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Rating: Mature
Archive Warning: Choose Not To Use Archive Warnings
Category: M/M
Fandom: 방탄소년단 | Bangtan Boys | BTS
Relationship: Jikook, kookmin - Relationship
Character: Ji Eun, Jeon Jungkook, Park Jimin
Additional Tags: Humor
Language: Español
Series: Part 2 of Verania
Stats: Published: 2020-09-24 Completed: 2020-10-02 Chapters: 13/13 Words:
16678
Summary
Lady Lee Ji Eun no era una niña cruel. No, definitivamente no era cruel.
Después de todo, no era su culpa que ChimChim la obligará a apuñalarlo en la cara solo
para ver cómo su sangre se derramaba en el suelo mientras él gritaba para que se detuviera.
Jungyeom era para siempre. Sin embargo, Jimin.
Jimin era solo un bache en el camino.
****
Historia entre el primer y segundo libro de verania. Les recomiendo primero leer
Relampágo al corazón. Esta historia se actualizará de acuerdo a como avance la Saga.
Chapter 1
Chapter by Yiyi (Anahiv)
Bien, debería saberse que Lady Lee Ji Eun nunca sería considerada magnánima.
Ella era consciente de eso. Ella incluso podría haber cultivado eso. Pero no era porque ella fuera
cruel; no, era porque Lady Lee Ji Eun sabía lo que se necesitaba para hacerse con el mundo.
A veces, te forzaban a tomar decisiones difíciles para aplastar a los contrincantes bajo el talón de
tus botas, hechas a medida, para asegurarte de que obtenías lo que querías cuando lo querías.
Primero se dio cuenta de la necesidad de ser cruel cuando tenía nueve años.
Era su primer día del nuevo año escolar en St. MinHo’s Academy for Resplendently Matriculated
Youths (así llamada en honor a Lee MinHo, el rey que había sido canonizado después de su muerte
y más conocido por su preferencia por la desnudez, especialmente cuando se reunía con dignatarios
extranjeros, para que vieran que no estaba escondiendo un arma homicida).
No fue hasta después de que se nombró a la escuela, que la junta se dio cuenta de que el acrónimo
era SMARMY, pero para entonces, ya habían grabado el letrero dorado e impreso las invitaciones
en cartulinas gruesas, y se consideraba demasiado tarde para tratar de cambiarlo.
Además, pensaron que el tipo de alumnos invitados a la escuela compensarían las connotaciones
negativas dada la riqueza de sus padres.
Lady Lee Ji Eun llegó a SMARMY en el carruaje de sus padres, con su institutriz sentada frente a
ella.
Sus padres estaban demasiado ocupados para poder tomarse un tiempo libre para algo tan
insignificante como el primer día de su hija en una nueva escuela y no es que Lady Ji Eun hubiera
esperado algo distinto.
En realidad, nunca estuvieron de acuerdo en la mayoría de las cosas, especialmente porque Lady Ji
Eun habría preferido que no existieran en absoluto.
El hecho de que ella entonces tampoco existiría no cruzó por su mente, pero ese era el tipo de
persona que era Lady Ji Eun.
Ella prefería la prisa y el placer del ahora en lugar de pensar en las consecuencias.
—De verdad. No lo hubiera adivinado por la forma en que el conductor se ha detenido frente a la
escuela. Gracias, sin embargo, por señalar lo obvio. Ni siquiera puedo pensar en lo que haría sin ti.
—Tu lengua se pone más aguda cada día, —dijo su institutriz, entrecerrando los ojos—. Deberías
mirarlo antes de que la cubra con salsa de pescado.
Lady Ji Eun se rio. —Oh, institutriz. Cómo me diviertes. Estaría tan desesperadamente triste si
algo te sucediera. Como si alguien te acusara de abusar físicamente de una niña precoz y te
encontrases en la calle, sin poder encontrar trabajo nunca más, probablemente muriendo de una
infección por hongos bastante perversa. Por qué, eso sería una parodia .
Salió del carruaje y el cochero la ayudó a bajar los peldaños. Se paró en el camino que conducía a
la escuela, se pasó las manos por el vestido y se aseguró de que las arrugas del viaje se suavizaran.
No podía entrar en una nueva situación con arrugas, por el amor de Dios, ella no era una campesina
de los Barrios marginales.
Una vez que estuvo satisfecha de encontrarse presentable, tendió la mano para buscar su bolso.
Cuando no llegó enseguida, chasqueó los dedos sin mirar al cochero.
La institutriz suspiró detrás de ella y un momento después, el bolso estaba en su mano. Lady Ji Eun
se recordó a sí misma hacer que la vida de la institutriz fuera un poco más terrible cuando llegara a
casa de la escuela.
—Absolutamente no, —dijo Lady Ji Eun—. Tengo nueve años. No necesito que te pegues a mi
como una verruga. Fuera de aquí. No quiero volver a verte la cara hasta que sea absolutamente
necesario. Y tal vez ni siquiera entonces.
—Que tengas un buen día, —dijo la institutriz, aunque su tono sonó como si dijera todo lo
contrario.
Hizo una mueca cuando un chico se topó con ella, y se preguntó por qué sus padres no podrían
haber encontrado una buena escuela solo para niñas para que no tuviera que estar cerca de los
chicos.
Eran groseros y pegajosos y olían a carne vieja, y casi nunca hacían lo que ella les decía que
hicieran, lo cual, en el manual de Lady Lee Ji Eun, era un pecado sin comparación.
Echó un vistazo al patio, buscando el grupo adecuado de chicas a las que hacer sus mejores amigas
y permitirles adorarla.
Las encontró de pie cerca de un viejo roble, riéndose y charlando entre ellos.
El problema con ellas era que ya parecían tener a alguien a quien adular, una chica bonita con rizos
rubios y brillantes ojos azules, y una amable sonrisa.
Por eso no tuvo problemas en encontrar a la maestra más cercana y explicarle entre lágrimas que la
chica bonita la había abordado, que la había llevado a un callejón oscuro el día anterior, e
intentado obligarla a drogarse y luego amenazó con apuñalar a Ji Eun si ella le contaba algo sobre
eso.
Fue tan aterrador, explicó Ji Eun entre lágrimas, diciendo que había pensado que esta escuela sería
un lugar seguro para ella, que sus padres, Lord y Lady Lee, que habían donado tanto dinero para
SMARMY: estaría terriblemente decepcionados de que su amada y única hija estuviera molesta en
su primer día de escuela.
La maestra, por supuesto, había corrido a buscar al director. Para cuando empezaron las clases ese
primer día, la chica guapa con rizos rubios y ojos azules había sido escoltada de la propiedad, para
nunca regresar, y a la hora del almuerzo, Lady Ji Eun encontró al grupo de chicas, que estaban a la
deriva sin alguien que las guiara.
Sus cabezas estaban inclinadas mientras se acercaba a su mesa, solo mirándola con recelo cuando
se detuvo frente a ellos y carraspeó.
—Hola, —dijo ella, educadamente—. Mi nombre es Lady Lee Ji Eun. Y creo que todas
deberíamos ser mejores amigas.
Una de las chicas dijo: —¿Por qué? Ni siquiera te conocemos, —y Ji Eun decidió que
probablemente sería la primera en irse si el grupo necesitaba ser sacrificado.
Ji Eun sonrió, mostrando muchos dientes. —Porque creo que nos llevaríamos bien. Y, por
supuesto, necesitan a alguien como yo. Ahora, ¿qué estábamos discutiendo?
Al principio, nadie respondió. Luego, otra niña dijo, — Umm. Estábamos hablando de Kim
Jaehyung y de lo bien que luce en esos pantalones. ¿Por qué están tan apretados?
Lady Ji Eun se encogió internamente, pero sabía cómo actuar. Ella lo había hecho la mayor parte
de su vida.
—Bien, entonces, —dijo ella—. Señálame a Kim, y yo juzgaré eso. Y después de que tome esa
decisión, el resto de ustedes probablemente deberían estar de acuerdo conmigo. Hará las cosas más
fáciles.
Y así fue como Lady Lee Ji Eun descubrió que, a veces, tenía que hacer lo que fuera necesario para
obtener lo que quería.
En todo caso, ella era simplemente ambiciosa. Y esa ambición llevó a uno de sus mayores
descubrimientos.
Que le hizo caer por la madriguera del conejo de una forma diferente. La mágica, soñadora y
palpitante ráfaga de sol capaz de hacer que sus muslos vibraran, conocido como Jungyeom.
Porque nunca hubo una pareja más destinada a estar juntos que el Príncipe Yugyeom de Lockes y
el Capitán Comandante Jeon Jungkook. Y nadie, nadie, los separaría jamás.
Su voz era ruidosa y estridente, y Lady Ji Eun a menudo se preguntaba qué hubiera sucedido si
hubiera nacido muda.
No se había molestado en saber su nombre, aunque habían pasado cuatro años. Ella no tenía tiempo
para eso.
—¿Qué? —Preguntó Ji Eun, sonando molesta y sin hacer nada por ocultarlo.
—Están en el periódico, —exclamó la chica. Ella dejó escapar un suspiro entrecortado y bajó los
ojos al periódico que se extendía frente a ella.
Ji Eun pensó que su nombre era Mina o Mimi o algo así. (De hecho, era Chaeyoung, pero Ji Eun
nunca lo sabría)
Las dos chicas comenzaron a discutir sobre el papel como cerdos fétidos peleándose por restos. Ji
Eun las miró con disgusto hasta que no pudo soportarlo más.
—¡Suficiente! —Dijo, y la cafetería que los rodeaba se quedó en silencio, esperando ver si hacía
llorar a otra chica al echarla del grupo.
Ji Eun lo arrebató de la mesa, planeando triturar el papel justo en frente de ellos, sumergirlo en el
vaso de agua a su lado, y luego arrojar los trozos húmedos en sus caras.
Y ella hizo eso.
Ahora, también debería decirse que Lady Lee Ji Eun nunca antes había experimentado la atracción.
Todavía pensaba que los niños eran asquerosos (y, en realidad, ¿por qué no iban a ser así? Se
tiraban pedos los unos a los otros y luego se reían de eso mientras se limpiaban la nariz y los
pegaban en las
paredes) y no tenían tiempo para relacionarse con ellos. Su agenda estaba muy ocupada.
Porque ella había visto al Príncipe Yugyeom antes. Era realeza, y sus padres eran parte del
Tribunal del Rey.
Ella lo había considerado guapo, pero había sido fugaz, casi superficial.
Y ella había oído hablar de este Caballero antes, un joven reclutado del Ejército.
Porque ahora. Ella lo estaba viendo ahora. Y ella los estaba viendo juntos.
