Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Introducción………………………………………………………………………………. 2
Aportaciones…………………………………………………………………………...…. 17
Conclusión………………………………………………………………………………… 19
Bibliografías……………………………………………………………………………….
INTRODUCCIÓN
I.- Cuando para impedir la ejecución de una ley, decreto o reglamento, el cobro de
un impuesto o el cumplimiento de una resolución judicial, pida auxilio a la fuerza
pública o la emplee con ese objeto;
VIII.- Cuando haga que se le entreguen fondos, valores u otra cosa que no se le
haya confiado a él y se los apropie o disponga de ellos indebidamente.
IX.- Obtenga, exija o solicite sin derecho alguno o causa legítima, para sí o para
cualquier otra persona, parte del sueldo o remuneración de uno o más de sus
subalternos, dádivas u otros bienes o servicios;
X.- Cuando en el ejercicio de sus funciones o con motivo de ellas, otorgue empleo,
cargo o comisión públicos, o contratos de prestación de servicios profesionales o
mercantiles o de cualquier otra naturaleza, que sean remunerados, a sabiendas de
que no se prestará el servicio para el que se les nombró, o no se cumplirá el
contrato otorgado;
XIV.- Obligar a declarar a las personas que se mencionan en el artículo 243 Bis, del
Código Federal de Procedimientos Penales, acerca de la información obtenida con
motivo del desempeño de su actividad.
Al que cometa el delito de abuso de autoridad en los términos previstos por las
fracciones I a V y X a XII, se le impondrá de uno a ocho años de prisión y de
cincuenta hasta cien días multa. Igual sanción se impondrá a las personas que
acepten los nombramientos, contrataciones o identificaciones a que se refieren las
fracciones X a XII.
Al que cometa el delito de abuso de autoridad en los términos previstos por las
fracciones VI a IX, XIV, XV y XVI, se le impondrá de dos a nueve años de prisión, de
setenta hasta cuatrocientos días multa y destitución e inhabilitación de dos a nueve
años para desempeñar otro empleo, cargo o comisión públicos.”
La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) y sus instituciones
homólogas en los estados reportaron vía transparencia gubernamental que por
estos delitos se tramitaron 54 mil 248 quejas ciudadanas contra policías, militares y
marinos durante el mismo lustro.
Mediante la información de fiscalías y poderes judiciales se comprobó que de 2015
a 2020 se iniciaron 278 carpetas de investigación por homicidio doloso contra
policías y fuerzas federales. Un promedio de 46 casos por año. Además, se abrieron
5 mil 456 carpetas de investigación por tortura u otros tratos crueles, inhumanos o
degradantes; 526 carpetas por desaparición forzadas; mil 686 carpetas por lesiones
y 25 mil 804 por abuso de autoridad.
Las respuestas oficiales constatan que los agentes investigados fueron acusados de
cometer homicidios, desapariciones forzadas, tortura, lesiones y abuso de autoridad
al momento de realizar detenciones. Al visitar la información de la Comisión
Nacional de Derechos Humanos (CNDH) y sus homólogas estatales, estas
registraron que, ante sus ventanillas, se tramitaron 54 248 quejas contra
instituciones de seguridad pública, elementos del Ejército o de la Marina por motivo
de brutalidad contra civiles. Estos resultados fueron presentados en el reporte
Policía mexicana: brutalidad sin límite, un proyecto elaborado por la Unidad de
Investigación de la Organización Nacional Anticorrupción (ONEA) México que fue
seleccionado en el Programa Piloto de Apoyo al Periodismo en México 2021,
organizado por la UNESCO y publicado en Milenio Diario.
La falta de criterio realizadas por los mismos organismos judiciales propicia un alto
nivel de corrupción al interior de las instituciones policiales, ya que se interrumpen
los procesos en contra de los elementos que cometieron abusos o no informan a los
ministerios públicos sobre las malas prácticas, aun cuando es una obligación.
Privación de la vida contra civiles.
De las 278 averiguaciones por homicidio doloso en las que se imputan a agentes de
seguridad pública y de las Fuerzas Armadas, se determinó que 88 fueron
judicializadas y en 66 se obtuvo una sentencia condenatoria.
A través de las cifras recibidas, Nuevo León es el estado con más casos, ya que 83
asesinatos fueron cometidos en ese territorio: 32 atribuidos a la policía estatal, 30 a
la municipal, 8 a la ministerial, 10 al Ejército y 10 a la Marina.
En esa misma entidad, el poder judicial informó que 26 causas penales iniciadas
concluyeron en una sentencia. La Ciudad de México es la segunda entidad con
mayor incidencia, al registrar 39 carpetas de investigación y 13 sentencias. Baja
California le sigue con 28 averiguaciones, sin embargo, con las respuestas de su
instancia judicial no se pudo determinar si alguna tuvo un fallo por parte de un juez.
Sin embargo esto lamentablemente sucede en todas las entidades de este pais, no
importando raza, edad, ni sexo.
En junio de 2021, las malas prácticas durante una detención realizada por los
policías municipales de San Miguel Xoxtla, derivaron en la muerte de Juan Carlos
Portillo, pasante de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP). De
acuerdo con informes del gobierno municipal, el joven de 30 años fue detenido por
elementos municipales debido a una denuncia anónima por una supuesta riña; sin
embargo, en la madrugada Juan Carlos fue hallado muerto en los separos.
