Está en la página 1de 67

UNIVERSIDAD PÚBLICA DE EL ALTO

“DERECHO”

tesina
“el estado desde la perspectiva de la ecología”

Postulantes:

-
-
-
-
-
-
-
-
-
-
-
-
-
-
EL ALTO – BOLIVIA

2023
AGRADECIMIENTO

A la “Universidad Pública de El Alto” por


abrirnos sus puertas para la formación
profesional, así como al Doctor Irineo
Espinoza Gonzales que durante nuestra
formación nos guio y enseñó sus
conocimientos haciendo de nosotros
universitarios avocados a la carrera de
Derecho.

i
DEDICATORIA

Este trabajo va dedicado a Dios por


darnos salud y conocimiento. A nuestros
padres por alentarnos, apoyarnos y
enseñarnos a no darse por vencido para
surgir como personas de bien, a nuestras
familias por todo el apoyo que nos han
dado durante nuestra formación.

ii
ÍNDICE GENERAL Pág.

AGRADECIMIENTO ............................................................................................. i

DEDICATORIA .................................................................................................... ii

CAPÍTULO I ANTECEDENTES ............................................................................

1. INTRODUCCIÓN ............................................................................................ 1

1.1 PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA ........................................................ 7

1.2 OBJETIVOS .............................................................................................. 8

1.2.1 Objetivo General ................................................................................. 8

1.2.2 Objetivo Especifico .............................................................................. 9

1.3 JUSTIFICACIÓN........................................................................................ 9

1.3.1. Justificación Técnica .......................................................................... 9

1.3.2 Justificación Económica ...................................................................... 9

1.4. LIMITACIONES ........................................................................................ 9

CAPÍTULO II ..................................................................................................... 11

MARCO TEÓRICO ........................................................................................... 11

2.1 ETIMOLOGÍA CONCEPTO Y DEFINICIÓN ............................................ 15

2.1.1 Inicios de la Ecología ........................................................................ 15

2.1.2 La Ecología Política ........................................................................... 18

2.1.3 Significado De La Ecología Política ................................................... 18

2.2 LA PERSPECTIVA ECOLÓGICA DE GIBSON ....................................... 19

2.3 CARACTERÍSTICAS ............................................................................... 21

2.3.1 La Ecología Política ........................................................................... 21

iii
2.3.2 La ecología distributiva ...................................................................... 23

2.3.3 La deuda ecológica ........................................................................... 25

2.3.4 Ecología política / epistemología política........................................... 26

2.3.5 El pensamiento y la crisis ambiental ................................................. 31

2.3.6 ecología abolicionista ........................................................................ 34

2.4 CLASES Y/O CLASIFICACIÓN ............................................................... 35

2.4.1 Origen del término Ecología .............................................................. 35

2.4.2 Ecología y medioambiente ................................................................ 36

2.4.3 Flujo de energía y materia ecología .................................................. 36

2.4.4 Niveles ecológicos ............................................................................. 37

2.4.5 Factores ecológicos .......................................................................... 38

2.4.6 Huella ecológica ................................................................................ 38

2.4.7 Disciplinas de la ecología .................................................................. 38

2.4.8 Ecólogos célebres ............................................................................. 39

2.5 IMPORTANCIA DE SU ESTUDIO ........................................................... 39

CAPÍTULO III MARCO PRÁCTICO .................................................................. 44

3.1 LA VISION DEL ESTADO EN LOS ORIGENES DEL MOVIMIENTO


ECOLOGISTA ................................................................................................... 45

3.1.1 Origen del movimiento ecologista ..................................................... 46

3.1.2 Objetivos del movimiento ecologista ................................................. 46

3.1.3 Características del movimiento ecologista ........................................ 47

3.2 EL ESTADO VERDE ............................................................................... 47

3.2.1 Revolución verde ............................................................................... 47

3.3 ESTADO Y MEDIO AMBIENTE EN EL PENSAMIENTO POLÍTICO


ECOLÓGICO CONTEMPORÁNEO ................................................................... 50

iv
3.3.1 El pensamiento ecológico contemporáneo: la ciencia de los
ecosistemas.................................................................................................... 50

3.4 ÉTICA POLÍTICA EN LA ECOLOGÍA ...................................................... 53

3.4.1 Principios básicos de la ética política ................................................ 53

3.5 PROTECCIÓN JURÍDICA DEL AMBIENTE EN EL ESTADO DE DERECHO


........................................................................................................................... 55

3.5.1 El derecho al medio ambiente en la Nueva Constitución Política del


Estado Plurinacional de Bolivia ...................................................................... 55

3.5.2 La Constitución y los principios, valores y fines esenciales del Estado


plurinacional ................................................................................................... 56

3.5.3 Los derechos fundamentales de la persona ...................................... 58

CAPÍTULO IV.................................................................................................... 61

CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES .................................................... 61

4.1 CONCLUSIONES .................................................................................... 62

4.2 RECOMENDACIONES ............................................................................ 64

4.3 BIBLIOGRAFÍA ........................................................................................ 65

ANEXOS ........................................................................................................... 66

v
ÍNDICE DE FIGURAS Pág.

ÍNDICE DE ANEXOS Pág.

vi
CAPÍTULO I
ANTECEDENTES

0
1. INTRODUCCIÓN

La destrucción acelerada de las condiciones eco sistémicas forjadas durante


millones de años, a partir de la generación –por el primer “replicador” – de vida sobre
la tierra, está teniendo como resultado una crisis ecológica global que pone a la
humanidad como especie en peligro de extinción. Éste es hoy el irrenunciable
horizonte de interpretación en el cual cabe plantear las cuestiones relativas a la
organización política y social de la vida humana.

Esto implica, por un lado, desechar la primacía del hombre sobre la naturaleza
establecida en el pensamiento moderno desde su origen, pues ante el problema
ecológico es ya imposible separar la comprensión científica del mundo natural por
un lado, y la tarea política de la construcción del orden social por otro. De ahí la
necesidad de tomar conciencia de la naturaleza socio-política de la “naturaleza”, es
decir, comprender que la naturaleza que actualmente se quiere “conservar” es
producto de una construcción social definida a su vez por determinadas relaciones
históricas de clase, de género, de “raza”, etc.

Por ello, a partir de la segunda mitad del siglo XX las reflexiones sobre el orden
global de la interrelación sistemas ecológicos-sociedades humanas, que han
pasado de una posición marginal a ocupar otra cada vez más central en la
producción teórica y práctica de las diferentes ciencias sociales, demuestran que
solo la interacción entre las técnicas de socialización de la naturaleza y los sistemas
simbólicos –las ideas– que las organizan permite comprender ese orden.

Así, la práctica social de la naturaleza se articula simultáneamente sobre la idea


que la sociedad tiene de sí misma, sobre la que tiene de su medio ambiente natural
y de su intervención sobre este medio ambiente. Por lo tanto, las ideas sobre la
naturaleza influyen de manera decisiva en la política. Así surgen las ciencias
transdisciplinares en las que la ecología se vuelve “humana” y la antropología y la
sociología se vuelven ecológicas y ambientales.

1
1.1 PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

La relación entre ecosistemas y actividades humanas está inserta en el contexto


de un mundo en fuertes transformaciones lo que nos plantea nuevos desafíos.

En los albores de un nuevo milenio se ha vuelto un lugar común sostener que


estamos transitando desde una sociedad industrial cuya base tecnológica y
productiva proviene del siglo pasado, centrada principalmente en el capital y los
recursos naturales, hacia una sociedad basada en la información y el conocimiento.

Uno de los efectos más visibles de este proceso de transformación lo podemos


apreciar en la apertura de los mercados y en la tendencia generalizada hacia la
integración económica, integración que por cierto no se limita a aspectos
arancelarios y comerciales. La integración nos demanda ampliar el rango de
explicaciones a las transformaciones, introduciendo como factor crítico la relación
del hombre con su entorno.

La dimensión ambiental considera tanto los aspectos biofísicos como


socioculturales.

La celebración de acuerdos comerciales, que se ha incrementado en el último


tiempo, implica una serie de compromisos ambientales que afectan aspectos tan
disímiles como el tipo de producción y consumo de nuestra sociedad como la
sobreexplotación de recursos naturales o las restricciones comerciales entre países.
De allí la relevancia de un diálogo científico que nos permita comprender los
alcances de un proceso de cambios, y sus impactos tanto en la vida natural como
sobre los asentamientos humanos.

Las decisiones vinculadas a las políticas ambientales, tienen una importancia


decisiva para la planificación del desarrollo.
La preocupación por el medio ambiente ha ido rápidamente adquiriendo una
mayor importancia. Además de los grupos ciudadanos y organizaciones no
gubernamentales dedicados al estudio y conservación medioambiental se constata
la presencia de las preocupaciones por el medioambiente en diversos estudios de
opinión pública.

Los latinoamericanos asignan creciente importancia al control de la


contaminación ambiental en las grandes ciudades, en las zonas costeras y, en
general al deterioro de los ecosistemas. En el plano gubernamental esto se ha
expresado en el hecho de que países como Colombia, Venezuela, Perú, Brasil,
México, Ecuador, Bolivia, Costa Rica y Chile, entre otros, recientemente hayan
dictado leyes de protección ambiental o creado comisiones nacionales o ministerios
del medioambiente para formular y aplicar políticas ambientales.

1.2 OBJETIVOS

1.2.1 Objetivo General

El estudio de la ecología política, como campo interdisciplinario en constante


construcción, es una herramienta teórico-analítica de relevancia, sobre todo ante la
intensificación desigual del consumo de energía y materiales, de los efectos no
deseados de ciertas tecnologías, así como de la generación de desechos cuyos
impactos se reflejan cada vez más en conflictos socio ambientales de diversa índole
y escala.

El presente tema que se está realizando revisa los orígenes y desarrollo de la


ecología política, poniendo el énfasis en las contribuciones del estado en la ecología
medio ambiental y trazando algunas reflexiones en torno de la construcción de
alternativas y leyes que ayuden a subsanar la destrucción del medio ambiente
desde y para los pueblos de América Latina.

Viendo la complejidad de los fenómenos ecológicos reconociendo las


interacciones a los varios niveles (organismos, poblaciones, comunidades,
ecosistemas, biosfera) y comprendiendo críticamente los efectos de estas
relaciones sobre la producción y productividad natural o agrícola.

1.2.2 Objetivo Especifico

- La visión del estado en los orígenes del movimiento ecologista.


- El estado verde.
- Estado y medio ambiente en el pensamiento político ecológico
contemporáneo.
- Ética política en la ecología.
- Protección jurídica del ambiente en el estado de derecho.

1.3 JUSTIFICACIÓN

1.3.1. Justificación Técnica

Hoy en día se considera que el medio ambiente cumple tres funciones


transcendentales: Como fuente fundamental de recursos necesarios para el
proceso productivo; ofrece servicios relacionados con el disfrute del medio ambiente
como la belleza natural, aire limpio, y actúa como depósito de desechos y residuos
generados en las actividades de producción y consumo.

