Está en la página 1de 41

CORTE I N TERAM ERI CAN A D E D ERECH OS H UM AN OS

CASO FON TEVECCH I A Y D ’AM I CO VS. ARGEN TI N A

SEN TEN CI A D E 2 9 D E N OVI EM BRE D E 2 0 1 1

( Fondo, Re pa r a cion e s y Cost a s)

En el caso Font evecchia y D’Am ico,

la Cort e I nt eram ericana de Derechos Hum anos ( en adelant e “ la Cort e I nt eram ericana” ,
“ la Cort e” o “ el Tribunal” ) , int egrada por los siguient es Jueces∗:

Diego García- Sayán, President e;


Manuel E. Vent ura Robles, Juez;
Margaret t e May Macaulay, Jueza;
Rhadys Abreu Blondet , Jueza;
Albert o Pérez Pérez, Juez, y
Eduardo Vio Grossi, Juez;

present es, adem ás,

Pablo Saavedra Alessandri, Secret ario, y


Em ilia Segares Rodríguez, Secret aria Adj unt a,

de conform idad con los art ículos 62.3 y 63.1 de la Convención Am ericana sobre
Derechos Hum anos ( en adelant e t am bién “ la Convención Am ericana” o “ la
Convención” ) y con los art ículos 31, 32, 65 y 67 del Reglam ent o de la Cort e ( en
adelant e t am bién “ el Reglam ent o” ) 1 , dict a la present e Sent encia.


El Vicepresident e de la Cort e, Juez Leonardo A. Franco, de nacionalidad argent ina, no part icipó en el
present e caso de confor m idad con el ar t ículo 19.1 del Reglam ent o de la Cort e, de acuerdo al cual “ [ e] n los
casos a que hace refer encia el art ículo 44 de la Convención, los Jueces no podrán part icipar en su
conocim ient o y deliberación, cuando sean nacionales del Est ado dem andado” .

1
Reglam ent o aprobado por la Cort e en su LXXXV Período Ordinario de Sesiones celebrado del 16 al
28 de noviem bre de 2009 el cual, de conform idad con su art ículo 78, ent r ó en vigor el 1 de enero de 2010.
2

Í N D I CE

Ca pít u lo Pá r r a fo

I. I N TROD UCCI ÓN D E LA CAUSA Y OBJETO D E LA CON TROVERSI A 1

II. PROCEDI M I EN TO AN TE LA CORTE 5

III. COM PETEN CI A 9

I V. PRUEBA 10
A. Pr ueba docum ent al, t est im onial y per icial 11
B. Adm isión de la prueba 13

V. LI BERTAD DE PEN SAMI EN TO Y D E EXPRESI ÓN , EN RELACI ÓN CON LA


OBLI GACI ÓN D E RESPETAR LOS D ERECH OS
A. Alegat os de las par t es 16
B. Hechos 29
C. Consider aciones de la Cor t e
1. Derechos a la libert ad de pensam ient o y de expresión y a la vida privada 42
2. La restricción al derecho a la libert ad de expresión y
la aplicación de r esponsabilidad ult er ior en el pr esent e caso 51
Legalidad 52
Finalidad legít im a e idoneidad de la m edida 53
Necesidad 54

VI . OBLI GACI ÓN D E AD OPTAR D I SPOSI CI ON ES DE D ERECH O I N TERN O


EN RELACI ÓN CON LA LI BERTAD D E PEN SAMI EN TO Y D E EXPRESI ÓN
A. Alegat os de las par t es 76
B. Consider aciones de la Cor t e 84

VI I . REPARACI ON ES 97
A. Par t e lesionada 101
B. Medidas de rest it ución, sat isfacción y garant ías de no repet ición 102
1. Medida de r est it ución
1.1 Dej ar sin efecto la sent encia civil 103
2. Medida de sat isfacción
2.1 Publicación y div ulgación de la pr esent e Sent encia 106
3. Otras m edidas de reparación solicit adas
3.1 Pedido público de disculpa y r econocim ient o de responsabilidad
int er nacional 109
3.2 Adecuación del or denam ient o j urídico int erno 111
C. I ndem nización com pensat or ia
1. Daño m at er ial 114
1.1 Gast os incurr idos en el proceso j udicial int erno 115
1.2 Pérdida de ingr esos 118
2. Daño inm at er ial 120
D. Cost as y gastos 124
E. Modalidad de cum plim ient o de los pagos ordenados 131

VI I I . PUN TOS RESOLUTI VOS 137


3

I
I N TROD UCCI ÓN D E LA CAUSA Y OBJETO D E LA CON TROVERSI A

1. El 10 de diciem bre de 2010, de conform idad con lo dispuest o en los art ículos 51
y 61 de la Convención Am ericana y el art ículo 35 del Reglam ent o de la Cort e, la
Com isión I nt eram ericana de Derechos Hum anos ( en adelant e “ la Com isión
I nt eram ericana” o “ la Com isión” ) som et ió a la j urisdicción de la Cort e I nt eram ericana
el caso Font evecchia y D’Am ico en cont ra de la República Argent ina ( en adelant e
t am bién “ el Est ado” o “ Argent ina” ) , originado en una pet ición present ada el 15 de
noviem bre de 2001 por los señores Jorge Font evecchia, Héct or D’Am ico y Horacio
Verbit sky ( en represent ación de la Asociación Periodist as) , con el pat rocinio de los
señores Eduardo Bert oni y Dam ián Loret t i 2 . El 12 de oct ubre de 2005, la Com isión
I nt eram ericana adopt ó el I nform e de Adm isibilidad No. 51/ 05 3 y el 13 de j ulio de 2010
aprobó el I nform e de Fondo No. 82/ 10, en los t érm inos del art ículo 50 de la
Convención, en el cual realizó una serie de recom endaciones al Est ado. Est e últ im o
inform e fue not ificado a Argent ina m ediant e una com unicación de 11 de agost o de
2010, ot orgándole un plazo de dos m eses para inform ar sobre el cum plim ient o de las
recom endaciones. Luego de vencido el plazo de una prórroga solicit ada por Argent ina,
la Com isión som et ió el caso al Tribunal debido a la falt a de cum plim ient o de las
recom endaciones por part e del Est ado y a la consecuent e necesidad de obt ener j ust icia
y una j ust a reparación. La Com isión I nt eram ericana designó com o delegados a la
Com isionada Luz Pat ricia Mej ía, al Secret ario Ej ecut ivo, Sant iago A. Cant on, y a la
Relat ora Especial para la Libert ad de Expresión, Cat alina Bot ero, y com o asesores
legales a su Secret aria Ej ecut iva Adj unt a, Elizabet h Abi- Mershed, y a María Claudia
Pulido, Lilly Ching Sot o y Michael John Cam illeri, abogadas y abogado de la Secret aría
Ej ecut iva.

2. Según indicó la Com isión I nt eram ericana, el present e caso se relaciona con la
alegada violación del derecho a la libert ad de expresión de los señores Jorge
Font evecchia y Héct or D’Am ico, quienes eran direct or y edit or, respect ivam ent e, de la
revist a Not icias. La supuest a violación se habría producido en virt ud de la condena civil
que les fue im puest a m ediant e sent encias dict adas por t ribunales argent inos com o
responsabilidad ult erior por la publicación de dos art ículos, en noviem bre de 1995, en
la m encionada revist a. Dichas publicaciones se referían a la exist encia de un hij o no
reconocido del señor Carlos Saúl Menem , ent onces President e de la Nación, con una
diput ada, a la relación ent re el ex president e y la diput ada y a la relación ent re el
prim er m andat ario y su hij o 4 . Tant o un t ribunal de segunda inst ancia com o la Cort e
Suprem a de Just icia de la Nación ( en adelant e t am bién “ Cort e Suprem a” ) consideraron
que se había violado el derecho a la vida privada del señor Menem com o consecuencia
de aquellas publicaciones. La Com isión, en su I nform e de Fondo No. 82/ 10, consideró
que la condena civil im puest a a las presunt as víct im as com o responsabilidad ult erior
por la publicación de los referidos art ículos de prensa no observó los requerim ient os

2
El 11 de enero de 2006 se inform ó a la Com isión I nt eram er icana que, en adelant e, los pet icionarios
serían los señores Font evecchia y D’Am ico y el Cent ro de Est udios Legales y Sociales ( CELS) . El 10 de agost o
de 2011 el señor Dam ián Lor et t i renunció a la represent ación ej ercida en el present e caso.

3
En su I nform e de Adm isibilidad No. 51/ 05 de 12 de oct ubre de 2005, la Com isión I nt eram ericana
declaró adm isible la pet ición respect o de la presunt a violación del ar t ículo 13 de la Convención Am ericana,
en relación con los art ículos 1.1 y 2 del m ism o inst r um ent o.

4
En noviem bre de 2006 fue declarada j udicialm ent e la pat ernidad del señor Menem respect o de
Carlos Nair Meza y, en j unio de 2007, el prim ero reconoció públicam ent e su pat ernidad. Cfr. I nfor m e de
Fondo No. 82/ 10 de la Com isión I nt eram er icana de 13 de j ulio de 2010 ( expedient e de fondo, t om o I , folio
15) .
4

del art ículo 13 de la Convención Am ericana. En consecuencia, solicit ó a la Cort e que


concluya y declare la responsabilidad int ernacional del Est ado por la violación del
derecho a la libert ad de pensam ient o y de expresión de los señores Font evecchia y
D’Am ico, consagrado en el art ículo 13 de la Convención Am ericana, en relación con el
art ículo 1.1 del m ism o inst rum ent o. La Com isión solicit ó al Tribunal que ordene
diversas m edidas de reparación.

3. El som et im ient o del caso por part e de la Com isión fue not ificado a los
represent ant es y al Est ado el 25 de enero de 2010. El 28 de m arzo de 2010 el Cent ro
de Est udios Legales y Sociales y Eduardo Bert oni ( en adelant e “ los represent ant es” )
rem it ieron su escrit o de solicit udes, argum ent os y pruebas ( en adelant e “ escrit o de
solicit udes y argum ent os” ) , en los t érm inos de los art ículos 25 y 40 del Reglam ent o.
Los represent ant es coincidieron, en general, con la Com isión I nt eram ericana respect o
de la alegada violación al derecho a la libre expresión reconocido en el art ículo 13 de la
Convención Am ericana y añadieron el supuest o incum plim ient o de la obligación de
adopt ar disposiciones de derecho int erno est ablecida en el art ículo 2 del m ism o
inst rum ent o, en perj uicio de las presunt as víct im as. Finalm ent e, solicit aron al Tribunal
que ordenara al Est ado la adopción de diversas m edidas de reparación.

4. El 10 de j unio de 2011 el Est ado present ó su cont est ación a los escrit os de
som et im ient o del caso y de solicit udes y argum ent os ( en adelant e “ escrit o de
cont est ación” o “ cont est ación” ) . Argent ina se refirió a diversos cam bios inst it ucionales,
norm at ivos y de adecuación j urisprudencial “ a los est ándares int ernacionales en
m at eria de libert ad de expresión [ que] han m odificado la sit uación exist ent e al
m om ent o del dict ado de la sent encia de la Cort e Suprem a de Just icia de la Nación
cont ra las presunt as víct im as” . I ndicó que el ordenam ient o j urídico argent ino, en su
est ado act ual, se encuent ra en consonancia con la Convención Am ericana en m at eria
de libert ad de expresión. El Est ado designó com o Agent e a Eduardo Acevedo Díaz y
com o Agent es Alt ernos a Juan José Arcuri, Albert o Javier Salgado y Nat alia Lut erst ein.

II
PROCED I M I EN TO AN TE LA CORTE

5. Con post erioridad a la present ación de los escrit os principales ( supra párrs. 1 a
4) , así com o de ot ros escrit os rem it idos por las part es, el President e del Tribunal
ordenó, m ediant e Resolución de 27 de j ulio de 2011, recibir un perit aj e propuest o por
los represent ant es, a t ravés de una declaración rendida ant e fedat ario público ( en
adelant e t am bién “ affidávit ” ) , respect o del cual el Est ado t uvo la oport unidad de
form ular pregunt as y observaciones. Asim ism o, convocó a la Com isión I nt eram ericana,
a los represent ant es y al Est ado a una audiencia pública para recibir las declaraciones
de las dos presunt as víct im as propuest as por los represent ant es, el dict am en de un
perit o convocado de oficio y los alegat os finales orales de los represent ant es y del
Est ado, así com o las observaciones finales orales de la Com isión sobre el fondo, las
reparaciones y las cost as5 .

6. La audiencia pública fue celebrada los días 24 y 25 de agost o de 2011 durant e


el 92 Período Ordinario de Sesiones de la Cort e, llevado a cabo en Bogot á, República

5
Cfr. Caso Font evecchia y D’Am ico Vs. Argent ina. Convocat oria a Audiencia Pública. Resolución del
President e de la Cort e I nt eram er icana de Derechos Hum anos de 27 de j ulio de 2011.
5

de Colom bia 6 . En ella, el Tribunal solicit ó a las part es que, al present ar sus alegat os
finales escrit os, rem it ieran ciert a inform ación y docum ent ación adicional.

7. El 28 de sept iem bre de 2011 el Est ado, los represent ant es y la Com isión
I nt eram ericana enviaron sus respect ivos alegat os y observaciones finales escrit as.
Junt o con sus escrit os la Com isión y los represent ant es rem it ieron, ent re ot ros,
docum ent os solicit ados por el Tribunal durant e la audiencia pública, los cuales fueron
t ransm it idos a las dem ás part es para que form ularan las observaciones que est im aran
pert inent es. El 26 de oct ubre de 2011, los represent ant es present aron sus
observaciones al anexo enviado por la Com isión y ést a últ im a inform ó que no t enía
observaciones que realizar a los docum ent os aport ados por los represent ant es.

8. Por ot ra part e, el 9 de sept iem bre de 2011 la Cort e recibió un escrit o en calidad
de am icus curiae del Com it é para la Prot ección de los Periodist as7 .

III
COM PETEN CI A

9. La Cort e I nt eram ericana es com pet ent e para conocer del present e caso, en los
t érm inos del art ículo 62.3 de la Convención Am ericana sobre Derechos Hum anos, ya
que Argent ina es Est ado Part e de la Convención desde el 5 de sept iem bre de 1984 y
reconoció la com pet encia cont enciosa del Tribunal en esa m ism a fecha.

IV
PRUEBA

10. Con base en lo est ablecido en los art ículos 50, 57 y 58 del Reglam ent o, así
com o en su j urisprudencia respect o de la prueba y su apreciación, la Cort e exam inará
y valorará los elem ent os probat orios docum ent ales rem it idos en diversas
oport unidades procesales, las declaraciones de las presunt as víct im as y los dict ám enes
periciales rendidos m ediant e declaración j urada ant e fedat ario público y en la audiencia
pública ant e la Cort e. Para ello, la Cort e se at endrá a los principios de la sana crít ica,
dent ro del m arco norm at ivo correspondient e 8 .

A. Pr u e ba docu m e n t a l, t e st im on ia l y pe r icia l

6
A est a audiencia com parecier on: a) por la Com isión I nt er am er icana: Cat alina Bot ero, Delegada, y
Michael Cam illeri y Kar la Quint ana Osuna, asesores legales; b) por los represent ant es: Eduardo Bert oni,
María Lourdes Bascary y Gabriela Klet zel, las dos últ im as abogadas del CELS, y c) por el Est ado: Gust av o
Roque St efanelli, Consej ero de la Em baj ada Argent ina en Colom bia, Mariano Zaragoza Ferrer , Minist r o de la
Em baj ada Argent ina en Colom bia, y Marina Abast o, funcionaria de la Em baj ada Argent ina en Colom bia.

7
El escr it o fue r ecibido en la Secret aría del Tribunal el 9 de sept iem br e de 2011. Est á elaborado con
la asesor ía legal de la firm a Debevoise and Plim pt on LLP y aparece firm ado por Jerem y Feigelson. Por ot ra
part e, el Tr ibunal recibió en esa m ism a fecha un escrit o en calidad de am icus cur iae de la organización
Art icle 19. Sin em bargo, dicho docum ent o no fue present ado en el idiom a de t rabaj o del Tribunal para el
present e caso. La versión en español fue r ecibida el 22 de noviem bre de 2011, es decir , fuera del plazo
reglam ent ar io. De conform idad con el art ículo 44 del Reglam ent o, dicho escrit o no fue considerado por la
Cort e ni t ransm it ido a las part es.

8
Cfr. Caso de la “ Panel Blanca” ( Paniagua Morales y ot ros) Vs. Guat em ala. Fondo. Sent encia de 8 de
m arzo de 1998. Serie C No. 37, párr. 76, y Caso Barbani Duart e y ot ros Vs. Uruguay . Fondo Reparaciones y
Cost as. Sent encia de 13 de oct ubre de 2011. Serie C. No. 234, párr. 16.
6

11. El Tribunal recibió docum ent os present ados por la Com isión I nt eram ericana y
por los represent ant es 9 , así com o la declaración rendida ant e fedat ario público del
siguient e perit o:

1) Julio César Rivera ( h.) , perit o propuest o por los represent ant es, abogado
especialist a en derecho civil y const it ucional, quien rindió un dict am en pericial
sobre el funcionam ient o de los j uicios civiles en Argent ina, la norm at iva de
fondo y procesal en est os casos, el efect o de las condenas en est e fuero y las
dificult ades derivadas de un sist em a legal que dej a librado a la volunt ad
discrecional de los j ueces el est ablecim ient o de los m ont os reparat orios sin
incluir crit erios de proporcionalidad.

12. En cuant o a la prueba rendida en audiencia pública, la Cort e recibió las


declaraciones de las siguient es personas:

1) Jorge Font evecchia, presunt a víct im a propuest a por los represent ant es,
quien declaró sobre los alegados hechos y circunst ancias relat ivas al caso; su
labor com o direct or y las caract eríst icas de la revist a Not icias, así com o el rol
que ocupaba est a revist a en el debat e público sobre la polít ica argent ina, y los
alegados efect os de la condena a pagar una indem nización pecuniaria;

2) Héct or D´ Am ico, presunt a víct im a propuest a por los represent ant es, quien
declaró sobre los alegados hechos y circunst ancias relat ivas al caso; su labor
com o edit or y periodist a en la revist a Not icias y los supuest os efect os de la
condena a pagar una indem nización pecuniaria, y

3) Robert o Saba 10 , abogado, Decano de la Facult ad de Derecho de la


Universidad de Palerm o, perit o convocado de oficio por el President e del
Tribunal, quien rindió un dict am en sobre si las sanciones civiles pueden
const it uir rest ricciones indebidas de la libert ad de expresión y sobre un m arco
j urídico adecuado que ofrezca garant ías suficient es para que las rest ricciones a
la libert ad de expresión cum plan con los parám et ros del art ículo 13 de la
Convención Am ericana.

B. Adm isión de la pr ue ba

13. En el present e caso, com o en ot ros, el Tribunal adm it e aquellos docum ent os
rem it idos por las part es en la debida oport unidad procesal que no fueron
cont rovert idos ni obj et ados, ni cuya aut ent icidad fue puest a en duda 11 . Los
docum ent os solicit ados por el Tribunal que fueron aport ados por la Com isión y por los
represent ant es j unt o con sus observaciones y alegat os finales escrit os, así com o la
versión escrit a del dict am en del perit o Saba son incorporados al acervo probat orio en
aplicación de lo dispuest o en el art ículo 58 del Reglam ent o.

9
El Est ado no ofreció pr ueba docum ent al ni de ot ro t ipo.
10
El 1 de agost o de 2011, luego de la not ificación de la Resolución de Convocat oria, supra not a 5, el
Est ado, int er alia, im pugnó al señor Robert o Saba. Dicha obj eción fue desest im ada por el President e del
Tribunal, decisión que fue com unicada a las part es el 5 de agost o de 2011 ( expedient e de fondo, t om o I ,
folios 444 a 447) .

