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Universidad Autónoma De Nuevo León

Facultad De Derecho Y Criminología

Brutalidad Policial en México

Alumna: Karen Michelle Duron Gutierrez


Grupo: 615 Aula: 202 Semestre: 6to.

Monterrey, Nuevo León 19/05/2023


ÍNDICE……………………………………………………………………………………. 1

Introducción………………………………………………………………………………. 2

¿Qué es la brutalidad policial?................................................................................ 3

Privación de la vida contra civiles……………………………………………………… 7

El desorden en la administración de los archivos……………………………………. 10

Modus Operandi de los Elementos Policiales………………………………………… 11

Abusos en las situaciones de detencion y en instituciones encargadas de impartir


justicia…………………………………………………………………………………….. 13

Carencias en las labores de los policías locales…………………………………...… 15

Aportaciones…………………………………………………………………………...…. 17

Conclusión………………………………………………………………………………… 19

Bibliografías……………………………………………………………………………….
INTRODUCCIÓN

En la presente investigación, analizaremos, como dice el titulo, la brutalidad policial


en México, así como se origina, cuáles son sus consecuencias, los problemas que la
sociedad no toma en cuenta, así como también que podemos hacer para resolver
este problema que aqueja a tantos ciudadanos y ciudadanas de nuestro país, y
darle la importancia que se merece, para así poder lograr un ambiente social en el
que se respire un aire de paz y seguridad para todos los ciudadanos mexicanos y
asegurar un futuro de bienestar para nuestras próximas generaciones, ya que, la
brutalidad así como el abuso por parte de nuestras fuerzas policiales no se deben
permitir en ningún contexto.

Lamentablemente para los elementos policiales es muy fácil cometer actos de


corrupción y de brutalidad, ya que los mismos ciudadanos muchas veces cometen
errores, como ofrecer las llamadas “mordidas”, y nuestros policías hacen aún más
grande estos errores al aceptar el soborno que el ciudadano ofrece, provocando así
un efecto en cadena que termina en el incumplimiento del propósito de nuestros
elementos, que es el salvaguardar la integridad, dignidad y más importante
soberanía de nuestro país; Entonces los policías erróneamente piensan que al
aceptar el soborno y librar al ciudadano de una pena o multa más grande (pero
justa) le están haciendo un favor, lo que inconscientemente les genera el sentimiento
de poseer un poder más grande, sobre el ciudadano, erróneamente piensan que su
poder es aún más grande que el del mismo Ministerio Público, lo que genera que
cuando una persona se niegue a acatar sus órdenes (no importando que dichas
órdenes sean corruptas, erróneas e inconstitucionales) los policías hagan un uso
indebido de la fuerza pública y los elementos policiales actúen con una brutalidad
sobre el ciudadano, y entonces la protección de la justicia queda manchada por los
errores de dichos elementos, lo que genera al resto de la sociedad un sentimiento de
desconfianza hacia la idea de la proteccion por parte de nuestros elementos
policiales.

En la presente investigación expondremos las causas y consecuencias del abuso y


brutalidad policial, y que podemos hacer para erradicarla.
¿Qué es la Brutalidad Policial?

Antes de encontrar una solución empezaremos por entrar en contexto y definir la


brutalidad policial.
La organización Amnistía Internacional (AI) define la brutalidad policial como el uso
ilegítimo de la fuerza que tiene como consecuencia violaciones a los derechos
humanos de la población civil. Esta mala práctica trata de mantenerse oculta por los
gobiernos y ha derivado en casos de privación de la vida y tratos crueles, según la
organización.
Según el artículo 215 del Código Penal Federal describe:

“Cometen el delito de abuso de autoridad los servidores públicos que incurran en


alguna de las conductas siguientes:

I.- Cuando para impedir la ejecución de una ley, decreto o reglamento, el cobro de
un impuesto o el cumplimiento de una resolución judicial, pida auxilio a la fuerza
pública o la emplee con ese objeto;

III.- Cuando indebidamente retarde o niegue a los particulares la protección o


servicio que tenga obligación de otorgarles o impida la presentación o el curso de
una solicitud;

IV.- Cuando estando encargado de administrar justicia, bajo cualquier pretexto,


aunque sea el de obscuridad o silencio de la ley, se niegue injustificadamente a
despachar un negocio pendiente ante él, dentro de los términos establecidos por la
ley;

V. Cuando el encargado o elemento de una fuerza pública, requerido legalmente por


una autoridad competente para que le preste auxilio se niegue a dárselo o retrase el
mismo injustificadamente. La misma previsión se aplicará tratándose de peritos.

VI.- Cuando estando encargado de cualquier establecimiento destinado a la


ejecución de las sanciones privativas de libertad, de instituciones de reinserción
social o de custodia y rehabilitación de menores y de reclusorios preventivos o
administrativos, o centros de arraigo que, sin los requisitos legales, reciba como
presa, detenida, arrestada, arraigada o interna a una persona o la mantenga privada
de su libertad, sin dar parte del hecho a la autoridad correspondiente; niegue que
está detenida, si lo estuviere; o no cumpla la orden de libertad girada por la
autoridad competente;

VII.- Cuando teniendo conocimiento de una privación ilegal de la libertad no la


denunciare inmediatamente a la autoridad competente o no la haga cesar, también
inmediatamente, si esto estuviere en sus atribuciones;

VIII.- Cuando haga que se le entreguen fondos, valores u otra cosa que no se le
haya confiado a él y se los apropie o disponga de ellos indebidamente.

