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Antigua Roma[editar]

Los antiguos romanos, que difundieron en todo el Mediterráneo su propio modelo de vida
urbana, basaron el bienestar y el buen vivir especialmente en la disponibilidad de
abundante cantidad de agua. Se considera que los acueductos suministraban más de un
millón de m³ de agua al día a la Roma Imperial, la mayor parte distribuida a viviendas
privadas por medio de tubos de plomo. Llegaban a Roma por lo menos una docena
de acueductos unidos a una vasta red subterránea.

Pont du Gard a Nîmes.


Para construir el acueducto Claudio se requirieron, por 14 años consecutivos, más de 40
mil carros de tufo por año.
En las provincias romanas los acueductos atravesaron con frecuencia profundos valles,
como en Nîmes, donde el Pont du Gard de 175 m de longitud tiene una altura máxima de
49 m, y en Segovia, en España, donde el puente-acueducto de 805 m de longitud todavía
funciona.
Los romanos excavaron también canales para mejorar el drenaje de los ríos en toda
Europa y, menos frecuentemente para la navegación, como es el caso del canal Rin-
Mosa de 37 km de longitud. Pero sin duda en este campo la obra prima de la ingeniería del
Imperio romano es el drenaje del lago Fucino, a través de una galería de 5,5 km por
debajo de la montaña. Esta galería solo fue superada en el 1870 con la galería
ferroviaria del Moncenisio. El “Portus Romanus, completamente artificial, se construyó
después del de Ostia, en el tiempo de los primeros emperadores romanos. Su bahía
interna, hexagonal, tenía una profundidad de 4 a 5 m, un ancho de 800 m, muelle de
ladrillo y mortero, y un fondo de bloques de piedra para facilitar su dragado.

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