11
Cfr. Caso Velásquez Rodríguez. Fondo. Sent encia de 29 de j ulio de 1988. Serie C No. 1, párr. 140, y
Caso Barbani Duart e y ot ros Vs. Ur uguay, supra not a 8, párr. 21.
7

14. En cuant o a las not as de prensa, est e Tribunal ha considerado que podrán ser
apreciadas cuando recoj an hechos públicos y not orios o declaraciones de funcionarios
del Est ado o cuando corroboren aspect os relacionados con el caso 12 . El Tribunal decide
adm it ir aquellos docum ent os que se encuent ren com plet os o que, por lo m enos,
perm it an const at ar su fuent e y fecha de publicación, y los valorará t om ando en cuent a
el conj unt o del acervo probat orio, las observaciones de las part es y las reglas de la
sana crít ica.

15. Por ot ra part e, respect o de las declaraciones de las presunt as víct im as y de los
dict ám enes rendidos en la audiencia pública y m ediant e declaración j urada, la Cort e
los est im a pert inent es sólo en aquello que se aj ust e al obj et o que fue definido por el
President e del Tribunal en la Resolución m ediant e la cual ordenó recibirlos ( supra
párrs. 5, 11 y 12) . Ést os serán valorados en el capít ulo que corresponda, en conj unt o
con los dem ás elem ent os del acervo probat orio y t om ando en cuent a las observaciones
form uladas por las part es. Asim ism o, conform e a la j urisprudencia de est e Tribunal, las
declaraciones rendidas por las presunt as víct im as no pueden ser valoradas
aisladam ent e sino dent ro del conj unt o de las pruebas del proceso, ya que son út iles en
la m edida en que pueden proporcionar m ayor inform ación sobre las presunt as
violaciones y sus consecuencias13 .

V
LI BERTAD D E PEN SAM I EN TO Y D E EXPRESI ÓN , EN RELACI ÓN CON LA
OBLI GACI ÓN D E RESPETAR LOS D ERECH OS

A. Ale ga t os de la s pa r t e s

16. Respect o de la alegada violación del art ículo 13 de la Convención 14 , la Com isión
I nt eram ericana consideró que la cuest ión cent ral a resolver en el present e caso es “ si
la sociedad argent ina t enía derecho a conocer la inform ación publicada y, en
consecuencia, debía prevalecer la libert ad de expresión de los periodist as, o si, por el
cont rario, el ent onces president e t enía derecho a m ant ener en secret o los dat os
revelados” . Resalt ó las dos dim ensiones de la libert ad de expresión y el diferent e
um bral de prot ección respect o de las expresiones relat ivas a los funcionarios públicos y
a los que aspiran a serlo, quienes est án som et idos a un m ayor exam en por part e de la
sociedad. No obst ant e, recordó que la libert ad de expresión no es un derecho absolut o
y desarrolló el régim en de rest ricciones perm isibles a dicho derecho.

12
Cfr. Caso Velásquez Rodríguez Vs Honduras, supra not a 11, párr. 146, y Caso López Mendoza Vs.
Venezuela. Fondo, Reparaciones y Cost as. Sent encia de 1 de sept iem bre de 2011. Serie C No. 233, párr. 19.

13
Cfr. Caso Loayza Tam ayo Vs. Perú. Fondo. Sent encia de 17 de sept iem br e de 1997. Serie C No. 33,
párr. 43, y Caso López Mendoza Vs. Venezuela, supra not a 12, párr. 24.

14
El art ículo 13 de la Conv ención, en lo per t inent e, est ablece:

1. Toda persona t iene derecho a la libert ad de pensam ient o y de expresión. Est e derecho com prende la
libert ad de buscar, recibir y difundir infor m aciones e ideas de t oda índole, sin consideración de front eras, ya
sea oralm ent e, por escrit o o en form a im presa o art íst ica, o por cualquier ot ro procedim ient o de su elección.
2. El ej ercicio del der echo previst o en el inciso precedent e no puede est ar suj et o a pr evia censura sino a
responsabilidades ult erior es, las que deben est ar expr esam ent e fij adas por la ley y ser necesar ias para
asegurar : a) el respet o a los derechos o a la reput ación de los dem ás [ …] .
8

17. Asim ism o, la Com isión dest acó la im port ancia de la prot ección de la vida
privada 15 , considerándola com o una de las m ás im port ant es conquist as de los
regím enes dem ocrát icos. Desarrolló los diversos ám bit os de prot ección del derecho a la
vida privada y señaló que si bien la Convención Am ericana reconoce ese derecho a
t oda persona, su nivel de prot ección dism inuye en la m edida de la im port ancia que
puedan t ener las act ividades y funciones de la persona concernida para un debat e de
int erés general en una sociedad dem ocrát ica. Señaló que para resolver el conflict o
ent re el derecho a la vida privada de un alt o funcionario público y el derecho a la
libert ad de expresión, en prim er lugar, es necesario verificar si realm ent e se produj o
un daño ciert o sobre el derecho supuest am ent e afect ado. Est e daño no se present aría
en aquellos casos en los cuales la inform ación difundida ya se encont raba en el
dom inio público o si la persona dio su aut orización t ácit a o explícit a para publicar dicha
inform ación, pues en esos casos no exist e una expect at iva legít im a de privacidad. En
segundo lugar, cualquier alegat o referido a la presunt a vulneración de la vida privada
debe obligar al j uez a est udiar la inform ación supuest am ent e revelada en el cont ext o
en el cual se produce. En t ercer lugar, el fact or decisivo para resolver est e conflict o es
la relevancia pública de la inform ación, es decir su capacidad para cont ribuir a un
debat e de int erés general. Ent re ot ras circunst ancias, la inform ación sobre un
funcionario es de relevancia pública cuando: a) de alguna m anera, a pesar de t ener un
com ponent e de vida privada, t iene que ver con las funciones que esa persona ej ecut a;
b) se refiere al incum plim ient o de un deber legal com o ciudadano; c) result a un dat o
relevant e sobre la confianza deposit ada en él, y d) se refiere a la com pet encia y las
capacidades para ej ercer sus funciones.

18. En el present e caso, la Com isión consideró que la rest ricción del derecho a la
libre expresión se encont raba fundada en ley, específicam ent e en los art ículos 19 de la
Const it ución Nacional y 1071 bis del Código Civil. Asim ism o, la rest ricción im puest a
respondía a un obj et ivo perm it ido por el art ículo 13.2 de la Convención Am ericana, que
es la prot ección del respet o a los derechos o la reput ación de los dem ás, pues las
decisiones j udiciales est udiadas buscaban prot eger el derecho a la vida privada del
ent onces president e Menem . Sin em bargo, la sanción im puest a a las presunt as
víct im as era innecesaria, dado que los periodist as fueron condenados a indem nizar al
President e de la República por publicar inform ación que ya se encont raba en el dom inio
público y que, adem ás, era de int erés público dado que se t rat aba de: a) el posible
uso del poder del Est ado para fines part iculares por part e del President e de la Nación;
b) el posible enriquecim ient o ilícit o de una diput ada; c) la posible exist encia de
am enazas de m uert e cont ra el hij o del ent onces president e, y d) el incum plim ient o del
deber legal por part e del ex president e de reconocer al niño, act o que no es una m era
liberalidad de los padres.

19. Por ot ra part e, la Com isión sost uvo que, de acuerdo a la inform ación que const a
en las revist as, de aquella aport ada en el proceso int ernacional y de la observación de
las im ágenes, se puede afirm ar que las cinco fot ografías que ilust ran las not as
periodíst icas cuest ionadas fueron capt adas con el consent im ient o o conocim ient o de
quien se dij o agraviado y, por ello, no requerían su aut orización previa y expresa para
ser publicadas. No sería razonable sost ener que los m edios de com unicación deben
solicit ar la aut orización de un President e para difundir su im agen cuando sea capt ada

15
El art ículo 11 de la Conv ención est ablece:

1. Toda persona t iene derecho al respet o de su honra y al reconocim ient o de su dignidad.


2. Nadie puede ser obj et o de inj erencias arbit rar ias o abusivas en su v ida privada, en la de su fam ilia, en su
dom icilio o en su correspondencia, ni de at aques ilegales a su honra o r eput ación.
3. Toda persona t iene derecho a la prot ección de la ley cont ra esas inj er encias o esos at aques.
9

en cont ext os com o los del present e caso. Trat ándose del President e de la Nación,
funcionario público elect o popularm ent e, que ocupa el m áxim o cargo ej ecut ivo de la
dirección de un país, no puede t ener la expect at iva de prot ección respect o de t odos los
hechos que ocurran en el ám bit o de las relaciones sociales o en los act os que se
desarrollan en cont ext os públicos o pudiendo ser observados por ot ros, a pesar de no
t ener nat uraleza pública o no t ener int erés de que se divulguen. Tom ando en cuent a el
cont ext o en que fueron obt enidas las fot ografías, el cont enido de las m ism as, así com o
la persona pública a la cual se referían, la Com isión est im ó que la publicación de las
im ágenes no const it uyó una inj erencia arbit raria en el derecho a la vida privada del
señor Menem .

20. Finalm ent e, la Com isión indicó que la condena civil t uvo un efect o not able en el
derecho a la libert ad de expresión de las presunt as víct im as. La condena j udicial t uvo
el result ado de declarar la responsabilidad de los señores Font evecchia y D’Am ico por
haber incurrido, en el ej ercicio de su profesión, en conduct as violat orias de un derecho
fundam ent al, en est e caso, nada m enos que en perj uicio de quien fungía com o
President e de la Nación, con la consiguient e difusión pública del result ado del proceso
y su inherent e reproche j urídico y social, incluyendo la orden de publicación de un
ext ract o de la sent encia civil condenat oria. Adem ás, las presunt as víct im as t uvieron
que enfrent ar t odos los t rám it es y las consecuencias de la ej ecución del cobro de la
indem nización; el señor D’Am ico t uvo que pagar la t ot alidad de la indem nización m ás
sus int ereses en favor del señor Menem y, adem ás, sufrió las consecuencias de un
em bargo de un elevado porcent aj e de su salario m ensual durant e un año y ocho
m eses, equivalent e a unos cuarent a y seis m il dólares. La Com isión consideró que la
condena civil im puest a en el present e caso result ó una violación al derecho a la
libert ad de pensam ient o y de expresión reconocido por el art ículo 13 de la Convención
Am ericana, en relación con la obligación de respet ar y garant izar los derechos, previst a
en el art ículo 1.1. del m ism o inst rum ent o, en perj uicio de las presunt as víct im as.

21. Los represent ant es coincidieron, en general, con la Com isión I nt eram ericana,
ent re ot ros aspect os, en el cont enido y el alcance de los art ículos 11 y 13 de la
Convención Am ericana, en la im port ancia de la libert ad de expresión en una sociedad
dem ocrát ica, en las rest ricciones perm isibles a est e últ im o derecho, en el diferent e
um bral de prot ección de la vida privada de funcionarios públicos, así com o t am bién en
el int erés público de la inform ación publicada por la revist a Not icias. Recordaron que el
ent onces president e era “ una figura polít ica con una alt ísim a exposición y cont roversia
pública [ aún] respect o de su vida fam iliar” y que, cuando ocurrieron los hechos del
caso, Argent ina “ est uvo signada por una serie de persecuciones a los periodist as y
com unicadores sociales. Por esos años era bast ant e com ún que los funcionarios
nacionales y provinciales present aran dem andas j udiciales cont ra periodist as, con el
evident e fin de m origerar las crit icas o condicionar la libert ad edit orial del periodist a y
de los m edios de com unicación” . Muchos de esos casos llegaron al Sist em a
I nt eram ericano. En esos años t am bién ocurrieron at aques físicos cont ra periodist as,
siendo uno de los casos m ás graves el asesinat o de un report ero gráfico de Not icias,
José Luis Cabezas, ocurrido en 1997.

22. Adicionalm ent e, los represent ant es indicaron que, si bien t radicionalm ent e suele
relacionarse el efect o inhibidor con la im posición de sanciones penales por la
rest ricción a un derecho fundam ent al com o es la libert ad de un individuo, la aplicación
de sanciones civiles, m ult as, indem nizaciones o resarcim ient os t am bién puede generar
fuert es rest ricciones a la libert ad de expresión. La posibilidad de enfrent ar
responsabilidades ult eriores de caráct er pecuniario t iene graves consecuencias para: a)
los periodist as, a quienes ningún m edio de com unicación les ofrece garant ías respect o
10

de su capacidad de pago; b) los m edios de com unicación, quienes t am bién serán


víct im as del efect o inhibidor frent e al peligro de la bancarrot a, y c) los invest igadores
individuales que no form an part e de un grupo de profesionales o no cuent an con un
grem io que pueda respaldar su act uación.

23. Respect o de la m edida de responsabilidad ult erior im puest a en el present e caso,


los represent ant es alegaron: a) en cuant o a la legalidad, que la rest ricción que generó
la responsabilidad int ernacional del Est ado no est aba basada en una ley; si bien el
Código Civil argent ino es una ley en sent ido form al, no lo es en sent ido m at erial, ya
que “ una ley no puede ser vaga” ni “ puede perm it ir una discrecionalidad t ant o en la
int erpret ación de fondo del asunt o [ …] com o [ en las] reparaciones” , y b) en cuant o a la
necesidad, que la inform ación publicada ya era am pliam ent e conocida y est aba en el
dom inio público, y que era de int erés público, porque se refería: i) a la exist encia de
un hij o no reconocido por el ent onces president e, lo cual se vinculaba con el
cum plim ient o de una obligación m oral y legal de reconocerlo; ii) a la exist encia de una
am enaza de m uert e cont ra el hij o de un president e; iii) a regalos de un alt o valor
económ ico, en principio incom pat ibles con los ingresos del señor Menem , y a la
posibilidad que los m ism os pudieran haber sido adquiridos con fondos públicos; iv) al
“ asilo o refugio” de la m adre y del niño en Paraguay, y v) a la señora Meza, quien era
funcionaria pública y había int erés em inent e de inform ar sobre su relación con el
ent onces president e así com o el increm ent o de su pat rim onio por la vía de recibir
regalos del señor Menem .

24. En relación con las fot ografías incluidas en las not as, los represent ant es
afirm aron que fueron obt enidas con consent im ient o del ex president e ya que para que
las fot ografías pudieran t om arse, aquel debió perm it ir el ingreso de periodist as a las
residencias presidenciales cuando el niño se encont raba en ellas, en lugares abiert os a
la prensa, donde el president e se m ost raba sin reparos y con plena conform idad frent e
a la presencia de m edios gráficos. Por ot ra part e, indicaron que, de acuerdo con lo
afirm ado por el señor D’Am ico en la audiencia pública, las im ágenes fueron ent regadas
a la revist a por el servicio de prensa de la Presidencia de la Nación. De m anera que no
sólo fue el gobierno del ex president e Menem quien invit ó a act os públicos relevant es a
su hij o y a la m adre y los sit uó en lugares preferenciales, sino que inclusive fue quien
los fot ografió y ent regó las im ágenes en form a oficial a los m edios de com unicación.

25. Finalm ent e, los represent ant es consideraron que la sanción en el present e caso
result ó desproporcionada dado que la cifra est ablecida por la Cort e Suprem a fue
t rescient as veces superior al salario m ínim o argent ino y unas cincuent a veces superior
al salario prom edio de un periodist a, dist ando m ucho de ser un m ont o razonable. La
sum a originalm ent e dispuest a, m ás los int ereses y los gast os del j uicio, se t raduj eron
en el cuádruple de la indem nización inicial, result ando una condena desproporcionada
y excesiva, que inevit ablem ent e genera un efect o inhibidor sobre el debat e público.
Con base en lo ant erior, concluyeron que el Est ado violó el derecho a la libert ad de
expresión de los señores Font evecchia y D’Am ico.

26. Por su part e, el Est ado afirm ó que los derechos a la inform ación y a la libert ad
de expresión gozan hoy de un reconocim ient o pleno en su ordenam ient o j urídico,
alcanzado con la reform a de la Const it ución Nacional en 1994, la cual ot orgó j erarquía
const it ucional a una serie de inst rum ent os int ernacionales en m at eria de derechos
hum anos, ent re los cuales se dest aca la Convención Am ericana. Señaló que “ no se
puede at ribuir al [ Est ado] ninguna acción en cont ra de t al derecho, ni puede afirm arse
que algún m edio de com unicación haya sido censurado por su accionar, o que [ algún]
periodist a o com unicador social haya sido obj et o de censuras o persecuciones por las
11

expresiones publicadas” . Asim ism o, desde el dict ado de la sent encia que originara la
pet ición de los señores Font evecchia y D´ Am ico, Argent ina “ ha llevado adelant e
reform as legislat ivas, j urisprudenciales e inst it ucionales reconociendo la exist encia de
una sit uación en m at eria de libert ad de expresión que no guardaba la necesaria
com pat ibilidad con los est ándares int ernacionales de la Convención Am ericana. Est a
polít ica abordó la t em át ica de m anera int egral, con el claro obj et ivo de reparar la
sit uación evidenciada” .

27. Ent re ot ras reform as, el Est ado m encionó la adopción de la Ley de Servicios de
Com unicación Audiovisual, que reem plazó la ley de radiodifusión de la dict adura
m ilit ar, com o part e de un proceso de dem ocrat ización y desm onopolización de m edios
de com unicación iniciado por el Poder Ej ecut ivo Nacional. Asim ism o, indicó que “ el
sist em a j urídico argent ino [ …] result aría com pat ible con los est ándares int ernacionales
en [ la] m at eria” , t ras la reform a del código penal derivada del cum plim ient o de la
sent encia em it ida en el caso Kim el, que despenalizó las calum nias e inj urias en los
casos que se refieren a asunt os de int erés público. Adem ás, “ la doct rina de la real
m alicia ha sido aplicada por [ su] [ m ] áxim o Tribunal de m odo const ant e y uniform e [ …]
despej ando t oda duda sobre su aplicación en casos de reparaciones civiles com o
consecuencia de expresiones de inform ación de int erés público” . La Cort e Suprem a es
cont undent e en afirm ar la im port ancia fundam ent al de la libert ad de expresión en un
sist em a dem ocrát ico y su fuert e caráct er t ut elar de derechos, que en las cuest iones de
int erés público no se da lugar a resarcim ient o económ ico alguno a favor de los
funcionarios presunt am ent e afect ados en su honor y que los funcionarios públicos
m erecen “ una t ut ela m ás at enuada que la que corresponde a los sim ples ciudadanos
privados” . Adicionalm ent e, resalt ó las reform as inst it ucionales ocurridas en dicho
t ribunal cuya com posición en la época de la presidencia del señor Menem
“ com prom et ía la independencia y est abilidad j udicial” . Esas reform as inst it ucionales
“ t uvieron consecuencias posit ivas en la adecuación de la int erpret ación j udicial a los
est ándares int ernacionales en m at eria de derechos hum anos” .

28. El Est ado concluyó que “ viene desarrollando en form a cont inua y progresiva una
polít ica pública int egral en m at eria de derechos hum anos” , proceso que ha sido
acom pañado por los órganos del Sist em a I nt eram ericano. En est e sent ido, en los casos
ant e el Sist em a, Argent ina “ ha sost enido una polít ica de t ransparencia: no negando
aquello que result a innegable, afront ando su responsabilidad –incluso en el m arco del
principio de cont inuidad j urídica del [ E] st ado, com o en est e caso- y asum iendo las
consecuencias j urídicas ant e la com probación de la com isión de hechos que
caract erizan una violación” . Consecuent em ent e, “ se pondrá a disposición de la Cort e[ ,]
la que en virt ud de su conocim ient o j urídico y espírit u dem ocrát ico resolverá el caso” .

B. H e ch os

29. Ant es de est ablecer los hechos probados, el Tribunal recuerda que, de
conform idad con el art ículo 41.3 del Reglam ent o, podrá considerar acept ados los
hechos que no hayan sido expresam ent e negados y las pret ensiones que no hayan sido
expresam ent e cont rovert idas. En el present e caso el Est ado no cont rovirt ió los hechos
que se consideran probados en los párrafos que siguen.