IX.- Obtenga, exija o solicite sin derecho alguno o causa legítima, para sí o para
cualquier otra persona, parte del sueldo o remuneración de uno o más de sus
subalternos, dádivas u otros bienes o servicios;

X.- Cuando en el ejercicio de sus funciones o con motivo de ellas, otorgue empleo,
cargo o comisión públicos, o contratos de prestación de servicios profesionales o
mercantiles o de cualquier otra naturaleza, que sean remunerados, a sabiendas de
que no se prestará el servicio para el que se les nombró, o no se cumplirá el
contrato otorgado;

XI.- Cuando autorice o contrate a quien se encuentre inhabilitado por resolución


firme de autoridad competente para desempeñar un empleo, cargo o comisión en el
servicio público, o para participar en adquisiciones, arrendamientos, servicios u
obras públicas, siempre que lo haga con conocimiento de tal situación;

XII.- Cuando otorgue cualquier identificación en que se acredite como servidor


público a cualquier persona que realmente no desempeñe el empleo, cargo o
comisión a que se haga referencia en dicha identificación;

XIV.- Obligar a declarar a las personas que se mencionan en el artículo 243 Bis, del
Código Federal de Procedimientos Penales, acerca de la información obtenida con
motivo del desempeño de su actividad.

XV. Omitir realizar el registro inmediato de la detención correspondiente, falsear el


Reporte Administrativo de Detención correspondiente, omitir actualizarlo
debidamente o dilatar injustificadamente poner al detenido bajo la custodia de la
autoridad correspondiente; y

XVI. Incumplir con la obligación de impedir la ejecución de las conductas de


privación de la libertad.

Al que cometa el delito de abuso de autoridad en los términos previstos por las
fracciones I a V y X a XII, se le impondrá de uno a ocho años de prisión y de
cincuenta hasta cien días multa. Igual sanción se impondrá a las personas que
acepten los nombramientos, contrataciones o identificaciones a que se refieren las
fracciones X a XII.

Al que cometa el delito de abuso de autoridad en los términos previstos por las
fracciones VI a IX, XIV, XV y XVI, se le impondrá de dos a nueve años de prisión, de
setenta hasta cuatrocientos días multa y destitución e inhabilitación de dos a nueve
años para desempeñar otro empleo, cargo o comisión públicos.”
La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) y sus instituciones
homólogas en los estados reportaron vía transparencia gubernamental que por
estos delitos se tramitaron 54 mil 248 quejas ciudadanas contra policías, militares y
marinos durante el mismo lustro.
Mediante la información de fiscalías y poderes judiciales se comprobó que de 2015
a 2020 se iniciaron 278 carpetas de investigación por homicidio doloso contra
policías y fuerzas federales. Un promedio de 46 casos por año. Además, se abrieron
5 mil 456 carpetas de investigación por tortura u otros tratos crueles, inhumanos o
degradantes; 526 carpetas por desaparición forzadas; mil 686 carpetas por lesiones
y 25 mil 804 por abuso de autoridad.

Lamentablemente si policías o militares asesinan a una persona en México, las


probabilidades de que sean procesados y sancionados son casi nulas. Lo mismo
sucede cuando torturan, desaparecen, lesionan o abusan de su fuerza contra la
población civil.

De acuerdo con 3862 respuestas a solicitudes de información tramitadas mediante


mecanismos de transparencia ante autoridades federales y estatales, de 2015 a
2020 se denunciaron en el país al menos 33 750 delitos relacionados con brutalidad
policial; de estos, solo 373 fueron judicializados y 172 concluyeron en una sentencia
condenatoria. El índice de impunidad es de 99.5% para los ilícitos cometidos por
parte de policías o integrantes de las Fuerzas Armadas.

Las respuestas oficiales constatan que los agentes investigados fueron acusados de
cometer homicidios, desapariciones forzadas, tortura, lesiones y abuso de autoridad
al momento de realizar detenciones. Al visitar la información de la Comisión
Nacional de Derechos Humanos (CNDH) y sus homólogas estatales, estas
registraron que, ante sus ventanillas, se tramitaron 54 248 quejas contra
instituciones de seguridad pública, elementos del Ejército o de la Marina por motivo
de brutalidad contra civiles. Estos resultados fueron presentados en el reporte
Policía mexicana: brutalidad sin límite, un proyecto elaborado por la Unidad de
Investigación de la Organización Nacional Anticorrupción (ONEA) México que fue
seleccionado en el Programa Piloto de Apoyo al Periodismo en México 2021,
organizado por la UNESCO y publicado en Milenio Diario.

