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be OS ea i PUBLICACIONES DE LA / LAD " ESCUELA DE ESTUDIOS HISPANO.AMERICANOS isei0 we nas Co es DE SEVILLA IN geneealeatlogo 393 ry 4 Les noticias, aertos y opiniones coatanidos en este. ssV¥ > trabajo son de Ia exclusiva responsabilidad de los Suiores. La Esouela de Estudios Hispano-Americanos Sulio-diciem blo reqponde el staré cient de sus publicacions. lig-diviemore ecsie, ISSN. 0210-5810 IPO: 179-98-015-5 Depésio legal M-538-1258 ‘Maquetaeion: Juan Cares Maraez Gil Impresiéa: ELAdalid Seifico, S.A. lnnpeeso en Espatie Printed in Spain EIA. — Alfonso XU 16— Se SEVILLA, 1998 ANUARIO DE ESTUDIOS AMERICANOS Francisco Castillo Meléndez Amonia Guliénez Escudero oss 1. Herancez Palomo Sylvia L. Bila 1 Rat Novaro Greta ‘Solange Alber ‘Mancel Atedntara Jose Alcina Feanch, Kenneth J Andria Carles Sempst Assadousian (Cannes Bermand ‘Maria Caballero Jotn Edit John Fisher Josep M, Fradera Giistine Gare Bernal Pilar Gara Fran Jaa Gi-Beriejo Gara Suan Git Direcrona Rosario Sevilla Soler SECRETARIA Berta Ares Queiia Conss10 De REDACCION Javier Ona de In Tabla Ducasse [NE Josina arabia Viejo ‘Consuslo Varela Buene Enriqueta Vils Vise Consero asesor Bla Gonzales Allan J Kathe ‘ecard Lavalle ‘Aseida Lavin ‘Alfredo Loper Austin “ows Leis Mora Mérida Alfredo Mecano Cebriin CContvelo Naranjo Orovio Tus Navaro Garcia ‘Anas Peat: Dutton “fort Fietechmane Barbara Pochast, Pilar Senchfe Ochoa Hernin Aadebal Siva [RESERVADOS TODOS Los DERECHOS Sumario ‘CHEERING CARO LOPEZ brarse si [as consecuencias eran el hundimiento de las viejas normas mora- les. Asf se entiende el desasosiego de un humanista, que intentaba imponer los ideales erasmistas en un dmbito ya de por sf prablemtico como podia serlo el de Europa en la primera mitad del siglo XVI, y que debfa hacer ‘cuentas con una realidad absolutamente nueva y ademas imprevista de todo punto. No cabe asombrarse entonces si la via seguida para intentar com- render lo nuevo consistis en reducir los problemas a los contenidos y a las, formas del mundo ckisico. Eso es lo que ocurrié en el episodio del Villano del Danubio y en ta literatura que de ese texto tomaba inspiracisn. 458, «Los vasallos se desentrafian por su rey”: notas sobre quejas de curacas en el Pert del siglo XVIE José de a Puente Brunke Pontificia Universidad Caslica det Pers ‘sartiuta ex fandamentado en diversas qugjosy petcions formas por curacas “almonaiwe ene eurso dela segunda rad del sigio XVI, yespeeffcamente en as aes a1 gaoy de 1660, Ux punco importante que se aborda es el de ta poltca educa de fos ae eedidesvrmnates com espectoatoa “his de cacigues", partir de una revi de que~ Jer ca tomo al fincrnaniona Get limeto Colegio del Britt, drigde por Compan de aoe Od pretoiid la Corona a naar ela adacin de colesios para hijos de ce FeISy SBtonos panels cumplleron la meas gue te es ero8? Si bien estas dos preutan He bre todo ta primera han sido contests porolgunos autores, los tations gue rosentenos pueden plantearnos también oto interrgantes, come el referdo ala sneer are teic conversion ol enstanssma de os curacas cys palabras recogemos. Adem, ot ae gofrece algunos tetdmonias que pusten nada @conacer mejor as divraas fcetos reteso nel Pert colonial ~yen especial ene siglo XVI— lafigura del cura ‘Los curacas y su autoridad en el Peré colonial La figura del curaca sufri6 en ef Pert colonial grandes transformacio- res: son muy notables las diferencias —tal como han sefialade diversos auto~ fos que pueden advertirse entre el curaca prehispénico y el colonial, Este ‘iltimo gozaba, en principio, de una “doble autoridad”: si mantenfa su presti- gio entre la poblacidn indigena era porque ésta le reconocfa una autoridad “Sgndina”, que era distinta ala que le otorgaba el sistema administrativo colo- nial, el cual vio en los curacas 3 los mejores “mediadores" entre espafioles € indigenas. Ademés, la calidad de curaca no era hereditaria en tos tiempos prebispinicos, de modo que éstos no eran estrictamente “seflores”, si por {ules entendemos a quienes reciblan esa denominacién en la Europa feudal.