30. Los señores Jorge Font evecchia y Héct or D’Am ico son periodist as con 30 y 40
años de ej ercicio de la profesión, quienes al m om ent o de la publicación de los art ículos
que dieron origen a est a cont roversia se desem peñaban, respect ivam ent e, com o
direct or edit orial de Edit orial Perfil Sociedad Anónim a ( en adelant e “ Edit orial Perfil” o
“ la Edit orial” ) y direct or edit orial de la revist a Not icias. Edit orial Perfil publica Not icias,
12

una revist a sem anal de int erés general que hace invest igación periodíst ica y t iene una
línea crít ica con los gobiernos16 .

31. Ent re oct ubre y noviem bre de 1995, Not icias publicó t res ediciones que
incluyeron art ículos vinculados con el ent onces President e de la Nación de Argent ina
Carlos Saúl Menem , respect o de los cuales ést e present ó una dem anda civil ( infra párr.
37) 17 .

32. La segunda de esas ediciones fue publicada el 5 de noviem bre de 1995 e incluía
la not a t it ulada “ Zulem a Yom a. Un golpe al corazón” , que versaba, principalm ent e,
sobre el est ado de salud de la ex esposa del señor Menem . Ent re ot ras cuest iones, en
dicha not a se hacía referencia a: a) la exist encia de un “ presunt o hij o nat ural” del
ent onces president e con la diput ada Mart ha Meza, nacido de una relación circunst ancial
ent re am bos, cuando el prim ero fue t rasladado a una localidad del int erior del país por
el gobierno m ilit ar; b) la denuncia que la señora Meza habría hecho a fines del año
1994 respect o del robo de j oyas por un valor de US$ 230.000,00 “ ‘que le fueron
regaladas por el President e de la Nación’, según const a en el expedient e que
invest iga[ ba] la sust racción” ; c) el encuent ro que el señor Menem , la señora Meza y el
hij o de am bos, Carlos Nair, habrían t enido en la Casa de Gobierno, y d) la posibilidad
que el señor Menem reconociera su pat ernidad sobre el niño una vez concluido el
t rám it e de divorcio con su ex esposa18 .

33. Asim ism o, en dicha publicación aparece ot ra not a t it ulada “ Carlos Nair. Regalos
Presidenciales” , en la cual, ent re ot ra inform ación, se m enciona la ent rega de
im port ant es sum as de dinero así com o de regalos de gran valor económ ico que el
ent onces president e habría hecho t ant o a su hij o com o a la m adre del niño 19 . Est a not a

16
Cfr. Declaraciones de los señores Jorge Font evecchia y Héct or D’Am ico en la audiencia pública de 24
de agost o de 2011. La Cort e observa que en ot ros docum ent os las presunt as víct im as aparecen com o
direct or y edit or responsable de la r evist a Not icias. Sin em bargo, las funciones quedaron est ablecidas de
acuerdo a lo indicado por las presunt as víct im as en la audiencia pública ant e est e Tr ibunal.

17
La prim era de ellas, edición No. 983 de 29 de oct ubre de 1995, no fue considerada v iolat or ia del
derecho a la int im idad del señor Menem por los t ribunales int ernos Por ello, no r esult a relevant e a los
efect os de la r esolución de la present e cont roversia Cfr. Sent encia de 11 de m arzo de 1998 de la Sala H de
la Cám ara Nacional de Apelaciones en lo Civil de la Capit al Federal ( ex pedient e de anexos al I nfor m e No.
82/ 10, anexo 10, t om o I , folios 387 y 388) .

18
Cfr. Revist a Not icias, edición No. 984 de 5 de noviem bre de 1995 ( expedient e de anexos al I nform e
No. 82/ 10, anexo 3, t om o I , folios 137, 206 y 207) . Allí se lee: [ la salud de la ex esposa del señor Menem
est ar ía ligada] al conocim ient o de cier t os det alles de la relación de Carlos Menem ( 65) con la diput ada
provincial for m oseña Mar t ha Meza ( 43) , m adre de Carlos Nair ( 14, presunt o hij o nat ural del Pr esident e, al
que ést e ve y obsequia regularm ent e) . Meza afirm a que el adolescent e sería product o de su circunst ancial
unión con Menem durant e los años de su confinam ient o en la localidad de Las Lom it as, especie j am ás
desm ent ida por el m andat ario. En una denuncia por robo efect uada por Meza, a fines de 1994, ést a hace
referencia a una serie de j oyas por valor de US$ 230.000 ‘que le fuer on regaladas por el President e de la
Nación’, según const a en el expedient e que invest iga la sust racción[ . E] l m iércoles 31 [ de m ayo de 1995] , a
las cinco de la t arde, Menem recibió en la Casa Rosada a Mart ha Meza j unt o a su hij o Carlos Nair [ Meza] .
Algunos t em en, incluso, que el President e llegue a concret ar su m anifiest a volunt ad de reconocer su
pat ernidad sobre Carlos Nair, concluido el t r ám it e de divor cio.

19
Cfr. Revist a Not icias, edición No. 984, supra not a 18, folio 207. En ella se lee: [ e] st e últ im o ‘Día de
la Lealt ad’, Carlos Menem envió una m ot o Honda 100 a Form osa. [ Carlos Nair Meza] recibió el regalo
presidencial el día de su cum pleaños núm ero 14[ .] El adolescent e es reconocido com o ‘el hij o de Menem ’,
debido al uso del caso que su m adre, la legisladora del PJ Mart ha Meza, hace perm anent em ent e desde que
ocupó su banca en 1987. [ E] n noviem bre del 94 se m anifest ó víct im a de un robo: ‘[ m ] e sacaron un Rolex de
oro con incrust aciones de diam ant e, regalo del President e de la Nación, 140 m il pesos y ot ras j oyas’,
denunció. Las ‘ot ras j oyas’ son ‘veint e anillos, cuat ro pulseras, cuat ro pares de aros, una gargant illa gruesa y
varias cadenas, t odo de oro, por un t ot al de $ 230.000’, según const a en el expedient e j udicial. [ El chofer de
la señora Meza] recuerda que cobraba para Meza unos $ 50.000 de sueldos legislat ivos para em pleados
13

se ilust ra con una fot o en la cual aparecen el señor Menem , la señora Meza y el hij o de
am bos, con la siguient e leyenda “ Álbum fam iliar: Mart ha Meza, Carlos Nair y Carlos
Menem , en Olivos, en 1992. Ella es Diput ada Provincial por el [ Part ido Just icialist a] ” .

34. La siguient e edición fue publicada el 12 de noviem bre de 1995. La port ada de la
revist a t it ulaba “ La ot ra fam ilia de Menem . Cóm o el President e conoció a la diput ada
Mart ha Meza, t uvieron un hij o, Carlos Nair, y la relación se convirt ió en una cuest ión
de Est ado” . Est a publicación incluía la not a t it ulada “ Menem vs. Zulem a. El Fact or
Hum ano” , que hacía referencia a los cont act os ent re el señor Menem y su hij o y a la
visit a, en m ayo de 1995, de Carlos Nair y su m adre al ent onces president e en la Casa
de Gobierno 20 .

35. Adicionalm ent e, en esa edición se encont raba la not a t it ulada “ El ot ro hij o. Un
t al Carlos…” que inform aba sobre dist int os aspect os de la vida de la señora Meza y de
su hij o y la relación de ellos con el señor Menem , los regalos que Carlos Nair Meza
recibía de part e de aquel, las visit as que el niño realizaba a su padre en la residencia
oficial del president e, en el com plej o presidencial de verano y en la Casa de Gobierno.
Ent re ot ros aspect os, esa not a inform aba sobre la exist encia de am enazas cont ra el
hij o de Menem , las cuales fueron denunciadas por la señora Meza, quien responsabilizó
al gobierno nacional por su seguridad y que m ot ivaron su pedido de asilo en Paraguay,
y se refería a la com unicación ent re los President es de Argent ina y Paraguay al
respect o. Adicionalm ent e, la not a m enciona un reclam o por part e de la señora Meza y
su m arido, por cincuent a m illones de dólares al señor Menem , la exist encia de un
acuerdo ent re la señora Meza y el señor Menem por m edio del cual est e últ im o le
ot orgaba una pensión por un m ont o de veint e m il dólares m ensuales, creaba un
fideicom iso a favor de Carlos Nair Meza por una cifra cercana al m illón de dólares, y
prest aba “ cobert ura polít ica” en relación con una invest igación que est aba enfrent ando
en aquel m om ent o el esposo de la señora Meza por un supuest o desfalco m illonario en
la obra social de los j ubilados. En est a últ im a publicación se relat a nuevam ent e el robo
de j oyas y dinero en efect ivo denunciado por la señora Meza y se inform a sobre su
“ ascenso económ ico” . En est e art ículo se hace expresa m ención al libro El Jefe. Vida y
Obra de Carlos Saúl Menem de donde se obt uvo part e de la inform ación publicada21 .

inex ist ent es, y que ‘una vez por m es t raía a Carlos Nair a Buenos Air es, para que lo viera Menem ’, a quien el
chico llam a ‘papá’ y con quien com par t e su pasión por el vér t igo y la velocidad. [ La señora Meza] gana $
3.808 por m es y est á t er m inando una m ansión de $ 350.000 gracias, en part e, a la sum a que m ensualm ent e
le pasar ía el Pr esident e. A m ediados de 1994, la m uj er habría convenido con [ dos allegados al señor Menem ]
una rem esa de $ 20.000, que religiosam ent e recoge en Buenos Aires un enviado suyo[ . E] l t rat o se habría
cerrado luego de que Meza, con su hij o, pidiera asilo en Paraguay, por am enazas. Desde allí denunció que
querían secuest rar a Carlos Nair y, según su ex chofer, ella habría sido quien am enazó al President e con
iniciar acciones de filiación ant e la OEA, si no recibía $ 50.000.000.

20
Cfr. Rev ist a Not icias, edición No. 985 de 12 de noviem bre de 1995 ( expedient e de anexos al
I nform e No. 82/ 10, anexo 3, t om o I , folios 227 y 243) . Allí se lee: [ e] st a vez, el disparador fue el
conocim ient o que la señora Zulem a Yom a t uvo de los cont act os recient es ent re su ex esposo y el
adolescent e Carlos Nair ( 14) , nacido en la localidad for m oseña de Las Lom it as y sobr e quien pesa la versión
de ser hij o ext ram at r im onial del Pr esident e. [ En m ayo de 1995] : Menem recibió en la Casa Rosada a Mart ha
Meza j unt o a su hij o Car los Nair.

21
Cfr. Revist a Not icias, edición No. 985, supra not a 20, folios 245 a 247. Allí se lee: [ ‘s] i no le da de
com er a su hij o, cóm o le va a dar de com er al país’. Un afiche con est a leyenda recorrió el t errit orio
form oseño de la m ano de la diput ada provincial Mart ha Elizabet h Meza [ …] . [ La señora Meza] no encont ró
m ej or m odo de present ar en sociedad la supuest a filiación de su hij o, Carlos Nair ( 14) . [ …] Según cuent a
Gabriela Cerrut i [ …] en su libro El Jefe, Carlos y Mart ha vivieron un ‘apasionado rom ance que culm inó con la
m aest ra em barazada y dispuest a a t ener su hij o. Carlos int ent ó convencerla de lo difícil de la sit uación, pero
finalm ent e t er m inó acept ando con la condición de que Zulem a ( Yom a, 52) no se ent erara’. [ E] n nov iem bre
[ de 1981] nacía Carlos Nair, cuyo nom br e significa, en ár abe, ‘el sin padre’. [ Una m aest ra] afir m ó que [ el
niño] ‘era m uy reservado respect o a decir quién era su padre. Recién en los últ im os m eses dij o que su papá
14

36. Las not as de est a edición son ilust radas por cuat ro fot ografías del ent onces
president e Menem con su hij o Carlos Nair Meza. En una de ellas, j unt o a la leyenda
“ Chapadm alal ’93. Una de las t ant as visit as de Carlos Nair al com plej o oficial para
est ar con Menem ” , se observa, ent re ot ros, al ex president e y al niño j ugando al billar.
En ot ra im agen aparecen, ent re ot ras personas, el señor Menem , la señora Meza y el
hij o de am bos j unt o a la leyenda “ Las Lom it as ’93. Un act o m enem ist a, Mart ha Meza,
Carlos Nair y el President e, prim era fila” . En la siguient e fot ografía se observa al señor
Menem , a Carlos Nair, a su m adre y a ot ras personas en una com ida form al j unt o a la
leyenda “ Olivos ’92. Menem preside, Mart ha a su derecha y Carlos Nair a su izquierda,
Mera Figueroa m ira” . En la cuart a ilust ración se ret rat a al señor Menem abrazando a su
hij o y a su lado la señora Meza con la leyenda “ Chapadm alal ’91. Un fam iliar día de
playa. Frent e a los vient os del m ar y lej os de ot ras t orm ent as” . En t odas las fot os, de
am bas ediciones, la im agen del niño aparece dist orsionada de m anera que no puede
ser reconocido.

era Menem y t raj o algunas fot os al colegio donde est aba con su papá, cuando era chiquit o’. [ …] A los seis
años recibió desde Buenos Air es una pequeña m ot o de regalo y, ya m ás grande, una com put adora. El últ im o
17 de oct ubre, el obsequio fue una Honda 100. En m ás de una oport unidad, Charly llam ó a Menem para
pedir le becas y út iles para sus com pañer it os m ás hum ildes, algo a lo que siem pre respondió el Pr esident e.
[ …] Nair m ant uvo cont act o perm anent e con su padr e, a quien visit aba una vez al m es y del cual recibía
frecuent es llam ados. Habit ualm ent e era el chofer de su m adre [ …] quien lo acom pañaba en sus viaj es a
Olivos, aunque en num erosas oport unidades lo hizo j unt o a la m ism a Meza, especialm ent e a part ir de la
expulsión de Zulem a Yom a de la quint a presidencial. En una de sus prim eras visit as a la r esidencia oficial,
[ un allegado a Menem ] gest ionó la sesión del depart am ent o de cuat ro am bient es en el barrio del Once que,
desde ent onces, [ la señora Meza] ut iliza dur ant e sus est adías port eñas. [ …] Ascenso Económ ico: [ …] Menem
le regala [ a Meza] un depar t am ent o de 4 am bient es en el Once ( US$ 70.000) . [ …] En ese 1990, Carlos
Menem inv it ó a su hij o a pasar las fiest as de fin de año en Anillaco, pero Meza le negó el per m iso. Sin
em bargo, ese verano la fam ilia volvió a reunir se en el com plej o presidencial de Chapadm alal, el m ism o
escenar io sirv ió de refugio para padre e hij o en los años siguient es. En febrero de 1993, las obligaciones
elect orales de Menem lim it ar on el encuent r o a un solo día, en el que el President e se regodeó con cocinar
para el m enor de sus hij os, quien per m aneció allí el r est o de la sem ana j unt o con el chofer de su m adre.
[ El] ent onces abogado de Zulem a Yom a en el j uicio de divorcio cont ra Carlos Menem [ …] present ó un
cuest ionar io [ en el m arco de ese proceso] dirigido a est ablecer la supuest a infidelidad com et ida por ést e
durant e el período de confinam ient o en Las Lom it as. [ La señora] Meza se negó a cont est ar, pero la
t rascendencia pública de est a dem anda llev ó a la diput ada form oseña a exigir la r et ract ación de Yom a en sus
afirm aciones a los m edios de com unicación, provocando un cruce de car t as- docum ent o y ot ro nuev o
escándalo en t orno a la Presidencia de la Nación. [ A] m ediados de abr il últ im o, Mar t ha Meza y Carlos Nair
figuraban en el regist ro de guardia de la residencia de Oliv os. [ E] l siguient e encuent ro de Meza, Carlos Nair y
el President e - a fines de m ay o- se concret ó en los m ás seguros despachos de la Casa Rosada. [ ...] El 14 de
febrero de 1994 [ …] Mart ha Meza denunció am enazas cont ra su hij o y responsabilizó al gobier no nacional
por su seguridad, buscando asilo polít ico en el Paraguay. La m agnit ud de los personaj es en j uego llevó al
President e guaraní, Juan Carlos Wasm osy [ …] , a com unicarse t elefónicam ent e con su par argent ino, quien le
habría solicit ado la prot ección de la m uj er y su hij o. [ …] ‘Meza y su m arido reclam aron U$S 50.000.000 para
inst alarse definit ivam ent e en las playas de Miam i. Ella am enazó con acam par j unt o a su hij o en la Plaza de
Mayo y con iniciar una acción de filiación ant e la OEA’. [ Allegados al señor Menem ] viaj aron de ur gencia a
Asunción para calm ar las aguas. El [ acuer do ext raj udicial con el señor Menem ] consist ir ía en una pensión
m ensual vit alicia de U$S 20.000 y un fideicom iso a nom bre de Carlos Nair, por una cifra cercana al m illón de
dólares; am én de la cobert ura polít ica par a [ el m ar ido de Mart ha Meza, el señor] Dorrego –ex int ervent or
local del PAMI en épocas de Mat ilde Menéndez [ …] - a quien la Audit or ía de la delegación nacional de la obra
social de los j ubilados invest igaba por un supuest o desfalco m illonar io. [ U] n sect or del Gobierno [ …] evaluó
la posibilidad de suger ir a Menem una conduct a sim ilar [ reconocer al hij o, com o lo había hecho el ex
president e francés Mit t errand] , llegando incluso a pedir a la SI DE una encuest a que habría confir m ado los
beneficios de esa alt ernat iva [ …] . [ L] a carrera polít ica de Mart ha Meza est uvo desde el com ienzo signada por
el aura de ser, com o ella no se cansa de repet ir, ‘la m adr e del hij o del President e’. [ E] n noviem br e de 1994,
Mart ha Meza denunció un robo a la caj a de segur idad de su dom icilio for m oseño. Según el expedient e de la
causa que t ram it a ant e el j uzgado de Rolando Cej as, le habrían sido sust raídos ‘20 anillos, cuat ro pulseras,
cuat ros pares de aros y varias cadenas, t odo de oro’. Adem ás, declaró: ‘[ m ] e sacaron un Rolex de oro con
incr ust aciones de diam ant es, regalo del President e de la Nación’, cuyo valor rondaría los U$S 40.000. Según
la diput ada, el t ot al de lo robado ascender ía a los U$S 230.000. [ …] Ver siones j udiciales indican que [ …] la
preocupación de la diput ada est ar ía cent rada en docum ent ación que t am bién se habría encont rado guardada
en la caj a y que podría est ar vinculada a las cuot as recibidas para la m anut ención del m enor.
15

37. El señor Menem , quien al m om ent o de las publicaciones referidas era President e
de la Nación inició, por derecho propio, una dem anda de daños y perj uicios cont ra
Edit orial Perfil y los señores Jorge Font evecchia y Hect or D´ Am ico. El obj et o de dicha
acción era obt ener un resarcim ient o económ ico por el alegado daño m oral causado por
la supuest a violación del derecho a la int im idad, consecuencia de las publicaciones de
la revist a. El m ont o indem nizat orio solicit ado en la dem anda era de $1.500.000,00 ( un
m illón quinient os m il pesos) , m ás los int ereses y cost as y gast os del j uicio.
Adicionalm ent e, se solicit ó la publicación ínt egra de la sent encia a cargo de los
dem andados22 .

38. El 10 de j ulio de 1997 un j uez de prim era inst ancia en lo civil resolvió la
cont roversia rechazando la dem anda int erpuest a por el señor Menem y la reconvención
int erpuest a por uno de los periodist as23 . Dicha sent encia fue apelada y el 11 de m arzo
de 1998 una sala de la Cám ara Nacional de Apelaciones en lo Civil de la Capit al Federal
revirt ió, por m ayoría, “ la sent encia apelada [ e hizo] lugar a la dem anda, condenándose
a la Edit orial Perfil S.A., y a los [ señores] Jorge Font evecchia y Héct or D´ Am ico a
pagarle al act or, en el plazo de 10 días, la sum a de $150.000,00 [ cient o cincuent a m il
pesos] , en concept o de indem nización por haber violado su derecho a la int im idad, con
m ás sus int ereses [ …] , así com o la publicación de un ext ract o de [ esa] sent encia, y las
cost as de am bas inst ancias” 24 .