Las cifras obtenidas son apenas un acercamiento de lo que ocurre en territorio


nacional sobre la brutalidad policial. Ya que la falta de sanción para los responsables
y de reparación del daño es muy común en nuestro país. La investigación, realizada
en el transcurso de más de un año, comprendió la solicitud, análisis y captura de
decenas de miles de datos, así como la recolección de testimonios a través de tres
reportajes que permitieron visibilizar la sistematización de malas prácticas en las
instituciones encargadas de la seguridad pública en el país.
Esto demuestra que lamentablemente el sistema judicial ha fallado en gran manera
al proteger a los ciudadanos de México, lamentablemente si la gente ya de por sí la
propia violencia generada por los mismos ciudadanos es un gran aquejo para ellos,
y genera un sentimiento de temor al salir a las calles, todavía más al saber que
nuestros propios elementos policiales no están para protegerte y defenderte de
cualquier daño que puedas sufrir, sino que al contrario, son los mismos policías los
que te causan injusticias a tu persona y a tu familia.

La falta de criterio realizadas por los mismos organismos judiciales propicia un alto
nivel de corrupción al interior de las instituciones policiales, ya que se interrumpen
los procesos en contra de los elementos que cometieron abusos o no informan a los
ministerios públicos sobre las malas prácticas, aun cuando es una obligación.
Privación de la vida contra civiles.

De las 278 averiguaciones por homicidio doloso en las que se imputan a agentes de
seguridad pública y de las Fuerzas Armadas, se determinó que 88 fueron
judicializadas y en 66 se obtuvo una sentencia condenatoria.

A través de las cifras recibidas, Nuevo León es el estado con más casos, ya que 83
asesinatos fueron cometidos en ese territorio: 32 atribuidos a la policía estatal, 30 a
la municipal, 8 a la ministerial, 10 al Ejército y 10 a la Marina.

En esa misma entidad, el poder judicial informó que 26 causas penales iniciadas
concluyeron en una sentencia. La Ciudad de México es la segunda entidad con
mayor incidencia, al registrar 39 carpetas de investigación y 13 sentencias. Baja
California le sigue con 28 averiguaciones, sin embargo, con las respuestas de su
instancia judicial no se pudo determinar si alguna tuvo un fallo por parte de un juez.

Sin embargo esto lamentablemente sucede en todas las entidades de este pais, no
importando raza, edad, ni sexo.

Una muestra de esta impunidad es la intervención de la policía municipal de


Cancún, Quintana Roo, en una protesta feminista el 9 de noviembre de 2020. Al
menos setenta elementos agredieron a golpes y balazos a decenas de mujeres que
exigían justicia por el asesinato de Bianca Alejandra, una estudiante de preparatoria.
A más de un año de estos hechos, y a pesar de que se ordenó la aprehensión de
algunos mandos y agentes que cometieron los abusos, ninguna persona ha sido
presentada ante la autoridad. Las integrantes del Comité de Víctimas 9N —surgido
tras la represión policiaca—califican su experiencia ante las instituciones
encargadas de procuración de justicia como un proceso plagado de simulación e
inconsistencias.

También se registró el deceso de Ángel Yael Ignacio Rangel, alumno de la


Universidad de Guanajuato, tras recibir un impacto de bala en el cráneo cuando se
encontraba en las inmediaciones del centro de estudios. El hecho ocurrió cuando
elementos de la Guardia Nacional realizaban acciones contra el huachicol cerca del
plantel, y al observar que dos camionetas estacionadas en un camino de terracería
se retiraron al percibir su presencia, un agente accionó de forma unilateral su arma
dejando sin vida a Ángel Yael y su compañera Alejandra Carrillo.

Otro ejemplo en enero de 2022, se registró la muerte violenta de Uriel Saynes, de 18


años, quien estudiaba en la Preparatoria Oficial 55 ubicada en el municipio de
Chicoloapan, Estado de México. De acuerdo con las investigaciones, el joven había
salido de una fiesta a las 2:30 de la mañana para dirigirse hacia su domicilio en
compañía de dos amigos; sin embargo, a pocos pasos de llegar a su casa llegó una
patrulla municipal que al ver que los jóvenes corrieron dispararon contra Uriel. Los
jóvenes con los que estaba acompañada la víctima señalaron que huyeron de la
policía porque en diversas ocasiones los mismos policías del municipio los detienen
para robarles sus celulares, dinero e incluso hasta les inventan algún delito.

En junio de 2021, las malas prácticas durante una detención realizada por los
policías municipales de San Miguel Xoxtla, derivaron en la muerte de Juan Carlos
Portillo, pasante de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP). De
acuerdo con informes del gobierno municipal, el joven de 30 años fue detenido por
elementos municipales debido a una denuncia anónima por una supuesta riña; sin
embargo, en la madrugada Juan Carlos fue hallado muerto en los separos.

La revisión de otras historias comprobó que los actos de brutalidad no solo son
ejercidos por elementos operativos, sino que también los altos funcionarios de las
instituciones policiales cometen agresiones de manera directa. La desaparición
forzada y asesinato de Carlos Bautista en 2015, en Veracruz, de la cual es imputado
José Óscar Sánchez Tirado, entonces director general de Prevención y Reinserción
Social durante el gobierno de Javier Duarte, y otros siete exelementos de seguridad
pública estatal, es otro caso en el que las autoridades dilatan y obstruyen la justicia.