—¿Qué es esto? —Preguntó ella en voz alta, sin siquiera querer decirlo.
—El príncipe Yugyeom y el caballero Jeon Jungkook, —dijo una de las chicas, tratando de
mantener la voz firme.
Ella hizo una mueca como si esperara un golpe que nunca llegó. Ji Eun ni siquiera pudo burlarse.
Porque su corazón latía en su pecho y, por alguna razón, sus malditos pezones estaban duros.
¿Por qué dos personas de las que realmente no podría importar menos por separado la hicieron
sentir así cuando estaban juntas? ¿Qué hechicería era esta que la hacía querer desmayarse? Ji Eun
no se desmayaba.
Dobló el papel lentamente (¡con cuidado!). Lo deslizó en su bolso y luego miró hacia atrás al resto
de la mesa. Esperaron con los ojos muy abiertos para que ella atacara. En cambio, ella dijo:
Normalmente, después de la escuela, Ji Eun dejaba que su grupo la siguiera, gorjeando como los
pequeños pájaros molestos que eran. La adorarían y alimentarían con sus chismes de la variedad
más deliciosa. Se daría un festín hasta que estuviera hambrienta y luego las enviaría lejos.
La esperaron después de la escuela, pero ella les dijo que no requeriría sus servicios hoy. Parecían
un poco sorprendidos, pero nadie le cuestionó.
Prácticamente escaparon de ella, los pobres. Ji Eun estaba segura de que estarían confundidas y
solas durante el resto de la tarde sin nada que hacer.
Ya que una dama de su posición y disposición nunca podría estar públicamente entusiasmada por
nada, no dio ninguna señal externa de que todo su mundo estuviera cambiando cuando llegaron a
recogerla.
El cochero la ayudó a entrar donde su institutriz estaba esperando. Ella había pensado medio para
esperar que el viejo murciélago tuviera un corazón atacar o algo durante el día para poder estar
sola, pero de alguna manera se mantuvo viva.
—Estuvo bien, —dijo Ji Eun, en voz firme, a pesar de que pensó que quizás sus axilas estaban
húmedas.
Se preguntaba si eso era un signo de estar convirtiéndose en mujer: ver a dos hombres atractivos en
una relación homosexual y tener las axilas sudorosas por eso.
Contempló hacerle esta pregunta a su institutriz, pero decidió no hacerlo, dado que parecería que
estaba buscando consejo y Lady Lee Ji Eun no pedía consejo ni ayuda.
2
Chapter by Yiyi (Anahiv)
Llegó a casa, haciendo caso omiso de la institutriz que la llamaba, diciéndole que la cena se
serviría justo a las siete en punto, y que sus padres no asistirían, debido a un compromiso anterior.
Ella era una mujer (porque sí, había decidido que esto la convertía en una mujer ahora) con una
misión. Ella estaba en su habitación con la puerta cerrada y cerrada antes de que recordara tomar
aliento.
Escuchó para asegurarse de que la institutriz no la hubiera seguido por las escaleras.
Estaba tranquilo.
Sus manos temblaban cuando colocó su bolso en la cama. Ella alcanzó dentro. Sus dedos tocaron
el periódico. Ella lo sacó. Y enfrentó su destino.
El dibujo del príncipe Yugyeom y Jeon Jungkook era granuloso, la tinta ligeramente manchada y el
papel arrugado.
Pero se les veía sonriéndose el uno al otro mientras caminaban cerca del castillo, cogidos de la
mano.
Jungkook tenía su cabeza ligeramente inclinada hacia atrás, como si se estuviera riendo de algo que
el Príncipe había dicho, y el Príncipe mismo parecía bastante satisfecho de sí mismo.
—Oh, dioses míos—, murmuró Ji Eun a nadie en particular. —Me están sucediendo cosas.
Realmente me están sucediendo cosas.
Porque sí, el Príncipe era guapo, más aún cuando sonreía con una sonrisa de alguien obviamente
enamorado.
Pero fue Jeon Jungkook (y oh mis dioses, pensó, podría ese nombre sonar como si fuera lamido)
quien le llamó la atención.
En el dibujo, llevaba una túnica simple, la tela se tensaba ligeramente contra los músculos de los
bíceps.
El artista había capturado lo que obviamente era el inmenso alcance de su torso.
El torso que indudablemente tenía un corazón que latía tan cierto, avergonzaba otros latidos del
corazón. Y sus muslos.
(Lady Lee Ji Eun no podía pensar más allá de ese pensamiento sin reírse, porque qué).
Eran amables. Me gusta. Sólo es bonito. Tanto el Príncipe como Jungkook eran agradables.
El golpe en la puerta la sobresaltó. Ella casi gritó, pero fue capaz de tragarlo.
—¿Quién es? —Preguntó, haciendo una mueca cuando su voz sonó entrecortada y ligera.
Sabía que debía parecer asustada, enrojecida y jadeante, frunciendo el ceño profundamente. Pero
ella no podía encontrar que le importara.
—Oh, mi, —dijo la institutriz—. ¡Mi Señora, es muy inapropiado hacer eso justo después de la
escuela! Al menos espere hasta que caiga la noche antes de... tocarse carnalmente a sí misma.
—¡Qué! —Gritó Ji Eun—. No estaba tocándome carnalmente. ¡Cómo te atreves! ¡Soy una maldita
mujer!
—No estoy diciendo que sea algo malo,—dijo la institutriz—. Todos lo hacen. Yo lo hago. Tu
madre lo hace. A veces tu madre hasta lo hace con tu padre.
—Sí, —dijo la institutriz—. Para ser sincera, me preguntaba cuándo sentirías el primer sonrojo de
la feminidad. La necesidad de simplemente... hacerlo. Esto es algo perfectamente natural que
sucede. Ves algo que... despierta tu interés. A veces es una persona. Otras veces, podría ser un
recuerdo. A veces, incluso podría ser una ardilla o un árbol, el punto es que te sientes así porque te
estás convirtiendo en mujer. Está bien poner tu mano sobre tu ...
—Si te vas ahora, —dijo Ji Eun—. no les contaré a mis padres sobre los brownies picantes que
comes los fines de semana. O sobre cómo me estás diciendo que ponga mi mano sobre mi ...
Ji Eun cerró la puerta. Ella no quería esto. Ella no quería ser como la institutriz con sus partes
íntimas.
Ella no pudo. Ella no miraría la imagen de nuevo. Ni siquiera pensaría en Jeon Jungkook
nuevamente.
Para ser justo con Lady Lee Ji Eun, no fue una batalla que pudiera ganar ganado. Porque Jeon
Jungkook era el sueño más soñado que jamás se haya soñado.
No tenía ninguna posibilidad frente a su mandíbula cincelada, su sonrisa de campesino, sus dientes
y nariz y el pelo en sus brazos y la forma en que parecía que todo lo que quería hacer era acunar a
Yugyeom contra su pecho...
Porque Lady Lee Ji Eun no hacía las cosas a medias. Cuando ella se comprometía con algo, se
comprometía.
Antes de que terminara el mes, Ji Eun estaba convencida de que, sin lugar a dudas, ella sería la
líder en el campo de estudio de Jeon Jungkookology.
Ella leía todas las publicaciones dedicadas a Jungkook que llegaban a sus manos.
¿Leyendas del Caballero? Leído. ¿El orgásmico de Lockes? Leído tres veces.
Incluso compró el calendario anual que los Caballeros del Castillo hicieron para algunas obras de
caridad (y, por Dios, ella sabía que todo había sido idea de Jungkook, porque ese era el tipo de
persona que era. Jungkook era el Míster Marzo. Cuando llegó abril, no pudo soportar pasar al
siguiente mes, y se dijo a sí misma que estaba bien no saber la fecha. Siempre sería marzo porque
siempre sería Jungkook.)
(Hubo momentos en que se preguntó si ella y Jungkook estaban destinados a estar juntos, pero
rápidamente desechó la idea porque entendía lo que era Amor Verdadero. Jungkook y el Príncipe
Yugyeom tenían Amor Verdadero y ella preferiría arrojarse desde un acantilado antes que meterse
entre ellos, porque estaban hechos el uno para el otro...)
¿Lo que haría si no fuera un caballero? Tendría una granja donde recogería perritos y gatitos
rescatados de propietarios abusivos.
¿Persona favorita en el mundo? El Príncipe Yugyeom, por supuesto. Como si pudiera haber
alguien más.
También le gustaba el té, dar largos paseos por la Ciudad de Lockes y sonreír como la luz del sol
literalmente.
Era desinteresado y amable y cuando estaba sola y sin nadie a su alrededor para verla sonrojarse, Ji
Eun le susurraba a la almohada que creía que tenía un buen trasero y que probablemente le daba los
mejores abrazos y olía a sus sueños.
Así que eso era un problema, pero como todos los problemas a los que se enfrentaba Lady Lee Ji
Eun, tenía solución.
Ella acababa de leer una entrevista en la que Jungkook hablaba de lo mucho que significaba para él
ser un caballero, de cómo había trabajado muy duro para ello, y de que estaba agradecido por todo
lo que se había cruzado en su camino.
(¡tan soñador! escribiría más tarde en su diario con un bolígrafo rosa brillante. ¡Es tan perfecto y
solo quiero rozar su cara con mi cara !!!! xoxoxox).
Jungkook se había desviado tanto de la entrevista que cuando se dio cuenta había gastado las tres
cuartas partes (tal vez un poco más) hablando de lo mucho que admiraba a los hechiceros, la magia
y las cosas mágicas y lo geniales que eran y cómo deseaba poder ser amigos de los magos, salir
con ellos, hablar con ellos y hacer cosas con ellos como magia e ir a por pasteles.
No sabía de dónde había venido, pero estaba segura de que el periodista había escuchado mal la
mayoría y había documentado incorrectamente la conversación.
¡Lady Ji Eun estaba lista para escribir una carta al editor de All Knight Long! para reprenderlos por
sus fallas periodísticas cuando lo vio.
Hasta ese momento, Lady Lee Ji Eun no había creído en los dioses.
¿Ahora?
El anuncio decía:
¿Eres fan de Caballero Jeon Jungkook?
Sí que era. Su mayor fan.
¡Nos reunimos tres veces al mes para hablar sobre el mejor caballero de la historia de Verania,
Jeon Jungkook! Serán bienvenidas personas de cualquier edad. Por favor, pregunten por Lady
Ahn Hye Jin para solicitar formulario.
Ella completó el formulario para entrar en El Capítulo de Lockes del Club de Fans de Jeon
Jungkook.
Se había puesto su vestido más bonito. Se había maquillado con habilidad y precisión. Iba armada
con un arsenal de hechos sobre Jungkook Jeon.
