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MI CUENTO

En el pueblo de San Román, vive Don Eusebio, un hombre


pudiente, muy envidiado por la gente del pueblo pues posee una
gran riqueza.
Un día Don Eusebio estuvo muy pensativo y preocupado pues la
hacienda donde vivía se veía sucia y desordenada, muy descuidada
pues él no se hacía basto para mantenerla y ordenarla y tampoco
quería pagar a un personal de limpieza pues era muy tacaño y le
costaba mucho gastar su dinero, pero tanta fue su preocupación
que decidió buscar a alguien que le ayude en la limpieza y pensó en
una persona humilde y sencilla a la cual pueda engañar y
aprovecharse para pagarle una miseria.
Es así que a la mañana siguiente fue a caminar al pueblo en busca
de una persona ingenua que pueda caer en las mentiras de Don
Eusebio. Camino y camino y de pronto se encontró con Juan, un
indio muy humilde y necesitado de trabajo, ya que tenia una esposa
embarazada y cuatro pequeños niños que mantener, Don Eusebio
se dirigió hacia él y le ofreció trabajo prometiéndole un gran sueldo
y muchos beneficios, Juan no dudo en responderle con un sí, muy
entusiasmado por la gran propuesta laboral que se le presentaba.
Juan ansiaba ya iniciar su nuevo trabajo y ganar ese dinero que
tanto necesitaba para poder solventar los gastos de su familia y
poder vivir tranquilos y sin necesidades.
A la mañana siguiente Juan despertó muy temprano, muy feliz
porque ya tenía trabajo, se despidió con una gran sonrisa de
esposa y de sus niños y se fue a la hacienda de don Eusebio. Ya en
la hacienda, inicio con muchas ganar a ordenar y limpiar la
hacienda, hasta se puso a entonar uno de esos huainitos que tanto
le gustaban, Don Eusebio al oírlo cantar se puso de muy mal humor
pues no le agradaban esas melodías que entonaba y se puso a
renegar e insultar a los indios que Vivian en el pueblo. De pronto a
Juan se le borro la sonrisa y se le fue la alegría porque hizo caer un
jarrón muy costoso y muy fino, al escuchar el ruido de la caída del
jarrón apareció don Eusebio molesto y malhumorado gritando ¡que
fue ese ruido que escuche!, de pronto Juan muy asustado y
cabizbajo levanto la mirada y le dijo al patrón que se le cayo por
casualidad y que él le pagaría con el sueldo que le daría, le pidió
disculpas muy avergonzado, Don Eusebio acepto, pero con una
sonrisa burlona.
Al día siguiente mientras Juan limpiaba, esta vez con mucho
cuidado de no hacer caer los adornos del patrón, observo pasar a
Don Eusebio quien disimuladamente hizo caer otro jarrón para
echarle la culpa a Juan y así descontarle de su sueldo. Juan al
encontrar el jarrón roto se asustó y tuvo que decirle al patrón que lo
encontró roto, pero el patrón no le creyó y le dijo que le descontaría
de su sueldo nuevamente. Es así que a los días siguientes
ocurrieron eventos similares y Juan empezó a sospechar de su
patrón, así que con mucho cuidado se escondió hasta ver a su
patrón como hacia caer los objetos para luego culparlo a él, de
pronto Juan sintió que alguien se acercaba, era don Eusebio y
como todos los días hizo caer otro objeto, entonces sale Juan de su
escondite y lo encara a su patrón y le dice que fue él quien estuvo
rompiendo todos los objetos que aparecían dañados, el patrón todo
sarcástico y sin remordimientos empezó a insultar a juan se burló
de su condición humilde en la que vestía y en la que vivía, Juan al
ver esa actitud del patrón no aguanto mas y renuncio al trabajo y se
marcho muy triste, no podía creer que Don Eusebio tenía un mal
corazón y que todos estos días que trabajo para él con mucho
empeño el patrón solo se estuvo aprovechando de su buen
corazón, lloro y lloro y recordó la promesa que le hizo a su familia
que vivirían mejor y sin necesidades, y ya no podría cumplirles por
culpa del patrón que lo engaño y utilizo. Llego a su casa muy triste y
les conto lo sucedido, su familia le dio su apoyo moral y le dijeron
que pronto encontraría un trabajo mejor porque Juan era un hombre
muy noble y bueno.
Ya Don Eusebio en su casa, nuevamente solo y con todo el
desorden encima y en el silencio de esa gran hacienda se puso a
pensar y reflexionar de la actitud que tuvo con su empleado, ese
hombre bueno del cual se quiso aprovechar para no pagarle su
sueldo, se dio cuenta que estaba solo y que se había ganado la
fama de ser un hombre malo en el pueblo, y que nadie quería
trabajar para él porqué todos sabían que era un aprovechador y
abusivo, todos el pueblo lo repudiaba y que su riqueza de nada le
serviría, porque no tenía amigos, no podía comprar la amistad. Es
así que decide cambiar su mentalidad y cambiar su actitud.
Al día siguiente Don Eusebio se dirige al pueblo con una actitud
diferente, más amable y sencillo con una gran amabilidad se dirige
a los pobladores para averiguar la dirección de Juan, toda la gente
se queda sorprendida, por este gran cambio.
De pronto Don Eusebio se encuentra frente a una casita muy
humilde, se dirige a ella y de pronto sale Juan quien molesto le
pregunta ¿qué hace aquí?, déjeme en paz, Don Eusebio muy triste
y avergonzado se dirige a Juan y le pide disculpas por la actitud que
tuvo , le dice que esta muy arrepentido por lo sucedido y que
aprendió la lección, que ya no quiere estar solo que necesita un
amigo, un compañero como él, que por favor vuelva a trabajar a su
casa , que le pagara un buen sueldo y que ya no se burlara de él,
es más le pidió que su familia también viva en la hacienda con él,
pues es una hacienda grande que necesita la alegría de los niños.
Juan lo pensó mucho, lo dudo, pero confío que el patrón ya no lo
engañaría y decidido aceptar, es así que se mudo con toda su
familia a la gran hacienda y la actitud de don Eusebio fue diferente
desde el primer día, fue más amable, más noble, y salió a reflejar el
buen corazón que tenía guardada, desde aquel día la gente del
pueblo lo admiro y gano su respeto y confianza. En recompensa a
la población por perdonarlo y darle una nueva oportunidad don
Eusebio organizo una gran fiesta en el pueblo y la gente bailo,
comió y se divirtió grandemente y vivieron felices el resto de sus
días.

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