En 2020, dos de los uniformados que presuntamente fueron cómplices del ex


funcionario quedaron en libertad por órdenes del juez de control Francisco
Hernández Lima, y otros dos más salieron de prisión en febrero de 2021; inclusive,
uno de ellos recuperó su trabajo en la institución para la que servía. La audiencia
para dar seguimiento al caso de Sánchez Tirado se retrasó más de un año y se
realizó en marzo de 2022, en la que se confirmó que enfrentará un juicio.
En Jalisco, un policía de la Fuerza Única y su acompañante le quitaron la vida a
Gabriel, un taxista que, tras exigir el pago de un viaje, recibió dos disparos. Miguel
Rentería, el agente responsable del asesinato, recibió una condena de cincuenta
años de prisión; Javier Carretero, un expolicía de las misma corporación y cómplice,
fue sentenciado a treinta años. Pese a que ambos fueron sancionados, a casi siete
años de ocurrido el hecho, la familia de Gabriel aún no ha sido indemnizada por
parte del Estado mexicano bajo la figura de responsabilidad patrimonial.
El asesinato de Carlos Bautista López, cometido en septiembre de 2015, se le
atribuye a Sánchez Tirado, quien permanece preso en el Penal de Pacho Viejo,
Veracruz. María de Jesús, madre de Carlos, compartió con el equipo de
investigación que la audiencia para desahogar las pruebas se dilató más de un año
para su realización. Además, policías que fueron identificados como cómplices del
ex director en la sustracción y muerte de Carlos fueron puestos en libertad. La
madre de la víctima asegura que la autoridad le ha negado información sobre la
carpeta de investigación abierta por el asesinato de su hijo; además, señala
omisiones y complicidad por parte de los juzgadores y teme represalias por seguir
exigiendo justicia.

El alto grado de impunidad en México propicia que la brutalidad policial no tenga


límite. Otro factor que influye es la falta de protocolos de actuación y de
capacitaciones efectivas para contener estas prácticas. Aunque 24 estados dijeron
que sí impartieron cursos a sus policías sobre perspectiva de derechos humanos y
el uso proporcional de la fuerza pública, esto no se ha reflejado en una disminución
de casos. A esto se suman las carencias con que las Policías locales realizan su
labor en cuestiones tan básicas como no tener un salario digno y no contar con
equipo táctico o vehículos adecuados para su desempeño.

Podría dar lamentablemente interminables ejemplos de la ineptitud de nuestros


elementos policiales y de cómo han privado de la vida a nuestros compatriotas y
seres queridos, y como muchas veces simplemente por el hecho de que un policía
cree sospechoso a un civil se cree con el derecho de disparar o torturar hasta matar.
Esto viola los derechos humanos, la constitución y el principio de inocencia que
poseemos cada uno de los ciudadanos mexicanos.
El desorden en la administración de los archivos
La administración en cuanto archivos policiales, todo documento público, las
carpetas, básicamente todo papel que documente los delitos que lamentablemente
sufre la población mexicana es de suma importancia, ya que a partir del primer
documento que se registra, de ahí parte toda una investigación para castigar a
aquellos que hicieron daño,así que obviamente si no se halla una carpeta que
documente el agravio, no se encontrara a un culpable.
Uno de los desafíos más importantes para las personas que están en busca de
justicia es enfrentar el desaseo de los archivos y bases de datos dentro de las
instituciones encargadas de procuración de justicia, ya que estos archivos tienden a
desaparecer o simplemente nunca se hacen en primer lugar.

Por ejemplo, de 2015 a 2020 se abrieron 5 456 carpetas de investigación por tortura
en la que elementos de seguridad estatal o federal aparecían como imputados. A
pesar de que por este delito se tramitó una solicitud de información a cada fiscalía
de las 32 entidades de la República, sólo dieciséis mostraron sus registros, entre las
que se encuentran Baja California, Coahuila, Jalisco y Oaxaca.

En contraste, hubo fiscalías que respondieron con datos en los que no fue posible
determinar si los abusos fueron cometidos por policías locales o fuerzas federales;
otras no respondieron y aseguraron no contar con la información.

La falta de registros adecuados, homologados y transparentes por parte de fiscalías


y poderes judiciales dificultan gravemente el conocimiento y socialización de la
incidencia real de la brutalidad policial en México. Estos hallazgos evidencian las
deficiencias del sistema de procuración de justicia nacional. Y la increíble
incapacidad para brindar un trato digno, humano y que no viole los derechos
humanos.
Además de esas deficiencias en la rendición de cuentas, existe una especial
preocupación por las instituciones que dicen tener una “ausencia de información”,
pues, de acuerdo con el artículo 90 del Código Nacional de Procedimientos Penales,
los ministerios públicos deben registrar la dependencia de trabajo de aquellas
personas que se desempeñan en el servicio público. Urge que nuestras instituciones
ejerzan sus labores en transparencia para asegurar un trato digno.
El modus operandi de los elementos policiales.