Pero todos en el maldito club de fans tenían corazones en sus ojos para Lady Ahn Hye Jin.
—Ella sabe todo sobre Jungkook, —le susurró a Ji Eun una mujer llamada Dahyun.
Ji Eun no había venido a su primera reunión del club de admiradores esperando hacer un enemigo.
Pero la desafortunada realidad era que, a veces, los enemigos podían aparecer cuando uno menos
se lo esperaba.
Por un momento, sintió una punzada de culpa, sabiendo que Lady Ahn Hye Jin tendría que ser
eliminada de su puesto como presidenta del club de fans.
Era realmente bastante trágico, también. Ji Eun pensó que podrían haber sido amigas.
4
Chapter by Anahiv
Tres reuniones más tarde, Lady Lee Ji Eun aceptó gentilmente el puesto de presidenta del El
Capítulo de Lockes del Club de Fans de Jeon Jungkook.
Un día, Lady Hye Jin estaba allí, y al siguiente, aparentemente se mudaba a Meridian City por
razones relacionadas con la salud.
Todos en el club de fans fueron comprensivos y la invitaron a una fiesta de despedida. Había té de
menta y mini sándwiches.
Nadie vio la forma en que Lady Hye Jin palideció cuando Lady Ji Eun le sonrió. Y si lo hicieron,
bueno, ella estaba enferma. Era de esperar.
Era rica
Era hermosa.
Era poderosa.
Comandaba un grupo de mujeres que tenían los mismos intereses que ella (bueno, tal vez porque
no tenían nada más en común y cuando no estaban hablando de Jungkook o Jungyeom, entonces
no tenían nada que decirse las unas a las otras. Era bueno que pudieran hablar sobre Jungkook y
Jungyeom durante horas).
Y luego cambió.
Tzuyu, —dijo Ji Eun desde la cabecera de la mesa en la tetería—. ¿Podría leer las actas de la
última reunión?
Parecía una pregunta educada, pero tanto Tzuyu como Ji Eun sabían que, si Tzuyu no levantaba el
culo del asiento en los siguientes tres segundos, iban a tener un problema.
Tzuyu chilló y se levantó rápidamente.
Ella miró su periódico y comenzó a murmurar. Ji Eun apenas pudo contener el impulso de extender
la mano y abofetearla.
—Se abre la sesión. La presidenta Ji Eun convoca la reunión y presenta dos temas para discusión.
La mandíbula de Jeon Jungkook o la boca de Jeon Jungkook. Hubo un debate que duró cuarenta y
siete minutos donde las virtudes de cada tema se discutieron en detalle y...
—Dulce melaza, —dijo una voz—. Sabía que iba a llegar tarde... Maldito Heechul y su estúpido...
El Capítulo de Lockes del Club de Fans de Jeon Jungkook se calló y lentamente se volvieron para
mirar al intruso.
La piel debajo del ojo izquierdo de Lady Ji Eun palpitó. Delante de ellos estaba un hombre joven
con la barba más ridícula que jamás había visto.
Era larga y parecía descuidado y probablemente estaba llena de piojos y enfermedades. Su cabello
simplemente caía sobre su cabeza y Ji Eun dudaba que alguna vez hubiera visto un peine.
Realmente no podía decir su edad bajo todo el pelo que brotaba de su cabeza, pero algo en él le
molestaba como la real mierda.
—Hola, —dijo el hombre, con la voz más profunda de lo que había sido antes, como si estuviera
haciendo gárgaras con rocas.
— Estoy aquí para unirme a tu... club. Me enteré por… gente. A quién le gustan... estas cosas.
Ji Eun no pudo evitar el desprecio de su voz. —Gente. A quien le gustan las cosas.
—Sí, —dijo el hombre, ajustando sus espesas gafas—. Cosas. Ya sabes. Y cosas.
—No es que nos preocupemos por ese tipo de cosas—, dijo Momo.
Ella era la más vieja fuera del grupo y tomó la menor cantidad de mierda. A Ji Eun le desagradaba
más.
—¿Para quién? —Preguntó Dahyun, mirando al hombre con una nueva luz.—¿Alguien nos está
espiando? No sé nada sobre la prostitución de la que me acusaron a mí y a mi esposo, es decir, no
tengo idea de qué estás hablando.
—Pruébalo, —dijo Ji Eun—. ¡Por lo que sabemos, estás informando a otro club, tratando de robar
todas nuestras ideas! ¿Cómo sabemos que eres un verdadero fanático de Jeon Jungkook?
—Está bien, —dijo el hombre, sacando una silla y sentándose en la mesa junto a Momo como si él
perteneciera a esto—. ¿Cómo debería probarlo?
Ji Eun lo fulminó con la mirada. —Si eres un verdadero fan, sabrías cuando es su cumpleaños.
Esas perras
—32.
Volvió su mirada hacia ese... ese intruso. Ella acabaría con él y dejaría de joder porque nadie sabía
tanto como ella.
—3.72
Ji Eun casi suspiró soñadora al oír eso, pero pudo contenerlo. Después de todo, esto era la guerra.
—No tiene.
—Puede tocar su lengua contra mi codo cuando quiera, —dijo Sana, y las otras chicas se rieron de
acuerdo.
Siguió.
Y así.
Otros diez minutos.
Para cuando terminaron, todos estaban jadeando mientras se ahogaban en un diluvio de todo lo que
hacía Jeon Jungkook.
—Necesito un cigarrillo, —dijo Dahyun, echándose hacia atrás con una servilleta sobre la frente
—. Eso ha sido bueno.
El hombre le sonrió.
ChimChim.
Tenía un nombre.
Y horrible también.
No importa.
Ji Eun se aseguraría de hacerse cargo de ChimChim como hizo con todos los demás que se
interpusieron en su camino. Cuando acabara con él, nunca más trataría de cruzarse en su camino
otra vez.
****
ChimChim resopló.
—No, no, —dijo ChimChim—. Todo lo que dijiste parece completamente realista.
Ji Eun suspiró y trató de encontrar cada onza de paciencia que le quedaba. —Sí, ChimChim.
Jungyeom. Buen trabajo. Todo el mundo sabe sobre Jungyeom.
—¿Es eso algo nuevo de lo que ni siquiera somos conscientes? —Exigió Dahyun—. ¡Dime lo que
significa!
—Ooo, —dijo Momo, con los ojos muy abiertos—. Oh, mis dioses, ¿cómo no lo hemos visto
antes? Eso es perfecto.
—¿Qué es? —Preguntó Hye Kyo—. ¿A quién estamos uniendo ahora? ¡Dime a quién!
—Es Jeon Jungkook y Park Jimin, —dijo Momo—. El aprendiz de Mago del Rey.
—¿El mago? —Escupió Ji Eun—. ¿Estás completamente loco? ¿Qué diablos tiene que ver un
mago con Jeon Jungkook? ¿Y Kookmin? ¡Nunca he escuchado nada más ridículo en mi vida! No
puedes simplemente unir nombres como quieras. Así no es cómo funciona esto. Jungyeom es real
porque en realidad están juntos. No puedes entrar aquí y arruinar eso. Están destinados a estar
juntos para siempre y tendrán bebés perfectos y vivirán vidas perfectas, y todo será maravilloso y
perfecto, y nada volverá a doler nunca más.
Ella estaba respirando pesadamente cuando terminó.
Jadeando, realmente.
Excepto ChimChim. Más allá del espectáculo de horror que era su vello facial, pensó que tal vez
parecía herido por un momento.
Pero pasó y él le guiñó un ojo. —No sé, —dijo—. Kookmin podría simplemente querer a
Jungyeom por su dinero.
Esa noche, ella gritó contra su almohada para tratar de deshacerse de algo de la ira que manaba
dentro de ella.
Casi funcionó.
Se preparaba para la guerra antes de cada reunión, sabiendo por primera vez en su vida que tenía
un enemigo que no retrocedería solo por la fuerza de su voluntad.
Cada vez que se encontraban en el campo de batalla que era la tetería, el combate verbal era
profundo y cortante, y ella sabía que ganaba todas las veces, aunque ChimChim no parecía verse
afectado negativamente por ella.
Ella no lo entendía.
Ella hervía.
6
Chapter by Yiyi (Anahiv)
Su institutriz le contó la noticia de que el príncipe Yugyeom había sido secuestrado por un dragón
y que Jimin de lo Salvaje había resultado herido en el proceso.
Nunca había experimentado un dolor tan abrumador y un éxtasis de alegría, todo al mismo tiempo.
***
Ji Eun estaba casi no podía hablar. No podía creer que el objeto de todos los deseos sexuales que
había tenido siempre estuviera de pie justo en frente de ellos. De ella.
—Comandante, —ronroneó—. ¿Cómo es tan amable de sacar tiempo de su apretada agenda para
venir a mezclarse con las mujeres?
ChimChim murmuró algo, pero ella no le hizo caso. Ella no tenía tiempo para él.
—¿Es algún tipo de grupo especial? —Preguntó Jungkook, y por los dioses, incluso su voz hacía
que se le pusiera la piel de gallina. Se preguntó si sería demasiado atrevido preguntarle si podía
tocar un mechón de su pelo y oler su cuello.
—No cualquier grupo social, —dijo—. El Capítulo de Lockes del Club de Fans de Jeon Jungkook.
Somos el mayor El Club de Fans de Jeon Jungkook. Somos Las Damas Jeon.
—Bueno, —dijo Momo, sin que le hubiera dado ningún derecho a hablar— La Jeon Gente. No
discriminamos.
—¿Club de Fans?, —Preguntó Jungkook y parecía tan sorprendido que Ji Eun quería comprar
galletas y darles de comer a él con la mano. —Oh wow. No estaba bromeando cuando lo dijo.
—¿Quién? —Preguntó Ji Eun, preguntándose cuán lejos de su alcance se había extendido. Ella iba
a ser célebre…
—Jimin, —dijo Jungkook—. Es amigo mío…
Ji Eun estaba agradecida de que no hubiera nada afilado a su alcance, ya que temía que apuñalar a
alguien. Y todo comenzó a decaer a partir de ahí.
—Kookmin hará que muera el amor, —gruñó ella, tratando de recuperar el control de este lío que
era todo culpa de ChimChim, aunque hubiera estado en silencio todo este tiempo. —¡Viva
Jungyeom!
Y se puso peor cuando Jungkook dijo la cosa más estúpida que podía decir.
—No, —dijo ChimChim rápidamente—. No te conozco. Sólo estoy aquí por negocios. Para mi
negocio.
Y Ji Eun lo supo.
Ella lo supo.
Lo había subestimado.
No iba a permitir que eso ocurriera de nuevo. Ella averiguaría lo que estaba escondiendo.