La revisión de otras historias comprobó que los actos de brutalidad no solo son
ejercidos por elementos operativos, sino que también los altos funcionarios de las
instituciones policiales cometen agresiones de manera directa. La desaparición
forzada y asesinato de Carlos Bautista en 2015, en Veracruz, de la cual es imputado
José Óscar Sánchez Tirado, entonces director general de Prevención y Reinserción
Social durante el gobierno de Javier Duarte, y otros siete exelementos de seguridad
pública estatal, es otro caso en el que las autoridades dilatan y obstruyen la justicia.
Por ejemplo, de 2015 a 2020 se abrieron 5 456 carpetas de investigación por tortura
en la que elementos de seguridad estatal o federal aparecían como imputados. A
pesar de que por este delito se tramitó una solicitud de información a cada fiscalía
de las 32 entidades de la República, sólo dieciséis mostraron sus registros, entre las
que se encuentran Baja California, Coahuila, Jalisco y Oaxaca.
En contraste, hubo fiscalías que respondieron con datos en los que no fue posible
determinar si los abusos fueron cometidos por policías locales o fuerzas federales;
otras no respondieron y aseguraron no contar con la información.
Entre los tantos modus operadi de los policías, los mas frecuentes suelen ser la
desaparicion de personas, la tortura y como lo mencionabamos al inicio de esta
investigacion, la pivacion de la vida.
Todo esto con el fin de aprovecharse y tomar ventaja del pueblo mexicano y tomar
de alguna manera justicia por su mano propia mano cuando no se acatan las
impropias órdenes de los elementos, es ahí cuando la propia víctima (si es que
sobrevive a repugnables actos) los familiares, amigos o conocidos deciden
denunciar estos actos atroces e injustos, teniendo como resultado un oído sordo por
parte de nuestras autoridades judiciales que son las que se encargan de impartir
justicia, con el fin de silenciar a aquellas pocas personas que se atreven a denunciar
los maltratos y agravios hechos por la autoridad policial, teniendo como resultado el
daño hecho a nuestros seres queridos y un sentimiento de impotencia al no ser
escuchado y mucho menos tomado en cuenta.
“Lo que hay es un desprecio político total a la policía. Se les reclama que no dan
resultados, que cometen abusos… pero no se les prepara para que no ocurra”, dice
Luis de la Barreda, especialista en derecho penal y ex presidente fundador de la
Comisión de Derechos Humanos de la capital.
El informe de Causa en Común arroja que al cierre del año pasado los policías
estatales en México percibían un salario promedio de 11 mil 787 pesos mensuales.
Pero la realidad no es la misma para todos: aproximadamente 4 de cada 10
uniformados tienen un ingreso mensual inferior a los 10 mil pesos. Los estados con
los salarios más bajos para sus agentes son Oaxaca, donde perciben 7 mil 346
pesos; Tlaxcala, donde ganan 8 mil 556 pesos; Chiapas, con 8 mil 645 pesos;
Hidalgo, donde los agentes reciben 9 mil 343 pesos; y Campeche, con 9 mil 418
pesos. Solo existen dos estados en el país donde los policías estatales perciben un
salario base superior a los 15 mil pesos: Baja California, donde ganan 18 mil 201
pesos mensuales, y San Luis Potosí, donde reciben 15 mil 434 pesos.
El 44% de los policías estatales compran con su dinero las fornituras para sus
accesorios y el 42% tiene que invertir si quiere un segundo uniforme. Uno de cada
tres policías en México debe comprar papelería para sus informes y uno de cada
cuatro paga la reparación de su patrulla.
Lo que sí ocurre con frecuencia es que a los policías se les pide realizar labores que
son totalmente ajenas a su función e incluso implican actos de corrupción. Por
ejemplo, muchas veces sus jefes les piden hacer “encargos personales”, mientras
que otros tienen que pagar una “cuota”.
Debemos entender que esto no justifica sus actos ni mucho menos, sino que al
tener tanta falta de capacitación por parte de nuestras instituciones
gubernamentales, no podemos exigirles resultados si nosotros como Estado no les
hemos demostrado cómo es que se debe proceder para salvaguardar la integridad y
dignidad de nuestra nuestra sociedad.
APORTACIONES
Debemos como sociedad estar conscientes de que las autoridades policiales están
para servirnos y ver por nuestro bien, ya que lamentablemente la mayoría de las
personas tienen miedo a realizar una denuncia ya que, como lo vimos anteriormente
en esta investigación, es muy poco probable que sean escuchados.
Ahora controlar la brutalidad policial no es fácil. Por una parte, los policías deben
contar con un grado de discrecionalidad para actuar oportunamente, en especial
cuando ocurre un delito. Por otra parte, enfrentan actividades delictivas lucrativas
que elevan el riesgo de corrupción. A esto se suma una tradición institucional que no
ayuda a los sistemas de control, la transparencia y el escrutinio público.
2| Las políticas de recursos humanos para nuevos policías deben ser más
exigentes, requiriendo un mayor nivel de educación y una investigación de campo
para determinar antecedentes penales del postulante y de su entorno familiar, y un
mayor rigor en los exámenes de ingreso.
La carrera policial debe estar estructurada en todas sus fases de ingreso, desarrollo
y retiro, alrededor de objetivos y resultados concretos, con un sistema de ascensos
transparente y competitivo.
Debe contar con un programa de formación y profesionalización en base a perfiles
que cubran las distintas especialidades, complementada con capacitación
pedagógica integral y permanente que incluya temas de democracia, derechos
humanos y pautas de comportamiento ético. También debe acompañarse de una
política de remuneración que garantice el bienestar mínimo para el funcionario y su
núcleo familiar.