* 7 Uns vein prelninr de ee jo fo pestaca ene IV Congreso ftemaionl de tvhisonia steal spLina gs 6128 227 def de 199, RSE GY, Frankie hres, prc 9 vues. Lin, 1952, igs (28-129 y 199 Un boon eagle sine mos qe se fran char él conencnto que tein fos espafaes cecal comeespolan set on anjre medoderes nell 3 fa pobiacen ann fo Saeed Sica Pein en as gu eof al mod e ese pia fw GUE es ec oa 25 dora que se porn cesta solo won qe sen competes eee Glguere Coca ponue de clio enden os dnd (layne mart), Sloe asin de Poe non, Main, 161. eo apa XXVE 19. 459 JOSE DE La PUENTE BRUNKE De acuerdo con el sistema establecido por los esparoles, en cambio, Jos curacas fueron instauradas como funcionarios hereditarios y se les dots de diversos privilegios. Asi, por ejemplo, se les exoner6 del pago del tribu- to y —a diferencia de los “indios tributarios"— tenfan toda la capacidad ‘para efectuar transacciones econémicas en ta sociedad hispano-peruana sin previo permiso de las autoridades. En el fondo, cl ordenamiento colonial ‘torg6 a los curacas y a sus deseendientes una posieién andloga a Ja de los hhidalgos en la Espatia peninsular, Fn retribuciéa de ese status preeminen- te, cl curaca quedaba obligaclo —entre otras cosas— a responsabilizarse de Ia cobranza del tributo indégena? Tgualmente, desde los inicios de ta colo- nizacién se vio como prioritasia la labor de adoctrinamiento de los curacas fen la fe cristiana, considersindose que de ese moda se producitia mas efi ‘cazmente la propagacidn del Evangelio al conjunto de la poblacién indfge~ na, en virtud del prestigio émnico del gue aquéllos gozaban. Asf, los curacas tenfan reservados asientos especiales en los templos, con el fin de dotar de Ja mayor notoriedad a su préctica cristiana, Igualmente —como afiema ‘Scarlett O' Phelan— “estudios y ordenacién fueron privilegios con los cua {es se favorecis selectivamente a los hijos de los caciques pertenecientes a les principales lingjes".* Precisamente la posibilidad de Ja ordenacién sacerdotal fue, en principio, uno de los propésitos que movie « a funda cidn de los colegios de hijos de caciques.* Si bien en el propio siglo XVI no dejaron de oirse voces entre los cespatioles, que se manifestaban en desacuerdo con los privilegios otorga dos a los curacus y que sostentan que no debia hacerse ninguna diferencia, entre ellos y la poblacién incigena en general,’ lus sucesivas normas lega- les reafirmaron el status preeminente que desde los inicios de Ia coloniza- Spang, Karn: De ind a cmpesin. Cambio ex carci toca de er colonia tims, 1974, pags 3728 TS eian Gey Scala: La gan bein lc Andes. De Tapar Amano Tue Catt Cosco, 195, pgs 399 S081 Sn cargo and emo algos de oe press dads ats SeSta enon Reoronsesindon tan stain de arbi a espe que uo et — tal SSROSEENTT poops Sees O lan en el ongen de aasaas de ls conpiocionso olor: ES AS cava sors cate, ny 2 pcre el sil VIL om, pig. 29 Gilson Peco Pour sta educa ta Fed clot hanes e hssoriogan eSrica, KOT, 0 2, Lia, (93, pss. 277 “for cena dum de suenz nasfest mi neat opiniones con respects eure ‘eas comin questo Oe pen ingens con uc yfere®” sas expretiones FESRRecee dices por Sutveno Pari, gon tba rong inl sot em an pel {2a Paraguay pts gules sean eat apne fs pivegios da os cares, qe —en $199 ‘ge tae indigenaseaahan tenon para "ebadecer y ser” gor gol