Entre los tantos modus operadi de los policías, los mas frecuentes suelen ser la
desaparicion de personas, la tortura y como lo mencionabamos al inicio de esta
investigacion, la pivacion de la vida.
Todo esto con el fin de aprovecharse y tomar ventaja del pueblo mexicano y tomar
de alguna manera justicia por su mano propia mano cuando no se acatan las
impropias órdenes de los elementos, es ahí cuando la propia víctima (si es que
sobrevive a repugnables actos) los familiares, amigos o conocidos deciden
denunciar estos actos atroces e injustos, teniendo como resultado un oído sordo por
parte de nuestras autoridades judiciales que son las que se encargan de impartir
justicia, con el fin de silenciar a aquellas pocas personas que se atreven a denunciar
los maltratos y agravios hechos por la autoridad policial, teniendo como resultado el
daño hecho a nuestros seres queridos y un sentimiento de impotencia al no ser
escuchado y mucho menos tomado en cuenta.

El primero de los ejemplos son la desaparición de personas, lamentablemente


nuestros elementos cada día acumulan demasiadas quejas por desapariciones
forzadas.
De 2015 a 2020 un total de 526 desapariciones forzadas fueron atribuidas a policías
y fuerzas federales. De estas, 50 carpetas se judicializaron y solo 4 alcanzaron una
sentencia condenatoria: o sea el 0.8 por ciento.
Los elementos municipales fueron a quienes más imputaron por este delito con 143
incidencias, 87 contra agentes estatales, en 57 casos se señaló a integrantes de la
Secretaría de Marina (Semar), en 8 de la Secretaría de la Defensa Nacional
(Sedena), en dos a ministeriales (uno en Nuevo León y otro en Yucatán) y en 229 no
se pudo conocer la institución para la que se desempeñaban.
Pese a que los policías adscritos a ministerios públicos tuvieron la menor cantidad
de averiguaciones en su contra, al revisar las quejas ante comisiones de derechos
humanos la acumulación de expedientes aumenta de manera exponencial. De las
692 quejas iniciadas contra uniformados locales y de las Fuerzas Armadas por
desaparición forzada, en 206 casos se acusa a elementos de esas instituciones.
La tortura tambien es otro que sucede con una frecuencia indeseable. La tortura y
otros tratos crueles, inhumanos o degradantes cometida por policías o integrantes
de las Fuerzas Armadas es el segundo delito que tiene el mayor índice de
impunidad, solo por debajo del abuso de autoridad.

Mediante las respuestas de la Fiscalía General de la República y 17 fiscalías


estatales se contabilizaron 5 mil 456 carpetas de investigación abiertas de 2015 a
2020. De estas, solo 14 fueron judicializadas. Con la información entregada por los
tribunales de justicia estatales se tuvo conocimiento de 12 sentencias condenatorias
por este ilícito; es decir, que únicamente el 0.2 por ciento concluyó en una sanción
para los responsables.
En mil 619 expedientes, las personas imputadas formaban parte de la Sedena, 731
de la Semar, mil 889 de policías estatales, 357 de municipales, 618 de ministeriales,
uno de la Guardia Nacional y en 241 casos no se pudo determinar la corporación a
la que servían.
Marcela Villalobos, presidenta de Amnistía Internacional México, considera que se
trata de un delito que pocas veces se denuncia por el temor de las víctimas a sufrir
represalias. “Hay que ver la cifra negra, seguro es muy alta para estos casos; pero
también las denuncias que llegan a las comisiones de derechos humanos, ahí se
comprueba que siguen estas prácticas”, expone.
La CNDH y las comisiones estatales, por su parte, reportaron 12 mil 003 quejas
tramitadas en sus ventanillas por tortura cometida por Fuerzas Armadas o policías
de 2015 a 2020, más del doble en comparación con el número de carpetas de
investigación iniciadas por las fiscalías.

Estos modus operandi son inadmisibles y repudiados por el retso de la sociedad, no