1.3.2 Justificación Económica

Desde un punto de vista económico existe la necesidad de impulsar un desarrollo


sostenible que considere la satisfacción de las necesidades de generaciones
futuras, El estado se centra en los costos ambientales del sistema de un territorio
de gestión ambiental, haciendo énfasis en la identificación de los costos ambientales
que las organizaciones debieran considerar al incurrir en los mismos.

1.4. LIMITACIONES

En el desarrollo de la Investigación se distinguieron dos tipos de delimitaciones


que se describen a continuación:
- Inexistencia de información actualizada que se refiere al tema de la ecología
política, la falta de información por escasas fuentes bibliográficas las cuales
se encuentran dispersas en diferentes sitios.

- Inexistencia de información en las bibliotecas a disposición las mismas que


no cuenta con suficiente material con sus características específicas sobre la
ecología en el estado de derecho.
CAPÍTULO II
MARCO TEÓRICO
2.1 ETIMOLOGÍA CONCEPTO Y DEFINICIÓN

2.1.1 Inicios de la Ecología

Desde la antigüedad grecolatina ya existía un interés por comprender las


relaciones complejas entre los organismos y entre estos y su ambiente.

En un primer momento histórico este interés se manifestó en trabajos de carácter


descriptivo, así que en el siglo XVIII la principal preocupación consistía la
clasificación de los organismos en un sistema taxonómico. Para dicha clasificación
se observaban no sólo los caracteres externos, sino también los hábitos y
características más relevantes de las especies.

Charles J. Krebs, al referirse a los orígenes de la Ecología describe: La Ecología


tiene sus raíces en la historia natural, que es tan antigua como la humanidad. Las
tribus primitivas que dependían de la caza, la pesca y la recolección de alimentos,
necesitaban conocimientos detallados acerca de dónde y cuándo encontrar a sus
presas. (www.dialnet.unirioja.es, s.f.)

Por otra parte, el surgimiento de la agricultura y la ganadería hizo que aumentara


la necesidad de aprender acerca de la Ecología práctica de las plantas y los
animales domésticos.

La armonía ecológica fue uno de los principios básicos que rigieron la


comprensión de la naturaleza por parte de los griegos, que realizaron un estudio el
desarrollo de este concepto desde los tiempos antiguos hasta el moderno término
de "equilibrio de la naturaleza”.

Fueron pocos los avances conceptuales hasta que los estudiosos de la historia
natural y la Ecología humana precisaron los conceptos de la Ecología y aportaron
un marco analítico de referencia. Graunt 1962, describió a las poblaciones humanas
en términos cuantitativos, por lo que se le puede llamar el padre de la demografía.
15
Cole 1958, advirtió la importancia de medir cuantitativamente los índices de
natalidad y mortalidad, la proporción de individuos de uno y otro sexo

Muchos de los primeros logros de la Ecología provinieron de los campos de la


agricultura, la pesca y la medicina aplicada. Los trabajos relativos a las plagas de
insectos que atacan los cultivos han sido una fuente importante de ideas y la
regulación de su población es un problema fundamental que se ha estudiado desde
hace tiempo. (www.dialnet.unirioja.es, s.f.)

El reconocimiento de la existencia de comunidades de organismos vivos en la


naturaleza es muy antiguo, pero la identificación específica de las interrelaciones de
los organismos en las comunidades es relativamente reciente.

Forbes creía que hay un equilibrio uniforme en la naturaleza, el cual limita a cada
especie año tras año, aunque todas ellas siempre intentan aumentar en número.

El botánico danés Warming (1895-1909) ejerció gran influencia en los estudios


de comunidades y planteó interrogantes acerca de la estructura de las comunidades
de plantas y las asociaciones de especies en ellas.

En estos términos, al comienzo de siglo la Ecología ya estaba en camino de


convertirse en una ciencia, al reconocer los problemas generales de las poblaciones
y las comunidades. Las raíces de la Ecología residen en la historia natural, la
demografía humana, la biometría (enfoque matemático) y los problemas aplicados
de la agricultura y la medicina.

En el año de 1869, el biólogo alemán Ernst Haeckel acuñó el término ECOLOGÍA


para las prácticas que relacionan a los individuos y el medio ambiente de una
manera dinámica. A partir de este acontecimiento comenzó la consolidación de la
Ecología como una rama de la Biología, que emplea un método científico para
resolver sus problemas de investigación.

16
Sin embargo, fue hasta la década de 1960 cuando se consideró a la Ecología
como una ciencia importante. El continuo incremento de la población humana y la
destrucción del medio natural con pesticidas y contaminantes ha llamado la atención
pública respecto del mundo de la Ecología.

Gran parte de este interés reciente se centra en el medio ambiente humano y la


Ecología humana. Desafortunadamente, el término Ecología ha quedado
identificado en la mente del público con los problemas mucho más amplios, del
medio ambiente humano, y se ha llegado a significar con él todo lo que se refiere al
medio ambiente. “La ciencia de la Ecología trata acerca de los ambientes de todas
las plantas y animales, y no únicamente de los humanos, por lo que es mucho lo
que puede aportar a la solución de algunos interrogantes generales acerca de los
humanos y su medio ambiente.

La Ecología debe ser una ciencia de la realidad ambiental, como la física lo es


respecto de la ingeniería. Así, al igual que estamos limitados por las leyes de la
física al construir aeronaves y puentes, lo debemos estar por los principios de la
Ecología al modificar el medio ambiente. (www.dialnet.unirioja.es, s.f.)

La palabra “Ecología” proviene de los vocablos griegos, “oikos” y “logos”, que


significan casa y ciencia, respectivamente. Ernst Haeckel zoólogo alemán (1869),
originalmente acuñó el término “Ecología”, y la definió como “el estudio del ambiente
natural y de las relaciones entre organismos y sus alrededores”.

Según Rayo (1994), el término Ecología conduce desde sus orígenes al concepto
de economía. La economía investiga las estructuras de la unidad doméstica tierra y
establece las leyes de esta casa. Desde la perspectiva clásica de Aristóteles,
adquiere entonces una connotación moral que alude a la preocupación responsable
de adquirir y administrar aquellos bienes necesarios para gobernar un estado, de
manera que sus habitantes posean la oportunidad de vivir dignamente.

17
2.1.2 La Ecología Política

Se considera que la ecología política, como campo teórico, fue tomando cuerpo
en la década de 1980, cuando se gestaba con mayor claridad un encuentro de
aportes provenientes de distintas disciplinas abocadas al estudio del conflicto por el
acceso, despojo, uso y abuso de los territorios y los recursos que estos contienen
(incluyendo, en muchos casos, el reconocimiento y la verificación de las
contrafuerzas existentes y sus propuestas alternativas).

Si bien el proceso de despojo y abuso privado de los recursos naturales no es


nuevo, sino por el contrario, algo estructural del sistema actual de producción, es
cada vez más claro que la creciente acumulación de capital demanda una
explotación y transformación mayor del entorno natural y social con implicaciones
desiguales, sinérgicas e incluso irreversibles.

Es por ello que resulta necesario dar cuenta de los procesos de colonización de
la naturaleza –o actividades que alteran deliberadamente los sistemas naturales con
el fin de hacerlos más útiles al sistema de producción y reproducción imperante–,
así como de las modalidades del metabolismo socioeconómico, es decir, la
apropiación, transformación, distribución y consumo de energía y materiales, y la
consecuente generación de desechos. (www.dialnet.unirioja.es, s.f.)

2.1.3 Significado De La Ecología Política

Según una primera acepción posible, Ecología política sería la expresión política
de una determinada cosmovisión, esto es, una nueva mirada hacia el espacio de lo
político desde el punto de vista de la ontología ecológica. Esta nueva mirada de lo
ya existente en el territorio del poder político se irá traduciendo en muchas cosas y
una de ellas necesariamente adoptará la forma del programa.

La nueva mirada sobre lo viejo formula así en su interior un modelo de sistema


jurídico político. Hasta qué punto este modelo se asemeja o se distancia del modelo
del Estado social y democrático de derecho.
18
En este sentido la expresión Ecología jurídica expresaría una teoría de la
complejidad del sistema jurídico, más en concreto, una aproximación teórica cuyo
problema central será el de la desviación entre modelos normativos
(tendencialmente ecologistas) y praxis operativas (tendencialmente anti
ecologistas).

Esta nueva Ecología jurídica deberá su misma posibilidad a la nueva mirada


ecológica sobre la vieja Teoría General del Derecho. Más en concreto, al paradigma
ecológico le deberá la posibilidad de comprender el desnivel entre lo válido y lo real
como irreductible, como fisiológico dentro de ciertos límites y como patológico más
allá de esos límites.

La Teoría General del Derecho le adeudará la posibilidad de interpretar la


antinomia que subsiste entre validez (e ineficacia) de las nuevas normas jurídicas
que expresan los deseos ecológicos y eficacia (e invalidez) de las reales políticas
ambientales constitucionalmente orientadas hacia la satisfacción de las
expectativas. (www.dialnet.unirioja.es, s.f.)

2.2 LA PERSPECTIVA ECOLÓGICA DE GIBSON

La obra de James J. Gibson (1950; 1966) y, especialmente, su libro The


Ecological Approach to Visual Perception, publicado el 1979, produjo un gran
impacto dentro de las teorías clásicas de la percepción en Psicología.

Su concepción radicalmente diferente sobre el modo sobre cómo percibimos, le


supusieron no pocas críticas por parte de las diferentes tradiciones (que aún hoy se
mantienen) más reduccionistas en el estudio de la percepción humana, aunque ha
recibido también un amplio reconocimiento. (www.ub.edu/psicologia_ambiental, s.f.)

En esta línea, Neisser (1990) destaca que Gibson fue el primer investigador sobre
percepción que aportó algo realmente nuevo a la Psicología moderna.

19
Para Gibson, la percepción del ambiente es más directa y menos procesual de lo
que se había estado manteniendo desde los posicionamientos cognitivistas. La
percepción es holística e integrada en un marco ecológico, de manera que las
propiedades ambientales se perciben no como puntos diferentes y aislados sino
como entidades significativas dentro de un determinado contexto ecológico de
variables relacionadas entre sí.

En este sentido, Gibson recibe la influencia de Brunswik, en concreto su idea de


validez ecológica, pero difiere en lo esencial: la percepción no es tan interpretativa
sino mucho más directa. Si Brunswik enfatiza el procesamiento al nivel de estímulos
proximales, Gibson parte de los estímulos distales y lo amplía para hablar del patrón
óptico ambiental (ambient optical array). (www.ub.edu/psicologia_ambiental, s.f.)

Para Gibson, toda la información que una persona necesita percibir del ambiente
ya está contenida en el impacto producido por un patrón óptico ambiental. Este
patrón, como explica Neisser (1990), no es ni un estímulo (distal o proximal), ni una
estructura cognitiva, ni tan sólo un significado proyectado.

