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Bolivia
Bolivia
Para mantenerse en el poder han acudido a una guerra sin reglas. Desde
los tiempos de los atentados al Libertador Simón Bolívar y al Mariscal
Antonio José de Sucre pasan-do por los magnicidios de Jorge Eliécer
Gaitán y Jaime Pardo Leal, los jefes liberales y conservadores han
utilizado el crimen y la violencia, como herramienta principal del Estado
para imponer su ley, llevando el terror y la intimidación a un pueblo
anhelante de tolerancia democrática, justicia y bienestar.
Para liquidar toda manifestación de protesta e inconformidad,
incorporaron la Doctrina de Seguridad Nacional como concepción de
Estado, declarando enemigo interno a todos quienes no se resignaron a
su política de hambre y exclusión.
Los repulsivos olores que aún emanan del publicitado PROCESO 8.000 -
verdadero tejido de las relaciones políticas del poder- son tan solo otra
manifestación más de las costumbres políticas que los jefes liberales y
conservadores le han impuesto al país. Así ha sido siempre, es su manejo
normal y su forma de gobernar, tan solo que en esta ocasión una pelea
de comadres, la avaricia del imperialismo gringo porque los dólares del
narcotráfico regresen a su corral y el interés electorero de los partidos
políticos yanquis, destaparon buena parte de esa olla podrida que es “la
clase dirigente de nuestro país”.
Con su política Neo Liberal del sálvese quien pueda, no solo incrementaron
la explotación sobre los trabajadores del campo y la ciudad y sobre los
sectores medios de la población, sino que también fracturaron los valores
más importantes y caros de los colombianos: nuestro sentimiento de
nación independiente, la honestidad, la solidaridad, la dignidad, la vida,
la sensibilidad social, el respeto por sus semejantes, la unidad familiar, el
orgullo por las tradiciones populares y el valor por la palabra empeñada.
A todo esto hay que colocarle un punto final. Estamos in-vitando al país
que anhela una sociedad deliberante pero respetuosa del criterio ajeno,
en progreso pero justa y amable, a que construyamos un nuevo
movimiento político comprometido con los intereses mayoritarios de los
colombianos, extraño a la intolerancia y al engaño, para llamar a cuentas
a tanto sinvergüenza, a tanto ladrón, a tanto vendepatria e instaurar un
gobierno de dignidad que reconstruya democráticamente la nación.
Porque en Colombia las mayorías aún nos indignamos ante las injusticias
y tenemos la decisión de no permanecer indiferentes, invitamos a los
inconformes; a los trabaja-dores que forjan el progreso económico y
social, víctimas de los bajos salarios, los atropellos y la explotación; a los
campesinos, eternos olvidados con cuya sangre se han re-gado todos los
surcos y bosques de nuestra nación; a los desempleados y a los
trabajadores de la llamada economía informal; a los estudiantes; a los
nuevos profesionales y técnicos que ingresan en el incierto mercado del
trabajo; a las mujeres, verdadero ejemplo y aliento en la lucha de los
pueblos por la convivencia y la igualdad; a los intelectuales y artistas pues
su creatividad y altiva presencia debe volver a ser luz en las jornadas
populares; a los periodistas independientes; a los militares patriotas
cansados de ser verdugos de sus propios hermanos; a los desplazados
por la violencia latifundista, militar y para-militar que llenan los tugurios
de las ciudades o andan errantes; a los habitantes de los barrios
marginales y de las comunas; a los sacerdotes sensibles ante la cruel
arrogancia de los poderosos; a los creyentes de todas las religiones
porque la libertad de cultos es premisa del respeto por el prójimo; a los
indígenas de todas las comunidades pues solo un gobierno de mayorías
será garante de sus culturas, de sus milenarias tierras y de su
organización; a los negros para alcanzar plenos e iguales derechos; a los
luchadores por el respeto a los Derechos Humanos, defensores de Presos
Políticos y familiares de desaparecidos; e invitamos especialmente a la
juventud, convocamos su histórica rebeldía contra la injusticia, su
generosidad con los débiles, su irreverencia creadora porque solo con
audacia e imaginación colectiva seremos capaces de abrir los nuevos
caminos de la Patria Amable en la que queremos vivir y dejar como
herencia a nuestros hijos.