e sposible que los mexicanos tengan que vivir con miedo e inseguridad, no solo a
los delicuentes, sino a nuestros mismos elementos que usan la tortura,
desaparicion, asesinatos para callar a nuestra poblacion y aprovecharse de que ni
siquiera cuando la victima presenta la denuncia es escuchado, y lo peor de todo,
que son las mismas instituciones encargadas de salvaguardar nuestra vida, dignidad
e integridad, las que encubren estos actos atroces, y se permite a los elementos
policiales actuar de manera inaceptable.
Abusos en las situaciones de detención y en instituciones encargadas de
impartir justicia.
Es muy irónico que la brutalidad policial contra la población, se de lugar en las
mismas instalaciones que se encargan de salvaguardar la vida de las personas, mas
sin embargo, en un pais como Mexico, no solo es irónico, si no también, una
realidad para los mexicanos y mexicanas que por alguna circunstancia llegan a ser
detenidos por la autoridad.
En los estudios sobre uso excesivo de la brutalidad policial, se da por supuesto que
las dinámicas y espacios urbanos donde se encuentran policías y sospechosos (una
detención, revisión, control de una manifestación, etc.) son los mismos en los que
acontece el abuso.
Uno de los ejemplos es cuando un policía identificado como David "N", fue detenido
por la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México por haber abusado
sexualmente de una mujer en las mismas instalaciones del Ministerio Público a
donde ella había acudido a denunciar otro delito. Esto en la colonia Morelos en la
alcaldía Cuauhtémoc.
El policía David N. recibía a las víctimas en el Ministerio Público que querían
levantar alguna denuncia. El martes por la tarde, la joven fue al lugar para pedir
ayuda y acusar que horas antes la habían amenazado de muerte. El agente fue
quien debió recabar sus datos. Después de anotar su información le ofreció un vaso
de agua y ella aceptó. Pasaron a un cuarto en donde estaba el garrafón, pero en
cuanto ella puso un pie dentro, el sujeto la aventó contra la pared y la comenzó a
golpear. Todo ocurrió el martes alrededor de las 18:50 horas. Después el policía
cerró la puerta y la amenazó con que tenía sus información personal y se vengaría
si gritaba o lo denunciaba "Me dijo que no gritara, porque sabía dónde vivía, y que si
decía algo me iba a buscar", declaró la víctima a medios de comunicación.

A través de una tarjeta informativa, la PGJ confirmó que el martes 27 de agosto de


2022 en la Coordinación Territorial CUH-3, el agente fue detenido segundos
después de haber violado a la joven.
Otro ejemplo es este caso ocurrido en Tijuana, Baja California en 2009, en donde 25
padres de familia fueron detenidos arbitrariamente, torturados y amenazados para
que confesaran crímenes que no habían cometido. Ninguna de las detenciones se
realizó con la orden de aprehensión correspondiente. Sufrieron una tortura cruel y
sistemática que se aplicó en contra de todas las víctimas, con un visible abuso de
poder. Todos ellos fueron sujetos a distintas torturas como asfixia con bolsas de
plástico, golpes en las plantas de los pies con tablas de madera, choques eléctricos
en todo el cuerpo incluyendo los testículos, ahogamiento en baldes de agua y
amenazas constantes de muerte. Por otra parte, la unica victima del sexo femenino
sufrió torturas distintas a las de sus compañeros y generalmente de carácter sexual
como tocamientos, agresión verbal e insinuaciones sexuales.
La Comisión Nacional de los Derechos Humanos emitió la recomendación 87/2011 a
favor de las víctimas y sus familiares, denunciando «la violación de los derechos
humanos a la libertad personal, a la seguridad e integridad personal, al trato digno y
a la legalidad, a la seguridad jurídica y al acceso a la justicia por hechos violatorios
consistentes en detención arbitraria, retención ilegal, tortura y atentados contra la
libertad sexual, por elementos del Ejército Mexicano.»

Investigar el uso y abuso de la fuerza policial ofrece varias dificultades teóricas y


metodológicas. En primer lugar, es necesario delimitar el fenómeno que se busca
describir y explicar. Si se quiere conocer cuándo y cómo se “usa la fuerza” se
requiere precisar los comportamientos policiales que serán considerados como
tales. Hay definiciones más amplias o más restringidas: el uso de la fuerza será más
frecuente si se incluyen las agresiones o amenazas verbales, o menor si sólo se
tiene en cuenta la fuerza física. Otros estudios pretenden distinguir entre usos
adecuados o inadecuados de la fuerza policial. Así, a partir de principios éticos,
legales y de la práctica profesional se ha intentado diferenciar el uso correcto y
necesario de la fuerza policial del excesivo o brutal.
Podríamos seguir mencionando ejemplos en donde la brutalidad policial ocurrió en
las mismas instalaciones policiales, esto es lo más inaceptable, ya que muchas de
las víctimas acudieron a estas instalaciones, a precisamente, exigir justicia por otros
delitos ajenos al que se les provocó, terminaron saliendo de dichas instalaciones
con mucho más daño, agravios y traumas de con los que entraron, acudieron a
exigir justicia y salieron con agresiones inhumanas.
Carencias en las labores de los policías locales.
Las carencias laborales para los policías en sus labores diarias puede ser un factor
para que suceda la brutalidad policial, hacemos énfasis en que no estamos
justificando la violencia de los elementos policiales hacia la población, sino, que al
tener tantas carencias como de equipo y capacitación, los policías tienden a tener un
sentimiento de frustración y no compromiso hacia sus labores diarias y su misma
sociedad, lo que tiene como consecuencia que las autoridades sientan la necesidad
de desahogar de alguna manera dichos sentimientos y obtener muchas veces un
beneficio económico a costa de sus víctimas, y sustituir dichos sentimientos y
necesidades con una búsqueda errónea de poder, lo que termina en dicha
brutalidad, ya que sienten la necesidad de ejercer poder sobre aquellos que no lo
tienen y así, malamente, sentir satisfacción en un trabajo que no es para nada fácil.
La mitad de los policías en México paga su propio equipo; y sumándole que el 20%
de los elementos no recibe ni prácticas de tiro, ni capacitación.
En promedio, los agentes estatales ganan 11 mil pesos al mes, de los cuales
invierten una parte en botas, uniformes o balas. En estados como Veracruz, la mitad
de los policías ponen de su bolsa para tener un chaleco antibalas. Los policías en
México sobreviven no sólo ante el creciente embate de la delincuencia, sino a sus
propias carencias: salarios que no rebasan los 11 mil pesos y con los que además
hay que reponer el equipo que les dan incompleto; falta de entrenamiento básico
como prácticas de tiro que 1 de cada 5 policías nunca ha recibido; nulo crecimiento,
pocos ascensos, abusos de jefes, insultos, desprecio. En medio de la peor crisis de
violencia de la que haya registro, las carencias de los policías estatales en el país se
profundizan. El resultado: nula eficacia en el combate al crimen, constantes fallas y
violaciones a derechos humanos, y una desconfianza permanente de la ciudadanía.
Ello mientras al año se destinan millones de pesos a fondos de seguridad que no
solo se quedan cortos, sino que se invierten mal.

