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ACEPTACION Y RENUNCIA DE LA HERENCIA

Derecho de Opción

En nuestro ordenamiento jurídico el heredero tiene la libertad de aceptar o renunciar la


herencia (art. 2287 C.C.C.N. “Todo heredero puede aceptar la herencia que le es deferida o
renunciarla…”)

La aceptación o renuncia de la herencia es un acto trascendental en la consolidación de la


calidad de heredero del que es llamado a suceder, y tiene un impacto directo en la
propiedad de los bienes hereditarios. Si bien en nuestra legislación la apertura de la
sucesión y la transmisión de la herencia se producen con la muerte real o presunta de una
persona (art. 2277 C.C.C.N.) y desde la muerte del causante los herederos tienen todos los
derechos y acciones que le pertenecían (art. 2280 C.C.C.N.) la propiedad de los bienes
hereditarios se consolida con la aceptación de la herencia, con efecto retroactivo al
momento mismo de la muerte del causante. Maffía nos enseña que la aceptación de la
herencia tiene como efecto fijar la posición del heredero, consolidando su título. 1

Esta posibilidad que tiene la persona que ha sido llamada a suceder, por ley o por un
testamento, de aceptar o renunciar la herencia que le ha sido deferida es lo que
constituye el Derecho de Opción

Caducidad del Derecho de Opción: Este derecho de opción tiene un plazo de caducidad
que surge del art. 2288 C.C.C.N. “El derecho de aceptar la herencia caduca a los diez años
de la apertura de la sucesión. El heredero que no la haya aceptado en ese plazo es tenido
por renunciante…”

De acuerdo con esta norma el heredero tiene un plazo de 10 años contados desde la
muerte del causante para manifestar su voluntad de aceptar la herencia, o realizar actos
que la impliquen, vencido dicho plazo sin que lo haya hecho, la ley ipso iure lo considera
renunciante. Se trata de un plazo de caducidad, es decir que el derecho se extingue por no
ejercerse en el plazo señalado por la ley; por lo tanto, si un heredero guarda silencio, una
vez vencido dicho plazo se transformará en renunciante.

1 Maffía, Jorge O., Manual de Derecho Sucesorio, T. I, Lexis Nexis, Bs. As. 2005, pag. 125
Transmisión del Derecho de Opción: El derecho de opción se transmite a los herederos del
llamado a la sucesión. El art. 2290 prevé “Si el heredero fallece sin haber aceptado ni
renunciado la herencia, el derecho de hacerlo se transmite a sus herederos…” Puede
ocurrir que esta persona que falleció sin manifestarse sobre la herencia que le había sido
deferida tenga, a su vez, varios herederos. En este caso, si no hay acuerdo entre ellos para
aceptar o renunciar la herencia, cada uno puede actuar libremente y los que la acepten,
adquirirán la totalidad de los derechos y obligaciones que le correspondían a su causante
en aquella herencia.

Intimación para aceptar o renunciar a la herencia: Si bien los herederos cuentan con un
plazo de diez años para ejercer su derecho de opción, los terceros interesados pueden,
antes de ese plazo, intimarlos para que se expidan sobre la decisión de aceptar o
renunciar. Esto se encuentra reglamentado en el art. 2289 del C.C.C.N.

Cuando el código habla de interesados, debemos entender que se refiere a:

a) Los coherederos, les interesa porque implicará la consolidación o no de los


derechos de aquellos con los que comparte
b) Los acreedores personales del heredero, cuyo interés surge de los beneficios que
les generará el aumento del patrimonio de su deudor, derivados de la adjudicación
de bienes a este en la sucesión.
c) Los acreedores de la sucesión, ya que para poder exigir el pago de las deudas
hereditarias necesitarán saber quiénes son los herederos.
d) Los legatarios, para poder exigir luego la entrega de su legado.

Conforme lo establece el art. 2289, la intimación debe realizarse judicialmente, a


diferencia de lo que ocurría en el Código de Vélez, que solo exigía que sea fehaciente. Sólo
puede ser realizada pasados los 9 días de llanto y luto y debe ser tramitada ante el juez del
último domicilio del causante, que es el competente para entender en el sucesorio.