Sold: Police Ian, is TL EVE eis 79 8 460 Novas SOBRE QUEIAS DE CURACAS EN HL FER DEL SIGLO XVIt eign se les habia dado, Ast, por ejemplo, el virrey margués de Montesclaros eiShaoefa en sv memoria de gobiemo que los curacas eran sefiores de infe- ioe condicién que los ineas, pero “superiors a otros particulares".” La politica educativa con respeeto a 1s hijos de euraeas: ‘el caso del Colegio del Principe La creacién del Colegio y su propésito: De acuerdo con el papel que Ia administracién colonial otorgs los ‘garacns,y a la “nobleza indgena” en su conjumto, se vio como necesario, saage Tos primeros tiempos de Ta colonizaciOn, dotar a aguéllos de una sate ecto expecializada”. Ast, ya en 1573 Felipe 1 ordend al virrey “Tuedo que ereara en el Peri colegics para “bles indios”* Dicha disposi- sn, ae vio complida y varias dcadas después, en 1616, Felipe Il ri: cen mesa orden al vitrey principe de Esquilache? Incluso los propios caci- | Feces MA Menor dls ioe qe a gbema Pek darn eno de otro tle ti de} Lim 123 oe 969 See a eee er ene cdemnion cpatol-conses teguepacomo adn conina leas acon pei cls aia Dement see et aenclperine Eto sr jr, Seis, TT. Se reer eemenal en Pes cote XVI ena 9 ome fg 39-29, Doe presage iy Tot Soe ia te eo xh de coon pred i, po OW Fe ator gcse spun do Je os pola noe L,Y Qe 2 te te sparse a vem: Dc eet ata To ND Ck cn ay pe ean reve or iyo ee Fan eee ced Urata Sn cargo, clegn univer” ane evo did, ot aaa ears Sis cn Cie Arad Matin Fenda de: Cran dl Prd Fen es oa Ents que eco oe quel ine Tld> enc Foe ee et Caged ar Universidad x Sue Maco. Ce Ces Aiport, ‘Mui: "bt Colpi d Cosise ae ae eal dele Macon Lita, 1977, pg. 6, Egiguon, Cais Antic: Ana erin te eda de Sov Marco (155-1579), Lia, 935, p39, Pe to a, ae ore legd egios revs po Todo Von dora eae ti eres sh a a ee debe vey yl abun de Lim, i OP: La gran reba Ce a cgends por eed ar os dos cle, bes gue lpi a ur nee ie ecan epic Livia, el oe habia cide esored Stn ae erro Rogue eV Sep fo eal po el VTE, de 8 See a posses en bet des cases clei pra is dec aa ee Dues Co: Poet Bote, lot dex: Enconindy enced a er See ee ie net cota Sev 1992p 361 y #93: Vie, Coe eo i cdaccln eran abc colonial, i, 1965, pg, 126-127 eee elses de on ioe de a nbles bog aie 461 1036 DELA PUENTE BRUNKE ques del Cuzco habjan solicitado al monarea, en 1601, la creacién de un “colegio de los Ingas y curacas”, con el objeto de que Sus hijos fuesen ins- truidos en Ia fe catélica, y manifestando su deseo de que luego pudicran transmitirla a toda la poblacién andina.” Si bien la creacién de tales colegios fue tardia en el Peri —y se pro- dujo por reiteradas Grdenes de la Corona, 4 diferencia de lo ocurrido en México— debe sefialarse que a lo largo del siglo XVI dos instituciones religiosas destacaron por su especial interés en educar a la élite indfgena, as{ como por su mayor disposici6n para incluirla en sus filas: nos referimos alos franciscanos y a Ios jesuitas.” Fue en esa misma centuria cuando dos padres jesuitas redactaron las "regias y avisos" de las colegios para hijos de ceaciques que habrian de fundarse ". Fule durante el gobiema del virey Principe de Esquilache cuando se cred en Lima el Colegio del Principe, en el barrio del Cereado, al igual que el Colegio de San Borja en el Cuzco: ambos fundados para educar a ls hijos de caciques, con el propésito —segin sus primeras constituciones— de brindarles una instruceién completa, que les permitiera acceder vege a los colegios mayores y tener también, eventualmente, la posibilidad —como ya hemos indicado— de alcanzar la ordenaci6a saverdotal.” Segén lo sefialado por Xavier Alb6, las actividades en este tipo de colegios estuvieron centra- das en brindar a los alumnos una ‘“sétida formacién religiosa y moral”, teniendo en cuenta que se buscaba que fueran los futuros catequistas; igual- ‘mente, en esos planteles se debfa procurar que los alumnas conservaran las diversas costumbres propias de sus tierras, tanto en lo referido a su vesti- ‘monta cuanto, incluso, en lo tocante a la dicta alimenticia," todo lo cual les faciltarfa ta labor de transmisicn de la fe eristians a Ta poblaci6n indigena, EL Colegio del Principe fue fundado en 1618, y de ello dej6 puntual constancia el virey en su memoria de gobierno: “-)y as habiendo cuspid con lo que Su Majestad me maria y seriove de speobse lo ech dejo fundados en Sango del Cereado de esa ciudad, un Seminario part ios fe Caciques de ete Arzobspedo, cargo de los Pate de la Compania de Jess)" 1 bid pigs 1-52 Sopa its Kei Alb, ls francine fueos los prineoe on recog js de caigues ena Espasct pao despues en Mic, donde desde 1336 aan pen resis el clio de Tnellco™ ARS, Xavi "Teniosy cular Inlgnan Ped 15581000. 84 Scud mdtdoey eres de-acuircin' Anes Indipans, XVI, nM, 1986, Pat: esas" pp. 27% 13 Mace "Nota 462 mera antes rr [NOTAS SOBRE QUEIAS DE CURACAS EW EL PERU DEL sIGLO xVM Desde su fundacién, estuvo a cargo de la Compania de Jestis. Ya los jesuitas, desde los afos de gobierno del virrey Toledo, eran los encargados sre dacteina del Cercado, y fue precisamonte en ese barrio dande se fund ST sColegio de hijos de caciques”, con el propésito de que —en palabras jot eambién jesuita Anello Oliva— +.) er4adose con Ia doctrna y buena ensenanza de la Compa puedan después haus ans vaallos, poe el eopsguiente se islrumestos efcaces para desaeagar ta idol El virrey Principe de Esquilache no ocultaba su favorable opinisn con sespecto a la labor de la Compatiia de Jest: ) la Comptia de ess es do sume tlidad para todos los ists de la Religion, sigar taexttpacion de las Lola, como pars Inensefarzadefos Indios." En efecto, una de las razones inmediatas que Ilevé a fa fundacién del Colegio del Principe fue el interés de las autoridades por lograr ta definiti- vs extinpacién de las idolatrias. Tal como afirma el P. Vargas Ugarte, “i visita del idol puso de manifesto que uno de los mos paraexirpaia seria Iu ole focnacioneeligosa que ce diera aos eaiques y mandones de los mismos fndios por la much autodad que squaloseercian sobre és y el poder que habria. de tener ejemplo" ara el funcionamiento del Colegio se destiné una edificacién anexa la parroquia de Santiago del Cercado, que anteriormente habia alojado wn “hospital de indios", y se dispuso que para la manutenciéa de los alumnos se utilizasen los réditos de los censos de las cajas de comunidad y tos bie- nes de comunidad. El 1 de enero de 1619 el propio virey impuso en ta catedral de Lima, a los doce primeros alumnos, “la banda de tafetin car- mesi con las armas reales y Ins suyas”. En principio, podjan ser alunos de] Colegio los mayorazgos o herederos en cada cacicazgo, aunque tam- bien podian ser recibidos los dems hijos de caciques; en e305 casos, sin 16 Oiive $4 Analo: Mitora dit reno» provncne del Per de sus Incas Reyes. _Descaientoy Conga por lon expla den Corona de Cava, camara sngeardades Con mete x Histor Lita, 159.3. 