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CORTE I N TERAM ERI CAN A D E D ERECH OS H UM AN OS

CASO FORN ERON E H I JA VS. ARGEN TI N A

SEN TEN CI A D E 2 7 D E ABRI L D E 2 0 1 2

( Fondo, Re pa r a cion e s y Cost a s)

En el caso Fornerón e hija,

la Cort e I nt eram ericana de Derechos Hum anos ( en adelant e “ la Cort e I nt eram ericana” ,
“ la Cort e” o “ el Tribunal” ) , int egrada por los siguient es Jueces:

Diego García- Sayán, President e;


Manuel E. Vent ura Robles, Vicepresident e;
Margaret t e May Macaulay, Jueza;
Rhadys Abreu Blondet , Jueza;
Albert o Pérez Pérez, Juez, y
Eduardo Vio Grossi, Juez;

present es, adem ás,

Pablo Saavedra Alessandri, Secret ario, y


Em ilia Segares Rodríguez, Secret aria Adj unt a,

de conform idad con los art ículos 62.3 y 63.1 de la Convención Am ericana sobre
Derechos Hum anos ( en adelant e t am bién “ la Convención Am ericana” o “ la
Convención” ) y con los art ículos 31, 32, 65 y 67 del Reglam ent o de la Cort e ( en
adelant e t am bién “ el Reglam ent o” ) , dict a la present e Sent encia.


El Juez Leonardo A. Franco, de nacionalidad argent ina, no part icipó en el present e caso de
conform idad con el art ículo 19.1 del Reglam ent o de la Cort e aprobado en su LXXXV Per íodo Ordinario de
Sesiones el cual, de acuerdo con su ar t ículo 78, ent ró en vigor el 1 de enero de 2010.
2

Í N D I CE

Ca pít ulo Pá r r a fo

I. I N TROD UCCI ÓN D E LA CAUSA Y OBJETO D E LA CON TROVERSI A 1

II. PROCEDI M I EN TO AN TE LA CORTE 3

III. COM PETEN CI A 9

I V. PRUEBA 10
A. Prueba docum ent al, t est im onial y pericial 11
B. Adm isión de la prueba 12

V. CON SI D ERACI ON ES PREVI AS


A. Det erm inación de las presuntas víct im as 14
B. Det erm inación del m arco fáct ico 17

VI . D ERECHOS A LAS GARAN TÍ AS JUD I CI ALES, A LA PROTECCI ÓN JUDI CI AL, A


LA PROTECCI ÓN A LA FAM I LI A Y D EBER DE ADOPTAR D I SPOSI CI ON ES DE D ERECH O
I N TERN O, EN RELACI ÓN CON LAS OBLI GACI ON ES D E RESPETAR Y GARAN TI ZAR LOS
D ERECHOS Y CON LOS D ERECH OS DEL N I Ñ O
A. Hechos 20
B. Consideraciones generales de la Cort e 44
C. Garant ías j udiciales y prot ección j udicial
i. Consider aciones de la Com isión 58
ii. Alegat os de las represent ant es y del Est ado 61
iii. Consider aciones de la Cort e sobre plazo r azonable 65
iv. Consider aciones de la Cort e sobre la debida diligencia de
las aut oridades j udiciales en el proceso de guarda 78
v. Consideraciones de la Cort e sobre el derecho a un recurso efect ivo 107
D. Prot ección a la fam ilia
i. Consider aciones de la Com isión 112
ii. Alegat os de las represent ant es y del Est ado 114
iii. Consider aciones de la Cort e 116
E. Deber de adopt ar disposiciones de derecho int erno
i. Consider aciones de la Com isión 125
ii. Alegat os de las represent ant es y del Est ado 126
iii. Consider aciones de la Cort e 129

VI I . REPARACI ON ES 145
A. Part e lesionada 148
B. Medidas de reparación int egral: rest it ución, sat isfacción y garant ías
de no repet ición 149
1. Medida de rest it ución
1.1 Rest it ución del vínculo ent re el señor Fornerón y su hij a 150
2. Garant ías de no repet ición
2.1 I nvest igación y event ual sanción de funcionarios 168
2.2 Adecuación del ordenam ient o j urídico int erno 173
2.3 Capacit ación de funcionar ios públicos 178
2.4 Publicación de la Sent encia 183
3. Otras m edidas solicit adas
3.1 Educación sobre el int erés superior del niño y derecho a la
ident idad 184
3.2 Regist ro único de aspirantes a guardas con fines de adopción 185
3.3 Banco genét ico 186
C. I ndem nización com pensat oria
1. Daño m at erial 187
2. Daño inm at erial 194
D. Cost as y gast os 198
E. Reint egro de los gast os al Fondo de Asist encia Legal a Víct im as 208
F. Modalidad de cum plim ient o de los pagos or denados 211

VI I I . PUN TOS RESOLUTI VOS 218


3

I
I N TROD UCCI ÓN D E LA CAUSA Y OBJETO D E LA CON TROVERSI A

1. El 29 de noviem bre de 2010, de conform idad con lo dispuest o en los art ículos
51 y 61 de la Convención Am ericana y el art ículo 35 del Reglam ent o de la Cort e, la
Com isión I nt eram ericana de Derechos Hum anos ( en adelant e t am bién “ la Com isión
I nt eram ericana” o “ la Com isión” ) som et ió a la j urisdicción de la Cort e I nt eram ericana
el caso Fornerón e hij a en cont ra de la República Argent ina ( en adelant e t am bién “ el
Est ado” o “ Argent ina” ) , originado en una pet ición present ada el 14 de oct ubre de 2004
por Leonardo Aníbal Javier Fornerón y por Margarit a Rosa Nicoliche, represent ant e
legal del Cent ro de Est udios Sociales y Polít icos para el Desarrollo Hum ano ( en
adelant e “ CESPPEDH” ) , con la represent ación j urídica de Susana Ana Maria Terenzi y
Albert o Pedronccini. El 26 de oct ubre de 2006, la Com isión I nt eram ericana adopt ó el
I nform e de Adm isibilidad No 117/ 06 1 , y el 13 de j ulio de 2010 aprobó el I nform e de
Fondo No. 83/ 10, en los t érm inos del art ículo 50 de la Convención ( en adelant e
t am bién “ el I nform e de Fondo” o “ el I nform e No. 83/ 10” ) , en el cual realizó una serie
de recom endaciones al Est ado. Est e últ im o inform e fue not ificado a Argent ina
m ediant e una com unicación de 29 de j ulio de 2010, ot orgándole un plazo de dos
m eses para inform ar sobre el cum plim ient o de las recom endaciones. Luego de vencido
el plazo de una prórroga solicit ada por Argent ina, la Com isión som et ió el caso al
Tribunal debido a la falt a de cum plim ient o de las recom endaciones por part e del
Est ado y a la consecuent e necesidad de obt ener j ust icia y prot ección efect iva de los
derechos a la prot ección a la fam ilia y del int erés superior de la niña, así com o la
necesidad de que el Est ado m odifique su ordenam ient o j urídico en m at eria de vent a de
niños y repare de m anera int egral las violaciones a los derechos hum anos del present e
caso. La Com isión I nt eram ericana designó com o delegados a la Com isionada Luz
Pat ricia Mej ía Guerrero y al Secret ario Ej ecut ivo Sant iago A. Cant on y com o asesoras
legales a su Secret aria Ej ecut iva Adj unt a, Elizabet h Abi- Mershed, y a María Claudia
Pulido, Marisol Blanchard y Lilly Ching Sot o, abogadas de la Secret aría Ej ecut iva.

2. Según indicó la Com isión I nt eram ericana, el present e caso se relaciona con la
alegada violación del derecho a la prot ección a la fam ilia del señor Fornerón y de su
hij a biológica 2 . La niña fue ent regada por su m adre en guarda preadopt iva a un
m at rim onio sin el consent im ient o de su padre biológico, quien no t iene acceso a la niña
y el Est ado no ha ordenado ni im plem ent ado un régim en de visit as a pesar de las
m últ iples solicit udes realizadas por el señor Fornerón a lo largo de m ás de diez años.
La Com isión consideró que el paso del t iem po fue especialm ent e relevant e en la
det erm inación de la sit uación j urídica de la niña y de su padre, puest o que las
aut oridades j udiciales est ablecieron la adopción sim ple de la niña a favor del
m at rim onio guardador el 23 de diciem bre de 2005, con fundam ent o en la relación que
ya se había desarrollado en el t ranscurso del t iem po. La dem ora inj ust ificada en los
procedim ient os se convirt ió en la razón para desconocer los derechos del padre. En
consecuencia, la Com isión solicit ó a la Cort e que concluya y declare la responsabilidad
int ernacional del Est ado por la violación del derecho del señor Forneron y de su hij a a
un debido proceso, a las garant ías j udiciales y a sus derechos a la prot ección a la
fam ilia, consagrados en los art ículos 8.1, 25.1 y 17 de la Convención Am ericana,

1
En dicho I nfor m e la Com isión I nt eram ericana declaró adm isible la pet ición r espect o de la presunt a
violación de los art ículos 1.1, 8, 17, 19 y 25 de la Convención Am ericana.

2
La Cort e en adelant e se refer irá a la niña com o M y al m at rim onio adopt ant e com o B- Z con el fin de
prot eger la ident idad de aquella.
4

respect ivam ent e, en relación con los art ículos 19 y 1.1 del m ism o inst rum ent o y por el
incum plim ient o del art ículo 2 de la Convención, en relación con los art ículos 1.1 y 19
de la m ism a. La Com isión solicit ó al Tribunal que ordene diversas m edidas de
reparación.

II
PROCED I M I EN TO AN TE LA CORTE

3. El som et im ient o del caso por part e de la Com isión I nt eram ericana fue not ificado
al Est ado y a las represent ant es de las presunt as víct im as ( en adelant e “ las
represent ant es” ) el 31 de enero y el 3 de febrero de 2011. El 1 de abril de 2011
Susana Terenzi y Margarit a Rosa Nicoliche rem it ieron su escrit o de solicit udes,
argum ent os y pruebas ( en adelant e “ escrit o de solicit udes y argum ent os” ) , en los
t érm inos de los art ículos 25 y 40 del Reglam ent o. Las represent ant es coincidieron
sust ancialm ent e con las violaciones alegadas por la Com isión I nt eram ericana y
t am bién solicit aron al Tribunal que ordene diversas m edidas de reparación.

4. El 11 de j ulio de 2011 el Est ado present ó su cont est ación a los escrit os de
som et im ient o del caso y de solicit udes y argum ent os ( en adelant e “ escrit o de
cont est ación” o “ cont est ación” ) . Argent ina dest acó su “ disposición, volunt ad polít ica y
acciones concret as proact ivam ent e desarrolladas en pos de obt ener una respuest a que
de fin a la sit uación plant eada” . El Est ado indicó que evit ó por t odos los m edios
posibles la confront ación y siem pre priorizó el diálogo, proponiendo com o est rat egia de
t rabaj o la posibilidad de una revinculación del señor Fornerón con su hij a biológica,
siendo est a la única alt ernat iva eficient e en el caso. Asim ism o, recordó las diversas
gest iones realizadas por dist int as aut oridades, incluyendo aquellas asum idas por un
Minist ro de Just icia y Derechos Hum anos de la Nación con el fin de arribar a una
solución am ist osa. Adicionalm ent e, se refirió, ent re ot ros aspect os, a la delim it ación
del obj et o procesal del caso, a la int ervención de aut oridades provinciales en diversas
gest iones y a algunas de las m edidas de reparación solicit adas por las represent ant es.
El Est ado designó com o agent e a Eduardo Acevedo Díaz y com o agent es alt ernos a
Juan José Arcuri, Albert o Javier Salgado y Andrea Gladys Gualde.

5. Con post erioridad a la present ación de los escrit os principales ( supra párrs. 1 a
4) , así com o de ot ros escrit os rem it idos por las part es, el President e del Tribunal
ordenó, m ediant e Resolución de 13 de sept iem bre de 2011, recibir las declaraciones de
cinco t est igos3 y el dict am en de un perit o, propuest os por las represent ant es, a t ravés
de declaraciones rendidas ant e fedat ario público ( en adelant e t am bién “ affidávit ”) ,
respect o de los cuales el Est ado t uvo la oport unidad de form ular pregunt as y
observaciones. Asim ism o, convocó a la Com isión I nt eram ericana, a las represent ant es
y al Est ado a una audiencia pública para recibir la declaración del señor Fornerón,
propuest a por las represent ant es, y los dict ám enes de Em ilio García Méndez,
propuest o por la Com isión I nt eram ericana, y de Graciela Marisa Guillis y de Carlos
Albert o Arianna, propuest os por el Est ado, así com o los alegat os finales orales de las
represent ant es y del Est ado, y las observaciones finales orales de la Com isión sobre el
fondo, las reparaciones y las cost as4 .

3
Finalm ent e, las represent ant es solo rem it ier on t res de los cinco t est im onios ofrecidos.
4
Cfr. Caso Fornerón e hija Vs. Argentina. Convocatoria a Audiencia Pública. Resolución del President e
de la Cor t e I nt eram ericana de Derechos Hum anos de 13 de sept iem br e de 2011; disponible en
ht t p: / / www .cort eidh.or .cr / docs/ asunt os/ for neron.pdf. Con post er ioridad a la convocat oria m encionada, el
Est ado infor m ó que, por razones de fuer za m ayor debidam ent e j ust ificadas, el per it o Arianna no podía
5

6. La audiencia pública fue celebrada el 11 de oct ubre de 2011, durant e el 44º


Período Ext raordinario de Sesiones de la Cort e, llevado a cabo en Bridget own,
Barbados 5 . En ella, el Tribunal solicit ó a las part es que, al present ar sus alegat os
finales escrit os, rem it ieran det erm inada inform ación adicional.

7. El 14 y el 16 de noviem bre de 2011 las represent ant es, el Est ado y la Com isión
I nt eram ericana enviaron sus respect ivos alegat os y observaciones finales escrit as.
Junt o con sus escrit os, el Est ado y las represent ant es rem it ieron docum ent os, los
cuales fueron t ransm it idos para que las part es form ularan las observaciones que
est im aran pert inent es. Adicionalm ent e, el 29 de noviem bre de 2011, de conform idad
con el art iculo 58.b del Reglam ent o, se solicit ó al Est ado que, a m ás t ardar el 14 de
diciem bre de 2011, rem it iera det erm inada inform ación y docum ent ación com o prueba
para m ej or resolver 6 . El 14 de diciem bre de 2011, Argent ina solicit ó una prórroga, que
fue concedida por el Tribunal, est ableciendo un nuevo plazo para recibir la inform ación
el 23 de enero de 2012. El 24 de enero de 2012, Argent ina present ó det erm inada
inform ación, aunque no aquella específicam ent e solicit ada, circunst ancia que se
com unicó al Est ado. El 28 de febrero de 2012, Argent ina rem it ió un nuevo escrit o, que
cont enía part e de lo solicit ado por la Cort e com o prueba para m ej or proveer. El
Tribunal inform ó al Est ado que la adm isibilidad de est a docum ent ación sería
considerada en su debida oport unidad 7 ( infra párr. 12) .

8. Por ot ra part e, el Tribunal recibió escrit os en calidad de amicus curiae de las


siguient es personas e inst it uciones: 1) Laura Clérico y Liliana Ronconi, docent es de la
Facult ad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires; 2) Diana Maffia, legisladora de
la Ciudad Aut ónom a de Buenos Aires; 3) el Com it é cont ra la Tort ura de la Com isión
Provincial por la Mem oria 8 ; 4) la Fundación Adopt ar 9 , y 5) Laura María Giosa, Sim ón
Confort i y Renzo Adrián Suj odolski, docent e e invest igadores, respect ivam ent e, del
Cent ro de Est udios en Derechos Hum anos de la Facult ad de Derecho de la Universidad
Nacional del Cent ro de la Provincia de Buenos Aires, y Marisa Herrera y Lucas E.

part icipar de la audiencia pública. El Tribunal aut orizó que dicho per it o rem it iera su dict am en por affidávit
ot orgando a las represent ant es la opor t unidad de form ular pregunt as y observaciones al respect o. Por ot ra
part e, la Cort e no adm it ió una solicit ud de r econsideración de las represent ant es relat iva a la om isión de una
perit a en su list a definit iva de declarant es. Cfr. Caso Fornerón e hija Vs. Argentina. Resolución de la Cort e
I nt eram ericana de Derechos Hum anos de 9 de oct ubre de 2011 ( expedient e de fondo, t om o I I , folios 1180 y
1184) .

5
A est a audiencia com parecieron: a) por la Com isión I nt eram er icana: Luz Pat r icia Mej ía Guerr ero,
delegada y Silvia Serrano Guzm án, asesor a legal; b) por las represent ant es: Susana Ana María Terenzi y
Margarit a Rosa Nicoliche, y c) por el Est ado: Albert o Javier Salgado, Julia Lor et o, Andrea Gladys Gualde,
María Eugenia Carbone y Marisa Graham .

6
Cfr. Not a de la Secr et ar ía del Tribunal REF.: CDH- 12.584/ 108 de 29 de noviem br e de 2011,
m ediant e la cual se solicit ó al Est ado la rem isión de: a) una copia com plet a de las sent encias civ il y penal
que se indican en el anexo a su alegat o final escrit o, en el caso ident ificado com o “ E.Z. s/ Guarda. Mar zo de
2010. Juzgado Civil No. 38” ; b) inform ación sobre si el act o de ent regar un niño o niña a cam bio de una
ret ribución o com pensación económ ica es una infracción penal en el derecho int erno y que provea a est e
respect o las consideraciones que est im e pert inent es, y c) inform ación det allada sobre las gest iones
realizadas por el Est ado con el fin de ver ificar la conform idad a der echo de la act uación de los funcionarios
que int erv inier on en los diver sos procesos int er nos relat ivos al present e caso y, en su caso, cuáles han sido
sus result ados.

7
Cfr. Not as de la Secr et ar ía del Tr ibunal REF.: CDH- 12.584/ 111, 114 y 117 de 20 de diciem bre de
2011, 31 de enero de 2012 y 6 de m arzo de 2012.

8
El escr it o fue present ado por Adolfo Pérez Esquivel, Aldo Et chegoyen, Alej andro Mosquera, Elisa
Carca y Rober t o F. Cipriano García, direct ivos de la Com isión Provincial por la Mem oria.

9
El escr it o fue present ado por Julio César Ruíz, President e de la Fundación Adopt ar.
6

Barreiros, coordinadores de las m aest rías en derecho de fam ilia, infancia y


adolescencia y de derecho int ernacional de los derechos hum anos de la Facult ad de
Derecho de la Universidad de Buenos Aires.

III
COM PETEN CI A

9. La Cort e I nt eram ericana es com pet ent e para conocer el present e caso, en los
t érm inos del art ículo 62.3 de la Convención Am ericana sobre Derechos Hum anos, ya
que Argent ina es Est ado Part e de la Convención desde el 5 de sept iem bre de 1984 y
reconoció la com pet encia cont enciosa del Tribunal en esa m ism a fecha.

IV
PRUEBA

10. Con base en lo est ablecido en los art ículos 50, 57 y 58 del Reglam ent o, así
com o en su j urisprudencia respect o de la prueba y su apreciación, la Cort e exam inará
y valorará los elem ent os probat orios docum ent ales rem it idos en diversas
oport unidades procesales, las declaraciones de la presunt a víct im a y de los t est igos así
com o los dict ám enes periciales rendidos m ediant e affidávit y en la audiencia pública
ant e el Tribunal. Para ello, la Cort e se at endrá a los principios de la sana crít ica, dent ro
del m arco norm at ivo correspondient e 10 .

A. Pr u e ba docu m e n t a l, t e st im on ia l y pe r icia l

11. El Tribunal recibió diversos docum ent os present ados com o prueba por la
Com isión I nt eram ericana, por las represent ant es y por el Est ado, así com o las
declaraciones y dict ám enes rendidos ant e fedat ario público de las siguient es personas:
Olga Alicia Acevedo, Gust avo Fabián Baridón, Rosa Fornerón, José Art uro Galiñanes y
Carlos Albert o Arianna. En cuant o a la prueba rendida en audiencia pública, la Cort e
recibió la declaración de la presunt a víct im a Leonardo Aníbal Javier Fornerón y los
dict ám enes de los perit os Em ilio García Méndez y Graciela Marisa Guillis11 .

B. Adm isión de la pr ue ba

12. En el present e caso, com o en ot ros, el Tribunal adm it e aquellos docum ent os
rem it idos por las part es en la debida oport unidad procesal que no fueron
cont rovert idos ni obj et ados, ni cuya aut ent icidad fue puest a en duda12 . Por ot ra part e,
la inform ación y los docum ent os solicit ados com o prueba para m ej or resolver,
rem it idos por el Est ado dos m eses y m edio después del plazo original y m ás de un m es
después de vencida la prórroga concedida ( supra párr. 7) , no son adm it idos por el
Tribunal.

10
Cfr. Caso de la “Panel Blanca” (Paniagua Morales y otros) Vs. Guatemala. Fondo. Sent encia de 8 de
m arzo de 1998. Serie C No. 37, párr. 76, y Caso González Medina y familiares Vs. República Dominicana.
Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sent encia de 27 de febrero de 2012. Ser ie C No.
240, párr. 64.

11
Los obj et os de est as declar aciones pueden ser consult ados en la Resolución de Convocat or ia a
Audiencia Pública de 13 de sept iem br e de 2011, supra not a 4 .

12
Cfr. Caso Velásquez Rodríguez Vs. Honduras. Fondo. Sent encia de 29 de j ulio de 1988. Ser ie C No.
1, párr. 140, y Caso González Medina y familiares Vs. República Dominicana, supra not a 10, párr. 66.
7

13. Por ot ra part e, respect o de la declaración de la presunt a víct im a, los


t est im onios y los dict ám enes rendidos en la audiencia pública y m ediant e affidávit , la
Cort e los est im a pert inent es sólo en aquello que se aj ust e al obj et o que fue definido
por el President e del Tribunal en la Resolución m ediant e la cual ordenó recibirlos.
Asim ism o, est os serán valorados en el capít ulo que corresponda, en conj unt o con los
dem ás elem ent os del acervo probat orio y t om ando en cuent a las observaciones
form uladas por las part es. Adicionalm ent e, conform e a la j urisprudencia de est e
Tribunal, las declaraciones rendidas por las presunt as víct im as no pueden ser
valoradas aisladam ent e sino dent ro del conj unt o de las pruebas del proceso, ya que
son út iles en la m edida en que pueden proporcionar m ayor inform ación sobre las
presunt as violaciones y sus consecuencias 13 . Con base en lo ant erior, el Tribunal
adm it e dichas declaraciones y dict ám enes cuya valoración se hará de conform idad a
los crit erios señalados.

V
CON SI D ERACI ON ES PREVI AS

A. D e t e r m in a ción de la s pr e sun t a s víct im a s

14. En relación con las personas que deben considerarse presunt as víct im as en el
present e caso, la Com isión I nt eram ericana señaló que al m om ent o de aprobar el
I nform e No. 83/ 10, hizo referencia a la niña y al señor Fornerón, únicos nom bres que
const aban en el expedient e al m om ent o de adopt ar la decisión. Adicionalm ent e,
observó que luego de la aprobación de dicho I nform e, las represent ant es agregaron
com o presunt as víct im as a det erm inados fam iliares del señor Fornerón y de su hij a. En
efect o, en su escrit o de solicit udes y argum ent os las represent ant es añadieron com o
presunt as víct im as a Argent ina Rogant ini ( bisabuela pat erna de la niña) , a Araceli
Nahir Terencio y a Víct or Fornerón ( abuela y abuelo pat ernos de la niña) . El Est ado
señaló que los únicos beneficiarios de posibles reparaciones son aquellos que la
Com isión det erm inó en su I nform e de Fondo, es decir, el señor Fornerón y la niña M.

15. La Cort e recuerda que, en su j urisprudencia const ant e de los últ im os años,
est ableció que las presunt as víct im as debían est ar señaladas en el inform e de la
Com isión em it ido según el art ículo 50 de la Convención y en la dem anda ant e est a
Cort e. Adem ás, de conform idad con el art ículo 34.1 del Reglam ent o ent onces vigent e,
correspondía a la Com isión, y no a est e Tribunal, ident ificar con precisión y en la
debida oport unidad procesal a las presunt as víct im as en un caso ant e la Cort e14 .

16. El present e caso fue som et ido baj o el Reglam ent o de la Cort e que ent ró en
vigencia en 2010 por el cual, de conform idad con su art ículo 35, la Com isión no
som et ió el caso m ediant e una dem anda, sino m ediant e la present ación del inform e al
que se refiere el art ículo 50 de la Convención. De t al m odo, de conform idad con el
crit erio ant es señalado, el Tribunal est im a convenient e aclarar que los fam iliares
agregados por las represent ant es no serán considerados com o presunt as víct im as en el
present e caso, dado que no fueron indicados com o t ales por la Com isión

13
Cfr. Caso Loayza Tamayo Vs. Perú. Fondo. Sent encia de 17 de sept iem br e de 1997. Ser ie C No. 33,
párr. 43, y Caso González Medina y familiares Vs. República Dominicana , supra not a 10, párrs. 79 y 80.

14
Cfr. Caso de las Masacres de Ituango Vs. Colombia. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y
Costas. Sent encia de 1 de j ulio de 2006. Serie C No. 148, párr. 98, y Caso Barbani Duarte y otros Vs.
Uruguay. Fondo, Reparaciones y Costas. Sent encia de 13 de oct ubre de 2011. Serie C No. 234, párr. 42.
8

I nt eram ericana en su I nform e de Fondo No. 83/ 10.

B. D e t e r m in a ción de l m a r co fá ct ico

17. De acuerdo con el art ículo 35.3 del Reglam ent o, la Com isión I nt eram ericana
debe indicar cuáles de los hechos cont enidos en el I nform e al que se refiere el art ículo
50 de la Convención som et e a consideración de la Cort e. En su escrit o de
som et im ient o, la Com isión indicó que “ som et e a la j urisdicción de la Cort e la t ot alidad
de los hechos [ …] descrit os en el I nform e de Fondo [ No.] 83/ 10” . De t al m odo, el
I nform e de Fondo const it uye el m arco fáct ico del proceso ant e la Cort e, por lo que,
salvo que se t rat e de hechos post eriores al som et im ient o del caso, no result a adm isible
alegar en el escrit o de solicit udes y argum ent os nuevos hechos dist int os de los
plant eados en el I nform e, sin perj uicio de exponer aquellos que perm it an explicar,
aclarar o desest im ar los que han sido m encionados en el m ism o 15 .

18. Las represent ant es señalaron que en “ Argent ina hay t ráfico de niños y niñas,
que es sist em át ico a lo largo y ancho del país, [ y] que el Est ado conoce est as
sit uaciones” . Asim ism o, afirm aron que el “ t ráfico de niñas y niños const it uye una
práct ica habit ual Argent ina” y que “ en el caso concret o, se aprecia claram ent e que el
t ráfico de niños ha provocado que [ M y su padre] han vist o vulnerados diferent es
derechos hum anos reconocidos en los inst rum ent os int ernacionales, lo cual dem uest ra
el incum plim ient o de los deberes del Est ado” . Agregaron que los hechos del present e
caso “ confirm an la connivencia de los operadores j udiciales con una red de t ráfico de
niños y niñas que operaba en la ciudad de Rosario del Tala y los apropiadores de [ M] ” .
El Est ado consideró im procedent e cualquier m anifest ación conducent e a ident ificar los
hechos del caso com o sit uaciones relacionadas con el t ráfico o la “ vent a” de niños.
Argent ina negó lo indicado por las represent ant es sobre una supuest a “ sit uación
general [ …] t olerada desde el aparat o del Est ado” o la exist encia de “ una práct ica
m asiva y sist em át ica de t ráfico de niños y niñas [ …] , ni que el caso sea en m odo
alguno asim ilable a la apropiación ilegal y sust it ución de ident idad de niños ocurrida en
el m arco del plan crim inal de la últ im a dict adura m ilit ar en Argent ina” .

19. En su det erm inación de hechos en el I nform e de Fondo, la Com isión no indicó la
exist encia de una práct ica habit ual o sist em át ica de vent a o “ t ráfico de niños y niñas”
en Argent ina, hechos que solo fueron plant eados por las represent ant es. Asim ism o, las
represent ant es no argum ent aron que aquellos est uvieran orient ados a “ explicar,
aclarar o desest im ar” los hechos que habían sido m encionados en el I nform e No.
83/ 10. De conform idad con el crit erio ant es m encionado, el Tribunal no considerará los
hechos alegados por las represent ant es que no form en part e del I nform e de Fondo de
la Com isión, o que no expliquen, aclaren o desest im en los present ados por ést a. En
consecuencia, la alegada exist encia de una sit uación general o práct ica sist em át ica de
t ráfico o vent a de niños en Argent ina no form a part e del m arco fáct ico del present e
caso y por ello los alegat os relacionados con dichos aspect os no serán considerados
por el Tribunal.

VI
D ERECH OS A LAS GARAN TÍ AS JUD I CI ALES, A LA PROTECCI ÓN JUD I CI AL, A LA
PROTECCI ÓN A LA FAM I LI A Y D EBER D E AD OPTAR D I SPOSI CI ON ES D E

15
Cfr. Caso “Cinco Pensionistas” Vs. Perú. Fondo, Reparaciones y Costas. Sent encia de 28 de febrer o
de 2003. Serie C No. 98, párrs. 153 y 154, y Caso Familia Barrios Vs. Venezuela. Fondo, Reparaciones y
Costas. Sent encia de 24 de noviem bre de 2011. Serie C No. 237, párrs. 32 y 33.
9

D ERECH O I N TERN O, EN RELACI ÓN CON LAS OBLI GACI ON ES D E RESPETAR Y


GARAN TI ZAR LOS D ERECH OS Y CON LOS D ERECH OS D EL N I Ñ O

A. H e ch os

20. Ant es de est ablecer los hechos probados, el Tribunal recuerda que, de
conform idad con el art ículo 41.3 del Reglam ent o, podrá considerar acept ados los
hechos que no hayan sido expresam ent e negados y las pret ensiones que no hayan sido
expresam ent e cont rovert idas. En el present e caso el Est ado no cont rovirt ió los hechos
que se consideran probados en los párrafos que siguen.

21. El 16 de j unio de 2000, en el Sanat orio Policlínico de la ciudad de Vict oria, nació
M, hij a de Diana Elizabet h Enríquez y del señor Fornerón. Am bos t uvieron una relación
que culm inó ant es de que naciera la niña. El señor Fornerón desconocía la exist encia
del em barazo de la señora Enríquez hast a aproxim adam ent e el quint o m es del m ism o,
cuando una am iga en com ún le inform ó sobre ello. Con post erioridad a conocer sobre
el em barazo, el señor Fornerón pregunt ó varias veces a la señora Enríquez si él era el
padre, y ella lo negó en t oda ocasión. El nacim ient o de M fue inscrit o por la m adre el
20 de j unio de 2000. Tant o el señor Fornerón com o la m adre de la niña eran
resident es en la época de los hechos en Rosario del Tala, ciudad que se encuent ra
aproxim adam ent e a 100 kilóm et ros de dist ancia de Vict oria 16 .

