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¿De dónde viene la “ideología de género”?

En Tucumán vivimos estos días los coletazos de una estrategia anti derechos que se
propone, después del 8A, re discutirlo todo. En esta semana, frente a la reacción
organizada del movimiento de mujeres, la Legislatura abortó un proyecto para
impedir la ILE que había "nacido" con mayoría. Acá una brevísima reseña de cómo se
construye la noción de "ideología de género" como antagónica con los derechos
humanos

Por Soledad Deza

“Ideología de género” ¿De dónde viene y hacia dónde va?

Gayle Rubin[1] enseñaba a fines de la década del 60, desde la antropología, que los
sistemas de sexo/género son los conjuntos de símbolos, prácticas, representaciones,
normas y valores sociales que las sociedades elaboran a partir de la diferencia
sexual anátomo-fisiológica y que otorgan sentido y finalidad a la satisfacción de
los impulsos sexuales, a la reproducción de la especie humana y, en general, a las
relaciones interpersonales. Joan Scott[2], desde la historia, señaló que el género
es el campo primario dentro del cual se articula el poder y comprende cuatro
elementos interrelacionados: a) símbolos culturales que evocan representaciones
múltiples; b) conceptos normativos: doctrinas religiosas, educativas, científicas,
legales y políticas que fijan diferencias polares (femenino/masculino, varón y
mujer) y reprimen otras alternativas, c) instituciones como las relaciones de
parentesco, la familia, la economía, el mercado de trabajo y la política que
reproducen la segregación y; d) la identidad subjetiva.

En la década del 70 se instalan formalmente en la Academia los “Estudios de género”


con la creación de los women’s studies, hoy gender studies, en prestigiosas
universidades de Europa y Norteamérica. Los desafíos que venía proponiendo la
Academia feminista sobre “género”, sumadas a su utilización como herramienta
analítica por las organizaciones de desarrollo en favor de la lucha por equilibrar
las diferencias entre mujeres y hombres se conjugan y en la década del 80 la
expresión “género” comienza a ser de uso corriente entre activistas, políticos y
agencias de desarrollo, así como de uso cotidiano para las personas, al punto que
sexo y «género» se alternaban indistintamente en el lenguaje coloquial.[3]

A ello se suma la introducción de la categoría “género” en las Conferencias


Internacionales a favor de los derechos de las mujeres, espacios desde donde se
empezaron a sistematizar los derechos humanos de las mujeres poniendo en evidencia
que el impacto de la Declaración Universal de Derechos Humanos se restringía para
la mitad de la población mundial –las mujeres- precisamente por no computar
situaciones puntuales de la vida de las mujeres. En la Conferencia Internacional
sobre la Población y el Desarrollo (CIPD) conocida como “El Cairo 1994” se define
por primera vez el reconocimiento internacional del derecho a la “planificación
familiar” y su Programa de Acción también por primera vez, insta a los gobiernos a
considerar que los abortos en condiciones de riesgo son una causa importante de
mortalidad materna y “una importante cuestión de salud pública“[4].

Luego de ello, en la IV Conferencia Internacional de la Mujer de las Naciones


Unidas -realizada en Beijing en 1995- se reconocen los derechos reproductivos
vinculados con la salud de las mujeres y son definidos como “un estado general de
bienestar físico, mental y social, y no de mera ausencia de enfermedades o
dolencias, en todos los aspectos relacionados con el sistema reproductivo y sus
funciones y procesos. En consecuencia, la salud reproductiva entraña la capacidad
de disfrutar de una vida sexual satisfactoria y sin riesgos y de procrear, y la
libertad para decidir hacerlo o no hacerlo, cuándo y con qué frecuencia”[5]. Ambas
conferencias favorecieron moderadas, pero importantes transformaciones jurídicas e
institucionales en las décadas siguientes, las cuales contaron con un respaldo
diferenciado de organizaciones y movimientos sociales. El sexismo y la homofobia,
en sus distintas expresiones, se convirtieron en problemas sociales que exigían la
intervención estatal; proliferaron iniciativas legislativas que propendían por el
reconocimiento de derechos que tocaban las esferas de la sexualidad y la
reproducción; asimismo tuvo lugar una amplia producción de políticas públicas para
afrontar las violencias contra mujeres y personas LGBTI[6].