No fue hasta que ella le gritó a ChimChim, cuando Jungkook ya estaba lejos, que se dio cuenta que
probablemente tendría que matarlo.
O la siguiente a esa. O en la que vino después. De hecho, nadie parecía saber dónde estaba.
Y cuando preguntó, nadie alrededor del castillo de Locke había oído hablar antes de un hombre de
negocios llamado ChimChim.
Lo estaba. Principalmente.
Pero había una pequeña parte de ella que pensaba que tal vez no había terminado.
El día que Yugyeom y Jungkook entraron en la ciudad fue el día más grande en la historia de
Verania.
Estaba segura de que casi todo el mundo estaba de acuerdo. Ella fue a las puertas del castillo, junto
con todos los demás y aplaudió, gritó y lloró cuando Yugyeom se quedó con el buen rey y
Jungkook, saludando a la multitud, con una tensa sonrisa en su rostro.
Ella esperaba que él estuviera bien. Probablemente estaba enfermo y simplemente estaba súper
abrumado por estar al fin en casa con el amor de su vida.
No vio a Jimin de lo salvaje. Ella esperaba que se lo hubiera comido algún dragón.
—Si cariño.
—Eso podría ser muy difícil de conseguir, —dijo su madre lentamente— Sabes que las
invitaciones van a ser limitadas.
Ji Eun ladeó la cabeza. —Oh, —dijo—. Puedo entender que sea confuso para ti. Quizás pensaste
que te estaba preguntando. Permítanme tratar de dejarlo más claro para ti. Madre.
—¿Sí?
—¿Ves? —Dijo Ji Eun—. No ha sido tan difícil. Va a ser el mejor día de mi vida.
***
Se sentó en un asiento de pasillo. Ella tenía la más maravillosa vista de Jeon Jungkook de pie en el
altar. Se veía muy galante e inmaculado. Sus axilas estaban sudando debido a eso.
Ella trató de no permitir que su expresión de aversión extrema se reflejará en su cara mientras
Jungkook permitía que ese maldito de Jimin de lo Salvaje y sus amigos se pasearan por el pasillo
como Pedro por su casa.
El primero fue el unicornio. O se suponía que era un unicornio, pero Ji Eun tenía serias dudas sobre
su veracidad, dado que ni siquiera tenía cuerno.
Iban seguido de un gigante idiota que componía la última parte de la camarilla de Jimin de lo
Salvaje, y apenas pudo contener poner los ojos en blanco cuando se ofreció para seguir al
falsicornio.
Jimin se anunció y Ji Eun sonrió dulcemente mientras que tenía pensamientos asesinos hacía él.
Pero ella le echó la culpa al calor de la habitación cuando lo único que podía hacer era mirarlo
mientras caminaba hacia ella.
Él la miró.
Pensó que iba a hablar, aunque sería extraño ya que él ni siquiera la conocía.
¿Quién era él para pensar que podía dirigirse a ella delante de todo el mundo? Era una vergüenza
que no merecía ser mencionado incluso en la misma categoría que Jeon Jungkook, mucho menos
de pie junto a él en el día más feliz de la vida de Jungkook. Tal vez podría…
—Mis muffins nunca estaban secos, niña detestable, —dijo Jimin de lo Salvaje. Y luego guiñó un
ojo.
—Nunca podrás probarlo, —dijo Jimin de lo Salvaje antes de regresar por el pasillo.
Ahora, se podría decir que Lady Lee Ji Eun había experimentado ira la mayor parte de su vida.
Si le preguntabas, tenía que admitir que sentía rabia... tenía problemas, pero nada que no pudiera
controlar.
Por supuesto, puede que hubiera momentos en los que su ira había sacado lo mejor de ella y ella tal
vez había rajado la garganta de alguien o intentado incendiar su casa, pero era perfectamente
normal al tener dieciséis años en pleno inicio de condición de mujer.
Las hormonas podrían sacar lo mejor de ti en un buen día, por lo que no podía ser considerada
completamente responsable de sus acciones cuando se enojaba.
Ya que esta era una rabia al rojo vivo por la que apenas podía ni respirar, mucho menos centrar su
ira.
Casi siguió a Jimin por el pasillo sólo para envolver sus manos alrededor de su garganta y
estrangularlo hasta que sus ojos se salieran de su cabeza y su corazón se detuviera.
No por lo de Kookmin.
No era por nada que tuviera que ver con Jungkook o Yugyeom.
No, era porque Jimin de lo salvaje había conseguido llevarle ventaja a Ji Eun.
Que no se merecía nada, pero le habían dado todo. Pensó que había una posibilidad muy real de
que ella estuviera a punto de gritar, pero no tenía la almohada para tapar su cara.
Pero lo hizo.
Ya que ella era Lady Lee Ji Eun y no había nada que no pudiera hacer. Pero, por supuesto, como
cualquier trágico héroe, su caída se produjo pocos minutos más tarde y comenzó su verdadero
destino.
Gritó internamente.
Exteriormente, su cara era una máscara congelada de sorpresa.
—Mi madre, —dijo Jungkook—, me dijo que tenía que seguir a mi corazón en todas las cosas. Yo
pensé que lo hacía. Pensé que había hecho lo correcto. Pero entonces miré a las estrellas y deseé lo
único que quería más que cualquier otra cosa. No creía que jamás pudiera hacerlo realidad, ni
nunca pensé que sería mío, pero luego sostuve su corazón golpeado por un relámpago, dado
libremente y sin reservas. Y yo lo hice, con mucho cuidado, como si fuera un tesoro para el resto
de mis días.
Jimin de lo Salvaje.
No fue hasta más tarde cuando los oscuros irrumpieron en la sala del trono que se dio cuenta de
que esto era sólo una leve piedra en el camino. Así como los Oscuros estaban en guerra con el
pueblo de Verania, Ji Eun sabía con todo su corazón que ella podría solucionar este problema.
La habían puesto en el mundo para este mismo momento. Esto era sólo un bache en el camino.
Y lo haría.
Canceló las siguientes reuniones del El Capítulo de Lockes del Club de Fans de Jeon Jungkook,
sólo porque necesitaba un tiempo lejos de allí.
Ella sabía que pasaría poco tiempo antes de que pudiera pensar en Jungkook sin querer matar a
todo ser vivo que se cruzara en su camino, por lo que necesitaba un descanso.
Por supuesto, fue durante esta pausa que en realidad pensó asesinarle, pero era una cosa necesaria.
Después de todo, no era justo que Jimin de lo Salvaje pudiera entrar sin más y arruinarlo todo.
Y, para empeorar las cosas, estaba empezando a ver que era amado.
A pesar de su desprecio por Kookmin, a pesar de su enfado por ChimChim o con los otros que
nombraban a Jimin una y otra vez, la verdad era que en realidad no le había dado demasiada
importancia.
Antes de todo este lío... ella simplemente lo ignoró. No era importante para ella.
Por supuesto, otras personas le veían con Jungkook, pero no hay nada escrito sobre gustos,
¿verdad? Después de todo, sabía que la verdadera relación era Jungyeom, porque en realidad
habían tenido una relación.
Pero ahora que Jimin se había convertido en un idiota rompe hogares, era como si estuviera en
todas partes.
Y la gente lo adoraba.
Oyó muchos cuentos de cómo los más grandes y pequeños villanos habían sido completamente
encantados por Jimin, aun cuando habían estado a punto de capturarlo o matarlo.
O como las criaturas místicas como las hadas y todos los dragones querían devastarle...
sexualmente. O cómo tenía dos padres que besaban el suelo que pisaba.
Cómo tenía un mentor que era uno de los más grandes magos de todos los tiempos. Cómo incluso
el mago oficial y el propio Eung Soo, de mala gana parecían amar a Jimin.
El maldito Rey de Verania solo se inclinó hacia atrás y extendió sus piernas por el aprendiz de
mago. Incluso Yugyeom fue visto con Jimin después de la debacle de la boda.
Por supuesto, él siempre estaba haciendo muecas y parecía extremadamente incomodo, pero aun
así…
¿Por qué no estaba cortándole la cabeza a Jimin? ¡No habían tenido una buena decapitación pública
en mucho tiempo! ¡Ji Eun asistiría! ¡Ella asistiría seguro!
Al principio, pensó que tal vez Jimin había lanzado un hechizo, que sus efectos de largo alcance
habían abarcado todos los rincones del Verania.
Había rumores de su inmenso poder, y se preguntó si era posible que él hubiera lavado el cerebro
de cada persona hasta que cagaran arco iris y rayos de sol. Porque en serio, nadie podía ser tan
querido.
Pero entonces, si ese fuera el caso, ¿por qué ella no se veía afectada?
O bien ella tenía una inmunidad a la magia, o no había lanzado ningún hechizo.
Pero cuanto más sutilmente preguntaba más cuenta se daba que desde los barrios pobres a la parte
más rica de la Ciudad de Locke, Jimin tenía el favor y la voluntad del pueblo. Y ella no sabía
cómo cambiar eso.
Entonces pensó que tal vez algo le pasaba a ella y que tal vez Jimin era realmente agradable. Pero
entonces se dio cuenta de que no podría estar más lejos de la realidad, porque ella era increíble y
Jimin de lo Salvaje había arruinado todo lo bueno en el mundo, por lo que, obviamente, no podía
ser cierto. Se sintió mucho mejor después de decidir eso.
Cuatro semanas después de la boda fallida, tuvo un breve pensamiento que atravesó la niebla de la
ira en la que había estado envuelta. Estaba sentada en su escritorio en su habitación, tarareando en
voz baja mientras utilizaba un abridor de cartas para rayar los ojos todas las fotos de Jimin de Lo
Salvaje que había conseguido.
Encima de su escritorio, en un estante, estaban dos muñecos. Cada uno tenía un cuadro cosido en
su cara. El de la izquierda era el príncipe Yugyeom. El de la derecha era el caballero Jeon. Estaban
cogidos de la mano. Era maravilloso.
Y mientras pensaba en una imagen fresca de Jimin de Lo Salvaje y comenzaba a rayar sus ojos, Ji
Eun tuvo un breve pensamiento, un muy real pensamiento.
Ella se rio y negó con la cabeza Por supuesto que no estaba obsesionado con Jimin de Lo Salvaje.
Ella colocó un aviso, informando a los miembros del Club de Fans de Jeon Jungkook del Castillo
de Locke de que las reuniones se reanudarían. En un momento de debilidad, ella envió una nota al
castillo dirigida al Príncipe Yugyeom, preguntándole si le gustaría asistir a la reunión.