22. Al día siguient e del nacim ient o la señora Enríquez ent regó su hij a al m at rim onio
B- Z, resident es en la Ciudad Aut ónom a de Buenos Aires, con la int ervención del
Defensor de Pobres y Menores Suplent e de la ciudad de Vict oria, quien m ediant e un
act a form al dej ó const ancia de lo sucedido. En el act a de ent rega elaborada por dicho
funcionario se lee que la m adre “ dej [ ó] expresa const ancia de su volunt ad de ent regar
a su hij [ a] en guarda provisoria con fines [ de] fut ura adopción” al referido m at rim onio
y “ expres[ ó su] volunt ad de no ser cit ada en t odo t rám it e j udicial de guarda y/ o
adopción plena que a los efect os se pudieran realizar” 17 . Post eriorm ent e, la señora
Enríquez regresó a Rosario del Tala, y ahí el señor Fornerón, quien había t enido
conocim ient o del nacim ient o de la niña a t ravés de la referida am iga en com ún,
consult ó de nuevo a la m adre si él era el padre de la niña y le indicó que, si así era,
podían ir am bos a buscarla y él se encargaría de su cuidado. La señora Enríquez
confirm ó que él era el padre, pero le indicó que no quería que él fuera a buscarla 18 .

23. En razón de lo ant erior, el 3 de j ulio de 2000, 17 días después del nacim ient o
de M, el señor Fornerón y la señora Enríquez com parecieron ant e la Defensoría de
Pobres y Menores de Rosario del Tala. Allí el señor Fornerón se int eresó por el
reconocim ient o de pat ernidad respect o de M e indicó que, pese a que no t enía cert eza
de ser el padre, si correspondía, deseaba hacerse cargo de la niña. Ant e la Defensoría
de Pobres y Menores, la señora Enríquez m anifest ó que el señor Fornerón no era el
padre de la niña e inform ó que ést a se encont raba en la ciudad de Baradero, en casa
de una t ía. El 4 de j ulio de 2000 el señor Fornerón com unicó a la Defensoría de

16
Cfr. Declaración de Olga Acevedo r endida ant e fedat ario público el 4 de oct ubre de 2011
( expedient e de fondo, t om o I I , folios 1140 y 1141) ; act a de nacim ient o de M de 20 de j unio de 2000
( expedient e de anexos al I nform e de Fondo, anexo 5, folio 47) , y declaración del señor Fornerón en la
audiencia pública de 11 de oct ubre de 2011.

17
Cfr. Act a de ent rega de M de 17 de j unio de 2000 ( expedient e de anex os a la cont est ación, t om o
I I I , folio 3075) .

18
Cfr. Declaración del señor Fornerón en la audiencia pública de 11 de oct ubre de 2011, y declaración
de Olga Acevedo, supra not a 16, folios 1141 y 1142.
10

Menores su preocupación por el paradero de la niña, así com o por su est ado de salud,
y m anifest ó sospechas con respect o al relat o de la señora Enríquez. Al día siguient e la
señora Enríquez com pareció nuevam ent e ant e la m ism a Defensoría y le indicó que
había ent regado a la niña en guarda para fut ura adopción a un m at rim onio conocido,
debido a la escasez de recursos que sufría, y aseguró nuevam ent e que el señor
Fornerón no era el padre de la niña19 .

24. El 18 de j ulio de 2000, un m es y dos días después del nacim ient o de M y 15


días después de haber acudido a la Defensoría de Menores, el señor Fornerón se
present ó en el Regist ro Civil y reconoció legalm ent e a su hij a 20 .

25. Los referidos hechos fueron obj et o de análisis, ent re ot ros, en varios
procedim ient os j udiciales a los que se referirá a cont inuación la Cort e,
correspondient es a: a) la causa penal sobre posible com isión de supresión de est ado
civil; b) la causa civil sobre guarda j udicial; c) la causa civil sobre derecho de visit as y
d) la causa civil sobre adopción plena 21 .

Causa caratulada “Agente Fiscal solicita medidas previas-posible comisión de


supresión de estado civil”, expediente No. 537

26. El 11 de j ulio de 2000, 25 días después del nacim ient o, la Fiscalía, t ras conocer
los hechos por m edio del señor Fornerón, solicit ó al Juez de I nst rucción la adopción de
m edidas previas, ant e la incert idum bre sobre el dest ino de la niña y dadas las
cont radicciones en que había incurrido la m adre. En su escrit o el Fiscal señaló que no
se podía descart ar “ que se hubiera com et ido un delit o de los previst os en el Tít ulo 4,
Capít ulo 2 del Código Penal” , correspondient e a la supresión y a la suposición del
est ado civil y de la ident idad 22 .

27. El 28 de j ulio de 2000 el Juez de I nst rucción det erm inó “ la falt a de pert inencia”
de algunas de las m edidas solicit adas por la Fiscalía, ya que “ queda[ ba] claro que no
ha exist ido en la especie ni se han consum ado conduct as delict ivas de las previst as y
sancionadas” en el Código Penal, ello “ sin perj uicio de las part icularidades que rodean
al nacim ient o y post erior ent rega de la [ niña] , en una localidad ubicada a m ás de cien
kilóm et ros del dom icilio de la [ m adre] ” . El 2 de agost o de 2000 la Fiscalía form uló un
“ requerim ient o de inst rucción” para que se invest igara la presunt a com isión de delit os
cont em plados en los art ículos 138 y 139.2 del Código Penal 23 .

19
Cfr. Escr it os de la Defensor ía de Pobres y Menores de la Jurisdicción de Rosario del Tala de 3 y 5 de
j ulio de 2000 ( expedient e de anexos a la cont est ación, t om o I I , folios 2685 a 2687) , y escr it o de la Fiscalía
de solicit ud de m edidas pr evias de 11 de j ulio de 2000 ( expedient e de anexos al I nfor m e de Fondo, anexo 4,
folios 38 al 40) .

20
Cfr. Act a de nacim ient o de M, supra not a 16, folio 47.

21
Adicionalm ent e a los procedim ient os j udiciales que se analizan en est a Sent encia, la Com isión y las
represent ant es incluyeron referencias a dos procesos int er nos respect o de los cuales no se alegaron
violaciones específicas a los derechos cont enidos en la Convención, por lo que no serán incluidos en el
present e capít ulo. Se t rat a de las causas carat uladas “ For nerón Aníbal Leonardo sobr e m edidas precaut orias”
expedient e No. 33.707 ant e el Juzgado No. 86 de Just icia Nacional en lo Civil de la Ciudad de Buenos Aires y
“ Enríquez, Diana Elizabet h s/ Su Denuncia” , ant e el Juzgado de I nst rucción de la Ciudad de Vict or ia.

22
Cfr. Escr it o de la Fiscalía de 11 de j ulio de 2000, supra not a 19, folios 41 y 42.

23
Cfr. Resolución del Juez de I nst rucción de Rosario del Tala de 28 de j ulio de 2000 y Requerim ient o
de I nst r ucción Fiscal de 2 de agost o de 2000 ( expedient e de anexos al I nfor m e de Fondo, anexos 6 y 7,
folios 50 a 60) .
11

28. El 4 de agost o de 2000 el Juez de I nst rucción resolvió archivar las act uaciones
por “ no encuadra[ r los hechos] en figura penal alguna” . Adicionalm ent e, consideró,
ent re ot ros fundam ent os, que “ al no haber reconocido [ el señor Fornerón] a la [ niña]
com o su hij a ext ram at rim onial, e independient em ent e de las causas por las que t al
act o no pudo ser concret ado, no ha quedado em plazado t odavía en el est ado de padre
de la m ism a” 24 , por lo que la conduct a de la señora Enríquez “ no est á encam inada a
vulnerar el est ado civil de padre de[ l señor] Fornerón, [ …] porque sencillam ent e ést e
carece de t al condición hast a t ant o no reconozca su presunt a hij a” , de m anera que su
com port am ient o no result a punible en los t érm inos del art ículo 138 del Código Penal.
Asim ism o, en los referidos art ículos 138 y 139 los suj et os pasivos víct im as del delit o
son m enores de edad, y “ la alt eración [ en ellos cont em plada] se refiere al est ado civil
de ot ra persona, porque si se refiriese al del propio aut or, no se incurriría en ese
delit o” 25 .

29. El 10 de agost o de 2000 la Fiscalía int erpuso un recurso de apelación cont ra la


decisión de archivo 26 . El 12 de sept iem bre de 2000 la Cám ara en lo Crim inal de
Gualeguay revocó el aut o apelado y ordenó al j uez act uant e cont inuar con la act ividad
inst ruct ora 27 . El 31 de enero de 2001 el Juez de I nst rucción indicó que, t ras el análisis
de num erosos elem ent os de prueba, “ arriba a idént ica conclusión que
[ ant eriorm ent e] ” , por lo que ordenó el archivo de la causa28 . El 5 de febrero de 2001 la
Fiscalía int erpuso un recurso de apelación cont ra est a decisión, en el que resalt ó que el
señor Fornerón había reconocido a su hij a y se había som et ido a pruebas de ADN que
confirm aban su pat ernidad, pese a lo cual el j uez inst ruct or archivó la causa, est a vez
sin ut ilizar el argum ent o de que no exist e vulneración del est ado civil de padre al no
haberse const it uido com o t al, sino ut ilizando argum ent os nuevos, ignorando ahora t al
condición de padre29 .

30. El 26 de abril de 2001 la Cám ara en lo Crim inal de Gualeguay rechazó la


apelación, confirm ando el aut o de archivo. Dicha Cám ara afirm ó, inter alia, que de la
prueba recabada no “ puede sospecharse la exist encia de act os de ej ecución de los
delit os que se reprim en en el art [ ículo] 11 del Tít ulo I V del Libro Segundo del Código
Penal” , y que la reform a de la Ley No. 24.410 “ no t uvo com o propósit o la represión de
act ividades de quienes se lucran con la vent a o int erm edian con la ent rega de niño,
con fines benévolos o hum anit arios” 30 .

24
De la prueba que obra en el expedient e ant e est a Cort e se despr ende que la infor m ación sobr e el
reconocim ient o de su hij a por part e del señor Fornerón se incorporó en aut os en sept iem bre de 2000, est o
es, con post er ioridad a la sent encia del Juez de I nst rucción ( expedient e de anexos a la cont est ación, t om o I I ,
folios 2765 a 2769) .

25
Cfr. Resolución del Juez de I nst rucción de Rosario del Tala de 4 de agost o de 2000 ( expedient e de
anexos al I nfor m e de Fondo, anexo 8, folios 63 a 69) .

26
Cfr. Recur so de apelación de la Fiscalía de 10 de agost o de 2000 ( expedient e de anexos al I nform e
de Fondo, anexo 9, folios 71 a 80) .

27
Cfr. Resolución de la Cám ara en lo Crim inal de Gualeguay de 12 de sept iem bre de 2000 ( expedient e
de anexos al I nform e de Fondo, anexo 10, folios 82 y 83) .

28
Cfr. Resolución del Juez de I nst r ucción de 31 de enero de 2001 ( expedient e de anexos al I nform e
de Fondo, anexo 11, folios 85 a 97) .

29
Cfr. Recur so de apelación de la Fiscalía de 5 de febrero de 2001 ( expedient e de anexos al I nfor m e
de Fondo, anexo 12, folios 99 a 106) .

30
Cfr. Resolución de la Cám ara en lo Crim inal de Gualeguay de 26 de abril de 2001 ( expedient e de
anexos al I nfor m e de Fondo, anexo 13, folios 109 a 114) .
12

Causa caratulada “[M.] S/ Guarda Judicial”, expediente No. 994

31. El 1 de agost o de 2000, un m es y m edio después del nacim ient o de la niña, el


m at rim onio B- Z solicit ó la guarda j udicial de M. El 28 de agost o de 2000 la Defensoría
de Pobres y Menores ( en adelant e t am bién “ la Defensoría de Menores” ) puso en
conocim ient o del Juez de Prim era I nst ancia el reconocim ient o de la niña por part e del
señor Fornerón. El 27 de sept iem bre de 2000 dicho j uez ordenó cit ar al señor Fornerón
para que com pareciera y el 3 de oct ubre de 2000 ese funcionario recibió un oficio del
Juez de I nst rucción de la causa penal “ Agent e Fiscal solicit a m edidas previas- posible
com isión de supresión de est ado civil” , inform ándole sobre la causa iniciada en su
fuero. El señor Fornerón, com o “ padre biológico de la [ niña] ” , solicit ó al Juez de
Prim era I nst ancia, el 18 de oct ubre de 2000, la int errupción de la guarda j udicial y que
la niña le fuera ent regada en guarda provisoria. Ant e la negat iva de la m adre biológica
sobre la pat ernidad de Fornerón, el 13 de noviem bre de 2000 se dispuso la práct ica de
una prueba de ADN, cuyos result ados fueron recibidos por el Juez de Prim era I nst ancia
el 11 de diciem bre de 2000. Dicha prueba confirm ó la pat ernidad del señor Fornerón.
El 14 de febrero de 2001 el señor Fornerón reit eró su solicit ud de int errupción de la
guarda y la rest it ución de la niña, “ a quien no solam ent e quiero com o m i hij a sino
t am bién que ahora t engo la seguridad j urídica y biológica de que soy su padre” 31 .

32. En m arzo de 2001 el Juez de Prim era I nst ancia ordenó la realización de un
inform e psicológico con base en la solicit ud del Defensoría de Menores de una pericia
respect o de los “ posibles daños que podría sufrir la [ niña] en caso de ordenarse [ su]
ent rega [ …] al padre biológico” . El referido inform e, present ado ant e el j uez el 9 de
m ayo de 2001, concluyó que “ sería sum am ent e dañino psicológicam ent e para la niña
el t raspaso de [ la] fam ilia a la que reconoce [ …] a ot ra a la que desconoce[ , y que] el
alej am ient o de la niña de sus afect os y de su am bient e sería sum am ent e t raum át ico,
pudiéndole ocasionar daños em ocionales graves e irreversibles, m ás aún [ si] at ravesó
ya por una prim era sit uación de abandono” . El 7 de m ayo de 2001 el señor Fornerón
reit eró su solicit ud ant erior, indicando al j uez la necesidad de que la guarda se
int errum piera “ debido a la sit uación de la m enor que por un lado recibe el afect o de los
act uales t enedores, com part e su casa y sus cosas, se habit úa a una relación y
sit uación precaria de la que será desprendida [ …] para vivir una nueva. Pero est a
realidad será para [ M] cada vez m ás dolorosa, difícil y t raum át ica cuant o m ás sea el
t iem po que t ranscurra para la rest it ución” 32 .

33. El 17 de m ayo de 2001, el Juez de Prim era I nst ancia ot orgó la guarda j udicial
de la niña al m at rim onio B- Z, por un plazo de un año. En la sent encia consideró que:
a) la inexist encia de un “ noviazgo form al de m ás de 12 m eses” ent re el señor Fornerón
y la señora Enríquez, el hecho de que la niña “ no fue result ado del am or” ni “ del deseo
de form ar una fam ilia” , y la exist encia de una fuert e oposición de la m adre biológica a

31
Cfr. Sent encia del Juez de Prim era I nst ancia de 17 de m ayo de 2001 ( expedient e de anexos al
I nform e de Fondo, anexo 2, folio 14) ; escrit o de solicit ud de ot orgam ient o de guarda j udicial de 1 de agost o
de 2000; escrit o del Defensor de Pobres y Menores de 28 de agost o de 2000; const ancia de cit ación a
audiencia al señor Fornerón de 27 de sept iem br e de 2000; oficio del Juez de I nst rucción de 28 de
sept iem br e de 2000; solicit ud de int errupción de la guarda j udicial y rest it ución de la m enor rem it ida por el
señor Fornerón el 18 de oct ubre de 2000; oficio del Juez de Prim era I nst ancia de 9 de noviem bre de 2000;
result ados de la prueba de ADN realizada al señor Forner ón recibida por el Juzgado el 11 de diciem bre de
2000, y escrit o del señor For nerón de rest it ución de su hij a de 14 de febrero de 2001 ( expedient e de anexos
a la cont est ación, t om o I I I , folios 3111, 3112, 3121, 3127, 3128, 3157 a 3160, 3163, 3173 a 3180 y 3182) .

32
Cfr. Sent encia del Juez de Prim era I nst ancia de 17 de m ayo de 2001, supra not a 31, folios 15 y 16;
escr it o del señor Fornerón de 7 de m ayo de 2001, y perit aj e psicológico de 9 de m ayo de 2001 ( expedient e
de anexos a la cont est ación, t om o I I I , folios 3192 y 3198) .
13

la posible ent rega de la niña a su padre, son circunst ancias que “ acredit a[ ban] un real
conflict o” ent re los progenit ores de la niña y “ la ausencia de una fam ilia biológica” ; b)
el señor Fornerón no había dem ost rado ningún t ipo de int erés ni colaboración con la
m adre ant es del nacim ient o de la niña, ni realizó ninguna present ación j udicial para
resguardar el vínculo con la niña; c) result a excesivo el plazo cont ado desde el
nacim ient o de la niña o del reconocim ient o de la m ism a hast a la fecha de present ación
en aut os para reclam ar la ent rega de M; d) de ent regarse la niña al padre biológico, no
cont aría con una fam ilia biológica, falt ándole la presencia m at ernal, y e) sin dej ar de
evaluar los derechos del padre, prim a el int erés superior de la niña, quien a crit erio de
la perit a, sufriría un daño irreparable si fuese ent regada al señor Fornerón. Concluyó
que “ de así acceder en un fut uro el padre biológico [ …] , se podría inst rum ent ar un
régim en de visit as para m ant ener un cont act o con la niña” 33 .

34. El 4 de j unio de 2001 el señor Fornerón y su abogado int erpusieron un recurso


de apelación cont ra esa sent encia 34 , señalando, inter alia, que: a) la señora Enríquez
nunca m anifest ó en el expedient e quién era el padre, por t ant o, de no ser por su
“ obst inada volunt ad de querer saber cuál era la verdad [ …] y la decisión de reconocer
a su hij a [ …] en form a ext raj udicial, nunca se hubiese ent erado de su pat ernidad” ; b)
el Juez de Prim era I nst ancia no ordenó pruebas necesarias y no cit ó al señor Fornerón;
c) la búsqueda, el reconocim ient o y la present ación j udicial especialm ent e reclam ando
la int errupción de la guarda, son indicat ivos de su preocupación por t ener, cuidar,
educar y convivir con su hij a, por lo que no puede afirm ar el j uzgador un desint erés
del padre; d) el j uez supone que será m ás beneficioso para M crecer con el m at rim onio
que con la presencia del padre, de m anera que se prej uzga y se m enosprecia la
sit uación del señor Fornerón, quien solt ero, pero con t odo el apoyo fam iliar, reclam a
para sí a su hij a; e) considerar un im pedim ent o para cuidar a un hij o la ausencia de
una fam ilia así com o invocar la diferencia ent re “ fam ilia const it uída” y padre biológico
se cont rapone, ent re ot ras norm as, a la legislación nacional sobre adopción y guarda,
así com o a la Convención Am ericana y la Convención sobre los Derechos del Niño, y f)
el j uez no ha cum plido adem ás los precept os legales que requieren del consent im ient o
del padre para ot orgar la adopción, ya que el señor Fornerón “ ha expresado en form a
inequívoca su decisión de no ot orgar en guarda a su hij a” .

35. El 10 de j unio de 2003 la Sala Prim era de la Cám ara Segunda de Paraná ( en
adelant e t am bién “ la Cám ara” ) , luego de la práct ica de varias diligencias35 , revocó la

33
Cfr. Sent encia del Juez de Pr im era I nst ancia de 17 de m ay o de 2001, supra not a 31, folios 16 a 20.

34
Cfr. Recurso de apelación int erpuest o por el señor For ner ón el 4 de j unio de 2001 ( expedient e de
anexos a la cont est ación, t om o I I I , folios 3220 a 3234) .

35
Ent r e ot ras, se realizaron las siguient es diligencias: a) el 14 y el 15 de agost o de 2002 el equipo
int erdisciplinario ent rev ist ó al m at r im onio B- Z, al señor Fornerón y a la señora Enr íquez, y el 16 de agost o
de 2002 se rem it ió al Juzgado el dict am en del equipo int erdisciplinar io designado; b) se realizó un inform e
socio am bient al del señor Fornerón el cual se present ó al Juzgado el 9 de sept iem br e de 2002; c) el 14 de
febrero de 2003 se realizó una audiencia ent re las part es involucradas, en la cual acordaron la suspensión de
la m ism a para “ iniciar[ …] un proceso de conocim ient o m ut uo y diálogo asist ido por el equipo
int erdisciplinario” , el 17 de m arzo de 2003 se realizó ot ra audiencia, en la que acordaron “ dar por finalizada
la [ m ediación] ” , y d) con post er ioridad a la prim era audiencia el equipo int erdisciplinario, el Defensor de
Menores y el Fiscal de Cám ar a produj eron sus respect ivos inform es; est os dos últ im os se pronunciaron por la
confir m ación de la sent encia de pr im era inst ancia. El equipo int erdisciplinario afirm ó que “ es conv enient e
que [ la] rest it ución [ …] sea dent ro de un proceso de inform ación paulat ina con ayuda de profesionales y
superv isado por la j ust icia” , el cual “ puede com enzar desde ahora” , y recom endó que si hubiera rest it ución
fuera ent re los 5 y 6 años de la niña, est o es, cuando t enga un edad m ent al y un desarrollo psíquico con
m ej ores condiciones y capacidades para ent ender la sit uación. Cfr. I nfor m es del equipo int erdisciplinario de
16 de agost o de 2002 y de 1 de abril de 2003; inform e socioam bient al sobre el señor Fornerón de 9 de
sept iem br e de 2002; act a de audiencia celebrada ant e la Sala Pr im era de la Cám ara Segunda de Par aná de
14

sent encia de prim era inst ancia, dej ando sin efect o la guarda j udicial est ablecida, la
cual “ no se aj ust ó a derecho” . En la sent encia, aprobada por dos vot os a favor y uno
en cont ra, los vot os m ayorit arios afirm aron, inter alia, que: a) la presencia del
Defensoría de Menores al m om ent o de ent rega de la niña no cum plía est rict am ent e con
los requisit os est ablecidos por ley, puest o que “ solo es adm isible la [ guarda] ot orgada
j udicialm ent e” ; b) el Juez de Prim era I nst ancia debió advert ir la exist encia de un
proceso penal sobre los hechos, circunst ancia que requería “ prolij idad” en las
act uaciones procesales del j uez civil; c) el inform e psicológico considerado por el Juez
de Prim era I nst ancia no realizó un exam en de los vínculos de la niña con el m at rim onio
B- Z, no const a que hubiera ent revist ado al padre biológico ni al referido m at rim onio, y
no t uvo en cuent a el derecho a la ident idad de la niña, com o t am poco lo hizo el Juez
de Prim era I nst ancia; d) no se puede at ribuir desidia al señor Fornerón en su act uación
y, adem ás, el reconocim ient o de la niña en el regist ro civil “ j urídica y legalm ent e, y
m ient ras no fuera im pugnada su pat ernidad, le ot orgaba el caráct er invocado[ ,] con
t odos los derechos y deberes que ello conllevaba” , y e) en la causa no exist ió el
consent im ient o que necesariam ent e debía dar el señor Fornerón com o padre para la
guarda en adopción 36 .

36. El 27 de j unio de 2003 el m at rim onio B- Z int erpuso un recurso de


inaplicabilidad de ley cont ra la sent encia de la Cám ara que revocó la guarda j udicial 37 .
El 20 de noviem bre de 2003 el Superior Tribunal de Just icia de Ent re Ríos, declaró
procedent e el recurso, revocó la decisión de la Cám ara y, en consecuencia, confirm ó la
sent encia de prim era inst ancia 38 . La sent encia consideró, prim ordialm ent e, el t iem po
t ranscurrido. Ent re ot ras cuest iones, se indicó, que la dem ora en el t rám it e del proceso
de guarda j udicial incidió en la decisión de confirm ar la sent encia de prim era inst ancia,
en consideración del int erés superior de M, quien había vivido los m ás de t res años
desde su nacim ient o con el m at rim onio B- Z. Tam bién se indicó en esa sent encia que la
Cám ara no había hecho “ señalam ient o de absurdidad en los dict ám enes de los
t écnicos” que consideró en su fallo, lo cual a crit erio de uno de los j ueces del Superior
Tribunal de Just icia debe int erpret arse com o “ una conduct a arbit raria y volunt arist a en
los j ueces” de Cám ara.

37. Asim ism o, en su decisión el Superior Tribunal de Just icia añadió que si bien el
art ículo 9 de la Convención sobre los Derechos del Niño est ablece la obligación del
Est ado de no separar a un niño de sus padres en cont ra de la volunt ad de ést os,
t am bién cont em pla una “ reserva de revisión j udicial” que puede est ablecer t al
separación en base al int erés superior del niño, part icularm ent e en casos com o el
present e en el que “ los vínculos biológicos no son significat ivos” . Adem ás, indicó que la
cuest ión cent ral es el conflict o ent re el derecho subj et ivo del padre biológico a la
t enencia de su hij a y el int erés superior de la niña, lo cual se resuelve t eniendo en
consideración el t iem po t ranscurrido desde el día después del nacim ient o hast a la
fecha del fallo, “ lo que hace t ot alm ent e inconvenient e cam biar la sit uación de la

14 de febrero de 2002; act a de audiencia de m ediación en el Poder Judicial de la Provincia de Ent r e Ríos de
17 de m arzo de 2003; infor m e del Defensor de Menor es de 22 de abril de 2003, e inform e de la Fiscalía de
Cám ara de 25 de abril de 2003 ( expedient e de anexos a la cont est ación, t om o I I I , folios 3336 a 3340, 3354,
3404, 3431, 3435 a 3437, 3441 a 3443, 3447 a 3450 y 3454) .

36
Cfr. Sent encia de la Sala Prim era de la Cám ara Segunda de Paraná de 10 de j unio de 2003
( expedient e de anexos al I nform e de Fondo, anexo 15, folios 127 a 169) .

37
Cfr. Recur so de inaplicabilidad de ley int erpuest o el 27 de j unio de 2003 ( expedient e de anexos al
I nform e de Fondo, anexo 17, folios 173 a 194) .

38
Cfr. Sent encia de la Sala Civil y Com ercial del Super ior Tribunal de Just icia de Ent re Ríos, supra
not a 38, folios 214 a 244.
15

m enor, por los efect os m uy perniciosos que t al hecho acarrearía sobre la psiquis y en
la conform ación de su personalidad” . La det erm inación del int erés superior de la niña
“ est á llena de subj et ividades y depende de la escala de valores del [ j ] uez, de su
form ación ideológica, de su experiencia de vida, com o así t am bién de quienes
part icipan en la decisión, la que por ot ra part e t am bién es aleat oria, porque cuando se
conozcan los result ados, el t iem po habrá consum ido m uchos años de la vida de [ M] ” 39 .

38. El 4 de diciem bre de 2003 el señor Fornerón int erpuso un recurso de apelación
ext raordinaria federal, el cual fue denegado el 2 de abril de 2003 por no cum plir los
requisit os form ales de adm isibilidad 40 .

Causa caratulada “Fornerón Leonardo Aníbal Javier S/Derecho de visitas”,


expediente No. 3768

39. El 15 de noviem bre de 2001 el señor Fornerón prom ovió un j uicio de derecho de
visit as. El 13 de m arzo de 2002 el Juzgado Civil y Com ercial de Rosario del Tala se
declaró incom pet ent e “ en virt ud de la t ram it ación [ …] ant e el Juzgado Civil de la
ciudad de Vict oria de la guarda preadopt iva de la [ niña] ” , decisión que fue recurrida
por el señor Fornerón el 18 de m arzo de 2002. El 18 de abril de 2002 el abogado del
señor Fornerón “ [ a] t ent o a[ l] est ado de aut os y el plazo t ranscurrido sin fundar el
recurso, solicit [ ó] sea rem it ido el expedient e al Juzgado de la ciudad de Vict oria,
[ provincia] de Ent re Rios” . El 22 de abril de 2002 se ordenó la rem isión de los aut os al
Juzgado Civil y Com ercial de Vict oria. El 25 de noviem bre de 2003 el señor Fornerón
reit eró su solicit ud de que fuera est ablecido un régim en de visit as. El Juez de Prim era
I nst ancia de Vict oria se declaró com pet ent e para conocer de la causa el 7 de abril de
2004. El 8 de abril de 2005 el señor Fornerón com pareció “ espont áneam ent e” y “ sin
pat rocinio let rado” solicit ando “ se le fij [ ara] una audiencia para est ablecer un régim en
de visit as” 41 . La audiencia t uvo lugar el 29 de abril de 2005, y a ella com parecieron el
señor Fornerón y el m at rim onio B- Z 42 .

40. El 19 de m ayo de 2005 el abogado del señor Fornerón present ó su propuest a de

39
Cfr. Sent encia de la Sala Civil y Com ercial del Super ior Tribunal de Just icia de Ent re Ríos, supra
not a 38, folios 234, 235, 240 y 241.

40
Cfr. Recurso de apelación ex t raordinar ia federal de 4 de diciem bre de 2003 y sent encia de la Sala
Civil y Com ercial del Superior Tribunal de Just icia de Ent r e Ríos de 2 de abril de 2004 ( expedient e de anexos
al I nfor m e de Fondo, anexos 19 y 20, folios 246 a 266) . En su sent encia el Superior Tribunal de Just icia de
Ent r e Ríos denegó el recur so, inter alia, debido a que “ el recurrent e no ha dado cum plim ient o con el
requisit o for m al referent e a que el escrit o recur sivo debe bast arse a sí m ism o, obv iando t oda consideración
sobre los ant ecedent es o hechos de la causa [ …] ingr esando direct am ent e a la fundam ent ación del recur so
t odo lo cual obst ar ía la procedencia form al del m ism o. No obst ant e lo cual [ …] , debe punt ualizarse t am bién
que el recurso int ent ado t am poco result a procedent e t oda vez que no se efect uó en t iem po y form a la
int roducción de la cuest ión federal en la prim era ocasión que le brindó el procedim ient o j urisdiccional a la
part e recurrent e” .

41
Cfr. Escrit o de prom oción de j uicio de derecho de visit as de 15 de noviem bre de 2001; decisión del
Juez Civ il de Rosario del Tala de 13 de m ar zo de 2002; escrit o de solicit ud de rem isión de expedient e del
abogado del señor For nerón de 18 de abr il de 2002; orden de rem isión de expedient e del Juez Civil de
Rosar io del Tala el 22 de abr il de 2002; escrit o de solicit ud de r égim en de visit as de 25 de noviem bre de
2003; escrit o del Juez de Pr im era I nst ancia de Vict or ia de 25 de noviem bre de 2003; escrit o de cont est ación
a la solicit ud del Juez de Prim era I nst ancia de Vict oria de 25 de noviem bre de 2003; declaración de
com pet encia del Juez de Pr im era I nst ancia de Vict oria de 7 de abr il de 2004; regist ro de com par ecencia del
señor Fornerón ant e el Juez de Pr im era I nst ancia de Vict oria de 8 de abril de 2005, y act a de audiencia
celebrada el 29 de abr il de 2005 ( expedient e de anexos al I nfor m e de Fondo, anexos 21, 23, 24 y 25, folios
268 a 271, 303 a 305, 307, 308, 314, 316, 317, 321, 329 y 331) .