208 1 Bones Henorlaton lg 120 Solace Pesce ans que endo a Lins 4c lst cleo #0 moe de acuerdo con gp 5 deco hues vido encore in Gos Jeo, po re tnt ase pra cca seg eget. x ds tesnorint ero fr egenenca Sera Paice Iona, i, XV no) 9 8. {3 Vzus Ugue 90, Reson ora dein Compote de Jens en el Po. Bags 193, ‘oo (4211690), pe 222 463 203# DE-LA FUERTE BRUNKE embargo, debfan ser mantentdos por sus padtes. Se dispuso que su estuviese compuesto por Ae inne Ademés de instruittos en ta Colegio era —como wiser, esonbae 9 eeu &lP. Vargas Ugarte—el de enselar on aun, octina eristians, el propésito del nos a leer, escribir y contar, a i ual que e] Wy al co ok cae ener ne se ere erage eh simwrtaa te lonial." Sin embargo, el Colegio del Prine a Sou 3 t¥0, por Lo genera rea a de alumos Lamayora decreed eye parecer, esto se debi funda. ne endmico, ya qu amon cn stmoo en i Colesosperabs a asfaracie cashes ae Quejas de curacas sobre su funcionamienty 1 Bion, pg. 20, 20 Vg Ue, nt Bago 1 207 SD; Hoa debe Compan eben Ha PAE 199 oe EST. [NOIAS SOBRE QUEIAS DE CURACAS EN EL PERI DEL SIGLO XViE pondian, frente a eventuales atropeltos que suféfan. Quiza una de las muos- tras mis notorias del ineonformismo de muchos curacas esté en el desarto- Ilo de la rebelién o conspiracicn de los eaciques de Linta en 1666. De ese suceso poco se sabe, pero no es muy aventurado suponer que respondié a una situacién social de tensién que se manifestaba en diversos lugares del virreinato.* Sin embargo, queremos aqui aludir a una serie de quejas rela. tivas a un punto conereto: cl funcionamiento del Colegio del Principe. En efecto, en carta dirigida sl monarca desde Lima el 3 de julio de 1657, dos curacas —Luis Macas y Felipe Carua Mango— reconaban los diversos documentos que con anterioridad haban enviado al Consejo de Indias no s60 los curacas, sino también el fiscal protector de los indigenas, teliriéndose a fos muchos “agravios” que recibfan los setiores naturales. Pet {os firmantes de la carta a la que aludimos deefan que sSlo se iban a referir a lun agravio “tan digno de remedio”: se trataba de una queja formal contra la administraci6n del limefio Colegio del Principe por parte de los jesuitas.”" En primer lugar, manifestaban que el Colegio se habia establecido en el barrio del Cereado soto por la presién que para ello ejercieron los padres de Ia Compafifa de Jesiis, ya que —seyiin afirsnaban— Ia idea inicial habia sido la de fundarlo en otro lugar de Ia ciudad. Ademés, se quejaban de que eLrector del Colegio cobrara una “considerable” renta, que proventa “de los ‘censos de los indios y otros efectas”.* Decfan también que si a los jesititas se les permitis estabiecer el Colegio de Caciques en el Cercado fue “eon cargo de que tos uate bien y que ene ests caciques no eatreveraseespiio- les.y que enseiase a eer y esti, sca y gramicay ouas cleans, qu # e182 obligaron Ios dichos Padres" 23 Por ejompo como eee Gv, os Fogo “acs de Lacs eta dade ce 1650 signitcron algo masque una mers Simp ene papoe de ean oe des tele ase ‘eis, ris ee cares salsa shore ead don sa papoose sess en done aos os paps xu aelucad y dnc prop ase a fo puss ‘een eee Ch. Give, Las Migs: inns, Carian tneanr ete seeded call Silos VIN. Lina, 1989, ps. (99201 Sabres slion eles catqos os Ll eae Iumbicn: Basa, Jog: Fl conde de Lames ya Rano (Banquo dea evo yw npr ‘eid Pera fine del ito KVID, La, 983g. 12 24 Atchve General de nls, Sele en scl, AGD, La. 9. 25 Coincident, alts dca sts va ain sla ose de poet nel Coo, anna ico qe "las ented ot soe iran pa tne el Clot to caigus de Sun Baya En ete caso fu olcalo cleats «que rantethena rjc comeeranio wjstogue tor pov interac que estuliaban on dicto Colegto we asta on as seans el min todo Vargas Upat S.), Rube Biblnece Penns. Manuserttospernancs det Archiv defn ia, 1938 amo th pgs IGIL. Bs presume =n ember eva qua ects Colegio ds tanbin ase motvcons ars Uae Sin Baja menaren en IS irked lx Compa dots. 729, 25" rmsrige de os xo, eos moeriead tro i otra come pani, 465 JOS DE LA PUENTE BRUNKE ero ta principal queja de los firmantes del documento iba dirigida at hecho de que se hubiese admitido también ea el Colegio a alurnnos espatio~ les. Los curacas reconoefan que en los primeros afios de funcionamiento los