De acuerdo, ella no lo llamó Club de Fans de Jeon Jungkook en la nota, porque no era cruel, por el
amor de Dios, pero ella simplemente estaría en la luna si él pudiera asistir. Habría muffins.
Muffins de arándanos. De hecho, podría haber muchos platos de arándanos para que cualquiera
que fuera alérgico a los arándanos no pudiera entrar en un radio de cinco millas sin tener una
reacción alérgica severa y morir de una muerte dolorosa y horrible en la calle, mientras los demás
le miraríamos, beberíamos nuestro té y disfrutaríamos de la tarde de verano.
El día de la reunión, se vistió con su cuidado habitual. Su maquillaje era perfecto. Su cabello era
perfecto. Ella se sonrió en el espejo. En realidad, era una hermosa sonrisa, pensó para sí misma.
Cualquiera sería afortunado de verla.
Yugyeom ciertamente estaría complacido con eso. Tal vez incluso más que complacido.
Llegó temprano a la casa de té. El propietario le sonrió, a pesar de que le salió más como una
mueca. Ella le hizo saber que hoy iban a tomar el té fuera. También preguntó si había conseguido
al fin los muffins de arándanos. Y los bollos. Y las rosquillas. Y el pastel. Y el zumo. Y las tartas.
Y tortitas, las crepas y mermeladas.
Él lo tenía todo. También le preguntó por qué necesitaba tantos platos de arándanos. Y que sería
mejor que fuera bueno con él. Y que tal vez debería empezar a buscar otro lugar para celebrar estas
reuniones.
Ella dijo: —Usted sabe que mi padre conoce al dueño de los edificios de estos bloques. Yo estaría
muy molesta si te desalojarán y te dejarán en la miseria y sin hogar y luego fueras apuñalado por
una banda en un callejón a altas horas de la noche.
Él le hizo un descuento.
Tzuyu tomó su lugar al lado de Ji Eun, mirando constantemente nerviosa, con los ojos mirando
hacia abajo a sus manos.
Tan pronto como se sentaron, Ji Eun observó a cada una de ellas, a su vez, preguntándose si alguno
había sabido de ChimChim, si alguna tramaba hacerse cargo del club de fans.
Su club de fans.
Se detuvo mirando a Momo. Momo parecía era la que probable hubiera convivido más con Jimin
de Lo Salvaje.
Siempre le trataba bien y se arrastraba por el culo de ChimChim mientras estuvo aquí. La mayoría
probablemente lo habría llamado simplemente ser agradable, pero Ji Eun sabía lo que era.
Ella dijo, —Bienvenidas, —con una voz amable, incluso— Es hermoso ver a todas de nuevo.
Ji Eun era tan buena con las pobres ovejas. Muy muy buena.
Miró a lo lejos, dejando que sus ojos se llenaran de lágrimas. Sorbió por la nariz, sólo un poco,
para añadirle el efecto completo.
— Como estoy segura de que todos sabéis, Jungyeom es... —Se paró a propósito, como si el solo
pensamiento fuera tan abrumador, que le había robado sus palabras. Y lo había sido.
Al principio. Pero había tenido tiempo. Para planificar. Para maquinar.
Tzuyu vaciló sólo brevemente antes de entregarle un pañuelo suave y bordado. Ji Eun lo aceptó
con una sonrisa llorosa y se secó los ojos con delicadeza.
—Lo siento—dijo—. Pensé que había tenido tiempo para aceptarlo. Pero aun así es muy duro.
—No, Momo, no tenemos que alegrarnos por eso—soltó Ji Eun, sus ojos secándose casi al instante
— De hecho, no deberíamos alegrarnos por eso.
—Pensé que estábamos felices, —Hye Kyo susurró a Meji Woo, que se encogió de hombros.
—Me gusta Jimin—dijo Sana, y Ji Eun se preguntó si alguien echaría de menos a Sana si la
encontraran desmembrada accidentalmente.
—Pensé que se suponía que esto era sobre Jungkook,— dijo Ji Woo.
—Exactamente, —dijo Ji Eun— Se trata de Jungkook. Y sus mejores intereses. Por eso he
decidido que deberíamos considerar cambiar el nombre del club por el de “El Capítulo de Lockes
del Club de Fans de Jungyeom”. Porque eso sería lo mejor para el corazón de Jungkook.
La miraron fijamente.
—Gracias, Ji Woo, —dijo Ji Eun en voz alta, haciendo caso omiso de ella— Tu aportación ya sin
duda se ha dicho. No hay necesidad de repetir, mis dioses, ¿alguna vez dejas de hablar? Ahora, ya
que esto realmente no tiene que ser votado…
—Pero, —Tzuyu dijo— nuestros estatutos dicen que votamos sobre todo…
—Como todo el mundo ya está de acuerdo y no hay necesidad de votar, sugiero que pasemos a la
segunda parte de la reunión, —dijo Ji Eun, pateando a Tzuyu por debajo de la mesa.
—No sabía que nuestras reuniones tenían partes, —dijo Dahyun, sonando nerviosa—. Por lo
general, nos limitamos a hablar de lo que pensamos que parecen los pezones de Jeon Jungkook
durante tres horas.
—Todavía pienso que probablemente son como pequeños bombones, —dijo Hye Kyo—. Que se
derretirán en mi boca.
—Nadie quiere oír hablar de tu retorcida fusión sexual del pezón, Hye Kyo, —dijo Ji Eun—. Tus
perversiones son raras y nunca más deben ser pronunciadas en voz alta. —Respiró hondo y soltó el
aire lentamente, tratando de recuperar la compostura— Ahora. A lo que iba, la segunda parte de la
reunión de hoy pasa a ser un fan fiction original de personas reales que he escrito sobre nuestras
dos personas favoritas. Jungkook y Yugyeom. Me gustaría leerlo en voz alta, si me lo permiten.
—¿Va a ser porno? —Preguntó Hye Kyo—. El último fan fiction que escribiste y leíste en voz alta
fue de diecisiete mil palabras de pornografía y me hizo sentir incómoda cuando empezaste a
describir el felching con gran detalle. Durante siete minutos.
—Tengo sólo doce años, —dijo Tzuyu miserablemente— No debería siquiera saber lo que es el
felching.
—No es porno, —dijo Ji Eun—. Es hermoso. Es hacer el amor y debe valorarse y respetarse y todo
el mundo va a sentarse a escucharlo y amarlo, válgame dioses.
—¿Dónde está ChimChim? —Preguntó Momo, porque ella era la perra más mala—. ¿No debería
estar aquí…?
Ji Eun entrecerró los ojos. —ChimChim respondió a mi invitación y me dijo que había perdido las
piernas cuando trató de follar con un oso, ahora, ¿por favor podemos centrarnos en mi historia?
—¡Mi historia! —Dijo Ji Eun estridentemente—. Se llama “El amor enamorado del amante:
Jungyeom no rompas mi corazón”.
—Ooh—dijeron las damas, porque independientemente de dónde estaba su lealtad, nadie podía
resistirse a un relato de ficción del amor verdadero entre personas reales.
—Aquí están—dijo una voz entrecortada—. Sabía que los encontraríamos. No puedo creer que
intentara ocultarnos esto. Esa perra. ¿Quién se cree que es?
Pero no podía entenderlo. Por un lado, tanto el unicornio como el medio gigante tenían largas
barbas marrones que le recordaban a un cierto ex miembro del club de fans por el que ella nunca
perdería otro aliento.
Por un momento, pensó que tal vez eran el unicornio y el medio gigante que andaban alrededor con
ese idiota, pero este unicornio tenía un cuerno.
Claro, que estaba situado en un ángulo extraño y parecía que estaba hecho de papel y pegado a la
cabeza, pero Ji Eun nunca había conocido a un unicornio con un cuerno antes y no podía decir sí
así es como normalmente se veían.
—¿Quiénes somos? —Dijo el unicornio. Se giró y puso su cabeza contra el medio gigante—. Oh
dios mío, funcionó. Soy un genio.
—Gracias, gatito. Soy bonito, ¿verdad? Yo diría que tiene que ver con el estricto cuidado de la piel
que tengo, pero ¿sabes qué? El noventa por ciento de eso es sólo mi genética perfecta. No puedo
dejar de parecer bonito. Es difícil ser tan fabuloso todo el tiempo.
—Eso es, querido corazón. Cada vez que la veo, quiero besarla.
—Besos de amigos.
—Eso somos. Sin embargo, no dejes que mi mejor mitad te oiga decir eso. Probablemente pediría
sentarse allí y mirar. Es tan pervertido, es adorable.
—Disculpa —dijo Lady Ji Eun—. ¿Quién eres y por qué nos estás interrumpiendo?
—Oh, —dijo el unicornio—. Venimos...de fuera de la ciudad. De visita. Sí, estamos visitándola
por primera vez. Nunca hemos venido. ¡Visitamos pueblos pequeños de la gran ciudad! Haciendo
turismo. Hemos oído hablar de este club mágico de… personas. Y queríamos venir y ser testigos
de la diversión... que aparentemente son ustedes. Me refiero a Jeon Jungkook. Porque es... de
ensueño. —El unicornio hizo una mueca de asco—. O algo.
—Caballero cara deliciosa en mis sueños, —el medio gigante estuvo de acuerdo.
—¡Nuevos miembros! —Dijo Dahyun, aplaudiendo—. Ha pasado mucho tiempo desde que hemos
tenido nuevos miembros.
—El que nos habló sobre este club de fans—dijo rápidamente el unicornio—. Y cómo les echa de
menos a todas y le gustaría poder estar aquí.
—¿Lo hizo? —El medio gigante—. Pero dijo que no podíamos venir y mentiste y dijiste que no lo
haríamos y aquí estamos.
—Qué diablos, —masculló Ji Eun. Entonces, —Bien. Lo que sea. ¿Cuáles son sus nombres?
—Uhh, —dijo el unicornio, moviendo los ojos de un lado a otro—. Hochul. Y este es mi mejor
amigo…Wiggy.
—Esa es una cosa que hacemos, sí, —dijo Hochul—. Nos dedicamos a todo sobre los hombres.
—Tomamos el asunto de Jeon Jungkook muy en serio, — dijo Ji Eun—. Si no creen que pueden
adorarlo en el altar que es su todo, entonces estoy segura de que hay otros clubes a los que pueden
unirse, aunque probablemente sean terribles y vergonzosos y nada como el mío.
—Bueno…no.
Ji Eun, por supuesto, los odiaba por principios. No sería bueno que la gente nueva pensara que era
una presa fácil.
No aceptaría cualquier discrepancia en las filas. Sabía que tenía que gobernar con puño de hierro
para asegurarse de que el club no se desviará más de lo que ya lo hacía.
La repugnante tragedia que era la realidad Kookmin ya había sacudido los cimientos de lo que ella
representaba.