42
En la cit ación a audiencia el j uez convocó al señor Fornerón y al m at rim onio B- Z con la niña.
16

régim en de visit as, indicando que la perit a por él ofrecida recom endó, inter alia, que el
acercam ient o se produj era en un lugar cercano al dom icilio de M, por lo que la
represent ación del señor Fornerón propuso “ com o ám bit o adecuado para que se
desarrolle [ el] acercam ient o ent re la [ niña] y su padre, la Asam blea Perm anent e por
los Derechos Hum anos” . Ese m ism o día solicit ó la acum ulación de las causas sobre
guarda j udicial, adopción y régim en de visit as, para evit ar “ la superposición de pruebas
y la elongación de plazos, m ás cuando se t rat a de preservar el int erés superior de
[ M] ” . El j uez det erm inó que “ no correspond[ ía] la acum ulación solicit ada” puest o que
ya se había dict ado sent encia en el proceso de guarda, y el régim en de visit as se
sust ancia[ ba] por un t rám it e diferent e. El 21 de oct ubre de 2005 el señor Fornerón y
su hij a, quien ent onces t enía cinco años y cuat ro m eses de edad, t uvieron su prim er y
único encuent ro hast a el m om ent o en un hot el, por un t iem po de cuarent a y cinco
m inut os, en presencia de la psicóloga designada por el m at rim onio B- Z y de un
observador del Juzgado de Prim era I nst ancia. El lugar de ese prim er y único encuent ro
fue propuest o por la represent ación del m at rim onio B- Z, al ser un “ lugar que la niña ya
conoce y [ con el que se encuent ra] se encuent ra fam iliarizada y que cuent a con
lugares adecuados para la ent revist a” . Dicha solicit ud fue acept ada por el Juez de
Prim era I nst ancia 43 .

41. Con post erioridad a ese encuent ro el señor Fornerón solicit ó en varias ocasiones
al j uez dict ar sent encia sobre el régim en de visit as44 . Asim ism o, en est e proceso, ent re
ot ras act uaciones: a) se convocaron en varias ocasiones a las part es, incluida la niña,
a com parecer en audiencia 45 ; b) se rem it ieron inform es psicológicos de los perit os de
part es; c) se rechazó la solicit ud de la Secret aría de Derechos Hum anos de la Nación,
para est ar present e en las ent revist as al señor Fornerón “ a fin de int ent ar una solución
com ponedora de la incidencia plant eada, respet uosa del int erés superior del niño” ; d)
el señor Fornerón solicit ó “ a los fines de no ret rasar m ás el proceso, [ …] com enzar de
inm ediat o la revinculación con [ su] hij a” ; e) el 27 de m ayo de 2009 una int egrant e del
equipo int erdisciplinario del Poder Judicial realizó una ent revist a al señor Fornerón, la
cual indicó que ést e “ se encuent ra en condiciones psíquicas para enfrent ar un régim en
de visit as, t eniendo com o obj et ivo lograr rest it uir a su hij a a su núcleo fam iliar,
respet ando t odos los t iem pos y pasos que se requiera para ese efect o” ; f) el 17 de
j unio de 2010 la j ueza dict ó sent encia rechazando el régim en de visit as solicit ado; g) el
23 de j unio de 2010 el señor Fornerón int erpuso un recurso de apelación, el cual fue

43
Cfr. Escrit o de solicit ud de m edida y escr it o de solicit ud de unificación de causas del abogado del
señor For nerón present ados el 19 de m ayo de 2005 ( expedient e de anexos al I nform e de Fondo, anexos 26
y 27, folios 334 a 337) ; resolución del Juez de Prim er a I nst ancia de Vict oria rechazando la solicit ud de
acum ulación de causas de 14 de j unio de 2005; act a de audiencia de 14 de sept iem br e de 2005 del Juez de
Prim era I nst ancia de Vict oria; act a de designación de observador del Juzgado de Prim era I nst ancia de 20 de
oct ubr e de 2005; act a del encuent ro ent r e el señor Fornerón y su hij a de 21 de oct ubr e de 2005; escrit o de
solicit ud de régim en de visit as present ado por el señor Fornerón el 17 de noviem bre de 2005 ( expedient e de
anexos a la cont est ación, t om o I V, folios 3896, 3917, 3920 a 3922, 3928 y 3929) .

44
Cfr. Escrit os present ados por el señor Fornerón el 17 de noviem bre de 2005, 18 de abril de 2006,
24 de m ayo de 2007, 19 de noviem bre de 2009 y 1 de diciem bre de 2009 ( expedient e de anexos a la
cont est ación, t om o I V, folios 3933, 3934, 3951, 3954 a 3956, 4224 y 4229) .

45
En una audiencia celebrada en noviem bre de 2008 M m anifest ó que en 2005 “ conoció a quien llam a
Leonardo, su padre biológico, y que le gust ó conocer lo [ …] ; que ahora no le gust aría v erlo, sino cuando sea
m ás grande, que act ualm ent e quier e est ar t ranquila, hacer su v ida [ …] que no [ …] m olest en a sus padres” .
En ot ra audiencia celebrada el m ism o día el señor Fornerón m anifest ó que le “ int eresa un régim en de visit as
cada quince días y en épocas de vacaciones un período m ás prolongado, expres[ ó] su int ención de verla,
cont ar le su realidad biológica [ …] ; que en el régim en de visit as considera que en un prim er m om ent o t ant o
él com o la niña sean acom pañados por sus respect ivos psicólogos[ ; ] aclar[ ó] que no es su int ención [ sacar ]
a [ M] del am bient e fam iliar y de sus adopt ant es, quiere lo m ej or para [ M] y que las visit as se realicen en
Buenos Aires en el ám bit o donde habit a [ la niña] ” .
17

rechazado por la Sala Prim era de la Cám ara Segunda del Poder Judicial de Ent re Ríos
el 9 de noviem bre de 2010; h) el señor Fornerón int erpuso un recurso de
inaplicabilidad de ley el 2 de diciem bre de 2010, e i) el 28 de febrero de 2011 la
Cám ara Segunda elevó los aut os a la Sala Civil y Com ercial del Superior Tribunal de
Just icia 46 .

42. El 4 de m ayo de 2011 se celebró una audiencia ant e la Sala Civil y Com ercial
del Superior Tribunal de Just icia de Ent re Ríos, en la que se escuchó a la niña, así
com o al señor Fornerón y al m at rim onio B- Z. La niña m anifest ó que el señor Fornerón
es un desconocido para ella y, aunque en m om ent os de su declaración indicó que no
quería ver a su padre biológico, t am bién afirm ó que podría int ent ar algún t ipo de
m edida para ir conociéndolo, com o que él fuera a su casa y est uviera present e su
m adre adopt iva. El señor Fornerón indicó que quiere “ conocerla a ella y saber qué
piensa” , explicó que “ su int ención no es apropiarse de ella, es t ener un régim en de
visit as, conocerla, si es m ayor y quiere venir a vivir con él” , y explica que “ hoy en día
la realidad no es la m ism a, ella t iene uso de razón, puede pedir cosas, y si quiere t ener
un régim en de visit as o no, hoy la realidad es que t iene diez años y puede t om ar
decisiones [ …] no pued[ e] obligarla a vivir [ con él] ” . Las part es acordaron: a)
est ablecer un régim en de visit as de com ún acuerdo y en form a progresiva; b) que el
señor Fornerón desist e del recurso de inaplicabilidad de ley; c) un pact o de
confidencialidad, cesando t odo t ipo de publicidad, ent revist as o declaraciones sobre el
caso, y d) el señor Fornerón no realizará nuevas denuncias penales o civiles, que
pert urben la vida fam iliar de la m enor y de sus padres adopt ivos47 .

Causa caratulada “Fornerón M[.] S/Adopción Plena”, expediente No. 4707

43. El 6 de j ulio de 2004 el m at rim onio B- Z int erpuso una dem anda de adopción
plena. Tras una serie de act uaciones int ernas el señor Fornerón fue cit ado para
com parecer el 8 de abril de 2005 ant e el Juzgado de Prim era I nst ancia Civil y
Com ercial de Vict oria. El señor Fornerón m anifest ó su oposición a la adopción en varias
ocasiones, ent re ellas el 6 de abril de 2005, m om ent o en que t am bién inform ó al j uez
de la int erposición de una pet ición ant e la Com isión I nt eram ericana de Derechos
Hum anos y solicit ó “ se recha[ zara] la dem anda de [ a] dopción, baj o cualquiera de sus
m odalidades, por cuan[ t ] o la volunt ad pat erna es requisit o indispensable a considerar
a los fines de dict am inar al respect o” . El 8 de abril de 2005 el m at rim onio B- Z solicit ó
al j uez que dict ara sent encia m anifest ando que “ la oposición de Fornerón a la adopción
no result a vinculant e para [ …] los fines del ot orgam ient o de la [ m ism a] ” . En
com parecencia ant e el j uez la m adre biológica ot orgó su consent im ient o a la adopción

46
Cfr. Aut o de cit ación a audiencia de 27 de noviem bre de 2007; aut o de fij ación de nueva audiencia
de 20 de oct ubre de 2008; act as de celebración de audiencias ant e la Jueza Suplent e de Prim era I nst ancia
de 11 de noviem bre de 2008 y 12 de j unio de 2009; inform e psicológico de 28 de noviem bre de 2008;
oficios de la Direct ora Nacional de Asunt os Jurídicos en Mat er ia de Derechos Hum anos de la Secret aría de
Derechos Hum anos del Minist erio de Just icia, Seguridad y Derechos Hum anos de la Nación de 5 y 9 de
m arzo de 2009; escrit o de suspensión de plazos y audiencia del abogado del señor Fornerón de 9 de m arzo
de 2009; resolución de la Jueza Suplent e de Prim era I nst ancia de 27 de m arzo de 2009; escrit o de solicit ud
del m edida del señor Forner ón de 21 de abril de 2009; inform es del equipo int erdisciplinar io del Poder
Judicial de 1 y 25 de j unio de 2009; sent encia de la Jueza Suplent e de Prim era I nst ancia de 17 de j unio de
2010; recurso de apelación de 30 de j ulio de 2010; sent encia de la Sala Prim era de la Cám ara Segunda del
Poder Judicial de Ent re Ríos de 9 de nov iem bre de 2010; recur so de inaplicabilidad de ley de 2 de diciem br e
de 2010; oficio No. 12 de la Cám ara Segunda de Paraná de 28 de febrero de 2011 ( expedient e de anexos a
la cont est ación, t om o I V, folios 3965, 3967, 3969 a 3975, 3976, 3977, 4006 a 4008, 4036 a 4038, 4053,
4054, 4057, 4078, 4079, 4097 a 4099, 4123 a 4129, 4244 a 4259, 4277, 4295 a 4308, 4377 a 4432, 4440
a 4454 y 4464) .

47
Cfr. Act a de audiencia celebr ada ant e la Sala Civ il y Com ercial del Superior Tribunal de Just icia de
Ent r e Ríos ( ex pedient e de anexos a la cont est ación, t om o I V, folios 4479 y 4480) .
18

y el señor Fornerón se opuso a la m ism a. El 23 de diciem bre de 2005 el Juez de


Prim era I nst ancia Civil y Com ercial de Vict oria ot orgó la adopción sim ple al m at rim onio
B- Z 48 .

B. Con side r a cion e s ge n e r a le s de la Cor t e

44. En el present e caso el Tribunal considera que las alegadas violaciones a los
derechos a las garant ías j udiciales, a la prot ección j udicial, a la prot ección a la fam ilia y
a los derechos del niño debe int erpret arse a la luz del corpus juris int ernacional de
prot ección de los niños y niñas. Tal com o est a Cort e lo ha afirm ado en ot ras
oport unidades, est e corpus juris debe servir para definir el cont enido y los alcances de
las obligaciones que ha asum ido el Est ado cuando se analizan los derechos de niños y
niñas49 .

45. Los niños y las niñas son t it ulares de los derechos est ablecidos en la Convención
Am ericana, adem ás de cont ar con las m edidas especiales de prot ección cont em pladas
en su art ículo 19, las cuales deben ser definidas según las circunst ancias part iculares
de cada caso concret o 50 . La adopción de m edidas especiales para la prot ección del niño
corresponde t ant o al Est ado com o a la fam ilia, la com unidad y la sociedad a la que
aquél pert enece 51 .

46. Est a Cort e ya se ha ocupado ext ensam ent e sobre los derechos del niño y la
prot ección a la fam ilia en su Opinión Consult iva 17, y ha est ablecido que el niño t iene
derecho a vivir con su fam ilia, la cual est á llam ada a sat isfacer sus necesidades
m at eriales, afect ivas y psicológicas52 .

47. Asim ism o, est e Tribunal ha indicado que el disfrut e m ut uo de la convivencia


ent re padres e hij os const it uye un elem ent o fundam ent al en la vida de fam ilia. En est e
sent ido, el niño debe perm anecer en su núcleo fam iliar, salvo que exist an razones
det erm inant es, en función del int erés superior de aquél, para opt ar por separarlo de su
fam ilia. En t odo caso, la separación debe ser excepcional y, preferent em ent e,
t em poral 53 .

48
Cfr. Escr it o de dem anda de adopción plena int erpuest a por el m at rim onio B- Z el 6 de j ulio de 2004;
cit ación del Juzgado de Prim era I nst ancia en lo Civil y Com ercial de Vict oria dirigida al señor Fornerón de 7
de m arzo de 2005; escr it o del señor Fornerón dir igido al Juzgado de Prim era I nst ancia en lo Civ il y Com ercial
de Vict or ia el 6 de abril de 2005; solit ud de dict ado de sent encia del m at rim onio B- Z de 8 de abril de 2005;
act a de com parecencia del señor Fornerón ant e el Juzgado de Prim era I nst ancia en lo Civil y Com ercial de
Vict oria de 8 de abril de 2005, y sent encia del Juzgado de Pr im era I nst ancia en lo Civil y Com er cial de
Vict oria de 23 de diciem bre de 2005 ( expedient e de anexos al I nform e de Fondo, anex os 29, 31, 32 y 33,
folios 345 a 349, 367, 369, 371, 372, 374, 375, 371, 372, 374, 375, y 389 a 396) ; escrit o de oposición a la
adopción del señor Fornerón de 18 de m arzo de 2005, y act a de com par ecencia de la señora Enr íquez ant e
el Juzgado de Prim era I nst ancia en lo Civil y Com ercial de Vict oria el 28 de oct ubre de 2004 ( expedient e de
anexos a la cont est ación, t om o V, folios 4700 y 4666) .

49
Cfr. Caso de los “Niños de la Calle” (Villagrán Morales y otros) Vs. Guatemala. Fondo. Sent encia de
19 de noviem bre de 1999. Serie C No. 63, párr. 194, y Caso Gelman Vs. Uruguay. Fondo y Reparaciones.
Sent encia de 24 de febrero de 2011. Serie C No. 221, pár r. 121.

50
Cfr. Caso Gelman Vs. Uruguay, supra not a 49, párr. 121, y Caso Atala Riffo y Niñas Vs. Chile.
Fondo, Reparaciones y Costas. Sent encia de 24 de febrer o de 2012. Serie C No. 239, párr. 196.

51
Cfr. Condición Jurídica y Derechos Humanos del Niño. Opinión Consult iva OC- 17/ 02 de 28 de agost o
de 2002. Serie A No. 17, párr . 62, y Caso Gelman Vs. Uruguay, supra not a 49, párr. 121.

52
Cfr. Opinión Consult iva OC- 17/ 02, supra not a 51, párrs. 67 y 71.
53
Cfr. Opinión Consult iva OC- 17/ 02, supra not a 51, párrs. 72, 75 y 77.
19

48. Toda decisión est at al, social o fam iliar que involucre alguna lim it ación al
ej ercicio de cualquier derecho de un niño o niña, debe t om ar en cuent a el int erés
superior del niño y aj ust arse rigurosam ent e a las disposiciones que rigen est a
m at eria 54 .

49. Respect o del int erés superior del niño, la Cort e reit era que est e principio
regulador de la norm at iva de los derechos del niño se funda en la dignidad m ism a del
ser hum ano, en las caract eríst icas propias de los niños, y en la necesidad de propiciar
el desarrollo de ést os, con pleno aprovecham ient o de sus pot encialidades. En el m ism o
sent ido, conviene observar que para asegurar, en la m ayor m edida posible, la
prevalencia del int erés superior del niño, el preám bulo de la Convención sobre los
Derechos del Niño est ablece que ést e requiere “ cuidados especiales” , y el art ículo 19
de la Convención Am ericana señala que debe recibir “ m edidas especiales de
prot ección” 55 .

50. Recient em ent e, la Cort e ha señalado que la det erm inación del int erés superior
del niño, en casos de cuidado y cust odia de m enores de edad se debe hacer a part ir de
la evaluación de los com port am ient os parent ales específicos y su im pact o negat ivo en
el bienest ar y desarrollo del niño según el caso, los daños o riesgos reales, probados y
no especulat ivos o im aginarios, en el bienest ar del niño. Por t ant o, no pueden ser
adm isibles las especulaciones, presunciones, est ereot ipos o consideraciones
generalizadas sobre caract eríst icas personales de los padres o preferencias cult urales
respect o a ciert os concept os t radicionales de la fam ilia 56 .

51. Por ot ra part e, est a Cort e t am bién ha sost enido que en vist a de la im port ancia
de los int ereses en cuest ión, los procedim ient os adm inist rat ivos y j udiciales que
conciernen la prot ección de los derechos hum anos de personas m enores de edad,
part icularm ent e aquellos procesos j udiciales relacionados con la adopción, la guarda y
la cust odia de niños y niñas que se encuent ra en su prim era infancia, deben ser
m anej ados con una diligencia y celeridad excepcionales por part e de las aut oridades57 .

52. Adicionalm ent e, el Tribunal ha est ablecido que el m ero t ranscurso del t iem po en
casos de cust odia de m enores de edad puede const it uir un fact or que favorece la
creación de lazos con la fam ilia t enedora o acogedora. Por ende, la m ayor dilación en
los procedim ient os, independient em ent e de cualquier decisión sobre la det erm inación
de sus derechos, podía det erm inar el caráct er irreversible o irrem ediable de la
sit uación de hecho y volver perj udicial para los int ereses de los niños y, en su caso, de
los padres biológicos, cualquier decisión al respect o 58 .

53. Teniendo en cuent a est as consideraciones generales y con el fin de exam inar
las alegadas violaciones en el present e caso, la Cort e se pronunciará a cont inuación
sobre: a) el plazo razonable y la debida diligencia en det erm inados procesos j udiciales

54
Cfr. Opinión Consult iva OC- 17/ 02, supra not a 51, párr. 65.

55
Cfr. Opinión Consult iva OC- 17/ 02, supra not a 51, párrs. 56 y 60, y Caso Atala Riffo y Niñas Vs.
Chile, supra not a 50, párr. 108.

56
Cfr. Caso Atala Riffo y Niñas Vs. Chile, supr a not a 50, párr . 109.

57
Cfr. Asunto L.M. Medidas Provisionales respect o de Paraguay. Resolución de la Cort e I nt eram ericana
de Derechos Hum anos de 1 de j ulio de 2011, Considerando 16.

58
Cfr. Asunto L.M., supra not a 57, Considerando 18.
20

int ernos; b) la prot ección de la fam ilia, y c) el deber de adopt ar disposiciones de


derecho int erno. Al respect o, est e Tribunal est im a oport uno aclarar que el obj et o del
present e caso es det erm inar si dichos procesos j udiciales cum plieron las obligaciones
int ernacionales del Est ado em anadas de la Convención Am ericana.

54. Previo a realizar el análisis m encionado, la Cort e I nt eram ericana valora las
acciones del Est ado por alcanzar una solución am ist osa en el present e caso y aquellas
dest inadas a lograr el est ablecim ient o de vínculos ent re el señor Fornerón y su hij a, las
cuales incluyeron, ent re ot ras aut oridades nacionales, a dos Minist ros de Just icia y
Derechos Hum anos de la Nación.

55. Asim ism o, el Tribunal t om a not a que Argent ina en su escrit o de cont est ación 59
recordó que la Secret aría de Niñez, Adolescencia y Fam ilia señaló:

fue la Just icia quien [ …] cercenó de form a sist em át ica la guarda de su hij a al señor Fornerón,
y consecuent em ent e con ello, la posibilidad a am bos de conform ar su propia fam ilia.

56. Adicionalm ent e, el ent onces Minist ro de Just icia, Seguridad y Derechos
Hum anos de la Nación sost uvo que:

se t rat a de un caso paradigm át icam ent e grave, con una reprochable conduct a de
funcionar ios j udiciales quien[ es] en vez de prot eger y reparar la violación de los derechos de
una niña y su progenit or , opt aron por dilat ar el proceso y fabricar un cont ex t o fáct ico
irreversible que luego les sirv ió de fundam ent o para su decisión.

57. Finalm ent e, el act ual Minist ro de Just icia y Derechos Hum anos suscribió la
post ura de su ant ecesor y señaló:

los procesos j udiciales que llevó adelant e la provincia de Ent r e Ríos no garant izaron las
norm as const it ucionales y los t rat ados int ernacionales con j erarquía const it ucional que
ot organ derechos y garant ías t ant o al padre com o a la niña.

C. Ga r a n t ía s j u dicia le s y pr ot e cción j u dicia l

i) Consideraciones de la Comisión

58. Respect o a la presunt a violación de los art ículos 8.1 60 y 25.1 61 de la


Convención, en relación con los art ículos 1.1 62 y 19 63 de la m ism a, la Com isión indicó

59
Escr it o de cont est ación del Est ado ( expedient e de Fondo, t om o I , folios 574 y 575) .

60
El art ículo 8.1 de la Conv ención Am er icana est ablece:
Toda persona t iene der echo a ser oída, con las debidas garant ías y dent ro de un plazo razonable,
por un j uez o t ribunal com pet ent e, independient e e im par cial, est ablecido con ant er ioridad por la ley, en la
sust anciación de cualquier acusación penal form ulada cont ra ella, o para la det er m inación de sus derechos y
obligaciones de orden civil, laboral, fiscal o de cualquier ot ro caráct er .

61
El art ículo 25.1 de la Convención Am ericana est ablece:
Toda persona t iene der echo a un recur so sencillo y rápido o a cualquier ot ro recurso efect ivo ant e
los j ueces o t r ibunales com pet ent es, que la am pare cont ra act os que violen sus derechos fundam ent ales
reconocidos por la Const it ución, la ley o la present e Conv ención, aun cuando t al v iolación sea com et ida por
personas que act úen en ej ercicio de sus funciones oficiales.

62
El art ículo 1.1 de la Conv ención Am er icana est ablece:
Los Est ados Part es en est a Convención se com prom et en a respet ar los derechos y liber t ades reconocidos en
ella y a garant izar su libr e y pleno ej ercicio a t oda persona que est é suj et a a su j urisdicción, sin
discrim inación alguna por m ot ivos de raza, color, sexo, idiom a, religión, opiniones polít icas o de cualquier
ot ra índole, origen nacional o social, posición económ ica, nacim ient o o cualquier ot ra condición social.
21

que los procesos int ernos sobre la guarda j udicial y sobre el derecho de visit as no
cum plieron con la garant ía del plazo razonable. Afirm ó que las aut oridades j udiciales
“ incurrieron en una serie de ret ardos que se t erm inaron const it uyendo en el sust ent o
m ism o de las decisiones” . Argent ina “ no ha cont rovert ido que las aut oridades int ernas
que conocieron el caso en el m arco de los procesos j udiciales act uaron en
incum plim ient o de su deber de diligencia excepcional, con efect os de la m ayor
gravedad en el ej ercicio de varios derechos por part e de [ M y del señor Fornerón] ,
incluyendo el derecho a la fam ilia y el derecho a la ident idad. Afirm ó que el señor
Fornerón “ nunca t uvo la posibilidad [ …] de que [ …] fuese escuchado de ot ra m anera
dist int a que no fuera la aprobación del procedim ient o de adopción que se había
iniciado ilegít im am ent e, ilegalm ent e [ y] con claros indicios de que m ás que una
adopción est aba ocurriendo [ …] un proceso de apropiación” . El Est ado “ nunca
im plem ent ó ninguna de las garant ías j udiciales est ablecidas para la prot ección de la
niñez, para la prot ección incluso de la inst it ución de la adopción com o una inst it ución
[ …] t ut elar, que prot ege, que guarda la niñez y la infancia y el concept o [ …] de
fam ilia” . La sit uación j urídica de M quedó det erm inada por el paso del t iem po en los
procesos j udiciales.

59. En part icular, sobre el plazo razonable en el proceso de guarda j udicial la


Com isión m anifest ó que: a) “ se t rat a de un procedim ient o por su nat uraleza delicado,
que requiere de dict ám enes especializados, de la part icipación de un padre biológico
que se opuso a la guarda, y un análisis porm enorizado de los derechos de la niña” ; b)
el señor Fornerón, ent re ot ras act uaciones, acudió a inst ancias j udiciales en m últ iples
oport unidades, solicit ó en t res ocasiones durant e el proceso la rest it ución de su hij a, se
som et ió volunt ariam ent e a las pruebas de ADN, y apeló la sent encia oport unam ent e,
t odo ello a pesar de vivir a m ás de 100 kilóm et ros de dist ancia de la localidad donde se
t ram it ó el proceso; c) el proceso se dem oró t res años y ocho m eses, t iem po en el que
se produj o una im port ant e inact ividad om it iendo la aut oridad com pet ent e en prim era
inst ancia pract icar diligencias básicas. En segunda inst ancia el proceso se dem oró m ás
de dos años, en ella se t uvieron que pract icar diligencias om it idas en la prim era
inst ancia, y d) la duración de las act uaciones afect ó en form a especialm ent e grave los
derechos del señor Fornerón y de su hij a, puest o que conform e t ranscurrió el t iem po la
niña creó m ayores vínculos con los guardadores, un fact or ut ilizado post eriorm ent e
para m ant ener la adopción y rechazar las solicit udes del padre biológico. Los t ribunales
incum plieron su obligación de diligencia y exist ió una dem ora inj ust ificada en la
resolución del proceso que afect ó gravem ent e los derechos de M y del señor Fornerón.
Por lo ant erior, concluyó que el Est ado violó el derecho “ a un proceso t ram it ado en un
t iem po razonable” de acuerdo a lo est ablecido en el art ículo 8.1 de la Convención.

60. Por ot ra part e, respect o del plazo razonable en el proceso relat ivo al derecho de
visit as la Com isión indicó que: a) la det erm inación de un régim en de visit as es una
m at eria delicada que requiere la opinión y acom pañam ient o de expert os; b) el señor
Fornerón requirió ant e varias aut oridades t ener cont act o con su hij a y que se
reconociera el derecho de am bos a est ar j unt os, y realizó varias gest iones, pese a lo
cual, si bien en m ayo de 2001 se dict ó una sent encia que reconoció la posibilidad de
est ablecer un régim en de visit as, hast a el m om ent o de som et im ient o del caso no se
había im plem ent ado; c) no concuerda con el Est ado en que hubo inact ividad por part e
del señor Fornerón, sino que ést e solicit ó t odo lo que correspondía y colaboró en t odo
lo necesario en los procesos j udiciales; el único periodo de inact ividad coincide con la
t ram it ación del recurso de apelación de la sent encia que ot orgó la guarda, ent re el 22
63
El art ículo 19 de la Convención Am er icana est ablece:
Todo niño t iene derecho a las m edidas de pr ot ección que su condición de m enor r equier en por part e
de su fam ilia, de la sociedad y del Est ado.
22

de abril de 2002 y el 25 de noviem bre de 2003, fecha t ras la cual el señor Fornerón
reit eró su solicit ud de un régim en de visit as en varias ocasiones ant e la inact ividad de
los t ribunales. Asim ism o, el señor Fornerón propuso un encuent ro y solicit ó la
acum ulación de las causas sobre el derecho de visit as, la guarda j udicial y la adopción,
lo cual le fue denegado. El 18 de noviem bre de 2005 solicit ó que se dict ara sent encia,
y no exist e const ancia de que se produj era act ividad j udicial alguna desde ent onces; d)
la inact ividad por part e del t ribunal no cum ple con el requisit o de diligencia básica. El
t ribunal a cargo era el m ism o que había det erm inado inicialm ent e la viabilidad de
est ablecer un régim en de visit as, por lo que t enía la obligación de act uar con diligencia
especial en el proceso al conocer que el t ranscurso del t iem po t endría efect os
negat ivos. Sin em bargo el t ribunal no realizó ninguna gest ión hast a que “ dict [ ó] aut os
para resolver” , en m arzo de 2004. Desde abril de 2004 hast a abril de 2005, no se
produj o ningún m ovim ient o en el expedient e, y e) lo ant erior fue relevant e en la
det erm inación de la sit uación j urídica de M y de su padre, puest o que ese m ism o
t ribunal est ableció la adopción sim ple de la niña a favor del m at rim onio B- Z en
diciem bre de 2005, con fundam ent o en la relación que se había desarrollado com o
consecuencia del t ranscurso del t iem po. Pese a que en esa decisión se reit eró la
pert inencia de que se com enzara el cont act o ent re padre e hij a, las aut oridades
com pet ent es no han avanzado en ello. Concluyó que una dem ora de casi nueve años
en el est ablecim ient o de un régim en de visit as, cuya posibilidad fue indicada en dos
sent encias j udiciales, const it uye una violación al derecho del señor Fornerón y de su
hij a M a un proceso t ram it ado en un plazo razonable de conform idad con lo est ablecido
en el art ículo 8.1 de la Convención y ha violado t am bién el derecho del señor Fornerón
a un recurso efect ivo, puest o que no se le ha proporcionado una vía efect iva para
im plem ent ar dicho régim en de visit as, cont rariando el art ículo 25.1 de la Convención 64 .

ii) Alegatos de las representantes y del Estado

61. Las represent ant es coincidieron sust ancialm ent e con la Com isión
I nt eram ericana. I ndicaron que el señor Fornerón y M t enían derecho a que el Est ado
cum pliera con la obligación de “ sum inist rarle recursos j udiciales efect ivos porque se
violaron sus derechos hum anos” , los cuales deben ser sust anciados de conform idad
con las reglas del debido proceso legal, y que a M el Est ado “ le debe proporcionar
m edidas especiales de prot ección” por su condición de niña. Agregaron que el proceso
de guarda j udicial excedió un plazo razonable. Afirm aron que exist ió una “ act it ud
dolosa” del j uez a cargo, quien sist em át icam ent e obst aculizó el accionar del señor
Fornerón y su m adre. Añadieron que en el proceso de derecho de visit as “ se repit e la
arbit rariedad e inacción del [ P] oder Judicial de Ent re Ríos” , afirm ando que “ [ l] a
duración del reclam o es de m ás de 10 años y es el t ranscurso del t iem po nuevam ent e,
según los operadores j udiciales, el que im pid[ ió] el encuent ro ent re [ M] y su padre” . El
reclam o del señor Fornerón “ j am ás [ …] fue oído, im pidiéndole un real acceso a la
j ust icia” . En t odos los procesos j udiciales en los que debían prot egerse los derechos de
M y del señor Fornerón “ los j ueces no respet aron el debido proceso por lo t ant o
ret ardaron arbit raria e inj ust ificadam ent e sus decisiones con el obj et ivo de dej ar
t ranscurrir el t iem po, lo que ocasionó y ocasiona la separación de ellos, violando [ los]

64
En sus alegat os finales escrit os la Com isión indicó que “ de la infor m ación que const a en el
expedient e, no result a que las aut oridades com pet ent es en el m ar co de los t res procedim ient os, hubieran
adopt ado m edidas adecuadas para asegurar que [ M] fuera escuchada a fin de que su opinión, libre de t odo
vicio de consent im ient o, pudiera ser valor ada por las aut oridades j udiciales respect ivas” . Tal afir m ación
corresponde a un alegat o nuevo al que no se hizo refer encia al som et er el caso ant e la Cort e, por lo que no
será considerado por el Tribunal.
23

art [ ículos] 8[ ,] 25 y 19 de [ la Convención] ” 65 .

