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INTEGRANTES:
DEINER SUAREZ RODRIGUEZ
COD: 0172110067
PROFESOR:
GUSTAVO TERCERO BALLESTEROS MARTINEZ
ELEECTIVA II
FACULTAD DE INGENIERIAS
INGENIERIA CIVIL
UNIVERSIDAD DE LA GUAJIRA
RIOHACHA – LA GUAJIRA
2023-2
INTRODUCCION
En este estudio, se abordará exhaustivamente el Proyecto Hidroeléctrico de Belo Monte en
Brasil, una iniciativa que buscaba satisfacer las crecientes demandas energéticas del país a
través de la generación hidroeléctrica. Sin embargo, la ejecución de este megaproyecto no
estuvo exenta de controversias, ya que desencadenó una serie de impactos sociales,
ambientales y en los recursos naturales. Nos sumergiremos en una evaluación detallada de
estos efectos, centrándonos en el desplazamiento de comunidades locales, las alteraciones
en la calidad del agua y los cambios en la estructura del suelo. A través de este análisis,
buscamos comprender de manera integral cómo Belo Monte ha dejado una marca en la
región, planteando cuestionamientos críticos sobre la sostenibilidad y las consideraciones
sociales asociadas a proyectos de esta envergadura.
HIDROELECTRICA DE BELO MONTE
La presa Belo Monte es sólo una de la larga serie de grandes proyectos hídricos
desarrollados en Brasil, país que desde la década de 1970 se conoce en América Latina por
la construcción de enormes presas, con daños sociales y ambientales muy graves.
El Aprovechamiento Hidroeléctrico (AHE) Belo Monte es, históricamente, parte de un
proyecto más grande estudiado por el Estado brasileño y grandes empresas de ingeniería y
energía para el aprovechamiento energético de la cuenca del río Xingú. En un principio, el
plan se esbozó durante la dictadura civil militar de Brasil, cuando el Inventário hidrelétrico
da bacia hidrográfica do rio planteaba la construcción de seis grandes presas, cinco de ellas
en el río Xingú y una en el río Iriri, el afluente más grande del Xingú. Esas presas
representarían 20 000 km2 en total de tierras ahogadas. Según Magalhães (2005), si ese
proyecto se lleva a cabo afectaría a 40 pueblos indígenas entre Mato Grosso y Pará.
El proyecto original, llamado Complejo Hidroeléctrico Cararaô en 1988, consistía en cinco
hidroeléctricas en Brasil. Entre ellas, la presa Kokraimoro fue eliminada debido a la
resistencia de la comunidad indígena kayapó, conocida por su lucha por los derechos
indígenas. La presa Babaquara, ahora parte del proyecto Altamira, habría inundado
enormes áreas de bosque amazónico. La oposición de los kayapó en el Encuentro de las
Naciones Indígenas del Xingú en 1989 llevó al archivo del proyecto Cararaô.
En el gobierno de Lula, el proyecto resurgió como Aprovechamiento Hidroeléctrico Belo
Monte, reduciendo el tamaño del embalse, pero generando nuevas preocupaciones. Aunque
la hidroeléctrica Belo Monte ha comenzado su operación, enfrenta críticas por
incumplimientos en obligaciones ambientales y sociales. Su capacidad de generación está
limitada por las variaciones estacionales en el caudal del río Xingú.
Aunque se afirmó que no habría proyectos adicionales río arriba de Belo Monte, persisten
preocupaciones sobre proyectos como la represa Altamira y la minería de oro a cielo
abierto llamada Belo Sun, generando tensiones y críticas por parte de movimientos sociales
y organizaciones. Estas exigen acciones concretas para abordar los problemas socio
ambientales provocados por Belo Monte y proyectos relacionados, mientras continúan las
controversias y la resistencia de las comunidades afectadas.
Es importante destacar que el resurgimiento del proyecto Belo Monte se produjo poco
después de la promulgación de la Constitución Federal de 1988 en Brasil, que reconoció y
garantizó derechos indígenas. Sin embargo, a pesar de las disposiciones constitucionales
que exigían la consulta de las comunidades afectadas antes de emprender proyectos en
tierras indígenas, el proyecto Belo Monte avanzó con críticas por la falta de participación
real de estas comunidades en la toma de decisiones.
Además, la situación se complica con la presencia del proyecto minero Belo Sun, propiedad
de una empresa canadiense, cerca de la presa Belo Monte. Este proyecto ha generado
controversias debido a la falta de consideración de las tierras indígenas en los estudios de
impacto ambiental y al posible impacto adicional en la ya afectada región.
A pesar de la operación de Belo Monte, persisten llamamientos de diversas organizaciones
sociales e instituciones públicas para que el Estado tome medidas concretas para abordar
los problemas socioambientales generados por la hidroeléctrica y otros proyectos
asociados. La resistencia y la vigilancia continúan, ya que la comunidad local y los
movimientos sociales expresan escepticismo sobre las promesas gubernamentales y temen
posibles futuros proyectos que puedan afectar aún más la región y sus comunidades.
Los beneficios del Proyecto Hidroeléctrico de Belo Monte fueron diseñados para abordar
las necesidades energéticas de Brasil y contribuir al desarrollo sostenible. Algunos de los
beneficios previstos incluyen:
Generación de Energía Renovable: Belo Monte tenía como objetivo principal
generar electricidad a gran escala utilizando el potencial hidroeléctrico del río
Xingu. Esto contribuiría a la matriz energética del país mediante la producción de
energía renovable, reduciendo la dependencia de fuentes no renovables y
disminuyendo las emisiones de gases de efecto invernadero.
Diversificación de la Matriz Energética: La hidroeléctrica buscaba diversificar las
fuentes de energía de Brasil, disminuyendo la dependencia de recursos como el
petróleo y el gas natural. La diversificación puede aumentar la resiliencia del
sistema energético y reducir la vulnerabilidad a fluctuaciones en los precios de los
combustibles fósiles.
Desarrollo Económico Regional: La construcción y operación de Belo Monte
generaron empleo y actividades económicas en la región. La presencia de la
hidroeléctrica podría haber impulsado el desarrollo de infraestructuras locales y
servicios, contribuyendo al crecimiento económico regional.
Ingresos Fiscales: A través de impuestos y regalías, el proyecto habría generado
ingresos fiscales para el gobierno brasileño. Estos recursos podrían destinarse a
programas de desarrollo social, educación, salud y otras áreas críticas.
Reducción de la Dependencia de Energía Importada: Al aumentar la capacidad de
generación interna, Belo Monte tenía el potencial de reducir la dependencia de
Brasil en la importación de energía eléctrica de otros países, fortaleciendo la
autosuficiencia energética.
Es importante destacar que, aunque se planificaron estos beneficios, la implementación del
proyecto también enfrentó críticas y desafíos debido a sus impactos sociales y ambientales,
lo que generó un debate significativo sobre la sostenibilidad y la ética de la iniciativa.
1. Impactos Sociales:
Desplazamiento de Comunidades: La construcción de la represa resultó en el
desplazamiento forzado de comunidades indígenas y locales, generando una
pérdida significativa de hogares y modos de vida tradicionales. Este
desplazamiento no solo afectó la estructura social, sino también la salud mental y
emocional de las personas afectadas, presentando desafíos en la adaptación a
nuevos entornos.