39. Cont ra dicha sent encia los dem andados int erpusieron un recurso ext raordinario
federal 25 . El 25 de sept iem bre de 2001 la Cort e Suprem a confirm ó la sent encia
recurrida aunque m odificó el m ont o indem nizat orio, reduciéndolo a la sum a de
$60.000,00 ( sesent a m il pesos) 26 . Asim ism o, confirm ó lo resuelt o respect o de la
im posición de “ gast os causídicos” de las inst ancias ant eriores e im puso las cost as de
esa inst ancia en un 90% a cargo de los codem andados y en un 10% a cargo de la
part e act ora. En su sent encia, la Cort e Suprem a recordó que no encont raba
cont rovert ida la veracidad de las inform aciones difundidas por la revist a Not icias, sino
su caráct er ínt im o. Asim ism o, dicho Tribunal se refirió, ent re ot ros aspect os, a los
crit erios generales sobre los derechos a la libert ad de expresión y a la vida privada, a
la resolución de posibles t ensiones ent re ellos y a cuándo una int rom isión en la
int im idad podría est ar j ust ificada, al dist int o um bral de prot ección de “ personaj es
célebres cuya vida t iene caráct er público o de personaj es populares” y a la esfera de la
vida privada del “ hom bre público” , y señaló:

22
Cfr. Dem anda por daños y perj uicios int erpuest a por el repr esent ant e legal del señor Menem
( expedient e de anexos al I nform e No. 82/ 10, anexo 4, folios 305 y ss.) . La sum a indicada en pesos er a
ent onces equiv alent e en dólar es est adounidenses.

23
Cfr. Sent encia em it ida el 10 de j ulio de 1997 por el Juzgado Nacional de Prim era I nst ancia en lo
Civil No. 35 de la Capit al Federal ( expedient e de anexos al I nform e No. 82/ 10, anexo 8, folios 342 y ss.) .

24
Cfr. Sent encia em it ida el 11 de m arzo de 1998 por la Sala H de la Cám ara Nacional de Apelaciones
en lo Civ il de la Capit al Federal, supra not a 17, folios 369 y ss. La sum a indicada en pesos era ent onces
equivalent e en dólares est adounidenses.

25
Cfr. Recur so Ext raordinar io Federal int erpuest o el 1 de abril de 1998 por la apoderada de Edit orial
Perfil S.A. y de las pr esunt as víct im as ( ex pedient e de anexos al I nform e No. 82/ 10, anexo 11, folios 425 y
ss.) .

26
Cfr. Sent encia em it ida el 25 de sept iem bre de 2001 por la Cort e Suprem a de Just icia de la Nación,
( expedient e de anexos al I nform e No. 82/ 10, anexo 12, folios 523 y ss.) . La sum a indicada en pesos er a
ent onces equiv alent e en dólar es est adounidenses.
16

[ q] ue en el caso de personaj es célebres, cuya vida t iene caráct er público o de per sonaj es
populares, su act uación pública o privada puede divulgarse en lo que se relacione con la
act ividad que les confiere prest igio o not oriedad, y siem pre que lo j ust ifique el int erés general.
Pero ese avance sobr e la int im idad no aut oriza a dañar la im agen pública o el honor de est as
personas y m enos sost ener que no t ienen un sect or o ám bit o de vida privada prot egida de
t oda int rom isión [ …] . Efect ivam ent e, aun el hom bre público, que ve rest r ingida la esfer a de su
vida privada con m ot ivo de la exposición pública a la que se halla som et ido por el desem peño
de su función, t iene der echo a preservar un ám bit o en la esfera de la t ranquilidad y secret o
que es esencial en t odo hom bre, en t ant o ese aspect o privado no t enga vinculación con el
m anej o de la cosa pública o m edie un int erés super ior en defensa de la sociedad.

[ …]

Que, en aut os, t ant o la difusión de cuest iones fam iliar es ínt im as por m edio de la palabra
escr it a com o la publicación de im ágenes fot ográficas - en t odo caso no aut orizadas por el act or
en el t iem po y en el cont ext o en que fueron usadas por el m edio de pr ensa- sobre pr esunt os
vínculos fam iliares y sobre el est ado aním ico de su ex cónyuge en relación a t ales lazos,
configura una int rusión en la zona de reserv a del suj et o no j ust ificada por int ereses superiores
de la com unidad. Máxim e cuando se han incorporado im ágenes y nom bres de m enor es, con
exposición sin prudencia profesional de cuest iones at inent es a la filiación de est os niños, con
m ort ificación espir it ual no sólo del hom br e en cuant o t al sino en su relación con ellos, conduct a
que revela el caráct er arbit rario de la inj erencia en la esfera de int im idad del act or, no
j ust ificada por el debat e v igoroso de las ideas sobre los asunt os de int erés público ni por la
t ranspar encia que debe t ener la act uación del hom bre público en el ej ercicio de sus alt as
responsabilidades27 .

40. Con post erioridad a dicha decisión com enzó el proceso de ej ecución de la
sent encia y, por ot ra part e, el 26 de febrero de 2002 un j uzgado com ercial ordenó, a
solicit ud de Edit orial Perfil, la apert ura del concurso prevent ivo de acreedores28 . Luego
de diversas circunst ancias relat ivas a la sit uación j urídica y pat rim onial de la
Edit orial 29 , el proceso de ej ecución de sent encia cont inuó cont ra el codem andado, el
señor D’Am ico, quien ent onces t rabaj aba en ot ro m edio de com unicación 30 . El 22 de
oct ubre de 2003 un j uzgado civil ordenó “ llevar adelant e la ej ecución hast a que el
[ señor] D´ Am ico [ hiciera] ínt egro pago a la ej ecut ant e de las sum as adeudadas con
m ás sus int ereses y las cost as de la ej ecución” 31 . Mediant e un oficio de 18 de febrero
de 2004 dirigido a la em presa donde t rabaj aba el señor D’Am ico se ordenó “ t rabar
em bargo sobre los haberes y/ o cualquier sum a que por cualquier concept o percibiere
m ensualm ent e el [ señor] D´ Am ico [ …] , hast a cubrir la sum a de [ cient o ocho m il

27
Cfr. Sent encia de la Cort e Suprem a de Just icia de la Nación, supra not a 26, folios 530 a 533,
Considerandos 13 y 16.

28
Cfr. Escrit o pr esent ado por el abogado del act or ant e el j uzgado civ il solicit ando la aprobación
j udicial de una nueva liquidación por reint egro de t asa de j ust icia ( ex pedient e de anexos al I nfor m e No.
82/ 10, anexo 1, t om o I , folios 4 y ss.) ; escr it o de solicit ud de suspensión de la sent encia y de levant am ient o
de em bargo present ado el 4 de m arzo de 2002 por la apoderada de Edit orial Perfil S.A. ( expedient e de
anexos al I nform e No. 82/ 10, anexo 13, t om o I , folio 567) , y escrit o m ediant e el cual el abogado de la part e
dem andada com unica al j uzgado civil la apert ura del concurso prevent ivo, solicit a la suspensión del
procedim ient o y que se dej en sin efect o las m edidas caut elares ( expedient e de anexos al I nfor m e No. 82/ 10,
anexo 14, t om o I , folios 569 y ss.) .

29
Cfr. Escrit o de solicit ud de suspensión de sent encia y de levant am ient o del em bargo present ado el 4
de m arzo de 2002 por la apoderada de Edit orial Perfil S.A. supra not a 28; escrit o m ediant e el cual el
abogado de la part e dem andada com unica al j uzgado civil la apert ura del concurso prevent ivo, solicit a la
suspensión del procedim ient o y que dej en sin efect o las m edidas caut elares, supra not a 28, y Declaración
del señor Jorge Font ev ecchia, supra not a 16.

30
Cfr. Declaración del señor Héct or D’Am ico, supra not a 16, y Cert ificación de 23 de abril de 2009
em it ida por el Jefe de Liquidación y Adm inist ración de Per sonal de La Nación S.A. ( expedient e de anex os al
I nform e No. 82/ 10, anexo 15, folios 576 y ss.) .

31
Cfr. Cédula de not ificación dirigida al señor Héct or D´ Am ico por el Juzgado Nacional de Prim era
I nst ancia en lo Civil No. 36 ( expedient e de anexos al I nfor m e No. 82/ 10, anexo, 16, t om o I , folio 580) .
17

quinient os cat orce pesos con set ent a y cinco cent avos] con m ás la de [ t reint a m il
pesos] que se presupuest a para responder a int ereses y cost as” 32 . Los haberes del
señor D’Am ico fueron em bargados desde m arzo de 2004 hast a noviem bre de 2005 33 .
Por su part e, Edit orial Perfil cubrió la sum a correspondient e a la t asa de j ust icia por $
105.808,50 ( cient o cinco m il ochocient os ocho pesos con cincuent a cent avos) 34 .

41. Al m om ent o de los hechos, el art ículo 1071 bis del Código Civil est ablecía:

[ e] l que arbit r ariam ent e se ent rom et iere en la v ida aj ena, publicando ret rat os, difundiendo
correspondencia, m or t ificando a ot ros en sus cost um bres o sent im ient os, o per t urbando de
cualquier m odo su int im idad, y el hecho no fuere un delit o penal, será obligado a cesar en
t ales act iv idades, si ant es no hubieren cesado, y a pagar una indem nización que fij ará
equit at ivam ent e el j uez, de acuerdo con las cir cunst ancias; adem ás, podrá ést e, a pedido del
agraviado, ordenar la publicación de la sent encia en un diario o periódico del lugar , si est a
m edida fuese procedent e par a una adecuada reparación.

C. Conside r a cione s de la Cor t e

1. Derechos a la libert ad de pensam ient o y de expresión y a la vida privada

42. Respect o al cont enido de la libert ad de pensam ient o y de expresión, la


j urisprudencia de est a Cort e ha sido const ant e en señalar que quienes est án baj o la
prot ección de la Convención Am ericana t ienen el derecho de buscar, recibir y difundir
ideas e inform aciones de t oda índole, así com o t am bién el de recibir y conocer las
inform aciones e ideas difundidas por los dem ás35 .

43. Sin em bargo, la libert ad de expresión no es un derecho absolut o. El art ículo 13.2
de la Convención, que prohíbe la censura previa, t am bién prevé la posibilidad de exigir
responsabilidades ult eriores por el ej ercicio abusivo de est e derecho. Estas restricciones
tienen carácter excepcional y no deben lim it ar, m ás allá de lo est rict am ent e necesario,
el pleno ej ercicio de la libert ad de expresión y convert irse en un m ecanism o direct o o
indirect o de censura previa 36 .

44. En su j urisprudencia la Cort e ha est ablecido que los m edios de com unicación
social j uegan un rol esencial com o vehículos para el ej ercicio de la dim ensión social de
la libert ad de expresión en una sociedad dem ocrát ica, razón por la cual es
indispensable que recoj an las m ás diversas inform aciones y opiniones. Los referidos
m edios, com o inst rum ent os esenciales de la libert ad de pensam ient o y de expresión,

32
Cfr. Oficio em it ido el 18 de febrero de 2004 por el Juzgado Nacional de Pr im era I nst ancia en lo Civil
No. 36 dir igido al President e del Direct orio del Diario La Nación S.A. ( expedient e de anexos al I nfor m e No.
82/ 10, anexo 17, t om o I , folios 582 y 583) .

33
Cfr. Declaración del señor Héct or D’Am ico, supra not a 16, y Cert ificación de 23 de abril de 2009,
supra not a 30, folio 576.

34
Cfr. I nform e de Fondo No. 82/ 10 de la Com isión I nt eram er icana, supra not a 4, folio 29.

35
Cfr. La Colegiación Obligat oria de Periodist as ( Art s. 13 y 29 de la Convención Am ericana sobr e
Derechos Hum anos) . Opinión Consult iva OC- 5/ 85 de 13 de noviem bre de 1985. Serie A No. 5, párr. 30, y
Caso Trist án Donoso Vs. Panam á. Excepción Prelim inar, Fondo, Reparaciones y Cost as. Sent encia de 27 de
enero de 2009. Serie C No. 193, párr. 109.

36
Cfr. Caso Herr era Ulloa Vs. Cost a Rica. Ex cepciones Prelim inares, Fondo, Reparaciones y Cost as.
Sent encia de 2 de j ulio de 2004. Serie C No. 107, párr. 120, y Caso Trist án Donoso Vs. Panam á, supr a not a
35, párr. 110.
18

deben ej ercer con responsabilidad la función social que desarrollan 37 .

45. Dada la im port ancia de la libert ad de expresión en una sociedad dem ocrát ica y
la elevada responsabilidad que ello ent raña para quienes ej ercen profesionalm ent e
labores de com unicación social, el Est ado no sólo debe m inim izar las rest ricciones a la
circulación de la inform ación sino t am bién equilibrar, en la m ayor m edida de lo posible,
la part icipación de las dist int as inform aciones en el debat e público, im pulsando el
pluralism o inform at ivo. En consecuencia, la equidad debe regir el fluj o inform at ivo. En
est os t érm inos puede explicarse la prot ección de los derechos hum anos de quien
enfrent a el poder de los m edios y el int ent o por asegurar condiciones est ruct urales que
perm it an la expresión equit at iva de las ideas38 .

46. La Cort e I nt eram ericana recuerda que en la prim era oport unidad que se refirió
al derecho a la libre expresión dest acó que “ la profesión de periodist a [ …] im plica
precisam ent e el buscar, recibir y difundir inform ación. El ej ercicio del periodism o por
t ant o, requiere que una persona se involucre en act ividades que est án definidas o
encerradas en la libert ad de expresión garant izada en la Convención” . A diferencia de
ot ras profesiones, el ej ercicio profesional del periodism o es una act ividad
específicam ent e garant izada por la Convención y “ no puede ser diferenciado de la
libert ad de expresión, por el cont rario, am bas cosas est án evident em ent e im bricadas,
pues el periodist a profesional no es, ni puede ser, ot ra cosa que una persona que ha
decidido ej ercer la libert ad de expresión de m odo cont inuo, est able y rem unerado” 39 .
El present e caso t rat a de dos periodist as quienes reclam an la prot ección del art ículo 13
de la Convención.

47. Asim ism o, el Tribunal recuerda que las expresiones concernient es a la idoneidad
de una persona para el desem peño de un cargo público o a los act os realizados por
funcionarios públicos en el desem peño de sus labores, ent re ot ras, gozan de m ayor
prot ección, de m anera t al que se propicie el debat e dem ocrát ico. La Cort e ha señalado
que en una sociedad dem ocrát ica los funcionarios públicos est án m ás expuest os al
escrut inio y a la crít ica del público. Est e diferent e um bral de prot ección se explica
porque se han expuest o volunt ariam ent e a un escrut inio m ás exigent e. Sus act ividades
salen del dom inio de la esfera privada para insert arse en la esfera del debat e público.
Est e um bral no solo se asient a en la calidad del suj et o, sino en el int erés público de las
act ividades que realiza 40 .

48. Por su part e, el art ículo 11 de la Convención Am ericana reconoce que t oda
persona t iene, ent re ot ros, derecho a la vida privada y prohíbe t oda inj erencia
arbit raria o abusiva en ella, enunciando diversos ám bit os de la m ism a com o la vida
privada de sus fam ilias, sus dom icilios o sus correspondencias. El ám bit o de la
privacidad se caract eriza por quedar exent o e inm une a las invasiones o agresiones

37
Cfr. Caso I vcher Bronst ein Vs. Per ú. Fondo, Reparaciones y Cost as. Sent encia de 6 de febrero de
2001. Serie C No. 74, párr. 149, y Caso Her rera Ulloa Vs. Cost a Rica, supra not a 36, párr. 117.

38
Caso Kim el Vs. Argent ina. Fondo, Reparaciones y Cost as. Sent encia de 2 de m ayo de 2008. Serie C
No. 177, párr. 57.

39
La Colegiación Obligat oria de Periodist as, supra not a 35. Serie A No. 5, párrs. 72 a 74.
40
Cfr. en una redacción ant er ior, Caso Herrera Ulloa Vs. Cost a Rica, supra not a 36, párr s. 128 y 129,
y Caso Trist án Donoso Vs. Panam á, supra not a 35, párr. 115.
19

abusivas o arbit rarias por part e de t erceros o de la aut oridad pública 41 y com prende,
ent re ot ras dim ensiones, t om ar decisiones relacionadas con diversas áreas de la propia
vida librem ent e, t ener un espacio de t ranquilidad personal, m ant ener reservados
ciert os aspect os de la vida privada y cont rolar la difusión de inform ación personal hacia
el público.

49. El art ículo 11.2 de la Convención Am ericana prot ege al individuo frent e a la
posible int erferencia arbit raria o abusiva del Est ado. Sin em bargo, eso no significa que
el Est ado cum pla sus obligaciones convencionales con el solo hecho de abst enerse de
realizar t ales int erferencias. Adem ás, el art ículo 11.3 de la Convención im pone a los
Est ados el deber de brindar la prot ección de la ley cont ra aquellas inj erencias. En
consecuencia, el Est ado t iene la obligación de garant izar el derecho a la vida privada
m ediant e acciones posit ivas, lo cual puede im plicar, en ciert os casos, la adopción de
m edidas dirigidas a asegurar dicho derecho prot egiéndolo de las int erferencias de las
aut oridades públicas así com o t am bién de las personas o inst it uciones privadas,
incluyendo los m edios de com unicación 42 .

50. En est e cont ext o, la Cort e debe encont rar un equilibrio ent re la vida privada y la
libert ad de expresión que, sin ser absolut os, son dos derechos fundam ent ales
garant izados en la Convención Am ericana y de la m ayor im port ancia en una sociedad
dem ocrát ica. El Tribunal recuerda que el ej ercicio de cada derecho fundam ent al t iene
que hacerse con respet o y salvaguarda de los dem ás derechos fundam ent ales. En ese
proceso de arm onización le cabe un papel m edular al Est ado buscando est ablecer las
responsabilidades y sanciones que fueren necesarias para obt ener t al propósit o 43 . La
necesidad de prot eger los derechos que pudieran verse afect ados por un ej ercicio
abusivo de la libert ad de expresión, requiere la debida observancia de los lím it es
fij ados a est e respect o por la propia Convención 44 .

2. La rest ricción al derecho a la libert ad de expresión y la aplicación de


responsabilidad ult erior en el present e caso

51. Teniendo en cuent a las ant eriores consideraciones y lo alegado por las part es, la
Cort e exam inará si la m edida de responsabilidad ult erior civil aplicada en el present e
caso cum plió con los requisit os de est ar previst a en la ley, perseguir un fin legít im o y
ser idónea, necesaria y proporcional. Al respect o, si bien est e Fallo se referirá a las dos
sent encias int ernas relat ivas al present e caso ( supra párrs. 38 y 39) , el análisis se
cent rará, principalm ent e, en la decisión de la Cort e Suprem a que dej ó firm e la
condena civil y decidió de form a definit iva el reclam o de las presunt as víct im as.

Legalidad de la m edida

52. El derecho a la int im idad por cuya violación fueron condenadas civilm ent e las
presunt as víct im as est aba previst o en el art ículo 1071 bis del Código Civil, el cual es

41
Cfr. Caso de las Masacres de I t uango Vs. Colom bia. Excepción Pr elim inar, Fondo, Reparaciones y
Cost as. Sent encia de 1 de j ulio de 2006. Serie C No. 148, párrs. 193 y 194, y Caso Trist án Donoso Vs.
Panam á, supra not a 35, párr. 55.