Ya para la Conferencia de Bejing, representantes de grupos conservadores y del


Vaticano concentraron esfuerzos para imponer en los trabajos de comisión como único
significado de “género”, aquel referido a la identidad biológica sexual: varón o
hembra[7] y en 1.997 se publica en el año 1997 el libro ”The Gender Agenda:
Redefining Equality” de la investigadora y activista pro-familia Dale O’Leary. Para
esta autora, la matriz real del pensamiento feminista y la teoría de género
plasmada en las conferencias de El Cairo y Beijing no fue garantizar a las mujeres
el ejercicio de todos sus derechos “sino imponer, a la fuerza, una ideología
feminista radical inspirada en la interpretación marxista de la lucha de clases,
que en el fondo persigue acabar con la familia tradicional al proponer identidades
distintas a la femenina y masculina, afirmar que estas no son inherentes sino
construidas socialmente, así como promover una sexualidad libre a través del uso de
métodos anticonceptivos abortivos y alentar la conformación de uniones no
heterosexuales”[8]. Los contenidos del texto de O’Learey dan cuenta de una
estrategia retórica conservadora –en clave apocalíptica para los valores
cristianos- que se viene diseminando de manera global y con particular énfasis en
América Latina.

La consolidación de las luchas feministas y por la diversidad sexual en el ámbito


internacional generó la reacción negativa de la Iglesia católica y organizaciones
afines a la custodia de una supuesta ley natural que –desde los dogmas religiosos
pero permeando a los sistemas normativos- determinaría el papel de hombres y
mujeres en instituciones como la familia, el matrimonio y la reproducción. Vaggione
habla de este fenómeno como “politización reactiva”[9] y señala que involucra un
desplazamiento de los discursos y activismos desde el campo de la religión hacia el
derecho, la ciencia o la bioética, que escapa a la tradicional oposición entre lo
religioso y lo secular. En este marco emergen los discursos de la “cultura de la
muerte” y la “ideología de género”, dos estrategias diferentes, pero
complementarias[10], que buscan limitar las transformaciones sociales y políticas
operadas por el feminismo y el activismo por la diversidad sexual desde los años
noventa.

La primera estrategia está estrechamente vinculada a cuestionar el aborto y sus


discursos se apropian en tiempos de democracia del discurso de los derechos humanos
para –erigiéndose como defensores únicos de la vida a propósito de la defensa de
vida fetal- connotar negativamente como afiliados a la “cultura de la muerte” a
quienes bregan por la autonomía sexual, la disociación del binomio reproducción-
maternidad y la legalización del aborto como una cuestión de igualdad, salud y
ciudadanía[11]. La segunda estrategia, consistió en el afianzamiento de la
categoría “ideología de género” como una herramienta que para acentuar el
antagonismo entre cultura de la vida y cultura de la muerte apela al desprestigio
de los estudios de género y difunde una traducción apocalíptica de estos estudios
para la moral pública: “acabará con los valores familiares”, “buscan iniciar
precozmente a lxs niñxs en la sexualidad”, “favorecen los abusos” y afirmaciones de
este tipo, forman parte de esta operación política. En esta última estrategia se
inscribe la de-codificación de la Educación Sexual Integral como dispositivo
atentatorio de la autoridad parental o promotor del inicio sexual temprano. Y
detrás de esta estrategia también está la patologización de la identidad sexual por
fuera de la heteronormatividad.
“Ideología de género” y activismo político en campo del derecho

Lo curioso de estos movimientos en contra de los derechos humanos es que bajo el


ropaje de derechos, ocultan un posicionamiento religioso en su ideología y
maquillan con argumentos de la ciencia o el derecho su pugna por mantener intacto
un status quo de moral sexual restrictiva y exclusión de los planes de vida que no
cuadran con los dogmas católicos o evangélicos. Para ello, la apelación a la
“protección de la vida” es su eje.