“Lo que hay es un desprecio político total a la policía. Se les reclama que no dan
resultados, que cometen abusos… pero no se les prepara para que no ocurra”, dice
Luis de la Barreda, especialista en derecho penal y ex presidente fundador de la
Comisión de Derechos Humanos de la capital.
El informe de Causa en Común arroja que al cierre del año pasado los policías
estatales en México percibían un salario promedio de 11 mil 787 pesos mensuales.
Pero la realidad no es la misma para todos: aproximadamente 4 de cada 10
uniformados tienen un ingreso mensual inferior a los 10 mil pesos. Los estados con
los salarios más bajos para sus agentes son Oaxaca, donde perciben 7 mil 346
pesos; Tlaxcala, donde ganan 8 mil 556 pesos; Chiapas, con 8 mil 645 pesos;
Hidalgo, donde los agentes reciben 9 mil 343 pesos; y Campeche, con 9 mil 418
pesos. Solo existen dos estados en el país donde los policías estatales perciben un
salario base superior a los 15 mil pesos: Baja California, donde ganan 18 mil 201
pesos mensuales, y San Luis Potosí, donde reciben 15 mil 434 pesos.

Un problema que agrava más la precariedad salarial es que, al menos, la mitad de


los uniformados deben invertir parte de su propio sueldo para adquirir el equipo
básico con el que deberían de contar. El análisis revela, por ejemplo, que a nivel
nacional el 51% de los policías en promedio deben invertir de su bolsa para adquirir
su calzado y sus botas, y en estados, como Veracruz, Sonora y Chihuahua, 8 de
cada 10 agentes gastan parte de su salario en ello.

El 44% de los policías estatales compran con su dinero las fornituras para sus
accesorios y el 42% tiene que invertir si quiere un segundo uniforme. Uno de cada
tres policías en México debe comprar papelería para sus informes y uno de cada
cuatro paga la reparación de su patrulla.

Otro grave déficit se encuentra en la capacitación de los policías estatales en las


funciones más básicas. En promedio es 1 de cada 5 policías que hoy están en las
calles. Hay tres casos extremos: el de Zacatecas, Tamaulipas y Campeche, donde
más del 50% de los policías nunca ha ido a un campo de tiro.

Lo que sí ocurre con frecuencia es que a los policías se les pide realizar labores que
son totalmente ajenas a su función e incluso implican actos de corrupción. Por
ejemplo, muchas veces sus jefes les piden hacer “encargos personales”, mientras
que otros tienen que pagar una “cuota”.

Debemos entender que esto no justifica sus actos ni mucho menos, sino que al
tener tanta falta de capacitación por parte de nuestras instituciones
gubernamentales, no podemos exigirles resultados si nosotros como Estado no les
hemos demostrado cómo es que se debe proceder para salvaguardar la integridad y
dignidad de nuestra nuestra sociedad.
APORTACIONES

Como ya lo mencionamos durante todo el proyecto de investigación, la brutalidad


policial es un problema que nos aqueja y afecta mucho a los mexicanos y
mexicanas que cada día tienen que convivir en una sociedad en la que te sientes
inseguro e impotente con tus propias autoridades policiales.

Debemos como sociedad estar conscientes de que las autoridades policiales están
para servirnos y ver por nuestro bien, ya que lamentablemente la mayoría de las
personas tienen miedo a realizar una denuncia ya que, como lo vimos anteriormente
en esta investigación, es muy poco probable que sean escuchados.

Ahora controlar la brutalidad policial no es fácil. Por una parte, los policías deben
contar con un grado de discrecionalidad para actuar oportunamente, en especial
cuando ocurre un delito. Por otra parte, enfrentan actividades delictivas lucrativas
que elevan el riesgo de corrupción. A esto se suma una tradición institucional que no
ayuda a los sistemas de control, la transparencia y el escrutinio público.