El plazo de la intimación judicial no puede ser menor de un mes ni mayor de tres meses, el
cómputo es de días corridos. Una vez vencido el plazo otorgado por el juez en la
intimación, pueden darse tres situaciones:

1) Que el heredero acepte


2) Que el heredero renuncie
3) Que el heredero guarde silencio. En este caso el nuevo Código resuelve un tema de
larga data, que había sido omitido por el Código de Vélez. Así el art. 2289 C.C.C.N.
establece que si transcurrió el plazo otorgado al heredero en la intimación, sin que
este haya respondido, se lo tendrá por aceptante.

La Aceptación de la Herencia

La aceptación puede consistir en una declaración de voluntad unilateral (aceptación


expresa) o de la realización de actos a los cuales les ley le atribuye el efecto de consolidar
el carácter de heredero (aceptación tácita). En el primer caso se trata de un negocio
jurídico, en el segundo caso podemos estar frente a negocios jurídicos (por. Ej. venta de
un bien de la herencia) o simplemente actos voluntarios lícitos (por ej. sembrar y cosechar
un campo perteneciente al acervo hereditario).

El Código Civil y Comercial ha eliminado el instituto del beneficio de inventario que


encontrábamos en el Código de Velez, por lo que actualmente carece de significado la
distinción entre aceptación pura y simple y aceptación con beneficio de inventario que
implicaba una responsabilidad limitada (este era el modo en que se presumía que un
heredero aceptaba la herencia, a partir de la ley 17.711). Actualmente la aceptación de la
herencia siempre va acompañada de una responsabilidad limitada.

Características de la aceptación

Como negocio jurídico tiene los siguientes caracteres:

● Es voluntario, puesto que nadie está obligado a aceptar una herencia

● Es unilateral, ya que la voluntad del aceptante no se une a ninguna otra ni necesita


ser conocida o aceptada por otro para su perfección
● Es pura, es decir que no admite término ni condición, no puede ser sometida a
modalidad alguna, ni puede quedar subordinada a un acontecimiento futuro, ya
sea cierto o incierto. (art. 2287 C.C.C.N.)
● Es indivisible, no puede ser hecha solo por una parte de la herencia. La aceptación
parcial implica la del todo (art. 2287 C.C.C.N.)
● Es irrevocable, una vez que se ha aceptado, el heredero no puede volverse atrás.
● No es un acto personalísimo, ya que es perfectamente posible aceptar por
mandato, pero es necesario para ello un poder especial (art. 375 inc. d, C.C.C.N.)
● Es retroactiva, tiene efecto al momento de la muerte del causante (art. 2291
C.C.C.N.)

Capacidad para aceptar la herencia

La aceptación de la herencia equivale a un acto de disposición de bienes, por lo que


respecto a la capacidad, se aplican las reglas generales. Nuestro Código establece, en el
art. 23 que toda persona puede ejercer por si mismas sus derechos, excepto las
limitaciones expresamente previstas en la ley o en una sentencia judicial. A su vez el art.
24 determina quienes son las personas incapaces de ejercicio (personas por nacer;
personas que no cuentan con edad y grado de madurez suficiente; persona declarada
incapaz por sentencia judicial). Estas personas incapaces de ejercicio de sus derechos
deben valerse de su representante legal a los efectos de aceptar la herencia.

El art. 2297 contiene una limitación en cuanto a la aceptación de la herencia realizada


mediante un representante legal, para el caso de las personas incapaces o con capacidad
restringida, referida a la responsabilidad por el pago de las deudas de la sucesión, que
siempre será limitada al valor de los bienes que le sean atribuidos.