Sin embargo, Jaris Mujica -quien desde Perú se ha ocupado de desenmascarar esta
movida religiosa de fuerte agresividad- señala que no es estrictamente una vida
biológica la que buscan conservar los conservadores –sean evangélicos o católicos-
sino una vida mucho más compleja que entrecruza juicios morales con un enfoque
radicalizado de la ciencia donde lo que está en juego no es sólo “la vida dada por
Dios”, sino también “la vida como núcleo de la ciencia, la biología y la medicina”.
Es así que un “triedro compuesto por Ciencia-Iglesia-Estado” compone un discurso de
soporte donde se sacraliza la vida como forma de una biología y queda indisponible
para la persona por razones divinas. Finalmente, dice el autor “esta vida, que la
ciencia determina y la Iglesia sostiene, es asegurada políticamente por el Estado
que defiende y es el soporte de su estructura de derechos, sobre todo en
democracias modernas[12]”.

La agenda de anticoncepción y aborto figuró en nuestro país -y continúa haciéndolo-


dentro de los puntos neurálgicos de la política eclesial. Disputar sentidos en la
definición de “vida” o en el “inicio de la vida” fue una táctica para resistir
decisiones sexuales o reproductivas de vida asociándolas con decisiones de muerte.
Pero también el campo de la educación (Educación Sexual Integral) ha sido un
terreno yermo y fructífero donde disputar sentidos acerca de los valores vigentes
en la sociedad y el tan conocido ahora “#Con mis hijos no te metas” que busca
vaciar de contenido una política pública con más de una década de vigencia y que
está basada en el respeto de los derechos humanos de niños, niñas y adolescentes,
es una muestra de ese “secularismo estratégico” -en palabras de Vaggione- donde el
dogma se disfraza de discusión jurídica e intenta ya no ocluir un debate –como
ocurrió décadas con la legalización del aborto- sino directamente derogar
estándares legales vigentes.

Córdoba es un ejemplo por antonomasia de este “activismo judicial”[13] conservador.


La Asociación Portal de Belén fue y continúa siendo protagonista de una serie de
litigios para obstruir la implementación de derechos humanos que buscan igualdad
entre varones y mujeres a través de políticas sexuales. Desde 2012 –y hasta la
fecha- esta ONG logró suspender el acceso a las interrupciones legales de embarazo
en Hospitales Provinciales luego de plantear la inconstitucionalidad del Protocolo
elaborado por el Ministerio de Salud local, en cumplimiento de la exhortativa de la
Corte Suprema de Justicia de la Nación (CSJN) resuelta en el fallo “F.A.L”[14].
Incluso antes de obstruir el acceso a los abortos legales, esta misma ONG se
encargó de litigar en Córdoba y en otras provincias también, contra todo avance en
políticas de salud sexual y reproductiva. Primero, desde Portal de Belén iniciaron
una causa para impedir la venta de la anticoncepción hormonal de emergencia, con el
falso argumento de que es abortiva: esa demanda terminó en un fallo en 2002 de la
Corte Suprema, conocido como Portal de Belén – Asociación Civil sin Fines de Lucro
c/ Ministerio de Salud y Acción Social de la Nación s/ amparo[15]. Jorge Scala,
abogado de la organización Mujeres por la Vida y miembro de la Junta directiva de
Portal de Belén, fue pionero en América Latina en escribir contra la llamada
“Ideología de Género” y se dedica a dar conferencias y seminarios en distintos
países de la región y Europa difundiendo su libro “La Ideología de Género o el
Género como herramienta de poder”[16] donde en términos comparativos la valora en
una escala más dañina que el nazismo.[17].
Tucumán por su parte, también es víctima de los fundamentalismos religiosos que
ahora se ven democratizados y dividen su lobby entre católicos y evangélicos. En el
año 2012 y luego del Fallo F.A.L la actual Senadora Silvia Elías de Pérez promovió
una acción de amparo en contra de la implementación de las interrupciones legales
de embarazo. No prosperó, pero su certificado de bautismo acreditando “interés
legítimo” jamás será olvidado, como tampoco sus discursos sobre la “discriminación
del niño no deseado” para cuestionar la legalización del aborto. El Legislador
Marcelo Caponio hizo otro tanto con su campaña electoral “Si a la vida, no al
aborto” que ilustraba con una foto de un “Bebé Johnson” bastante grande. En pleno
debate de la ley de IVE también estuvo el frente -junto con nuestro Gobernador,
Intendente y Vice- de “marchas por la vida” que en la espectacularización
fundamentalista no se privó de nada: ecografías en vivo, feta de cartapesta
bautizada con nombre propio y profesionales de guardapolvo gritando a los cuatro
vientos “No cuenten con nosotros”. Colectivos con sus laterales con fotos de fetos
que piden “dejame nacer” y Poderes Legislativos -provincial y municipal-
declarándose “Pro-vida” por fuera de toda lógica jurídica, pero por dentro de la
estrategia de fijar bordes que excluyen a quienes no adhieren con los dogmas
religiosos. La “ideología de género” matizó todas las movilizaciones y también los
discursos. Y esta semana, también aduciendo proteger la vida, los 29 Jinetes del
Apocalípsis de la Legislatura Tucumana cabalgando para hacer más ignominiosa la
ignominia de la única provincia que no cuenta ni si quiera con la adhesión a la ley
25.673 que segura anticoncepción gratuita.