Es básicamente, el entorno visto desde una determinada perspectiva, con unas


determinadas "gafas". Las diferentes relaciones ecológicas (interacciones dentro de
un sistema integrado) entre la persona, el ambiente físico y el ambiente social,
hacen que la exploración activa -y la necesidad de moverse por el entorno y
utilizarlo- permita tomar contacto con los objetos de diferentes maneras y, por tanto,
producir diferentes patrones ópticos ambientales.

Este proceso permite descubrir en el entorno las diferentes oportunidades,


concepto clave en Gibson que puede traducirse como oportunidades ambientales,
atributos o posibilidades de uso del entorno. Así pues, la información ambiental no
se construiría internamente a partir de las sensaciones que se reciben del entorno,

20
sino que más bien uno percibe directamente el significado del patrón de
estimulación ambiental en forma de oportunidades.

Estas oportunidades o atributos son propiedades invariantes de los objetos que


informan sobre sus posibles usos y funciones. Percibir las ofertas del ambiente es
percibir cómo interactuar con él o, dicho de otra manera, lo que se puede o se ha
de hacer en un entorno determinado. (www.ub.edu/psicologia_ambiental, s.f.)

La percepción de ofertas u oportunidades es específica de la especie y también


puede diferir entre los miembros de una misma especie en función de la edad,
género, personalidad, etc. Además, la perspectiva ecológica contempla el entorno
desde una perspectiva dinámica, cambiante.

Por lo tanto, la modificación de alguno de los elementos que configuran este


sistema cambia las oportunidades de manera distinta para los diferentes
organismos que se encuentran en el entorno modificado.
(www.ub.edu/psicologia_ambiental, s.f.)

2.3 CARACTERÍSTICAS

2.3.1 La Ecología Política

La ecología política se encuentra en el momento fundacional de un campo


teórico-práctico*. Es la construcción de un nuevo territorio del pensamiento crítico y
de la acción política. Situar este campo en la geografía del saber no es tan sólo
delimitar su espacio, fijar sus fronteras y colocar membranas permeables con
disciplinas adyacentes. (www.redalyc.org, s.f.)

Más bien implica desbrozar el terreno, dislocar las rocas conceptuales y movilizar
el arado discursivo que conforman su suelo original para construir las bases
seminales que den identidad y soporte a este nuevo territorio; para pensarlo en su
emergencia y en su trascendencia en la configuración de la complejidad ambiental
de nuestro tiempo y en la construcción de un futuro sustentable.

21
La ecología política en germen abre una pregunta sobre la mutación más reciente
de la condición existencial del hombre. Partiendo de una crítica radical de los
fundamentos ontológicos y metafísicos de la epistemología moderna, más allá de
una política fundada en la diversidad biológica, en el orden ecológico y en la
organización simbólica que dan su identidad a cada cultura.

La ecología política viene a interrogar la condición del ser en el vacío de sentido


y la falta de referentes generada por el dominio de lo virtual sobre lo real y lo
simbólico, de un mundo donde parafraseando a Marshal Berman, todo lo sólido se
desvanece en el aire. (www.redalyc.org, s.f.)

A la ecología política le conciernen no sólo los conflictos de distribución ecológica,


sino el explorar con nueva luz las relaciones de poder que se entretejen entre los
mundos de vida de las personas y el mundo globalizado.

La ecología política construye su campo de estudio y de acción en el encuentro


y a contracorriente de diversas disciplinas, pensamientos, éticas, comportamientos
y movimientos sociales. Allí colindan, confluyen y se confunden las ramificaciones
ambientales y ecológicas de nuevas disciplinas: la economía ecológica, el derecho
ambiental, la sociología política, la antropología de las relaciones cultura-naturaleza,
la ética política.

Podemos afirmar sin embargo que no estamos ante un nuevo paradigma de


conocimiento o un nuevo paradigma social. Apenas comenzamos a indagar sobre
el lugar que le corresponde a un conjunto de exploraciones que no encuentran
acomodo dentro de las disciplinas académicas tradicionales.

La ecología política es un campo que aún no adquiere nombre propio; por ello se
le designa con préstamos metafóricos de conceptos y términos provenientes de
otras disciplinas para ir nombrando los conflictos derivados de la distribución

22
desigual y las estrategias de apropiación de los recursos ecológicos, los bienes
naturales y los servicios ambientales. (www.redalyc.org, s.f.)

Las metáforas de la ecología política se hacen solidarias del límite del sentido de
la globalización regida por el valor universal del mercado para catapultar al mundo
hacia una reconstrucción de las relaciones de lo real y lo simbólico; de la producción
y el saber.

La ecología política emerge en la economía ecológica para analizar los procesos


de significación, valorización y apropiación de la naturaleza que no se resuelven ni
por la vía de la valoración económica de la naturaleza ni por la asignación de normas
ecológicas a la economía.

Estos conflictos socio-ambientales se plantean en términos de controversias


derivadas de formas diversas –y muchas veces antagónicas– de significación de la
naturaleza, donde los valores políticos y culturales desbordan el campo de la
economía política, incluso de una economía política de los recursos naturales y
servicios ambientales. (www.redalyc.org, s.f.)

De allí surge esa extraña politización de “la ecología”.

2.3.2 La ecología distributiva

En la ecología política han anidado así términos que derivan de campos


contiguos –la economía ecológica–, como el de distribución ecológica, definido
como una categoría para comprender las externalidades ambientales y los
movimientos sociales que emergen de “conflictos distributivos”; es decir, para dar
cuenta de la carga desigual de los costos ecológicos y sus efectos en las variedades
del ambientalismo emergente, incluyendo movimientos de resistencia al
neoliberalismo, de compensación por daños ecológicos y de justicia ambiental.

23
La distribución ecológica designa “las asimetrías o desigualdades sociales,
espaciales, temporales en el uso que hacen los humanos de los recursos y servicios
ambientales, comercializados o no, es decir, la disminución de los recursos
naturales (incluyendo la pérdida de biodiversidad) y las cargas de la contaminación”.
(Martínez-Alier, 1997)

La distribución ecológica comprende pues los procesos extraeconómicos


(ecológicos y políticos) que vinculan a la economía ecológica con la ecología
política, en analogía con el concepto de distribución en economía, que desplaza a
la racionalidad económica al campo de la economía política.

El conflicto distributivo introduce a la economía política del ambiente las


condiciones ecológicas de supervivencia y producción sustentable, así como el
conflicto social que emerge de las formas dominantes de apropiación de la
naturaleza y la contaminación ambiental. (Martínez-Alier, 1997)

Sin embargo, la distribución ecológica apunta hacia procesos de valoración que


rebasan a la racionalidad económica en sus intentos de asignar precios de mercado
y costos crematísticos al ambiente, movilizando a actores sociales por intereses
materiales y simbólicos (de supervivencia, identidad, autonomía y calidad de vida),
más allá de las demandas estrictamente económicas de propiedad de los medios
de producción, de empleo, de distribución del ingreso y de desarrollo.

La distribución ecológica se refiere a la repartición desigual de los costos y


potenciales ecológicos, de esas “externalidades económicas” que son
inconmensurables con los valores del mercado, pero que se asumen como nuevos
costos a ser internalizados por la vía de instrumentos económicos, de normas
ecológicas o de los movimientos sociales que surgen y se multiplican en respuesta
al deterioro del ambiente y la reapropiación de la naturaleza. (Martínez-Alier, 1997)

24
2.3.3 La deuda ecológica

En este contexto se ha venido configurando un discurso reivindicativo en torno a


la idea de la deuda ecológica, como un imaginario y un concepto estratégico
movilizador de una conciencia de resistencia a la globalización del mercado y sus
instrumentos de coerción financiera, cuestionando la legitimidad de la deuda
económica de los países pobres, buena parte de ellos de América Latina.

La deuda ecológica pone al descubierto la parte más grande y hasta ahora


sumergida del iceberg del intercambio desigual entre países ricos y pobres, es decir,
la destrucción de la base de recursos naturales de los países llamados
subdesarrollados, cuyo estado de pobreza no es consustancial a una esencia
cultural o a su limitación de recursos, sino que resulta de su inserción en una
racionalidad económica global que ha sobre-explotado a su naturaleza, degradado
a su ambiente y empobrecido a sus pueblos.

Sin embargo, esta deuda ecológica resulta inconmensurable, pues no hay tasas
de descuento que logren actualizarla ni instrumento que logre medirla. Se trata de
un despojo histórico, del pillaje de la naturaleza y subyugación de sus culturas que
se enmascara en un mal supuesto efecto de la dotación y uso eficaz y eficiente de
sus factores productivos. (https://journals.openedition.org, s.f.)

Hoy, este pillaje del tercer mundo se proyecta al futuro, a través de los
mecanismos de apropiación de la naturaleza por la vía de la etno-bio-prospección y
los derechos de propiedad intelectual del “Norte” sobre los derechos de propiedad
de las naciones y pueblos del “Sur”.

La biodiversidad representa su patrimonio de recursos naturales y culturales, con


los que han co-evolucionado en la historia, el hábitat en donde se arraigan los
significados culturales de su existencia.

25
Estos son intraducibles en valores económicos. Es aquí donde se establece el
umbral entre lo que es negociable e intercambiable entre deuda y naturaleza, y lo
que impide dirimir el conflicto de distribución ecológica en términos de
compensaciones económicas.

El campo de la ecología política se abre en un horizonte que desborda el territorio


de la economía ecológica. La ecología política se localiza en los linderos del
ambiente que puede ser recodificado e internalizado en el espacio paradigmático
de la economía, de la valorización de los recursos naturales y los servicios
ambientales. (https://journals.openedition.org, s.f.)

La ecología política se establece en ese espacio que es el del conflicto por la


reapropiación de la naturaleza y de la cultura, allí donde la naturaleza y la cultura
resisten a la homologación de valores y procesos (simbólicos, ecológicos,
epistemológicos, políticos) inconmensurables y a ser absorbidos en términos de
valores de mercado.

Allí es donde la diversidad cultural adquiere derecho de ciudadanía como una


política de la diferencia, de una diferencia radical, en cuanto que lo que está allí en
juego es más y otra cosa que la distribución equitativa del acceso y los beneficios
económicos derivados de la puesta en valor de la naturaleza.

2.3.4 Ecología política / epistemología política

La ecología política es la política de la reapropiación de la naturaleza. Pero como


toda política, no es meramente una estrategia práctica; su práctica no sólo está
mediada por procesos discursivos y por aplicaciones del conocimiento, sino que es
esencialmente una lucha que se da en la producción y apropiación de los conceptos.

No sólo porque el ambientalismo crítico combate las ideologías que fundan la


racionalidad de la modernidad insustentable sino porque la eficacia de una
estrategia de reconstrucción social implica la desconstrucción de los conceptos

26
teóricos e ideológicos que han soportado y legitimado las acciones y procesos
generadores de los conflictos ambientales. (Leis, 2001)

La orientación de las acciones hacia la construcción de sociedades sustentables


se da en un campo de luchas teóricas y de politización de conceptos. Así, los
conceptos de biodiversidad, territorio, autonomía, autogestión, están reconfigurando
sus significados en el campo conflictivo de las estrategias de reapropiación de la
naturaleza.