42
En igual sent ido, Cfr. TEDH, Case of Von Hannover v. Ger m any, Sent encia de 24 de j unio de 2004,
párr. 57, y Resolución 1165 de la Asam blea Par lam ent aria del Consej o de Europa sobre el der echo a la
privacidad de 26 de j unio de 1998, art ículo 12.

43
Cfr. Caso Kim el Vs. Argent ina, supra not a 38, párr. 75.

44
Cfr. Caso Kim el Vs. Argent ina, supra not a 38, párr. 56.
20

una ley en sent ido form al y m at erial. En cuant o a lo alegado por los represent ant es,
que la norm a cuest ionada no sat isface el requisit o de ley m at erial ( supra párr. 23) , la
Cort e considera que si bien es una disposición que, efect ivam ent e, est á redact ada en
t érm inos generales, ello no es suficient e para privarla de su caráct er de ley m at erial
( infra párrs. 89 a 92) .

Finalidad e idoneidad de la m edida

53. La Cort e ha señalado que los funcionarios públicos, al igual que cualquier ot ra
persona, est án am parados por la prot ección que les brinda el art ículo 11 convencional
que consagra, ent re ot ros, el derecho a la vida privada. Asim ism o, el art ículo 13.2.a
de la Convención est ablece que “ el respet o a los derechos [ …] de los dem ás” puede
ser m ot ivo para fij ar responsabilidades ult eriores en el ej ercicio de la libert ad de
expresión. En consecuencia, la prot ección del derecho a la vida privada de t oda
persona es un fin legít im o acorde con la Convención. Por ot ra part e, la vía civil es
idónea porque sirve al fin de salvaguardar, a t ravés de m edidas de reparación de
daños, el bien j urídico que se quiere prot eger, es decir, podría est ar en capacidad de
cont ribuir a la realización de dicho obj et ivo 45 .

Necesidad de la m edida

54. Desde su prim era decisión sobre la m at eria el Tribunal ha hecho suyo el crit erio
que para que una rest ricción a la libre expresión sea com pat ible con la Convención
Am ericana, aquella debe ser necesaria en una sociedad dem ocrát ica, ent endiendo por
“ necesaria” la exist encia de una necesidad social im periosa que j ust ifique la
rest ricción 46 .

55. Asim ism o, la Cort e ha est ablecido que el Est ado t iene que dot ar a las personas
de los m edios para est ablecer las responsabilidades y sanciones que fueren necesarias
para respet ar y salvaguardar los derechos fundam ent ales. En su j urisprudencia, el
Tribunal ha analizado casos en los cuales se debat ía la necesidad de la sanción penal y
ha est ablecido que “ no est im a cont raria a la Convención cualquier m edida penal a
propósit o de la expresión de inform aciones u opiniones” 47 .

56. En sent ido sim ilar, la Cort e t am poco est im a cont raria a la Convención
Am ericana una m edida civil a propósit o de la expresión de inform aciones u opiniones
que afect en la vida privada o int im idad personal. Sin em bargo, est a posibilidad se
debe analizar con especial caut ela, ponderando la conduct a desplegada por el em isor
de aquéllas, las caract eríst icas del daño alegadam ent e causado y ot ros dat os que

45
Cfr. m ut at is m ut andi, Caso Kim el Vs. Argent ina, supra not a 38, párr. 71, y Caso Trist án Donoso Vs.
Panam á, supra not a 35, párr. 118.

46
La Colegiación Obligat or ia de Periodist as, supra not a 36, párrs. 41 a 46. En est e últ im o párrafo, el
Tribunal señaló: “ [ e] s im por t ant e dest acar que la Cort e Europea de Derechos Hum anos al int erpret ar el
art ículo 10 de la Convención Europea, concluyó que “ necesarias” , sin ser sinónim o de “ indispensables” ,
im plica la exist encia de una “ necesidad social im periosa" y que para que una rest r icción sea “ necesaria” no
es suficient e dem ost rar que sea “ út il” , “ razonable” u “ oport una” [ …] . Est a conclusión, que es igualm ent e
aplicable a la Convención Am ericana, sugier e que la “ necesidad” y, por ende, la legalidad de las rest r icciones
a la libert ad de expresión fundadas sobre el art ículo 13.2, dependerá de que est én orient adas a sat isfacer un
int erés público im perat ivo[ .] ” Asim ism o, Cfr. TEDH, Case of Edit ions Plon v. France, Sent encia de 18 de
m ayo de 2004, párr. 42 y Case of MGN Lim it ed v The Unit ed Kingdom , Sent encia de 18 de enero de 2011,
párr. 139.

47
Cfr. Caso Kim el Vs. Argent ina, supra not a 38, párrs. 55 y 78.
21

pongan de m anifiest o la necesidad de recurrir a la vía civil. Am bas vías, baj o ciert as
circunst ancias y en la m edida que reúnan ciert os requisit os, son legít im as.

57. En su decisión de 25 de sept iem bre de 2001, la Cort e Suprem a no est ableció los
hechos específicos que consideró que afect aban la vida privada del señor Menem y
que, según su crit erio, generaron la responsabilidad de los periodist as, sino que
recordó que las “ circunst ancias fáct icas ha[ bía] n sido exhaust ivam ent e expuest as en
las inst ancias ant eriores” , e indicó que solo cabía resolver la t ensión ent re am bos
derechos const it ucionales.

58. De aquella decisión, surgiría que “ las cuest iones fam iliares” cuya difusión
const it uyó una violación a la int im idad del señor Menem según la Cort e Suprem a son:
a) los “ presunt os vínculos fam iliares” del señor Menem ; b) el est ado aním ico de su ex
cónyuge en relación con t ales lazos, y c) las im ágenes y “ nom bres” de “ m enores” con
exposición de cuest iones de filiación de “ est os niños” ( supra párr. 39) . Est a Cort e
est im a oport uno reit erar que el señor Menem dem andó solam ent e por su propio
derecho ( supra párr. 37) , por lo que no corresponde pronunciarse sobre event uales
inj erencias en la vida privada respect o de t erceros.

59. El Tribunal considera que los est ándares que ha ut ilizado respect o a la
prot ección de la libert ad de expresión en los casos de los derechos a la honra y a la
reput ación son aplicables, en lo pert inent e, a casos com o el present e. Am bos derechos
est án prot egidos en el m ism o art ículo baj o una fórm ula com ún e involucran principios
sim ilares vinculados con el funcionam ient o de una sociedad dem ocrát ica. De t al m odo,
dos crit erios relevant es, t rat ándose de la difusión de inform ación sobre event uales
aspect os de la vida privada, son: a) el diferent e um bral de prot ección de los
funcionarios públicos, m ás aún de aquellos que son elegidos popularm ent e, respect o
de las figuras públicas y de los part iculares, y b) el int erés público de las acciones que
aquellos realizan.

60. El diferent e um bral de prot ección del funcionario público se explica porque se
expone volunt ariam ent e al escrut inio de la sociedad, lo cual lo puede llevar a un m ayor
riesgo de sufrir afect aciones a su derecho a la vida privada. En el present e caso se
t rat aba del funcionario público que ost ent aba el m ás alt o cargo elect ivo de su país,
President e de la Nación y, por ello, est aba suj et o al m ayor escrut inio social, no solo
sobre sus act ividades oficiales o el ej ercicio de sus funciones sino t am bién sobre
aspect os que, en principio, podrían est ar vinculados a su vida privada pero que revelan
asunt os de int erés público.

61. En cuant o al caráct er de int erés público, en su j urisprudencia la Cort e ha


reafirm ado la prot ección a la libert ad de expresión respect o de las opiniones o
inform aciones sobre asunt os en los cuales la sociedad t iene un legít im o int erés de
m ant enerse inform ada, de conocer lo que incide sobre el funcionam ient o del Est ado, o
afect a derechos o int ereses generales o le acarrea consecuencias im port ant es48 . En el
present e caso, t ant o la Com isión com o los represent ant es señalaron que, por diversos
m ot ivos, la inform ación era de int erés público y ello j ust ificaba su difusión ( supra
párrs. 18 y 23) .

62. La inform ación relat iva a la exist encia del hij o no reconocido por el señor
Menem , así com o la relación de est e últ im o con el niño y con su m adre const it uían la
causa principal y un elem ent o cent ral e inseparable de los hechos publicados por la

48
Cfr. Caso Trist án Donoso Vs. Panam á, supra not a 35, párr. 121.
22

revist a Not icias que inform aban sobre: a) la disposición de cuant iosas sum as de dinero
hacia esas personas por part e del ent onces President e de la Nación; b) la ent rega a
dichas personas de regalos cost osos, y c) la presunt a exist encia de gest iones y favores
económ icos y polít icos al ent onces esposo de la señora Meza. Dicha inform ación se
relaciona con la int egridad de los funcionarios y, aún sin necesidad de det erm inar si se
hizo uso de fondos públicos para fines personales, la disposición de sum as cuant iosas y
regalos cost osos por part e de un President e de la Nación, así com o con la event ual
exist encia de gest iones o int erferencias en una invest igación j udicial, son cuest iones
sobre las cuales exist e un legít im o int erés social en conocerlas. Por ello, para est e
Tribunal la inform ación difundida por la revist a Not icias posee el caráct er de int erés
público y su publicación result ó en un llam ado para ej ercer el cont rol público y, en su
caso, j udicial respect o de aquellos hechos.

63. Por ot ra part e, en el present e caso surge del acervo probat orio que la
inform ación relat iva a los “ lazos fam iliares” del President e y la posible pat ernidad sobre
Carlos Nair Meza había sido difundida en dist int os m edios de com unicación, al m enos,
dos años ant es de su publicación por la revist a Not icias en 1995. En efect o, en 1993
fue publicado el libro El Jefe. Vida y obra de Carlos Saúl Menem donde se relat a con
det alle la relación ent re el señor Menem y la señora Meza cuando el prim ero fue
t rasladado al int erior del país baj o el régim en m ilit ar y el nacim ient o del hij o de am bos
en 1981; los acuerdos a los que habrían llegado los padres, que incluían el envío de
giros por part e de Menem y el silencio por part e de la m adre; la cam paña por una
diput ación provincial por part e de la señora Meza baj o el slogan “ [ si Menem ] no le da
de com er a su hij o, qué va a hacer por el país” ; el ofrecim ient o del señor Menem de
reconocer legalm ent e al niño y la oposición de su ent onces esposa quien habría
am enazado con una escándalo público; las visit as de los Meza a la residencia
presidencial de Olivos luego de la separación del señor Menem y su esposa, y la
inst it ución de visit as el prim er dom ingo de cada m es49 . Más aún, inform ación sim ilar
sobre la pat ernidad del señor Menem respect o del niño, las circunst ancias de su
nacim ient o, la relación del ex president e con la m adre, ent re ot ros hechos, fue
publicada t am bién por el diario El Mundo de España en su edición de 2 de m arzo de
1994 50 donde, cit ando el libro ant es m encionado, relat a la m ism a hist oria y señala:

[ l] a ex ist encia de un presunt o hij o ext ram at r im onial no reconocido del president e Carlos
Menem ha dej ado de ser un secr et o en Argent ina y la j ust icia invest iga el asunt o a pet ición de
la ex prim era dam a, Zulem a Yom a de Menem [ ; ]

los hom bres del president e no quieren ni oír hablar del delicado asunt o que ha v enido a
abonar de una m anera explosiva la fam a de m uj er iego y ‘bon vivant ’ cult ivada por el propio
Menem en for m a pública.

64. De lo ant erior se desprende que, para el m om ent o de la publicación por part e
de la revist a Not icias, los hechos cuest ionados que dieron lugar a la present e
cont roversia relat ivos a la pat ernidad no reconocida de un hij o ext ram at rim onial,
habían t enido difusión pública en m edios escrit os, t ant o en Argent ina com o en el
ext ranj ero. Por ot ro lado, no const a al Tribunal que ant e aquellas difusiones públicas
previas de la inform ación, el señor Menem se hubiera int eresado en disponer m edidas
de resguardo de su vida privada o en evit ar, de cualquier ot ra m anera, la difusión
pública que luego obj et ó respect o de la revist a Not icias.

49
Cfr. El Jefe. Vida y obra de Carlos Saúl Menem , Gabr iela Cerrut i, Edit orial Planet a, Buenos Aires,
1993 ( expedient e de anexos al I nform e No. 82/ 10, anexo 5, t om o I , folios 334 y 335) .

50
Cfr. El Mundo, de 2 de m arzo de 1994, Menem , acusado de t ener un hij o ext ram at rim onial no
reconocido. La m adre es la diput ada peronist a Mar t ha Meza ( expedient e de anexos al I nform e No. 82/ 10,
anexo 6, folios 338 y 339) .
23

65. Adicionalm ent e, el Tribunal const at a que el señor Menem adopt ó, con
ant erioridad a que se realizaran las publicaciones que luego cuest ionó, paut as de
com port am ient o favorables a dar a conocer esas relaciones personales, al com part ir
act os o sit uaciones públicas con dichas personas, las cuales aparecen regist radas en
varias de las fot os que ilust ran las not as, e incluso recibiendo al niño y a su m adre en
un lugar oficial com o la Casa de Gobierno ( supra párrs. 32, 35 y 36) 51 . La Cort e
recuerda que el derecho a la vida privada es disponible para el int eresado y, por ello,
result a relevant e la conduct a desplegada por el m ism o. En est e caso, su conduct a no
fue de resguardo de la vida privada en ese aspect o.

66. Por últ im o, com o lo ha sost enido la Cort e ant eriorm ent e, el poder j udicial debe
t om ar en consideración el cont ext o en el que se realizan las expresiones en asunt os de
int erés público; el j uzgador debe “ ponderar el respet o a los derechos o a la reput ación
de los dem ás con el valor que t iene en una sociedad dem ocrát ica el debat e abiert o
sobre t em as de int erés o preocupación pública” 52 . Est e Tribunal observa que en su
decisión la Cort e Suprem a se refirió a cuándo una int rom isión en la int im idad podría
est ar j ust ificada y a la prot ección de la int im idad del “ hom bre” público, ent re ot ros
aspect os ( supra párr. 39) . Sin em bargo, no analizó en el caso en concret o si la
inform ación cuest ionada t enía o no caráct er de int erés público o cont ribuía a un debat e
de int erés general. Por el cont rario, en su decisión se refirió a los alegados aspect os de
la vida privada de m anera aislada de las cuest iones de int erés público que de ellos se
derivan y que const it uyen el aspect o fundam ent al de las not as cuest ionadas. Esa
m ism a descont ext ualización se ve reflej ada en uno de los vot os m ayorit arios de la
decisión de la Cám ara Civil, donde luego de indicar que en caso de duda ent re la
libert ad de expresión y la int im idad del funcionario debía dar prim acía a lo segundo,
sost uvo:

[ p] or ot ra part e se alude a la supuest a fort una adquirida por la diput ada Meza, a la exist encia
de favores polít icos y económ icos de envergadura hacia ella, lo cual de ser ciert o es repudiable
y digno de ser conocido por la ciudadanía. No es ést a la vida privada a la que m e refier o y que
m erece prot ección, pues si el President e hizo m anej o indebido de fondos públicos debería ser
j uzgado por ello, y si una diput ada se enriqueció indebidam ent e t am bién. En cam bio considero
que no exist e un int erés público suficient e com o para j ust ificar la difusión de hechos no
act uales relacionados con la vida sent im ent al de los involucrados y, especialm ent e, con la
53
posible ex ist encia de un hij o frut o de t al relación [ ...] .

67. En relación con las cinco fot ografías que ilust ran las not as cuest ionadas en las
cuales aparece el señor Menem con su hij o, la Cort e recuerda que la prot ección que
ot orga la Convención Am ericana a la vida privada se ext iende a ot ros ám bit os adem ás
de los que específicam ent e enum era dicha norm a 54 . Aunque el derecho a la propia
im agen no se encuent ra expresam ent e enunciado en el art ículo 11 de la Convención,

51
Cfr. Rev ist a Not icias, ediciones No. 984 y 985, supra not as 18 y 20; El Jefe. Vida y obra de Carlos
Saúl Menem , supra not a 49, y declaración del señor Héct or D’Am ico, supr a not a 16.

52
Cfr. Caso Ricar do Canese Vs. Paraguay. Fondo, Reparaciones y Cost as. Sent encia de 31 de agost o
de 2004. Serie C No. 111, párr. 105, y Caso Trist án Donoso Vs. Panam á, supra not a 35, párr. 123.

53
Cfr. Sent encia de 11 de m arzo de 1998 de la Sala H de la Cám ara Nacional de Apelaciones en lo
Civil de la Capit al Federal, supra not a 17, folios 386 y 387.

54
Cfr. Caso Tr ist án Donoso Vs. Panam á, supra not a 35, pár r. 55, y Caso Escher y ot ros Vs. Brasil.
Excepciones Pr elim inar es, Fondo, Reparaciones y Cost as. Sent encia de 6 de j ulio de 2009. Serie C No. 200,
párr. 114.
24

las im ágenes o fot ografías personales, evident em ent e, est án incluidas dent ro del
ám bit o de prot ección de la vida privada 55 . Asim ism o, la fot ografía es una form a de
expresión que recae en el ám bit o de prot ección del art ículo 13 de la Convención 56 . La
fot ografía no solo t iene el valor de respaldar o dar credibilidad a inform aciones
brindadas por m edio de la escrit ura, sino que t iene en sí m ism a un im port ant e
cont enido y valor expresivo, com unicat ivo e inform at ivo; de hecho, en algunos casos,
las im ágenes pueden com unicar o inform ar con igual o m ayor im pact o que la palabra
escrit a. Por ello, su prot ección cobra im port ancia en t iem pos donde los m edios de
com unicación audiovisual predom inan. Sin em bargo, por esa m ism a razón y por el
cont enido de inform ación personal e ínt im a que pueden t ener las im ágenes, su
pot encial para afect ar la vida privada de una persona es m uy alt o.

68. El Tribunal ha concluido que el t em a sobre el cual inform aban los art ículos que
acom pañaban las fot ografías se referían a la m áxim a aut oridad elect iva del país y eran
de int erés público ( supra parrs. 60 a 62) . La Cort e considera que las im ágenes est aban
fundam ent alm ent e dirigidas a respaldar la exist encia de la relación ent re el señor
Menem , la señora Meza y Carlos Nair Meza, apoyando la credibilidad de la not a escrit a
y, de t al m odo, llam ar la at ención sobre la disposición de sum as cuant iosas y regalos
cost osos así com o la event ual exist encia de ot ros favores y gest iones, por part e del
ent onces president e en beneficio de quienes aparecen ret rat ados en las im ágenes
publicadas. De est a form a, las im ágenes represent an una cont ribución al debat e de
int erés general y no est án sim plem ent e dirigidas a sat isfacer la curiosidad del público
respect o de la vida privada del president e Menem .

69. Adicionalm ent e, el Tribunal considera relevant e at ender a las circunst ancias
sobre cóm o las fot ografías fueron obt enidas. Al respect o, el Est ado no obj et ó ni
cont rovirt ió ant e est a Cort e lo afirm ado por la Com isión y los represent ant es sobre el
hecho de que las fot ografías fueron t om adas con consent im ient o del m andat ario ( supra
párrs. 19 y 24) , ni lo afirm ado por el señor D’Am ico en la audiencia pública del
present e caso, en el sent ido de que ninguna de las fot ografías fue t om ada por la
revist a sino que fueron ent regadas a Not icias por la Oficina de Prensa de la Presidencia
de la Nación 57 . Con base en lo ant erior, el Tribunal no encuent ra en el present e caso
algún elem ent o que indique que las fot ografías en cuest ión fueron obt enidas en un
clim a de host igam ient o o persecución respect o del señor Menem o de cualquier ot ro
m odo que le hubiera generado un fuert e sent im ient o de int rusión, t ales com o el
ingreso físico a un lugar rest ringido o el uso de m edios t ecnológicos que posibilit en la
capt ación de im ágenes a dist ancia o que hayan sido t om adas de cualquier ot ra m anera
subrept icia.