62. El Est ado indicó que t ant o la Secret aría de Niñez, Adolescencia y Fam ilia, com o
dos Minist ros de Just icia y Derechos Hum anos de la Nación se pronunciaron sobre la
inobservancia de las norm as const it ucionales y t rat ados int ernacionales de derechos
hum anos con j erarquía const it ucional por part e de las aut oridades j udiciales ( supra
párrs. 55 a 57) . Sin perj uicio de lo ant erior, en cuant o al procedim ient o del régim en de
visit as, Argent ina indicó que del expedient e “ surgían present aciones esporádicas de los
represent ant es de[ l señor] Fornerón y exist ían diversos escrit os que confundían el
obj et o de la [ litis] ya que se hablaba de ` rest it ución cuando en realidad lo que est aba
en t rám it e era un régim en de visit as” . Añadió que para resguardar los derechos del
señor Fornerón el Minist ro de Just icia solicit ó a la Direct ora Nacional de Asunt os
Jurídicos en m at eria de Derechos Hum anos que se present ara form alm ent e en el
expedient e, para que pudiera est ar present e en la ent revist a que t uviera la psicóloga
de la niña, propuest a por el m at rim onio B- Z, con el padre biológico. La j ueza a cargo
desest im ó est a solicit ud “ por carecer la present ant e de legit im ación act iva, pero
fundam ent alm ent e por la inflexibilidad de la posición asum ida por el señor Fornerón” ,
lo cual resalt ó el Est ado porque “ en el escrit o de [ …] la represent ación [ del señor]
Fornerón cuest iona que el Est ado no haya recurrido ese rechazo, com o si de haberlo
hecho, cuest ión procesal inviable, la respuest a hubiera sido ot ra” .

63. Asim ism o, el Est ado se refirió al proceso de “ revinculación progresiva” iniciado a
inst ancias del Minist ro de Just icia y Derechos Hum anos en 2008, cuya int ervención
im pulsó varias gest iones a nivel int erno. La Fiscalía provincial est im ó inviable que el
Poder Ej ecut ivo Provincial iniciara una acción j udicial para revocar la adopción por
encont rarse vencidos los plazos procesales para ello. Argent ina resalt ó que “ el let rado
[ …] del señor Fornerón declinó [ …] present ar el recurso de quej a respect ivo, el cual
podría haber evit ado llegar a est a inst ancia” . Añadió que la com plej idad del caso est á
dada “ porque el padre biológico reclam a int ernacionalm ent e la rest it ución de su hij a,
[ pero] en el nivel dom ést ico, cuando t ram it ó el proceso j udicial de guarda con fines
adopt ivos, la decisión finalm ent e adopt ada por el t ribunal act uant e no fue cuest ionada
en t odas sus inst ancias” .

64. Finalm ent e, el Est ado indicó que en el m arco de los int ent os del ej ecut ivo por
lograr un acercam ient o se dieron varias et apas. En el referido proceso “ el Minist erio de
Just icia puso a disposición equipos t écnicos, psicológicos y j urídicos para hacer el
seguim ient o del [ m ism o, llegando a la últ im a] et apa que com ienza en el año 2010,
cuando ant e una falt a de com unicación efect iva, el Poder Ej ecut ivo insist [ ió] en sus
esfuerzos con la provincia de Ent re Ríos y en ese cont ext o la provincia int erviene para
lograr o int ent ar lograr un acercam ient o ent re el padre y la hij a” . Post eriorm ent e se
llevó a cabo una audiencia en m ayo de 2011, en el m arco del proceso relat ivo al
régim en de visit as, en la cual se habría llegado a det erm inados acuerdos. Añadió que
el proceso de vinculación pact ado “ quedó virt ualm ent e suspendido en t ant o que en la
prim era de las audiencias convocadas j udicialm ent e con post erioridad [ al m ism o] no se
llegó a ningún acuerdo y a la segunda audiencia, convocada para el 27 de sept iem bre
[ de 2011,] el represent ant e legal de[ l señor] Fornerón no asist ió” .

iii) Consideraciones de la Corte sobre plazo razonable

65
En su escrit o de alegat os finales las represent ant es se refirieron a det er m inadas irr egularidades en
las que habría incurr ido el j uez de la causa sobre m edidas previas solicit adas por la Fiscalía. Tal afirm ación
corresponde a un alegat o nuevo al que no se hizo referencia con ant erioridad durant e el procedim ient o ant e
la Cort e.
24

65. De acuerdo con lo alegado por la Com isión I nt eram ericana y por las
represent ant es, la Cort e analizará si los procedim ient os de guarda j udicial y de
régim en de visit as cum plieron con el requisit o de plazo razonable de conform idad con
el art ículo 8.1 de la Convención. En cuant o a los dem ás procesos no fue alegado ant e
est a Cort e la violación del plazo razonable.

66. El derecho de acceso a la j ust icia debe asegurar la det erm inación de los
derechos de la persona en un t iem po razonable. La falt a de razonabilidad en el plazo
const it uye, en principio, por sí m ism a, una violación de las garant ías j udiciales66 . En
ese sent ido, la Cort e ha considerado los siguient es elem ent os para det erm inar la
razonabilidad del plazo 67 : a) com plej idad del asunt o; b) act ividad procesal del
int eresado; c) conduct a de las aut oridades j udiciales, y d) afect ación generada en la
sit uación j urídica de la persona involucrada en el proceso.

67. En relación con el prim er elem ent o, los procesos analizados involucran,
respect ivam ent e, la guarda de una niña que est á siendo reclam ada por su padre
biológico y el est ablecim ient o de un régim en de visit as que perm it a crear vínculos
ent re am bos. Tales cuest iones, si bien son de gran relevancia y requieren de un
cuidado especial, est án enm arcados en procesos que no present an especiales
com plej idades y que no son inusuales para los Est ados.

68. Respect o de la act ividad procesal del int eresado en am bos procedim ient os, la
Cort e dest aca que el señor Fornerón, ent re ot ras act uaciones: a) m anifest ó a las
aut oridades desde un inicio su oposición a la solicit ud de guarda j udicial que el
m at rim onio B- Z había int erpuest o y, desde que t uvo conocim ient o de que podía ser el
padre de la niña, solicit ó hacerse cargo de ella; b) se som et ió a varios est udios, ent re
ot ros, a una prueba de ADN; c) int erpuso diversos escrit os y pet iciones, incluyendo
recursos cont ra varias decisiones; d) prom ovió un j uicio de derecho de visit as; e)
present ó propuest as de régim en de visit as; f) solicit ó m edidas para acelerar los
procesos, y g) realizó diversas solicit udes al j uez a cargo del proceso de régim en de
visit as, ent re ellas, en diversas ocasiones requirió que em it iera finalm ent e una
sent encia ( supra párrs. 23, 31, 32, 34, 38, 39 a 42) . En conclusión, no hay nada que
indique en el present e caso que la act ividad procesal del señor Fornerón haya
obst aculizado los procesos int ernos sino que, por el cont rario, part icipó act ivam ent e
haciendo t odo lo posible para avanzar en la resolución de los m ism os.

69. Sin perj uicio de que el señor Fornerón realizó las int ervenciones en los procesos
que le eran razonablem ent e exigibles, la Cort e adviert e que, en un caso com o el
present e, la responsabilidad de acelerar el procedim ient o recae sobre las aut oridades
j udiciales, en consideración del deber de especial prot ección que deben brindar a la
niña por su condición de m enor de edad, y no en la act ividad procesal del padre. Más
aún, cuando el señor Fornerón desde un inicio dej ó claro ant e las aut oridades j udiciales
su volunt ad de hacer efect ivos sus derechos y cum plir sus deberes de padre, lo cual
debía garant izarse de form a inm ediat a 68 . El Tribunal resalt a que el obj et o principal de

66
Cfr. Caso Hilaire, Constantine y Benjamin y otros Vs. Trinidad y Tobago. Fondo, Reparaciones y
Costas. Sent encia de 21 de j unio de 2002. Serie C No. 94, párr. 145, y Caso González Medina y familiares
Vs. República Dominicana, supra not a 10, párr. 257.

67
Cfr. Caso Genie Lacayo Vs. Nicaragua. Fondo, Reparaciones y Costas. Sent encia de 29 de enero de
1997. Serie C No. 30, párr. 77, y Caso González Medina y familiares Vs. República Dominicana, supra not a
10, párr. 255.

68
La Fiscalía de Cám ara indicó: “ [ el padre] se opone a [ la guarda] desde su prim era pr esent ación en
est a causa, operada 4 m eses después del nacim ient o [ …] . El lapso t ranscurrido ent re una y ot ra fecha no le
25

los procesos era la det erm inación de los derechos a la fam ilia de una niña y los de su
padre biológico, y lograr la vinculación ent re ellos.

70. En cuant o a la conduct a de las aut oridades, el proceso sobre la guarda j udicial
se dem oró m ás de t res años. En ese t iem po, el Juez de Prim era I nst ancia, desde que
t uvo conocim ient o del reconocim ient o de pat ernidad del señor Fornerón, t ardó t res
m eses en solicit ar una prueba de ADN y siet e en requerir un inform e pericial
psicológico de la niña, el cual recibió pasados dos m eses. La Cám ara que revocó la
sent encia de prim era inst ancia debió, inter alia, recabar la prueba om it ida en la
prim era inst ancia, lo cual dem oró dos años el pronunciam ient o j udicial sobre el
derecho del señor Fornerón a que le fuera ent regada su hij a. En t al sent ido, el 7 y el
13 de agost o de 2001 el Defensor del Menor y la Fiscalía de Cám ara, respect ivam ent e,
solicit aron la práct ica de pruebas om it idas en prim era inst ancia “ con la urgencia que el
caso requer[ ía] ” , las cuales fueron ordenadas por la Cám ara 69 . Post eriorm ent e,
t ranscurrieron cinco m eses m ás hast a que el Tribunal Superior de Ent re Ríos, confirm ó
el fallo de prim era inst ancia. Precisam ent e, la part icularidad de est e caso consist ía en
que el t iem po que est aba t ranscurriendo podía generar efect os irreparables en la
sit uación j urídica del señor Fornerón y de su hij a, t al com o fue reconocido por
det erm inadas aut oridades j udiciales int ernas 70 . Sin em bargo, dichas aut oridades no
aceleraron el proceso a su cargo y no t uvieron en cuent a los efect os que el t iem po
t endría sobre los derechos del señor Fornerón y de su hij a, ello en consideración del
int erés superior de la niña.

71. En cuant o al procedim ient o en el que debía det erm inarse un régim en de visit as
ent re el padre y su hij a, la Cort e dest aca que t ranscurrieron casi t res años hast a que el
Juez de Prim era I nst ancia de Vict oria se declaró com pet ent e. Asim ism o, no const a que
hubiera act ividad procesal durant e el período de un año y un m es post erior a la
declaración de com pet encia del referido j uez, y t ranscurrido ese t iem po se ordenó la
realización de una audiencia a pet ición del señor Fornerón. Pese a las act uaciones
post eriores realizadas en el procedim ient o de régim en de visit as, en el t ranscurso de
un lapso de m ás de diez años no se ha est ablecido un régim en de visit as por part e de
los órganos j udiciales provinciales, sin perj uicio del acuerdo alcanzado ent re las part es
de m ayo de 2011 ( supra párr. 42) , del que no const a se haya com enzado su ej ecución.

72. Las aut oridades int ernas específicam ent e se refirieron a las falencias de los
procesos j udiciales. El Tribunal recuerda que el Est ado se refirió a las consideraciones
de la Secret aría de la Niñez, Adolescencia y Fam ilia y a la de dos Minist ros de Just icia,
Seguridad y Derechos Hum anos de la Nación quienes, ent re ot ras irregularidades,
indicaron la dilación en que incurrieron las aut oridades j udiciales ( supra párrs. 55 a
57) .

es im put able al recurrent e a t ít ulo de negligencia o desint erés. Si no se pr esent ó ant es es pura y
sim plem ent e porque ignoraba la exist encia de est e proceso. [ E] l a quo ha opt ado por m ant ener el pre-
exist ent e vínculo con los guar dadores de hecho, sin t ener m ínim am ent e en cuent a los legít im os derechos del
progenit or que, insist o, nada t uvo que ver con la ent r ega de la recién nacida y a quien en nada lo debe
perj udicar la circunst ancia de no haber conform ado una fam ilia con [ la m adre] ” , ( expedient e de anexos a la
cont est ación, t om o I I I , folios 3259 y 3260) .

69
La Cám ara or denó la práct ica de algunas de esas pruebas siet e y ocho m eses después, así se
requir ió a un equipo int erdisciplinar io realizar ent r evist as a los padres y guardadores el 1 de j ulio de 2002.
( expedient e de anexos a la cont est ación, t om o I I I , folios 3288, 3296, 3321 y 3382) .

70
Así por ej em plo: escr it o del Defensor de Menores de 7 de agost o de 2001 ( expedient e de anexos a
la cont est ación, t om o I I I , folio 3257) , y sent encia de la Cám ara Segunda de Paraná de 10 de j unio de 2003,
supra not a 36, folio 3463.
26

73. Más aún, sobre la dilación del proceso de guarda, se pronunciaron dos j ueces
del Superior Tribunal de Ent re Ríos que decidió, en vot o m ayorit ario, sobre el recurso
de inaplicabilidad de ley respect o de la sent encia de la Cám ara sobre la guarda j udicial.
Uno de ellos at ribuyó la dem ora a la acum ulación de causas ant e los t ribunales
int ernos, indicando que el “ papelerío am ont onado [ …] es dem ost rat ivo de la m orosidad
que padece el Poder Judicial” y que “ [ l] a dem ora en el t rám it e [ …] incid[ ió] en la
decisión” de ese Tribunal. I gualm ent e, ot ro j uez de aquel t ribunal afirm ó, inter alia,
que “ [ é] st e t rám it e no ha t enido una duración razonable, es decir, no se ha cum plido
con la norm at iva [ int ernacional] ” ( infra párrs. 102 y 103) .

74. Al respect o, est a Cort e ha est ablecido que no es posible alegar obst áculos
int ernos, t ales com o la falt a de infraest ruct ura o personal para conducir los procesos
j udiciales para exim irse de una obligación int ernacional 71 . En sim ilar sent ido, el
Tribunal Europeo de Derechos Hum anos ha det erm inado que una sobrecarga crónica
de casos pendient es no es una j ust ificación válida del ret raso excesivo 72 .

75. Finalm ent e, est a Cort e ha dicho que para det erm inar la razonabilidad del plazo
t am bién se debe t om ar en cuent a la afect ación generada por la duración del
procedim ient o en la sit uación j urídica de la persona involucrada en el m ism o,
considerando, ent re ot ros elem ent os, la m at eria obj et o de cont roversia. Así, el Tribunal
ha est ablecido que si el paso del t iem po incide de m anera relevant e en la sit uación
j urídica del individuo, result ará necesario que el procedim ient o avance con m ayor
diligencia a fin de que el caso se resuelva en un t iem po breve73 .

76. Tant o el Juez de Prim era I nst ancia com o el Superior Tribunal de Ent re Ríos
ot orgaron la guarda j udicial de la niña al m at rim onio B- Z con base, principalm ent e, en
los vínculos que había desarrollado M con el m at rim onio de guarda con el t ranscurrir
del t iem po. Est o im plicó que, pese a que el señor Fornerón es el padre biológico de la
niña, - y así lo reconoció ant e las aut oridades desde poco después de su nacim ient o- ,
no ha podido ej ercer sus derechos ni cum plir con sus deberes de padre, ni M ha podido
disfrut ar de los derechos que le corresponden com o niña respect o de su fam ilia
biológica. Adicionalm ent e, la ausencia de una decisión y est ablecim ient o de un régim en
de visit as ha im pedido que padre e hij a se conozcan y que se est ablezca un vínculo
ent re am bos, ello en los prim eros 12 años de vida de la niña, et apa fundam ent al en su
desarrollo. Consecuent em ent e, t eniendo en cuent a los derechos e int ereses en j uego,
el ret raso en las decisiones j udiciales generó afect aciones significat ivas, irreversibles e
irrem ediables a los derechos del señor Fornerón y de su hij a.

77. Con base en t odo lo ant erior, la duración t ot al de los procedim ient os de guarda
j udicial y de régim en de visit as, de m ás de t res y diez años, respect ivam ent e, en el
present e caso, sobrepasan excesivam ent e un plazo que pudiera considerarse razonable
en procedim ient os relat ivos a la guarda de una niña y al régim en de visit as con su
padre, por lo que const it uyen una violación del art ículo 8.1 de la Convención, en
relación con los art ículos 17.1 y 1.1 del m ism o inst rum ent o en perj uicio del señor
Fornerón y de su hij a M, así com o en relación con el art ículo 19 de la m ism a en

71
Cfr. Caso Garibaldi Vs. Brasil. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sent encia
de 23 de sept iem bre de 2009. Serie C No. 203, párr. 137.

72
Cfr. TEDH. Caso Probstmeier Vs. Alemania ( No. 20950/ 92) , Sent encia de 1 de j ulio de 1997, párr.
64, y Caso Samardžić y AD Plastika Vs. Serbia ( No. 2844/ 05) , Sent encia de 17 de j ulio de 2007, párr. 41.

73
Cfr. Caso Valle Jaramillo y otros Vs. Colombia. Fondo, Reparaciones y Costas. Sent encia de 27 de
noviem bre de 2008. Serie C. No. 192, párr. 155, y Caso Kawas Fernández Vs. Honduras. Fondo,
Reparaciones y Costas. Sent encia de 3 de abril de 2009, Serie C No. 196, párr. 115.
27

perj uicio de est a últ im a.

iv) Consideraciones de la Corte sobre la debida diligencia de las autoridades


judiciales en el proceso de guarda

78. Est e Tribunal exam inará si en el proceso de guarda que ant ecedió a la decisión
de ot orgar la adopción sim ple de la niña M, las aut oridades j udiciales int ernas act uaron
con la debida diligencia que correspondía, t eniendo en cuent a la sit uación part icular del
caso, así com o la obligación de proceder con especial diligencia y celeridad en los
procedim ient os que involucran m enores de edad ( supra párrs. 51 y 52) . Para ello, el
Tribunal exam inará los siguient es aspect os respect o del proceso de guarda: a)
inobservancia de requisit os legales; b) om isiones probat orias; c) ut ilización de
est ereot ipos, y d) ret raso j udicial com o fundam ent o de la decisión.

a) Inobservancia de requisitos legales

79. Al día siguient e del nacim ient o de M, la señora Enríquez ent regó la niña al
m at rim onio B- Z, act o en el cual int ervino el Defensor de Pobres y Menores de la ciudad
de Vict oria, quien elaboró un act a dej ando const ancia de la ent rega ( supra párr. 22) . El
art ículo 318 del Código Civil vigent e en la época de los hechos est ablecía que “ [ s] e
prohíbe expresam ent e la ent rega en guarda de m enores [ de edad] m ediant e escrit ura
pública o act o adm inist rat ivo” .

80. Diversas aut oridades indicaron que la ent rega de M no había cum plido con esa y
ot ras disposiciones legales. En ese sent ido, por ej em plo, se pronunció el Defensor del
Menor que part icipó en el proceso de guarda ant e la Cám ara, quien sost uvo que “ en la
t ram it ación de la ent rega de la m enor [ de edad] , no se han observado las
disposiciones [ …] de la Ley Provincial 8.490, donde el [ …] Defensor act uant e, una vez
configurado el hecho debió pedir el Pat rocinio I nst it ucional de la niña, ya que la m ism a
había sido abandonada por su m adre, colocándola en una sit uación irregular sin
invest igar el ent orno socio fam iliar de ést a” . Por su part e, la Cám ara Civil int ervinient e
que revocó la decisión de prim era inst ancia sobre la guarda j udicial observó que:

a t enor del ar t [ ículo] 318 y sus ccds. del Código Civ il [ la ent r ega de la [ niña] por part e de su
m adre] no cum pliría est r ict am ent e con el requisit o y finalidad de la ley ya que, la m ism a,
prohíbe expresam ent e esa ent rega m ediant e escrit ura pública o act o adm inist rat ivo, [ …] y que
[ solo] es adm isible la ot orgada j udicialm ent e.

81. Sin em bargo, esas no fueron las únicas observaciones de part e de aut oridades
j udiciales que señalaban que la ent rega y la “ guarda de hecho” no cum plían con los
requisit os legales. En efect o, incluso el Juez de Cám ara que en m inoría vot ó a favor de
confirm ar la decisión de prim era inst ancia, señaló que no se observó “ est rict am ent e” la
norm at ividad, indicando: “ [ n] o escapa a m i consideración que al t iem po de la
resolución que ot orga la guarda j udicial im pugnada por el padre biológico los act ores
habían ej ercido por casi un año una guarda de hecho que no consult a est rict am ent e lo
dispuest o por la norm a sust ant iva” . El art ículo 316, t ercer párrafo, del Código Civil que
se señaló com o no observado dispone que “ [ l] a guarda deberá ser ot orgada por el j uez
o t ribunal del dom icilio del m enor o donde j udicialm ent e se hubiese com probado el
abandono del m ism o” .

82. Por ot ra part e, en cuant o a los requisit os legales a ser observados en el proceso
j udicial de guarda, el art ículo 317 del Código Civil argent ino est ablecía:

Son requisit os para ot orgar la guarda:


28

a) Cit ar a los progenit or es del m enor a fin de que prest en su consent im ient o par a el
ot orgam ient o de la guarda con fines de adopción. El j uez det erm inará, dent ro de los sesent a
días post er iores al nacim ient o, la oport unidad de dicha cit ación.
No será necesario el consent im ient o cuando el m enor est uviese en un est ablecim ient o
asist encial y los padres se hubieran desent endido t ot alm ent e del m ism o durant e un año o
cuando el desam paro m oral o m at er ial result e ev ident e, m anifiest o y cont inuo, y est a
sit uación hubiese sido com probada por la aut oridad Judicial. Tam poco será necesario cuando
los padres hubiesen sido pr ivados de la pat ria pot est ad, o cuando hubiesen m anifest ado
Judicialm ent e su expresa volunt ad de ent regar al m enor en adopción.
[ …]
El j uez deberá observar las reglas de los incisos a) , b) y c) baj o pena de nulidad.

83. Al respect o, el Juez de Prim era I nst ancia, en aplicación de lo ordenado en el


art ículo 317 del Código Civil, cit ó a la m adre de la niña quien dio su consent im ient o a
la guarda. Con post erioridad, el j uez, una vez que t uvo conocim ient o del
reconocim ient o de pat ernidad, cit ó al padre biológico quien m anifest ó su oposición a la
guarda. En Argent ina el reconocim ient o de pat ernidad en el regist ro civil ot orga al
padre t odos sus derechos y deberes com o progenit or 74 . Pese al reconocim ient o legal de
pat ernidad del señor Fornerón y a su confirm ación biológica por m edio de una prueba
de ADN, el Juez de Prim era I nst ancia no ordenó la ent rega de la niña a su padre75 sino
que requirió un inform e pericial “ respect o de los posibles daños que podría sufrir la
m enor en caso de ordenarse la ent rega de la m ism a al padre biológico” . Con
fundam ent o en ese inform e, solicit ado cuando M t enía nueve m eses de edad, el j uez
basó su decisión de m ant ener a la niña con el m at rim onio B- Z en consideración del
supuest o int erés superior de aquella. La guarda j udicial est ablecida en favor del
referido m at rim onio se ot orgó en cont ra de la volunt ad del padre biológico, sin
observar lo est ablecido en la Convención sobre los Derechos del Niño ( infra párr. 120)
y en la legislación argent ina 76 al no consent ir el padre y no habiéndose const at ado
j udicialm ent e que se cum plía alguna de las circunst ancias de excepción del requisit o de
consent im ient o previo previst as en el art ículo 317 del Código Civil ( supra párr. 82) .

84. La decisión de la Cám ara que revocó la de prim era inst ancia señaló que, de
conform idad con el “ art [ ículo] 317 inc[ iso] a) del Código Civil [ …] se ext rae que, ant e
la falt a de su consent im ient o y al no configurarse las ot ras condiciones negat ivas allí
previst as, la solicit ud efect uada [ por el señor Fornerón de int errum pir la guarda]
aparecía en ese m om ent o ost ensiblem ent e procedent e” , dest acando “ que en la causa
no exist ió el consent im ient o que necesariamente debía dar Fornerón com o padre para
la guarda en adopción” ( el dest acado no es del original) .

85. La necesidad de seguir est rict am ent e los procedim ient os legales fue resalt ada
por la Cám ara Civil en uno de los vot os m ayorit arios, el cual indicó que, dado el fin que
la adopción debe perseguir, “ corresponde que est é enm arcada o rodeada por los
lím it es legales que t al figura j urídica com prende” . Sin em bargo, señaló que la
“ prolij idad […] en lo procesal no se adviert e en aut os a pesar de la im port ancia que el

74
En la sent encia de la Cám ara de apelaciones se est ableció que “ ese r econocim ient o de por sí,
j urídica y legalm ent e, y m ient ras no fuera im pugnada su pat ernidad, le ot orgaba el caráct er invocado y con
t odos los derechos y deberes que ello conllevaba y los que no fueron [ …] m erit uados” , ( expedient e de
anexos a la cont est ación, t om o I I I , folio 3463) .

75
Uno de los j ueces de Cám ara que conoció el recur so de apelación int erpuest o por el señor Fornerón
afirm ó en la sent encia que ést e acept ó som et erse a la prueba de ADN “ [ s] in em bargo y a pesar que la
m ism a confirm a am pliam ent e la pat ernidad alegada [ …] su pedido no [ fue] r ecepcionado favorablem ent e y
pudiendo pregunt ar se ent onces la part e int eresada cual fue la finalidad obj et iva del act o” , ( expedient e de
anexos a la cont est ación, t om o I I I , folio 3463) .

76
Cfr. pronunciam ient os de diversas aut or idades int ernas ( expedient e de anexos a la cont est ación,
t om o I I I , folios 3260, 3464, 3468, 3635 y 3636) .
29

caso revist e” y coincidió con el Defensor de Menores en ese proceso en que no se


había cum plido con las disposiciones de la Ley provincial No. 8.490.

86. Teniendo en cuent a esas consideraciones, ent re ot ras, la Cám ara revocó la
decisión del Juez de Prim era I nst ancia de disponer la guarda j udicial de M a favor del
m at rim onio B- Z. Dicha decisión fue apelada por los guardadores de hecho y por el
Defensor de Menores, y la Sala Civil del Superior Tribunal de Just icia de la Provincia de
Ent re Ríos se concent ró en el supuest o int erés superior de la niña, om it iendo cualquier
análisis sobre la inobservancia de los requisit os legales en la ent rega de hecho y en el
proceso de guarda j udicial de M, ent re ot ros, que la niña había sido ent regada
m ediant e un act a adm inist rat iva, sin int ervención del j uez com pet ent e ( supra párrs. 80
y 81) , que no hubo consent im ient o del padre para la ent rega en guarda j udicial y que
no se verificaron las condiciones que perm it ían obviar est e últ im o requisit o ( supra
párrs. 82 a 84) 77 .

b) Omisiones probatorias

87. Diversos funcionarios señalaron que en la decisión j udicial que ot orgó la guarda
no se habían adopt ado las m edidas probat orias necesarias para ello. En est e sent ido,
la sent encia de la Cám ara señaló que una vez recibida la causa, las m edidas adopt adas
por dicho t ribunal t uvieron, ent re ot ros obj et ivos, que “ suplir la producción de pruebas
no realizadas en su m om ent o ( y las que, necesariamente, corresponde efect ivizar en
est a clase de lit igios) ” , ( el dest acado no es del original) .

88. Por ot ra part e, en esa sent encia se señalaron, adem ás, las falencias del inform e
psicológico en el cual basó la decisión de guarda el Juez de Prim era I nst ancia
indicando, inter alia, que: “ no aparece que hubiera exist ido observación del vínculo
bebé- m adre adopt ant e, ni del bebe con el padre adopt ant e, ni t am poco ent revist as con
los padres adopt ant es y con el padre de sangre” .

89. Por su part e, el Defensor de Menores int ervinient e ant e la Cám ara t am bién
const at ó la om isión de pruebas en la prim era inst ancia y, cit ando los art ículos 73 y 74
de la Ley provincial No. 8.490, indicó que era necesario subsanar t al om isión. Por ello
propuso, ent re ot ras m edidas, “ un est udio socio am bient al del padre, [ y] ent revist a[ s]
con los profesionales del Equipo Técnico de[l] Juzgado de Menores [ …] , en form a
conj unt a y separada, de los padres de la niña y [ de los] guardadores” . En sim ilar
sent ido, el Minist erio Público t am bién advirt ió que en la prim era inst ancia no se realizó
ningún est udio ya sea psicológico, socio am bient al o de cualquier ot ra nat uraleza sobre
el señor Fornerón lo cual, según su crit erio, era “ vit al para resolver el caso” . Aún en el
vot o en m inoría de la Cám ara se observó que la posibilidad de dict ar sent encia “ se
[ vio] post ergada por la necesidad de realizar en est a inst ancia diligencias
im prescindibles para incorporar im port ant es elem ent os de convicción” .

90. En conclusión, la decisión de prim era inst ancia m ediant e la cual se ot orgó la
guarda j udicial de M no a su padre biológico sino a un m at rim onio que t enía una
“ guarda de hecho” , fue em it ida sin que se cont ara con los elem ent os de convicción
necesarios, t al com o fue señalado por dist int os funcionarios, quienes coincidieron en
señalar la om isión de la act ividad probat oria incurrida en la prim era inst ancia.

77
Solo uno de los int egrant es de la Sala del Superior Tribunal de Just icia “ dest ac[ ó] ” e hizo suyo lo
dicho por el j uez de la Cám ara sobre la irregularidad que al m om ent o de la resolución j udicial ya se había
ej ercido “ de hecho” por casi un año una guarda que no seguía lo est ablecido en la ley. Sin em bar go, dicha
const at ación no t uvo ninguna consecuencia j urídica ( expedient e de anex os a la cont est ación, t om o I I I , folio
3652) .
30

c) Estereotipos en la fundamentación de la decisión de guarda

91. El Juez de Prim era I nst ancia m anifest ó: “ ent re los padres biológicos de la niña
[ …] no exist ió un noviazgo form al de m ás de 12 m eses, [ …] sino encuent ros
ocasionales, m ant eniendo la m adre de la niña al m enos ot ra relación con ot ra persona;
expreso est o no para j uzgar la conduct a de la m adre sino para resalt ar que el frut o de
esa relación [ …] no fue el result ado del am or o del deseo de form ar una fam ilia” .
Asim ism o, resalt ó la exist encia de un conflict o ent re los progenit ores de M y “ la
ausencia de una fam ilia biológica” . Hizo hincapié en que el señor Fornerón conocía del
em barazo al m enos durant e los dos m eses ant eriores al nacim ient o y sin em bargo “ no
[ ha] dem ost rado ningún t ipo de int erés ni colaboración con la m adre ant es del
[ nacim ient o] e inclusive haber realizado algún t ipo de present ación j udicial para
resguardar el vínculo con la niña” . Añadió que la niña “ no cont aría con una fam ilia
biológica, ent endiéndose por t al al padre y a la m adre, falt ándole en consecuencia [ …]
la presencia m at ernal” , reit erando en su argum ent ación que el padre biológico “ no
conoce a la m enor y no se encuent ra casado” , por lo que la niña no cont aría con una
m adre, lo cual “ [ añadiría] un […] elem ent o que perj udicaría a su salud m ent al y
seguram ent e física” . Por su part e, uno de los j ueces del Superior Tribunal de Just icia
de Ent re Ríos afirm ó que “ el padre dem ost r[ ó] hast a [ el] reconocim ient o [ de su hij a]
una indiferencia em parent ada con el abandono” . Ot ro de los j ueces de ese Tribunal
m anifest ó que “ la m adre en un com ienzo cum plió con lo suyo que no es poco, conservó
el em barazo y seguram ent e cuidó de la niña que est aba en su vient re, y lo hizo hast a
el part o; el padre est uvo al t ant o de ese em barazo, t ant o es así que con post erioridad
a la ent rega de la m enor a sus guardadores, la reconoce en el Regist ro Civil de
Vict oria. Con ello quiero decir que el padre, indirect am ent e, t uvo que ver con la
ent rega de la m enor [ de edad] , pues ant es había t enido una act it ud pasiva, lo que
seguram ent e cont ribuyó con la decisión t om ada por la m adre, quien reit eradam ent e
m anifest ó que no se encont raba en condiciones de asum ir las obligaciones y
responsabilidades de una nueva m at ernidad” .