- LA EPISTEMOLOGÍA POLÍTICA

La política de la diferencia se abre a una proliferación de sentidos existenciales y


civilizatorios que son la materia de una epistemología política que desborda al
proyecto interdisciplinario en su voluntad de integración y complementariedad de
conocimientos (las teorías de sistemas), reconociendo las estrategias de poder que
se juegan en el campo del saber y reconduciendo el conflicto ambiental hacia un
encuentro y diálogo de saberes. (Escobar, 1999)

Ello implica una radical revisión del conocimiento, de la relación entre lo real, lo
simbólico y lo imaginario, donde la solución no se orienta a copiar a la naturaleza, a
subsumirse profundamente en la ecología, a generalizar la ecología como modelo
de pensamiento y comportamiento, sino a situarse políticamente en lo imaginario de
las representaciones de la naturaleza para desentrañar sus estrategias de poder
(del discurso del desarrollo sostenible).

Se trata no sólo de una hermenéutica de los diferentes sentidos asignados a la


naturaleza, sino de saber que toda naturaleza es captada desde un lenguaje, desde
relaciones simbólicas que entrañan visiones, sentimientos, razones, sentidos e
intereses que se debaten en la arena política. Porque el poder que habita al cuerpo
humano está hecho de lenguaje. (Escobar, 1999)

27
Es dentro de esta epistemología política que los conceptos de territorio-región
funcionan como lugares-soporte para la reconstrucción de identidades enraizadas
en prácticas culturales y racionalidades productivas sustentables.

En este escenario, el territorio es visto como un espacio multidimensional


fundamental para la creación y recreación de las prácticas ecológicas, económicas
y culturales de las comunidades [...] Puede decirse que en esta articulación entre
identidad cultural y apropiación de un territorio subyace la ecología política del
movimiento social de comunidades negras. La demarcación de territorios colectivos
ha llevado a los activistas a desarrollar una concepción del territorio que enfatiza
articulaciones entre los patrones de asentamiento, los usos del espacio y las
prácticas de usos-significados de los recursos. (Escobar, 1999)

Una ecología política bien situada se sustenta en una teoría correcta de las
relaciones sociedad-naturaleza, o en la desconstrucción de la noción ideológico-
científica-discursiva de la naturaleza, capaz de articular la sustancia ontológica de
lo real del orden biofísico, con el orden simbólico que la significa, que la convierte
en referente de una cosmovisión, de una teoría, de un discurso sobre el desarrollo
sustentable. (https://journals.openedition.org, s.f.)
La ecología política remite directamente al debate sobre monismo/dualismo en el
que hoy se desgarra la teoría de la reconstrucción / reintegración de lo natural y lo
social, de la ecología y la cultura, de lo material y lo simbólico.

Es allí donde se ha desbarrancado el pensamiento ambiental, bloqueado por


efecto del maniqueísmo teórico y la dicotomía extrema entre el naturalismo de las
ciencias físico-biológico-matemáticas y el antropomorfismo de las ciencias de la
cultura; unas llevadas al polo positivo del positivismo lógico y empirista; el otro al
relativismo del constructivismo y de la hermenéutica.

En el naufragio del pensamiento ante su polarización extrema, pensadores y


científicos se han agarrado de la tabla de salvación que les ha ofrecido la ecología

28
como ciencia por excelencia de las interrelaciones de los seres vivos con su entorno,
llevando a una ecología generalizada que no logra desprenderse de esa voluntad
de totalización del mundo, ahora guiada por el objetivo de construir un pensamiento
de la complejidad. (Morin, 1993)

Surgen de allí todos los intentos por reconciliar a esos entes no dialogantes
(mente-cuerpo; naturaleza-cultura; razón-sentimiento), más allá de una dialéctica
de contrarios, unificados por un creacionismo evolucionista, de donde habría de
emerger la conciencia ecológica para reconciliar y saldar las deudas de una
racionalidad anti-ecológica.

Este pensamiento complejo en búsqueda de un paradigma monista fundado en


la ecología no ofrece bases sólidas a una ecología política capaz de guiar las
acciones hacia una sustentabilidad fundada en una política de la diferencia.

La otra falla del pensamiento epistemológico reciente ha sido querer reunificar la


naturaleza y la cultura sobre la base de una perspectiva fenomenológica a partir de
la constatación de que las cosmovisiones de las sociedades “tradicionales” no
reconocen una distinción entre lo humano, lo natural y lo sobrenatural.

Empero estas “matrices de racionalidad” no constituyen “epistemologías”


conmensurables, equiparables con la epistemología de nuestra civilización
“occidental”. De manera que, si bien podemos inspirarnos en las gnoseologías de
las sociedades tradicionales para una política de la diferencia basada en el derecho
de sus saberes, el campo general de la epistemología que anima y legitima la
política de la globalización económico-ecológica debe reconstruirse desde el cuerpo
mismo de sus fundamentos. (Morin, 1993)

La posmodernidad está marcada por el fin de los universalismos y los


esencialismos; por la emergencia de entes híbridos hechos de organismo, símbolos
y tecnología: por la imbricación de lo tradicional y lo moderno.

29
Pero es necesario diferenciar este re enlazamiento de lo natural, lo cultural y lo
tecnológico del mundo actual de la complejidad, del mundo de vida de los primitivos
que desconocen la separación entre cuerpo y alma, vida y muerte, naturaleza y
cultura.

Esta continuidad y fluidez del mundo primitivo se da en un registro diferente a la


relación entre lo real, lo simbólico y lo imaginario en la cultura moderna.

El problema a resolver por la ecología política no es sólo el dejar atrás el


esencialismo de la ontología occidental, sino el principio de universalidad de la
ciencia moderna.

Pues la ciencia ha generado, junto con sus universales a priori, al hombre


genérico que se convirtió en el principio de discriminación de los hombres diferentes.
De esta manera, los derechos humanos norman y unifican al tiempo que segregan
y discriminan. (Morin, 1993)

Por ello, la ecología política debe salir a la desconstrucción de todos los


conceptos universales y genéricos: el hombre, la naturaleza, la cultura, etc., pero no
para pluralizarlos como “hombres”, “naturalezas” y “culturas” (con sus propias
“ontologías” y “epistemologías”), sino para construir los conceptos de su diferencia.

Así pues, el eco feminismo no debe tan sólo diagnosticar los lugares asignados
a la mujer en la economía, la política, la familia. Su diferencia sustantiva no radica
en el lugar (diferente, subyugado) que le asigna la cultura jerárquica falo céntrica,
sino en decir su diferencia con un lenguaje propio, que no es sólo el agregado de
sensibilidad a la supuesta racionalidad inconmovible del machismo.

30
La ecología política habrá de edificarse y convivir en una babel de lenguajes
diferenciados, que se comunican e interpretan pero que no se traducen en un
lenguaje común unificado. (https://journals.openedition.org, s.f.)

Esta epistemología política trasciende el juego de interrelaciones e


interdependencias del pensamiento complejo fundado en una ecología generalizada
y en un naturalismo dialéctico, ya que está situada más allá de todo naturalismo.

Esta emerge desde ese orden que inaugura la palabra, el orden simbólico y la
producción de sentido. En esta perspectiva, la ecología política no emerge del orden
ecológico preestablecido, ni de una ciencia que haría valer una conciencia-verdad
capaz de vencer los intereses antiecológicos y antidemocráticos, sino en un nuevo
espacio donde el destino de la naturaleza se juega en un proceso de creación de
sentidos-verdades y en sus respectivas estrategias de poder.

Ese re anudamiento entre lo real, lo simbólico y lo imaginario es lo que pone en


juego las leyes de la naturaleza (entropía como ley límite de lo real) con lo simbólico
de su teoría y con la discursividad del desarrollo sostenible.

Esta cuestión epistemológica no se dirime en el campo del conocimiento, sino en


el de la política que hace intervenir otros símbolos, otros imaginarios y otros reales,
en el sentido de que la naturaleza (la biodiversidad) no son entidades objetivas
desde el momento en que la naturaleza se construye desde el efecto de poder de
los procesos imaginarios y simbólicos que la transforman en geopolítica del
desarrollo sostenible. (https://journals.openedition.org, s.f.)

2.3.5 El pensamiento y la crisis ambiental

La ecología política busca su identidad teórica y política en un mundo en


mutación, en el que las concepciones y conceptos que hasta ahora orientaron la
inteligibilidad del mundo y la acción práctica, parecen desvanecerse del campo del
lenguaje significativo. (https://journals.openedition.org, s.f.)

31
Sin embargo, el pensamiento dominante se resiste a abandonar el diccionario de
las prácticas discursivas que envuelven a la ecología política (como a todos los
viejos y nuevos discursos que acompañan la desconstrucción del mundo) a pesar
de que han perdido todo peso explicativo y resuenan como la nostalgia de un mundo
para siempre pasado, para siempre perdido: El del pensamiento dialéctico, el de la
universalidad y unidad de las ciencias, el de la esencia de las cosas y la
trascendencia de los hechos.

Y sin embargo algo nueva puja por salir y manifestarse en este mundo de
incertidumbres, de caos y confusión, de sombras y penumbras, donde a través de
los resquicios y resquebrajamientos de la racionalidad monolítica del pensamiento
totalitario, se asoman las primeras luces de la complejidad ambiental.

Llamemos a ese algo inconformidad, lucidez mínima, necesidad de comprensión


y de emancipación. Mientras los juegos de lenguaje son infinitos para seguir
imaginando este mundo de ficción y virtualidad, también lo son para avizorar futuros
posibles, para construir utopías, para reconducir la vida.

Y el pensamiento que ya nunca será único ni servirá como instrumento de poder,


busca comprender, enlazar su poder simbólico y sus imaginarios para reconducir lo
real.

Y si este proceso no deberá sucumbir al poder perverso y anónimo de la


hiperrealidad y la simulación guiadas por el poder o por la aleatoriedad de las cosas,
un principio básico seguirá sosteniendo la existencia en la razón, y es la de la
consistencia del pensamiento, consistencia que nunca será total en un mundo que
nunca será totalmente conocido y controlado por el pensamiento. Que nunca más
será regido por razones de fuerza mayor. (Borrero, 2002)

32
La crisis ambiental marca el límite del logocentrismo y la voluntad de unidad y
universalidad de la ciencia, del pensamiento único y unidimensional, de la
racionalidad entre fines y medios, de la productividad económica y la eficiencia
tecnológica, del equivalente universal como medida de todas las cosas, que bajo el
signo monetario y la lógica del mercado han recodificado al mundo y los mundos de
vida en términos de valores de mercado intercambiables y transables.

De allí que la emancipación se plantee no sólo como un antiesencialismo, sino


como de-sujeción de la sobre-economización del mundo.