70. Por ot ra part e, si bien la Cort e Suprem a señaló en su decisión que las
publicaciones de las im ágenes “ no [ fueron] aut orizadas por el act or en el t iem po y en
el cont ext o en que fueron usadas por el m edio de prensa” , est e Tribunal considera que
no t oda publicación de im ágenes requiere el consent im ient o de la persona ret rat ada.
Est o result a aún m ás claro cuando las im ágenes se refieren a quien desem peña el m ás
alt o cargo ej ecut ivo de un país, dado que no sería razonable exigir que un m edio de
com unicación deba obt ener un consent im ient o expreso en cada ocasión que pret enda

55
En igual sent ido, Cfr. TEDH, Schussel v. Aust r ia, Decisión sobre Adm isibilidad, 21 de febrero de
2002, párr. 2, y Case of Von Hannover v. Germ any, supra not a 42, párr. 50.

56
Cfr. TEDH Case of Von Hannover v. Germ any, supra not a 42, párr. 59, y Case of MGN Lim it ed v.
The Unit ed Kingdom , supra not a 46, párr. 143.

57
Declaración del señor Héct or D’Am ico, supra not a 16.
25

publicar una im agen del President e de la Nación. Por ello, en est e caso en part icular, la
alegada ausencia de aut orización del señor Menem t am poco t ransform a a las im ágenes
publicadas en violat orias de su privacidad.

71. Est e Tribunal considera que las publicaciones realizadas por la revist a Not icias
respect o del funcionario público elect ivo de m ás alt o rango del país t rat aban sobre
asunt os de int erés público, que los hechos al m om ent o de ser difundidos se
encont raban en el dom inio público y que el presunt o afect ado con su conduct a no
había cont ribuido a resguardar la inform ación cuya difusión luego obj et ó. Por ello, no
hubo una inj erencia arbit raria en el derecho a la vida privada del señor Menem . De t al
m odo, la m edida de responsabilidad ult erior im puest a, que excluyó cualquier
ponderación en el caso concret o de los aspect os de int erés público de la inform ación,
fue innecesaria en relación con la alegada finalidad de prot eger el derecho a la vida
privada.

72. En consecuencia, la Cort e I nt eram ericana considera que el procedim ient o civil
en la j ust icia argent ina, la at ribución de responsabilidad civil, la im posición de la
indem nización m ás los int ereses, las cost as y gast os, así com o la orden de publicar un
ext ract o de la sent encia y el em bargo dict ado cont ra uno de los periodist as afect aron
el derecho a la libert ad de expresión de los señores Jorge Font evecchia y Héct or
D’Am ico.

73. El señor Font evecchia puso en cont ext o dicha afect ación al recordar que
durant e el gobierno del señor Menem , el ent onces “ president e, su fam ilia, sus
allegados, sus secret arios [ y] sus m inist ros [ …] acum ulaban dem andas por cifras m uy
alt as” en diecinueve j uicios civiles y penales que iniciaron cont ra la revist a Not icias. La
acum ulación de acciones civiles generaba un perj uicio que colocaba a la em presa en la
posible disolución y generaba consecuencias desde el m ism o m om ent o que se
ent ablaban; algunos “ direct ores financieros [ reclam aban] que había que cam biar de
polít ica porque la em presa así era insust ent able” . De igual m odo, en su declaración, el
señor D’Am ico coincidió en señalar que el ex president e y sus allegados iniciaron
diecinueve procesos civiles y penales cont ra la revist a. En cuant o a las consecuencias
personales que t uvo la sent encia cuest ionada, el señor D’Am ico recordó que fue
em bargado, razón por la cual durant e un período de diecinueve m eses le fue ret enido
part e de su salario para cubrir la deuda de la condena civil.

74. Por últ im o, dado que el Tribunal ha est ablecido que la m edida de
responsabilidad ult erior im puest a int ernam ent e no cum plió con el requisit o de ser
necesaria en una sociedad dem ocrát ica, no analizará si el m ont o de la condena civil en
el present e caso result ó o no desproporcionado. Sin perj uicio de lo ant erior, la Cort e
est im a oport uno reit erar que el t em or a una sanción civil desproporcionada puede ser
a t odas luces t an o m ás int im idant e e inhibidor para el ej ercicio de la libert ad de
expresión que una sanción penal, en t ant o t iene la pot encialidad de com prom et er la
vida personal y fam iliar de quien denuncia o, com o en el present e caso, publica
inform ación sobre un funcionario público, con el result ado evident e y disvalioso de
aut ocensura, t ant o para el afect ado com o para ot ros pot enciales crít icos de la
act uación de un servidor público 58 .

*
58
Cfr. Caso Trist án Donoso Vs. Panam á, supra not a 35, párr. 129.
26

75. Con base en lo expuest o, el Tribunal concluye que no hubo una inj erencia
abusiva o arbit raria en la vida privada del señor Menem en los t érm inos del art ículo 11
de la Convención Am ericana y que, por el cont rario, las publicaciones cuest ionadas
const it uyeron un ej ercicio legít im o del derecho a la libre expresión reconocido en el
art ículo 13 de dicho t rat ado. En consecuencia, la Cort e I nt eram ericana concluye que la
m edida de responsabilidad ult erior im puest a en el present e caso violó el derecho a la
libert ad de pensam ient o y de expresión de los señores Jorge Font evecchia y Héct or
D’Am ico, reconocido en el art ículo 13 de la Convención Am ericana, en relación con la
obligación de respet ar ese derecho, est ablecida en el art ículo 1.1 del m ism o
inst rum ent o.

VI
OBLI GACI ON D E AD OPTAR D I SPOSI CI ON ES D E D ERECH O I N TERN O
EN RELACI ON CON LA LI BERTAD D E PEN SAM I EN TO Y D E EXPRESI ÓN

A. Ale ga t os de la s pa r t e s

76. La Com isión recordó que en su I nform e de Fondo no se pronunció sobre la


alegada violación del art ículo 2 de la Convención Am ericana 59 , “ t oda vez que en la
et apa de lit igio [ ant e ella] los pet icionarios ‘no precisaron ni cóm o ni por qué el art ículo
1071 bis del Código Civil viola, per se, [ dicho t rat ado] ’” . Aunque en sus observaciones
finales señaló que se rem it ía “ a las nuevas pruebas y alegat os aport ados al proceso
durant e el período de audiencia” , la Com isión m ant uvo su post ura y no alegó la
exist encia de una violación a dicho art ículo.

77. Los represent ant es alegaron que la norm at iva argent ina, principalm ent e el
art ículo 1071 bis del Código Civil, adolece de dist int as fallas que cont radicen el
m andat o de la Convención Am ericana debido a: a) la am plia discrecionalidad con la
que cuent a el j uzgador para det erm inar cuándo la int rom isión en la vida privada de
una persona es arbit raria y la falt a de consideración al especial caráct er que revist e la
inform ación de int erés público, y b) la ausencia de crit erios claros que puedan ser
usados para la det erm inación de los m ont os de condena en casos en los que se
dem anda por daño m oral por violación al derecho a la int im idad. Fue con base en
dicha norm a que los t ribunales argent inos dict aron las sent encias cont ra los
periodist as por ent ender que las publicaciones cuest ionadas habían incurrido en una
int rom isión arbit raria a la int im idad del ent onces president e. El referido art ículo no
const it uye, en t ant o norm a que posibilit a una rest ricción, una ley en sent ido m at erial,
porque perm it e una am plísim a discrecionalidad al j uzgador en la int erpret ación del
fondo del asunt o así com o en la det erm inación de las event uales reparaciones.

78. Según los represent ant es la laxit ud del art ículo 1071 bis del Código Civil vulnera
el derecho a la libert ad de expresión al no dar al j uzgador el m andat o de analizar
específicam ent e las im plicancias para el derecho a la libert ad de expresión en j uego, al
no det erm inar m ás precisam ent e la conduct a prohibida y al perm it ir una aplicación
select iva y discrim inat oria de dicha disposición. La im precisión de la norm a afect a su

59
El art ículo 2 de la Convención Am er icana est ablece que:

Si el ej er cicio de los derechos y libert ades m encionados en el art ículo 1 no est uvier e ya garant izado por
disposiciones legislat ivas o de ot ro caráct er , los Est ados Part es se com pr om et en a adopt ar, con arreglo a sus
procedim ient os const it ucionales y a las disposiciones de est a Conv ención, las m edidas legislat ivas o de ot r o
caráct er que fueren necesar ias para hacer efect ivos t ales derechos y liber t ades.
27

condición de ley y genera una afect ación a la libert ad de expresión ya que el efect o
inhibidor puede originarse t ant o a part ir de la aplicación de sanciones dem asiado
elevadas, com o de la indet erm inación previa a la publicación del alcance de las
rest ricciones. En t ales circunst ancias, las personas deberán recurrir a la aut ocensura
para no exponerse a sanciones legales. La cit ada norm a es genérica y orient adora, sin
em bargo, al est ablecer rest ricciones a un derecho fundam ent al requiere precisión.

79. En relación con el argum ent o est at al según el cual las falencias norm at ivas se
encuent ran solucionadas por vía j urisprudencial, los represent ant es indicaron que la
“ im precisión excesiva de la ley no puede resolverse por [ dicha vía] , debido a [ …] la
falt a de obligat oriedad de seguir los precedent es de la Cort e Suprem a” y a que los
j ueces del fuero civil t ienen una t endencia a aplicar crit erios m ás vinculados a la
reparación de daños que a la prot ección de la libert ad de expresión. Adem ás, acept ar
dicho argum ent o “ im plicaría desplazar la facult ad de rest ringir los derechos hum anos
del órgano legislat ivo al poder j udicial” , cont radiciendo los est ándares convencionales.
Adicionalm ent e, la doct rina de la real m alicia a la que refiere la j urisprudencia alegada
por el Est ado no es aplicable “ a casos vinculados al derecho a la int im idad, en t ant o en
est os casos las discusiones no giran en t orno a la publicación de dat os erróneos, sino
en t orno a la cuest ión de si podía hacerse pública [ la] inform ación referida [ …] al
ám bit o privado de una persona” . Es m ás, la sit uación int erna es precisam ent e la
cont raria a la señalada por el Est ado, est o es, no exist e legislación precisa sobre el
derecho a la int im idad que delim it e los casos en que la prot ección de dicho derecho
genera una rest ricción al derecho a la libert ad de expresión.

80. Respect o a la ausencia de crit erios para la det erm inación de m ont os
indem nizat orios, los represent ant es afirm aron que en el derecho argent ino, el crit erio
para est ablecer el m ont o indem nizat orio consist e en ponderar el daño sufrido y fij ar
un m ont o equivalent e y dado que en est os casos en general se t rat a de daños
inm at eriales, la j ust icia t iene absolut a discrecionalidad para est ablecer el m ont o de la
indem nización. Ello se evidencia en el present e caso ya que en ninguna de las
sent encias int ernas se hace siquiera una m ínim a m ención a crit erio alguno ut ilizado
para det erm inar el m ont o de cient o cincuent a m il pesos prim ero y sesent a m il pesos
después. Los j ueces asum en la función de fij ar m ont os com o una act ividad
discrecional, desvinculada de parám et ros obj et ivos. Adem ás, en la j urisprudencia
argent ina rige el crit erio según el cual t oda afect ación al honor o a la int im idad de una
persona causa un daño, sin que se requiera com probación. El sist em a de
det erm inación del daño del Código Civil es el sist em a previst o para t odos los casos de
daños, sin considerar en form a part icular aquellos casos en los cuales la asignación de
ést e es t am bién la graduación de la ent idad de la rest ricción a un derecho hum ano,
com o la libert ad de expresión. En est e sent ido, al est ablecer la exist encia del daño y el
m ont o indem nizat orio, el event ual efect o que la asignación de un m ont o elevado
pueda t ener sobre la libert ad de expresión y el debat e propio de una sociedad
dem ocrát ica, en general, no j ugará ningún papel dent ro de la est ruct ura lógica del
fallo, que est ará circunscrit a a la est im ación del daño y de la sum a de dinero que
pueda propiciar su com pensación.

81. Por últ im o, los represent ant es indicaron que ni la ley vigent e, ni la
j urisprudencia arraigada, incorporan en form a efect iva dent ro del ordenam ient o
j urídico el crit erio de proporcionalidad de los m ont os de asignación de
responsabilidades ult eriores. Por ot ra part e, el riesgo de enfrent ar una dem anda com o
la del caso no se lim it a a hacer frent e al m ont o de condena, sino t am bién a los gast os
de la part e cont raria, m ás int ereses, por lo cual la sum a t ot al que se puede t erm inar
pagando puede ser m ás del doble del m ont o fij ado en concept o de indem nización de
28

daño m oral, a lo que hay que incluir el gast o que genera la condena a publicar la
sent encia. Con base en las ant eriores consideraciones, concluyeron que el art ículo
1071 bis del Código Civil no cum ple con los requisit os m ínim os para ser considerado
una rest ricción legít im a a la libert ad de expresión y solicit aron a la Cort e que declare
que el Est ado incum plió el art ículo 2 de la Convención Am ericana.

82. El Est ado sost uvo que, en el cont ext o de su polít ica pública de reform as
legislat ivas con m iras a adapt ar el ordenam ient o j urídico argent ino en m at eria de
libert ad de inform ación y de expresión a la Convención Am ericana, t ras la reform a del
Código Penal realizada com o part e del cum plim ient o de la Sent encia del caso Kim el, el
sist em a j urídico argent ino result aría com pat ible con los est ándares int ernacionales en
la m at eria; “ la legislación civil y penal vigent e - con la int erpret ación que le asigna
act ualm ent e la Cort e Suprem a de Just icia de la Nación- no result aría incom pat ible con
la Convención Am ericana” . Argent ina recordó que la Convención Am ericana reconoce
los derechos a la libert ad de expresión y a la int im idad, y que el ej ercicio de cada
derecho fundam ent al reconocido en la Convención t iene que hacerse con respet o y
salvaguarda de los dem ás derechos fundam ent ales. De ahí que una reform a norm at iva
diferent e podría result ar en una t ensión ent re la libert ad de expresión y el derecho al
honor y a la int im idad, dej ando sin prot ección det erm inadas sit uaciones. Para
solucionar los conflict os ent re am bos derechos debe exam inarse caso por caso,
conform e a sus caract eríst icas y circunst ancias. Allí, ent onces adquiere t rascendent al
im port ancia la act ividad del poder j udicial, que debe int erpret ar la legislación vigent e
en cada caso part icular para lograr una resolución adecuada ant e est e conflict o de
derechos.

83. Adicionalm ent e, el Est ado indicó que en el caso de las acciones civiles, la
j urisprudencia de la Cort e Suprem a ha recept ado la doct rina de la real m alicia de m odo
const ant e y uniform e, est ableciendo est ándares adecuados que est án vigent es en el
país, y que exist e una m arcada evolución j urisprudencial con m iras a opt im izar el
ordenam ient o argent ino. Concluyó que la polít ica pública en m at eria de libert ad de
expresión im plem ent ada por el Est ado ha adecuado la sit uación en m at eria legislat iva,
inst it ucional y j urisprudencial a los est ándares int ernacionales.

B. Con side r a cion e s de la Cor t e

84. La Com isión I nt eram ericana no alegó el incum plim ient o del art ículo 2 de la
Convención Am ericana ( supra párr. 76) . Dichos alegat os fueron sost enidos solam ent e
por los represent ant es. Al respect o, est e Tribunal ha est ablecido que la presunt a
víct im a, sus fam iliares o sus represent ant es pueden invocar derechos dist int os de los
com prendidos en el I nform e de Fondo de la Com isión, sobre la base de los hechos
present ados por ést a 60 .

85. La Cort e ha int erpret ado que la adecuación de la norm at iva int erna a los
parám et ros est ablecidos en la Convención im plica la adopción de m edidas en dos
vert ient es, a saber: a) la supresión de las norm as y práct icas de cualquier nat uraleza
que ent rañen violación a las garant ías previst as en la Convención o que desconozcan
los derechos allí reconocidos u obst aculicen su ej ercicio, y b) la expedición de norm as y
el desarrollo de práct icas conducent es a la efect iva observancia de dichas garant ías. La
prim era vert ient e se sat isface con la reform a, la derogación, o la anulación de las
norm as o práct icas que t engan esos alcances, según corresponda. La segunda, obliga

60
Cfr. Caso " Cinco Pensionist as" Vs. Perú. Fondo, Reparaciones y Cost as. Sent encia de 28 de febrero
de 2003. Serie C No. 98, párr. 155, y Caso de la Fam ilia Barrios Vs. Venezuela, Fondo, Reparaciones y
Cost as. Sent encia de 24 de noviem bre de 2011. Serie C. No. 237, párr. 33.
29

al Est ado a prevenir la recurrencia de violaciones a los derechos hum anos y, por eso,
debe adopt ar t odas las m edidas legales, adm inist rat ivas y de ot ra índole que sean
necesarias para evit ar que hechos sim ilares vuelvan a ocurrir en el fut uro 61 .

86. Con ant erioridad est a Cort e se ha pronunciado sobre las rest ricciones a la
libert ad de expresión basadas en la ley penal. Si la rest ricción proviene de dicho
ám bit o del derecho es preciso observar los est rict os requerim ient os caract eríst icos de
la t ipificación penal y debe ser form ulada de m anera expresa, precisa, t axat iva y
previa 62 . En el present e caso, los represent ant es han cuest ionado la com pat ibilidad del
art ículo 1071 bis del Código Civil con la Convención Am ericana ( supra párrs. 23 y 77 a
81) .

87. Dicho art ículo prot ege la vida privada y la int im idad y est ablece las m edidas que
un j uez puede ordenar ant e su infracción. La norm a cuest ionada por los
represent ant es: a) no define qué debe ent enderse por ent rom et erse arbit rariam ent e
en la vida aj ena, m ás allá de brindar ciert os ej em plos; b) señala que la afect ación a la
int im idad, ent re ot ros supuest os, se puede producir “ m ort ificando a ot ros en sus
cost um bres o sent im ient os” o “ pert urbando de cualquier m odo su int im idad” , y c)
est ablece, ent re ot ras posibles m edidas, la publicación de la sent encia y una
“ indem nización que fij ará equit at ivam ent e el j uez, de acuerdo con las circunst ancias” .

88. Part icularm ent e, respect o de la alegada incom pat ibilidad del art ículo 1071 bis
del Código Civil con la Convención Am ericana, los perit os Saba 63 y Rivera 64 coincidieron
en señalar la vaguedad de la norm a y el m argen de discrecionalidad que ot orga al
j uez. Adicionalm ent e, ent re ot ros aspect os, am bos perit os se refirieron a la
im port ancia de prot eger el derecho a la int im idad de m anera t al que no im plique
inhibiciones a la libert ad de expresión y a la necesidad de una reform a legislat iva en la
m at eria. Adem ás, el perit o Saba sost uvo que las m edidas civiles de responsabilidad

61
Cfr. Caso Salvador Chiriboga Vs. Ecuador. Excepción Prelim inar y Fondo. Sent encia de 6 de m ayo de
2008. Serie C No. 179, párr. 122.