jesuitas habfan cumplido con fo establecido. Sin embargo, sefialaban ‘que posteriormente el Colegio se habia convertido en un establecimiento para la educacisn de espafioles, relegsindose « un segundo plano a los hijos de caciques: “Este Coleg to han converido de espaioles,etando ls tiljos de caves wat ‘sla may apctada det Coleg, my lesen y de pova comodidad, ocupando la sale principal ce ioe caciques la esparales con due fos niserables ao tan sofmente no stdin, sino ave por ser ks etatlantes esafoeshijos de cablleros y rereaderes. fos maltratan, de shore que estin ahayentados, solamente y apenas les ensenan 8 leery eseibi™ Asi pues, segtin los denunciaates Is finalidad del Colegio del Principe se habja desviruado por completo. En vista de ello, solicitaban que el Colegio de caciques se instalara en otro lugar, 0 que pot lo menos fuera visitado un par de veces al afio por el virey —o por una persona nombta~ dda por él— para verificas el cumplimiento de las notmnas que regfan su fun- cionamiento, ‘Las expresiones de la mencionada carta reflejan, en primer lugar, que los curacas firmantes estaban realmente interesados en que los hijos de ceaciques recibieran —de acuerdo con lo previsto en las constituciones de los Colegios dirigidos a formarlos— una instruccién destinada a “hispani- zarlos”, eon el fin de que sirvieran de adecuados “mediadores” entee la ‘administracién colonial y la poblacién andina. Sin embargo, no podesos tomar este ejemplo como un indicio de una total adhesi6n al sistema colo- nial, ya que dicho afi pudo estar dirigido tan solo al logro det reforza- ‘mienio de sn autoridad éinica a través del reconocimiento de la misma por parte de la administracién espaitola. En cuanto al hecho de que los jesuitas permitieran el ingreso de alum- nos espafoles, podrfamos vincularlo —es una hiptesis— con las necesi- dades econGmicas que el funcionamiento del plantel acarreaba, ya que los, ‘alumnos espafioles pagaban una pensin.” Es posible, tambiéa, que tos 27 ELE. Vga Ugute cefiere—asngu ca laid Coleg de San Bare del Cuzco abe ‘onl dca de o0 os aia plane et greso os ce esas pips de al ‘Gur que gaan 160 pao lao y crm ons ape Vugas Ugare: Histor dela Compt (eds pe 21 466 a ne 'NOTAS SOBRE QUEIAS DE CURACAS EN EL PER DEL SIGLO XVI dixectivos del Colegio pensaran que fuera beneficioso para los hijos de ccaciques el trato con espafioles* En cualquier caso, no encontramos argu- mmentos para sostener Ia idea de que quienes dirigian el Colegio del Principe hubieran carecido de interés por instruir adecuadamente los hijos de cura- ‘cas, Es mis: cuando en la década de 1630 circulé entre las autoridades espafiolas Ia idea de que los colegios de caciques eran “daiiosos”, los de la Compafia de Jestis se dirigieron al vitrey conde de Chinchén, seflalandole la conveniencia de mantener dichos colegios, con el fin de ter- ‘minar con tas “idolatrias” y de lograr que los curacas gobernaran sus pute blos “con cristiandad y policfa".* Volviendo a las quejas de 1657, el reclamo central de los curacas era ‘el de que no hubiera ms alumnos que los hijos de caciques y que, por tan- {o, no se tolerara la presencia de alumnos expaiioles: “y estundo este colegio mis amparedo,rouchoscaclues pon en estudio eu ios, son lncodiis de tener otto y saber a grades, pues extn an expaces ya feuchos ara cuslesguiera cenclas, im quo se coasienta espaol ninguna en est colegio, por {ue lees de miso embaraz «fas que exten” Concluian su carta solicitando al monarca que viers su peticiéa “eon ojos de piedad”. En definitiva, consideraban que los alumnes espaiioles perturbaban a fos hijos de curacas —para quienes estaba destinado el Colegio— © impedian que éstos se educaran adecuadamente. Si