Lo anterior implica resignificar los principios liberadores de la libertad, la igualdad


y la fraternidad como principios de una moral política que terminó siendo cooptada
por el liberalismo económico y político –por la ecualización y privatización de los
derechos individuales, de fraternidades disueltas por el interés y la razón de fuerza
mayor–, para renombrarlos en la perspectiva de la de sujeción y la emancipación,
de la equidad en la diversidad, de la solidaridad entre seres humanos con culturas,
visiones e intereses colectivos, pero diferenciados. (Borrero, 2002)

La ecología política es una política de la diferencia, de la diversificación de


sentidos; más allá de una política para la conservación de la biodiversidad que sería
recodificada y revalorizada como un universal ético o por el equivalente universal
del mercado, es una transmutación de la lógica unitaria hacia la diversificación de
proyectos de sustentabilidad y ecodesarrollo.

Esta política es una revolución que abre los sentidos civilizatorios, no por ser una
revolución de la naturaleza ni del conocimiento científico-tecnológico
(biotecnológica), sino por ser una revolución del orden simbólico, lo que implica
poner el espíritu des construccionista del pensamiento posmoderno al servicio de
una política de la diferencia, proponer la “imaginación abolicionista” como principio
de libertad y de sustentabilidad.

33
2.3.6 ecología abolicionista

La agenda abolicionista propone comunidades autogestionarias establecidas de


acuerdo al ideal de organización espontánea: los vínculos personales, las
relaciones de trabajo creativo, los grupos de afinidad, los cabildos comunales y
vecinales; fundadas en el respeto y la soberanía de la persona humana, la
responsabilidad ambiental y el ejercicio de la democracia directa “cara a cara” para
la toma de decisiones en asuntos de interés colectivo.

Esta agenda apuntaba a cambiar nuestro rumbo hacia una civilización de la


diversidad, una ética de la frugalidad y una cultura de baja entropía, reinventando
valores, desatando los nudos del espíritu, sorteando la homogeneidad cultural con
la fuerza de un planeta de pueblos, aldeas y ciudades diversos. (Borrero, 2002)

El discurso de la ecología política no es el discurso lineal que hace referencia a


los “hechos”, sino aquél de la poesía y la textura conceptual que al tiempo que
enlaza la materia, los símbolos y los actos que constituyen su territorio y su
autonomía de su campo teórico-político, también llevan en ciernes la
desconstrucción de los discursos de los paradigmas y las políticas establecidas.

para abrirse hacia el proceso de construcción de una nueva racionalidad a partir


de los potenciales de la naturaleza y los sentidos de la cultura, de la actualización
de identidades y la posibilidad de lo que “aún no es”.

La ecología política no solamente explora y actúa en el campo del poder que se


establece dentro del conflicto de intereses por la apropiación de la naturaleza; a su
vez hace necesario repensar la política desde una nueva visión de las relaciones de
la naturaleza, la cultura y la tecnología. (Borrero, 2002)

Más que actuar en el espacio de una complejidad ambiental emergente, se


inscribe en la búsqueda de un nuevo proyecto libertario para abolir toda relación
jerárquica y toda forma de dominación.

34
Más allá de estudiar los conflictos ambientales, está constituida por un conjunto
de movimientos sociales y prácticas políticas que se manifiestan dentro de un
proceso de emancipación. La ecología política se funda en un nuevo pensamiento
y en una nueva ética: una ética política para renovar el sentido de la vida. (Leff, 2002)

Así, dentro de la imaginación abolicionista y el pensamiento libertario que inspira


a la ecología política, la disolución del poder de una minoría privilegiada para
sojuzgar a las mayorías excluidas es tarea prioritaria para la ecología política.

La ecología política de América Latina deberá ser un árbol cultivado por nuestras
vidas y las de tantos movimientos sociales que se cobijan bajo su follaje; un árbol
con ramas que enlacen diversas lenguas, una Babel donde nos comprendamos
desde nuestras diferencias, donde cada vez que alcemos el brazo para alcanzar
sus frutos degustemos el sabor de cada terruño de nuestra geografía, de cada
cosecha de nuestra historia y cada producto de nuestra invención.
(https://journals.openedition.org, s.f.)

2.4 CLASES Y/O CLASIFICACIÓN

2.4.1 Origen del término Ecología

El término ecología surgió en 1869 en la obra del filósofo prusiano Ernst Haeckel,
y se compone de los vocablos griegos oikos (“casa, hogar”) y logos (“palabra”,
“estudio”). En ese sentido, una primera definición de la ecología sería “el estudio de
los hogares”. (https://es.wikipedia.org, s.f.)

La ecología explica el desarrollo de los distintos ecosistemas que existen.


Los ecólogos, en sus distintas especializaciones posibles, intentan dar
explicación científica como:

- Los procesos vitales de interacción, adaptación y supervivencia en un


ambiente determinado.

35
- El flujo de la materia y la energía en el marco de una comunidad biótica
determinada.
- El desarrollo y sucesión de los distintos ecosistemas que existen.
- La diversidad, abundancia y distribución de los organismos vivientes en los
diversos medios ambientales. (https://es.wikipedia.org, s.f.)

2.4.2 Ecología y medioambiente

Inicialmente, se pensó la ecología como una ciencia preocupada por las


relaciones entre los seres vivientes y sus respectivos entornos y entre sí, pero dicha
definición se amplió para abarcar justamente el estudio del medio ambiente.

Eso implica también los transportes de energía y materia, la transformación de


las mismas por parte de las comunidades biológicas, y todo lo que sea necesario
para entender en su necesaria complejidad y vastedad. (https://es.wikipedia.org, s.f.)

2.4.3 Flujo de energía y materia ecología

Los depredadores se alimentan de otros seres vivos.


Una de las figuras comunes de la ecología es la cadena trófica, es decir, la
cadena alimentaria, en torno a la cual se organizan las distintas formas de vida
existentes. (https://www.ecologiaverde.com, s.f.)

Esta cadena supone un balance en el flujo de la materia y la energía entre ellas,


que opera de manera balanceada, equitativa e interdependiente entre las especies,
que se vinculan entre sí de la siguiente manera:

a) Depredadores. Se alimentan de los demás seres vivos, sean herbívoros,


detritívoros u otros depredadores más pequeños. Al hacerlo, dejan material
orgánico a los procesos de descomposición, a los cuales se sumará eventualmente
al morir.

36
b) Herbívoros. Aquellos seres vivos que se alimentan de los vegetales y plantas,
y que transmiten la energía y la materia al ser depredados.

c) Descomponedores. Los detritívoros o descomponedores son aquellos que


ayudan a descomponer la materia orgánica y reiniciar el ciclo vital, permitiendo que
los nutrientes de desecho o residuales sean aprovechados y puedan ser absorbidos
por el suelo, de donde vuelven a las plantas y vegetales.
(https://www.ecologiaverde.com, s.f.)

2.4.4 Niveles ecológicos

La biósfera abarca el conjunto de todos los seres vivos conocidos y sus


relaciones. (https://www.ecologiaverde.com, s.f.)

La ecología estudia los seres vivos en base a sus niveles organización o niveles
ecológicos, lo que representa una escala de observación de los procesos entre los
seres vivos. Dichos niveles son:

a) Organismo. Las relaciones entre un ser vivo específico y su entorno.

b) Población. Las relaciones entre un ser vivo y la comunidad de su especie.

c) Comunidad. Las interacciones de una población definida con las poblaciones


de otras especies que la rodean.

d) Ecosistema. Las interacciones propias de un ambiente determinado,


abarcando las comunidades y poblaciones en ella, así como los flujos de materia y
energía en ella.

e) Biósfera. El conjunto pleno de todos los seres vivos conocidos y las relaciones
globales entre ellos. (https://www.ecologiaverde.com, s.f.)

37
2.4.5 Factores ecológicos

Existen dos clases de factores que intervienen en los procesos estudiados por la
ecología, y que son:

a) Bióticos. Aquellos que se derivan de los propios seres vivientes, como son las
distintas relaciones de comensalismo, parasitismo, simbiosis o depredación.

b) Abióticos. Aquellos propios de factores ambientales externos de los seres


vivos, como factores climáticos, hídricos, del suelo, etc.
(https://www.ecologiaverde.com, s.f.)

2.4.6 Huella ecológica

Uno de los conceptos más importantes en los últimos tiempos de la aplicación de


la ecología a la planificación industrial y urbana, es la huella ecológica. Éste puede
entenderse como la representación concreta del impacto medioambiental que
puede generar una actividad, operación, producto u obra, considerando los
elementos específicos de su emplazamiento, sus características y sus
consecuencias. (https://www.ecologiaverde.com, s.f.)

2.4.7 Disciplinas de la ecología

La ecología entraña algunas disciplinas específicas, como son:

a) Aero biología. Una ciencia multidisciplinar que estudia los procesos ecológicos
propios del aire y de las partículas transportadas pasivamente en él.

b) Ecología microbiana. Los mismos preceptos aplicados a comunidades y


sistemas de seres vivos superiores, aplican para los seres vivos microscópicos y la
bioquímica molecular.

38
c) Ecología urbana. Disciplina que aspira a entender el desarrollo de las ciudades
a partir de procesos ecológicos y la interacción entre las formas de vida que le son
inherentes, no sólo la humana.

d) Biogeografía. Esta disciplina estudia la distribución y repartición de los seres


vivos a lo largo y ancho de la tierra, usando para ello herramientas de muchas otras
disciplinas y ciencias. (https://www.ecologiaverde.com, s.f.)

2.4.8 Ecólogos célebres

Un breve listado de ecólogos conocidos y de obra mundialmente aclamada,


incluye nombres como los de Alexander von Humboldt, el célebre explorador y
naturalista, o incluso el de Charles Darwin, quien proclamó la teoría evolutiva del
origen de la vida, o el propio Ernst Haeckel. Pero también los del español y pionero
en su país Fernando González Bernáldez, o de Ramón Margalef, o el mexicano
Miguel Ángel de Quevedo. (https://humanidades.com/ecologia, s.f.)

2.5 IMPORTANCIA DE SU ESTUDIO

Se considera que la ecología política, como campo teórico, fue tomando cuerpo
en la década de 1980, cuando se gestaba con mayor claridad un encuentro de
aportes provenientes de distintas disciplinas abocadas al estudio del conflicto por el
acceso, despojo, uso y usufructo de los territorios y los recursos que estos contienen
(incluyendo, en muchos casos, el reconocimiento y la verificación de las
contrafuerzas existentes y sus propuestas alternativas).

Si bien el proceso de despojo y usufructo privado de los recursos naturales no es


nuevo, sino por el contrario, algo estructural del sistema actual de producción, es
cada vez más claro que la creciente acumulación de capital demanda una
explotación y transformación mayor del entorno natural y social con implicaciones
desiguales, sinérgicas e incluso irreversibles.

39
Es por ello que resulta necesario dar cuenta de los procesos de colonización de
la naturaleza –o actividades que alteran deliberadamente los sistemas naturales con
el fin de hacerlos más útiles al sistema de producción y reproducción imperante–,
así como de las modalidades del metabolismo socioeconómico, es decir, la
apropiación, transformación, distribución y consumo de energía y materiales, y la
consecuente generación de desechos.

Tanto los procesos de colonización como el metabolismo socioeconómico varían


según el modo de producción y en íntima vinculación con el tipo de tecnología o,
dicho de otro modo, de los instrumentos exosomáticos disponibles (el «tecno
metabolismo»). (https://nuso.org/articulo/por-que-es-importante-la-ecologia-politica, s.f.)