92. La Cort e adviert e que t ales consideraciones se refieren, en prim er lugar, a


conduct as t ant o de la m adre com o del padre, ant eriores al nacim ient o de la niña, est o
es, a las caract eríst icas de la relación del señor Fornerón y la señora Enríquez, a las
circunst ancias en las que se produj o el em barazo y a la supuest a ausencia de
colaboración y a una alegada indiferencia y pasividad del padre, que habrían llevado a
la m adre a la ent rega de la niña. En segundo lugar, hacen referencia a las
circunst ancias post eriores al nacim ient o, que coinciden con el reclam o del padre
biológico solt ero de su hij a ent regada por la m adre a ot ra fam ilia.

93. Respect o de las circunst ancias previas al nacim ient o, el Juez de Prim era
I nst ancia no indicó qué im plicancias t iene en la relación de un padre y una hij a la
supuest a falt a de am or ent re los padres de ést a en el pasado, ni la ausencia de “ un
noviazgo form al de m ás de 12 m eses” ent re ellos, ni fundam ent ó de qué m anera esos
elem ent os perj udicarían el bienest ar y el desarrollo de M, ni por qué eso im pediría a un
padre en el ej ercicio de sus funciones parent ales. Tam poco analizó cuáles eran los
m ot ivos por los que la m adre biológica se oponía a la ent rega de la niña a su padre, ni
por qué ést e no pudo cuidar o colaborar con la m adre em barazada, especialm ent e
cuando la ent rega inicial al nacer al m at rim onio B- Z se produj o de m anera irregular, lo
cual incluso había llevado al inicio de acciones penales por la posible ent rega de la niña
a cam bio de dinero. Adem ás, los referidos j ueces se refirieron a una supuest a
indiferencia, desint erés o pasividad del señor Fornerón respect o de la m uj er
em barazada elogiando, uno de ellos, la conduct a de una m adre que, obviando los
31

reclam os del padre biológico, decidió ent regar su hij a recién nacida a una fam ilia aj ena
a la m ism a presum iblem ent e a cam bio de dinero. I ncluso sugiere que est a decisión de
la m adre es derivada de la conduct a del padre biológico, cuando, com o ha sido
indicado el señor Fornerón ofreció a la m adre hacerse cargo de la niña ( supra párr.
22) . La Cort e considera en el present e caso que la decisión unilat eral de una m uj er de
no considerarse en condiciones para asum ir su función de m adre, no puede const it uir
para la aut oridad j udicial int ervinient e una fundam ent ación para negar la pat ernidad.

94. Por el cont rario, la Cort e observa que t ales afirm aciones responden a ideas
preconcebidas sobre el rol de un hom bre y una m uj er en cuant o a det erm inadas
funciones o procesos reproduct ivos, en relación con una fut ura m at ernidad y
pat ernidad. Se t rat a de nociones basadas en est ereot ipos que indican la necesidad de
event uales vínculos afect ivos o de supuest os deseos m ut uos de form ar una fam ilia, la
presunt a im port ancia de la “ form alidad” de la relación, y el rol de un padre durant e un
em barazo, quien debe proveer cuidados y at ención a la m uj er em barazada, pues de no
darse est os presupuest os se presum iría una falt a de idoneidad o capacidad del padre
en sus funciones con respect o a la niña, o incluso que el padre no est aba int eresado en
proveer cuidado y bienest ar a ést a 78 .

95. Con respect o a las circunst ancias alegadas relacionadas con la sit uación
post erior al nacim ient o, el Juez de Prim era I nst ancia indicó la ausencia de una m adre,
que el padre no conoce a la hij a y que adem ás no est á casado. Al respect o, el j uez
t am poco indicó qué riesgos reales y probados se derivan del crecim ient o de una niña
en una fam ilia m onoparent al o am pliada, ni det erm inó por qué la ausencia de la m adre
en el caso concret o “ perj udicaría [ la] salud m ent al y seguram ent e física” de la niña,
com o afirm ó 79 . Asim ism o, el Juez de Prim era I nst ancia que ot orgó la guarda j udicial
consideró al señor Fornerón com o único fam iliar de M, pese a que la m adre del señor
Fornerón, abuela de la niña, com pareció ant e el j uez para ofrecerse t am bién para
cuidar a la niña.

96. Las consideraciones del Juez de Prim era I nst ancia dem uest ran t am bién una idea
preconcebida de lo que es ser progenit or único, ya que al señor Fornerón se le
cuest ionó y condicionó su capacidad y posibilidad de ej ercer su función de padre a la
exist encia de una esposa. El est ado civil de solt ero del señor Fornerón, equiparado por
uno de los j ueces a “ la ausencia de fam ilia biológica” , com o fundam ent o para privarle
j udicialm ent e del ej ercicio de sus funciones de padre, const it uye una denegación de un
derecho basada en est ereot ipos sobre la capacidad, cualidades o at ribut os para ej ercer
la pat ernidad de m anera individual, ello sin haber considerado las caract eríst icas y
circunst ancias part iculares del progenit or que quiere, en su individualidad, ej ercer su

78
En est e sent ido, uno de los j ueces de Cám ara indicó: “ [ M] nació frut o de la r elación de[ l señor ]
Fornerón con la m adre de aquella [ …] y est im o que no corresponde [ …] valorar si ex ist ía o no am or ent r e
ellos. La pr et ensión del padre es legít im a y de com par t irse el crit er io im pugnado, serían num erosas –por
ej em plo- las acciones de filiación que fracasarían. [ El señor Fornerón] nada t uvo que ver con la ent rega de la
recién nacida [ y] no se le puede perj udicar [ …] porque no haya form ado una fam ilia con [ la señora] Enríquez
y [ …] la falt a del querer hacia la hij a por part e de la m adre, no significa que deba ocurrir lo m ism o con el
padre[ . L] a denegación, en su concept o, aparece no solo com o un exceso sino t am bién com o una suert e de
sanción ant e la conduct a om isiva inex ist ent e” . Sent encia de la Sala Prim era de la Cám ara Segunda de
Paraná de 10 de j unio de 2003, supra not a 36, folio 137.

79
El Juez de Cám ara m encionado m anifest ó al respect o: “ la excusa de que de ent r egarse la niña al
padre falt ar ía la m adr e, no puede t am poco acept ar se, [ m ás aún cuando en la legislación argent ina sobre
adopción se] est ablece que nadie puede sim ult áneam ent e ser adopt ado por m ás de una persona a ex cepción
de que los adopt ant es sean cónyuges[ .] Sent encia de la Sala Prim era de la Cám ara Segunda de Par aná de
10 de j unio de 2003, supra not a 36, folios 137 y 140.
32

función de padre.

97. Al respect o, el perit o García Méndez en la audiencia pública del present e caso
sost uvo:
el fallo de pr im era inst ancia que dice que est a niña no puede ser rest it uida a su padre
porque [ …] no const it uy e una fam ilia, [ no consideró] la Convención [ sobr e] los Der echos del
Niño, ni [ …] j urisprudencia [ int er na] que [ r eflej a que] Argent ina es un país avanzado en la
m at eria[ .] En la norm at iva nacional no hay una indicación que est a fam ilia t enga que [ …]
ser const it uida por el [ padre] y la [ m adre] , [ …] eso [ …] no est á ni en la legislación
int ernacional ni en la legislación argent ina. Por el cont rario [ …] Argent ina ha ido a la cabeza
del reconocim ient o de dist int as form as de organización fam iliar, [ …] se t rat a de un Est ado
que t iene uno de los records m ás alt os t am bién en est a m at er ia.

98. Est e Tribunal ha dicho ant eriorm ent e que en la Convención Am ericana no se
encuent ra det erm inado un concept o cerrado de fam ilia, ni m ucho m enos se prot ege
sólo un m odelo de la m ism a 80 . Adicionalm ent e la Cort e I nt eram ericana ha est ablecido
que el t érm ino “ fam iliares” debe ent enderse en sent ido am plio, abarcando a t odas las
personas vinculadas por un parent esco cercano 81 . Por ot ra part e, no hay nada que
indique que las fam ilias m onoparent ales no puedan brindar cuidado, sust ent o y cariño
a los niños. La realidad dem uest ra cot idianam ent e que no en t oda fam ilia exist e una
figura m at erna o una pat erna, sin que ello obst e a que ést a pueda brindar el bienest ar
necesario para el desarrollo de niños y niñas.

99. Asim ism o, est a Cort e ya ha est ablecido que una det erm inación a part ir de
presunciones y est ereot ipos sobre la capacidad e idoneidad parent al de poder
garant izar y prom over el bienest ar y desarrollo del niño no es adecuada para asegurar
el int erés superior del niño 82 . Adicionalm ent e, el Tribunal considera que el int erés
superior del niño no puede ser ut ilizado para negar el derecho de su progenit or por su
est ado civil, en beneficio de aquellos que cuent an con un est ado civil que se aj ust a a
un det erm inado concept o de fam ilia.

100. Las decisiones j udiciales analizadas no velaron efect ivam ent e por el int erés
superior de la niña y por los derechos del padre y se basaron en aseveraciones que
revelan una idea predet erm inada sobre las circunst ancias en las que se produj o su
pat ernidad, y sobre que un progenit or solo no puede hacerse cargo de un hij o.

d) Retraso judicial como fundamento de la decisión

101. El Superior Tribunal de Just icia de Ent re Ríos, que decidió confirm ar la decisión
de la guarda j udicial del Juez de Prim era I nst ancia, hizo diversas consideraciones sobre
la influencia det erm inant e que a su crit erio t uvo el t iem po en la decisión sobre la
guarda de la niña.

102. Al respect o, en uno de los vot os, uno de sus int egrant es señaló:

El m ot ivo de est e proceso alongado surge de la lect ura del papelerío am ont onado [ …] que es
dem ost rat ivo de la m orosidad que padece el Poder Judicial, ret aceando su obligación de

80
Cfr. Opinión Consult iva OC- 17/ 02, supra not a 51, párr. 69, y, en sim ilar sent ido, Caso Atala Riffo y
Niñas Vs. Chile, supra not a 50, párr. 142.

81
Cfr. Opinión Consult iva OC- 17/ 02, supra not a 51, párr. 70, y Caso Loayza Tamayo Vs. Perú.
Reparaciones y Costas. Sent encia de 27 de noviem bre de 1998. Serie C No. 42, párr. 92.

82
Cfr. Caso Atala Riffo y Niñas Vs. Chile, supr a not a 50, párr . 111.
33

decidir los conflict os en t iem po oport uno para t rat ar de dañar lo m enos posible a los
j ust iciables. La dem ora en el t rám it e [ …] no es una cuest ión m enor, va de suyo que incidirá
83
en la decisión que debe recaer en est e proceso .

103. Asim ism o, ot ro de los j ueces, afirm ó que “ el t em a se resuelve t eniendo en


consideración el t iem po t ranscurrido, desde el día post erior a su nacim ient o hast a la
fecha, lo que hace t ot alm ent e inconvenient e cam biar la sit uación de la m enor [ de
edad] , por los efect os m uy perniciosos que t al hecho acarrearía sobre su psiquis y en
la conform ación de su personalidad. Añadió que, “ [ s] in lugar a dudas, [ …] si el fallo
definit ivo se hubiese dict ado al t iem po del de prim era inst ancia, probablem ent e ot ro
hubiere sido el result ado” . Ese m ism o j uez indicó que “ [ é] st e t rám it e no ha t enido una
duración razonable, es decir, no se ha cum plido con la norm at iva [ int ernacional] ” .
Agregó que “ [ est aban] resolviendo un caso m uy especial que encierra una evident e
com plej idad del problem a y aport es dilat orios de las part es, funcionarios, m agist rados,
t écnicos, perit os, et c., t odo ello enm arcado t am bién en un Poder Judicial colapsado por
las vicisit udes económ icas y polít icas que han afect ado a los argent inos en general y a
los ent rerrianos en part icular. No obst ant e t odo ello, las part icularidades del caso
debieron ser advert idas desde un com ienzo y abreviarse los procedim ient os para la
culm inación del m ism o” 84 .

104. Est a Cort e ya det erm inó que el proceso de guarda j udicial violó el derecho del
señor Fornerón y de su hij a a ser oídos en un plazo razonable, reconocido en el art ículo
8.1 de la Convención Am ericana ( supra párr. 77) . Más allá de eso, est e Tribunal
observa que la dem ora en el proceso y el t ranscurso del t iem po const it uyeron un
fundam ent o det erm inant e para que el Superior Tribunal de Just icia de la provincia de
Ent re Ríos resolviera, alegando el int erés superior de la niña, que la guarda j udicial que
post eriorm ent e culm inó en la adopción de M debía ser en favor del m at rim onio B- Z.
Con est a decisión, el Superior Tribunal de Just icia provincial revocó el fallo de la
Cám ara y confirm ó la decisión del Juez de Prim era I nst ancia, aún cuando en dicho
procedim ient o no se habían observado est rict am ent e los requisit os legales ( supra
párrs. 79 a 86) y la decisión se había adopt ado sin cont ar con elem ent os de
convicción, incluso algunos que serían de obligat orio cum plim ient o para el j uez, los
cuales debieron ser suplidos en una et apa post erior ( supra párrs. 87 a 90) .

105. Est e Tribunal considera que la observancia de las disposiciones legales y la


diligencia en los procedim ient os j udiciales son elem ent os fundam ent ales para prot eger
el int erés superior del niño. Por ot ra part e, no puede invocarse el int erés superior del
niño para legit im ar la inobservancia de requisit os legales, la dem ora o errores en los
procedim ient os j udiciales.

106. Con base en t odo lo ant erior, la Cort e I nt eram ericana concluye que las
aut oridades j udiciales a cargo del proceso de guarda no act uaron con la debida
diligencia y por ello el Est ado violó el derecho a las garant ías j udiciales previst o en el
art ículo 8.1 de la Convención Am ericana, en relación con los art ículos 17.1 y 1.1 del
m ism o inst rum ent o, en perj uicio del señor Fornerón y de su hij a M, así com o en
relación con el art ículo 19 de la m ism a en perj uicio de est a últ im a.

v) Consideraciones de la Corte sobre el derecho a un recurso efectivo

83
Sent encia de la Sala Civ il y Com ercial del Superior Tr ibunal de Just icia, supra not a 38, folio 223.

84
Sent encia de la Sala Civil y Com ercial del Superior Tr ibunal de Just icia, supra not a 38, folios 242 y
243.
34

107. La Cort e ha señalado que el art ículo 25.1 de la Convención cont em pla la
obligación de los Est ados Part e de garant izar, a t odas las personas baj o su j urisdicción,
un recurso j udicial efect ivo cont ra act os violat orios de sus derechos fundam ent ales.
Dicha efect ividad supone que, adem ás de la exist encia form al de los recursos, ést os
den result ados o respuest as a las violaciones de derechos cont em plados ya sea en la
Convención, en la Const it ución o en las leyes. En ese sent ido, no pueden considerarse
efect ivos aquellos recursos que, por las condiciones generales del país o incluso por las
circunst ancias part iculares de un caso dado, result en ilusorios. Ello puede ocurrir, por
ej em plo, cuando su inut ilidad haya quedado dem ost rada por la práct ica, porque falt en
los m edios para ej ecut ar sus decisiones o por cualquier ot ra sit uación que configure un
cuadro de denegación de j ust icia. Así, el proceso debe t ender a la m at erialización de la
prot ección del derecho reconocido en el pronunciam ient o j udicial m ediant e la
aplicación idónea de dicho pronunciam ient o 85 .

108. Por ot ra part e, com o lo ha señalado ant eriorm ent e el Tribunal, al evaluar la
efect ividad de los recursos, la Corte debe observar si las decisiones en los procesos
j udiciales han contribuido efect ivam ente a poner fin a una situación violat oria de
derechos, a asegurar la no repet ición de los actos lesivos y a garant izar el libre y pleno
ej ercicio de los derechos prot egidos por la Convención 86 .

109. Com o ya fue dem ost rado, el t iem po t ranscurrido sobrepasó el plazo razonable
para que el Est ado em it iera sent encias en los procesos de guarda y de derecho de
visit as. Est a dem ora generó ot ras consecuencias adem ás de la vulneración del plazo
razonable, t ales com o una evident e denegación de j ust icia, la violación del derecho a la
prot ección de la fam ilia del señor Fornerón y de su hij a, así com o la prot ección de los
derechos del niño de est a últ im a ( supra párrs. 77 y 106) .

110. La denegación del acceso a la j ust icia t iene una relación con la efect ividad de
los recursos, ya que no es posible afirm ar que un recurso exist ent e dent ro del
ordenam ient o j urídico de un Est ado, m ediant e el cual no se resuelve el lit igio plant eado
por una dem ora inj ust ificada en el procedim ient o, pueda ser considerado com o un
recurso efect ivo 87 .

111. Los recursos j udiciales int erpuest os por el señor Fornerón no cum plieron con
dar una respuest a efect iva e idónea para prot eger su derecho y el de su hij a a la
prot ección de la fam ilia y a los derechos del niño de M. En consecuencia, el Est ado
violó el derecho a la prot ección j udicial reconocido en el art ículo 25.1 de la Convención,
en relación con los art ículos 17.1, 8.1 y 1.1 del m ism o inst rum ent o, en perj uicio del
señor Fornerón y de su hij a M, así com o en relación con el art ículo 19 de la m ism a en
perj uicio de est a últ im a.

D . Pr ot e cción a la fa m ilia

85
Cfr. Caso Acevedo Buendía y otros (“Cesantes y Jubilados de la Contraloría”) Vs. Perú. Excepción
Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sent encia de 1 de j ulio de 2009. Serie C No. 198, párr. 69, y Caso
Chocrón Chocrón Vs. Venezuela. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sent encia de 1 de j ulio
de 2011. Serie C No. 227, párr. 127.

86
Cfr. Caso de la Masacre de Mapiripán Vs. Colombia. Fondo, Reparaciones y Costas. Sent encia de 15
de sept iem bre de 2005, Serie C No. 134, párr. 210, y Caso Chocrón Chocrón Vs. Venezuela, supra not a 85,
párr. 128.

87
Caso Salvador Chiriboga Vs. Ecuador. Excepción Preliminar y Fondo. Sent encia de 6 de m ayo de
2008. Serie C No. 179, párr. 88. Cfr. t am bién Caso Las Palmeras Vs. Colombia. Fondo. Sent encia de 6 de
diciem bre de 2001. Serie C No. 90, párr. 58.
35

i) Consideraciones de la Comisión

112. Respect o a la presunt a violación del art ículo 17 de la Convención 88 , en relación


con los art ículos 1.1 y 19 de la m ism a, la Com isión I nt eram ericana indicó, inter alia,
que los niños t ienen el derecho a vivir con su fam ilia biológica; el derecho de un padre
o una m adre a vivir j unt o a su hij o o su hij a es un elem ent o fundam ent al de la vida
fam iliar, y las m edidas int ernas que lo im piden const it uyen una inj erencia en el
derecho prot egido por el art ículo 17 de la Convención. La det erm inación de separar a
un niño de su fam ilia debe hacerse de acuerdo a la ley, lo cual no fue cum plido en el
caso, ya que el señor Fornerón m anifest ó su oposición a la guarda, y no const a que
haya una declaración de incapacidad que hubiese obviado est e requerim ient o o el
cum plim ient o de los dem ás requisit os del art ículo 317 del Código Civil argent ino. En
consecuencia, la det erm inación del Est ado de ot orgar una guarda j udicial, y
post eriorm ent e una adopción, en oposición a la volunt ad del padre biológico y sin
const at ar los dem ás requisit os legales, const it uyó “ una rest ricción ilegít im a del derecho
de fam ilia” del señor Fornerón y de su hij a. Dicha decisión, sin haber asegurado
debidam ent e el “ acceso del padre a la niña” , no solo int erfirió en el ej ercicio que la
Convención les garant izaba de su derecho de fam ilia, sino que t raj o aparej ado
adicionalm ent e el riesgo de que se generaran lazos afect ivos con el t iem po que luego
sería difícil revert ir, sin generar un daño a la niña.

113. Adicionalm ent e, la Com isión afirm ó que el Est ado no ha t om ado las m edidas
necesarias para im plem ent ar un régim en de visit as oport uno, por lo que la niña ha sido
privada de su derecho a acceder a diversos aspect os de su ident idad, de cont ar con
inform ación im port ant e para su desarrollo y de est ablecer vínculos con su fam ilia
biológica. Las relaciones fam iliares y los aspect os biológicos de la hist oria de una
persona, part icularm ent e de un niño o una niña, const it uyen part e fundam ent al de su
ident idad, por lo que, t oda acción u om isión del Est ado que t enga efect os sobre t ales
com ponent es, puede const it uir una violación del derecho a la ident idad. En est e
sent ido, la conduct a de las aut oridades int ernas que ot orgaron la guarda y la adopción
com prom et ió la responsabilidad int ernacional del Est ado por la violación de los
derechos a la fam ilia y a la ident idad. Concluyó que la decisión del Est ado de separar a
M de su padre biológico, sin dar acceso a un régim en de convivencia, violó el derecho
de fam ilia de la niña y del señor Fornerón, cont enido en el art ículo 17 de la
Convención, en relación con los derechos est ablecidos en los art ículos 19 y 1.1 del
m ism o inst rum ent o.

ii) Alegatos de las representantes y del Estado

114. Las represent ant es m anifest aron que M fue “ som et ida a una de las
int erferencias m ás graves [ …] la que t iene por result ado la división de una fam ilia
despoj ándola del disfrut e m ut uo de la convivencia ent re padres e hij os [ …] y de ser
educada y criada por su padre. [ S] u origen aún le es negado, cercenándole las
relaciones fam iliares” . I ndicaron que la separación de un niño de su fam ilia biológica
solo procede en circunst ancias excepcionales; el Est ado debe procurar preservar el
vínculo, y su int ervención debe ser t em poral y t endient e a reincorporar la niña a su
fam ilia t an pront o lo perm it an las circunst ancias. Asim ism o, la niña “ fue separada de
su padre no exist iendo causa alguna” , ni habiéndolo consent ido el señor Fornerón en
los m ás de 10 años de duración de los procesos. Las m encionadas decisiones j udiciales
88
El art ículo 17 de la Conv ención Am er icana est ablece en lo pert inent e:
1. La fam ilia es el elem ent o nat ural y fundam ent al de la sociedad y debe ser prot egida por la
sociedad y el Est ado.
36

im pidieron “ el acceso y el respet o [ …] a la convivencia fam iliar, siendo [ la niña]


privada de su derecho de acceder a su ident idad y a cont ar con inform ación
significat iva para insert arse con su fam ilia de origen” . Asim ism o, “ colocaron hast a el
present e al señor Fornerón [ …] en una sit uación de desvent aj a” en relación con el
m at rim onio que obt uvo la guarda. Sost uvieron que “ la ley argent ina no exige ot ro
requisit o para confirm ar la pat ernidad y la t it ularidad de los derechos y obligaciones de
la pat ria pot est ad [ que] el reconocim ient o” , por lo que el Poder Judicial debió rest it uirle
la niña una vez que el padre la reconoció en j ulio de 2000. Manifest aron que “ la niña
est á obligada a vivir con una fam ilia que no es su fam ilia, con un nom bre dist int o al de
su padre, es la hij a del proyect o de ot ro” y que “ el derecho del niño es ant e t odo el
derecho a adquirir y a desarrollar una ident idad y consecuent em ent e a su acept ación e
int egración por el núcleo fam iliar en el que nace, que es la herencia genét ica de las
experiencias cult urales acum uladas por las generaciones precedent es” . Concluyeron
que la decisión del Est ado de separar a la niña de su padre sin ot orgar un régim en de
visit as violó el derecho de fam ilia de M y del señor Fornerón, reconocidos en los
art ículos 17, 19 y 1.1 de la Convención.

115. El Est ado afirm ó que su posición dialoguist a se vio plasm ada en m anifest aciones
de alt o nivel polít ico del Poder Ej ecut ivo que incluían, adem ás de dos Minist ros de
Just icia, a la Secret aría de la Niñez, Adolescencia y Fam ilia al expresar que la act uación
de la Just icia im posibilit ó a am bos conform ar una fam ilia. Añadió que “ el
reconocim ient o del señor Fornerón hizo surgir derechos y obligaciones com o padre de
la niña” y que el padre se opuso a la guarda pre- adopt iva y al proceso de adopción.
Consideró que Argent ina llevó a cabo t odas las acciones posibles para alcanzar una
solución am ist osa con las part es, cent rándose en el acercam ient o ent re el padre
biológico y la niña, siem pre en consideración de su int erés superior.

iii) Consideraciones de la Corte

116. La Cort e ya ha indicado que el derecho de prot ección a la fam ilia, reconocido en
el art ículo 17 de la Convención Am ericana conlleva, ent re ot ras obligaciones, a
favorecer, de la m anera m ás am plia, el desarrollo y la fort aleza del núcleo fam iliar 89 .
Asim ism o, com o ha sido indicado en la Opinión Consult iva OC- 17, una de las
int erferencias est at ales m ás graves es la que t iene por result ado la división de una
fam ilia. En est e sent ido, la separación de niños de su fam ilia puede const it uir, baj o
ciert as condiciones, una violación del cit ado derecho de prot ección a la fam ilia 90 , pues
inclusive las separaciones legales del niño de su fam ilia biológica solo proceden si
est án debidam ent e j ust ificadas en el int erés superior del niño, son excepcionales y, en
lo posible, t em porales91 ( supra párr. 47) .

117. De conform idad a la j urisprudencia const ant e de est e Tribunal, para que una
rest ricción a un derecho sea com pat ible con la Convención Am ericana, est a debe
cum plir diversos requisit os, ent re ot ros y en prim er lugar, que la m ism a est é fundada
en una ley. En el present e caso, el proceso de guarda y post erior adopción de M se
encont raba regulado, ent re ot ras norm as, en el Código Civil argent ino, una ley en

89
Cfr. Opinión Consult iva OC- 17, supra not a 51, párr. 66, y Caso Atala Riffo y Niñas Vs. Chile, supra
not a 50, párr. 169.

90
Cfr. Opinión Consult iva OC- 17, supra not a 51, párrs. 71 y 72, y Caso Atala Riffo y Niñas Vs. Chile,
supra not a 50, párr. 169.

91
Cfr. Opinión Consult iva OC- 17, supra not a 51, párr. 77, y Caso Gelman Vs. Uruguay, supra not a 49,
párr. 125.
37

sent ido form al y m at erial.

118. Sin perj uicio de lo ant erior, est a Cort e ha det erm inado que la guarda j udicial
que culm inó en la adopción sim ple de M se ot orgó sin observar ciert os requisit os
norm at ivos, t ales com o el consent im ient o del padre biológico y la ausencia de
verificación de las dem ás condiciones est ablecidas en el art ículo 317.a) del Código
Civil, ent re ot ros est ablecidos en la ley int erna ( supra párrs. 79 a 86) . De t al m odo, la
inj erencia en el derecho de prot ección a la fam ilia del señor Fornerón y de su hij a M no
observó el requisit o de legalidad de la rest ricción.

119. Por ot ra part e, la Cort e considera, t al com o fue indicado por el perit o García
Méndez en la audiencia pública del present e caso, que el derecho del niño a crecer con
su fam ilia de origen es de fundam ent al im port ancia y result a en uno de los est ándares
norm at ivos m ás relevant es derivados de los art ículos 17 y 19 de la Convención
Am ericana, así com o de los art ículos 8, 9, 18 y 21 de la Convención de los Derechos
del Niño. De allí, que a la fam ilia que t odo niño y niña t iene derecho es,
principalm ent e, a su fam ilia biológica 92 , la cual incluye a los fam iliares m ás cercanos, la
que debe brindar la prot ección al niño y, a su vez, debe ser obj et o prim ordial de
m edidas de prot ección por part e del Est ado. En consecuencia, a falt a de uno de los
padres, las aut oridades j udiciales se encuent ran en la obligación de buscar al padre o
m adre u ot ros fam iliares biológicos.

120. En part icular, el art ículo 9 de la Convención sobre los Derechos del Niño
est ablece que:

1. Los Est ados Part es velar án por que el niño no sea separado de sus padres cont ra la
volunt ad de ést os, except o cuando, a reserva de revisión j udicial, las aut oridades
com pet ent es det er m inen, de conform idad con la ley y los procedim ient os aplicables, que t al
separación es necesar ia en el int er és superior del niño. Tal det erm inación puede ser necesaria
en casos par t icular es, por ej em plo, en los casos en que el niño sea obj et o de m alt r at o o
descuido por part e de sus padres o cuando ést os viv en separados y debe adopt ar se una
decisión acerca del lugar de r esidencia del niño.

[ …]

3. Los Est ados Part es respet arán el derecho del niño que est é separado de uno o de am bos
padres a m ant ener relaciones personales y cont act o direct o con am bos padres de m odo
regular , salvo si ello es cont r ario al int erés super ior del niño.

121. En el present e caso no se cum plió con el requisit o de excepcionalidad de la


separación. El j uez que ot orgó la guarda j udicial y post erior adopción no t uvo en
cuent a la volunt ad del señor Fornerón de cuidar y de no cont inuar separado de su hij a.
Ello a pesar de que el padre biológico m anifest ó dicha volunt ad de m anera expresa y
reit erada ant e diversas aut oridades y part icularm ent e ant e dicho funcionario en los
procesos de guarda y de adopción. Por ot ra part e, el referido j uez t am poco det erm inó,
a crit erio de est a Cort e, la exist encia de alguna de las circunst ancias excepcionales
est ablecidas por la Convención sobre los Derechos del Niño, t ales com o “ casos en los
que el niño sea obj et o de m alt rat o o descuido por part e de sus padres” , que hubieran
perm it ido, excepcionalm ent e, la separación del padre de su hij a.

122. Por ot ra part e, adem ás de la separación ent re padre e hij a, form alizada a part ir
de la sent encia en la cual se ot orgó la guarda j udicial por un año al m at rim onio B- Z y
post eriorm ent e en el proceso de adopción, no se dispusieron m edidas para vincular al

92
Cfr. Dict am en del per it o García Méndez rendido en audiencia pública.
38

señor Fornerón con su hij a. Ello, a pesar de que en las decisiones j udiciales de guarda
y adopción se det erm inó est a posibilidad 93 . En noviem bre de 2001 el padre biológico
inició un proceso j udicial para est ablecer un régim en de visit as. Sin em bargo, y sin
perj uicio del acuerdo de las part es celebrado ant e el Superior Tribunal de Just icia de
Ent re Ríos en m ayo de 2011 ( supra párr. 42) , no const a que en m ás de once años se
haya dispuest o j udicialm ent e un régim en de visit as que hubiera perm it ido la
vinculación ent re padre e hij a.