Formas de la Aceptación

a) Expresa, surge del art. 2293 C.C.C.N., tiene lugar cuando el heredero toma la
calidad de tal en un acto otorgado por instrumento público o privado. Se trata aquí
de un negocio jurídico unilateral (de los previstos en el art. 295 del C.C.C.N.),
puesto que es una declaración de voluntad expresa dirigida a producir
determinados efectos jurídicos.
b) Tácita, se produce cuando el heredero realiza un acto que supone necesariamente
su intención de aceptar y que no podría haberse realizado sino en calidad de
heredero (art 2293 segunda parte C.C.C.N.)
El código contiene, en el art. 2294, una lista meramente enunciativa de actos que
implican aceptación de la herencia, es decir que pueden existir otros, además de
los mencionados en la norma, bastando con que respondan al criterio sentado por
el art. 2293 en su última parte.
A su vez, al tratarse la enumeración de los actos tácitos de una mera enunciación,
el código en el art. 2296 explicita una serie de actos que NO implican aceptación
de la herencia, la cual tampoco es taxativa.
(A fin de no hacer demasiado extenso este trabajo, no se incluirán aquí dichas
enumeraciones, pero los alumnos deben conocerlas y estudiarlas)
c) Forzada, está prevista en el art. 2295 C.C.C.N. como una especie de sanción para el
heredero que oculta o sustrae bienes de la herencia. Cuando el heredero realiza
estos actos que acarrean una aceptación forzada son:
- Se agrava su responsabilidad hereditaria, que pasa a ser ilimitada, es decir que
responde por las deudas del sucesorio con su propio patrimonio.
- Pierde la posibilidad de renunciar a la herencia, y se lo considera aceptante.
- Se lo priva del derecho a tener parte en los bienes que ha sustraído u ocultado.
- Debe restituir el bien sustraído u ocultado, y si ello no fuera posible, su valor
estimado al momento de la restitución.

Nulidad de la Aceptación

Teniendo en cuenta que la aceptación es un acto jurídico voluntario, deben aplicarse los
principios generales en materia de nulidad (art. 382 C.C.C.N. y siguientes) y los referidos a
los vicios de la voluntad (art. 265/278 C.C.C.N.) así como también lo señalado respecto a la
representación de las personas incapaces o con capacidad restringida de ejercicio de sus
derechos.

La nulidad podrá ser solicitada por el propio aceptante, por sus sucesores universales y
por sus acreedores por vía subrogatoria, si la aceptación les causara un perjuicio a sus
derechos.

Se trata aquí de una nulidad relativa, por lo que si el heredero hubiera percibido frutos de
la herencia, cobrado o pagado deudas o vendido algún bien de la sucesión, regirán los
principios generales contenidos en los arts. 390 a 392 C.C.C.N., referidos a la restitución de
los bienes, a la buena o mala fe y a los derechos de los terceros subadquirentes de buena
fe y a título oneroso de bienes registrables.

La Renuncia de la Herencia
La renuncia es una declaración expresa de voluntad en la cual el heredero llamado a la
herencia manifiesta, en la forma dispuesta por la ley, que no quiere asumir los derechos y
obligaciones hereditarios.2

Debemos tener presente que en nuestro derecho el heredero adquiere la titularidad de la


herencia desde el momento de la muerte del causante. Por ello, la renuncia modifica su
statu quo, de allí que su significado jurídico sea de mayor trascendencia que la aceptación,
que no hace más que ratificar o consolidar una adquisición ya producida. Por esto algunas
de las características de la renuncia difieren de la aceptación, como por ejemplo su forma.

Características de la Renuncia

● Es unilateral su eficacia solo depende de la voluntad del renunciante

● Es indivisible ya que no puede aceptarse una parte de la herencia y renunciarse a


otra, conforme surge del art. 2287 del C.C.C.N.
● Es lisa y llana, no puede ser sometida a modalidad alguna

● Es expresa y formal tal como surge del art. 2299 C.C.C.N. debe ser realizada
mediante Escritura Pública o en acta judicial incorporada al expediente judicial.
● Tiene efectos retroactivos, sus efectos se retrotraen al momento de la muerte del
causante, por lo que se considera como si el renunciante nunca hubiera sido
heredero.
● Es retractable, en los términos del art. 2300 C.C.C.N.