De ahí que pueda sostenerse que la ecología política está también directamente
relacionada con las modalidades y la sofisticación científico-tecnológicas
alcanzadas, incluyendo el ritmo y las dimensiones de su operación.

En el sistema capitalista de producción, el metabolismo social se agudiza


aceleradamente y en clara correlación con las dinámicas de acumulación de capital,
esto es, con los ciclos ampliados de producción-circulación-consumo.

Y si bien el crecimiento poblacional tiene un cierto impacto en la intensificación


de las demandas energéticas y materiales, esa no es la cuestión clave a escala
mundial: mientras que la población solo creció cuatro veces a lo largo del siglo XX,
el consumo promedio de energía aumentó 12 veces, el de metales 19 veces y el de
materiales de construcción –como en el caso del cemento– hasta 34 veces.

Datos para el año 2010 estiman un metabolismo socioeconómico cuya intensidad


energética y material fue del orden de 60.000 millones de toneladas de materiales
al año y unos 500.000 petajoules de energía primaria. El 10% de la población
mundial acaparaba entonces 40% de la energía y 27% de los materiales, al tiempo
que las asimetrías socioeconómicas seguían prácticamente impertérritas.

40
Al cierre del siglo XX, 20% de la población concentraba 83% de la riqueza,
mientras que el 20% más pobre solo se adjudicaba 1,4% de esta; se trata de
proporciones que prácticamente se mantienen al día de hoy.

En concordancia con los datos anteriores, el flujo de residuos también ha ido en


aumento. Solo los residuos sólidos municipales (los que han sido de hecho
contabilizados y representan, en el mejor de los casos, menos de la mitad del total
de residuos generados a escala mundial) pasaron de 261.333 kilotones/año en 1930
a 1.166.237 kilotones/año en 2016. En este contexto, es notorio que la población
promedio genere más basura que cualquier otro habitante del planeta.

Estados Unidos es altamente despilfarrador: con solo 5% de la población


mundial, es responsable de 25% de la generación mundial de basura, con 389,5
millones de toneladas de residuos sólidos al año (o 18 veces el peso de toda la
población adulta de ese país).

Cabe precisar la tendencia ascendente de generación de basura en el país del


Norte, que aumentó en el orden de un tercio de 1980 a 2000 y en casi el doble de
1960 a 2008. (https://nuso.org/articulo/por-que-es-importante-la-ecologia-politica, s.f.)

El proceso de transformación de la naturaleza es, pues, mayor, y la tendencia se


ahonda no solo por la generalizada erosión de las reservas de energía y los
materiales de calidad (y por tanto de bajo costo), la alteración de los ecosistemas y
la transgresión o aproximación a las fronteras ecológicas de los ciclos
biogeoquímicos, sino además como resultado del actual auge de las actividades
extractivas a escala mundial, vinculadas a la crisis económica y a la especulación
en el mercado de la tierra y las materias primas.

41
Por tal razón, la apropiación de tierras, que se disparó particularmente en lo que
va de este siglo, puede observarse como mecanismo de despojo de «paquetes» de
activos naturales en todo el mundo, con excepción de la Antártida.

África y Asia son las regiones con las mayores tasas de apropiación hasta el
momento, pero en América Latina el fenómeno aumenta. Solo de 2008 a 2010 se
realizaron acciones de compraventa de tierras –u otros tipos de acuerdos– por unos
45 millones de hectáreas a escala mundial, la gran mayoría sin un adecuado
proceso de consulta a la población local (previo, informado y culturalmente
adaptado) y, en el mejor de los casos, con compensaciones desleales, que suponen
que el valor de los territorios se reduce únicamente a lo económico.

Lo dicho hasta aquí dibuja un panorama de afectaciones y conflictos socio


ambientales que reenvía a la pertinencia de aproximaciones analíticas derivadas de
la ecología política crítica, en tanto estas buscan develar las causas y no meramente
los síntomas.

En ese sentido, la ecología política crítica es un campo de estudio


interdisciplinario cuyo avance se produjo y sigue produciéndose como un proceso
diverso. (https://nuso.org/articulo/por-que-es-importante-la-ecologia-politica, s.f.)

Los énfasis presentes son heterogéneos, pero suelen dar cuenta de la


importancia que tiene, en los análisis teórico-empíricos, el reconocimiento explícito
de los sistemas de poder y la influencia y la subordinación presentes en las
relaciones sociales y productivas contemporáneas en todas las escalas temporales
y espaciales, entre otras cuestiones asociadas a lo socioeconómico, político y
cultural.

Tal diversidad se expresa en múltiples definiciones, todas con puntos de


encuentro, cuestión que corrobora el hecho de que se trata de un campo en
consolidación, pero que no deja de ser producto de un claro esfuerzo para apuntar

42
una diferencia entre las aproximaciones políticas y apolíticas de la ecología, para
colocarse, así como una lectura que, lejos de declararse neutral y objetiva, es más
bien explícitamente normativa. (https://nuso.org/articulo/por-que-es-importante-la-
ecologia-politica, s.f.)

43
CAPÍTULO III
MARCO PRÁCTICO

44
3.1 LA VISION DEL ESTADO EN LOS ORIGENES DEL MOVIMIENTO
ECOLOGISTA

El movimiento ecologista, también conocido como movimiento verde, ecologismo


o movimiento ambientalista, es una organización social y política de carácter global
cuyo máximo cometido es la defensa del medio ambiente, promoviendo para ello la
educación ambiental, la presión y denuncia de las iniciativas no responsables
ecológicamente y las políticas públicas conservacionistas.

El movimiento verde no es un todo constituido, tanto como una serie variada y a


menudo contradictoria de iniciativas e organizaciones no gubernamentales (ONG)
que pueden ser de índole local, regional o planetaria.

En su mayoría son espontáneas y modestas, aunque existen otras de mayor


envergadura con décadas de trayectoria y sólidas estructuras internacionales. Casi
todas están de acuerdo en sus cometidos, pero no en sus métodos, en el énfasis
necesario o en las acciones a emprender. (https://concepto.de/movimiento-ecologista,
s.f.)

Las ideas de este movimiento parten de la consideración del hombre como parte
integrante de la naturaleza, de la cual dependen su salud y su supervivencia en el
tiempo, por lo que constituye una obligación desarrollar una sociedad sustentable
en términos ecológicos, es decir, que no destruya los ecosistemas.

Para ello, el ecologismo sostiene que deben hacerse modificaciones en las


políticas económicas y sociales de todos los estados del planeta.

Para los sectores más radicales, esto a menudo conduce a la superación del
capitalismo como modelo, mientras que otros sectores simplemente abogan por
reformas ecológicas en los modelos de producción. (https://concepto.de/movimiento-
ecologista, s.f.)

45
3.1.1 Origen del movimiento ecologista

El surgimiento del movimiento ecologista está muy relacionado con el desarrollo


de la democracia y las libertades civiles, y luego de la instalación plena de la
sociedad industrial. (https://concepto.de/movimiento-ecologista, s.f.)

Cerca del tercer cuarto del siglo XX se considera el inicio propiamente del
movimiento, sobre todo tras la publicación de primavera silenciosa, libro de Rachel
Carson, donde se representaba la muerte de la vida en el planeta debido a la
actividad industrial humana.

Los numerosos desastres y eventos de impacto medioambiental del siglo XX,


junto con el miedo a la destrucción atómica de la vida en el planeta, cimentaron la
necesidad de una organización que hiciera las veces de conciencia y alertara sobre
las catastróficas consecuencias que podría tener la acción humana en el medio
ambiente. (https://concepto.de/movimiento-ecologista, s.f.)

Desde entonces estos movimientos han proliferado y existen en todos los


hemisferios y aliados a todas las formas de ideología conocida, desde posturas
radicales a reformistas. Muchos de ellos han cobrado realce de cara a los desastres
naturales del siglo XXI que apuntan a la inminencia del cambio climático.

3.1.2 Objetivos del movimiento ecologista

El movimiento ecologista promueve el reciclaje, la conservación y el rescate del


ecosistema. (https://concepto.de/movimiento-ecologista/, s.f.)

Los objetivos del ecologismo pueden resumirse en:

- Fomentar la educación medioambiental.


- Promover leyes de responsabilidad ecológica.
- Boicotear el consumo de productos dañinos para el ecosistema.

46
- Alertar a la humanidad respecto al efecto ambiental a corto, mediano y largo
plazo del modelo industrial de producción y consumo.

- Movilizar a la población hacia el reciclaje, de materiales dañinos para el


ecosistema, y la conservación de especies en peligro de extinción.

- Proponer un modelo político ambientalmente responsable (ecología política)


que conduzca hacia el cambio mundial.

- Velar por un modelo de vida urbana más saludable, con acceso al agua, aire
y tierra no contaminados. (https://concepto.de/movimiento-ecologista/, s.f.)

3.1.3 Características del movimiento ecologista

El movimiento ecologista, como hemos dicho, no es precisamente uniforme, ni


tiene una vocería única, ni un formato unificado. Se trata más bien de un conjunto
de organizaciones, que van desde entusiastas locales a organizaciones
internacionales dotadas de representación mundial (como Greenpeace, el Fondo
Mundial para la Naturaleza o BirdLife International), e incluso partidos políticos
nacionales.

En algunos casos el movimiento gestó grupos de mayor radicalidad y deseo de


acción inmediata, como el Frente de Liberación Animal (FLA) surgido
clandestinamente en la década de 1970 y responsables de liberaciones de animales
en cautiverio, sabotaje de instalaciones experimentales y una propaganda
sumamente agresiva. (https://concepto.de/movimiento-ecologista/, s.f.)

3.2 EL ESTADO VERDE

3.2.1 Revolución verde

Es la denominación usada internacionalmente para describir el importante


incremento de la productividad agrícola y, por tanto, de alimentos entre 1960 y 1980

47
en Estados Unidos y extendida después por numerosos países.
(https://es.wikipedia.org, s.f.)

Consistió en la adopción de una serie de prácticas y tecnologías, entre las que


se incluyen la siembra de variedades de cereal (trigo, maíz y arroz, principalmente)
más resistentes a los climas extremos y a las plagas, nuevos métodos de cultivo
(incluyendo la mecanización), así como el uso de fertilizantes, plaguicidas y riego
por irrigación, que posibilitaron alcanzar altos rendimientos productivos.

Que fue iniciada por el arquitecto agrónomo estadounidense Norman Borlaug,


con ayuda de organizaciones agrícolas internacionales, quien durante diez años se
dedicó a realizar cruces selectivos de variedades de trigo, maíz y arroz en países
en vías de desarrollo, hasta obtener las más productivas.

La motivación de Borlaug fue la baja producción agrícola con los métodos


tradicionales, en contraste con las perspectivas optimistas de la revolución verde
con respecto a la erradicación del hambre y la desnutrición en los países
subdesarrollados.
La revolución afectó, en distintos momentos, a todos los países y puede decirse
que ha cambiado casi totalmente el proceso de producción y venta de los productos
agrícolas.

