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El Gremio de Los Cazadores 07-3 - A Sip of Eternity
El Gremio de Los Cazadores 07-3 - A Sip of Eternity
Nota de la autora: Este cuento comenzó su vida como una escena en un primer borrador de
Archangel’s Shadows. Se centra en Dmitri y Honor, así que no hay spoilers de la historia de
Archangel’s Shadows. Sin embargo, si todavía no has leído Archangel’s Blade (la historia
de Honor y Dmitri) entonces guarda esto para leerlo más tarde. ¡Espero que lo disfruten!
Después de que Janvier se fuera cerrando la puerta tras de sí, Honor volvió
a los brazos de Dmitri y dirigió los ojos hacia su rostro. A pesar de que estaba
manejando un incidente triste, él no se veía tenso o estresado. –Si te gusta el
desafío, ¿no? – ella le dijo.
Él enredó su mano por su pelo y la atrajo más cerca del ritmo de vida de su
pulso. –Yo no necesito alimentarme tan a menudo como tú –. Fue su ronroneo
contra un lado de su cara.
–Wow –ella había susurrado cuando pudo hablar de nuevo – ¿Es siempre
así?
–Va a serlo para ti. –Había sido una promesa oscuramente sensual.
Honor se daba cuenta de que él era tan poderoso para ella por dos razones.
La primera era que ella lo amaba tanto que le quitaba el aliento. La segunda
era que él tenía mil años de edad y el poder que le da la misma. Incluso ahora,
ella sólo necesitaba darle un sorbo y su energía era suficiente para durar todo
el día. A veces, ella tomaba más, pero la dejaba un poco borracha.
Penetrando su piel, ella tomó un trago, y sintió que su cabeza daba vueltas
mientras sus células brincaban, por lo que se obligó a parar. –Quiero beber
más –se quejó mientras lamía sobre la marca. Él realmente no lo necesitaba,
era lo suficientemente fuerte como para que la picadura de los colmillos se
cerrara en un minuto o menos, pero a ella le gustaba darle ese pequeño placer
para borrar el dolor erótico–. Quiero beber sin que tú me derribes.
Duro como una roca, él se apretó contra ella. –Va a tomar tiempo – dijo, con
la voz áspera. –Cuanto más antigua te hagas, serás capaz de beber más sin
que la energía se te suba a la cabeza.
Meneando las cejas, ella sonrió. –Tendrás que correr para llegar a la línea
de meta.
Pero no antes de que levantara la mirada y sin perder el contacto con sus
ojos, dijo–: Siempre fuiste tú. Siempre serás tú.