Si fuera una persona inferior, probablemente ya habría estado planeando formas para eliminar el
tener de Kookmin. Por suerte para todos, Ji Eun no era una persona inferior y sólo tramaba estas
tramas en su cabeza.
Algunos de sus sueños favoritos eran cuando Jimin, vestido como ChimChim, era mutilado por
una mantícora y luego se caía de un acantilado en un lago de lava, donde tenía una muerte lenta,
miserable y dolorosa mientras ella se sentaba en una silla cómoda por encima de él bebiendo
limonada y mirando.
—¿Así que decidiste asistir a una reunión del club de fans de Jeon Jungkook a causa de su amor
profundo y duradero por todas las cosas de Jeon Jungkook? —Preguntó Ji Eun a Hochul y a
Wiggy.
El club de fans suspiró. —¿Recuerdas cuando ayudó a financiar la caridad para el refugio de
animales? —Preguntó Meji Woo—. Estaba tirado en el suelo y todos los cachorros fueron
subiendo por todo su cuerpo.
—Me produjo sentimientos, —admitió Dahyun—. Ya sabes. Ahí abajo. Siempre me produce
sentimientos ahí abajo.
—Jodido Dios mío, —Ji Eun murmuró, a pesar de que estuvo de acuerdo.
—Llegarás allí, —dijo Momo—. Yo, por mi parte, no puedo esperar hasta que termine. Estoy justo
atrapada en medio de los sofocos en estos días. Hay días en los que sólo quiero sentarme en un
bloque de hielo y nunca moverme.
—Me sentaría sobre Jeon Jungkook, —soltó Hye Kyo—. Si fuera un bloque de hielo. O una
persona. O cualquier cosa, en realidad.
—Por supuesto que sí, —dijo Ji Woo—. Él es del tamaño justo para sentarse.
—Y sus manos, —dijo Meji Woo—. ¿Has visto el tamaño de sus manos?
—¡Quiero que me azote! —Gritó Sana levemente, la su cara poniéndose roja—. ¡Mi marido no lo
hará, pero quiero que Jeon Jungkook lo haga!
—Y apuesto a que sería una muy buena zurra, —dijo Dahyun, con los ojos brillantes—. Sus manos
están callosas de llevar esa gran espada suya.
—Oh mi dios, —Hochul se ahogó—. ¿Esto es de lo que hablan todo el tiempo? No es de extrañar
que J... uh, ChimChim, amara tanto estar aquí. Esto es increíble.
—Tan asqueroso, —dijo Hochul—. Tenemos que soltar mucha mierda por esto más tarde. ¡Este es
un club de obscenidades!
—No es un club sucio, —gruñó Ji Eun—. Hablamos de cuestiones muy reales aquí pertenecientes
a Jeon Jungkook.
—¿Qué? —Dijo Dahyun—. ¿Cómo en el jodido nombre has…? no. No. Me lo dirás todo, o te juro
por los dioses…
—Mi marido no tiene abdominales, —dijo Sana— Bebe demasiada cerveza y tiene un ombligo
peludo. Estoy decepcionada con todas las elecciones de mi vida.
—¿Crees que se toca su abdomen con las manos? —Meji Woo preguntó en voz alta. —Como,
simplemente...se sienta allí sin camisa y sólo... ¿se frota el estómago?
Tzuyu estalló en lágrimas mientras gritaba—: ¡Nunca voy a llegar a verlo hacer eso!
—¿Cuántos tiene? —Preguntó Hye Kyo—. ¿Un paquete de seis? ¿Un paquete de ocho? Oh mi
dios, ¿un paquete de doce?
—Quiero rodar sobre ellos, —Ji Woo anunció en voz alta— Y tal vez ponerles chocolate encima y
decirle que ha sido un chico malo, un chico muy malo y luego le daría nalgadas y luego lo
envolvería en una manta y lo acurrucaría para que se durmiera y él sería mío para siempre.
—Probablemente, —dijo Hochul—. Pero eso significa que ChimChim era una señora loca
también.
—Oh dioses, —dijo Hochul—. ¿Vas a decirme que él era todo sobre el corazón de Jungkook o su
inteligencia o su caridad o algo asqueroso como eso?
—Por supuesto que no, —dijo Momo—. A ChimChim le gusta el culo de Jungkook.
Todo el mundo se estremeció con excepción de los dos nuevos. Eso estaba bien. Pronto los
acobardaría.
—¿Has terminado? —Preguntó, sabiendo que su tono implicaba que nadie debía responder a esa
pregunta por temor a la evisceración.
Se sintió un poco derretida porque, oh mi dios, los unicornios eran tan hermosos y perfectos y…
—…estaba preparándome para compartir la historia de amor Jungyeom original que escribí.
Porque todo el mundo sabe que el mundo necesita más Jungyeom.
—Eso no es nada, —dijo Wiggy, pareciendo un poco enojado—. Jungkook ama a Jimin.
Ji Eun sabía que el unicornio y el medio gigante estaban protegidos por la ley (y también que el
asesinato de algo tan puro e inocente como un unicornio era una afrenta a los dioses y a la
naturaleza), pero todavía no podía dejar de preguntarse cómo se vería su sangre derramada en el
suelo.
Habían sido devotos el uno del otro. Jungkook besaba el suelo por el que Yugyeom caminaba, todo
el mundo lo sabía. Y entonces, un maldito aprendiz de mago tuvo que venir y arruinar todo…
—A causa de la rabia, —Tzuyu susurró, con los ojos abiertos—. Vete antes de que te consuma
también. Es demasiado tarde para mí. Pero tú...tú puedes todavía…
—La historia, —Ji Eun gruñó—. se llama “Amor amoroso de amante: Jungyeom no rompas mi
corazón”.
—Es un trabajo original sobre dos amantes cruzando las estrellas, Jungkook y Yugyeom.
—No, —dijo Hochul—. Pero en serio. Qué.
—Estoy tan de acuerdo con esto, —dijo Hochul—. Wiggy, querido, nos vamos a quedar. Quiero
oír la historia del amor porno de Yugyeom y Jungkook o lo que sea.
—Sexo anal.
—Me gusta el sexo anal, —Wiggy decidió, y Ji Eun casi le tiró su taza de té en la cabeza mientras
se sentaba junto a la mesa y cogía al unicornio en sus brazos y lo tiraba en su regazo.
—Aaah, —dijo Hochul, moviéndose hasta que estaba cómodo—. Eso es mucho mejor.
Ella se mordió el interior de la mejilla con tanta fuerza, que probó sangre.
Durante días.
Era un trabajo de amor, y ella era su madre, después de haber empujado hasta que había quedado
fuera de ella, sin aliento.
Érase una vez en el Reino de Verania, había una cafetería llamada Mitad del caballero. Había un
camarero allí llamado Yugyeom. A Yugyeom le gustaba trabajar en Mitad del caballero, porque
todos los caballeros iban a tomar un café.
El problema era que Yugyeom era muy tímido y no podía pensar en mucho qué decir. Pero
Yugyeom era súper inteligente y leía muchos libros y la gente lo amaba y pensaba que era una
gran persona, mejor que los magos y otras personas como los magos.
Pero el mayor problema que tenía Yugyeom era que Jungkook ya tenía novio.
A nadie le gustaba el novio de Jungkook, y, a veces, Yugyeom pensó que tal vez el novio de
Jungkook era abusivo.
Desde luego, parecía que lo era. Tenía ojos pequeños de comadreja y una cara extraña y olía a
animales muertos en el lado de la carretera.
[—Apuesto a que sé quién es el novio de Jungkook, —dijo Hochul, sonando alegre—. No sabía
que había estado viviendo hasta éste momento.
Y también, todo el mundo sabía que Jungkook amaba a Yugyeom, pero no podían estar juntos,
porque Jungkook no sabía que Yugyeom se sentía igual y debido a su novio, que era horrible y
terrible y debería haber muerto hace mucho tiempo.
Nadie lo habría echado de menos si hubiera muerto. Como, ni siquiera una sola persona en
absoluto. Nadie podría incluso estar triste. Incluso sus padres. Estarían felices.
Yugyeom, que estaba enamorado de la imagen de Jungkook y de toda su gloria magnífica (sus
músculos estaban bronceados y se veía muy fuerte y tenía un gran día de pelo y llevaba pantalones
ajustados, como los pantalones súper apretados que deberían romperse de lo fuertes que eran sus
muslos y lo bien que sus nalgas parecían), trató de no sonrojarse cuando Jungkook habló con él.
Jungkook parecía que estaba a punto de vomitar. —Me alegro de que no seas un mago.
— ¿Lo haces? —Preguntó Yugyeom—. Sin embargo, sólo soy un camarero. No puedo hacer magia
y no soy rico ni nada.
Hubo un momento en el que Yugyeom pensó que Jungkook iba a inclinarse y besarlo, pero, la
cruda y fría realidad comenzó cuando el estúpido novio de Jungkook entró en la cafetería.
Y así fue.
—Lo hicimos—dijo Dahyun—. Debido a que es más o menos como cada historia.
—Dahyun—dijo Ji Eun, dulcemente ácida—a lo mejor puedes mantener tu puñetera opinión para ti
misma.
—Yep—dijo Dahyun.]
— ¡Jungkook! —Jimin de lo Salvaje gruñó—. ¿Por qué diablos no estás en casa en la cocina
donde perteneces? ¡Mi estómago no va a alimentarse solo!
Jungkook dejó caer sus hombros, y Yugyeom odiaba la vista. Jungkook siempre debía mantenerse
erguido, y no dejarse intimidar por nadie. Pero sobre todo por el aprendiz de mago.
—Hola, Jimin—dijo Jungkook torpemente, la luz dejando sus bellos ojos—. Por favor, no te
enfades. Lo siento.
—¿Perdón? —Jimin siseó, sus rasgos poco atractivos volviéndose aún menos atractivos, si eso
fuera posible—. Vengo a casa de un día duro de no hacer absolutamente nada, sólo para encontrar
mi guarida de sexo vacía. Te dije que siempre debes estar esperándome con el culo al aire y un
maldito sándwich.
[—Espera—dijo Hochul—. Así que. Solo para que quede claro. ¿Jungkook debería estar en su casa
en la cocina con el culo al aire? ¿Y un sándwich? Recuérdame que nunca coma en esa cocina.
Pero, verás, Yugyeom no podía mantenerse al margen y simplemente ver cómo pasaba esto. Ya no
más. Sabía que Jimin de lo Salvaje era malvado y no se le debería permitir ni siquiera estar a una
milla de la gloria que era Jeon Jungkook.