48
La revolución verde obtuvo un gran éxito en el aumento de la producción, pero
no se dio suficiente relevancia a la calidad nutricional, lo que resultó en la expansión
de variedades de cereales con proteínas de baja calidad y alto contenido en hidratos
de carbono. (https://es.wikipedia.org, s.f.)

Estos cultivos de cereales de alto rendimiento, ampliamente extendidos y


predominantes en la actualidad en todo el mundo, presentan deficiencias en
aminoácidos esenciales y un contenido desequilibrado de ácidos grasos esenciales,
vitaminas, minerales y otros factores de calidad nutricional.

Si bien la expansión de estos cereales altos en calorías consiguió evitar la


inanición de gran parte del mundo durante varias décadas, el empobrecimiento
nutricional que han sufrido como consecuencia las dietas basadas en ellos han
agravado el problema de la desnutrición y la creciente incidencia de ciertas
enfermedades crónicas en personas aparentemente bien alimentadas (las
denominadas «enfermedades de la civilización»).

No solo las dietas humanas se han resentido de forma directa a través del
consumo de estos cereales, sino también por el empobrecimiento de la calidad de
los productos de origen animal (derivados de animales alimentados con estos
cereales). (https://es.wikipedia.org, s.f.)

El término «revolución verde» fue utilizado por primera vez en 1968 por el
exdirector de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional
(USAID), William Gaud, quien destacó la difusión de las nuevas tecnologías y dijo:
«Estos y otros desarrollos en el campo de la agricultura contienen los ingredientes
de una nueva revolución. No es una violenta revolución roja como la de los
soviéticos, ni es una revolución blanca como la del sah de Irán. Yo la llamo la
revolución verde».

49
La revolución verde benefició en su mayoría a las grandes cultivadoras, que
contaban con los recursos y tenían la necesidad de adquirir las nuevas tecnologías,
contrario a lo que ocurría con las tierras pequeñas. (https://es.wikipedia.org, s.f.)

3.3 ESTADO Y MEDIO AMBIENTE EN EL PENSAMIENTO POLÍTICO


ECOLÓGICO CONTEMPORÁNEO

3.3.1 El pensamiento ecológico contemporáneo: la ciencia de los


ecosistemas

Los valores éticos comúnmente reconocidos como fundadores del pensamiento


ecológico contemporáneo pueden ser localizados en un gran número de obras
demarcadoras del comienzo de la preocupación con la manutención de las
condiciones biológicas, físicas y químicas del ambiente natural.

Muchos de esos valores fueron expresados y defendidos, por ejemplo, por


pensadores que remontan al transcendentalismo norteamericano que, así como el
romanticismo alemán, proclama la unidad de la naturaleza y la importancia del
hombre como parte de ella.
(El_pensamiento_ecologico_contemporaneo_la_ciencia_de_los_ecosistemas, s.f.)

Sin embargo, cuando comparado al movimiento europeo semejante, el papel del


transcendentalismo norteamericano parece haber sido mayor para el desarrollo de
lo que conocemos hoy como movimiento ambientalista y que, en las décadas de 50
y 60, surge como movimiento político contra-cultural.

Tales características intrínsecas al ambientalismo parecen deberse,


especialmente, a la importancia de dos escritos de Henry David Thoreau (1817-
1862): Walden (1854) y Desobediencia civil (1859). En dichas obras, al mismo
tiempo en que defiende la vida simple en contacto con la Naturaleza, Thoreau
protesta contra temas espinosos para su época, como la esclavitud y la guerra
mexicana.

50
Para Thoreau, existe una valoración positivada en la naturaleza, entendida como
el ambiente natural, o la vida en el campo, el contacto con lo rudo y simple del
paisaje natural, en contraste con la vida en la ciudad, con el consumo y con el
trabajo, realizados en función de intereses que no honran a la “naturaleza” humana,
sino que la corrompen.
(El_pensamiento_ecologico_contemporaneo_la_ciencia_de_los_ecosistemas, s.f.)

Fuera de eso, existe en el transcendentalismo norteamericano, la reivindicación


del derecho a la existencia de todas las cosas naturales – desde insectos y aves
hasta montañas, piedras y paisajes.

Esa visión transcendentalista del mundo produce, todavía hoy, efectos sobre la
sociedad contemporánea; varias organizaciones ambientalistas se ocupan de los
derechos de los animales, de las plantas, del planeta entendido como organismo
uno, legitimando la concepción de que lo natural tiene que ser protegido de cualquier
agresión proveniente del hombre y que la valoración de los derechos civiles debe
ser, entonces, extendida al ambiente natural.

La obra de Marsh (1864) marca el comienzo de la preocupación con el ambiente


natural, entendido como espacio a ser protegido de la amenaza de lo urbano,
invirtiendo, una vez más, la relación de fuerzas entre la ciudad y el paisaje, en lo
que respecta al maniqueísmo típico de los mitos arcaicos judaico-cristianos. Ahora
es la ciudad que representa el lugar de la maldad, de la corrupción del alma, de lo
irracional; y lo sagrado, como lugar de lo natural, está en riesgo.

En 1908, esa versión de valores encuentra apoyo en las declaraciones del


entonces Presidente Theodore Roosevelt (1858-1919), durante la Conferencia
sobre la Conservación de los Recursos Naturales.

Así, en 1935, cuando Arthur George Tansley (1871-1955), ecólogo de plantas


inglés, introduce la palabra y el concepto de ecosistema en la presentación de su

51
artículo The Use and Abuse of Vegetational Concepts and Terms, en la revista
científica Ecology, el campo político que defendía la importancia de la conservación
o protección del ambiente natural ya estaba sedimentado.

La combinación entre el sesgo político y el científico de la formación discursiva


sobre medio ambiente será fundamental para la expansión del discurso ecológico
como discurso político contra-cultural en la década de 60, en Latinoamérica y para
la institucionalización de la ecología como ciencia que estructurará tal discurso.

La preocupación con el espacio natural pasa a organizarse, entonces, como


formación discursiva de un sistema de pensamiento sobre la ciencia ecológica y
sobre la necesidad de proteger recursos naturales.
(El_pensamiento_ecologico_contemporaneo_la_ciencia_de_los_ecosistemas, s.f.)

De un lado, la necesidad de garantizar la permanencia de un conjunto de


condiciones generales físicas, químicas, biológicas, políticas, sociales y
económicas necesarias a la supervivencia humana y, también de adherir a una
forma de protesta generalizada contra procesos degenerativos (guerras, polución,
desigualdad social y económica, sigilo de informaciones) del sistema político
dominante, en el período de la Guerra Fría (1947-1991) deflagra los discursos
políticos sobre la conservación del mundo natural.

De otro lado, y concomitantemente, se estructura científicamente un saber


“verdadero” la ciencia de los ecosistemas.

El concepto de ecosistema recibe la influencia directa de otras dos nociones,


también extremadamente importantes a la formación discursiva que engendra
significaciones sobre todo lo que se refiere al cuidado con el planeta Tierra.
(El_pensamiento_ecologico_contemporaneo_la_ciencia_de_los_ecosistemas, s.f.)

52
3.4 ÉTICA POLÍTICA EN LA ECOLOGÍA

La ética política se refiere al comportamiento de los servidores públicos y su


puesta en práctica en los asuntos de gobierno. Se trata de una disciplina de la
filosofía y de la filosofía política que se refiere a la conducta humana y su relación
con las nociones del bien y el mal, aplicado a las personas que trabajan para los
demás.

En una sociedad en la que los casos de corrupción en cargos públicos están a la


orden del día, parece más necesaria que nunca la formación en ética política
porque, según la consideración de los expertos, la práctica de la política sin ética
pierde totalmente su función de servicio público.

El origen del término ética política se remonta a la antigua Grecia, puesto que
son los filósofos clásicos Platón y Aristóteles quienes relacionan estos dos
conceptos: ethos y polis.

Es en ese momento cuando la política es considerada el arte del bien común y la


ética, la acción que persigue el bien y las relaciones con la moral de las personas.

Muchos filósofos defienden que la política debe ser ética, pero también debe velar
para que la ciudadanía posea herramientas que faciliten su propia reflexión moral,
en el caso de que aspire a conseguir una sociedad sana y una convivencia pacífica.

De ahí que se defienda la necesidad de impartir asignaturas de ética en las aulas.

3.4.1 Principios básicos de la ética política

La política, como función pública que es, debe regirse por ciertos principios
básicos de conducta. El catedrático de Filosofía Moral, Enrique Bonete Perales,
destaca los principios más relevantes y a la vez reiteradamente vulnerados.

53
a) Principio de la receptividad

Defiende que todo político debe estar abierto a las críticas y quejas de los
ciudadanos. Rechazar esos argumentos sobre el comportamiento político significa
no ser receptivo. (https://www.unir.net/derecho/revista/etica-, s.f.)

b) Principio de la transparencia

Los servidores públicos tienen que actuar explicando claramente los motivos por
los que adoptan sus decisiones y sin que existan dobles intenciones.

c) Principio de la dignidad

Quienes deseen dedicarse a la vida pública deberán proceder considerando a


las personas implicadas en sus decisiones como fines en sí y no como meros
medios.

En este punto, Enrique Bonete Perales destaca que la más grave inmoralidad en
la que puede incurrir un político consiste en usar a las personas como simples
instrumentos con los cuales obtener otros fines.
(https://www.unir.net/derecho/revista/etica-, s.f.)

d) Principio de los fines universales

Los políticos necesitan obrar diferenciando claramente lo que son sus intereses
personales o partidistas, de los que realmente conforman los bienes universales de
una sociedad o comunidad.

54
e) Principio de servicialidad

Un buen político vivirá para la política en lugar de vivir de la política. Quienes


ejercen noblemente esta profesión se entregan a la vida política como servidores
de una causa y ven en el acceso al poder un medio.

f) Principio de responsabilidad

La responsabilidad política contempla al menos tres aspectos: responder a los


ciudadanos sobre sus solicitudes, asumir como propios los comportamientos
ilegales de otros cargos de confianza y tomar decisiones calculando sus
consecuencias.

Para el profesor Bonete Perales, la ética política debería centrarse en la


búsqueda teórica de principios éticos desde los que se ofrezca una visión
dignificadora de la persona, una nueva visión de los derechos humanos y otra
catalogación moral de las democracias actuales.

La ética y su relación con la política debe estar presente en cualquier plan de


estudios de ciencias políticas, puesto que no es posible llegar a ser un buen gestor
público sin contar con unos sólidos principios deontológicos de conducta.
(https://www.unir.net/derecho/revista/etica-, s.f.)