123. Finalm ent e, la Cort e recuerda que la Convención sobre los Derechos del Niño,
en su art ículo 8.1, señala que “ [ l] os Est ados Part es se com prom et en a respet ar el
derecho del niño a preservar su ident idad, incluidos la nacionalidad, el nom bre y las
relaciones fam iliares de conform idad con la ley sin inj erencias ilícit as” . El Tribunal ha
reconocido el derecho a la ident idad, que puede ser concept ualizado, en general, com o
el conj unt o de at ribut os y caract eríst icas que perm it en la individualización de la
persona en sociedad y, en t al sent ido, com prende varios ot ros derechos según el
suj et o de derechos de que se t rat e y las circunst ancias del caso 94 . La ident idad
personal est á ínt im am ent e ligada a la persona en su individualidad específica y vida
privada, sust ent adas am bas en una experiencia hist órica y biológica, así com o en la
form a en que se relaciona dicho individuo con los dem ás, a t ravés del desarrollo de
vínculos en el plano fam iliar y social. Es por ello que la ident idad, si bien no es un
derecho exclusivo de los niños y niñas, ent raña una im port ancia especial durant e la
niñez 95 . Las circunst ancias del present e caso im plicaron que M creciera desde su
nacim ient o con la fam ilia B- Z. Est e hecho generó que el desarrollo personal, fam iliar y
social de M se llevara a cabo en el seno de una fam ilia dist int a a su fam ilia biológica.
Asim ism o, el hecho que en t odos est os años M no haya t enido cont act o o vínculos con
su fam ilia de origen no le ha perm it ido crear las relaciones fam iliares que
j urídicam ent e corresponden. Por ende, la im posibilidad de M de crecer con su fam ilia
biológica y la ausencia de m edidas dirigidas a relacionar al padre con su hij a afect ó el
derecho a la ident idad de la niña M, adem ás de su derecho a la prot ección fam iliar.

124. Con base en lo ant erior, est a Cort e concluye que el Est ado violó el derecho a la
prot ección a la fam ilia reconocido en art ículo 17.1 de la Convención Am ericana, en
relación con los art ículos 1.1, 8.1 y 25.1 del m ism o inst rum ent o en perj uicio del señor
Fornerón y de su hij a M, así com o en relación con el art ículo 19 de dicho t rat ado
respect o de est a últ im a.

E. D e be r de a dopt a r disposicion e s de de r e ch o in t e r n o

i) Consideraciones de la Comisión

125. En relación con el deber de adopt ar disposiciones de derecho int erno


est ablecido en el art ículo 2 de la Convención Am ericana 96 , en su I nform e No. 83/ 10 la

93
Cfr. Sent encia del Juez de Prim era I nst ancia de 17 de m ayo de 2001, supra not a 31, folio 19;
sent encia de la Sala Civil y Com ercial del Superior Tr ibunal de Just icia, supra not a 38, folio 243, y sent encia
del Juez de Pr im era I nst ancia de 23 de diciem bre de 2005, supra not a 48, folio 4761.

94
Caso Gelman Vs. Uruguay, supra not a 49, párr. 122, y Caso Contreras y otros Vs. El Salvador.
Fondo, Reparaciones y Costas. Sent encia de 31 de agost o de 2011 Serie C No. 232, párr. 113.

95
Cfr. Caso Contreras y otros Vs. El Salvador, supra not a 94, párr. 113.

96
El art ículo 2 de la Convención Am er icana est ablece:
Si el ej ercicio de los derechos y liber t ades m encionados en el art ículo 1 no est uviere ya garant izado
por disposiciones legislat ivas o de ot ro caráct er, los Est ados Part es se com prom et en a adopt ar, con arreglo a
39

Com isión I nt eram ericana indicó que, “ [ a] unque los pet icionarios no present aron un
reclam o baj o dicho art ículo [ ant e aquel órgano] , con base en los elem ent os de hecho y
de derecho present ados por las part es en el proceso cont radict orio, [ encont ró]
necesario analizar su aplicación iura novit curia”. Señaló que exist ían indicios
im port ant es de que había habido una t ransacción en el m arco del nacim ient o de M y
que en el “ esquem a de obligaciones int ernacionales que t iene el Est ado [ …] debió
haberse invest igado” . Sin em bargo, la Com isión consideró probado que “ no exist e en
Argent ina una legislación que sancione la vent a de niños en el ám bit o penal” . I ndicó
que la Convención sobre los Derechos del Niño, que es part e del corpus juris que se
incorpora al art ículo 19 de la Convención Am ericana, est ablece en su art ículo 35 que
los Est ados Part e t om arán t odas las m edidas de caráct er nacional que sean necesarias
para im pedir, ent re ot ros, “ la vent a o la t rat a de niños para cualquier fin o en cualquier
form a” . Por su part e, el art ículo 2 del Prot ocolo Facult at ivo de dicha convención,
relat ivo a la Vent a de Niños, la Prost it ución I nfant il y la Ut ilización de Niños en la
Pornografía incluyó una definición de vent a. La Com isión señaló que el Est ado t enía la
obligación en virt ud del art ículo 2, en relación con los art ículos 1.1 y 19, de la
Convención Am ericana, de adopt ar las m edidas legislat ivas para prevenir la vent a de
niños en su t errit orio y no lo ha hecho. Lo ant erior im plicó que no se invest igara con la
debida diligencia lo alegado por el señor Fornerón y luego por el Minist erio Público, de
que la niña M “ podría haber sido víct im a de un act o de t ráfico de niños” . Con base en
lo ant erior, la Com isión concluyó que el Est ado violó el art ículo 2, en relación con los
art ículos 1.1 y 19 de la Convención Am ericana, en perj uicio del señor Fornerón y su
hij a.

ii) Alegatos de las representantes y del Estado

126. Las represent ant es alegaron que el Est ado “ no cum plió con la obligación de
adopt ar las m edidas legislat ivas, j udiciales y de ot ro caráct er para prevenir la vent a de
niños en su t errit orio; porque no se invest igó ni se sancionó a los part icipant es del
hecho de t ráfico [ del] que fue[ ron] víct im a[ s] la niña y su padre” . Manifest aron que
“ est a violación de derechos se inici[ ó] aún ant es del nacim ient o de [ M] , porque en
Argent ina est a[ ba] n dadas t odas las condiciones de im punidad para que eso suceda. El
Est ado “ t enía y t iene la responsabilidad de prot eger a los niños y niñas de su t errit orio,
de prevenir, invest igar y sancionar el t ráfico de niños y niñas” y que no haberlo hecho
“ cont inua generando la creación de un riesgo, prom oviendo la im punidad y agravando
su responsabilidad” .

127. El Est ado, ent re ot ros argum ent os, dest acó las diversas acciones legislat ivas
que han provocado “ un vuelco im port ant e no sólo en los est ándares legales [ del] país
sino t am bién en [ …] la j urisprudencia” , ent re las cuales m encionó: a) la sanción de la
ley No. 25.854 que creó el Regist ro Único de Aspirant es a Guarda con Fines Adopt ivos
y sus decret os reglam ent arios, en part icular, aquel que crea la red inform át ica que
int erconect a los 24 regist ros provinciales, y b) la sanción de la ley No. 26.061 de
Prot ección I nt egral de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescent es. Asim ism o,
dest acó que dicho m arco norm at ivo fue est ablecido luego de la aprobación de la
Convención sobre los Derechos del Niño, que t uviera lugar con la sanción de la ley No.
23.849. Est a Convención “ result a fundant e para t oda la legislación en m at eria de
infancia, a part ir de la reform a de la Const it ución Nacional de 1994, la que le dio rango
const it ucional a aquella, al incorporarla expresam ent e en el art ículo 75 [ inciso] 22” .
Adem ás, inform ó que se creó en el ám bit o de la Cort e Suprem a de Just icia de la

sus procedim ient os const it ucionales y a las disposiciones de est a Conv ención, las m edidas legislat ivas o de
ot ro caráct er que fuer en necesarias para hacer efect ivos t ales der echos y liber t ades.
40

Nación un grupo de t rabaj o en el cual part icipan m agist rados del Poder Judicial,
funcionarios del Minist erio Público de la Defensa y de la Secret aría Nacional de Niñez,
Adolescencia y Fam ilia, donde se ha acordado elaborar un proyect o que prohíba
t axat ivam ent e las ent regas direct as de guardas con fines adopt ivos.

128. Adicionalm ent e, el Est ado indicó que consideraba im procedent e cualquier
m anifest ación conducent e a ident ificar los hechos del caso com o sit uaciones
relacionadas a t ráfico o vent a de niños, ello en virt ud de la inexist encia de elem ent os
en el caso que lo acredit en. Sin perj uicio de ello, m anifest ó que el Est ado se encuent ra
“ en abiert a alineación con la corrient e int ernacional que im pone la crim inalización de
est os delit os [ im pulsando] m edidas legislat ivas t endient es a com bat irlo[ s] ” . Por ot ra
part e, observó que exist en confusiones en relación con la com pravent a, apropiación y
t ráfico de niños. Así, m encionó que en la legislación Argent ina el t ráfico ilegal de
personas es un delit o m igrat orio, m ient ras que algunas organizaciones
gubernam ent ales y no gubernam ent ales “ suelen recurrir al concept o [ de] t ráfico de
niños, al referirse a sit uaciones de com pravent a de niños com o la ocurrida en los
hechos que m ot ivan la pret ensión de las represent ant es, y que de ningún m odo el
Est ado [ …] reconoció que se m at erializaran en form a sist em át ica en [ Argent ina] ” .

iii) Consideraciones de la Corte

129. La Cort e I nt eram ericana est im a convenient e aclarar que si bien exist en diversos
e im port ant es indicios, señalados incluso por las aut oridades int ernas ( infra párrs. 132
a 134) , que avalan la posibilidad de que M haya sido ent regada por su m adre a cam bio
de dinero, los m ism os no result an suficient es para que est e Tribunal llegue a una
conclusión sobre ese hecho. La ausencia de una invest igación penal t uvo un rol
fundam ent al en la falt a de det erm inación de lo ocurrido con la niña.

130. Est e Tribunal ha afirm ado en ot ras oport unidades que “ [ e] n el derecho de
gent es, una norm a consuet udinaria prescribe que un Est ado que ha celebrado un
convenio int ernacional, debe int roducir en su derecho int erno las m odificaciones
necesarias para asegurar la ej ecución de las obligaciones asum idas” . En la Convención
Am ericana est e principio es recogido en su art ículo 2, que est ablece la obligación
general de cada Est ado Part e de adecuar su derecho int erno a las disposiciones de la
m ism a, para garant izar los derechos en ella reconocidos97 .

131. La Cort e I nt eram ericana ha int erpret ado que la adecuación de la norm at iva
int erna a los parám et ros est ablecidos en la Convención im plica la adopción de m edidas
en dos vert ient es, a saber: a) la supresión de las norm as y práct icas de cualquier
nat uraleza que ent rañen violación a las garant ías previst as en la Convención o que
desconozcan los derechos allí reconocidos u obst aculicen su ej ercicio, y b) la
expedición de norm as y el desarrollo de práct icas conducent es a la efect iva
observancia de dichas garant ías. La prim era vert ient e se sat isface con la reform a, la
derogación o la anulación de las norm as o práct icas que t engan esos alcances, según
corresponda. La segunda, obliga al Est ado a prevenir la recurrencia de violaciones a los
derechos hum anos y, por eso, debe adopt ar t odas las m edidas legales, adm inist rat ivas
y de ot ra índole que sean necesarias para evit ar que hechos sim ilares vuelvan a ocurrir

97
Cfr. Caso Garrido y Baigorria Vs. Argentina. Reparaciones y Costas. Sent encia de 27 de agost o de
1998. Serie C No. 39, párr . 68, y Caso Heliodoro Portugal Vs. Panamá. Excepciones Preliminares, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sent encia de 12 de agost o de 2008. Serie C No. 186, párr. 179.
41

en el fut uro 98 . El deber de adopt ar disposiciones de derecho int erno ha im plicado, en


ciert as ocasiones, la obligación por part e del Est ado de t ipificar penalm ent e
det erm inadas conduct as99 .

132. En el present e caso, el fiscal y el j uez a cargo de la invest igación est ablecieron
la exist encia de indicios de que M habría sido ent regada por su m adre a cam bio de
dinero. El fiscal indicó que “ habría exist ido presunt am ent e una m aniobra de com pra-
vent a de bebé” , describió los hechos a ser invest igados y señaló que det rás de la
m adre de la niña “ se m ueven ot ras personas con m ayores influencias, con m ayor
poderío económ ico, personas que t al vez est én organizadas para capt ar em barazadas
j óvenes, solt eras y hum ildes y cont act arlas con m at rim onios de solvencia m at erial que
pagan para hacerse de los hij os de est as m uj eres” 100 .

133. Por su part e, el Juez de I nst rucción afirm ó 101 :

[ c] oincido por ot ra part e, con las afir m aciones del [ señor] Agent e Fiscal en cuant o a que det rás
de t odo lo act uado ex ist e un conglom er ado de int ereses fundam ent alm ent e de nat uraleza
económ ica, dent ro del cual, los m ás poderosos se organizan para capt ar m uj er es em barazadas,
j óvenes, solt er as ( vg: las m ás débiles y necesit adas) a fin de que ést as, por un dinero que
nunca es t ant o com o el que r eciben quienes lucran con dicha int er m ediación, ent r eguen el frut o
de la concepción a m at rim onios con car encias afect ivas dispuest as a adopt ar a los recién
nacidos y pagar por ello.

Dent ro de est a realidad que lacera el corazón de quienes aún creem os cont ar con una pizca de
sensibilidad ant e lo que lisa y llanam ent e debem os calificar de explot aciones hum anas, de cuy a
realización son vehículos adem ás profesionales del derecho y de la salud, se enm arca la
sit uación descr ipt a en aut os[ .]

134. A pesar de ello, la invest igación penal fue archivada en dos oport unidades sin
det erm inar si efect ivam ent e ocurrió una “ vent a” ( supra párrs. 28 a 30) , dado que a
crit erio del Juez de I nst rucción y la Cám ara en lo Crim inal int ervinient es los hechos
relat ivos a la alegada “ vent a” de la niña no encuadraban en ninguna figura penal. En
su segunda decisión de archivo, el Juez de I nst rucción señaló, ent re ot ras
consideraciones102 , que:

el t ráfico de bebés no se halla t ipificado en nuest ro Código Penal pudiendo ser sancionado
únicam ent e com o un at ent ado al est ado civil e ident idad de las personas ( est o últ im o a part ir de
la sanción de la Ley [ No.] 24.410) , siem pre y cuando, que los com pradores los inscriban en el
Regist ro de Est ado Civ il y Capacidad de las Personas com o “ hij os propios” , cam biando una
filiación por ot r a ( equivalent e de supr im ir) .

98
Cfr. Caso Salvador Chiriboga Vs. Ecuador, supra not a 87, párr. 122, y Caso Fontevecchia y D`Amico
Vs. Argentina. Fondo, Reparaciones y Costas. Sent encia de 29 de noviem bre de 2011. Serie C No. 238, párr.
85.

99
Cfr., a m odo de ej em plo, respect o de la desaparición forzada de personas, Caso Heliodoro Portugal
Vs. Panamá supra not a 97, párr. 185, y Caso Anzualdo Castro Vs. Perú. Excepción Preliminar, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sent encia de 22 de sept iem bre de 2009. Serie C No. 202, párrs. 66 y 165.

100
Requerim ient o de I nst rucción Fiscal de 2 de agost o de 2000 ( expedient e de anexos al I nform e de
Fondo, anexo 7, folios 55 y 57) .

101
Resolución del Juez de I nst r ucción de 4 de agost o de 2000 ( expedient e de anexos al I nfor m e de
Fondo, anexo 8, folios 63 a 65) .

102
Resolución del Juez de I nst r ucción de 31 de enero de 2001 ( expedient e de anexos al I nfor m e de
Fondo, anexo 11, folios 89, 92 y 96) .
42

El hecho no acredit ado aunque siem pr e presum ido de la ex ist encia de dinero de por m edio en la
ent r ega de recién nacidos, no es delit o del Código Penal, independient em ent e de los prej uicios
que desde la m oral y la ét ica pudieran t enerse para ese t ipo de act it udes, bast ant e fr ecuent es
en la act ualidad, t ales no represent an conduct as t ípicas en t ant o y en cuant o la ent rega del
recién nacido se haga baj o t odas las for m alidades legales, t al com o ha ocurrido en el caso de
m arras.

[ E] s ciert o y así lo he sost enido en el fallo revocado [ …] que al am paro de las necesidades
económ icas por un lado ( de la m adr e solt era generalm ent e) y afect ivas por ot ro ( de quienes
pret ende[ n] adopt ar una cr iat ura a t oda cost a incluyendo pagar por ello) , se m ueven int ereses
espur ios de personaj es [ m uy ] conocidos en com unidades pequeñas com o ést as, que a
sabiendas de t ant as penurias se aprovechan con ánim o de lucro de cont act ar a unos y ot ros,
llevándose con algún socio la t aj ada m ayor y convencidos t al vez, de haber hecho un bien a las
part es y quedar por ende a r eparo del reproche de sus conciencias. Pero de ahí [ a] sost ener que
t ales com port am ient os son delict ivos, ex ist e un abism o.

[ E] l hecho denunciado no encuadra en figura penal alguna, conclusión que cierra definit iva e
irrevocablem ent e la m ism a, por vía de archivo[ . S] e concluy e que m ás allá de los reparos de
ot ra nat uraleza que he señalado precedent em ent e, no ex ist e conduct a delict iva a invest igar[ .]

135. La Cám ara en lo Crim inal confirm ó el archivo y, ent re ot ras consideraciones103 ,
señaló que:

la reform a [ del Código Penal int roducida por la ley No. 24.410 que m odificó los art ículos
discut idos en la invest igación j udicial] no t uvo com o propósit o la r epresión de act ividades de
quienes lucran con la vent a o int er m edian con la ent r ega de niños, con fines benévolos o
hum anit ar ios.

136. Est e Tribunal, con fundam ent o en el art ículo 58.b de su Reglam ent o, solicit ó al
Est ado que inform ara si el act o de ent regar un niño o niña a cam bio de una ret ribución
o com pensación económ ica const it uía una infracción penal en el derecho int erno.
Argent ina, luego de solicit ar una prórroga que fue concedida, no rem it ió la inform ación
solicit ada com o prueba para m ej or resolver. Dos m eses y m edio después de vencido el
plazo original y m ás de un m es de vencido el plazo prorrogado, el Est ado rem it ió
inform ación relacionada con la solicit ud de est a Cort e, la cual no fue adm it ida por
ext em poránea ( supra párrs. 7 y 12) .

137. Com o lo ha señalado est e Tribunal, t ant o la Convención Am ericana com o la


Convención sobre los Derechos del Niño form an part e de un m uy com prensivo corpus
juris int ernacional de prot ección de los niños que debe servir a est a Cort e para fij ar el
cont enido y los alcances de la disposición general definida en el art ículo 19 de la
Convención Am ericana 104 .

138. El art ículo 19 de la Convención est ablece el derecho de t odo niño y niña, y el
consecuent e deber, ent re ot ros, del Est ado de brindar las m edidas de prot ección que
por su condición requieran. Por su part e, la Convención sobre los Derechos del Niño,
rat ificada por Argent ina el 4 diciem bre de 1990, en su art ículo 35 est ablece que:

[ l] os Est ados Part es t om arán t odas las m edidas de caráct er nacional, bilat eral y m ult ilat er al
que sean necesarias para im pedir el secuest ro, la vent a o la t rat a de niños para cualquier fin
o en cualquier form a.

139. De la lect ura conj unt a de am bas disposiciones surge que est a últ im a norm a

103
Resolución de la Cám ara en lo Crim inal de Gualeguay de 26 de abril de 2001 ( expedient e de anexos
al I nform e de Fondo, anexo 13, folio 112) .

104
Caso de los “Niños de la Calle” (Villagrán Morales y otros) Vs. Guatemala, supra not a 49, párr. 194
y, en sim ilar sent ido, Caso Contreras y otros Vs. El Salvador, supra not a 94, párr. 107.
43

precisa y det erm ina el cont enido de algunas de las “ m edidas de prot ección” aludidas
en el art ículo 19 de la Convención Am ericana est ableciendo, ent re ot ras, la obligación
de adopt ar t odas las m edidas de caráct er nacional necesarias para im pedir la “ vent a”
de niños cualquiera sea su fin o form a. El t ext o result a claro en afirm ar que el deber
del Est ado consist e en adopt ar t odas las m edidas idóneas para alcanzar el fin de
im pedir t oda vent a de niños; es decir, no puede opt ar ent re dist int as m edidas, sino
que debe im pedir la “ vent a” de t odas las m aneras posibles, sin excepciones o
lim it aciones, lo cual incluye, ent re ot ras m edidas legislat ivas, adm inist rat ivas y de
cualquier ot ro caráct er, la obligación de prohibir penalm ent e la “ vent a” de niños y
niñas, cualquiera sea su form a o fin.

140. La Cort e considera que la sanción penal es una de las vías idóneas para
prot eger det erm inados bienes j urídicos105 . La ent rega de un niño o niña a cam bio de
rem uneración o de cualquier ot ra ret ribución afect a claram ent e bienes j urídicos
fundam ent ales t ales com o su libert ad, su int egridad personal y su dignidad, result ando
uno de los at aques m ás graves cont ra un niño o niña, respect o de los cuales los
adult os aprovechan su condición de vulnerabilidad. La Relat ora Especial sobre la Vent a
de Niños, la Prost it ución I nfant il y la Ut ilización de Niños en la Pornografía, ha señalado
que la vent a de niños y niñas debe “ condenarse, cualquiera que fuera su m ot ivación o
finalidad, pues reduc[ e] al niño a la condición de m ercancía y conced[ e] a los padres o
a cualquier ‘vendedor’ la facult ad de disponer de él com o si fuera un bien m ueble” 106 .

141. Com o ha sido indicado por los t ribunales int ernos, al m om ent o de los hechos del
present e caso, el Est ado no im pedía penalm ent e la ent rega de un niño o niña a cam bio
de dinero. La “ vent a” de un niño o niña no est aba im pedida o prohibida penalm ent e
sino que se sancionaban ot ros supuest os de hecho, com o por ej em plo, el ocult am ient o
o supresión de la filiación ( supra párr. 134) . Dicha prohibición no sat isface lo
est ablecido por el art ículo 35 de la Convención sobre los Derechos del Niño de adopt ar
t odas las m edidas necesarias para im pedir la “ vent a” de niños cualquiera sea su form a
o fin. La obligación de adopt ar t odas las m edidas para im pedir t oda “ vent a” , incluyendo
su prohibición penal, est á vigent e desde el m om ent o en que Argent ina rat ificó la
Convención sobre los Derechos del Niño en 1990.

142. Por ot ra part e, la obligación de prohibir penalm ent e t oda vent a de niños y niñas
ha sido afirm ada por el Est ado al rat ificar, el 25 de sept iem bre de 2003, el Prot ocolo
Facult at ivo de la Convención sobre los Derechos del Niño relat ivo a la Vent a de Niños,
la Prost it ución I nfant il y la Ut ilización de Niños en la Pornografía. En esa ocasión,
Argent ina realizó, ent re ot ras, una declaración int erpret at iva indicando su preferencia
por una definición m ás am plia de vent a que aquella previst a en el Art ículo 2 del

105
Cfr., mutatis mutandi, Caso Kimel Vs. Argentina. Fondo, Reparaciones y Costas. Sent encia de 2 de
m ayo de 2008. Serie C No. 177, párr. 76, y Caso Tristán Donoso Vs. Panamá. Excepción Preliminar, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sent encia de 27 de enero de 2009. Serie C No. 193, párr. 118.

106
Cfr. I nform e de la Relat ora Especial sobre la Vent a de Niños, la Prost it ución I nfant il y la Ut ilización
de Niños en la Pornografía de 17 de enero de 1996, E/ CN.4/ 1996/ 100, párr. 12. Asim ism o, cfr., inter alia,
Organización de las Naciones Unidas, Asam blea General, Resolución respect o a derechos del niño,
A/ RES/ 66/ 141, 4 de abr il de 2012, párr. 20, y A/ RES/ 65/ 197, 30 de m ar zo de 2011, párr. 18 ( “ La Asam blea
General [ …] exhort a a t odos los Est ados a prevenir, t ipificar, enj uiciar y cast igar t odas las form as de vent a
de niños” .) , y Consej o de Derechos Hum anos, Resolución respect o a derechos del niño, A/ HRC/ RES/ 19/ 37,
19 de abril de 2012, párr. 42 ( a) ( “ El Consej o de Derechos Hum anos [ …] Exhorta a t odos los Est ados a que:
a) Adopt en t odas las m edidas necesarias para elim inar, t ipificar com o delit o y cast igar efect ivam ent e [ …] la
vent a de niños con cualquier propósit o” .) y A/ HRC/ RES/ 7/ 29, 28 de m arzo de 2008, párr. 36 ( a) ( “ El
Consej o de Derechos Hum anos [ …] Exhorta a t odos los Est ados a que: a) Adopt en t odas las m edidas
necesar ias par a elim inar , t ipificar com o delit o y cast igar efect ivam ent e [ …] la vent a de niños” ) .
44

Prot ocolo 107 , señalando adem ás que “ la vent a de niños debe ser penalizada en t odos
los casos y no solo en aquellos enum erados en el art ículo 3 párrafo 1.a [ del Prot ocolo
m encionado] ” 108 .

143. La Cort e observa que varios Est ados de la región han t ipificado la vent a de
niños, niñas y adolescent es109 . Asim ism o, la consideración de la vent a de una persona
com o un crim en es, incluso, conform e con el derecho int erno argent ino. En efect o, el
art ículo 15 de la Const it ución Nacional argent ina, ent re ot ras disposiciones, est ablece
que:

107
El art ículo 2 de dicho Prot ocolo define la vent a de niños de la siguient e m anera:
A los efect os del present e Prot ocolo: a) Por vent a de niños se ent iende t odo act o o t ransacción en vir t ud del
cual un niño es t ransferido por una persona o grupo de personas a ot ra a cam bio de rem uneración o de
cualquier ot ra ret ribución[ .]

108
En esa declaración Argent ina indicó: “ [ w] it h reference t o art icle 2, t he Argent ine Republic would
prefer a broader definit ion of sale of childr en[ .] [ T] he Ar gent ine Republic believes t hat t he sale of children
should be crim inalized in all cases and not only in t hose enum erat ed in ar t icle 3, paragr aph 1 ( a) ” . Colección
de Trat ados de las Naciones Unidas; Est ado de los t rat ados, Prot ocolo Facult at ivo de la Convención sobre los
Derechos del Niño relat ivo a la Vent a de Niños, la Prost it ución I nfant il y la Ut ilización de Niños en la
Pornografía, disponible en: ht t p: / / t r eat ies.un.org/ Pages/ View Det ails.aspx?src= TREATY&m t dsg_no= I V- 11-
c&chapt er= 4&lang= en.
Por su part e, el art ículo 3 de dicho Protocolo est ablece, en lo pert inent e, que:
1. Todo Est ado Part e adopt ará m edidas para que, com o m ínim o, los act os y act ividades que a cont inuación
se enum eran queden ínt egr am ent e com prendidos en su legislación penal, t ant o si se han com et ido dent r o
com o fuera de sus front eras, o si se han per pet rado indiv idual o colect ivam ent e:
a) En relación con la vent a de niños, en el sent ido en que se define en el art ículo 2:
i) Ofrecer, ent r egar o acept ar , por cualquier m edio, un niño con fines de:
a. Explot ación sexual del niño;
b. Transferencia con fines de lucro de órganos del niño;
c. Trabaj o forzoso del niño[ .]

109
Cfr. Brasil, Lei N. 8.069, Dispõe sobre o Estatuto da Criança e do Adolescente e dá outras
providências; publicada el 16 de j ulio de 1990 y rect ificada el 27 de sept iem br e de 1990, art ículo 238
( Prom et er o efect uar la ent r ega de un hij o o pupilo a t ercero, m ediant e pago o recom pensa. Pena: reclusión
de uno a cuat ro años. Párr afo único. I ncurre en las m ism as penas quien ofrece o efect úa el pago o
recom pensa) ( t raducción de la Secret aría de la Cor t e) ; Cost a Rica, Código Penal, ar t ículo 376 ( Pena por
t ráfico de personas m enor es. Se im pondrá prisión de dos a cuat ro años a quien v enda, prom ueva o facilit e la
vent a de una persona m enor de edad y perciba por ello cualquier t ipo de pago, grat ificación, recom pensa
económ ica o de ot ra nat uraleza. I gual pena se im pondrá a quien pague, grat ifique o recom pense con el fin
de recibir a la persona m enor de edad. La prisión será de cuat ro a seis años cuando el aut or sea un
ascendient e o parient e hast a el t er cer gr ado de consanguinidad o afinidad, el encargado de la guarda,
cust odia o cualquier per sona que ej erza la represent ación de la persona m enor de edad. I gual pena se
im pondrá al profesional o funcionar io público que venda, prom ueva, facilit e o legit im e por m edio de
cualquier act o la vent a de la persona m enor. Al profesional y al funcionario público se le im pondrá t am bién
inhabilit ación de dos a seis años para el ej ercicio de la profesión u oficio en que se produj o el hecho) , y
Venezuela, Ley Orgánica para la prot ección de niños, niñas y adolescent es; publicada en Gacet a Oficial
Ext raordinaria No. 5.859 de 10 de diciem bre de 2007, art ículo 267 ( Lucro por ent rega de niños, niñas o
adolescent es. Quien prom et a o ent regue un hij o, hij a, pupilo, pupila o a un niño, niña o adolescent e baj o su
Responsabilidad de Crianza a un t er cero, m ediant e pago o recom pensa, será penado o penada con pr isión de
dos a seis años. Quien ofrezca o efect úe el pago o recom pensa incurre en la m ism a pena) . Norm as sim ilar es
se encuent ran, ent r e ot ros países, en El Salvador ( Código Penal, art ículo 367) y en la República Dom inicana
( Ley 136- 03, Código para la prot ección de los derechos de los Niños, Niñas y Adolescent es; publicado en
Gacet a Oficial No. 10234, del 7 de agost o de 2003, art ículo 404) . Asim ism o, se sanciona penalm ent e la
vent a de niños en relación con procesos de adopción, ent re ot ros países, en Guat em ala ( Decr et o 9- 2009.
Ley cont ra la Violencia Sexual, Explot ación y Trat a de Personas, 20 de m arzo de 2009; publicado en el Diar io
Oficial, Tom o CCLXXXVI No. 49, art s. 47 y 53, añadiendo los art ículos 241 bis y el 202.3 al Código Penal) ;
Panam á ( Ley 79 de 2011 sobre Trat a de Per sonas y Act iv idades Conexas, 15 de noviem bre de 2011, Gacet a
26912, art ículos. 4 y 64, añadiendo el art ículo 457- A al Código Penal) y Paraguay ( Ley No. 1.160/ 97, 16 de
oct ubr e de 1997, art ículo 223) .
45

[ t ] odo cont rat o de com pra y vent a de personas es un crim en de que serán responsables los
que lo celebrasen, y el escr ibano o funcionario que lo aut orice.

144. El Est ado no invest igó la alegada “ vent a” de M al m at rim onio B- Z, dado que,
com o ha sido expresado ent re ot ras aut oridades por el Juez de I nst rucción y por la
Cám ara de Apelaciones que int ervinieron en la causa iniciada, t al hecho no configuraba
una infracción penal. Ello a pesar que para ent onces exist ía la obligación del Est ado de
adopt ar t odas las m edidas, ent re ot ras penales, para im pedir la vent a de niños y niñas,
cualquiera sea su form a o fin. Con base a lo ant erior, la Cort e concluye que el Est ado
incum plió su obligación de adopt ar las disposiciones de derecho int erno est ablecida en
el art ículo 2 de la Convención Am ericana de Derechos Hum anos, en relación con los
art ículos 19, 8.1, 25.1 y 1.1 del m ism o inst rum ent o en perj uicio de la niña M y del
señor Fornerón.