62
Caso Kim el Vs. Argent ina supra not a 38, pár r. 63.

63
Al respect o, el perit o Saba m anifest ó que el lenguaj e v ago del art ículo 1071 bis dej a al funcionar io
j udicial una am plit ud de discreción int erpr et at iva que no es adm isible en ninguna t radición j urídica que
hubiera adopt ado el principio de legalidad, cent ral en un est ado de derecho. Dicho art ículo se refiere al
pot encial daño ocasionado com o el r esult ado de expresiones que hubier en pert urbado “ de cualquier m odo su
int im idad” par a luego dar al j uez una facult ad práct icam ent e sin lím it es al m om ent o de est im ar la cuant ía de
la com pensación por el daño producido, est ableciendo que se deberá “ pagar una indem nización que fij ará
equit at ivam ent e el j uez, de acuerdo con las circunst ancias” . Finalm ent e, la nor m a argent ina t am bién ha
dej ado librada a la discreción del m agist rado la decisión de, a pedido del agrav iado, “ ordenar la publicación
de la sent encia en un diar io o periódico del lugar” , lo cual, en algunos casos, pondría t am bién en cabeza del
suj et o una responsabilidad ult erior de cost os ingent es. Una legislación que est ablezca un régim en de
responsabilidad por daños que se encuent re diseñada de form a t al que dej a una am plísim o m argen de
discrecionalidad al j uez para t om ar decisiones y asignar responsabilidades, genera una incert idum bre t al que
conduce a que una persona prudent e se inhiba de ej ercer su derecho a la liber t ad de expresión por m iedo a
los r iesgos desconocidos y event ualm ent e graves que correría si fuera hallado responsable de haber
ocasionado daños a t erceros ( expedient e de fondo, t om o I , folios 642 y ss.) .

64
Por su part e, el perit o River a indicó que el art ículo present a un cont enido ex cesivam ent e vago,
lim it ándose a dar algunos ej em plos de violaciones a la int im idad pero sin det allar en concret o qué conduct as
se encuent ran prohibidas. Tam poco dist ingue ent r e funcionarios públicos y personas privadas, y ni siquier a
m enciona el int erés público com o causa de j ust ificación. La consideración com o violación a la int im idad de
t oda m or t ificación de los sent im ient os de ot ro es claram ent e incom pat ible con un principio fundam ent al de la
libert ad de ex presión según el cual el Est ado no puede prohibir o cast igar una det er m inada idea u opinión
porque result a ofensiva para ciert as per sonas. Tam poco est ablece paut a alguna respect o del m ont o
indem nizat orio. Sim plem ent e aut or iza a los t ribunales a fij ar el m ont o de form a “ equit at iva” ( expedient e de
fondo, t om o I , folios 483 y ss.) .
30

ult erior pueden configurar censura indirect a y que el efect o inhibidor de las sanciones
civiles puede ser incluso m ayor que el de las responsabilidades penales. Por su part e,
el perit o Rivera enfat izó la im port ancia de la reform a norm at iva, la cual cobra m ayor
relevancia debido a que en el sist em a argent ino las decisiones de la Cort e Suprem a no
son vinculant es para los t ribunales inferiores.

89. La Cort e recuerda que es la ley la que debe est ablecer las rest ricciones a la
libert ad de expresión y solam ent e para lograr los fines que la propia Convención
señala. La definición legal debe ser necesariam ent e expresa y t axat iva 65 . No obst ant e,
el grado de precisión requerido a la legislación int erna depende considerablem ent e de
la m at eria. La precisión de una norm a civil puede ser diferent e a la requerida por el
principio de legalidad en m at eria penal, por la nat uraleza de los conflict os que la
prim era est á dest inada a resolver. No puede exigirse que la norm a civil, al cont rario de
lo que usualm ent e ocurre con las norm as penales, prevea con ext rem a precisión los
supuest os de hecho que puedan present arse; ello im pediría que la norm a civil
resolviera una innum erable cant idad de conflict os que la realidad ofrece en form a
perm anent e y que result a de im posible previsión para el legislador.

90. La Cort e considera que la ley debe est ar form ulada con precisión suficient e para
perm it ir a las personas regular su conduct a, de m anera de ser capaces de prever con
un grado que sea razonable, de acuerdo a las circunst ancias, las consecuencias que
una acción det erm inada puede conllevar. Com o ha sido señalado, si bien la cert eza en
la ley es alt am ent e deseable, ello puede t raer una rigidez excesiva. Por ot ra part e, la
ley debe ser capaz de m ant enerse vigent e a pesar de las circunst ancias cam biant es.
En consecuencia, m uchas leyes est án form uladas en t érm inos que, en m ayor o m enor
m edida, son vagos y cuya int erpret ación y aplicación son cuest iones de práct ica 66 .

91. La Cort e det erm inó que la violación del art ículo 13 de la Convención Am ericana
result ó de la decisión de la Cort e Suprem a que confirm ó la condena civil im puest a por
un t ribunal de alzada. De t al m odo la m edida de responsabilidad ult erior im puest a
result ó innecesaria en una sociedad dem ocrát ica e incom pat ible con aquel t rat ado
( supra párrs. 54 a 75) . En el present e caso no fue la norm a en sí m ism a la que
det erm inó el result ado lesivo e incom pat ible con la Convención Am ericana, sino su
aplicación en el caso concret o por las aut oridades j udiciales del Est ado, la cual no
observó los crit erios de necesidad m encionados.

92. Si bien los argum ent os de los represent ant es y las consideraciones de los
perit os sobre la event ualidad que, con base a la norm a cuest ionada, se arriben a
decisiones cont rarias al derecho a la libre expresión result an at endibles, la Cort e
considera que, en general, aquella disposición, en grado suficient e, perm it e a las
personas regular sus conduct as y prever razonablem ent e las consecuencias de su
infracción. De t al m odo que su aplicación result e conform e a la Convención dependerá
de su int erpret ación j udicial en el caso concret o.

93. Est e Tribunal ha est ablecido en su j urisprudencia que es conscient e que las
aut oridades int ernas est án suj et as al im perio de la ley y, por ello, est án obligadas a
aplicar las disposiciones vigent es en el ordenam ient o j urídico. Pero cuando un Est ado
es part e de un t rat ado int ernacional com o la Convención Am ericana, dicho t rat ado
obliga a t odos sus órganos, incluidos sus j ueces, quienes deben velar por que los

65
La Colegiación Obligat oria de Periodist as, supra not a 35, párr. 40.
66
Cfr. TEDH Case of Tam m er v. Est onia, Sent encia de 6 de febrero de 2001, párr. 37, y Case of
Edit ions Plon v . France, supra not a 46, párr. 26.
31

efect os de las disposiciones de la Convención no se vean m erm ados por la aplicación


de norm as o int erpret aciones cont rarias a su obj et o y fin. Los j ueces y órganos
vinculados a la adm inist ración de j ust icia en t odos los niveles est án en la obligación de
ej ercer ex officio un “ cont rol de convencionalidad” ent re las norm as int ernas y la
Convención Am ericana, evident em ent e en el m arco de sus respect ivas com pet encias y
de las regulaciones procesales correspondient es. En est a t area, los j ueces y órganos
vinculados a la adm inist ración de j ust icia deben t ener en cuent a no solam ent e el
t rat ado, sino t am bién la int erpret ación que del m ism o ha hecho la Cort e
I nt eram ericana 67 .

94. Al respect o, la Cort e dest aca la im port ancia de que los órganos j udiciales
argent inos aseguren que los procedim ient os int ernos en los cuales se debat e el
ej ercicio del derecho a la libert ad de expresión, cum plan con el propósit o y fin así
com o las dem ás obligaciones derivadas de la Convención Am ericana. De t al m odo, es
preciso que en el análisis de casos com o el present e t engan en cuent a el um bral
diferenciado de prot ección al derecho a la vida privada consecuencia de la condición de
funcionario público, la exist encia de int erés público de la inform ación y la event ualidad
que las indem nizaciones civiles no im pliquen una inhibición o aut ocensura de quienes
ej ercen el derecho a la libre expresión y de la ciudadanía, lo cual rest ringiría
ilegít im am ent e el debat e público y lim it aría el pluralism o inform at ivo, necesario en
t oda sociedad dem ocrát ica.

95. Por ot ra part e, el Tribunal t om a not a de los cam bios que se han producido a
nivel int erno en m at eria de libert ad de expresión, t ales com o la reform a legislat iva
derivada del caso Kim el, que m odificó el código penal argent ino elim inando la
posibilidad que las expresiones u opiniones relacionadas con asunt os de int erés público
configuren supuest os de calum nia o inj uria, la sanción de la Ley 26.522 de Servicios de
Com unicación Audiovisual, así com o los cam bios inst it ucionales y j urisprudenciales
ocurridos en la Cort e Suprem a en m at eria de libert ad de expresión.

96. Con base en las consideraciones ant eriores, el Tribunal concluye que el Est ado
no incum plió la obligación general de adopt ar disposiciones de derecho int erno
est ablecida en el art ículo 2 de la Convención Am ericana, en relación con el derecho a
la libert ad de expresión, respect o de la legislación civil.

VI I
REPARACI ON ES
( Aplica ción de l a r t ícu lo 6 3 .1 de la Con ve n ción Am e r ica na )

97. Sobre la base de lo dispuest o en el art ículo 63.1 de la Convención Am ericana 68 ,


la Cort e ha indicado que t oda violación de una obligación int ernacional que haya

67
Cfr. Caso Alm onacid Arellano y ot ros Vs. Chile. Excepciones Prelim inares, Fondo, Reparaciones y
Cost as. Sent encia de 26 de sept iem br e de 2006. Serie C No. 154, párr. 124, y Caso Cabrera García y Mont iel
Flores Vs. Méx ico. Excepción Prelim inar, Fondo, Reparaciones y Cost as. Sent encia de 26 de noviem bre de
2010. Serie C No. 220, párr. 225.

68
El art ículo 63.1 de la Convención Am ericana dispone:

Cuando decida que hubo violación de un derecho o liber t ad prot egidos en [ la] Convención, la Cort e
dispondrá que se garant ice al lesionado en el goce de su derecho o libert ad conculcados. Dispondrá
32

producido un daño com port a el deber de repararlo adecuadam ent e 69 y que esa
disposición recoge una norm a consuet udinaria que const it uye uno de los principios
fundam ent ales del derecho int ernacional cont em poráneo sobre responsabilidad de un
Est ado 70 .

98. La reparación del daño ocasionado por la infracción de una obligación


int ernacional requiere, siem pre que sea posible, la plena rest it ución ( rest it ut io in
int egrum ) , que consist e en el rest ablecim ient o de la sit uación ant erior. De no ser est o
fact ible, com o ocurre en la m ayoría de los casos de violaciones a derechos hum anos, el
Tribunal det erm inará m edidas para garant izar los derechos conculcados, reparar las
consecuencias que las infracciones produj eron y est ablecer una indem nización que
com pense los daños ocasionados71 .

99. Est e Tribunal ha est ablecido que las reparaciones deben t ener un nexo causal
con los hechos del caso, las violaciones declaradas, los daños acredit ados, así com o
con las m edidas solicit adas para reparar los daños respect ivos. Por lo t ant o, la Cort e
deberá observar dicha concurrencia para pronunciarse debidam ent e y conform e a
derecho 72 .

100. La Cort e procederá a analizar las pret ensiones de la Com isión y de los
represent ant es, así com o los argum ent os del Est ado, con el obj et o de disponer las
m edidas dirigidas a reparar los daños ocasionados a las víct im as, sin perj uicio de las
reparaciones que pueda disponer el derecho int erno al respect o. En relación con los
argum ent os del Est ado, el Tribunal observa que Argent ina se pronunció
específicam ent e sobre la solicit ud de los represent ant es de adecuar el ordenam ient o
j urídico int erno ( infra párr. 112) . Respect o de las dem ás m edidas de reparación, el
Est ado expresó que “ se som et erá a lo que [ la] Cort e decida” .

A. Pa r t e Le sion a da

101. El Tribunal reit era que se considera part e lesionada, en los t érm inos del art ículo
63.1 de la Convención Am ericana, a quien ha sido declarado víct im a de la violación de
algún derecho consagrado en la m ism a 73 . Las part es lesionadas en el present e caso
son los señores Jorge Font evecchia y Héct or D´ Am ico, en su caráct er de víct im as de la
violación a su derecho a la libert ad de pensam ient o y de expresión ( supra párr. 75) . En

asim ism o, si ello fuera procedent e, que se reparen las consecuencias de la m edida o sit uación que ha
configurado la vulneración de esos derechos y el pago de una j ust a indem nización a la part e lesionada.

69
Cfr. Caso Velásquez Rodríguez Vs. Honduras. Reparaciones y Cost as. Sent encia de 21 de j ulio de
1989. Serie C No. 7, párr . 25, y Caso Barbani Duar t e y ot r os Vs. Uruguay , supra not a 8, párr. 239.

70
Cfr. Caso Cast illo Páez Vs. Perú. Reparaciones y Cost as. Sent encia de 27 de noviem bre de 1998.
Serie C No. 43, párr. 50, y Caso Barbani Duart e y ot ros Vs. Uruguay, supra not a 8, párr . 239.

71
Cfr. Caso Velásquez Rodríguez Vs. Hondur as. Reparaciones y Cost as, supra not a 69, párr. 26, y
Caso Barbani Duart e y ot ros Vs. Ur uguay, supra not a 8, párr. 240.

72
Cfr. Caso Ticona Est rada y ot ros Vs. Bolivia. Fondo, Reparaciones y Cost as. Sent encia de 27 de
noviem bre de 2008. Serie C No. 191, párr. 110, y Caso Barbani Duar t e y ot ros Vs. Uruguay, supr a not a 8,
párr. 241.

73
Cfr. Caso de la Masacr e de la Rochela Vs. Colom bia. Fondo, Reparaciones y Cost as. Sent encia de
11 de m ayo de 2007. Serie C No. 163, párr. 233, y Caso Barbani Duart e y ot ros Vs. Ur uguay, supra not a 8,
párr. 242.
33

at ención a ello, serán beneficiarios de las reparaciones que el Tribunal disponga en el


present e apart ado.

B. M e dida s de r e st it ución , sa t isfa cción y ga r a n t ía s de n o r e pe t ición

102. La j urisprudencia int ernacional y en part icular de la Cort e, ha est ablecido


reit eradam ent e que la sent encia const it uye per se una form a de reparación 74 . No
obst ant e, considerando las circunst ancias del present e caso y las afect aciones a las
víct im as derivadas de la violación del art ículo 13 de la Convención Am ericana
declarada en su perj uicio, la Cort e est im a pert inent e det erm inar las siguient es m edidas
de reparación.

1. Medida de rest it ución

1.1. Dej ar sin efect o la sent encia civil

103. La Com isión solicit ó a la Cort e que ordene al Est ado dej ar sin efect o la condena
civil im puest a a los señores Font evecchia y D’Am ico y t odas las consecuencias que de
ellas se deriven, incluyendo el reint egro de las cant idades pagadas en la ej ecución de
la m ism a.

104. I nicialm ent e los represent ant es solicit aron al Tribunal que se ordene al Est ado
adopt ar las m edidas necesarias para que el j uez de ej ecución adj unt e al expedient e
j udicial la present e Sent encia y est ablezca que la condena dict ada fue declarada
incom pat ible con los t rat ados int ernacionales de derechos hum anos. En sus alegat os
finales, los represent ant es reform ularon ese pedido solicit ando al Tribunal que condene
al Est ado a adopt ar las m edidas necesarias para que la sent encia dict ada por el poder
j udicial argent ino en el present e caso pierda fuerza vinculant e int erna y t oda apt it ud
para ser fuent e de consecuencias legales de cualquier t ipo. Finalm ent e, los
represent ant es inform aron que, si bien podían int ent ar un plant eo j udicial para el
cum plim ient o de est a m edida, no exist e una ley que est ablezca los procedim ient os que
deben llevarse a cabo para cum plir con las decisiones de organism os int ernacionales
de derechos hum anos, ni se ha generado aún j urisprudencia clara al respect o.

105. Est a Cort e ha det erm inado que la sent encia em it ida el 25 de sept iem bre de
2001 por la Cort e Suprem a de Just icia de la Nación que confirm ó la condena im puest a
por un t ribunal de alzada, violó el derecho a la libert ad de expresión de los señores
Jorge Font evecchia y Héct or D´ Am ico ( supra párrs. 54 a 75) . Por lo t ant o, el Tribunal
dispone, de conform idad con su j urisprudencia 75 , que el Est ado debe dej ar sin efect o
dichas sent encias en t odos sus ext rem os, incluyendo, en su caso, los alcances que
est as t engan respect o de t erceros; a saber: a) la at ribución de responsabilidad civil de
los señores Jorge Font evecchia y Héct or D’Am ico; b) la condena al pago de una
indem nización, de int ereses y cost as y de la t asa de j ust icia; t ales m ont os deberán ser
reint egrados con los int ereses y act ualizaciones que correspondan de acuerdo al
derecho int erno, y c) así com o cualquier ot ro efect o que t engan o hayan t enido
aquellas decisiones. A efect os de cum plir la present e reparación, el Est ado debe
adopt ar t odas las m edidas j udiciales, adm inist rat ivas y de cualquier ot ra índole que
sean necesarias, y cuent a para ello con el plazo de un año a part ir de la not ificación de

74
Cfr. Caso El Am paro Vs. Venezuela. Reparaciones y Cost as. Sent encia de 14 de sept iem bre de 1996.
Serie C No. 28, párr. 35, y Caso Barbani Duart e y ot ros Vs. Uruguay, supra not a 8, párr . 243.

75
Cfr., int er alia, Caso Herrera Ulloa Vs. Cost a Rica, supra not a 36, párr. 195; Caso Trist án Donoso Vs.
Panam á, supra not a 35, párr. 195, y Caso Kim el, supra not a 38, párr. 123.
34

la present e Sent encia.

2. Medida de sat isfacción

2.1 Publicación y divulgación de la present e Sent encia

106. La Com isión I nt eram ericana solicit ó a la Cort e que ordene al Est ado que
divulgue el I nform e de Fondo No. 82/ 10 en el poder j udicial.

107. Los represent ant es solicit aron al Tribunal que ordene la publicación de la
present e Sent encia en un diario de alcance nacional, en el Bolet ín Oficial, en el sit io
web del Cent ro de I nform ación Judicial de la Cort e Suprem a de Just icia de la Nación de
m anera visible y, en lo posible, perm anent e, así com o en los bolet ines de
j urisprudencia que se dist ribuyen en el poder j udicial.

108. La Cort e est im a, com o lo ha dispuest o en ot ros casos76 , que el Est ado deberá
publicar, en el plazo de seis m eses, cont ado a part ir de la not ificación de la present e
Sent encia:

a) el resum en oficial de la present e Sent encia elaborado por la Cort e, por una
sola vez, en el Diario Oficial;
b) el resum en oficial de la present e Sent encia elaborado por la Cort e, por una
sola vez, en un diario de am plia circulación nacional, y
c) la present e Sent encia en su int egridad, disponible por un período de un año,
en la página del Cent ro de I nform ación Judicial de la Cort e Suprem a de Just icia
de la Nación.

3. Ot ras m edidas de reparación solicit adas

3.1. Pedido público de disculpa y reconocim ient o de responsabilidad


int ernacional

109. Los represent ant es solicit aron a la Cort e que ordene al Est ado reconocer
públicam ent e su responsabilidad int ernacional por los hechos en perj uicio de las
víct im as y ot orgue una disculpa pública por las violaciones a los derechos hum anos
incurridas. Con est a m edida se pret ende rest ablecer la dignidad y el respet o de las
víct im as frent e al agravio de haber sido inj ust am ent e condenados y som et idos a un
proceso nacional e int ernacional que se prolongó aproxim adam ent e por cat orce años.

110. La Cort e I nt eram ericana considera que la em isión de la present e Sent encia, la
m edida de dej ar sin efect o las sent encias int ernas en t odos sus ext rem os, así com o la
difusión de est e Fallo en diversos m edios, t ant o en uno privado de am plia circulación
social, com o en dos oficiales, result an m edidas de reparación suficient es y adecuadas
para rem ediar las violaciones ocasionadas a las víct im as y cum plir con la finalidad
indicada por los represent ant es.

