Está en la página 1de 1

La Biblia dice: “Por nada estéis afanosos; antes bien, en todo, mediante oración y súplica con

acción de gracias, sean dadas a conocer vuestras peticiones delante de Dios. Y la paz de Dios, que
sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestras mentes en Cristo
Jesús.” (Filipenses 4.6-7).

Quizá sientes que en ocasiones pierdes el control sobre las pequeñas cosas, y a lo mejor piensas
que esas dificultades no son importantes para Dios, que no forman parte de sus competencias;
como si el Señor tuviera ciertas áreas en las cuales no pudiese hacer nada :-)

Por ejemplo, quizá pienses:

 De acuerdo, Dios puede todo, ¿pero qué le importa a Él que el motor de mi coche se haya
roto?

 ¿Por qué le tendría que pedir que mediara en los conflictos entre mis colegas de la
oficina?

 Nada de lo que estoy viviendo actualmente es importante para Él.

Imagínate que posees una casa grande, y que necesita algunas reparaciones. Sin embargo, en el
momento en el que el jefe de obras viene a evaluar los daños, le escondes ciertas habitaciones. La
restauración no estaría completa, ya que incluso las pequeñas habitaciones de la casa cuentan.

No olvides esto: los que le entregan todo a Dios, “todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los
que conforme a su propósito son llamados” (Romanos 8.28).

Isaac Newton decía: “De la misma forma que un ciego no tiene ni idea de los colores, igualmente
nosotros no tenemos ni idea de la forma en la que Dios, en su infinita sabiduría, percibe y
comprende todas las cosas”. Solo puedo animarte a abandonar todo a los pies del Señor, pues Él
se preocupa hasta de los más mínimos detalles de tu vida.

Te invito a orar conmigo de esta manera si lo deseas: “Padre celestial, reconozco que todo lo
puedes y que nada es imposible para ti. Reconozco también que sabes todo, mucho mejor que yo.
Aunque no siempre entiendo todo lo que haces o permites, elijo confiar en ti. Hoy pongo mi mano
en la tuya, pues quiero andar contigo. Ayúdame a aceptar lo que no puedo cambiar y a entregarte
todas las cosas. Confío en ti. En el Nombre de tu Hijo Jesús. Amén”.

También podría gustarte