VI I
REPARACI ON ES
( Aplica ción de l a r t ícu lo 6 3 .1 de la Con ve n ción Am e r ica na )

145. Sobre la base de lo dispuest o en el art ículo 63.1 de la Convención Am ericana 110 ,
la Cort e ha indicado que t oda violación de una obligación int ernacional que haya
producido un daño com port a el deber de repararlo adecuadam ent e 111 y que esa
disposición recoge una norm a consuet udinaria que const it uye uno de los principios
fundam ent ales del derecho int ernacional cont em poráneo sobre responsabilidad de un
Est ado 112 .

146. Est e Tribunal ha est ablecido que las reparaciones deben t ener un nexo causal
con los hechos del caso, las violaciones declaradas, los daños acredit ados, así com o
con las m edidas solicit adas para reparar los daños respect ivos. Por lo t ant o, la Cort e
deberá observar dicha concurrencia para pronunciarse debidam ent e y conform e a
derecho 113 .

147. En consideración de las violaciones a la Convención Am ericana declaradas en


est a Sent encia, el Tribunal procederá a analizar las pret ensiones present adas por la
Com isión y por las represent ant es, así com o los argum ent os del Est ado, a la luz de los
crit erios fij ados en la j urisprudencia de la Cort e en relación con la nat uraleza y alcance
de la obligación de reparar, con el obj et o de disponer las m edidas dirigidas a reparar
los daños ocasionados a las víct im as.

110
El art ículo 63.1 de la Convención Am ericana dispone:
Cuando decida que hubo violación de un derecho o liber t ad prot egidos en [ la] Convención, la Cort e
dispondrá que se garant ice al lesionado en el goce de su derecho o libert ad conculcados. Dispondrá
asim ism o, si ello fuera procedent e, que se reparen las consecuencias de la m edida o sit uación que ha
configurado la vulneración de esos derechos y el pago de una j ust a indem nización a la part e lesionada.

111
Cfr. Caso Velásquez Rodríguez Vs. Honduras. Reparaciones y Costas. Sent encia de 21 de j ulio de
1989. Serie C No. 7, párr. 25, y Caso González Medina y familiares Vs. República Dominicana, supra not a
10, párr. 276.

112
Cfr. Caso Castillo Páez Vs. Perú. Reparaciones y Costas. Sent encia de 27 de noviem bre de 1998.
Serie C No. 43, párr. 50, y Caso González Medina y familiares Vs. República Dominicana, supra not a 10,
párr. 276.

113
Cfr. Caso Ticona Estrada y otros Vs. Bolivia. Fondo, Reparaciones y Costas. Sent encia de 27 de
noviem bre de 2008. Serie C No. 191, párr. 110, y Caso González Medina y familiares Vs. República
Dominicana, supra not a 10, párr. 278.
46

A. Pa r t e Le sion a da

148. El Tribunal considera part e lesionada, en los t érm inos del art ículo 63.1 de la
Convención, a quien ha sido declarado víct im a de la violación de algún derecho
consagrado en la m ism a 114 . La part e lesionada en el present e caso son el señor
Fornerón y su hij a, quienes en su caráct er de víct im as de las violaciones a sus
derechos declaradas en la present e Sent encia, serán considerados beneficiarios de las
reparaciones que ordene el Tribunal.

B. M e dida s de r e pa r a ción in t e gr a l: r e st it u ción , sa t isfa cción y ga r a n t ía s


de n o r e pe t ición

149. La j urisprudencia int ernacional y en part icular de la Cort e, ha est ablecido


reit eradam ent e que la sent encia puede const it uir per se una form a de reparación 115 .
No obst ant e, considerando las circunst ancias del caso y las afect aciones a las víct im as
derivadas de las violaciones de la Convención Am ericana declaradas en su perj uicio, el
Tribunal est im a pert inent e det erm inar las siguient es m edidas de reparación.

1. Medida de restitución

1.1 Restitución del vínculo entre el señor Fornerón y su hija

150. La Com isión I nt eram ericana solicit ó a la Cort e que ordene al Est ado adopt ar en
el cort o plazo t odas las m edidas necesarias para reparar de una m anera int egral las
violaciones a los derechos hum anos sufridas por el señor Fornerón y por su hij a, con la
asist encia apropiada y t om ando en consideración el int erés superior de la niña. En
part icular, requirió que Argent ina adopt e, ent re ot ras m edidas, de m anera urgent e, las
acciones necesarias para crear las condiciones para est ablecer la relación ent re el
señor Fornerón y su hij a. Afirm ó que la m edida de reparación m ás im port ant e es que
el Est ado garant ice efect ivam ent e a la niña y al señor Fornerón el relacionam ient o
conform e a sus necesidades act uales y al int erés superior de la niña, siendo el régim en
de visit as un prim er paso.

151. Adicionalm ent e, la Com isión indicó que el Est ado debe seguir diversas
direct rices para poder det erm inar en el present e caso cuál es el int erés superior de la
niña y, por lo t ant o, el régim en de relacionam ient o m ás adecuado conform e a las
necesidades act uales de ella y de su padre biológico. En prim er lugar, el Est ado debe
part ir de la realización de un análisis casuíst ico, lo cual im plica que las necesidades e
int ereses act uales de la niña deben ser det erm inados m ediant e el análisis calificado de
personas especializadas que consideren diversos fact ores individualizados, com o su
m adurez o las experiencias vividas hast a el present e. Segundo, el Est ado debe
garant izar efect ivam ent e el derecho de la niña a ser escuchada en el procedim ient o
correspondient e, debiendo det erm inar previam ent e la m et odología y el m edio m ás
adecuado para que pueda expresar su opinión conform e a su edad y m adurez. En
t ercer lugar, el Est ado debe asegurar efect ivam ent e diversas condiciones y garant ías

114
Cfr. Caso de la Masacre de la Rochela Vs. Colombia. Fondo, Reparaciones y Costas. Sent encia de
11 de m ayo de 2007. Serie C No. 163, párr. 233, y Caso González Medina y familiares Vs. República
Dominicana, supra not a 10, párr. 281.

115
Cfr. Caso El Amparo Vs. Venezuela. Reparaciones y Costas. Sent encia de 14 de sept iem bre de 1996.
Serie C No. 28, párr. 35, y Caso González Medina y familiares Vs. República Dominicana, supra not a 16, párr.
315.
47

de debido proceso al llevar a cabo el procedim ient o para det erm inar el régim en de
relacionam ient o m ás adecuado ent re el señor Fornerón y la niña.

152. Finalm ent e, la Com isión dest acó ot ros aspect os que consideró im port ant es en el
m arco de cualquier proceso a fut uro sobre la det erm inación de la sit uación del señor
Fornerón y de su hij a. Al respect o, indicó que el Est ado debe garant izar: a) que la niña
cuent e con el previo acceso a t oda la inform ación relevant e y necesaria para que
pueda est ar en condiciones de form arse un j uicio propio; b) un ent orno apropiado para
que exprese sus opiniones, que “ la audiencia sea desarrollada en un am bient e
adecuado a la capacidad de [ la niña] , conform e a su edad y m adurez, para que pueda
expresarse librem ent e” , y c) que los t ribunales t engan acceso a t oda la inform ación
relevant e para det erm inar el int erés superior de la niña.

153. Las represent ant es indicaron que reparar en est e caso significa la rest it ución de
la niña a su fam ilia de origen para que conozca la verdad de su hist oria y la de su
padre, que nunca est uvo en est ado de adopt abilidad porque nunca fue abandonada,
que ninguna persona sust it uyó el deseo del señor Fornerón de ser su padre, y que ella
es part e de la cadena generacional de su fam ilia biológica. De t al m odo, la rest it ución,
que le va a ot orgar su ident idad, su origen y su cult ura, es un act o de reparación
int egral, es su int erés superior y la única m anera de revert ir las violaciones de
derechos hum anos sufridas por la niña y por su padre.

154. Asim ism o, las represent ant es afirm aron que la rest it ución es posible abarcando
dos inst ancias: la j urídica y la psicológica. En cuant o a lo j urídico, indicaron que
corresponde la nulidad de la sent encia de adopción sim ple, ut ilizando m ecanism os del
derecho int erno, en función de que la m ism a legalizó un hecho ilícit o, com o fue la
com pra- vent a de la niña. La nulidad de la adopción es posible porque: a) surgió de un
hecho ilícit o; b) la niña nunca est uvo en est ado de abandono y nunca fue declarada
j udicialm ent e en est ado de abandono y su padre en t iem po y form a la reconoció
adquiriendo la pat ria pot est ad y, en ej ercicio de su pat ernidad, no prest ó su
consent im ient o para que su hij a fuera adopt ada, y c) la resolución que ot orgó la
guarda preadopt iva es discrim inat oria en base a condiciones personales y económ icas
del padre. Por ot ra part e, desde la perspect iva psicológica, indicaron que se debe
seguir el proceso psicológico- t erapéut ico de rest it ución ut ilizado en los casos de niños
apropiados durant e la dict adura m ilit ar. Adicionalm ent e, indicaron que el act o de
rest it ución no t ransm it e ninguna sit uación t raum át ica, la idea de un segundo t raum a
infligido al niño al rest it uirlo no puede ser acept ada, “ no hay ‘arrancam ient o’ ni
silencio, es una sit uación nueva y reparadora” . Las represent ant es concluyeron que
rest it uir es reparar, es devolverle a la niña su libert ad, su ident idad, su dignidad, su
honor, su fam ilia y su hist oria.

155. El Est ado rechazó t erm inant em ent e “ la rest it ución inm ediat a de la niña a su
fam ilia de origen” , la cual “ no aparece com o una alt ernat iva realist a, oport una, ni
viable. Ant es bien, solo devendría en un event o m ás dañoso aún, para t odos los
suj et os involucrados” . Argent ina propuso com o est rat egia de t rabaj o la posibilidad de
una vinculación del señor Fornerón con su hij a biológica y señaló su disposición a
brindar los recursos m at eriales para facilit ar el acercam ient o vincular ent re padre e
hij a, no obst ant e que son ellos quienes van a const ruir el régim en de visit as, de qué
m anera, cuándo y con qué frecuencia se encont rarán, baj o un “ andam iaj e t erapéut ico”
que facilit e el proceso. El Est ado coincidió con la Com isión en que un régim en de
visit as no puede plant earse com o un fin en sí m ism o y que es necesario que el padre
biológico t enga incidencia real en la vida de la niña. Asim ism o, Argent ina m anifest ó su
com prom iso, en el m arco de sus posibilidades de acción, de rem over los obst áculos
48

que exist an en la vinculación ent re el padre y su hij a. Adicionalm ent e, recordó que
realizó gest iones específicas orient adas a asegurar condiciones m at eriales para
coadyuvar el proceso de vinculación y que insist ió en sus esfuerzos con la provincia de
Ent re Ríos para lograr o int ent ar lograr un acercam ient o ent re el padre y su hij a.

156. En el present e caso la Cort e det erm inó que los procesos int ernos que
culm inaron con la decisión de ent regar en guarda y post erior adopción de M, violaron
los derechos a las garant ías j udiciales, a la prot ección j udicial, a la prot ección de la
fam ilia y a los derechos del niño, reconocidos por Convención Am ericana ( supra párrs.
77, 106, 111, 124) . En consecuencia, en principio correspondería que est e Tribunal
dej e sin efect o las decisiones int ernas de dichos procesos. Sin em bargo, la Cort e no
puede obviar lo excepcional de est e caso, est o es, la circunst ancia que se han
desarrollado vínculos de la niña con sus padres adopt ivos y con su ent orno social en el
cual ella se desenvuelve desde hace casi doce años.

157. Est a Cort e ha señalado que la reparación del daño ocasionado por la infracción
de la obligación int ernacional requiere, siem pre que sea posible, la plena rest it ución
( restitutio in integrum) , que consist e en el rest ablecim ient o de la sit uación ant erior. De
no ser est o fact ible, com o ocurre en num erosos casos de violaciones a derechos
hum anos, el Tribunal det erm inará m edidas para garant izar los derechos conculcados y
reparar las consecuencias que las infracciones produj eron 116 . El Tribunal considera que
en el present e caso no result a posible el est ablecim ient o inm ediat o de la relación padre
e hij a que no se produj o durant e casi doce años.

158. En est e sent ido, est e Tribunal observa que la Com isión I nt eram ericana y el
Est ado no propusieron la rest it ución inm ediat a de la niña a su padre biológico sino que
se inicie un proceso de vinculación con det erm inadas caract eríst icas. Part icularm ent e,
Argent ina señaló su disposición brindar recursos m at eriales y asist encia t erapéut ica,
afirm ó que el padre biológico debe t ener una incidencia real en la vida de la niña, e
inform ó sobre su com prom iso de rem over los obst áculos que exist an para la
vinculación ent re padre e hij a.

159. Adicionalm ent e, la Cort e t om a not a de lo señalado en la audiencia pública del


present e caso por la perit a Guillis, propuest a por el Est ado quien, indicó por un lado,
que la niña ha desarrollado relaciones afect ivas en su act ual ent orno social y fam iliar
del cual no puede ser apart ada repent inam ent e y, por ot ra part e, que los vínculos de la
niña con el padre biológico y su ent orno no pueden est ablecerse inm ediat am ent e. El
Tribunal recuerda que la perit a ofrecida por Argent ina “ desaconsej [ ó] una rest it ución
luego de once años” y afirm ó “ que [ aquí] hay que rest it uir [ …] , por el bien de la niña,
[ …] la función del padre que nunca renunció a esa función” . En ese sent ido, dicha
expert a señaló que “ acom paña[ ba] la propuest a del Est ado [ …] de una vinculación con
régim en de visit as ent re [ M] y su padre biológico considerando que es el m odo m ás
cuidadoso de m inim izar los daños ya ocasionados en est e prologando proceso de
lit igio” 117 . Finalm ent e, la Cort e observa que los perit os Guillis y García Méndez, est e
últ im o propuest o por la Com isión, dest acaron la im port ancia de hacer conocer a M la
verdad sobre su origen 118 , lo cual a crit erio de est e Tribunal debe incluir lo ocurrido con
el proceso de guarda y adopción, y los esfuerzos y la búsqueda de su padre biológico

116
Cfr. Caso Velásquez Rodríguez Vs. Honduras, supra not a 111, párr. 26, y Caso González Medina y
familiares Vs. República Dominicana, supra not a 10, párr. 277.

117
Cfr. Dict am en de la per it a Guillis rendido en la audiencia pública.
118
Cfr. Dict ám enes de los per it os García Méndez y Guillis rendidos en audiencia pública.
49

de ser reconocido com o t al y recuperarla para sí y para su fam ilia.

160. Con base en lo ant erior, la Cort e est im a necesario que, com o m edida de
reparación, el Est ado debe est ablecer de m anera inm ediat a un procedim ient o
orient ado a la efect iva vinculación ent re el señor Fornerón y su hij a. Ello im plica un
proceso de acercam ient o progresivo de m anera de com enzar a const ruir un vínculo
ent re padre e hij a quienes, en casi doce años, solo se encont raron una vez por
aproxim adam ent e cuarent a y cinco m inut os. Dicho proceso debe ser una inst ancia para
que M y su padre puedan relacionarse m ediant e encuent ros periódicos, y debe est ar
orient ado a que, en el fut uro, am bos puedan desarrollar y ej ercer sus derechos de
fam ilia, com o por ej em plo el derecho a vivir j unt os, sin que ello suponga un conflict o
con la fam ilia adopt ant e de M. Est e proceso debe considerar los lineam ient os que se
enum eran a cont inuación.

Nombramiento de una o más personas expertas

161. En prim er lugar, el proceso de vinculación debe est ar guiado e im plem ent ado
por uno o m ás profesionales expert os en la m at eria. El Est ado debe designar
inm ediat am ent e a dicho expert o o est ablecer el equipo, y en est e últ im o caso, nom brar
a una persona responsable del m ism o quien, sin dem oras, deberá realizar e
im plem ent ar un plan de t rabaj o. Asim ism o, el Est ado debe garant izar la im parcialidad
e idoneidad del o los expert os que part icipen en el proceso de vinculación, quienes
adem ás deben conocer la present e Sent encia así com o las dem ás circunst ancias
relevant es sobre lo ocurrido al señor Fornerón y su hij a.

Apoyo terapéutico

162. En segundo lugar, el Est ado debe proveer apoyo t erapéut ico perm anent e al
señor Fornerón y a la niña M, si así lo desean. Asim ism o, dicha asist encia debe est ar
disponible, sin excepción, en los m om ent os inm ediat am ent e previos y post eriores a los
encuent ros que puedan realizarse ent re padre e hij a y, si fuera necesario, a pedido de
ellos, durant e los m ism os.

Provisión de recursos materiales y condiciones

163. En t ercer lugar, el Est ado debe garant izar y proveer t odos los recursos
m at eriales y condiciones que det erm inen los expert os, para que se produzca el proceso
de vinculación y se lleven a cabo las visit as o encuent ros ent re padre e hij a incluyendo,
ent re ot ros aspect os, licencias laborales, gast os de t raslado, est adía y alim ent ación del
señor Fornerón y, event ualm ent e, de la niña, espacios físicos adecuados en caso que
se requieran, así com o t am bién cualquier ot ro recurso que sea necesario.

Adopción de otras medidas

164. En cuart o lugar, el Est ado debe adopt ar t odas las m edidas j udiciales, legales y
adm inist rat ivas para que el proceso de vinculación se lleve a cabo así com o rem over
cualquier obst áculo que im pida el desarrollo del m ism o. En part icular, el Est ado deberá
adopt ar las m edidas necesarias para garant izar que, por el bienest ar de la niña y el
adecuado desarrollo del proceso de vinculación, la fam ilia adopt iva de la niña M facilit e,
colabore y part icipe de est e proceso.

Consideración de la voluntad y opinión de M


50

165. En quint o lugar, en consideración del papel esencial de los niños en t odas las
decisiones que afect en su vida, los expert os a cargo del proceso de vinculación
deberán asegurar que M t enga conocim ient o de sus derechos y t endrán en cuent a la
volunt ad y opinión de la niña, en consideración de su grado de desarrollo y del nivel de
aut onom ía personal en cada m om ent o, al m argen de los int ereses o int erferencias de
t erceros.

Involucramiento del señor Fornerón en la vida de su hija

166. En sext o lugar, en el proceso de vinculación se deben considerar m ecanism os


idóneos para que el señor Fornerón se involucre en la vida de M en función de su
condición de padre biológico. Por ot ra part e, el señor Fornerón debe recibir inform ación
periódica sobre los dist int os aspect os de la vida de M y de su desarrollo.

Presentación de informes

167. Por últ im o, dada la part icularidad del present e caso, el Est ado deberá present ar
un inform e dent ro de los t res m eses siguient es a la not ificación de la present e
Sent encia sobre las caract eríst icas, el desarrollo y los avances del proceso de
vinculación. Post eriorm ent e, Argent ina deberá rem it ir un inform e act ualizado sobre
dichos aspect os cada cuat ro m eses durant e los dos siguient es años. Luego de ello, la
Cort e det erm inará en el m arco del proceso de supervisión de est a Sent encia la
periodicidad con la que el Est ado debe present ar sus siguient es inform es.

2. Garantías de no repetición

2.1. Investigación y eventual sanción de funcionarios

168. La Com isión I nt eram ericana solicit ó a la Cort e que ordene al Est ado invest igar y
aplicar las m edidas o sanciones pert inent es a t odos los funcionarios públicos que
result en responsables de las violaciones perpet radas en perj uicio de las víct im as del
present e caso.

169. Las represent ant es t am bién solicit aron est a m edida de reparación en t érm inos
sim ilares a los de la Com isión I nt eram ericana. Asim ism o, inform aron que el 5 de j ulio
de 2010 denunciaron ant e el Jurado de Enj uiciam ient o del Consej o de la Magist rat ura
de la Provincia de Ent re Ríos a cuat ro funcionarios vinculados con el present e caso: a)
al Juez de Prim era I nst ancia en lo Civil y Com ercial, Raúl A. Del Valle; b) al Defensor
de Pobres y Menores Suplent e, Julio R. F. Guait a; c) al Juez de I nst rucción, Daniel
Olart e, y d) al Defensor de Pobres y Menores Suplent e, Marcelo Sant iago Balbi.
Asim ism o, las represent ant es indicaron que el Est ado no t uvo una acción proact iva en
el j uzgam ient o de la responsabilidad de los funcionarios j udiciales int ervinient es. En
cuant o al result ado de sus denuncias int erpuest as inform aron que el ex j uez Olart e
est á j ubilado y por eso no puede ser som et ido a est e t ipo de procesos, m ient ras que
“ los ot ros t res funcionarios fueron absuelt os por falt a de m érit o” . Concluyeron que el
Est ado no brindó ninguna respuest a sat isfact oria y aún hoy no ha present ado ninguna
m edida para sancionar a los operadores j udiciales responsables de las violaciones
exam inadas en el present e caso.

170. Argent ina inform ó que el gobernador de la Provincia de Ent re Ríos requirió al
Fiscal de Est ado de esa provincia una evaluación acerca de event uales irregularidades
en el accionar de los funcionarios int ervinient es en el proceso de adopción y, de ser el
caso, la realización de acciones correspondient es a fin de est ablecer las
51

responsabilidades de dichos funcionarios. Asim ism o, ant e la solicit ud de inform ación


por part e de est e Tribunal, Argent ina señaló que el “ Minist erio de Gobierno y Just icia
de la Provincia de Ent re Ríos respondió [ …] que se han realizado dist int as acciones
desde el Est ado provincial, ent re las cuales se evaluó la act uación de los funcionarios
provinciales pudiendo verificar que [ las represent ant es] t uvieron acceso a [ la] j ust icia” .
Adicionalm ent e, señaló que “ varios de los funcionarios act uant es ya no pert enecen al
Poder Judicial, por haberse acogido al beneficio del ret iro por j ubilación” y, por ot ra
part e, que “ en el t ranscurso de est os años se ha producido un avance im port ant e en el
aspect o norm at ivo” .

171. Durant e la audiencia pública y luego, com o m edida para m ej or proveer, la Cort e
solicit ó al Est ado inform ación det allada sobre las gest iones realizadas con el fin de
verificar la conform idad a derecho de la act uación de los funcionarios que int ervinieron
en los diversos procesos relat ivos al present e caso y sobre cuáles fueron sus
result ados ( supra párr. 7) . Argent ina no respondió de m anera precisa a la inform ación
solicit ada por est e Tribunal ni a la aport ada por las represent ant es sobre los cuat ro
procedim ient os por ellas iniciados, sino que se lim it ó a t ransm it ir la inform ación, por
dem ás genérica, de las aut oridades provinciales. En efect o, en su respuest a, Argent ina
afirm ó que “ se han realizado dist int as acciones desde el Est ado provincial” , sin indicar
cuál sería esa supuest a diversidad del accionar est at al. Agregó que se “ evalúo la
act uación de los funcionarios provinciales” , sin indicar en qué consist ió la supuest a
“ evaluación” , qué aut oridad la realizó, baj o qué procedim ient o se llevó a cabo, ni cuál
o cuáles funcionarios habrían sido “ evaluados” . De igual m odo, cont inuó su respuest a
indicando que “ varios de los funcionarios act uant es ya no pert enecen al Poder Judicial” ,
sin inform ar al Tribunal quiénes de los funcionarios est arían en t al sit uación. Por
últ im o, el Est ado hizo una referencia sobre el supuest o acceso a la j ust icia de las
víct im as, la cual no t iene ninguna relación con la solicit ud de inform ación del Tribunal;
t am poco explicó cuál sería el supuest o “ avance im port ant e” norm at ivo relacionado con
el requerim ient o de est a Cort e.

172. En casos ant eriores, ant e det erm inadas violaciones, la Cort e ha dispuest o que el
Est ado inicie, según el caso, acciones disciplinarias, adm inist rat ivas o penales, de
acuerdo con su legislación int erna, a los responsables de las dist int as irregularidades
procesales e invest igat ivas 119 . Ant e la ausencia de inform ación y precisión en la
respuest a de Argent ina, el Tribunal dispone que, de acuerdo con la norm at iva
disciplinaria pert inent e el Est ado debe verificar, a part ir de la not ificación de la
present e Sent encia y dent ro de un plazo razonable, la conform idad a derecho de la
conduct a de los servidores públicos que int ervinieron en los dist int os procesos int ernos
señalados por las represent ant es ( supra párr. 169) y, en su caso, est ablezca las
responsabilidades que correspondan conform e a derecho, rem it iendo al Tribunal
inform ación det allada e individualizada de los result ados de las invest igaciones
realizadas, así com o docum ent ación de respaldo.

2.2 Adecuación del ordenamiento jurídico interno

173. La Com isión solicit ó a la Cort e que ordene al Est ado adopt ar las m edidas
legislat ivas o de ot ro caráct er necesarias para prevenir y sancionar la vent a de niñas y
niños, de m anera de cum plir sus obligaciones est ablecidas en la Convención
Am ericana.

119
Cfr. Caso De la Masacre de las Dos Erres, Vs. Guatemala. Excepción Preliminar, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sent encia de 24 de noviem bre de 2009. Serie C No. 211, párr. 233, inciso d., y Caso
Rosendo Cantú y otra Vs. México. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sent encia de 31 de
agost o de 2010. Serie C No. 216, párr. 214.
52

174. Las represent ant es t am bién solicit aron est a m edida de reparación en t érm inos
sim ilares a los de la Com isión I nt eram ericana.

175. El Est ado no se refirió específicam ent e a est a pret ensión de reparación. Por ot ra
part e, Argent ina rem it ió la inform ación sobre la adecuación del ordenam ient o penal
int erno solicit ada por el Tribunal ext em poráneam ent e ( supra párrs. 7 y 12) .

176. En el present e caso est e Tribunal concluyó que el Est ado incum plió la obligación
de adopt ar las disposiciones de derecho int erno al no im pedir por t odos los m edios,
incluyendo la vía penal, la “ vent a” de un niño o niña, cualquiera sea su form a o fin,
conform e a la obligación est ablecida en el art ículo 2 de la Convención Am ericana, en
relación con los art ículos 19, 8.1 y 25.1 y 1.1 del m ism o inst rum ent o en perj uicio del
señor Fornerón y de su hij a M ( supra párr. 144) .

177. En consecuencia, de acuerdo a la obligación em anada del art ículo 2 de la


Convención Am ericana, en relación con el art ículo 19 del m ism o inst rum ent o, el Est ado
debe adopt ar las m edidas que sean necesarias para t ipificar la “ vent a” de niños y
niñas, de m anera que el act o de ent regar un niño o niña a cam bio de una
rem uneración o cualquier ot ra ret ribución, cualquiera que sea su form a o fin,
const it uya una infracción penal, de conform idad con los est ándares int ernacionales y lo
est ablecido en la present e Sent encia ( supra párrs. 129 a 144) . Est a obligación vincula
a t odos los poderes y órganos est at ales en su conj unt o.

2.3 Capacitación de funcionarios públicos

178. La Com isión I nt eram ericana solicit ó a la Cort e que ordene al Est ado prom over la
capacit ación de j ueces y ot ros funcionarios relevant es sobre los derechos int egrales de
la niñez relat ivos al m ej or int erés del niño o la niña. I ndicó que en el present e caso la
responsabilidad del Est ado proviene en gran m edida de la falt a de capacit ación de sus
funcionarios públicos. La Com isión solicit ó que de acuerdo con una aproxim ación
específica el Est ado realice program as de capacit ación cont inua dirigidos a funcionarios
públicos, principalm ent e, j udiciales, en m at eria de adopciones y de det erm inación del
régim en de guarda, cust odia o visit as en casos en que los niños o niñas hayan sido
legal o ilegalm ent e separados de sus fam iliares de conform idad con el corpus juris en
m at eria de niños, niñas y adolescent es y el principio del int erés superior del niño así
com o el principio de no discrim inación cont enido en la Convención Am ericana.

179. Las represent ant es t am bién solicit aron est a m edida de reparación en t érm inos
sim ilares a los de la Com isión I nt eram ericana.

180. El Est ado no se pronunció sobre est a m edida de reparación.

181. En el pasado est a Cort e se ha referido a la im port ancia de la capacit ación de los
funcionarios públicos en est a m at eria, indicando que no bast a con disponer
prot ecciones y garant ías j udiciales si los operadores del proceso carecen de
capacit ación suficient e sobre lo que supone el int erés superior del niño y,
consecuent em ent e, sobre la prot ección efect iva de sus derechos120 .

182. En el present e caso, est e Tribunal concluyó que las violaciones a los derechos
del señor Fornerón y de su hij a ocurrieron fundam ent alm ent e por la act uación del

120
Cfr. Opinión Consult iva OC- 17/ 02, supra not a 51, párr 79.
53

sist em a de j ust icia de la Provincia de Ent re Ríos. Por ende, la Cort e dispone que el
Est ado debe im plem ent ar, en un plazo de un año cont ado a part ir de la not ificación de
la present e Sent encia y con la respect iva disposición presupuest aria, un program a o
curso obligat orio dirigido a operadores j udiciales, incluyendo j ueces, defensores,
fiscales, asesores y dem ás funcionarios de la Provincia de Ent re Ríos vinculados a la
adm inist ración de j ust icia respect o de niños y niñas que cont em ple, ent re ot ros
aspect os, los est ándares int ernacionales en derechos hum anos, part icularm ent e, en
m at eria de los derechos de los niños y niñas y su int erés superior y el principio de no
discrim inación.

2.4. Publicación de la Sentencia

183. Ni la Com isión ni las represent ant es solicit aron a la Cort e que ordene al Est ado
la publicación de la present e Sent encia. Sin em bargo, el Tribunal est im a oport uno
disponer, que el Est ado publique, en el plazo de seis m eses, cont ado a part ir de la
not ificación de est e Fallo, el resum en oficial de la present e Sent encia elaborado por la
Cort e, por una sola vez, en el Bolet ín Oficial del Est ado así com o en el Bolet ín Oficial de
la Provincia de Ent re Ríos.

3. Otras medidas solicitadas

3.1. Educación sobre el interés superior del niño y derecho a la identidad

184. Las represent ant es solicit aron a la Cort e que ordene al Est ado incorporar en los
planes de est udio de t odos los niveles educat ivos nacionales, provinciales y
m unicipales el int erés superior del niño y el derecho a la ident idad. El Tribunal
recuerda que las reparaciones deben t ener un nexo causal con los hechos del caso y
las violaciones declaradas ( supra párr. 146) . La m edida solicit ada no t iene relación
causal con los hechos del caso ni con las violaciones declaradas en la present e
Sent encia, por lo que no corresponde adm it irla ni realizar consideraciones adicionales
al respect o.

3.2. Registro único de aspirantes a guardas con fines de adopción

185. Las represent ant es solicit aron a la Cort e que ordene al Est ado adopt ar m edidas
de acción posit ivas para que las provincias adhieran al “ Regist ro Único de Adopt ant es” .
El Est ado, ent re ot ros aspect os, inform ó sobre la iniciat iva de creación del regist ro de
adopt ant es provincial y la im plem ent ación del Regist ro Único de Aspirant es a Guarda
con Fines Adopt ivos creado m ediant e la Ley No. 25.854. Argent ina afirm ó que “ am bos
requerim ient os se encuent ran cum plidos y en vigencia. Adicionalm ent e, señaló que
diez provincias, ent re ot ras Ent re Ríos, se adhirieron a dicho regist ro. El Tribunal
observa que Argent ina inform ó que creó un Regist ro Único de Aspirant es a Guarda con
Fines Adopt ivos, y que la provincia donde ocurrieron los hechos del caso se adhirió al
m ism o. De la inform ación disponible se desprende que la m edida solicit ada est á siendo
im plem ent ada por el Est ado. Sin perj uicio de que Argent ina cont inúe gest ionando la
adhesión de t odas las provincias al Regist ro indicado, el Tribunal no est im a necesario
ordenar una m edida de reparación adicional a est e respect o.