3.2. Adecuación del ordenam ient o j urídico int erno

111. Los represent ant es solicit aron a la Cort e, para que no se repit an hechos com o
los del present e caso, que ordene al Est ado adopt ar aquellas m edidas necesarias para

76
Cfr. Caso Barrios Alt os Vs. Perú. Reparaciones y Cost as. Sent encia de 30 de noviem bre de 2001.
Serie C No. 87, Punt o Resolut ivo 5.d) , y Caso Barbani Duar t e y ot ros Vs. Uruguay, supr a not a 8, párr. 252.
35

adecuar el sist em a norm at ivo int erno a los est ándares est ablecidos por el derecho
int ernacional en m at eria de libert ad de expresión. Asim ism o, señalaron que las
m ej oras inform adas por el Est ado no reviert en las vulneraciones alegadas ni
dem uest ran que no puedan repet irse hechos sim ilares. Recordando los principales
problem as que a su crit erio present a la legislación civil argent ina en est e aspect o
( supra párrs. 77 a 81) los represent ant es solicit aron a la Cort e que declare
incom pat ible con la Convención Am ericana las norm as que est ablecen: a) la prot ección
de la vida privada de las personas ( art ículo 1071 bis del Código Civil) ; b) la prot ección
del daño m oral ( art ículo 1078 del Código Civil) , y c) los parám et ros a los fines de
asignar las com pensaciones por daños ( principalm ent e regulados en los art ículos 1068
y 1069 del Código Civil) . Sin perj uicio de lo ant erior, afirm aron que no consideran que
cada una de las norm as ant es m encionadas sean en sí m ism as cont rarias a la
Convención, sino que, t om adas en conj unt o, y ant e la ausencia de ot ras norm as que
lim it en el m argen de discrecionalidad que queda librado al j uez en cada caso, no
cum plen con los est ándares int ernacionales relevant es.

112. El Est ado m anifest ó que, com o result ado de las reform as legislat ivas,
inst it ucionales y j urisprudenciales que t uvieron lugar en Argent ina en m at eria de
libert ad de expresión, “ bien puede considerarse que hoy en día el régim en j urídico de
la responsabilidad civil en relación al derecho a la libert ad de expresión se encuent ra
regulado de m odo com pat ible con los est ándares int ernacionales aplicables a la
m at eria” . Afirm ó que el sist em a j urídico argent ino es m ixt o, de m anera que no agot a
t odas sus herram ient as j urídicas en el art iculado de los códigos para definir y regular
derechos. Añadió que es necesario cont ar con un sist em a flexible que pueda t om ar en
cuent a fact ores diversos y cam biant es al m om ent o de resolver una cont roversia de
derechos. Finalm ent e, el Est ado dest acó que la Com isión, en su I nform e de Fondo del
present e caso, no indicó la necesidad de una reform a legislat iva.

113. La Cort e concluyó que la condena civil cont ra los señores Font evecchia y
D´ Am ico const it uyó un hecho violat orio del art ículo 13 de la Convención Am ericana
( supra párr. 75) pero no declaró la violación del art ículo 2 de dicho t rat ado respect o de
la legislación civil ( supra párr. 96) . En consecuencia, el Tribunal considera que no
corresponde ordenar est a m edida de reparación solicit ada por los represent ant es y
est im a suficient e lo indicado sobre el cont rol de convencionalidad m encionado
ant eriorm ent e ( supra párrs. 93 y 94) .

C. I n de m niza ción com pe n sa t or ia

1. Daño m at erial

114. La Cort e ha desarrollado en su j urisprudencia el concept o de daño m at erial y


los supuest os en que corresponde indem nizarlo. Al respect o, ha est ablecido que el
daño m at erial supone la pérdida o det rim ent o de los ingresos de las víct im as, los
gast os efect uados con m ot ivo de los hechos y las consecuencias de caráct er
pecuniario que t engan un nexo causal con los hechos del caso 77 . En el present e caso,
los represent ant es solicit aron en concept o de daño m at erial el pago de los gast os
incurridos en el t rám it e del proceso j udicial int erno y del lucro cesant e.

1.1. Gast os incurridos en el proceso j udicial int erno

77
Cfr. Caso Bám aca Velásquez Vs. Guat em ala. Reparaciones y Cost as. Sent encia de 22 de febrero de
2002. Serie C No. 91, párr. 43, y Caso López Mendoza Vs. Venezuela, supra not a 12, pár r. 231.
36

115. La Com isión consideró que el Est ado debe ot orgar una reparación int egral a las
presunt as víct im as incluyendo el aspect o m at erial.

116. Los represent ant es indicaron que, en part es diferent es y en m odos disím iles,
las víct im as del present e caso debieron abonar en virt ud de “ una sent encia
absolut am ent e ilegít im a y violat oria del derecho la libert ad de expresión el m ont o
t ot al de $ 244.323,25 ( doscient os cuarent a y cuat ro m il t rescient os veint it rés pesos
argent inos con veint icinco cent avos) ” . Est e m ont o “ sum a la condena original de $
60.000,00 [ sesent a m il pesos] , los m ont os ej ecut ados en concept o de int ereses y
cost as [ por la sum a de] $ 138.574,75 [ cient o t reint a y ocho m il quinient os set ent a y
cuat ro pesos con set ent a y cinco cent avos] y el reint egro de la t asa de j ust icia [ por la
cant idad de] $ 105.808,50 [ cient o cinco m il ochocient os ocho pesos con cincuent a
cent avos] ” . Est a reparación debe considerar el m ont o efect ivam ent e abonado, desde
cada pago, expresado en valores hist óricos, m ás los int ereses hast a la fecha de su
cancelación, y debe incluirse un sist em a de act ualización inflacionaria o int ereses
com pensat orios a m odo de m ant ener el valor de la acreencia.

117. Tal com o se ha expresado en est a Sent encia, la Cort e ha ordenado dej ar sin
efect o las decisiones que violaron el derecho a la libert ad de expresión de los señores
Font evecchia y D´ Am ico en t odos sus ext rem os, lo cual incluye el reint egro de las
sum as efect ivam ent e pagadas por cada una de las víct im as o, en su caso, por Edit orial
Perfil, con los int ereses y act ualizaciones que correspondan de acuerdo al derecho
int erno ( supra párr. 105) .

1.2. Pérdida de ingresos

118. Los represent ant es solicit aron la reparación del lucro cesant e, especificando que
en el caso del señor Font evecchia la pérdida de ingresos económ icos se produj o por
dos razones: a) sus posibilidades de desarrollo se vieron m erm adas porque la condena
dism inuyó su capacidad para iniciar nuevos em prendim ient os económ icos, dado que es
un reconocido em presario del m undo edit orial- periodíst ico, y b) al ponerse en j uego su
reput ación profesional, t am bién se vio dism inuida la posibilidad de conseguir nuevos
t rabaj os. Según indicaron, en el caso del señor D´ Am ico, la afect ación se relacionó con
su reconocim ient o com o profesional, ya que aún cuando era el direct or de la revist a,
t am bién era conocido com o un periodist a de am plia t rayect oria y debió enfrent ar las
consecuencias de cont ar ent re sus ant ecedent es con una condena por haber violado la
privacidad de una persona. Con base en lo ant erior, solicit aron la sum a de US$
15.000,00 ( quince m il dólares de los Est ados Unidos de Am érica) para cada una de las
víct im as en concept o de lucro cesant e.

119. La Cort e observa que los represent ant es han hecho un alegat o genérico sobre
una supuest a dism inución de las posibilidades de desarrollar nuevos em prendim ient os
económ icos, de conseguir nuevos t rabaj os o de la exist encia de consecuencias que no
det erm inan. Sin em bargo, no han brindado precisiones en sus fundam ent os ni prueba
que sost enga sus aseveraciones. Por lo ant erior, el Tribunal considera que no
corresponde ordenar una indem nización al respect o.

2. Daño inm at erial

120. La Cort e ha desarrollado en su j urisprudencia el concept o de daño inm at erial y


los supuest os en que corresponde indem nizarlo. Al respect o, ha est ablecido que el
daño inm at erial puede com prender t ant o los sufrim ient os y las aflicciones causados a
las víct im as direct as y a sus allegados, com o el m enoscabo de valores m uy
37

significat ivos para las personas, así com o las alt eraciones, de caráct er no pecuniario,
en las condiciones de exist encia de la víct im a o de su fam ilia 78 .

121. La Com isión solicit ó al Tribunal que ot orgue una reparación int egral a las
víct im as por la violación de su derecho a la libert ad de expresión incluyendo el aspect o
m oral.

122. Los represent ant es indicaron que las condenas civiles pusieron en duda la
seriedad y la labor com o periodist as de las víct im as, así com o su honest idad y su
responsabilidad, ubicándolos frent e al rest o de la sociedad ent re aquellos periodist as
que, lej os de brindar inform ación que aport e al debat e y a la t om a conscient e de
decisiones polít icas, se inm iscuyen arbit rariam ent e en la vida de las personas. Según
los represent ant es, es indudable que la condena civil, inevit ablem ent e, afect ó el est ado
em ocional de las víct im as. El som et im ient o a un j uicio civil, el cual puede causar
graves daños en el pat rim onio de una persona, t am bién genera preocupaciones y
sufrim ient os. En el caso part icular del señor D´ Am ico, adem ás del propio efect o
inhibit orio de la indem nización, se debe cont em plar el im pact o em ocional causado por
el descuent o m ensual, por “ veint iún m eses” , en su recibo de sueldo, que “ lo llevó a
m ant ener una vida baj o el est igm a del em bargo” . Con base en lo ant erior, solicit aron
que el daño inm at erial sea reparado m ediant e una indem nización com pensat oria,
conform e a la equidad.

123. Al respect o, la Cort e I nt eram ericana reit era que la em isión de la present e
Sent encia, la m edida de dej ar sin efect o las decisiones int ernas en t odos sus ext rem os,
así como la difusión de est e Fallo en diversos m edios, t ant o en uno privado de am plia
circulación social com o en dos oficiales, los cuales incluyen el poder j udicial, result an
m edidas de reparación suficient es y adecuadas para rem ediar las violaciones
ocasionadas a las víct im as.

D . Cost a s y ga st os

124. Com o ya lo ha señalado la Cort e en oport unidades ant eriores, las cost as y
gast os est án com prendidos dent ro del concept o de reparación est ablecido en el art ículo
63.1 de la Convención Am ericana 79 .

125. La Com isión, si bien no se pronunció sobre el pago de cost as y gast os


específicam ent e, solicit ó a la Cort e que ot orgue una reparación int egral a las víct im as
incluyendo el aspect o m at erial.

126. Los represent ant es m anifest aron que las víct im as fueron asist idas por abogados
part iculares y debieron abonar los cost os de los abogados de la cont rapart e así com o
los gast os del j uicio int erno en general. Por ello, solicit aron que se regule una
indem nización que cont em ple, en t érm inos de equidad, los cost os incurridos en sede
int erna. Asim ism o, solicit aron el reint egro de los gast os realizados por las víct im as
relacionados con su part icipación en la audiencia pública celebrada en el present e caso.
Adicionalm ent e, indicaron que las víct im as fueron represent adas ant e el Sist em a
I nt eram ericano por el Cent ro de Est udios Legales y Sociales, organización que debió

78
Caso de los “ Niños de la Calle” ( Villagrán Morales y ot ros) Vs. Guat em ala. Reparaciones y Cost as.
Sent encia de 26 de m ayo de 2001. Serie C No. 77, párr. 84, y Caso Barbani Duar t e y ot ros Vs. Ur uguay,
supra not a 8, párr. 257.

79
Cfr. Caso Garr ido y Baigorria Vs Argent ina. Reparaciones y Cost as. Sent encia de 27 de agost o de
1998. Serie C No. 39, párr. 79, y Caso Barbani Duar t e y ot ros Vs. Uruguay, supra not a 8, párr. 266.
38

incurrir en erogaciones ordinarias de t ram it ación del caso por un m ont o de US$
2.500,00 ( dos m il quinient os dólares de los Est ados Unidos de Am érica) para cubrir,
ent re ot ros, gast os de t eléfono, fax, correspondencia y sum inist ros. Finalm ent e,
solicit aron el reint egro de US$ 5.270,80 ( cinco m il doscient os set ent a dólares de los
Est ados Unidos de Am érica con ochent a cent avos) , por los gast os realizados por los
represent ant es para asist ir a la audiencia pública, respect o de los cuales adj unt aron
docum ent ación de respaldo.

127. El Tribunal ha señalado que “ las pret ensiones de las víct im as o sus
represent ant es en m at eria de cost as y gast os, y las pruebas que las sust ent an, deben
present arse a la Cort e en el prim er m om ent o procesal que se les concede, est o es, en
el escrit o de solicit udes y argum ent os, sin perj uicio de que t ales pret ensiones se
act ualicen en un m om ent o post erior, conform e a las nuevas cost as y gast os en que se
haya incurrido con ocasión del procedim ient o ant e est a Cort e” 80 . En cuant o al
reem bolso de las cost as y gast os, corresponde al Tribunal apreciar prudent em ent e su
alcance, el cual com prende los gast os generados ant e las aut oridades de la j urisdicción
int erna, así com o los generados en el curso del proceso ant e el Sist em a
I nt eram ericano, t eniendo en cuent a las circunst ancias del caso concret o y la nat uraleza
de la j urisdicción int ernacional de prot ección de los derechos hum anos. Est a
apreciación puede ser realizada con base en el principio de equidad y t om ando en
cuent a los gast os señalados por las part es, siem pre que su quant um sea razonable 81 .

128. El Tribunal observa que los represent ant es no rem it ieron prueba alguna que
acredit ara el m ont o que las víct im as habrían abonado a sus abogados en el t rám it e del
proceso int erno ni en relación con la part icipación de aquellas en la audiencia pública
ant e est a Cort e. Sin em bargo, el Tribunal puede inferir que las presunt as víct im as
incurrieron en dichos gast os y, por ello, decide fij ar, en equidad, para cada una de
ellas la sum a de US$ 5.000,00 ( cinco m il dólares de los Est ados Unidos de Am érica)
por concept o de gast os relat ivos al proceso int erno y US$ 2.000,00 ( dos m il dólares de
los Est ados Unidos de Am érica) por los gast os relacionados con su part icipación en la
audiencia pública ant e est a Cort e.

129. En cuant o a la solicit ud de reint egro de los gast os indicados por el Cent ro de
Est udios Legales y Sociales en su condición de represent ant e en la t ram it ación ant e el
Sist em a I nt eram ericano de Derechos Hum anos, el Tribunal dispone que el Est ado debe
pagar por concept o de cost as y gast os la sum a de US$ 7.770,00 ( siet e m il set ecient os
set ent a dólares de los Est ados Unidos de Am érica) .

130. Finalm ent e, la Cort e det erm ina que el Est ado deberá ent regar las cant idades
indicadas en los párrafos precedent es a las víct im as ( supra párr. 128) y a sus
represent ant es ( supra párr. 129) . I gualm ent e, señala que en el procedim ient o de
supervisión del cum plim ient o de la present e Sent encia, el Tribunal podrá disponer el
reem bolso a las víct im as o a sus represent ant es, por part e del Est ado, de los gast os
razonables en que incurran en dicha et apa procesal.

E. M oda lida d de cum plim ie n t o de los pa gos or de na dos

80
Cfr. Caso Chaparro Álvarez y Lapo Í ñiguez. Vs. Ecuador. Excepción Pr elim inar, Fondo, Reparaciones
y Cost as. Sent encia de 21 de noviem bre de 2007. Serie C No. 170, párr. 275, y Caso Barbani Duar t e y ot ros
Vs. Ur uguay, supra not a 8, párr. 270.

81
Cfr. Caso Garrido y Baigorria, supra not a 79, párr. 82, y Caso Barbani Duart e y ot ros Vs. Ur uguay ,
supra not a 8, párr. 270.
39

131. El Est ado deberá efect uar el pago por concept o de cost as y gast os así com o el
reint egro de las sum as abonadas com o consecuencia de las sent encias int ernas de
conform idad con lo indicado ( supra párrs. 128, 129 y 105) , dent ro del plazo de un año
cont ado a part ir de la not ificación de la present e Sent encia, en los t érm inos de los
párrafos siguient es.

132. En caso que los beneficiarios fallezcan ant es de que les sean ent regadas las
sum as dinerarias respect ivas, ést as se ent regarán direct am ent e a sus
derechohabient es, conform e al derecho int erno aplicable.

133. El Est ado debe cum plir sus obligaciones m onet arias m ediant e el pago en
dólares de los Est ados Unidos de Am érica o en una cant idad equivalent e en m oneda
argent ina, ut ilizando para el cálculo respect ivo el t ipo de cam bio que est é vigent e en la
bolsa de Nueva York, Est ados Unidos de Am érica, el día ant erior al pago.

134. Si por causas at ribuibles a los beneficiarios no fuese posible el pago de las
cant idades det erm inadas dent ro del plazo indicado, el Est ado consignará dichos
m ont os a su favor en una cuent a o cert ificado de depósit o en una inst it ución financiera
argent ina solvent e, en dólares de los Est ados Unidos de Am érica y en las condiciones
financieras m ás favorables que perm it an la legislación y la práct ica bancaria de
Argent ina. Si al cabo de 10 años dichas sum as no han sido reclam adas, serán
devuelt as al Est ado con los int ereses devengados.

135. Las cant idades asignadas en la present e Sent encia deberán ser ent regadas a las
personas indicadas en form a ínt egra, conform e a lo est ablecido en est e Fallo, sin
reducciones derivadas de event uales cargas fiscales.

136. En caso que el Est ado incurriera en m ora, deberá pagar un int erés sobre la
cant idad adeudada correspondient e al int erés bancario m orat orio en Argent ina.

VI I I
PUN TOS RESOLUTI VOS

137. Por t ant o,

LA CORTE

D ECLARA,

por unanim idad, que:

1. El Est ado violó el derecho a la libert ad de expresión reconocido en el art ículo 13


de la Convención Am ericana sobre Derechos Hum anos, en relación con el art ículo 1.1
de la m ism a, en perj uicio de los señores Jorge Font evecchia y Hect or D’Am ico, en los
t érm inos de los párrafos 42 a 75 de la present e Sent encia.

2. El Est ado no incum plió la obligación general de adopt ar disposiciones de


derecho int erno, reconocida en el art ículo 2 de la Convención Am ericana sobre
40

Derechos Hum anos, en perj uicio de los señores Jorge Font evecchia y Hect or D’Am ico ,
en los t érm inos de los párrafos 84 a 96 de la present e Sent encia.

Y D I SPON E

por unanim idad, que:

1. Est a Sent encia const it uye per se una form a de reparación.

2. El Est ado debe dej ar sin efect o la condena civil im puest a a los señores Jorge
Font evecchia y Hect or D’Am ico así com o t odas sus consecuencias, en el plazo de un
año cont ado a part ir de la not ificación de la present e Sent encia, en los t érm inos del
párrafo 105 de la m ism a.

3. El Est ado debe realizar las publicaciones dispuest as en la present e Sent encia,
de conform idad con lo est ablecido en el párrafo 108 de la m ism a.

4. El Est ado debe ent regar los m ont os referidos en los párrafos 105, 128 y 129 de
la present e Sent encia, dent ro del plazo de un año cont ado a part ir de su not ificación y
conform e a las m odalidades especificadas en los párrafos 131 a 136 de est e Fallo.

5. La Cort e supervisará el cum plim ient o ínt egro de est a Sent encia, en ej ercicio de
sus at ribuciones y en cum plim ient o de sus deberes conform e a la Convención
Am ericana, y dará por concluido el present e caso una vez que el Est ado haya dado
cabal cum plim ient o a lo dispuest o en la m ism a. El Est ado deberá, dent ro del plazo de
un año cont ado a part ir de la not ificación de est a Sent encia, rendir a la Cort e un
inform e sobre las m edidas adopt adas para cum plir con la m ism a.

Redact ada en español y en inglés, haciendo fe el t ext o en español, en San José, Cost a
Rica, el día 29 de noviem bre de 2011.
41

Diego García- Sayán


President e

Manuel E. Vent ura Robles Margaret t e May Macaulay

Rhadys Abreu Blondet Albert o Pérez Pérez

Eduardo Vio Grossi

Pablo Saavedra Alesandri


Secret ario

Com uníquese y ej ecút ese,

Diego García- Sayán


President e

Pablo Saavedra Alessandri


Secret ario

También podría gustarte