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CURSANTE: DANIEL CARRERO

EL ARTE DE LA ORATORIA
Esta disciplina nació en Sicilia, pero se perfeccionó en la Grecia clásica, donde se concebía como
una herramienta para obtener prestigio y, finalmente, poder político. Grandes oradores de aquel
tiempo fueron Sócrates o Demóstenes. De allí, pasó a Roma, donde destacaron especialmente
Cicerón o Quintiliano.

Ya entonces, y también actualmente, puede definirse la Oratoria como el arte de hablar de forma
elocuente. Es decir, es la disciplina que enseña a manejar el idioma de tal forma que, mediante
palabras, se pueda convencer a un auditorio. No obstante, va más allá de la convicción a través del
lenguaje. Los buenos oradores son capaces de provocar emociones en sus oyentes e incluso de
persuadirlos a hacer algo.

A la vista de todo lo dicho, es fácil deducir la importancia de la Oratoria. Y una de las mejores
armas para cultivarla es el debate. Los alumnos de esta disciplina se foguean en muchas ocasiones
discutiendo argumentada mente entre ellos. Pero antes de llegar a este paso, es necesario
aprender algunas técnicas y trucos.

Técnicas de la Oratoria:

Como cualquier otra materia, esta disciplina puede aprenderse. Es cierto que hay personas que
nacen con cierta habilidad para ella. Pero, sin trabajo y sin entrenarse, nadie es imposible lucirse
en esta disciplina. Además, lo primero es dominar el miedo a hablar en público. Un buen orador
transmite confianza y seguridad en sí mismo al auditorio. Y todo el mundo puede lograrlo, aunque
es verdad que a algunas personas les cuesta más que a otras.

Por otra parte, la naturalidad es básica en el buen orador. Normalmente, se piensa que, para
hablar bien, hay que utilizar palabras cultas y giros gramaticales complejos. No es así, cuanto más
sencillo sea un discurso, mejor llegará a la audiencia. Lo que debe ser siempre es lingüísticamente
correcto e igualmente, dotado de la entonación, el ritmo y el volumen adecuados a cada
momento.

De hecho, los grandes maestros de la oratoria señalan que en ella participan tres tipos de
lenguaje. En primer lugar, está lógicamente el lenguaje verbal, es decir las palabras que se usan.
En segundo, el para verbal, que comprende justamente la entonación, el volumen y el ritmo. Pero
también otro elemento fundamental: las pausas y los silencios. Estos son tan importantes como lo
que se dice y ayudan a remarcar algo relevante. Un silencio puede ser más elocuente que las
palabras. Finalmente, está el lenguaje corporal, es decir, la forma en que se acompañan las
palabras con los gestos, las miradas y el movimiento.

Junto a todo lo dicho, el discurso también es clave. Debe estar bien estructurado y, de vez en
cuando, incluir algún efecto sorprendente para captar la atención del auditorio. Quienes escuchan,
al cabo de un rato, pueden distraerse y, para evitarlo, está el efecto sorpresa. Este es uno de los
trucos de que se vale la Oratoria, pero hay otros.
Los trucos del buen orador:

Los buenos oradores no se limitan a proporcionar datos y más datos a sus oyentes. Al contrario, se
sirven de ejemplos comprensibles por estos para desarrollar su discurso y hacerlo más ameno.
También es muy útil recurrir de vez en cuando a la improvisación. El orador debe tener su discurso
bien preparado y seguirlo fielmente, pero también debe añadir algo natural de vez en cuando. De
lo contrario, corre el riesgo de parecer acartonado. En este sentido, una pequeña anécdota o
broma puede resultar muy útil.

También es un truco habitual en los oradores comenzar mostrando a su auditorio los pasos que
van a seguir en su intervención. De este modo, quien escucha sabe por dónde va a ir el discurso,
digamos que ya tiene un guion, y es más difícil que se pierda. En el mismo sentido, es importante
que se expliquen los conceptos difíciles. El auditorio no tiene por qué ser experto en la materia
tratada y, si no la entiende, se desentenderá de lo que escucha.

Así mismo, el final es muy importante. Todo buen discurso debe terminar causando efecto en los
oyentes. Las últimas palabras son las que más se recuerdan y, por tanto, influyen en la valoración
de toda la charla o conferencia.

Características de la Oratoria:

1. Según el Orador:

 Conocimiento: tener el mayor conocimiento sobre el tema que escogerá para ser
manifestado.

 Integridad: el orador debe ser íntegro.

 Confianza: el orador debe tener plena confianza de sí mismo.

 Destreza y Habilidad: un orador debe tener destreza y habilidad frente a su público.

2. Según el punto de vista físico:

 La voz: pues definitivamente debemos de hacer uso de un adecuado timbre de voz.

 El cuerpo del orador: tener una postura correcta, estar vestido adecuadamente y utilizar
gestos y mímicas acorde con las palabras que pronunciamos.

3. Según el punto de vista Intelectual y Emocional:

 Clara y Entendible: la oratoria se debe de manifestar de manera clara, entendible y precisa


para un mayor éxito comunicativo.

 Impactante y fácil de recordar: la oratoria necesariamente debe ser impactante para


captar la atención del público y de ésta manera les sea fácil de recordar.

En conclusión, la Oratoria es una herramienta muy poderosa para progresar en el mundo


de hoy tanto desde el punto de vista laboral como desde la perspectiva personal.
Estudiarla y conocerla está al alcance de todos.

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