En oportunidad de los debates legislativos de las leyes Nº 26.618 de “Matrimonio


Igualitario” y Nº 26.743 de “Identidad de Género”, luego de que los diputados
votaron el proyecto de reforma de la ley de matrimonio, el cardenal Jorge Bergoglio
-entonces Presidente de la Conferencia Episcopal Argentina- envió una carta a las
monjas Carmelitas donde afirmaba: “No seamos ingenuos: no se trata de una simple
lucha política, es la pretensión destructiva al plan de Dios. No se trata de un
mero proyecto legislativo (éste es sólo el instrumento) sino de una “movida” del
padre de la mentira que pretende confundir y engañar a los hijos de Dios. [El
proyecto está destinado a destruir el plan de Dios.] Aquí también está la envida
del Demonio, por la que entró el pecado en el mundo, que arteramente pretende
destruir la imagen de Dios: hombre y mujer que reciben el mandato de crecer,
multiplicarse y dominar la tierra”[18]. Scala, por su parte sostuvo que “El
matrimonio entre homosexuales es absurdo (…) En la ideología de género el
presupuesto es que el sexo es lo biológico y que psicológicamente el género es el
resultante de la construcción social o cultural, como si no hubiera ningún
condicionamiento natural, como si cada uno pudiera concebir qué es ser varón y qué
mujer y hacerlo con su propio vida, como si fuera una cosa intercambiable”[19].

Si bien los argumentos religiosos estuvieron en este debate más traslucidos,


algunos actores religiosos también apelaron a la “ideología de género” en aquella
oportunidad refiriendo a un movimiento internacional encabezado por feministas que
trata de imponer políticas poblacionales neo-Malthusianas y valores culturales
ajenos que incluyen una “ideología de género” y la imposición de identidades LGBT
“occidentales.”[20].

Conclusiones

La reacción patriarcal luego de haberse clausurado el debate de aborto que


posibilitó la conservación un hecho cotidiano de la vida de las mujeres en el
status quo de crimen, parece ser reconfigurar un orden democrático plural y afin
con los estándares de derechos humanos vigentes. No se conformaron con el lobby
eclesiástico ejercido de forma obscena en el Senado de la Nación y a la vista de
todxs. Ahora vienen por todo para llevarnos para atrás, siempre para atrás.
Pero educación, salud, soberanía sexual y libertad reproductiva no son “slogans”
que re-discutir bajo parámetros oscurantistas como el de #ConMisHijosNoTeMetas,
sino que son derechos conquistados por la lucha colectiva feminista y de los
movimientos por la diversidad en búsqueda de la igualdad de género.

Detrás de todo discurso -también el religioso- hay ideología y , en todo caso, el


uso peyorativo de esta palabra asociada con la categoría “género” no es más que
una vieja práctica en la región Latinoamericana –relativamente nueva en nuestro
país- nutrida de viejos discursos religiosos.

