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Cómo dar un gran discurso en 8 pasos

Para ser un gran orador no es requisito haber sido tocado por los dioses, sólo se
necesita cuidar estos aspectos y practicar, practicar mucho.

Por Jacquelyn Smith

El discurso pronunciado por Steve Jobs en 2005 en la Universidad de Stanford ha


sido visto cerca de 25 millones de veces en YouTube (si sumamos éste y éste otro).
Ocho años después, una versión del texto todavía circula en Internet. El discurso
es tan poderoso por su mensaje —sigue hambriento, sigue alocado, y por su
estructura y la forma como Jobs lo transmitió. “Hoy quiero contarles tres historias
de mi vida”, dijo. “Eso es todo. No es gran cosa. Sólo tres historias.” Y con eso, el
público presente (y posteriormente los lectores), quedaron enganchados.

Futuros oradores del mundo, tomen nota. No tienen que ser un millonario de
Silicon Valley para dar un gran discurso. Los mejores discursos incluyen un mensaje
relevante, claro y algunas grandes historias para ilustrarlo. Olvídate de las
presentaciones de PowerPoint y de los montones de datos. En su lugar, mantén
tu discurso simple, con un principio, un medio y un final. Céntrate en un tema y
elimina todo lo demás. “Los discursos son una forma ineficaz de comunicación”,
dice Nick Morgan, colaborador deForbes, presidente de Public Words, Inc., y
autor de Trust Me: Cuatro pasos para autenticidad y carisma.

“La gente no recuerda mucho de lo que escucha, así que enfócate y mantenlo
simple.” Usa anécdotas. “La gente encontraría más sencilla la redacción de
discursos si se diera cuenta de que lo único que tienen que hacer es encontrar
un mensaje clave y tres grandes historias para apoyarlo”, dice Jane Praeger,
profesora de la Universidad de Columbia y presidenta de Ovid, una empresa de
entrenamiento y presentación discursiva. “Ese tipo de discursos también es más
fáciles de dar, ya que no tiene que ser leído. Si has vivido una historia, puedes
contarla de memoria y con sentimiento genuino. Así, las historias se quedarán en
la mente de las personas. Cuando le cuentas a la gente una historia que
despierta sus emociones y libera dopamina en su cerebro, lograrás que los
detalles se le graben en la memoria. En otras palabras, si haces que la gente
sienta lo que estás diciendo, no lo va a olvidar jamás.”
1. Sé relevante para tu público.

Pregúntate cuál es el problema que el público quiere resolver, y habla primero


sobre ese problema. “Entonces, y sólo entonces, habla de tu área de
especialización como la solución a ese problema”, dice Morgan. “El público
comienza por preguntar por qué. ¿Por qué estoy aquí? ¿Por qué me debe
importar? Si respondes rápidamente a esas preguntas, entonces te preguntarán
cómo. Tu trabajo consiste en responder a la pregunta de por qué y luego abordar
el cómo.”
2. Sáltate los agradecimientos y pasa a lo importante.

Con frecuencia la gente comete el error de comenzar sus discursos


agradeciendo al presentador o expresando su felicidad por estar allí. “En
cambio, entrar de lleno en una historia introductoria indica cuál es el tema sin
rodeos, puedes usar una estadística, una pregunta o algún tipo de interacción
con el público”, aconseja Morgan. Si sabes de qué se trata tu discurso —y debe
tratarse sobre algo— debes poder elegir con facilidad con qué abrir. Consigue
meterlos en la historia y deja que el público sepa sobre qué tratará tu charla.
3. Utiliza el lenguaje corporal que te haga lucir más cómodo.

Si muestras signos de nerviosismo, como cruzar los brazos, o tocar tus manos
delante de tu estómago, tu público detectará tu temor y estará menos abierto a
tu mensaje. “Tienes que fingir que estás pasando un buen rato y estás abierto a
que la audiencia pueda pasar un buen rato y se abra a ti”, dice Morgan. “Hablar
en público con éxito requiere pasión y emoción. Si estás emocionado, tu público
también lo estará.”
4. Párate derecho.
Ya sea que camines por el escenario o permanezcas de pie detrás de un atril,
trata de mantener una buena postura. “Imagina que tu cabeza es jalada hacia
arriba por un cable “, dice Praeger.
5. Articula las palabras, independientemente de tu forma natural de hablar.

“La autenticidad es la clave”, advierte Praeger. “No puedes ser alguien que no
eres. Por otro lado, siempre puedes ser mejor. La suavidad no resta puntos a un
discurso si estás comprometido con lo que estás diciendo. La pasión, el
compromiso y la convicción son fundamentales para hablar en público, y tú
puedes hacerlo independientemente de si tienes una voz poderosa o no.
Cualquier estilo natural funcionará.”
6. Practica tu discurso con anticipación.

“Lo harás mejor si prácticas en la regadera en vez de hablar frente al espejo, que
es una distracción”, recomienda Praeger. “Tienes que practicar en voz alta, de
preferencia frente a una pequeña audiencia.” Intenta (y practica) reemplazar
las muletillas y descansos como “esteeee”, “eeee” y similares, con un silencio.
7. Trabaja el salón.

Trata de hablar con parte del público antes de tu discurso, de modo que puedas
enfocarte en algunas caras amistosas, sobre todo si te pones nervioso. “Si haces
contacto visual con una persona amistosa en el cuadrante uno, todos a tu
izquierda pensarán que estás hablando con ellos”, dice Praeger. “Luego haz lo
mismo en el cuadrante dos. Tienes que ver tu charla como una serie de
conversaciones con diferentes personas en todo el salón.”
8. Lo más importante: trata de disfrutar la experiencia.

“El verdadero secreto zen es amar lo que estás haciendo en el momento”, dice
Morgan. “Si puedes relajarte y ser feliz por estar allí, el público también se sentirá
de esa manera.”

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