3.5 PROTECCIÓN JURÍDICA DEL AMBIENTE EN EL ESTADO DE


DERECHO

3.5.1 El derecho al medio ambiente en la Nueva Constitución Política del


Estado Plurinacional de Bolivia

Los recientes conflictos suscitados por el proyecto de construcción de una


carretera en el tramo de Villa Tunari - San Ignacio de Moxos, sumados al firme
desacuerdo expresado públicamente por los pueblos indígenas originarios que

55
viven en la zona del Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS) y
al peligro inminente de grave afectación al medio ambiente y la biodiversidad del
sector, hacen necesario realizar algunas precisiones sobre la jerarquía
constitucional del derecho al medio ambiente en Bolivia, a través de la aprobación
de la Nueva Constitución Política del Estado, y su configuración como derecho
colectivo o de los pueblos, para así perfilar los mecanismos jurisdiccionales idóneos
para su protección efectiva. (www.biblioteca.corteidh.or.cr, s.f.)

3.5.2 La Constitución y los principios, valores y fines esenciales del


Estado plurinacional

De acuerdo a la doctrina del derecho constitucional, el Estado democrático


constitucional de derecho (que constituye la base sobre la cual se desarrolla el
actual Estado Plurinacional de Bolivia) es un sistema de organización social y
política basado en el imperio de la Constitución, como norma que obliga por igual a
todos (gobernantes y gobernados).

Esta se halla estructurada sobre la base de determinados valores supremos y


principios fundamentales, según los cuales se crea y perfecciona el ordenamiento
jurídico, se limita y controla el poder estatal, así como también se protegen
efectivamente los derechos fundamentales de los ciudadanos.

Actualmente la Nueva Constitución Política del Estado, aprobada en el 2009, tras


declarar que “Bolivia se constituye en un Estado Unitario Social de Derecho
Plurinacional Comunitario, libre, independiente, soberano, democrático,
intercultural, descentralizado y con autonomías”, dedica su capítulo segundo a
establecer expresamente los principios, valores y fines del Estado.

El artículo 8 declara que el Estado Plurinacional de Bolivia “asume y promueve


como principios ético-morales de la sociedad plural, los siguientes:

56
ama qhilla, ama llulla, ama suwa (no seas flojo, no seas mentiroso ni seas ladrón),
suma qamaña (vivir bien), ñandereko (vida armoniosa), teko kavi (vida buena), ivi
maraei (tierra sin mal) y qhapaj ñan (camino o vida noble)”, y que “se sustenta en
los valores de unidad, igualdad, inclusión, dignidad, libertad, solidaridad,
reciprocidad, respeto, complementariedad, armonía, transparencia, equilibrio,
igualdad de oportunidades, equidad social y de género en la participación, bienestar
común, responsabilidad, justicia social, distribución y redistribución de los productos
y bienes sociales, para vivir bien”. (www.biblioteca.corteidh.or.cr, s.f.)

- ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO 253


Por su parte, el artículo 9 constitucional, en forma innovadora también dispone
expresamente:

Son fines y funciones esenciales del Estado, además de los que establece la
Constitución y la ley:
- 1. Constituir una sociedad justa y armoniosa, cimentada en la
descolonización, sin discriminación ni explotación, con plena justicia social,
para consolidar las identidades plurinacionales.

- 2. Garantizar el bienestar, el desarrollo, la seguridad y la protección e igual


dignidad de las personas, las naciones, los pueblos y las comunidades, y
fomentar el respeto mutuo y el diálogo intracultural, intercultural y plurilingüe.

- 3. Reafirmar y consolidar la unidad del país, y preservar como patrimonio


histórico y humano la diversidad plurinacional.

- 4. Garantizar el cumplimiento de los principios, valores, derechos y deberes


reconocidos y consagrados en esta Constitución.

- 5. Garantizar el acceso de las personas a la educación, a la salud y al trabajo.

57
- 6. Promover y garantizar el aprovechamiento responsable y planificado de
los recursos naturales, e impulsar su industrialización, a través del desarrollo
y del fortalecimiento de la base productiva en sus diferentes dimensiones y
niveles, así como la conservación del medio ambiente, para el bienestar de
las generaciones actuales y futuras. (www.biblioteca.corteidh.or.cr, s.f.)

En este sentido, siempre en el marco de la preservación de la unidad del Estado,


las naciones y pueblos indígena originario campesinos también gozan del derecho
a “vivir en un medio ambiente sano, con manejo y aprovechamiento adecuado de
los ecosistemas”, aspecto que ahora se encuentra constitucionalmente reconocido
(artículo 30, parágrafo ii, numeral 10) y que pone de manifiesto la naturaleza del
derecho al medio ambiente como un derecho colectivo, además de ser un derecho
fundamental de todas las personas, como se verá a continuación.

Cabe hacer notar que este derecho halla su complemento en el numeral 15 del
mismo artículo 30, parágrafo ii, a través del cual la propia Constitución establece
que las naciones y pueblos indígena originario campesinos tienen derecho:

- A ser consultados mediante procedimientos apropiados, y en particular a


través de sus instituciones, cada vez que se prevean medidas legislativas o
administrativas susceptibles de afectarles. En este marco, se respetará y
garantizará el derecho a la consulta previa obligatoria, realizada por el
Estado, de buena fe y concertada, respecto a la explotación de los recursos
naturales no renovables en el territorio que habitan.
(www.biblioteca.corteidh.or.cr, s.f.)

3.5.3 Los derechos fundamentales de la persona

De manera general, los derechos fundamentales son aquellas capacidades o


facultades que tienen todos los seres humanos para hacer o dejar de hacer algo,
para pedir y plantear la atención de sus necesidades y formular requerimientos a
sus autoridades y/o representantes.

58
De ahí que los derechos fundamentales se encuentren consagrados en la Nueva
Constitución Política del Estado como una fuente de garantía para su efectivo
cumplimiento, resguardo y protección por parte del Estado.

Debe considerarse además que su consagración e inserción en las normas


jurídicas solo constituyen un reconocimiento formal que hace el Estado, por cuanto
los derechos fundamentales de las personas son inherentes a la naturaleza humana
y existen más allá de la norma jurídica.

Ahora bien, algunos autores estiman que los derechos humanos o derechos del
hombre, llamados clásicamente derechos naturales y actualmente derechos
morales, no son en realidad auténticos derechos protegidos mediante acción
procesal ante un juez, sino criterios morales de especial relevancia para la
convivencia humana, y que, en todo caso, una vez que determinados derechos
humanos se positivizan, adquieren la categoría de verdaderos derechos protegidos
procesalmente. (www.biblioteca.corteidh.or.cr, s.f.)

Se trasforman en derechos fundamentales vigentes en determinado


ordenamiento jurídico, lo que equivale a decir que los derechos fundamentales son
derechos humanos positivados por la legislación interna de un Estado.

En otras palabras, la expresión derechos fundamentales designa a los derechos


garantizados y reconocidos por la Constitución, mientras que la denominación
derechos humanos hace referencia a los derechos proclamados y garantizados por
las normas y los instrumentos internacionales.

Los primeros tienen como fuente de producción al legislador constituyente; los


segundos, a los Estados y organismos internacionales.

59
1) Convencionalmente los derechos humanos se encuentran clasificados en tres
grupos, de acuerdo al momento de su aparición histórica y reconocimiento positivo.

Esto no importa una jerarquización, dado que todos estos derechos son
aplicables en un plano de igualdad. (www.biblioteca.corteidh.or.cr, s.f.)

60
CAPÍTULO IV
CONCLUSIONES Y
RECOMENDACIONES

61
4.1 CONCLUSIONES

 El tema ambiental ha experimentado una enorme evolución en las últimas


décadas, con transformaciones de las demandas de la sociedad sobre la
industria, que afectan su desempeño y competitividad, acarreando
consecuencias para el comercio internacional.

 Desde el punto de vista de la demanda, la presión de los consumidores ha


hecho surgir un "mercado verde", convirtiendo la preocupación sobre el
medio ambiente en un factor de competitividad estratégico para las
empresas.

 El comercio internacional debe considerar nuevos patrones ambientales


voluntarios, que se constituyen en factores de ventajas comparativas en el
mercado y se aplican a los procesos, los productos en la gestión ambiental.

 La ausencia de reglas internacionales acordadas para el establecimiento de


patrones ambientales voluntarios puede dar lugar a restricciones en el
comercio internacional, bajo la forma de proteccionismo verde.

 Las características naturales de cada país determinan distintas ventajas


comparativas sin que éstas constituyan patrones ambientales.

 El sistema multilateral debe, por lo tanto, aceptar como premisa la existencia


de esas ventajas naturales, sin restringir los esfuerzos que ya se están
haciendo para ajustar y armonizar los objetivos del comercio y del medio
ambiente.

 Los aspectos críticos de esta temática pasan por la falta de transparencia en


el proceso de elaboración de los estándares de calidad ambiental, su
administración muchas veces discrecional, la utilización de criterios políticos

62
antes que científicos y su utilización como mecanismo de protección o de
barrera arancelaria. Dichas exigencias no siempre son coincidentes con
normas consensuadas en el ámbito de la Organización Mundial de Comercio
(OMC).

 La exigencia de estándares de calidad ambiental más estrictos establecidos


unilateralmente puede convertirse en barreras comerciales al imponer
requisitos inadecuados a las condiciones socioeconómicas y ambientales de
los países a que se destinan.

63
4.2 RECOMENDACIONES

Los países latinoamericanos y del Caribe deberían:

 Compatibilizar los objetivos de las políticas comerciales y ambientales a fin


de alcanzar el uso más eficiente de los recursos naturales, la reducción de
los daños ambientales y el uso más eficiente de los instrumentos de mercado.

 Evitar la utilización de exigencias ambientales como un instrumento


restrictivo del comercio.

Para eso se requiere:

1) La creación o el perfeccionamiento de las reglamentaciones y patrones


ambientales, sean gubernamentales o no gubernamentales, voluntarios u
obligatorios.
2) Transparencia, con igualdad de oportunidad de acceso a la información, de
participación y de contribución al proceso.

3) Consideración de las condiciones ambientales y socio-económicas de cada


país.

4) La no aplicación extraterritorial de reglamentaciones y patrones ambientales


de un país hacia otro país como restricciones comerciales indebidas.

64
4.3 BIBLIOGRAFÍA

Borrero. (2002).
El_pensamiento_ecologico_contemporaneo_la_ciencia_de_los_ecosistemas. (s.f.).
Escobar. (1999).
https://concepto.de/movimiento-ecologista. (s.f.).
https://concepto.de/movimiento-ecologista/. (s.f.).
https://es.wikipedia.org. (s.f.).
https://humanidades.com/ecologia. (s.f.).
https://journals.openedition.org. (s.f.).
https://journals.openedition.org. (s.f.).
https://journals.openedition.org. (s.f.).
https://nuso.org/articulo/por-que-es-importante-la-ecologia-politica. (s.f.).
https://www.ecologiaverde.com. (s.f.).
https://www.unir.net/derecho/revista/etica-. (s.f.).
Leff, P. (2002).
Leis. (2001).
Martínez-Alier. (1997).
Morin. (1993).
www.biblioteca.corteidh.or.cr. (s.f.).
www.dialnet.unirioja.es. (s.f.).
www.redalyc.org. (s.f.).
www.ub.edu/psicologia_ambiental. (s.f.).

65
ANEXOS

66
67

También podría gustarte