Notas:

[1] RUBIN, Gayle en “El tráfico de mujeres: notas sobre la economía del sexo” en
Nueva Antropología, Vol III, Nº 30,1986, México

Gayle S. Rubin (Carolina del Sur, 1949) es una antropóloga cultural estadounidense,
más conocida como activista y teórica influyente en políticas de sexo y género. Ha
escrito acerca de varios temas que incluyen feminismo, sadomasoquismo,
prostitución, pedofilia, pornografía y literatura lesbiana, así como estudios
antropológicos e historias sobre subculturas sexuales, especialmente focalizadas en
contextos urbanos. Es profesora asociada de antropología, estudios de las mujeres y
literatura comparada en la Universidad de Míchigan en Ann Arbor.

[2] SCOTT, Joan. 1997. “El género, una categoría útil para el análisis histórico”.
En El género: la construcción cultural de la diferencia sexual. M Lamas editora.
Porrúa-Pueg. México

Joan Wallach Scott (Brooklyn, Nueva York, 18 de diciembre de 1941), más conocida
como Joan Scott, es una historiadora estadounidense especializada en historia de
Francia, así como en la historia de las mentalidades, con importantes
contribuciones en el campo de la historia de género e historia de la mujer e
historia intelectual. En la actualidad es titular de la cátedra Harold F. Linder en
el Institute for Advanced Study en Princenton, Nueva Jersey.

Entre sus publicaciones más notables está el artículo El género: una categoría útil
en el análisis histórico (Gender: A Useful Category of Historical Analysis),
publicado en 1986 en la American Historical Review1 considerado fundamental en la
historia de género.

[3] MUÑOZ, Fanni y Vanessa, Laura, 2017, `Género y la denominada “ideología de


género” en educación: entre el diálogo y el rechazo a la diversidad´. En Perú Hoy.
El arte del desgobierno. Lima: Desco. Disponible en
http://www.desco.org.pe/recursos/site/files/CONTENIDO/1118/11_Mu
%C3%B1ozLaura_PHj17.pdf

[4] El punto 7.3 de la Declaración indica que “se basan en el reconocimiento del
derecho basico de todas las parejas y todas las personas a decidir libre y
responsablemente el numero de sus hijos, el espaciamiento de los nacimientos y el
intervalo entre estos y a disponer de la informacion y de los medios para ello, y
el derecho a disfrutar del mas elevado posible nivel de salud sexual y de salud de
la reproducción”. UNITED NATIONS POPULATION INFORMATION NETWORK (POPIN)
UN Population Division, Department of Economic and Social Affairs,
with support from the UN Population Fund (UNFPA) Disponible en
http://www.un.org/popin/icpd/newslett/94_19/icpd9419.sp/1lead.stx.html

[5] Informe de la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer. Producto de la IV


Conferencia Internacional de la Mujer de las Naciones Unidas, los Estados firmantes
se comprometieron a abandonar lo que hasta ese momento venían haciendo –un simple
agregado– para dar paso a la “transversalidad del enfoque de género”, estrategia
que permite alcanzar la igualdad de género y el avance de los derechos de las
mujeres mediante la incorporación del análisis de género a las políticas, planes,
programas, proyectos y gestión interna de las instituciones. A/CONF.177/20/Rev.1.
Disponible en http://www.un.org/womenwatch/daw/beijing/pdf/Beijing%20full%20report
%20S.pdf

[6] VIVEROS VIGOYA, Mara “Deshacer y hacer la Ideología de género” en “Sexualidad,


Salud y Sociedad. Revista Latinoamericana”. ISSN 1984-6487 / n. 27 – dic. / dez. /
dec. 2017 – pp.118-127.

[7] O’LEARY, Dale. “La agenda de género. Redefiniendo la igualdad”. San José de
Costa Rica: Promesa, 1997 y 2007.

Dale O’Leary, escritora e investigadora, de la Asociación Médica Católica de


Estados Unidos, ha escrito The Gender Agenda: Redefining Equality (publicada
también en español).

[8] MUÑOZ, Fanni et. Al op. Cit.

[9] VAGGIONE, Juan. Entre reactivos y disidentes. Desandando las fronteras entre lo
religioso y lo secular. México D.F.: Instituto de Investigaciones Jurídicas –
Universidad Nacional Autónoma de México, 2005.