Entonces para ayudar a erradicar o por lo menos disminuir en gran manera la


brutalidad policial proponemos:
1| Reformar la Ley General del Sistema Nacional de Seguridad Pública, en cuanto a
la capacitación de los elementos policiales para asegurar que tengan conocimiento
de sus facultades y derechos pero también de sus obligaciones como policías de
este país, y más importante brindarles un equipo de trabajo digno, para que los
policías no tengan que poner de su dinero en comprar el equipo necesario, con el fin
de que nuestros policías se comprometan en su labor, que es salvaguardar la
dignidad de cada mexicano y mexicana y asegurar un futuro libre de brutalidad
policial para las siguientes generaciones.

2| Las políticas de recursos humanos para nuevos policías deben ser más
exigentes, requiriendo un mayor nivel de educación y una investigación de campo
para determinar antecedentes penales del postulante y de su entorno familiar, y un
mayor rigor en los exámenes de ingreso.
La carrera policial debe estar estructurada en todas sus fases de ingreso, desarrollo
y retiro, alrededor de objetivos y resultados concretos, con un sistema de ascensos
transparente y competitivo.
Debe contar con un programa de formación y profesionalización en base a perfiles
que cubran las distintas especialidades, complementada con capacitación
pedagógica integral y permanente que incluya temas de democracia, derechos
humanos y pautas de comportamiento ético. También debe acompañarse de una
política de remuneración que garantice el bienestar mínimo para el funcionario y su
núcleo familiar.

3| Asignar más fondos para la (FEAI) Fiscalía Especializada de Asuntos Internos,


que es la autoridad administrativa que tiene como finalidad contribuir a la paz,
estado democrático y de derecho mediante la determinación de Carpetas de
Investigación o en su caso la determinación de averiguaciones previas que versen
sobre posibles conductas ilícitas por parte los(as) servidores(as) públicos(as)
adscritos(as) a la Fiscalía General de la República, así como la obtención de autos
de formal prisión libradas por el Juez, para poder cumplir con su propósito
establecido, el cual es que los y las denunciantes de delitos competencia de la
Fiscalía Especializada de Asuntos Internos sean beneficiados(as) con la
investigación de conductas irregulares o ilícitas, entre los que se encuentran los
casos relacionados con hechos de corrupción.

Al asignarles más recursos económicos también les obligaremos a dar resultados,


esto quiere decir que los casos que sean reportados en donde exista un abuso de
poder o brutalidad por parte de los elementos policiales tendrán que hacer una
investigación profunda, justa y transparente para poder impartir justicia a aquellas
víctimas, e imponer una pena proporcional a cualquier autoridad que incurra en
estos actos, así como también garantizar que la sociedad será escuchada y se hara
una busqueda implacable de justicia, para que los mexicanos y mexicanas no
tengan miedo a denunciar dichos actos inadmisibles y salvaguardar la dignidad y
Derechos Humanos de cada individuo de este país.
Conclusión

En conclusión en esta investigación pudimos realizar un análisis más a fondo sobre


la brutalidad policial en México, que como ya pudimos observar es un problema
gravísimo que afecta a muchos mexicanos y mexicanas de nuestra sociedad hoy en
día. Lamentablemente la brutalidad policial es un problema más común de lo que
parece, ya que consiste en torturas, desapariciones y privación de la vida de muchas
personas en este país. No obstante aunque no es un problema en el que nosotros
como sociedad seamos ignorantes, simplemente al parecer se prefiere no hablar de
ello, ya que como lo mencionamos a lo largo de esta investigación, la sociedad vive
con un miedo e impotencia constante hacia nuestras autoridades judiciales, porque
la mayoría de la veces no somos escuchados, y no solo eso, obtenemos represalias
en contra nuestra persona y de nuestra familia, es por eso que muchas veces las
víctimas se abstienen de hacer una denuncia, ya que las mismas personas que te
causaron un daño, son las mismas personas que prometen salvaguardar tu
integridad humana.

También es de suma importancia brindar capacitación a nuestros elementos


policiales, ya que como lo veíamos anteriormente, nuestros elementos muchas
veces son ignorantes de sus deberes y obligaciones, dando como resultado, el que
crean que tienen un poder mayor sobre la sociedad del que en realidad tienen, y por
eso se sienten con el derecho de actuar con abuso y brutalidad sobre aquellos que
son subordinados, desencadenando una sociedad con repulsión y miedo hacia ellos,
ya que la cantidad de casos que existen sobre la brutalidad policial son
interminables, y lo peor de todo es que muy pocas veces se logra impartir justicia.

En conclusión es importante tomar conciencia, y no callarnos ante estos crueles


actos, y más importante aún, tomar acción ante estos, para asegurar que el dia de
mañana no seamos nosotros los desafortunados, pero sobretodo debemos actuar
para asegurarle a nuestras generaciones futuras un ambiente social en donde
veamos a los elementos policiales como lo son, servidores publicos que estan para
mantenerte seguro y salvaguardar tus derechos humanos.
Bibliografías

°Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos

°Código Penal Federal

°México, ONEA, 2022

°The Washington Post, Policia de Mexico, 2022

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