencia a nivel internacional, ha emitido

recomendaciones muy similares recientemente (al inicio tenían un enfoque más

conservador).4, 11

COVID-19, salud mental y su influencia sobre la lactancia materna

Mujeres en periodo de lactancia indudablemente se ven enfrentadas a cambios en su

estilo de vida, que añadiendo el temor real de la probabilidad de contagio de COVID-19

en el embarazo o de la posibilidad de transmitirlo al recién nacido de manera no

intencional, hace que las embarazadas sean especialmente vulnerables a deterioro de

la salud mental como la depresión y, enfocándonos a la lactancia, este deterioro de la

salud mental favorecería el abandono de la lactancia materna; 4, 5, 11, 27


reflejo de esto

fueron los resultado obtenidos por Brown A y Shenker N en su estudio ‘’ Experiences of

breastfeeding during COVID‐19: Lessons for future practical and emotional support’’ en

donde aplicaron una encuesta a 1219 mujeres con hijos en periodo de lactancia (0-12

meses), de las cuales 230 habían dejado de lactar (18,9%), de ellas el 70,3% lo

atribuyó a falta de apoyo por el personal de salud, el 20,9% al temor de contagiar a su

hijo por la leche materna y 6.5% por síntomas de COVID-19.22

Lactancia materna y tratamiento antiviral para la COVID-19

En México, el único antiviral recomendado en la ultima actualización de la ‘’Guía clínica

para el tratamiento de la COVID-19 en México’’ es el Remdesivir, el cual tiene actividad

eficaz en contra de la replicación del SARS-CoV-2. 13, 28 Respecto a la lactancia, aún no

hay cantidad suficiente de evidencia sobre el uso de Remdesivir en madres lactantes,


sin embargo, debido a las características farmacocinéticas es poco probable que

cantidades clínicamente relevantes del fármaco alcancen la leche materna, aunque de

llegar no hay reportes de efectos adversos en los pocos casos en los que se ha

administrado Remdesivir a niños como tratamiento para Ébola y COVID-19.4, 29

Anticuerpos contra SARS-COV-2 en leche materna en madres que padecieron o

se vacunaron contra COVID-19

Los estudios realizados al respecto han demostrado que cantidades variables de

inmunoglobulina A anti-SARS-CoV-2 llegan a la leche materna en los casos en que la

madre haya sido expuesta (infectada) al virus de manera natural y también en casos en

los que las madres fueron vacunadas, de hecho, tal situación resulta beneficiosa para el

recién nacido y lactante al conferirle protección frente a la COVID-19 y aporta una razón

más para no desalentar la lactancia materna.4, 15, 23, 25

Desde mayo del 2021 la secretaria de salud en México recomendó la aplicación de

vacunas anti-SARS-CoV-2 a todas las mujeres embarazadas a partir de la novena

semana de gestación con cualquier biológico disponible en el país, lo que disminuiría

considerablemente la morbimortalidad materna y neonatal por COVID-19.30

En la revisión sistemática ‘’COVID-19 vaccination in pregnant and lactating women: a

systematic review’’ Falsaperla y cols. evaluaron distintos estudios de vacunas de tipo

mRNA (ácido ribonucleico mensajero), en sus resultados obtuvieron que las vacunas de

tipo mRNA son completamente seguras para las mujeres embarazadas o que se

encuentren lactando y que los anticuerpos que se producen con la vacuna son capaces

de llegar a leche materna, por tanto al recién nacido y lactante, aportándole así,
además de nutrientes, anticuerpos anti-SARS-CoV-2 que tendrán un papel primordial

en la prevención de la COVID-19 en este grupo de edad; 31 resultados muy parecidos

obtuvieron Shook y cols en el artículo de revisión ‘’COVID-19 Vaccination in Pregnancy

and Lactation: Current Research and Gaps in Understanding’’ publicado en septiembre

del 2021.32

Haia y cols en el artículo ‘’SARS-CoV-2-Specific Antibodies in Breast Milk After COVID-

19 Vaccination of Breastfeeding Women’’, estudio prospectivo de cohorte publicado en

la revista JAMA en abril del 2021 realizaron la detección de anticuerpos anti-SARS-

CoV-2 en 504 muestras de leche materna provistas por 84 mujeres vacunadas con

Pfizer-BioNTech, reportaron que 61,8% de las muestras analizadas contenían IgA

específica anti-SARS-CoV-2 dos semanas posteriores a la aplicación de la primera

dosis de vacuna y 86,1% la tenían una semana posterior a la aplicación de la segunda

dosis.33

Conclusión

La pandemia COVID-19 representó un gran reto para la lactancia materna, la duda

inicial de si constituía una forma de transmisión perinatal estaba muy presente y no

fueron pocos los países que recomendaron suspenderla para evitar riesgos, no

obstante, con el paso del tiempo la evidencia sustento que la probabilidad de encontrar

al virus SARS-CoV-2 en la leche materna era escasa, por tanto, lo más acertado es

continuar la lactancia materna y contacto piel a piel manteniendo las medidas de

protección, que van desde la higiene de manos y otros utensilios a utilizar hasta el uso

de cubrebocas por parte de la madre; de la misma manera, quedó demostrado que la


vacunación frente a la COVID-19 en embarazadas no solo brinda protección a éstas,

sino que posteriormente le va a brindar una protección igual de importante al recién

nacido y lactante a través de la alimentación al seno materno, situación que puede ser

de utilidad al constituir un aliciente para las embarazadas de que acudan a vacunarse,

por seguridad propia y de sus hijos.

La seguridad de la leche materna en el contexto de algunas enfermedades ha sido

puesta a prueba ya en algunas ocasiones (VIH, tuberculosis, etc.), pese a esto, sigue

quedando bien fundamentada la gran aportación que brinda a la prevención primaria y

que los beneficios de esta superan por mucho los riesgos. Por lo tanto, de acuerdo con

lo sustentado en esta revisión, se debe continuar promoviendo la lactancia materna a

todas las pacientes, aún en madres enfermas con la COVID-19, con la única excepción

en aquellas en las que el cuadro les impida realizarla satisfactoriamente.

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