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Mitos y realidades sobre la tecnología LED

Primera entrega de la serie ‘12 mitos en torno a la iluminación LED industrial’

Genia Global

Los LED llevan utilizándose de forma generalizada durante más de una década y han servido
para iluminar multitud de elementos, desde señales de tráfico y teléfonos móviles hasta
ordenadores y televisores. Aunque no se trata de una tecnología nueva, los LED ahora
ofrecen características únicas y atractivas para las aplicaciones industriales.

Ofrecen mayores niveles de durabilidad y fiabilidad, y no presentan requisitos de


mantenimiento como de reemplazo de lámparas o disyuntores asociados a los sistemas de
iluminación tradicionales:

• Presentan un funcionamiento óptimo en entornos a cualquier temperatura

• Son intrínsecamente controlables (encendido/apagado y atenuación instantáneos)

• Son mucho más eficientes desde el punto de vista energético

Las fuentes de iluminación industrial tradicionales comparten pocas de estas características.


Esto se debe a que, al contrario de lo que ocurre con las luces fluorescentes de alta intensidad
(HIF), de descarga de alta intensidad (HID), de sodio a alta presión y de funcionamiento a base
de haluros metálicos, los LED son semiconductores, no bombillas. Esta diferencia fundamental
es el origen de gran parte de los malentendidos en torno a los LED.

El reto ahora consiste en que los obsoletos criterios de evaluación, que se aplican a los
sistemas de iluminación convencionales, están aún en uso. Por tanto, ha llegado el momento
de ahondar en estos mitos y analizar las realidades subyacentes:

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MITO NÚMERO 1
Los LED no son un sustituto económico para los fluorescentes.

REALIDAD
Los LED son unos sustitutos excelentes para los fluorescentes, HID y otros sistemas de
iluminación industrial.

Aunque los costes de adquisición inicial de los LED son superiores a los de los fluorescentes, la
diferencia de precio es, como mucho, un problema efímero. De forma contraria a lo que
sucedía en décadas pasadas, cuando los costes energéticos relacionados con la iluminación
jugaban un papel relativamente poco importante en las decisiones de compra, diez años de
rápida subida de los precios de la energía han transformado el consumo energético en el
mayor factor que repercute en los costes de los sistemas de iluminación industrial.

Debido a que los LED inteligentes son significativamente más eficientes desde el punto de vista
energético que los fluorescentes, o incluso que los LED básicos, no solo constituyen una
elección más económica en términos actuales, sino que son un imperativo en un entorno con
crecientes costes energéticos. Como resultado, un gran número de organizaciones industriales
ya no están dispuestas a cambiar períodos iniciales de retribución ligeramente más cortos
(normalmente medidos en meses, no en años) por diez años o más de costes energéticos
sustancialmente más altos. Desde una perspectiva puramente financiera, esto ya no tiene
sentido. Basta con tener en cuenta la eliminación de los costes de mantenimiento y desecho
de mercurio. Las ventajas que aportan los LED son abrumadoras.

Comparando los costes energéticos anuales de una instalación de 100 lámparas de HIF T8 de 6
tubos con un sistema de iluminación inteligente de 13.000 lúmenes en un área de 0,10 $ kWh
con una ocupación del 20%:

HIF T8 de 6 tubos Sistema de iluminación


inteligente de 13.000
Costes energéticos anuales: $17,432 lúmenes$2,715
Costes energéticos en 5 años: $87,160 $13,575

Los costes energéticos en 5 años derivados del sistema de iluminación basado en LED son
inferiores a los registrados en un único año para el sistema HIF. Además, los LED no cuentan
con requisitos de mantenimiento continuo (reemplazo de lámparas o disyuntores).

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MITO NÚMERO 2
Los LED son una tecnología demasiado nueva.

REALIDAD
Los LED llevan utilizándose de forma generalizada durante más de un década, incluso en
aplicaciones relacionadas con la seguridad crítica.

Tras más de diez años de uso generalizado, los LED constituyen una tecnología madura y fiable
que se ha ganado su lugar en el mercado principal de la iluminación. La vertiginosa
popularidad de los LED se debe a su capacidad única de proporcionar sistemas de iluminación
considerablemente más eficientes desde el punto de vista energético, sostenibles y
económicos. Al combinar niveles mucho mayores de flexibilidad y control sobre cómo se hace
uso de la iluminación en una planta y proporcionar luz de mayor calidad, los LED se están
convirtiendo rápidamente en la elección tecnológica de iluminación preferida para las
aplicaciones industriales.