3.3. Banco genético

186. En su escrit o de alegat os finales las represent ant es añadieron com o m edida de
reparación la creación de un banco genét ico de ADN de t odos los niños al m om ent o de
nacer para garant izar cient íficam ent e su ident idad. Al respect o, el art ículo 40.2.d del
54

Reglam ent o del Tribunal est ablece con claridad que las pret ensiones de los
represent ant es, incluidas aquellas referidas a reparaciones, deben est ar cont enidas en
el escrit o inicial de solicit udes y argum ent os. En consecuencia, dicha solicit ud es
ext em poránea y no corresponde adm it irla ni realizar consideraciones adicionales al
respect o.

C. I n de m niza ción Com pe n sa t or ia

1. Daño material

187. La Cort e ha desarrollado en su j urisprudencia el concept o de daño m at erial y los


supuest os en que corresponde indem nizarlo. Est e Tribunal ha est ablecido que el daño
m at erial supone la pérdida o det rim ent o de los ingresos de las víct im as, los gast os
efect uados con m ot ivo de los hechos y las consecuencias de caráct er pecuniario que
t engan un nexo causal con los hechos del caso 121 .

188. Las represent ant es solicit aron a la Cort e que ordene al Est ado pagar al señor
Fornerón la sum a t ot al de US$ 147.000,00 ( cient o cuarent a y siet e m il dólares122 ) por
daño m at erial, de acuerdo con los siguient es concept os y m ont os:

a) “ t rabaj os que perdió, m ás el negocio que cerró” durant e diez años con un
ingreso m ensual de m il dólares, por un t ot al de US$ 120.000,00 ( cient o veint e
m il dólares) ;

b) “ gast os de m ovilidad, t ransport e, com unicaciones, est adías y las gest iones
que t uvo que realizar con el obj et o de recuperar a su hij a” , las cuales han
requerido t iem po, dinero y esfuerzo, por un t ot al de US$ 15.000,00 ( quince m il
dólares) , y

c) t rat am ient o psicológico, a razón de cien pesos por m es durant e diez años,
por un t ot al de US$ 12.000,00 ( doce m il dólares) .

189. Adicionalm ent e, las represent ant es solicit aron que se ordene pagar la sum a
t ot al de US$ 446.000,00 ( cuat rocient os cuarent a y seis m il dólares) por “ gast os a
realizarse” a favor de M de acuerdo con los siguient es concept os y m ont os:

a) vivienda, por un t ot al de US$ 80.000,00 ( ochent a m il dólares) , y

b) gast os de “ salud física y psíquica, alim ent ación, educación, esparcim ient o” ,
por US$ 1.200,00 ( m il doscient os dólares) por m es, hast a la culm inación de sus
est udios universit arios, est im at ivam ent e a los 25 años, por un t ot al de US$
336.000,00 ( t rescient os t reint a y seis m il dólares) .

190. El Est ado, ent re ot ros aspect os, señaló que “ los m ont os pret endidos [ …]
exceden am pliam ent e los est ándares int ernacionales que en m at eria reparat oria
pecuniaria t iene est ablecidos [ la] Cort e” ; que las represent ant es “ no han ut ilizado
ninguno de los parám et ros de racionalidad, de prudencia y de m esura que han t enido a
su alcance para form ular una pret ensión com pensat oria que sea j urídicam ent e viable y

121
Cfr. Caso Bámaca Velásquez Vs. Guatemala. Reparaciones y Costas. Sent encia de 22 de febrero de
2002. Serie C No. 91, párr. 43, y Caso González Medina y familiares Vs. República Dominicana, supra not a
10, párr. 310.

122
Todos los m ont os se refieren a dólares est adounidenses.
55

m oralm ent e j ust a, según los est ándares nacionales e int ernacionales aplicables” .
Adicionalm ent e, indicó que no se pret ende desconocer que probablem ent e el señor
Fornerón haya t enido, ent re ot ros, gast os de m ovilidad, t ransport e, así com o la
necesidad de at ención psicológica; sin perj uicio de ello, resalt ó que no se ha t enido a la
vist a com probant e alguno que acredit e dichos gast os. En el m ism o sent ido, t am poco
const a docum ent ación de respaldo del cierre de su negocio, ni del ingreso m ensual que
por él habría percibido. Por ot ra part e, recordó que el Est ado ayudó m at erialm ent e al
señor Fornerón para apoyar el proceso de vinculación, facilit ando un t rabaj o est able
( incorporación a la plant a perm anent e de la Policía Provincial) que le garant iza
m ayores licencias y recursos económ icos para viaj ar a la Ciudad Aut ónom a de Buenos
Aires para ver a su hij a. En lo que respect a a las consideraciones vert idas sobre los
gast os a realizarse en favor de M por vivienda, gast os de salud, alim ent ación, est udio,
ent re ot ros, aclaró que si bien el obj et ivo prim ordial en m at eria reparat oria es la
vinculación ent re padre e hij a, result a prem at uro avent urar los gast os que ello podría
dem andar, por lo que consideró que oport unam ent e deberían ser fij ados en equidad
por la Cort e.

191. En relación con la alegada pérdida de ingresos reclam ada, de las declaraciones
rendidas por Gust avo Fabián Baridón, Rosa Fornerón y Olga Acevedo, la Cort e
encuent ra acredit ado que el señor Fornerón t enía a su cargo un com ercio y que,
debido a los hechos del present e caso, debió cerrarlo 123 . Sin em bargo, sus
represent ant es no rem it ieron ningún com probant e que perm it a est ablecer de m anera
ciert a el m ont o solicit ado y las pérdidas de ingresos reclam adas. En consecuencia, la
Cort e decide fij ar, en equidad, la cant idad de US$ 45.000,00 ( cuarent a y cinco m il
dólares) .

192. En cuant o al reint egro de los gast os por t rat am ient o psicológico, el Tribunal
observa que las represent ant es no han aport ado ningún elem ent o que acredit e que el
m ism o fue provist o, ni la sum a que se habría cancelado por t al concept o. Sin perj uicio
de lo ant erior, del expedient e del caso y de la declaración del señor Fornerón ant e el
Tribunal se desprende que recibió en det erm inados m om ent os at ención psicológica 124 .
En consecuencia, el Tribunal decide fij ar, en equidad, la cant idad de US$ 5.000,00
( cinco m il dólares) . Por ot ra part e, respect o de los gast os referidos a las gest iones y al
im pulso j udicial para recuperar a su hij a, serán analizados en el apart ado de cost as y
gast os de est e Fallo ( infra párr. 204) .

193. Finalm ent e, respect o de la solicit ud de las represent ant es de diversos m ont os
por gast os fut uros de vivienda, alim ent ación, salud, ent re ot ros, en beneficio de la hij a
del señor Fornerón ( supra párr. 189.b) , la Cort e considera que se t rat a de gast os
com unes que corresponden a la relación ent re un padre y su hij a y que no t ienen un
vínculo con las violaciones declaradas en la present e Sent encia. Con base en lo
ant erior, el Tribunal considera que no corresponde ordenar pagos por daño m at erial
por ese concept o.

2. Daño inmaterial

123
Cfr. Declaraciones de Rosa Argent ina Fornerón de 26 de sept iem br e de 2011, de Olga Alicia
Acevedo de 4 de oct ubre de 2011, y de Gust avo Fabián Baridón de 5 de oct ubr e de 2011 ( expedient e de
fondo, t om o I I , folios F. 1046, 1140, 1134 y 1137) .

124
Declaración del señor For ner ón rendida en audiencia pública e inform e del equipo int er disciplinario
del Poder Judicial de 1 de j unio de 2009, supra not a 46, folio 4079.
56

194. La Cort e ha desarrollado en su j urisprudencia el concept o de daño inm at erial y


los supuest os en que corresponde indem nizarlo. Al respect o, ha est ablecido que el
daño inm at erial puede com prender t ant o los sufrim ient os y las aflicciones causados a
las víct im as direct as y a sus allegados, el m enoscabo de valores m uy significat ivos
para las personas, así com o las alt eraciones, de caráct er no pecuniario, en las
condiciones de exist encia de la víct im a o de su fam ilia 125 .

195. Las represent ant es solicit aron a la Cort e que ordene al Est ado pagar el m ont o
t ot al de US$ 1.250.000,00 ( un m illón doscient os cincuent a m il dólares) en concept o de
daño inm at erial a favor del señor Fornerón y de su hij a. I ndicaron que el señor
Fornerón sufrió debido a la “ apropiación” de su hij a porque se le negó su rest it ución, y
se le privó del disfrut e del crecim ient o de la niña y de part icipar cot idianam ent e en su
vida. Asim ism o, sufrió por la negación del Est ado de im plem ent ar m edidas
reparadoras, ret ardando y denegando j ust icia, lo cual ha causado incert idum bre,
im pot encia, dolor, im pidiéndole desarrollar con norm alidad su vida. Al ser separado de
su hij a se produj o una alt eración de la vida inj ust a y arbit raria, con violación de las
norm as vigent es y de la confianza que pudo deposit ar en los órganos del poder público
dest inados a prot egerlo y a brindarle seguridad en el ej ercicio de sus derechos y en la
sat isfacción de sus legít im os int ereses. Sus represent ant es afirm aron que el señor
Fornerón no pudo form ar ot ra parej a, no t uvo ot ros hij os, no m ant uvo t rabaj os, no
pudo elegir donde vivir, ni de qué t rabaj ar, ni capacit arse, suspendió sus sueños,
obligándolo a vivir est os diez años de los result ados j udiciales siem pre adversos y
ej erciendo su pat ernidad desde el único lugar que le perm it ió el Est ado. Adem ás, los
funcionarios públicos a t ravés de sus dict ám enes, sent encias, resoluciones, act os y
om isiones lo han discrim inado perm anent em ent e. Con base en lo ant erior solicit aron
una sum a de US$ 500.000,00 ( quinient os m il dólares) en concept o de daño inm at erial.
Respect o de M las represent ant es solicit aron la sum a de US$ 750.000,00 ( set ecient os
cincuent a m il dólares) por daño inm at erial debido, inter alia, al “ sufrim ient o de haber
sido apropiada en el m om ent o de su nacim ient o, por haber sido dispuest a sin respet ar
sus derechos, por haberle negado la j ust icia argent ina su derecho a la ident idad, su
origen, su padre, su fam ilia pat erna, sus herm anas y su cult ura e im pedido const ruir
una personalidad en la verdad” .

196. El Est ado observó lo exorbit ant e de la sum a solicit ada por las represent ant es, la
cual no t iene relación con los m ont os ot orgados por el Tribunal en su j urisprudencia.
Ello sin ent rar a considerar las bases sobre las cuales fundan sem ej ant e pret ensión
reparat oria, algunas de las cuales result an aj enas a los hechos del caso y que
pert enecen al ám bit o de la privacidad del señor Fornerón.

197. En at ención a su j urisprudencia, y en consideración de las circunst ancias del


present e caso, las violaciones com et idas, los sufrim ient os ocasionados, el t iem po
t ranscurrido, la denegación de j ust icia, el cam bio en las condiciones de vida, así com o
las rest ant es consecuencias de orden inm at erial sufridas, el Tribunal fij a, en equidad,
la sum a de US$ 60.000,00 ( sesent a m il dólares) a favor del señor Fornerón y la sum a
de US$ 40.000,00 ( cuarent a m il dólares) a favor de M, por concept o de daño
inm at erial.

D . Cost a s y ga st os

198. Com o ya lo ha señalado la Cort e en oport unidades ant eriores, las cost as y
125
Cfr. Caso de los “Niños de la Calle” (Villagrán Morales y otros) Vs. Guatemala. Reparaciones y
Costas. Sent encia de 26 de m ayo de 2001. Serie C No. 77, párr. 84, y Caso González Medina y familiares Vs.
República Dominicana, supra not a 10, párr. 315.
57

gast os est án com prendidos dent ro del concept o de reparación est ablecido en el art ículo
63.1 de la Convención Am ericana 126 .

199. En su escrit o de solicit udes y argum ent os las represent ant es solicit aron por
concept o de cost as y gast os un t ot al de US$ 500.000,00 ( quinient os m il dólares) , los
cuales se dividen de la siguient e m anera:

a) en cuant o a las cost as y gast os relacionados con el reclam o de j ust icia


int erno solicit aron US$ 150.000,00 ( cient o cincuent a m il dólares) que incluyen:
i) gast os por t asas de j ust icia, bonos, ius, viaj es perm anent es a las ciudades de
Vict oria, Gualeguay y Paraná, correspondencia, llam adas t elefónicas, servicio de
com put adora, envío de faxes, et c.; ii) preparación y elaboración de diferent es
escrit os ant e la j ust icia local y seguim ient o del proceso hast a la act ualidad, y iii)
represent ación legal que im plica una considerable cant idad de horas dedicadas
a la recopilación de inform ación, elaboración, edición, lect ura de m at erial,
ent revist as reit eradas con el señor Fornerón y su fam ilia durant e diez años.

b) en cuant o a los gast os incurridos por CESPPEDH ant e el reclam o


int ernacional, solicit aron la sum a de US$ 350.000,00 ( t rescient os cincuent a m il
dólares) , que incluye: i) el im pulso de m anera perm anent e del caso ant e la
Com isión I nt eram ericana, reuniones con abogados, con las víct im as, con
fam iliares de las víct im as, con expert os para t rat ar diversos aspect os del caso,
conform ación de equipos disciplinarios y sus respect ivos honorarios; ii)
preparación de diferent es escrit os, seguim ient o del proceso ant e la inst ancia
int ernacional; iii) represent ación legal que im plica una considerable cant idad de
horas dedicadas a la recopilación de inform ación, elaboración, edición, lect ura
de m at erial, y discusión de los dist int os m em oriales present ados durant e el
proceso int ernacional durant e seis años, y iv) gast os de secret aría, llam adas
t elefónicas, servicio de com put adora, envío de faxes y correos.

200. En sus alegat os finales escrit os las represent ant es agregaron por concept o de
cost as y gast os los siguient es m ont os:

a) US$ 3.500,00 ( t res m il quinient os dólares) relacionados con la part icipación


de una de las represent ant es en la audiencia pública, rem it iendo alguna
docum ent ación de respaldo;

b) US$ 49.358,10 ( cuarent a y nueve m il t res cient os cincuent a y ocho dólares


con diez cent avos) , adicionales a los ya solicit ados, por correspondencia,
im presiones, copias, viát icos, servicios de int ernet , papelería, llam adas
nacionales e int ernacionales, reuniones con expert os, reuniones de t rabaj o con
el equipo int erdisciplinario inst it ucional afect ado al caso y con las víct im as.
I ndicaron que dicho m ont o fue calculado conform e a la cant idad de días y horas
de t rabaj o dedicados durant e once m eses y ut ilizando el m ism o m ecanism o de
cálculo que en el escrit o de solicit udes y argum ent os, y

c) finalm ent e, en cuant o a gast os fut uros en que incurrirá el señor Fornerón y el
CESPPEDH en lo que rest a del t rám it e del caso ant e la Cort e y que com prenden
aquellos necesarios para la difusión, conocim ient o e im pulso adecuado del

126
Cfr. Caso Garrido y Baigorria Vs. Argentina. Reparaciones y Costas. Sent encia de 27 de agost o de
1998. Serie C No. 39, párr. 79, y Caso González Medina y familiares Vs. República Dominicana, supra not a
10, párr. 321.
58

cum plim ient o de la Sent encia, solicit aron que se les ot orgue la posibilidad de
present arlos oport unam ent e.

201. El Est ado resalt ó “ la escandalosa cifra que l[ a] s represent ant es [ …] pret enden
percibir en concept o de cosas y gast os” y que “ el guarism o al que aspiran por los
t rám it es en sede int erna e int ernacional [ m ás de quinient os m il dólares] supera la
reparación pecuniaria t ot al que [ la] Cort e ha fij ado por violación al derecho a la vida, a
la int egridad personal, libert ad y prot ección j udicial, en m uchos casos” . Obviam ent e
t odo ello sin que m edie un m ínim o esfuerzo de j ust ificación o acredit ación m ediant e
com probant es, fact uras, recibos u ot ra docum ent ación respaldat oria. El Est ado dest acó
que “ result a part icularm ent e obscena la cifra que l[ a] s represent ant es pret enden
percibir” y reit eró que aquellas no han acredit ado prueba fehacient e alguna que
j ust ifique las desm esuradas reparaciones pecuniarias pret endidas, razón por la cual
solicit ó que sean decididas por la Cort e sobre la base del principio de equidad, de
conform idad con est ándares int ernacionales, t om ando en cuent a sus observaciones.

202. El Tribunal ha señalado que las pret ensiones de las víct im as o sus
represent ant es en m at eria de cost as y gast os, y las pruebas que las sust ent an, deben
present arse a la Cort e en el prim er m om ent o procesal que se les concede, est o es, en
el escrit o de solicit udes y argum ent os, sin perj uicio de que t ales pret ensiones se
act ualicen en un m om ent o post erior, conform e a las nuevas cost as y gast os en que se
haya incurrido con ocasión del procedim ient o ant e est a Cort e 127 . En cuant o al
reem bolso de las cost as y gast os, corresponde al Tribunal apreciar prudent em ent e su
alcance, el cual com prende los gast os generados ant e las aut oridades de la j urisdicción
int erna, así com o los generados en el curso del proceso ant e el Sist em a
I nt eram ericano, t eniendo en cuent a las circunst ancias del caso concret o y la nat uraleza
de la j urisdicción int ernacional de prot ección de los derechos hum anos. Est a
apreciación puede ser realizada con base en el principio de equidad y t om ando en
cuent a los gast os señalados por las part es, siem pre que su quantum sea razonable 128 .

203. La Cort e adviert e que los m ont os solicit ados por las represent ant es en concept o
de cost as y gast os no se adecuan a dicho crit erio de razonabilidad y, por ende, no
serán considerados. Adem ás, evident em ent e, las represent ant es no acredit aron la
sum a de m ás de m edio m illón de dólares solicit ada. Más aún, no rem it ieron prueba
que acredit ara ninguno de los gast os alegadam ent e incurridos en el proceso int erno ni
ant e el Sist em a I nt eram ericano, con la sola excepción de algunos com probant es
relat ivos a la part icipación de una de las let radas en la audiencia pública ant e est a
Cort e por un m ont o aproxim ado de US$ 2.800,00 ( dos m il ochocient os dólares) .

204. De t al m odo, el Tribunal ant e la falt a de elem ent os probat orios, deberá
det erm inar con base en la equidad las cosas y gast os en el present e caso. En prim er
lugar, la Cort e considera que no hay duda alguna de que el señor Fornerón incurrió en
gast os relacionados con la búsqueda de la j ust icia y la rest it ución de su hij a. A t al
efect o, el Tribunal decide fij ar, en equidad, la sum a de US$ 10.000,00 ( diez m il
dólares) .

205. Adicionalm ent e, el Tribunal est im a que corresponde det erm inar, t am bién en

127
Cfr. Caso Chaparro Álvarez y Lapo Íñiguez. Vs. Ecuador. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones
y Costas. Sent encia de 21 de nov iem bre de 2007. Ser ie C No. 170, párr. 275, y Caso González Medina y
familiares Vs. República Dominicana, supra not a 10, párr. 326.

128
Cfr. Caso Garrido y Baigorria Vs. Argentina, supra not a 97, párr. 82, y Caso González Medina y
familiares Vs. República Dominicana, supra not a 10, párr. 325.
59

equidad, la sum a de US$ 15.000,00 ( quince m il dólares) en favor del señor Baridón,
abogado que asist ió al señor Fornerón en el t rám it e int erno del present e caso.

206. Por ot ra part e, en cuant o a la solicit ud de reint egro de los gast os en la


t ram it ación ant e el Sist em a I nt eram ericano de Derechos Hum anos, el Tribunal
dispone, en equidad, que el Est ado pague a las represent ant es por concept o de cost as
y gast os la sum a de US$ 15.000,00 ( quince m il dólares) .

207. El Est ado deberá ent regar las cant idades indicadas en los párrafos precedent es
al señor Fornerón ( supra párr. 204) y a sus represent ant es en el proceso int erno e
int ernacional ( supra párrs. 205 y 206) . En el procedim ient o de supervisión del
cum plim ient o de la present e Sent encia, el Tribunal podrá disponer el reem bolso a la
víct im a o a sus represent ant es, por part e del Est ado, de los gast os razonables y
com probados en que incurran en dicha et apa procesal.

E. Re in t e gr o de los ga st os a l Fon do de Asist e n cia Le ga l de Víct im a s

208. En el año 2008, la Asam blea General de la Organización de Est ados Am ericanos
creó el Fondo de Asist encia Legal del Sist em a I nt eram ericano de Derechos Hum anos
con el “ obj et o [ de] facilit ar acceso al sist em a int eram ericano de derechos hum anos a
aquellas personas que act ualm ent e no t ienen los recursos necesarios para llevar su
caso al sist em a” 129 . En el present e caso se ot orgó con cargo a dicho Fondo la asist encia
económ ica necesaria para la com parecencia del señor Fornerón y la de una de sus
represent ant es legales a la audiencia pública realizada en Barbados, así com o los
gast os de form alización y envió de una declaración present ada m ediant e affidávit 130 .

209. De conform idad con el art ículo 5 del Reglam ent o del referido Fondo de
Asist encia Legal, el 29 de noviem bre de 2011 se ot orgó la oport unidad al Est ado para
present ar sus observaciones sobre las erogaciones realizadas en el present e caso, las
cuales ascendieron a la sum a de US$ 9.046,35 ( nueve m il cuarent a y seis dólares con
t reint a y cinco cent avos) . Argent ina inform ó que, efect uado un análisis del inform e
sobre la aplicación del Fondo de Víct im as, “ no se adviert en observaciones para
realizar” .

210. En razón de las violaciones declaradas en la present e Sent encia, la Cort e ordena
al Est ado el reint egro a dicho Fondo de la cant idad de US$ 9.046,35 ( nueve m il
cuarent a y seis dólares con t reint a y cinco cent avos) por los gast os m encionados.
Dicha cant idad debe ser reint egrada a la Cort e en el plazo de novent a días, cont ados a
part ir de la not ificación del present e Fallo.

F. M oda lida d de cum plim ie n t o de los pa gos or de na dos

129
AG/ RES. 2426 ( XXXVI I I - O/ 08) , Resolución adopt ada por la Asam blea General de la OEA durant e la
celebración del XXXVI I I Período Ordinar io de Sesiones de la OEA, en la cuart a sesión plenaria, celebrada el 3
de j unio de 2008, “ Creación del Fondo de Asistencia Legal del Sistema Interamericano de Derechos
Humanos”, Punt o Resolut ivo 2.a) , y CP/ RES. 963 ( 1728/ 09) , Resolución adopt ada el 11 de noviem bre de
2009 por el Consej o Per m anent e de la OEA, “ Reglamento para el Funcionamiento del Fondo de Asistencia
Legal del Sistema Interamericano de Derechos Humanos”, art ículo 1.1.

130
Cfr. Caso Fornerón e hija Vs. Argentina. Convocatoria a Audiencia Pública. Resolución del President e
de la Cort e I nt eram ericana de Der echos Hum anos, supra not a 4.
60

211. El Est ado deberá efect uar el pago de las indem nizaciones por los concept os de
daño m at erial e inm at erial y de reint egro de cost as y gast os direct am ent e al señor
Fornerón y a las dem ás personas m encionadas en est e Fallo, dent ro del plazo de un
año cont ado a part ir de la not ificación de la present e Sent encia, en los t érm inos de los
párrafos siguient es.

212. En cuant o a la indem nización ordenada a favor de la niña M, el Est ado deberá
deposit arla en una inst it ución argent ina solvent e. La inversión se hará dent ro del plazo
de un año, en las condiciones financieras m ás favorables que perm it an la legislación y
la práct ica bancaria, m ient ras la beneficiaria sea m enor de edad. Dicha sum a podrá ser
ret irada por aquella cuando alcance la m ayoría de edad o, en su caso, ant es si así
conviene al int erés superior de la niña, est ablecido por det erm inación de una aut oridad
j udicial com pet ent e. Si no se reclam a la indem nización correspondient e una vez
t ranscurridos diez años cont ados a part ir de la m ayoría de edad, la sum a será devuelt a
al Est ado con los int ereses devengados.

213. En caso de que los beneficiarios fallezcan ant es de que les sean ent regadas las
sum as dinerarias respect ivas, ést as se ent regarán direct am ent e a sus
derechohabient es, conform e al derecho int erno aplicable.

214. El Est ado debe cum plir sus obligaciones m onet arias m ediant e el pago en
dólares de los Est ados Unidos de Am érica o en una cant idad equivalent e en m oneda
argent ina, ut ilizando para el cálculo respect ivo el t ipo de cam bio que est é vigent e en la
bolsa de Nueva York, Est ados Unidos de Am érica, el día ant erior al pago.

215. Si por causas at ribuibles a los beneficiarios no fuese posible el pago de las
cant idades det erm inadas dent ro del plazo indicado, el Est ado consignará dichos
m ont os a su favor en una cuent a o cert ificado de depósit o en una inst it ución financiera
argent ina solvent e, en dólares de los Est ados Unidos de Am érica y en las condiciones
financieras m ás favorables que perm it an la legislación y la práct ica bancaria de
Argent ina. Si al cabo de diez años dichas sum as no han sido reclam adas, serán
devuelt as al Est ado con los int ereses devengados.

216. Las cant idades asignadas en la present e Sent encia deberán ser ent regadas a las
personas indicadas en form a ínt egra, conform e a lo est ablecido en est e Fallo, sin
reducciones derivadas de event uales cargas fiscales.

217. En caso que el Est ado incurriera en m ora, deberá pagar un int erés sobre la
cant idad adeudada correspondient e al int erés bancario m orat orio en Argent ina.

VI I I
PUN TOS RESOLUTI VOS

218. Por t ant o,

LA CORTE
61

D ECLARA,

por unanim idad, que:

1. El Est ado es responsable por la violación de los derechos a las garant ías
j udiciales y a la prot ección j udicial consagrados en los art ículos 8.1 y 25.1 de la
Convención Am ericana, en relación con los art ículos 1.1 y 17.1 de la m ism a, en
perj uicio del señor Fornerón y de su hij a M, así com o en relación con el art ículo 19 del
m ism o inst rum ent o en perj uicio de est a últ im a, de conform idad con lo est ablecido en
los párrafos 44 a 57 y 65 a 111 de est a Sent encia.

2. El Est ado es responsable por la violación del derecho a la prot ección a la fam ilia
reconocido en el art ículo 17.1 de la Convención Am ericana, en relación con los
art ículos 1.1, 8.1 y 25.1 de la m ism a, en perj uicio del señor Fornerón y de su hij a M,
así com o en relación con el art ículo 19 del m ism o inst rum ent o en perj uicio de est a
últ im a, de conform idad con lo est ablecido en los párrafos 44 a 57 y 116 a 124 de est a
Sent encia.

3. El Est ado incum plió su obligación de adopt ar las disposiciones de derecho


int erno, est ablecida en el art ículo 2 de la Convención Am ericana, en relación con los
art ículos 19, 8.1, 25.1 y 1.1 de la m ism a, en perj uicio de la niña M y del señor
Fornerón, de conform idad con lo est ablecido en los párrafos 129 a 144 de est a
Sent encia.

Y D I SPON E

por unanim idad, que:

1. Est a Sent encia const it uye per se una form a de reparación.

2. El Est ado debe est ablecer de m anera inm ediat a un procedim ient o orient ado a la
efect iva vinculación ent re el señor Fornerón y su hij a M, de conform idad con lo
est ablecido en los párrafos 156 a 166 de la present e Sent encia. Asim ism o, Argent ina
deberá present ar un inform e dent ro de los t res m eses siguient es a la not ificación de la
present e Sent encia sobre las caract eríst icas, el desarrollo y los avances del proceso de
vinculación. Post eriorm ent e, Argent ina deberá rem it ir un inform e act ualizado sobre
dichos aspect os cada cuat ro m eses durant e los dos siguient es años, de conform idad
con el párrafo 167 de la present e Sent encia.

3. El Est ado debe verificar, de acuerdo con la norm at iva disciplinaria pert inent e, a
part ir de la not ificación de la present e Sent encia y en un plazo razonable, la
conform idad a derecho de la conduct a de los funcionarios que int ervinieron en los
dist int os procesos int ernos relacionados con el present e caso y, en su caso, est ablecer
62

las responsabilidades que correspondan, de conform idad con lo est ablecido en el


párrafo 172 de la present e Sent encia.

4. El Est ado debe adopt ar las m edidas que sean necesarias para t ipificar la vent a
de niños y niñas, de m anera que el act o de ent regar un niño o niña a cam bio de una
ret ribución o cualquier ot ra com pensación, cualquiera que sea su form a o fin,
const it uya una infracción penal, de conform idad con los est ándares int ernacionales y lo
est ablecido en los párrafos 176 y 177 de la present e Sent encia.

5. El Est ado debe im plem ent ar, en el plazo de un año y con la respect iva
disposición presupuest aria, un program a o curso obligat orio dirigido a operadores
j udiciales, incluyendo j ueces, defensores, fiscales, asesores y dem ás funcionarios de la
Provincia de Ent re Ríos vinculados a la adm inist ración de j ust icia respect o de niños y
niñas que cont em ple, ent re ot ros, los est ándares int ernacionales en derechos
hum anos, part icularm ent e, en m at eria de los derechos de los niños y niñas y su int erés
superior y el principio de no discrim inación, de conform idad con lo est ablecido en el
párrafo 182 de la present e Sent encia.

6. El Est ado debe publicar, en el plazo de seis m eses, cont ado a part ir de la
not ificación de est e Fallo, el resum en oficial de la present e Sent encia elaborado por la
Cort e, por una sola vez, t ant o en el Bolet ín Oficial del Est ado com o en el Bolet ín Oficial
de la Provincia de Ent re Ríos, de conform idad con lo est ablecido en el párrafo 183 de la
present e Sent encia.

7. El Est ado debe pagar las cant idades fij adas en los párrafos 191, 192, 197 y 204
a 206 de la present e Sent encia, por concept o de indem nización por daño m at erial e
inm at erial y por el reint egro de cost as y gast os, según corresponda, en los t érm inos de
los párrafos 207 y 211 a 217 de la m ism a, así com o reint egrar al Fondo de Asist encia
Legal de Víct im as la cant idad est ablecida en el párrafo 210 de la present e Sent encia.

8. El Est ado debe, sin perj uicio de lo indicado en el punt o resolut ivo segundo,
dent ro del plazo de un año cont ado a part ir de la not ificación de est a Sent encia, rendir
al Tribunal un inform e sobre las m edidas adopt adas para cum plir con la m ism a.

9. La Cort e supervisará el cum plim ient o ínt egro de est a Sent encia, en ej ercicio de
sus at ribuciones y en cum plim ient o de sus deberes conform e a la Convención
Am ericana sobre Derechos Hum anos, y dará por concluido el present e caso una vez
que el Est ado haya dado cabal cum plim ient o a lo dispuest o en la m ism a.

Redact ada en español e inglés, haciendo fe el t ext o en español, en Guayaquil, Ecuador,


el 27 de abril de 2012.
63

Diego García- Sayán


President e

Manuel Vent ura Robles Margaret t e May Macaulay

Rhadys Abreu Blondet Albert o Pérez Pérez

Eduardo Vio Grossi

Pablo Saavedra Alessandri


Secret ario

Com uníquese y ej ecút ese,

Diego García- Sayán


President e

Pablo Saavedra Alessandri


Secret ario

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