bien no tenemos infor- macién precisa en cuanto al 6xito 0 fracaso de esa peticién, nos inclinamos ‘ pensar que la situacién no cambi6, y que quizé fue sa una raz6n adicio- 28. Sa rt ds urn psc, posi no nos cots gue oe pce jctashbio pnzado ‘a, itn al peas ue poe ejemplo wn caiig, Frente Ieee Mori, suien Sr © {Caiepin de San Beta el Cuno atm expanse In estar Em emcee recuse atoles poss el Coke ‘Moves eo clio afsmabe gua content Ie pein de pasa coma a Cal fs deg oe ndiannas, al vatar eom ls. pdr ene 29 Sane Ups: store fe Copa de esi pie 382 Al pec macho ps les consi pjalies tos cogs de ccs, pce aes eta sian 8) (ines Lx oping de os jis —en leimencnad cmt vey conde de Cle, esa 21 ds icone de 1627 y reproduce por Varae Uproar nian fiends a genet, ‘tian estado os cole ds eaees ~ in" ln condena los Cores Cure seat Cpu ce ao tse soko pat et ge et io ‘Pheps ss enna coro ls hen sno agus, padded a enacones que pean 9 er {os tomar guess on sus gustan bales spees y uaguen radi at agri, lo {eal acer le cnclqsey oe prclaes prs panic y nator extan de expr. (aque ean ana entender pe 352838, fie 2 467 JOSE DELLA PUENTE BRUNKE nal que nos podrfa explicar el hecho —ya mencionado {meas wns arsiba— dde que fueran pocos los hijos de caciques que se educaron en el Colegio det Principe. En este sentido —y aunque se trata de una queja bastante poste Hor es pertinente referir los reclamos que en nombre de os “indios hobles” se expresaron hacia 1750, y en los que se sefialaba entre otras cosas — edmo los hijos de caciques no habian sido atendidos en su educa cién précticamente durante toda Ia época colonial.” En pos del “verdadero conocimiento” ‘y de la “corona de ta sabidturia”™ En la aludida carta de 1657, los dos curacas fitmantes manifestaban expresamente el deseo de que sus descendientes se formaran en el conoci- iento de la doctrina eristiana a través de un amplio programa educativo. Obviamnente, es dificil preguatarse, a ravés de testimonios tan particulares, ‘sobre la sinceridad de tales afirmaciones. En todo caso, es menos diseutible suponer —como ya hemos hecho antes-— que los curacas aspiraban al “'er~ dadero conocimiento” al menos como un medio para mantener esa “doble ‘autoridad” sobre los indigenas. En ese documento consiceraban, por tanto, aque ese “verdadero conocimiento” podria set alcanzado en el Colegio del Principe si los jesuitas prohibfan el ingreso de alnmnos espariotes. En ctianto a jos alunos indfgenas que no eran hijos de caciques, ta carta de 1657 adopta, en cambio, una postura diferente: considera que 0 est mal que el Colegio abra sus puertas cualgpie muchaco indo qu tnge sujet capaci parse estudio, que ir. ede- ante en ct sonocimento do laf. [Ast pues, los autores de la carta aceptan {a presencia de cualquier indi- ‘gena en el Colegio del Principe, mas no la de espatioles. Ademés, como ‘vemos, comparten Ia preacupaci6n de la administracin espafnola por el 50) Eso reclmos, qv eon corscuouc dea een de Manos de medias det silo “XVII. son resolu por Sein O Plas, Cf O"Pele: La gran eben. pa. 47. Bw at See {Dy es lnreans sear aunque ern dato feo al Coli jor de eaiges del Ciz-— jae as agar ta et glo SVL on el Coes do San Boao st se aii jos enqeen, no tania vésagee on epales de intgenss en genera. Hass 1775 e ier de Sistahtigesencne Cetera oc major 2. aus queel ol de luraos we ssa los 1S Maceo. pag 202. 468 sane Rochen [NOTAS SOBRE QUEIAS DE CURACAS EN EL PERU Det SIGLO XVI Iogro de la propagaciGn det crstianisino entre los indgenas. Fue may fre- ceonte e} que l0s curacas insistieran en la sinceridad de su adhesign a la fe ristiana. A este fespecto, es oportuno recoger otro testimonio de curacas

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