MITO NÚMERO 3
Los LED presentan disyuntores magnéticos que requieren mantenimiento y/o reemplazo.

REALIDAD
Las luces LED utilizan controladores electrónicos que no necesitan ser reemplazados.

Un disyuntor magnético es un circuito eléctrico que regula la cantidad de corriente que pasa a
través de una lámpara fluorescente y controla tanto la tensión de arranque como la de
funcionamiento. Con el tiempo, los disyuntores magnéticos utilizados en los sistemas de
iluminación industrial tradicionales (HID, HIF, HPS y haluros metálicos) sufren desgaste y, por
tanto, requieren mantenimiento y/o reemplazo. Para las instalaciones industriales de gran
tamaño con cientos de lámparas fluorescentes o HID, el mantenimiento de los disyuntores es
una opción costosa (en términos de mano de obra, interrupciones en el lugar de trabajo y
reemplazo de componentes).

Los LED son semiconductores que generan luz de forma eficiente y requieren controladores
electrónicos. En una lámpara bien diseñada, el controlador es un componente crítico que
administra el suministro de energía y juega un papel fundamental en la eficiencia energética
total. Se trata de un elemento clave en el consumo energético de la lámpara por lumen
producido y la generación de calor, y ofrece mayores vidas útiles para las lámparas. Debido a
que los LED utilizan controladores electrónicos, ofrecen a los fabricantes de LED la oportunidad
de integrar funciones de control (por ejemplo, detección, atenuación y encendido/apagado
instantáneos) en las lámparas para obtener los niveles más altos de funcionalidad y eficiencia.

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MITO NÚMERO 4
Los precios de los LED bajarán, por lo que merece la pena esperar.

REALIDAD
Esperar a que bajen los precios de los LED le costará dinero.

El ahorro energético derivado de la


actualización de la iluminación de
una planta a un sistema basado en
LED excede con creces cualquier
bajada de precios incremental de
las lámparas basadas en LED.

Los factores que más repercuten en


la iluminación industrial son los
costes directos y el consumo
energético, lo que hace inapropiada
la frecuentemente citada
comparación entre los chips de
procesamiento de los ordenadores
y los LED. Sí. Los chips de LED están
bajando de precio, pero gran parte
del coste de la iluminación basada
en LED se localiza en el sistema
creado en torno al chip, por lo que
el descenso potencial en el precio
de los chips solo repercute en
aproximadamente 1/3 de la
lámpara.

Una rápida ojeada al presupuesto de funcionamiento de una planta típica muestra que la
iluminación es una de las mayores cargas energéticas. Al reducir el consumo energético entre
el 50 y el 90% (en función de la aplicación y el fabricante), el ahorro energético derivado de los
LED es mucho mayor que el que se podría esperar de las bajadas de precios incrementales de
los mismos. En todo caso, la tendencia al alza de los precios energéticos hace que la espera sea
incluso más costosa. No merece la pena esperar.

Haciendo uso de la misma tarifa 0,10 $/kWh, por ejemplo, una sola lámpara T8 de seis tubos
consume normalmente unos 174 $ anuales en costes energéticos relacionados con la
iluminación. En cambio, una lámpara LED inteligente tan solo consume unos 27 $, lo que
conlleva un ahorro neto anual de unos 147 $ (sin incluir el ahorro adicional derivado del

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aprovechamiento de la luz solar, el mantenimiento y/o la refrigeración asociados a los LED
inteligentes). Esto significa que el coste de una lámpara LED tendría que descender
espectacularmente en un solo año para que mereciera la pena esperar.

MITO NÚMERO 5

REALIDAD
Los LED bien diseñados no deberían presentar fallos en los controladores.

Durante la vida útil de un LED, que por lo general supera 50.000+ horas de funcionamiento, es
muy poco probable que un controlador o cualquier otra pieza integrante necesite ser
reemplazada. Asimismo, en una lámpara LED bien diseñada, el encendido/apagado frecuente
no acorta su vida útil, al contrario de lo que ocurre con las lámparas fluorescentes o HID
tradicionales, cuya vida útil se ve considerablemente reducida por estas operaciones. De
hecho, el encendido/apagado frecuente en realidad alarga la vida útil de los LED, ya que
apagar estas lámparas ralentiza el ritmo al cual se acumulan las horas totales de
funcionamiento.

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