[10] VAGGIONE, Juan Marco (2012). La “cultura de la vida”: desplazamientos


estratégicos del activismo católico conservador frente a los derechos sexuales y
reproductivos. Religião & Sociedade, 32(2), 57-80

[11] VAGGIONE, Juan Marco. “La politización de la sexualidad y el sentido de lo


religioso”. https://programaddssrr.files.wordpress.com/2013/05/la-politizacic3b3n-
de-la-sexualidad-y-los-sentidos-de-lo-religioso.pdf

[12] MUJICA, Jaris. Economía Política del Cuerpo. La Reestructuración de los


Grupos Conservadores y el Biopoder. Lima. PROMSEX, 2007. P. 71

[13] Diego Dukelsky analiza este concepto desde múltiples puntos de vista para
invitar a reflexionar acerca de la inexistencia de actividad jurisdiccional “pura”
o sin ideología “…la «corporación judicial» se presentará como técnico-neutral e
invocará en forma abstracta la «independencia judicial» para oponerse a medidas
ampliatorias de los derechos fundamentales en tiempos de gobiernos populares,
olvidando que la independencia de los magistrados implica también independencia del
poder económico y otros poderes privados. Y en los ámbitos académicos dominantes se
seguirá presentando a la ciencia del derecho como totalmente divorciada de la
realidad social, invocando una neutralidad y pureza teórica capaz de legitimar
cualquier medida o decisión jurídico-política” DUKELSY GÓMEZ, Diego. DOI:
10.14198/DOXA2018.41.10 DOXA, Cuadernos de Filosofía del Derecho, 41 (2018) ISSN:
0214-8676 pp. 193-209.

[14] “El aborto legal suspendido por una cautelar”. Nota publicada por Diario
Judicial. Disponible en http://www.diariojudicial.com/nota/30950

[15] CSJN in re “Portal de Belén – Asociación Civil sin Fines de Lucro c/


Ministerio de Salud y Acción Social de la Nación s/ amparo” deja en claro la
cuestión litigiosa en el Considerando 3ª) “la cuestión debatida en el sub examine
consiste en determinar si el fármaco “Imediat”, denominado “anticoncepción de
emergencia”, posee efectos abortivos, al impedir el anidamiento del embrión en su
lugar propio de implantación, el endometrio. Ello determina que sea necesario
precisar si la concepción se produce con la fecundación o si, por el contrario, se
requiere la implantación o anidación del óvulo fecundado en el útero materno,
aspecto éste que la cámara entendió que requería mayor amplitud de debate y
prueba”. 5/03/2002. Fallo disponible en
https://sjconsulta.csjn.gov.ar/sjconsulta/documentos/verDocumentoById.html?
idDocumento=5166011

[16] SCALA, Jorge (2010) “La ideología de Género o el género como herramienta de
poder”. Madrid. Ed. Sekotia.

[17] Para profundizar ver “Actores y discursos consevadores en los debates sobre
sexualidad y reproducción en Argentina”. Peñas Defago, María Angélica y Vaggione,
Juan Marco (comp.). Católicas por el Derecho a Decidir. Colección “Género, Religión
y Sexualidad” CEA, CONICET. 2011. Córdoba.

[18] “La carta completa de Bergoglio”. Nota periodística publicada en el portal


digital TN el 22/06/2010. Disponible en https://tn.com.ar/politica/la-carta-
completa-de-bergoglio_038363

[19] Ideología de género y matrimonio homosexual en el centro del debate. Jorge


Scala. Nota del 9/06/2010 dsponible en http://www.bioeticas.org/bio.php?
articulo1044

[20] PETCHENY, Mario et Al (2018) “Sexualidad, política y actores religiosos en la


Argentina post-neoliberal (2003-2015)” en “Sexo, Delitos y Pecados Intersecciones
entre religión, género, sexualidad y el derecho en América Latina” Morán Faúndes,
José Manuel y Sáez Macarena (Ed). CENTER FOR LATIN AMERICAN & LATINO STUDIES,
AMERICAN UNIVERSITY Primera edición, 2016.

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