Jungkook merecía ser tratado como la joya preciosa que era. Jimin siguió hacia adelante mientras
Jungkook trataba de dar un paso atrás, encogiéndose bajo el puño levantado de Jimin.
—¡Puedo hacer lo que quiera! —Gritó Jimin como una pequeña perra—. Soy Jimin de lo Salvaje.
¡Todo el mundo me quiere! ¡Los hechicé a todos para asegurarse de que nunca podrían no
quererme!
[—Eso explicaría muchas cosas—dijo Hochul—. Además, él grita como una pequeña perra a
veces.
Él sabía que tenía que haber sido algo perverso. Esa sería la única explicación absoluta, porque
Jimin de lo Salvaje no tenía ninguna cualidad, se veía mal, no vestía muy bien, y tal vez uno de sus
ojos era bizco.
También, probablemente, olía mal, tenía una actitud ofensiva, y, literalmente, a nadie en realidad
en Verania le podría gustar.
Justo cuando Jimin estaba a punto de golpear a Jungkook en el duodeno, Yugyeom cogió el puño
de Jimin y lo detuvo antes de que magullara toda esa belleza.
—¿Qué crees que estás haciendo? —Jimin exigió incrédulo—. ¿No tienes idea de quién soy yo?
—No lo volverás a tocar de nuevo, —gruñó Yugyeom—. Nadie merece ser tratado de esa manera.
— ¡Bwahaha! —Dijo Jimin—. Él me pertenece. ¡Puedo tratarlo como quiera! Él no es una
persona, es una posesión.
[—Guau, —dijo Hochul—. Eso parece exagerado. ¿Jimin sólo quería recuperar lo que le
pertenece, y Yugyeom le golpea la garganta? Duro.
—Jungkook no pertenece a nadie, —dijo Ji Eun—. Él es como un pájaro. Nunca debería estar
enjaulado.
Jimin se empezó a atragantar, incapaz de tomar una respiración por el poderoso puño de
Yugyeom.
—Nunca, cariño, —dijo Yugyeom, con voz profunda e impresionante y sexy—. Yo nunca podría
dejarte ir.
Yugyeom se giró y tomó a Jungkook en sus brazos. —Siempre hablo en serio cuando se trata de ti,
cariño, —dijo, mirando a los ojos a Jungkook y enamorándose aún más—. Me haces volar.
[—Mis dioses, —dijo Hochul—. Si alguien te dice que tu prosa es demasiado púrpura, diles que un
unicornio dijo que no es tal cosa. Tú le sacas el púrpura a la mierda de esto.
—Lo sé, cariño, —dijo Yugyeom—. También me duele por ti en mis entrañas. Y pronto, voy a
ayudarte a deshacerte de ese dolor. Para toda la vida.
—De verdad, —prometió Yugyeom, y se inclinó para saborear esos labios gruesos.
Pero antes de que pudiera, sintió... ¡la construcción de magia detrás de él!
[—Es posible que desees revisar esa parte, —dijo Hochul— Sí estás aceptando críticas
constructivas.
Sus manos estaban por encima de la cabeza y estaban brillando con una luz profana y poco
natural. —Si no puedo tenerlo—gritó Jimin— ¡entonces nadie lo hará!
[— ¡Será mejor que no dejes esto en un final abierto! —Exclamó Hochul—. Yo jodidamente te
rajaré.
Ji Eun no pudo evitar sentir el placer de que su historia fuera tan bien recibida.]
[—Oh mi dios, —respiró Hochul—. Por supuesto que estaba en el hospital. Y entonces Jungkook
irá y ¡le confesará su amor! ¿Una escena de hospital en un romance gay? Porque ¡esto nunca se ha
hecho antes! Tan fresco y emocionante.
Sintió una presión en sus manos. Se volvió para mirar. Jungkook estaba sentado en una silla junto
a él, sosteniendo su mano. Estaba dormido, encorvado sobre la cama. Yugyeom nunca había visto
a alguien más hermoso.
—Hola, —Yugyeom dijo suavemente—. Bebé. Despierta.
—Apuesto a que es eso lo que sucede en la vida real, —dijo Dahyun—. Es difícil despertarse y es
duro cuando se despierta. ¿Estoy en lo cierto, señoras?]
—Cariño, —Yugyeom dijo de nuevo— . Abre esos bonitos ojos para mí.
Jungkook abrió los ojos. Dioses, eran preciosos. Azules como el océano. Como el hielo en el
océano. Reflejado por las estrellas. En pleno invierno. Eran así de azules.
Los ojos de Jungkook se llenaron de lágrimas. —No sé si alguna vez volveré a estar bien otra vez.
—Esto se debe a que es sensible—dijo Ji Eun—. No tiene miedo de sus sentimientos y sabe que
Yugyeom es el amor de su vida y deja de interrumpirme, oh mi dios.
—Estarás bien, —dijo Yugyeom profundamente, voz masculina y atractiva, y como, la mejor cosa
de la historia—. Porque voy a estar aquí para que estés bien.
—¿Lo prometes? —Preguntó Jungkook, una lágrima bajando por su mejilla—. Porque no sé si
puedo hacer esto sin ti. No sé si quiero hacer esto sin ti.
—Nunca tendrás que hacerlo—dijo Yugyeom. Extendió la mano y tomó la cara de Jungkook, el
pulgar cepillando las lágrimas.
—Cariño, —dijo Yugyeom con una sonrisa—, no quieres seguir haciendo eso.
—Sabes qué, pequeño descarado. Vas a hacer que te asalte aquí mismo.
—Tal vez quiero eso, —dijo Jungkook—. Tal vez quiero que me asaltes. Sólo toma lo que quieras
cuando lo desees. ¿Quieres follarme, Yugyeom? ¿Solo follarme duro?
[—Umm, —dijo Hochul—. Qué.
—Bien, —dijo Hochul con un suspiro—. Pero luego no vengas a mí llorando cuando tengas una
inapropiada erección.]
—Cariño, —dijo Yugyeom—. Estoy en el hospital. Has pasado por un trauma. Es posible que
tengas trastorno de estrés postraumático. No quiero aprovecharme de ti.
—No lo harás, —dijo Jungkook, con el pecho agitado—. E incluso si tengo trastorno de estrés
postraumático, sólo sé que hacer el amor contigo será la cura.
Yugyeom no podía discutir con eso. Él sabía que el amor tenía el poder de curar incluso los
trastornos psicológicos más graves.
—Lejos de mí está discutir eso— dijo, y Jungkook se rio por encima de él, ligero y feliz.
—Ven aquí, —dijo Yugyeom—. Déjame probar esos deliciosos labios tuyos.
—Sé amable conmigo, —Jungkook susurró mientras se inclinaba sobre la barandilla de la cama
del hospital.
Yugyeom pensó que fuegos artificiales estallaban detrás de sus ojos. Los labios de Jungkook
estaban calientes y húmedos y cuando él gimió, con los labios separados, Yugyeom lo tomó como
una invitación para lamerle la boca.
[— ¿Lamerle la boca? —Dijo Hochul, sonando incrédulo— Eso no suena muy higiénico.
Sus lenguas se batieron en duelo y bailaron, trazando la boca del otro, trazando sobre las encías
y los dientes. Yugyeom trató de meter la lengua en la medida de lo que podía, con ganas de probar
la parte posterior de la garganta de Jungkook.
Yugyeom sabía exactamente lo que Jungkook necesitaba, debido a que estaban destinados a estar
juntos para siempre y se amarían y tendrían hijos y envejecerían juntos
Jungkook hizo justamente eso, deslizando sus pantalones por sus muslos gruesos, peludos y
musculosos. No llevaba ropa interior, y su pene estaba tan duro. Yugyeom pensó que medía al
menos 25 centímetros de largo.
Ji Eun la miró fijamente. —Vas a sentarte allí y vas a escuchar. Y Hochul, ¡es mejor que dejes de
reírte! ¡Esto es una cosa seria!
Jungkook empujó su pene entre la barandilla de la cama del hospital y Yugyeom se esmeró en ello.
Chupó muy duro y bien y lo lamió todo. Lo puso realmente mojado y el pene de Jungkook estaba
llorando todo ese pre-semen, y Yugyeom podía probar el sabor amargo en su lengua.
Se agachó y tiró de las bolas de Jungkook mientras Jungkook gritaba por encima de él, gritando el
nombre de Yugyeom, pidiendo más, diciendo que Yugyeom era el mejor que había probado y nadie
más podría hacerlo tan bien como él y que iban a ser novios después de esto.
Yugyeom se sacó el pene de Jungkook y dijo: —Sí, eso suena bien para mí —y luego chupó un poco
más.
—No quiero eso, —dijo—. No quiero que te corras hasta que esté dentro de ti.
—¿En serio? —Preguntó Jungkook, sonando sin aliento y super encendido—. Yo nunca lo he
hecho antes.
Jungkook negó con la cabeza. —No, Jimin era un amante egoísta que sólo tomaba lo que quería de
mí. Me hizo estar arriba todo el tiempo porque era una pequeña perra pasiva. Nunca he llegado a
experimentar el placer de estar con un hombre de verdad antes.
Yugyeom se levantó la bata de hospital y su pene estaba lleno de sangre y parecía increíble.
—Dios mío, —dijo Jungkook—. Eso es mucho más grande que Jimin. Voy a sentirlo en mis
intestinos.
—Sí, lo harás, —dijo Yugyeom—. Ahora ven aquí y siéntate en mi cara y voy a joderte el culo con
la lengua y te prepararé para mi gran pene. Puedes chuparme y prepararme ahí abajo.
Jungkook no perdió el tiempo mientras se arrastraba en la cama, mirando hacia el otro lado de la
cara de Yugyeom. Yugyeom levantó la mano y agarró ese culo, separando sus nalgas. Su agujero
era un capullo de rosa parpadeando, y Yugyeom iba a ser la abeja que polinizaba esa flor.
[—Sí, —dijo Meji Woo—. Tú eres esa abeja. Acabas de zumbar por todas partes. Poliniza la
mierda fuera de él. Completa ese ecosistema.
—No creo que debamos estar en esta reunión, —dijo Hochul a Wiggy en voz baja.
—Lugar feliz, —dijo Wiggy, balanceándose hacia adelante y hacia atrás—. Encuentra mi lugar
feliz.]
Yugyeom lanzó su lengua y lamió el culo de Jungkook. Jungkook maulló con la boca llena de pene
de Yugyeom, presionando su culo más cerca de la lengua de Yugyeom. Se quedó sin aliento
cuando Yugyeom agarró a sus caderas, manteniéndolo en su lugar, presionando su cara hasta
donde le llegaba el culo a Jungkook. Yugyeom continuó lamiendo, la cara manchada con saliva.