Oportunidad de la Renuncia

El heredero puede renunciar a la herencia hasta tanto no haya mediado acto de


aceptación (art. 2298 C.C.C.N.). es decir que si el heredero aceptó la herencia, ya sea
expresa o tácitamente, no podrá ya renunciar a ella.

Formalidades de la Renuncia

2 Perez Lasala, José Luis, Tratado de Sucesiones, T. 1 Parte General, Rubinzal Culzoni, Santa Fe, 2014, pag.
510
Tal como ya dijimos, la renuncia es un acto formal, no cabe la renuncia tácita. La
formalidad de la renuncia la exige el art. 2299 C.C.C.N. a través de cualquiera de estos
dos medios: escritura pública y acta judicial incorporada al expediente judicial siempre
que el sistema informático asegure la inalterabilidad del instrumento.

En el caso de que sea realizada por Escritura Pública, no se exige su incorporación al


expediente judicial para ser efectiva.

Tal como la aceptación, la renuncia puede realizarse mediante apoderado, para lo cual
será necesario un poder especial que contenga facultades expresas (art. 375 C.C.C.N.)

Capacidad para Renunciar

La renuncia es también un acto de disposición de bienes, por lo que para la misma


resulta aplicable lo dicho anteriormente sobre la capacidad para aceptar la herencia.

Retractación de la Renuncia

Conforme surge del art. 2300 C.C.C.N. el heredero puede retractarse de la renuncia en
tanto no haya caducado su derecho de opción, si la herencia no ha sido aceptada aún
por otros herederos ni se ha puesto al Estado en posesión de los bienes (a causa de la
vacancia). Es decir que son necesarios dos requisitos que deben darse conjuntamente
para que sea posible la retractación:

- Que no haya caducado el derecho de opción, o sea que no hayan pasado diez
años desde la apertura de la sucesión (muerte del causante)
- Que la herencia no haya sido aceptada por otros o el Estado (vacancia)

El efecto de la retractación es hacer renacer el derecho de opción del heredero. Es decir


que no se convierte automáticamente en aceptante.

La retractación no afectará los derechos adquiridos por terceros sobre bienes de la


herencia.

Nulidad de la Renuncia

Al igual que lo dicho sobre la aceptación, al ser la renuncia un acto jurídico voluntario,
deben aplicarse los principios generales en materia de nulidad (art. 382 C.C.C.N. y
siguientes) y los referidos a los vicios de la voluntad (art. 265/278 C.C.C.N.) así como
también lo señalado respecto a la representación de las personas incapaces o con
capacidad restringida de ejercicio de sus derechos.

En cuanto a la inobservancia de las formas, la renuncia no producirá efectos, ya que,


según el art. 285 C.C.C.N., el acto que no se otorga en la forma exigida por la ley no queda
concluido como tal.

La nulidad puede ser solicitada por el propio renunciante, por sus sucesores universales y
por sus acreedores personales, en los términos del art. 2292, tal como lo explicamos en el
punto siguiente.

Renuncia de la Herencia en Perjuicio de los Acreedores

Si el heredero ha renunciado a una herencia que le fue deferida, en perjuicio de los


derechos de sus acreedores, estos pueden ejercer la acción emergente del art. 2292
C.C.C.N. Este artículo confiere a los acreedores la posibilidad de hacerse autorizar para
aceptar la herencia en nombre del heredero. En estos casos, la aceptación que realicen
los acreedores solo tendrá lugar a favor de quienes la formularon, y hasta la concurrencia
de sus créditos. Es decir que el heredero continuará siendo renunciante, y el acreedor se
beneficiará con los bienes que le hubieran correspondido al renunciante, sólo hasta poder
cobrar su crédito.

Son necesarios los siguientes requisitos:

- Que estemos frente a un heredero que haya renunciado, con las formalidades
de la ley.
- Que los acreedores que pretenden ejercer este derecho sean de fecha anterior
a la renuncia.
- Que la renuncia le haya ocasionado un perjuicio al acreedor, lo que se probará
acreditando la insolvencia del heredero deudor.

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