El almizcle de Jungkook era intoxicante.
[—¿Su almizcle? —Preguntó Hochul agitadamente—. ¿Su almizcle del culo? Oh, niña, no, no,
niña. Qué estás haciendo. Qué estás haciendo.
Ji Eun sabía lo que estaba haciendo. Era una maestra de la erótica. Había leído bastante de ello
como para saber exactamente cómo excitar.]
—Sí, —dijo Jungkook mientras lamía la punta del pene de Yugyeom—. Pon toda tu cara allí.
Llegó detrás de él a la nuca de Yugyeom, sosteniéndolo en su lugar mientras le embestía el culo.
Yugyeom estaba enterrado en el culo, y fue una experiencia religiosa. El amor que sentía por
Jungkook le hinchó el corazón y el pene.
Con el tiempo, la mandíbula de Yugyeom se cansó de todo el increíble beso negro. Se apartó del
culo y dijo: —Tienes que montarme, bebé.
[—Espera un minuto, —dijo Hochul—. ¿Acaba de decir lo que creo que dijo?
—Fetiche con papi, —dijo Wiggy, sonando triste—. Tiene un fetiche con papi.
—Eso es todo, bebé, —dijo Yugyeom mientras Jungkook se daba la vuelta— Sabes lo que le gusta a
papi.
—Oh, papi, —dijo Jungkook—. Te quiero mucho. Eres mi todo y cualquier persona con la que
estuve antes o con quien pueda estar en alguna realidad alternativa absolutamente loca nunca se
comparará con la forma que haces que mi agujero tiemble con el deseo.
—Voy a follarte tan duro, —prometió Yugyeom—. Tan duro que me vas a estar goteando durante
días.
—Oh, sí, —se quejó Jungkook—. Ponlo en mí. Solo mete esa mierda en mi culo.
[—Eso fue lamentablemente redactado, —Hochul susurró a Wiggy, que asintió con los ojos muy
abiertos.]
Ni siquiera le dio a su bebé la oportunidad de acostumbrarse a él, sólo metió los treinta
centímetros en el culo con un movimiento suave.
Jungkook se agachó por encima de él, arqueando el cuello hacia atrás, montando a Yugyeom
como si fuera un preciado caballo de carreras.
[—Eso es tan racista, —Hochul dijo entre dientes—. Oh mi dios, ¿cómo te atreves?
—Yo canto para ti. —Wiggy decidió. Y a continuación, sorprendentemente, en realidad comenzó
a cantar—. Pollas de queeesooo y candelabros, y palos de escoba y gatos y muffins y tortugas…
—No creo que sea así cómo va la canción, —dijo Hochul con cariño (y también con ojos
sospechosamente secos).]
Jungkook se retorcía encima de él, y Yugyeom se lo estaba dando con fuerza, con los pies
plantados en la cama del hospital, caderas chocando con fuerza, empujando en esa caverna
inexplorada.
—Sí, papi, —Jungkook se quedó sin aliento—. Y entonces lo lameré de tu boca porque somos
sucios, ¿verdad papi? Somos muy sucios.
[—No, —dijo Hochul—. No, no. Ni siquiera puedo con esto. Eres una puta pervertida. Me estoy
sonrojando. Yo. Heechul. La reina de la perversión sexual ¿Quién coño eres tú que puedes
hacerme…? ¿Por qué me miran todos así?]
12
Chapter by Yiyi (Anahiv)
El unicornio puso los ojos en blanco. —Sólo digo que sin duda eres más pervertida de lo que
pensaba.
—Después de eso.
—Antes de eso.
—Umm. ¡Oh! Me ruboricé. Realmente, debes aprender a escuchar mejor. Bueno, no me importa si
escuchas mejor a cualquier otra persona, sólo a mí, so…
—Te llamaste a ti mismo Heechul, —Wiggy dijo amablemente—. A pesar de que nos disfrazamos
y me dijiste que no podía llamarte así a pesar de que tu nombre es Heechul y mi nombre es Tiggy.
—Correcto, —dijo Heechul—. Yo he dicho eso, ¿verdad? Gatito, no podríamos decir nuestros
nombres reales si íbamos de incógnito. Somos espías, por amor de Dios. Es todo por eso de la
intriga y eso. Cierto. Veo el problema aquí ahora.
Una brisa agradable llegó y voló el cuerno del unicornio y cayó al suelo.
Delante del club de fans de Jungyeom se encontraba un unicornio gay sin cuerno y un medio-
gigante.
Ji Eun miró furiosamente a los dos, levantándose lentamente sobre sus pies. ¿Espías? ¿En su club
de fans?
No. Maldición. Probablemente. Su mano agarró el cuchillo de mantequilla sobre la mesa. No les
haría mucho daño, pero al menos derramaría un poco de sangre. Y eso sería suficiente para
empezar.
—Bien, —dijo Heechul—. Esto es muy incómodo. Tus ojos se ven un poco de psicópatas. Así que.
Esto ha sido divertido, ¿verdad? Oh mi dios, sí. Muy divertido. Pero Tiggy y yo tenemos esta…
cosa. Tenemos que hacerlo. Muy importante. Sólo vamos a irnos. A esa cosa.
Ji Eun se levantó, subiendo hasta su altura de un metro con cincuenta y cinco de pura, rabiosa,
chica de dieciséis años.
—Oh mi dios, —dijo Heechul—. Tu cara. ¡Está tan roja y parece que vas a epp!
Se ahogó cuando ella levantó el cuchillo y comenzó a acechar alrededor de la mesa.
—Sí, —gritó Heechul— ¡Tiggy aplasta! No, espera. Maldición. No puedes aplastarla a ella.
Arruinaría el vestido que lleva puesto ¿y sabes lo caro que es?
Pero en lugar de aplastar a Ji Eun, que realmente sólo estaba pensando en bañarse en sangre de
unicornio, el medio gigante rompió la mesa de madera entre todos ellos. Todas las señoras del club
de fans gritaron mientras caían hacia atrás. Ji Eun fue derribada a sus pies, aterrizando en un
montón de Tzuyu, que gruñó por el codo de Ji Eun apuñalando su bazo.
—¡GWAAAAAH! —Tiggy gritó, agitando las manos sobre su cabeza mientras el unicornio y el
medio gigante corrían hacia el castillo.
Ji Eun escuchó como el sonido de los cascos del unicornio contra el empedrado se desvanecían en
la nada.
Lady Lee Ji Eun dijo: —Estoy bien—con una voz suave y plana que hizo que a todos los que
estaban al alcance del oído se les pusiera la piel de gallina.
***
Ji Eun ni siquiera miró a su madre en la mesa mientras cenaban, simplemente siguió mirando
fijamente la pared del fondo cuando dijo:
—Estoy bien.
***
—¿Estás bien? —Le preguntó su institutriz unos días más tarde de camino a la escuela.
Sólo la piel debajo del ojo de Ji Eun se movió cuando dijo: —Estoy bien.
Esa noche, la institutriz cerró con llave la puerta de su dormitorio. No tenía nada que ver con el
hecho de que Ji Eun dormía justo en el otro lado del pasillo. Era sólo más seguro así.
***
Ji Eun ni siquiera levantó la vista de su escritorio, donde escribía febrilmente en una hoja de papel.
El rasguño de la pluma se detuvo y Ji Eun dijo: —Estoy bien—. La pluma comenzó a moverse de
nuevo.
La maestra se alejó. Más tarde, encontraría el papel en el que Ji Eun había estado escribiendo.
Escribió lo mismo una y otra vez.
La maestra se estremeció y tiró el papel. Ella no dijo una sola palabra al respecto. Le pagaban lo
suficiente para hacer frente a perras locas. Y una y otra vez fue.
Último
Chapter by Yiyi (Anahiv)
Ella no podía ser la única que despreciaba el suelo que Jimin de lo Salvaje pisaba.
Presentó un breve resumen sobre la visión general del nuevo club y propuso una fecha para
reunirse la semana siguiente.
El día de la reunión, Lady Lee Ji Eun se despertó muy temprano. El sol brillaba. No había ni una
nube en el cielo. Iba a ser un día precioso.
Llevaba su vestido más bonito. Era azul, con pequeñas cintas blancas.
Se puso de pie delante del espejo, asegurándose de que todo estaba en su lugar.
—Perfecto, —dijo con la sonrisa más pequeña. Se levantó y sacó la foto que tenía de Jungyeom,
del periódico en que los había visto la primera vez hace tanto tiempo—. Los salvaré—susurró,
pasando el dedo a lo largo de sus caras.
— Prometo que voy a salvaros. Porque los amo a ambos mucho, mucho, mucho.
Dio un beso pegajoso contra ellos. La puso de nuevo en la esquina del espejo. El ruido de la
mañana en la calle de abajo se elevó mientras cerraba la puerta del dormitorio detrás de ella.
Esperaba que dos o tres personas se presentaran. Tal vez cuatro, si tenía suerte. Siendo realistas,
pensó que tal vez uno, o ninguna en absoluto.
Así que imaginen su sorpresa cuando llegó a la misma tetería que había tenido las reuniones del
club de fans y encontró una gran multitud reunida.
Al principio, pensó que tal vez todos estaban allí para el té.
Pero entonces todos se volvieron a mirarla, las conversaciones decayendo a medida que la
observaban.
Esperándola.
Todo en el medio.
Fue glorioso.
—Hola, —dijo ella, con voz alta y clara—. Creo que todos están aquí por mí. Los he llamado aquí
porque estamos unidos bajo un objetivo común. Están aquí porque están de acuerdo en que esto ha
durado demasiado tiempo.
—Se supone que debemos confiar el futuro de Verania en manos de alguien que actúa como el hijo
predilecto. Quien no aporta nada, y pone dolor y miseria bajo el nombre veraniano. Quien susurra
en los oídos de nuestro rey sus pequeñas tramas y planes, envenenándolo hasta que no sea más que
una marioneta.
—Damas y caballeros, —dijo—. Están aquí debido a Jimin de lo Salvaje y por todo lo que se nos
ha impuesto. Verania piensa que él es universalmente amado, pero que estén aquí demuestra lo
mucho cuánta farsa ha construido, las mentiras que ha dicho para usurpar el trono.
—Al estar aquí, puedo prometerte que tu voz será escuchada, que serás apreciado por tener tu
opinión. Así que ... Piensa en lo que sea que desees. Puedes irte y nunca hablar de esto otra vez. O
bien, puedes unirte a mí, y podemos comenzar la primera reunión oficial del Club Odiamos-A-
Jimin-Un-Montón. He traído suficientes magdalenas para todo el mundo. Son de arándanos.
Deliciosas, ¿no les parece?
***
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